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En algunos países bajo este modelo, la legislatura puede estar en pie de igualdad
o incluso superior a los tribunales, como lo demuestra el “nuevo modelo de
constitucionalismo del Commonwealth” 2013. que se encuentra en Canadá, el
Reino Unido y Nueva Zelanda. De acuerdo con este modelo, la autoridad suprema
sobre todos los asuntos en la legislatura recae en la soberanía parlamentaria,
incluida la articulación y aplicación de las normas constitucionales, así como la
responsabilidad de implementar los valores constitucionales.
Estos pilares se basan en varios supuestos. En primer lugar, se considera que los
jueces ordinarios tienen el mandato de aplicar la ley según lo legislado o decidido
por el parlamento; en consecuencia, existe una subordinación de los jueces
ordinarios al legislador. Al mismo tiempo, debido a una estricta jerarquía de leyes,
la revisión judicial constitucional se considera incompatible con el trabajo de un
tribunal ordinario. Por lo tanto, bajo este modelo, solo un órgano extrajudicial
puede restringir efectivamente al legislativo y actuar como garante de la voluntad
del legislador constitucional. Para ello, el modelo kelseniano propone un
organismo centralizado fuera del poder judicial para ejercer la revisión
constitucional
La corriente limitacioncita nos dice que el Poder Revisor no lo puede todo, porque
no es soberano:
Maurice Hauriou nos dice que por encima de la Constitución escrita y rígida, se
eleva una especie de súper-legalidad constitucional. No es nada más lo que está
escrito, sino que son los principios fundamentales del régimen. Toda Constitución,
en su espíritu, existen principios fundamentales de todo régimen político. Los
principios de libertades individuales, son declaraciones de derechos, fruto de una
revolución. Estos principios no deben modificarse por el Poder Revisor.
Carl Schmitt nos dice que las decisiones político-jurídicas fundamentales son fruto
de la soberanía, sólo pueden ser emitidas por el Poder Constituyente, por lo tanto,
el Poder Reformador no puede trastocar esos principios que implican el orden
jurídico de una nación y las formas de vida de la comunidad. El Poder Revisor
únicamente puede modificar las leyes constitucionales, no los principios de la vida
de la comunidad.
Georges Burdeau, hace una diferencia entre el Poder Constituyente y del Poder
Reformador o Poder Instituido. El Poder Reformador destruiría el fundamento de
su competencia si fuese más allá de atribuirse una nueva competencia, sería
como si se instituyera un poder que no le ha sido otorgado, no le ha sido
delegado.
Para Marbury el Poder Reformador no tiene un poder de destrucción y, por lo
tanto, el pueblo norteamericano no quiso ni pudo querer que un poder reformador
pudiera destruir el poder mismo de quienes crearon la Constitución. Indicó
claramente lo que significa enmendar. Todas las enmiendas deben ser acordes
con los fines constitucionales de los Estados Unidos.
La tesis italiana nos dice que la diferencia entre el Poder Constituyente y el Poder
Reformador no es de esencia, sino de cantidad. Para Paolo Barile una limitación
que debe ser considerada en todo Poder Revisor, es la relativa a las normas que
establecen el órgano, ya que el procedimiento de reformas nunca puede ser
reformado por el propio Poder Reformador. Constantino Mortati dice que es
imposible que el poder reformador pueda o deba proponerse un fin inmerso
distinto a aquel para el cual fueron establecidos los principios constitucionales.
Del total, la comisión redactora realizó 760 cambios que fueron revisados por la
Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP). En diciembre de 2018 debatió y
votó los cambios.134 Artículos fueron modificados, lo que representa casi el 60
por ciento. Se eliminaron tres artículos y 87 continuaron sin cambios.
La nueva Constitución entró en vigor el mismo día en que 150 años atrás se
comenzó a redactar la primera Carta Magna de la isla y, según Castro, es un texto
"hijo de su tiempo" que "garantiza la continuidad de la Revolución y sintetiza las
aspiraciones de todos los que han luchado por una Cuba de justicia social"
Desde 1917 hasta la fecha, nuestra Constitución han sido reformada en 707
ocasiones, a través de 233 decretos aprobados por el Constituyente Permanente,
haciendo de la Constitución Política de México una de las más reformadas en todo
el mundo, señala una investigación elaborada por la Dirección General de Difusión
y Publicaciones del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República
(IBD).
El documento del IBD explica que las reformas constitucionales son decisiones
políticas trascendentales porque suponen cambios en la organización y ejercicio
del poder político, la creación de instituciones, el reconocimiento de derechos y la
adopción de valores, ideales y principios fundamentales.
Finalmente, el análisis del IBD considera que, en el contexto político actual, sería
oportuno analizar la viabilidad de adoptar en nuestro país la figura del referéndum
ciudadano para validar las reformas constitucionales, como una medida para
fortalecer democráticamente al poder revisor de la Constitución. Ello, sostiene el
IBD, no solamente obligaría a generar un mayor consenso político en torno a las
reformas constitucionales, sino que abonaría a la legitimidad de los ajustes y
adecuaciones a los principios fundamentales plasmados en nuestro máximo
código político.
8.3.4 REFORMA CONSTITUCIONALES EN OTROS PAISES
Varias constituciones han establecido con cierta minuciosidad los principios
generales a los que debe sujetarse la acción del legislar, fijando las políticas a
seguirse en muchas materias, como el orden económico, el financiero, el cultural,
el educativo, etc. Asimismo, se ha recogido generosamente en los textos
constitucionales los llamados “derechos sociales”. En algunos casos, no sólo se
han incorporado algunos derechos colectivos relativamente recientes, como la
protección al medio ambiente, al consumidor o a la competencia, sino que algunas
constituciones han dado cabida a una variedad multicolor de derechos, no dejando
prácticamente sin tutela ningún segmento de la vida humana. Se enrolan en esta
línea, la Constitución de Brasil de 1988 que establece los principios de la actividad
económica, la política urbanística, la agrícola y la financiera; y los derechos
derivados del “orden social”, la seguridad social, la salud, la previsión social, la
educación, la cultura, el deporte, la ciencia y tecnología, la comunicación social, la
familia, el niño, el adolescente, los ancianos y los indios.
La Constitución de Ecuador de 1998 regula los derechos económicos, sociales,
culturales, los del trabajo, la familia, la salud, los grupos vulnerables, la seguridad
social, la cultura, la educación, la ciencia, la comunicación, los deportes de los
pueblos indígenas y negros o afro ecuatorianos. Luego establece con detalle el
sistema económico y la planificación económica y social. De modo parecido,
aunque quizás con mayor minuciosidad la Constitución Bolivariana de Venezuela
de 1999, establece gran cantidad de derechos sociales y la “función del estado en
la economía”, el régimen presupuestario, tributario, monetario, y la coordinación
macroeconómica. Con diferencia de matices, es similar el camino seguido por la
Constitución de Colombia de 1991, del Paraguay de 1992, de Perú de 1993 y de
Bolivia de 1994. Otros países han incorporado derechos por vía indirecta. Así, la
Constitución Argentina de 1994 le dio jerarquía constitucional a diversas
convenciones sobre derechos humanos, que pasaron a integrar el cuerpo
constitucional, entre las que debe destacarse el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas.
Nuevas formas de participación popular Superadas limitaciones que existían
respecto del voto universal, las constituciones de la región fueron incorporando
mecanismos de los llamados de “democracia-semidirecta”, que posibilitan una
intervención más activa de los ciudadanos en la discusión de los asuntos públicos,
complementando la representación política. La Constitución de Colombia de 1991
enumera como mecanismos de participación del pueblo al plebiscito, la consulta
popular, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria, dejando a la ley
la reglamentación.
El Presidente de la República, de acuerdo con sus Ministros y el Senado, puede
consultar al pueblo “decisiones de trascendencia nacional”, el resultado es
obligatorio. Un número de ciudadanos equivalente a la décima parte del censo
electoral pueden convocar a un referendo para derogar una ley, la que quede
abolida si lo determina la mayoría de los votantes siempre que participe una cuarta
parte del censo electoral. La reforma a la Constitución de Argentina de 1994
estableció la iniciativa legislativa por ciudadanos que representen el tres por ciento
del padrón electoral. Asimismo, tanto el Congreso como el Poder Ejecutivo pueden
someter a consulta vinculante un proyecto de ley, y a consulta no vinculante
cualquier otra cuestión en el ámbito de sus respectivas competencias.
Las más recientes Constituciones de Ecuador (1998) y la Bolivariana de
Venezuela (1999), contienen las disposiciones más robustas en la materia. La
primera contempla la posibilidad de consulta popular en “asuntos de trascendental
importancia” para el país que no sean la reforma constitucional, convocada por el
presidente o por ciudadanos que representen el ocho por ciento del padrón, la
decisión que surja de la votación es obligatoria. Se regula también la iniciativa de
proyectos de ley por personas que representan la cuarta parte del uno por ciento
del padrón, (o a través de “movimientos sociales de carácter nacional”), y
participar de los debates parlamentarios apoyando el proyecto por medio de
delegados. Asimismo, se prevé la revocatoria del mandato en el orden comunal
“por actos de corrupción o incumplimiento 5 injustificado del plan de trabajo”,
convocándose a la ciudadanía si el pedido lo formula el treinta por ciento de los
empadronados.
La de Venezuela es seguramente la más generosa de Latinoamérica. Materias de
“especial trascendencia nacional” podrán ser sometidas a referendo consultivo por
el Presidente en Consejo de Ministros, por la Asamblea Nacional, o por un número
no menor del diez por ciento de los electores (lo propio ocurre a nivel parroquial,
municipal o estadual).
Pueden revocarse los mandatos de todos los cargos y magistraturas de elección
popular, si solicita un referendo a ese efecto un número no menor del veinte por
ciento de los electores, y el funcionario es excluido si así lo decide un número
igual de electores al que lo eligió, siempre que concurran a votar al menos un
veinticinco por ciento de los inscriptos en el padrón. Se puede convocar también
por la Asamblea un referendo obligatorio para aprobar un proyecto de ley, y puede
haber un referendo derogatorio de ley o decreto-ley si lo solicita un diez por ciento
de los electores, y concurre a votar un cuarenta por ciento de los electores
inscriptos (no puede tratarse de ciertas materias).
Existe por otro lado el derecho de iniciativa legislativa para los ciudadanos, si
quienes lo presentan alcanzan el cero coma uno por ciento de los inscriptos en el
registro civil.
Órganos de control y lucha contra la corrupción Los órganos y mecanismos de
control de la actividad estatal se han multiplicado, como así también han aparecido
disposiciones destinadas a combatir actos de corrupción de funcionario públicos.
La Constitución de Colombia de 1991 enumera como organismos de control a la
Contraloría General de la República para vigilar la gestión fiscal de la
administración, con importantes facultades, a cargo de un controlador elegido por
el Congreso de una terna de candidatos presentada por la Corte Constitucional, la
Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado.
El Procurador General de la Nación como director del Ministerio Público, ejerce la
vigilancia superior de la conducta oficial de quienes desempeñan funciones
públicas, inclusive las de elección popular, pudiendo desvincular del cargo, previa
audiencia, a quien encuentre responsable de infringir la Constitución o la ley, o
incurrir en indebido aprovechamiento patrimonial. La Constitución de Paraguay de
1992 trae también una Contraloría General de la República, cuyo titular es
designado por la Cámara de Diputados de una terna propuesta por el Senado, que
fiscaliza los bienes públicos y el patrimonio del Estado, la ejecución
presupuestaria, y las declaraciones de bienes de los funcionarios. Argentina en la
reforma de 1994 incorporó a su constitución la Auditoria General de la Nación,
órgano parlamentario, encargado del control externo del sector público nacional en
sus aspectos patrimoniales, económicos, financieros y operativos.
En materia de corrupción la Constitución del Perú de 1993 establece la obligación
de presentar declaración jurada de bienes a quienes administran o manejan
fondos del estado, debiendo el Fiscal de la Nación formular cargos cuando se
presuma enriquecimiento ilícito. Por su parte, la Constitución del Ecuador de 1998
establece que las acciones y las penas correspondientes a los delitos de
peculado, cohecho, concusión y enriquecimiento ilícito son imprescriptibles, e
incluso que los juicios se iniciarán y continuarán aún en ausencia de los acusados.
Las consultas populares a veces son utilizadas para justificar actitudes regresivas,
como se ha hecho en muchos lugares para conculcar los derechos sexuales,
reproductivos o políticos de la mujer, por ejemplo. De ahí que los mecanismos de
consulta exijan un entorno democrático que permita sortear el riesgo de decisiones
arbitrarias.
Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin
distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o
étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los
mismos derechos humanos, sin discriminación alguna.
4. Considero que encima del derecho positivo sí existe una serie de principios,
cuyo fundamento es la noción de dignidad humana, principio que se ha reconocido
internacionalmente y que es parte esencial de nuestro acervo cultural. Principio
universal porque la historia de los pueblos coincide en su lucha por hacerlo
objetivo. La dignidad de la persona como principio superior que ningún
ordenamiento jurídico puede desconocer.
Podría decirse que la Carta Magna o la “Gran Carta”, fue la influencia primitiva
más significativa en el extenso proceso histórico que condujo a la ley
constitucional actual en el mundo de habla inglesa.
4.-Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure a ella y
a su familia la salud, alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica y los
servicios sociales necesarios.
C) por cualquier otro caso que ponga a la sociedad en grave peligro de conflicto.
La suspensión debe indicar a qué ámbito o espacio territorial se refiere: puede ser
nacional, estatal, o puede ser a una determinada región. La suspensión de
garantías no tiene límite en cuanto a su naturaleza, siendo que sí se establecían
en la Constitución de 1857, en la que no se podían suspender las garantías que
aseguraban la vida del hombre. La suspensión de garantías obliga por igual a las
autoridades federales, estatales y municipales. En el Diario Oficial de la
Federación el 10 de junio de 2011, se modificó el artículo 29 constitucional que
nos ocupa, con lo cual se establecen diversos elementos en protección de los
derechos humanos como es el caso de la limitación de la suspensión cuando se
trate del ejercicio de los derechos a la no discriminación, al reconocimiento de la
personalidad jurídica, a la vida, a la integridad personal, a la protección de la
familia, al nombre, a la nacionalidad; los de la niñez; los derechos políticos; las
libertades de pensamiento, conciencia y de profesar creencia religiosa alguna; el
principio de legalidad e irretroactividad; la prohibición de la pena de muerte; la
prohibición de la esclavitud y la incertidumbre, la prohibición de la desaparición
forzada y la tortura; y las garantías judiciales indispensables para la protección de
tales derechos. La restricción o suspensión del ejercicio de los derechos y
garantías debe estar fundada y motivada en los términos establecidos por la
propia Constitución. El último párrafo del citado dispositivo agrega que “cuando
ponga fin a la restricción o suspensión del ejercicio de los derechos y garantías,
bien sea por cumplirse el plazo o porque así lo decrete el Congreso, todas las
medidas legales y administrativas adoptadas durante su vigencia quedarán sin
efecto de forma inmediata
B) formula recomendaciones.
El Juicio de Amparo procede contra leyes; contra actos de autoridad que violen las
garantías individuales; contra leyes o actos de autoridad federal que vulneren o
restrinjan la soberanía de los estados; y contra leyes o actos de éstos que
vulneren a la esfera federal. El Juicio de Amparo tiene diversas características que
son interesantes mencionar:
• Hay una protección jurídica de las garantías individuales por la vía jurisdiccional.
• La importancia de fortalecer por vía jurídica el federalismo, a través de un
régimen que permita la respetabilidad de las competencias federales y locales.
• La despolitización del Juicio de Amparo como medio de defensa de la
Constitución.