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UNIVESIDAD PRIVADA SAN CARLOS.

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS


ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO.

Área: Derecho Constitucional.


Tema: “Reforma Constitucional”.
Docente: Diana Milagros Dueñas Roque.
Integrantes:
 Karen Gisela Vásquez Robles.
 María del Lucero Pizarro Flores.
 María Elena Ccama Centeno.
 Félix Olaguivel Loza.

Puno - Perú

2016

Dedicatoria:

1
A egresados de la Facultad de Ciencias Políticas y
Jurídicas

A nuestra querida profesora que cada día


nos orienta por el camino del saber; para
que seamos mejores personas.

INDICE.

2
I. Introducción……………………………………..…… 4

II. Marco teórico reforma constitucional………………….. 5

III. Las reformas constitucionales del Perú ………………… 32

IV. Las reformas constitucionales de Cuba…………………. 51

V. Las reformas constitucionales de Estados Unidos………. 55

VI. Conclusiones…………………………………………… 79

VII. Recomendaciones……………………………….……. 80

VIII. Bibliografía…………………………………….…….. 81

I. INTRODUCCION

3
II. MARCO TEORICO

4
REFORMA CONSTITUCIONAL: RATIFICACION MEDIANTE REFERENDUM

Art. 206:Toda reforma constitucional debe ser aprobada por el congreso con mayoría
absoluta del número legal de sus miembros y ratificada mediante referéndum .Puede
omitirse el referéndum cuando el acuerdo del congreso se obtiene dos legislaturas
ordinarias sucesivas con una votación favorable , en cada caso , superior a los dos tercios
del número legal de congresistas .La Ley de reforma constitucional no puede ser observada
por el Presidente de la República ,con la aprobación del Consejo de Ministros ; a los
congresistas ; y aun número de ciudadanos al 0.3% de la población electoral, con firmas
comprobadas por la autoridad electoral.

Comentario:

Toda constitución, como cualquier obra humana, es en si misma incompleta, Máxime


cuando es la consecuencia de un compromiso político, asumido por las fuerzas sociales y
los grupos partidarios que participaron en su elaboración en un momento determinado,
producto de la crisis, revolución o conmoción social determinada es así que aparecen
múltiples criterios vinculados muy estrictamente al proceso de reforma constitucional
.Ellos son los siguientes:

a) El plazo de espera para la modificación: El legislador constituyente puede ordenar


que su obra , no sea sometida a ningún cambio antes del vencimiento de su lapso
preestablecido caso de la constitución 1826 o 1828 .Ello tiene el objetivo , de dar paso a
que la constitución se consolide , se enraíce con la realidad y que los ciudadanos se
familiaricen con sus postulados , recién para posteriormente , ser reformada .El problema
para en este caso cual es el plazo adecuado :Un año , cuatro años , cinco años, una década ,
etc.

b) El plazo de estudios para la reforma: Plantea la existencia de un tiempo de examen


exigido por la Constitución, a fin de confrontar o cotejar la reforma con la dinámica social.

c) La existencia de dispositivos intangibles .Son aquellos, que tienen por finalidad


salvaguardar expresamente a determinadas normas constitucionales de cualquier tipo de
modificaciones, es decir, son preceptos que no son materia de discusión reformadora. Este
tipo de normas pueden ser de dos clase:

1) Las disposiciones de intangibilidad expresa :Son las que se sustraen expresamente a


cualquier enmienda , por medio de su prohibición constitucional .En verdad, se trata de

5
medidas concretas y explicitas para proteger instituciones inscritas en la carta magna
(ejemplo; intangibilidad de la institución Republicana .

2) Las disposiciones de intangibilidad implícita: Son las que permiten garantizar


determinados valores fundamentales de la constitución, que no se encuentran expresados
literalmente en ella. Se trata de criterios sustantivos inmanente e inherentes al propio texto,
ejemplo (respeto a los valores patrios).

d) Las restricciones heterónoma: El concepto heterónomo significa que algo está


sometido a una ley extraña que impide el libre desarrollo de su naturaleza .En nuestro caso
son normas jurídicas, ajenas a la constitución en sí mismas .Son externas al derecho
nacional, aunque este las admite, recibe e incorpora.
Así, tenemos el caso de los tratados sobre derechos humanos, los procesos de integración
regional y los acuerdos de paz, en cuyas clausulas existe el consentimiento del Estado de
las condiciones fijadas por aquellos.

e) La declaratoria de inconstitucionalidad de la Reforma: Ella se expresa , cuando el


nuevo texto uniré incurrido en vicio procesal o sustancial .El primer alude , a la
vulneración del procedimiento exigido por el legislador para llevar adelante la enmienda
;el segundo pone énfasis en la contradicción del nuevo articulado con algún dispositivo ,
sea de intangibilidad expresa o implícita .
En el Derecho comparado, encontramos que dentro de los sistemas de reforma
constitucional, existen tres importantes grupos:

 La revisión que se realiza por vía legislativa (mediante una simple ley).
 Convocatoria a una convención para producirla.
 Sistema mixto.

Una Reforma Constitucional tiene por objeto una revisión parcial de una Constitución y
la sustitución de una o varias de sus normas que no modifiquen la estructura y
principios fundamentales del texto Constitucional. En los países con sistemas de
"Constitución rígida" o "rígidamente", las reformas constitucionales requieren de un
procedimiento especial, diverso al que utiliza para la aprobación de las ordinarias. Error
en la cita: La etiqueta de apertura es incorrecta o tiene un mal nombre En ella se
conocen tres mecanismos para cambiar o modificar algo dentro de su constitución, éstos
son: Enmienda, Reforma y Constituyente. En España, sin embargo, se reconocen dos
formas: un procedimiento ordinario y otro agravado (este último para diversos artículos
de mayor relevancia constitucional).

6
REFORMAS QUE PUEDEN HACER A LA CONSTITUCION.

La clasificación que tomaremos para reformar la constitución es doctrinaria; propuesta


por varios estudiosos del Derecho, con base en su contenido que puede ser:

 Innovadoras:

Pretenden introducir o suprimir normas nuevas que no estaban reguladas antes para dar
lugar a un tipo de institución verdaderamente original.

 Actualizadoras:

Su objetivo es reforzar el carácter de una institución ya existente o bien suprimirle


elementos que ya no tienen razón de ser por su propia evolución.

 Explicativas:

Su fin es explicitar el alcance de una norma constitucional que generalmente sea


entendible por la sociedad.

 Correctivas:

Pretenden enmendar las deficientes expresiones de los artículos sin alterar su contenido.

Clasificación de las Constituciones.

 Constituciones Flexibles:

Si las normas constitucionales pueden ser modificadas por el legislativo ordinario de la


misma manera que las demás leyes estamos frente a una constitución flexible.

Es la que se puede reformar mediante una ley común de acuerdo al procedimiento


ordinario de sanción de las leyes.

 Constituciones Rígidas:

Son las Constituciones en las cuales existen ciertas formalidades que no existen en las
ordinarias para reformarla y afirman que esto le da más estabilidad y mayor fuerza legal

7
a las Constituciones. Ejemplos: La Constitución política de la República de Guatemala
de 1985, la Constitución de Estados Unidos del 17 de septiembre de 1787, La
Constitución Política de El Salvador de 1983 y la francesa del 3 de septiembre de 1791
Una Reforma Constitucional tiene por objeto una revisión parcial de una Constitución

Las normas constitucionales que están colocadas por encima o fuera del alcance del
poder legislativo, a razón de que habiendo sido dictadas por una autoridad superior
“Asamblea Nacional Constituyente” no puede cambiarse. En consecuencia, la
constitución rígida es la que no se puede reformar mediante una ley común sin un
procedimiento especial distinto a las leyes y sectores.

FUNDAMENTO DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL.

La aspiración de la Constitución de establecer para el futuro un orden político, jurídico


y social, se vería frustrado si quedase a merced de posibles alteraciones que cambiasen
la organización del poder o vulnerasen los derechos que en ella se fijan. También es
lógico pensar que la Constitución no puede quedar a la disposición de poderes que
deben su existencia a la misma, sería contradictorio que la obra del poder constituyente
esté sujeta a lo que disponga el poder constituido. Pero de la misma forma resulta
improcedente, negar la posibilidad de reforma de la Constitución, esto supondría que
una generación podría establecer pautas de una comunidad para siempre. Rousseau
manifiesta que no existe sociedad a quien no pueda reconocerse el derecho a cambiar las
condiciones generales de su existencia. Thomas Jefferson también defendió que sería
antidemocrático negar a las generaciones futuras la capacidad para decidir su propio
modo de vivir.

MUTACION CONSTITUCIONAL.

La mutación constitucional es el fenómeno de cambio lento y progresivo de la


configuración del poder político y de los mecanismos institucionales, permaneciendo
inalterable el texto constitucional escrito. El caso paradigmático del fenómeno descrito
lo constituye la Constitución de Estados Unidos de 1787, que pese a las pocas
enmiendas sufridas, aparece hoy según criterio unánime de la doctrina del Derecho
Público americano, notablemente modificada respecto de su modelo originario
de Filadelfia, esto se ha producido por una parte mediante diversas leyes ordinarias que

8
actuaron sobre los "espacios vacíos", sino también y de manera fundamental por las
sentencias del Tribunal Supremo. La razón de ser de la mutación viene de la necesidad
de adecuar la relación entre la sociedad y las normas por las que ésta se rige. Otro
ejemplo paradigmático es el vivido en Chile entre 1833 y 1925, donde con una misma
constitución, con muy pequeños cambios, se pasó de un modelo de presidencialismo
autoritario, a uno parlamentario.

Hay varios tipos de mutación constitucional:

 Mutaciones por prácticas políticas que no se oponen al texto constitucional: Son


aquellas que llenan los "espacios vacíos" o lagunas de la constitución. Este tipo se
da, por ejemplo, en la potestad de los Tribunales Federales de los Estados Unidos
para declarar inaplicable una ley. Esta facultad no está contenida en dicha
Constitución pero es una base fundamental de la democracia estadounidense.

 Mutaciones por prácticas que se oponen al texto: Un ejemplo de este tipo se da


en países que, como en España, los partidos políticos sancionan a los parlamentarios
que no siguen la disciplina de voto. Esto va en contra del artículo 67.2 de la
Constitución española que prohíbe el mandato imperativo de Diputados y
Senadores.

 Mutaciones por desuso de las competencias establecidas en la constitución: Se


da este tipo no por un simple no ejercicio de esas competencias sino cuando la
práctica política impide de hecho su ejercicio. Por ejemplo, el derecho de los
presidentes de la República Francesa (jefes de estado) a disolver el parlamento se ha
convertido en una práctica en desuso.

 Mutaciones por interpretación del contenido de la Constitución: Es el más


frecuente. Se refiere a la interpretación judicial efectuadas por los tribunales
constitucionales o por los tribunales supremos en aquellos países que carecen de los
primeros. A veces, en dicha interpretación se cambia el significado de las palabras o
artículos de la Constitución.

¿REFORMA, MUTACIÓN O ENMIENDA CONSTITUCIONAL?

9
"Una reforma de la Constitución debe exigir un prius inexcusable de un consenso
político equiparable al alcanzado en el momento constituyente". (Francisco Fernández
Segado)

SUMARIO: L Planteamiento del problema: ¿reforma total o revisión total de la


constitución? II. El poder constituyente como presupuesto inicial. III. Segundo
presupuesto: la fuerza normativa de la Constitución. IV. Constitución en sentido
material y Constitución en sentido formal. V. La posición de Domingo García Belaunde.
VI. Conclusiones provisionales. VII. Apéndice. La reciente reforma constitucional en
cuba del 26 de junio de 2002 (un caso singular).

I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA: ¿REFORMA TOTAL O REVISIÓN


TOTAL DE LA CONSTITUCIÓN?

Ante todo, es útil indicar que la actual situación política se ve plenamente identificada
con el tema de la reforma constitucional. El mejor ejemplo que se puede traer a colación
es la Ley N° 27600 (El Peruano, 16 de diciembre de 2001). Su artículo 2 apunta
literalmente lo siguiente:

11 La Comisión de Constitución, Reglamento y Acusaciones constitucionales,


propondrá un proyecto de reforma total de la Constitución, tomando en cuenta la
Constitución histórica del Perú, y en particular el texto de la

(*) Profesor de Derecho Constitucional y Teoría del Derecho de las universidades


Nacional Mayor de San Marcos, de Lima y de la Academia de la Magistratura. Profesor
de Filosofía del Derecho de la Universidad Femenina del Sagrado Corazón. Secretario
Ejecutivo del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional (Sección Peruana).
Diplomado en Defensa Nacional por el Ministerio de Defensa de España. Como en
anteriores ocasiones, tengo un deber de gratitud hacia Domingo García Belaunde, Javier
Tajadura Tejada, Luis Sáenz Dávalos y Edgar Carpio Marcos, por sus valiosas
observaciones, sugerencias y material bibliográfico que me han proporcionado en su
día.

Revista Peruana de Derecho Constitucional 35 N. 6. Edición Especial 2013

Constitución de 1979. Tras su aprobación por el Congreso será sometido a referéndum.


De ser aprobada, quedará abrogada la Constitución de 1993..."['1 De otro lado, la

10
opinión pública (sociedad civil), cuyo poder de decisión es cada día más notorio,
también ha dejado sentir su voz a tenor de los siguientes comentarios: ¿Cómo debe
hacerse la reforma constitucional? [2] - Algunos extractos de nuestro foro: - "Que no
cambien la Constitución actual". - "Debemos tender hacia una carta más liberal". -
"Debería volverse a la Constitución de 1979 y a partir de ella hacer la reforma". - "Que
siga como está. ¿Para qué cambiarla?". - "Tiene que hacerse de modo ordenado,
tomando como base la actual Constitución y, a partir de ella, promover un debate sobre
los puntos fundamentales". - "Bajo los mismos criterios que se siguió en 1993 para que
el país progrese, y no se quede estancado como en 1979". "Antes que nada el Gobierno
y los partidos tienen que ponerse de acuerdo sobre una agenda básica de reforma. ¿Qué
país queremos para nuestros hijos y qué ámbitos debemos atender prioritariamente?".
"La reforma constitucional que se piensa hacer en el Congreso debe incluir la
prohibición a perpetuidad de la reelección presidencial".

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[1] Para el caso peruano hasta la Constitución de 1979, vid. Domingo García Belaunde:
"¿Reforma constitucional?", en AA.VV. La Constitución diez años después,
Constitución y Sociedad-Fundación Friedrich Naumann, Lima, 1989, págs. 337-358. [2]
Las opiniones se han tomado de "El Comercio", 4 de enero de 2002. Acerca de la
reforma constitucional me he ocupado también en el Prólogo al libro de Gerardo Eto
Cruz: Estudios de Derecho Constitucional, Universidad Nacional de Trujillo-Biblioteca
Peruana de Derecho Constitucional, Trujillo, 2002, págs. I-XXIV. concierne al "poder
constituyente del pueblo" y al amplio espectro de posibles soluciones político-
constitucionales.

- "Debe hacerse sin alterar la estabilidad nacional ni espantar las in- versiones". "No
debe incluir la obligatoriedad del sufragio. Eso debe ser parte de la democracia". -
"Debe considerar el problema social, respetar los principios cons- titucionales y los
derechos de la persona y la sociedad. Debe impo- ner severas sanciones a los
presidentes, ministros y congresistas que delincan y se burlen de la voluntad popular". -
"Tiene que haber un Congreso Constituyente elegido por el pueblo". - "La reforma debe
realizarse bajo los conceptos de representatividad, para lo cual debe perfeccionarse los
mecanismos de participación popular". De lo expuesto se desprende que las opiniones
van y vienen sin medir las consecuencias que acarrea una reforma de la Constitución

11
mediante el proceso constituyente (Verfassunggebung). En las páginas que siguen
veremos algunos aspectos relacionados con el tema, básicamente pensando en la
dogmática o teoría constitucional que es, sin duda alguna, el mejor recetario y soporte
para desarrollar una verdadera reforma constitucional, y su diferencia con la mutación y
la enmienda constitucional. Así, la Constitución como norma mantiene la supremacía
del ordenamiento jurídico, es decir, sobre el resto de las fuentes del Derecho[4] o de las
normas infra constitucionales. En esa línea de principio, técnicamente la supremacía de
la Constitución se complementa con el instituto de la rigidez constitucional (5) que
supone que la Constitución establece sus propios procedimientos de reforma,
diferenciándose así de las fuentes legales e impidiendo que la modificación de sus
preceptos pueda ser llevada a cabo por el legislador. Es más, la Constitución se agota en
el acto constituyente[6].

__________________________________________

[3] Según el Diccionario de la Lengua Española, 22"a. edición, Madrid, 2001, el


vocablo "Reforma" equivale a acción y efecto de reformar o reformarse. "Reformar"
significa volver a formar, rehacer, modificar algo, por lo general con la intención de
mejorarlo. [4] Mas en este punto vid. el libro de Miguel Carbonell de tan superlativo
mérito: Constitución, reforma constitucional y fuentes del Derecho en México, 2'.
Edición, Editorial Porrúa- UNAM, México, D.F., 1999. [5] Al respecto, vid. Pablo
Lucas Verdú: "Naturaleza, contenido y consecuencias de la rigidez constitucional", en
Homenaje a D. Nicolás Pérez Serrano, t. II, Instituto Editorial Reus, Madrid, 1959,
págs. 107-132. Su lectura me ha aclarado muchas dudas. Más de pronto, vid. Alessandro
Pace y Joaquín Varela: La rigidez de las constituciones escritas, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1995. [6] Cfr. Francisco Balaguer Callejón (Coordinador):
Derecho Constitucional, vol. I, Editorial Tecnos, S.A., Madrid, 1999, pág. 109.

A tenor de tales ideas podemos plantear la interrogante: ¿reforma? o ¿revisión? total de


la Constitución. De igual manera, tema político y de viva actualidad es el que ahora nos
proponemos desarrollar: la reforma constitucional. En fecha reciente mucho se ha dicho
y poco se ha comprendido sobre la materia, en especial por los operadores políticos[7] .
En tal sentido, conviene decir algo al respecto como una contribución al debate alturado
y académico, y que sirva como material de trabajo, al igual que otros ensayos que

12
vienen per se aportando lo suyo. Por consiguiente, lo cierto es que la reforma
constitucional es actualmente un problema político, pero que merece indudablemente
desde sus raíces una solución jurídica. Como anota Balaguer Callejón, con evidente
acierto: "Sobre la reforma constitucional confluyen las tensiones más intensas del
sistema constitucional. Esta acumulación de tensiones es lógica si se tiene en cuenta que
la reforma no es solo un mecanismo técnico de modificación de la Constitución sino
también la vía por la que el poder constituyente se integra en el orden constitucional. Un
poder constituyente sometido a normas justamente por medio de la regulación
constitucional de la reforma, pero que no deja por ello de evocar a los agentes políticos
con capacidad para reestructurar el marco de convivencia social que la Constitución
supone. De ese modo, la reforma constitucional adquiere una doble naturaleza por
cuanto expresa y limita a la vez al poder constituyente".

II. EL PODER CONSTITUYENTE COMO PRESUPUESTO INICIAL

Discurramos brevemente sobre el poder constituyente [8] . Lo primero que hay que
analizar es ¿Cuál es el significado y alcance del poder constituyente (pouvoir
constituens)? ¿Es lo mismo que el poder político? ¿Se le puede encuadrar y definir
como poder jurídico y limitado? Pérez Serrano con su maestría habitual nos decía lo
siguiente: "En realidad, si atendemos a su pura y esencial significación, habremos de
entender que es 'constituyente' el poder que 'constituye'. De lo cual cabe derivar dos
consecuencias: P. Que ha existido poder constituyente en todo tiempo, pues siempre ha
habido en la comunidad política un poder que la organice, le dé estructura, le imprima
su peculiar fisonomía específica dentro del género Estado y 2a. Que sólo merece el
nombre de 'constituyente' el poder que verdadera y cumplidamente realiza esta misión,
aunque no esté jurídicamente prefigurado para acometerla y, por el contrario, no tiene
derecho al título el poder que por más que este calificativo se designe fracasa en su
empeño de constituir"[9] . La posibilidad de formular una tipología de los conceptos de
poder constituyente (que según Carl Schmitt es "voluntad positiva") arranca de la
comprobación de que la teoría constitucional utiliza aquella expresión con variadas
direcciones, las más de las veces en un notorio emparentamiento o connotación con
posiciones ideológicas muy definidas o compromisos con afirmaciones dogmáticas y
apriorísticas pertenecientes a diversas "escuelas" o tendencias jurídico-políticas. En tal
sentido, el punto de arranque lo encontramos en la doctrina expuesta por el abate
Emmanuel Sieyés (1748-1836) con su panfleto: ¿ Qué es el Tercer Estado? [10] ,

13
escrito en plena Revolución francesa: el pouvoir constituant de la Naciónon.
Conceptualizando, el poder constituyente es la voluntad política cuya fuerza o autoridad
es capaz de adoptar la concreta decisión de conjunto sobre modo y forma de la
existencia política, determinando así la propia existencia de la unidad política como un
todo[11] . Y como bien apunta Eto Cruz: "El poder constituyente, como desarrollo
teórico, es un archipiélago que nutre distintas aristas del amplio e intrincado territorio
del constitucionalismo contemporáneo[12] . Así —añade Eto Cruz— el poder
constituyente tiene múltiples conexiones con otros dominios, que en líneas generales
son: a) el origen fundacional del Estado; b) en la reforma de la Constitución, y con él,
en el tema de las mutaciones constitucionales; c) guarda conexidad, además, con el tema
de la interpretación constitucional, y con el propio fundamento de la defensa de la
Constitución; d) igualmente se vincula con el complejo tema de la soberanía; y e) su
vinculación estrecha con la transición política"[13] .

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[7] Inspirado en la doctrina italiana nos dice Carlos de Cabo Martín que: "La relación de
Tiempo y el Derecho es una relación compleja que trata en su globalidad de responder a
la contradicción que en todos los ámbitos plantea el transcurso del tiempo como es el de
la permanencia-cambio y que en el Derecho suscita las cuestiones de vigencia, eficacia
y seguridad jurídicas. [8] Cfi: el trabajo del catedrático granadino Francisco Balaguer
Callejón: "El status constitucional de la reforma y la fragmentación del poder
constituyente" en AA.VV. [9] Cfi Nicolás Pérez Serrano: El poder constituyente, Real
Academia de Ciencias Morales y Políticas, Madrid, 1947, pág.11. [10] Vid.,
especialmente: Escritos políticos de Sieyés, Cronología, Orientación bibliográfica,
Introducción y Estudio preliminar de David Pantoja Morán, Fondo de Cultura
Económica, México, D.F., 1993. [11] Para mayor amplitud, vid. los argumentos
finamente tallados de Jorge Reinaldo A. Vanossi: Teoría Constitucional.

III. SEGUNDO PRESUPUESTO: LA FUERZA NORMATIVA DE LA


CONSTITUCIÓN

Para abordar el tema de la reforma constitucional al igual que el de la interpretación


constitucional [14] , es preciso partir de una premisa fundamental, que sin lugar a dudas
tiene el reconocimiento del valor normativo que posee una Constitución, o lo que es lo
mismo, el papel que esta última cumple en cuanto norma jurídica[15] . En efecto, no

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tendría ningún sentido que se postule una tarea interpretativa de parte de los operadores
del Derecho si previamente no se define el valor y los caracteres que se aparejan
respecto de aquel instrumento, que precisamente se desea interpretar. Cabe recordar que
la Constitución es o representa la norma jurídica fundamental, la primera de las
expresiones normativas que tiene un país. A fin de cuentas, esta norma suele estar
tamizada de solemnidad y convencionalismo, pero es oportuno precisar, porque así lo
impone el Derecho Constitucional, las razones del por qué se invoca tan especial como
significativa característica. Como se sabe, la Constitución es ante todo una norma,
porque su contenido vincula o pretende vincular jurídicamente tanto a los detentados del
poder estatal como a los destinatarios del mismo. Tiene por tanto, una orientación
eminentemente bilateral, como por lo demás lo suelen proclamar todos o la mayor parte
de manuales de Derecho Constitucional [16]. La razón de ese valor normativo tiene, sin
embargo, variantes que están más allá de la simple articulación formal del ordenamiento
jurídico [17], pues la supremacía que con ordinaria frecuencia se predica de la
Constitución sólo se justifica si se repara tanto en su origen y contenido, como en el
papel o rol que le corresponde cumplir en el mundo del Derecho. Por el primero de
estos factores, es decir, por el relativo a su origen, una Constitución es distinta de
cualquier otra, en la medida en que aquella es producto o resultado no de la voluntad de
los poderes constituidos u ordinarios, sino de la voluntad del poder constituyente
creador por excelencia y único, extraordinario e ilimitado por naturaleza. En la medida
en que la Constitución es resultado de la intención popular, depositada en el poder
soberano que la representa, su significado es mucho más relevante que el de cualquier
otra expresión jurídica. Y sin equívoco alguno, ninguna otra norma por consiguiente,
puede equiparársele. Pues, toda expresión del Derecho que no tenga su nacimiento en la
voluntad constituyente carece de los mismos supuestos de legitimidad que acompañan a
una Constitución. Por el segundo de los factores enunciados, es distinta una
Constitución, porque su contenido, a diferencia del correspondiente a cualquier otro tipo
de norma, pretende la regulación del poder en cuanto elemento fundamental del Estado.

_____________________________

[12] El concepto en mención proviene de Carl Schmitt: Teoría de la Constitución,


traducción del alemán de Francisco Ayala, Editorial Revista de Derecho Privado,
Madrid, 1934, pág. 86. [13] Así lo explica en el Estudio preliminar al libro de Sigifredo
Orbegoso Venegas: Poder Constituyente y otros ensayos, Editora Normas Legales,

15
Trujillo, 2002, págs. 41-42. Resulta también de utilidad el ensayo del referido profesor
de Trujillo, cuyo título es "El poder constituyente" (págs. 63-103), donde plantea tesis
interesantes. [14] A propósito, vid. Joachim Lege: "¿Reforma de la Constitución o
interpretación constitucional? El debate metodológico en torno a la supresión del
Senado bávaro", en Cuestiones constitucionales, Revista Mexicana de Derecho
Constitucional, n° 9, julio-diciembre, México, D.F., 2003, págs. 187-199. [15] Para un
planteamiento general, vid. Eduardo García de Enterría: La Constitución como norma y
el Tribunal Constitucional, 30. edición, Editorial Civitas, Madrid, 1985. [16] La idea de
bilateralidad de la norma constitucional ha sido desde siempre o por lo menos desde la
aparición de nuestra materia, premisa básica a considerar en cualquier análisis
constitucional. [17] Bien ilustrativa a este respecto es la opinión de Hans Kelsen: Teoría
pura del Derecho, 5". Edición, traducción de la 2'. Edición en alemán por Roberto J.
Vemengo, UNAM, México, D.F., 1986, págs. 205 y siguientes.

Bajo dicho supuesto, tal ordenación, se suele traducir en tres aspectos: a) organización,
b) limitación y c) justificación. Mientras que la idea de organización se refiere a la
configuración funcional de los órganos entre los cuales se distribuye el Estado, y la de
limitación al reconocimiento de derechos fundamentales como esferas de libertad
reconocidas sobre los individuos y respecto de las cuales el poder no puede penetrar o
cometer excesos; la de justificación, por su parte, se vincula a los objetivos que el poder
se traza como obligaciones o programas a cumplir. Cualquier norma fundamental
estructura pues su contenido bajo esa configuración trialista y es dificil, por lo menos
hoy en día, prescindir de cualquiera de los elementos de la misma[18]. Pero aún más: el
último factor que permite justificar la razón de supremacía que acompaña a una norma
fundamental y la consecuencia de su carácter normativo, es el del papel o rol que le
corresponde cumplir. A ese nivel, la Constitución se identifica como la primera de las
fuentes del Derecho, y fuente no sólo en términos formales sino también materiales[m.
Se dice que es fuente formal en la medida en que establece el modus operandi en la
creación del Derecho o el modo como nacen o se generan las diversas expresiones
normativas. Quiere decir, en términos generales, quiénes son los órganos legitimados
para crear Derecho (Congreso, Poder Ejecutivo, Poder Judicial, etc.), la estructura que
poseen (unicameral para el caso del Congreso, bilateral para el caso del órgano
Ejecutivo, plural para el caso del órgano Judicial y sus instancias, etc.), la competencia
que se les reconoce (leyes para el órgano Legislativo, decretos para el órgano Ejecutivo,

16
jurisprudencia para el órgano Judicial, etc.) y, el procedimiento específico en la
elaboración del derecho (votaciones por mayorías simples, absolutas o calificadas en el
caso del Congreso, decisiones o acuerdos en el caso del Ejecutivo, debido proceso
formal en el caso de la Judicatura, etc.). [19] Empero, se dice que es también fuente
material, en la medida en que la Constitución, no obstante habilitar la creación del
Derecho en todas las direcciones, representa a su vez el parámetro de validez jurídica
del resto de normas integrantes del ordenamiento, de modo tal que ninguna otra
expresión normativa, ninguna otra manifestación jurídica, podrá sustraerse del contexto
marcado por la norma fundamental y, por el contrario sólo será válida una norma o
cualquier otra expresión del Derecho en la medida en que no se salga de los cauces
marcados por la Constitución.

__________________________________

[18] El contenido de la Constitución enfocado desde la perspectiva de las tres variantes


aquí señaladas, lo encontramos explicitado en Eduardo García de Enterría: La
Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, citado, pág. 49; y en Germán J.
Bidart Campos: El derecho de la Constitución y su fuerza normativa, citado, págs. 96-
103, 139 y sgts. [19] Por su valor docente, cfr. Eduardo García de Enterría: La
Constitución como norma jurídica y el Tribunal Constitucional, citado, págs. 49-50.

Como lo ha subrayado Carlos Sánchez Viamonte: "... el círculo máximo trazado por el
poder constituyente con el nombre de Constitución, traza la órbita de la juridicidad,
cuyo ordenamiento debe abstenerse dentro de dicha órbita y condicionada por ella. La
sola existencia de una Constitución basta para afirmar que el Estado de Derecho creado
por ella, excluye todo el Derecho que no nazca de ella explícita o implícitamente,
porque ninguna manifestación de voluntad colectiva o personal, de autoridad o de
libertad es apta para crear Derecho que, de una o de otra manera, no tenga su origen en
la voluntad constituyente expresada a través de la Constitución"[20]. Son en
consecuencia, estas razones de origen, contenido y función, y no argumentaciones
meramente formalistas, las que han permitido edificar la teoría de la supremacía
constitucional, y por consiguiente, la correlativa necesidad de predicar su carácter
indiscutiblemente normativo al interior del mundo jurídico[21] . Ahora bien, la primera
y elemental manifestación del carácter normativo de la Constitución viene representada

17
sin lugar a dudas, por el hecho de su aplicabilidad. En la medida en que una
Constitución se aplica, puede predicarse de ella su valor normativo como premisa
fundamental[22]. Tal es pues la regla general con la que se suele operar en la normativa
constitucional y a la que, por supuesto, los operadores del Derecho le deben escrupulosa
observación[23] . Sin embargo, esto que a primera vista resulta incontrovertible,
requiere ciertas precisiones adicionales, pues aunque nadie niega tal postulado, debe
reconocerse que la consabida normatividad de la Constitución no supone tampoco que
la aplicabilidad que le acompaña como consecuencia elemental opere o se manifieste de
modo inmediato en todos los casos y en todas las circunstancias. Dicho de otro modo, el
que se predique la aplicación de una norma fundamental, no sugiere que tal condición
funcione inmediatamente y de manera uniforme en todas las hipótesis.

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[20] Cfr. Carlos Sánchez Viamonte: El constitucionalismo y sus problemas, Ediar,


Buenos Aires, 1957, pág. 54. Del mismo autor: El poder constituyente. Origen y
formación del constitucionalismo universal y especialmente argentino, Editorial
Bibliográfica Argentina, Buenos Aires, 1957, in toto. [21] Por cierto, buena parte de
estas razones fueron esbozadas por el histórico juez John Marshall (1755-1835) desde el
momento mismo en que se sentaron las bases del principio de supremacía constitucional
durante la secuela del célebre leading case Marbury vs. Madison (1803). [22] Para tal
fin, me remito a Eduardo García de Enterría: La Constitución como norma y el Tribunal
Constitucional, citado, págs. 63 y sgts.; Germán J. Bidart Campos: El derecho de la
Constitución y su fuerza normativa, citado, págs. 19 y siguientes. [23] En esa línea
explicativa, vid. Germán J. Bidart Campos: El derecho de la Constitución y su fuerza
normativa, citado, págs. 88-89.

Con alguna razón se ha postulado desde hace buen tiempo que a toda Constitución le
acompañan peculiaridades especiales[24] . Mientras que unas se manifiestan hacia
afuera, es decir, frente a otras normas jurídicas y en ese sentido se habla de
peculiaridades "de" la norma constitucional, otras, por el contrario, se manifiestan al
interior de los mismos dispositivos que la integran, hablándose en tal sentido de
peculiaridades "en" las normas constitucionales. Pues bien, cuando hablamos de estas
últimas, nos estamos refiriendo al problema arriba descrito. Todas las normas
constitucionales se aplican, pero no todas ellas de la misma forma. Así las cosas, un

18
dispositivo que por ejemplo tiene que ver con el reconocimiento de una libertad
individual no es aplicado de manera semejante a uno que, en cambio, tenga que ver con
el principio de pluralismo económico. Si bien el carácter normativo de ambos no puede
ser colocado en tela de juicio, sus alcances operacionales difieren notoria o
sustancialmente. Justo porque no todas las normas constitucionales son semejantes, la
doctrina postula la existencia de dos géneros principales al interior de la Constitución:
a) normas operativas y b) normas programáticas [25]. Mientras que para las primeras, el
nivel de aplicación es directo o inmediato, en las segundas varía el mismo en función de
determinados supuestos, siendo por tanto semidirecto o mediato. Las normas operativas
suelen asociarse a los derechos de tipo individual y político y a la mayor parte de los
dispositivos concernientes con el funcionamiento orgánico del Estado, mientras que las
normas programáticas suelen referirse a los derechos sociales, económicos y culturales,
así como al conjunto de obligaciones cuya responsabilidad queda sujeta al
cumplimiento del Estado y sus órganos de poder. En esa medida, y si para las primeras
no existe dificultad de aplicación, pues su cumplimiento sólo depende de la voluntad de
los titulares de dichas normas sin que pueda anteponerse ningún tipo de requisito previo,
con las segundas el grado de aplicación se encuentra condicionado desde que para su
puesta en ejecución se hace necesario, preliminarmente, la creación de ciertas
condiciones, las que por otra parte, o pueden ser técnicas (legislativas por ejemplo,
cuando se trata de desarrollar un precepto, o administrativas cuando se trata de
reglamentar o ejecutar un mandato, etc.) o pueden ser, eminentemente políticas o
discrecionales (cuando de lo que se trata es de crear contextos materiales o
socioeconómicos que habiliten la operatividad de una norma considerada programática).

__________________________________

[24] Cfr. Alejandro Nieto: "Peculiaridades jurídicas de la norma constitucional", en


Revista de Administración Pública, n° 100-102, enero-diciembre, Madrid, 1983, págs.
371 y sgts. [25] Un planteamiento general lo encontramos en Rolando E. Pina:
Cláusulas constitucionales operativas y programáticas, Editorial Astrea, Buenos Aires.

Como quiera que con las normas operativas no existe mayor problema normativo, pues
por principio se aplican íntegramente o en su totalidad, y como se dijo de modo directo,
conviene precisar que con las normas programáticas, los niveles de aplicación, pueden
operar hasta en cuatro variantes: a) En la medida en que una norma programática se

19
encuentra contenida en la Constitución y goza por ende de la supremacía innata que a
ésta le acompaña, puede anteponerse, y en ese sentido aplicarse, sobre normas de
inferior jerarquía que la desconozcan o vulneren[26] . b) En la medida en que una
norma programática puede ser ejercitada por específicos titulares en específicos casos
(lo que acontece por ejemplo respecto del derecho al trabajo, y el goce que del mismo
atributo pueden tener algunas personas en particular) frente a la hipótesis de su
transgresión —mediante actos u omisiones— cabe la tutela y por tanto, la aplicación de
la misma[27]. c) En la medida en que la norma programática forma parte del contenido
material de la Constitución, su contenido sirve como parámetro interpretativo de toda
decisión jurisdiccional, y en ese sentido también es aplicable[28] . d) En la medida en
que no todas las normas programáticas son iguales, prescindiendo de aquellas de
naturaleza eminentemente política o discrecional, las que sólo requieren de condiciones
técnicas, sí pueden resultar exigibles y en tal sentido aplicable, ante los órganos que
conocen de la jurisdicción constitucional. A los efectos de nuestro estudio, el valor
normativo de la Constitución se da por el reconocimiento que es una norma jurídica
fundamental, proveniente de la intención popular, a través del poder constituyente. Es
una de las primeras expresiones jurídicas normativas que busca vincular al Estado con
los ciudadanos, para regular el poder del mismo. Muy en línea con lo anterior, la
Constitución (norma normarum) es considerada como la primera fuente de Derecho,
cuyas normas son aplicables, pero no todas de la misma forma.

___________________________________________

[26] Al respecto, vid. Eduardo García de Enterría: La Constitución como norma y el


Tribunal Constitucional, citado, págs. 68-71; e Ignacio de Otto Pardo: Derecho
Constitucional, citado, págs. 77 y sgts. [27] Cfr. Rolando E. Pina: Cláusulas
constitucionales operativas y programáticas, citado, págs. 63 y sgts. [28] Cfr. Eduardo
García de Enterría: La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, citado,
págs. 68-71; Ignacio de Otto Pardo: Derecho Constitucional, citado, págs. 77 y
siguientes.

IV. CONSTITUCIÓN EN SENTIDO MATERIAL Y CONSTITUCIÓN EN SENTIDO


FORMAL

Estimo de notorio interés abordar ahora de manera sinóptica una clasificación de


Constitución, siguiendo a un sector de la doctrina constitucional. Prescindiendo de la

20
múltiple tipología y de la variadísima clasificación de "las constituciones"[29] a que
conduce intrínsecamente la doctrina, podemos sostener que las numerosas y disímiles
ideas que se han expuesto sobre este concepto pueden subsumirse en dos tipos
genéricos: a) en sentido material (la Constitución real, ontológica, teleológica, social y
deontológica) y b) en sentido jurídico-positiva"[30].

A) Constitución en sentido material (mutación constitucional)

En lo tocante al primer tipo, se implica en el ser de un pueblo, en su existencia social


dentro del devenir histórico. A su vez, presenta diversos aspectos reales, como el
económico, el político y primordialmente, el cultural (elemento ontológico); así como
en el desiderátum o tendencia para mantener, mejorar o cambiar dichos aspectos
(elemento deontológico o "querer ser"). Este tipo de Constitución se da en la vida
misma de un pueblo como condición sine qua non de su identidad (Constitución real),
así como en su propia finalidad (Constitución teleológica), con abstracción de toda
estructura jurídica. Huelga comentar, por tanto, que el término y el concepto de
Constitución real fueron empleados en el siglo XIX por el socialista Ferdinand Lassalle
para designar la estructura ontológica misma de un pueblo, es decir, su ser y su modo de
ser. "Una Constitución real y efectiva la tienen y la han tenido siempre todos los países",
afirmaba Lassalle, agregando que: "Del mismo modo y por la misma ley de necesidad
de todo cuerpo tiene una Constitución, su propia Constitución, buena o mala,
estructurada de un modo o de otro, todo país tiene, necesariamente, una Constitución
real y efectiva, pues no se concibe país alguno en que no imperen determinados factores
reales de poder, cualesquiera que ellos sean"[31] . Así, y sólo así, la presencia
necesaria, esencial, innegable, sine qua non, de la Constitución real de un pueblo, que
expresa la "quididad" (del latín quidditas, esencia, razón, por qué de una cosa) misma de
éste, no puede inadvertirse, y tan es así que la doctrina, con diferentes denominaciones,
se ha referido a ella.

___________________________________

[29] Modélico y de gran predicamento resulta el libro de James Bryce: Constituciones


flexibles y constituciones rígidas, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1988.
[30] Aquí seguimos el lúcido planteamiento de Ignacio Burgoa: Derecho Constitucional
Mexicano, Editorial Porrúa, México, D.F., 1999, págs. 320 y sgtes. [31] Vid. el libro
clásico de Ferdinand Lassalle: ¿Qué es una Constitución?, citado, págs. 77 y sgts.

21
Por lo que concierne a lo que se denomina Constitución teleológica, no tiene una
dimensión óntica como ser y modo de ser de un pueblo, sino que denota el conjunto de
aspiraciones o fines que se adscribe en sus diferentes aspectos vitales, implicando su
querer ser. Desde ese punto de vista, la Constitución teleológica responde a lo que el
pueblo "quiere" y "debe" ser, a lo que se "quiere" que el pueblo sea o "deba" ser. Ese
"querer" y "deber" ser no extrañan meras construcciones especulativas o concepciones
ideológicas, sino tendencias que desarrollan los factores reales de poder, como
denominaba Lassalle al conjunto de fuerzas de diferentes especies que necesariamente
actúan en el seno de toda sociedad. De ello se concluye que la Constitución teleológica
no consiste sino en los objetivos de la Constitución real, demarcados, sustantivados y
condicionados por dichos factores. En la Constitución real, según se habrá observado, se
encuentra la vasta problemática de un pueblo como resultante de una múltiple gama de
circunstancias y elementos que también, obviamente, se localizan en ella. Por su parte,
en la Constitución teleológica se comprenden las soluciones que a dicha problemática
pretenden dar los factores reales de poder desde distintos puntos de vista, tales como el
político, el cultural o el socioeconómico principalmente. En términos estrictos, Ambas
especies de "Constitución" son prejurídicas y metajurídicas en su existencia prístina, o
sea, existen en la dimensión ontológica y teleológica del pueblo mismo como unidad
real independiente de su organización jurídica o incluso sin esta organización. En otras
palabras, dichas constituciones no son jurídicas, aunque sean o deban ser el contenido
de las jurídicas, a las cuales nos referimos enseguida. A la vista de lo expresado más
arriba, son constituciones que aceptan las mutaciones constitucionales. Hemos de dirigir
ahora una mirada general de conjunto a la mutación de la Constitución. Por de pronto, la
mutación constitucional (Verfassungswandlung) constituye una modificación no formal
—sin modificación expresa del texto de la Constitución, alude Háberle— del
ordenamiento constitucional, es decir, el cambio operado en el mismo sin seguir
procedimiento más agravado y difícil establecido para la reforma de la Constitución, tal
como enseña con harta razón Pedro de Vega[32] .

___________________________________________

[32] Vid. a este respecto, Pedro de Vega: La reforma constitucional y la problemática


del poder constituyente, la. reimpresión, Editorial Tecnos, S.A., Madrid, 1988, págs. 179
y sgts. Obra capital e importante para entender el tema abordado.

22
De ahí pues la diferencia entre reforma constitucional (Verfassungsünderung) y
mutación constitucional. La primera es la modificación de los textos constitucionales
producidos por acciones voluntarias —dice Georg Jellinek, siguiendo a Paul Laband—
e intencionadas; la segunda es la modificación que deja indemne su texto sin cambiarlo
formalmente —añade Jellinek— que se produce por hechos que no tienen que ir
acompañados por la intención, o conciencia, de tal mutación[33 ]. Sin embargo, la
nueva doctrina del Derecho Público donde la mutación constitucional es ya un concepto
corriente, la caracteriza principalmente como desvalorización y corrosión de las normas
jurídicas de las instituciones afectadas [34 ]. En tal sentido, como anota Hsü Dau-Lin,
resulta usual distinguir cuatro clases de mutación de la Constitución[35 ]: a) Mutación
de la Constitución mediante una práctica estatal que no viola formalmente la
Constitución. En tal caso se ignora un artículo concreto de la Constitución o se
contradice cierta prescripción constitucional, pues se trata de relaciones jurídicas que
todavía no se regulan por un precepto constitucional. Ejemplo, la iniciativa imperial en
el viejo Reich alemán. b) Mutación de la Constitución mediante la imposibilidad de
ejercer ciertos derechos estatuidos constitucionalmente. El derecho que atribuyen los
artículos constitucionales a ciertos sujetos pierde ante la imposibilidad de ejercerlos, de
modo que esos artículos de la Constitución ahora ya no corresponden a la realidad
jurídica. Ejemplo, el derecho de disolución de la Cámara de Diputados por el Presidente
de la República francesa, a tenor del artículo 5 de la Ley Constitucional del 25 de
febrero de 1875. Desde su origen se aplicó una sola vez, por el mariscal Mac Mahon, en
el año de 1887, y al cabo lo pagó con su dimisión. Desde entonces el derecho de
disolución jamás se aplicó. c) Mutación de la Constitución mediante una práctica estatal
contradictoria con la Constitución, sea por la llamada reforma material de la
Constitución, sea por la legislación ordinaria, sea por los reglamentos de los órganos
estatales superiores o por su práctica efectiva

______________________________________

[33] Vid. Georg Jellinek: Reforma y mutación de la Constitución, traducción del alemán
de Christian Fürster, revisada y Estudio preliminar de Pablo Lucas Verdú, Centro de
Estudios Constitucionales, Madrid, 1991, pág. 7. En igual sentido, Néstor Pedro Sagüés:
"Los jueces y la interpretación constitucional mutativa", en su libro La interpretación
judicial de la Constitución, Editorial Depalma, Buenos Aires, 1998, págs. 51-81. [34]
Así lo reconoce Hsü Dau-Lin: Mutación de la Constitución, traducción del alemán de

23
Pablo Lucas Verdú y Christian Fórster, Instituto Vasco de Administración Pública,
Oñati, 1998, pág. 29. [35] Aquí seguimos a Hsü Dau-Lin, quien fue discípulo de Rudolf
Smend: Mutación de la Constitución, citado, págs. 31 y sgts. La obra fue originalmente
escrita en 1932.

Ejemplo, el artículo 49 de la Constitución del Reich que atribuye al Presidente el


derecho incondicional de indulto y gracia en todo el Reich. No se regula una limitación
en ciertos casos penales. No obstante, el artículo 13 de la ley sobre el Tribunal Supremo
de 9 de julio de 1921 estatuye que el Presidente del Reich necesita la aprobación del
Reichstag para indultar a un condenado por dicho Tribunal. d) Mutación de la
Constitución mediante su interpretación, particularmente cuando los preceptos
constitucionales sólo se interpretan según consideraciones y necesidades que cambian
con el tiempo sin atender particularmente al texto fijo de la Constitución, o sin que se
considere el sentido originario que dio el constituyente a las normas constitucionales en
cuestión. Ejemplo, el artículo 4 de la Constitución de Prusia del 5 de diciembre de 1848
establecía, también más tarde en su forma revisada del 31 de enero de 1850: "Todos los
prusianos son iguales ante la ley. No hay privilegios estamentales ni de rangos". El texto
de la norma correspondía plenamente al sentido originario de la garantía de la libertad
propia del individualismo del tiempo sobre cuya vinculación jurídica directa no pueden
caber serias dudas. Sin embargo, en la práctica este precepto se interpretó con muchas
restricciones, y como tal, en la práctica no tuvo alcance jurídico.

B) Constitución en sentido formal (reforma y enmienda constitucional)

La Constitución jurídico-positiva se traduce en un conjunto de derechos básicos y


supremos cuyo contenido puede o no reflejar la Constitución real y teleológica. Es dicha
Constitución, en su primariedad histórica, la que da origen al Estado. En la primera
hipótesis que se acaba de señalar, la vinculación entre la Constitución real y teleológica,
por un lado, y la Constitución jurídico-positiva, por el otro, es indudable, en cuanto que
ésta no es sino la forma normativa de la materia normada, que es aquélla. En la segunda
hipótesis no hay adecuación entre ambas, en el sentido de que la Constitución real y
teleológica no se convierte en el substratum de la Constitución jurídico-positiva, o sea,
que una y otra se oponen o difieren, circunstancia que históricamente ha provocado la
ruptura del orden social, político y económico establecido normativamente. De esto se
infiere que la vinculación entraña la legitimidad o autenticidad de una Constitución

24
jurídico- positiva y la inadecuación, su ilegitimidad o su carácter obsoleto, ya que o se
impone a la Constitución real o no responde a la Constitución teleológica de un pueblo.
Conforme a la lógica jurídica, toda Constitución positiva debe ser el elemento
normativo en que trascienden las potestades de autodeterminación y autolimitación de la
soberanía popular, las mismas que traducen el poder constituyente (mediante el
principio político democrático). En efecto la autodeterminación del pueblo se manifiesta
en la existencia de un orden jurídico, que por sí solo excluye la idea de arbitrariedad. El
Derecho, pues, en relación con el concepto de poder soberano, se sustenta como el
medio de realización normativa de la capacidad autodeterminativa. Ahora bien, la
autodeterminación, lo mismo que la autolimitación, pueden operar por el Derecho
positivo en forma directa o indirecta o, mejor dicho, originaria o derivada. En efecto, el
orden jurídico de un Estado que implica uno de los elementos de su sustantividad,
comprende todo un régimen normativo que suele clasificarse en dos grandes grupos o
categorías o disposiciones de Derecho: a) las constitucionales, que forman un todo
preceptivo llamado Constitución en sentido jurídico positivoy b) las secundarias,
emanadas de ésta, que a su vez se subdividen en varios cuerpos legales de diversa
índole, a saber: sustantivas, orgánicas, adjetivas, locales, etc. Pues bien, es la
Constitución la que directa y primordialmente objetiva y actualiza las facultades de
autodeterminación y autolimitación de la soberanía popular, por lo que recibe también el
nombre de Ley fundamental. Se basan en la calificación, organización y funcionamiento
del gobierno del Estado o del pueblo (autodeterminación) y establece las normas que
encauzan el poder soberano (autolimitación). La Constitución consigna, en primer
término, derechos públicos subjetivos (entiéndase, derechos fundamentales y/o
constitucionales) que el gobernado puede oponer al poder público estatal; y en segundo
lugar, establece competencias expresas y determinadas, como condición sine qua non de
la actuación de los órganos constitucionales de gobierno. Esta tipología de Constitución
es la que aceptan, por ejemplo la reforma y la enmienda constitucional. Por lo que
respecta a la enmienda constitucional hemos de significar que es una vieja práctica que
emplea la Constitución norteamericana de 1787, en actual vigencia, y que precisamente
tiene 27 enmiendas a la fecha, las mismas que se incluyen al final de su texto, y no
dentro del propio cuerpo constitucional. Los Estados Unidos ofrecen un ejemplo típico,
—recuerda el maestro ovetense Adolfo G. Posada— de cómo se produce, evolutiva y
expresamente a la vez, una transformación constitucional por obra de la acción
interpretativa de la jurisprudencia, tan poderosamente iniciada por el juez Marshall, y de

25
los hombres de Estado, como Hamilton, Jackson, Wilson..., y especial y principalmente
merced al cambio de potencialidad de los elementos políticos y sociales con sus órganos
los partidos y los grupos representativos de los intereses colectivos[36].

__________________________________________

[36] Vid., en tal sentido, el libro clásico de Adolfo G. Posada: La reforma


constitucional, Librería General de Victoriano Suárez, Madrid, 1931, pág. 11.

El artículo 5 de la Constitución norteamericana señala: "El Congreso, siempre que dos


tercios de ambas Cámaras lo consideren necesario, propondrá enmiendas a esta
Constitución o, a pedido de las Legislaturas de dos tercios de los diversos Estados,
convocará a una convención para proponer enmiendas, las cuales en ambos casos serán
válidas para todos los fines y propósitos de esta Constitución, cuando sean ratificadas
por las Legislaturas de las tres cuartas partes de los diversos Estados, o convenciones
reunidas en tres cuartas partes de los mismos, según uno u otro modo de ratificación
haya sido propuesto al Congreso; ello siempre que antes del año mil ochocientos ocho
no se haga ninguna enmienda que de cualquier manera afectara las cláusulas primera y
cuarta de la novena sección del artículo primero y que ningún Estado, sin su
consentimiento, sea privado de la igualdad de sufragio en el Senado"[37 ]. Es, sin
embargo, la actual Constitución de Venezuela, aprobada mediante el refrendo
constituyente, a los 15 días del mes de diciembre de 1999, la que establece claramente
la diferencia entre enmienda constitucional y reforma constitucional. Al respecto, el
artículo 340 apunta lo siguiente: "La enmienda tiene por objeto la adición o
modificación de uno o varios artículos de esta Constitución, sin alterar su estructura
fundamental". A su turno, el artículo 342 prescribe: "La reforma constitucional tiene por
objeto una revisión parcial de esta Constitución y la sustitución de una o varias de sus
normas que no modifiquen la estructura y principios fundamentales del texto
constitucional".

__________________________________

[37] Sobre el tema, vid. C. Herman Pritchett: La Constitución americana, Tipográfica


Editora Argentina S.A., Buenos Aires, 1965, págs. 49-61.

26
V. LA POSICIÓN DE DOMINGO GARCÍA BELAUNDE

Como es de conocimiento público, el 26 de mayo de 2001 el Poder Ejecutivo nombró


una Comisión de Estudios de las Bases de la Reforma Constitucional, que instalada el 6
de junio, terminó sus labores el 16 de julio. Dicha Comisión, compuesta de 28
miembros, debatió largamente todos los temas de la agenda, los que fueron finalmente
aprobados por consenso y en mayoría. El último tema, relativo al procedimiento de
reforma constitucional, corrió a cargo de Domingo García Belaunde, y fue presentado al
seno de la Comisión, y que luego de ser debatido, se aprobó con algunas enmiendas, que
en realidad no cambian el sentido básico de la propuesta (y así figura en el informe
oficial publicado por el Ministerio de Justicia). El proyecto original había quedado
inédito en los archivos, y por eso es que ahora se publica con la autorización del autor
para difundirlo con fines estrictamente académicos. Tiene el tenor literal que sigue:

PROCEDIMIENTOS PARA UNA REFORMA CONSTITUCIONAL • La Comisión ha


estimado conveniente presentar un conjunto de posibilidades para la reforma
constitucional, teniendo como base la Constitución de 1979, pero a su vez aceptando
como realidad que el país desde 1993 se rige por la Constitución sancionada ese año, no
obstante encontrarse totalmente deslegitimada. • Por eso plantea algunos caminos a
seguir, que sin ánimo exhaustivo, podemos enumerar de la siguiente manera. 1. Primera
alternativa Lo primero que debe aceptar el Congreso de la República, de ser posible en
el mismo mes de agosto del año en curso, es declarar la nulidad de la Constitución de
1993, y poner en vigencia la de 1979. Los argumentos que sustentan esta medida, son
las siguientes: • El artículo 307 de la Constitución de 1979, en cuanto estipula que dicha
Carta no perderá vigencia en ningún caso, y que todos están obligados a restablecerla,
tan pronto sea posible. • El que la Constitución de 1993 fue aprobada por un Congreso
Constituyente Democrático fruto de un golpe de Estado y en dependencia de un
gobierno autoritario y corrupto, como los hechos posteriores lo han confirmado. • Que
adicionalmente, la Constitución de 1993 fue aprobada en un debate parlamentario
controlado y no libre, y ratificado por un referéndum que se realizó sin ninguna
seguridad ni garantía en sus resultados, y con un propósito fraudulento. • Que la
Constitución de 1993 sólo ha servido como un instrumento de la dictadura, pues ha sido
vaciada de contenido, incumplida en los pocos preceptos novedosos y democráticos que
fueron incorporados, y adicionalmente, ha servido para proteger actos de corrupción y
de violación de los derechos humanos, perdiendo así cualquier eventual legitimidad que

27
pudiera haber tenido o que hubiera aspirado a tener (si bien no tuvo legitimidad de
origen, bien pudo tener legitimidad de ejercicio, de la que también careció). Sin
embargo, en el mismo acto, deben aclararse convalidadas todas las acciones,
nombramientos, compromisos, etc., que hayan sido hechas bajo su imperio, incluyendo
aspectos tributarios, financieros, administrativos, judiciales, etc., con independencia a su
revisión futura, en caso de que el tiempo transcurrido y las leyes correspondientes, así lo
configuren y posibiliten.

¿REFORMA, MUTACIÓN O ENMIENDA CONSTITUCIONAL?

Expresamente debe señalarse que: • Se mantienen los derechos humanos aprobados por
los tratados internacionales de la materia, y ratificados por el Perú. • Se deja en
suspenso la parte relativa a los aspectos laborales, de seguridad social, salud y bienestar,
y régimen agrario. • La institución del Defensor del Pueblo debe mantenerse como tal,
con sus atribuciones. • El actual Congreso de la República pasa a llamarse Cámara de
Diputados. • Debe mantenerse el nombre del Tribunal Constitucional, con sus miembros
y competencias actuales, hasta que sea renovado totalmente. • Se convoca a elecciones
para una Asamblea Constituyente de 80 miembros, para que en el plazo de seis meses
introduzca en la Constitución de 1979, los cambios que correspondan. Al término de su
mandato, de los 80 constituyentes, 45 pasarán a formar el Senado (por sorteo), y los 35
restantes se incrementarán a la Cámara de Diputados, que de esta manera tendrá un total
de 115 miembros. • Se establece que la ONPE es parte integrante del Jurado Nacional
de Elecciones. En igual sentido, lo es el RENIEC. Ambos dependerán del Jurado, en
tanto se hagan las reformas correspondientes. • Los cambios efectuados serán
sancionados por un referéndum posterior. • Se mantienen las prerrogativas del Consejo
Nacional de la Magistratura en lo que se refiere a la ratificación. • Se establecerán las
disposiciones transitorias que sean necesarias. 2. Segunda alternativa Utilizar los
propios medios que la actual Constitución señala en su artículo 206, y mediante ella,
proceder a la modificación constitucional en todo aquello que se considere pertinente.
Utilizando este mecanismo, pueden introducirse las modificaciones que correspondan y
se puede tener como resultado una Constitución de 1993 actualizada, mejorada
sustancialmente y sobre todo, legitimada. Con todo, queda el problema de mantener su
estructura y sobre todo los nombres de los que usurparon funciones y que aparecen
como firmantes del documento, así como quien lo promulgó, lo cual no es lo más
recomendable. Es cierto que para efectos prácticos se trata de un nuevo texto

28
democrático y legítimo, pero queda la impronta autoritaria, que no es lo más adecuado.
3. Tercera alternativa Utilizar los mecanismos que la actual Constitución de 1993 prevé
para la reforma constitucional, teniendo en cuenta lo siguiente:

• Introducir una reforma total incorporando la Constitución de 1979, aprobando esta


decisión en dos legislaturas ordinarias sucesivas o en una, y ulterior ratificación en
referéndum. • Simultáneamente, introducir las reformas de actualización a la Carta de
1979, con las correspondientes disposiciones transitorias, estableciendo los plazos
correspondientes. 4. Cuarta alternativa Aprobar una ley de referéndum para consultar al
pueblo si quiere retornar a la Constitución de 1979 y, en su caso, convocar a una
Asamblea Constituyente para que reforme, actualice y ponga en práctica dicha
Constitución. 5. Quinta alternativa Aprobar una ley de referéndum para que el pueblo
decida si quiere que se apruebe una nueva Constitución que recoja lo mejor de la
tradición histórica del Perú. De ser el caso, sería convocada una Asamblea
Constituyente expresamente para ello. Lima, agosto de 2001.

VI. CONCLUSIONES PROVISIONALES

A la vista de lo que venimos diciendo, y tomando como norte los dictados


constitucionales, importa señalar, amén de otras, las siguientes conclusiones: 1. Desde
un punto de vista sistemático, no quepa duda alguna que la técnica de la reforma
constitucional (como concepto derivado del de Constitución, decía Carl Schmitt) es un
ejercicio más de la democracia representativa, en la inteligencia que los actores políticos
(parlamentarios, constituyentes) respeten el sentido y la voluntad de la norma y de la
realidad constitucional. 2. El modus operandi de la reforma constitucional, como un
procedimiento normativamente regulado, adapta el texto constitucional a la cambiante
dinámica realidad política, producto de la actividad de los agentes sociales (como
únicos depositarios de la soberanía nacional) a través de la Constitución material. Por
ello, la iniciativa de la reforma debe respetar el sentir del poder constituyente originario,
y de sus manifestaciones de voluntad. 3. El mecanismo de la reforma constitucional"' se
propone desarrollar un balance permanente y positivo entre las necesidades de una
verdadera[38 ]. estabilidad jurídico-constitucional y los permanentes requerimientos de
cambio político. Para ello se debe tener presente que la norma constitucional no nace in
vitro, sino al fluir de las exigencias de la comunidad política, quien ostenta la
legitimidad democrática. 4. También resulta preciso señalar que la Constitución, en

29
tanto es Ley suprema, incluye dentro de su seno las vigas maestras del ordenamiento
jurídico, y sobre este edificio tendrá que construirse el tan ansiado Estado
Constitucional. Y si la reforma constitucional, en el orden práctico, no ha respetado —
error antidemocrático— el mecanismo a seguir, dicha Constitución está sentenciada a
desaparecer. 5. La reforma constitucionalD9 no puede obviar el proceso de
mundialización de las ideas democráticas y las transformaciones (una suerte de eclosión
dirá Néstor Pedro Sagüés) del Derecho Constitucional, el cambio político y la
revertebración del orden constitucional y que se pueden traducir en los siguientes
aspectos: a) la globalización, b) la apertura de fronteras, c) la relativización de los
términos "Constitución" y "soberanía", d) el despegue del Derecho Internacional de los
derechos humanos, y como tal, el reconocimiento y cumplimiento de los Estados- parte
de los tratados, pactos, protocolos, convenciones o instrumentos donde se reafirman en
definitiva, el principio de dignidad de la persona humana como el valor moral más
importante que tiene el hombre, y e) la función creadora del juez constitucional, sobre la
base de la actividad jurisdiccional que le toca desarrollar, mediante la integración y la
creación (iuris dictio) del Derecho. 6. En buena medida, el principio democrático de la
participación popular como basamento en los procesos de reforma constitucional, mejor
dicho, la participación del pueblo (como titular del poder constituyente) es fundamental,
ora en el momento de la iniciativa, ora en el momento de la ratificación a través del
referéndum, sin trastocar el entramado organizativo. 7. Finalmente, parafraseando a José
Ortega y Gasset: "Si las constituciones deben ser como el galgo, o sea piel y huesos, ¿a
qué llenarlas de tejido adiposo?". Tal aserto es válido al momento de llevar adelante el
procedimiento de la reforma constitucional, y como consecuencia de ello afianzarse el
sentimiento constitucional (Verfassungsgefühl).

[38] Según Carl Schmitt, lo cual nos parece acertadísimo, la palabra "reforma
constitucional" (revisión) es inexacta porque no se trata de reformas de la Constitución
misma. [39] Una visión completa y exhaustiva se puede consultar en Javier Pérez
Royo: La reforma de la Constitución, Publicaciones del Congreso de los Diputados,
Madrid, 1987. Del mismo autor se puede revisar los comentarios que realiza a los
artículos 166, 167, 168 y 169 de la Constitución de España de 1978.

30
III. REFORMA CONSTITUCIONAL DEL PERU

LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1993 Y SUS PROBLEMAS

FRANCISCO MORALES SARAVIA [1].

SUMARIO: I. Introducción. II. La Constitución de 1979. III. La Constitución de 1993.


IV Comisión de estudio de las bases de la Reforma Constitucional del Perú (2001) V
Proyecto de Ley de Reforma de la Constitución de la Comisión de Constitución,
Reglamento y Acusaciones constitucionales del Congreso de la República (2002). VI.
Argumentos a favor de la reforma total de la constitución. VII. Argumentos en contra de

31
la reforma total de la constitución. VIII. Causas por las cuales la constitución de 1993 se
mantiene. IX. Conclusiones

I. INTRODUCCIÓN

En diciembre de este año la Constitución Política de 1993 cumplirá 20 años de vigencia,


sin embargo, desde su promulgación ha tenido muchos críticos. Lo paradójico es que
dicha Carta Política no solo rigió durante el régimen autoritario de Alberto Fujimori,
instaurado después de su autogolpe (1992), sino que fue el marco jurídico para que el
gobierno de transición de Valentín Paniagua (2000-2001), el gobierno de Alejandro
Toledo (2001-2006), el segundo gobierno de Alan García (2006-2011) y el gobierno de
011anta Humala (2011- 2016) implementen sus políticas de gobierno. Los cuatro
últimos Presidentes [2]., así como los Congresistas, han jurado ante ella y hoy es la
Constitución que fundamenta este ciclo democrático del siglo XXI, instaurado en el
Perú en noviembre de 2000 con el Gobierno de Transición, que es el más largo de los
últimos 100 años. De otro lado, varios órganos constitucionales, de vital importancia
hoy, como el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, el Consejo Nacional de
la Magistratura, la Academia de la Magistratura, la Oficina Nacional de Procesos
Electorales (ONPE), el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC) le
deben su existencia y legitimidad. Incluso, algunos derechos como el Referéndum han
sido ejercidos como en el caso del FONAVI. Igualmente el ciclo de expansión
capitalista y neoliberal iniciado en los noventas por Fujimori y vigente hasta hoy tiene
uno de sus soportes jurídicos más importantes en el régimen económico de la
Constitución de 1993. Ni las críticas, ni las promesas electorales de cambio
constitucional en cada elección presidencial han podido modificarla o reformarla
totalmente. El momento más próximo para concretar una reforma total de la
Constitución vigente fue hace más de una década con el Proyecto de Ley de Reforma de
la Constitución de la Comisión de Constitución, Reglamento y Acusaciones
Constitucionales del Congreso de la República (2002) que presidió el ex Congresista
Henry Pease García. Sin embargo, debido a la crisis política de legitimidad del
Gobierno de Alejandro Toledo no se dieron las condiciones para seguir adelante con la
reforma total de la Constitución y el proyecto de nueva Constitución quedó en el olvido.
En el presente ensayo analizaremos el recorrido de la propuesta de reforma
constitucional, ocurrida después de la caída del régimen de Alberto Fujimori, los
argumentos a favor de la reforma total de la Constitución, los argumentos en contra y

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las razones por las cuales hasta hoy no ha prosperado el cambio de la Constitución de
1993.

__________________________________________

[1] Asesor jurisdiccional del Tribunal Constitucional del Perú. Ex Secretario General del
TC. Profesor en la Academia de la Magistratura. [2] A pesar que el día en que asumió la
presidencia el Presidente 011anta Humala dijo:"Juro por la patria que ejerceré fielmente
el cargo de presidente de la República, que me ha confiado la nación por el periodo
presidencial 2011-2016. Que defenderé la soberanía nacional, el orden constitucional y
la integridad física y moral de la república y sus instituciones democráticas, honrando el
espíritu, los principios y valores de la Constitución del 1979."

II. LA CONSTITUCIÓN DE 1979

La Asamblea Constituyente de 1978 y su obra la Constitución de 1979 representan un


buen ejemplo de "momento constituyente", pues el Perú salía de la Dictadura Militar
hacia una Democracia con una nueva Constitución elaborada por los representantes de
todos los partidos políticos, de las más diversas corrientes ideológicas, y una Asamblea
presidida por el político más influyente del siglo XX, Víctor Raúl Haya de la Torre,
acompañado de una clase política que había vivido cortos períodos de democracia y
muchas dictaduras. Por tanto, los autores de la Constitución de 1979 tenían un
inmejorable contexto político para llevar a cabo una Constitución democrática. Muchos
de los Constituyentes se convirtieron en la clase política de los ochenta y noventa, un
ejemplo es el ex constituyente y dos veces Presidente de la República Alan García
Pérez, activo políticamente hasta el día de hoy. La Constitución de 1979 tiene un
profundo contenido social y una enorme preocupación por la dignidad de la persona,
prueba de ello es su preámbulo, una obra maestra que resume lo mejor del pensamiento
social del siglo XX. Recordemos, hasta la Constitución de 1979 la historia política tuvo
como protagonista principal a las Dictaduras. Dicha Constitución tuvo como fuente lo
mejor del Constitucionalismo de Posguerra, incluido el proyecto de la Constitución
Española de 1978, notable Constitución que recogió lo mejor de Europa. Ello explica el
amplio catálogo de derechos constitucionales, incluidos los derechos económicos y
sociales [3], pues casi siempre en las Dictaduras y en las guerras los hombres llegan a
extremos inimaginables en el desprecio y agresión para con el semejante; en otras
palabras, la experiencia vivida por los constituyentes determinó una Constitución

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personalista y humanista. En relación a su régimen económico debemos tener en cuenta
que fue producto de su tiempo: El Estado de Bienestar era el modelo ideal en aquella
época para hacer frente al modelo Soviético. Asimismo, había que preservar los "logros"
de la era militar con un Estado empresario y con fuerte presencia en la economía. En
cuanto a la estructura de poder la historia política estuvo presente en el diseño del Poder
Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Gran novedad fue la introducción del Tribunal de
Garantías Constitucionales y los hoy llamados procesos constitucionales. Sin duda el
balance de la Constitución de 1979 es sumamente positivo desde el punto de vista
jurídico, sin embargo, los "huaycos" [4] de la política peruana se encargarían de
arrasarla al igual que dicho fenómeno natural lo hace con los poblados de la sierra del
Perú.

______________________________________________

[3] La Constitución de 1979 fue generosa en su catálogo de derechos sociales pues


incorporó casi todas las conquistas del Constitucionalismo social: Jornada laboral de 8
horas, estabilidad laboral, negociación colectiva, libertad sindical y huelga, entre otras
muchas. [4] Un huayco o huaico (del quechua wayqu «quebrada»), también llocila
(quechua: Iluqlla, `aluvión'), es una violenta inundación de aluvión donde gran
cantidad de material del terreno de las laderas es desprendido y arrastrado por el agua
vertiente abajo hasta el fondo de los valles, causando enormes sepultamientos a su paso.

III. LA CONSTITUCIÓN DE 1993

El Perú de inicios de la década del noventa se encontraba sitiado por el terrorismo de


Sendero Luminoso y el MRTA, por la hiperinflación, por la crisis política y por la mala
compañía que hasta ahora está presente en casi todos nuestros gobiernos: la corrupción.
En este escenario nada más fácil y cómodo que, usándolos como justificación, dar un
golpe de estado (5 de abril de 1992). De Presidente elegido democráticamente, Alberto
Fujimori, pasó a Dictador, como otros tantos en nuestra historia. Lo paradójico es que su
autogolpe fue ampliamente respaldado por la población. Con lo cual se comprobaba que
la actuación de nuestra clase política en una década había llevado al descrédito a la
democracia y una vez más fue liquidada y pasó a ser nada más que una ilusión. Por
presión de la Comunidad Internacional, sobre todo de la Organización de Estados

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Americanos (OEA), el gobierno de Fujimori se vio forzado a convocar a elecciones para
un Congreso Constituyente Democrático (CCD) 1992, el cual durante 1993 tuvo la tarea
de elaborar una nueva Constitución y ejercer las funciones de Congreso Unicameral
hasta las elecciones generales de 1995. Finalmente, la Constitución aprobada por el
CCD fue sometida a referéndum y puesta en vigor en diciembre de 1993. Como se
puede apreciar, a diferencia de la Constitución de 1979, la Constitución de 1993, no fue
para salir de una dictadura sino para legitimarla y darle una careta democrática, en
palabras de Valentín Paniagua Corazao, se trataba de un "Estatuto de ocupación". Dicha
Constitución fue elaborada en base a la Constitución de 1979. Carlos Torres y Torres
Lara se encargaría de fundamentar y justificar las bondades del nuevo texto y criticar el
anterior: "La Constitución del 79 (socialdemócrata y/o demócrata cristiana) respondió a
los sanos impulsos de su generación, pero lamentablemente fue dictada al final y no al
comienzo del período que le correspondía..." "La Constitución del 79 debió dictarse en
la década del 40 o 50 y habría tenido buena vida por lo menos por medio siglo. Pero el
Aprismo y la Democracia Cristiana (DC o PPC) no lograron conciliar sus diferencias
hasta fines de las década del 70, agregándose a esto la visión ya muy atrasada del
marxismo de Mariátegui que lucho contra la corriente, hasta negarse a suscribir la
Constitución. Todo retardó la llegada de la Constitución Social Demócrata y Social
Cristiana hasta la década del 80, justo cuando, debido a cambios tecnológicos
imprevisibles, concluyeron los regímenes de economía cerrada, proteccionistas,
corporativos y de control de la microeconomía. Lo que hasta el 80 era bueno conforme a
los hechos concretos de la economía, se tornó entonces entorpecedor de su desarrollo."
[5]

Como se aprecia, el principal argumento de Torres y Torres Lara[6]. ideólogo y


artíficem, para justificar la necesidad de una nueva Constitución fue el cambio del
régimen económico. Sin duda, el gobierno de Fujimori fue el que inició este ciclo de
expansión capitalista y neoliberal que ya lleva en el Perú más de veinte años. Primero
fue la política económica neoliberal[7]., con su liberalización del mercado de las
importaciones, privatizaciones, fiexibilización laboral, facilidades para la inversión
extranjera, entre otras medidas (dimensión económica)m, después en segundo lugar el
Golpe de Estado (dimensión política) para profundizar las reformas económicas y
combatir al terrorismo, con un régimen autoritario hasta su caída en noviembre del
2000, y tercero la elaboración de una nueva Constitución (dimensión jurídica) con el fin

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de legitimar el modelo político económico implantado[8 ].. La Constitución de 1993
diseñó un modelo político cuyo eje era la Presidencia de la República con reelección
presidencial, luego eliminada, con atribuciones y competencias que hacen del Presidente
el funcionario más poderoso en el Estado Peruano" Un Congreso Unicameral
disminuido, para legitimar al CCD, entre otras muchas disposiciones. Como
compensación, se crearon la Defensoría del Pueblo, un nuevo Tribunal Constitucional,
se reformuló el Consejo Nacional de la Magistratura y se creó un Sistema electoral. En
relación a los derechos, fiel a su espíritu neoliberal, la Constitución de 1993 mantuvo un
amplio catálogo de derechos civiles y políticos[9].. Sin embargo, disminuyeron
notablemente los derechos sociales [10 ]. Eso sí, incorporaron instituciones de la
democracia directa, como el referéndum, la iniciativa popular en la elaboración de las
leyes, entre las más importantes, como una forma de compensación por los recortes en
los derechos sociales.

_________________________________________________

[5] Carlos Torres y Torres Lara. La Constitución Económica en el Perú. Desarrollo y


Paz editores. 1994. Lima. Págs. 19 a 22. [6] Fue Presidente de la Comisión de
Constitución del CCD. [7] Cosa distinta ocurrió en el Brasil, por ejemplo, cuando en la
década de los noventa se hicieron cerca de 26 reformas a la Constitución de 1988 para
liberalizar muchos de sus contenidos sociales. [8] Recordemos el ajuste económico de
1990, la Delegación de facultades legislativas que produjo el paquete de Decretos
Legislativos de 1991que liberalizaba una serie de aspectos del Rol del Estado en la
economía. [9] Para un análisis amplio sobre la Presidencia en la Constitución de 1993
ver: Carlos Blancas Bustamante: El Poder Ejecutivo presidencial. En: Pensamiento
Constitucional. Año III N.° 3. Lima. 1996. Págs. 85-101. [10] Por ejemplo fue
suprimida la estabilidad laboral, el derecho a la vivienda, la regulación del salario
mínimo, entre otros.

IV. COMISIÓN DE ESTUDIO DE LAS BASES DE LA REFORMA


CONSTITUCIONAL DEL PERÚ (2001)

Instaurado el Gobierno de Transición democrática, luego de la caída del régimen de


Alberto Fujimori, el Gobierno de Valentín Paniagua, a través del Ministerio de Justicia,

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conformó una Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional. La
Comisión decidió no preparar un articulado pues consideraba que dicha tarea le
correspondía al Congreso de la República que entraría en funciones en julio de 2001. El
Documento fue elaborado por un selecto grupo de profesores de Derecho Constitucional
y algunos políticos encabezados por Domingo García Belaunde en la parte técnica y
Diego García Sayán en la parte política, pues como Ministro de Justicia le tocaba
presidir la Comisión. En términos generales se trata de un excelente trabajo para
emprender cualquier reforma a la Constitución de 1993. Creemos que es de obligada
consulta, pues sobre la base de la Constitución de 1979 y de los aspectos positivos de la
Constitución de 1993 se elaboraran propuestas que en algunos casos solo hay que darles
forma de artículo. Presenta una amplia propuesta técnica [11 ]. y tres alternativas para
el procedimiento de la Reforma de la Constitución de 1993[12 ].

_________________________________________________

[11] Los lineamientos propuestos por la Comisión de Estudio de las Bases de la


Reforma Constitucional son los siguientes: 1. Preámbulo 2. Principios fundamentales 3.
Derechos fundamentales 4. Deberes de la persona 5. Del Estado y la Nación a. Estado b.
Nacionalidad c. Territorio d. Integración e. De los tratados 6 Régimen económico a. 7.
Estructura del Estado a. Congreso b. Gobierno 8. Regímenes de Excepción 9. Servicio
de Justicia a. Autonomía de los órganos del servicio de justicia b. Poder Judicial c.
Ministerio Público d. Consejo Nacional de la Magistratura e. Justicia Militar f. Justicia
Policial g. Medios alternativos h. Funciones jurisdiccionales de las autoridades
comunales 10. Tribunal Constitucional 11. Defensoría del Pueblo 12. Bases y principios
del Estado descentralizado a. Los gobiernos locales b. Los gobiernos departamentales c.
Articulación y coordinación local y departamental 12. Defensa Nacional y Orden
Interno 13. Régimen Electoral a. Tribunal Supremo electoral b. De los partidos políticos
14. De la Administración pública a. De la función pública 15. Procesos constitucionales
16. Reforma constitucional 17. Cláusula de salvaguarda. Comisión de Estudio de las
Bases de la Reforma Constitucional del Perú. Ministerio de Justicia. Lima, 2001. [12]
Un resumen de las propuestas es: Primera alternativa: Lo primero que debe aceptar el
Congreso de la República, de ser posible el mismo mes de agosto del año en curso, es

37
declarar la nulidad de la Constitución de 1993, y declarar la vigencia de la Carta de
1979.

Las posteriores iniciativas de reforma siempre han tenido en cuenta las alternativas de
procedimiento planteadas por la Comisión, incluso el último proyecto de ley de reforma
constitucional también se basa en una de las propuestas de la Comisión [13 ].

_____________________________________________

[13] Proyecto de Ley N° 2001/2012-IC.

V. PROYECTO DE LEY DE REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN DE LA


COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN, REGLAMENTO Y ACUSACIONES
CONSTITUCIONALES DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA (2002)

Instalado el Gobierno de Alejandro Toledo, la Comisión de Constitución del Congreso


de la República emprendió la tarea de reforma habilitado por la Ley N.° 27600. El
Presidente de la Comisión el ex Congresista Henry Pease García al momento de
presentar la propuesta de reforma total de la Constitución de 1993 señaló: "En
cumplimiento de la Ley N.° 27600, la Comisión de Constitución del Congreso de la
República, ha concluido la elaboración del Proyecto de Ley de reforma integral de la
Constitución Política del Estado... Durante casi cuatro meses, desde mediados del mes
de diciembre del año 2001, hasta la primera semana de abril del 2002, la Comisión de
Constitución del Congreso de la República, elaboró el Anteproyecto de Ley de Reforma
Constitucional que ha circulado profusamente por el país. Más de cien profesionales y
académicos participaron en el debate. Se han distribuido casi 50,000 ejemplares del
texto del anteproyecto entre instituciones de la sociedad civil y del Estado, funcionarios
públicos, alumnos y profesores universitarios, sindicatos, asociaciones de pobladores,
de madres de familia y en general a todos los ciudadanos que se han interesado en este
importante tema. Luego, entre mediados de abril y hasta principios de junio, se ha
impulsado un debate público del anteproyecto y se han recogido las opiniones que los
ciudadanos y las instituciones han hecho llegar. Estas han sido sistematizadas y se han
presentado en un documento especial para ser tomadas en cuenta por los congresistas de
la Comisión de Constitución, quienes, desde principios de junio y hasta el 8 de julio han
debatido para llegar a un texto final, que es el que hoy se presenta al público. Este

38
dictamen será sometido al Pleno del Congreso en la siguiente legislatura. Luego de un
amplio debate el Pleno podrá decidir si lo vota o lo envía a otra Comisión, por él
formada. Tras su votación corresponde al Congreso decidir una fecha para que la
ciudadanía decida, por referéndum, si lo aprueba o no. Habrá pues un nuevo debate
nacional. "[14]

Esa era la propuesta, sin embargo, como ya dijimos, la permanente crisis política del
Gobierno de Toledo, terminó por diluir la iniciativa y ese momento para emprender la
reforma constitucional quedó en el olvido y en el archivo de las iniciativas legislativas.
En relación al proyecto, en opinión crítica Domingo García Belaunde sostuvo:

"Tal como está, es una versión modernizada de la de 1979, pero con el agravante de que
es más declamatoria, llena de retórica, añade planteos innecesarios, comete errores
teóricos serios y acentúa el aspecto asistencialista y populista que eran explicables en
1979, pero no en 2002. En sí mismo no representa ni representará novedad alguna ni
aportes originales, porque no existe en sus autores nada especial que hayan aportado,
salvo confusiones y algunas ideas tomadas de otros. Y en cuanto tal, ha empezado a
discutirse en el Pleno, que al momento que redacto estas líneas (diciembre de 2002) ha
aprobado sólo uno cuantos artículos del inmenso proyecto."[15] Duras críticas al
proyecto que si bien no prosperó, hoy o en el futuro también deberá ser tomado en
cuenta al momento de emprender cualquier reforma constitucional, pues su autoridad
radica en que fue consensuado por los Congresistas de la época y si bien la opinión
académica es muy importante no hay que perder de vista que las Constituciones las más
de las veces son hechas por políticos y no es malo tener en cuenta su punto de vista.

[14] Proyecto de Ley de reforma de la Constitución. Comisión de Constitución,


Reglamento y Acusaciones Constitucionales. Congreso de la República. 2002. [15]
Domingo García Belaunde. Sobre la reforma constitucional actual y sus problemas. En:
Aequum et Bonum Año I N.° 1. Revista de los estudiantes de la Facultad de Derecho y
Ciencias Políticas. Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Pag. 15.

VI. ARGUMENTOS A FAVOR DE LA REFORMA TOTAL DE LA CONSTITUCIÓN

Luego de este rápido recuento sobre las propuestas de reforma total de la Constitución
pasemos a revisar los argumentos a favor de la reforma, los cuales si bien en su mayoría
son de más de una década se mantienen hasta hoy. El Ministro de Justicia durante el

39
Gobierno de Transición (2000-2001) Diego Gárcía Sayán afirmó, en la presentación del
documento de la Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional del
Perú, lo siguiente: "Ha sido claro para el Gobierno de Transición el origen espurio de la
Carta de 1993, elaborada y aprobada en un escenario de crisis política y moral del país,
que ha sido para algunos, un estatuto de ocupación que produjo el debilitamiento de los
instrumentos de control político y permitió el uso abusivo del poder. Además dicha
Constitución fue aprobada por un Congreso Constituyente cuya existencia no se
encontraba prevista por el texto constitucional de 1979, que fue producto de un golpe de
Estado, y que no tuvo en cuenta las necesidades y cuestionamientos de la ciudadanía y
las instituciones privadas más representativas. Finalmente, fue ratificada por un
referéndum que estuvo muy cuestionado por las irregularidades cometidas durante su
desarrollo. [16]. "

Las palabras del ex Ministro y hoy Presidente de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos describen el sentir mayoritario de la clase política democrática en esa época
en el Perú. La propia Comisión señalaba en la introducción de la propuesta de reforma:
"Reconociendo el cuestionable origen de la Carta de 1993, se acordó que el texto base
para formular las reformas sería la Constitución de 1979, a la cual se le harían las
modificaciones correspondientes, incorporando los aportes formulados por los
integrantes de la Comisión y los contados avances de la Carta de 1993. [17 ]En la parte
de las alternativas para el procedimiento de reforma la Comisión señaló: "... la
Constitución de 1993, fue aprobada por un Congreso Constituyente Democrático, fruto
de un golpe de Estado y en dependencia de un gobierno autoritario y corrupto, como los
hechos posteriores lo han confirmado.

__________________________________________

[16] Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional del Perú.


Ministerio de Justicia. Lima, 2001. Pag. 7. [17] Comisión de Estudio de las Bases de la
Reforma Constitucional del Perú. Ministerio de Justicia. Lima, 2001. Pag. 16.

Adicionalmente, la Constitución de 1993 fue aprobada en un debate parlamentario


controlado y no libre, y ratificado por un referéndum que se realizó sin ninguna
seguridad ni garantía en sus resultados, y con un propósito fraudulento. La Constitución
de 1993 sólo ha servido como un instrumento de la dictadura, pues ha sido vaciada de
contenido, incumplida en los pocos preceptos novedosos y democráticos que fueron

40
incorporados, y adicionalmente, ha servido para proteger actos de corrupción y de
violación de derechos humanos, perdiendo así cualquier eventual legitimidad que
pudiera haber tenido o que hubiera aspirado a tener. Si bien no tuvo legitimidad de
origen, bien pudo tener legitimidad de ejercicio de la que también careció." [18].

Los cuestionamientos a la Constitución de 1993 y sobre todo a la legitimidad de su


origen eran la regla. Es por ello que, como ya dijimos, durante el primer semestre del
Gobierno de Alejandro Toledo el Congreso de la República expidió la Ley N.° 27600
mediante la cual, en su artículo 2, se dispuso que: "La Comisión de Constitución,
Reglamento y Acusaciones Constitucionales propondrá un proyecto de reforma total de
la Constitución, tomando en cuenta la Constitución Histórica del Perú y en particular el
texto de la Constitución de 1979. Tras su aprobación por el Congreso será sometido a
referéndum. De ser aprobado quedará abrogada la Constitución de 1993."

El Colegio de Abogados del Cuzco interpuso una demanda de inconstitucionalidad


contra dicha Ley por considerar que el Congreso de la República no tenía facultades
para emprender una reforma total ya que esta posibilidad solo la podía realizar una
Asamblea Constituyente. [19 ].

[18] Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional del Perú.


Ministerio de Justicia. Lima, 2001. Pag. 101. [19] "El demandante sostiene que el
Congreso de la República, en virtud de la Ley N°. 27600, se está arrogando atribuciones
que son propias del poder constituyente originario, inalienable e intransferible, pues
bajo el membrete de "reforma total", pretende estatuir una nueva Constitución.

El Tribunal Constitucional del Perú declaró infundada la demanda [20] y posibilitó que
la reforma continuara. Sin embargo, a lo largo de la sentencia planteó su parecer sobre
la legitimidad de la Constitución de 1993: "53. La Constitución de 1993 fue, como se ha
dicho, consecuencia del golpe de Estado del 5 de abril de 1992, además de la corrupción
generada por el uso arbitrario, hegemónico, pernicioso y corrupto del poder, y se
constituyó en un agravio al sistema democrático, pues se aprobó deformándose la
voluntad de los ciudadanos" Es de verse que, cuando se produjo la elección del
Congreso Constituyente Democrático (CCD), se encontraban inscritos en el Registro
Electoral del Perú 11'245,463 ciudadanos, de los cuales concurrieron a votar, el 18 de
noviembre de 1992, 8'191,846 ciudadanos, a pesar de que en el Perú existe el sufragio
obligatorio. El Jurado Nacional de Elecciones declaró válidos sólo 6'237,682 votos y

41
estableció 1'620,887 votos nulos y 333,277 votos en blanco. Por la agrupación oficial
Cambio 90-Nueva Mayoría votaron únicamente 3'075,422, lo que representó el 36.56 %
de los votantes y el 27.34 % del universo electoral. Con esa votación, obtenida con
coacción y con visos de fraude, la agrupación referida consiguió la aprobación del
Proyecto de Constitución de 1993 Sometida a referéndum el 31 de octubre de 1993, los
ciudadanos inscritos en el Registro Electoral del Perú alcanzaron a 11'518,669 y el
número de votantes fue de 8'178,742. Los ciudadanos que supuestamente votaron por el
SÍ (o sea aprobando la Constitución) fueron 3' 895,763. Y los que votaron por el NO (o
sea desaprobando la Constitución) fueron 3'548,334. Los votos nulos llegaron a 518,557
y los votos blancos a 216,088. (Fuente: Jurado Nacional de Elecciones) En ese contexto,
si se considera la intervención coercitiva de la cúpula militar, cogobernante, la falta de
personeros en las mesas de votación, la adulteración de las actas electorales y la
manipulación del sistema informático, hechos que fueron denunciados por los partidos
de oposición y los medios de comunicación social, resulta bastante dudoso el resultado
del referéndum del 31 de octubre de 1993 y, por lo tanto, cuestionable el origen de la
Constitución de 1993. [21 ].

_______________________________________

Sentencia del TC recaída en el Exp. N.° 0014-2002-AI/TC http://www.tc.gob.pe/


jurisprudencia/2003/00014-2002-AI.html. [20] Con voto singular del Magistrado
Manuel Aguirre Roca que compartió los argumentos de los demandantes. [21] Sentencia
del TC recaída en el Exp. N.° 0014-2002-AI/TC http://www.tc.gob.pe/

Casi un año después que el Tribunal Constitucional diera luz verde a la reforma
constitucional emprendida por el Congreso de la República, Alberto Borea Odría y más
de 5000 ciudadanos solicitó al TC que declarara la nulidad de la Constitución de 1993 y
restituyera la vigencia de la Constitución de 1979. Sus argumentos fueron: "Los
demandantes sostienen que, estando vigente la Constitución de 1979, el 5 de abril de
1992, el entonces Presidente Constitucional de la República, contando con el apoyo de
civiles y militares, perpetraron un golpe de estado e instauraron una dictadura corrupta,
la cual, para disfrazar su propósito de mantenerse en el poder por tiempo indefinido, y
revestirse de legalidad, convocó a un Congreso Constituyente Democrático para que
dicte el documento denominado "Constitución Política del Perú de 1993". Alegan que
dicho documento, además de adolecer de legitimidad de origen, no llegó a regir

42
efectivamente, pues fue reiteradamente violado por sus propios autores; ello, junto a su
evidente falta de vocación de Constitución, hacen que dicho documento no alcance la
categoría de tal, dado que, por su propia naturaleza, una Constitución debe ser el
resultado de la genuina expresión libre y soberana del pueblo, que contenga la
limitación y control del poder, además de ser garantía para la plena vigencia de los
derechos fundamentales. Agregan que una vez restaurado el régimen democrático, y en
aplicación del artículo 307.° de la Constitución Política de 1979, que establecía que ella
no perdía vigencia ni dejaba de observarse por acto de fuerza o cuando fuere derogada
por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone, corresponde que el
Tribunal Constitucional declare su inconstitucionalidad y, consecuentemente, su
nulidad, debiendo restablecerse la vigencia de la Constitución de 1979 con las normas
transitorias que definirá el propio Tribunal Constitucional o el Congreso de la
República. 46[22] El Tribunal Constitucional declaró improcedente la demanda de
Borea. Sin embargo, al igual que en el caso de la inconstitucionalidad de Ley N.° 27600
reiteró su parecer sobre la legitimidad de la Constitución de 1993: "6. ... En esa
perspectiva, el Tribunal Constitucional comparte el alegato de los recurrentes según el
cual, quien impulsó la creación de la Constitución de 1993, carecía de legitimidad de
origen o legitimidad por el procedimiento. Como se ha sostenido en la demanda, el 5 de
abril de 1992, el entonces Presidente Constitucional de la República, contando con

el apoyo de civiles y militares, perpetró un golpe de Estado e instauró una dictadura, la


cual para disfrazar su propósito de mantenerse en el poder por tiempo indefinido y
revestir de legalidad al ejercicio del poder, convocó a un Congreso Constituyente
Democrático, al que atribuyó competencia para dictar la Constitución Política del Perú
de 1993. Dicho acto, conforme a lo que establecía el artículo 81° de la Constitución de
1979, concordante con lo previsto en el artículo 346° del Código Penal vigente,
constituyó un ilícito contra los poderes del Estado y el orden constitucional, puesto que
hubo un alzamiento en armas para variar la forma de gobierno y modificar el régimen
constitucional. 8. Este Colegiado ratifica la convicción manifestada en la sentencia
precitada. En efecto, el proceso para elegir a los miembros del denominado Congreso
Constituyente Democrático, los debates en su seno y hasta el propio referéndum,
carecieron de las libertades y garantías mínimas necesarias para dotar de legitimidad de
origen a la Constitución de 1993. 27. El Tribunal Constitucional, si bien no comparte las
argumentaciones jurídicas de los representantes de los recurrentes —conjunto

43
ciudadano de impecables credenciales democráticas-, en cambio, participa de su
preocupación ética y cívica y coincide en que el tema constitucional es un problema aún
irresuelto, y cuya resolución es esencial para asegurar el proceso de transición
democrática. El hecho incontrovertible de que la anulación del texto de 1993 es
improbable, sin embargo, no resuelve el problema de fondo que, a nuestro modo de ver,
consistiría en los justos reparos morales que el oscuro origen de tal Constitución
produce en buena parte de la ciudadanía. Es, pues, inevitable que en el corto plazo y
desde una perspectiva estrictamente política, se resuelva su destino, bajo riesgo de
seguirse socavando nuestra aún precaria institucionalidad." [23] Se van a cumplir diez
años desde la invocación del Tribunal Constitucional para que a través del proceso
político se resuelva el problema de la legitimidad de origen de la Constitución de 1993.
Sin embargo, precisamente el proceso político se ha encargado de darle legitimidad a
través de sucesivas elecciones democráticas de gobiernos nacionales, regionales y
municipales. En la actualidad, en marzo del presente año, nuevamente el destacado
Constitucionalista y político Alberto Borea Odría encabeza un segundo intento[24] de
cambiar la Constitución de 1993 a través de la iniciativa de reforma del artículo 206 de
la Constitución por el que se establece el procedimiento para la reforma total de la
actual Constitución en base a la Constitución de 1979 [25]. Esta iniciativa ciudadana se
encuentra en trámite en la Comisión de Constitución el Congreso de la República.
Como hemos podido comprobar desde fines del año 2000 y hasta hoy los argumentos
[26] para la reforma total de la Constitución de 1993, radican principalmente en: 1) Es
una Constitución producto de un golpe de Estado que se hizo para legitimarlo 2) Su
aprobación a través de un referéndum es cuestionable 3) No tiene una legitimidad de
origen.

_________________________________________________

[22] El Tribunal Constitucional declaró improcedente la demanda de Borea . [23]


Sentencia del TC recaída en el Exp. N.° 0014-2003-AUTC
http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2003/00014-2003-AI.html [24] El primer intento
fue la demanda entablada por él y más de 5000 ciudadanos para que el Tribunal
Constitucional declarara la nulidad de la Constitución de 1993 en el año 2003. [25]

44
Proyecto de Ley N° 2001/2012-IC. La propuesta de reforma plantea: Artículo 206.- El
Congreso procederá a la revisión y reforma de la Constitución del Perú conforme a las
siguientes líneas: a) Revísese y utilícese como texto base para la Reforma, la
Constitución Política del Perú de 1979. b) El Preámbulo de la misma será respetado en
su integridad pudiendo añadírsele otros textos que reflejen los principios en los que se
asiente el país y valores por los que se orienta la Nación. c) Se incorporará al texto las
instituciones que fueron creadas en 1993 como la Defensoría del Pueblo y otras que
ayuden al desarrollo democrático, social y económico del país. d) Se promulgarán
medidas transitorias para convalidar los efectos de los actos jurídicos que los
particulares y los entes públicos hayan desarrollado según el texto "Constitución
Política de 1993" y en los que no se hubieren cometido actos ilícitos o violatorios de los
derechos humanos. Asimismo para señalar que los actos desarrollados en ese lapso
serán estimados jurídicamente conforme a esas normas. e) Consolidado el texto de las
reformas a la "Constitución de 1979" conforme a lo señalado en este artículo, se
declarará la nulidad de la denominada "Constitución Política del Perú de 1993". f) La
aprobación de las reformas necesita de la mayoría del número legal de los miembros del
Congreso. g) La Reforma se llevará a cabo en el término de 1 año contado a partir de la
promulgación de esta norma. El Presidente de la República promulga la ley de Reforma
de la Constitución de 1979 en el término de 7 días de recibido el texto, no pudiendo
observarla. h) En tanto se lleva adelante el trámite para la reforma ordenada en este
artículo, se suspende la posibilidad de presentar cualquier otro proyecto de reforma. i)
En ningún caso se podrá aprobar la reelección inmediata del Presidente de la República,
ni desconocer los derechos fundamentales de las personas, ni alterar el régimen
republicano, democrático representativo del Estado y del gobierno. j) En la eventualidad
que no se concluya en el plazo previsto con la reforma de la Constitución de 1979, el
Presidente de la República convocará a una Asamblea Constituyente Derivada y
Especial de 100 miembros elegidos en distrito único para que en el mismo plazo de 1
año procedan conforme a lo señalado en esta ley de Reforma. Durante este lapso el
Congreso queda en suspenso en su poder de reformar la Constitución. [26] Se han
pronunciado por la necesidad de la reforma un importante sector político que lucho
contra el Gobierno de Fujimori en los noventa y el Tribunal Constitucional en su
segunda composición.

45
VII. ARGUMENTOS EN CONTRA DE LA REFORMA TOTAL DE LA
CONSTITUCIÓN

El principal argumento a favor de mantener la Constitución de 1993 es que sus


disposiciones son las que han permitido el actual crecimiento y desarrollo económico.
Sus principales defensores, además de líderes y Congresistas del Partido Fujimorista,
son los economistas de línea neoliberal. Así por ejemplo, el Instituto Peruano de
Economía (IPE) opinó en el año 2006 en contra de la Constitución de 1979 y a favor de
la Constitución de 1993: "Es cierto que la Constitución de 1993 se aprobó en el marco
de un régimen moralmente cuestionable. Sin embargo, nadie puede negar que era
necesario dejar de lado la anterior Constitución, retrógrada por sus cuatro costados, en
la que la estabilidad laboral absorbía la capacidad de las empresas para salir del hoyo, y
en la que además se promovía un Estado empresario, lo que permitió que los gobiernos
colocasen cientos de miles de sus partidarios en la administración pública. Escasez,
empresas ineficientes, increíbles niveles de deuda pública, una hiperinflación de las
mayores del mundo y grandes forados por los cuales se filtraba la discrecionalidad del
funcionario público, que -por cierto- era "casualmente" del partido gobernante, hacían
necesario el cambio constitucional. [27]

En las elecciones generales del 2011, el candidato presidencial Pedro Pablo Kuczinsky
opinó en Radio Programas del Perú: "Yo creo que esta Constitución, a pesar de que
nació mal parida, nació en una autocracia (de Alberto Fujimori), pero es una buena
Constitución y no debemos cambiar la Constitución". [28] A raíz de la propuesta de
Alberto Borea de modificar el artículo 206 de la Constitución actual y posibilitar su
reforma total, la Dra. Cecilia Blume ha opinado lo siguiente: "La Constitución vigente
ha permitido el crecimiento económico y el bienestar general aclarando los roles del
Estado y del ciudadano. Uno, el ciudadano, es el motor del desarrollo económico; el
otro, el Estado, regula, fiscaliza, y garantiza salud, seguridad, infraestructura y
educación. Con este modelo, que no es perfecto, hemos crecido más que la mayoría de
los países del mundo y a partir de ese crecimiento hemos reducido la pobreza en más de
25%, creando también una clase media antes inexistente, que hoy impulsa el
crecimiento del país y que espera que el Estado le garantice menores trabas burocráticas
para seguir creciendo. El modelo económico no es perfecto, pero ha sido mucho más
exitoso que el de la Constitución de 1979, que quebró las empresas públicas, impidió el
crecimiento del país y dejó a los peruanos con las peores cifras económicas de la

46
historia. Por ello, al menos, el capítulo económico de la Constitución actual debe
mantenerse. [29] El segundo argumento tiene que ver con el hecho de que en las
actuales circunstancias el país no vive un momento constituyente. Nuestro colega el
profesor de Derecho Constitucional Omar Sar Suarez, sostiene en relación a la reforma
total de la Constitución: "Terminaremos señalando que desde nuestro punto de vista lo
mejor que se puede hacer es no sancionar una nueva Constitución y en caso de que se lo
juzgue necesario discutir en conjunto las modificaciones que la carta de 1993 podría
requerir dejando que el resto de las adecuaciones y precisión de alcance sean llevadas a
cabo por el Tribunal Constitucional en ejercicio de sus funciones de interpretación. Sólo
respetando la legalidad y los precedentes jurisprudenciales alcanzaremos el nivel de
estabilidad jurídica y predictibilidad de las resoluciones judiciales que requiere un país
en vías de desarrollo que quiera mirar el futuro con alguna cuota de fundado optimismo.

Este trabajo que comenzó glosando la euforia incontenible de los reformistas de todas
las épocas concluye con un humilde llamado a la prudencia y la moderación, virtudes
sublimes que no son fáciles de hallar en el político investido de poder pero que resultan
imprescindibles en el estadista que antepone los intereses de su país al efímero titular de
ocho columnas con su nombre." [30] El destacado Constitucionalista Samuel Abad
Yupanqui [31] , también ha opinado en el mismo sentido: "En los momentos actuales,
no apreciamos que exista consenso para avanzar hacia una reforma constitucional. Las
propuestas iniciales fueron paulatinamente archivadas. Por ello, todo hace pensar que en
los próximos años seguiremos bajo la Constitución de 1993 y solo tendremos algunas
reformas puntuales a ella." Del lado de los actores políticos Juan Sheput [32], connotado
dirigente. de Perú Posible, ha sostenido: "... nuevamente surgen voces de reforma
constitucional. Se habla no solo de volver a la de 1979 sino de una nueva Carta Magna.
Particularmente creo que no estamos en presencia de un momento constituyente, es
decir, aquel en el cual hay las condiciones políticas para ir a un gran cambio
constitucional. El poder constituyente, el pueblo, genera estas condiciones, y este, por el
momento, no parece entusiasmado con un profundo proceso de reforma. Todas las
constituciones pueden ser modificadas, es cierto. Pero lo es también que los agentes
económicos se muestren recelosos ante la eventualidad de un cambio de las reglas de
juego. En ese sentido un cambio al capítulo económico significará que se detenga el
proceso dinámico de inversiones que tenía el país hasta hace unos meses. Por más
debate que se convoque, esta es una realidad que no se puede ocultar."

47
VIII. CAUSAS POR LAS CUALES LA CONSTITUCIÓN DE 1993 SE MANTIENE

El modelo económico neoliberal que impuso Fujimori en los inicios de los noventas ha
sido continuado por todos los gobiernos democráticos, luego de su caída. Valentín
Paniagua, Alejandro Toledo, Alan García, e incluso 011anta Humala, que en sus dos
campañas proponía un cambio, han continuado con él. Por ello, la Constitución de 1993
se adapta bien a dicha política económica. Los factores reales de poder, en especial los
empresarios, se oponen al cambio de Constitución pues las actuales reglas
constitucionales son compatibles con la iniciativa privada libre. Los gobiernos
democráticos no han querido entrar en confrontación con el poder económico.

[27] http://www.comexperu.org.pe/negocios.asp [28] http: //www.larepublica.pe/26-03-


201 1 /ppk-considera-que-constitucion-de-1993-no-debe- ser-cambiada [29] No doctor,
Borea, en CB Consult: http://www.cbconsultperu.com/index.php/articulos/ detalle/169
[30] Omar Sar Suarez. REFORMA CONSTITUCIONAL: Un proceso recurrente a lo
largo de nuestra historia. Tesis para optar el Grado de Magister en Derecho
Constitucional. Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima. 2007. [31] Samuel
Abad Yupanqui. Constitución y Procesos Constitucionales. Estudio introductorio,
legislación, jurisprudencia e índices. 4ta ed. Actualizada. Palestra. Lima. 2010. Pag. 10.
[32] http ://diari o 16.p e/co lumni sta/7/j uan- sheput/1018/p o der-c on stituyente -mo
mento- constituyente

La clase política no tiene interés en cambiar la Constitución de 1993 porque entre otras
razones han venido siendo elegidos por sus reglas y la dinámica política actual se basa
en ella. Incluso un sector importante de la ciudadanía está conforme con el Congreso
Unicameral y se opone a que se reinstaure el Congreso bicameral. La ciudadanía no
muestra interés en un cambio constitucional. Algunos sectores principistas postulan el
cambio básicamente debido al déficit de legitimidad de origen de la Constitución
(Alberto Borea entre otros). Sectores radicales quieren un cambio constitucional, que se
inscribe en la corriente de países como Venezuela, Ecuador y Bolivia, para posibilitar
una reforma política y cambiar la democracia representativa liberal. El Tribunal
Constitucional desde el año 2001 se ha encargado de legitimar jurídicamente la
Constitución de 1993 a través de su jurisprudencia, desarrollando casi todas sus
disposiciones. En algunos casos interpretándola para hacerla más protectora de los
derechos (por ejemplo su interpretación del artículo 27 de la Constitución sobre

48
adecuada protección contra el despido arbitrario) [33]. Podemos afirmar que a lo largo
de estos casi 20 años la Constitución de 1993 ha adquirido una legitimidad de ejercicio
debido a dos actores principales: el Tribunal Constitucional y el Poder Judicial de un
lado y de otro a la clase política debido a su aplicación en el proceso político
democrático.

___________________________________________

[33] Francisco Morales Saravia. Jurisprudencia constitucional y reposición laboral


privada. En Palestra del Tribunal Constitucional. Revista mensual de Jurisprudencia.
Año 1 N.° 9. Setiembre. 2006. Lima. Pag. 491 -496.

IX. CONCLUSIONES

Como sostiene José Afonso da Silva "A permanencia de uma Constituicao depende
muito de sua capacidade de traducir os valores mais profundos que informan a
sociedade. E desta fonte que promana a mística que a sustenta". [34] El Perú de hoy es
un país de economía neoliberal y desde hace más de veinte años la sociedad peruana
tiene una profunda transformación en donde los valores liberales cobran protagonismo
mezclándose con nuestros valores tradicionales. Esta situación ayuda a la permanencia
de la Constitución de 1993. Sin embargo, el Perú también es un país de profundas
desigualdades económicas y sociales que aspira a un cambio social. Esta fuerza
necesariamente buscará un cambio político y constitucional. Esta tensión explica de
alguna manera porque el tema de la reforma constitucional sea recurrente.

Con una dosis de realismo y pragmatismo algunos sostienen que no es el momento para
una reforma total o convocatoria a una Constituyente. En esta línea se puede sostener
que es preferible actuar con prudencia y dejar que sean las propias fuerzas políticas,
económicas y sociales las que produzcan el cambio de la actual Constitución o su
reforma cuando se den las condiciones. Por otro lado, quienes siguen postulando un
cambio de la Constitución tienen a su favor la bandera de los principios lo cual es
respetable a la luz de nuestra historia política donde muchas veces los valores y
principios no son tomados en cuenta. Luego de transcurridos casi veinte años de
vigencia de la Constitución de 1993 el debate sobre si debe o no modificarse la
Constitución o elaborarse una nueva se mantendrá porque siendo el Perú un país en vías
de desarrollo y con poca tradición democrática nuestras instituciones están en

49
formación. No debemos descartar las posibilidades. Por ahora creo, que sin dejar de ser
importante el tema de la reforma constitucional, tenemos como preocupación inmediata
que en el 2016 se realicen elecciones generales normales sin sobresaltos ni quiebra de
las reglas de juego. Si esto es así habremos avanzado como país pues será el período
más largo de alternancia democrática en la historia de los últimos 100 años. Debemos
ver a la Constitución de 1993, independientemente de su origen, como el conjunto de
reglas que gobierna nuestro juego democrático. Si no las respetamos hoy tampoco lo
haremos en el futuro, con la misma o con una nueva.

________________________________________

[34] José Afonso da Silva: Acertos e desacertos das reformas constitucionais. En:
Revista Peruana de Derecho Constitucional N.° 1, Tribunal Constitucional, Lima, 1999.
Pag. 280.

50
IV. REFORMA CONSTITUCIONAL DE CUBA

LA RECIENTE REFORMA CONSTITUCIONAL EN CUBA DEL 26 DE JUNIO DE


2002 (UN CASO SINGULAR) [40].

Un caso bastante especial es el que nos ofrece el modelo de reforma adoptado por Cuba
no hace sino unos pocos meses. En efecto, una rápida ojeada de los contenidos que se
propugna a través de la consabida Ley de Reforma nos permite apreciar que dicho país
ha incorporado a sus técnicas reformatorias las llamadas cláusulas pétreas o de
intangibilidad, disposiciones que como bien se sabe, apuntan a garantizar un estado de
invulnerabilidad o irreversibilidad en los contenidos constitucionales. Prueba irrefutable
de que dicho esquema es adoptado por el modelo en mención se corrobora desde la sola
supresión a toda referencia de las llamadas reformas totales o parciales originalmente
reconocidas como opciones modificatorias en el texto primigenio del artículo 137 de la
Constitución cubana y su sustitución por un texto genérico, que a pesar de reconocer la
capacidad reformatoria, la somete a evidentes condicionamientos. Si cabe hablar así
para el nuevo texto, queda claro que si bien la Constitución puede ser reformada por la
Asamblea Nacional del Poder Popular mediante acuerdo adoptado, en votación nominal,
por una mayoría no inferior a las dos terceras partes del número total de sus integrantes,
tal procedimiento de ninguna forma puede recaer sobre el sistema político, económico y
social, cuyo carácter irrevocable ha quedado establecido en el artículo 3 del Capítulo I.
Dicho sea de paso, tampoco y por otra parte se puede aventurar una reforma cuando ésta
pretenda desconocer la prohibición de negociar acuerdos bajo agresión, amenaza o
coerción de una potencia extranjera.

[40] Acerca de los textos constitucionales en el devenir de su historia, vid. Andrés Ma.
Lazcano y Mazón: Las constituciones de Cuba, Ediciones Cultura Hispánica, Madrid,
1952.

Que, como complemento a lo dicho, la Ley de Reforma haya establecido que: "El
socialismo y el sistema político y social revolucionario... probado por años de heroica
resistencia frente a las agresiones de todo tipo y la guerra económica de los gobiernos
de la potencia imperialista más poderosa que ha existido... es irrevocable, y Cuba no
volverá jamás al capitalismo" (adición al texto del artículo 3) o que: "Las relaciones
económicas, diplomáticas y políticas con cualquier Estado no podrán ser jamás
negociadas bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera" (adición al
texto del artículo 11); no hace sino reflejar, al margen del calibrado matiz ideológico
(explicado por lo demás, dadas las peculiares características gubernamentales de dicho
país) una férrea voluntad de dotar a la Constitución cubana de mecanismos que
aseguren su pervivencia de fondo por encima de eventuales procedimientos de
modificación futura. Si, en todo caso, la opción acogida no es practicable —engañosa,
por tanto, sino errónea— dependerá en buena medida no sólo de la existencia de
mecanismos jurídicos complementarios (un eventual control constitucional de las
reformas, hasta hoy inexistente en dicho país) sino de la propia concepción de soberanía

51
popular que a futuro se maneje. Sin embargo eso es algo en lo que por ahora no se
puede hacer mayores especulaciones, salvo las que aparecen objetivamente en el
documento examinado.

He aquí el texto:

LEY DE REFORMA CONSTITUCIONAL DE CUBA DEL 26 DE JUNIO DE 2002

Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular


HAGO SABER: que la Asamblea Nacional del Poder Popular en Sesión Extraordinaria
celebrada el día 26 del mes de junio del 2002, en votación nominal, conforme a las
reglas que establece en su Capítulo XV, Artículo 137, la Constitución de la República,
adoptó por unanimidad el Acuerdo No. - mediante el cual habilitó la siguiente Ley de
Reforma Constitucional: POR CUANTO: El pueblo de Cuba, titular del poder soberano
del Estado y por ende del poder constituyente de la nación, que se traduce en la
Constitución vigente cuyo anteproyecto original, discutido y analizado por millones de
personas que aportaron sus ideas y modificaciones al texto presentado, posteriormente
aprobada en referendo nacional mediante el voto libre, directo y secreto del 97,7% de
los electores que acudieron a las urnas y proclamada el 24 de febrero de 1976.

POR CUANTO: El pueblo de Cuba, en un proceso plebiscitario popular, puesto de


manifiesto en la Asamblea Extraordinaria de las direcciones nacionales de las
organizaciones de masas, actos y marchas a todo lo largo y ancho del país, donde
participaron más de nueve millones de personas y luego mediante la firma pública y
voluntaria de 8 198 237 de electores, han solicitado a la Asamblea Nacional del Poder
Popular reformar la Constitución de la República. POR TANTO: La Asamblea Nacional
del Poder Popular, expresando la voluntad del pueblo de Cuba y en uso de la potestad
que le confiere el Artículo 70 y en correspondencia con el inciso a) del Artículo 75 y el
Artículo 137, todos de la Constitución de la República, acuerda la siguiente:

LEY DE REFORMA CONSTITUCIONAL

Artículo 1: Se modifica el Capítulo I, Fundamentos Políticos, Sociales y Económicos


del Estado del modo que sigue: a) Adicionar un párrafo al final del Artículo 3. b)
Adicionar un párrafo al final del Artículo 11. Los que quedan redactados de la forma
siguiente: Artículo 3.- En la República de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual
dimana todo el poder del Estado. Ese poder es ejercido directamente o por medio de las
Asambleas del Poder Popular y demás órganos del Estado que de ellas se derivan, en la
forma y según las normas fijadas por la Constitución y las leyes. Ricardo Alarcón leyó
el proyecto que fue aprobado en la sesión extraordinaria. Todos los ciudadanos tienen el
derecho de combatir por todos los medios, incluyendo la lucha armada, cuando no fuera
posible otro recurso, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y
económico establecido por esta Constitución. El socialismo y el sistema político y social
revolucionario establecido en esta Constitución, probado por años de heroica resistencia
frente a las agresiones de todo tipo y la guerra económica de los gobiernos de la
potencia imperialista más poderosa que ha existido y habiendo demostrado su capacidad

52
de transformar el país y crear una sociedad enteramente nueva y justa, es irrevocable, y
Cuba no volverá jamás al capitalismo. Artículo 11.- El Estado ejerce su soberanía: a)
sobre todo el territorio nacional, integrado por la Isla de Cuba, la Isla de la Juventud, las
demás islas y cayos adyacentes, las aguas interiores y el mar territorial en la extensión
que fija la ley y el espacio aéreo que sobre éstos se extiende; b) sobre el medio ambiente
y los recursos naturales del país; c) sobre los recursos naturales, tanto vivos como no
vivos, de las aguas, el lecho y el subsuelo de la zona económica marítima de la
República, en la extensión que fija la ley, conforme a la práctica internacional. La
República de Cuba repudia y considera ilegales y nulos los tratados, pactos o
concesiones concertados en condiciones de desigualdad o que desconocen o disminuyen
su soberanía y su integridad territorial. Las relaciones económicas, diplomáticas y
políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas bajo agresión,
amenaza o coerción de una potencia extranjera. Artículo 2: Se modifica el Capítulo XV,
Reforma Constitucional, en la forma siguiente: a) Suprimir en el Artículo 137, primer
párrafo, las palabras: "...total o parcialmente..." y en el segundo párrafo, las palabras:
"...es total o...". b) Adicionar al final del primer párrafo del Artículo 137: "...excepto en
lo que se refiere al sistema político, económico y social, cuyo carácter irrevocable lo
establece el Artículo 3 del Capítulo I, y la prohibición de negociar acuerdos bajo
agresión, amenaza o coerción de una potencia extranj era". El cual queda redactado de
la manera que sigue: Artículo 137.- Esta Constitución solo puede ser reformada por la
Asamblea Nacional del Poder Popular mediante acuerdo adoptado, en votación nominal,
por una mayoría no inferior a las dos terceras partes del número total de sus integrantes,
excepto en lo que se refiere al sistema político, económico y social, cuyo carácter
irrevocable lo establece el Artículo 3 del Capítulo I, y la prohibición de negociar
acuerdos bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera. Si la reforma se
refiere a la integración y facultades de la Asamblea Nacional del Poder Popular o de su
Consejo de Estado o a derechos y deberes consagrados en la Constitución, requiere,
además, la ratificación por el voto favorable de la mayoría de los ciudadanos con
derecho electoral, en referendo convocado al efecto por la propia Asamblea. Artículo 3:
Adicionar al final del texto constitucional, luego del Capítulo XV, Artículo 137, una
Disposición Especial, que exprese lo siguiente:

DISPOSICIÓN ESPECIAL.- El pueblo de Cuba, casi en su totalidad, expresó entre los


días 15 y 18 del mes de junio del 2002, su más decidido apoyo al proyecto de reforma
constitucional propuesto por las organizaciones de masas en asamblea extraordinaria de
todas sus direcciones nacionales que había tenido lugar el día 10 del propio mes de
junio, en el cual se ratifica en todas sus partes la Constitución de la República y se
propone que el carácter socialista y el sistema político y social contenido en ella sean
declarados irrevocables, como digna y categórica respuesta a las exigencias y amenazas
del gobierno imperialista de Estados Unidos el 20 de mayo del 2002. Todo lo cual fue
aprobado por unanimidad, mediante el Acuerdo No. - adoptado en sesión extraordinaria
de la V Legislatura, celebrada los días 24, 25 y 26 del mes de junio del 2002.

DISPOSICIONES FINALES

53
PRIMERA: Teniendo en cuenta las modificaciones realizadas por esta Ley de Reforma
Constitucional, corríjase en lo pertinente e imprímase íntegramente en un solo texto con
carácter oficial la Constitución de la República de Cuba con las reformas aquí
aprobadas y en el correspondiente texto único consígnese las fechas y demás datos de la
presente Reforma. SEGUNDA: Se derogan cuantas disposiciones legales se opongan al
cumplimiento de lo establecido en la presente Ley. TERCERA: Esta Ley de Reforma
Constitucional comenzará a regir a partir de la fecha de su publicación en la Gaceta
Oficial de la República. Dada en la Sala de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, Palacio de las Convenciones, Ciudad de La Habana, a los 26 días del mes de
junio de 2002, "Año de los Héroes Prisioneros del imperio".

V. LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE ESTADOS UNIDOS


DE NORTEAMERICA

La Constitución de los Estados Unidos de América 1787

La Constitución de los Estados Unidos de América, 1787, Artículo Uno

NOSOTROS, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta,
establecer Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa común, promover
el bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los

54
beneficios de la Libertad, estatuimos y sancionamos esta CONSTITUCION para los
Estados Unidos de América.

Artículo Uno

Primera Sección

Todos los poderes legislativos otorgados en la presente Constitución corresponderán a


un Congreso de los Estados Unidos, que se compondrá de un Senado y una Cámara de
Representantes.

Segunda Sección

1. La Cámara de Representantes estará formada por miembros elegidos cada dos


años por los habitantes de los diversos Estados, y los electores deberán poseer en cada
Estado las condiciones requeridas para los electores de la rama mas numerosa de la
legislatura local.

2. No será representante ninguna persona que no haya cumplido 25 años de edad y


sido ciudadano de los Estados Unidos durante siete años, y que no sea habitante del
Estado en el cual se le designe, al tiempo de la elección.

3. (Los representantes y los impuestos directos se prorratearán entre los distintos


Estados que formen parte de esta Union, de acuerdo con su población respectiva, la cual
se determinará sumando al número total de personas libres, inclusive las obligadas a
prestar servicios durante cierto término de años y excluyendo a los indios no sujetos al
pago de contribuciones, las tres quintas partes de todas las personas restantes). El
recuento deberá hacerse efectivamente dentro de los tres años siguientes a la primera
sesión del Congreso de los Estados Unidos y en lo sucesivo cada 10 años, en la forma
que dicho cuerpo disponga por medio de una ley. El número de representantes no
excederá de uno por cada 30 mil habitantes con tal que cada Estado cuente con un
representante cuando menos; y hasta que se efectúe dicho recuento, el Estado de Nueva
Hampshire tendrá derecho a elegir tres; Massachusetts, ocho; Rhode Island y las
Plantaciones de Providence, uno; Connecticut, cinco; Nueva York, seis; Nueva Jersey,
cuatro; Pennsylvania, ocho; Delaware, uno; Maryland seis; Virginia, diez; Carolina del
Norte, cinco; Carolina del Sur, cinco y Georgia, tres.

55
4. Cuando ocurran vacantes en la representación de cualquier Estado, la autoridad
ejecutiva del mismo expedirá un decreto en que se convocará a elecciones con el objeto
de llenarlas.

5. La Cámara de Representantes elegirá su presidente y demás funcionarios y será


la única facultada para declarar que hay lugar a proceder en los casos de
responsabilidades oficiales.

Tercera Sección

1. El Senado de los EE.UU. se compondrá de dos Senadores por cada Estado,


elegidos por seis años por la legislatura del mismo, y cada Senador dispondrá de un
voto.

2. Tan pronto como se hayan reunido a virtud de la elección inicial, se dividirán en


tres grupos tan iguales como sea posible. Las actas de los senadores del primer grupo
quedarán vacantes al terminar el segundo año; las del segundo grupo, al expirar el
cuarto año y las del tercer grupo, al concluír el sexto año, de tal manera que sea factible
elegir una tercera parte cada dos años, y si ocurren vacantes, por renuncia u otra causa,
durante el receso de la legislatura de algún Estado, el Ejecutivo de éste podrá hacer
designaciones provisionales hasta el siguiente período de sesiones de la legislatura, la
que procederá a cubrir dichas vacantes.

3. No será senador ninguna persona que no haya cumplido 30 años de edad y sido
ciudadano de los Estados Unidos durante nueve años y que, al tiempo de la elección, no
sea habitante del Estado por parte del cual fue designado.

4. El Vicepresidente de los EE.UU. será presidente del Senado, pero no tendrá voto
sino en el caso de empate.

5. El Senado elegirá a sus demás funcionarios, así como un presidente pro tempore,
que fungirá en ausencia del Vicepresidente o cuando éste se halle desempeñando la
presidencia de los Estados Unidos.

6. El Senado poseerá derecho exclusivo de juzgar sobre todas las acusaciones por
responsabilidades oficiales. Cuando se reuna con este objeto, sus miembros deberán
prestar un juramento o protesta. Cuando se juzgue al Presidente de los EE.UU deberá

56
presidir el del Tribunal Supremo. Y a ninguna persona se le condenará si no concurre el
voto de dos tercios de los miembros presentes.

7. En los casos de responsabilidades oficiales, el alcance de la sentencia no irá más


allá de la destitución del cargo y la inhabilitación para ocupar y disfrutar cualquier
empleo honorífico, de confianza o remunerado, de los Estados Unidos; pero el
individuo condenado quedará sujeto, no obstante, a que se le acuse, enjuicie, juzgue y
castigue con arreglo a derecho.

Cuarta Sección

1. Los lugares, épocas y modo de celebrar las elecciones para senadores y


representantes se prescribirán en cada Estado por la legislatura respectiva pero el
Congreso podrá formular o alterar las reglas de referencia en cualquier tiempo por
medio de una ley, excepto en lo tocante a los lugares de elección de los senadores.

2. El Congreso se reunirá una vez al año, y esta reunión será el primer lunes de
diciembre, a no ser que por ley se fije otro dia.

Quinta Sección

1. Cada Cámara calificará las elecciones, los informes sobre escrutinios y la


capacidad legal de sus respectivos miembros, y una mayoría de cada una constituirá el
quórum necesario para deliberar; pero un número menor puede suspender las sesiones
de un día para otro y estará autorizado para compeler a los miembros ausentes a que
asistan, del modo y bajo las penas que determine cada Cámara.

2. Cada Cámara puede elaborar su reglamento interior, castigar a sus miembros


cuando se conduzcan indebidamente y expulsarlos de su seno con el asentimiento de las
dos terceras partes.

3. Cada Cámara llevará un diario de sus sesiones y lo publicará de tiempo en


tiempo a excepción de aquellas partes que a su juicio exijan reserva, y los votos
afirmativos y negativos de sus miembros con respecto a cualquier cuestión se harán
constar en el diario, a petición de la quinta parte de los presentes.

57
4. Durante el período de sesiones del Congreso ninguna de las Cámaras puede
suspenderlas por mas de tres días ni acordar que se celebrarán en lugar diverso de aquel
en que se reunen ambas Cámaras sin el consentimiento de la otra.

Sexta Sección

1. Los senadores y representantes recibirán por sus servicios una remuneración que
será fijada por la ley y pagada por el tesoro de los EE.UU. En todos los casos,
exceptuando los de traición, delito grave y perturbación del orden publico, gozarán del
privilegio de no ser arrestados durante el tiempo que asistan a las sesiones de sus
respectivas Cámaras, así como al ir a ellas o regresar de las mismas, y no podrán ser
objeto en ningún otro sitio de inquisición alguna con motivo de cualquier discusión o
debate en una de las Cámaras.

2. A ningún senador ni representante se le nombrará, durante el tiempo por el cual


haya sido elegido, para ocupar cualquier empleo civil que dependa de los Estados
Unidos, que haya sido creado o cuyos emolumentos hayan sido aumentados durante
dicho tiempo, y ninguna persona que ocupe un cargo de los Estados Unidos podrá
formar parte de las Cámaras mientras continue en funciones.

Séptima Sección

1. Todo proyecto de ley que tenga por objeto la obtención de ingresos deberá
proceder primeramente de la Cámara de Representantes; pero el Senado podrá proponer
reformas o convenir en ellas de la misma manera que tratandose de otros proyectos.

2. Todo proyecto aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado se


presentará al Presidente de los Estados Unidos antes de que se convierta en ley; si lo
aprobare lo firmará; en caso contrario lo devolverá, junto con sus objeciones, a la
Cámara de su origen, la que insertará integras las objeciones en su diario y procederá a
reconsiderarlo. Si después de dicho nuevo exámen las dos terceras partes de esa Cámara
se pusieren de acuerdo en aprobar el proyecto, se remitirá, acompañado de las
objeciones, a la otra Cámara, por la cual será estudiado también nuevamente y, si lo
aprobaren los dos tercios de dicha Cámara, se convertirá en ley. Pero en todos los casos
de que se habla, la votación de ambas Cámaras será nominal y los nombres de las
personas que voten en pro o en contra del proyecto se asentarán en el diario de la
Cámara que corresponda. Si algun proyecto no fuera devuelto por el Presidente dentro

58
de 10 días (descontando los domingos) después de haberle sido presentado, se
convertirá en ley, de la misma manera que si lo hubiera firmado, a menos de que al
suspender el Congreso sus sesiones impidiera su devolución, en cuyo caso no será ley.

3. Toda orden, resolución o votación para la cual sea necesaria la concurrencia del
Senado y la Cámara de Representantes (salvo en materia de suspensión de las sesiones),
se presentará al Presidente de los Estados Unidos y no tendrá efecto antes de ser
aprobada por el o de ser aprobada nuevamente por dos tercios del Senado y de la
Cámara de Representantes, en el caso de que la rechazare, de conformidad con las
reglas y limitaciones prescritas en el caso de un proyecto de ley.

Octava Sección

1. El Congreso tendra facultad: Para establecer y recaudar contribuciones,


impuestos, derechos y consumos; para pagar las deudas y proveer a la defensa común y
bienestar general de los Estados Unidos; pero todos los derechos, impuestos y consumos
serán uniformes en todos los Estados Unidos.

2. Para contraer empréstitos a cargo de creditos de los Estados Unidos.

3. Para reglamentar el comercio con las naciones extranjeras, entre los diferentes
Estados y con las tribus indias.

4. Para establecer un régimen uniforme de naturalización y leyes uniformes en


materia de quiebra en todos los Estados Unidos.

5. Para acuñar monedas y determinar su valor, así como el de la moneda extranjera.


Fijar los patrones de las pesas y medidas.

6. Para proveer lo necesario al castigo de quienes falsifiquen los títulos y la


moneda corriente de los Estados Unidos.

7. Para establecer oficinas de correos y caminos de posta.

8. Para fomentar el progreso de la ciencia y las artes útiles, asegurando a los


autores e inventores, por un tiempo limitado, el derecho exclusivo sobre sus respectivos
escritos y descubrimientos.

9. Para crear tribunales inferiores al Tribunal Supremo.

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10. Para definir y castigar la pirateria y otros delitos graves cometidos en alta mar y
violaciones al derecho internacional.

11. Para declarar la guerra, otorgar patentes de corso y represalias y para dictar
reglas con relación a las presas de mar y tierra.

12. Para reclutar y sostener ejercitos, pero ninguna autorización presupuestaria de


fondos que tengan ese destino será por un plazo superior a dos años.

13. Para habilitar y mantener una armada.

14. Para dictar reglas para el gobierno y ordenanza de las fuerzas navales y
terrestres.

15. Para disponer cuando debe convocarse a la milicia nacional con el fin de hacer
cumplir las leyes dela Unión, sofocar las insurrecciones y rechazar las invasiones.

16. Para proveer lo necesario para organizar, armar y disciplinar a la milicia nacional
y para gobernar aquella parte de esta que se utilice en servicio de los Estados Unidos;
reservandose a los Estados correspondientes el nombramiento de los oficiales y la
facultad de instruir conforme a la disciplina prescrita por el Congreso.

17. Para legislar en forma exclusiva en todo lo referente al Distrito (que no podrá ser
mayor que un cuadrado de 10 millas por lado) que se convierta en sede del gobierno de
los Estados Unidos, como consecuencia de la cesion de algunos Estados en que se
encuentren situados, para la construcción de fuertes, almacenes, arsenales, astilleros y
otros edificios necesarios.

18. Para expedir todas las leyes que sean necesarias y convenientes para llevar a
efecto los poderes anteriores y todos los demás que esta Constitución confiere al
gobierno de los Estados Unidos o cualquiera de sus departamentos o funcionarios.

Novena Sección

1. El Congreso no podrá prohibir antes del año de mil ochocientos ocho la


inmigración o importación de las personas que cualquiera de los Estados ahora
existentes estime oportuno admitir, pero puede imponer sobre dicha importación una
contribución o derecho que no pase de 10 dólares por cada persona.

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2. El privilegio del habeas corpus no se suspendera, salvo cuando la seguridad
pública lo exija en los casos de rebelión o invasión.

3. No se aplicarán decretos de proscripción ni leyes ex post facto.

4. No se establecerá ningún impuesto directo ni de capitación, como no sea


proporcionalmente al censo o recuento que antes se ordeno practicar.

5. Ningún impuesto o derecho se establecerá sobre los artículos que se exporten de


cualquier Estado.

6. Los puertos de un Estado no gozarán de preferencia sobre los de ningún otro a


virtud de reglamentación alguna mercantil o fiscal; tampoco las embarcaciones que se
dirijan a un Estado o procedan de él estarán obligadas a ingresar por algun otro,
despachar en el sus documentos o cubrirle derechos.

7. Ninguna cantidad podrá extraerse del tesoro si no es como consecuencia de


asignaciones autorizadas por la ley, y de tiempo en tiempo deberá publicarse un estado y
cuenta ordenados de los ingresos y gastos del tesoro.

8. Los Estados Unidos no concederán ningún título de nobleza y ninguna persona


que ocupe un empleo remunerado u honorífico que dependa de ellos aceptará ningún
regalo, emolumento, empleo o título, sea de la clase que fuere, de cualquier monarca,
principe o Estado extranjero, sin consentimiento del Congreso.

Décima Sección

1. Ningún Estado celebrará tratado, alianza o confederación algunos; otorgará


patentes de corso y represalias; acuñara moneda, emitirá papel moneda, legalizará
cualquier cosa que no sea la moneda de oro y plata como medio de pago de las deudas;
aprobará decretos por los que se castigue a determinadas personas sin que preceda juicio
ante los tribunales, leyes ex post facto o leyes que menoscaben las obligaciones que
derivan de los contratos, ni concederá título alguno de nobleza.

2. Sin el consentimiento del Congreso ningún Estado podrá imponer derechos


sobre los artículos importados o exportados, cumplir sus leyes de inspección, y el
producto neto de todos los derechos e impuestos que establezcan los Estados sobre las

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importaciones y exportaciones se aplicará en provecho del tesoro de los Estados Unidos;
y todas las leyes de que se trata estarán sujetas a la revisión y vigilancia del Congreso.

3. Sin dicho consentimiento del Congreso ningún Estado podrá establecer derechos
de tonelaje, mantener tropas o navíos de guerra en tiempo de paz, celebrar convenio o
pacto alguno con otro Estado o con una potencia extranjera, o hacer la guerra, a menos
de ser invadido realmente o de hallarse en peligro tan inminente que no admita demora.

Artículo Dos

Primera Sección

1. Se deposita el poder ejecutivo en un Presidente de los Estados Unidos.


Desempeñara su encargo durante un término de cuatro años y, juntamente con el
Vicepresidente designado para el mismo período, será elegido como sigue:

2. Cada Estado nombrará, del modo que su legislatura disponga, un número de


electores igual al total de los senadores y representantes a que el Estado tenga derecho
en el Congreso, pero ningún senador, ni representante, ni persona que ocupe un empleo
honorífico o remunerado de los Estado Unidos podrá ser designado como elector.

3. El Congreso podrá fijar la época de designación de los electores, así como el día
en que deberan emitir sus votos, el cual deberá ser el mismo en todos los Estados
Unidos.

4. Solo las personas que sean ciudadanos por nacimiento o que hayan sido
ciudadanos de los Estados Unidos al tiempo de adoptarse esta Constitución, serán
elegibles para el cargo de Presidente; tampoco será elegible una persona que no haya
cumplido 35 años de edad y que no haya residido 14 años en los Estados Unidos.

5. En caso de que el Presidente sea separado de su puesto, de que muera, renuncie


o se incapacite para dar cumplimiento a los poderes y deberes del referido cargo, este
pasará al Vicepresidente y el Congreso podrá preveer por medio de una ley el caso de
separación, muerte, renuncia o incapacidad, tanto del Presidente como del
Vicepresidente, y declarar que funcionario fungirá como Presidente hasta que
desaparezca la causa de incapacidad o se elija un Presidente.

62
6. El Presidente recibirá una remuneración por sus servicios, en las épocas que se
determinarán, la cual no podrá ser aumentada ni disminuida durante el período para el
cual haya sido designado y no podrá recibir durante ese tiempo ningún otro emolumento
de parte de los Estados Unidos o de cualquiera de estos.

7. Antes de entrar a desempeñar su cargo prestará el siguiente juramento o protesta:


"Juro (o protesto) solemnemente que desempeñaré legalmente el cargo de Presidente de
los Estados Unidos y que sostendré, protegeré y defenderé la Constitución de los
Estados Unidos, empleando en ello el máximo de mis facultades".

Segunda Sección

1. El Presidente será comandante en jefe del ejercito y la marina de los Estados


Unidos y de la milicia de los diversos Estados cuando se la llame al servicio activo de
los Estados Unidos; podrá solicitar la opinión por escrito del funcionario principal de
cada uno de los departamentos administrativos con relación a cualquier asunto que se
relacione con los deberes de sus respectivos empleos, y estará facultado para suspender
la ejecución de las sentencias y para conceder indultos tratándose de delitos contra los
Estados Unidos, excepto en los casos de acusación por responsabilidades oficiales.

2. Tendrá facultad, con el consejo y consentimiento del Senado, para celebrar


tratados, con tal de que den su anuencia dos tercios de los senadores presentes, y
propondrá y, con el consejo y sentimiento del Senado, nombrará a los embajadores, los
demás ministros públicos y los cónsules, los magistrados del Tribunal Supremo y a
todos los demás funcionarios de los Estados Unidos a cuya designación no provea este
documento en otra forma y que hayan sido establecidos por ley. Pero el Congreso podrá
atribuir el nombramiento de los funcionarios inferiores que considere convenientes, por
medio de una ley, al Presidente solo, a los tribunales judiciales o a los jefes de los
departamentos.

3. El Presidente tendrá el derecho de cubrir todas las vacantes que ocurrán durante
el receso del Senado, extendiendo nombramientos provisionales que terminarán al final
del siguiente período de sesiones.

Tercera Sección

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Periódicamente deberá proporcionar al Congreso informes sobre el estado de la Unión,
recomendando a su consideración las medidas que estime necesarias y oportunas; en
ocasiones de carácter extraordinario podrá convocar a ambas Cámaras o a cualquiera de
ellas, y en el supuesto de que discrepen en cuanto a la fecha en que deban entrar en
receso, podrá suspender sus sesiones, fijandoles para que las reanuden la fecha que
considere conveniente; recibirá a los embajadores y otros ministros públicos; cuidará de
que las leyes se ejecuten puntualmente y extenderá los despachos de todos los
funcionarios de los Estados Unidos.

Cuarta Sección

El Presidente, el Vicepresidente y todos los funcionarios civiles de los Estados Unidos


serán separados de sus puestos al ser acusados y declarados culpables de traición,
cohecho u otros delitos y faltas graves.

Artículo Tres

Primera Sección

1. Se depositará el poder judicial de los Estados Unidos en un Tribunal Supremo y


en los tribunales inferiores que el Congreso instituya y establezca en lo sucesivo. Los
jueces, tanto del Tribunal Supremo como de los inferiores, continuarán en sus funciones
mientras observen buena conducta y recibirán en periodos fijos, una remuneración por
sus servicios que no será disminuida durante el tiempo de su encargo.

Segunda Sección

1. El Poder Judicial entenderá en todas las controversias, tanto de derecho escrito


como de equidad, que surjan como consecuencia de esta Constitución, de las leyes de
los Estados Unidos y de los tratados celebrados o que se celebren bajo su autoridad; en
todas las controversias que se relacionen con embajadores, otros ministros públicos y
cónsules; en todas las controversias de la jurisdicción de almirantazgo y marítima; en
las controversias en que sean parte los Estados Unidos; en las controversias entre dos o
mas Estados, entre un Estado y los ciudadanos de otro, entre ciudadanos de Estados
diferentes, entre ciudadanos del mismo Estado que reclamen tierras en virtud de
concesiones de diferentes Estados y entre un Estado o los ciudadanos del mismo y
Estados, ciudadanos o subditos extranjeros.

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2. En todos los casos relativos a embajadores, otros ministros públicos y consules,
así como en aquellos en que sea parte un Estado, el Tribunal Supremo poseerá
jurisdicción en única instancia. En todos los demás casos que antes se mencionaron el
Tribunal Supremo conocerá en apelación, tanto del derecho como de los hechos, con las
excepciones y con arreglo a la reglamentación que formule el Congreso.

3. Todos los delitos serán juzgados por medio de un jurado excepto en los casos de
acusación por responsabilidades oficiales, y el juicio de que se habla tendrá lugar en el
Estado en que el delito se haya cometido; pero cuando no se haya cometido dentro de
los límites de ningún Estado, el juicio se celebrará en el lugar o lugares que el Congreso
haya dispuesto por medio de una ley.

Tercera Sección

La traición contra los Estados Unidos sólo consistirá en hacer la guerra en su contra o en
unirse a sus enemigos, impartiéndoles ayuda y protección. A ninguna persona se le
condenará por traición si no es sobre la base de la declaración de los testigos que hayan
presenciado el mismo acto perpetrado abiertamente o de una confesión en sesión
pública de un tribunal.

2. El Congreso estará facultado para fijar la pena que corresponda a la traición; pero
ninguna sentencia por causa de traición podrá privar del derecho de heredar o de
transmitir bienes por herencia, ni producirá la confiscación de sus bienes más que en
vida de la persona condenada.

Artículo Cuarto

Primera Sección

Se dará entera fe y crédito en cada Estado a los actos públicos, registros y


procedimientos judiciales de todos los demás. Y el Congreso podrá prescribir, mediante
leyes generales, la forma en que dichos actos, registros y procedimientos se probarán y
el efecto que producirán.

Segunda Sección

1. Los ciudadanos de cada Estado tendrán derecho en los demás a todos los
privilegios e inmunidades de los ciudadanos de estos.

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2. La persona acusada en cualquier Estado por traición, delito grave u otro crimen,
que huya de la justicia y fuere hallada en otro Estado, será entregada, al solicitarlo así la
autoridad ejecutiva del Estado del que se haya fugado, con el objeto de que sea
conducida al Estado que posea jurisdicción sobre el delito.

3. Las personas obligadas a servir o laborar en un Estado, con arreglo a las leyes de
éste, que escapen a otros, no quedarán liberadas de dichos servicios o trabajo a
consecuencia de cualesquiera leyes o reglamentos del segundo, sino que serán
entregadas al reclamarlo la parte interesada a quien se deba tal servicio o trabajo.

Tercera Sección

1. El Congreso podrá admitir nuevos Estados a la Unión, pero ningún nuevo Estado
podrá formarse o erigirse dentro de los limites de otro Estado, ni un Estado constituirse
mediante la reunión de dos o más Estados o partes de Estados, sin el consentimiento de
las legislaturas de los Estados en cuestión, así como del Congreso.

2. El Congreso tendrá facultad para ejecutar actos de disposición y para formular


todos los reglamentos y reglas que sean precisos con respecto a las tierras y otros bienes
que pertenezcan a los Estados Unidos, y nada de lo que esta Constitución contiene se
interpretará en un sentido que cause perjuicio a los derechos aducidos por los Estados
Unidos o por cualquier Estado individual.

Cuarta Sección

Los Estados Unidos garantizarán a todo Estado comprendido en esta Unión una forma
republicana de gobierno y protegerán a cada uno en contra de invasiones, así como
contra los disturbios internos, cuando lo soliciten la legislatura o el ejecutivo (en caso de
que no fuese posible reunir a la legislatura).

Artículo Cinco

Siempre que las dos terceras partes de ambas Cámaras lo juzguen necesario, el
Congreso propondrá enmiendas a esta Constitución, o bien, a solicitud de las
legislaturas de los dos tercios de los distintos Estados, convocará una convención con el
objeto de que proponga enmiendas, las cuales, en uno y otro caso, poseerán la misma
validez que si fueran parte de esta Constitución, desde todos los puntos de vista y para
cualesquiera fines, una vez que hayan sido ratificadas por las legislaturas de las tres

66
cuartas partes de los Estados separadamente o por medio de convenciones reunidas en
tres cuartos de los mismos, según que el Congreso haya propuesto uno u otro modo de
hacer la ratificación, y a condición de que antes del año de mil ochocientos ocho no
podrá hacerse ninguna enmienda que modifique en cualquier forma las clausulas
primera y cuarta de la sección novena del artículo primero y de que a ningún Estado se
le privará, sin su consentimiento, de la igualdad de voto en el Senado.

Artículo Seis

1. Todas las deudas contraidas y los compromisos adquiridos antes de la adopción


de esta Constitución serán tan válidos en contra de los Estados Unidos bajo el imperio
de esta Constitución, como bajo el de la Confederación.

2. Esta Constitución, y las leyes de los Estados Unidos que se expidan con arreglo
a ella, y todos los tratados celebrados o que se celebren bajo la autoridad de los Estados
Unidos, serán la suprema ley del país y los jueces de cada Estado estarán obligados a
observarlos, a pesar de cualquier cosa en contrario que se encuentre en la Constitución o
las leyes de cualquier Estado.

3. Los Senadores y representantes ya mencionados, los miembros de las distintas


legislaturas locales y todos los funcionarios ejecutivos y judiciales, tanto de los Estados
Unidos como de los diversos Estados, se obligarán mediante juramento o protesta a
sostener esta Constitución; pero nunca se exigirá una declaración religiosa como
condición para ocupar ningún empleo o mandato público de los Estados Unidos.

Artículo Siete

La ratificación por las convenciones de nueve Estados bastará para que esta
Constitución entre en vigor por lo que respecta a los Estados que la ratifiquen.

Dado en la convención, por consentimiento unánime de los Estados presentes, el día 17


de septiembre del año de Nuestro Señor de mil setecientos ochenta y siete y duodécimo
de la Independencia de los Estados Unidos de América.

Enmiendas

(Las diez primeras enmiendas (Bill of Rights) fueron ratifiacadas efectivamente en


diciembre 15, 1791.)

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Enmienda I

El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o
se prohiba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, o el
derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de
agravios.

Enmienda II

Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se
violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas.

Enmienda III

En tiempo de paz a ningún militar se le alojará en casa alguna sin el consentimiento del
propietario; ni en tiempo de guerra, como no sea en la forma que prescriba la ley.

Enmienda IV

El derecho de los habitantes de que sus personas, domicilios, papeles y efectos se hallen
a salvo de pesquisas y aprehensiones arbitrarias, será inviolable, y no se expedirán al
efecto mandamientos que no se apoyen en un motivo verosimil, estén corroborados
mediante juramento o protesta y describan con particularidad el lugar que deba ser
registrado y las personas o cosas que han de ser detenidas o embargadas.

Enmienda V

Nadie estará obligado a responder de un delito castigado con la pena capital o con otra
infamante si un grán jurado no lo denuncia o acusa, a excepción de los casos que se
presenten en las fuerzas de mar o tierra o en la milicia nacional cuando se encuentre en
servicio efectivo en tiempo de guerra o peligro público; tampoco se pondrá a persona
alguna dos veces en peligro de perder la vida o algún miembro con motivo del mismo
delito; ni se le compelera a declarar contra sí misma en ningún juicio criminal; ni se le
privará de la vida, la libertad o la propiedad sin el debido proceso legal; ni se ocupará la
propiedad privada para uso público sin una justa indemnización.

Enmienda VI

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En toda causa criminal, el acusado gozará del derecho de ser juzgado rápidamente y en
público por un jurado imparcial del distrito y Estado en que el delito se haya cometido,
Distrito que deberá haber sido determinado previamente por la ley; así como de que se
le haga saber la naturaleza y causa de la acusación, de que se le caree con los testigos
que depongan en su contra, de que se obligue a comparecer a los testigos que le
favorezcan y de contar con la ayuda de un abogado que lo defienda.

Enmienda VII

El derecho a que se ventilen ante un jurado los juicios de derecho consuetudinario en


que el valor que se discuta exceda de veinte dólares, será garantizado, y ningún hecho
de que haya conocido un jurado será objeto de nuevo exámen en tribunal alguno de los
Estados Unidos, como no sea con arreglo a las normas del derecho consuetudinario.

Enmienda VIII

No se exigirán fianzas excesivas, ni se impondrán multas excesivas, ni se infligirán


penas crueles y desusadas.

Enmienda IX

No por el hecho de que la Constitución enumera ciertos derechos ha de entenderse que


niega o menosprecia otros que retiene el pueblo.

Enmienda X

Los poderes que la Constitución no delega a los Estados Unidos ni prohibe a los
Estados, queda reservados a los Estados repectivamente o al pueblo.

Enmienda XI

(febrero 7, 1795)

El poder judicial de los Estados Unidos no debe interpretarse que se extiende a


cualquier litigio de derecho estricto o de equidad que se inicie o prosiga contra uno de
los Estados Unidos por ciudadanos de otro Estado o por ciudadanos o súbditos de
cualquier Estado extranjero.

Enmienda XII

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(junio 15, 1804)

Los electores se reunirán en sus respectivos Estados y votarán mediante cedulas para
Presidente y Vicepresidente, uno de los cuales, cuando menos, no deberá ser habitante
del mismo Estado que ellos; en sus cédulas indicarán la persona a favor de la cual votan
para Presidente y en cedulas diferentes la persona que eligen para Vicepresidente, y
formarán listas separadas de todas las personas que reciban votos para Presidente y de
todas las personas a cuyo favor se vote para Vicepresidente y del número de votos que
corresponda a cada una, y firmarán y certificarán las referidas listas y las remitirán
selladas a la sede de gobierno de los Estados Unidos, dirigidas al presidente del Senado;
el Presidente del Senado abrirá todos los certificados en presencia del Senado y de la
Cámara de Representantes, después de lo cual se contarán los votos; la persona que
tenga el mayor número de votos para Presidente será Presidente, siempre que dicho
número represente la mayoría de todos los electores nombrados, y si ninguna persona
tiene mayoría, entonces la Cámara de Representantes, votando por cedulas, escogerá
inmediatamente el Presidente de entre las tres personas que figuren en la lista de quienes
han recibido sufragio para Presidente y cuenten con más votos. Téngase presente que al
elegir al Presidente la votación se hará por Estados y que la representación de cada
Estado gozará de un voto; que para este objeto habrá quórum cuando estén presentes el
miembro o los miembros que representen a los dos tercios de los Estados y que será
necesaria mayoría de todos los Estados para que se tenga por hecha la elección. Y si la
Cámara de Representantes no eligiere Presidente, en los casos en que pase a ella el
derecho de escogerlo, antes del día cuatro de marzo inmediato siguiente, entonces el
Vicepresidente actuará como Presidente, de la misma manera que en el caso de muerte o
de otro impedimento constitucional del Presidente.

La persona que obtenga el mayor número de votos para Vicepresidente será


Vicepresidente, siempre que dicho número represente la mayoría de todos los electores
nombrados, y si ninguna persona reune la mayoría, entonces el Senado escogerá al
Vicepresidente entre las dos con mayor cantidad de votos que figurán en la lista; para
este objeto habrá quórum con las dos terceras partes del número total de senadores y
será necesaria la mayoría del número total para que la elección se tenga por hecha.

Pero ninguna persona inelegible para el cargo de Presidente con arreglo a la


Constitución será elegible para el de Vicepresidente de los Estados Unidos.

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Enmienda XIII

(diciembre 6, 1865)

1. Ni en los Estados Unidos ni en ningún lugar sujeto a su jurisdicción habrá esclavitud


ni trabajo forzado, excepto como castigo de un delito del que el responsable haya
quedado debidamente convicto.

2. El Congreso estará facultado para hacer cumplir este artículo por medio de leyes
apropiadas.

Enmienda XIV

(julio 9, 1868)

1. Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos y sometidas a su


jurisdicción son ciudadanos de los Estados Unidos y de los Estados en que residen.
Ningun Estado podrá dictar ni dar efecto a cualquier ley que limite los privilegios o
inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos; tampoco podrá Estado alguno
privar a cualquier persona de la vida, la libertad o la propiedad sin el debido proceso
legal; ni negar a cualquier persona que se encuentre dentro de sus limites
jurisdiccionales la protección de las leyes, igual para todos.

2. Los representantes se distribuirán proporcionalmente entre los diversos Estados de


acuerdo con su población respectiva, en la que se tomará en cuenta el número total de
personas que haya en cada Estado, con excepción de los indios que no paguen
contribuciones. Pero cuando a los habitantes varones de un Estado que tengan veintiún
años de edad y sean ciudadanos de los Estados Unidos se les niegue o se les coarte en la
forma que sea el derecho de votar en cualquier elección en que se trate de escoger a los
electores para Presidente y Vicepresidente de los Estados Unidos, a los representantes
del Congreso, a los funcionarios ejecutivos y judiciales de un Estado o a los miembros
de su legislatura, excepto con motivo de su participación en una rebelión o en algun otro
delito, la base de la representación de dicho Estado se reducirá en la misma proporción
en que se halle el número de los ciudadanos varones a que se hace referencia, con el
número total de ciudadanos varones de veintiún años del repetido Estado.

3. Las personas que habiendo prestado juramento previamente en calidad de miembros


del Congreso, o de funcionarios de los Estados Unidos, o de miembros de cualquier

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legislatura local, o como funcionarios ejecutivos o judiciales de cualquier Estado, de
que sostendrían la Constitución de los Estados Unidos, hubierán participado de una
insurrección o rebelión en contra de ella o proporcionando ayuda o protección a sus
enemigos no podrán ser senadores o representantes en el Congreso, ni electores del
Presidente o Vicepresidente, ni ocupar ningún empleo civil o militar que dependa de los
Estados Unidos o de alguno de los Estados. Pero el Congreso puede derogar tal
interdicción por el voto de los dos tercios de cada Cámara.

4. La validez de la deuda pública de los Estados Unidos que este autorizada por la ley,
inclusive las deudas contraidas para el pago de pensiones y recompensas por servicios
prestados al sofocar insurrecciones o rebeliones, será incuestionable. Pero ni los Estados
Unidos ni ningún Estado asumirán ni pagarán deuda u obligación alguna contraidas para
ayuda de insurrecciones o rebeliones contra los Estados Unidos, como tampoco
reclamación alguna con motivo de la pérdida o emancipación de esclavos, pues todas las
deudas, obligaciones y reclamaciones de esa especie se considerarán ilegales y nulas.

5. El Congreso tendrá facultades para hacer cumplir las disposiciones de este artículo
por medio de leyes apropiadas.

Enmienda XV

(febrero 3, 1870)

1. Ni los Estados Unidos, ni ningún otro Estado, podrán desconocer ni menoscabar el


derecho de sufragio de los ciudadanos de los Estados Unidos por motivo de raza, color o
de su condición anterior de esclavos.

2. El Congreso estara facultado para hacer cumplir este artículo mediante leyes
apropiadas.

Enmienda XVI

(febrero 3, 1913)

El Congreso tendrá facultades para establecer y recaudar impuestos sobre los ingresos,
sea cual fuere la fuente de que provengan, sin prorratearlos entre los diferentes Estados
y sin atender a ningún censo o recuento.

Enmienda XVII

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(abril 8, 1913)

1. El Senado de los Estados Unidos se compondrá de dos senadores por cada Estado,
elegidos por los habitantes del mismo por seis años, y cada senador dispondrá de un
voto. Los electores de cada Estado deberán poseer las condiciones requeridas para los
electores de la rama mas numerosa de la legislatura local.

2. Cuando ocurrán vacantes en la representación de cualquier Estado en el Senado, la


autoridad ejecutiva de aquel expedirá un decreto en que convocará a elecciones con el
objeto de cubrir dichas vacantes, en la inteligencia de que la legislatura de cualquier
Estado puede autorizar a su Ejecutivo a hacer un nombramiento provisional hasta tanto
que las vacantes se cubrán mediante elecciones populares en la forma que disponga la
legislatura.

3. No deberá entenderse que esta enmienda influye sobre la elección o período de


cualquier senador elegido antes de que adquiera validez como parte integrante de la
Constitución.

Enmienda XVIII

(enero 16, 1919)

1. Un año después de la ratificación de este artículo quedará prohibida por el presente la


fabricación, venta o transporte de licores embriagantes dentro de los Estados Unidos y
de todos los territorios sometidos a su jurisdicción, así como su importación a los
mismos o su exportación de ellos, con el proposito de usarlos como bebidas.

2. El Congreso y los diversos Estados poseerán facultades concurrentes para hacer


cumplir este artículo mediante leyes apropiadas.

3. Este artículo no entrara en vigor a menos de que sea ratificado con el carácter de
enmienda a la Constitución por las legislaturas de los distintos Estados en la forma
prevista por la Constitución y dentro de los siete años siguientes a la fecha en que el
Congreso lo someta a los Estados.

Enmienda XIX

(agosto 18, 1920)

73
1. El derecho de sufragio de los ciudadanos de los Estados Unidos no será desconocido
ni limitado por los Estados Unidos o por Estado alguno por razón de sexo.

2. El Congreso estará facultado para hacer cumplir este artículo por medio de leyes
apropiadas.

Enmienda XX

(enero 23, 1933)

1. Los períodos del Presidente y el Vicepresidente terminarán al medio día del veinte de
enero y los períodos de los senadores y representantes al medio día del tres de enero, de
los años en que dichos períodos habrían terminado si este artículo no hubiera sido
ratificado, y en ese momento principiarán los períodos de sus sucesores.

2. El Congreso se reunirá, cuando menos, una vez cada año y dicho período de sesiones
se iniciará al mediodía del tres de enero, a no ser que por medio de una ley fije una
fecha diferente.

3. Si el Presidente electo hubiera muerto en el momento fijado para el comienzo del


período presidencial, el Vicepresidente electo será Presidente. Si antes del momento
fijado para el comienzo de su período no se hubiere elegido Presidente o si el Presidente
electo no llenare los requisitos exigidos, entonces el Vicepresidente electo fungirá como
Presidente electo hasta que haya un Presidente idóneo, y el Congreso podrá prever por
medio de una ley el caso de que ni el Presidente electo ni el Vicepresidente electo
satisfagan los requisitos constitucionales, declarando quien hará las veces de Presidente
en ese supuesto o la forma en que se escogerá a la persona que habrá de actuar como tal,
y la referida persona actuará con ese carácter hasta que se cuente con un Presidente o un
Vicepresidente que reuna las condiciones legales.

4. El Congreso podrá preveer mediante una ley el caso de que muera cualquiera de las
personas de las cuales la Cámara de Representantes está facultada para elegir Presidente
cuando le corresponda el derecho de elección, así como el caso de que muera alguna de
las personas entre las cuales el Senado está facultado para escoger Vicepresidente
cuando pasa a el el derecho de elegir.

5. Las secciones 1 y 2 entrarán en vigor el día quince de octubre siguiente a la


ratificación de este artículo.

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6. Este artículo quedará sin efecto a menos de que sea ratificado como enmienda a la
Constitución por las legislaturas de las tres cuartas partes de los distintos Estados,
dentro de los siete años posteriores a la fecha en que se les someta.

Enmienda XXI

(diciembre 5, 1933)

1. Queda derogado por el presente el decimoctavo de los artículos de enmienda a la


Constitución de los Estados Unidos.

2. Se prohibe por el presente que se transporte o importen licores embriagantes a


cualquier Estado, Territorio o posesión de los Estados Unidos, para ser entregados o
utilizados en su interior con violación de sus respectivas leyes.

3. Este artículo quedará sin efecto a menos de que sea ratificado como enmienda a la
Constitución por convenciones que se celebrarán en los diversos Estados, en la forma
prevista por la Constitución, dentro de los siete años siguientes a la fecha en que el
Congreso lo someta a los Estados.

Enmienda XXII

(febrero 27, 1951)

1. No se elegirá a la misma persona para el cargo de Presidente más de dos veces, ni


más de una vez a la persona que haya desempeñado dicho cargo o que haya actuado
como Presidente durante más de dos años de un período para el que se haya elegido
como Presidente a otra persona. El presente artículo no se aplicará a la persona que
ocupaba el puesto de Presidente cuando el mismo se propuso por el Congreso, ni
impedirá que la persona que desempeñe dicho cargo o que actúe como Presidente
durante el período en que el repetido artículo entre en vigor, desempeñe el puesto de
Presidente o actúe como tal durante el resto del referido período.

2. Este artículo quedará sin efecto a menos de que las legislaturas de tres cuartas partes
de los diversos Estados lo ratifiquen como enmienda a la Constitución dentro de los
siete años siguientes a la fecha en que el Congreso los someta a los Estados.

Enmienda XXIII

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(marzo 29, 1961)

1. El distrito que constituye la Sede del Gobierno de los Estados Unidos nombrará,
según disponga el Congreso:

Un número de electores para elegir al Presidente y al Vicepresidente, igual al número


total de Senadores y Representantes ante el Congreso al que el Distrito tendría derecho
si fuere un Estado, pero en ningún caso será dicho número mayor que el del Estado de
menos población; estos electores se sumarán al número de aquellos electores nombrados
por los Estados, pero para fines de la elección del Presidente y del Vicepresidente, serán
considerados como electores nombrados por un Estado; celebrarán sus reuniones en el
Distrito y cumplirán con los deberes que se estipulan en la Enmienda XII.

2. El Congreso queda facultado para poner en vigor este artículo por medio de
legislación adecuada.

Enmienda XXIV

(enero 23, 1964)

1. Ni los Estados Unidos ni ningún Estado podrán denegar o coartar a los ciudadanos de
los Estados Unidos el derecho al sufragio en cualquier elección primaria o de otra clase
para Presidente o Vicepresidente, para electores para elegir al Presidente o al
Vicepresidente o para Senador o Representante ante el Congreso, por motivo de no
haber pagado un impuesto electoral o cualquier otro impuesto.

2. El Congreso queda facultado para poner en vigor este artículo por medio de
legislación adecuada.

Enmienda XXV

(febrero 10, 1967)

1. En caso de que el Presidente sea despuesto de su cargo, o en caso de su muerte o


renuncia, el Vicepresidente será nombrado Presidente.

2. Cuando el puesto de Vicepresidente estuviera vacante, el Presidente nombrará un


Vicepresidente que tomará posesión de su cargo al ser confirmado por voto mayoritario
de ambas Cámaras del Congreso.

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3. Cuando el Presidente transmitiera al Presidente pro tempore del Senado y al
Presidente de Debates de la Cámara de Diputados su declaración escrita de que está
imposibilitado de desempeñar los derechos y deberes de su cargo, y mientras no
transmitiere a ellos una declaración escrita en sentido contrario, tales derechos y deberes
serán desempeñados por el Vicepresidente como Presidente en funciones.

4. Cuando el Vicepresidente y la mayoría de los principales funcionarios de los


departamentos ejecutivos o de cualquier otro cuerpo que el Congreso autorizara por ley
trasmitieran al Presidente pro tempore del Senado y al Presidente de Debates de la
Cámara de Diputados su declaración escrita de que el Presidente esta imposibilitado de
ejercer los derechos y deberes de su cargo, el Vicepresidente inmediatamente asumirá
los derechos y deberes del cargo como Presidente en funciones.

Por consiguiente, cuando el Presidente transmitiera al Presidente pro tempore del


Senado y al Presidente de Debates de la Cámara de Diputados su declaración escrita de
que no existe imposibilidad alguna, asumirá de nuevo los derechos y deberes de su
cargo, a menos que el Vicepresidente y la mayoría de los funcionarios principales de los
departamentos ejecutivos o de cualquier otro cuerpo que el Congreso haya autorizado
por ley transmitieran en el término de cuatro días al Presidente pro tempore del Senado
y al Presidente de Debates de la Cámara de Diputados su declaración escrita de que el
Presidente está imposibilitado de ejercer los derechos y deberes de su cargo. Luego
entonces, el Congreso decidirá que solución debe adoptarse, para lo cual se reunirá en el
término de cuarenta y ocho horas, si no estuviera en sesión. Si el Congreso, en el
término de veintiún dias de recibida la ulterior declaración escrita o, de no estar en
sesión, dentro de los veintiún días de haber sido convocado a reunirse, determinará por
voto de las dos terceras partes de ambas Cámaras que el Presidente está imposibilitado
de ejercer los derechos y deberes de su cargo, el Vicepresidente continuará
desempeñando el cargo como Presidente Actuante; de lo contrario, el Presidente
asumirá de nuevo los derechos y deberes de su cargo.

Enmienda XVI

(1971)

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1. El derecho a votar de los ciudadanos de los Estado Unidos, de dieciocho años de edad
o más, no será negado o menguado ni por los Estados Unidos ni por ningún Estado a
causa de la edad.

2. El Congreso tendrá poder para hacer valer este artículo mediante la legislación
adecuada.

Enmienda XVII

(1992)

Ninguna ley que varme la remuneracisn de los servicios de los senadores y


representantes tendra efecto hasta despuis de que se haya realizado una eleccisn de
representantes.

VI. CONCLUSIONES

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VII. RECOMENDACIONES

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VIII. BIBLIOGRAFIA

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