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INTRODUCCIÓN
Los trastornos del neurodesarrollo son un conjunto de alteraciones que aparecen en el período
de desarrollo, las que encuentran relacionadas con el funcionamiento y maduración del sistema
nervioso central. Se manifiestan precozmente, antes incluso de que el niño entre a la escuela
primaria, y se caracterizan por déficits en el desarrollo con consecuencias en el funcionamiento
personal, social, académico u ocupacional. Estos trastornos no son entidades clínicas estables,
sino que son alteraciones que los neuropediatras denominan “no estáticas”, lo que hace
referencia a que los trastornos del neurodesarrollo evolucionan y cambian su expresión clínica
de acuerdo a la maduración y evolución del sistema nervioso central de la persona.
Estos trastornos presentan algunas características distintivas como las que se representan en
la figura siguiente:
Disfunción en una o más de las siguientes áreas: la atención, la memoria, la percepción, el lenguaje, la
resolución de problemas o la interacción social.
No existen marcadores biológicos para ningún trastorno del neurodesarrollo. Ningún análisis, prueba
de neuroimagen, estudio neurofisiológico va a diagnosticar con precisión un trastorno del
neurodesarrollo, si bien en casos concretos estas exploraciones complementarias permiten esclarecer
la etiología del trastorno del neurodesarrollo
Alta tasa de comorbilidad. Los trastornos del neurodesarrollo raramente se presentan en estado puro o
aislado, sino que a menudo coexisten con otras patologías neurológicas, psiquiátricas o médicas.
Los límites entre los distintos trastornos del neurodesarrollo son difíciles de establecer y a menudo
imperceptibles. Por ejemplo, a menudo los neuropediatras se encuentran ante la dificultad de diferenciar
un trastorno de la lectoescritura, que sería un déficit en la comprensión lingüística, englobado dentro de
un trastorno específico del lenguaje; de un déficit en la comprensión e interacción social, que estaría
englobado dentro de un trastorno del neurodesarrollo conocido como trastorno en el espectro autista.
Cuando se hace referencia a los trastornos del neurodesarrollo es importante explicar que no
hay identificadas causas específicas, aunque existen algunas investigaciones que justifican sus
causas en orígenes genéticos y otras explicaciones abordan causas ambientales conocidas
como: consumo de alcohol o tóxicos durante la gestación. Estos trastornos suelen aparecer de
forma conjunta; por ejemplo, las personas con discapacidad intelectual pueden presentar otras
alteraciones asociadas con el Síndrome Down o personas con Trastorno del Espectro del
Autismo pueden presentar discapacidad intelectual, en otros casos niños con trastorno por
déficit de atención e hiperactividad también pueden presentar un trastorno específico del
aprendizaje.
Entre los trastornos del neurodesarrollo más comunes que señala el Manual de Enfermedades
Mentales (DSM-5) se encuentran:
DESARROLLO
Alteración cualitativa de la relación social (conductas aislamiento, problemas para empatizar, etc.).
Alteración de las funciones de la comunicación social (ausencia de motivación a la hora de comunicar y
poca comunicación recíproca).
Alteraciones del lenguaje expresivo.
Alteraciones en las competencias de imaginación y comprensión social (ausencia de conductas de
imitación, inhibición, etc.).
Alteración de la flexibilidad mental y comportamental: desde el predominio de conductas estereotipadas
hasta la preocupación obsesiva por ciertos contenidos intelectuales.
Alteraciones sensoriales (hiperactividad o hipo reactividad a diferentes estímulos del ambiente)
El cambio conceptual y terminológico del DSM-5 respecto a los TEA, atiende a la diversidad del
grupo de trastornos y tiene más utilidad educativa, conectando mejor con las necesidades de
estas personas. Respecto a los ámbitos de actuación se recomiendan un grupo de
intervenciones basadas en la evidencia científica que se exponen a continuación:
Intervención basada en 29 20 49
antecedentes (ABI)
Comunicación alternativa y 9 35 44
aumentativa (ACC)
Intervención de momento 8 4 12
conductual (BMI)
Estrategias cognitivas 7 43 50
conductuales/
instruccionales (CBIS)
Reforzamiento Diferencial 27 31 58
de Comportamiento
alternativo/ incompatible u
otro (DR)
Instrucción Discreta (DI) 2 6 8
Enseñanza de ensayos 16 22 38
(TDT)
Ejercicio y movimiento 6 11 17
(EXM)
Extinción (EXT) 13 12 25
Evaluación funcional de la 11 10 21
conducta (FBA)
Entrenamiento en 12 19 31
comunicación funcional
(FCT)
Modelado (MD) 10 18 28
Intervención implementada 13 42 55
por padres (PI)
Instrucción e intervención 19 25 44
basada por pares (PBII)
Prompting (PP) 55 85 140
Interrupción de respuesta/ 13 16 29
Redirección (RIR)
Autogestión (SM) 14 12 26
Instrucciones e intervención 10 30 40
con dispositivos
tecnológicos (TAII)
Retraso de tiempo (TD) 16 15 31
Video-modelado (VM) 35 62 97
Fuente: Adaptado de Prácticas Basadas en Evidencia para niños, niñas, jóvenes y adultos jóvenes
con Autismo (2020)
Las prácticas señaladas en la tabla anterior cumplieron los criterios de prácticas basadas en la
evidencia científica tras la realización de los estudios realizados. Cabe destacar, que muchas
investigaciones se encuentran en constante progreso por lo que deben ser actualizadas de
forma sistemática.
DISCAPACIDAD INTELECTUAL.
En los inicios del siglo XXI estamos viviendo un momento histórico lleno de oportunidades para
las personas con discapacidad, produciéndose grandes avances en el desarrollo de sus
derechos, junto con un cambio en la visión del funcionamiento de la persona y en la forma de
ver la discapacidad, donde la misma deja de ser lo característico de la persona (rasgo), para no
centrarse exclusivamente en las limitaciones de la persona y resaltar también las capacidades
que tiene la persona (como ser humano que es) y los aspectos facilitadores o barrera del entorno
que influyen en funcionamiento individual y autónomo.
Entre ellos un modelo influye enormemente en las prácticas con las personas con discapacidad
intelectual: el modelo multidimensional de Calidad de Vida de Schalock y Verdugo (2002). Esta
visión de la discapacidad intelectual, junto con la aplicación del modelo de calidad de vida, ha
situado a las personas con discapacidad intelectual en el centro, lo que conlleva a que los
derechos como ciudadanos pasen a ser un eje fundamental. No solo su reconocimiento formal,
sino su obligado cumplimiento, a través de la aplicación de la Convención Internacional de
Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con discapacidad, aprobada en el año
2006, acuerdo escrito entre los estados regia por el derecho internacional. España ratificó en
2007 y entró en vigor en 2008. Recientemente el gobierno español ha aprobado el Real Decreto
Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley
General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social, que deroga la
LISMI y la LIONDAU que recogen los distintos derechos de las personas con discapacidad.
En el DSM-5 (2014) incluye los mismos tres criterios básicos que la AAIDD:
3. Inicio en el período de desarrollo (aunque con una nueva formulación ya que anteriormente
establecía como inicio antes de los 18 años).
El trastorno requiere una especificación en función de la gravedad que en este caso se hace en función
del funcionamiento adaptativo y no en función del nivel de CI como se hacía en el DSM-IV- TR. Cambio
que argumentan en base a que es el funcionamiento adaptativo el que determina el nivel de apoyos
requeridos. Y además a que las medidas de CI son menos válidas en los valores más bajos de CI.
En la actualidad, se recomienda las intervenciones tempranas y continuas ya que estas pueden mejorar
el funcionamiento adaptativo a lo largo de la infancia y la edad adulta. El apoyo de la familia será
fundamental y el abordaje integral por parte de un equipo multidisciplinarios que estimule todas las áreas
del desarrollo.
A menudo no presta mucha atención a los detalles o comete errores por descuido en trabajo escolar, en
el trabajo o durante otras actividades.
A menudo tiene dificultad para mantener la atención en las tareas o actividades de juego.
A menudo no parece escuchar cuando se le habla directamente.
A menudo no sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, tareas, o deberes en el lugar de
trabajo.
A menudo tiene dificultad para organizar tareas y actividades.
A menudo evita, le disgusta o es reacio a participar en tareas que requieren un esfuerzo sostenido.
A menudo pierde cosas necesarias para las tareas o actividades.
A menudo se distrae fácilmente con estímulos extraños.
A menudo es olvidadizo en las actividades diarias.
Para prescribir la Hiperactividad seis o más de los siguientes síntomas deben persistir durante
al menos 6 meses, no propio del nivel de desarrollo y afecta negativamente en lo social y lo
académico/ocupacional:
A menudo se inquieta o da golpecitos con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.
A menudo abandona el asiento en situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
A menudo corre o sube en situaciones en las que es inapropiado.
A menudo está "en movimiento", actuando como si estuviese "impulsado por un motor".
A menudo habla en “exceso”.
A menudo suelta una respuesta antes de que una pregunta haya sido completada.
Es incapaz de estar quieto por un tiempo prolongado.
A menudo interrumpe o se entromete entre otras personas.
Estas sintomatologías pueden verse combinadas con otros trastornos como: trastorno
negativista desafiante, trastornos de ansiedad, trastornos neurocognitivos, entre otros, es
importante establecer un claro diagnóstico diferencial por parte del especialista a cargo.
TRASTORNOS DE LA COMUNICACIÓN
Los trastornos del lenguaje implicarían la disfunción total o parcial de uno o varios de esos subsistemas (fonología,
sintaxis, prosodia, etc.). Entonces el trastorno es específico, ya que afectaría los subsistemas especialmente
diseñados para el procesamiento del lenguaje.
Cuando persiste un trastorno del lenguaje sobre los 6 años se agregan dificultades de aprendizaje escolar y el
problema de lenguaje se convierte en problema de aprendizaje.
Además, la interacción social del niño se va a ver afectada ya que presentan menos habilidades comunicativas,
inician menos conversaciones y respuestas, responden de forma simple o con gestos. Esto lleva a que el niño,
al ver su incompetencia comunicativa, haga una reducción de sus interacciones y con ello tenga menos
probabilidad de desarrollar su competencia comunicativa.
Trastornos Fonológicos
Los trastornos fonológicos se refieren a las dificultades en la producción de los sonidos requeridos para hablar o
problemas con la calidad de la voz. Estos se pueden caracterizar por una interrupción en el flujo o ritmo del habla
como, por ejemplo, el tartamudeo o falta de fluencia.
La dislexia
La dislexia, se ubica dentro de los trastornos del neurodesarrollo como un trastorno específico
del aprendizaje con dificultad en lectura/en la expresión escrita, se deben cumplir los 4 criterios
diagnósticos del manual DSM-5 (APA, 2013), especificando si las dificultades se dan en
velocidad o fluidez, en precisión y/o en comprensión lectora:
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE LA DISLEXIA
A) Presentar al menos uno de los siguientes síntomas, que han persistido por
lo menos durante 6 meses, a pesar de existir intervenciones dirigidas a tratar
esas dificultades.
En cualquier caso, para valorar este aspecto resulta esencial tener en cuenta los apoyos
recibidos por el escolar, pues, si ha recibido intervención individualizada desde pequeño, es de
esperar que su habilidad lectora no esté tan desfasada a pesar de existir una dislexia.
Por otro lado, en función de las áreas académicas afectadas y de la posibilidad de compensar
los déficits con apoyos adecuados, en el DSM-5 también se habla de la importancia de
establecer el nivel de gravedad actual de la dislexia: leve, moderado o grave.
Discalculia
La discalculia es un trastorno del aprendizaje mucho más complejo que la dislexia, puesto que
el manejo de las matemáticas comporta mecanismos neurológicos cognitivos diversos y
complejos, y además las habilidades matemáticas son muy heterogéneas.
Se puede atribuir el diagnóstico de discalculia cuando se presenta dos o más de los siguientes
rasgos:
Habilidad para las matemáticas, objetivada y valorada por test estandarizados, sustancialmente por
debajo de la esperada para la edad cronológica, coeficiente intelectual y nivel educativo del niño.
Esta dificultad interfiere en el rendimiento académico o en las actividades cotidianas que requieren del
cálculo.
Si existe un déficit neurológico sensorial, las dificultades para las matemáticas excederían de aquellas
que se derivarían de dicho déficit.
Por ese motivo, intervenir con alumnos con dificultades matemáticas supone un doble reto.
Debemos analizar si las dificultades radican en el razonamiento del lenguaje matemático, la
atención, la secuencia, la memoria o están relacionadas con dificultades más profundas, de
procesamiento y sentido numérico.
Los problemas a la hora de escribir son un clásico escolar en el quehacer cotidiano de los
maestros con sus alumnos y conllevan una dedicación extra de tiempo, esfuerzos y recursos.
Es por ello que hablaremos de la digrafía con algo más profundidad y detenimiento.
Estas dificultades pueden llegar a suponer un verdadero quebradero de cabeza, para el propio
niño, principalmente, y para el maestro que pretende ayudar a corregir esas deficiencias.
Quebradero de cabeza que podemos cuantificar entre el 10-30%. Este es el porcentaje estimado
de niños en edad escolar cuyos problemas de escritura no se van a resolver, a no ser que
implementemos una intervención específica para ello (Karlsdottir y Stefansson, 2002). Además,
la escritura resulta una competencia indispensable e intensamente utilizada en las jornadas
escolares. Tanto es así, que los niños llegan a dedicarse a esta tarea, y otras de motricidad fina,
entre el 30 y el 60% del tiempo en un día habitual de colegio (McHale y Cermak, 1992). Este
dato, que para alguno de nosotros podría ser alarmante (que serlo, lo es), indica lo determinante
que resulta poder ayudar a estos niños con digrafía de un modo exitoso.
C. No se puede hablar de digrafía antes de los 7 años, antes de esa edad los errores de
escrituras deben entenderse como momentos de incertidumbre propios del
aprendizaje de la escritura (Berruezo, 2004).
Podemos definir la disgrafía como: “un trastorno de tipo funcional que afecta a la calidad de la
escritura en su aspecto de realización gráfica. El defecto se aprecia en la calidad del trazo
porque viene determinado por su mala ejecución. Esta alteración se produce en personas cuya
inteligencia se encuentra dentro de los límites estadísticos de la normalidad, que no poseen
daños sensoriales o neurológicos graves y que tienen una estimulación adecuada” (Rivas y
Fernández, 2004). No podrá hablarse de digrafía hasta antes de los 7 años, momento en el que
se presuponen afianzados y maduros los diferentes componentes de desempeño que implican
la compleja tarea de escribir. Antes de esa edad los errores de escritura deben entenderse como
momentos de incertidumbre propios del aprendizaje de la escritura (Berruezo, 2004).
CONCLUSIONES:
Los niños y adolescentes con trastornos del neurodesarrollo presentan, además, dificultades
psicosociales que los exponen a situaciones de aislamiento social, exclusión, miedo, baja
autoestima y alteraciones en el estado de ánimo.
La familia responde a esta demanda de forma variada dependiendo de la gravedad del cuadro,
además de la situación económica, la cultura, las expectativas, los deseos, el nivel educativo de
los padres y su acceso a la información.
Dentro de los cambios que la familia experimenta, ya sea súbita o lentamente, destacan el
económico, el modo en que se perciben a sí mismos con respecto a la autoeficacia para la
solución de conflictos, así como el manejo del flujo caótico de información tanto al interior como
al exterior de la familia.
Aquellas familias que logran sobreponerse y llegar al periodo de aceptación y adaptación son
capaces de replantear las expectativas que involucran al miembro afectado con objetivos más
realistas; ello les permite desarrollar estrategias que les son más efectivas. Las estrategias
empleadas dependerán de experiencias pasadas, el estatus socioeconómico, su cultura, su nivel
de conocimiento, la calidad de los servicios sanitarios o los sistemas de apoyo, así como de los
recursos propios de cada integrante.
Sin lugar a dudas existen numerosos factores que son las claves del éxito para la estimulación
de los niños con trastornos del neurodesarrollo, uno de ellos y posiblemente el más importante,
es la atención temprana que incluye un conjunto de intervenciones, dirigidas a la población
infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto
posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en
su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar
la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación
interdisciplinar o transdisciplinar (Artigas, 2007).
Este equipo de ser el encargado de orientar y gestionar los manejos de la familia para lograr un
ambiente facilitador del aprendizaje, donde predominen los estilos parentales asertivos y
positivos para el desarrollo del menor.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Analista de conducta certificada con 17 años de experiencia con niños con trastornos del neurodesarrollo.
Actualmente profesora universitaria de la Universidad Complutense de Madrid - Abascool, Universidad
Internacional de Valencia y Universidad Andrés Bello vinculada a la docencia y la investigación en el área de
Psicología Educativa. Directora de CreSeres Madrid, agencia de formación de profesionales en métodos ABA
y asesoría a familias, niños y jóvenes con TEA.