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1. INTRODUCCIÓN
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El problema descrito proviene en parte de la idea general (rechazada por
muchos estudios) de que el talento deportivo precoz será, seguramente, un
talento deportivo en la edad adulta, olvidando por completo el papel del
desarrollo óptimo y gradual de las capacidades para llegar a la formación de un
atleta capaz de se destacar en edades adultas.
2. EL TALENTO
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voluntad para estar horas ensayando (entre otras variables), difícilmente
desarrollaría su potencial y no llegaría a ser un buen pianista.
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2.1. Talento deportivo y entrenamiento a largo plazo
Algunos países como China y Cuba siguen con sus programas con
estructuras claramente enfocadas en el servicio del deportista al Estado. En
Países occidentales como España, la búsqueda por los talentos normalmente
se hace basándose en el rendimiento donde se detectarían los deportistas con
talento en centros de enseñanza, escuelas y agrupaciones deportivas e incluso
en competiciones escolares o los propios rankings de las federaciones.
(Martínez, 2006)
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niños y jóvenes, todo el proceso de evolución y transformación ocurre en
diferentes niveles (físico, hormonal, neurológico, intelectual, afectivo y social),
siendo procesos concomitantes, interdependientes y tributarios unos de otros.
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2.2. Detección del talento deportivo
Por otra parte, la detección del talento deportivo debe tener como base
la utilización de medidas y medios que nos permita encontrar un número
suficientemente grande de individuos que se muestren dispuestos a participar
de un programa de formación deportiva general básica, considerada como la
primera etapa del entrenamiento a largo plazo.
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Por lo tanto, una forma de optimizar los procesos de detección de
talentos deportivos es propiciar la práctica a un número cada vez más grande
de personas. Una grande base deportiva es un factor que auxilia y mejora la
posibilidad de una buena detección. Eso nos lleva a pensar que es necesario
que existan observaciones y estudios más frecuentes, enfocados sobre todo en
los colegios, principalmente en fases iniciales por tratarse de un espacio donde
la gran mayoría (si no toda) la población de niños se encuentra, haciendo de la
escuela un sitio privilegiado para la detección de talentos deportivos.
Otra sugerencia aportada por Hohmann (2003) nos indica que el primer
paso en un proceso de detección de talentos debe estar dirigido a niños que
todavía no estén relacionados a procedimientos de entrenamiento sistemático.
La mayor cantidad de niños en la situación apuntada se encuentra en el
sistema escolar, que es apuntado con casi unanimidad como el principal local
para proceder la detección de talentos relegando a los clubes un papel más
importante en otras etapas de la formación deportiva.
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Para que ocurra una buena selección de talentos deportivos es
necesario observar diferentes factores, muchos de ellos ya descritos
anteriormente, pero el punto de partida seria definir que es lo que buscamos.
¿Que criterios de desempeño se utilizarán para valorar la diferencia de talento
en relación a los que no lo son?
Por otro lado, podemos depararnos con casos en que hay que elegir
entre muchos individuos con buenas condiciones, cuales son los que podrían
ser talentos futuros, como en el caso de la concesión de una beca o una plaza
en un centro de rendimiento. En estos casos el criterio tiene que ser muy bien
definido y debe de incluir también el pronóstico de desempeño futuro.
Para tanto Hohmann , Wick & Carl (2001) apud Böhme (2004) presentan
un diagrama donde están presentes las variables a tener en cuenta en el
proceso de evaluación del potencial desempeño del niño o joven a ser
evaluado:
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Figura 1. El talento deportivo en relación a la dinámica de los niveles de rendimiento
competitivo del individuo al inicio, presente y futuro. (Adaptado de Hohmann , Wick &
Carl (2001) apud Böhme (2004).
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1. En el proceso inicial de selección del talento deportivo, no
debe apenas observar las exigencias específicas de las modalidades
deportivas, pero si, procurar obtener informaciones sobre la amplitud de la
aptitud general. Tal idea se aplica por el facto de ser muy difícil, en fases
iniciales, seleccionar el tipo ideal de niño que presente a la vez características
óptimas de cualidades morfológicas, funcionales y psíquicas deseables para
obtener el mayor rendimiento en una modalidad deportiva específica. Con la
llegada a la pubertad se hace posible observar con mayor estabilidad los
factores de predicción de la aptitud para el alto rendimiento.
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Böhme (2000), corroborando con el concepto presentado, destaca a mayores,
la importancia de las condiciones adecuadas de entrenamiento, entrenadores
capacitados para el trabajo y condiciones sociales adecuadas, desde el micro sistema
familiar, el colegio, y las posibilidades de práctica y entrenamiento deportivo ofrecidas
por la sociedad donde el joven esta insertado.
Otro punto fundamental para una correcta conducción del talento es evitar las
predicciones y comparaciones con las categorías mayores y adultas, pues se revelan
ineficientes y pueden frustrar los jóvenes a medida que se ven distantes del nivel
presentado por los mayores.
Por otro lado, la iniciación y especialización precoz deben ser tratadas con
extrema cautela ya que pueden causar el efecto exactamente contrario, o sea, se
llega muy rápido a resultados próximos a los encontrados en categorías adultas y
luego, la ausencia de mejora y/o la mejora de gradual y continuada de otros
deportistas hasta superar los precoces, hacen con que se pierda la motivación,
desencadenando abandonos y en algunos casos un sentido de rabia para con el
deporte antes practicado. El mismo efecto puede ser provocado por trabajos que
priorizan cargas unilaterales, monótonas e intensas de entrenamiento.
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- Einstein: hablo solamente a los 4 años y aprendió a leer a los 7.
- Newton: presentó desarrollo retrasado durante los estudios primarios.
- Pasteur: fue considerado un alumno mediocre en química durante el periodo
en que frecuentó el Royal Collage.
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métodos enfocados en el rendimiento, constituyen un obstáculo a la evolución y
progresión de los jóvenes no contemplando de manera satisfactoria sus
demandas formativas.” (Kemp, 1991)
Por su parte, Lera (2006) afirma que cuanto más compleja sea la
especialidad, más necesario será su aprendizaje precoz, o sea, que la
iniciación deportiva a las pruebas con movimientos técnicos específicos, debe
de iniciarse de forma prematura si se pretende obtener los mejores resultados
a largo plazo.
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entrenamiento a largo plazo debe de tener por base, en primer lugar, una
determinación precisa de las fracciones de edades óptimas haciendo dentición
entre tres franjas:
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Filin (1996) indica zonas de una manera similar y presenta datos sobre
las edades límites de resultado en diferentes tipos de deportes y pruebas:
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Edad (años)
Especialidad Deportiva
Primeros Posibilidades Mantenimiento de
(distancia en metros) resultados óptimas ARD
Natación- 100, 200, 400 17-18 14-16 19-22 17-20 22-25 21-23
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Pese a considerar importante los datos sobre las edades óptimas
para los mejores resultados, hay que tener en cuenta que factores
socioculturales muchas veces tienen influencia en la formación de esos datos.
Podríamos citar la natación como un ejemplo cercano:
Los padres están orientados por los especialistas a llevar a los hijos
a clases de natación en edades tempranas por los beneficios indiscutibles que
la actividad proporciona. Estando en el sistema, todos los niños, aun que
involuntariamente acaban por participar en competiciones. A partir de ahí, los
que se destacan son incentivados por todo el entorno a aumentar la práctica y
de ahí a subir cada vez mas la frecuencia de entrenamientos,. Por otro lado, no
es nada común que un individuo empiece a entrenar natación a los 15 años.
Así, las edades de principales resultados son claramente condicionadas por las
condiciones socioculturales.
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En la misma línea, Marques (2000) destaca que los resultados en el
ARD cada vez más dependen de lo que se hace en los años de formación y no
del número de años que se pasó en ella. Más calidad y menos cantidad de
trabajo realizado.
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que surja efecto. A la hora de aplicar un estímulo el organismo del atleta puede
responder de 4 formas:
b) Principio de la sobrecompensación:
Tras una sesión de entrenamiento se produce un descenso en la
capacidad funcional del deportista provocando la fatiga y una variación en los
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niveles de distintos parámetros fisiológicos del deportista. Después de
transcurrir un lapso de tiempo variable, que puede oscilar entre las 24 y 36
horas, los niveles de los parámetros fisiológicos vuelven a establecerse como
normales e incluso superan favorablemente para el deportista el valor inicial,
siendo este el momento idóneo para aplicar otra carga de entrenamiento
superior.
Es necesario conocer bien al atleta y saber la intensidad y volumen del
esfuerzo para determinar que tiempo de recuperación es necesario. Si
reanudamos el entrenamiento antes de tiempo se acumulará cansancio que
provocará una fatiga aguda, subaguda o crónica (23), por el contrario si
esperamos mucho tiempo antes de aplicar otro esfuerzo las mejoras
producidas habrán desaparecido.
Tras un estímulo tan intenso como puede ser la competición, debemos
disminuir la carga de trabajo los días posteriores.
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c) Principio de la dosificación de las cargas:
Con el fin de dosificar las cargas correctamente y conocer el grado de
fatiga y efecto que provocan en el deportista se debe tener siempre en cuenta 5
aspectos:
a) El volumen de los estímulos: cantidad total de trabajo realizado en una
tarea, sesión, microciclo, etc. Es un aspecto cuantitativo. Puede ser
expresado en kilómetros, metros, kilos, horas, repeticiones, etc.
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Ej. En un velocista deseamos trabajar la técnica de salida
de tacos. La frecuencia de esta carga sería dos veces a la
semana.
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Dentro de la planificación anual y especialmente en edades tempranas
se realizará una planificación anual basada en un solo macrociclo que
contenga 4 ciclos:
a. Un periodo de preparación general: Septiembre-Febrero.
b. Un periodo de preparación específica: Marzo-Abril.
c. Un periodo competitivo: Mayo-Junio.
d. Un periodo de descanso o transición: Julio-Agosto.
Con el paso de los años, la duración del periodo general irá
disminuyendo para incrementar el número de meses de preparación específica
y competitiva. Con niños en edades avanzadas se puede introducir la doble
periodización, realizando un pico de forma en Invierno (pista cubierta o campo
a través) y otro en verano o la planificación contemporánea ATR.
A modo de ejemplo, se expone una propuesta de planificación en
relación al periodo general, al específico y al competitivo:
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incluso perjudicar la salud del deportista, mediante la creación de lesiones,
fatiga, etc. Por tanto se han de seguir las siguientes premisas:
- Para entrenar la potencia/capacidad anaeróbica láctica debemos de
tener una base aeróbica.
- Para entrenar la potencia anaeróbica aláctica debemos tener una base
de capacidad anaeróbica aláctica.
- Con corredores de fondo no deben desarrollar solamente la
capacidad/potencia aeróbica, esta ha de ir acompañada con alguna
sesión de trabajo anaeróbico.
- Después de una carga de trabajo grande aeróbica no se debe trabajar la
anaeróbica ni la fuerza (24).
- Después de cargas anaeróbicas es recomendable realizar una pequeña
carga aeróbica.
- Las cargas anaeróbicas alácticas se realizarán siempre antes de las
anaeróbicas lácticas y finalmente las aeróbicas ligeras.
- Para trabajar la fuerza específica se ha de trabajar anteriormente la
fuerza máxima.
- Antes de desarrollar la fuerza máxima se buscará un trabajo de fuerza
hipertrofia.
- Previamente al trabajo de fuerza se ha de crear una base de fuerza
general.
- En toda sesión de fuerza habrá un tiempo destinado a resistencia
aeróbica ligera y flexibilidad.
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rendimiento desde una perspectiva multifactorial, es difícil lograr que todos
estos factores sean favorables.
Entre los factores más importantes se encuentran: el nº de
participantes, la forma en la que se desarrolla la carrera, condiciones
meteorológicas. calidad y tipo de pista de atletismo, nivel de los participantes,
interacciones con los participantes dentro de la carrera, calentamiento,
cronometraje, apoyo del público, momento de la planificación, momento del
síndrome general de adaptación, desarrollo de las capacidades condicionales,
desarrollo de la técnica, actividades realizadas horas previas a la carrera, viaje,
manifestación de las variables psicológicas, alimentación y nutrición,
hidratación, nivel de defensas del organismo, niveles de parámetros
bioquímicos y hematológicos, etc.
Por tanto no debemos nunca achacar el éxito o el fracaso a un solo
factor. El hecho de realizar afirmaciones como: hoy gané porque ayer cené
pasta, la semana pasada vencimos porque descansamos el día anterior, ayer
mejoré mi marca porque trabajé la fuerza resistencia en los últimos 15 días…
son frases que atribuyen a un solo factor el éxito en la competición. En todos
estos casos podemos hablar de rendimiento pero nunca de máximo
rendimiento, ya que en este último se incluyen muchos factores.
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Jóvenes atletas en periodo de crecimiento máximo
Las investigaciones muestran que programas de fuerza bien dirigidos en
jóvenes provocan una mayor densidad ósea que aquellos que no realizan
ningún programa. Así, Kraemer (25) afirma que el entrenamiento de fuerza
puede influenciar positivamente en el crecimiento del hueso. Los niños
sedentarios suelen tener unos niveles de densidad ósea baja aumentando la
vulnerabilidad a lesionarse.
Por otra parte, es muy probable que el joven deportista sufra un
descenso en su rendimiento como consecuencia de estos cambios fisiológicos
y anatómicos. En este caso el entrenador debe velar por aplicar correctamente
las cargas de entrenamiento a la vez de elaborar un programa de fuerza,
flexibilidad e higiene postural, incidiendo especialmente en el trabajo del
esquema corporal. La respuesta de muchos entrenadores ante este descenso
del rendimiento es aumentar la carga de entrenamiento, sin saber que esto
perjudicará notablemente la salud del deportista, produciendo un mayor
estancamiento del rendimiento y dificultando los procesos de osificación de las
epífisis de los huesos.
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De forma general si se puede realizar el trabajo de fuerza en niños de
cualquier edad siempre y cuando se realicen correctamente los ejercicios y se
siga la siguiente progresión:
o Trabajo de fuerza con el propio peso del niño: Ej. Ponerse de puntillas,
gateos, flexiones de brazo, abdominales, etc. Cuando domine este tipo de
trabajo pasamos al siguiente escalón.
o Trabajar la fuerza por parejas utilizando la resistencia del compañero: Ej.
Empujes, arrastres, caballito, etc.
o Posteriormente se podrá
trabajar con pesos libres
externos, tales como:
mancuernas, discos, balones
medicinales, elásticos, etc.
o Por último y una vez
consolidadas todas las
anteriores fases se irá introduciendo la técnica de pesas (alrededor de los
13 años), para posteriormente utilizar máquinas de pesas o barra libre.
Máquina de pesas para diversos grupos musculares
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MÁQUINAS
DE PESAS O
BARRA
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k) Principio de la ley de longitud:
Dependiendo del tipo de contracción muscular que realicemos podemos
influir en la longitud de las fibras musculares y la longitud de las fibras
tendinosas. Así pues existen 4 posibilidades de trabajo en la contracción
muscular (12):
a. Contracción completa y estiramiento completo: La longitud del
vientre muscular tiende a aumentar, mientras que la longitud de
los tendones disminuye. La amplitud del gesto se ve mejorada. Es
necesario trabajar de esta forma aquellos músculos que
participan directamente en la ejecución del movimiento, tal como:
los bíceps, los pectorales, los cuádriceps, dorsal ancho…
b. Contracción completa y estiramiento incompleto: no existe
variación en la longitud del vientre muscular o incluso disminuye,
mientras que las fibras tendinosas se alargan ligeramente. Es
ideal para trabajar los músculos fijadores, como por ejemplo los
abdominales.
c. Contracción incompleta y estiramiento completo: el vientre
muscular disminuye mientras que los tendones se alargan
netamente. Es un músculo largo pero poco eficaz.
d. Contracción incompleta y estiramiento incompleto: El vientre
muscular disminuye enormemente de longitud, mientras que los
tendones se alargan poco. Los puntos de inserción se acercan y
nos hallamos en presencia de un músculo corto pero potente, que
ha perdido su elasticidad.
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siempre repeticiones de 50 metros, debemos variar a otras distancias,
60, 80, 40… o variando el ejercicio, saliendo desde lanzados, con
cambios de ritmo, en progresión, en regresión, etc. Para calcular la
distancia máxima aconsejable en cada repetición de velocidad se tendrá
en cuenta la edad del deportista, aplicando la siguiente fórmula (10)
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o Estiramientos: Entre 5 y 10 minutos es un tiempo óptimo, ya que
más tiempo podríamos perder todo el calor corporal generado en
la carrera. Estos estiramientos están destinados para
proporcionar al músculo una cierta elasticidad con el fin de que el
trabajo que se realice en la siguiente fase obtenga un mejor
rendimiento. Hemos de decir, que estos estiramientos no se
corresponden con el trabajo de flexibilidad como muchos atletas
piensan, para desarrollar la flexibilidad la duración de estos ha de
ser mayor.
o Ejercicios de preparación para la parte específica: 5-10´,
primeramente se desarrollarán ejercicios globales que implican la
movilización de grandes grupos musculares. Posteriormente
enfocaremos el trabajo hacia los músculos específicos que
participarán en la sesión. A modo de ejemplo proponemos:
desplazamientos laterales, circunducciones de brazos, skiping
adelante, atrás, cabaret, para finalizar con progresivos de 80, 60 y
50 metros.
o Parte específica: 10´-60 ´.
o Estiramientos finales.
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Será necesario para el trabajo de la resistencia anaeróbica láctica una
amplia base aeróbica, con el fin de favorecer la eliminación de lactato y
mejorar así la recuperación en esfuerzos lácticos.
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Variar los métodos de entrenamiento de esta capacidad: continuos,
interválicos, farlek, circuitos, etc.
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Hay un consenso entre los autores en decir que en el atletismo hace
falta un mínimo de 6 años de práctica para que se puedan lograr resultados
relevantes y un máximo entre 8 y 12 años dependiendo de la especialidad,
individualidad y manera con que fue conducida la preparación del deportista.
Etapas:
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Pero al observar las edades de referencia, queda claro que tanto el inicio
de la practica sistematizada, como la especialización, aun que sea en un grupo
de pruebas, debe ser diferenciada de acuerdo con la característica de la
prueba y siempre hay que tener presente el entrenamiento de la velocidad y
coordinación, ya que son capacidades que tienen importancia relativa para
todas las pruebas y sus resultados óptimos se presentan de manera más
temprana.
También hay grande diferencia entre diferentes pruebas y ese dato debe
de tenerse en cuenta para que no se quemen etapas. Como ejemplo podemos
citar el entrenamiento de la resistencia en jóvenes en detrimento del trabajo de
otras capacidades como coordinación y velocidad cuando se verifica que los
altos resultados para pruebas de resistencia solo se alcanzan en edades
cercanas a los 30 años.
Sea cual sea la prueba atlética en cuestión habría que tener muy clara la
información de las siguientes premisas:
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- En pruebas de resistencia no es recomendado que se empiece un
trabajo específico diseccionado antes de la completa saturación del
individuo.
6. CONSIDERACIONES FINALES
Al mismo tiempo, hay que tener claro que en el trajo con los jóvenes la
actividad debe ser, por en cima de todo, variada y placentera, sin que por
ello se pierda su carácter pedagógico, tratando de ofrecer la mayor
variabilidad posible y olvidando por completo los resultados en el corto
plazo sin dejar que ello elimine la competición como medio de
motivación.
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Por último, recordar que es de suma importancia que se sigan
desarrollando estudios y observaciones en la temática que aborda todo lo
relacionado al talento deportivo y a los procesos de entrenamiento a largo
plazo, para que se pueda ampliar el conocimiento y llegar a novas
conclusiones, buscando los siguientes objetivos:
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7. BIBLIOGRAFIA
39
Filin, Vladimir P. (1996): Desporto Juvenil: Teoria e Metodologia. Londrina.
Martin, G.; Ritzidorf, W. (2006): From talent to elite athlete: A study of the
performance development of the finalist at the 1999 IAAF World Youth
Championships. New Studies in Athletics. IAAF. 21:2; 43-55.
40
Rose Junior, D. (2002): Esporte e Atividade Física na Infância e Adolescência.
São Paulo: Artmed.
Thumm, H.-P. (1987): The importance of the basic training for the development
of performance. New Studies in Athletics 2 (1): 47-64
41