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1. LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA
2. LA VISIÓN GRIEGA.
En la visión de la antigua Grecia, el ser humano era concebido como un ser intermedio
entre los dioses y los animales. El alma nos acerca a la divinidad, mientras que el cuerpo
a la animalidad. Por eso, se entendía que a nivel moral lo adecuado era el cultivo del alma
para acercarnos a la divinidad, mientras que vivir para el cuerpo nos rebaja a la condición
de animales. En general, la visión griega estableció una concepción dualista del ser
humano, es decir, la idea de que el ser humano está compuesto de dos entidades distintas
el cuerpo material y el alma inmaterial. Este dualismo será especialmente en la filosofía
de Platón y trascenderá a las distintas visiones religiosas como la del cristianismo.
En las obras de Homero, como la Ilíada y la Odisea, cristalizaría la figura del héroe
homérico en la que se destaca la importancia del héroe individual en base a su libertad y
la areté. El héroe homérico, como Aquiles, tiene la opción de elegir pese a los senderos
que el destino le marca. Esta libertad limitada se convertirá en el concepto de libertad
occidental por excelencia. Por otro lado, el héroe homérico tiene una serie de cualidades
excepcionales que constituyen su nobleza, excelencia que cabe denominar areté. Entre
estas cualidades que llevan al héroe homérico a destacar sobre los demás se encuentran
la belleza, la inteligencia, el honor, la magnanimidad y sobre todo la valentía. Son estas
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percepción, el movimiento y el deseo. Por último, el alma de los seres humanos sería el
alma racional cuya facultad principal es el razonamiento, aunque incluye las facultades
del alma vegetativa y la sensitiva.
De todos modos, Aristóteles piensa que el ser humano no es solo un animal racional,
sino un animal político. Esto significa que el ser humano tiene razón, pero también
necesita vivir en sociedad. Hay otros animales que viven en sociedad, como las abejas y
las hormigas, pero el ser humano debe plantearse cuál es la forma adecuada de organizar
la sociedad, problema que tiene que abordar mediante la razón.
Se conoce como helenismo o período helenístico aquel que transcurre
fundamentalmente desde finales del siglo IV a.C. al morir Alejandro Magno hasta
mediados del siglo I a.C. cuando el poder romano conquista la cultura griega. En esta
época las ciudades-estado griega pierden poder en favor del Imperio de Alejandro Magno,
si bien la cultura griega se globaliza hasta oriente y se conserva tras la conquista romana.
Es un momento en el que muchas culturas entran en contacto, lo que lleva a cuestionar y
a abandonar los estilos de vida que estaban establecidos. Por un lado, los seres humanos
empiezan a concebirse como ciudadanos del mundo (cosmopolitismo), pero por otro lado
sienten la necesidad de buscar nuevas formas de vida. En el terreno filosófico la reflexión
se vuelve eminentemente práctica y la pregunta central es “¿cómo ser feliz?”, cuestión
que será abordada por las muchas escuelas filosóficas que proliferaran en la época. Dos
escuelas importantes son los estoicos y los epicúreos.
Desde el estoicismo, fundador Zenón de Citio, el ser humano debe utilizar la razón
para cultivar la virtud y luchar contra las pasiones que le perturban. Los estoicos piensan
que la fuente de la infelicidad se encuentra en el descontrol de las pasiones. Para ser feliz
debemos lograr la ataraxia o imperturbabilidad del alma a través de la apatía o la
anulación de las pasiones. Nuestra razón nos permite comprender el destino, que sigue un
orden racional, y que debemos aceptar. Uno de los preceptos fundamentales es el
comprender nuestro lugar en el cosmos, observar nuestros problemas y las dificultades
que la vida nos presenta con perspectiva y vivir conforme la naturaleza.
Por su parte el epicureísmo, fundado por Epicuro de Samos, entiende que la ataraxia
no se consigue mediante la apatía. No se trata de anular las pasiones. Si no en perseguir
el placer y evitar el dolor racionalmente. Es decir, para ser feliz debemos perseguir el
placer, pero haciendo un cálculo racional porque hay placeres que a la largan causan dolor
y dolores que a la larga pueden “compensar”. Esta idea se denomina hedonismo racional.
De todos modos, los placeres a los que debemos cultivar preferentemente son el arte, la
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Gran parte de la reflexión occidental acerca del ser humano ha sido influenciada por
la cultura cristiana, ya sea a su favor o en contra.
En el cristianismo Dios es una entidad consciente y personal (no una fuerza cósmica
ciega) que ha creado entre otras cosas al ser humano, un ser que tiene consciencia y
voluntad ya que ha sido creado a imagen y semejanza de su Creador. En la visión cristiana,
el ser humano tiene un estatus privilegiado, es la criatura favorita de Dios. Desde la
cultura cristiana el ser humano no es una cosa más del cosmos, sino una entidad especial:
una persona. Como tal, los seres humanos no son objetos, sino sujetos. No son medios
para otra cosa o algo que se pueda comprar y vender, sino fines en sí mismos. Así el
carácter especial de la persona constituye su dignidad. Que los seres humanos tengan
dignidad significa (desde el punto de vista cristiano) que cada ser humano tiene un valor
incalculable por el mero hecho de ser una creación de Dios. Además, dado que todos los
seres humanos tienen dignidad todos los seres humanos son iguales (igualdad) y forman
parte del género humano (fraternidad).
Para el cristianismo la vida no es más que un proceso de prueba, un tránsito en el que
las personas se juegan la condena o la salvación, mientras que la muerte no es algo
definitivo pues el alma es inmortal. Así el mundo terrenal se convierte en un lugar en el
que sufrir en favor de una felicidad que se alcanzaría más bien en la otra vida. Pero
entonces el ser humano no puede encontrar su sentido en esta vida, pues la meta es
algo trascendente: Dios y el más allá.
Con la visión cristiana se asienta una concepción antropológica según la cual el ser
humano es una entidad en la que cuerpo y alma inmortal se encuentran unidos de forma
inseparable. También se entiende que el ser humano debido a su inteligencia y voluntad
es libre, a diferencia de otros seres. La libertad le permite distinguir entre el bien y el
mal. A su vez, la capacidad de distinguir moralmente le hace merecedor de recompensa
o de castigo. En la concepción de la libertad el cristianismo incluye la idea del pecado
original que expresa la dificultad para realizar el bien de forma espontánea. Hacer el bien
es una lucha constante por imponerse ante la tendencia al pecado que aparecería en la
forma de la ira, la envidia o la codicia, por ejemplo.
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4. EL RENACIMIENTO.
5. MODERNIDAD E ILUSTRACIÓN.
5.1.Modernidad: Descartes
En la Modernidad, científicos como Galileo, Kepler y Newton realizaron
descubrimientos científicos que no podían ser explicados mediante la filosofía escolástica
medieval ni en un marco aristotélico. Además, resurge el materialismo, según el cual el
ser humano, incluso su conciencia, se puede explicar sin recurrir al espíritu y apelando
únicamente a los diferentes grados de complejidad de la materia. En esta corriente se
encuentra Thomas Hobbes (XVI-XVII).
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5.2.Ilustración: Kant.
Tras el racionalismo de Descartes, la Ilustración declara que la razón, independizada
de la fe cristiana, es la suprema guía del ser humano. La razón es considerada el medio
para escapar de la ignorancia y la servidumbre y abrirse paso a una definitiva mayoría de
edad y al progreso universal. Entre los filósofos ilustrados destaca especialmente
Immanuel Kant.
Según Kant, la persona es “libertad e independencia frente al mecanismo de la
naturaleza entera”. Esa libertad consiste en la facultad exclusivamente humana de
someterse a leyes morales dictadas por su propia razón y fundamenta la dignidad humana,
la cual implica que “el hombre, y con él, toda criatura racional, es fin en sí mismo”.
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Un ser racional y libre que es fin en sí mismo se comporta de forma lógica cuando
respeta a los demás fines en sí, es decir, cuando ama al prójimo convirtiendo en propios
los fines suyos. Por tanto, hemos de rechazar cualquier intento de privar de libertad al ser
humano o de instrumentalizarlo.
Por otra parte, según Kant la existencia de un alma espiritual e inmortal es
indemostrable, pero es necesaria para que haya moral. Si no poseemos un alma
espiritual, estamos sometidos, como todo lo material, a las leyes de la materia y, por tanto,
no habría libertad ni lógicamente moral.
Para Marx el ser humano satisface sus necesidades básicas de existencia a través de la
actividad productiva, es decir, del trabajo. En el proceso de transformación de la
naturaleza a través del trabajo el ser humano establece una serie de relaciones materiales
que configuran lo que se denomina infraestructura. La base económica incluye los
medios de producción (instrumentos y lugares de trabajo, por ejemplo) y la fuerza de
trabajo (la capacidad humana de producir). Una determinada configuración de la
actividad productiva da lugar a un modo de producción determinado: la producción
esclavista, feudal, capitalista, etc.
Pero para que la sociedad pueda establecerse y desarrollarse hace falta el conjunto de
instituciones políticas (como puede ser el Estado), el sistema de derecho, y también en el
plano ideológico entrarían las costumbres, el arte, las creencias religiosas, el lenguaje y
en general ideas más o menos distorsionadas acerca de la realidad. Este ámbito se
denominaría superestructura.
Marx propone que no podemos comprender una determinada sociedad atendiendo
simplemente a su cultura, es decir, a sus costumbres, su arte… o sus ideas en general. Al
contario, desde su visión materialista es la organización de la vida material la que nos
permite entender las ideas y expresiones culturales de una sociedad. La visión de Marx
se denomina Materialismo Histórico porque busca comprender el cambio social a lo
largo del tiempo tomando como aspecto fundamental la parte material de la sociedad (la
base económica). Marx analiza el cambio social desde una perspectiva dialéctica, es
decir, analizando las contradicciones y las fuerzas en conflicto que se dan a nivel
económico y político, pero también cultural en el ámbito de las ideas. La sociedad se ha
dividido desde sus inicios en clases contrapuestas en lucha, por ejemplo, entre los señores
feudales y los siervos. Para Marx el “motor” de la historia es la lucha de clases porque
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y organizarse para realizar la revolución. En este proceso debe acabar con la propiedad
privada de los medios de producción y conseguir una sociedad sin clases en la que ya
nadie explote a nadie. Esta sociedad futura sería la sociedad comunista.
7.1.Introducción.
Sigmund Freud (1856-1939), un médico y neurólogo de origen austríaco, pondrá todo
su esfuerzo en mostrar que la psique humana está atravesada por una dimensión
inconsciente y conflictiva que lo condiciona en gran medida. Con ello, Freud desafía el
presupuesto sobre el que se había levantado la cultura occidental: la absoluta racionalidad
humana. Fue un pionero al abordar una teoría de la mente que abarcara el inconsciente y
también al tratar cuestiones como la sexualidad infantil.
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