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 El Matrimonio

Desde el punto de vista jurídico el matrimonio es una institución social que por su
contexto jurídico tiene las exigencias de forma y de fondo de un contrato, y por lo
tanto, genera obligaciones y derechos como todo contrato. Desde este punto de
vista, el matrimonio modifica y crea un nuevo estado, una nueva capacidad
emancipando al menor, e interviene profundamente en materia de bienes, pues a
partir del matrimonio se vivirá en comunidad.

Distintas opciones de celebración del matrimonio a la luz del derecho comparado.

A.- Matrimonio Civil o Legal: es el que se celebra de conformidad con la ley civil
del lugar donde se efectúa dicho matrimonio.

B.- Matrimonio Religioso: Es el que se celebra de acuerdo a la religión que profesa


los contrayentes o uno de ellos. En Venezuela, primero hay que estar civilmente
casados para poder casarse luego por la iglesia. Si una pareja se casa por el
Corán, y luego llegan a Venezuela, se consideran, para efectos del derecho
venezolano, concubinos. Con relación al derecho comparado, la ley ha extendido
su criterio hasta el punto de que las personas del mismo sexo puedan contraer
matrimonio (no aplicable en Venezuela)

 Los Esponsales.

Es la promesa del futuro matrimonio hecha por ante un funcionario, lo que


llamamos carteles, se fijan para que las personas sepan que un hombre y una
mujer van a contraer matrimonio. En Venezuela la ruptura de los esponsales no es
un delito, pero lleva a la indemnización del daño, es decir, los gatos que se tienen
que pagar, los cuales están establecidos en el código civil vigente. En Francia si
es un delito la ruptura de los esponsales. Elementos integrantes del matrimonio
Tenemos un elemento intrínseco que versan sobre el fondo de la misma
institución, como son el consentimiento y la capacidad, en donde el
consentimiento se entiende como el principio de la autonomía de la voluntad de
las partes para contraer matrimonio y la capacidad es la cual los sistemas jurídicos
establecen una capacidad especial para poder contraer matrimonio. Por ejemplo la
legislación venezolana estatuye que es hábil para realizarlo el varón a los 16 años
y 14 años para la hembra, Esta capacidad puede ser apreciada por dos sistemas
jurídicos, a saber, el de la ley personal y la ley territorial En cuanto al primer
sistema, la capacidad para contraer matrimonio debe ser determinada por la ley
del domicilio o de la nacionalidad . El principio del domicilio es el que está
establecido en la legislación angloamericana y según este sistema jurídico, la ley
competente para determinar la capacidad para contraer matrimonio, es la ley del
domicilio de los futuros contrayentes.

Articulo 21 ley de derecho internacional privado: “ la capacidad para contraer


matrimonio y los requisitos de fondo del matrimonio se rigen para cada uno de los
contrayentes, por el derecho de su respectivo domicilio.

Ahora bien, el elemento extrínseco que se trata sobre la forma, es decir los
requisitos de forma y las demás solemnidades para la celebración del matrimonio.
La ley territorial, es competente para determinar la validez de un matrimonio en lo
que se refiere a la capacidad, la ley del lugar de la celebración.

 Requisitos materiales

En Venezuela, el régimen legal del matrimonio está basado en el principio de la


ley personal. Según este principio, las leyes concernientes al estado y capacidad
obligan a los venezolanos, así residan o tengan su domicilio en país extranjero.
Por lo tanto, no es competente para regir el matrimonio la ley del domicilio sino la
de la nacionalidad.
Este régimen legal podría ser analizado en tres casos, a saber, matrimonio de
venezolano en el exterior; matrimonio de extranjero en Venezuela; y matrimonio
de extranjero en el exterior. De acuerdo con el primer caso, el venezolano está
obligado a acatar el principio de la nacionalidad consagrado en el Artículo 9 del
Código Civil, pues el matrimonio es el acto jurídico por excelencia que modifica
el status jurídico de la persona en cuanto al estado y para el cual la ley establece
una capacidad especial.
Por consiguiente, la ley establece que el matrimonio del venezolano en el exterior
se celebra con observancia de la ley venezolana referente a su estado y
capacidad y, por lo tanto, el venezolano deberá remitir, dentro de los seis meses
de haberse celebrado el matrimonio, copia legalizada del mismo a los efectos de
su inserción en los registros del estado civil que se lleva en Venezuela en la
parroquia o municipio de su último domicilio en el país. Como ya ha sido expuesto,
esta es la obligación que se tiene establecida con motivo de la realización del
matrimonio por parte de venezolano en el exterior, pues el requisito establecido en
el Código Civil del 22 de que el Juez de Primera Instancia examinara las actas
matrimoniales antes de su inserción a los efectos de comprobar si se habían
cumplido las leyes venezolanas referente al estado y capacidad, quedó abolido
por el Código vigente. Por consiguiente, todo matrimonio de venezolano en el
exterior, válido según la ley local pero inválido según la ley venezolana, se regirá
en Venezuela por las causas de anulación que trae el Código Civil en sus artículos
17 a 130, sin necesidad de que haya un pronunciamiento previo antes de su
inserción.
El segundo caso se refiere al matrimonio del extranjero en Venezuela. Con
relación a ello, se debe dejar sentado que tal matrimonio se rige, como en el caso
del venezolano en el exterior, por la ley personal. Por consiguiente, el matrimonio
se regirá, en lo que se refiere al estado y capacidad del extranjero, no por la ley
venezolana sino por su ley personal. Esto es un resultado evidente del
acatamiento que se debe a los principios del Derecho Internacional Privado y a un
mandato expreso de nuestra legislación, según la cual al extranjero, excepcio-
nalmente, se le aplicarán leyes extranjeras en aquellos casos permitidos por el
Derecho Internacional Privado. En consecuencia, el Código Civil venezolano
dispone que el extranjero antes de celebrar el matrimonio en Venezuela
compruebe fehacientemente de que es soltero, viudo o divorciado y de que es
hábil para contraer matrimonio según su ley personal. Uno de los medios de
prueba que prevé el Código es un justificativo levantado ante una Notaría o un
Tribunal, según sea el caso, en el cual testigos capaces en número de tres den
testimonio fundado y circunstanciado de que dicho extranjero es hábil para
contraer matrimonio según su ley personal, por tener la edad requerida para ello y
ser soltero, viudo o divorciado, todo conforme a su ley nacional. Es evidente que la
prueba de la viudez o divorcio o anulación de un matrimonio anterior no podrá
suplirse sino por la respectiva acta de defunción del extinto cónyuge o justificativo
judicial o por la sentencia definitivamente firme y ejecutoriada que ha pronunciado
el divorcio o la anulación y debidamente pasada por el exequátur si ello ha
ocurrido en el exterior.
Debe dejarse bien establecido que a pesar de ser competente la ley personal del
extranjero para celebrar su matrimonio en Venezuela, la propia ley venezolana
establece que, no obstante autorizarlo esa ley personal, no podrán celebrarse en
Venezuela matrimonios con infracción de los impedimentos dirimentes
establecidos por el Código Civil; no tendrán de la misma manera validez aquellos
impedimentos que según la referida ley personal se funden en diferencias de raza,
rango o religión; ni tampoco, por último, la falta de permiso y del acto respetuoso
que como previo, exija la referida ley personal, salvo el consentimiento que si debe
obtenerse de los ascendientes, tutores o representantes legales, por ser ello un
requisito de fondo regido por lo tanto por dicha ley.
El tercer caso que se presenta es el del matrimonio del extranjero en el
exterior. Este matrimonio es válido en Venezuela en atención del principio lucus
regit actum contenido en el Art. 11 del Código Civil, porque la ley competente para
calificar de válido el matrimonio en cuanto a sus requisitos intrínsecos como los
extrínsecos es la ley local en donde se celebró y no la venezolana.
En el caso de que ese matrimonio extranjero se domiciliase en Venezuela tiene
como obligación presentar dentro del primer año de su venida al país a la Primera
Autoridad de la Parroquia o Municipio respectivo, copia legalizada del acta de su
matrimonio para su correspondiente inserción en los libros de registros de
matrimonios que lleva dicha autoridad. Tal registro es indispensable para reclamar
cualquier efecto civil de ese matrimonio en Venezuela, ya que dicha copia
constituye la prueba de su celebración.

 Prueba de la capacidad matrimonial


asi todos los sistemas jurídicos establecen una capacidad especial para contraer
matrimonio. Por ejemplo, la legislación venezolana estatuye que es hábil para
realizarlo el varón de 16 años y la hembra de 14 años en adelante.
Esta capacidad puede ser apreciada por dos sistemas jurídicos, a saber, el de la
ley personal y el de la ley territorial.
En cuanto al primer sistema, la capacidad para contraer matrimonio debe ser
determinada por la ley del domicilio o de la nacionalidad. El principio del domicilio
es el que está establecido en la legislación angloamericana y, según este sistema
jurídico, la ley competente para determinar la capacidad para contraer matrimonio
es la ley del domicilio de los futuros contrayentes. De manera que esta ley es la
que determina si la persona es hábil para contraer matrimonio, independientemen-
te de la ley de su nacionalidad. Esto, dentro de esta escuela, ha sido producto de
una evolución jurídica. En efecto, al principio la jurisprudencia inglesa no distinguía
entre elementos intrínsecos (fondo) y extrínsecos (forma) del matrimonio, ya que
en razón de esa no distinción, la jurisprudencia consideraba, por ejemplo, el
consentimiento de los ascendientes, como requisito de fondo y en cambio en otros
pronunciamientos se le consideraba como simple formalidad. En los últimos tiem-
pos se han deslindado suficientemente bien esos campos y así el consentimiento
y la capacidad para contraer matrimonio quedaron comprendidos dentro de los
elementos de fondo regidos por la ley del domicilio, y la parte formal, regida por la
ley del lugar de la celebración, independizando completamente el acto del
matrimonio del contexto jurídico de los contratos.
Dentro del principio del domicilio una variante sumamente importante es la opinión
de Savigny según la cual la ley aplicable para la determinación de la validez del
matrimonio en lo que se refiere a los requisitos de fondo es la ley del domicilio del
marido al tiempo del mismo. Esta tesis jurídica se basa en el hecho de que el
marido es el eje del hogar desde el punto de vista jurídico y lo es desde el
momento en el cual contrae el matrimonio. Por lo tanto, es este factor de conexión
todo un régimen jurídico aplicable, determinado precisamente por el domicilio que
tenga el marido al tiempo de la celebración del matrimonio. Y tal como estaba
previsto en la legislación venezolana derogada, el marido establecía un domicilio
legal para la mujer, pues para cualquier acto de la vida del matrimonio, para
reclamar sus efectos o para su anulación o disolución, era competente la ley de la
jurisdicción del domicilio del marido, independientemente del domicilio de hecho
de la mujer. En la reforma que sufrió el Código Civil en 1982, el Artículo 33 hace
determinar el domicilio conyugal por el domicilio que individualmente tengan cada
uno de los cónyuges que bien puede ser común o bien establecido en distintas
jurisdicciones en atención a que cada uno de ellos separadamente tenga en
distintos lugares el asiento principal de sus respectivos intereses o negocios.
Este concepto del domicilio actualmente vigente en el Código Civil venezolano
está en concordancia con lo establecido en la novísirna Convención
interamericana sobre domicilio de la persona física (Montevideo, 1979), en la cual
el artículo 4 expresa que el domicilio de los cónyuges será aquél en el cual éstos
vivan de consuno, sin perjuicio del derecho de cada uno de los cónyuges de fijar
su domicilio en la forma prevista y en su orden en el artículo 2 de la misma
Convención, a saber, 1) el lugar de la residencia habitual; 2) el lugar del centro
principal de sus negocios; 3) el lugar de la simple residencia; y, 4) el lugar en don-
de se encontrare.
En cuanto al principio de la nacionalidad, su influencia se ha debido
fundamentalmente a la escuela jurídica de Mancini. El Código Civil italiano de
1865, redactado bajo la referida inspiración, las conclusiones del Primer Congreso
de Derecho Internacional Privado celebrado en París en 1874, el Primer Congreso
de Derecho Internacional Privado celebrado en América, Lima, 1878, el Código
español de 1888 así como el anteproyecto de Código Civil belga, preparado por
Laurent en esa época, todos estaban inspirados en esas ideas mancinianas.
En el derecho convencional se ha establecido la ley de la nacionalidad para regir
el matrimonio en el Tratado de Lima de 1878, como ya se ha expresado, cuando
allí se estipule, que la capacidad jurídica para contraer matrimonio se juzgaría por
la ley nacional de los contrayentes y que los extranjeros estaban sometidos a la
ley local en cuanto a la aplicación de los impedimentos dirimentes. De la misma
manera el Convenio de La Haya de 1902 estableció como competente para
determinar la capacidad o derecho a contraer matrimonio la ley nacional de cada
uno de los contrayentes, a menos que una disposición de esa ley nacional no se
refiriera expresamente a otra, en cuyo caso esta última era la competente.
En cuanto al segundo sistema, es decir, la ley territorial, es competente para
determinar la validez de un matrimonio en lo que se refiere a la capacidad, la ley
del lugar de la celebración. El gran expositor clásico de esta materia ha sido Story,
quien, en el párrafo 121 de su obra, da los fundamentos teóricos de este sistema.
Según el mencionado jurista, la validez o invalidez de un matrimonio celebrado
entre personas sui juris debe ser juzgado por la ley del lugar donde se ha
celebrado. Si es válido allí, debe ser válido en todas partes. «Todas las naciones
civilizadas permiten los contratos de matrimonio. Estos son iuris gentium y los
súbditos de todas las naciones están igualmente interesados en ellos. Males y
confusión infinita se seguiría necesariamente para los súbditos de todas las
naciones sobre legitimidad, sucesiones y otros derechos, si las leyes respectivas
de países diferentes sólo hubieran de observarse en cuanto a los matrimonios
contraídos por los súbditos de esos países en el extranjero; y, por consiguiente,
todas las naciones han consentido, o se presume que consientan para ventaja y
beneficio común, en que tales matrimonios serán buenos o no, según que sean o
no conformes con las leyes del país donde se celebran». Y para corroborar esta
tesis el mencionado jurista pone el ejemplo de un matrimonio celebrado en
Francia, válido según esa legislación, pero inválido según la legislación inglesa. En
un país los hijos serían legítimos y en el otro ilegítimos. Y lo mismo podría decirse
de los bienes pertenecientes a cada cónyuge por el hecho del matrimonio. En
consecuencia, es la regla lex loci contractus la que puede evitar confusiones y
enredos.
 Efectos Personales y patrimoniales
Cuando dos personas contraen matrimonio surgen, junto con los efectos
personales, también llamados derechos y deberes conyugales. Unos efectos
patrimoniales, es decir, nacen unas relaciones económicas entre los cónyuges o,
lo que es lo mismo, nace una organización económica propia del matrimonio. Este
conjunto de cambios se agrupan en uno como los efectos personales del
matrimonio. El matrimonio es una relación de la cual nacen un conjunto de
derechos y deberes tanto personales, inherentes a la vida en común de los
casados, que serán explicados en este tema, como de contenido patrimonial.

PERSONALES: Se refieren a las obligaciones de los cónyuges, indirectamente


surte efectos para los hijos y son de orden público en su mayoría.

EFECTOS PERSONALES DEL MATRIMONIO: Son de orden público, razón por la


cual, las partes no pueden modificar su forma o contenido. El matrimonio no
produce parentesco porque los cónyuges no son parientes entre sí, salvo que lo
fueran antes del matrimonio, tal sería el caso de un matrimonio entre primos. El
matrimonio sí produce lazos familiares, no sólo de los cónyuges entre sí, sino
entre cada uno y la familia del otro.

Potestad Marital: Antiguamente el hombre tenía mayor poder dentro de la unión


conyugal y era, por supuesto, quien representaba al matrimonio. El código del 82
derogó esto y hoy en día ambos cónyuges son iguales, así mismo el nuevo código
igualó la situación de los hijos, acabando con la distinción entre legítimos e
ilegítimos Art. 137 CC: “Con el matrimonio el marido y la mujer adquieren los
mismos derechos y asumen los mismos deberes. Del matrimonio deriva la
obligación de los cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse
mutuamente.

La mujer casada podrá usar el apellido del marido. Este derecho subsiste aún
después de la disolución del matrimonio por causa de muerte, mientras no
contraiga nuevas nupcias.

La negativa de la mujer casada a usar el apellido del marido no se considerará, en


ningún caso, como falta a los deberes que la Ley impone por efecto del
matrimonio”.

Anteriormente el régimen era tan distinto que el adulterio de la mujer siempre era
causal de divorcio, pero el del hombre no lo era, salvo que el adulterio fuera
notorio, es decir, que el hombre sostuviera una concubina conocida, puesto que
en este caso se consideraba tan grave el adulterio que constituía una injuria grave
hacia la cónyuge.
Caracteres Generales: Son deberes y derechos legales (obligaciones jurídicas),
independientemente de que a su vez, también tengan un carácter ético, religioso o
tradicional. Son además de orden público y no pueden someterse a condición o
término, son recíprocos y en principio iguales para ambos cónyuges. Normalmente
no son coercibles, porque constituyen obligaciones de hacer.

PATRIMONIALES En materia de relaciones económicas conyugales, la ley tiene


un carácter supletorio. En efecto, el principio es que los cónyuges deberían
determinar de mutuo acuerdo cuál es el régimen económico que desean seguir
durante su matrimonio, esto es lo que conocemos como Capitulaciones
Matrimoniales, sólo en caso de que los futuros cónyuges no lleguen a un acuerdo
respecto al régimen económico a seguir, regirá entonces la Comunidad de
Gananciales, establecida por el Código Civil.

En todo caso, sea mediante Capitulaciones Matrimoniales o Comunidad de


Gananciales, los cónyuges están obligados a mantener un régimen económico,
claramente establecido, durante su matrimonio, con esto se busca proteger a los
terceros que contraten con la pareja Art. 141 CC: “El matrimonio, en lo que se
relaciona con los bienes, se rige por las convenciones de las partes y por la Ley”.

Capitulaciones Matrimoniales: Son unas convenciones existentes entre los futuros


cónyuges con el fin de reglar el régimen patrimonial que va a regir su matrimonio.
Las capitulaciones, dicho de otra forma son pactos o convenios perfeccionados
por los futuros contrayentes con el objeto de determinar el régimen económico o
patrimonial del matrimonio:

1.- Constituyen un contrato previo al matrimonio, que sólo puede ser modificado


antes de que se efectúe el mismo, puesto que después del matrimonio dicho
contrato es inmutable, es decir que no podrá ser modificado durante el matrimonio.
De las modificaciones hechas a las capitulaciones antes del matrimonio, deberá
dejarse constancia en el Registro, porque de lo contrario, dichas modificaciones
carecerán de valor. Ningún valor tienen las modificaciones hechas a las
capitulaciones después del matrimonio, porque como ya se dijo, una vez que se
ha celebrado el matrimonio, las capitulaciones son inmutables. Art. 143 CC: “Las
capitulaciones matrimoniales deberán constituirse por instrumento otorgado ante
un Registrador Subalterno antes de la celebración del matrimonio; pero podrán
hacerse constar por documento auténtico que deberá ser inscrito en la Oficina
Subalterna de Registro de la jurisdicción del lugar donde se celebre el matrimonio,
antes de la celebración de éste, so pena de nulidad”.

Art. 144 CC: “Para la validez de las modificaciones en las capitulaciones


matrimoniales, es necesario que se registren con anterioridad a la celebración del
matrimonio, de conformidad con el artículo precedente, y que todas las personas
que han sido parte en las capitulaciones presten su consentimiento a la
modificación”.

Art. 145 CC: “Toda modificación en las capitulaciones matrimoniales, aunque


revestida de las formalidades preceptuadas en el artículo anterior, queda sin
efecto respecto a terceros, si al margen de los protocolos del instrumento
respectivo no se ha anotado la existencia de la escritura que contenga la
modificación.

No se dará copia del instrumento de capitulaciones matrimoniales sin la inserción


de la predicha nota, so pena para quien lo hiciere de pagar una multa, que le será
impuesta por su superior, de cien a mil bolívares, quedando a salvo las acciones
civiles o penales a que dicha omisión diere lugar”.

2.- Tienen pocas limitaciones Art. 142 CC: “Serán nulos los pactos que los
esposos hicieren contra las leyes o las buenas costumbres, o en detrimento de los
derechos y obligaciones que respectivamente tienen en la familia, y los contrarios
a las disposiciones prohibitivas de este Código y a las establecidas sobre divorcio,
separación de cuerpos, emancipación, tutela y sucesión hereditaria”.

3.- El pacto sobre sucesión futura está prohibido y, por tanto, será nula la cláusula
de las capitulaciones que establezca algo sobre sucesiones futuras, sin embargo,
el resto de las capitulaciones mantienen su validez. Dicho de otra forma, la nulidad
sólo alcanza a la cláusula que contenga alguna disposición sobre sucesiones
futuras.

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