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MÉXICO
MATRIMONIO
Para dicha celebración hay que recordar que ambas personas son
extranjeras y se encuentran dentro del territorio nacional, por lo que se sujetarán
para dicho acto jurídico a lo dispuesto por el artículo 12 del Código Civil Federal, el
cual dice: Las leyes mexicanas rigen a todas las personas que se encuentren en
la República, así como los actos y hechos ocurridos en su territorio o jurisdicción y
aquéllos que se sometan a dichas leyes, salvo cuando éstas prevean la aplicación
de un derecho extranjero y salvo, además, lo previsto en los tratados y
convenciones de que México sea parte.
Una vez que se tiene el fundamento para aplicar la ley nacional en los actos
que realicen las personas extranjeras en territorio mexicano, tenemos el primer
requisito que deben cumplir los extranjeros interesados en contraer matrimonio,
que es la unión exclusivamente de dos personas. Se señala lo anterior debido a
que en algunos países islámicos el hecho de tener dos esposas es válido, pero en
México no se admite la bigamia o poligamia.
Un requisito especial que debían cumplir los extranjeros para que pudieran
contraer matrimonio en nuestro país era que requirieran un trámite de autorización
ante la Secretaría de Gobernación. Hoy en día dicho trámite ha sido derogado de
la Ley General de Población, y al respecto se pronuncia en la Ley de Migración,
que entró en vigencia el 26 de mayo de 2011, lo siguiente:
Artículo 9. Los jueces u oficiales del Registro Civil no podrán negar a los
migrantes, independientemente de su situación migratoria, la autorización de los
actos del estado civil ni la expedición de las actas relativas a nacimiento,
reconocimiento de hijos, matrimonio, divorcio y muerte.
Para aclarar el contenido del artículo citado, la misma Ley define qué se
entiende por situación migratoria: Situación migratoria: a la hipótesis en la que se
ubica un extranjero en función del cumplimiento o incumplimiento de las
disposiciones migratorias para su internación y estancia en el país.
Deberán presentar un escrito ante el Juez del Registro Civil de su elección, que
deberá contener:
Este escrito deberá ser firmado por los solicitantes, y asimismo contener su huella
digital.
Los riesgos a que exista fraude de la ley son evidentes, el ejemplo más claro es el
de las “bodas gay” que celebran los extranjeros en nuestro país. Existen
ocasiones en que las personas al conocer el sistema jurídico de otros países
evaden el propio con el propósito de evitar un impedimento vigente en su propia
nación. En estos casos, se desconoce la validez del matrimonio, desconociéndose
sus efectos por comisión de fraude a la ley.
DIVORCIO
Aclarado el hecho de que los jueces u oficiales del Registro Civil no podrán negar
la autorización de los actos del estado civil respecto a migrantes, y conforme a la
ley nacional, un tribunal mexicano resulta competente para conocer de divorcios,
aun cuando el matrimonio que se pretenda disolver se hubiera contraído en el
extranjero. En ninguna ley mexicana se establece que el tribunal competente sea
el del lugar donde se contrajo y registró el matrimonio, es decir, no se reconoce
competencia exclusiva extranjera para resolver matrimonios.
Pero, ¿qué juez es competente para disolver el matrimonio de extranjeros
en territorio mexicano? Para resolver el cuestionamiento, debemos remitirnos al
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal en su artículo 156,
fracciones IV y XII; en el cual se establece que es juez competente en el domicilio
del demandado si se trata de ejercicio de una acción civil, en el domicilio conyugal
en los juicios de divorcio y, en caso de abandono de hogar, del domicilio del
cónyuge abandonado. Por consiguiente, si la actora demanda el divorcio
necesario y señala entre las causales de divorcio el abandono debe estarse a la
regla especifica señalada para esa hipótesis, resultado competente el juez del
domicilio del cónyuge que se dice abandonado sin que ello implique entrar al
fondo del asunto ni prejuzgar sobre dicha causal, misma que es materia del juicio
respectivo.
Distinguimos dos puntos de conflicto internacional en cuanto al divorcio, que
son la competencia, y las causales de disolución del vínculo matrimonial. Al
respecto se distinguen de la siguiente forma:
El juzgador mexicano debe tomar en cuenta el último domicilio conyugal,
porque de no ser así cada cónyuge elegiría el domicilio que más le conviniera,
para desencadenar así la aplicabilidad de la ley más afín a sus intereses.
Ejemplo: Conforme a la ley mexicana el divorcio voluntario sólo procede si
ha transcurrido un año desde que se celebró el matrimonio, la ley hondureña
establece dos años. En este caso, para determinar la ley aplicable debe
diferenciarse una ley de fondo de una norma procesal. Los dos años como
condición para que proceda el divorcio constituyen una norma procesal, o de
trámite, de modo que aquí la ley aplicable normalmente será la de fondo.
Entonces, aunque un matrimonio se hubiera contraído en Honduras, éste podrá
disolverse en México por mutuo acuerdo con el solo hecho de que haya
transcurrido un año de que se contrajo.
Actualmente para que los extranjeros puedan divorciarse requieren estar
domiciliados en México, es decir, llevar viviendo cuando menos seis meses en el
país. Por otro lado, el artículo 266 del Código Civil para el Distrito Federal dispone
que el divorcio podrá solicitarse por uno o ambos cónyuges cuando cualquiera de
ellos lo reclame ante la autoridad judicial manifestando su voluntad de no querer
continuar con el matrimonio, sin que se requiera señalar la causa por la cual se
solicita. El hecho de no tener que comprobar alguna causal, y que por el simple
hecho de manifestar la voluntad de no querer continuar con el matrimonio hace
para el juzgador más sencillo el proceso, puesto que las partes no necesitan
recabar pruebas para acreditar causales o solicitarlas al país al que pertenecen las
partes. Es preciso señalar que tanto el acta de matrimonio, acta de nacimiento de
los hijos, o cualquier otro documento público que solicite el juez debe estar
debidamente legalizada y traducida al español, con lo cual se acredite la
celebración del matrimonio o de la inscripción del menor en el país de origen, y
homologarlo a la ley nacional en su caso.