Rúbrica y pie de proyecto de trabajo de titulación

¿Dudas?
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Rúbrica de tu proyecto de trabajo de titulación.

No cumple (0). Deficiente (1). Regular (2). Bueno (3). Excelente (4)

Características 0 1 2 3 4
1. Título correspondiente al contenido
2. Claridad en el planteamiento de las preguntas de investigación
3. Antecedentes que demuestren un conocimiento suficiente del tema (párrafo de ubicación
personal/grupal en el asunto)
4. Ubicas el marco teórico de este trabajo (con quiénes estás de acuerdo y así lxs pones a hablar en
tu texto. Citas directas o verbatim)
5. Hay investigación documental avanzada y haces referencia a lo ya publicado que sea relevante
al asunto investigado (apoya aquí la justificación de tu trabajo. Por qué te interesa hacerlo)
6. Reconoces tus fuentes de información, las valoras y categorizas (lo más antiguo, lo más reciente,
lo clásico, lo subversivo, etc.).
7. Reconoces las actividades y procedimientos que deberás llevar a cabo, las fechas de entrega,
conversaciones con tu asesor/a y condiciones del trabajo en versión final. Pon esto en un
cronograma que te sea claro para cumplir con las metas.
8. Buen uso de las notas a pie de página para aclarar o ampliar marginalmente una idea.
9. Buen uso de los “marcadores” textuales1
10. Ortografía y buena redacción
11. Bibliografía mínima adecuada (al menos 4 fuentes pertinentes al asunto), en elenco sistemático
(lista alfabética, datos completos, pistas tipográficas correctas).
12. Es un proyecto sólido, pertinente y se encuentra listo para comenzar la investigación.
TOTAL (máxima 48 puntos)

La plantilla de párrafos que sigue es una guía sugerida, NO es un formato rígido e

inalterable.

1 Señalan los accidentes de la prosa: la estructura, las conexiones entre frases, la función de un fragmento, etc. Tienen
forma de conjunciones, adverbios, locuciones conjuntivas o incluso sintagmas, y son útiles para ayudar al lector a
comprender el texto. Los marcadores textuales deben colocarse en las posiciones importantes del texto (inicio de párrafo
o frase), para que el lector los distinga de un vistazo, incluso antes de empezar a leer, y pueda hacerse una idea de la
organización del texto. No hay que abusar de ellas porque pueden atiborrar la prosa y convertirse en “muletillas”. Más
información en Cassany, D. (2002). “Marcadores textuales”. En La cocina de la escritura. Barcelona: Anagrama, pp.
154-157.