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DOCENTE:
Lcdo. TONY NAVIA MACIAS, Mg.
ESTUDIANTE:
MORA COBEÑA JOSTIN ARIEL
CURSO:
SEPTIMO “A”
PERIODO:
2022-2022(2)
Introducción
En primer lugar, vamos a hacer una distinción entre la capacidad física, que serían los
atributos que contribuyen a la eficacia de las tareas motrices (resistencia, fuerza, velocidad y
amplitud de movimiento o flexibilidad); condición física o el grado de desarrollo que tiene el
sujeto de las capacidades físicas básicas; y el acondicionamiento físico entendido como la forma
de trabajo para el desarrollo de las capacidades físicas básicas. En segundo lugar, mostrar la
división sobre las capacidades físicas que realizan diferentes autores:
Existe una concepción tradicional de la condición física que habla de la suma ponderada de
todas las capacidades físicas importantes para el rendimiento deportivo (Grosser, 1991), y otra
más actual que intenta explicar las causas de la mejora de la condición física desde sus
fundamentos anatómicos y fisiológicos, y que es conocida como “Sistema Deportista” (Matveev,
1980)
El sistema deportista, descrito por Matveev, presenta una estructura, o centro del mismo,
compuesta por el aparato locomotor activo (músculos y articulaciones) y el pasivo (huesos), de
la que surge la fuerza como capacidad física fundamental sobre la que se asientan las demás, y
entendida como la tensión que manifiesta el músculo durante la contracción. Pero, para que el
músculo se contraiga se necesita energía, en forma de ATP, apareciendo así el concepto de
resistencia como la capacidad de aportar energía para realizar un ejercicio con la intensidad
requerida durante el mayor tiempo posible o la capacidad de oponerse a la aparición de la
fatiga. De la misma manera, es necesario un elevado nivel de coordinación entre impulsos
nerviosos a nivel central, que estimulan a las fibras musculares para que se dé el movimiento.
Surge ahora la coordinación inter e intramuscular como capacidad física. Además, para que el
movimiento se dé en un recorrido concreto, debemos presentar una buena amplitud de
movimiento, es decir, el máximo grado de amplitud permitido por una articulación en función
de su estructura y limitado por el aparato de conjunción (movilidad articular) y la tensión de los
músculos antagonistas (elasticidad muscular). Por último, surge la velocidad, a raíz de las
capacidades físicas descritas anteriormente, como un objetivo a conseguir en el gesto, es decir,
recorrer un espacio en el menor tiempo posible con una fuerza, energía coordinación y amplitud
de movimiento determinadas.
Por otra parte, y como hemos comentado en la Introducción del presente tema, la condición
física relacionada con la Salud aparece como contenido educativo. Este hecho, se hace explícito
al incluir dicha normativa educativa la condición física y la salud como Bloque de Contenido
dentro del desarrollo curricular de la materia de E.F., al igual que la educación para la
salud como Tema transversal. Además, y de una manera implícita en este caso, la condición
física ofrece un Enfoque Interdisciplinar, es decir, la podemos desarrollar a través de otros
contenidos propios de la Educación Física como los juegos, las habilidades, etc.
En torno a esta cuestión, Martín LLaudes propone una serie de Criterios Generales para el
desarrollo de la condición física en el marco educativo, relacionados con la salud:
En primer lugar, debemos diferenciar entre crecimiento y desarrollo, partiendo del concepto
de Ser Humano como una entidad dinámica que sufre transformaciones cuantitativas y
cualitativas, en sentido evolutivo e involutivo, con diferentes ritmos e intensidades. Así,
definimos Crecimiento como las transformaciones cuantitativas mensurables (estatura, peso,…),
y Desarrollo como la capacidad de funcionamiento eficaz de las estructuras corporales y
biológicas que acompaña al crecimiento. Implica; maduración del organismo + influjo del
ambiente. Además, es importante conocer el desarrollo de las capacidades físicas básicas, y
para ello atendemos a los estudios llevados a cabo por Meinel y Schnabel. Estos autores parten
de la premisa de que todas las capacidades físicas evolucionan en los primeros años de vida,
aunque en planos no coincidentes, menos la flexibilidad que involuciona a partir de los 10 años
aproximadamente. En segundo lugar, destacaremos las consideraciones más relevantes que
emanan de sus estudios:
En otro orden de cosas, partimos de la premisa de que el organismo puede ser entrenado a
cualquier edad, pero con una eficacia y eficiencia diferente, ya que existen periodos
cronológicos (entre 3-5 años) en los que hay una sensibilidad particular hacia determinados
estímulos externos, y que son considerados óptimos para aumentar la eficacia del
entrenamiento. A estos periodos se les conoce como fase sensible, y vienen definidos como el
periodo ontogénico con una predisposición muy favorable para el desarrollo de una
determinada capacidad física. Este concepto está fundamentado en la ley embriológica “el
periodo de mayor cambio en una capacidad funcional coincide con el de mayor desarrollo de la
misma”. Además, debemos tener presente que las capacidades físicas se desarrollan
interactuando unas con otras, por lo que debemos evitar el desarrollo unilateral de la que se
encuentre en su fase de desarrollo; y sí acentuar el trabajo sobre ella.
Tabla I. Fases sensibles para el desarrollo de las diferentes capacidades físicas básicas
A continuación vamos a hacer referencia al análisis realizado por Meinel y Schnabel (1988)
sobre la evolución de las diferentes capacidades físicas básicas en función del sexo de los
individuos.
Resistencia
Fuerza
Incrementos elevados año tras año en la fuerza máxima, fuerza rápida y fuerza
resistencia.
Pubertad: periodo del inicio de un aumento más marcado.
A
dolescencia: aumentan las diferencias sexuales específicas en el desarrollo de los
distintos tipos de fuerza; las niñas no entrenadas se estancan hacia los 4 años.
Velocidad
Valores más elevados en las chicas, aunque de forma diferente según el tipo de
articulación.
Pubertad y adolescencia: reducción en la movilidad articular general si el entrenamiento
no es el adecuado; desequilibrio de la musculatura antagonista.
La resistencia se define como la “capacidad de resistir física y psíquicamente una carga
durante un largo tiempo y/o de recuperarse rápidamente después de esfuerzos físicos y
psíquicos”, es decir, resistencia a la fatiga más rápida recuperación (Zintl, 1991). En definitiva,
se entiende, por una parte, como la capacidad de oponerse a la aparición de la fatiga
(Hegedus), y por otra, como la capacidad de aportar energía para realizar un ejercicio con la
intensidad requerida durante el mayor tiempo posible (en el concepto de Sistema Deportista
descrito por Matveev, 1980). Teniendo presente, además, que cada deporte solicita unos
sistemas diferentes, por ello, produce una fatiga diferente, siendo la resistencia específica de
cada tipo de deporte.
Clasificación
1. Resistencia muscular general: participación de más de 1/7 de la masa muscular global
del cuerpo.
1. Resistencia de base: actividades de resistencia con independencia del deporte que
practiquemos, con la participación de grandes grupos musculares y de los sistemas corporales
durante un tiempo prolongado.
Recibe la energía de los fosfátenos (ATP, CP) en esfuerzos cortos y violentos. Distinguiendo
entre potencia anaeróbica aláctica, cuando los esfuerzos se realizan al 100% durante 5”-7”;
y Capacidad anaeróbica aláctica, si los esfuerzos son al 90% durante 7”-12”
El aporte energético lo recibe a través del glucolisis anaeróbico (glucógeno). Distinguiendo
entre potencia anaeróbica láctica, si los esfuerzos se realizan al 85% durante 10”-30”;
y Capacidad anaeróbica láctica, cuando son al 85% durante 30”-1´30”
El aporte energético lo recibe a través del glucolisis aeróbico, del metabolismo de los lípidos
en ejercicios de duración extensa y a partir de las proteínas en situaciones extremas.
Distinguiendo entre potencia aeróbica, cuando los esfuerzos son del 75-80% durante 5´-10
´; capacidad aeróbica, si son de intensidad media (65-75%) durante 15´-2h.; y endurance,
ante esfuerzos de intensidades medias y bajas durante más de dos horas.
a. Intrínsecos
Tipos de fibras musculares: que determinan la idoneidad del trabajo. Las Tipo I (ST
o de contracción lenta) en esfuerzos aeróbicos, y las Tipos II (FT o de contracción
rápida.) para esfuerzos anaeróbicos.
Actividad enzimática: las enzimas son las encargadas de producir las reacciones en
las células, por tanto, su número influye en la cantidad de energía que se puede crear.
El consumo de O2: capacidad del organismo para extraer, transportar, ceder y utilizar
el O2 mientras se realiza trabajo físico.
Déficit y/o deuda de O2: déficit de O2, inicialmente soportado, que se debe equilibrar
al final.
b. Extrínsecos
Evolución
8 -11 años: Durante estas edades el tamaño del corazón es un 70-80% del adulto,
existe un mayor incremento de la musculatura que del tamaño y volumen, además, las
pulsaciones basales son un 20% mayores que las del adulto, por lo que su respuesta
cardiaca ante el esfuerzo será mayor. Así, en estas edades debemos potenciar la
capacidad aeróbica y en segundo término la potencia aeróbica.
12 – 16 años: Durante el periodo puberal se produce un considerable aumento de
peso que provoca el estancamiento de la resistencia, aunque las pulsaciones basales y
la respuesta cardiaca al ejercicio siguen siendo mayores a las del adulto. En estas
edades podemos trabajar la capacidad y potencia aeróbica de forma sistematizada.
Mientras que la capacidad anaeróbica la podemos comenzar a trabajar al final de este
periodo.
A partir de 17 años: El corazón: alcanza su madurez funcional a los 19-20 años,
entonces podemos trabajar todos los tipos de resistencia, siguiendo una progresión
lógica del entrenamiento.
Efectos beneficiosos
Aumenta la cavidad cardiaca: permite al corazón recibir más sangre e impulsar en cada
sístole más sangre (= dilatación muscular).
Se fortalece el miocardio: permite al corazón impulsar en cada sístole más sangre.
Crea nuevos capilares; mejor irrigación sanguínea: mejora la aportación de O2 y
nutrientes, y la eliminación de productos de desecho.
Amplía la capacidad pulmonar: mejora el mecanismo ventilatorio.
En el sistema deportista, la fuerza se define como la tensión que manifiesta un músculo que
se contrae. González Badillo puntualiza esta definición, y añade que la tensión del músculo se
ejerce para vencer una determinada resistencia en un determinado tiempo. Desde el punto de
vista físico la fuera es la acción de un cuerpo sobre otro, cambiando su estado de reposo o
movimiento (F = m . a), y como cualidad física básica la definiremos como la capacidad de
vencer una resistencia externa o reaccionara ante la misma mediante tensión muscular.
Mientras que en E.F. la fuerza se puede definir como la capacidad neuromuscular de vencer
resistencias externas o internas, gracias a la contracción muscular, de forma estática o
dinámica. En definitiva, “Capacidad de ejercer tensión, a través de la contracción muscular,
permitiendo vencer, aguantar o hacer presión contra una resistencia” (Delgado, 1997). Por
último, destacar como la fuerza se aplica al organismo por la activación del S.N. (contracción
muscular regulada por factores nerviosos), sobre el aparato locomotor activo, el cual actúa
sobre el aparato locomotor pasivo, produciendo movimiento gracias a la energía que le
suministra el sistema de alimentación.
Clasificación
En primer lugar, es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos a la hora de clasificar
la fuerza como capacidad física básica:
En base a los aspectos anteriores podemos clasificar la fuerza en: Estática: cuando un grupo
muscular desarrolla una tensión para tratar de vencer una resistencia y no se produce
movimiento externo. Y Dinámica: cuando un grupo muscular ejerce una tensión para tratar de
vencer o resistir una resistencia y se varía su longitud inicial, es decir, hay desplazamiento.
Además, la fuerza dinámica la podemos diferenciarla en Activa: cuando es resultado de un ciclo
simple de trabajo (acortamiento), y Reactiva: cuando lo es de un ciclo doble de trabajo
(estiramiento – acortamiento).
Evolución
8-11 años: La fuerza evoluciona unida al desarrollo del sujeto, sin aparecer la
hipertrofia. En estas edades, debemos desarrollar la Fuerza explosiva y la fuerza
resistencia mediante ejercicios con cargas livianas y autocargas presentados en forma
de juegos.
12-16 años: En la pubertad aparece la hipertrofia muscular y se produce un aumento
importante de fuerza explosiva. Se presentan grandes diferencias a nivel de sexo;
debido a la producción de testosterona, siendo menor en las niñas. A los 15-16 años, se
produce un gran incremento del Volumen corporal. A los 12 – 13 años, debemos
trabajar los multisaltos y los multi lanzamientos, sin olvidar los métodos anteriores, y ya
al final del periodo trabajaremos con cargas submáximas, sin introducir aún la fuerza
máxima.
A partir de 17 años: Se completa el desarrollo muscular: 40-45% de la masa corporal
total de un adulto. La Hipertrofia provoca la ganancia de fuerza; alcanzándose la
máxima fuerza a los 25-30 años. Así, si la progresión ha sido adecuada, se puede
introducir todo tipo de trabajo de fuerza.
El inicio del trabajo de potencia y fuerza resistencia va desde los 8 hasta los 12-13 años,
mediante esfuerzos de baja sobrecarga y alta velocidad o alto número de repeticiones.
La fuerza máxima no es aconsejable abordarla hasta el inicio de la pubertad, debido a la acción
de las hormonas anabolizantes y la maduración sexual. De hecho, las experiencias en los
ámbitos de la E.F. y del entrenamiento deportivo demuestran que los ejercicios de Fuerza,
realizados de forma adecuada durante la infancia, provocan una adaptación positiva del sujeto
respecto a esta cualidad, basada en una mejora de las coordinaciones inter e intramusculares,
gracias también a la pronta maduración del S.N.C. Estas mejoras no incluyen el trabajo de
hipertrofia muscular.
Manifestaciones de la velocidad
Existe una gran variedad de formas en las que se representa la velocidad en el deporte, ya
sea de una manera exterior: traslación, reacción, ejecución, decisión; o de una manera no
visible: tiempo latente, contráctil y de reacción. Por ello, a continuación, vamos a referirnos a
las principales manifestaciones de la velocidad.
Es el tiempo que tarda un sujeto en reaccionar ante un estímulo. Zatsiorsky entiende la
velocidad de reacción como la sumatoria del tiempo de reacción pre motriz y el motriz, es decir,
el periodo latente más el periodo de contracción. Depende del número de respuestas posibles y
del conocimiento o no del estímulo, de esta manera, podemos hablar de Tiempo de reacción
simple cuando el estímulo y la respuesta están preestablecidos, y Tiempo de reacción
complejo cuando no los conocemos.
3. Velocidad de desplazamiento
Evolución
8–11 años: En estas edades los niveles de coordinación son satisfactorios, por ello, se
considera un buen momento para trabajar los factores de velocidad. Desde los 8 años o
antes se puede desarrollar la velocidad de reacción (tiempo de reacción), la velocidad
gestual e incluso la aceleración. Con respecto a la Velocidad máxima, la trabajaremos
de forma no sistematizada mediante juegos, mientras que para la resistencia a la
velocidad el organismo aún no está preparado.
12–16 años: En la pubertad se adquiere la máxima frecuencia gestual. La Velocidad
de desplazamiento sufre un incremento paralelo al aumento de fuerza, la Velocidad o
tiempo de reacción y aceleración pueden utilizar ejercicios más específicos, la velocidad
máxima se puede trabajar de forma sistematizada, y la resistencia a la velocidad se
puede empezar a trabajar con precaución; distancias cortas y muchas repeticiones.
A partir de 17 años: Se produce una mejora considerable de la velocidad máxima, al
llegar a la definición muscular. Es el momento de trabajar todos los tipos de velocidad
de forma sistematizada al encontrarse el sistema anaeróbico láctico al 90% con
respecto al de un adulto.
La edad idónea para comenzar con el trabajo de Velocidad de Reacción y con el de
Frecuencia de Movimientos (Velocidad de Desplazamiento) va desde los 5-6 hasta los 11-12,
debido a la rápida maduración de los factores coordinativos y nerviosos, importantísimos para el
correcto desarrollo de estas manifestaciones de la Velocidad. Después de la maduración sexual,
el sistema nervioso se adapta lenta y tímidamente a los ejercicios y cargas de entrenamiento
del trabajo de Velocidad, en general. Por lo que la Velocidad Gestual Acíclica, la Capacidad de
Aceleración y la Velocidad de Desplazamiento Máxima, tienen la fase sensible más tardía, desde
los 8 a 11-12 en chicas y desde los 8 a 14-15 en chicos, al requerir unos niveles de
coordinación y de fuerza apropiados. Tras la pubertad, se progresará en la evolución general de
esta cualidad = incremento antropométrico, que repercute directamente en la mejora de los
niveles de fuerza máxima y en el control de la técnica, factores ambos intrínsecamente
relacionados con la Velocidad.
Esta capacidad física es fundamental y determinante en cualquier tipo de actividad deportiva,
ya que el sujeto veloz, tendrá mayores posibilidades de éxito en su disciplina deportiva. En
todas ellas se requiere:
El concepto de flexibilidad como cualidad física básica abarca sólo una parte del mismo:
Clasificación
2. Flexibilidad dinámica: se realiza con movimiento, con desplazamiento del sujeto o de
sus segmentos.
c. En función del grado de desarrollo necesario para la ejecución motriz eficaz (Matveev,
1980)
1.
Flexibilidad absoluta: capacidad máxima de elongación que posee un sistema articular.
Evolución
La amplitud de movimiento es la única cualidad física que en lugar de progresar conforme al
desarrollo motor manifiesta una regresión o involución, luego el objetivo principal será procurar
que la pérdida de flexibilidad sea la menor posible.
La flexibilidad pasiva: es una capacidad precoz a desarrollar desde los primeros años de
vida hasta la pubertad por la escasa masa muscular que presenta el ser humano, el elevado
nivel de elasticidad y extensibilidad de tendones y ligamentos, así como por el alto grado de
tejido cartilaginoso de los huesos.
La
flexibilidad activa: tiene la fase sensible entre los 8 y los 11-12 años en las mujeres, y entre
los 8 y los 12-13 años en los varones, al necesitar un cierto nivel de desarrollo de fuerza y
coordinación.
Efectos beneficiosos
La flexibilidad es necesaria tanto para el mantenimiento de la salud como para mejorar la
ejecución deportiva:
2. Su puesta en acción a través de juegos, deportes y otros tipos de actividades físico –
deportivas.
Entre los 8-10 años, y especialmente entre los 11-12; se estabiliza el crecimiento cerebral
(aumento de conexiones dendríticas y sinápticas). Este hecho permite comprobar la conducta
motriz del niño, debido a:
Mejora ostensible de los sistemas sensoriales, que favorece: la captación más rápida de
informaciones para la realización de movimientos y habilidades motrices más eficaces y con
mayor velocidad y coordinación.
Estas situaciones contribuyen al perfeccionamiento de las habilidades motrices. Las más
concretas, y a las que el alumno atribuye mayor significado en relación con la agilidad en el
desarrollo de una determinada habilidad motriz, ponen en acción todos los sistemas
responsables del movimiento, así: el trabajo de las habilidades motrices lleva implícito el
desarrollo de la agilidad.
Es importante, también, trabajar las habilidades motrices genéricas y específicas, a través de
actividades que requieran movimientos rápidos, que impliquen la movilidad de todo el cuerpo,
el transporte de objetos, los saltos con o sin obstáculos y los giros en los diferentes ejes
corporales (todo mediante formas jugadas). Y, como no, utilizar material diverso: potros,
plintos, ruedas de caucho, conos, vallas, cuerdas, picas, etc.
Además, cabe destacar que a la hora de aplicar la agilidad lo podemos hacer de manera
individual con situaciones específicas, o por parejas y grupos a través del circuito. Este último
elemento cobra una gran importancia en las clases de E.F., por ello, vamos a destacar dos
aspectos fundamentales en la aplicación de un circuito de agilidad:
De una manera general, la aplicación de la condición física, y en el caso que nos ocupa de la
resistencia, en el marco escolar debe partir de los siguientes Criterios expuestos por Devís y
Peiro (1992):
En cuanto a los criterios que debemos tener en cuenta a la hora de elaborar actividades que
desarrollen la resistencia dentro del marco escolar, destacaremos los siguientes:
Conclusión
La importancia del desarrollo de la condición física y en definitiva de las C.F.B., se centra
fundamentalmente en la mejora de la salud y en el autoconocimiento de sus posibilidades y
limitaciones, es decir, debemos incorporar al alumnado los conocimientos suficientes para que
desarrolle, con la máxima autonomía, una actividad física adecuada a sus capacidades y
necesidades personales, que le permita mantener una óptima calidad de vida. Para ello,
debemos procurar que toda práctica vaya reforzada con los contenidos teóricos adecuados.
De una manera general, la aplicación de la condición física en el marco escolar debe partir de
los siguientes Criterios expuestos por Devís y Peiro (1992):
De una manera particular, trataremos los siguientes Contenidos de la condición física en los
diferentes ciclos de la E.S.O.:
A nivel conceptual
Nociones elementales sobre Condición Física, las C.F.B., el Calentamiento y pautas para
su elaboración (1º Ciclo)
Clasificaciones de los distintos Métodos de Desarrollo de la condición física. Efectos en
el estado de salud (2º Ciclo)
Planificación y programación de sistemas y ejercicios para el desarrollo del
acondicionamiento físico personal (Bachillerato)
A nivel procedimental
A nivel actitudinal
Bibliografía
Ál
varez del Villar, C. (1987). La preparación física del fútbol basada en el
atletismo. GYMNOS. Madrid.
Devís y Peiró (1992). Nuevas perspectivas curriculares en E.F.: la salud y los juegos
modificados. INDE. Barcelona.
González Badillo y Gorostiaga (1995). Fundamentos del entrenamiento de fuerza. INDE.
Barcelona.
Grosser, M. (1991). Entrenamiento de la Velocidad. Martínez Roca. Barcelona.
Mora Vicente, J. (1985). Teoría del entrenamiento y del acondicionamiento
físico. COPLEF. Madrid.
Mora Vicente, J. (1990). Indicaciones y sugerencias para el desarrollo de la flexibilidad.
Servicios de Deportes de la Diputación de Cádiz. Cádiz.
Vinuesa y Coll (1984). Teoría del entrenamiento deportivo. Esteban Sanz. Madrid.