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Cuando hablamos de procesos cognitivos, nos referimos a todas aquellas funciones mentales que
nos permiten recibir, almacenar y procesar toda aquella información que nos llega del entorno.
Este proceso es básico y fundamental en los seres humanos debido a que gracias a él podemos
percibir, comprender e interactuar mejor en el entorno que nos rodea.
Todas las personas contamos con ciertas habilidades cognitivas las cuales permiten que llevemos
a cabo nuestras tareas cotidianas, como por ejemplo, el saber hacia dónde nos dirigimos, percibir
los cambios que ocurren en nuestro entorno, poner el foco de nuestra atención en donde lo
deseamos, tomar decisiones sencillas e importantes, recordar que es lo que tenemos que hacer
durante el día, reconocer los sonidos, calcular cuánto es lo que tenemos que pagar al hacer la
compra, entre muchas otras más acciones básicas e indispensables en nuestra vida cotidiana.
Nos permiten percibir y sentir lo que nos rodea; atender lo que es importante para nosotros;
aprender aspectos necesarios para resolver problemas cotidianos; almacenar y evocar aquello
que necesitamos para resolver situaciones problemáticas; y todo ello siempre marcado con un
fuerte componente emocional.
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1. ATENCIÓN
Mientras estas leyendo este texto existe una multiplicidad de estímulos circundantes que tu
concentración en la lectura no permite que te distraigas, a su vez no podrías estar todo el día
focalizado leyéndolo. Además, en algún momento es probable que tengas una interrupción, por
ejemplo, alguien tocará el timbre de tu hogar, quizás previamente te prepares un mate o chequees
quien te escribió en whatsapp, tareas que harás secuencial y alternadamente. Luego volverás a
leer el texto, pero no desde el principio y, si tu sistema atencional funciona correctamente
mantendrás en tu memoria a corto plazo la codificación de la información previa y podrás recordar
desde el párrafo donde habías dejado antes de la interrupción y seguirás leyendo.
Esta situación cotidiana contiene elementos que han sido definidos como constituyentes del
sistema atencional.
Existen definiciones muy diversas para la atención. Genéricamente se puede definir como la
capacidad de atender, de concentrarse, de mantener la alerta o de tomar consciencia
selectivamente de un estímulo relevante, una situación, etc.
La atención se activa para buscar y seleccionar información, y en base a ello se ponen en marcha
conductas. Se destacan tres funciones de la atención: selección, vigilancia, y control, que a su
vez permiten que el procesamiento de la información sea preciso, continuado (sostenido en el
tiempo), y rápido.
Los mecanismos de atención no son constantes. El hecho que un sujeto dirija su atención hacia
algo o que algo llame su atención depende tanto de las características del estímulo o la situación
estimular (factores extrínsecos) como de las características particulares del sujeto (factores
intrínsecos).
Atención sostenida
Ej: ¿Cuántas veces releemos una línea de un texto cuando tenemos sueño? Cuando estamos
muy cansados nuestro nivel de activación es muy bajo y por lo tanto nuestra ejecución es poco
eficaz; el resultado puede ser el mismo cuanto el nivel de activación es excesivamente elevado
(por ejemplo si no podemos controlar los nervios al realizar una exposición oral en clase).
Atención selectiva
Ej: Un jugador de baloncesto es capaz de atender selectivamente a la canasta, obviando el
griterío del público.
Atención dividida
Ej: Un conductor experto es capaz de mantener una conversación coherente con su acompañante
mientras realiza la conducción correctamente, aún con la considerable cantidad de estímulos y
actividades que implica conducir.
2. PERCEPCIÓN
El proceso de percepción puede definirse como la forma en que son interpretados los estímulos
que son recibidos del exterior, por medio de los sentidos.
o Presión de grupo.
o Credibilidad.
o Ideología o creencias.
o Cultura.
o Conocimiento.
o Hábitos – costumbres.
o Expectativas.
o Intereses.
o Necesidades.
3. MEMORIA
La memoria no es una capacidad única sino que podemos hablar de un conjunto de procesos que
ocurren a partir de la percepción de la información, sea consciente o inconscientemente:
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La memoria nos permite encontrar respuestas a ciertas cuestiones como por ejemplo el saber
nuestra propia fecha de nacimiento, recordar sucesos que acontecieron en el pasado, lo que nos
acaban de decir hace unos momentos, entre muchas otras cosas. La memoria es la que nos
permite analizar y ordenar la información que recibimos del exterior para después recuperarla en
el momento en el que lo deseamos. Cabe mencionar que existen diferentes tipos de memoria
como por ejemplo, la sensorial, la memoria a largo y a corto plazo, la memoria de trabajo, la
semántica, la autobiográfica, entre otras.
4. APRENDIZAJE
Estilos de aprendizaje
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Los estilos de aprendizaje son los métodos de procesado de la información que cada sujeto utiliza
de forma preferente para aprender, ya que cada persona tiene sus propias estrategias a la hora de
incorporar información.
5. LENGUAJE
El lenguaje es la capacidad con la que contamos todos los seres humanos para emitir y
comprender distintos tipos de sonidos y palabras que vienen del exterior en combinación con un
gran número de frases y letras con la finalidad de entendernos y de comunicarnos con las demás
personas.
También existe el lenguaje corporal que es con el que nos comunicamos con el cuerpo por medio
de nuestras posturas y nuestros gestos, los cuales también pueden ser interpretados por nuestro
interlocutor. El desarrollo de ambos tipos de lenguaje se sigue desarrollando prácticamente a lo
largo de toda nuestra vida.
El lenguaje humano es un sistema flexible de símbolos que nos permite comunicar nuestras ideas,
pensamientos y sentimientos. A diferencia de la comunicación animal, el lenguaje humano es
semántico o con significado: podemos intercambiar información detallada acerca de todo tipo de
objetos y acontecimientos, sentimientos e ideas.
El lenguaje humano es productivo: podemos combinar sonidos para formar nuevas palabras,
arreglar palabras en frases y organizar las frases en oraciones; las posibilidades son casi infinitas.
El lenguaje hablado se basa en unidades universales de sonido llamadas fonemas que indican
cambio de significado.
6. MOTIVACIÓN
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Para alcanzar una meta, las personas han de tener suficiente activación y energía, un objetivo
claro y la capacidad y disposición de emplear su energía durante un período de tiempo lo
suficientemente largo para poder alcanzar su meta.
MOTIVACIONES FISIOLÓGICAS
El organismo humano tiende a la homeostasis, es decir tiende a mantener en equilibrio las
condiciones fisiológicas internas. Si no se da el equilibrio, se ponen en marcha mecanismos que
actúan como pulsiones, motivos que impulsan una determinada conducta.
Sed y hambre.
Eliminación.
Respiración.
Cansancio y sueño.
Falta de homeostasis cutánea.
Sexualidad.
MOTIVACIONES PSICOLÓGICAS
Se ponen de manifiesto cuando ya se han satisfecho las necesidades fisiológicas. Varían de un
individuo a otro ya que dependen de experiencias, de los aprendizajes.
Necesidad de seguridad.
Necesidad de aprobación.
Necesidad de relaciones interpersonales y de amar.
Aspiraciones.
Actitudes, intereses, valores.
Los incentivos: estímulo externo que conduce a la conducta a una
meta.
MOTIVACIÓN EXTRÍNSECA: Deseo de realizar una conducta para obtener una recompensa
externa o para evitar un castigo. La recompensa externa puede ser algo físico, monetario o un
refuerzo psicológico.
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7. INTELIGENCIA
Hay diferentes teorías sobre la inteligencia, y por ende definiciones que derivan de éstas.
Podría definirse como la cualidad mental que consiste en la capacidad para aprender de la
experiencia, resolver problemas y utilizar el conocimiento para adaptarse a las situaciones nuevas.
Es la capacidad global que posee el individuo para dirigir de forma voluntaria y, por lo tanto
consciente, su pensamiento, a nuevas o habituales exigencias del ambiente, relacionando los
objetos y los acontecimientos mediante conceptos, juicios y razonamiento.
Ser inteligente es ser capaz de enfrentarse con éxito a diversos contextos, habituales o
esporádicos, que constituyen un reto o una dificultad para el individuo, aplicando a su resolución
diversas destrezas cognitivas.
Teorías de la inteligencia
Charles Spearman, un psicólogo inglés de principios del siglo XX, sostenía que la inteligencia es
bastante general, una especie de manantial o brote de energía mental que fluye hacia cada
acción. Advirtió que las personas que son brillantes en un área, a menudo destacan también en
otras áreas. La persona inteligente entiende las cosas con rapidez, toma decisiones adecuadas,
se enfrasca en conversaciones interesantes y tiende a comportarse de manera inteligente en
diversas situaciones. Aunque es cierto que cada uno de nosotros es más rápido en algunas áreas
que en otras, Spearman consideraba que esas diferencias eran simplemente formas en que se
revela la misma inteligencia general subyacente.
Thurstone (1938) argumentaba que la inteligencia comprende siete habilidades mentales distintas:
habilidad espacial, rapidez perceptual, habilidad numérica, significado verbal, memoria, fluidez
verbal y razonamiento. A diferencia de Spearman, creía que esas habilidades eran relativamente
independientes entre sí. Así, una persona con una habilidad espacial excepcional puede carecer
de fluidez verbal. Para Thurstone, estas siete habilidades mentales primarias, en conjunto,
componen la inteligencia general.
El psicólogo R. B. Cattell (1971) identificó sólo dos grupos de habilidades mentales. El primer
grupo que llamó inteligencia cristalizada incluye habilidades como el razonamiento y las
habilidades verbales y numéricas. Como son el tipo de habilidades que se enfatizan en la escuela,
Cattell creía que la inteligencia cristalizada recibe una influencia considerable de la experiencia, en
especial de la educación formal. El segundo grupo de habilidades compone lo que llamó
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inteligencia fluida, es decir, habilidades como la imaginería espacial y visual, la habilidad para
advertir los detalles visuales y la memorización.
Gardner desarrollo la teoría de las inteligencias múltiples considerando que la inteligencia está
compuesta por varias habilidades distintas, cada una de las cuales es relativamente independiente
de las otras. Gardner describe a la inteligencia como: “la habilidad para resolver problemas o para
elaborar productos que son de importancia en un contexto cultural o en una comunidad
determinada.”
La mayoría de los individuos poseen la totalidad de este espectro de inteligencias. Cada una
desarrollada de un modo y a un nivel particular, producto de la dotación biológica del individuo, de
su interacción con el entorno y de la cultura imperante en su momento histórico. Todas ellas se
combinan y se usan en diferentes grados, de manera personal y única.
Plantea que la inteligencia es una capacidad que puede ser desarrollada y aunque no ignora el
componente genético considera que los seres nacen con diversas potencialidades y su desarrollo
dependerá de la estimulación, del entorno, de sus experiencias etc.
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8. EMOCIÓN
Según el diccionario de la RAE (Rea Academia Española), la emoción puede definirse como una
alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta
conmoción somática. Otras definiciones afirman que la emoción es una variación profunda pero
efímera del ánimo, o una conmoción afectiva de carácter intenso. También se define la emoción
como un conjunto complejo de respuestas químicas y neuronales que aportan una respuesta
distintiva y brusca ante el hecho que la provoca. Parece claro, pues, que todas las definiciones
concuerdan en la intensidad y en la brevedad de la experiencia emocional, así como en el hecho
de que se producen dentro del sujeto.
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Etimológicamente, el término emoción deriva de emovere, en latín; emoción y movimiento
provienen del mismo verbo, lo que indica que las emociones conducen a la acción. Habitualmente
se entiende que la emoción es una experiencia multidimensional en la que, como mínimo,
conviven tres respuestas: cognitiva, conductual y fisiológica. Además, cada una de estas
dimensiones puede adquirir especial relevancia en una emoción en concreto, en una persona en
particular, o ante una situación determinada.
Desde el sentido común, podemos enumerar las principales funciones de las emociones:
Dirigen los procesos de atención y de memoria,
Nos permiten valorar una situación como positiva o negativa,
Proveen un significado a cada situación vivida y a cada relación interpersonal,
Preparan al organismo para afrontar un desafío,
Contribuyen a la construcción de vínculos y relaciones significativas,
Facilitan el autoconocimiento de cada individuo,
Guían la conducta,
Comunican el estado de ánimo de las personas.
De todos modos, existe acuerdo que las emociones nos permiten adaptarnos mejor al medio
ambiente que nos rodea y que nos ayudan a establecer relaciones con el otro. En ese sentido, se
sostiene que las emociones poseen tres funciones generales:
a) Funciones de adaptación
La idea básica es que las emociones ayudan al organismo a adaptarse al ambiente cambiante y
complejo. Por ejemplo: el miedo es útil para proteger de situaciones dañinas (caídas, animales,
agresiones, etc.); el asco nos permite rechazar alimentos en mal estado u otros eventos
patógenos (olores tóxicos, enfermedades contagiosas, etc.). La sorpresa nos prepara, ya sea para
algo positivo (aprobamos el parcial) o negativo. La tristeza que sentimos hace que busquemos
apoyo de familiares o amigos. La alegría incrementa la capacidad de disfrutar de diferentes
aspectos de la vida, genera actitudes positivas tanto hacia uno mismo como hacia los demás. En
relación a la ira, moviliza la energía necesaria en las reacciones de ataque, aunque no siempre
tiene que concluir en agresión, ya que una de las funciones adaptativas es intentar inhibir las
reacciones indeseables de otras personas y evitar así la situación de confrontación.
De esto se deduce que las emociones no son malas. Tampoco son buenas. Simplemente son
herramientas para la adaptación y la supervivencia del sujeto y la especie, y su “bondad” o
“maldad” podrá juzgarse de acuerdo a la efectividad con la que ayudaron a la adaptación.
b) Funciones sociales
El valor social de las emociones tiene que ver con su utilidad como señal. En efecto, sirven para
comunicar los estados afectivos a los demás. Si lo pensamos en este sentido, un bebé utiliza esta
herramienta de manera muy efectiva y contundente para comunicarle sus necesidades a la madre
y al entorno. También sirven para modificar la conducta de los demás, para regularla. Si alguien
se muestra enojado, logrará respuestas de evitación o de confrontación en los demás. Ayudan
además a que podamos prever y predecir el comportamiento de quienes nos rodean.
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c) Funciones de motivación
Los organismos tienden a buscar experimentar emociones placenteras o agradables y evitar
emociones desagradables. Esto es útil para orientar y mantener ciertas conductas. Además, las
emociones acompañan a las conductas motivadas. Experimentamos emociones agradables
cuando vamos alcanzando los objetivos propuestos.
En efecto, cuando aparecen las emociones se convierten en motivadores importantes de
conductas futuras inmediatas y a largo plazo.
Lo cual también pueden traernos serios problemas, por ejemplo: cuando el miedo se transforma
en pánico o en fobia, cuando ante un evento desfavorable reaccionamos con ira y furia, cuando el
amor es una obsesión y el placer un vicio, podemos ver que las emociones están jugando en
contra de nuestra salud.
Mientras que la emoción es una reacción afectiva brusca y aguda acompañada de síntomas
somáticos, el sentimiento es la evaluación consciente que la persona hace de la percepción de su
estado corporal durante una respuesta emocional. El sentimiento es más difuso y más duradero
que la emoción, y no comporta una reacción somática tan intensa. La emoción se relaciona con el
cuerpo, mientras que el sentimiento lo está con la mente.
En el pasado, los psicólogos solían ver a las emociones como un “instinto básico”, un vestigio de
nuestra herencia evolutiva que necesitaba reprimirse.
Sin embargo, hoy se piensa que son esenciales para la supervivencia y una fuente importante de
enriquecimiento personal. Las emociones están vinculadas a variaciones en la función
inmunológica y, por ende, a la enfermedad. También juegan un papel importante en la
determinación de nuestro éxito. Es entonces claro que si queremos entender la conducta
humana, debemos entender las emociones.
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
El psicólogo Daniel Goleman (1997) propuso una nueva teoría de la inteligencia emocional, la cual
se refiere a la efectividad con que la gente percibe y entiende sus propias emociones y las de los
demás, así como a la eficacia con que puede manejar su conducta emocional. Él afirma que una
de las razones por las que las pruebas de CI en ocasiones no logran predecir con precisión el
éxito, es que no toman en consideración la competencia emocional de un individuo. De acuerdo
con Goleman, incluso “los más brillantes entre nosotros pueden tambalearse en la vorágine de
pasiones e impulsos desenfrenados; las personas con calificaciones elevadas de CI pueden ser
pilotos sorprendentemente malos de sus vidas privadas”.
Esta es la forma en que nos damos cuenta de nuestras emociones y somos capaces de
evaluarlas. La mayoría de nosotros estamos tan ocupados con la rutina diaria, que rara vez nos
paramos a pensar en cómo estamos respondiendo a las situaciones y cómo nos encontramos. La
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otra forma de conciencia de uno mismo es el reconocer las emociones de los demás hacia
nosotros. Esto a menudo es difícil debido a que tendemos a ver lo que queremos ver y solemos
evitar pedir a los demás opiniones si creemos que van a resultar incómodas para nosotros.
Mejorando nuestra autoconciencia emocional podremos ser capaces de comprender muchas más
cosas de nuestro día a día. También es interesante saber recoger los comentarios de personas
que se muestran honestas con nosotros y cuyas ideas valoramos.
Las personas con un buen nivel de autorregulación tienden a ser flexibles y adaptarse bien a los
cambios. También son buenas en la gestión de conflictos y la difusión de situaciones tensas o
difíciles. Goleman también sugiere que las personas con fuertes habilidades de autorregulación
siguen su camino sin desviarse de él. Son capaces de influir positivamente en los demás y asumir
la responsabilidad de sus propias acciones.
Se trata de ser capaz de interactuar correctamente con quienes nos rodean, independientemente
del lugar y la situación. La verdadera comprensión emocional implica algo más que la
comprensión de nuestras propias emociones y los sentimientos de los demás, también tiene que
ver con ser capaz de poner en práctica esta información en nuestras interacciones y
comunicaciones diarias.
En los entornos profesionales, las personas con buenas habilidades sociales son capaces de
construir buenas relaciones y conexiones con los compañeros de trabajo, saben desarrollar una
fuerte relación con líderes, iguales y subordinados. Algunas habilidades sociales importantes
incluyen la escucha activa, habilidades de comunicación verbal, habilidades de comunicación no
verbal, liderazgo y capacidad de persuasión.
Ser empático también permite a la gente entender la dinámica de poder que a menudo influyen en
las relaciones sociales, especialmente en los lugares de trabajo. Los que tienen una buena
competencia en esta área, son capaces de ejercer una correcta influencia en las relaciones,
comprender cómo funcionan los sentimientos y comportamientos, e interpretar eficazmente las
diferentes situaciones que giran en torno a este tipo de dinámicas de poder.
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5. Automotivación - uso de las emociones para motivarse
La motivación intrínseca también juega un papel clave en la Inteligencia Emocional. Las personas
que son emocionalmente inteligentes suelen estar motivadas por cosas más allá de las meras
recompensas externas, como la fama, el dinero o el reconocimiento social. Pueden sentir una
genuina pasión que les lleva a cumplir con sus propias necesidades y objetivos internos. Buscan
cosas que les conducen a recompensas internas y se involucran en experiencias que les lleven a
sentirse bien consigo mismas.
En general, se reconoce que hay cinco rasgos que contribuyen a la inteligencia emocional de los
individuos:
BIBLIOGRAFÍA
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