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Introducción
Desarrollo
El principal propósito del aceite en un motor es lubricar las partes móviles y reducir la fricción entre
ellas. Esto evita el desgaste prematuro y el contacto directo entre piezas, lo que podría generar daños
irreparables. Además, el aceite también ayuda a enfriar el motor, absorbiendo el calor generado por la
fricción.
Utilizar el aceite adecuado para tu vehículo es esencial para garantizar una lubricación y protección
efectivas. Cada motor tiene requerimientos específicos en cuanto a la viscosidad y especificaciones del
aceite, que deben cumplirse para asegurar un funcionamiento óptimo. Utilizar un aceite de baja calidad
o no seguir las recomendaciones del fabricante puede resultar en un insuficiente nivel de lubricación y
protección, lo que podría llevar a daños en el motor a largo plazo.
El aceite también cumple un papel importante en la limpieza y el mantenimiento del motor. A medida
que el aceite circula por el motor, recoge partículas de suciedad, sedimentos y residuos generados por la
combustión. Estos contaminantes son retenidos por el filtro de aceite, evitando que circulen y se
acumulen en las partes internas del motor.
Sin embargo, a medida que el aceite se degrada con el tiempo y el kilometraje, su capacidad para
retener los contaminantes disminuye. Por esta razón, es crucial seguir los intervalos de cambio de aceite
recomendados por el fabricante y utilizar aceites de calidad. Un aceite sucio o degradado no solo puede
causar un aumento en el desgaste del motor, sino que también puede obstruir los conductos de
lubricación, reducir la eficiencia y generar un mayor consumo de combustible.
Además, el uso de aceites de baja viscosidad en motores modernos puede mejorar la eficiencia del
combustible. Los aceites de baja viscosidad reducen la resistencia interna del motor y permiten un flujo
más rápido, lo que a su vez disminuye la carga de trabajo del motor