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FICHA DE LECTURA JURISPRUDENCIAL

I. IDENTIFICACIÓN
1. N° DE EXPEDIENTE : Exp. Nº 0005-2001-AI/TC
2. NOMBRE DEL CASO :Nombres ocultados por protección a los datos
personales de las partes
3. Instancia que emite el fallo: Tribunal Constitucional
4. Tipo de proceso : Proceso de Amparo, Recurso de agravio
constitucional
5. Fecha de publicación : 17 de noviembre de 2001

II. DESCRIPCIÓN BÁSICA


- Citación detallada:

Tribunal Constitucional del Perú (2001). Sentencia recaída en el expediente Exp. Nº


0005-2001-AI/TC Recuperada de *Jurisprudencia-relevante-Tomo-I.pdf

III. CONTENIDO DE LA JURISPRUDENCIA


A. Resumen temático
- Tema General:
El derecho a un debido proceso.

- Tema (s) Especifico (s):


Acción de inconstitucionalidad

- Problema principal:
¿Qué Decretos Legislativos son dirigidos a combatir la delincuencia común?

- Problemas secundarios:

¿Por qué la delincuencia constituye un problema estructural en nuestra sociedad?


¿Qué acciones debe tomar el Estado Peruano para reducir la delincuencia y mejorar
la seguridad?

- Conclusiones:
- El derecho a la correcta investigación y sanción de las decisiones fiscales comporta
que dado que los bienes jurídicos encomendados a la protección expresados por la
Ley N° 26950 son de seguridad nacional, la Corte Constitucional consideró
necesario aclarar previamente el significado y alcance de este concepto a fin de
conocer si el controvertido decreto legislativo se circunscribe al ámbito autorizado.
Porque implica un grave peligro para la integridad territorial, para el Estado de
Derecho y el orden constitucional establecido.
El Estado peruano debe aún mejorar las acciones que ha emprendido para reducir la
delincuencia, particularmente en torno al acceso a la justicia, la prevención de
delitos, el castigo a los infractores y el servicio reparador para las víctimas.

- Sentido del fallo (precisar al detalle):


Declarando FUNDADA, en parte, la acción de inconstitucionalidad interpuesta, y, en
consecuencia, declara la inconstitucionalidad, por la forma, de los Decretos
Legislativos N.os 895 y 897, en sus disposiciones aún vigentes.
Declara INFUNDADA en el extremo que impugna la constitucionalidad de los
artículos 193º y 194º de la Ley N.° 27337 (Código del Niño y el Adolescente), los que
deben ser interpretados en el sentido precisado en el Fundamento correspondiente
de la presente sentencia; declara, asimismo, que carece de objeto pronunciarse
sobre la constitucionalidad de las disposiciones derogadas del Decreto Legislativo
N.° 897.
Se presentan dos fundamentos de votos:
MAGISTRADO AGUIRRE ROCA
Señala la acción de inconstitucionalidad interpuesta por el Defensor del Pueblo
contra los artículos 1º, 6º, incisos b), c) y d), 7º, incisos a), b), c), e), f), g), i)
primer y tercer párrafo y artículo 8º, inciso j) del Decreto Legislativo N.° 895;

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Considera que el otorgamiento de atribuciones tales como: la incomunicación
del detenido a solicitud de la Policía Nacional, la asignación de abogado de
oficio por la Policía Nacional si el detenido no lo designa, la investigación del
delito por la Policía Nacional del Perú con la intervención del Ministerio Público,
la obligación del Ministerio Público de incluir en la denuncia penal la petición de
ampliación de la investigación.

I. Resumen del caso abordado:


- Contexto:
- Dado que el bien jurídico que se quiso proteger con la delegación de facultades, fue,
según lo expresa la Ley N° 26950, la seguridad nacional, el Tribunal Constitucional
consideró necesario, en primer término, esclarecer el significado y los alcances de
dicho concepto, a fin de averiguar si los decretos legislativos impugnados se
circunscribían al área delegada. Así, precisó que el concepto de seguridad nacional,
el cual implica un grave peligro para la integridad territorial, para el Estado de
Derecho y el orden constitucional establecido, no debe confundirse con el de
seguridad ciudadana, que normalmente tiene por finalidad preservar la paz, la
tranquilidad y la seguridad de los ciudadanos, sin mediar el factor político y/o el
trasfondo ideológico en su vulneración.
- Posteriormente el TC advirtió que los dispositivos impugnados dirigidos a combatir la
delincuencia común organizada en bandas armadas responden, más bien, al
objetivo de preservar el orden interno o la seguridad ciudadana, que al de proteger el
bien jurídico de la seguridad nacional. No coincidiendo, entonces, la materia
delegada (seguridad nacional) con el objetivo que busca la delegación (combatir la
delincuencia común en su expresión de bandas armadas), deviniendo, por tanto,
dichos decretos en inconstitucionales.
- En cuanto al fondo, el Tribunal estimó que, dada la naturaleza, las repercusiones de
los decretos impugnados, el interés nacional y el régimen transitorio de la
normatividad jurídica, le corresponde examinar y dejar constancia de su opinión
sobre algunos extremos de la demanda. Así, expresó que, de conformidad con el
artículo 45º de la Constitución y el artículo 1° del Decreto Legislativo N° 895,
modificado por el artículo 1° de la Ley N° 27235, se vulnera el principio
constitucional de interdicción de la arbitrariedad, al calificar como terrorista a quien
integre o sea cómplice de una banda armada. En criterio del Tribunal, el elemento
que ha de caracterizar a este tipo de ilícito es la finalidad política y/o ideológica de la
agrupación organizada.
- Precisó que las bandas armadas a las que se refiere el artículo 1° del Decreto
Legislativo N° 895 pueden ser utilizadas por el terrorismo, pero no toda banda
armada que robe, secuestre o extorsione, persigue objetivos políticos basándose en
una ideología. No es suficiente organizarse en bandas y utilizar armas de guerra
para ubicarse en la tipificación del terrorismo. Consideró que no es
constitucionalmente admisible que, a fin de aplicar a las bandas armadas las normas
procesales, sustantivas y ejecutivas penales, rigurosas y severas que la Constitución
reserva al terrorismo, al tráfico ilícito de drogas y al espionaje –y que prohíbe para
los demás delitos se pretenda “etiquetar” como terrorismo a conductas delictivas que
no lo son.
- Por otro lado, respecto de las atribuciones otorgadas a la Policía Nacional del Perú,
mediante D. Legislativo Nº 897, tales como: la incomunicación del detenido a
solicitud de la PNP; la asignación de abogado de oficio por la Policía Nacional del
Perú si el detenido no lo designa; la investigación del delito por la PNP con la
intervención del Ministerio Público; la obligación del Ministerio Público de incluir en la
denuncia penal la petición de ampliación de la investigación, a solicitud de la PNP; la
obligación del juez de aceptar dicha petición y la designación de abogado de oficio a
la persona detenida por parte de la Policía Nacional del Perú.
- Finalmente, también declaró inconstitucional, por ser contraria a la presunción de
inocencia, al derecho de defensa y al debido proceso exigido por la Constitución, el
disponer en una norma procesal penal que el imputado, en todo caso –es decir, sin
sopesar las circunstancias de cada expediente– tendrá mandato de detención desde
el inicio de la instrucción. Así como la prohibición de conceder al imputado cualquier
tipo de libertad durante la instrucción y el sometimiento de personas civiles a la
jurisdicción militar cuando se trata de los delitos de traición a la patria y terrorismo
(Ley Nº 27235, artículo 2), al haberse establecido en la presente sentencia, que las
conductas tipificadas por el Decreto Legislativo N° 895 no constituyen terrorismo,
sino simplemente ilícitos comunes cometidos por agrupaciones organizadas.
- Importancia:
El Tribunal, a través de esta sentencia advierte que la delincuencia constituye un
problema estructural en nuestra sociedad que ha colocado a sus ciudadanos en una
situación de especial vulnerabilidad, por lo que exige una atención prioritaria y
efectiva por parte del Estado.
En cuanto al derecho a la debida motivación de las decisiones fiscales, el Tribunal
Constitucional tiene también establecido que la motivación debida de las decisiones
de las entidades públicas comporta que el órgano decisorio, en su caso, La debida
motivación implica que la autoridad debe exponer los hechos relevantes, las pruebas
consideradas, las normas legales aplicables y los razonamientos jurídicos que
sustentan su decisión. Además, debe evitar decisiones arbitrarias, caprichosas o
discriminatorias, brindando una argumentación coherente y lógica. Asimismo,
considera al enfoque de género como obligación de la administración de justicia, a
fin de eliminar la delincuencia que existe.

- Comentarios complementarios:
Es muy importante recalcar el punto reflexivo de esta frase sobre el problema del
delito, que va más allá de las cuestiones jurídicas, sino que también trata de resaltar
este problema típico de nuestra cultura de una manera muy didáctica y comprensiva.
- Sugerencias y recomendaciones:
Es importante que la investigación sobre cualquier persona sea capaz de
comprender sentencias más relevantes del TC relacionadas con el debido proceso y
temas penales y detallar estos aspectos.

Análisis de la sección doctrinal


El Tribunal Constitucional, con base en estos argumentos y de acuerdo con las
facultades que le otorga la Constitución Política del Estado y su Ley Orgánica, toma
esta decisión.
Por ello, una sustracción parcial de esta materia es el artículo 5 de la Ley N° 27472
de 5 de junio de 1998, que modifica el artículo 1 y deroga los artículos 2 y 3 del
Decreto Legislativo N° 896 y las disposiciones del Decreto Legislativo N° 896 y
N°897, personas que se opusieron a la citada ley. Asimismo, se modificó el artículo 1
del Decreto Ley N° 896, referido a las penas por homicidio, secuestro, violación de
menores, robo, hurto agravado y extorsión, reduciéndose la pena de prisión.
Los artículos 2° y 3° del Decreto Legislativo antes mencionado, que se referían a la
eficacia y vigencia del mismo, han sido derogados por la Ley N.° 27472.
En cuanto a la eliminación de las disposiciones del Decreto Legislativo N.° 897 que
se oponen a la Ley N.° 27472, se debe tener en cuenta que el Decreto Legislativo
N.° 897 establecía un procedimiento especial para investigar y juzgar los delitos a
los que se refiere el artículo 1° del Decreto Legislativo N.° 896, así como prohibía el
acceso a las ventajas de la legislación de ejecución penal. La Ley N.° 27472
establece que dichos delitos se tramitarán de acuerdo con las normas del Código de
Procedimientos Penales y que los beneficios penitenciarios para los delitos
contemplados en el Decreto Legislativo N.° 896 se rigen por el Código de Ejecución
Penal. Por lo tanto, se debe interpretar que las disposiciones del Decreto Legislativo
N.° 897 sobre estas cuestiones han sido derogadas.
La nueva ley no elimina los incisos a), b), c), f) y g) del artículo 1° del Decreto
Legislativo N.° 897. Estos incisos regulan aspectos relacionados con la investigación
policial y la intervención del Ministerio Público en la etapa pre-jurisdiccional, que no
están regulados por la nueva ley. Debido a esto, el Tribunal Constitucional debe
decidir si estos incisos son inconstitucionales o no, así como también el resto de las
disposiciones impugnadas que aún no han sido derogadas.
La Ley N.° 26950, aprobada el dieciocho de mayo de mil novecientos noventa y
ocho, permitió al Poder Ejecutivo tener la facultad de legislar en lo que respecta a la
"seguridad nacional". La ley especificó claramente la materia delegada en el artículo
2°, estableciendo que cualquier decreto legislativo emitido con base en esa ley de
autorización tendría como tema principal la Seguridad Nacional y debería
fundamentarse en la necesidad de adoptar e implementar una estrategia para
eliminar un factor que ponga en peligro dicha seguridad.
Como resultado de la delegación de facultades del Congreso al Poder Ejecutivo en
materia de seguridad nacional a través de la Ley N.° 26950, se emitieron varios
decretos legislativos, incluyendo los N.os 895 y 897, que el Defensor del Pueblo
impugna en este proceso constitucional por ser dirigidos a combatir la delincuencia
común. La Ley N.° 26950 establece que la Seguridad Nacional es el bien jurídico
que se buscaba proteger con esta delegación de facultades, por lo que es
importante aclarar su significado y alcance para determinar si los decretos
legislativos impugnados se ajustan al área delegada. La propia delegación del poder
Legislativo puede ser inconstitucional si infringe el artículo 104° de la Constitución
que prohíbe la delegación de ciertas materias. El Decreto Legislativo N.° 895
establece que la provocación de un estado de zozobra e inseguridad permanente en
la sociedad por la acción de la delincuencia organizada en bandas armadas
constituye un delito de terrorismo contra la Seguridad Nacional, según se indica en
la Ley N.° 27235 que lo modifica.
La Constitución, sin embargo, caracteriza a la Seguridad Nacional como un bien
jurídico íntimamente vinculado a la Defensa Nacional, más que a la seguridad
ciudadana o al llamado orden público interno. Bajo el título de “De la Seguridad y de
la Defensa Nacional”, en efecto, el artículo 163° de la Constitución expresa: “El
Estado garantiza la seguridad de la Nación mediante el sistema de Defensa
Nacional”. Los artículos siguientes declaran que el sistema de Defensa está dirigido
por el presidente de la República, y establecen la manera como están constituidas
las Fuerzas Armadas, cuyas finalidades primordiales son garantizar la
independencia, soberanía e integridad territorial de la República.
El artículo 163 de la Constitución establece que la seguridad de la nación es
garantizada por el Estado a través del sistema de Defensa Nacional, cuya dirección
está a cargo del presidente de la República y cuyas finalidades primordiales son la
independencia, soberanía e integridad territorial de la República. El Tribunal
Constitucional opina que esto es suficiente para considerar que los decretos
legislativos impugnados son inconstitucionales. En cuanto al fondo de la demanda,
el Tribunal coincide con los argumentos presentados por la demandante, excepto en
lo que se refiere a las pandillas perniciosas. Además, debido a la naturaleza y
repercusiones de los decretos impugnados, el interés nacional y el régimen
transitorio de la normatividad jurídica, el Tribunal considera necesario examinar y
expresar su opinión sobre algunos aspectos de la demanda.
El Tribunal considera que el artículo 1° del Decreto Legislativo N.° 895, modificado
por el artículo 1° de la Ley N.° 27235, vulnera el principio de interdicción de la
arbitrariedad, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 45 de la Constitución. En su
opinión, la norma es arbitraria porque califica como terrorista a cualquier persona
que sea cómplice o forme parte de una banda armada, sin tener en cuenta los
elementos esenciales que caracterizan el delito de terrorismo. El Tribunal sostiene
que el terrorismo, ya sea agravado o especial, requiere como sujeto activo a una
organización armada, al Estado como sujeto pasivo, la protección del régimen
político-ideológico, la Constitución dispone que el régimen político-ideológico
establecido constitucionalmente es el bien jurídico protegido, mientras que la
conducta prohibida es la sustitución o alteración violenta de dicho régimen.
El Tribunal opina que la concesión de facultades como la reclusión incomunicada a
petición de la Policía Nacional, la designación de un abogado de oficio por la Policía
Nacional en caso de que el detenido no lo elija, la investigación del delito por parte
de la Policía Nacional con la intervención del Ministerio Público, la obligación del
Ministerio Público de incluir en la denuncia penal la solicitud de ampliación de la
investigación a pedido de la Policía Nacional, la obligación del juez de aceptar dicha
solicitud y la designación de un abogado de oficio para la persona detenida por la
Policía Nacional, otorgan a la Policía Nacional facultades que pertenecen al
Ministerio Público según lo establecido en el artículo 159°, inciso 4) de la
Constitución.
El Tribunal Constitucional opina que el artículo 1 del Decreto Legislativo N° 895, que
ha sido enmendado por el artículo 1 de la Ley N° 27235, viola el principio
constitucional de prohibición de la arbitrariedad según lo establecido en el artículo 45
de la Constitución, al etiquetar como terrorista a alguien que participe o colabore con
una organización armada.

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