Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Atela Vicente Santos, Profesor Adjunto regular de la materia "Derecho Público Provincial y Municipal" en la Facultad
de Ciencias Juridicas y Sociales (UNLP,), Docente del Posgrado "El Sistema Constitucional Bonaerense". -
La Nación Argentina ha adoptado para su organización el modelo de estado federal y como forma de
gobierno la república representativa (art. 1 C.N.), siendo una de las características de la república la
responsabilidad de los funcionarios públicos.
La responsabilidad, como expresión de lo debido frente al bien público representado, que pone en
cabeza de los representantes la administración de ese interés superior, constituye ni más ni menos
que el deber de administrar y cuidar el bien común. La responsabilidad está vinculada con la
condición de “ser responsable”, significa ser pasible de reproche, de responder personalmente
frente a las situaciones de inconducta, desviación de poder, actuación negligente o irresponsable
ante los deberes propios del cargo, ya sea que hubiere accedido por sufragio popular, concurso
público o cualquier otra forma.
Al decir de Antonio María Hernández (2003, p. 9), “La responsabilidad de los funcionarios públicos
puede dividirse, según lo indica el derecho constitucional, en dos grandes áreas: jurídica y política. La
jurídica, en civil, penal y administrativa. Y la otra en política”.
Por su parte, Ekmekdjian (1993, p. 200) destaca que “el presupuesto ético de la república es la
responsabilidad de los agentes públicos, que son simplemente administradores de la `res pública´ y
servidores de la comunidad, que les otorga su confianza, siempre provisoria y sujeta a permanente
ratificación”.
Los actos de los funcionarios públicos poseen una variedad de aspectos de los que puede derivarse
la responsabilidad, siendo factible que un mismo acto genere responsabilidad política, civil,
administrativa y penal.
“Conforme lo regula el artículo 1.112 del Código Civil los hechos y omisiones de los funcionarios públicos
en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que le están
impuestas, son comprendidos entre las obligaciones que nacen de los hechos que no son delitos. Los funcionarios y
empleados públicos son responsables civilmente cuando hubieran realizado actos irregulares que causaron daño a
la administración pública y a los particulares. Para que tal responsabilidad se configure, el hecho dañoso debe
provenir de una persona de existencia física que desempeñe una función pública, la conducta debe haberse
desarrollado en ejercicio de sus funciones y por último tales hechos denotan la existencia de irregularidades, en
tanto se han infringido leyes o reglamentos” Cámara Segunda de Apelaciones en lo Civil y Comercial de La Plata,
RSD 162/3 del 8/7/2003, “El artículo 1.112 del Código Civil requiere que el funcionario haya obrado u omitido
cumpliendo de manera irregular las obligaciones que legalmente se le impusieron, actuando en el ejercicio de sus
funciones con culpa o dolo” SCBA Ac. 81.298 del 11/6/2003).
c) Factor de atribución de la responsabilidad: la doctrina coincide que el factor de atribución de la
responsabilidad civil de los funcionarios públicos es subjetivo, por lo que se entiende que,
comprobado el cumplimiento irregular de las funciones asignadas, se presume la culpa o negligencia
en el actuar.
También el Código Civil establece en el artículo 1.113 1er. párrafo 2 la posibilidad de la
responsabilidad refleja del Estado por el hecho del dependiente, en cuyo caso será el Estado en
sentido propio quien cumpla con la obligación reparatoria, pudiendo luego intentar la acción de
recupero contra aquél3.
“La obligación del que ha causado un daño se extiende a los daños que causaren los que están bajo su
dependencia…”
3
La Ley Orgánica de las Municipalidades (L.O.M.) en su artículo 245 dispone que “Cuando la Municipalidad
fuere condenada en juicio a pagar daños causados a terceros por actos personales de sus funcionarios, accionará
regresivamente contra éstos a los efectos del resarcimiento. Si dicha acción no hubiera sido iniciada, el Tribunal de
Cuentas, al pronunciarse sobre la rendición que contenga el pago, decidirá si el resarcimiento procede y fijará su
monto obligando a los funcionarios”.
Por su parte, la Ley de Administración Financiera Nacional establece en su artículo 130: Toda persona física
que se desempeñe en las jurisdicciones o entidades sujetas a la competencia de la Auditoría General de la Nación
responderá de los daños económicos que por su dolo, culpa o negligencia en el ejercicio de sus funciones sufran los
entes mencionados siempre que no se encontrare comprendida en regímenes especiales de responsabilidad
patrimonial.
4
“En la idea de la responsabilidad está la del deber incumplido, por lo que para hablar de responsabilidad
es indispensable saber cuál es el deber –la obligación impuesta- así como los límites del caso” SCBA B 51.136 del
23/12/1997, “La imputación de una falta constituye el requisito previo de la responsabilidad administrativa de todo
agente y por ende su deber jurídico de responder del acto en cuestión, en virtud de lo cual, para declararlo
responsable de un hecho resulta menester que la acción u omisión pueda atribuírsele, probando de modo cierto la
conexión causal entre la falta y su autor” SCBA B 54.065 del 11/10/1995, “La responsabilidad penal y disciplinaria
constituyen dos esferas de responsabilidad distintos y no existe a priori ningún impedimento en considerar que una
misma conducta no merece reproche desde el punto de vista penal pero si en el marco en el que juzga la conducta
de un empleado público, puesto que en el ámbito administrativo se lo hace a través de un prisma distinto, el de la
responsabilidad disciplinaria, prevista y reglada en las normas estatutarias que rigen la relación de empleo público”
SCBA B 51.897 del 16/2/2000.
sumarios, y en su caso rechazar las rendiciones de cuentas, aplicar sanciones de naturaleza
administrativa, y hasta formular cargos económicos tendientes a reparar el perjuicio provocado por
la actuación irregular5.
1.4. La responsabilidad penal puede ser definida como la recriminación por los hechos y
actos realizados por funcionarios públicos que constituyan ilícitos comprendidos en el Código Penal
Argentino, siempre que sean cometidos en el desempeño de sus funciones o en ocasión de ellas.
Así el Código Penal Argentino, en el artículo 77 dispone “Por los términos "funcionario público" y
"empleado público", usados en este código, se designa a todo el que participa accidental o
permanentemente del ejercicio de funciones públicas, sea por elección popular o por nombramiento
de autoridad competente”. En el Libro destinado a los delitos en particular, el Título XI tipifica los
delitos contra la administración pública, entre ellos: cohecho y tráfico de influencia, abuso de
autoridad y violación de los deberes de funcionario público, malversación de caudales públicos,
negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública, enriquecimiento ilícito de
funcionario público, prevaricato, entre otros.
En materia de responsabilidad penal se discute respecto al alcance y sentido que el Código les otorga
a las palabras funcionario público y empleado público, por cuanto aún cuando puedan asimilarse o
utilizarse en forma indistinta, no existe unidad interpretativa. Ante ello, a efectos de comprender y
diferenciar la idea de funcionario y empleado público, se acude a los aportes que realizan los
especialistas del derecho administrativo.
Entendemos que de acuerdo a los compromisos políticos que ha asumido el Estado Argentino al
suscribir instrumentos internacionales6, la interpretación debe enderezarse hacia la equivalencia
entre funcionario y empleado público, aunque la responsabilidad en la organización administrativa
resulte diferente. Se trata no de un interpretación extensiva (incompatible en materia penal), sino de
una interpretación integradora de todo el ordenamiento jurídico.
Como se observa, existen distintas clases o tipos de responsabilidad, cada una de ellas tiene un
marco independiente de actuación, poseen autonomía normativa y disciplinaria, con reglas y
principios jurídicos propios, aunque en ocasiones resultan interdependientes, por cuanto los mismos
hechos ponen en marcha los diferentes mecanismos para hacer efectivas las diversas
responsabilidades de los funcionarios o empleados públicos.
5
En la provincia de Buenos Aires este tipo de control es realizado por la Contaduría General de la Provincia y
el Tribunal de Cuentas. Éste último tiene las atribuciones de aplicar las siguientes sanciones: 1. Llamado de
atención; 2. Amonestaciones; 3. Cargos pecuniarios hasta un importe igual a los valores sometidos a juicio; y 4.
Multas, cuyos montos se graduarán entre dos (2) y veinte (20) sueldos mínimos de la Administración Pública
Provincial, vigente al momento de la aplicación (art. 16, ley 10869). Sanciones similares contempla e l artículo 243
de la LOM.
Convención Interamericana contra la Corrupción, ratificada por Ley Nacional 24.759; la Convención de las
Naciones Unidas contra la Corrupción, ratificada por ley nacional 26.097.
Por ejemplo una denuncia por el delito de defraudación o malversación de fondos, requiere la
actuación de los órganos del control político; de la justicia penal, para la investigación del presunto
delito penal y su eventual condena; y de los mecanismos de control del manejo de los fondos
públicos para perseguir la reparación de los menoscabos patrimoniales a la hacienda pública 7.
2. La Responsabilidad política
En contra Quiroga Lavié, 2001: “se debate si cabe el juicio político después de haber cesado el funcionario
por renuncia al cargo o por haber concluido su mandato, por vencimiento del mismo o remoción de otro Poder,
caso de los Ministros porque los remueve el Presidente. No encontramos ningún inconveniente constitucional para
que ello sea factible. En 1876 el Congreso de los Estados Unidos continuó el juicio político contra el secretario de
guerra William W. Belknap, después de que éste renunciará, aunque luego no se alcanzaran los dos tercios en el
Senado para condenarlo”.
cuerpo de ciudadanos electores, para que, mediante el voto y en la forma y modo que dispongan las
leyes reglamentarias, puedan extinguir la representación popular investida a través del sufragio.
Este instituto no está contemplado en el ordenamiento federal, y en el ámbito provincial sólo está
previsto en la Constitución de Chubut (art. 264), Tierra del Fuego (art. 209), La Rioja (art. 83), y
también la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (art. 67).
La revocatoria de mandatos se encuentra más difundida en el régimen municipal argentino como
expresión de la autonomía política que les autoriza el artículo 123 C.N., siendo que las constituciones
provinciales habilitan directamente ese derecho político o lo derivan como exigencia constitucional a
las cartas orgánicas9.
La Constitución de la provincia de Buenos Aires no contempla el instituto, pero nada impide que se
lo incorpore, ya que su artículo 67 inciso 5 dispone que “la Legislatura por dos tercios de votos del
total de los miembros de cada Cámara, podrá establecer otras formas de participación popular”,
además de la iniciativa y la consulta popular establecidas.
Lo mismo ocurre en el ámbito municipal bonaerense, cuyo régimen jurídico tampoco reconoce a los
ciudadanos la posibilidad de revocar mandatos electivos, pero podría ser incluida legislativamente.
Al respecto el artículo 211 de la Constitución –sección de las disposiciones transitorias- estipula que
“La Ley Orgánica de las Municipalidades deberá contemplar la posibilidad que los municipios
accedan a los institutos de democracia semidirecta”.
En síntesis, dependerá de la voluntad política de los legisladores bonaerenses el impulsar y sancionar
una ley que establezca la revocatoria de mandatos en los cargos electivos provinciales y municipales.
Lamentablemente, a dieciséis años de producida la reforma constitucional, la Legislatura de la
provincia de Buenos Aires no ha reglamentado los institutos de democracia semidirecta
incorporados al derecho público provincial ni establecido alguno en el régimen municipal.
Córdoba, Corrientes, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Misiones, Neuquén, Rio Negro, San Juan, San Luis.
En el Estado Nacional, se establece el juicio político ante el Congreso del Presidente, Vicepresidente,
Jefe de Gabinete de Ministros, Ministros y miembros de la Corte Suprema 10. En el ámbito de la
Provincia de Buenos Aires se encuentra previsto para el Gobernador, Vicegobernador, Ministros,
Ministros de la Suprema Corte de Justicia, Procurador General y Subprocurador General y Fiscal de
Estado11. Finalmente, en el régimen municipal bonaerense son pasibles de juicio político los
concejales y el intendente.
Aún tratándose de un juicio de naturaleza política 12, resultan aplicables al mismo aquellos principios
fundamentales del debido proceso: tribunal competente, acusación, defensa, prueba, sentencia, y su
desarrollo debe estar sujeto a los procedimientos que establecen las normas constitucionales y
legales correspondientes13.
Entender lo contrario, es amparar que lo político se constituya en posible actuación antijurídica o
arbitraria.
10
art. 53 y 59 C.N.
11
El constitucionalista Miguel Angel Ekmekdjian (1993) entiende que se trata de un proceso judicial, aunque
en el caso argentino, el tribunal no pertenezca al poder judicial.
13
Quiroga Lavie, et al (2001, pág. 1075) mencionan que “tradicionalmente había sido considerada una
cuestión política no justiciable (caso “Castellanos” -1922- Fallo 136:147). Recién a partir de 1986 (caso “Gaffigna
Latino”, Fallo 308:961) la Corte aceptó la revisión judicial en caso de estar comprometido el derecho de defensa en
juicio (art. 18 CN) para supuestos de enjuiciamiento de magistrados locales, que luego se extendió al supuesto de
intervención del Senado como órgano de destitución en el ámbito federal (caso “Nicosia” de 1993, Fallo 316:2940)”.
14
Artículo 115 Constitución Nacional: “Los jueces de los tribunales inferiores de la Nación serán removidos
por las causales expresadas en el Artículo 53, por un jurado de enjuiciamiento integrado por legisladores,
magistrados y abogados de la matrícula federal. Su fallo, que será irrecurrible, no tendrá más efecto que destituir al
acusado. Pero la parte condenada quedará no obstante sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante
los tribunales ordinarios. Corresponderá archivar las actuaciones y, en su caso, reponer al juez suspendido, si
transcurrieren ciento ochenta días contados desde la decisión de abrir el procedimiento de remoción, sin que haya
sido dictado el fallo. En la ley especial a que se refiere el Artículo 114, se determinará la integración y procedimiento
de este jurado”.
15
Se trata de un órgano de naturaleza política (Paolini, 2000), que juzga la conducta de los
magistrados, verificando el ejercicio regular, adecuado, jurídico, ético y moral; controlando si se
ejerce bien o mal la magistratura judicial16.
Además de las previsiones constitucionales anteriormente indicadas, se encuentra regulado en el
ámbito federal por la Ley Nacional 24.937, y en la Provincia de Buenos Aires por la Ley Provincial
13.661, marcos normativos del jury, el procedimiento de actuación y juicio, las causales de remoción,
y demás circunstancias relacionadas con la responsabilidad de magistrados17.
Las causales de responsabilidad pueden agruparse en: a) delitos penales cometidos en el ejercicio de
la función; b) infracciones o inobservancia de deberes de la función, conducta inmoral o lesiva del
decoro o incompatibilidad; c) incapacidad psicofísica sobreviniente.
Estas conductas deben ser valoradas y evaluadas por el jurado en cada caso en concreto. En tal
sentido, las causales que constituyen delitos en el ejercicio de la función, en principio no acarrean
mayores inconvenientes valorativos, pues son conductas tipificadas en el Código Penal, en cambio
las demás generaran una mayor discrecionalidad valorativa al momento de la decisión.
Artículo 182 CPBA: “Los jueces de las Cámaras de Apelación y de primera instancia y los miembros del
Ministerio Público pueden ser denunciados o acusados por cualquiera del pueblo, por delitos o faltas cometidas en
el desempeño de sus funciones, ante un jurado de once miembros que podrá funcionar con número no inferior a
seis, integrado por el presidente de la Suprema Corte de Justicia que lo presidirá, cinco abogados inscriptos en la
matrícula que reúnan las condiciones para ser miembro de dicho tribunal, y hasta cinco legisladores abogados. Los
legisladores y abogados que deban integrar el jurado se designarán por sorteo, en acto público, en cada caso; los
legisladores por el presidente del Senado y los abogados por la Suprema Corte de Justicia, a cuyo cargo estará la
confección de la lista de todos los abogados que reúnan las condiciones para ser conjueces. La ley determinará la
forma de reemplazar a los abogados no legisladores en caso de vacante”
16
“El jurado de enjuiciamiento es muy diverso a un proceso de naturaleza judicial, por ello es que sus
exigencias propias son también más laxas. De lo que se trata en definitiva, es la responsabilidad política de quien
desempeña la función de juez, no con el propósito sancionatorio, sino por el debido resguardo de los intereses
políticos confiados a su custodia y del prestigio de las instituciones, evitando el perjuicio que puedan sufrir por
abuso o indebido cumplimiento de los deberes del cargo” JEMF RSI 760/97 del 26/6/1997, “Los Tribunales de
Enjuiciamiento de magistrados no son tribunales de justicia sino que ejercen atribuciones del tipo político atinentes
a la responsabilidad de aquellos, en sustitución del juicio político instituido por la Constitución Nacional” JEMF RSD
483/92 del 24/3/1993, “El carácter de juicio político que tienen las actuaciones no eximen de cumplir con las
normas esenciales del régimen acusatorio, e indicar con precisión qué delito o falta se le imputa, subsumible en los
arts. 20 y 21 de la ley 8085” JEMF RSD 27/6 del 23/11/2006, “El jurado creado por el art. 182 de la Carta Magna
Provincial para el enjuiciamiento de magistrados no es un “tribunal de justicia”, en que se refieren los preceptos
mencionados en el art. 161 inc. 3 a) del citado texto constitucional, pues no constituye un tribunal de justicia
ordinario de grado inferior a la Suprema Corte, sino un tribunal especial e independiente de eminente carácter
político que actúa con jurisdicción análoga al del Honorable Senado cuando juzga a determinados funcionarios en
juicio político” JEMF RSI 422/97 del 29/4/1994).
17
Debe aclararse que el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados en el ámbito federal sólo enjuicia a
magistrados-jueces, en cambio en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires además de los magistrados, enjuicia a
miembros del ministerio público y miembros del Tribunal de Cuentas.
La Constitución de la Provincia de Buenos Aires recepta el principio de responsabilidad del Estado
Municipal, sus funcionarios y empleados, en su artículo 194 que estipula que éstos “son
personalmente responsables, no sólo de cualquier acto definido y penado por la ley, sino también
por los daños y perjuicios provenientes de la falta de cumplimiento a sus deberes”.
Dejando a la ley, la determinación de las causas, forma y oportunidad de su destitución cuando por
deficiencias de conducta o incapacidad, sean inconvenientes o perjudiciales en el desempeño de sus
cargos.
Aún cuando resulta acertado que la constitución recepte el principio de la responsabilidad del
municipio como persona jurídica de derecho público, la de sus funcionarios, empleados o
dependientes18 y la posibilidad de su destitución, hubiera sido deseable que la propia constitución
precisara las causales de remoción y sus reglas de procedimiento, como lo han hecho otras
constituciones provinciales19.
La definición de las causales utilizando una fórmula genérica, por demás imprecisa, deja a la ley
organizativa de los municipios la reglamentación específica de tres ejes esenciales de esta
responsabilidad: las causas o conductas configurativas de la responsabilidad (presupuestos de la
responsabilidad), las reglas procesales del juicio político municipal y la oportunidad o momento para
su realización.
18
Jujuy (art. 184 inc. 19) “Municipalidades: … 10) El Intendente podrá ser removido por delitos, por
incumplimientos de los deberes a su cargo o por incapacidad sobreviniente, mediante el voto de los dos tercios de
la totalidad de los miembros del Concejo Deliberante”;
Salta (art. 181) “Corresponde la destitución del intendente por condena penal o por mal desempeño de su
cargo. Para declarar la necesidad de su remoción se requiere de los dos tercios de votos de la totalidad de los
miembros del Concejo Deliberante. El Intendente puede apelar con efecto suspensivo ante la Corte de Justicia de la
Provincia, la que debe expedirse en un plazo máximo de sesenta días contados a partir de la entrada del caso, el que
se examina libremente con el más amplio poder de revisión y recepción de pruebas”;
San Luis (art. 263 y art. 264) “Los intendentes y los miembros del Concejo Deliberante pueden ser
destituidos por las siguientes causales: 1. Condena penal por delito doloso, 2. Inhabilidad física o mental
sobreviniente, 3. Reiterado incumplimiento de sus funciones”. “El Concejo Deliberante puede, por simple mayoría
de votos de la totalidad de sus miembros, suspender en sus funciones al intendente y miembros del Concejo
Deliberante cuando exista proceso penal por delito doloso que conlleve a la prisión preventiva y ésta haya sido
dictada, o por su inhabilidad física o mental sobreviniente transitoria y hasta que cese la misma”.
administrativa, de conformidad con los preceptos de la Constitución, códigos y leyes aplicables en
cada caso20.
En cuanto a la responsabilidad política, la L.O.M. en su Capítulo X 21 la establece tanto para el
Intendente como para los Concejales, mediante dos formas distintas: una de pleno derecho o ipso
iure, y otra mediante juicio político.
La primera se realiza sin la sustanciación de un proceso a la manera de un juicio (no hay acusación ni
defensa), sólo basta con que ocurra la causal de destitución prevista de manera objetiva y definida
por la norma.
En el otro caso, deberá acudirse a la vía de la promoción del juicio político. Aquí, las causales
necesitan ser valoradas por parte del cuerpo deliberativo, aún cuando han sido objetivadas en la
norma, requiriendo la realización de un proceso de naturaleza política con acusación, defensa,
prueba y resolución fundada.
22
Por ejemplo un Intendente que en un accidente de tránsito mata una persona y huye de la escena
(homicidio culposo), o comete una defraudación encontrándose su casa de fin de semana conectado irregularmente
a la red de electricidad, etc.).
b) “Negligencias reiteradas que califiquen de grave la conducta en el ejercicio de sus
funciones lesivas al interés patrimonial del municipio”, se trata de situaciones de “negligencia” en
las que una persona, por impericia o falta de cuidado, no se comporta con la diligencia que la
función de interés público encomendada por el pueblo exige.
Y no basta con la existencia de una conducta negligente sino que la misma debe reunir ciertas
características: 1) Reiterada: vale decir, que se repite, que se realiza más de una vez, y que esa
reiteración es lo perjudicial para la institución municipal. No se trata de una conducta aislada. Por
ejemplo el Intendente que no contesta los diferentes pedidos de informes que le realiza el Concejo
Deliberante o el Concejal que encontrándose en incompatibilidad sobreviniente e intimado no
efectúa opción del cargo; 2) Calificada como grave: se refiere a la trascendencia y relevancia que
debe tener la conducta, pues no cualquier actuar negligente en el ejercicio de los deberes de la
función constituye causal para la destitución, sino que deben ser relevantes; 3) lesivas al interés
patrimonial: aquí califica el interés que se tiene en cuenta para calificar la conducta del Intendente o
Concejal.
Entendemos que esta disposición es limitativa de lo establecido por el constituyente bonaerense en
el artículo 194 CPBA que reza: “…sean inconvenientes o perjudiciales en el desempeño de sus
cargos”, que no restringe el perjuicio a una afectación al interés patrimonial del erario municipal,
sino que la Constitución es abarcativa de causales en que no se afecta al patrimonio. Debiendo
incluirse aquellas situaciones que comprometan el funcionamiento regular de la institución
municipal, menoscaben los principios republicanos de gobierno, atenten contra el buen desempeño
de la función municipal, para lo cual deben considerarse como parámetros los deberes impuestos
por la Constitución Provincial, la Ley Orgánica de las Municipalidades, las Ordenanzas locales, los
reglamentos municipales, y toda la normativa que regulan la función municipal.
c) “incapacidad física o mental sobreviniente”, en éste supuesto estamos ante la hipótesis de
pérdida de la aptitud psíquica o física para desempeñar la función, dado que aún cuando se trata de
cargos a los que se accede mediante el sufragio popular, no resultan ajenos al parámetro de
idoneidad reglado por el art. 16 de la C.N.
No se trata del caso de la incapacidad declarada judicialmente, y que limita la capacidad del derecho
civil, sino de aquellos casos en que la persona se encuentre imposibilitada de gozar en plenitud de
las habilidades físicas o mentales que permitan desempeñar el cargo adecuadamente.
Aunque en la praxis resulta difícil que se remueva a un Intendente o Concejal por ésta causal, es de
práctica que cuando ocurre se le conceda licencia en el cargo.
Esta hipótesis no funciona como una sanción a quien ha tenido la fatalidad de perder su habilidad
física o aptitud psíquica para desempeñar regularmente el cargo público, sino que se trata de
preservar el interés público de la sociedad frente a un gobernante que no tiene todo su potencial
físico o psíquico con el que accedió al cargo.
Sánchez Viamonte (1941, pág. 110) señala que las situaciones de incapacidad se encuentran
comprendidas dentro del mal desempeño, ya que una enfermedad produce un mal desempeño
objetivo en el ejercicio de la función.
Iván Tenaglia (2000, pág. 729) clasifica y ejemplifica algunas causales para tener en cuenta a la hora
de la calificación de la falta grave: “a) En lo económico-tributario-financiero: el desorden en las
cuentas de la administración y la omisión de iniciar un juicio a favor de la comuna en defensa de sus
intereses; b) En lo político: no responder el Intendente a los continuos requerimientos del Concejo a
través de los pedidos de informe, o expedirse a favor de una fuerza política que pretende violentar la
Constitución Nacional; c) En lo ético: la relación probada, continua y pública del Intendente con
personas que estén sometidas a juicio o condenados por distintos delitos penales dolosos; d) En lo
administrativo: no permitir el Intendente o sus dependientes proceder a la revisión de las cuentas
públicas por parte de los Concejales o por cualquier ciudadano que lo haya requerido formalmente;
obstaculizar, impedir o poner en serio riesgo la prestación de los servicios públicos municipales
esenciales con conductas que vayan más allá de la obligación legal y constitucional de ejecutarlas”.
En síntesis, todas las causales por la que se puede destituir al Intendente o Concejal, al momento de
ser valoradas por el órgano de juicio deben cumplir con los siguientes principios a) afectación al
interés público municipal: la conducta imputada como falta debe ser lesiva del interés de la
institución municipal y sus principios esenciales; b) proporcionalidad: debe existir vinculación entre
la causa-motivo y la sanción destituyente, ya que la remoción de un Intendente o Concejal es una
problemática que hace a la institucionalidad del gobierno local, por lo que excede lo político
partidario; c) trascendencia: sólo se debe remover por causales realmente graves, por cuanto el
juicio político rompe con el vinculo de legitimación popular del acceso al cargo, por lo que en un
sistema de gobierno democrático de derecho, la destitución debe ser la última ratio.
b) Suspensión preventiva: En los casos que no procede la suspensión de pleno derecho, y el Concejo
Deliberante pone en marcha el juicio político municipal, de acuerdo a los elementos recabados en su
investigación, puede disponerse como una medida preventiva, el apartamiento del Intendente o
Concejal, mientras se sustancia el juicio político.
Se trata de una medida cautelar que se dispone frente a la inconveniencia de mantener en el
ejercicio de la función a la persona sometida al proceso de responsabilidad política.
El artículo 249 último párrafo de la L.O.M. prescribe que “Para disponer la suspensión preventiva,
deberá calificarse por decisión debidamente fundada la conducta juzgada, conforme lo dispuesto en
23
Algunas constituciones provinciales reconocen la inmunidad de opinión y arresto para las autoridades
municipales (Intendente y Concejales) como ser: Chaco (art. 195), La Pampa (art. 120), Río Negro (art. 216), Chubut
(art. 247), Santiago del Estero (art. 216), Tierra del Fuego (art. 182); en cambio sólo inmunidad de opinión:
Corrientes (art. 224), Mendoza (art. 210), Neuquén (art. 287), Salta (art. 180), San Juan (art. 249), Sal Luis (art. 273).
los incisos 1, 2 y 3 del presente artículo, mediante el voto de las dos terceras partes del total de los
miembros del Concejo”, describiendo así los presupuestos legales que debe tener la decisión del
Concejo Deliberante para poder suspender con carácter preventivo al funcionario sometido a juicio
político.
La resolución de suspender en el cargo, debe adoptarse calificando los hechos en algunas de las
causales de remoción que prevé el artículo 249 L.O.M., pero ese encuadramiento importa un juicio
de verosimilitud no sólo de los hechos sino también del derecho. No basta con la sola incorporación
de los hechos en alguna causal del juicio político, sino que además debe ser fundada y guardar la
debida razonabilidad entre los hechos, su calificación y la necesidad de recomendar el apartamiento
preventivo.
Se trata del juicio de verosimilitud que debe realizarse frente a las medidas cautelares, lo que los
procesalistas denominan “fumus bonis”26
Para suspender preventivamente al Intendente o Concejal se exige que la decisión la adopte el
Concejo Deliberante mediante el voto concurrente de las dos terceras partes del total de su
integración. Es la misma mayoría que exige el artículo 250 de la L.O.M. para destituir el funcionario.
a) Denuncia: Si bien nada dice la L.O.M., se entiende que en función del derecho amplio de
peticionar a las autoridades que tiene todo ciudadano y el principio de soberanía popular de los
sistemas republicanos, podrá cualquier individuo con derecho político y domicilio legal en el
municipio promover denuncia contra el Intendente o Concejal, la que deberá ser presentada en el
Concejo Deliberante27.
Si bien la presentación no debe reunir grandes solemnidades, mínimamente deberá contener los
datos de individualización del denunciante y denunciado, hechos constitutivos, acompañar la prueba
que obre en su poder e individualizar la que se encuentre en poder de terceros, y demás
circunstancias que se consideren necesarias para investigar los hechos denunciados.
26
“No se trata de la certeza absoluta sino de la apariencia de ese derecho (fumus bonis iuris: humo de buen
derecho)” ( Roland Arazi, 1999, pág. 7).
27
Entendemos que el ciudadano que no posee derecho político para elegir a los representantes municipales
–Intendente o Concejal- de ese Municipio Partido, carece de legitimación para denunciar.
Recibida la denuncia, el Concejo Deliberante hará una valoración de verosimilitud y razonabilidad en
relación a los hechos imputados y la eventual responsabilidad política del funcionario, a cuyo efecto
podrá decidir –o no, rechazando in limine- la conformación de una comisión investigadora integrada
por un número no menor a la cuarta parte de su integración, en la que estarán representados todos
los bloques políticos reconocidos, la que debe ser aprobada por la mayoría calificada de las dos
terceras partes del total de los miembros del cuerpo 28. Se observa que las exigencias que ha
impuesto el legislador al utilizar la frase “al menos”, es que la comisión investigadora esté integrada
por parte del cuerpo deliberativo, cómo mínimo la cuarta parte, pero que fundamentalmente esté
integrada por representantes de todos los bloques reconocidos conforme el reglamento interno del
Concejo, en garantía de la participación pluripartidaria ante la trascendencia del juicio político, y que
el asunto no se constituya en una rivalidad entre partido oficialista y oposición.
SCBA causa B64827 del 27/11/02 “siendo que el artículo 249 de la LOM prevé que para crear una comisión
investigadora de la conducta del intendente se requiere la aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de
los miembros del Concejo Deliberante y que en este caso, el de la municipalidad de Las Flores, creó una de esas
comisiones mediante el voto de 9 de sus 14 miembros, corresponde declarar la nulidad del acto, en tanto carece de
requisito esencial para su validez. En rigor, se trataría de un acto inexistente, porque un grupo de concejales que no
constituyen las dos terceras partes del concejo carecen de la atribución, que en este caso ejerció”
29
En la causa “Denot, Liliana Elsa c/ Concejo Deliberante de Chascomús s/ medida cautelar autónoma” de
trámite por ante el Juzgado de 1ra instancia en lo contencioso administrativo del departamento judicial de Dolores,
la intendente municipal promovió una acción contencioso administrativa para impedir que continuara
desempeñando funciones la comisión investigadora creada en el ámbito del Departamento Deliberativo mediante el
decreto 129/09, ello por entender que se habían cometido un sinfín de irregularidades, suficientemente graves que
justificaban la disposición como medida cautelar la suspensión del procedimiento administrativo. El juez
interviniente se declaró incompetente, por entender que se trataba de un conflicto de poderes previsto en el
artículo 196 de la Constitución provincial, y giró las actuaciones a la Suprema Corte de Justicia. A su turno, éste
Tribunal rechazó el caso por entender que no se encuentra comprometida la competencia originaria y exclusiva del
artículo 196 de la Constitución, porque consideró que en el estado del trámite, aún no se había configurado el
conflicto, sosteniendo: “siempre que se encuentre configurada una real `situación de conflicto´ que es la única que
Agotada la etapa instructiva y reunidos por la comisión investigadora todos los elementos de cargo,
se dará intervención al denunciado –Intendente o Concejal- para que dentro del plazo de diez días
ejercite su derecho de defensa, argumentando todo en cuanto considere a su derecho,
acompañando y ofreciendo prueba, que deberá ser sustanciada por la comisión siempre que la
misma fuere procedente en relación a los hechos investigados 30.
Una vez vencido el plazo otorgado, sin que se hubiere presentado el denunciado o habiéndolo hecho
hubiere formulado el descargo, la comisión investigadora dentro de los quince días siguientes,
deberá elevar un informe al plenario del cuerpo en donde hará saber circunstanciadamente los
hechos denunciados, las pruebas colectadas y su valor probatorio, el descargo del denunciado y la
prueba acompañada y ofrecida, y una conclusión o recomendación, que no posee efectos
vinculantes para el cuerpo.
Elevado el informe, se deberá citar a una sesión especial para evaluarlo, calificar los hechos, su
gravedad y analizar si encuadran prima facie en algunas de las causales de remoción previstas en el
artículo 249 L.O.M., así como disponer en caso de así entenderlo, la suspensión preventiva en el
cargo.
habilita la competencia de la Suprema Corte para dirimirlos … resulta claro que la pretensión deducida por la
Intendenta de la municipalidad de Chascomús no encuadra en ninguna de las situaciones, en tanto no se adoptado
en el procedimiento decisión alguna que implique el cese o la suspensión en el ejercicio del cargo de la titular del
Departamento Ejecutivo” (causa B70648, 10/11/09), devolviendo nuevamente la causa al juzgado dolorense.
Posteriormente, el a quo resuelve hacer lugar a la medida cautelar, ordenando que el Concejo Deliberante se
abstenga de tratar el informe elaborado por la comisión investigadora, hasta tanto se subsanen irregularidades
procedimentales.
Entendemos que el caso no resulta materia contencioso administrativa ordinaria, por cuanto se trata del
procedimiento del juicio político municipal, cuya instancia revisora le corresponde exclusivamente a la Suprema
Corte. Particularmente, para evaluar las irregularidades denunciadas, debía esperarse a la sesión especial
convocada para tratar el informe final de la comisión investigadora y que ésta adoptara una decisión. En el supuesto
de que la Intendente hubiese sido suspendida, recién ahí se configuraría el conflicto de poderes que habilita la
intervención del Superior Tribunal.
30
El rechazo de prueba ofrecida debe ser debidamente fundado. La SCBA ha resuelto que corresponde hacer
lugar al conflicto promovido por un Intendente al que no se le permitió efectuar descargo o aportar pruebas
otorgándole el plazo que regla el procedimiento de suspensión preventiva (B53698, sent. 2/4/91) y que resulta un
vicio invalidante de la decisión del concejo Deliberante de suspender preventivamente a un intendente municipal, el
no haberle conferido previamente el plazo de cinco días que prevé el artículo 249 del decreto ley 6769/58 para
efectuar su descargo y ofrecer pruebas, porque tal omisión vulnera la garantía de defensa en juicio (B53649, sent.
5/3/91).
Es por ello que el artículo 250 de la L.O.M. recepta las reglas específicas de lo que podría
denominarse el juicio político propiamente dicho, a cuyo efecto se debe convocar al Concejo
Deliberante a una sesión especial que tendrá como único tema llevar adelante el juicio.
El presidente del Concejo Deliberante deberá fijar la fecha de celebración de la sesión especial con
una antelación mínima de ocho días, e idéntico plazo deberá ser citado el acusado debiendo ser
notificado en su domicilio real, mediante cédula de notificación que deberá contener día y hora de la
sesión, lugar de notificación y las copias de las actuaciones e informes realizados por la comisión
investigadora31.
A idénticos fines los miembros del cuerpo deliberativo deberán ser notificados de la sesión especial
mediante telegrama colacionado.
En razón de la trascendencia del juicio político, la propia normativa municipal obliga al cuerpo
deliberativo a que publicite y difunda a la comunidad la celebración de la sesión especial.
Para poder sesionar válidamente, el cuerpo debe poseer quórum 32, a partir de ahí se realizará la
lectura de los cargos y hechos imputados así como de las probanzas reunidas, al mismo tiempo que
se le dará la posibilidad al acusado de replicarlos, pudiendo ejercer en plenitud su derecho de
defensa. Si el acusado es el intendente, podrá ser asistido por secretarios del departamento
ejecutivo. Durante la sustanciación del debate podrá producirse toda la prueba de la que intente
valerse, la que en caso de ser rechazada deberá serlo bajo resolución fundada.
La sesión especial podrá transcurrir válidamente, con el quórum, pero finalizado el debate, para
poder destituir al acusado, deberá contarse con la voluntad concurrente de no menos de las dos
terceras partes del total de miembros del cuerpo.
Con no menos de ocho días de anticipación y con idéntico plazo debe ser citado el denunciado, aquí
el art 250 de la L.O.M. establece ciertas reglas esenciales para la realización del debate en el juicio
político.
31
SCBA “Morilla, Carlos c. Concejo Deliberante de Coronel Rosales” 6/11/74, “la notificación del concejo
deliberante al Intendente municipal de la realización de la sesión que establece el art. 250 de la Ley Orgánica
Municipal, que transcribe los cargos que engendraron la suspensión preventiva, pero no indica los fundamentos en
que se apoyarían cada uno de ellos, ni señala los elementos de juicio que los acreditarían, ni aclara cuales son las
conclusiones de la comisión investigadora y ni siquiera si para la destitución juzgaran o no la totalidad de los cargos
para los que se habría decretado la suspensión, quebranta el principio constitucional de las personas y los derechos
(arts. 19 Constitución Nacional, 9 Constitución provincial y 250 incs. 2 y 4 decreto ley 6769/58), por lo tanto, debe
hacerse lugar al conflicto de poderes planteado y reponerse en el cargo al Intendente Municipal”.
32
Si no se hubiese logrado quórum después de una segunda citación se hará una nueva con una anticipación
mínima de 24 hs. en este caso, la minoría compuesta al menos por la tercera parte de los miembros del concejo,
podrá integrarlo al sólo efecto de realizar la sesión o sesiones necesarias con suplentes, los que deberán ser citados
en la forma precedentemente dispuesta.
d) La sentencia: la decisión resolutiva del juicio político debe ser el correlato de los hechos
imputados al funcionario sometido al juicio político, las pruebas colectadas por la comisión
investigadora, así como el descargo (defensa) que realice el enjuiciado.
La sentencia debe ser autosuficiente y motivada, dando razón de lo que se ha podido probar.
La conducta endilgada debe resultar de alguna de las causales previstas en los artículos 249 o 255 de
la LOM, debiendo ser valoradas por el órgano de juicio conforme sus libres convicciones 33.
La resolución para destituir al Intendente o Concejal debe ser adoptada por las dos terceras partes
del total de los miembros del cuerpo34.
SCBA B53598, sent. 12/3/91 “la exigencia del denominado quórum agravado es aplicable tanto para los
casos de destitución dispuestos de conformidad con el artículo 255 como para los casos de cesantía decretada con
fundamento en el artículo 14 de la LOM, en tanto, en ambos casos se encuentra comprometida la estabilidad de un
funcionario que accede a su cargo por elección popular”.
moral del candidato, ya que no se trata de un impedimento (inhabilidad) legal sino una cuestión
ética de quien se postula a una representación pública35.
El caso no llegó a plantearse por cuanto Porretti decidió no postularse a Intendente pero si lo hizo
para Concejal del Municipio de Pinamar, resultando electo por la ciudadanía para cumplir el
mandato 2010-2014 en las elecciones desarrolladas el 28 de junio de 2.009. Luego de ser
proclamado -diplomado por la Junta Electoral Provincial-, el Concejo Deliberante en la sesión
preparatoria para incorporar a los nuevos concejales, resuelve rechazar el diploma del concejal
electo por considerarlo incurso en “falta de idoneidad para desempeñar el cargo”. Ello motivó que el
interesado denunciara conflicto de poderes ante la Suprema Corte Provincial, la que en sentencia del
14/7/2010 resolvió que debía incorporarse definitivamente al Concejal Porretti al cuerpo
deliberativo36.
Art. 6 LOM, en correlación con el art. 2 de la ley provincial 5.109 (Ley electoral).
36
SCBA B 70.696 “Así, se impone como único requisito exigido por la Constitución para que un ciudadano
electo concejal asuma su mandato, la expedición del diploma por parte de la Junta Electoral provincial, que en el
caso fue dispuesta con fecha 2-XII-2009, sin perjuicio de ser sometido a algún procedimiento posterior. Ahora bien,
el artículo 14 de la Ley Orgánica de las Municipalidades prevé que “… Todo Concejal que se encuentre
posteriormente a la aprobación de su elección, en cualesquiera de los casos previstos en los artículos anteriores,
deberá comunicarlo al cuerpo, en las sesiones preparatorias, para que proceda a su reemplazo. El cuerpo, a falta de
comunicación del afectado, deberá declarar a éste cesante, tan pronto como tenga noticia de la inhabilidad…”. De
allí que las normas aplicables no le confieren al Concejo Deliberante atribución para que pueda declarar
“inhabilidad” en su carácter de concejal electo al candidato que fue elegido por voluntad popular (conf. doct. Causa
B 61.054, “Sueldia”, res. Del 10-V-2000…”.
37
La SCBA en causa B53970 del 24/9/91 ha entendido que la revisión judicial no procede en el caso de
sanciones menores que no se corresponda con la suspensión o destitución.
38
SCBA B57892 sent. 15/4/97 “lo que define al conflicto municipal es la efectiva contienda entre autoridades
comunales en cuanto respecta a sus facultades (doc. art. 149 inc. 2 Const. Prov)”; SCBA B57499 sent. 20/11/96 “la
materia propia del conflicto municipal previsto en el art 196 de la Const. de la Provincia y reglado por los artículos
263 bis y concordantes del decreto ley 6769/58 comprende a los supuestos de destitución o cesantía de concejales”
40
41
En igual sentido, en la causa B53649 del 5/3/91 señaló la SCBA que “no corresponde hacer lugar a la
medida cautelar prevista en el artículo 243 bis del decreto 6769/58 conforme artículo 88 de la ley 11.024 solicitada
por el Intendente de Ensenada con relación a la decisión del Concejo que ordenó la suspensión preventiva. Ello así,
en razón de que el texto de la ley es claro cuando expresa que la mera promoción del conflicto suspende la
ejecución de la resolución impugnada la que no hará ejecutoria hasta la resolución definitiva del mismo. En esta
inteligencia, sólo la destitución es resolución que hace ejecutoria, ya que las providencias cautelares, en razón de su
carácter instrumental, no son definitivas, ni por ende causan instancia”.
En similar sentido ha reiterado el voto mayoritario en la causa B.69558 del 16/4/08, B69722 del
20/8/08 y causa B70973 de fecha 07/07/10.
En el caso del Intendente se trata de un conflicto de poderes propio (Intendente vs Concejo
Deliberante), en cambio en el caso de los Concejales un conflicto de poderes impropio (Concejal vs
Concejo Deliberante).
La Suprema Corte de Justicia Bonaerense tradicionalmente ha limitado su instancia revisora pues no
entiende en las suspensiones preventivas resueltas por el Concejo Deliberante, porque son medidas
cautelares provisorias, sí en cambio entiende en los procesos de remoción en su condición de
resultado final del proceso de responsabilidad política.
Más recientemente, el Superior Tribunal bonaerense parece haber flexibilizado el criterio de revisión
en materia de suspensiones. En la causa B70903, del 09/06/10 la mayoría sostuvo “frente a
peticiones de suspensión basadas en la inteligencia de un funcionamiento automático del instituto,
que la medida del artículo 263 bis del decreto ley 6769/58, como todo arbitrio cautelar, exige la
ponderación de las circunstancias pertinentes”4243.
Así, por vía de conflicto de poderes la Suprema Corte Provincial podrá revisar la actuación del
Concejo Deliberante como de la Comisión Investigadora creada en su seno, a través de un control de
constitucionalidad y legalidad del proceso.
Particularmente la normativa limita el control judicial a las siguientes hipótesis (art. 264 L.O.M.):
a) legitimidad de la sanción: analiza que la actuación de la Comisión Investigadora y del Concejo
Deliberante y sus decisiones, resulten conforme a las prescripciones de la constitución nacional y
provincial y de la Ley Orgánica de las Municipalidades. En este control podrá analizar las siguientes
circunstancias: 1) que la Comisión Investigadora esté integrada regularmente en cuanto su número,
composición interbloque político del cuerpo, reunir el cuerpo deliberativo la mayoría necesaria para
su creación, causales encuadrables en las normas del juicio político, etc.; 2) que la suspensión
preventiva se realice conforme a la L.O.M. y dispuesta por la mayoría prevista normativamente; 3) la
citación a la sesión especial con los plazos y antelaciones previstas normativamente; 4) la regularidad
de realización de la sesión especial; 5) el ejercicio del derecho de defensa del imputado Intendente o
Concejal; 6) la sanción de remoción y los requisitos de la decisión.
42
El juez Soria mantiene, en voto individual, su postura de que la suspensión del acto impugnado deriva de
la protección especial dispuesta en los artículos 261 y 263 bis de la LOM a favor de quienes promueven el conflicto
municipal frente a determinados actos segregativos que afectan en manera transitoria o permanente la continuidad
en funciones de intendentes y concejales, dado el mandato representativo. Voto individual que se ha manifestado
en las causas: B66400, 03/09/03, B65860, 03/09/03; B66457, 10/09/03; B68087, 15/12/04; B68751, 12/07/06;
B70696, 15/12/09; y B70973, del 07/07/10.
43
En el caso, se trataba de un concejal que había sido suspendido preventivamente por imputación de
hechos ocurridos con anterioridad a la asunción como concejal del partido de Merlo.
b) razonabilidad: Aquí resulta una complementación o derivación del análisis de la legitimidad de la
actuación. No basta con el control de legalidad, sino que la misma al mismo tiempo debe responder
al estándar de razonabilidad. Se sabe que la razonabilidad significa la porporcionalidad entre los
medios y fines de la ley, pero no la justicia ni la eficacia del medio usado, cuestión ésta política no
justiciable44. No se trata de suplir el juicio de valor que corresponde al órgano del juicio político, sino
de hacer un control del mismo, que analice la prudencia y razonabilidad de la sanción destituyente.
Al respecto, ha señalado el Superior Tribunal bonaerense que “corresponde hacer lugar al conflicto
promovido por el intendente de Berisso si el Concejo Deliberante de ese municipio a traspuesto los
límites legales que la razonabilidad impone al ejercicio de las facultades que en relación a la
destitución del intendente la L.O.M. le confiere, pues ha apartado de su cargo a un funcionario electo
por la voluntad popular en virtud de haberle imputado la comisión de faltas que no revisten la
entidad que la ley exige para sustentar semejante determinación”45.
Resulta contrario a derecho la destitución de un Intendente, aún cuando se hubiere actuado
regularmente, motivado en una causal insignificante. La sanción de destitución debe tolerar el
prisma de la legalidad y razonabilidad en forma conjunta.
44
Alberdi (2007, p. 100.) expresaba que “la función judicial es una tarea que no puede desempeñar jamás la
legislatura … menos puede ser encargado de juzgar y decidir las contiendas de ciudadanos el Poder Ejecutivo, a
quién sólo corresponde hacer ejecutar las decisiones del legislador y las decisiones del juez”.
47
“Es en el procedimiento de nombramiento y remoción de los Jueces de Faltas donde se observa una
regulación específica y separada del resto de los agentes y funcionarios comunales, siendo evidente que por medio
del mecanismo reglado se ha procurado dotarlos de independencia de criterio y estabilidad: no los designa sólo el
intendente municipal o el presidente del Concejo Deliberante, como lo prescribe el art. 6° de la ley 11.757 sino que
su nombramiento requiere el concurso de la voluntad de ambos (cfr. art. 21 del dec. ley 8751/1977 modificado por
El régimen instituido por el Decreto Ley 8751, permite que la Justicia Municipal de Faltas se
establezca en cabeza del Intendente o que se opte crear mediante una Ordenanza local, una
estructura orgánico-funcional con el nombre de Justicia Municipal de Faltas, con procedimiento
político complejo para su designación como para su remoción48.
El juez de faltas es un funcionario de especiales características al que no le alcanzan los extremos
del estatuto del empleado público municipal49 por tener un régimen propio de nombramiento y
remoción.
El juicio político contra un juez municipal de faltas se sustancia ante un tribunal constituido por siete
miembros (órgano de juicio), integrado por un Juez de Cámara de Apelaciones en lo Penal que tenga
jurisdicción en el municipio al que pertenece el funcionario municipal, tres abogados inscriptos en
la matricula correspondiente al Colegio de Abogados del Departamento Judicial al que pertenece el
municipio y además residan en el mismo, y tres Concejales de los cuáles al menos uno debe poseer
título de abogado –si lo hubiere en el cuerpo-. Las sanciones que podrá aplicar son la de
apercibimiento, suspensión temporal hasta noventa días o la remoción (art. 24 Decreto Ley 8751).
En cuanto a las causales por la que se lo podrá remover, están enunciadas en la ley (art. 22 Decreto
Ley 8751) pudiendo resultar las siguientes: a) Retardo reiterado de justicia, b) Desorden de
conducta, c) Inasistencias reiteradas no justificadas, d) Negligencia o dolo en el cumplimiento de sus
funciones, e) Comisión de delitos que afecten su buen nombre y honor, f) Ineptitud y g) Violación a
las normas sobre incompatibilidad.
Las denuncias contra los jueces de faltas se pueden presentar ante el Concejo Deliberante, que la
elevará a la Cámara Penal con competencia en el partido, o directamente en la Cámara, la que
deberá notificar en igual plazo al Departamento Deliberativo.
Si la Cámara Penal encuentra prima facie viable la denuncia, remitirá las actuaciones al Concejo
Deliberante para la constitución del jurado, el que constituido deberá hacer comparecer al
denunciante para que ratifique la misma, y si luego resuelve que se encuentra fundada, dará
traslado por 6 días al denunciado para que ejerza su derecho de defensa y ofrecimiento de prueba.
Evaluada la existencia de hechos suficientes para llevar adelante el juicio político, podrá suspenderse
al Juez de Faltas hasta tanto se dicte resolución definitiva.
ley 10.269) y conforme una interpretación literal del texto de los arts. 22 y 23 del dec. ley citado "...únicamente
podrán ser removidos..." por las causas previstas en la norma especial; lo cual "...sólo procederá previo juicio que
deberá sustanciarse ante un jurado de 7 miembros...", además de asegurárseles la intangibilidad de sus
remuneraciones (art. 26, norma cit.) … Sea cual fuere la naturaleza de la justicia de faltas desde el punto de vista de
la organización institucional de los municipios de la provincia de Buenos Aires, el ordenamiento legal (Código de
Faltas Municipal: dec. ley 8751 y ley 10.269) ha instaurado un órgano -Juez de Faltas municipal- dotado de alguna
autonomía funcional y de cierta independencia en relación a los dos departamentos que componen la
municipalidad”. SCBA, B 62266 S 8-7-2008
48
50
Se trataría de una caso de conflicto de poderes municipal, asemejando la situación a las disposiciones de
los artículos 261 y 263 bis de la L.O.M., porque caso contrario, siendo la competencia de la SCBA de carácter
restrictiva, no existiría otra vía de revisión para el juicio político del juez municipal de faltas.
52
Por su parte, el Reglamento de Contabilidad Municipal en su artículo 7 menciona “El contador no
podrá ser separado sin acuerdo del Concejo Deliberante. El acuerdo será requerido por el D.E. en
petición fundada. A los fines del amparo a que se refiere el último párrafo del artículo 187 de la
LOM, se deberá asegurar al contador el derecho de defensa, pudiendo requerirse dictamen del
Tribunal de Cuentas”.
En relación a la responsabilidad administrativa patrimonial el artículo 187 in fine de la LOM dice: “el
Tribunal de Cuentas podrá declararlo personal o solidariamente responsable de los daños y
perjuicios y otras consecuencias emergentes de sus actos de incumplimiento e inhabilitarlo por el
tiempo que la sentencia fije”.
BIBLIOGRAFIA
Alberdi, Juan Bautista. Derecho Público Provincial. Ed. La Ley. 2001, Buenos Aires.
Arazi, Roland. Medidas Cautelares, Edit. Astrea, pág. 7, 1999.
Borda, Guillermo. Tratado de Derecho Civil Argentino. Obligaciones, 7ma. Edición, 1994, Tomo II.
Bustamante Alsina, . Teoría General de la Responsabilidad Civil, 8va. Edición, 1993.
Cazeaux-Trigo Represas, Derecho de las Obligaciones, 3era. Edición, 1996, Tomo V, pág. 306.
Ekmekdjian, Miguel Angel. Tratado de Derecho Constitucional, Comentario art. 53, Tomo IV, pág.
200, 1993 edit. Depalma.
González, Joaquín V. Manual de la Constitución Argentina, La Ley, Buenos Aires, 2001.
Gordillo, Agustín. Tratado de Derecho Administrativo. Parte General, Tomo II, XXI-8, 2009.
Hernández, Antonio. Juicio Político Municipal, Rubinzal Culzoni, 2003.
Iván Tenaglia, Ley Orgánica de las Municipalidades de la Provincia de Buenos Aires, Librería Editora
Platense, 2000 La Plata.
Llambías, Joaquín. Tratado de Derecho Civil. Obligaciones, 1992, Tomo IV B.
Luna, Eduardo, Derecho Público Provincial y Municipal, Coord. Abalos Maria gabriela, Edit. La Ley
2007, Buenos Aires.
Marienhoff, Miguel. Tratado de Derecho Administrativo, 1970, Tomo III B.
Paolini, Jorge Omar (2000). El enjuiciamiento de magistrados y funcionarios, Ed. La Ley, Buenos Aires.
Quiroga Lavié, Humberto (2001) Actualización de González Joaquín Victor Manual de la Constitución
Argentina. La Ley, Buenos Aires.
“Para proceder a la remoción de su cargo al Jefe de Compras de una comuna no se requiere sumario
previo. Las normas que regulan lo atinente a tal cargo no otorgan estabilidad en el empleo a quien lo desempeña.
Solo establecen un procedimiento de remoción que contempla autorización del Concejo Deliberante (arts. 197 a
200 L.O.M.). Quien lo ocupa tampoco se encuentra amparado por las normas de la ordenanza general 207” SCBA
Ac. B 52.469 del 17/6/97, “El Intendente puede invocar cualquier motivo de entidad para disponer el cese del Jefe
de Compras pues las normas aplicables sólo reglan el procedimiento a tal fin pero no determinan causales” SCBA
Ac. B 49.813 del 19/4/88, “El Intendente puede invocar cualquier motivo de entidad para disponer el cese del Jefe
de Compras pues las normas aplicables sólo regían el procedimiento a tal fin pero no determinan causales, de tal
modo que, mientras no se excedan los límites de lo razonable, mediando acuerdo del Concejo Deliberante (cfr. Art.
200 L.O.M.) no existe obstáculo para el ejercicio de la potestad de poner fin a la relación jurídica” SCBA Ac. B 49.813
del 19/4/88.
Quiroga Lavie-Cenicacelaya-Benedetti, Tomo II, pág. 1075, 2001, Edit. Rubinzal Culzoni, Buenos Aires.
Sánchez Viamonte, Carlos. Curso de Derecho Constitucional, Edit. Kapeluz, 1958, pág. 280.
Sánchez Viamonte, Carlos. El Presidente Ortiz y el Senado de la Nación, Edición de la Comisión de
Homenaje, Buenos Aires, 1941, pág. 110).