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DIFERENCIA ENTRE RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA, RESPONSABILIDAD

CIVIL Y RESPONSABILIDAD PENAL:

Aunque tengamos que ser reiterativos, debe seguir señalando que se produce la
responsabilidad administrativa cuando cierta actividad de los funcionarios provoca daño, sea a
los administrados, a otros funcionarios o al Estado mismo. La trasgresión de un deber de la
función o empleo puede causar a la administración pública o a terceros un daño económico,
1o cual ocasiona la responsabilidad civil o patrimonial del autor de este hecho. Esta
responsabilidad civil tiene una existencia autónoma pues la transgresión que la origina posee
un tratamiento jurídico propio; pero nada obsta a que se acumule a la responsabilidad
disciplinaria y penal. La razón es porque la transgresión merece para cada una de ellas un
tratamiento jurídico particular distinto.

La responsabilidad civil presenta un ámbito de aplicación más vasto que el de la


responsabilidad disciplinaria y penal, porque la responsabilidad penal se fundamenta
principalmente en el dolo y la responsabilidad disciplinaria en la culpa, la responsabilidad
civil resulta de ambos: del dolo y de la culpa del agente autor de la transgresión.

Además, debemos señalar que el poder disciplinario generalmente no se ejerce sino mientras
dure la relación de empleo, pues extinguida ésta, aquella potestad desaparece para el caso
ocurrente. La acción penal, en cambio, es independiente de que exista o no esa relación, pues
no se extingue por la separación del servicio del agente culpable; sólo en caso de
fallecimiento de éste fenece también la responsabilidad penal, pues al ser la pena personal no
se transmite las consecuencias de ella a los herederos.

En cambio, la responsabilidad civil, no sólo se extiende más allá de la terminación o cesación


de la relación de empleo público, sino que además, se proyecta en el futuro, incluso después
de fallecido el funcionario, pues puede hacérsela efectiva sobre el patrimonio sucesorio. La
responsabilidad civil termina en la reparación del daño hecho a otro.
RESPONSABILIDAD PENAL:

Es el elemento fundamental y decisivo para evaluar y calificar la participación del funcionario


en el hecho delictuoso y se puede concretar como la fusión de elementos de edad, salud
mental y conocimiento de los hechos, que le han permitido actuar en forma voluntaria, en la
comisión del delito.

Es por lo tanto, aquella en que incurren funcionarios y servidores del Estado cuando en el
desempeño de sus cargos han cometido los llamados delitos contra los deberes de función. Es
pues, en la que incurren los funcionarios y servidores públicos que en ejercicio de sus
funciones han efectuado un acto u omisión tipificado como delito o falta.

Se indica que la responsabilidad jurídica (civil o penal) es la capacidad para resarcir el daño
causado:

Culposamente, cuando la causa reviste carácter de imprudencia. negligencia,


impericia, ausencia de atención en 1o que se hace, falta de diligencia.

Dolosamente, cuando se hace de mala intención, este acto doloso concluye en la


sanción penal y reparación civil (afecta derechos extrapatrimoniales y patrimoniales);
mientras que el acto culposo, concluye sólo con la reparación civil.

Se dice que la responsabilidad civil termina en la reparación del daño; mientras que la
responsabilidad penal termina con la sanción. Por esto es que se afirma que la responsabilidad
jurídica cae en el ámbito de la conducta humana y provoca sanción coercitiva; también se dice
que la responsabilidad legal nace de la ley:

a) Delictuales, cuando el presupuesto es el delito.


b) Cuasi-Delictuales, cuando el presupuesto originante es una conducta culposa.

Los fundamentos de la responsabilidad son:


a) Culpa: Es el vicio de la conducta que desvía el DEBE SER
b) Dolo: Vivencia delictiva que va de la simple intención cargada de ferocidad, etc.

La infracción es intencional cuando se comete por acción o por omisión consciente y


voluntaria.

E1 delito de negligencia lo comete el que por una imprevisión culpable obra sin darse cuenta
o sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos. La impresión es culpable cuando el autor
del acto no ha hecho uso de las precauciones impuestas por las circunstancias y por su
situación personal.

Reiteramos, que el funcionario público incurre en responsabilidad penal cuando sus actos o
comportamientos constituyen infracciones consideradas delitos por el Código Penal o las
leyes especiales.

La responsabilidad penal se diferencia de la responsabilidad disciplinaria o administrativa en


que ésta se regula por el derecho disciplinario y se hace efectiva a través de la potestad
disciplinaria de la administración pública.

Debemos señalar que en el ejercicio de sus tareas el funcionario público puede realizar hechos
o actos que le ocasiones responsabilidad penal.

Las transgresiones del funcionario que originan la responsabilidad penal son de la mayor
gravedad, no sólo por violar la disciplina del servicio, sino también porque repercuten sobre el
orden público y el ambiente social; es decir. que sus efectos no se proyectan solamente sobre
lo interno de la administración pública, sino que trascienden al exterior de ella, con todas las
implicancias y suspicacias que pueden provocar en la opinión pública. La mayoría de las
veces el dodo se manifiesta en la transgresión cometida, razón por la cual ya no es suficiente
la movilización del poder disciplinario por parle de la administración pública para lograr la
reparación del daño causado.
Se hace necesaria entonces la actuación de 1a potestad punitiva del Estado, dotado de un
aparato sancionador más enérgico, que puede llegar hasta la supresión de la libertad del
agente y, en algunos casos, hasta su inhabilitación temporal o perpetua.

Es necesario, por tanto, recurrir al derecho penal para saber cuáles son las transgresiones que
constituyen delitos, pues, como es sabido, sólo son tales los así tipificados por la ley penal,
obedeciendo al conocido principio, fundamental en esta materia: Nullum crimen sine lege y
nulla poena sine lege.

Aparecen así los siguientes elementos:

1. La infracción ya sea por acción o por omisión, de un deber por parte de un


funcionario, en ejercicio de su cargo. Este elemento es común y genérico, ya que se
encuentra en todos y en cualquier caso de responsabilidad.
2. La mediación de dolo o culpa en la comisión de ese hecho. Es indispensable este
elemento, pues si no hay dolo o culpa no existe posibilidad alguna de imputar delito
alguno al funcionario (ni delito doloso, ni delito culposo).
3. Que ese hecho merezca la calificación de delito y esté penado por ley.

Este elemento también es indispensable, pues, aun existiendo los dos elementos precedentes,
si el hecho no aparece tipificado como figura delictiva en la ley penal, no constituye delito.

En cuanto a la relación existente entre la responsabilidad penal y la responsabilidad


disciplinaria o administrativa, cabe señalar que no se excluyen entre sí y, por tanto, un mismo
hecho puede motivar la aplicación de sanciones penales y de sanciones disciplinarias, pues
cada una de éstas tutela órdenes jurídicos distintos y persigue finalidades diferentes.

Frente a un hecho presuntivamente delictivo cometido por un funcionario en e1 ejercicio de


sus funciones, la administración pública debe elaborar un sumario administrativo, poniendo
además el hecho en conocimiento de ia justicia penal a los fines consiguientes.
La intervención de la jurisdicción represiva no debe suspender el procedimiento sumarial
administrativo, el que debe continuar hasta llegar a la calificación definitiva del hecho y hasta
la imposición de las sanciones pertinentes. El pronunciamiento administrativo es, por lo
común, independiente del penal.

Por 1o tanto, responsabilidad penal es en la que incurren 1os servidores y funcionarios


públicos que en el ejercicio de sus funciones han efectuado un acto u omisión tipificado como
delito o falta.

La responsabilidad penal resulta como consecuencia de conductas delictivas, de acuerdo con


la legislación penal y como consecuencia de acciones u omisiones a propósito del ejercicio de
funciones en calidad de funcionario y/o Servidor Público.

Podemos señalar que la responsabilidad penal de los Funcionarios y/o Servidores Públicos se
configura cuando el incumplimiento de sus deberes (además de contener implícitamente una
Responsabilidad Administrativa) de función se tipifican como delitos de acuerdo con el
respectivo Código Penal peruano, es decir, la trasgresión por el agente público de un deber de
función o empleo puede al mismo tiempo configurar un delito de Derecho Penal, se realiza de
un acto intencional, donde la presencia del dolo está in situ en el incumplimiento del deber
trasgredido (Responsabilidad Dolosa); o también puede resultar como consecuencia de una
conducta negligente que ocasiona un hecho punible (Responsabilidad Culposa).

Se indica que, en cualquiera de los supuestos expuestos, el Régimen Disciplinario


Administrativo, no es suficiente para la reparación del daño causado y es entonces que el
poder punitivo del Estado interviene con sus acciones de derecho penal, que reprime el hecho
con la privación de la libertad del Agente o con otras.

Por lo tanto, para establecer cuáles son las trasgresiones de los deberes de los funcionarios y/o
Servidores Públicos que constituyen delitos y originan su responsabilidad, es indispensable
recurrir al Derecho Positivo Penal por el principio:
Nullum crimen sine lege:

No hay delito sino está establecido en la ley.

En consecuencia, incurren en Responsabilidad Penal los funcionarios y/o Servidores Públicos


que en ejercicio de su cargo realizan actos u omisiones que constituyen delito previsto y
penado por las leyes penales, siendo tres los elementos que caracterizan la referida
responsabilidad penal:

El incumplimiento o trasgresión de un deber por parle del funcionario y/ o Servidor


Público en el ejercicio de su cargo, ya sea por acción u omisión, que configure un
hecho delictivo.

La intervención de Dolo o Culpa.

La tipificación del deber trasgredido como delito y su respectiva pena en las leyes
penales.

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