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Derecho Administrativo 1

UNIVERSIDAD REGIONAL AUTONOMA DE LOS ANDES “UNIANDES”

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA

CARRERA DE DERECHO

Autor: Andres Sebastian Avalos Salazar

Materia: Derecho Administrativo

Docente: Dr. Iván Andrade


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4.1. Responsabilidad extracontractual del Estado

4.1.1. Aspectos sustantivos.

El COA regula a la responsabilidad extracontractual del Estado, sus elementos, los casos en

los cuales la víctima tiene derecho a la reparación del daño, quiénes tienen derecho a

solicitarla, cómo se debe realizar la reparación de ese daño, cuáles son los eximentes de

responsabilidad del Estado y el procedimiento para reclamarla. En este sentido, la nueva

normativa establece parámetros que sirvan tanto a la autoridad administrativa como a los

jueces para saber en qué casos se debe o no declarar la responsabilidad extracontractual del

Estado, más allá de que sí se podrían corregir algunos aspectos. Las normas de la

responsabilidad extracontractual del Estado contenidas en el COA en el Art. 330 – 340 sobre

el aspecto sustantivo.

Art. 330.- Responsabilidad extracontractual. Las instituciones del sector público, con

excepción de la función judicial cuya responsabilidad está determinada en su propia ley,

responden por el daño debidamente calificado proveniente de sus actuaciones u omisiones,

incluso cuando estas sean lícitas, siempre que el particular perjudicado no tenga la obligación

jurídica de soportarlo, en los términos de la reparación por daños prevista en este Código.

El autor Cabanellas (2003) define a la responsabilidad como una “obligación para reparar o

satisfacer por sí mismo, en ciertas ocasiones especiales como la pérdida o causa del mal

inferido o el mismo daño originado”. Para conceptualizar la responsabilidad extracontractual

del Estado, se debe conocer que la misma, tiene origen en la responsabilidad civil, la cual

consiste en una obligación de reparar el daño que ha ocurrido por la existencia de un

incumplimiento, con la finalidad de que, mediante el pago de una indemnización se pueda

reintegrar el ordenamiento jurídico que ha sido afectado. Entonces, se puede definir a la

Responsabilidad Objetiva como aquel medio para que se indemnice el daño causado por las
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actuaciones u omisiones de la administración al particular que no tenía el deber jurídico de

soportarlo; aquella obligación que asume el Estado por los perjuicios que hayan ocasionado

las acciones u omisiones de sus agentes a los particulares.

Art. 331.- Requisitos. Para la responsabilidad extracontractual se verificará la

concurrencia de los siguientes requisitos:

1. La falta o deficiencia en la provisión de un servicio público o cualquier otra

prestación al que el particular tenga derecho.

El Estado al tener como deber principal el velar y optimizar la calidad de vida de los

ciudadanos, debe garantizar la gestión de los servicios a los que las personas tienen derechos,

los mismos que se encuentran establecidos en la Constitución, tales como salud, educación,

seguridad social, etc. Por lo tanto, en el caso de que no se cumpla con dicho deber o se

cumpla con deficiencia ocasionando un perjuicio a un tercero, se deberá responder por el

daño causado. La “falta de servicio” aparece cuando dicha prestación ejercida por un

funcionario público no desarrolló o se desarrolló tardíamente, o se desarrolló con anomalías,

sea por la deficiente prestación del servicio o por cometer un acto de ilegalidad.

2. El daño calificado de conformidad con este Libro.

El Código Orgánico Administrativo establece que para que el Estado sea responsable por las

acciones u omisiones de los funcionarios, el daño debe ser calificado, el cual es aquel que la

persona no tiene la obligación jurídica de soportar o aquel que resulta de la vulneración del

principio de igualdad; dicha obligación se encuentra establecida en la ley o los reglamentos, o

por el vínculo que exista entre la administración y los administrados. La idea del daño

calificado parte de dos vertientes: la primera es el hecho de que el individuo no tiene deber

jurídico de soportar dicho daño, y si esto se presenta como consecuencia de la violación del

principio de igualdad en el reparto de cargas públicas.


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3. La existencia de un nexo causal entre el daño calificado y la acción u omisión de

las administraciones públicas o el hecho dañoso que violente el derecho.

El nexo causal debe entenderse como una conexión fáctica, es decir, se debe confirmar que el

suceso origina que el funcionario haya ocasionado un perjuicio a través de una acción u

omisión al momento de brindar un servicio, la carga de la prueba de esta relación causa-

efecto le corresponde al administrado.

Art. 332.- Responsabilidad por falta o deficiencia en la provisión de un servicio público

o cualquier otra prestación. Cuando el servicio público es prestado directamente por el

Estado, la responsabilidad es de este. Cuando se lo presta por delegación de gestión, la

responsabilidad es del correspondiente delegatario o concesionario y subsidiariamente del

Estado.

Art. 333.- Responsabilidad por acciones u omisiones de servidores públicos. El Estado

responde por el daño calificado, por acción u omisión de la o del servidor público y tendrá la

obligación de ejercer la acción de repetición contra quienes, en el ejercicio de sus funciones,

generaron el daño por dolo o culpa grave.

Al ser la Administración Pública una persona jurídica, el problema de la imputación de

responsabilidad está en que hay que tomar en cuenta que éstas actúan a través de personas

físicas.

García de Enterría y Fernández señalan: “Para que el daño se impute a la Administración no

es necesario localizar el agente concreto que lo haya causado. Puede tratarse de daños

anónimos e impersonales, no atribuibles a persona física alguna, sino a la organización en

cuento tal. La titularidad de esa organización o servicio justifica por sí sola la imputación de

los mismos a la Administración, tanto si ese servicio ha funcionado mal (culpa in

committendo o por acción positiva), como si no ha funcionado (culpa in omittendo,

abstenciones cuando existe un deber funcional de actuar), o si lo ha hecho defectuosamente


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(falta al deber de diligencia funcional...) ya que todos estos supuestos quedan ampliamente

cubiertos por la expresión... (“funcionamiento anormal”).

Para ello, hay que identificar las obligaciones jurídicas que tenía el Estado o las

Administraciones Públicas para con la víctima en el caso concreto, ya sea por ejemplo la

prestación de un servicio público de salud de calidad, por ejemplo en cirugías que curen

enfermedades a las víctimas, prestación de medicinas, no uso de armas, vehículos

institucionales o maquinaria para vulnerar el derecho a las personas como el derecho a la vida

o a la propiedad, tomar precauciones en la construcción de una obra pública, entre otras.

Como se puede ver, no se hace referencia solo a una relación de causalidad entre el daño y la

persona que lo causó y solo con ello ver si se atribuye o no la responsabilidad al Estado,

teoría que ya ha sido superada, sino que la imputación del daño al Estado se realizará en la

medida del cumplimiento o no de sus obligaciones en las prestaciones de servicios públicos o

cualquier acción u omisión.

Daño Calificado.

Esta tipificado en el Art. 334 redacta que el Daño calificado es aquel que la persona no tiene

la obligación jurídica de soportar o que resulte de la violación del principio de igualdad en el

reparto de las cargas públicas y se deriva específica e inmediatamente de la acción u omisión

de las administraciones públicas. No se genera responsabilidad extracontractual del Estado,

por los daños que se deriven de hechos o circunstancias que no se hubiesen podido prever o

evitar según el estado de los conocimientos de la ciencia o de la técnica existentes en el

momento de producción de aquellos, todo ello sin perjuicio de las prestaciones económicas

que el ordenamiento jurídico pueda establecer para estos casos.

Se entiende al daño calificado como aquel que el administrado no está obligado jurídicamente

a soportar o que resulte de la violación del principio de igualdad en la repartición de cargas

públicas.
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El daño calificado parte de dos vertientes: la primera es el hecho de que el individuo no tiene

deber jurídico de soportar dicho daño, y si esto se presenta como consecuencia de la violación

del principio de igualdad en el reparto de cargas públicas.

Nexo Causal.

Se encuentra en el Art. 335 redacta que el nexo causal existe entre el daño calificado y la

acción u omisión de la administración pública o el hecho dañoso que violente el derecho se

fundamentará en hechos probados.

El nexo causal, sin ánimos de dejar sentado un concepto, podría entenderse como la relación

directa que existe entre un daño provocado y el responsable de tal; siendo un vínculo

inequívoco a la hora de determinar quién debe responder por los perjuicios ocasionados. En

el caso administrativo, sobre todo de la responsabilidad objetiva del Estado, el nexo causal

permitirá determinar, con certeza, si el daño proviene o no de una acción u omisión del

Estado o sus representantes; y, en consecuencia, la medida de reparación pertinente.

4.1.2. Aspectos Procedimentales.

El ámbito de aplicación del Código Orgánico Administrativo en lo referente al reclamo por

responsabilidad es mucho más extenso e innovador puesto que trae consigo el desarrollo de

requisitos y la existencia del reclamo por vía administrativa, y como consecuencia hace que

lo contenido en el capítulo referente a la responsabilidad sea aplicable a todas las

instituciones del sector público.

El reclamo por responsabilidad extracontractual lo podrá presentar la persona interesada, que

en este caso será la persona que sufrió el daño. La persona interesada tiene la opción de

iniciar el reclamo por dos vías: mediante procedimiento administrativo o por vía judicial. En

caso de empezar un reclamo por responsabilidad extracontractual mediante procedimiento


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administrativo, se seguirá el trámite del procedimiento administrativo ordinario, regulado en

los artículos 134 y siguientes del COA. Es importante destacar los criterios de doctrinarios

respecto al procedimiento Administrativo. Dromi considera que dicho procedimiento instaura

una herramienta para gobernar y controlar el poder sujeto al margen de legalidad con el fin de

garantizar los medios procesales a los administrados. Sobre el tema el autor Gordillo expresa

que, en dicho procedimiento, los administrativos pueden impugnar la voluntad de la

administración haciendo uso de recursos y reclamaciones como vías en el ejercicio de

derechos y garantías de carácter constitucional. Se debe tomar en cuenta también que en la

actualidad ciertas instituciones públicas cuentan con sus propios procedimientos

administrados, lo que de alguna manera perjudica a los administrados, ya que se crean dichos

procedimientos con el unico fin de que los mismos se encuentren encaminados a los intereses

institucionales.

El término que tendrá para presentar dicho reclamo será de 90 días a partir de la acción u

omisión cometida. Dicha actuación puede originarse de una de las cinco formas de actuación

del Estado, tales como: acto administrativo, hecho administrativo, acto normativo, acto de

simple administración, y contrato administrativo. Con respecto al acto administrativo, este

goza de una presunción de legitimidad desde que es notificado al administrado, tal como lo

estable el artículo 101 del COA, esto hace que el daño sea configurado a partir de la

notificación, momento desde el cual empezarán a contar los 90 días para presentar el reclamo.

Así mismo, en el caso del acto normativo, se empezara a contar desde la fecha de publicación

del acto en el Registro Oficial, entendiéndose según lo expresado en la norma que el tiempo

para proponer el reclamo también será de 90 días desde la publicación, más en la vía judicial

el termino para presentar la demanda es de dos años, conforme lo acredita el artículo 306

numeral 2 del Código Orgánico General de Procesos; la diferencia de tiempo de la vía

judicial es mayor a la del procedimiento administrativo. En el caso de un hecho


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administrativo, el mismo al ser producto de un suceso incierto del que la administración no

tiene conocimiento y no puede prever, los efectos de estos serán inmediatos y no se requerirá

notificación, y se empezará a contar el termino de 90 días para iniciar el reclamo a partir del

momento en el que ocurrió el acontecimiento

Los requisitos del reclamo son: 1. La acción u omisión de la administración pública o el

hecho dañoso. 2. Los daños alegados. 3. El nexo causal. 4. La evaluación económica de la

responsabilidad extracontractual, si fuera posible.

El acto administrativo que resuelve el procedimiento, además de cumplir los requisitos

previstos en este Código, incluirá: 1. La determinación del daño calificado. 2. El nexo causal.

3. La valoración del daño y los criterios utilizados para su cálculo. 4. La reparación por daños

resolución se emitirá mediante acto administrativo, el cual debe encontrarse debidamente

motivado, ya que, la Constitución prevé que, si un acto administrativo no se encuentra

debidamente motivado, el mismo será nulo. Es por eso que, para dictar un acto

administrativo, el mismo deberá seguir un orden 14 estructurado con respecto a los hechos y

al derecho. Es decir, deberá contener un resultado que permita demostrar que, para el hecho

alegado por la persona interesada, en el cual se evidencia la existencia de un perjuicio ya sea

de índole patrimonial o extramatrimonial, existe un derecho subjetivo que ampara el hecho.

El artículo 341 del COA señala que el trámite para la presentación del reclamo por

Responsabilidad Extracontractual será el mismo que el del procedimiento administrativo

ordinario, pero también hace una excepción en el caso que la persona interesada tome la

decisión de concurrir directamente a la vía judicial; en este caso no es necesario que la

persona agote la vía administrativa para poder reclamar mediante vía judicial. Según el

ERJAFE en su artículo 69 establecía que: “En todo caso, quien se considere afectado por un

acto administrativo lo podrá impugnar judicialmente ante el respectivo Tribunal Distrital de

lo Contencioso Administrativo de manera directa. No será necesario para el ejercicio de este


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derecho el que haya precedido reclamación, administrativa previa la misma que será

optativa13 .” (Estatuto del Régimen Jurídico y Administrativo de la Función Ejecutiva, 2002)

Por lo cual permitiría que se interponga la acción por la vía judicial, sin necesitar del agotar la

vía administrativa, esto se encuentra establecido en la norma de cómo se ratifica en algunos

precedentes constitucionales.

4.1.3. Repetición.

El COA se refiere a la Repetición en el Art. 344.establece que: La Acción judicial de

repetición. - Una vez declarada la responsabilidad extracontractual del Estado y efectuado el

pago completo de la respectiva indemnización, la máxima autoridad de la institución

responsable propondrá una acción de repetición que se sujetará al trámite ordinario previsto

en el Código Orgánico General de Procesos, ante los jueces de lo contencioso administrativo.

En este tipo de procesos no cabe reconvención. Si varias instituciones públicas han sido

declaradas responsables, propondrán en forma conjunta la acción de repetición si los

demandados tienen sus domicilios en el mismo distrito judicial; caso contrario, coordinarán la

presentación de las demandas que correspondan. La acción de repetición procede cuando el

daño es consecuencia de la actuación u omisión con dolo o culpa grave de la o del servidor,

que deberá ser declarada en el proceso judicial. En caso de pluralidad de las o los servidores

públicos que hayan actuado con dolo o culpa grave, el valor de las reparaciones a las que

haya lugar, se distribuirá de acuerdo con la responsabilidad de la o del servidor y su grado de

participación. La acción prescribirá en cuatro años contados a partir de la fecha en que se

efectuó el pago único o el último, si se efectúo en cuotas. La acción de repetición se aplicará

también en el caso de terminación convencional prevista en el Libro II de este Código.

La repetición, es una acción o instrumento para recuperar el monto pagado por el Estado por

concepto de una condena de un funcionario; como dice la doctrina: “(…) un mecanismo

judicial de naturaleza civil por su carácter retributivo patrimonial, dirigido a recuperar para el
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Estado, del servidor o ex servidor público, del particular en ejercicio de funciones públicas,

obrante dolosa o culposamente en la expedición del acto, en la producción del hecho o en la

omisión que dio lugar a la indemnización resarcitoria patrimonial asumida por el Estado, la

devolución de tales sumas que haya tenido que sufragar, ya sea como consecuencia de una

condena, conciliación o por otra forma de terminación de conflicto

La filosofía de la acción de repetición se encuentra entre dos fundamentos: A. en el ánimo de

sanear la actividad pública, o, dicho de otro modo, en mejorar la calidad del servicio

genéricamente considerado; con lo cual, se busca que el agente del Estado actúe en

cumplimiento de sus funciones con la mayor eficiencia.

4.2. La Potestad sancionadora de la administración pública.

La potestad sancionadora permite a los órganos de la Administración Pública, iniciar

procesos administrativos sancionadores en contra de los administrados o servidores públicos,

que por acción u omisión inobservaron las disposiciones legales que rigen a la

Administración Pública o a los administrados. La potestad sancionadora debe ser otorgada

por la Ley a los órganos antes mencionados.

4.2.1. Caducidad de la Potestad Sancionadora.

En el Art. 244, sobre la Caducidad de la potestad sancionadora, hace referencia, a que cuando

la misma caduca y la administración pública no ha terminado el procedimiento administrativo

sancionador por este Código, esto no es impedimento para que dé inicio a otro procedimiento

en cuanto no opere la prescripción. Cuando se haya cumplido el plazo de la caducidad, el

órgano competente es el encargado de solicitar a cargo del inculpado, una certificación en la

cual quede constancia de que ha caducado la potestad y se procede a su archivo. En el caso de

que exista una negativa por parte de la Administración Pública y esta se niegue a la emisión
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de una declaración de caducidad, por lo que la persona inculpada puede conseguirla a través

de un procedimiento sumario el cual sea notificado a la Administración Pública

El COA establece dos plazos de caducidad para los procedimientos administrativos

sancionadores, el primero que es de un mes por regla general contados a partir de fenecida la

etapa de prueba; y el otro de dos meses para los casos que el procedimiento administrativo

haya sido iniciado de oficio sin embargo el COA no establece de manera expresa el plazo o

término de duración de la etapa de instrucción, dentro de la cual se evacua la prueba tanto del

administrado como de la administración pública, por lo cual dificulta la contabilización del

plazo de caducidad en este tipo de procedimientos, sin embargo una vez emitido el dictamen

de fin de instrucción por el órgano instructor, se puede tener la certeza que la etapa de prueba

a concluido y ha pasado a fase de resolución, y se podrá contabilizar de una manera certera el

plazo de caducidad.

El (Estatuto del Régimen Jurídico Administrativo de la Función Ejecutiva, 2001), en su

artículo 204 hace referencia a la caducidad de los procedimientos administrativos

sancionador y de control, el cual tiene tiempo de caducidad, si al pasar 20 días de haber dado

inicio, este es suspendido por la administración, de ser este el caso, la administración, es la

encargada de notificar al supuesto responsable mediante la iniciación de un nuevo proceso

sancionador. En caso de que la persona que es supuestamente responsable no haya recibido

alguna resolución o algún requerimiento por parte de la administración en el plazo

determinado, la persona puede dar por suspendido el procedimiento. Se entiende por

caducidad como una de las formas de extinción del acto administrativo que deriva de una

circunstancia de hecho que el ordenamiento jurídico lo establece y lo considera legal que

tiene efectos jurídicos favorables para el administrado. Para Rodríguez, la caducidad tiene un

mecanismo extintivo que tiene por objeto la culminación de las relaciones jurídicas generadas

a partir de actos 10 administrativos que de manera general tienen un contenido favorable, que
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opera como consecuencia de la inactividad de la administración de un tiempo prefijado

normativamente. Es importante destacar que la caducidad no ataca a la juridicidad del acto

administrativo, puesto que no entra a discutir cuestiones de fondo, es decir, si el acto es

regular y válido de acuerdo a la normativa aplicable, es claro que la caducidad ataca a los

efectos del acto administrativo.

4.2.2. Prescripción de las Sanciones.

La prescripción en materia administrativa nos atañen los conceptos de prescripción de la

potestad sancionadora y prescripción de la sanción como un castigo a la administración

pública, por el hecho de no iniciar un procedimiento administrativo sancionador de una

infracción administrativa o habiéndolo iniciado no lo concluyó en el plazo previsto con una

resolución de sanción o por el motivo que habiendo impuesto la Administración una sanción

o multa, está no se ha sido ejecutada en el tiempo que señala la ley.

Varios Doctrinarios han definido a la prescripción en materia de derecho administrativo, uno

de ellos es el autor Rafael Caballero Sánchez, quien define a la prescripción de la siguiente

manera: “La prescripción está diseñada como remedio en cierta medida extraordinario, cuyo

efecto es la extinción de situaciones jurídicas nacidas con duración indefinida o no

predeterminada, es decir, con cierta vocación de permanencia

En el Art. 246 se encuentra establecido sobre la Prescripción de las sanciones este dice que

las sanciones administrativas prescriben en el mismo plazo de caducidad de la potestad

sancionadora, cuando no ha existido resolución. Las sanciones también prescriben por el

transcurso del tiempo desde que el acto administrativo ha causado estado.

Este art sostiene que, en el plazo de la caducidad de la potestad sancionadora, en el caso de

que no exista resolución, estas también prescriben cuando el acto administrativo ha causado

efecto. Garantizando su procedimiento, la administración aplica lo mencionado en el artículo


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248 de la norma, de manera que separa la función instructora y la sancionadora, es decir se

comprenderá que son servidores públicos distintos los que se encarguen de cada función.

4.2.3. Procedimiento.

Este procedimiento está regido por el principio de legalidad conforme al cual ninguna

autoridad administrativa puede afectar arbitrariamente los derechos de los administrados, lo

que encuentra resonancia en el Art. 18 del COA que establece el principio de interdicción de

la arbitrariedad conforme al cual los servidores públicos que ejerzan la función instructora

deben ajustar sus actos a los principios de juridicidad e igualdad con la expresa prohibición

de realizar interpretaciones arbitrarias y el deber de motivar sus actos con la expresión  de la

razonabilidad que los funda.

En este sentido, el COA establece como garantía del procedimiento en el art. 248 que el

presunto responsable debe ser notificado de los hechos que se le imputen, de las infracciones

que tales hechos puedan constituir y de las sanciones que, en su caso, se le pueda imponer, así

como de la identidad del instructor, de la autoridad competente para imponer la sanción y de

la norma que atribuya tal competencia.

Esta garantía procesal conlleva que el procedimiento sancionador se inicie y formalice con un

acto administrativo expedido por el órgano instructor, que debe contener como mínimo:

1- la identificación de la persona o personas presuntamente responsables o el modo de

identificación,

2- la relación de los hechos que motivan el inicio del procedimiento, su posible

calificación y las sanciones que puedan corresponder,

3- el detalle de los informes y documentos que se consideren necesarios para el

esclarecimiento del hecho,


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4- la determinación del órgano competente para la resolución del caso y norma que le

atribuya tal competencia,

5- las medidas de carácter cautelar procedentes, y

6- se informe al inculpado su derecho a formular alegaciones y la argumentación final en

el procedimiento, así como los plazos para su ejercicio.

No obstante, dicha enumeración no es taxativa, ya que la norma establece que se trata de un

contenido “mínimo”, el cual acorde con los artículos 2 y 14 del COA que establecen el deber

de dar aplicación a los principios generales previstos en la Constitución, en los instrumentos

internacionales y en el mismo Código, conlleva la obligación de expresar al imputado las

razones o la motivación sobre la antijuridicidad y culpabilidad de la conducta que se imputa.

Obligación constitucional de motivar la tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad de la falta

que se imputa

Pese a que el COA establece un listado de los puntos que debe contener el acto de inicio del

procedimiento (art. 251) no señala expresamente la estructura dogmática de la falta

administrativa como conducta típica, antijurídica y culpable, y, por tanto, no es expresa la

consecuente obligación de motivación acorde con la técnica de análisis que conlleva esta

estructura dogmática. Sin embargo, se considera que al tratarse de un listado no taxativo, es

decir, de un «contenido mínimo» que debe ser ajustado al mandato constitucional y a los

instrumentos internacionales, es posible deducir la obligación de realización de un análisis

dogmático de la falta administrativa imputada que incluya la motivación de su tipicidad,

antijuridicidad y culpabilidad derivado del mandato prevalente o superior de la Constitución

vertido en el art. 76 que consagra los principios de legalidad y tipicidad (art. 76.3 y  76.7 (I)),

proporcionalidad (art.76.6) y dignidad humana (arts. 11 y 84).

El procedimiento administrativo sancionador constituye un procedimiento especial mediante

el cual la Administración Pública ejercita el ius puniendi, dentro de la unidad de la potestad


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sancionadora44, y es indudable que, en este marco, en el que como consecuencia de dicho

procedimiento puede el ciudadano verse sancionado, las garantías propias del procedimiento

han de ser observadas con exquisito rigor. Como señalan García de Enterría y Fernández

Rodríguez, la potestad sancionadora de la Administración no es una potestad administrativa

más, sino que forma parte de la potestad punitiva del Estado, José Suay Rincón señala que

dentro de la categoría general de garantías del procedimiento administrativo sancionador,

estas pueden ser divididas en dos bloques: Un primer bloque, de garantías procesales

abstractamente referidas al procedimiento sancionador y presidido por la aplicación

modulada al procedimiento sancionador del derecho a un proceso justo y equitativo, que

necesariamente coadyuvan al resultado de un proceso con respeto al principio de

contradicción. Es decir, las garantías genéricamente observadas desde la posición de la

Administración Pública y desde el examen de las decisiones que puede adoptar para su

consecución.

Y un segundo bloque, referido a las garantías de los derechos de la persona presuntamente

responsable, en cuyo núcleo se encuentra el derecho al debido proceso, en lo referente al

derecho a la defensa, el derecho a la presunción de inocencia y las garantías del derecho a

intervenir en el procedimiento con conocimiento de la imputación y empleando los medios de

defensa admitidos por el ordenamiento jurídico que resulten procedentes.

4.3. Régimen disciplinario del sector público.

Dentro de la legislación reguladora del servicio público, el régimen disciplinario constituye el

conjunto de disposiciones legales que desarrollan el poder de control de la función pública y

social, con miras a lograr el cabal cumplimiento de su cometido legal y social (asegurar la

eficiencia en la prestación de los servicios a cargo del Estado). Se trata del ejercicio de la

potestad de autocontrol del Estado, que se traduce en el poder de sancionar las infracciones

de los agentes de la Administración por faltas en el ejercicio de sus funciones, mediante un


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procedimiento legalmente establecido, destinado a calificar las fallas e imponer las sanciones

al servidor público responsable

4.3.1. Sujetos Disciplinables.

En base a la Ley Orgánica de Servicio Publico en el Capitulo IV habla sobre el Régimen

Disciplinario y en su art 41 establece sobre la responsabilidad administrativa y redacta que la

servidora o servidor publico que incumpliere sus obligaciones o contraviniere las

disposiciones de esta Ley, sus reglamentos, así como las leyes y normativa conexa, incurrirá

en responsabilidad administrativa que será sancionada disciplinariamente, sin perjuicio de la

acción civil o penal que pudiere originar el mismo hecho.

4.3.2. Formas y realización del comportamiento.

La Formas y realización del comportamiento es la acción y omisión: Las faltas disciplinarias

se realizan por acción u omisión en el cumplimiento de los deberes propios del cargo o

función, o con ocasión de ellos, o por extralimitación de sus funciones. Cuando se tiene el

deber jurídico de impedir un resultado, no evitarlo, pudiendo hacerlo, equivale a producirlo.

4.3.3. Causales de extinción.

La exclusión de la responsabilidad se basa en la Administración Pública, en uso de sus de

potestades sancionadoras o de determinación de responsabilidades, verifica el cumplimiento

de obligaciones que tienen los ciudadanos en las diferentes actividades que realizan y que son

reguladas por el Estado; en tal virtud, cuando se producen acciones u omisiones tipificadas en

la Ley como infracciones administrativas, es deber del Estado y sus instituciones verificar el

cometimiento de la infracción, garantizando para el ciudadano, el DEBIDO PROCESO, que

incluye garantías básicas de defensa, entre ellas, la posibilidad de justificar que el

cometimiento de un determinado hecho podría haberse dado como consecuencia de fuerza

mayor o caso fortuito.


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Conforme nuestra legislación, en concreto, el Código Civil, se llama fuerza mayor o caso

fortuito, el imprevisto a que no es posible resistir, el Código menciona como ejemplos a un

naufragio o un terremoto; sin embargo, no hace falta eventos tan dramáticos para que se

verifique la fuerza mayor, y en términos generales podemos decir que la fuerza mayor es en

general aquella que, por no poderse prever o resistir, exime del cumplimiento de alguna

obligación. La enfermedad de un hijo, un accidente de tránsito, una suspensión imprevista de

un servicio público puede provocar que para un administrado resulte imposible cumplir una

obligación administrativa.

Las Causales de Extinción de la responsabilidad administrativa son:

• Por muerte

• Por el cumplimiento de la sanción

• Por prescripción de la acción disciplinaria

• Por haber cesado sus funciones.

4.3.4. Prescripción.

El paso del tiempo produce la extinción de la responsabilidad administrativa, ya sea que

opere la prescripción de la infracción o de la sanción, esto es, la acción de la Administración

para perseguir el ilícito administrativo, como la posibilidad de ejecutar la sanción una vez ya

impuesta. Si bien esta distinción proviene de la regulación penal, aquella ha sido asumida por

la doctrina, la jurisprudencia administrativa y, en algunos casos, en la regulación legal. En tal

sentido, vamos a entender que la prescripción es una forma de extinción de la responsabilidad

administrativa o infraccional en la que ha incurrido una persona por el transcurso del tiempo.

De este modo, la responsabilidad prescribirá por el cumplimiento del plazo de que dispone la

Administración para dirigir su actuación en contra el responsable de aquella, o no se ha

ejecutado o reanudado la ejecución de una sanción desde que el acto que la impone causa

ejecutoriedad. Así, lo que se extingue es la responsabilidad administrativa por la infracción


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cometida, junto a la acción de la Administración para perseguir o ejecutar la sanción

impuesta. Por lo tanto, la infracción en sí misma no se extingue, dado que constituye un

hecho inalterable materialmente. Por lo demás, la prescripción supone la inexigibilidad de la

sanción, sin embargo, no elimina la infracción cometida, debidamente perseguida y

declarada, lo cual seguirá constando en el expediente administrativo.

4.3.5. El Ilícito sustancial.

La identificación de las conductas infractoras no debe limitarse a la ley reglamentaria,

en virtud de que podemos encontrar diferentes disposiciones, reglamentos y acuerdos

que fijan obligaciones administrativas específicas para los servidores públicos de los

distintos poderes. En tales circunstancias, el incumplimiento de las citadas obligaciones

constituye la condición de un acto coactivo, esto es, el ejercicio de la facultad disciplinaria,

por lo que estamos en presencia de un ilícito administrativo no debe perderse de vista que

tanto del ámbito del ilícito disciplinario como del de su exclusión hace parte un contenido

subjetivo que no puede desconocerse. Esto es, el ilícito disciplinario tiene componentes

subjetivos ligados al dolo o a la imprudencia y, en ese mismo sentido, la exclusión del ilícito

disciplinario también está condicionada a la concurrencia de un ingrediente subjetivo ligado a

la realización de la causal cuyo reconocimiento se pretende. De ese modo, una causal

excluyente de la ilicitud de una falta disciplinaria no debe reconocerse a quien nunca obró

motivado por ella.

La idea de que los ilícitos administrativos no dan lugar a una lesión o al peligro concreto de

un bien jurídico, como ocurre con los delitos, es sumamente discutible, pues da a entender

que estas conductas serían indiferentes desde un punto de vista ético-social. Bien señala

Welzel, que el legislador no establece sus mandatos o prohibiciones para ejercitar la

obediencia de los ciudadanos, sino para crear un estado de situación valiosa, o impedir la
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producción de un daño. Además, la tesis sustancialista necesariamente excluyen del ámbito

de los ilícitos administrativos el concepto de bien jurídico, colocando como objeto de

protección el interés de la Administración, siendo que es muy difícil separar cuando está en

juego dicho interés o un bien jurídicamente valioso. Nuestro propio ordenamiento jurídico da

cuenta de aquello, pues una determinada conducta, por ej. la presentación de declaraciones

erróneas, puede constituir delito si se hace de forma maliciosa o una contravención en sus

formas de dolo eventual o culpa, pudiendo el legislador perfectamente canalizar estas últimas

conductas por la vía penal o administrativa.


Derecho Administrativo 20

Bibliografía.

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y Publicaciones.

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 Cornejo Aguiar, J. S. (Dir.) y Baldeón B. I. M. (2020). Estudios de derecho

procesal administrativo conforme al COA. Corporación de Estudios y

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