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Los juicios clínicos también son juicios sociales, señaló el connotado psicólogo social-
clínico James Maddux. Indica que la construcción social de la enfermedad mental
funciona así:
· Alguien observó un patrón de pensamiento y acción típico o indeseable.
CORRELACIONES ILUSORIAS
Resulta tentador observar correlaciones ilusorias cuando no existen. Si esperamos que
dos cosas se asocien, es fácil percibir correlaciones ilusorias. Incluso al mostrarnos datos
aleatorios, es posible que notemos y recordemos ocasiones en que las premoniciones y
los sucesos se relacionan por coincidencia y que olvidemos todos los casos en que las
premoniciones no se confirman y cuando los sucesos ocurren sin una premonición
anterior.
Para descubrir cuándo tal percepción es una correlación ilusoria, la ciencia psicológica
ofrece un método simple: pedir a un clínico que aplique e interprete la prueba, y pedir a
otro que evalúe los rasgos o síntomas de la misma persona. Repita este proceso con
muchas personas.
RETROSPECTIVA Y EXCESO DE CONFIANZA
Si alguien que conocemos se suicida, ¿cómo reaccionamos? Una reacción común es
pensar que nosotros, o aquellos cercanos a la persona, deber amos haber sido capaces
de predecir y, por ende, de prevenir el suicidio: “Debimos haberlo sabido!”. En
retrospectiva, podemos ver las señales suicidas y los ruegos por ayuda.
DIAGNÓSTICOS CONFIRMATORIOS
En una inteligente serie de experimentos, Mark Snyder (1984), en colaboración con
William Swann y otros. Su hallazgo fue que con frecuencia las personas examinan un
rasgo buscando información que lo confirme.
Daniel Kahneman (2011, p. 223) señala que ahora contamos con unos 200 estudios que
comparan la predicción clínica y la estadística, la mayoría de los cuales favorecen a esta
última, en tanto que en el resto llega a un empate. Estos incluyen esfuerzos por
pronosticar:
· Resultados médicos: longevidad de pacientes con cáncer, estancias hospitalarias,
diagnósticos cardiacos, susceptibilidad de los bebés al síndrome de muerte súbita
del lactante.
· Resultados económicos: éxito de nuevos negocios, riesgos crediticios,
satisfacción profesional.
· Resultados de instancias gubernamentales: evaluaciones de padres sustitutos,
reincidencia de delincuentes juveniles, conducta violenta.
· Resultados diversos: ganadores en el fútbol americano, precios del vino de
Burdeos.
DEPRESIÓN
Las personas que se sienten deprimidas tienden a pensar en términos negativos. Ven la
vida a través de los oscuros cristales de la baja autoestima.
Con personas deprimidas en exceso: aquellas que se sienten inútiles, que carecen de
energía y motivación, indiferentes hacia amigos y familiares, e incapaces de dormir o
comer con normalidad, el pensamiento negativo es contraproducente. Su perspectiva
demasiado pesimista les conduce a magnificar toda mala experiencia y a minimizar toda
experiencia buena. Es posible que piensen que los consejos como “cuenta tus
bendiciones” y “mira el lado positivo” sean inútilmente poco realistas.
¿Distorsión o realismo?
¿Todas las personas deprimidas son irrealmente negativas?
A pesar de sus preocupaciones consigo mismas, las personas un poco depresivas
también están más sintonizadas con los sentimientos ajenos y a menudo son más
precisas en sus recuerdos y juicios.
Este sorprendente fenómeno de realismo depresivo, apodado el “efecto de la persona
más triste, pero más sabia”, aparece en diversos juicios sobre el propio control o
habilidad.
· Realismo depresivo: La tendencia de las personas con depresión leve a hacer
juicios, atribuciones y predicciones certeros, en lugar de en beneficio propio.
Las personas normales exageran qué tan competentes son y cuánto les agradan a los
demás. Las personas depresivas no lo hacen. Los individuos normales recuerdan su
conducta pasada rodeada de un brillo sonrosado. Los individuos depresivos [a menos de
que estén gravemente deprimidos] son más imparciales al recordar sus éxitos y fracasos.
Las personas normales se describen sobre todo en términos positivos. Los individuos
depresivos describen tanto sus cualidades positivas como negativas. Las normales
asumen el crédito por los resultados exitosos y tienden a negar su responsabilidad en
los fracasos. Los individuos depresivos aceptan su responsabilidad tanto en el éxito
como en el fracaso. Las personas normales exageran el control que tienen sobre aquello
que sucede alrededor de ellas. Las depresivas son menos vulnerables a la ilusión de
control. Las normales creen a un grado poco realista en que el futuro les presenta una
multitud de cosas buenas y pocas cosas malas. Los individuos depresivos son más
realistas en sus percepciones del futuro. De hecho, en casi cualquier aspecto en el que
las personas normales muestran un mayor amor propio, ilusiones de control y visiones
poco realistas del futuro, los individuos depresivos no presentan los mismos sesgos.
Parece que la expresión de “más triste, pero más sabio” sí puede aplicarse a la
depresión.
También es más probable que las personas depresivas crean que tienen la culpa de
sucesos negativos. Por ejemplo, si usted reprueba un examen y se culpa, es posible que
concluya que es estúpido o flojo; en consecuencia, quizá se sienta deprimido. Si atribuye
el fracaso a un examen injusto o a otras circunstancias fuera de su control, es posible
que se sienta enojado.
Las personas depresivas han tenido mayor probabilidad que estilo explicativo negativo
las no depresivas de exhibir un estilo explicativo negativo.
La melancolía que ocurre con esta depresión a corto plazo puede ser adaptativa. En gran
medida como la náusea y dolor protegen al cuerpo de las toxinas, la depresión nos
protege, haciendo que reduzcamos el ritmo, causando que evaluemos y, luego,
dirigiendo nuestra energía a nuevos caminos.
Aunque es posible que todos estemos deprimidos de manera temporal por sucesos
negativos, algunas personas tienen una depresión más duradera. Las personas
propensas a la depresión responden a los sucesos negativos con reflexión intensa y
culpa dirigida hacia sí mismos.
¿Por qué a algunas personas les afectan tanto los estreses menores? La evidencia
sugiere que cuando la reflexión inducida por el estrés se filtra a través de un estilo
explicativo negativo, el resultado frecuente es la depresión. Tal reflexión depresiva es
más común entre las mujeres.
Cuando se presentan problemas, los hombres tienden a actuar y las mujeres a pensar,
y a menudo a “pensar en exceso”, señala la autora. Eso ayuda a explicar por qué, desde
la adolescencia, las mujeres de todo el mundo tienen casi el doble de riesgo de depresión
en comparación con los hombres.
Fuera del laboratorio, los estudios con niños, adolescentes y adultos confirman que
aquellas personas con un estilo explicativo pesimista se deprimen con más frecuencia
cuando les suceden cosas malas.
Tal reflexión crea un estado de ánimo depresivo que altera la manera en que la persona
piensa y actúa, lo cual alimenta después las experiencias negativas adicionales, la culpa
autodirigida y el estado de ánimo depresivo. En los experimentos, las personas con un
ánimo un poco depresivo se animan cuando la tarea desvía su atención a algo externo.
En consecuencia, la depresión es tanto una causa como un resultado de las cogniciones
negativas.
SOLEDAD
Si la depresión es el resfriado común de los trastornos psicológicos, entonces la soledad
es el dolor de cabeza. La soledad es una concienciación dolorosa de que nuestras
propias relaciones sociales son menos numerosas o significativas de lo que deseamos.
Con la pérdida de seres queridos, la soledad aumenta en la última parte de la vida; sin
embargo, es emocionalmente más dolorosa en la adultez temprana.
La soledad, que se puede evocar por una mirada fría y un desprecio, se siente
literalmente como frío. Cuando recuerdan una experiencia de exclusión, las personas
estiman una temperatura ambiente más baja que cuando piensan en ser incluidas. Tales
sentimientos pueden ser adaptativos.
La interacción social frente a frente parece aliviar mejor la soledad que la conexión
electrónica de las redes sociales, que de hecho puede aumentar la soledad. La gente
que pasa más tiempo en Facebook también se siente más aislada en un sentido social y
más solitaria.
Una vez que alguien se vuelve solitario, esto puede convertirse en una espiral en
el que las personas solitarias están más ansiosas acerca de la interacción social y, por
ende, con mayor probabilidad de “paralizarse” en situaciones sociales. Sin embargo,
como las personas levemente deprimidas, están sintonizadas con los demás y tienen
habilidad para reconocer la expresión emocional.
ANSIEDAD Y TIMIDEZ
La timidez es la ansiedad social marcada por la cohibición y la preocupación acerca de
lo que piensen los demás.
Para reducir su ansiedad social, algunas personas acuden al alcohol. Las bebidas
alcohólicas reducen la ansiedad y la cohibición. Por consecuencia, las personas
crónicamente cohibidas tienen una especial probabilidad de beber después de un
fracaso. Si se recuperan del alcoholismo, es más probable que recaigan cuando vuelvan
a experimentar estrés o fracaso, en comparación con aquellos bajos en cohibición.
Síntomas tan diversos como la ansiedad y el abuso del alcohol pueden satisfacer una
función de desventaja autoimpuesta. Etiquetarse a sí mismo como ansioso, tímido,
deprimido o bajo la influencia del alcohol puede dar una excusa para el fracaso.
Detrás de una barrera de síntomas, el ego de la persona se mantiene seguro. “¿Por qué
no tengo novia? Porque soy tímido, así que la gente no llega a conocer con facilidad
cómo soy en realidad”. El síntoma es una estrategia inconsciente para justificar los
resultados negativos.
Reacciones a la enfermedad
· PERCATARSE DE LOS SÍNTOMAS: Lo más probable es que usted haya
experimentado recientemente cuando menos una de estas molestias físicas:
cefalea, dolor de estómago, congestión nasal, dolor muscular, zumbido en los
oídos, exceso de transpiración, latidos acelerados del corazón, mareo, rigidez en
las articulaciones, y diarrea o estreñimiento.
· EXPLICAR LOS SÍNTOMAS: ¿ESTOY ENFERMO?
· ¿NECESITO TRATAMIENTO?
¿Eso quiere decir que las mujeres se enferman con más frecuencia? Al parecer no. De
hecho, es posible que los varones están más propensos a las enfermedades. Entre otros
problemas, los hombres tienen tasas más altas de hipertensión, úlceras y cáncer, al igual
que una esperanza de vida menor. Entonces, ¿por qué las mujeres tienen mayor
probabilidad de acudir al médico? Quizá porque están más atentas a sus estados
internos. Quizá porque son menos renuentes a admitir “debilidad” y a buscar ayuda.
Los pacientes están más dispuestos a seguir las indicaciones de tratamiento cuando
tienen una relación amistosa con sus médicos, cuando ayudan a planear su tratamiento
y cuando las opciones se estructuran de manera atractiva.
Emociones y enfermedad
La cardiopatía se ha vinculado con una personalidad competitiva, impaciente, y el
aspecto que más importa, propensa al enojo.
En situaciones de estrés, las personas tipo A, que son reactivas y propensas al enojo,
segregan más hormonas de estrés, que se cree aceleran la acumulación de placas en
las arterias del corazón. Es el enojo impaciente de algunos individuos tipo A, y no su
impulso de alcanzar logros, lo que se relaciona con las enfermedades cardiacas.
Optimismo y salud
Abundan las historias sobre personas que tuvieron un repentino empeoramiento cuando
alguien les hizo perder las esperanzas, o que mejoran de pronto cuando se renueva su
esperanza.
ESTRÉS Y ENFERMEDAD
La indicación más clara de los efectos de la desesperanza (aprendida) proviene de
experimentos que someten a sujetos animales a choques eléctricos leves, pero
incontrolables, ruidos intensos o hacinamiento. Tales experiencias no causan
enfermedades como el cáncer, pero sí reducen la resistencia del organismo.
Un creciente conjunto de evidencias revela que las personas que atraviesan por
experiencias sumamente estresantes se vuelven más vulnerables a la enfermedad.
El estrés no es lo que nos enferma, pero sí desvía la energía de nuestro sistema
inmunitario que lucha contra las enfermedades, dejándonos más vulnerables a las
infecciones y tumores malignos.
Considere lo siguiente:
· El estrés magnifica la gravedad de las infecciones respiratorias y de los síntomas
experimentados por voluntarios que han accedido a que se les infecte con un virus
del resfriado.
· Cuando la gente se estresa debido a conflictos maritales, las lesiones por punción
causadas en el laboratorio requirieron un día o dos más para sanar. El divorcio
aumenta el riesgo posterior de muerte temprana.
· El estrés laboral puede ser literalmente descorazonador.
· El estrés aumenta la producción de proteínas inflamatorias. En consecuencia,
aquellos que experimentan estrés social, incluyendo niños criados dentro de
familias abusivas, son más propensos a respuestas inflamatorias.
ESTILO EXPLICATIVO Y ENFERMEDAD
Si el estrés incontrolable afecta la salud, deprime al sistema inmunitario, aumenta la
inflamación y genera una resignación pasiva y desesperanzada. De hecho, un estilo
pesimista de explicación de los sucesos negativos (diciendo “va a durar, lo afectará todo
y es mi culpa”) aumenta la probabilidad de enfermarse.
Introducción
Marimar Carrizo Psicóloga Clínica de niños y adolescentes.
Analia:
Ivana: