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UNIDAD 4.

ANTONIO MACHADO Y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


4.1. ANTONIO MACHADO
4.2. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Antonio Machado (1875-1939)


Antonio Machado es una de las figuras claves de la lírica española. Desarrolló su
producción literaria a finales del XIX y comienzos del XX por lo que su obra se inscribe
en los dos movimientos que vieron la luz en este momento: el Modernismo y la
Generación del 98.
Además de Modernismo y Noventayochismo, la crítica, ha descubierto en la
poesía de Machado toques de simbolismo, de impresionismo, de gongorismo, de
japonesismo. Esta unión de tantos rasgos y elementos hace de la poesía de Machado una
creación y una obra únicas en la historia de la literatura en español.

BIOGRAFÍA (no)
Hijo del folclorista Antonio Machado y Álvarez, Machado pasó su infancia en
Sevilla, pero pronto se trasladó con su familia a Madrid y estudió, junto con su hermano
Manuel, en la Institución Libre de Enseñanza. Allí tuvo como profesor a Francisco
Giner de los Ríos, cuyas enseñanzas ejercieron una enorme influencia en el poeta, y,
más tarde, condicionaron su postura ideológica liberal.
En 1899 viajó con su hermano a París, donde trabajó como traductor y frecuentó
los ambientes literarios de la época. En 1902, en su segundo viaje a la capital francesa,
conoció a Rubén Darío, con quien trabó enorme amistad. Al volver a Madrid se
relacionó con los escritores modernistas, conoció a Unamuno, Juan Ramón Jiménez y
Valle-Inclán. En 1907 obtuvo la cátedra de francés en el Instituto de Soria, donde
conoció a Leonor, con quien se casaría en 1909. Tres años más tarde Leonor murió. Este
hecho le sumió en una profunda tristeza que se reflejará en su obra poética.
En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia Española y conoció a Pilar
Valderrama, la famosa “Guiomar” de sus poemas amorosos. Defensor de la República,
cuando estalló la Guerra Civil se refugió primero en Valencia y luego en Barcelona
desde donde partió a Francia. Murió en Colliure en 1939.

CONCEPCIÓN POÉTICA
Machado nos ofreció esta definición de la poesía: ‘la poesía es la palabra
esencial en el tiempo’. Con estas palabras quería sintetizar su doble objetivo; captar la
esencia de las cosas a la vez que su fluir temporal. Más tarde precisaría: ‘la poesía es el
diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo’.
Las raíces poéticas de Machado parten desde el Modernismo, (un modernismo
intimista que sumaba las influencias del romanticismo tardío de Bécquer a las que ya
recibía del simbolismo) y también del Impresionismo (en su gusto por las descripciones
imprecisas). Las huellas de este punto de partida no desaparecerán nunca de sus
poemas, lo que permite contemplar en un mismo poema características del Modernismo
y de la Generación del 98.
Este hecho hace que, a pesar de su variedad, exista en la poesía de Machado una
unidad indivisible que se sustenta en una serie de temas y símbolos que están presentes
a lo largo de toda su producción:
1.- El tema del tiempo
Su exacerbada sensibilidad ante lo temporal produce en Machado una continua
angustia y un continuo pensamiento de la muerte. Para expresar este sentimiento de
temporalidad, Machado se valía tanto de la métrica como de los recursos retóricos que
refuerzan, usados adecuadamente, esta sensación de fugacidad.
Para la expresión del paso del tiempo, Machado usa diversos símbolos con los
que dialoga poéticamente: la mañana, que es la esperanza o el nacimiento de la vida; la
tarde, que es la madurez; y la noche, que es el ocaso, el final de la vida. Pero hay dos
hacia los que el poeta siente especial predilección: el reloj, que simboliza el tiempo
objetivo, su presencia; y el agua, que es un símbolo tradicional y que recoge de Jorge
Manrique, manifestado en la fuente, que es la vida cuando brota; en el río, que es la
fugacidad de la vida, el tiempo que corre y no se detiene; y el mar, que es la muerte, el
lugar donde termina el recorrido del río.

2.- El tema del sueño. A través del sueño, el poeta pretende buscar la realidad, pero
también se expresa su angustia ante la nada. Dentro de los “Proverbios y cantares” de
Campos de Castilla, el número XXI dice así:

“Ayer soñé que veía


a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía...
Después soñé que soñaba”.

3.- El tema del amor. Lo típicamente machadiano es la evocación melancólica de la


amada ausente. Se la recuerda como un sueño, como una creación apasionada del
amante, y surge el verdadero amor, que ya no morirá.

4.- El tema religioso. Machado persigue constantemente una relación de verdad entre el
hombre y Dios. Se distinguen en Machado dos etapas:
Con la muerte de su esposa Leonor, eleva su grito rebelde y desesperado de llamada a
Dios y este queda sin respuesta. Esto se ve claramente en esta desgarradora cuaderna vía
escrita a la muerte de su esposa y publicada en Campos de Castilla:

“Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.


Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar”.

A partir de 1915, cuando aparece una constante meditación sobre la existencia y la


noción de Dios que continuará a lo largo de su vida. Machado nunca llega a negar a
Dios por completo.

Además de los símbolos que hemos visto anteriormente podemos destacar tres
más propios de la producción machadiana

Galerías, que muestran el camino que realiza la poesía hasta llegar a lo más escondido
del alma del poeta.

Noria, que simboliza el lento transcurrir del tiempo y, a veces, el pensamiento del
hombre.

Camino, símbolo fundamental. El camino es la vida, que para Machado no se rige por
ningún destino, sino que cada hombre se labra el suyo y cuyo punto final es la muerte.
Los caminos, para Machado, suelen ser blancos e iluminados, ni una sola sombra los
oscurece, porque irradian luz de eternidad.
En cuanto a la métrica, Machado declaró su preferencia por las formas sencillas y
sobrias (el romance, metros cortos), aunque en sus años de juventud siguió la métrica
modernista.
Hay un poema típicamente machadiano, inventado por él, que consiste en la
combinación caprichosa e ilimitada de versos heptasílabos y endecasílabos, con rima
asonante en los pares. A esta estrofa se le denomina silva-romance, y la usó muchísimo
porque, al ser a ratos corta y a ratos larga, podía expresar con gran exactitud esta idea de
temporalidad y de fugacidad.

OBRAS
SOLEDADES
En los años en que triunfa el Modernismo, aparece Soledades (1903) y luego con
modificaciones Soledades, Galerías y otros poemas (1907). El magisterio de Rubén es
claro, pero se trata de un Modernismo intimista con esa veta romántica que recuerda a
Bécquer y Rosalía. Machado en esta obra habla sobre los sentimientos universales, que
serán tema de sus poesías: el tiempo, la muerte y Dios. Pero hay también nostálgicos
recuerdos de la infancia, finísimas evocaciones del paisaje... Soledad melancolía o
angustia son los resultados de ese mirar hacia el fondo del alma.
Se ha destacado de esta obra los valores simbolistas. Motivos temáticos tan
característicos de Machado como la tarde, el agua, la noria, las galerías, etc.,
constituyen símbolos de realidades íntimas (el agua, por ejemplo, es símbolo de vida
cuando brota, símbolo de la fugacidad cuando corra y símbolo de la muerte cuando está
estancada).
Los poemas de esta obra presentan una versificación propia del modernismo y
del simbolismo con versos dodecasílabos y alejandrinos; si bien también se observa ya
el gusto por formas más sencillas como la silva. También es mucho lo que el léxico y
las imágenes deben al lenguaje modernista.

CAMPOS DE CASTILLA
Se publica Campos de Castilla en 1912, poco antes de la muerte de Leonor. Son
variados los temas de sus composiciones: preocupación por la patria, amor a la
naturaleza, dudas existenciales y religiosas. En definitiva, los enigmas del hombre y del
mundo le siguen inspirando poemas intimistas en la línea de su poesía anterior, pero a
esta base, aporta algo nuevo, los cuadros de paisajes y de gentes de Castilla o las
meditaciones sobre la realidad española propias de los escritores de la Generación del
98. Por ello pasó a formar parte de esta generación, en esta obra, el paisaje es real y se
puebla de presencias humanas o aluden a circunstancias históricas. El yo del poeta pasa
a un segundo plano y se abre a los otros.
El paisaje parece recogido, en algunos poemas, con una objetividad absoluta.
Pero no es difícil ver un claro componente subjetivo: Machado proyecta sus propios
sentimientos sobre aquellas tierras, prefiere lo recio y lo austero o lo que sugiere
soledad, fugacidad o muerte.
La preocupación patriótica le inspira poemas sobre el pasado, el presente o el
futuro de España. En ellos se observa, junto a la visión lírica, una visión crítica propia
del 98.
Merece atención el largo romance la tierra de Alvargonzález, en el que consigue
revitalizar la vieja versificación, en un intento de escribir un nuevo romancero que fuera
expresión popular de lo elemental humano. Se trata de un estremecedor poema
narrativo, cuya sombría historia gira en torno a la codicia, producto de la dureza y
miseria de aquellas tierras.
Por otro lado, en esta obra Machado inicia ese tipo de poemas brevísimos que
integran la serie de Proverbios y Cantares. Son unas veces chispazos líricos y otras,
filosóficos. Posteriormente los cultivará de forma copiosa.
Entre los poemas añadidos al núcleo inicial, hay que citar las conmovedoras
evocaciones de Soria o de la esposa muerta.

NUEVAS CANCIONES (1924)


Ahora se incrementa su interés por la filosofía. Se trata de una obra breve y
heterogénea. Lo más característico de este ciclo es el centenar de nuevos Proverbios y
cantares. En este caso son de carácter conceptual. Consisten en sentencias o
pensamientos, frecuentemente paradójicos.

ÚLTIMOS POEMAS
Tras la publicación de Nuevas canciones, su producción poética es más bien
escasa. Publica nuevas diversas ediciones de sus Poesías completas con algunos poemas
añadidos. Entre tales composiciones cabe destacar las Canciones a Guiomar testimonio
de su nuevo y tardío amor.
En esos años veinte, los movimientos de vanguardia barren el panorama de la
lírica. Machado manifestará abiertamente su ‘desacuerdo’ con la nueva poesía y en
varias ocasiones, defiende su propia poética.
Cuando estalla la Guerra Civil (1936), Machado quiere ser poeta cívico y bélico
de la España Republicana. Surgen así sus Poesías de guerra, en la que destaca El
crimen fue en Granada, desgarradora elegía a Federico García Lorca.

LA OBRA EN PROSA
Con el tiempo, Machado va a revelarse como un gran prosista. Buena parte de
tal producción responde a sus crecientes preocupaciones filosóficas; junto a ello,
desarrollará problemas estéticos o políticos.
Sus textos dispersos e inéditos aparecieron recogidos bajo el nombre Los
complementarios (1957). También tenemos sus Cartas a Unamuno y sus Divagaciones y
apuntes sobre la cultura.
Pero su gran obra en prosa es Juan de Mairena. Se trata de un conjunto de
artículos, párrafos sueltos o cortos diálogos, atribuidos a tal personaje ficticio, que
comenzó a publicar en la prensa a partir de 1934 y recogió en un volumen dos años
después. En ellos, con un tono a veces serio y a veces irónico, trata de las cuestiones
más diversas: metafísica, lógica, estética...

SIGNIFICACIÓN DE SU OBRA
Por encima de las mareas de gustos y modas, Machado significa, en resumen, la
hondura en el enfoque de graves problemas humanos, una identificación inigualada de
un poeta con una tierra, un ejemplo de fidelidad a sí mismo y a su pueblo. Y,
estrictamente visto en la trayectoria de la poesía española del siglo XX, se alza como
una de sus más altas cimas.

4.2Juan Ramón Jiménez


La figura de Juan Ramón Jiménez con su evolución y con su magisterio, parece
anunciar y presidir casi todos los rumbos de la creación poética de su tiempo.
BIOGRAFÍA (no)
Juan Ramón Jiménez nace en Moguer (Huelva) en 1881. Su entrega a la poesía
es temprana y total: renuncia a seguir estudios universitarios y se marcha a Madrid
donde conoce a Villaespesa y Rubén Darío. La muerte de su padre le produjo una
intensa crisis que lo llevó a estar internado en un sanatorio mental en Francia.
Su depresión no cesa y se traslada de nuevo a Moguer. En 1916 se casa en
Nueva York con Zenobia Camprubí con la que traduce la obra de Tagore. Viven en
Madrid hasta que, al comenzar la guerra, abandonan España y residen en varios países
americanos donde trabaja en distintas universidades. En 1956 se le concede el Premio
Nobel, noticia que coincide con la muerte de Zenobia. El poeta la sobrevivirá dos años,
pues la muerte le sorprende en 1958 en Puerto Rico.

CONCEPCIÓN DE LA POESÍA
Juan Ramón Jiménez vivía su mundo ‘en soledad’ según sus propias palabras: le
aísla su propia hiperestesia. Por ello es el prototipo del poeta consagrado por entero a su
obra. Cada vez se sintió más despegado de la vida pública (problemas económicos,
profesionales, políticos). Pocos representan como él al poeta encastillado en su ‘torre de
marfil’ entregado a una persecución exigente e inacabable de belleza y de palabra
fundamental.
Resulta consecuente con todo ello su famosa dedicatoria: “A la minoría,
siempre”. Su poesía se presenta como difícil y de creciente hermetismo.
Su idea de la poesía está presidida por una triple sed: sed de belleza, sed de
conocimiento y sed de eternidad. Ante todo, Para Juan Ramón Jiménez poesía es
Belleza, expresión de un goce exaltado de lo bello. Pero la poesía es también, para él, un
modo de Conocimiento, de inteligencia agudísima, de penetración en la esencia de las
cosas. Y su poesía es en fin expresión de un ansia de Eternidad concebida precisamente
como posesión inacabable de la Belleza y de la Verdad. De ahí su preocupación
angustiosa por la fugacidad de las cosas.

TRAYECTORIA POÉTICA
Hay en Juan Ramón una permanente inquietud, una constante búsqueda, que
explican su peculiar evolución. Por eso, su obra resume los caminos recorridos por la
poesía española desde el Modernismo hacia nuevas formas. En esa trayectoria
ininterrumpida suelen distinguirse varias etapas: una etapa sencilla, ‘inocente’ en sus
comienzos. Pasa después por una poesía envuelta en los ropajes modernistas. Le sigue
una etapa de depuración progresiva hacia una nueva sencillez y una poesía desnuda,
definitivamente depurada de las galas modernistas.
Época sensitiva. Desde sus comienzos hasta 1915 aproximadamente.
Época intelectual. Se inicia con Diario de un poeta recién casado 1916 y se prolongaría
hasta que abandona España en 1936.
Época suficiente o verdadera Desde 1936 hasta su muerte.

ÉPOCA SENSITIVA
Juan Ramón comienza a escribir con tan sólo diecisiete años. Estos primeros
versos son muestra de un posromanticismo becqueriano y de un tono adolescente. Sin
embargo, muy pronto también acusa el influjo modernista. Sus primeras obras Almas de
violeta y Ninfeas, responden a un modernismo sensorial. La crítica no les fue favorable
y el autor los rechazaría más tarde.
Su primer gran libro fue Arias tristes. En él encontramos una poesía llena de
inocencia, sencilla de formas, contenida, transparente de emoción. El acento
becqueriano es evidente. Los sentimientos de soledad, y melancolía, o los temas del
paso del tiempo y de la muerte, son propios de ese neorromanticismo que penetra en el
espíritu modernista o de un intimismo simbolista. En la versificación, predominan
octosílabos y asonancias, la tenue musicalidad y el lenguaje sobrio sitúan a esta poesía
al margen del Modernismo más ornamental y sonoro.
En la misma línea se encuentran otros libros como Jardines lejanos, Pastorales o
Baladas de Primavera.
Elegías, La soledad sonora , Poemas májicos y dolientes, y Sonetos
espirituales... Estas son las obras en las que Juan Ramón adopta la estética modernista.
Sin embargo, su poesía no llegará a ser tan fastuosa como la de Rubén Darío.
Típicamente modernistas son la utilización del color y de otros elementos sensoriales, la
adjetivación brillante, ciertas imágenes, así como la aparición de ritmos amplios (el
alejandrino es frecuente). Con todo, el Modernismo de Juan Ramón es del tipo
intimista, orientado hacia la contemplación y la confesión sentimental, con tonos más
matizados.
Por otra parte, tampoco faltan en esos años y en esos libros composiciones de
estilo más sencillo que presagian la inminente depuración de su lenguaje poético, como
podemos apreciar en poemas como “El viaje definitivo” o “Primavera amarilla”.
A esta época corresponde su memorable Platero y yo, publicado en 1914 (y
completo en 1917). Se trata de una obra de prosa poética donde cada capítulo en
realidad son auténticos poemas.
ÉPOCA INTELECTUAL. Poesía desnuda
Estío, representa el primer paso claro hacia una nueva sencillez: vuelta al
octosílabo, a la asonancia, preferencia por el poema breve, supresión ornamental... Y así
va a llegar a una poesía personalísima, fuera de escuelas o tendencias.
La ruptura definitiva con el Modernismo lleva una fecha: 1916. En ese año,
durante su viaje a Nueva York con motivo de su boda, Juan Ramón escribe el Diario de
un poeta recién casado (titulado más tarde, Diario de poeta y mar). La obra se configura
como un diario y el poeta la consideraría siempre su mejor libro; y la crítica lo ha
calificado como libro clave de la lírica contemporánea. Es en efecto, ‘una poesía
desnuda’, en la que se elimina lo anecdótico para dejar paso a la concentración
conceptual y emotiva. Por eso predominan los poemas breves, densos, en versos
escuetos y preferentemente libres, sin rima o con leves asonancias. Y hay también
poemas en prosa que, por su andadura y por la heterogeneidad de sus materiales (frases
en inglés, anuncios...) suponen no menor novedad e influirían en la poesía de
vanguardia.
Con esta obra se produce la intelectualización de la lírica, es decir una poesía
difícil tanto en su creación como en su recepción por parte del lector, pues a este le
exige esfuerzo comprensivo. Encierran fundamentalmente tres temas: el mar (símbolo
de la vida, de su soledad y de su gozo, de la eternidad, belleza, infinito, pureza), la
muerte (el mundo exterior, urbano, ruidoso de Nueva York hace mayor su soledad) y el
amor (como remedio, consuelo remedio para su enfermedad, un medio para encontrar
sentido al mundo)
Siguen otros libros: Eternidades, Piedra y cielo, Poesía... Continúa en ellos el
proceso de interiorización. Juan Ramón resume su idea del lenguaje poético como:
“sencillo. Lo conseguido con menos elementos; es decir, lo neto, lo apuntado, lo
sintético, lo justo. Por lo tanto, una poesía puede ser sencilla y complicada a un
tiempo...” y añade: “No creo, en ningún caso, en un arte para la mayoría. Ni importa que
la minoría entienda del todo el arte, basta con que se llene de su honda emanación”. De
hecho, es notoria la dificultad creciente de su poesía. Y es que Juan Ramón, sin
concesiones apunta ahora a la realidad profunda o escondida de las cosas, a las
esencias, o a los enigmas de su alma y del mundo. Y llevado por la citada sed de
conocimiento su palabra quiere ser un instrumento para penetrar en la realidad, en busca
de una nueva inteligencia. De ahí que él mismo calificara de intelectual esta etapa de su
creación. El libro de Eternidades comienza con estos versos reveladores, en los que
observamos como acude a su verdadera musa: la inteligencia
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
...Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente
que por mí vayan todos
Los que no las conocen, a las cosas...
Como se observa quiere buscar el nombre exacto de las cosas, de esta forma, al
crear nombres, crea cosas, igual que Dios, por lo tanto la dificultad de su arte radicará
en que no imita o refleja la realidad, sino que crea él una en cada poema.
Esta etapa intelectual se corona La estación total. Contiene la obsesión
dominante del poeta: el anhelo de abolir el tiempo y de llegar a una posesión total de la
belleza, de la realidad y del propio ser. En suma, ansia de eternidad.

ÉPOCA SUFICIENTE O VERDADERA. La etapa final


Durante su exilio en América, Juan Ramón prosigue invariablemente su
indagación poética. A estos años corresponden dos grandes libros: En el otro costado, y
Dios deseado y deseante. (En vida del poeta sólo se publicaron fragmentariamente). En
ambas obras encontramos una poesía metafísica y filosófica con sed de eternidad. La
métrica adopta formas sencillas y el conjunto de la obra continúa siendo para minorías.
El libro En el otro costado recoge el largo poema en prosa Espacio, cima de la
creación juanramoniana. Sin tema preciso, el poema ensarta vivencias y preocupaciones
del poeta, con un ritmo fluyente. En el poema se aprecian técnicas muy cercanas a las
vanguardias y al surrealismo.
Dios deseado y deseante es un poemario de hondo misticismo. La sed de
eternidad le ha llevado a la posesión de un dios que se identifica con la Naturaleza, con
la Belleza o con la propia conciencia creadora. El absoluto dominio del verso libre y el
lenguaje de un hermetismo sustancial, son rasgos característicos de esta composición.

CONCLUSIÓN
Para JRJ la poesía fue un medio de buscar la salvación personal. Su costumbre
de corregir, suprimir y reordenar selectivamente su inmensa producción poética
demuestra hasta qué punto le preocupaba cómo iba a leerse su obra.
En cuanto a su repercusión en la literatura posterior, el hecho de que su
trayectoria poética recoja distintos tipos de poesía y la entendiese como búsqueda
solitaria de Belleza y absoluto, hizo que este autor se erigiese como guía para los
componentes del grupo poético del 27. Del mismo modo, es explicable, que los poetas
de la posguerra, acuciados por preocupaciones sociales se distancien de su estética.
Hoy, la crítica otorga un lugar privilegiado a este poeta de excepcional
sensibilidad y lo considera modelo de las más exigentes inquietudes estéticas y de
continua capacidad de renovación.

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