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I) Deslindes iniciales.
Para poder llega a esta primera definición, veamos que dicen algunos
otros autores: al preguntársele en qué consistía, según él, lo fantástico,
Julio Cortázar contestó una vez que era "el derecho al juego, a la
imaginación, a la fantasía, el derecho a la magia". Volveremos más
tarde sobre el "derecho al juego", que me parece un aspecto que tiene
muchas posibilidades y que hace falta desarrollar; por ahora me
detendré en el derecho "a la imaginación, a la fantasía": de acuerdo; es
imposible concebir lo fantástico sin el ejercicio de la imaginación y de
la fantasía, pero ¿de qué manera’? Es evidente que no toda
imaginación es imaginación fantástica, y que tampoco lo es toda
fantasía. Lo imaginario tiene una multiplicidad de manifestaciones, y
lo que nos importa dilucidar es cuál de ellas es específicamente
fantástica.
a) lo maravilloso,
b) lo extraordinario, y
c) lo fantástico.
Lo maravilloso.
Lo extraordinario
Lo fantástico
Y este género es, para Castex, producto del pensamiento a-lógico, hijo
de los sueños, de las supersticiones, del miedo, del remordimiento, de
la sobreexcitación nerviosa o mental, de los estados mórbidos, y se
nutre de ilusiones, terrores y delirios.
El análisis de Propp
Todorov
La teoría es, sin duda, interesante, pero resulta difícil de aceptar. Cierto
es que el psicoanálisis ha tenido una influencia apreciable en la
literatura contemporánea de lo que se suele llamar "el mundo
occidental", pero no parece que esta influencia se haya manifestado en
el desplazamiento o la sustitución de ciertos temas o ciertos
tratamientos. En vez de tomar su lugar, el psicoanálisis más bien se ha
introducido en ellos, modificándolos en ciertos casos. Además, hay en
el texto de Todorov algo que me parece una contradicción: todos los
ejemplos que da de temas "fantásticos" que habrían sido reemplazados
por la literatura de inspiración psicoanalítica son casos de
manifestaciones sobrenaturales, no dudosas sino explicables por medio
de leyes "otras", diferentes de las nuestras. Pertenecen, por lo tanto, a
lo maravilloso.
La lista de Caillois tiene también el defecto (visto por Vax) de ser poco
homogénea, de reunir en un mismo nivel motivos y temas, y de hacer
categorías diferentes con seres que fácilmente podrían ser
considerados como meras variantes de un mismo motivo.
Por otra parte, Caillois opina que, puesto que el número de temas
fantásticos no es infinito, debería ser posible hacer a priori una
clasificación en la que entraran todos los temas, tanto aquéllos que ya
han sido tratados como los que todavía no lo han sido. "Idea seductora,
empresa no realizable", dice Vax. ¿Por qué?
Temática
Otro ejemplo son las casas. Las hay de todos tipos, y las menos
frecuentes son las que provocan miedo. En la literatura, una casa
puede ser "habitada" por fantasmas, duendes y toda clase de seres
sobrenaturales que infunden pavor, pero también puede ser símbolo de
seguridad, calor, paz, en fin, de todo lo más radicalmente opuesto a la
inquietud o al miedo. ¿Cuándo preocupa un inmueble? Cuando, en una
situación determinada, parece estar poblado por entes desconocidos y
no conocibles ("Casa tomada", o cuando se observa en él alguna
especie de comportamiento poco acorde con su calidad normal de
objeto inmóvil (paredes que se mueven, puertas que se abren solas,
etcétera).
Así pues, Vax afirma que no existe lo fantástico en sí. Ahora bien, lo
fantástico, además de depender de un tratamiento literario
determinado, está culturalmente condicionado. Los motivos que
pueden ser fantásticos varían grandemente según las culturas. En un
pueblo en que, por ejemplo, se acostumbra la conversación con los
antepasados, las almas de éstos se convierten en seres familiares,
cotidianos, y su aparición no puede dar lugar al sentimiento de lo
fantástico. "La polivalencia de los motivos es, pues, producto de
cultura, y la interrogación sobre dicha polivalencia es fruto de la ilusión
retrospectiva y del apego al prejuicio del motivo que existe en sí y
subsiste por sí".
Desenlace
Lo fantástico, para ser fantástico, necesita violar las reglas del mundo.
De ahí que lo maravilloso no puede ser fantástico:
El cuento de hadas ocurre en un mundo en el cual el
encantamiento es natural y donde la magia es la regla. Lo
sobrenatural no es algo espantoso; ni siquiera es asombroso,
puesto que constituye la sustancia misma del universo, su
ley, su clima. No viola ninguna regularidad: forma parte del
orden de las cosas. Caillois -1966-
Fantástico y realidad
Pero también hay que ver de qué realidad estamos hablando. Para el
análisis del cuento fantástico, como el de toda obra literaria, hay que
tomar en cuenta dos tipos de realidad:
Ambigüedad
Otra de las razones por las que es necesaria la ambigüedad es que, sin
ella, el desconcierto o la inquietud no se presentarían. Cuando un
personaje se encuentra con un fantasma en una casa abandonada, no
se detiene en un sentimiento de inquietud, angustia o desconcierto,
sino que pasa inmediatamente a la acción directa: huye del espectro o
se enfrenta a él. Cuando hay una situación ambigua, la duda muchas
veces lo inmoviliza. Un ejemplo de esto es "Ómnibus", de Cortázar, en
que los dos personajes que no viajan al cementerio no saben lo que está
pasando (y el lector tampoco, por cierto), y les es imposible tomar una
decisión, no saben cómo actuar.
Fantástico y verosímil