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1. Autoconocimiento emocional:
Por ejemplo, este aspecto nos puede ayudar a no tomar decisiones cuando estamos en un
estado psicológico poco equilibrado. Tanto si nos encontramos demasiado alegres y
excitados, como si estamos tristes y melancólicos, las decisiones que tomemos estarán
mediadas por la poca racionalidad. Así pues, lo mejor será esperar unas horas, o días,
hasta que volvamos a tener un estado mental relajado y sereno, con el que será más
sencillo poder valorar la situación y tomar decisiones mucho más racionales.
3. Automotivación
Enfocar las emociones hacia objetivos y metas, nos permite mantener la motivación y
establecer nuestra atención en las metas en vez de en los obstáculos. En este factor es
imprescindible cierto grado de optimismo e iniciativa, de modo que tenemos que valorar el
ser proactivos y actuar con tesón y de forma positiva ante los imprevistos.
Además, el reconocer las emociones y sentimientos de los demás es el primer paso para
comprender e identificarnos con las personas que los expresan. Las personas empáticas
son las que, en general, tienen mayores habilidades y competencias relacionadas con la IE.
Comunicación asertiva
Estilo de comunicación en el que expresas tus ideas, sentimientos y necesidades de forma
directa, segura, tranquila y honesta, al mismo tiempo que eres empático y respetuoso con
las otras personas. Es una forma de comunicarte diplomática y equilibrada en la que
compartes tu punto de vista y defiendes tus derechos, al mismo tiempo que tienes en
cuenta los sentimientos de los demás y respetas sus creencias y derechos. Y lo haces
tomando responsabilidad por tus emociones, sin cargarte con la responsabilidad de otros y
sin culparlos, ni juzgarlos.
Formula
Otros tips
1. Evita las palabras negativas: Aunque tengas algo “malo” que decir, intenta usar
palabras positivas y respetuosas. En este sentido, un error que se suele cometer es
emplear expresiones negativas para echar la culpa a los demás, descalificar al otro,
distorsionar la realidad o sentirte una víctima de la situación. Estas acciones te
pueden perjudicar más que beneficiar. Así que presta atención a la manera en que
expresas las emociones para evitar conflictos.
2. Ordena las ideas: Si tienes dificultades para decir lo que sientes, una buena idea es
anotar lo más importante en un papel. De esta manera podrás seguir un orden, y
cuando te “vayas por las ramas” podrás regresar al punto de partida o donde te
hayas quedado.
3. Emite el mensaje en primera persona: Cuando incluyes a alguien más en el mensaje
estás dando por sentado que conoces lo que siente u opina. A veces, este hábito
puede ser contraproducente o convertirse en un problema. Por ello, es mejor hablar
desde una propia y única perspectiva que, en definitiva, es la que deberías conocer
más a fondo.
4. Espera el momento adecuado: Deja de lado la impulsividad que, a veces, trae varios
dolores de cabeza. En cambio, analiza qué situación concreta es propicia para
hablar y, sobre todo, para conseguir el efecto deseado. No solo para la otra persona,
sino también para ti. Lo mejor es estar con la mente fría, sereno, relajado y confiado.
Espera hasta que eso suceda, y luego comienza la conversación.
5. Presta atención a la comunicación no verbal: Cuando hablas con alguien, comunicas
cosas de forma consciente e inconsciente con el cuerpo y el rostro. Sin quererlo,
mueves las manos, te tocas la nariz, desvías la mirada, etc. Y eso puede ayudarte o
no cuando estás frente a una persona.En esta línea, para expresar las emociones
puedes aprovecharte de ese lenguaje no verbal. ¿Cómo? Usándolos a través de una
postura, una voz segura o unos gestos más tranquilos. Incluso, aunque estés
nervioso, puedes demostrar otra cosa con prestar más atención a los movimientos
corporales.
Importancia de IE
Responsabilidad
Una persona responsable asume las consecuencias de sus acciones. Por ejemplo,
cuando una persona daña accidentalmente un objeto ajeno y se dispone a repararlo
o sustituirlo por uno nuevo.
También se dice que alguien es responsable cuando cumple con sus deberes de
manera oportuna y eficiente. Por ejemplo, es responsable una persona puntual en
su trabajo, que lleva a cabo las tareas y objetivos asignados de la mejor manera
posible.
Escribe tus metas con palabras concisas y desde una perspectiva positiva, piensa
en lo que representan en tu vida y luego establece fechas para alcanzarlas y
ejercitar un ritmo constante. Es importante que si no logras alguna meta no te
juzgues, toma la experiencia y regresa siempre a tu disciplina, las recompensas
llegarán.
Todos tenemos un talón de Aquiles que provoca algún efecto particular en nosotros.
Ya sea dormir más en las mañanas, comer comida chatarra o ser adictos a algún
programa de televisión, todos contamos con obstáculos a la hora de cumplir con
nuestras metas.
Es importante que puedas reconocer cuál es tu punto débil y así trabajar en él. La
disciplina debe ejercitarse constantemente, se desarrolla poco a poco como un
músculo. No te asustes si al principio tienes una disciplina “débil” ¡siempre puedes
trabajarla! y poco a poco notarás que se vuelve más natural en ti.
Ser consciente de tus debilidades también te permitirá conocer tus fortalezas,
recursos personales y límites, lo que hará que te transformes en la mejor versión de
ti mismo.
3. Identifica tu motivación
Para ser disciplinado este es un punto muy importante, ¿Cuál es la razón por la que
cada día te levantas? El motor que te mueve a alcanzar tus metas. Este combustible
es muy importante para lograr todos tus sueños, la voluntad tiene un vínculo directo
con nuestro quehacer diario, es la razón por la que queremos lograr nuestros
objetivos. La motivación nos permite conectarnos con nuestra voluntad y fuerza
interior. Para reconocerla solo tienes que mirar hacia adentro, entender tus anhelos
más profundos y el porqué de las cosas.
Después de lograr una o varias metas piensa en algo que quieras darte como
recompensa cuando lo logres, esto puede servir como motivación, te hará sentir tu
propio apoyo y te dará una razón para concentrarte. No celebrar tus logros podría
estar afectando tu capacidad de desarrollar nuevos hábitos, establecer mejores
relaciones y alcanzar tus objetivos personales y profesionales; es muy importante
que festejes y celebres tu esfuerzo, esto te ayudará a seguir motivado y fortalecer
cada vez más tus hábitos.
Y aunque es cierto que el hecho de ser responsable es, en gran parte, un rasgo de
la personalidad, no debemos olvidar que también es un hábito y que, como tal,
puede (y debe) trabajarse.