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Reglas Culturales

Concepto: Estrategia Obra: Culture in the Mind Autor: B. Shore.


Desarrollo del concepto en su contexto
El concepto cognitivista de estrategia se articula en un contexto específico: el estudio de la
mente, comprendida como un sistema de organización de información proveniente del
mundo externo. Shore (1998, p.5), entenderá la mente como una unidad psíquica, es decir:
como un sistema complejo de organización de información que posee dos propiedades. (1)
Este posee un cuerpo con el que recibe estímulos externos y realiza acciones. Y, (2) Este
sistema está en constante comercio con su ambiente natural y con la circunstancia cultural.

Para entender el concepto de estrategia conviene poner atención al punto (2). Para
Shore, la cultura modula las facultades mentales. En efecto, dependiendo de la educación,
sea formal o informal, las capacidades mentales se verán transformadas, en conformidad
con los requerimientos adaptativos impuestos por la cultura y por el ambiente natural. Esto
se traduce en la transmisión e interiorización de modos de ver, de sentir, de actuar, etc., que
se desarrollan de acuerdo a una circunstancia específica. Con vistas a entender cómo los
sujetos ven afectadas sus capacidades mentales, Shore desarrolla tres conceptos: (a) reglas
constitutivas, (b) reglas de procedimiento y (c) estrategias (Shore 1998, p.105). Estos
conceptos corresponden a: (a) las reglas explícitas en una cultura que demarcan las
posibilidades de acción (instituciones); (b) a los esquemas o expectativas de acción de los
individuos dentro de un marco social. Y (c) al modo intrínseco en el cual un individuo o un
colectivo de individuos actúan, siguiendo ciertas normas. En este sentido, el concepto de
estrategia aparece en el texto de Shore (cf. 1998, p.106), como la interpretación actitudinal
de los individuos para cumplir con las demás normas que impone una cultura.

Shore emplea el modelo del juego para hablar de la estrategia. Para él, las
estrategias son similares a las jugadas particulares ejecutadas en los deportes. El éxito de
ellas radica en ser eficaces dentro del marco institucional del juego (reglas constitutivas) y
cumplir con las expectativas de lo que debe ser un buen juego (reglas procedimentales). Si
la estrategia es exitosa, ella puede llevar a ganar un partido. La estrategia vale, entonces,
como la modulación de ciertos comportamientos en conformidad con normas culturales
previamente impuestas (reglas constitutivas) y con modelos de acción (reglas de
procedimiento).

Explicación
Como se dejó ver en la sección anterior, el concepto de estrategia planteado por Shore,
concierne a un tipo de modulación de la información ambiental: la interiorización de reglas
culturales. Esto, debe ser entendido dentro del marco de una posición antropológica
particular: “entender la cultura no como el origen de la cognición, sino como una parte
integral de la cognición” (Bender & Beller 2011, p.4). Lo anterior tiene una implicancia
directa en el entendimiento de las estrategias: estas son formas de adaptación, no meras
reproducciones de las reglas instituidas en una cultura.

Según esta posición, las culturas ofrecen “fines, valores y visiones del mundo, los
cuales se manifiestan en el lenguaje, en las prácticas rutinarias de auto-ponderación y de
perpetuación de un mismo grupo” (Shweder & Les 2015, p. 583). En este sentido, las
culturas ofrecen el espacio de posibilidades para que los individuos actúen y se integren a
ellas. Junto a lo anterior, los individuos se ven estimulados por las culturas, dinamizando
percepciones de lo bueno, bello y eficiente (Ibid.). Es decir, ellas estructuran modelos del
conocer, del valorar y del actuar. Ahora bien, dada esta condición, se abre el espacio para
pensar las estrategias. Las estrategias serán el correlato individual de las posibilidades
ofrecidas en las distintas culturas y de los valores que ellas sostengan.

Las estrategias para Shore son formas de adaptación al medio, ellas surgen de la
organización de la información proporcionada por la cultura. Si las estrategias son formas
de adaptación, ellas deben responder a cierto marco normativo. Sin embargo, lo anterior no
indica que estas deban poseer la misma rigidez que los esquemas (reglas procedimentales)
y que las normas explícitas que demarcan las instituciones (reglas constitutivas).
Ciertamente, las estrategias son procedimientos normados por reglas, pero son flexibles: las
estrategias pueden ser cumplidas, pueden ser modificadas o pueden romperse. Estas
posibilidades dependen del posible éxito cognoscitivo y práctico de los individuos. Si una
estrategia no es apta para resolver un problema o para llevar a cabo una tarea, esta debe ser
re-estructurada en función de la ejecución. En caso de que se quiera sostener una estrategia,
pese a que las condiciones no sean favorables, se puede esperar el fracaso en la resolución
de un problema o la decepción en la realización de una tarea.

Ponderación
El concepto de estrategia, tal como los plantea Shore (1998), es un concepto importante en
psicología porque destaca la capacidad de adaptación de los agentes psíquicos a su medio.
Este concepto, además, se enmarca dentro de dos registros: responde a los estímulos
naturales y a las reglas impuestas por el ambiente cultural. De acuerdo a lo anterior, el
concepto de estrategia destaca cómo los agentes (sujetos o unidades psíquicas) interactúan
con el ambiente. Lo anterior, además, se vincula al desarrollo de los individuos en un
contexto: mientras más refinado sea el estado de desarrollo del individuo, y mientras más
este haya interactuado con el mundo circundante, la mente se encontrará en mejores
condiciones para producir estrategias adecuadas para resolver problemas.

Lo anterior nos indica que el concepto de estrategia mienta el posible correlato


mental de las reglas ambientales. El correlato mencionado consiste en la capacidad de
adaptación al mundo externo. Sin embargo, que esta adaptación salga a la luz, tomando por
base reglas previamente establecidas puede resultar problemático, especialmente cuando se
trata de explicar la relación del individuo con la cultura. Lo anterior se acentúa dado el
fuerte énfasis que Shore adjudica al éxito de las estrategias, y el correlato cognitivo-
individual que estas deben articular. Si la explicación de la estrategia depende de normas
constitutivas y procedimentales ¿Qué sucede con acciones o procedimientos que rompen
con las normas establecidas? Esta pregunta destaca ciertos desaciertos de la teoría de Shore.

Las culturas no son estáticas, pese al peso de las tradiciones. Ellas pueden ser
susceptibles de cambios ―las normas procedimentales y constitutivas pueden ser
subvertidas cuando estas no interpretan los intereses de una comunidad. Puede darse el caso
de individuos que en el desarrollo de una estrategia de adaptación rompan con patrones
dados. O, junto a lo anterior, también está la posibilidad, de comportamiento espontáneo
que establezca nuevas formas de interpretar las reglas socio-culturalmente impuestas. Estos
casos nos indican que la noción de estrategia se pondera bajo una noción de éxito muy
reducida. Ella responde a la capacidad de adaptación dentro de un marco normativo
estático. Sin embargo, puede darse el caso de acciones que lleven a romper con las reglas
culturales, y que estas no sean fracasos, sino aperturas a nuevas posibilidades.

Bibliografía
- Bender, A. & Beller, S. 2011. The Cultural Constitution of Cognition: Taking the
Anthropological Perspective. In: Frontiers in psychology. Vol 2. pp.1-6.
- Shore, B. 1998. Culture in Mind: Cognition, Culture, and the Problem of Meaning.
Oxford University Press.
- Shweder, A. & Les, B. 2015. Culture: Contemporary View. In: International
Encyclopedia of the Social & Behavioral Sciences 2nd Edition. Vol 5. pp.582-589.

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