Está en la página 1de 64

Revisión y Re-visionando la Psicología:

Legado de Medio Siglo de Investigación de la Conciencia


(traducido por Patricia Ahumada)

Stanislav Grof, M.D.

En el año 1962 Thomas Kuhn, uno de los filósofos más influyentes del siglo
XX, publicó su revolucionario libro La Estructura de las Revoluciones Científicas
(Kuhn, 1962). Después de 15 años de intenso estudio acerca de la historia de la
ciencia, demostró que el desarrollo del conocimiento sobre el universo en diversas
disciplinas científicas no es un proceso de acumulación gradual de datos o de
teorías exactas, como se suponía. Por el contrario, demostró que existe un evidente
ciclo natural con etapas específicas y características dinámicas, que podemos
comprender e incluso predecir.

El concepto central en la teoría de Kuhn que explica esto, es el paradigma.


Un paradigma se puede definir como un conjunto de creencias, valores y técnicas
compartidas por los miembros de una misma comunidad, en un momento histórico
determinado. Este paradigma tiene la función de guiar al pensamiento y a las
actividades investigativas de los científicos hasta que alguno de sus sustentos
básicos es seriamente cuestionado por el resultado de nuevas observaciones. Esto
provoca una crisis y luego la aparición de nuevas propuestas que buscarán
respuestas, perspectivas e interpretaciones del fenómeno, que el anterior paradigma
fue incapaz de explicar. Eventualmente, una de las propuestas cumplirá con los
requisitos necesarios para convertirse en el nuevo paradigma, el cual guiará al
pensamiento en la siguiente etapa de la historia de la ciencia.

1
Los ejemplos más conocidos de cambio de paradigma en la historia, han sido
la sustitución del sistema geocéntrico tolemaico por el sistema heliocéntrico de
Copérnico, Kepler y Galileo; el rechazo de la teoría de flogisto (combustión) de J.J.
Becher en química por parte de Lavoisier y Dalton; y los desastres conceptuales en
física durante las tres primeras décadas del siglo XX, que socavaron la hegemonía
de la física Newtoniana y dieron paso a teorías de la relatividad y la física cuántica.
Los Cambios de Paradigma tienden a ser una gran sorpresa para la comunidad
académica tradicional, porque sus miembros tienen la errada costumbre de asumir
que los paradigmas imperantes son una descripción precisa y definitiva de la
realidad. Así, en el año 1900, poco antes del advenimiento de la física cuántica-
relativista, Lord Kelvin declaró lo siguiente: “No hay descubrimientos nuevos en
la física ahora; solo quedan mediciones cada vez más precisas”.

En las últimas cinco décadas, algunas corrientes modernas de investigación


sobre la conciencia han revelado una rica gama de fenómenos “anómalos”. Estos
fenómenos son experiencias y observaciones que han puesto en duda ciertas
afirmaciones generalmente aceptadas por la psiquiatría moderna, la psicología y
psicoterapia en relación a las características y dimensiones de la psiquis humana,
los orígenes de los trastornos emocionales y psicosomáticos, y los mecanismos
terapéuticos eficaces. Muchas de estas observaciones son tan fundamentales que
cuestionan leyes metafísicas esenciales de la ciencia materialista sobre las
características de la realidad y de los seres humanos y sobre la relación entre
conciencia y materia.

En este informe, sintetizo mis observaciones y experiencias realizadas


durante más de medio siglo de investigación sobre un importante subgrupo de
estados no ordinarios de conciencia para los cuales acuñé el nombre de

2
Holotrópico. Estos hallazgos desafían seriamente a los paradigmas científicos
existentes. Antes de referirme a este tema, explicaré el término Holotrópico que
estaré utilizando a lo largo de este artículo. Todos estos años mi interés primordial
ha sido explorar el potencial de sanación, transformación y evolutivo de los estados
no ordinarios de conciencia y el gran valor que tienen como fuente de información
nueva y revolucionaria acerca de la conciencia, de la psiquis humana y de las
características de la realidad.

Desde esta perspectiva, el término “estado alterado de conciencia” (Tart


1969), utilizado comúnmente por los médicos y teóricos conservadores, este
término es inapropiado, debido a su énfasis unilateral en la distorsión o deterioro
de la "forma correcta" de experimentarse a sí mismo y al mundo. (En inglés
coloquial y en jerga veterinaria, el término "alter" se utiliza para referirse a la
castración de perros y gatos de la familia). Incluso el término algo mejorado de
"estados no ordinarios de conciencia" es demasiado general, puesto que incluye un
amplio espectro de condiciones irrelevantes para el objeto de este documento.
Dentro de estos términos se encuentra el delirio causado por enfermedades
infecciosas, tumores, abuso de alcohol, o enfermedades circulatorias y
degenerativas del cerebro. Estas alteraciones de la conciencia están asociadas con
la desorientación, deterioro de las funciones intelectuales y consecuentemente con
la amnesia. Clínicamente son importantes, pero carecen de potencial terapéutico y
heurístico.

El término “holotrópico” se refiere a un gran número de sub grupos de estado


no ordinario de conciencia, de una enorme importancia teórica y práctica. Son los
estados que los aprendices de chamanes experimentan durante su iniciación y que
más tarde inducen en sus pacientes con propósitos terapéuticos. Las culturas nativas

3
y ancestrales han utilizado estos estados en distintas épocas, en rituales de
iniciación y ceremonias de sanación. Los místicos e iniciados han explicado dichos
estados con los misterios de muerte y renacimiento ancestrales. Los procedimientos
para inducir estos estados también fueron desarrollados y practicados en contextos
religiosos por los cultos más conocidos del mundo: hinduismo, budismo, jainismo,
taoísmo, el islam, judaísmo, zoroastrismo y cristianismo.

La importancia de los estados holotrópicos para las culturas antiguas y


originarias se refleja en la cantidad de tiempo y energía que los miembros de estos
grupos humanos dedicaron para desarrollar “tecnologías de lo sagrado”, una serie
de procedimientos capaces de inducir tales estados con un propósito ritual y
espiritual. Estos métodos combinan varios usos de tambores con otras formas de
percusión y música, canto, danza rítmica, cambios en la respiración; con ello
cultivan un especial tipo de conciencia. Otra importante forma de inducir dichos
estados no ordinarios de conciencia, consiste en el aislamiento social y sensorial
por un tiempo prolongado dentro de una caverna, en el desierto, en el hielo ártico
o en la alta montaña. Entre las intervenciones fisiológicas extremas que colaboran
para inducir estos estados se encuentran el ayuno, privación del sueño,
deshidratación, laxantes poderosos o purgantes, e incluso la provocación de dolor
físico intenso, mutilación corporal y hemorragia masiva. El uso ritual de las plantas
sicodélicas ha sido la herramienta más efectiva para inducir estados no ordinarios
de curación y transformación.

Cuando descubrí la naturaleza única de estos estados de conciencia, me costó


creer que la siquiatría contemporánea no contara con una categoría específica o
concepto para referirse a tan importante experiencia, tanto en el ámbito teórico
como práctico. Debido a que sentí profundamente que dicha experiencia merecía

4
diferenciarse de la noción de los “estados alterados de conciencia” y no ser
considerada como una manifestación de trastorno mental grave, comencé a
señalarla como “holotrópica”. Esta palabra compuesta, literalmente significa
“orientado hacia la totalidad” o “movimiento hacia la totalidad” (del griego holos
= todo, y trepo/trepein = movimiento hacia o en dirección a algo). La palabra
holotrópico es un neologismo, pero está relacionado con el conocido término de
heliotropismo – la propiedad de las plantas para moverse siempre por estímulo del
sol.

El nombre holotrópico sugiere algo que podría sorprender a cualquier


persona del mundo occidental: con nuestro estado de conciencia habitual
identificamos sólo una pequeña fracción de lo que realmente somos y no
experimentamos toda la extensión de nuestro ser. El estado de conciencia
Holotrópico tiene el potencial de ayudarnos a reconocer que no somos “egos
encerrados en la piel”. como lo denominó el filósofo y escritor británico Alan Watts
(Watts 1961), sino que, según el último análisis, somos iguales al principio creativo
cósmico. O bien, citando la frase de Pierre Teilhard de Chardin, el paleontólogo y
filósofo francés: “No somos seres humanos viviendo una experiencia espiritual,
somos seres espirituales viviendo una experiencia humana” (Teilhard de Chardin
1975).

Esta asombrosa idea no es nueva. En la antigua tradición india Upanishad, la


respuesta a la pregunta: “¿quién soy?, es: “Tat tvam asi”. Esta concisa frase en
sánscrito significa literalmente: “Tú eres eso” (Thou art That), donde “Eso” se
refiere la Deidad. Sugiere que no somos “Namarupa”, es decir, no somos nombre
y forma (ego y cuerpo), sino que nuestra identidad más profunda es una chispa
divina que se encuentra en nuestro interior (Atman) que en última instancia es

5
idéntica al principio universal supremo que creó al universo (Brahman). Esta
revelación - la identidad divina del individuo - es el secreto último ubicado en el
corazón místico de todas las grandes tradiciones espirituales. El nombre para este
principio, por lo tanto, podría ser el Tao, Buddha, Shiva (del Shivaísmo de
Cachemira), Cristo Cósmico, Pléroma (plenitud, unidad), Allah y muchos otros.
Las experiencias holotrópicas tienen el potencial de ayudarnos a descubrir nuestra
verdadera identidad y nuestro estado cósmico (Grof 1998). A veces esto se
manifiesta en pequeños avances, otras veces en forma de grandes revelaciones.

La investigación Psicodélica y el desarrollo de técnicas de experiencia


profunda en psicoterapia de mediados del siglo veinte, transformó los estados
holotrópicos de los curanderos de civilizaciones pre alfabetizadas en la sicoterapia
y siquiatría moderna. Los terapeutas que estaban abiertos a estas técnicas y las
utilizaban con sus pacientes, pudieron confirmar el extraordinario poder sanador
de los estados holotrópicos y descubrir su valor como una fuente revolucionaria de
nueva información acerca de la conciencia, la siquis humana y la naturaleza de la
realidad. Me di cuenta de las notables propiedades de los estados holotrópicos en
1956, cuando fui voluntario recién titulado como Psiquiatra para un experimento
con LSD-25. Durante este experimento, en el cual el efecto farmacológico del LSD
fue combinado con la exposición a una potente luz estroboscópica (la
denominamos luz conductora o inductora de ondas cerebrales), experimenté una
inmensa conciencia cósmica (Grof 2006).

Esta experiencia despertó mi interés en los estados holotrópicos y la


investigación en esta área se ha convertido en mi pasión, profesión y vocación.
Desde aquella vez, la mayoría de mis actividades clínicas e investigativas han
consistido en la exploración sistemática del potencial terapéutico, transformador,

6
heurístico y evolutivo de estos estados. Estos 50 años que he dedicado a la
investigación de la conciencia han sido para mí una extraordinaria aventura de
conocimiento y autoconocimiento. En las primeras décadas llevé a cabo sesiones
de psicoterapia con sustancias sicodélicas, comenzando en el Instituto de Estudios
Psiquiátricos en Praga, Checoslovaquia, y luego en el Centro de Investigación
Psiquiátrica de Maryland en Baltimore, Maryland, donde participé en el último
programa de investigación psicodélica de los Estados Unidos. Desde el año 1975,
con mi esposa Christina hemos trabajado con la Respiración Holotrópica, un
poderoso método de terapia y auto conocimiento que desarrollamos en conjunto
con el Instituto Esalen, en Big Sur, California. A lo largo de los años también hemos
colaborado con personas que han manifestado episodios espontáneos de estados no
ordinarios de conciencia – crisis psico-espirituales o “emergencias espirituales”,
tal como las llamamos con Christina (Grof y Grof 1989, Grof y Grof 1991).

En la terapia psicodélica, los estados holotrópicos se desencadenan


administrando sustancias que alteran la mente, tales como LSD, psilocibina,
mescalina, y derivados de triptamina o anfetamina. En la respiración holotrópica la
conciencia se modifica a través de una combinación de respiraciones más rápidas,
música pertinente y trabajo corporal que libera energía. Durante las emergencias
espirituales, los estados holotrópicos ocurren espontáneamente, en la cotidianeidad
y generalmente su causa es desconocida. Si éstas son apropiadamente identificadas
y contenidas, los episodios encierran un potencial de extraordinaria sanación,
transformación y de evolución.

También he estado indirectamente relacionado con muchas disciplinas que


están más o menos asociadas a los estados de conciencia holotrópicos. He pasado
bastante tiempo intercambiando información con antropólogos y he participado en

7
ceremonias sagradas de culturas originarias de diferentes lugares del mundo, con y
sin la ingesta de plantas psicodélicas como el peyote, ayahuasca y hongos Psilocybe
(Psilocybe mushrooms). Esto me ha permitido estar en contacto con varios
chamanes y curanderos de Norte América, México, Sud América y África.
También tengo amplio contacto con representantes de diversas disciplinas
espirituales como Vipassana, Zen y budismo Vajrayana, Siddha Yoga, Tantra y la
Orden Cristiana Benedictina.

También he seguido de cerca el desarrollo de la tanatología, la reciente


disciplina del estudio de experiencias cercanas a la muerte y los aspectos psico-
espirituales de la muerte y el proceso de morir. A fines de la década de 1960 y
comienzos de la década de 1970 participé en un gran proyecto de investigación que
estudiaba los efectos de la terapia psicodélica en pacientes con cáncer terminal.
Además, tuve el privilegio de conocer personalmente y experimentar con algunos
de los mejores psíquicos y parasicólogos de nuestra era, pioneros en el estudio de
la conciencia, y terapeutas que han desarrollado y practicado poderosas formas de
terapia experiencial que incorporan estados de conciencia holotrópica.

Mi primer encuentro con los estados holotrópicos fue muy difícil y exigente
tanto intelectual como emocionalmente. En los primeros años de mi investigación
psicodélica clínica fui bombardeado diariamente por experiencias y observaciones
para los cuales mis estudios en psiquiatría no me habían preparado. De hecho,
estuve experimentando y observando hechos que el mundo científico consideraba
imposibles, según mis estudios médicos. Sin embargo, aquello considerado
imposible, estaba sucediendo todo el tiempo. Lo he descrito como fenómenos
anómalos en mis artículos y libros (Grof 2000, 2006).

8
A fines de la década de 1990, recibí una llamada telefónica de Jane Bunker,
mi editora de la State University New York (SUNY) Press, quien había publicado
muchos de mis libros. Jane me preguntó si yo consideraría escribir un libro que
resumiera las observaciones de mi investigación en un solo tomo que serviría como
introducción para mis libros ya publicados. También me preguntó si podía
enfocarme específicamente en todas las experiencias y observaciones de mi
investigación que las teorías científicas actuales no habían explicado, y que
sugerían correcciones en nuestra estructura de pensamiento, lo cual sería necesario
considerar para estos hallazgos revolucionarios. Fue una muy elevada solicitud,
pero a la vez una gran oportunidad. Pronto cumpliría 70 años y una nueva
generación de facilitadores estaba a cargo de las capacitaciones en Respiración
Holotrópica en todo el mundo. Necesitábamos un manual que cubriera todo el
material que enseñábamos en nuestros cursos. Y la propuesta de mi editora llegó
justo a tiempo para crear dicho manual.

El resultado de esta conversación fue un libro que titulamos deliberada y


provocativamente como: La Psicología del Futuro. Los cambios fundamentales
que sugerí para nuestra comprensión de la conciencia y la psiquis humana salud y
enfermedad, se dividen en las siguientes categorías:

1. La Naturaleza de la Conciencia y su Relación con la Materia

2. Cartografía de la Psiquis Humana

3. Arquitectura de los Desórdenes Emocionales y Psicosomáticos

4. Mecanismos Terapéuticos Efectivos

5. Estrategia de Psicoterapia y Auto-exploración


9
6. El Rol de la Espiritualidad en la Vida Humana

7. La Importancia de la Astrología Arquetípica para la Psicología

Si no modificamos nuestra concepción sobre estas áreas, nuestra comprensión


sobre los desórdenes psicogénicos emocionales y psicosomáticos con sus
respectivas terapias, quedarán en un entendimiento superficial, insatisfecho e
incompleto. La psiquiatría y la psicología serán incapaces de comprender la
verdadera naturaleza y origen de la espiritualidad y no podrán valorar la
importancia del rol que ésta juega tanto en la psiquis humana como en el esquema
universal de las cosas. Por lo tanto, estas correcciones son fundamentales para
comprender la historia ritual, espiritual y religiosa de la humanidad – el
chamanismo, los ritos de pasaje, los misterios antiguos sobre la muerte y
renacimiento y sobre las grandes religiones del mundo. Sin estos profundos
cambios en nuestro pensamiento, las experiencias con valioso potencial heurístico
y de sanación (emergencias espirituales) serán mal diagnosticados como psicóticos
y tratados con medicamentos supresivos.

Una gran variedad de las experiencias y observaciones provenientes de estados


holotrópicos serán consideradas como “fenómenos anómalos” desconcertantes,
eventos que, según los actuales paradigmas científicos, no deberían ocurrir. Los
profesionales de la salud mental también presentan dificultad para aceptar el poder
terapéutico de las sustancias psicodélicas canalizadas por experiencias profundas
que actualmente se consideran psicóticas, o como los científicos y académicos
convencionales suelen definirlas: psicosis experimentales, psicotomiméticos,
alucinógenos. Este punto de vista refleja la incapacidad para reconocer la verdadera
naturaleza de las experiencias holotrópicas como expresiones de las dinámicas
profundas de la psiquis.

10
No me extrañaría encontrar una resistencia profunda de parte de la comunidad
científica ante las correcciones que propongo, debido a que inicialmente yo mismo
consideré desconcertantes los resultados de mis experiencias y observaciones,
cuando investigaba los estados holotrópicos y los fenómenos asociados a ellos.
Esto es comprensible, teniendo en cuenta el alcance y el carácter radical de las
revisiones conceptuales propuestas. Los profesionales conservadores del mundo
académico y clínico tienden a confundir “mapa con territorio”. Ellos consideran a
las actuales teorías sobre la conciencia y la psiquis humana en salud y enfermedad,
como una definitiva y exacta descripción de la realidad (Bateson 1972). No estamos
hablando aquí de realizar un pequeño ajuste, conocido como hipótesis ad hoc, sino
de una corrección profunda y fundamental. El cataclismo conceptual resultante
sería comparable, por su naturaleza y alcance, con aquella revolución que los
físicos tuvieron que enfrentar durante los primeros 30 años del siglo XX, cuando
fueron obligados a pasar de la física newtoniana a la cuántica-relativista. De hecho,
los cambios conceptuales que propongo representarían un final lógico para los
cambios radicales en nuestra comprensión del mundo material que ya han ocurrido
en la física.

La historia de la ciencia está repleta de ejemplos sobre individuos que desafiaron


al paradigma dominante. Normalmente, sus ideas fueron en sus inicios descartadas
por carencia de datos, falta de criterio, falla en la aplicación de métodos, datos
falsos o incluso por considerarlas absurdas. Ahora estoy viviendo la novena década
de mi vida, un tiempo en que los investigadores a menudo intentan evaluar su
carrera profesional y exponer las conclusiones a las que han llegado. Más de 50
años dedicados a la investigación de los estados holotrópicos (en forma individual
y junto a muchos colegas de la disciplina transpersonal) han arrojado una vasta

11
evidencia que respaldan tan radicalmente una nueva comprensión de la conciencia
y de la psiquis humana, que he decidido describir esta nueva visión, reconociendo
plenamente su carácter polémico. El hecho que nuevos hallazgos desafíen los
supuestos metafísicos más fundamentales de la ciencia materialista, no debería ser
una razón suficiente para rechazarlos. Ya sea que esta nueva visión fuese
finalmente refutada o aceptada, dependerá de una imparcial investigación futura,
sobre los estados holotrópicos.

1. La naturaleza de la conciencia y su relación con la materia.

Según la cosmovisión científica actual, la conciencia es un epifenómeno de


procesos materiales que supuestamente emergen de la complejidad de los procesos
neurofisiológicos del cerebro. Esta tesis se defiende con gran firmeza como un
hecho obvio y se ha demostrado más allá de cualquier duda razonable. Pero si lo
analizamos más de cerca, descubrimos que es un supuesto metafísico básico que
no tiene respaldo en hechos y que además se contradice con los hallazgos de
investigaciones modernas sobre la conciencia.

Contamos con amplia evidencia clínica y experimental que demuestra una


profunda correlación entre la anatomía, fisiología y la bioquímica del cerebro, por
un lado; con los estados de la conciencia, por el otro. Sin embargo, ninguno de
estos hallazgos demuestra inequívocamente que la conciencia es en realidad
generada por el cerebro. Incluso teorías sofisticadas basadas en estudios avanzados
del cerebro - como la recomendación de Stuart Hameroff, donde señala que la
solución para la pregunta sobre la conciencia es comprender el proceso cuántico de
los micro túbulos de las células cerebrales a nivel molecular y supramolecular
(Hameroff 1987). Esta teoría se queda lastimosamente corta pues no explica cómo

12
conectar la abismante brecha que existe entre materia y conciencia, y además no
entrega información sobre cómo un proceso material puede generar conciencia.

El origen de la conciencia desde la materia simplemente se da por sentado como


un hecho obvio y evidente, basándose en el supuesto metafísico donde predomina
la materia en el universo. De hecho, en toda la historia de la ciencia nadie ha
ofrecido una explicación plausible sobre cómo se genera la conciencia a partir de
procesos materiales, ni siquiera ha propuesto un enfoque viable para la
problemática. Consideremos por ejemplo, el libro de Francis Crick, The
Astonishing Hypothesis: The Scientific Search for the Soul (Crick 1994). La
etiqueta del libro llevaba una promesa muy emocionante: “Científico ganador de
Premio Nobel Explica la Conciencia”.

En dicho libro de Crick se leía un breve texto en sus primeras páginas que decía:
“Tú, tus alegrías y tus penas, tus recuerdos y ambiciones, tu sentido de identidad
personal y de libre albedrío, de hecho, no son más que el comportamiento de un
vasto conjunto de células nerviosas y sus moléculas asociadas. Tu ser es sólo un
paquete de neuronas”. Al comienzo del libro y “para simplificar la problemática
de la conciencia”, Crick lo sintetiza relacionándolo con el problema de la
percepción óptica. Presenta impresionante evidencia experimental donde
demuestra que la percepción visual está asociada con distintos procesos
fisiológicos, bioquímicos y eléctricos que se dan en el sistema óptico, en la retina,
pasando por el tracto óptico hasta la corteza sub occipital. Y luego la discusión
termina como si el problema de la conciencia hubiera sido resuelto
satisfactoriamente.

13
En realidad, es aquí donde el problema comienza. ¿Qué es aquello capaz de
transformar los procesos bioquímicos y eléctricos del cerebro en una experiencia
consciente de captar el objeto que estamos observando a todo color y proyectarlo
en un espacio tridimensional? El sorprendente dilema de la relación entre lo
fenoménico (las cosas tal como las percibimos) y el noúmeno (las cosas tan como
son) fue claramente explicado por Immanuel Kant (Kant 1999). Los científicos
centran sus esfuerzos en aquél aspecto del problema donde pueden encontrar
respuesta, es decir en los procesos materiales en el cerebro. En tanto que el
problema más misterioso, es decir “cómo los procesos físicos en el cerebro generan
conciencia” no recibe ninguna atención porque resulta incomprensible y no se
puede resolver.

La postura que la ciencia occidental ha adoptado con respecto a este tema se


parece a la famosa historia Sufí: En una noche oscura, Nasruddin, un irónico
personaje Sufí, se encuentra arrodillado bajo un farol. Llega su vecino y le
pregunta: "¿Qué estás haciendo? ¿Buscas algo?" Nasruddin responde que está
buscando su llave, entonces su vecino decide ayudarle. Después de largo rato
buscando sin éxito, el vecino dice: “No veo la llave por ningún sitio, ¿estás seguro
que la perdiste aquí?” Nasruddin, señalando con su dedo hacia un lugar oscuro y
alejado del área iluminada por el farol, responde: “En realidad la perdí allá”.
Entonces el vecino aún más intrigado le pregunta: “¿Entonces por qué estamos
buscando aquí?” Nasruddin explica: “Porque aquí está más iluminado y podemos
ver, ¡en cambio allá está oscuro y no tiene caso buscar”!

Los científicos materialistas han evitado de forma sistemática el problema del


origen de la conciencia, porque este enigma no puede resolverse dentro del
contexto de sus marcos conceptuales. La noción que la conciencia es un producto

14
del cerebro no es del todo arbitraria. Para sustentar su postura, sus defensores
generalmente se refieren a un vasto cuerpo de observaciones clínicas muy
específicas desde la neurología, neurocirugía y psiquiatría. Es incuestionable y
abrumadora la evidencia de estrechas correlaciones entre la anatomía, la
neurofisiología, la bioquímica del cerebro y la conciencia. Lo problemático no es
la característica de la evidencia, sino las conclusiones que arrojan dichas
observaciones. En la lógica formal, este tipo de falacia representa un non sequitur,
es decir, un argumento en el que su conclusión no se deriva de sus premisas.
Aunque los datos experimentales demuestran que la conciencia está estrechamente
relacionada con los procesos neurofisiológicos y bioquímicos del cerebro, éstos
ellos tienen muy poca relación con la naturaleza y el origen de la conciencia.

En una simple analogía como la relación entre un aparato de televisión y un


programa de televisión, la situación aquí es mucho más clara, puesto que implica
un aparato fabricado por el hombre y su uso. La recepción final del programa de
televisión – es decir, la calidad de la imagen y del sonido – dependen del apropiado
funcionamiento del aparato y de la integridad de sus componentes. Una falla en una
de sus múltiples piezas provocará específicas alteraciones en la calidad del
programa. Algunas de estas fallas causarán distorsiones en la forma, color o sonido,
interferencias entre canales, etc. Del mismo modo que el neurólogo utiliza
alteraciones en la conciencia como una herramienta de diagnóstico, un técnico en
televisores puede inferir cuáles son los componentes con fallas, a partir del tipo de
falla. Cuando el problema está identificado, la reparación o el reemplazo de los
componentes solucionará la anomalía o falla.

15
Debido a que conocemos los principios básicos de la tecnología en televisores, es
evidente para nosotros que el aparato simplemente es un medio para emitir el
programa, pero no lo produce. Nos reiríamos de alguien que pretendiera examinar
o revisar todos los transistores, transmisores, circuitos y cables del televisor con el
objeto de descubrir cómo el aparato crea los programas televisivos. Incluso si
lleváramos este equivocado esfuerzo a un nivel molecular, atómico o subatómico,
sería absolutamente imposible determinar por qué en un momento dado, aparece
en la pantalla un episodio del Ratón Mickey, una serie de Star Trek o un clásico de
Hollywood. La estrecha correlación entre el funcionamiento del aparato de
televisión y la calidad del programa no significa necesariamente que la totalidad
del secreto del programa se encuentra en el aparato mismo. Este es exactamente el
tipo de conclusión que presenta la ciencia materialista tradicional cuando analiza
los datos sobre el cerebro y su relación con la conciencia.

Existe una amplia evidencia que señala exactamente lo contrario, por


ejemplo, bajo ciertas circunstancias la conciencia puede operar
independientemente de su sustrato material y puede realizar funciones que superan
las capacidades del cerebro. Esto se ilustra claramente con las experiencias extra
corporales (OOBE´s, por su sigla en inglés) que pueden ocurrir espontáneamente o
en diversas situaciones que lo facilitan, como trances chamánicos, sesiones
sicodélicas, prácticas espirituales, hipnosis, psicoterapia experiencial y
particularmente en las experiencias cercanas a la muerte (NDE´s, por su sigla en
inglés). En todas estas situaciones, la conciencia puede separarse del cuerpo
manteniendo su capacidad sensorial, mientras que se desplaza libremente a varios
lugares cercanos y remotos.

16
Las genuinas experiencias de OOBE son particularmente interesantes porque
la verificación independiente confirma que la percepción del ambiente es exacta.
En las experiencias cercanas a la muerte, las OOBE´s reales pueden ocurrir incluso
en ciegos congénitos por razones orgánicas (Ring y Valarino 1999, Ring y Cooper
1998). Muchos otros tipos de fenómenos transpersonales también pueden describir
información precisa acerca de varios aspectos del universo que no habían sido
previamente recibidos y registrados en el cerebro (Grof 2000).

Los científicos materialistas no han podido producir evidencia plausible en


relación a que la conciencia es el resultado del proceso neurofisiológico del
cerebro. Solamente han podido mantener esta convicción ignorándola, mal
interpretándola e incluso ridiculizando a un amplio grupo de observaciones,
señalando que la conciencia puede existir y funcionar independientemente del
cuerpo y de las sensaciones físicas. Esta evidencia proviene de la parasicología,
antropología, investigaciones sobre LSD, psicoterapia experiencial, tanatología y
el estudio de estados espontáneos de conciencia holotrópicos (emergencias
espirituales). Todas estas disciplinas han acumulado datos impresionantes,
demostrando claramente que la conciencia humana es capaz de funcionar en forma
tal que el cerebro -según la ciencia tradicional -, no podría funcionar, y que la
conciencia es un aspecto fundamental e irreductible de la existencia, es decir que
la conciencia es igual a la materia o posiblemente está subordinada a ella.

2. Cartografía de la Psiquis Humana

La psiquiatría y psicología académica tradicionales usan un modelo de la


psiquis humana limitado a la biografía postnatal y al subconsciente individual,

17
descritos por Sigmund Freud. Según Freud, nuestra historia psicológica comienza
después de nuestro nacimiento; el neonato es una tabula rasa, es decir los bebés
nacen vacíos de conocimiento. Nuestro funcionamiento psicológico está
determinado por la interacción entre los instintos biológicos e influencias que han
dado forma a nuestra vida desde que llegamos a este mundo – la calidad de la
crianza, el entrenamiento en hábitos higiénicos, una variedad de traumas
psicosexuales, el desarrollo del superego, nuestra reacción frente al triángulo
Edípico; y más tarde los conflictos y eventos traumáticos de la vida adulta. Según
este punto de vista, nuestra historia postnatal e interpersonal determina en qué nos
convertiremos y cómo funcionaremos en el aspecto psicológico.

El inconsciente individual freudiano también es esencialmente una derivada


de nuestra historia postnatal – un repositorio de aquello que hemos olvidado,
evitado y reprimido. Este inframundo de la psiquis (el id - “ello”- como lo llama
Freud), es un reino dominado por fuerzas instintivas primitivas. Para describir la
relación que hay entre la psiquis consciente y el inconsciente, Freud utilizó la
famosa imagen del iceberg sumergido. Con esta analogía, lo que se había supuesto
que fuese la totalidad de la psiquis, solo fue parte de ella, como la porción del
iceberg que se ve sobre la superficie del agua. Psicoanálisis descubrió que una
porción mucho mayor de la psiquis representada por la porción sumergida del
iceberg es el inconsciente que, sin que nos demos cuenta, controla nuestro proceso
de pensamiento y nuestro comportamiento.

A las contribuciones posteriores de la psicoterapia dinámica se sumaron los


problemas de factores etiológicos en el desarrollo de las relaciones objetales y en
las dinámicas interpersonales de la familia nuclear, no obstante, esta problemática
del psicoanálisis Freudiano coincidía con el énfasis exclusivo en la vida postnatal.

18
(Black and Black 1974, 1979, Sullivan 1953, Satir 1983, Bateson et al. 1956). En
quién nos convertiremos y de qué manera funcionaremos en el aspecto psicológico,
dependerá de lo que nos va a ocurrir después de nacer. Pero está demostrado que
este modelo resulta dolorosamente inapropiado cuando trabajamos con los estados
de conciencia holotrópicos inducidos tanto por psicodélicos, así como por medios
no farmacológicos, como los que ocurren espontáneamente. Para considerar todos
los fenómenos que ocurren durante estos estados, debemos corregir drásticamente
nuestra comprensión sobre las dimensiones de la psiquis humana. Aparte del nivel
biográfico post natal que comparte con la psicología tradicional, la nueva
cartografía ampliada incluye dos grandes dominios adicionales.

El primero se puede denominar “perinatal” debido a su íntima relación con


el trauma del nacimiento. Esta zona del inconsciente contiene los recuerdos de lo
que el feto experimentó en las etapas siguientes al proceso del nacimiento,
incluyendo todas las emociones y sensaciones físicas. Estos recuerdos conforman
nuestro distintivo paquete de experiencias, siendo cada uno vinculado con las
etapas del parto. Para ellos he acuñado el término: “matrices perinatales básicas”
(Basis perinatal matrices) BPM de I a IV.

BPM I: consiste en los recuerdos en la etapa avanzada del embarazo, justo


antes de dar a luz.
BPM II: está relacionado con la primera etapa del proceso del parto, cuando
se contrae el útero, pero el cuello uterino aún no se abre.
BPM III: es el momento en que comienza el trabajo de parto, después que el
cuello uterino se dilata.
BPM IV: guarda la memoria del proceso de emerger al mundo, el nacimiento
propiamente tal.

19
El contenido de estas matrices no está limitado a los recuerdos del feto; cada
una también representa una apertura selectiva hacia los dominios del inconsciente
colectivo histórico y arquetípico, que contienen patrones de una calidad
experiencial similar. Una descripción detallada sobre la fenomenología y la
dinámica de las matrices prenatales, se encuentra en mis publicaciones (Grof 1975,
2000).

La postura oficial de la psiquiatría académica es que el parto no queda


grabado en la memoria y que no constituye un psicodrama. La razón más frecuente
para rechazar la posibilidad de recuerdos de parto es que la corteza cerebral del
recién nacido no tiene el desarrollo necesario para interpretar las experiencias ni
para registrar este evento. Más específicamente, las neuronas corticales aún no
están “mielinizadas”, es decir no están completamente recubiertas con la capa
protectora de una sustancia lipoide denominada mielina. Curiosamente, este mismo
argumento no se utiliza para negar la existencia e importancia de los recuerdos
generados desde la etapa del amamantamiento, periodo que sigue de inmediato
después del nacimiento. La importancia psicológica de las experiencias en el
periodo oral e incluso del apego (el intercambio de miradas y contacto físico entre
la madre y el hijo al momento de nacer) es reconocida normalmente por los
obstetras, pediatras y psiquiatras infantiles tradicionales (Klaus, Kennell, y Klaus
1995, Kennel y Klaus 1998).

El argumento de la mielinización no tiene sentido y entra en conflicto con


evidencias científicas de diversa índole. Por ejemplo, se ha demostrado que los
recuerdos o la memoria existe en organismos que no poseen corteza cerebral.

20
En el año 2001, un neurocientífico austríaco, Erik Kandel, recibió el Premio
Nobel de psicología por su investigación sobre los mecanismos de memoria
observados en la babosa de mar Aplysia, un organismo insuperablemente más
primitivo que un niño recién nacido. La afirmación en torno a que el recién nacido
no es consciente de su nacimiento y que no es capaz de producir recuerdos sobre
este evento, también entra en conflicto con la gran cantidad de investigaciones
sobre la etapa fetal que demuestran lo extremadamente sensible que es el feto,
incluso en la etapa prenatal (Tomatis 1991, Whitwell 1999). Dada esta evidencia,
la explicación más aceptada por la comunidad científica oficial sobre la ausencia
de memoria en esta etapa, es atribuida al mecanismo de represión psicológica y
resistencia a causa del recuerdo traumático del nacimiento (parto).

El segundo dominio trans-biográfico de la nueva cartografía es el


denominado “transpersonal”, éste incluye una amplia gama de experiencias en las
cuales la conciencia trasciende los límites del cuerpo/ego y las limitaciones
comunes relacionadas con el tiempo lineal y el espacio tridimensional. Esta
trascendencia nos lleva a la identificación experiencial con otras personas, grupos
de personas, otras formas de vida e incluso con elementos del mundo inorgánico.
La trascendencia del tiempo nos permite acceder a los recuerdos ancestrales,
raciales, colectivos, filogenéticos y kármicos. Sin embargo, otra categoría de
experiencias transpersonales nos puede conducir hasta el reino del inconsciente
colectivo, que el psiquiatra suizo C.G. Jung denominó arquetipo. Esta región
alberga figuras mitológicas, temas y reinos de todas las culturas y épocas, incluso
aquellos de los cuales no tenemos conocimiento previo (Jung 1959).

En sus alcances más lejanos, la consciencia individual puede identificarse


con la Mente Universal, el principio creativo del universo. Probablemente la

21
experiencia disponible más profunda de los estados holotrópicos es la
identificación con lo Supracósmico y la Nada Metacósmica, el Vacío Primordial y
la Nada, lo cual es la consciencia en sí misma. La Nada tiene una naturaleza
paradojal, es el vacío en el sentido de estar desprovista de cualquier forma concreta,
pero a su vez es el todo, puesto que pareciera contener a la creación completa en su
forma potencial.

En mis libros he clasificado las experiencias transpersonales de un modo


estrictamente fenomenológico y no jerárquico. Tanto la literatura hindú y budista,
como los textos de Ken Wilber, basados en estas fuentes, adoptan la aproximación
jerárquica para especificar los niveles de consciencia en las cuales ocurren varias
experiencias transpersonales. Para construir el mapa del desarrollo psico-
espiritual, Wilber utilizó material de literatura espiritual ancestral, principalmente
del hinduismo Vedanta, y de los budismos Terevada y Mahayana. Mis datos los
obtuve de observaciones clínicas realizadas en población contemporánea de
algunos países de Europa, Sud América y Australia, complementada por una
pequeña investigación con grupos experimentales de Japón y del este de la India.
Sin embargo, pese a las discrepancias en las fuentes de datos no es difícil organizar
experiencias transpersonales dentro de mi clasificación, de tal manera que ellas
muestran un estrecho paralelo con la descripción de Wilber sobre los niveles de la
evolución espiritual (Wilber 1980).

Mi investigación ha otorgado evidencia empírica de la existencia de la


mayoría de las experiencias contenidas en el mapa del desarrollo de Wilber.
También ha demostrado que las descripciones de las fuentes ancestrales de Wilber
aún son altamente importantes para la humanidad moderna. Pero debido a que los
ejemplos que utiliza Wilber para algunos niveles del desarrollo psico espiritual

22
resultan ser escasos e incompletos, la incorporación de los resultados de mi
investigación sobre los estados holotrópicos al esquema de Wilber implicará
algunas adiciones y ajustes importantes.

El esquema de Wilber sobre el dominio espiritual post-centáurico incluye el


nivel sutil inferior y superior, el nivel causal inferior y superior, y el nivel de lo
Supremo o Absoluto. Para Wilber el sutil inferior o astral psíquico, el nivel de
conciencia se caracteriza por un grado de diferenciación de la conciencia entre el
cuerpo y la mente, el cual supera el nivel alcanzado en el nivel centáurico. El nivel
astral, dicho por el propio Wilber “incluye, básicamente, las experiencias fuera del
cuerpo, cierto conocimiento oculto, el aura, magia verdadera, viaje astral, etc.” La
descripción del nivel psíquico incluye varios fenómenos “psi”: Percepción Extra
Sensorial, presentimiento, clarividencia, psicoquinesia y otros. También se refiere
a los Sutras Patanjali que incluye todos los poderes paranormales del nivel sutil,
fenómenos de control mental sobre la materia o siddhis (Patanjali 1990). En el
ámbito sutil superior, la conciencia se diferencia completamente de la mente común
y se convierte en lo que podríamos denominar el “yo superior” o “la mente
superior”. En este dominio Wilber incorpora un elevado sentido de la intuición e
inspiración religiosa, visiones de luz divina, iluminaciones audibles y presencias
ascendidas – guías espirituales, seres angélicos, ishta-devas, Dhyani-Buddhas y los
arquetipos de Dios, los que Wilber considera como formas arquetípicas superiores
de nuestro propio ser.

Al igual que el nivel sutil, el causal se subdivide en inferior y superior.


Wilber señala que el dominio causal inferior se manifiesta en un estado de
conciencia conocido como savikalpa samadhi, la experiencia divina última, el
hogar, la esencia y fuente de todas las manifestaciones dioses menores que se

23
encuentran en los reinos sutiles. El reino causal superior, entonces contempla una
“trascendencia total y absoluta, y una liberación hacia la Conciencia Informe,
Resplandor Ilimitado”. En este contexto, Wilber se refiere al nirvikalpa samadhi
del Hinduismo, nirodh del Budismo Hinayana, y a 8 de los 10 iconos del buey del
Budismo Zen.

En el último nivel que propone Wilber, el Absoluto, la Conciencia despierta


como su Condición Original y Semejanza (tathagata), que a su vez es total, sutil o
causal. La separación entre el observador y lo observado desaparece y surge el
Proceso Mundial entero, momento a momento como nuestro propio Ser, fuera del
cual nada existe.

En una clasificación jerárquica de mis recopilaciones, yo incluiría las


experiencias del nivel sutil inferior o astral psíquico que involucran elementos del
mundo material, pero con información radicalmente diferente de nuestra
percepción cotidiana. Es decir, experiencias que tradicionalmente son consideradas
por parapsicólogos (algunas también por tanatólogos y terapeutas), como extra
corporales, viajes astrales, fenómenos extra sensoriales (ESP), presentimiento y
clarividencia. También agregaría experiencias de fenómenos estrechamente
ligados a la realidad material, pero revelando aspectos o dimensiones a los cuales
no se puede acceder mediante la conciencia normal – el cuerpo sutil o energético,
sus canales (nadis en sanscrito o meridianos), campos (auras), y centros (chakras).
En este contexto existe un concepto particularmente relevante, los puntos de cruce,
que son puentes entre la realidad visible e invisible, que se encuentran en la
literatura Tántrica (Mookerjee y Khanna 1977).

24
También incluiría en el nivel sutil inferior algunas experiencias
transpersonales importantes que ocurren en mi cartografía, pero que no las
menciona Wilber. Ellas son la identificación experiencial con diversos aspectos
espacio-temporales (otras personas, animales, plantas, y materiales y procesos
inorgánicos, así como también las experiencias ancestrales, raciales, colectivas,
filogenéticas y kármicas. En mis publicaciones anteriores he demostrado que estas
experiencias, mediadas por canales extrasensoriales permiten acceder a nueva
información acerca de los fenómenos implicados (Grof 1975, 1985, 1987, 2000).

Yo también incorporaría de mi propia clasificación una categoría de


experiencias que denomino psicoide, a base del término acuñado por Hans Driesch
y luego adoptado por C. G. Jung. Este grupo incluye situaciones en donde las
experiencias intra psíquicas están relacionados con los cambios correspondientes
al mundo externo (conocida como la realidad consensual). Las experiencias
psicoides cubren un amplio espectro que van desde las sincronicidades de Jung
(Jung 1960) y magia ceremonial, hasta la psicoquinesia y otros fenómenos de
control de la mente sobre materia o siddhis, (Grof 1988) con que Patanjali señala
al nivel sutil de conciencia.

Entre las categorías en mi mapa de experiencias transpersonales que pueden


agregarse al nivel sutil superior, se encuentran las visiones de luz divina y la
epifanía, encuentros con figuras arquetípicas maravillosas y airadas, comunicación
con guías espirituales y entidades supra humanas, contacto con animales
chamánicos de poder, recepción directa de símbolos universales y episodios de
inspiración religiosa y creativa (la epifanía de Prometeo). Las visiones de seres
arquetípicos o de identificaciones experienciales con ellos, permite retratarlos en
su forma universal (por ejemplo: La Gran Diosa Madre) o en la forma de su

25
manifestación cultural específica (por ejemplo: La Virgen María, Isis, Cibeles,
Parvati, etc.).

A lo largo de los años he tenido el privilegio de presenciar sesiones de


psicodelia y Respiración Holotrópica donde las personas han experimentado las
dimensiones causales inferiores y superiores, e incluso el Absoluto. También he
tenido experiencias personales que caen en esas categorías. De acuerdo a mi
clasificación estos episodios son descritos bajo los títulos de experiencias del
Demiurgo, Conciencia Cósmica, Conciencia Absoluta, o Vacío Supracósmico y
Meta cósmico.

La existencia y naturaleza de las experiencias transpersonales violan algunos


de los más fundamentales supuestos de la ciencia materialista. Implican nociones
aparentemente absurdas como la relatividad y la naturaleza arbitraria de todos los
límites físicos, conexiones no locales en el universo, comunicación a través de
medios desconocidos y canales, recuerdos carentes de sustrato material, el aspecto
no lineal del tiempo, o la conciencia unida a todos los organismos vivos, e incluso
a materia inorgánica. Muchas experiencias transpersonales involucran eventos
tanto del microcosmo como del macrocosmo, reinos a los cuales normalmente no
se puede acceder con los sentidos humanos comunes. También involucran eventos
de periodos históricos anteriores al origen del sistema solar, de la formación del
planeta tierra, de la aparición de los organismos vivos, del desarrollo del sistema
nervioso y de la emergencia del Homo sapiens.

Los académicos tradicionales y médicos que adhieren a una sola


cosmovisión materialista no tienen más opción que negar la existencia y la
autenticidad de las experiencias transpersonales, o relegarlas a la categoría de

26
“fenómenos anómalos”. Sin embargo, se han realizado intentos serios para
otorgarles un marco conceptual científico e integrarlos a una nueva y
revolucionaria cosmovisión. El prolífico escritor Ervin Laszlo, el más famoso
teórico de sistemas, científico interdisciplinario y filósofo, ha explorado una gran
variedad de campos del conocimiento, dentro de los cuales destacan las disciplinas
de la astrofísica, física cuántica relativista, biología y la psicología transpersonal
(Laszlo 1993, 1999, 2003, 2004a, 2004b). Él señaló una amplia gama de
fenómenos, observaciones paradojales y desafíos paradigmáticos para los cuales
estas disciplinas no ofrecen explicaciones. Basándose en avances revolucionarios
de la ciencia del siglo XX, él ha presentado una brillante solución para muchas
anomalías y paradojas presentes en estos campos. Laszlo consiguió llegar a ella
formulando su hipótesis de conexión cuyo pilar fundamental es la existencia de lo
que él llama el “campo-psi”, y más recientemente lo rebautizó como el “Campo
Akashico” (Laszlo 2003, 2004b).

Lazslo describe a éste como un campo subcuántico que es la fuente de toda


lo creado y guarda un registro holográfico de todos los eventos que han ocurrido
en el mundo fenoménico. Lo compara con el concepto de “vacío cuántico” (o,
mejor dicho, plenitud cuántica) que ha surgido de la física moderna (Laszlo 2003,
2004ab). La hipótesis de conexión de Laszlo, otorga una explicación científica a
las experiencias transpersonales misteriosas, como la identificación sensorial con
otras personas y con representantes de otras especias, conciencia grupal, la
posibilidad de experimentar episodios de otros periodos de la historia y otros
países, como vidas pasadas, telepatía, visión remota y otras habilidades psíquicas;
experiencias fuera del cuerpo, proyección astral, la experiencia del Vacío Supra
cósmico y Meta cósmico, entre otros.

27
Un marco conceptual alternativo que puede explicar las desconcertantes
propiedades de las experiencias transpersonales, es la filosofía de proceso del
matemático, lógico y filósofo inglés, Alfred North Whitehead (Whitehead 1978).
Su sistema metafísico es particularmente interesante porque no confiere a la
materia un estado metafísico fundamental, sino más bien se concentra en la
experiencia o en la mente. De acuerdo a la filosofía de proceso, el elemento básico
de lo cual está hecho el universo no es una sustancia permanente, sino un momento
de experiencia llamado, en sus términos, el “momento real” (actual occasion). El
universo está compuesto de una infinidad de estallidos intermitentes de actividad
experiencial en todos los niveles de la realidad, que van desde partículas
subatómicas hasta el alma humana. John Buchanan, David Ray Griffin, John
Quiring, Leonard Gibson, y Grant Maxwell (Buchanan 1994, 2001, 2002 y 2005,
Griffin 1989 and 1996, Quiring 1996, Gibson 1998, 2006, 2010, y Maxwell 2011)
han estudiado la importancia de la filosofía de Whitehead para la psicología
transpersonal y para la investigación de la conciencia.

Después de haber estudiado más de medio siglo los estados holotrópicos de


la conciencia, no tengo dudas sobre la existencia de las experiencias
transpersonales, que son ontológicamente reales y que no son producto de la
especulación metafísica, ni de la imaginación humana o de procesos patológicos
del cerebro. Con el término “ontológicamente reales” no me refiero a la categoría
de experiencias compuestas por un sentido subjetivo de la realidad, sino a aquellas
cuyos contenidos revelan algo de la naturaleza o revelan cualidades esenciales del
ser o de la existencia. Sería un error descartar todas las experiencias transpersonales
argumentando que son un producto de la imaginación, superstición o manifestación
de una enfermedad mental, un error en el que se cae con frecuencia.

28
Quien intente hacerlo, tendría que ofrecer una explicación viable sobre por
qué estas experiencias se han descrito en el pasado en forma sistemática por
personas de distintas razas, culturas y períodos históricos. Tal persona también
tendría que justificar el hecho que estas experiencias siguen manifestándose en la
población actual, bajo ciertas condiciones como sesiones con sustancias
psicodélicas, durante psicoterapia, en práctica espiritual sistemática de meditación,
en las experiencias cercanas a la muerte y durante episodios espontáneos de crisis
psico espirituales. En varias de mis publicaciones se encuentran debates sobre el
dominio transpersonal que incluyen descripciones y ejemplos de diversos tipos de
experiencias transpersonales. (Grof 1975, 1987, and 2000).

En vista de este modelo de la psiquis ampliamente expandido, podríamos


parafrasear ahora el símil de Freud entre la psiquis y un iceberg: todo lo que el
análisis Freudiano ha descubierto sobre la psiquis representa sólo la punta del
iceberg que se ve sobre el agua. La investigación de los estados holotrópicos ha
posibilitado descubrir y estudiar la vasta porción sumergida del iceberg, que Freud
y sus seguidores no prestaron atención, a excepción de sus notables discrepantes
Otto Rank y C.G. Jung. El mitologista Joseph Campbell, conocido por su agudo
humor irlandés, utilizó una metáfora distinta: “Freud estaba pescando sentado sobre
una ballena”.

29
3. Naturaleza, Función y Arquitectura de los Desórdenes
Emocionales y Psicosomáticos

Para explicar los múltiples desórdenes emocionales y psicosomáticos que no


tienen base orgánica (“psicopatología psicógena”), los psiquiatras tradicionales
utilizan un modelo simple de la psiquis, limitado a la biografía postnatal y al
inconsciente del individuo. Tal modelo sugiere que estas condiciones surgen en la
infancia y la niñez como consecuencia de varios traumas emocionales y dinámicas
interpersonales al interior de la familia de origen. Parece haber un acuerdo general
entre las escuelas de psicoterapia dinámica en torno a que la profundidad y seriedad
de estos desórdenes dependen de la etapa en que ocurrió el trauma original.

Por lo tanto, según el psicoanálisis clásico, el origen del alcoholismo, de la


adicción a estupefacientes y de los desórdenes maniaco-depresivos puede
encontrarse en la fase oral o en el desarrollo de la lívido; la neurosis obsesivo
compulsiva tiene sus raíces en la etapa anal; las fobias y los trastornos disociativos
se originan por traumas en la etapa fálica y durante el complejo de Edipo y Electra;
etc. (Fenichel 1945). En posterior desarrollo del psicoanálisis se han vinculado
algunos desórdenes profundos – psicosis infantiles del espectro autista y
simbiótico, personalidad narcisista y trastorno límite de la personalidad – con los
trastornos del desarrollo temprano de la relación con los objetos (Black and Black
1974 and 1979). Como mencioné anteriormente, esto no aplica para los terapeutas
de las escuelas Rankiana y Jungiana, estos establecen que las raíces de los
desórdenes emocionales calan hondo dentro de la psiquis.

Estas conclusiones se basan en observaciones de terapeutas que utilizan


mecanismos verbales. La comprensión de los desórdenes psicogénicos cambia

30
radicalmente cuando usamos mecanismos que incluyen estados holotrópicos de
conciencia, que permiten acceder a niveles del inconsciente donde generalmente es
imposible llegar con la terapia verbal. Las etapas preliminares de este trabajo
generalmente revelan un importante material de traumas de la primera infancia y
niñez, que están significativamente relacionados con problemas emocionales y
psicosomáticos que parecieran ser la causa de los traumas. Sin embargo, cuando
avanza el proceso de revelar material, se despliegan capas más profundas del
inconsciente y encontramos otras raíces del mismo problema que se encuentran en
los niveles perinatales y transpersonales de la psiquis.

Varios métodos de trabajo con estados holotrópicos – como la terapia


psicodélica, Respiración Holotrópica, Rebirthing o terapia del renacimiento y la
terapia primal; o psicoterapia con personas que experimentan crisis
psicoespirituales espontáneas – han demostrado que los problemas emocionales y
psicosomáticos no se pueden explicar adecuadamente como si fueran generados
sólo por eventos psicotraumáticos postnatales. En mi experiencia el material
inconsciente asociado con ellos, por lo general forma constelaciones dinámicas de
múltiples niveles, para lo cual he acuñado el término “sistemas de experiencia
condensada” (Systerms of condensed experience) o “Sistemas COEX” (Grof 1975,
2000).

Un típico sistema COEX está compuesto de muchas capas de material


inconsciente que comparte emociones o sensaciones físicas similares; el sistema
COEX se alimenta de distintos niveles de la psiquis. Las capas más superficiales y
accesibles guardan la memoria de traumas emocionales o físicos de la infancia,
niñez o de otras etapas posteriores en la vida. A un nivel más profundo, cada
sistema COEX normalmente se conecta con cierto aspecto de la memoria del

31
nacimiento – un BPM específico; la elección de esta matriz depende de la
naturaleza de las emociones y sensaciones físicas presentes. Por ejemplo, si el tema
del sistema COEX es la victimización, corresponde al BPM II; si existe una lucha
contra un adversario poderoso o existe abuso sexual, la conexión sería el BPM III.
Para un COEX positivo que abarca recuerdos satisfactorios y situaciones de
plenitud, corresponde el BPM I o el BPM IV y así sucesivamente.

Las raíces más profundas de los sistemas COEX donde se encuentran los
desórdenes emocionales y psicosomáticos llegan hasta el dominio transpersonal de
la psiquis. Toman la forma de memorias ancestrales, raciales, colectivas y
filogenéticas, experiencias que parecieran provenir de otro tiempo (“memoria de
otras vidas”), y de diversas figuras arquetípicas. De este modo, por ejemplo, el
trabajo terapéutico sobre la rabia y la predisposición a la violencia podría hasta
cierto punto, adquirir la forma de una identificación experiencial con un tigre o una
pantera negra. O bien la raíz más profunda de una severa conducta antisocial puede
identificarse con un arquetipo demoniaco, mientras que la solución para una fobia
puede tomar la forma de la revivir e integrar una experiencia en una vida pasada.

La arquitectura general de los sistemas COEX se puede explicar con un


ejemplo clínico. Una persona que sufre de asma psicogénica podría descubrir,
luego de una serie de sesiones de respiración, un potente sistema COEX subyacente
a este trastorno. La parte biográfica de esta constelación podría ser el recuerdo de
haber estado a punto de ahogarse a los siete años, recuerdos de haber sido
estrangulado repetidamente por un hermano mayor entre los tres y cuatro años, y
un recuerdo de asfixia grave durante la tos ferina o difteria a los dos años. La
contribución perinatal a este COEX podría ser, por ejemplo, asfixia experimentada
durante el nacimiento debido a la estrangulación por el cordón umbilical alrededor

32
del cuello. Una raíz transpersonal típica de este trastorno respiratorio podría ser la
experiencia de haber sido ahorcado o estrangulado, lo que parece ser de una vida
anterior. Un debate detallado sobre los sistemas COEX y su papel en diversas
formas de psicopatología, incluyendo ejemplos adicionales, están disponibles en
varias publicaciones anteriores (Grof 1975, 1987, and 2000).

4. Mecanismos Terapéuticos Efectivos

La psicoterapia tradicional sólo reconoce los mecanismos terapéuticos que


operan a nivel de material biográfico, como debilitar los mecanismos de defensa
psicológica, recordar eventos traumáticos olvidados o reprimidos, reconstruir el
pasado a partir de sueños o de síntomas neuróticos, obtener introspecciones
intelectuales y emocionales, analizar la transferencia y obtener experiencia
correctiva sobre relaciones interpersonales. La psicoterapia que involucra estados
holotrópicos de conciencia ofrece muchos mecanismos adicionales altamente
efectivos de curación y transformación de la personalidad que son posibles cuando
la regresión experiencial alcanza los niveles perinatal y transpersonal. Entre estos
mecanismos se encuentran: revivir los recuerdos traumáticos de la infancia, la
niñez, del nacimiento biológico y de la vida prenatal; evocar recuerdos de vidas
pasadas; aparecer material arquetípico; vivir experiencias de unidad cósmica; entre
otros.

Esta dinámica terapéutica se puede demostrar con la historia de un


participante de uno de nuestros talleres en el Instituto Esalen, en Big Sur,
California, a quien llamaré Norbert. Al comienzo del taller, Norbert se quejaba de
un severo dolor crónico en el hombro izquierdo y en el músculo pectoral, que le

33
había provocado un gran sufrimiento haciendo su vida miserable. Los exámenes
médicos que incluyen radiografías, no habían detectado ninguna base orgánica para
su problema y todos los intentos terapéuticos habían sido infructuosos. La serie de
inyecciones de procaína producían alivio transitorio mientras duraba el efecto
farmacológico de la droga.

La sesión de práctica respiratoria de Norbert fue larga y dramática. Al


momento de compartir la experiencia entre los participantes, describió que
había tres capas diferentes en su experiencia, todas ellas relacionadas con el
dolor en su hombro y con la asfixia. En el nivel más superficial, revivió una
situación aterradora de su infancia en la que casi perdió la vida. Cuando tenía
unos siete años, él y sus amigos estaban cavando un túnel en una playa de
arena cerca del océano. Cuando el túnel estuvo terminado, Norbert se arrastró
por dentro para explorarlo. Pero los otros niños saltaron en la superficie,
provocando que el túnel se derrumbara y dejando a Norbert enterrado vivo.
Estaba a punto de morir ahogado cuando llegaron unos adultos que
respondieron a los gritos de auxilio de los amigos, y lo rescataron.

Cuando la experiencia de respiración fue más profunda, Norbert


revivió un episodio violento y aterrador que lo llevó a la memoria de su
nacimiento biológico. Su parto fue muy difícil, ya que su hombro estuvo
atascado durante largo tiempo detrás del hueso púbico de su madre. Este
episodio sumado al anterior explica la combinación de asfixia y dolor intenso
en el hombro izquierdo.

En la última parte de la sesión, la experiencia cambió drásticamente.


Norbert comenzó a ver uniformes militares y caballos, y reconoció que había

34
participado en una feroz batalla. Incluso fue capaz de identificarla como una
de las batallas de Cromwell, Inglaterra. En un momento dado, sintió un fuerte
dolor en su hombro izquierdo y se dio cuenta que una lanza lo había
perforado. Cayó de su caballo y en el suelo pasaron los otros caballos sobre
su cuerpo aplastando su pecho. Su caja torácica rota le causó un dolor
agónico, se estaba ahogando en sangre que estaba llenando sus pulmones.

Después de un período de sufrimiento extremo, la conciencia de


Norbert se separó de su cuerpo moribundo, se elevó por encima del campo
de batalla, y observó la escena desde la perspectiva de un ave. Tras la muerte
del soldado gravemente herido, a quien reconoció como él mismo en una
encarnación anterior, la conciencia de Norbert regresó al momento presente
y se reconectó con su cuerpo, que ahora estaba libre de dolor por primera vez
después de muchos años de tormento. El alivio del dolor logrado por estas
experiencias resultó ser permanente.

5. La Estrategia de la Psicoterapia y Auto-exploración

El aspecto más sorprendente de la psicoterapia moderna es la cantidad de


excelentes escuelas que difieren entre si sobre las cuestiones más fundamentales.
¿Cuáles son las dimensiones de la psique humana y cuáles son sus fuerzas
motivadoras más importantes? ¿Por qué se desarrollan los síntomas y qué
significan? ¿Qué problemas aporta el cliente a la terapia son centrales y cuáles son
menos relevantes? ¿Qué técnicas y estrategias se deben utilizar para corregir o
mejorar el funcionamiento emocional, psicosomático e interpersonal de los
pacientes? Hay tantas respuestas a estas preguntas como escuelas de psicoterapia.

35
El objetivo de las psicoterapias dinámicas tradicionales es alcanzar la
comprensión intelectual de la psiquis humana, en general; y la de un paciente
específico, en particular, para luego utilizar este conocimiento en el desarrollo de
una técnica y estrategia terapéutica eficaz. Una herramienta importante en muchas
psicoterapias modernas es la "interpretación" con la cual el terapeuta revela al
paciente el significado "verdadero" o "real" de sus pensamientos, emociones y
comportamiento. Este método es ampliamente utilizado para analizar sueños,
síntomas neuróticos, comportamiento e incluso acciones cotidianas aparentemente
triviales, tales como lapsus linguae u otros pequeños errores, Fehlleistungen de
Freud (Freud 1960a). Otra área en donde la interpretación se aplica comúnmente
es la dinámica interpersonal, como en la transferencia de sentimientos y actitudes
inconscientes en el terapeuta.

Los terapeutas invierten mucho esfuerzo en intentar determinar cuál es la


interpretación más adecuada en una situación específica y cuál es el momento más
apropiado para ofrecer tal interpretación. Incluso una interpretación que se supone
“correcta” en cuanto a su contenido, podría ser inútil o perjudicial para el paciente
si se ofrece antes de tiempo, cuando el paciente aún no está preparado para ella. Un
grave error en este método de psicoterapia es que los terapeutas individuales,
especialmente aquellos que pertenecen a diversas escuelas, otorgan valores muy
diferentes a un mismo contenido psicológico o comportamiento, y ofrecen
interpretaciones diversas y a veces contradictorias.

Como psiquiatra principiante, participé en clases de psicoanálisis, que exigía


tres sesiones a la semana por poco más de siete años. Mi psicoanalista fue el gestor
del psicoanálisis checoslovaco y presidente de la Asociación Psicoanalítica
Checoslovaca, Dr. Theodor Dosužkov. En el momento de mi psicoanálisis, el Dr.

36
Dosužkov tenía casi 70 años y entre sus “analysands” – todos los jóvenes
psiquiatras -, era conocido por su tendencia a dormitar ocasionalmente durante las
horas de psicoanálisis. Su hábito era el blanco favorito de los chistes de sus
estudiantes.

Además de las sesiones de entrenamiento psicoanalítico individuales, el Dr.


Dosužkov también llevó a cabo seminarios donde sus estudiantes realizaron
análisis de libros y artículos, discutieron estudio de casos y pudieron formular
preguntas sobre la teoría y la práctica del psicoanálisis. En uno de estos seminarios,
un participante hizo una pregunta "puramente teórica": "¿Qué pasa si durante el
análisis el psicoanalista se duerme? Si el paciente continúa con asociación libre,
¿continúa la terapia? ¿Se interrumpe el proceso? ¿Debería el paciente ser
reembolsado por ese tiempo, ya que el dinero es un vehículo tan importante en el
análisis freudiano?"

Dr. Dosužkov no pudo negar que tal situación podría ocurrir en sesiones
psicoanalíticas. Era consciente de que los discípulos conocían su debilidad y tenía
que encontrar una respuesta. "Esto puede suceder", dijo. "A veces, estás cansado y
somnoliento – no dormiste bien la noche anterior, te estás recuperando de una gripe
o estás físicamente agotado. Sin embargo, si has estado en este negocio mucho
tiempo, desarrollas una especie de sexto sentido; te duermes sólo cuando las cosas
que están surgiendo son irrelevantes. Cuando el paciente dice algo realmente
importante, te despiertas y ¡ahí estás presente!"

Dr. Dosužkov también era un gran admirador de I. P. Pavlov, un fisiólogo


ganador del Premio Nobel ruso que produjo su conocimiento sobre el cerebro a
partir de sus experimentos con perros. Pavlov escribió mucho sobre la inhibición

37
de la corteza cerebral que ocurre durante el sueño o la hipnosis; describió que
ocasionalmente podría haber un "punto de vigilia" en la corteza cerebral inhibida.
Su ejemplo favorito era una madre que puede dormir a pesar de los ruidos fuertes,
pero se despierta inmediatamente cuando su hijo se queja. "Es como el caso de la
madre que escribió Pavlov", explicó el Dr. Dosužkov, con suficiente experiencia,
usted será capaz de mantener la conexión con su cliente incluso cuando se quede
dormido".

Pero, la explicación del Dr. Dosužkov era claramente imperfecta. Lo que un


terapeuta considera relevante en el relato del paciente, va a estar determinado por
su propio entrenamiento y prejuicio personal. Un terapeuta Adleriano, Rankiano o
Jungiano se despertaría en diferentes momentos de la sesión – cada uno lo haría en
el momento en que el relato del paciente sea “relevante” según sea su propia
aprendizaje, escuela y criterio personal.

Debido a las grandes diferencias conceptuales entre las escuelas de


psicología profunda, surge naturalmente la pregunta de cuáles ofrecen una
comprensión más correcta de la psiquis humana en salud y enfermedad. Si fuera
cierto que las interpretaciones correctas y debidamente cronometradas son un
factor significativo en la psicoterapia, uno esperaría encontrar grandes diferencias
en el éxito terapéutico alcanzado por varias escuelas. Sus resultados terapéuticos
podrían ser cartografiado en una curva de Gauss donde veríamos que los terapeutas
de la escuela con la comprensión más precisa de la psiquis y, por lo tanto, con las
interpretaciones más adecuadas estarían mejor ubicados en la curve (tendrían los
mejores resultados); mientras que las pertenecientes a orientaciones con marcos
conceptuales menos precisos se distribuirían en las áreas descendentes de la curva
de Gauss.

38
Yo no conozco algún estudio científico que muestre una evidente
superioridad de algunas escuelas de psicoterapia sobre otras, o que las compare por
los resultados. En todo caso, las diferencias se encuentran dentro de las mismas
escuelas y no entre ellas. Esas diferencias son el resultado de variaciones en las
habilidades de los terapeutas dentro de una escuela dada. Cada escuela tiene al
mejor y al peor terapeuta. Y, muy probablemente, los resultados terapéuticos tienen
poca relación con lo que los terapeutas piensan que están haciendo en torno a la
precisión y el momento óptimo para ofrecer las interpretaciones, el análisis correcto
de la transferencia, el uso táctico del silencio y otras intervenciones específicas.
Una terapia exitosa depende de factores que no están asociados a tener una mente
brillante. Es difícil describir los factores en términos científicos, como la “calidad
del contacto humano” entre el terapeuta y el paciente; los sentimientos del paciente
que son aceptados sin condiciones por otro ser humano que generalmente son
expresados por primera vez; o la fortaleza de la esperanza y expectativas que el
paciente siente sobre el proceso terapéutico.

Jerome Frank, Julia Frank, y Renato Alarcón, en sus reconocidos libros


expusieron las dificultares para intentar medir los efectos de la psicoterapia y para
contrastar las escuelas y sus distintas teorías (Frank and Frank 1993, Alarcón and
Frank 2011). Mostraron claramente que estos esfuerzos se enfrentan con
dificultades metodológicas. Los meta-análisis han aportado algunas pruebas en
relación a los efectos positivos de la psicoterapia, pero no han logrado identificar
diferencias significativas entre el éxito terapéutico de las buenas escuelas de
psicoterapia, o de los terapeutas y novicios experimentados.

Frank y Frank concluyeron que los resultados de la terapia son generalmente


mejores que estar en lista de espera, pero los resultados de diferentes escuelas de

39
psicoterapia son notablemente similares a pesar de las diferencias establecidas en
las teorías y técnicas. En las notas que tomaron durante una conferencia sobre
investigación en psicoterapia, Rubinstein y Parloff ofrecieron una liviana
caracterización sobre el estado del campo de la psicoterapia: "La psicoterapia es
una técnica indefinida aplicada a problemas no específicos, con resultados
impredecibles. Para esta técnica, recomendamos un entrenamiento riguroso"
(Rubinstein y Parloff 1959).

Dada esta desconcertante falta de acuerdo sobre la teoría y la práctica de la


psicoterapia, un paciente con un trastorno emocional o psicosomático bien podría
elegir una escuela psicoterapéutica lanzando una moneda al aire. Con cada escuela
viene una explicación diferente para el problema del paciente y por lo tanto se
ofrece una técnica distinta para superarlo. Del mismo modo, cuando un terapeuta
principiante en busca de formación elige una escuela terapéutica en particular, esa
elección está más relacionada con la personalidad del solicitante que con el valor
de la escuela.

El problema que tienen muchas escuelas de psicoterapia es que ellas


describen correctamente la dinámica sobre ciertos niveles de las psiquis, pero
carecen de una comprensión de los fenómenos en otros niveles, e intentan
explicarlos en términos limitados por su propio marco conceptual. Por ejemplo, el
sistema de Freud estaba limitado a la biografía postnatal y del inconsciente del
individuo. No estaba al tanto de la primordial importancia del nacimiento, salvo
por un corto período, en que pensó que la ansiedad del parto podría ser el patrón
que explica todas las ansiedades futuras (Freud 1959). Freud tampoco aceptaba la
existencia del inconsciente colectivo e intentó interpretar los fenómenos
arquetípicos/mitológicos y parapsicológicos en términos de su estrecho modelo

40
biológico/biográfico. Otto Rank, quien descubrió la importancia psicológica del
trauma del parto, ofreció explicaciones mitológicas y espirituales/religiosas como
derivadas de las dinámicas perinatales. C.G. Jung, quien descubrió y describió el
vasto dominio del inconsciente colectivo histórico y arquetípico, fue incapaz de
identificar la importancia del trauma del parto. En una entrevista con el Dr. Richard
I. Evans, ridiculizó y descartó la teoría de Otto Rank: “Oh, el parto no es un trauma,
es un hecho; todos nacemos” (Jung 1957a).

Un sistema psicoterapéutico eficaz tiene que reconocer y respetar todos los


niveles de la psiquis. El contenido que se explora y procesa, a medida que se
desarrolla de una sesión a otra, está determinado por el propio proceso psicológico
del paciente y su dinámica inconsciente. El terapeuta debe tener un marco
conceptual lo suficientemente amplio como para poder acompañar a los pacientes
a cualquier nivel de su psiquis inconsciente: biográfico, perinatal y/o transpersonal;
y apoyar sus respectivas experiencias (Vaughan 1993).

La terapia que basada en el potencial curativo de los estados holotrópicos de


la conciencia puede ayudarnos a evitar el problema que afecta a las técnicas
verbales de la psicoterapia: determinar qué es relevante en la narrativa del paciente
y elegir la interpretación "correcta". La alternativa que ofrece este enfoque en
realidad confirma algunas ideas sobre el proceso terapéutico esbozado por primera
vez por C. G. Jung. Según Jung, es imposible derivar una técnica psicoterapéutica
eficaz a partir de una comprensión puramente intelectual de la psiquis. Jung se dio
cuenta en sus últimos años que la psiquis no es un producto del cerebro y no está
contenida en el cráneo. Empezó a verla como la fuerza vital o el principio creativo
y generativo del cosmos (anima mundi) que impregna a toda la existencia y al
mundo; la psiquis individual de cada uno de nosotros está hecha de esta insondable

41
matriz cósmica. Los límites entre el anima mundi y la psiquis individual no son
absolutos; son permeables y pueden ser trascendidos en estados holotrópicos. El
intelecto es una función parcial de la psiquis que puede ayudarnos a estar enfocados
en situaciones cotidianas; sin embargo, en sí mismo, el intelecto no puede
comprender los misterios más profundos de la existencia, tampoco puede
comprender ni manipular a la psiquis.

Víctor Hugo lo dice muy bien en Les Misérables: "Hay un espectáculo más
grande que el mar, es el cielo; hay un espectáculo más grande que el paraíso; es el
interior del alma". Jung se dio cuenta que la psiquis era un misterio profundo y la
abordó con gran respeto. La consideró infinitamente creativa y sabía que era
imposible describirla mediante un conjunto de fórmulas que luego se puedan
utilizar para corregir los procesos psicológicos de los pacientes. Sugirió una
estrategia alternativa para la terapia, significativamente distinta a los enfoques
basados en construcciones intelectuales e intervenciones externas.

Lo que un psicoterapeuta puede hacer según Jung, es crear un ambiente de


apoyo en donde pueda producirse una transformación psicoespiritual. Esta
contención se puede comparar con un recipiente hermético que facilita los procesos
alquímicos. El siguiente paso es ofrecer un método que sirva de puente para
conectar al ego consciente con un aspecto superior del paciente, el Ser. Una de las
herramientas de Jung para este propósito era la "imaginación activa", que implicaba
la continuación de un sueño en el sofá terapéutico y analizarlo en statu nascendi
(von Franz 1997), en lugar de hacer un análisis retrospectivo del sueño utilizando
la memoria o recuerdos. Esto era diferente a la interpretación de sueños de Freud,
que requería recordar sueños que a veces tenían meses o incluso años de
antigüedad.

42
En palabras de Jung, "La imaginación activa es un proceso de diálogo
consciente con nuestro inconsciente para la producción de aquellos contenidos del
inconsciente que se encuentran, por así decirlo, inmediatamente por debajo del
umbral de la conciencia y, cuando se intensifican, lo más probable es que afloren
espontáneamente a la mente consciente " (Jung 1981). En este tipo de trabajo, la
curación no es el resultado de una brillante comprensión e interpretación por parte
del terapeuta; más bien, el proceso terapéutico se guía desde dentro de la psiquis
del paciente. La comunicación entre el ego y el Ser se produce principalmente por
medio de un lenguaje simbólico. En la comprensión de Jung, el Ser es el arquetipo
central en el inconsciente colectivo y su función es guiar al individuo hacia el
orden, la organización y hacia la unidad. Jung se refirió a este movimiento hacia la
unidad suprema como el "proceso de individuación".

El uso de estados holotrópicos para la terapia y la autoexploración confirma


la perspectiva de Jung y sigue la misma estrategia. Los facilitadores crean un
entorno protector y de contención, y ayudan al paciente a entrar en un estado
holotrópico. Una vez que esto ocurre, el proceso de sanación es guiado desde dentro
por la propia inteligencia de curación interior del paciente y la tarea de los
facilitadores es apoyar lo que está sucediendo. Este proceso activa
automáticamente el material inconsciente con una fuerte carga emocional que se
hace lo suficientemente disponible para que la conciencia pueda procesarlo durante
la sesión.

En los estados holotrópicos, la psiquis y el cuerpo manifiestan su capacidad


para funcionar juntos como un sistema integral de auto-organización y auto-
sanación. Por lo tanto, los terapeutas y facilitadores quedan liberados de la
infructuosa tarea de diferenciar lo que en el proceso del paciente es "relevante" de

43
lo que es meramente tangencial. Simplemente apoyan lo que está surgiendo
espontáneamente de un momento a otro, confiando en que el proceso es guiado
desde dentro del paciente por una inteligencia que supera la comprensión
intelectual de un terapeuta formado en cualquier escuela de psicoterapia. Los
pacientes y participantes en talleres o capacitación podrían utilizar los términos
como sistemas COEX, BPM, arquetipos, etc., pero este método revela la
experiencia directa con lo que surge espontáneamente, en lugar de depender de la
interpretación de los facilitadores.

6. El Rol de la Espiritualidad en la Vida Humana

La filosofía principal de la ciencia occidental ha sido el materialismo. Varias


disciplinas científicas han descrito la historia del universo como la historia del
desarrollo de la materia y aceptan como real sólo lo que se puede medir y pesar. La
vida, la conciencia y la inteligencia son vistos como productos secundarios de
procesos materiales más bien accidentales. Los físicos, biólogos y químicos
reconocen la existencia de dimensiones de la realidad que no son accesibles a
nuestros sentidos. Pero sólo reconocen aquellos que son de naturaleza física, que
pueden ser revelados y explorados mediante el uso de extensiones de nuestros
sentidos, tales como microscopios, telescopios y aparatos de registro especialmente
diseñados, o a través de experimentos de laboratorio.

44
En este de mundo no hay espacio para la espiritualidad. La existencia de
Dios, el concepto de dimensiones invisibles de realidades habitadas por seres
inmateriales, la posibilidad de que la conciencia sobreviva más allá de la muerte, y
los conceptos de reencarnación y karma son relegados a libros de cuentos de hadas
y manuales de Psicopatología. Desde una perspectiva psiquiátrica, tomar en serio
tales fenómenos se entiende como un acto de ignorancia, de analfabetismo
científico, superstición y pensamiento mágico primitivo. Si una persona inteligente
cree en Dios o Diosa, simplemente se debe a que no se ha liberado de las imágenes
infantiles de sus padres como seres omnipotentes y los proyectan hacia el Cielo o
al Más Allá. Además, las experiencias directas de realidades espirituales,
incluyendo el contacto con seres mitológicos y visitas a reinos arquetípicos, se
consideran manifestaciones de enfermedades mentales graves, como psicosis.

El estudio de los estados holotrópicos ha arrojado nuevas luces sobre el


problema de la espiritualidad y la religión. Una clave de esta comprensión es que
se descubrió que a través de estos estados es posible encontrar una rica gama de
experiencias muy similares a aquellas que inspiraron a las grandes religiones del
mundo, como visiones de Dios y de seres divinos y demoníacos, encuentros con
entidades desencarnadas, episodios de muerte y renacimiento psicoespiritual,
visitas al cielo y al infierno, experiencias de vidas pasadas, entre otras. La
investigación moderna ha demostrado que, sin lugar a dudas, estas experiencias no
son producto de la fantasía o procesos patológicos que afectan al cerebro, sino que
son manifestaciones de un material arquetípico proveniente del inconsciente
colectivo y por lo tanto es un componente esencial de la psiquis humana. Aunque
se accede a estos elementos míticos de manera intrafísica mediante un proceso
experiencial de auto exploración e introspección, son elementos ontológicamente
reales, es decir poseen una existencia objetiva. Para diferenciar las experiencias

45
transpersonales de creaciones imaginarias surgidas de la fantasía de la persona o
por una psicopatología, los Jungianos se refieren a este ámbito como “imaginal”.

Henri Corbin, académico francés, filósofo y místico, quien fue el primero en


utilizar el término “mundus imaginalis”, se sintió atraído por este concepto cuando
estudió la literatura mística del islam (Corbin 2000). Los teosofistas islámicos le
llaman el mundo imaginal - donde todo lo que existe en el mundo sensorial tiene
su análogo - ālam al-mithāl, o el octavo clima, para no confundirlo con los “siete
climas”, o regiones de la geografía islámica tradicional. El mundo imaginal posee
extensión y dimensiones, formas y colores, pero estos no son perceptibles por
nuestros sentidos del modo que percibimos los objetos físicos. Sin embargo, este
reino es – desde todo punto de vista - tan ontológicamente real como el mundo
material que percibimos con los órganos de nuestros sentidos, y la experiencia del
mundo imaginal se puede verificar a través de validación consensual de otras
personas. La realidad ontológica de las experiencias transpersonales y eventos
también está respaldada por teorías que reconocen y destacan su carácter
participativo (Ferrer 2002, Tarnas 1993 and 2006).

En vista de estas observaciones, la feroz batalla que la religión y la ciencia


han librado en los últimos siglos ahora parece ridícula y completamente
innecesaria. La ciencia genuina y la religión auténtica no compiten por el mismo
territorio; representan dos enfoques de la existencia que son complementarios, no
opuestos. La ciencia estudia los fenómenos en el mundo material, el reino de lo
medible, mientras que la espiritualidad genuina y la verdadera religión se inspiran
en el conocimiento experiencial del mundo imaginario tal como se manifiesta en
los estados holotrópicos de conciencia.

46
El aparente conflicto entre religión y ciencia, refleja un fundamental
malentendido entre ambas. Como ha señalado Ken Wilber, no puede haber un
conflicto entre ciencia y religión si ambos campos se practican y comprenden
adecuadamente. Cuando parece ocurrir un conflicto, probablemente estamos frente
a una "ciencia y religión falsas" (Wilber 1982). Esta supuesta incompatibilidad se
produce cuando una de las dos malinterpreta la postura de la otra y muy
probablemente representa una dudosa versión de la disciplina que defiende.

El único esfuerzo científico capaz de hacer juicios pertinentes y válidos sobre


asuntos espirituales es la investigación de la conciencia que estudia los estados
holotrópicos, ya que para emitir una opinión informada se requiere tener un
conocimiento profundo sobre el reino imaginal. En su innovador ensayo, "Cielo e
Infierno", Aldous Huxley sugirió que conceptos como el Infierno y el Cielo
representan realidades intrapsíquicas, que se experimentan de manera muy vívida
durante estados no ordinarios de conciencia, inducidos por sustancias psicodélicas,
como el LSD y la mezcalina, o por varias técnicas poderosas no farmacológicas
(Huxley 1959). El aparente conflicto entre ciencia y religión se basa en la falsa
creencia en que las dimensiones del Más Allá se encuentran en el universo
físico —
El Cielo en el espacio interestelar, el Paraíso en alguna zona oculta sobre la
superficie de nuestro planeta, y el Infierno al interior de la tierra.

Los astrónomos han desarrollado y utilizado dispositivos extremadamente


sofisticados, como el Telescopio Espacial Hubble, para explorar y cartografiar
cuidadosamente toda la bóveda del cielo. Los resultados de estos esfuerzos que,
por supuesto no han encontrado a Dios ni al cielo lleno de ángeles y santos tocando
el arpa, son la prueba de que tales realidades espirituales no existen. Del mismo

47
modo, al cartografiar cada hectárea de la superficie planetaria, los exploradores y
geógrafos han encontrado muchas áreas de una belleza natural extraordinaria, pero
ninguna de ellas coincide con las descripciones de los Paraísos que se encuentran
en las escrituras espirituales señaladas por ciertas religiones. Los geólogos han
descubierto que el núcleo de nuestro planeta contiene capas de hierro y níquel
sólidos y fundidos cuya temperatura supera la de la superficie del sol, apenas un
lugar aceptable para las cuevas de Satanás.

Mientras tanto, estudios recientes sobre los estados holotrópicos han ofrecido
contundentes evidencias que apoyan las ideas de Huxley. Han demostrado que el
Cielo, el Paraíso y el Infierno son ontológicamente reales y representan estados de
conciencia diferentes e importantes, que todos los seres humanos pueden
experimentar bajo ciertas circunstancias. Las visiones celestiales, paradisíacas e
infernales son aspectos inherentes del espectro experiencial de los viajes
psicodélicos interiores, de estados cercanos a la muerte, de experiencias místicas,
así como de los trances de iniciación chamánicos y otros tipos de emergencias
espirituales. Los pacientes a menudo relatan al psiquiatra sus experiencias de
contacto con Dios, el Cielo, el Infierno, los seres arquetípicos divinos y
demoníacos; también les comentan sobre la muerte psicoespiritual y el
renacimiento. Sin embargo, debido a la concepción superficial e inadecuado de la
psiquis, los psiquiatras desestiman estas experiencias identificándolas como
manifestaciones de enfermedades, mentales causadas por procesos patológicos de
etiología desconocida.

They do not realize that matrices for these experiences exist in deep recess
of the collective unconscious psyche.

48
Un aspecto sorprendente de las experiencias transpersonales que ocurren en
diversos tipos de estados holotrópicos, es que el contenido puede provenir de
mitologías de cualquier cultura, incluyendo de aquellas sobre las cuales el
individuo carece de conocimiento intelectual. C.G. Jung descubrió este hecho
extraordinario cuando estudiaba los símbolos mitológicos de los sueños y las
experiencias psicóticas de sus pacientes. De acuerdo a sus observaciones, se dio
cuenta que la psiquis humana tiene acceso tanto al inconsciente individual
Freudiano, como al inconsciente colectivo, siendo este último un gran archivo del
patrimonio cultural de la humanidad (Jung 1956, 1959). En consecuencia, el
conocimiento de la mitología comparativa es más que un interés personal o un
ejercicio académico. Es una guía muy importante y valiosa para los pacientes
interesados en la terapia experiencial y la auto exploración, además es una
herramienta indispensable para las personas que apoyan y acompañan a los
pacientes durante sus viajes (Grof 2006).

Las experiencias que se originan en niveles más profundos de la psiquis, en


el inconsciente colectivo, tienen cierta cualidad que Jung denominó
"numinosidad". La palabra "numinous" – utilizada por primera vez por Rudolf Otto
– es relativamente nueva y neutra, por lo tanto, es mejor que otras expresiones
similares como: religioso, místico, mágico, sagrado o sagrado, que a menudo se
han utilizado en un contexto complejo y engañoso. El término numinosidad
aplicado a las experiencias transpersonales, describe la percepción directa de una
naturaleza extraordinaria que Otto describió con los términos “miedo y fascinación
por lo misterioso” (mysterium tremendum et fascinans) y “lo sagrado” — algo que
por lo general no se puede experimentar en un estado de conciencia cotidiano. Éstos
transmiten una sensación muy convincente de provenir de una fuente más allá de
la realidad, un reino sagrado.

49
En cuanto a la realidad ontológica del ámbito imaginativo, la espiritualidad
es una dimensión muy importante y natural de la psiquis humana, y la búsqueda
espiritual es un esfuerzo humano legítimo y plenamente justificado. Hay que
subrayar que esto se aplica a la espiritualidad genuina, basada en la experiencia
personal y pretende servir de apoyo para la doctrina y dogmas de las religiones
organizadas. Para evitar malos entendidos y confusión generados por muchas
discusiones similares en el pasado, se debe hacer una distinción clara entre
espiritualidad y religión.

La espiritualidad implica un tipo especial de relación entre el individuo y el


cosmos, y es esencialmente un asunto personal. En comparación, la religión
organizada es una actividad grupal institucionalizada que se desarrolla un lugar
determinado, templo o iglesia, e involucra un sistema de representantes elegidos
que pueden o no haber tenido experiencias personales de realidades espirituales.
Una vez que una religión se establece, a menudo pierde la conexión con su fuente
espiritual y se convierte en una institución secular que explota las necesidades
espirituales humanas sin satisfacerlas.

Las religiones organizadas tienden a crear sistemas jerárquicos centrados en


la búsqueda del poder, el control, la política, el dinero, las posesiones y otras
preocupaciones mundanas. En estas circunstancias, la jerarquía religiosa suele
reprobar y desalentar las experiencias espirituales directas, con el propósito de
evitar que sus seguidores desarrollen independencia y para controlarlos de manera
efectiva. En tales casos, la vida espiritual genuina continúa sólo en las ramas
místicas, órdenes monásticas y sectas extáticas de las religiones involucradas. Las

50
personas que logran experiencias con lo divino inmanente o trascendente, lo
encuentran en las escuelas místicas de las grandes religiones del mundo o en sus
órdenes monásticas, no necesariamente al interior de sus organizaciones
dominantes. Una profunda experiencia mística normalmente disuelve las barreras
entre religiones y revela profundas conexiones entre ellas, mientras que el
dogmatismo de las religiones organizadas tiende a destacar las diferencias, y
engendrar antagonismo y hostilidad entre varios credos.

Los dogmas de las religiones organizadas, cuando se interpretan


literalmente, generalmente están en conflicto fundamental con la ciencia, ya sea
que esta ciencia utilice el modelo mecanicista-materialista o esté anclada en el
paradigma emergente. Sin embargo, la situación cambia considerablemente cuando
examinamos el misticismo auténtico basado en experiencias espirituales genuinas.
Las grandes tradiciones místicas han acumulado un amplio conocimiento sobre la
conciencia humana y sobre los reinos espirituales, de una manera similar al enfoque
crítico utilizado por los científicos para adquirir conocimiento sobre el mundo
material. Esto incluye metodologías para inducir experiencias transpersonales,
recopilación sistemática de datos y validación intersubjetiva.

Como cualquier otro aspecto de la realidad, las experiencias espirituales


pueden ser sometidas a una cuidadosa investigación científica que requiere
amplitud de la mente. Sólo un estudio imparcial y riguroso en torno a los
fenómenos transpersonales y a los desafíos que éstos presentan para la comprensión
materialista del mundo, puede responder a la crucial pregunta sobre el estado
ontológico de las experiencias místicas: ¿Las experiencias espirituales pueden
revelar la verdad profunda sobre algunos aspectos básicos de la existencia, como
lo sostienen varios sistemas de filosofía perenne y psicología transpersonal; o son

51
el resultado de superstición, fantasía o enfermedad mental, como las considera la
ciencia materialista occidental?

La psiquiatría convencional no distingue entre una experiencia mística y una


experiencia psicótica, ve a ambas como manifestaciones de enfermedades
mentales. En su amplio rechazo a la religión, la psiquiatría tampoco ve la diferencia
entre las creencias populares primitivas y las interpretaciones literales en escrituras
religiosas de las sofisticadas tradiciones místicas o grandes filosofías espirituales
orientales basadas en siglos de exploración introspectiva sistemática de la psiquis.
La investigación moderna de la conciencia ha aportado pruebas convincentes sobre
la existencia objetiva del reino imaginario y por lo tanto ha validado las principales
suposiciones metafísicas de la cosmovisión mística, de las filosofías espirituales
orientales, e incluso de ciertas creencias de culturas indígenas.

7. La importancia de la Psicología Arquetípica y la Astrología


Predictiva o de Tránsito

La mayor sorpresa que experimenté durante mis más de 50 años de investigación


sobre la conciencia ha sido descubrir el extraordinario poder predictivo de la
astrología arquetípica. Debido a mi extensa formación científica, yo era
extremadamente escéptico sobre la astrología. La idea de que los planetas y las
estrellas podían influir en los estados de conciencia y en acontecimientos del
mundo, parecía demasiado absurda y ridícula. Me llevó años y miles de
observaciones convincentes aceptar esta posibilidad, un cambio que requería nada
menos que una exploración radical de mis supuestos metafísicos básicos sobre las
características de la realidad. Dada la controversia que rodea a este tema, ni siquiera

52
hubiera incluido la astrología en esta presentación, hasta que Richard Tarnas
publicó tres libros notables basados en su meticulosa e innovadora investigación:
La Pasión de la Mente Occidental, Prometeo, el que provoca el Despertar; y
Cosmos y Psique (Tarnas 1993, 1995 y 2006).

En los últimos 30 años, Rick y yo hemos explorado conjuntamente las


correlaciones astrológicas de los estados holotrópicos. Mi tarea principal ha sido
recoger interesantes observaciones clínicas de sesiones psicodélicas, talleres y
capacitaciones de Respiración Holotrópica, experiencias místicas, emergencias
espirituales y crisis psicóticos. El enfoque principal de Rick ha sido el aspecto
astrológico de los estados holotrópicos de conciencia. Este trabajo colaborativo ha
arrojado pruebas convincentes para determinar la relación sistemática entre
naturaleza, tiempo y contenido de los estados holotrópicos de conciencia; y los
tránsitos planetarios de los individuos involucrados.

La primera señal de que podría existir un vínculo extraordinario entre la


astrología y mi investigación de estados holotrópicos, fue identificada por Rick: mi
descripción de la fenomenología de las cuatro matrices perinatales básicas (BBP) -
patrones experienciales asociados con las etapas del nacimiento biológico-, mostró
una asombrosa similitud con los cuatro arquetipos que los astrólogos vinculan con
los cuatro planetas exteriores del sistema solar, a saber: BPM I con Neptuno, BPM
II con Saturno, BPM III con Plutón, y BPM IV con Urano. Debo destacar que mi
descripción de la fenomenología de los BPM se basó en observaciones clínicas
independientes que realicé muchos años antes de conocer la astrología.

Aún más sorprendente fue descubrir que durante los estados holotrópicos, el
encuentro experiencial del paciente con estas matrices normalmente ocurre cuando

53
ellos tienen tránsitos importantes por los planetas correspondientes a los BPM. A
lo largo de los años, hemos podido constatar este hecho mediante miles de
observaciones específicas y descubrir más correlaciones astrológicas para varios
otros aspectos de los estados holotrópicos. Debido a estas correlaciones
sorprendentemente precisas, la astrología (particularmente la astrología de tránsito)
ha resultado ser un instrumento invaluable para la investigación de la conciencia.

Este es un tema tan vasto y extremadamente importante que no puedo


abordarlo en el contexto de este documento. Los lectores interesados encontrarán
más información en mis dos artículos sobre estados holotrópicos y astrología
arquetípica (Grof 2009 y Grof impreso), aunque una discusión adecuada sobre estos
hallazgos notables requeriría un volumen separado escrito por un Astrólogo
profesional. Sin embargo, he visto suficiente evidencia en los últimos 30 años como
para dedicar unas pocas palabras sobre mi comprensión actual en torno a la relación
entre las etapas y las características de los estados holotrópicos espontáneos o
inducidos; y la astrología de tránsito.

Hemos comprobado en múltiples ocasiones que cuando los individuos se


encuentran en estados holotrópicos de conciencia, parecen estar en sintonía con (e
informadas por) los campos arquetípicos de los planetas en tránsito pertinentes a
sus cartas natales en un momento dado. Esto activa selectivamente el sistema
COEX con las correspondientes cualidades arquetípicas. Este COEX entonces
controla a las experiencias internas y a la percepción del entorno externo. El
material inconsciente que emerge consiste en elementos biográficos, perinatales y
transpersonales con características arquetípicas, que a menudo están mezcladas de
un modo muy creativo. La profundidad e intensidad de este proceso dependerán

54
del poder de las energías arquetípicas involucradas y del número de experiencias
con estados holotrópicos anteriores.

Aunque entiendo que este breve resumen no tendrá mucho impacto en los
lectores sin conocimiento previo en astrología, espero que pueda inspirar a los
astrólogos experimentados a llevar a cabo sus propias investigaciones para verificar
o refutar estas observaciones. Actualmente estamos experimentando un
extraordinario renacimiento en investigación psicodélica, con varias universidades
importantes de Estados Unidos realizando nuevos estudios. Los talleres de
Respiración Holotrópica están disponibles en muchos países del mundo, y abundan
los episodios espontáneos de estados holotrópicos. Por lo tanto, los lectores
interesados en verificar o refutar las conclusiones expuestas en este documento
dispondrían de un amplio material de investigación.

En mi opinión, la astrología arquetípica es la “piedra Rosetta” de la


investigación de la conciencia, largamente buscada. Proporciona una clave para
entender la naturaleza y el contenido de los estados holotrópicos presentes, pasados
y futuros, tanto espontáneos como inducidos. Sin embargo, es importante destacar
que aun cuando las predicciones astrológicas sean extraordinariamente precisas,
son predictivas en lo arquetípico, pero no son predictivas en lo concreto. Una de
las propiedades llamativas de los arquetipos, demostrados por la investigación
pionera de Richard Tarnas es su compleja polivalencia. Cada arquetipo y cada
combinación arquetípica tiene un amplio espectro de significados, mientras que al
mismo tiempo se mantienen fieles a su propia naturaleza específica. Por ejemplo,
aunque Saturno y Neptuno poseen cada uno una amplia gama de significados,
ningún astrólogo.

55
Las modificaciones conceptuales esbozadas en este documento, basadas en
mis conclusiones de más de 50 años de investigación, aportan claridad teórica al
mundo de la psicología profunda y ayudan a integrar las diversas perspectivas de
sus escuelas competidoras. También estas modificaciones ofrecen una alternativa
radicalmente diferente a la confusa multiplicidad de técnicas psicoterapéuticas
empleadas por estas escuelas, a saber, la capacidad de auto sanación y de auto
organización de la psiquis del paciente. Cuando el cambio de paradigma que se está
produciendo actualmente en la ciencia occidental se complete con éxito, el trabajo
con estados holotrópicos (que incorporan la astrología arquetípica como guía)
podría surgir como una de las tendencias más prometedoras en psiquiatría,
psicología y psicoterapia.

Cuando los círculos académicos finalmente acepten los principios básicos de


la psicología transpersonal, no será necesaria la psicología transpersonal como
disciplina separada. Dado que ya es posible acceder a nueva información a través
de lo extrasensorial mediado por cualquier categoría de experiencia transpersonal,
tampoco será necesaria la parapsicología (una disciplina especial que estudia en
una variedad de fenómenos donde se produce la Percepción Extra Sensorial, o ESP,
como la telepatía, clarividencia, premonición, psicometría o visualización remota).
La psicología del futuro estudiaría la psiquis humana en su totalidad y en todas sus
dimensiones, con implicaciones considerablemente más amplias de lo que
suponíamos y con capacidades más extraordinarias.

56
Bibliografía:

Alarcón, R.D. and Frank,J.B. (eds.). 2011. The Psychotherapy of Hope. The
Legacy of Persuasion and Healing.

Bateson, G. et al. 1956. Towards a Theory of Schizophrenia. Behavioral Science,


vol 1, 251–264.

Bateson, G. 1972. "Form, Substance and Difference." In: Steps to An Ecology of


Mind. San Francisco: Chandler Publications.

Black, G. and Black, R. 1974. Ego Psychology I: Theory and Practice. New York:
Columbia University Press.

Black, G. and Black, R. 1979. Ego Psychology II: Psychoanalytic Developmental


Psychology. New York: Columbia University Press.

Buchanan, J.H. 1994. Universal Feeling: Whitehead and Psychology. A Ph.D.


dissertation submitted to the Faculty of the Graduate School of Emory University
Graduate Institute of the Liberal Arts.

Buchanan, J. H. 2001. Cosmic Consciousness in A Process Cosmology. Paper for


the 86th Annual Congress of the International New Thought Alliance, Harrah
Hotel, Las Vegas, NV.

Buchanan, J. H. 2002. Grof and Whitehead: Visions of a Postmodern Cosmology.


Helios Foundation, Atlanta, GA.

57
Buchanan, J. H. 2005. Openness: Spirituality in a Process Psychology. A paper for
the Conference on Science and Spirituality, Wuhan, China, October.
Corbin, H. 2000. “Mundus Imaginalis, Or the Imaginary and the Imaginal.” In:
Working With Images (B. Sells, ed.). Woodstock,
Connecticut: Spring Publications 71-89.

Crick, F. 1994. The Astonishing Hypothesis: The Scientific Search for the Soul.
New York” Scribner Publishing. Fenichel, O. 1945. The Psychoanalytic Theory of
Neurosis. New York: W. W. Norton.

Ferrer, J.2002. Revisioning Transpersonal Theory. Albany, NY: State University


of New York (SUNY) Press.

Frank, J.D. and Frank, J. B. 1991. Persuasion and Healing: A Comparative Study
of Psychotherapy. Baltimore: The Johns Hopkins University Press.

Franz, M. - L. von. 1997. Alchemical Active Imagination. New York: C. G. Jung


Foundation Books.

Freud, S. 1959. Inhibitions, Symptoms, and Anxiety. The Standard edition of the
Complete Psychological Works of Sigmund Freud, London: Hogart Press. vol. XX,
pp. 83ff.A

Gibson, L. 1998. Whitehead, LSD, and Holotropic Experience. Paper presented at


The Center for Process Studies, Claremont, California, August.

58
Gibson, L. 2006. Holotropic Breathwork as Process Psychotherapy. Paper
presented at the University of Salzburg, International Whitehead Conference, July.

Gibson, L. 2010. Whitehead and Grof: Resolving the Ontological Ambiguity of


Jung’s Archetypes Metaphysically and Practically. Tatva Journal of Philosophy,
Bangalore, India.

Griffin, D. R.1989. Archetypal Process: Self and Divine in Whitehead, Jung, and
Hillman. Evanston, IL: Northwestern University Press.

Griffin, D. R. 1996. “Whitehead as a Transpersonal Philosopher.” Paper for the


Transpersonal and Process Thought Conference, Esalen Institute Big Sur, CA,
March 17-22.

Grof, S. 1975. Realms of the Human Unconscious: Observations from LSD


Research. New York: Viking Press. Republished in 2009 as LSD: Doorway to the
Numinous. Rochester, VT: Inner Traditions.

Grof, S. 1985. Beyond the Brain: Birth, Death, and Transcendence in


Psychotherapy. Albany, New York: State University of New York (SUNY) Press.

Grof, S. 1987. The Adventure of Self-Discovery. Albany, New York: State


University of New York (SUNY) Press.

Grof, S. and Grof, C. 1989. Spiritual Emergency: When Personal Transformation


Becomes a Crisis. Los Angeles, California: J. P. Tarcher.

59
Grof, C. and Grof, S. 1991. The Stormy Search for the Self: A Guide to Personal
Growth Through Transformational Crises. Los Angeles, California: J. P. Tarcher.

Grof, S. 1998. The Cosmic Game: Explorations of the Frontiers of Human


Consciousness. Albany, New York: State University of New York (SUNY) Press.

Grof, S. 2000. Psychology of the Future. Albany, New York: State University of
New York (SUNY) Press.

Grof, S. 2006. When the Impossible Happens: Adventures in Non- Ordinary


Realities. Louisville, Colorado: Sounds True.

Grof, S. 2009. “Holotropic Research and Archetypal Astrology.” Archai: The


Journal of Archetypal Cosmology, volume 1, Number 1 (summer)

Grof, S. “An Archetypal Astrological Analysis of Holotropic States in Psychedelic


Sessions and Spiritual Emergencies: Two Case Studies.” Archai: The Journal of
Archetypal Cosmology, in print.

Hameroff, S. 1987. Ultimate Computing. North Holland: Elsevier Publishing.

Huxley, A. 1959. The Doors of Perception and Heaven and Hell. Harmondsworth,
Middlesex, Great Britain: Penguin Books.

Jung, C. G. 1956. Symbols of Transformation. Collected Works, vol. 5, Bollingen


Series XX, Princeton, N.J.: Princeton University Press.

60
Jung, C. G. 1957a. «Jung on Film.» An Interview with Dr. Richard I. Evans, August
5-8, Switzerland, Zurich. Sehaller Films.

Jung, C. G. 1959. The Archetypes and the Collective Unconscious. Collected


Works, vol. 9,1. Bollingen Series XX, Princeton, N.J.: Princeton University Press.

Jung, C.G. 1960. Synchronicity: An Acausal Connecting Principle. Collected


Works, vol. 8, Bollingen Series XX. Princeton: Princeton University Press.

Jung, C.G. 1981. The Transcendent Function. Collected Works, vol. 8, Bollingen
Series XX. Princeton: Princeton University Press.

Kuhn, T. 1962. The Structure of Scientific Revolutions. Chicago, Il.: University of


Chicago Press.

Laszlo, E. 1993. The Creative Cosmos. Edinburgh: Floris Books.

Laszlo, E. 1999. The Interconnected Universe. Conceptual Foundations of


Transdisciplinary Unified Theory. Singapore: World Scientific Publishing.

Laszlo, E. 2003. The Connectivity Hypothesis: Foundations of an Integral Science


of Quantum, Cosmos, Life, and Consciousness. Albany, NY: State University of
New York (SUNY) Press.

Laszlo, E. 2004a. “Cosmic Connectivity: Toward a Scientific Foundation for


Transpersonal Consciousness. International Journal of Transpersonal Studies,
vol.23.

61
Laszlo, E. 2004b. Science and the Akashic Field: An Integral Theory of Everything.
Rochester, VT: Inner Traditions.
Kant, I. 1999. Critique of Pure Reason. Cambridge, MA: Cabridge University
Press.

Kennell. J. H. and Klaus, M. 1998. “Parental Bonding: Recent Observations That


Alter Perinatal Care.” Pediatrics in Review 19:4-2.

Klaus, M., Kennell, J.H. and Klaus, P. H. 1995. Bonding: Building the Foundations
of Secure Attachment and Independence. Reading, MA: Addison Wesley.

Maxwell, G. 2011. Archetype and Eternal Object: Jung, Whitehead, and the Return
of Formal Causation. Archai: The Journal of Archetypal Cosmology Volume 3
(winter).

Mookerjee, A. and Khanna, M. 1977. The Tantric Way. London: Thames and
Hudson. Patanjali. 1990. The Yoga Sutras of Patanjali (translated by Christopher
Chapple and Yogi Ananda Viraj), Delhi: Sri Satguru Publications.

Quiring, John. 1996. “Transpersonal Psychology and Process Thought.” Process


Perspectives 20:1 (summer): 6-7.

Ring, K. and Cooper, S. 1999. Mindsight: Near-Death and Out-of-Body


Experiences in the Blind. Palo Alto, California: William James Center for
Consciousness Studies.

62
Ring, K. and Valarino, E. E. 1998. Lessons from the Light: What We Can Learn
from the Near-Death Experience. New York: Plenum Press.

Rubinstein, E. A., and Parloff, M.B. (eds). 1959. Research in Psychotherapy.


Washington, DC: American Psychological Association.

Satir V. 1983. Conjoint family therapy. Palo Alto, CA: Science and Behavior
Books.

Sullivan, H. S. 1953. The Interpersonal Theory of Psychiatry. , New York: W. W.


Norton.

Tarnas, R. 1993. The Passion of the Western Mind. Understanding the Ideas That
Have Shaped Our World View. New York: Ballantine.

Tarnas, R. 1995. Prometheus the Awakener: An Essay on the Archetypal Meaning


of the Planet Uranus. Woodstock, CT: Spring Publications.

Tarnas, R. 2006. Cosmos and Psyche: Intimations of a New Worldview. New York:
Viking Press.

Tart, C. T. 1969. Altered States of Consciousness: A Book of Readings. New York:


Wiley.

Teilhard de Chardin, P. 1975. The Human Phenomenon. New York: Harper and
Row.

63
Tomatis, A. A. 1991. The Conscious Ear: My Life of Transformation through
Listening. Barrytown, NY: Station Hill Press.

Vaughan, F. 1993. “Healing and Wholeness: Transpersonal Psychotherapy. In: R.


Walsh and F. Vaughan (eds.) Paths Beyond Ego: The Transpersonal Vision. Los
Angeles: J.P. Tarcher, 160-165.

Watts, A.W. 1961. Psychotherapy: East and West. New York: Pantheon Books.
Whitehead, A. N. 1978. Process and Reality: An Essay In Cosmology: Gifford
Lectures Delivered In the University of Edinburgh During the Session 1927–1928.
Corrected Edition. Edited by David Ray Griffin and Donald W. Sherburne. New
York: The Free Press.

Whitwell, G. E. 1999. “The Importance of Prenatal Sound and Music.” Journal of


Prenatal and Perinatal Psychology and Health 13 (3-4), 255-262.

Wilber, K. 1980. The Atman Project. Wheaton, Ill.: The Theosophical Publishing
House.

Wilber, K. 1982. A Sociable God. New York: McGraw-Hill.

64

También podría gustarte