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La mayoría de los psicólogos concuerdan en que las personas tenemos limitaciones en la

cantidad de información que podemos procesar, lo cual nos impide realizar muchas tareas
simultáneamente; para funcionar adecuadamente, debemos filtrar/seleccionar información y ese
proceso es conocido como atención.
Se han postulado diferentes niveles de la atención:
Orientación. Permite establecer el nivel de conciencia y estado general de activación.
Atención enfocada. Es la habilidad de responder específicamente a estímulos visuales, auditivos
o táctiles.
Atención sostenida. Habilidad para mantener una repuesta conductual consistente durante una
actividad continua y repetitiva.
Atención selectiva. Habilidad para elegir los estímulos relevantes para una tarea, evitando la
distracción por estímulos irrelevantes.
Atención dividida. Involucra la habilidad para responder simultáneamente a tareas múltiples o a
demandas múltiples de una tarea.
Atención alternada. Se refiere a la capacidad de tener flexibilidad mental que permite a los
individuos cambiar su foco de atención y moverse entre tareas que tienen diferentes requisitos
cognitivos, por tanto, se controla la información que será atendida selectivamente.
Principales estructuras cerebrales relacionadas con el funcionamiento de la atención:
Sistema reticular ascendente. Es responsable de mantener el nivel de alerta al ejercer una
influencia excitadora en el cerebro por medio de un sistema de proyección no específico.
Colículos superiores. Ayudan en el cambio de atención a nuevos lugares u objetos controlando
los movimientos oculares responsables de llevar los estímulos periféricos hacia el área visual de
la fóvea.
Ganglios basales. El núcleo caudado y el putamen están funcionalmente relacionados con la
formación reticular. Juegan un papel importante en la atención selectiva.
Núcleo pulvinar del tálamo. Se ha sugerido que esta región cerebral ayuda a filtrar información
específica para ser procesada más tarde.
Corteza del cíngulo. Se encarga de integrar toda la información filtrada con la emoción y ayuda
a seleccionar una respuesta.
Corteza cerebral. La neocorteza cerebral tiene diversos papeles en la atención. Por ejemplo, la
corteza posterior a la cisura central permite el monitoreo del ambiente para favorecer la
detección de cambios.
Lóbulo parietal. Esta región se ha considerado importante para aspectos espaciales de la
atención y la asignación de los recursos de la atención a un estímulo particular o tarea.
Lóbulo frontal. Las regiones frontales son importantes para la selección de respuestas y
programas motores particulares, para el reclutamiento de la atención en servicio de una meta o
plan, para el control voluntario de los movimientos oculares y para la inhibición de los
movimientos oculares controlados por los colículos superiores.
La memoria es un mecanismo o proceso que permite conservar la información transmitida por
una señal después de que se ha suspendido la acción de dicha señal. La memoria nos permite
almacenar experiencias y percepciones para evocarlas posteriormente.
Una distinción clásica en el estudio de la memoria es la de la memoria sensorial
(reconocimiento momentáneo de lo que perciben nuestros sentidos), a corto plazo (se relaciona
con la evocación de la información inmediatamente después de su presentación) y largo plazo
(el almacén a largo plazo es muy lento o el material no se olvida).
La memoria de trabajo se refiere a la capacidad de mantener la información mentalmente
mientras trabajamos con ella o la actualizamos. Esta habilidad permite que recordemos nuestros
planes, así como instrucciones, considerar alternativas y relacionar ideas y datos.
El recuerdo de la información consta de tres etapas: registro, retención y recuperación.
Los problemas de memoria se deben a cambios en los siguientes procesos: atención dividida,
capacidad para aprender nueva información, recuperar y evocar.
Las funciones ejecutivas son habilidades de alto orden que influyen sobre habilidades más
básicas como la atención, la memoria y las habilidades motoras. Las FE también permiten inhibir
conductas inapropiadas.
Mientras que los lóbulos frontales se relacionan con términos anatómicos e incluyen áreas
funcionalmente distintas, las FE son un constructo psicológico que incorpora diversas
habilidades.
En humanos, la corteza prefrontal se divide anatómica y funcionalmente en tres regiones
principales: Dorsolateral (parece ser la principal involucrada en el monitoreo y la manipulación
de la información), Medial (soporta procesos como la inhibición, detección y solución de
conflictos, al igual que la regulación y el esfuerzo atencional) y Orbital (participa en la
regulación de las emociones y en las conductas afectivas y sociales).
Los lóbulos frontales se han asociado con conductas ligadas a la consciencia como la auto-
regulación, la auto-conciencia, la intencionalidad y la moralidad.

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