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UAdER – Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales

Ficha de cátedra: Análisis Institucional

Las Tecnologías de Gestión Escolar


y las representaciones sociales de los docentes
Por Daniel Carbone

El presente artículo es el resultado de una serie de reflexiones a partir de


mi experiencia en cursos de capacitación docente, en los que he tenido la
oportunidad de ver cómo muchos docentes compartimos una representación
social respecto de las Tecnologías de Gestión Escolar: “se trata de un algo
más, de un agregado a las tareas diarias, de un modo distinto de nombrar lo
que siempre hemos hecho”.
Si tenemos en cuenta que una representación social es “...una manera
de interpretar y de pensar nuestra realidad cotidiana, una forma de
conocimiento social. Y correlativamente, la actividad mental desplegada por
individuos para fijar su posición en relación con situaciones, acontecimientos,
objetos y comunicaciones que les conciernen” 1, podemos ver que analizar el
contenido de las representaciones sociales de los docentes respecto de las
Tecnologías de Gestión Escolar es una tarea de gran importancia, si es que
pretendemos que éstas dejen de ser “un agregado a las tareas diarias” y pasen
a constituir una herramienta eficaz para el mejoramiento de las prácticas
docentes.
Una representación social tiene tres componentes que la configuran:
Información, campo de representación o imagen y actitud. De ellas
podemos decir que “...la información se refiere a un cuerpo de conocimientos
organizados que un determinado grupo posee respecto a un objeto social ... El
campo de representación remite a la idea de imagen, de modelo social, al
contenido concreto y limitado de las proposiciones de un aspecto preciso del
objeto de la representación ... La actitud termina por focalizar la orientación
global en relación al objeto de la representación social.” 2.
El análisis de una representación social puede hacerse en forma holista
o puede abordarse un aspecto de ella. En este artículo me ocuparé de aportar
información acerca de las Tecnologías de Gestión Escolar y plantear algunas
reflexiones acerca de las actitudes al respecto, con la intención de ayudar a
modificar la representación que de ellas tenemos.
Veamos qué queremos decir con Tecnología. Una primera aproximación
al término puede realizarse desde su etimología. La palabra “tecnología”
proviene del griego “Tékne”: arte y “Logos”: tratado o ciencia. Si por técnica
significamos a “...los procedimientos para dominar los fenómenos” 3, podemos
decir que ella está presente en la cultura humana desde la primera vez que
algún antepasado nuestro, en los albores mismos de la humanidad, se valió de
1
Jodelet, Denise, La representación social: fenómenos, concepto y teoría. En Psicología Social II,
Barcelona, Paidós, 1988.
2
Moscovici, S., Hewstone, M., De la ciencia al sentido común. En: Psicología Social I y II, Barcelona,
Paidós, 1988.
3
Díaz, Esther y Heler, Mario, El conocimiento científico, Bs. As., Eudeba, 1989.
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algún procedimiento, más o menos preciso, para alcanzar un cierto fin


vinculado con su sobrevivencia. Sabemos muy bien que una vez que algún
logro es alcanzado por un miembro de un grupo social, rápidamente es
incorporado a las prácticas sociales del grupo en su unidad.
También sabemos que, desde entonces, la técnica como tal ha logrado
grandes avances, pero no fue sino hasta haberse alcanzado el desarrollo de la
ciencia, que estuvieron dadas las condiciones para que la Tékne pueda unirse
al Logos para dar origen a la Tecnología.
Si bien la ciencia, tal cual la entendemos hoy 4, tiene sus orígenes en la
Grecia antigua allá por el Siglo VII a VI aC., podemos decir que la ciencia
moderna comienza en el S XVII de nuestra era, con la Revolución Científica
que se produce como consecuencia de la Revolución Copernicana. Fue a partir
de entonces que comenzó el idilio entre Técnica y Ciencia, hasta que se
consumó uno de los matrimonios más prolíficos de los últimos tiempos de la
humanidad, la Tecnología. Tan unido resultó este matrimonio que a fines del
siglo XX se acuñó el concepto de Tecnociencia5 para referirse a él.
Sin lugar a dudas que la Tecnología nos ha dado dolores de cabezas
muy grandes, basta con pensar, por ejemplo, en Hiroshima; pero también nos
permite gozar de grandes beneficios en el campo de la medicina o de las
comunicaciones, o incluso en la educación, entre otros.
En síntesis, podemos afirmar, en pocas palabras, que la Tecnología es
la aplicación del conocimiento científico para el aprovechamiento del hombre.
Con esto queremos decir que el hombre está aplicando la ciencia en crear o
desarrollar dispositivos para hacer la vida más fácil, rápida y eficiente, entre
otras cosas.
Al hablar de tecnologías suele distinguirse entre Tecnologías Duras y
Tecnologías Blandas. Ésto quizás es consecuencia del hiato que se ha abierto
entre las llamadas Ciencias Duras y las Ciencias Blandas6, generalmente
impulsado por los que se consideran miembros del club de los “duros”. Es
probable que un análisis más profundo nos lleve a concluir que, así como no
tiene sentido separar a las ciencias en duras o blandas, otro tanto ocurra con
las tecnologías. De este modo, estaríamos en presencia de una tecnología si
de lo que se trata, es de un cierto procedimiento para resolver algún problema
o lograr algún fin, sustentado en conocimiento científico.
No obstante suele decirse que aquellas tecnologías que recurren a
aparatología de algún tipo serían duras, en tanto que aquellas que no los
involucran, que prescinden de ellos, constituirían las tecnologías blandas.
Así podemos decir que las Tecnologías Blandas que están presentes en
las instituciones educativas son la Gestión Escolar, el Planeamiento Estratégico
y la Evaluación Institucional, que se plasman a través del Proyecto Educativo
Institucional (P.E.I.) y del Proyecto Curricular Institucional (P.C.I.). En tanto que

4
Decidir dónde y cuándo comenzó la humanidad a producir ciencia no es tarea sencilla. No es mi
intención entrar aquí en un debate harto difícil. Simplemente referiré a algunas ideas muy difundidas
entre los epistemólogos actuales.
5
“La Tecnociencia es el conocimiento científicamente producido y controlado que es además en
potencia tecnológicamente aplicable o utilizable para el control, dominio o producción de procesos
naturales o sociales”. Caruso, Elisa, Introducción histórica a la ciencia actual, Bs. As., Biblos, 2000.
6
Los que hablan de Ciencias Duras, generalmente lo hacen desde aquellas disciplinas que han pretendido
“prenderse” de la metodología de las llamadas “ciencias naturales”. A su vez utilizan el calificativo de
“Blandas” para aquellas otras disciplinas que no utilizan su metodología ni sus objetivos de estudio.
(Rodríguez Kauth, Angel)

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en el aula encontramos la Dinámica de Grupos, el Aula Taller, las estrategias


didácticas, etc. Mientras que las Tecnologías Duras están presente a través de
retroproyectores, videograbadoras, computadoras, etc.
Pero no olvidemos, siguiendo con el argumento anterior, que ambos
tipos de tecnologías se combinan a la hora de su aplicación con fines
educativos. ¿De qué nos sirve una computadora o una videograbadora si
carecemos de los conocimientos científico-tecnológicos que nos permitan su
uso eficiente con fines educativos? En este sentido la Tecnología Educativa
incluye todos los dispositivos de los que se vale el docente y la institución
escolar para promover, facilitar, mejorar y ampliar el desarrollo de
competencias socialmente significativas por parte de los alumnos.
A esta altura estamos en condiciones de concentrarnos en el punto
central de este artículo: las Tecnologías de Gestión Escolar.
Casi todas las instituciones escolares se enfrentan en la actualidad con
el desafío de la transformación. Esto implica, entre otras cosas, la necesidad de
una reformulación de los estilos de conducción en todo el sistema educativo.
Ya no alcanza con un director que pueda simplemente administrar o conducir
algunos procesos de los que se dan en una escuela, sino que se hace
necesario un director que pueda también estar atento a las demandas de la
comunidad y de su escuela en relación con la capacitación, con las nuevas
tecnologías, o con aquello que se necesita y no se tiene y el Proyecto
Educativo Institucional (P.E.I.) aparecería como la llave a partir de la cual una
institución escolar puede obtener el éxito en su experiencia. De ésto se
desprende con claridad, la importancia que adquiere el rol del director como un
actor fundamental en este proceso de transformación, como asimismo, aparece
la Planificación Institucional como el instrumento capaz de determinar un estilo
de gobierno, que garantice decisiones eficaces para el mejoramiento de la
educación.
Vemos que cobra vital relevancia la adecuada preparación respecto de
las Tecnologías de Gestión Escolar. Los equipos de conducción institucional
deben conocer profundamente las herramientas tecnológicas que les permitan
responder a los desafíos que hoy se presentan a los establecimientos
educativos. Los cambios que se han producido en el conjunto de la sociedad
son tan reales que plantean sin duda requerimientos específicos a nuestras
organizaciones escolares.
Es importante reconocer que la Gestión Escolar tiene diversos
significados y éstos dependen de los enfoques teórico-metodológicos que la
sustentan y del contenido axiológico que se le otorgue.
Un primer uso de la noción de gestión, es aquel que se refiere a ésta
como sinónimo de administración de una organización. La administración se
entiende como una actividad gerencial que sigue al propósito fundamental de
“racionalizar recursos”, que perfila la imagen de empresa y evoca la figura de
los directivos y responsables que se requieren para que la empresa “funcione”
adecuadamente.
Otra vertiente, a partir de un enfoque epistemológico y metodológico
distinto, incorpora el término de “autogestión”. En este caso la gestión no se
ajusta al sentido de administración y se aproxima más al de “Dirección” y de
“Gobierno” entendidos éstos no como actividades para “hacer que las cosas
funcionen”, sino como capacidad de generar procesos de transformación de
la realidad.

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Desde esta perspectiva, la gestión de organizaciones escolares es un


proceso amplio, integral y participativo, cuya esencia es la
transformación de las instituciones educativas y que se concreta en la
construcción de los Proyectos Educativos Institucionales. Abarca
integralmente las acciones administrativas, financieras y pedagógicas, las
formas de intervención en el proceso educativo, las relaciones entre los
agentes educativos, las formas de interacción de la comunidad con la escuela,
en otras palabras, las múltiples relaciones institucionales.
Si pensamos en la forma de gestionar la escuela debemos tener
presente que estamos hablando de gestión en educación. Por lo tanto, la
expresión no puede ser vista sólo desde lo organizativo, que es con lo que
comúnmente se asocia el significado de esta palabra. Los elementos que la
componen tienen que ver con dos dimensiones: lo político y lo pedagógico, que
deben aparecer reflejados en el modo de organización, en el modo de
gestionar que planteemos y apliquemos.
La dimensión pedagógica de la Gestión Escolar es lo específico que
implementa la escuela y que incluye lo organizativo, recordemos en este
sentido que “El campo de la gestión, es aquél que se ocupa de resguardar y
poner en práctica el cumplimiento de los mecanismos necesarios para alcanzar
aquella meta en la que confluyen las aspiraciones de los actores de la
comunidad educativa, sobre las características que debe tener la escuela. La
gestión se vincula con gobierno, con dirección hacia, es decir con aquel
conjunto de acciones que cada institución emprende en dirección a la escuela
deseada, donde gobierno y dirección no son entendidos como mecanismos de
reproducción de una situación preexistente, sino como estrategia tendiente a
generar procesos de transformación de la realidad” (CHAVES, Patricio).
La Gestión Escolar asume que la construcción del conocimiento y la
cultura, no tiene como centro único al currículo escolar en su sentido limitado,
que la realidad no puede ser explicada e intervenida sólo con los contenidos
que se obtienen en el aula de clase, que no sólo la familia y los maestros son
quienes enseñan y que las tareas de los agentes involucrados se vuelven más
enormes, más complejas y más comprometidas.
La Gestión Escolar concibe que la realidad histórica que se quiere
comprender debe conducir a la acción; y que por lo tanto es necesario
acercarse hacia nuevas formas y estrategias de investigación de esa realidad,
que impliquen no solamente un espíritu investigativo diferente, sino la
posibilidad de analizar, procesar y plantear alternativas de solución a los
problemas para la modificación de la vida misma de la organización escolar.
La Gestión Escolar va más allá de la escuela, se ubica en la comunidad
para la búsqueda de la ampliación de espacios democráticos y participativos
del conjunto de la sociedad.
Los fines que persigue la Gestión Escolar podrían esquematizarse del
siguiente modo:

 La construcción permanente y colectiva de significados por parte


de todos los actores que conforman la comunidad educativa que
permitan avanzar en la consecución de una “utopía concreta” es decir,
de una “institución deseada”.
 La identificación, explicación y resignificación de la “cultura
escolar”: condiciones, situaciones, prácticas, dinámicas, relaciones que a

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todo nivel se desarrollan entre los distintos actores que forman parte de
la institución.
 La continua identificación y construcción de determinados logros
educativos institucionales que se expresan en la construcción y
resignificación de saberes, la consolidación y aprehensión de los códigos
culturales históricamente construidos y en última instancia, el desarrollo
de la autonomía de los estudiantes como actores para insertarse
críticamente en la transformación de los procesos sociales.
 La creación de las condiciones para que la escuela modifique su
rol como actor “social prioritario”, capaz de incidir en procesos sociales
más amplios que el educativo y que abarquen distintos ámbitos de la
sociedad y de la cultura no sólo local sino nacional.

A lo anterior le podemos agregar algunas reflexiones lindantes con un


punto de vista filosófico. Si, como se dijo, la Gestión Escolar trata de la toma de
decisiones conducentes al logro de los fines propuestos, que para el caso es
alcanzar la Escuela Deseada y la herramienta tecnológica que nos permite
poner en práctica dicha gestión es el Proyecto Educativo Institucional, es decir
el P.E.I. y, por otro lado, tenemos en cuenta que el ser humano no tiene más
remedio que proyectar su propia existencia, puesto que no existe
determinación alguna, de ningún tipo, dada de antemano, que nos diga de qué
modo habremos de concretar nuestra existencia, podemos inferir que, así como
cada uno de nosotros no puede afirmar que proyectar su existencia se trata de
una tarea extra al propio vivir, tampoco proyectar la vida institucional de
nuestras escuelas o incluso de nuestra propia tarea áulica, se trataría de un
“algo más”, “de un agregado a las tareas diarias”, puesto que ésto también se
encuentra indeterminado. Se trata de una tarea inconclusa que nos convoca
diariamente a que aportemos voluntad, conocimientos y creatividad para su
concreción.
Tampoco se trataría de “un modo distinto de nombrar lo que siempre
hemos hecho”, dado que, aún cuando en algunos casos las palabras que
utilizamos para nombrar ciertos aspectos de las prácticas pedagógicas puedan
ser las mismas, los significados a los que aluden son distintos. Los anteojos
perceptivos o paradigmas desde los que observamos el paisaje institucional
han cambiado y nos han permitido ver cosas que antes permanecían ocultas
detrás de las barreras autoimpuestas.
Hoy tenemos a nuestra disposición herramientas tecnológicas que nos
permitirían acercarnos más rápida y eficientemente hacia la Imagen Objetivo o
Visión que, como escuela deseada, nos hayamos propuesto, sin olvidar que
esta “utopía concreta” debe ser formulada por la totalidad de los actores
institucionales involucrados en la organización escolar, si pretendemos que
efectivamente se convierta en el horizonte que marque el rumbo de nuestra
marcha institucional. Uno de los desafíos al que nos enfrentamos es el de
desarrollar las competencias necesarias para apropiarnos de esas
herramientas que nos permitan unificar acción y reflexión y salir, de una
buena vez, del juego esquizoide en el que, institucionalmente, nos
encontramos.

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