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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Bolivariana de Venezuela
Eje Geopolítico Regional General Cipriano Castro
Programa de Formación de Grado en Estudios Jurídicos (PFGEJ)
Unidad Curricular
Análisis Sociológico del Derecho 1.

EL DERECHO ROMANO. LA DICOTOMÍA ENTRE


DERECHO PÚBLICO Y DERECHO PRIVADO ROMANO. LA
PERSPECTIVA LIBERAL BURGUESA Y EL DERECHO
PÚBLICO ROMANO.

Integrante:

Luis Gómez

C.I. V-9.137.449

Docente: LUZ DARY RIVERA

TRAMO: II

San Cristóbal, MAYO 2023

EL DERECHO ROMANO:
El derecho romano (en latín: Ius Romanum) fue el ordenamiento jurídico que rigió
a los ciudadanos de la Antigua Roma. El derecho romano, por su gran
complejidad, aplicabilidad práctica y calidad técnica, aún hoy, es la base del
derecho continental y de los códigos civiles contemporáneos, y se estudia en las
facultades de Derecho de la mayoría de países que emplean el Derecho
continental. Su importancia histórica e influencia en la ciencia del Derecho, que se
extiende también a los países de common law, se manifiesta en la pervivencia de
numerosas instituciones jurídicas latinas en la actualidad, como la hipoteca o la
teoría del contrato, y en la gran cantidad de expresiones jurídicas latinas.[cita
requerida]

Su vigencia se extiende desde la fundación de Roma (según la tradición, el 21 de


abril de 753 a. C.) hasta mediados del siglo vi d. C., época en la que tuvo lugar la
labor compiladora del emperador Justiniano I, que desde el Renacimiento se
conoció con el nombre de Corpus Iuris Civilis (Cuerpo del Derecho Civil). El
Corpus destaca por su complejidad jurídica y por su profunda influencia en la
ciencia del derecho y suele considerarse el texto legal más influyente de la historia
de la humanidad. El derecho romano es la base de los países con civil law y
extiende su influencia a importantes aspectos del common law y otros sistemas
jurídicos.

LA DICOTOMÍA ENTRE DERECHO PÚBLICO Y DERECHO PRIVADO


ROMANO.

La distinción entre Derecho público y privado fue introducida por los juristas
romanos. Según la definición de Ulpiano, el derecho público es el que regula las
relaciones políticas, los fines que el Estado debe alcanzar, y el Derecho privado
regula las relaciones entre los ciudadanos. Los romanos, como señala Arias
Ramos, atribuían además a la expresión ius publicum el sentido de las normas
que no pueden ser modificadas o derogadas por acuerdo o convenio de los
particulares. Ello se debe a la doble acepción que el adjetivo público tuvo en
Roma, según explicaba Bonfante. Unas veces público es igual a estatal y otras
veces significa social o común. Y así las normas de Derecho público son las que
afectan al Estado (primera acepción, que se fija en la materia regulada) o las que
interesan a la sociedad o comunidad humana (segunda acepción, que atiende no
al objeto de la norma sino a su inderogabilidad).

Esta distinción, según señala Castán, quedó oscurecida y olvidada en las


legislaciones de origen germánico y en la etapa medieval, pero ha sido
revalorizada en la época moderna, viniendo a constituir la clasificación más
importante y básica, pero a la vez, en los últimos tiempos, la más controvertida del
derecho. No sólo se discute el criterio de distinción sino la distinción misma.
Según Castán, las teorías fundamentales sobre la distinción son las siguientes:

a) Por la naturaleza del fin o interés protegido. Según este criterio teleológico, el
Derecho público protege los intereses generales, mientras que el Derecho privado
tutela los intereses particulares.

Según Castán, este criterio tiene grandes inconvenientes. Entre el interés público
y el particular no existe verdadera contraposición. Como dice Ferrara, el fin del
Derecho es siempre la persecución del interés general, y las mismas normas del
Derecho privado son establecidas para el bien de la sociedad.

b) Por la patrimonialidad o no patrimonialidad del interés defendido.

Según Castán, hay normas de Derecho público que tienen objeto patrimonial
(impuestos, expropiación forzosa, retribución de funcionarios) y relaciones de
Derecho privado que tienen carácter exclusivamente personal (derecho al nombre
y derechos de la personalidad, derechos de familia).

c) Por la forma de protección.

Según Thon, lo característico del Derecho privado es que la defensa ha de ser


impetrada por el titular lesionado (acción privada), mientras que lo peculiar del
Derecho público es que se restablece de oficio, es decir, por virtud de una acción
que los órganos del Estado tienen no sólo el derecho sino el deber de promover
en caso de violación (acción pública).

Castán rechaza esta doctrina, pues, aparte de que la forma de la acción es la


consecuencia y no la causa de la naturaleza de la norma, la contraposición no
siempre es verdadera. Hay normas de Derecho privado cuyo imperio puede ser
restablecido de oficio, y, a la inversa, normas que se consideran de derecho
público, como las relativas a los llamados delitos privados, cuya restauración
precisa de instancia de parte interesada.

d) Por el origen y función de la norma y su derogabilidad e inderogabilidad.

Según este criterio, son normas de Derecho público aquellas que limitan la libre
voluntad de los hombres, y normas de Derecho privado aquellas que dejan libre
juego a esta voluntad.

Para Castán, hay normas de derecho público que dejan libre campo a la voluntad
(cita Castán el derecho de sufragio) y normas de derecho privado que se imponen
a la voluntad de las partes y no pueden ser derogadas por las convenciones
particulares. Este último carácter tienen las leyes que regulan la capacidad,
muchas de las de Derecho de familia, las de la sucesión forzosa y algunas de las
que afectan a la propiedad.

e) Por la condición de los sujetos en la relación jurídica regulada.

Atiende este criterio más que a la naturaleza de los sujetos, a la posición y


carácter con que actúan estos en la relación jurídica. El Estado y los demás entes
públicos pueden actuar revestidos de imperium o despojados de él.

Relación de Derecho público, según Roguin, es aquella en la cual uno de los


sujetos, activo o pasivo, a los dos a la vez, son el Estado o una autoridad
cualquiera y relación de Derecho privado, aquella en que ambos sujetos son
personas o grupos de personas desprovistos de carácter oficial. Pero para que se
trate de Derecho público el Estado tiene que actuar como poder político o
soberano.

g) Teorías negativistas o relativistas.

Algunas concepciones modernas niegan la distinción entre derecho público y


privado. Duguit, al eliminar el concepto de derecho subjetivo, elimina también toda
diferencia esencial entre el Derecho público y el privado. Kelsen también rechaza
la distinción, considerándola contraria a la unidad del sistema jurídico y fundada en
la contraposición, que estima ficticia, entre Estado y Derecho.

En nuestro derecho positivo la distinción aparece relativizada por la unidad


intrínseca del Ordenamiento. Así, las normas de derecho privado pueden actuar
como supletorias en el ámbito del derecho público. Así, el Real Decreto Legislativo
3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley
de Contratos del sector público establece que los contratos administrativos se
regirán, a falta de norma administrativa, por las normas de derecho privado –
artículo 19.2-. El artículo 7.2 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General
Tributaria, reconoce el carácter supletorio de las disposiciones de derecho común.

LA PERSPECTIVA LIBERAL BURGUESA Y EL DERECHO PÚBLICO ROMANO

El Estado liberal burgués; este surge del inconformismo de la población con el


régimen absolutista propio de la época. Cabe aclarar que las primeras fases de la
implementación del Estado Liberal en Francia, adoptó formas totalitarias,
represivas a través del Terror mediante la eliminación física en la guillotina de
funcionarios y defensores del Antiguo Régimen, desnaturalizando entonces los
principios de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, que había
adoptado siguiendo las orientaciones y la influencia de la Revolución por la
Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica y consagrados en la
primera Constitución Republicana de 1784.

Al surgir el Estado liberal en un clima de inconformismo total de la población, éste


se edifica respetando la soberanía popular, la división tripartita del poder público,
el cumplimiento del principio de legalidad e igualdad formal (igualdad de los
ciudadanos ante la ley) y la protección de los derechos fundamentales básicos.

En primera instancia, un Estado Liberal debe permitir y facilitar el desarrollo de un


hombre libre, igualitario y racional, cuya convivencia y armonía este fijada por
acciones que inspiren y permitan el progreso de la sociedad. Asimismo, es
indispensable la separación de lo privado y de lo público, dado que el individuo
tiene autonomía para escoger su proyecto de vida, dirigirse por sus propias
convicciones.

La humanidad no debe cesar en su empeño por mejorar y organizar su sociedad


de forma democrática, comprendiendo que no se puede, o al menos no se debería
monopolizar y copar el concepto de democracia, excluyendo de ésta, cualquier
otra forma de gobierno que no contemple las características del modelo imperante.
Porque la democracia debería ser algo amplio, y por supuesto, de lo que nadie
pudiera adueñarse como si fuera un terreno o un simple derecho de autor, puesto
que, la esencia pura de la democracia es la libertad, y ésta no debe jamás estar
sometida a nada ni a nadie.

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