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Durante
el día, los lugareños disfrutaban de una vida pacífica y apacible, pero cuando caía la noche, un
misterio oscuro parecía adueñarse del lugar
La historia cuenta que, hace muchos años, un joven llamado David junto a su familia llegaron al
pueblo con un pasado sombrío. La mirada de David reflejaba una profunda tristeza y su presencia
inspiraba temor en aquellos que se cruzaron con él. Los lugareseños comenzaron rápidamente a
murmurar sobre sus acciones pasadas y se decía que había estado involucrado en tragedias
relacionadas con el suicidio.
David había experimentado visiones y voces que otros no podían percibir desde muy pequeño. Sus
padres pensaban que eran solo productos de su imaginación, pero a medida que David crecía, las
visiones se volverían más frecuentes y aterradoras.
La gente del pueblo comenzó a murmurar sobre la extraña conducta de David. Decían que veía
sombras acechando en cada esquina, y escuchaba susurros inquietantes en el viento. Se decía que
su mente estaba plagada de demonios y que la esquizofrenia lo consumía lentamente.
A medida que las semanas pasaron, David se volvió aún más retraído y solitario. Los rumores
crecían y la atmósfera del pueblo se volvía cada vez más opresiva. La gente se sintió observada
constantemente y algunos afirmaban ver figuras oscuras acechando en las sombras.
Una noche, durante una tormenta intensa, David se refugió en su casa. A medida que los truenos
resonaban y los relámpagos iluminaban el cielo oscuro, las voces en su cabeza se volvieron
insoportables. El miedo se apoderó de él mientras se aferraba a su cordura.
En medio del caos de la tormenta, David empezó a escuchar una voz susurrante, fría y penetrante.
Decía su nombre en un tono siniestro, llamándolo desde el oscuro rincón de su mente. Las paredes
de su casa parecían estremecerse y las sombras danzaban amenazadoramente a su alrededor.
Desesperado por escapar de la tortura mental, David buscó respuestas. Investigó en libros
antiguos y habló con especialistas, pero no encontró consuelo ni explica claras para su sufrimiento.
La esquizofrenia se había convertido en su prisión personal.
Días después y sin poder soportarlo más durante una tormenta intensa, los habitantes del pueblo
fueron despertados por un grito aterrador que resonó en la oscuridad. Corrieron hacia el lugar de
donde provenía el sonido y descubrieron el cuerpo sin vida de David, creciendo de un árbol en el
bosque. El horror se apoderó de todos y la noticia se endureció rápidamente.
Desde entonces, el pequeño pueblo quedó como una advertencia para los viajeros desprevenidos,
una historia sombría sobre el poder destructivo del dolor y el sufrimiento. Su leyenda perduró en
los corazones y las mentes de quienes la escucharon, recordándoles que a veces, el horror más
aterrador puede residir dentro de nosotros mismos.