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La tragedia de Sheffield

Canadá, 9 de noviembre de 2017; este fue el día en el que nuestra tragedia comenzó.
Mi nombre es Dorian Smith, viví en el pueblo de Sheffield y fui testigo y único
sobreviviente de este acontecimiento.

Todo comenzó con la primera nevada del año a las 2:59 a.m., las calles estaban vacías,
el frío era insoportable, la nieve era lo único visible y un silencio abrumador cubría
todo. Un ruido en seco me hizo despertar, traté de ver por la ventana pero no había
más que blanco, intenté dormir nuevamente pero cada vez que cerraba mis ojos sentía
una presencia, que no estaba solo; un mal presentimiento cruzando por mi pecho. Al
día siguiente ocurrió el primer asesinato, una cabra se encontraba desgarrada en el
centro del pueblo, a su alrededor pintado con su sangre en un rojo brillante, una
estrella. Todos estaban aterrorizados, las madres evitando que sus hijos vieran tan
horrorosa y perturbante escena. El padre llegó al lugar del hecho intentando brindar
paz y calma a los habitantes del pueblo, prometiendo que haría lo posible por atrapar
al que lo hizo; sus palabras lograron su objetivo en algunos, pero no por mucho
tiempo; ya que al anochecer otro asesinato ocurrió, y esta vez no era una simple cabra.

Un cuerpo fue encontrado frente a le iglesia, la piel del hombre ahora muerto estaba
llena de diferentes heridas, sus brazos incrustados en una cruz de madera junto con
sus piernas, sangre goteaba de la punta de sus pies. El miedo se hizo presente en
todos, el mismo padre estaba petrificado, algo como esto nunca había pasado; ahora
la duda principal era ¿quién sería la siguiente víctima?

Se nos prohibió salir en la noche, las personas compraban grandes cantidades de


comida para no tener que abandonar sus casas. Nadie quería admitirlo, pero la
realidad es que no sabíamos a qué nos enfrentábamos. No había pistas, ni siquiera una
pequeña huella o muestra de ADN, absolutamente nada, como si el causante fuera un
fantasma.

Noche tras noche, día tras día y el sentimiento no se iba, el presentimiento de que algo
mucho peor iba a pasar se volvía aún más fuerte. Asesinatos siguieron sin parar;
algunos intentaban huir del pueblo a la ciudad, pero todo aquel que lo intentaba
terminaba muerto. De la desesperación de no saber si serían los siguientes, las
personas acababan con sus vidas, hasta que encontraron una pista, un tipo de líquido
espeso y negro junto con una testigo. Una mujer afirmaba haber visto una sombra, una
figura extremadamente alta y delgada de cuatro patas que corría como un animal, el
líquido saliendo de su boca mientras que este jadeaba, costillas notorias y sin rostro
más que unos colmillos espeluznantes. Nadie creyó en esto, una criatura con esta
descripción no podía ser real, así que como castigo al pensar que esta mentía cortaron
su cabeza frente a todos y de esta manera enviar un mensaje, para que los que
pensaran en decir una cosa como esa de nuevo, terminarían con el mismo destino.

Días después la misma historia empezó a ser contada por otro, nadie lo entendía, era
una locura pensar si quiera en eso, pero más y más personas contaban la historia, que
encontraban a esa misma criatura en sus sueños, atormentándolos; no fue hasta que
este mismo entro al sueño del mismísimo padre y ahí fue cuando se dio cuenta de que
era un tema de alta gravedad. Se reunió a los que aún quedaban vivos en el lugar del
primer asesinato mientras que el padre planeaba el encuentro con quien tanto había
aterrorizado a nuestro pueblo. El padre llamó a la criatura con un tipo de ritual extraño
y de un momento a otro un humo negro empezó a rodearnos y en el centro apareció el
tan aclamado; su figura imponente, horrorosa, trayendo consigo a una cabra. El padre
preguntó por sus intenciones; la criatura quedó en silencio, luego en un movimiento
rápido cortó su garganta y su cuerpo cayó de bruces al suelo. Aquellos que quedaban
empezaron a correr, mientras que yo seguía en el mismo lugar en shock, observando
como los cazaba uno por uno, desmembrándolos, abriéndolos, había sangre por todos
lados, y cuando por fin llegó a mi lado, cubierto de sangre, me miró con sus ojos
negros como rebuscando dentro de mí y luego subió mi camiseta con sus manos y la
misma estrella que con la sangre de la cabra había sido pintada, la hizo en mi piel; sus
garras traspasaban mi piel lentamente y sangre brotaba de la herida recién abierta
como si de una cascada se tratase. Después de eso no recuerdo nada más, caí al piso
mientras que me desangraba en el mismo, perdí la consciencia y cuando desperté me
encontraba en el hospital, los doctores me informaron que unos campistas que habían
estado cerca de la zona me vieron y llamaron a urgencias. Desde ese día cada vez que
cerraba mis ojos veía la misma imagen, el pueblo muerto a mi alrededor y yo sin hacer
nada, reflexionando en mi miseria decidí investigar quien había sido el causante de
nuestra tragedia, y así fue cuando me di cuenta de quien era, ya que no era solo una
criatura, era un demonio, el mismísimo Azazel, teniente del infierno. El demonio había
decidido acabar con todos y el por qué no lo hizo conmigo era muy simple, nuestro
pueblo era muy religioso y por esa razón fue enviado aquí, nos dio distintas
advertencias desde el principio como lo había sido la estrella satánica, la cabra y la cruz
en la que había sido incrustado el hombre. Yo fui el único sobreviviente por la razón de
que nunca estuve de acuerdo con sus creencias y costumbres, y ahora esta estrella que
en mi piel está grabada será el recuerdo de lo que pasó, la prueba de la existencia de
un ser más poderoso que nosotros. FIN

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