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PROFESOR:
José Luis García Martínez
Habilidades Directivas
José Luis García Martínez
El Liderazgo
El liderazgo es sin duda uno de los temas estrella entre los estudiosos de las
organizaciones. Forma parte con letras mayúsculas del interés de multitud de
investigaciones y trabajos en el entorno empresarial.
Definición de liderazgo.
La más común es la postura que aglutina las anteriores, según la cual "los líderes
nacen y se hacen". Por tanto, hay una fuerza potencial inherente al nacer sobre la
que se construye durante la infancia. Pero hay otra fuerza, tal vez la más
importante, que es el conjunto de influencias externas, mediante el conocimiento
y la experiencia, más o menos guiadas y decididas por la voluntad libre de cada
individuo.
Confianza en sí mismo.
Sentido de la misión.
Aprenden continuamente.
Vocación por servir.
Irradian energía positiva.
Conocimiento de los demás.
Equilibrados en sus vidas: física, emocional, intelectual y espiritual.
Ven su vida como una aventura.
Son sinérgicos.
Se ejercitan para la autorrenovación.
En resumen diríamos que no existe una teoría universal del liderazgo, pero sí un
acuerdo en que para considerar el concepto de líder es necesario considerar
simultáneamente la interacción de estas tres variables:
Si tenemos en cuenta estas tres variables podemos decir que existen tantas
definiciones de liderazgo como situaciones de liderazgo.
Los gestores o managers y los líderes son diferentes, porque tienen actitudes
distintas en relación con sus objetivos, sus carreras, sus relaciones con los demás;
incluso son psicológicamente diferentes.
El líder:
El gestor:
El líder es nombrado o elegido como tal por los miembros del grupo. Con lo cual, la
aparición del líder es una consecuencia de la dinámica de los grupos.
demás. A medida que el grupo crece, el papel del líder adquiere una gran
trascendencia para el funcionamiento del grupo.
1.2. Teorías acerca del liderazgo: Los estilos "X" e "Y" de McGregor
La fuerza principal que las mantiene en sus tareas es el temor de que las
despidan o bajen de categoría.
Este aspecto dio lugar a una primera teoría sobre liderazgo postulada por Douglas
McGregor, En su famoso libro ''El lado humano de la organización", elabora una
teoría surgida a partir de una clasificación de dirigentes en función de sus estilos
de liderazgo; se recogen dos culturas contrapuestas: un estilo tradicional y un
estilo igualitario.
McGregor estableció dos estilos de liderazgo, que denominó 'X" e "Y', basándose en
dos tipos contrapuestos de culturas en las organizaciones
En sus investigaciones este autor, que ha ejercido una gran influencia con sus
teorías, destaca dos tipos de ambientes laborales, basados exclusivamente en dos
comportamientos humanos extremos. Denominó un estilo “X", basado en un estilo
autoritario, y que se asienta en una concepción del hombre como un perezoso, a
quien hay que coaccionar y estimular económicamente, para que rinda en el
trabajo. Y un estilo "Y', en el que el individuo ejerce el control y la dirección de sí
mismo en sus esfuerzos por lograr los objetivos de la organización. El decantarse
por uno u otro estilo comporta una actitud radicalmente diferente.
Las personas son, por naturaleza, activas, fijan metas y disfrutan en su empeño.
Buscan diversas satisfacciones en el trabajo: orgullo en el desempeño, goce en
el proceso, sensación de contribuir, placer en la asociación, estímulos ante
retos nuevos, etc.
La fuerza principal que las mantiene productivas en sus tareas es el deseo de
alcanzar sus metas personales y sociales.
Las personas, aunque maduras, dependen por naturaleza de los líderes.
Esperan ser dirigidas desde arriba y no quieren pensar por su cuenta.
Necesitan que les digan las cosas, que se las demuestren, y que se las adiestre
en los métodos apropiados para el trabajo.
Necesitan supervisores que las vigilen estrechamente y puedan corregir sus
errores.
Se preocupan poco por aquello que no se refiere a sus intereses materiales
inmediatos.
Necesitan instrucciones específicas acerca de qué hacer y cómo hacerlo; las
cuestiones de política más general no son cosa suya.
Aprecian que se las trate con cortesía.
Están naturalmente separadas en categorías; las exigencias del trabajo son muy
diferentes de sus actividades en momentos libres.
Se resisten al cambio; prefieren seguir por el camino ya andado.
Las tareas son fundamentales y hay que hacerlas; las personas se eligen, se
adiestran y se adaptan a ellas.
Las personas están condicionadas por la herencia, y sólo aprenden en la niñez y
en la juventud; de adultas, permanecen estáticas.
Necesitan que las "inspiren" las arenguen, las empujen o las arrastren.
Maduran, aspiran a la independencia, la autorrealización, y la responsabilidad.
Ello no supone más que una paradoja, en cuanto, las personas tratadas con esa
desconfianza y presión, procurarán contrarrestarla trabajando lo mínimo posible.
Esto nos lleva a concluir a modo de resumen, que los estilos propuestos por
McGregor son actitudes que un líder puede considerar al afrontar la dirección de un
equipo. De tal modo, que aun decantándose por los supuestos del estilo “Y", se
requiere de la actuación autoritaria en determinadas circunstancias.
Las investigaciones posteriores en esta área nos traen estudios diversos como
teorías que relacionan la efectividad del liderazgo a través de una serie de
aspectos, ajenos al propio directivo, que hacen depender la acción directiva. Así se
pasan a considerar la influencia de los colaboradores, el nivel de desarrollo
organizativo y el poder del propio directivo. Es el caso de la teoría de la
contingencia de Fiedler, que comentaremos más adelante. Y posteriormente, la
teoría del liderazgo situacional de Blanchard, con variables como la cantidad de
dirección o supervisión a aplicar y el apoyo socioemocional para cada persona
concreta.
Autoritario
Burocrático
Persuasivo
Carismático
Describiremos a continuación cada uno de los estilos, así como las principales
características que los identifican.
A) El autocrático
Los principales rasgos que definen a un líder autoritario, podrían reflejarse en los
puntos siguientes:
B) El burocrático
C) El persuasivo
D) El carismático
Según estos enfoques los líderes influyen sobre sus seguidores en cualquiera de las
siguientes formas:
Las diferencias entre los dos estilos de comportamiento del líder tienen como base
dos supuestos: su posición de poder y autoridad, en la organización, y su interés
por la naturaleza humana.
Estas afirmaciones se corresponden con los postulados del estilo "X" de McGregor,
expuestos en páginas anteriores, según el cual las personas no desean te n e r
iniciativas propias en e l trabajo, ni se sienten estimulados a desempeñar las tareas
que su puesto les exige, mostrándose pasivas principalmente.
Por el contrario, el estilo democrático supone que el poder se confiere al grupo que
han de guiar; y que básicamente, la gente puede dirigirse sola, ser creativa en el
trabajo y aportar sugerencias de me jora, si su motivación es apropiada. El líder se
preocupa de las relaciones interpersonales con y entre sus subordinados.
En la misma línea que propone McGregor, al describir los postulados del estilo "Y';
al sostener que el grupo humano es voluntarioso, responsable y con grandes valores
individuales dispuestos a ser ofrecidos al líder que sepa aprovecharlos.
Recurso de autoridad:
El líder permite a los subordinados que funcionen dentro de los límites definidos
por el superior.
El líder permite a los subordinados que funcionen dentro de los límites definidos
por el superior.
Entre estos dos extremos existe, no obstante, una amplia variedad de estilos de
comportamiento del líder que pueden verse, resumidos, en el cuadro anterior.
Dadas las características del es tilo permisivo, podría cuestionarse que éste pudiese
llegar a modificar el comportamiento del grupo, o lo que es lo mismo, que el
permisivo sea una forma de liderazgo eficaz, pudiendo representar la falta de
conducta de mando.
Autoritario:
Las fases de actividad aisladas, así como las técnicas a utilizar, se determinan
por el líder a corto plazo: los procedimientos ulteriores no se aclaran en
absoluto.
El líder determina las tareas de los miembros aislados del grupo y forma los
grupos de trabajo propiamente dichos.
El líder esta "personalmente" para la alabanza o crítica del trabajo de los
miembros del grupo, no toma parte en su trabajo, aunque sea para aclarar
cosas. Se muestra más bien amistoso o impersonal que enemigo.
Democrático:
Permisivo:
Los miembros del grupo toman decisiones libres sin la participación del líder.
El líder reúne todas las informaciones necesarias y las mantiene disponibles por
si se necesitan, sin embargo, no influye en absoluto en la discusión propiamente
dicha.
El líder no interviene en la formación de grupos ni en la división de tareas.
Si no se solicita, raramente hace comentarios sobre los resultados de los
miembros del grupo, ni intenta formar parte en el trabajo del grupo o participar
en su actividad.
Reacciones del grupo según los estilos de liderazgo aplicados utilización del poder,
o como ejerce sus sutiles influencias.
Del mismo modo, la relación hacia el dirigente, al que se le mira como un igual, es
en general satisfactoria.
Así se comprende, tal y como señalábamos anteriormente que tan sólo se hable de
autoritarismo o democracia cuando se hace referencia al liderazgo efectivo.
Likert establece cuatro sistemas, en los que incluye los estilos de mando
correspondientes.
3. Estilo consultivo: Sus medios de dirección son las alabanzas, los castigos
ocasionales y, alguna que otra vez, la admisión del persona] en el trazado de
planes, objetivos y controles.
De estos datos puede concluirse que la cantidad neta de tiempo dedicado a una
actividad particular puede guardar poca relación con su importancia o, incluso, con
el éxito de la tarea de dirigir a otros.
Los .estudios de motivación, entre los que se encuentran los conocidos de Maslow y
Herberz, indican que cada persona tiene unas necesidades distintas que satisfacer y
Las conclusiones parecían poner de manifiesto que una dirección centrada en los
aspectos humanos, en vez de un estrecho control de tareas, se asociaba con una
productividad alta.
Sin embargo esta afirmación no podía hacerse extensiva a todas las organizaciones,
pues, si bien en menor medida, también aparecían secciones con resultado inverso.
Es decir, mayor productividad con dirigentes centrados en la tarea y menor con
dirigentes centrados en los aspectos de relación.
Así, se descubrió que los empleados con una puntuación alta en autoritarismo y
baja en la necesidad de independencia, se desenvolvían mejor con los dirigentes
clásicos autoritarios.
De modo semejante, los miembros del grupo que eran un tanto autoritarios,
estaban más satisfechos con dirigentes autoritarios que aquellos individuos que no
lo eran.
No puede asegurarse con carácter general que la "orientación a la relación" sea más
eficaz que la "orientación a la tarea"
Lo más útil, parece ser considerar un estilo adaptativo del líder a las
particularidades de sus colaboradores, dependiendo de las circunstancias. Lo cual,
pone de manifiesto que no se trata de considerar la existencia de un buen estilo de
liderazgo, sino cuál resulta más eficaz para cada situación particular.
Así otros autores, como Fiedler, sostienen que el estilo adecuado de dirección para
cada circunstancia (fluctuando entre el autoritario y el democrático), depende de
factores como los colaboradores, el nivel de desarrollo organizativo y el poder del
propio directivo. En base a estos criterios y después de un cuidado análisis
decidiremos si el estilo ha de ser más concesivo, participativo y orientado a las
relaciones; o si por el contrario ha de ser más autoritario orientando su actividad
directiva hacia la tarea.
a) Las relaciones del líder con el grupo. Grado de aceptación del líder.
Entonces dicho grupo puede ser colocado en uno de los ocho espacios conceptuales
que van desde el más favorable -todos los valores de situación son altos hasta el
menos favorable, en el que los tres valores considerados son bajos.
3. La cuadrícula gerencial
Los enfoque planteados anteriormente tienen en común el modelo bidimensional
que se' nos muestra en las teorías de enfoque personalista, centrado en las
características del líder, de McGregor, y que sigue posteriormente en la
diferenciación autocrático-democrático.
Para integrar de una manera más generalizadora el estudio del liderazgo con un
enriquecimiento descriptivo de las dimensiones entre la tarea y la relación; surge
un nuevo planteamiento de enfoque conductual, cuyo énfasis se pone en el
comportamiento del líder se orienta a mejorar las actitudes de los directivos y
posteriormente del resto de la plantilla.
Una variación sobre el modelo bidimensional fue realizada, por Robert Blake y Jane
Moulon, que la denominaron "Rejilla directiva".
Por tanto, conciben el liderazgo como el resultado de operar sobre estos dos ejes,
que determinan los factores esenciales en toda organización, el económico y el
psicológico que afectan al estilo de mando de todas las personas que dirigen.
La palabra interés representa el grado de atención que el líder dedica a cada una)
en unidades de una escala.
El análisis de los cuatro vértices y el punto medio describen los principales estilos
de conducta que siguen los líderes.
En este estilo el líder tiene un interés mínimo, tanto por el personal como por los
objetivos.
Generalmente rehúye complicaciones y sigue las reglas a ciegas, sin correr riesgos.
Es partidario de pasar mensajes de su superior a sus propios subordinados.
EL GRUPO: Aprenden muy pronto la conducta que deben seguir: la de dejar pasar el
tiempo, sin complicaciones, sin afán de solucionar las cosas. Prevalece la actitud
derrotista, y el evadir responsabilidades
El personal que está bajo un estilo 1-1, con frecuencia parece tener objetivos
relacionados con intereses ajenos a la tarea. Encuentra su motivación en otras
áreas que elige por sí mismo.
Es tan riguroso en s u proceder con los demás, que establece prácticas estrictas de
rendir informes, y revisa escrupulosamente el trabajo del grupo, determinando qué
La gente así dirigida, de manera tan enérgica y autoritaria, actúa sin entrega
voluntaria, al no quedar ninguna posibilidad de aportar sugerencias para planificar
o corregir las directrices. El líder planifica y el grupo ejecuta, en el más puro
concepto Taylorista del reparto de funciones según las jerarquías laborales.
Este líder se esfuerza por mantener el equilibrio entre las necesidades del personal
y los requisitos del trabajo.
Su enfoque no es mandar o dirigir sin motivo, sino motivar y comunicar para lograr
que se cumpla la tarea. No ejerce su poder formal en la forma estricta. Tampoco
trata de obtener una obediencia sumisa, pues su enfoque es persuadir, solicitar y
convencer, para lo cual evita el tipo de conflicto aparecido por la crítica abierta o
directa hacia las personas.
En este ambiente laboral hay flexibilidad para oír a todo el mundo, para modificar
los planes, hasta un cierto nivel que permita vencer objeciones imprevistas y evitar
resistencias indebidas.
A diferencia del líder 9-1, éste muestra un interés prioritario por sus
colaboradores, dejando a un lado los objetivos de la compañía. En su opinión, si se
atienden las necesidades y deseos de las personas, éstas desempeñarán sus tareas
de una forma óptima.
En estos grupos así liderados, se percibe una armonía reinante que da la apariencia
de producir los resultados deseables. Dicha armonía genera un alto grado de
seguridad y afiliación grupal. Sin embargo, las satisfacciones se basan en relaciones
sociales, no en la ejecución de las tareas y, a menudo, este proceder puede
resultar perjudicial para los fines de la organización.
La consumación del trabajo se logra con una discusión franca y abierta de los
objetivos a alcanzar, llegándose a una solución a través del compromiso formal por
parte del líder y seguidores.
Gracias a este líder, los rendimientos en el trabajo son altos, pues los seguidores se
sienten integrados. Pero destaca, principalmente, el hecho de que la dependencia
recíproca en la persecución de objetivos comunes conduce a la confianza y respeto
mutuos.
Una dirección de este estilo sólo es posible cuando las metas de la empresa son
compatibles con los intereses personales de los trabajadores, dado que en ella se
consideran tanto los objetivos productivos como las necesidades individuales.
Este concepto, como se ve, difiere ampliamente del estilo 5-5 en el que el líder
manipula al personal para mantenerlo moderadamente satisfecho y productivo al
tiempo.
Evita también la primacía de la atención a la tarea del estilo 9-1, con su modo de
usar a los individuos cual piezas de una máquina, y difiere ' de la completa
orientación al personal, del estilo 1-9, que pasa por alto el logro de los objetivos de
producción.
4. Liderazgo situacional
Un modelo que relaciona los estilos de liderazgo con el nivel de desarrollo de los
colaboradores
Por tanto el líder eficaz debe adaptar su estilo a cada uno de sus colaboradores en
cada situación. Podríamos decir que Blanchard da un paso adelante con respecto al
Grid gerencial, introduciendo un elemento dinámico determinado por la propia
realidad cambiante del grupo humano al que se dirige.
Estos dos tipos de comportamiento los puede manejar en mayor o menor medida un
líder dando lugar a cuatro estilos diferentes de liderar a sus colaboradores:
área de actuación. Veamos pues los cuatro niveles de desarrollo que surgen de la
combinación de los diferentes niveles de competencia y dedicación.
Esto supone para las personas que componemos las organizaciones un constante
esfuerzo de adaptación al cambio que nos obliga a reaprender continuamente a
hacer las cosas.
Ese mismo D4 que, por ser el colaborador más valioso del equipo, ha sido
promocionado a una nueva posición, recorrerá de nuevo el proceso iniciándolo por
el primer nivel de desarrollo D1. Deberá aprender a realizar las nuevas actividades
que se le han encomendado, acumulando nuevos conocimientos y experiencias. A la
vez, su motivación irá variando conforme va avanzando en el proceso.
Debe ser supervisado de cerca con el fin de controlar los resultados que obtiene.
Sin embargo, teniendo en cuenta su elevado nivel de motivación, no es necesario
realizar un gran esfuerzo para estimularlo. Estas necesidades coinciden con el
estilo CONTROL.
Diagnóstico.
Flexibilidad de estilo
Resumen Final
El liderazgo es uno de los temas estrella entre los trabajos 'y las investigaciones
en el entorno empresarial. Debido, fundamentalmente, a que la figura del líder
es inevitable en la estructura y funcionamiento de los grupos.
A lo largo de las páginas anteriores se han planteado los distintos enfoques en el
estudio del liderazgo.
Desde un enfoque personalista, cuyo énfasis se pone en las características
personales del líder; pasando por un enfoque conductual, cuyo énfasis se pone
en el comportamiento del líder, para concluir con un enfoque situacional, cuyo
énfasis se pone en los detem1inantes situacionales del liderazgo.
Referencias Bibliográficas
Bibliografía Unidad I
Hersey/ Blanchard: Gestión del comportamiento organizacional: Usando los
recursos humanos. Prentice•Hall, lnc., 1982.
J. Carlzon: El momento de la verdad. Plaza y Janés. Barcelona, 1989.
T. Peters: En busca de la excelencia. Diana. México, 1975.
F. Fledler: Liderazgo V administración efectiva. Trillas. México, 1985.
W. Bennis: Cómo llegar a ser líder.Norma. Bogotá, 1990.
R. Blake, J. Mouton: El modelo de cuadro organizacional. Allison Wesley,
Iberoamericana. México, 1993.
Meares: Los poderes ocultos del liderazgo. Deusto. Bilbao, 1993.
Para lograr una buena motivación laboral deberemos conocer con profundidad
aquellos factores vinculados con las necesidades humanas. .. “A menudo la falta de
éxito se debe a una falta comprensión de la teoría o a una pobre aplicación de los
buenos conceptos de la motivación”.
Básicamente, existen tres formas de conseguir que las personas quieran seguir
haciendo el esfuerzo físico y metal que supone estar su jornada diaria trabajando:
Amenazas de castigos,
La esperanza de premios
Convencer que merece la pena el trabajo.
Este impulso interior que inicia y sostiene cualquier actividad, dirigiéndola al logro
de un objetivo determinado, se denomina MOTIVACION.
Este motor o motivo que determina todas sus actuaciones, tiene un resultado
concreto si se aplica a su entorno laboral o profesional: impulso frena su
rendimiento en el trabajo, ya que el hombre actúa también en su trabajo movido
por estímulos. De esta forma, los INCENTIVOS podrían definirse como fuerzas
externas que actúan sobre el hombre y le llevan a comportarse de una u otra
forma.
1. El Comportamiento Humano
1.1. Estímulos.
1.2.- Percepción.
Los estímulos actúan sobre los sentidos pero es el ser humano el que da un
significado al estímulo. Entre el sujeto y el estímulo existe por tanto, un prisma
que colorea el estímulo, y según las preferencias de colores del sujeto, este
considerará al estímulo como algo positivo o amenazante, actuando en
consecuencia, según este juicio. Esta forma de valorar podríamos decir que es la
PERCEPCION
Son muchos los factores que influyen en la percepción de los estimulo, algunos de
los cuales son: el estado de salud, los conocimientos, las emociones, la educación
en la familia y en la escuela, los valores de la sociedad, grupos sociales en los que
el individuo está integrado, ideas políticas, religiosas, estado de ánimo del que
percibe los estímulos, autoproyección, actitudes, etc.
ESTIMULO/PERCEPCION—SUJETO—COMPORTAMIENTO
que se denomina NECESIDAD. Por otra parte, el DESEO sería la necesidad en algo
determinado.
ESTIMULOS—PERCEPCION—SUJETO—NECESIDADES—CULTURA—DESEOS—
COMPORTAMIENTOS—OBJETIVOS—ASPIRACIONES—PROCESO DE MOTIVACION PARA
PODER SATISFACER LA NECESIDAD…
Deberá venir por la modificación en las variables externas, ya que los otros
factores, son difícilmente modificables.
Como decíamos, existen numerosas teorías para en entender comprender por qué
un empleado se comporta de una forma determinada en su trabajo, ya que si
logramos explicar las causas de su comportamiento, podremos incidir en el mismo.
A continuación se describen algunas de las teorías más relevantes sobre el
comportamiento.
Una vez establecida esta jerarquía de necesidades con que se puede sentir
cada una de ellas, puede variar sustancialmente de unas personas a otras.
Hay personas que necesitan más seguridad, otras más reconocimiento o
creatividad. Un empleado que por ejemplo necesite principalmente
relacionarse con otras personas y establecer vínculos sociales, será
seguramente un buen relaciones públicas, vendedor o recepcionista. Esta
escala de satisfacción no se determina racionalmente. Una persona puede
estar dispuesta a sacrificar una necesidad, incluso alguna de las
consideradas básicas, para poder alcanzar una de nivel superior. Un
ejecutivo puede arriesgar seguridad a cambio de status o creatividad.
A través del estudio de todas las teorías existentes sobre motivación este
autor, lleva a la conclusión de que todas ellas adolecen del mismo defecto:
solamente incluyen uno de los 3 factores esenciales de la motivación: un
hecho objetivo, una actitud y un efecto. Una promoción hace que el
trabajador se siente satisfecho lo que consecuentemente se traduce en un
aumento de la productividad. Estos 3 componentes de la motivación es lo
que se llamó factores de primer, segundo y tercer nivel.
Con las respuestas obtenidas se confeccionaron tres listas con los factores
a estudiar.
Estos hechos objetivos eran los mencionados por los encuestados como los
causantes de un cambio de actitud.
Al relacionar estos factores del primer nivel ( hechos) con los de segundo
nivel (actitudes) encontró que la ausencia de una serie de factores del
primer nivel causaban una serie de actitudes de insatisfacción en el
trabajo pero, y esto fue lo fundamental en su estudio, la presencia de
estos mismos factores no causaba satisfacción en el trabajo de los que se
dedujo el principio básico de su teoría:
que le han causado placer y evitar aquellos que le han causado dolor o
infelicidad. Cada experiencia agradable tiende a reforzar el comportamiento
que la ha causado y cada experiencia desagradable a debilitar el
comportamiento causante de la misma.
La motivación no es algo que la dirección estimule y permita que ocurra, sino que
esta depende de dos factores: externos al trabajador e internos al mismo.
Los deseos más comunes de los empleados se pueden resumir en los siguientes
grupos:
Es difícil conocer las aspiraciones de cada empleado y por ello que pueda poner en
marcha acciones para conseguir la motivación adecuada
3. Técnicas de motivación
3.1.-Teorías sobre motivación: Un traje a medida.
Desde las primeras teorías de principios de siglo en las que se medían a todas las
personas con los mismos parámetros el posterior período de relaciones humanas en
el que se clasificaba a las personas por categorías, llegan los enfoques de tercera
generación: cada persona es particular. Hoy en día, triunfan las singularidades de
cada individuo, siendo estas reconocidas tanto por la organización para la cual
trabaja como por la propia sociedad.
Cuando los elementos del sistema varían, las respuestas de las personas cambian y
por ello su motivación, varía igualmente.
4. Herramientas de motivación
4.1.- El dinero.
Para que el dinero motive al trabajador este deberá reunir una serie de
condiciones:
1.- El empleado debe tener “clara preferencia” por el dinero, muchas veces,
ganar más dinero trae consigo factores negativos, como trabajar más horas,
niveles de rendimiento más altos, viajar más, etc. Por ello el trabajador
deberá estar dispuesto a asumir los factores negativos vinculados
En este caso nos estamos refiriendo más al deseo de hacer algo que a la habilidad
para conseguirlo. Muchos empleados pueden tener la habilidad necesaria para
realizar un trabajo, pero tal vez no estén funcionando al máximo de su capacidad
porque no estén motivados adecuadamente para ello.
Según P.C. Grant afirma que los sistemas de recompensas corporativos necesitan
una atención constante, existen varias pautas básicas para realizarlo eficazmente:
Ajustar las recompensas a las necesidades, por ello deberá ser flexible y
adaptable a cada empleado.
Asegurar la imparcialidad o justicia de la recompensa.
Hablar sobre el valor de la recompensa, impulsarla y reforzarla.
No camuflar la recompensa, debiendo ser destacadas y anunciadas con toda la
importancia que requieren.
Presentarlas en un lugar público, es importante programar una reunión especial
para la ocasión.
No sobrevalorarlas, promoverlas, si.
A veces las empresas tienen uno o más programas para el reconocimiento del
desempeño de cada empleado, dirigidos a satisfacer las diferentes necesidades
de los distintos niveles o tipos de empleados.
4.4.2.- Concursos
Existen tantas formas de motivación como individuos. Sin embargo, la labor del
equipo directivo, se basa en averiguar pautas comunes de comportamiento, para
de esta forma ir reduciendo y eliminado los deseos insatisfechos, que pueden
agruparse en: reconocimiento, seguridad, progreso, comunicación, sentimiento
de pertenencia y trato equitativo.
No siempre reunir a las personas más brillantes garantiza el éxito, sino que es la
creación de un marco de trabajo, la que consigue generar resultados.
Si nos fijamos en los distintos equipos eficaces, podemos deducir que existen una
serie de elementos que caracterizan a todo equipo eficaz.
Los miembros del equipo tienen que sentirse capaces y confiados en poder superar
los diferentes obstáculos que se va a encontrar en su camino.
D.-FLEXIBILIDAD
El líder del equipo así como el resto de los integrantes del mismo, reconocen
frecuentemente los éxitos individuales colectivos. Este reconocimiento no es solo
descendente, sino también
ascendente e incluso entre personal del mimos nivel jerárquico. Los miembros del
equipo se sienten altamente apreciados dentro del equipo y experimentan una
sensación de satisfacción personal en relación con su labor en el equipo y su
contribución a la consecución del resultado.
DISTANCIA
DIVERSIDAD DE PERSPECTIVAS
La distancia es uno de los factores más difíciles de conseguir. Todos los miembros
del equipo deben ser capaces de actuar tanto con la perspectiva de partícipes del
propio trabajo en grupo como ser capaces, en un momento dado, de salirse de su
propio entorno y ver desde una perspectiva global el funcionamiento del mismo.
Las tareas del día a día, la presión por obtener resultados o el conocimiento
exclusivo de las propia funciones y responsabilidades individuales constituyen el
principal obstáculo para alcanzar dicha distancia. En ocasiones los equipos llegar a
recurrir a profesionales ajenos al propio equipo capaces de observar el
funcionamiento del grupo sin los condicionantes y sesgos propios de pertenecer a
dicho equipo.
El CONTENIDO del grupo, es decir, los parámetros que marcan sus objetivos y su
propia razón de ser suele ser el conjunto de factores de más fácil observación. Esto
se debe, básicamente, a la posibilidad de medir de forma cuantitativa los mismos,
lo que facilita enormemente su análisis.
Comunicación y participación
Conflictos ( detección y resolución inmediata)
Normas informales ( observación de parámetros informales de comportamiento)
Clima o “ambiente” de trabajo ( es un elemento básico para poder diagnosticar
el funcionamiento de un equipo)
Ambos parámetros de análisis del grupo son importantes: los objetivos para poder
ser medido y poder controlar sus procesos, en eso radica la importancia de
observar el contenido o función del grupo. Prestar atención al proceso o
funcionamiento del grupo permite analizar unos parámetros que garantizan a
medio plazo unos resultados estables, es por ello que requieren un esfuerzo
adicional, aunque sólo sea para suplir unos parámetros de medición claramente
cuantificables para los mismos.
2.2.-Habilidades de diagnóstico.
La productividad en esta fase es baja y las metas no están claras. Las habilidades y
conocimientos del grupo no están desarrolladas. La motivación es alta, en el
sentido que los integrantes del grupo tienen expectativas respecto del equipo,
estos dependen del líder y tienen cierta ansiedad sobre sus funciones individuales y
la conexión del grupo.
El rendimiento sigue avanzando, las metas se ven con más claridad o han sido
redefinidas, el nivel de motivación aumenta también a medida que el grupo
empieza a desarrollar métodos que les permiten trabajar juntos mejor. Los
sentimientos negativos se van resolviendo y aumenta la cohesión del grupo. Estos
avances producen un verdadero sentimiento de unión al compensar los
sentimientos negativos creados durante la fase de insatisfacción.
jerárquicos.
FASE 5: Finalización
En grupos que permanecen intactos, esta fase no se alcanzará sólo en caso de que
exista alguna reorganización drástica. En los casos en los que el equipo se forma
por alguna tarea o con carácter temporal, sus miembros pueden experimentar
preocupación y su rendimiento baja, todo depende de las explicaciones y del
objetivo final del equipo de trabajo.
3. Comunicación y tratamiento de
conflictos
Estos dos son los elementos básicos que marcan el funcionamiento cotidiano de
todo equipo de alto rendimiento.
Cada uno de nosotros tiene una ventana de Johari respeto a los demás integrantes
del grupo. En esta ventana hay cuatro zonas claramente direrenciadas:
AREA LIBRE: se encuentran todos los aspectos conocidos por la persona y por los
demás. Son temas sobe los que nos podemos comunicar sin problemas.
AREA CIEGA: En esta área se concentran cosas que los demás pueden ver sobre
nosotros pero que nosotros mismos somos capaces de ver. Pueden ser cuestiones
como un comportamiento agresivo por nuestra parte del que no somos conscientes,
etc.
AREA OCULTA: Representa cosas que sabemos pero que no revelamos a los demás (
temas personales sobre los que queremos mantener el secreto, errores cometidos
en el pasado en el trabajo, etc).
En un nuevo grupo, el área libre resulta muy pequeña, no existe una interacción
libre ni espontánea. A medida que el grupo madura el área libre va aumentando de
tamaño, cada vez necesitamos ocultar menos cosas por lo que el área oculta es
cada vez más pequeña, se denomina AUTOAPERTURA.
El área ciega tarda algo más de tiempo, este proceso de apertura del área ciega se
llama RETROALIMENTACION EFICAZ
Este conflicto en el seno del grupo puede llevar a una comunicación más abierta,
una resolución creativa de los problemas y una mejora de las relaciones o puede
resultar en un deterioro de todo ello. Como parte de un equipo, cada persona debe
saber aceptar el conflicto, verlo como una oportunidad y gestionarlo de forma que
aumente la competitividad y dedicación de todas las partes implicadas.
En muchos casos el cambio se aplica de forma directa, sin considerar los niveles de
información y formación que la gente requiere para poder superar una actitud
inicial de resistencia al cambio. Es decir, se empieza por la parte superior de la
gráfica en lugar de ir recorriendo las fases una a una. El análisis CAMPO DE FUERZA
de Kurt Lewin puede ayudarnos a ilustrar los pasos a seguir.
Las FUERZAS DE EMPUJE están compuestas por todas las razones que impulsan el
cambio, los beneficios que se pueden obtener del mismo. Estas razones suelen ser
beneficios que la organización obtiene del cambio. Pero a toda fuerza de empuje
se le opone una FUERZA DE RESISTENCIA que impide la implantación del cambio.
Estas, están constituidas por obstáculos que cada integrante del equipo en un plano
completamente individual, pone al cambio.
Por ello los pasos para la implantación del cambio pasan por ir tratando cada una
de las fuerzas de resistencia, no por añadir más fuerzas de empuje, ya que eso lo
único a lo que llevaría es a generar más fuerzas de resistencia. Los 5 niveles de
implicación frente al cambio son:
RESUMEN FINAL:
Para conseguir el éxito en los equipos de alto rendimiento es importante seguir los
siguientes pasos:
1.- TENER UNA META. Esta meta debe ser común, clara, concreta y
compartida por todos los miembros del equipo.
Quizás estas funciones las hagamos de forma natural, es decir, sin necesidad de
una formación o entrenamiento previo, ya que la negociación es algo consustancial
al ser humano. De hecho, negociamos de forma inconsciente desde el instante
mismo de nuestro nacimiento: a un bebé nadie le ha enseñado a intercambiar
llanto por comida, y sin embargo lo hace, luego podríamos decir que ya está
negociando.
Esta negociación tan primaria es pronto seguida por otras menos influenciadas por
una necesidad de supervivencia y así, de igual forma, no tardamos mucho en
aprender a intercambiar sopa por juguetes, aprobado por bicicleta, trabajo por
dinero... , con lo que diríamos que siempre, y de manera natural a lo largo de
nuestra vida, estamos produciendo intercambios negociados.
El ámbito laboral no podría ser una excepción y la solución de los conflictos es una
habilidad imprescindible para el ejercicio de la tarea directiva.
A lo largo de la vida, fuera y dentro del ámbito laboral. Todas las personas
negocian continuamente de forma espontánea
Se comienza estableciendo una diferencia entre los dos grandes tipos en los que se
puede encuadrar una negociación, sea ésta de ámbito laboral o puramente
personal. Ello ayudará a de finir lo que en lo sucesivo se denominarán las
negociaciones competitivas y las negociaciones colaborativas.
Por tanto , todo lo que a continuación se indica debe ser tomado como pura
referencia que, en general, responde bastante ajustadamente a lo que son las
negociaciones rea les, pero que, en cualquier caso, pudiera no ser de aplicación en
la resolución de una situación concreta.
En este sencillo proceso, se puede considerar que existen dos formas extremas de "
posicionarse": una dura y poco transigente, en la que cada negociador defenderá su
idea y atacará con vehemencia la idea del contrario, y otra más flexible y
condescendiente que tratará no tanto de conseguir la victoria para una de las
partes, como encontrar la mejor solución posible al conflicto planteado.
Estas dos tipos de actitudes extremas a la hora de negociar dan lugar a dos tipos de
negociaciones básicas, las que se denominarán en lo sucesivo negociaciones
competitivas y negociaciones colaborativas. El estudio basado en esta simple
diferenciación permitirá profundizar un poco más en el conocimiento de la
negociación general.
A continuación se relacionan las características que definen los dos tipos señalados.
Negociaciones competitivas
Negociaciones colaborativas
CONCEPCIONES DE LA NEGOCIACION
Planteados los dos tipos de esta forma, se aprecia una notable diferencia en la
actitud de los negociadores que elijan un estilo u otro de negociación. Ocurre que
estas diferentes formas de pensar, esas distintas actitudes, se toman muchas veces
antes incluso de que los negociadores lleguen a conocerse como respuesta a un
planteamiento personal del concepto de negociación.
En efecto, hay personas que entienden que negociar es, por naturaleza y antes que
nada, un proceso en el que uno gana y otro pierde, lo que les lleva a presuponer
que hay que tratar, desde el principio, de sacar e l mejor partido posible. Para
ellos la negociación sólo tiene sentido en forma de competencia.
Por el contrario, otras personas están convencidas de que todas las negociaciones
deben llevarse adelante con el espíritu de que ambas partes ganen y, por
consiguiente, entienden que su deber como negociadores consiste en adoptar desde
el inicio una actitud condescendiente con el otro.
Como crítica a estos planteamientos genéricos debemos decir que ninguno de los
dos extremos tiene razón. La correcta elección del planteamiento negociador
debería depender de la naturaleza de la negociación de que se trate, y en
consecuencia, la idoneidad de mantener un estilo colaborativo o competitivo
debería venir definido por ella.
Por ejemplo, no será lo mismo negociar la venta de una vez, y sin posibilidad de
relación posterior, de un único artículo a una persona desconocida que negociar un
acuerdo de suministro por varios años de una complicada maquinaria a un cliente
habitual.
En el primero de los casos está claro que se podrá actuar de una manera
competitiva. Es más, hacerlo de manera colaborativa sería posible, pero
ciertamente innecesario:
Se entiende por negociación simple aquella en la que la discusión gira sobre una
única variable, por ejemplo, el precio. Por contra, negociación compleja será
aquella en la que la consecución del acuerdo depende de un gran número de
variables: precio, plazo, garantías, etc.
Por el contrario, en una negociación a más largo plazo, una solución francamente
injusta para una de las partes tiene más posibilidad de ser meditada antes de llegar
a materializarse, y por tanto es más difícil que un proceso en términos yo gano/Vd.
pierde, característico de la negociación competitiva culmine en un acuerdo que se
cumple. En consecuencia, hay más posibilidades de "frustrar" el acuerdo. Lo mismo
podría decirse de un acuerdo beneficioso para ambas partes pero que, con el
tiempo y el cambio de circunstancias, deja de ser tan ventajoso para una de ellas.
Nuevamente la posibilidad de "frustrar" el acuerdo se hace patente.
monopolística sobre el tema tratado y la única alternativa posible debe contar con
su aceptación, o porque entendemos que cualquier solución negociada será
preferible para evitar males mayores.
En el mundo empresarial pueden ser más o menos numerosas las ocasiones en las
que alcanzar el acuerdo se convierte en una cuestión obligatoria para una de las
partes, pero hemos de reconocer que tales situaciones son reales y pueden llegar a
ser tremendamente peligrosas.
C) Posición dominante
Si por el contrario existe una situación dominante de una parte respecto a la otra -
como ejemplo opuesto al caso comentado en el criterio anterior- el hecho de estar
en una posición monopolística podrá permitir elegir un planteamiento negociador
competitivo.
La tesitura del proveedor puede ser difícil. Si su total de ventas depende en un 80%
de un único cliente quiere decir que la pérdida del mismo podría acarrearle el
cierre de su empresa a corto plazo, pues no es creíble pensar que, con el 20% de su
producción, pueda seguir manteniendo su fábrica.
Por esta razón se deduce que ambas situaciones pueden resultar también malas
para el cliente pues, por incapacidad o por quiebra, terminará quedándose sin un
proveedor. Si esta historia fuese repetida sucesivamente, llegaría el caso en que el
cliente no tendría proveedores a los que recurrir. Se habrían firmado acuerdos,
pero todos terminarían por no poder ser cumplidos.
Como conclusión se puede afirmar que cuando se presente una situación dominante
se podrá aplicar un estilo competitivo pero puede fácilmente ocurrir que al final
tengamos tan sólo un papel firmado. Es importante insistir que los acuerdos no sólo
hay que firmarlos, lo auténticamente importante de la negociación es que,
además, se cumplan.
A continuación se plantean las bases sobre los límites del campo de juego, cómo se
establecen, y cómo se mueven los equipos hasta la finalización de la partida.
Pero aún hay más, ya que si desde un principio ambas partes saben que van a tener
que negociar, lo más probable es que este primer valor que dicen sea francamente
exagerado, es decir, que sea un puro intento de testar al otro y que se esté lejos
de las verdaderas creencias de cada una de las partes.
Ambas partes saben que están poniendo en marcha un proceso negociador y por
tanto estarán dispuestas a rebajar sus exigencias, el vendedor pidiendo menos y el
comprador ofreciendo más.
Este segundo valor, el real que considere cada parte, y que se denomina objetivo,
juega un papel fundamental en el proceso de negociación. Aunque estos valores
sean posteriormente objeto de un análisis más detenido, si de momento se re
presentan en la figura 2, O indicaría el objetivo del vendedor y O' el del
comprador. Lógicamente el objetivo O del vendedor estará situado por debajo de
su punto de arranque y e l objetivo O' del comprador estará por encima de su
propio punto de arranque. De este modo estos cuatro puntos estarán situados en
esa escala vertical de pesetas en el siguiente orden de arriba a abajo:
¿Sería todo esto suficiente para tener delimitado el campo de juego? Aún no. Hay
un dato más a tener en cuenta. Por más que un proceso de negociación sea algo
abierto y que no se pueda concebir a priori cuál será el precio del acuerdo , no es
menos cierto que todo tiene un límite y que habrá sendos valores por encima o por
debajo de los cuales el comprador no querrá comprar, o al vendedor no le
interesará vender.
A estos valores extremos son a los que se le denominan puntos de ruptura o precio
de abandono.
FIGURAS 1 Y 2
Una vez establecidos estos tres va lores, estará definido el "campo de juego" sobre
el que podrá llevarse a cabo "el partido" de la negociación. Los límites son los
marcados por los respectivos puntos de ruptura, ya que fuera de ellos no será
posible la consecución de acuerdos.
En efecto, por más que un punto de acuerdo "A" (figura 4) fuese muy interesante
para el vendedor, el acuerdo no sería nunca aceptado por el comprador, pues
excedería del precio máximo que éste estaría dispuesto a pagar: es un precio que
se sitúa por encima de su punto de ruptura PR'. Igualmente, sería imposible
alcanzar un acuerdo en un valor "B" ( figura 4), pues siendo muy apetecible para el
comprado r, no llega al mínimo exigible por parte del vendedor (queda por debajo
de su punto de ruptura PR), y en consecuencia, éste no daría nunca su
consentimiento al acuerdo.
Para definirlos, el proceso lógico será empezar por marcar el valor objetivo propio?
¿Cuánto estamos dispuestos a dar - si somos compradores--, o a recibir- si somos
vendedores- por la mercancía sobre la que se va a negociar"?
Como regla general deberá haber bastante distancia entre el punto de arranque y
el objetivo, a fin de que, al menos por nuestra parte, exista suficiente "campo de
juego" para negociar y hacer concesiones: una distancia muy exigua entre punto de
arranque y objetivo obligará desde el principio a ser muy inflexibles o a perder
oportunidades, como se verá más adelante.
Se puede imaginar una situación en la que, tras muchas ofertas y sobre el dinero
(un millón) que Vd. ya tenía previsto dar por su lote preferido, alguien ofrece algo
más (50.000). Vd. no puede consentir que otra persona se lleve su lote por sólo un
poco más (1.050.000) cuando está dispuesto a desembolsar una cantidad alta (un
millón) y de este modo oferta cien mil más. Pero su contrincante vuelve a ofertar
otra vez cincuenta mil más de manera que Vd. se ve obligado a subir en otras cien
mil y así sucesivamente hasta que finalmente consigue el lote.
Pero ¿por cuánto?, ¿por un millón trescientas mil, ¿un millón quinientas mil?, ¿dos
millones', ¿realmente las vale'; si le hubiesen dicho al principio que se lo podría
llevar por la cantidad que finalmente ha pagado, ¿lo hubiese comprado
Si la respuesta es sí, no queda otra alternativa que admitir que había elegido mal
su punto de ruptura: no era el millón, sino otra cantidad igual o superior a lo que
finalmente pagó.
Por contra, si la respuesta es no, es decir que nunca hubiese pensado pagar la
cantidad que finalmente desembolsó, debe concluir que ha sido víctima del "efecto
subasta" y, seguramente, habrá de pagar su ingenuidad lamentándolo durante
mucho tiempo.
Para concluir este epígrafe, y retomando el símil de juego con el que se iniciaba
este punto, es conveniente señalar unos consejos sobre el establecimiento de
puntos de arranque, objetivos y puntos de ruptura.
Es un hecho conocido que cuanto más alto se elija el punto de mira mayores logros
se alcanzarán, por tanto, esta máxima es fácilmente aplicable a la hora de marcar
retos exigentes.
En este sentido, se puede añadir que, por observaciones hechas entre las
poblaciones europeas y norteamericanas, se sabe que los occidentales tienden a
subestimar e l límite superior de lo razonable; en resumen: que son (o somos)
modestos. Habrá que tenerlo en cuenta.
Esta situación puede llegar a ser esperpéntica para el caso del comprador de la
figura 6. Su estrechez de miras hace que, ya de entrada, cualquier acuerdo que se
alcance sea para el vendedor mejor que sus propias expectativas.
Lo ideal es tener una alternativa, en ese caso, el punto de ruptura es, sin más, el
valor de la alternativa.
La figura 7 muestra lo que puede llegar a pasar con negociadores muy ambiciosos y
poco realistas: ambiciosos con lo que pueden conseguir y poco realistas en cuanto a
lo que pueden ceder.
Como consecuencia, no hay cruce de bandas –no hay "campo de juego"- y, por
tanto, no hay posibilidad de conseguir un acuerdo por mucho que insistan en
argumentar cada una de sus posiciones.
Para que en la práctica no lleguen a darse este tipo de situaciones, hay que
intentar ser realistas en los planteamientos. Fijarse un punto de arranque
exagerado puede, en primera instancia, servir para "descolocar" al oponente, pero
si éste es persona conocedora del mercado, fácilmente destruirá esa primera
posición y hará perder credibilidad al que la hizo. Como se verá más adelante, ésta
es una de las mayores virtudes de un negociador.
Los diez puntos a tener en cuenta para el éxito de un proceso de negociación según
el estilo competitivo son los siguientes:
¿Y cómo se consigue? Pues, por ejemplo, mostrando desinterés por el asunto objeto
de negociación.
"" . Sí, sí, sería muy interesante, pero con nuestra actual red comercial no nos
acuciante el disponer de representantes en las zonas... ".
Con todo ello lo que se pretende es poner desde el principio a la otra parte en una
situación en la que debe empezar cediendo si quiere que se sigan las
negociaciones: si no existe interés inicial, quizás éste aumente tras una bue na
oferta y si ya hay conversaciones con otros, será cuestión de mejorar las
concesiones que aquellos han hecho hasta este momento.
En ambos casos puede apreciarse que una de las partes, e n los ejemplos ante rio
res la compradora, ha logrado variar la oferta inicial de la vendedora (su punto de
arranque), antes incluso de empezar a negociar: ha sabido sacar ventaja desde el
primer momento.
Así mismo, las cuestiones de desinterés tienen que ver con dar a la otra parte la
sensación de que, caso de no llegar a un acuerdo, la que más pierde es ella; esto
lleva a considerar el asunto del poder en la negociación.
Sin embargo, el poder relativo de cada una de las panes en una negociación
concreta, sólo de pende de cómo de atractiva o desastrosa sea para cada una de
ellas la posibilidad de no llegar a un acuerdo.
En última instancia, el poder en una negociación está del lado de aquel que menos
pierde caso de no llegar a un acuerdo. Hay que llamar la atención sobre la
matización de que no se trata de considerar quién va a ganar más caso de alcanzar
el acuerdo, sino de quien perdería menos si no se alcanzase.
No obstante, conviene no obviar esta etapa puesto que es de vital importancia para
el buen fin del proceso. Asimismo se ha de advertir cierta cautela en el desarrollo
de estafas. Puede que como consecuencia de sus averiguaciones una de las partes
encuentre muchas opiniones y pocos hechos. Los hechos deben ser considerados
relevantes, las opiniones no.
La información que se precise puede venir de fuentes tanto forma les -los
departamentos de clientes de muchas organizaciones consideran que esta labor es
principal- como .informales, es decir, a través de personas de la propia empresa u
organización que ya hayan negociado con el futuro oponente, colegas o cualquier
otra referencia a nuestro alcance.
hecho, si se firma, hay que suponer que el acuerdo es bueno). La bondad o maldad
de un acuerdo queda de manifiesto sólo en relación con cuál hubiese sido la mejor
alternativa en ese momento.
Así, un acuerdo poco atrayente puede ser bueno si la mejor alternativa es aún
peor, y un magnífico acuerdo puede ser malo si realmente se disponía de una
alternativa excelente.
Otro aspecto importante a considerar en cómo han de ser hechas las concesiones,
es lo que se denomina el plan de concesiones. Ello facilita mucha más información
de la que pudiera parecer a simple vista. Un ejemplo puede ayudar a entender su
importancia.
Por tanto, conviene ser lo más objetivo posible en determinar dónde residen las
fortalezas propias y dónde las debilidades, para ver cómo se puede obtener el
mejor partido de los puntos fuertes propios y cómo cubrir los puntos débiles.
EL PLAN DE CONCESIONES
I Consejos I
que se ha propuesto para nosotros mismos hasta ahora, es decir, replantear todo el
proceso, pero pensando cada uno de los puntos del decálogo de la negociación
poniéndose en el papel de la otra parte.
Para ello, y previamente al estudio de los consejos propios de este segundo estilo
negociador, conviene detenerse en el análisis de los criterios que pueden ser de
Utilidad de cara a la valoración de un acuerdo.
Por amplitud se entiende que considere en toda la extensión posible los intereses
de cada parte, y los intereses de la comunidad. Por eficiencia se entiende que
resuelva los intereses en conflicto de una forma rápida, justa y realizable. Por
"En cierta ocasión dos hermanas discutían sobre cuál de ellas debía quedarse con la
última naranja de una cesta. Tras largas argumentaciones, las dos hermanas
acordaron una solución justa: partir la naranja por la mitad y distribuírsela a razón
de media naranja para cada una. Hecho esto se separaron. Una de las hermanas,
peló su media naranja, tiró la cáscara y se comió los gajos. La otra hermana
también ralló la cáscara de su media naranja, tiró los gajos, y utilizó la ralladura
para preparar un bizcocho.
En este ejemplo queda de manifiesto la crucial diferencia que puede existir entre
las posiciones –quiero la naranja-- y los intereses que subyacen a las posiciones -
porque quiero comérmela o porque necesito la cáscara para un bizcocho--. De
hecho, aunque las posiciones eran enfrentadas e incompatibles -sólo había una
naranja- , los intereses eran perfectamente complementarios -había una cáscara y
unos gajos.
Si Vd. va al médico con una úlcera de estómago y describe sus síntomas como "una
leve acidez que siento después de comer, especialmente cuando el menú se ha
compuesto de un cocidito o una fabada", difícilmente ayudará al facultativo a
diagnosticar y remediar su enfermedad. Si por el contrario, Vd. Relata su dolor tal
y como realmente lo sufre, estará prestando una gran ayuda al diagnóstico y,
consecuentemente, estará dando un gran paso hacia su curación.
Este ejemplo, que parece tan obvio en la situación señalada, es igualmente cierto
para el caso de buscar una solución negociada a un conflicto de intereses: es tarea
de todo negociador hacer entender a la otra parte lo importante y legítimos que
son sus intereses.
De igual forma que dar a conocer sus intereses es tarea inicial del proceso de
negociación, lo es también conocer y asumir los intereses del otro como parte del
problema a resolver. Para ello se debe preguntar incesantemente, ayudando así a
la otra parte a que descubra sus propios intereses.
Tomar una posición es una tarea relativamente fácil, basta definir una cantidad, un
plazo y quizás una forma de pago. Saber por qué se quiere así es tarea harto más
complicada. El interés subyacente a una posición puede no expresarse, ser
intangible, quizás hasta inconsciente para la persona que toma una posición: sabe
lo que quiere, pero no sabe por qué. El negociador colaborativo deberá bucear en
las posiciones de la otra parte para llegar a conocer sus verdaderos intereses.
Un método para descubrir intereses en base a la posición tomada por la otra parte,
pudiera consistir en lo siguiente:
"¿Por qué no quiere Vd. Firmar un contrato de más de un año?", ya que la respuesta
puede ser tan simple como un "porque sí". En su lugar se debería formular la
pregunta en estos términos: "¿Cuál es su preocupación básica para no querer firmar
un contrato a más de un año?".
b) Preguntarse ¿por qué no?: Consiste en repetir el paso anterior, pero ahora
preguntando sobre nuestra propuesta: ¿por qué no acepta nuestra posición?
En el primer caso la pregunta era sobre el porqué de su posición, cuáles serían los
motivos que llevaban a la otra parte a proponer una determinada solución.
Ahora se trata de averiguar los motivos por los que no acepta la que nosotros le
estamos ofreciendo.
Generar alternativas.
La habilidad para inventar opciones creativas es uno de los activos más útiles que
un negociador puede tener. No obstante, pese a considerar muy válido disponer de
gran cantidad de alternativas, las personas que intervienen en una negociación
raramente sienten la necesidad de tomarse un tiempo para buscarlas.
En una negociación sobre un contrato, cada cual creerá que su oferta es razonable
y que deberá aceptarse, si acaso, con un pequeño ajuste en el precio. Esto conduce
a que, con frecuencia, el único pensamiento creativo que se aprecia en los
negociadores sea dividir la diferencia que separa sus respectivas posiciones.
Entre los métodos que pueden ser usados como estímulos a la hora de aventurar
soluciones creativas, hay que destacar el brainstorming, por ser uno de los más
conocidos. Normas para su aplicación:
REGLAS DE BRAINSTORMING
1. Preparación:
2. Evaluación
En este sentido cabe señalar que el negociador colaborativo no debe ser una
"monjita de caridad". De hecho, un negociador colaborativo debe ser tan duro con
sus intereses como el competitivo lo es con la posición.
Intentando evitar todos los problemas seña lados, cabe decir que, a veces, resulta
útil para ambas partes negociar sobre lo que se denomina criterios objetivos. Esto
es, buscar patrones o procedimientos justos que ayuden a ambas partes a encontrar
una solución beneficiosa para ambos, e independiente de la voluntad individual de
cada uno.
A continuación se ofrece una relación de patrones justos que pueden ser usados en
un proceso de negociación, aunque, naturalmente la decisión final dependerá sólo
de los negociadores.
De igual manera que con los patrones y para el caso en que no se pueda conseguir
un acuerdo por medio de la comunicación de ideas, existe un método sustitutivo
que se denomina de los procedimientos justos.
PATRONES JUSTOS
Valor de mercado.
Precedentes similares.
Juicio científico.
Normas profesionales.
Eficiencia.
Coste.
Lo Que un juez decida.
Tradición.
Reciprocidad.
En una variante de ésta misma fórmula, puede determinarse que, caso de no llegar
a un acuerdo, ese tercero comúnmente aceptado e lija entre las dos últimas
propuestas de cada parte.
Dado que siempre los contendientes preferirán que la solución elegida sea la suya,
ambos intentarán llegar a una última propuesta lo más razonable posible, a fin de
que, la elección final del tercero que decide, se incline hacia su lado.
Por último, un procedimiento justo puede ser el azar, por ejemplo el lanzamiento
de una moneda al aire. Está claro que la solución obtenida no será precisamente
justa pero, mientras la moneda esté en el aire, lo dos tendrán el mismo 50% de
probabilidad.
Resumen final
• Se ha comenzado haciendo una separación, más teórica que real, entre dos tipos
extremos de posicionamiento a la hora de negociar: uno que se ha denominado
competitivo, caracterizado por una actitud agresiva de las partes, y otro que se ha
llamado colaborativo centrado en la resolución del problema mediante la
satisfacción de los intereses en conflicto.
Bibliografía
Samfrits LePoole: Nunca aceptes un "no" por respuesta. Ediciones Deusto. Bilbao,
1988.
Roger Fisher and Willian Ury: Getting to Yes. Houghton Mifflin Company. Boston,
1981.
No obstante no hay que pensar que sólo nos cabe resignarnos a tan desventurada
situación. Podemos observar atónitos como hay personas que con las mismas 24
horas que nosotros, y con más o menos los mismos recursos, logran sacar adelante
todos sus asuntos sin dedicar todo el tiempo a su trabajo, disfrutando de su tiempo
libre.
Existen una serie de enfoques todos ellos referidos a una intervención de forma
individual u organizacional, incluso con una mezcla de ambas, como son la
adecuación persona-ambiente, apoyo social, reducción de la ambigüedad y mejora
de la conducta individual de afrontamiento. Veamos tales propuestas:
Algunos estudios indican que el apoyo social es una variable importante para
reducir el estrés de origen psicosocial. Las personas que nos informan de altos
niveles de apoyo por parte de sus compañeros y supervisores tienen menores
niveles de estrés. Evidentemente el apoyo social actúa como una especie de
amortiguador.
En una serie de estudios la ambigüedad del rol es la variable que presenta más
consecuencias negativas. En otros estudios se ha comprobado que hay mucha
ambigüedad en las organizaciones, especialmente en el nivel de mandos
intermedios. Muchos empleados desconocen qué expectativas importantes tienen
las personas de la organización en lo que se refiere a su rendimiento.
Frecuentemente desconocen lo que opinan de ellos sus superiores. Y muchos se
sienten inseguros con respecto al grado en que pueden contar con el apoyo de sus
superiores cuando encuentran problemas en su trabajo. Las intervenciones que
tienen como objetivo la reducción de la ambigüedad tienen que ver con la
estructuración de la organización, las actividades de supervisión (incluyendo el
establecimiento de objetivos, la planificación del trabajo, la evaluación del
rendimiento) y la planificación de puestos de trabajo y de carreras.
Un problema concreto puede constituir un reto para una persona experta, pero
puede ser aterrador para un individuo inexperto. La mayoría de las personas
aprenden por ensayo-error, es decir, a través de la acumulación de éxitos y
fracasos. Pero es posible aprender de una manera más sistemática.
Existen barreras psicológicas y de percepción que hacen que estas tres dimensiones
no coincidan entre sí.
En este capítulo vamos a presentar una serie de herramientas que nos permitan
conocer el uso que estamos dando a aquello que deseamos controlar, nuestro
propio tiempo. Para ello seguiremos tres pasos consecutivos:
damos a nuestro tiempo a lo largo del día. Desagregando las actividades por
categorías añadimos un componente cualitativo que facilitará nuestro diagnóstico.
Se trata de realizar este seguimiento todos los días durante un periodo que sea
representativo de nuestra norma de trabajo. En unos casos puede que una semana
sea suficiente, pero en la mayor parte de los casos es conveniente extenderlo
durante, al me nos, un mes. Una semana puede no ser representativa debido a la
diversidad de funciones que se desarrollan a lo largo del año.
Una vez que hemos diseñado el formato de diario de actividades que más nos
complace, hay que proceder a cumplimentarlo debidamente. Existen una serie de
aspectos a tener en cuenta.
4. Utilice abreviaturas que usted pueda entender y con las que se sienta cómodo.
Se trata de un documento de uso estrictamente personal, por lo que puede
adecuarlo a sus preferencias.
Además del diario de actividades, a rellenar cada día, es conveniente resumir los
datos agregados en un sumario de actividades como el adjunto al final del presente
Existe una ley económica según la cual el 20% de una cosa contribuye al 80% de su
valor. Este principio general, conocido como Ley de Pareto, es aplicable a
cualquier asunto o actividad. Es sobradamente conocido el hecho de que en la
mayor parte de las empresas el 20% de los productos contribuyen al 80% de la
facturación. A nivel macroeconómico se puede comprobar también cómo el 20% de
las industrias y sectores contribuyen a la mayor parte del PNB.
La aplicación práctica de esta regla es lo que se conoce como criterio ABC. Consiste
en dividir nuestras actividades en tres categorías en función de su importancia.
Categoría A: Incluye a las más importantes, las que tienen un mayor efecto sobre
los objetivos. Aquí se incluirán una serie de actividades reducidas en número, pero
de gran peso cualitativo.
Categoría C: Incluirá las tareas con menor incidencia en los resultados, pero cuyo
número suele ser normalmente el más e levado. Son las que podrán ser delegadas o
postergadas en el tiempo sin que eso suponga una amenaza para nuestra eficacia.
Por lo tanto, podemos añadir más valor al diario de actividades incluyendo una
columna adicional que recoja la prioridad (A, B o C) de cada actividad que
desarrollemos.
Hasta ahora hemos cubierto dos importantes pasos en nuestro camino hacia una
gestión del tiempo eficaz: hemos hecho un inventario de nuestra situación de
partida, y hemos visto la importancia de establecer prioridades entre nuestras
actividades cotidianas.
Visitas inoportunas.
Teléfono.
Reuniones previstas o imprevistas.
Lo importante frente a lo urgente.
Las interrupciones tienen un doble perjuicio. Por una parte suponen una pérdida de
tiempo en sí mismas (ya hemos comentado que llegan a absorber hasta un 30% de
nuestro tiempo). Por otra, rompen nuestra concentración, reduciendo nuestra
capacidad de producir en los minutos siguientes. Por supuesto atender cierto tipo
de interrupciones forma parte de nuestro trabajo, por lo que no podemos decidir
eliminarlas todas de raíz. En este sentido deberemos siempre interrumpir nuestro
trabajo para atender la llamada de un cliente, o la visita de nuestro jefe, así como
resolver un problema imprevisto que amenaza con afectar a los resultados del
trabajo de nuestro equipo. Lo que sí podemos hacer es reducirlas en lo posible y
minimizar su duración y sus efectos sobre nuestro trabajo.
En este sentido no debemos olvidar que también hay causas personales de pérdida
de tiempo que tienen que ver con nuestros propios hábitos de trabajo, Entre estas
razones podemos citar la propensión hacia las relaciones públicas y los contactos
sociales en la oficina, la costumbre de no hacer anotaciones, la falta de métodos
de organización y trabajo, la precipitación, el dejar las cosas para más adelante, la
dificultad para delegar, y el no saber decir "no", Cada uno tiene sus ladrones de
tiempo personales, relacionados con su forma de ser y de trabajar.
Los ladrones mayores son los más graves, y los que tienen que ver con la incorrecta
asignación de nuestro tiempo entre las diferentes áreas de nuestra función, vienen
causados por una errónea concepción del propio trabajo, lo que nos lleva en
ocasiones a asignar incorrectamente nuestro esfuerzo entre la gestión de tareas
cotidianas, la supervisión de equipos de trabajo, la planificación, la revisión de
estrategias, la delegación, etc. El error viene en la mayoría de los casos de
considerar el reparto del tiempo por grandes bloques de actividad, lo que tiende a
producir rigideces y falta de flexibilidad, para evitar esto y ser más eficaces
deberemos comenzar por aclarar la visión ideal de nuestro puesto, para a partir de
ahí reorganizar nuestro tiempo de manera óptima.
Los ladrones menores no requieren una reflexión profunda, sino que precisan más
bien de una vigilancia cotidiana constante, Para dominarlos basta con aplicar
normas de trabajo modernas: saber escuchar, saber delegar, mantener un orden en
nuestros dosieres y documentos, saber conducir una entrevista, ser buenos
negociadores, aprender a leer rápidamente (sin necesidad de leer la totalidad del
texto), saber sintetizar, etc. En definitiva, ser un buen directivo desde el punto de
vista técnico y organizativo nos ayuda a controlar mejor el tiempo y a luchar contra
los incómodos ladrones menores que amenazan con llenar nuestro trabajo de
interrupciones y puntos muertos, Durante el resto del presente capítulo
estudiaremos los cuatro tipos de interrupciones más comunes, ofreciendo algunos
consejos útiles para que su influencia en nuestro tiempo sea la menor posible.
Suelen ser una fuente común de incómodas interrupciones, uno de los problemas
que se plantean con los intrusos que se cuelan por cualquier rendija es la
incorrecta interpretación de la política de puertas abiertas, esta política,
crecientemente aplicada por muchas empresas, no quiere decir que el jefe deba
estar literalmente a disposición de cualquiera en cualquier momento, Significa
simplemente que el directivo debe ser fácilmente accesible en un plazo razonable,
pero no siempre que el colaborador lo estime oportuno, si su empresa practica una
política de puertas abiertas, lo que por otra parte es muy recomendable, usted
puede dictar una serie de normas que regulen el flujo de visitantes hacia su
despacho, Cierre la puerta de vez en cuando, o establezca una hora tranquila, en
la que todos sepan que no desea ser interrumpido.
Igualmente es buena idea que sea usted quién se dirija al despacho de la otra
persona, por ejemplo un colaborador que le ha comunicado su interés en hablar
con usted. De esta manera lo tendrá más fácil para interrumpir cortésmente la
entrevista con un "No te robo más tiempo... ".
Saber decir "no" es una de las armas más útiles del gestor de tiempo e fi caz. Si
alguien asoma la cabeza por la puerta de su despacho, o le para en un pasillo para
pedirle si tiene cinco minutos, diga simplemente que no. Dígalo de una forma
cortés y amable, pero firme. Explíquele que en ese momento está muy ocupado y
no podrá atenderle, pero que más adelante en cuanto tenga un momento se pondrá
en contacto con él para tratar el asunto.
Siempre puede ocurrir que a pesar de todos nuestros esfuerzos el pertinaz intruso
entre en el despacho. Es ese caso no tiene por qué cundir el pánico, no todo está
perdido. Modifique su estrategia y trate de que la interrupción dure lo menos
posible. Una manera de hacerlo es levantarse y recibir al intruso de pie, de esa
forma la vi sita durará menos. También puede agilizar la visita mirando a s u reloj o
dirigiendo de vez en cuando su mirada hacia la puerta.
Una manera de reducir el tiempo de las interrupciones es fijar una duración para
las mismas. Dígale a su interlocutor que solo dispone de tantos minutos, y que lo
siente pe ro está muy ocupado. Centre la conversación solamente en los temas
importantes y evite las divagaciones y desviaciones del tema principal. En el caso
de que no haya forma de sacudirse a un visitante especialmente correoso, tenga
acordada una señal de salvación con su secretaria o, simplemente, córtele
cortésmente.
Podemos incluir una serie de consejos particulares según la interrupción sea interna
o externa.
a) Visitas internas
Fije una hora tranquila y hágala respetar por todos los miembros de su equipo.
Igualmente, anime a sus colaboradores a hacer lo mismo.
b) Visitas externas
En este caso nos referimos a personas ajenas a nuestra organización, tales como
clientes, proveedores, etc.
Desvíe siempre que pueda a los visitantes que no hubieran concertado una cita
previa. Manténgase firme en esto siempre que pueda, de manera que sea un
colaborador o su secretaria/o quien atienda al visitante inesperado durante unos
minutos.
Desde el primer momento deje claro a su visitante cuánto tiempo tiene para
atenderle, verificando que sea suficiente. De esta manera evitará largas
introducciones y le será más fácil poner fin a la conversación sin romper e l tono
amigable y distendido de la misma.
3.3. El teléfono
A veces nuestro propio sentido de la educación nos impide cortar la "charla", por
miedo a deteriorar la relación con la otra persona, o simplemente porque nos
resulta violento hacerlo. En otras ocasiones es simplemente demasiado tentador
sumergirnos en la red de carreteras secundarias, con atractivas vistas, que nos
propone nuestro interlocutor.
La solución a este problema está en dejar patente su prisa, diga que tiene una
reunión o que debe atender a una visita personal que lleva ya esperando diez
minutos a que usted termine. Muestre firmeza acompañada de buena educación y
cortesía. En el caso de un interlocutor excesivamente pesado y perseverante, al
que no haya manera de corta r, cuelgue al mismo tiempo que se excusa por no
poder seguir atendiéndole.
En el mejor de los casos se dará cuenta de que estaba yendo demasiado lejos.
También puede ocurrir que seamos nosotros mismos los que nos desviemos de la
autopista. Todos tendemos a dedicar excesivo tiempo a las relaciones públicas.
Éstas son importantes y no hay que descuidarlas, pero pueden reducirse sin efectos
negativos.
A continuación vamos a ofrecerle una serie de consejos sobre cómo recortar las
pérdidas de tiempo tanto cuando reciba llamadas como cuando las realice usted
mismo.
a) Recibir llamadas.
Igualmente indíquele qué otras personas de su equipo pueden resolver según qué
temas, de manera que las llamadas se puedan direccionar al conjunto de los
miembros del equipo y no sólo a usted. En muchas ocasiones la persona "filtro"
podrá resolver los temas tan bien como usted, sin necesidad de interrumpirle.
Establezca periodos diferentes: defina qué momentos del día son los más
adecuados y cuales no lo son. De esta manera podrá controlar el flujo de llamadas
de manera que se reduzcan las interrupciones en los momentos más inoportunos.
Su secretaria/o podrá informar a las personas que llamen sobre qué momentos son
más adecuados para llamar.
b) Realizar llamadas
A la hora de ser nosotros los que realicemos las llamadas tenemos una clara ventaja
con respecto a cuándo las recibimos ¡¡podemos preparárnoslas!
Una vez iniciada la conversación tome notas sobre los términos acordados en la
misma: fechas, ideas, cantidades, etc. Suele suceder que después de colgar el
teléfono haya aspectos que se nos escapen u olviden. Esta reflexión también nos
ayudará a descubrir posibles dudas o puntos negros que podrán ser aclarados
sobre la marcha. Escuche atentamente.
Una reunión de trabajo debe tener un resultado más o menos directo sobre las
tareas que realizamos.
operativas, tormentas de ideas, etc. Dentro del pro ceso encontramos el conjunto
de relaciones interpersonales que definen cómo funciona el equipo de trabajo que
realiza la tarea, tales como comunicación, roles dentro del equipo , apoyo mutuo,
colaboración, etcétera.
Deje claro que no quiere ser molestado bajo ningún concepto durante la
reunión.
No permita entradas y salidas de personas cuya aportación sea imprescindible,
puesto que rompería el flujo de la reunión provocando parones y lagunas.
Establezca el nivel de confort óptimo para la duración de la reunión. Contar con
asientos demasiado cómodos puede llevar a pérdidas de concentración
provocadas por una relajación excesiva.
Las cosas importantes son aquellas que tienen un efecto sobre nuestros objetivos,
representando puntos de inflexión para la consecución de los mismos. El problema
es que las cosas importantes tienen un alcance a largo plazo. Van a determinar la
secuencia de acontecimientos urgentes en el futuro.
Que una tarea sea urgente simplemente quiere decir que debe realizarse de
manera inmediata. En la mayor parte de las ocasiones no tendrá efecto sobre
nuestros objetivos en e l largo plazo. Incluso puede que nada ocurra en el caso de
no llevarse a cabo. Muchas tareas urgentes pueden ser desarrolladas por otras
personas dentro del equipo, no teniendo que ser necesariamente nosotros los que
las resolvamos personalmente.
En una situación de crisis todas las tareas que realizamos tienen aparejado su
correspondiente orden de prioridad. Esta prioridad puede establecerse en función
de la urgencia y la importancia de la tarea será por lo tanto aquélla en la que un
acontecimiento inesperado añade un elemento de urgencia a una tarea importante,
que teníamos planificada de antemano.
Las cosas importantes suelen ser planificadas a largo plazo, y por lo tanto no tienen
un carácter de urgencia. El problema viene cuando el descuido permanente de lo
importante provoca una situación de crisis.
¿Cuántas veces no nos vemos abocados ' a carreras de última hora para completar
tareas que teníamos planificadas desde mucho tiempo atrás pero que simplemente
no tuvimos tiempo de realizar?
El elegir el final de la jornada tiene la ventaja de que suele ser el m omento más
tranquilo del día. El teléfono ha dejado de sonar y probablemente los colaborador
es ya se hayan marchado o estén ultimando sus tareas. La proximidad de los
acontecimientos del día le permitirá tener una visión más próxima de la realidad.
Por último, le permitirá zanjar la jornada con un resumen de la situación, lo que le
dará una mayor seguridad y control sobre el día a día.
Por ello, a la hora de programar su jornada, tenga en cuenta sus objetivos a largo
plazo, que deberán estar basados en los resultados. Defina objetivos parciales que
contribuyan a la consecución del resultado final.
Los objetivos parciales deberán ser consistentes entre sí y con el objetivo a más
largo plazo. Lo objetivos parciales le d arán una medida del avance \pondrán en
contexto su actividad diaria.
Para lograr el equilibrio deseado, programe sólo unos cuantos temas esenciales de
máxima prioridad, y complete su agenda con otros menos importantes. Deje entre
un 25% y un 50% de su tiempo libre para atender a posibles emergencias. Respete el
tiempo destinado a la resolución de los temas prioritarios y procure no dejarlos
para más adelante, sea riguroso en su ejecución. Si la dinámica del día obliga a
posponer algo, las actividades menos prioritarias son las indicadas para ser dejadas
para más adelante.
Programe las tareas más importantes para los momentos del día en los que se
sienta más eficaz. De igual manera aquellos trabajos repetitivos y que exigen poca
concentración, deberán ser llevados a las horas más bajas del día.
e) Agrupe los asuntos y acciones relacionados entre sí, siempre que sea posible.
Al agrupar temas similares aprovechamos el esfuerzo realizado, una sola vez, para
resolver distintos asuntos. Evitaremos pérdidas de concentración y tener que volver
a ponernos en contexto cada vez que afrontemos un aspecto distinto de un mismo
tema.
A la hora de programar su jornada, tenga en cuenta sus objetivos a largo plazo, que
deberán estar basados en los resultados. Por mucho que planifiquemos nunca
podremos anticipar situaciones inesperadas que puedan surgir. Para lograr el
Sea rea lista pero riguroso en la asignación de tiempos a las distintas actividades.
Ser excesivamente conservador, otorgando más tiempo del necesario a una tarea,
causará ineficiencia.
Hay ocasiones en las que somos demasiado optimistas al pensar en nuestra propia
capacidad de resolver determinados temas, por lo que tendemos a minusvalorar el
tiempo que necesitaremos para resolverlos.
Al mismo tiempo debe evitar convertirse en un ermitaño que pierda el contacto con
la operativa de la oficina y con el entorno en el que discurre el trabajo del equipo.
Por lo general los imprevistos ocupan entre un 25% y un 50% del tiempo, por lo que
deberemos programar actividades únicamente para un 75% o un 50% de la jornada.
Resumen final
Bibliografía
José Ma Acosta: El tiempo y el éxito. Tomos 1 y 2. Ed. ESIC, Madrid, 1992.
Por tanto, podemos concluir que el estrés surge cuando hay un desequilibrio entre
las demandas y la capacidad de respuesta del individuo, en condiciones en las que
un fallo del mismo puede dar lugar a consecuencias negativas importantes.
Desde esta perspectiva es preciso señalar que no todos los individuos responden de
la misma forma en las mismas circunstancias, ni el mismo individuo responde igual
a las mismas circunstancias, sino que la reacción depende de la indeseabilidad de
la situación para cada uno y en cada momento.
Se consideran moduladores del estrés a las variables que no tienen una influencia
directa sobre la respuesta de estrés o sus efectos sino que pueden modificar a éstos
a través de otras variables, bien incrementando la reacción y los efectos de los
estresores, o bien disminuyéndolos. Es decir, son aquellas variables que
dependiendo de las circunstancias ayudan a desencadenar el estrés o limitan su
desencadenamiento.
ESTRESORES LABORALES:
ESTRESORES EXTRALABORALES:
MODULADORES PERSONALES:
Personalidad resistente
Locus de control
Ansiedad /Neuroticismo
Flexibilidad/Rigidez. Tolerancia a la ambigüedad
Autonomía/Dependencia
Autoestima
Extroversión/Introversión
MODULADORES AMBIENTALES
Apoyo social
Entendiendo los estresores como los eventos que requieren un reajuste o cambio en
las actividades de los individuos y que son percibidos por aquéllos como
indeseables, podemos afirmar que cambio y deseabilidad parecen ser las
dimensiones básicas para definir el estrés.
Sobrecarga de trabajo.
Ritmo de trabajo impuesto.
Malas relaciones personales.
Futuro inseguro en el empleo.
Falta de participación.
Grandes responsabilidades.
Contexto físico peligroso
No hay que olvidar que todas estas características tienen una gran variabilidad
interindividual y que, incluso, varían en un mismo individuo a lo largo de su historia
personal, ya que cada individuo percibe la realidad de una manera propia y
particular.
Fisiológicos:
Nivel Cognitivo/conductual:
Nivel subjetivo:
Ansiedad y frustración
Fatiga y apatía
Sentimientos de culpabilidad y vergüenza
Sentimiento de amenaza y tensión
Nerviosismo
Pérdida de autoestima
Irritabilidad y mal humor. Agresividad
Aislamiento y soledad
Sentimientos depresivos y melancolía
Enfermedades cardíacas
Hipertensión
Accidente cerebral (derrames etc.)
Úlcera péptica
Artritis
Dolor de cabeza
Enfermedades respiratorias: bronquitis, asma...
Dermatitis y otras afecciones dérmicas
Diabetes melitus
Depresión
Alcoholismo o drogodependencia
Neurosis
Enfermedad psicogénica masiva
Como podemos observar, los efectos del estrés pueden ser de gran importancia y
afectar al individuo no sólo fisiológicamente, sino también en sus relaciones
personales y/o sociales y/o familiares.
Tipos de respuesta
Los tipos de respuesta a una situación estresante son distintas conforme al enfoque
que se tome:
Adecuación persona-ambiente
Apoyo social
Reducción de la ambigüedad
La ambigüedad del rol es una variable que presenta las consecuencias más
negativas facilitando la aparición del estrés. En diferentes estudios se ha
comprobado que existe un alto grado de ambigüedad en las organizaciones,
especialmente en el nivel de mandos intermedios, de tal forma que los
trabajadores desconocen las expectativas de la organización sobre ellos, no sólo en
cuanto a su futuro profesional, sino también en lo relativo a cómo desarrollan su
trabajo, qué opinan de ellos sus superiores, qué papel juegan en la empresa, etc.
Para evitar este estresor se deben tomas medidas que reduzcan la ambigüedad
tales como reestructuración de la organización, planificación del trabajo y de
puestos específicos, etc.
La reducción del estrés puede intentarse de diversas maneras, entre las que se
encuentran:
ESTRATEGIAS ORGANIZATIVAS
Intervención personal
Para conseguir este objetivo principal se deben utilizar las estrategias necesarias,
algunas de las cuales se resumen en:
Ejercicio físico
Dieta
Reducción de hábitos nocivos
Generación de hábitos saludables
Control y distribución del tiempo
4. Técnicas cognitivas
Solución de problemas
Detención de pensamiento
Reestructuración cognitiva
Inoculación al estrés
La primera tarea que debemos realizar es, por tanto, la captación del
pensamiento, mediante la evocación de los pensamientos, imágenes y sentimientos
automáticos que experimentamos en la situación de estrés.
Este diálogo interno que se produce en una situación estresante es esencial para el
control de estrés. Al revisar nuestros monólogos internos, identificamos las
autoafirmaciones generadoras de estrés y proponemos otras positivas, de tal forma
que nos autorreforzarnos.
Existen una serie de enfoques todos ellos referidos a una intervención de forma
individual u organizacional, incluso con una mezcla de ambas, como son la
adecuación persona-ambiente, apoyo social, reducción de la ambigüedad y mejora
de la conducta individual de afrontamiento. Veamos tales propuestas:
Algunos estudios indican que el apoyo social es una variable importante para
reducir el estrés de origen psicosocial. Las personas que nos informan de altos
niveles de apoyo por parte de sus compañeros y supervisores tienen menores
niveles de estrés. Evidentemente el apoyo social actúa como una especie de
amortiguador.
En una serie de estudios la ambigüedad del rol es la variable que presenta más
consecuencias negativas. En otros estudios se ha comprobado que hay mucha
ambigüedad en las organizaciones, especialmente en el nivel de mandos
Un problema concreto puede constituir un reto para una persona experta, pero
puede ser aterrador para un individuo inexperto. La mayoría de las personas
aprenden por ensayo-error, es decir, a través de la acumulación de éxitos y
fracasos. Pero es posible aprender de una manera más sistemática.
Referencias Bibliográficas
Bibliografía
INSHT Notas Técnicas de Prevención
LEÓN RUBIO, J.M. “Libro de Salud Laboral”. Prevención de los riesgos laborales
por causa de la carga mental y el estrés psicosocial
RUIZ CALATRAVA, R. Y OTROS, “Curso de Prevención de Riesgos Laborales”
Sociedad Estatal de Salvamento y Seguridad Marítima, Veranes (Gijón), 1998.