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“El futuro también existe actualmente en la persona, bajo la forma de ideales, esperanzas,
deberes, tareas, planes, objetivos, potencialidades no realizadas, misión, hado, destino,
etc.”
Abraham H. Maslow
Indirectamente, además, gracias a la labor que realizan las personas que se dedican
a proporcionar orientación profesional, se contribuirá a construir una sociedad mejor,
más preparada y feliz. Si cada uno de nosotros se dedica específicamente a aquello que le
gusta y que le hace sentir bien, y además ha obtenido la formación adecuada para ello, los
resultados de su trabajo nos beneficiarán a todos en conjunto.
Este tipo de asesoramiento personal y constante también recibe el nombre de 'coaching',
y si hacemos referencia a la orientación vocacional, esta labor adquiere mucha más
relevancia. Aunque, en ambos casos puede hacerse necesaria también la asistencia a nivel
psicológico, es en el caso de la orientación vocacional donde se deben realizar los
máximos esfuerzos. El motivo es que supone el inicio del camino y se deberá intentar que
la elección de la profesión a desempeñar sea lo más acertada posible. No en vano, elegir el
puesto de trabajo que queremos ocupar durante nuestra vida profesional no es sencillo.
Por otra parte, habrá que distinguir, también, entre la orientación profesional, que ya
hemos comentado, y la orientación laboral, que consiste en el asesoramiento para el
cambio de trabajo, o para el mantenimiento o la consecución del mismo. Esto quiere
decir que, una vez escogido el tipo de puesto de trabajo al que nos queremos dedicar, es
posible que necesitemos ayuda profesional para escoger uno de los puestos de todos los
que hay disponibles en el mercado, o para buscar uno nuevo en el caso de que lo
necesitemos.
Beneficios de la orientación vocacional:
Sus componentes
Hemos visto que la orientación vocacional no es un proceso únicamente centrado en el
individuo. Debido a que la orientación vocacional está fuertemente enfocada a favorecer y
ampliar las oportunidades laborales y de ejercicio profesional, dicha orientación debe
también conocer las oportunidades reales de acceso al mercado laboral, su relación con
los distintos programas de estudio y las habilidades o competencias que son necesarias
para acceder a estos.
Así pues podemos hablar de dos dimensiones específicas y necesarias para el ejercicio de
la orientación vocacional: una centrada en conocer al individuo, y la otra centrada en
conocer las características de entorno en donde se espera que ocurra su desarrollo
profesional.
El tiempo de elegir una carrera es una etapa de mucha incertidumbre, los padres,
docentes, amigos y la familia preguntan ¿Qué vas a estudiar? y esa pregunta se siente
cómo un interrogatorio que te pone entre la espada y la pared. La elección de tu carrera
no debería ser una decisión impulsiva para eludir la presión de la pregunta de los demás y
la incertidumbre que provoca. Darte un tiempo para conocerte, dudar, pensar y
averiguar te ayuda a elegir una carrera relacionada con vos y con tus intereses. Así tu
decisión será el final de un proceso personal y una elección basada en la seguridad de
conocerte y de conocer las carreras que existen.
Elegir una carrera puede ser mucho más que decidir qué vas a estudiar. Elegir una carrera
con un conocimiento profundo de tu personalidad, tus gustos, tus intereses, tu entorno y
tu realidad es elegir un proyecto de vida relacionado con vos. Para eso es necesario que te
conozcas, descubras quién eres y qué te gusta. No alcanza con buscar información sobre
las carreras ni con realizar un test que te diga qué estudiar.
Algunas estrategias prácticas para pensar en quién quieres ser y cómo quieres crecer:
2. Conócete. Piensa qué te gusta hacer, cuáles son tus intereses, qué materias te
resultan más fáciles y cuáles te traen más dificultad. Al hacerlo, incluí tus hobbies,
deportes y pasatiempos. Tus intereses y tu personalidad son importantes para elegir algo
que disfrutes hacer y que te permita desplegar tu potencial.
3. Sé realista. Ten en cuenta si para empezar a estudiar tendrías que mudarte, cuánto
tiempo de viaje tendrías hasta el lugar de cursado y cuántas horas por día vas a poder
dedicar a estudiar. Al reflexionar, considera si vas trabajar mientras estudias y cuáles son
las ocupaciones y profesiones de tu familia y de tu entorno. Incluir la realidad en la
elección permite que evalúes si tu decisión es viable.
4. Investiga la oferta de cursos y carreras. Las carreras tradicionales son las más
conocidas. Sin embargo, hay muchísimas más carreras universitarias que pueden
sorprenderte y sobre las que puedes investigar. Busca en internet, visita las universidades,
pide información sobre las carreras que te interesan. Así vas a elegir basado en la
seguridad que brinda conocer profundamente las opciones actuales y la carrera que te
gusta.