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Más de 100 personas han muerto en 123 días de protestas contra el gobierno de
Nicolás Maduro. La fiscal general Luisa Ortega Díaz informó que 25% de los
homicidios fueron perpetrados por cuerpos de seguridad del Estado. El último informe
del Ministerio Público, divulgado el 26 de julio, registra al menos diez casos en los que
funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) dispararon armas de fuego
contra los manifestantes en Caracas, Lara y Mérida. Actualmente 21 uniformados son
investigados.
—Los militares van a seguir jugando el papel que siempre han jugado: el soporte
militar del Gobierno. El rol principal es el de la represión política, tal como ocurrió en
las dictaduras militares de Argentina, Chile y Brasil en los años 60 y 70. Las Fuerzas
Armadas dejaron de ser una institución para convertirse en el brazo armado del
Gobierno al servicio del Presidente y del partido socialista. Creo que el proyecto
militar apunta hacia la fusión con el Gobierno. Ya no serán una institución como está
establecido en la Constitución de 1999. Será como en Cuba, como ocurre en los países
comunistas totalitarios, donde los militares y el sector político son una sola cosa. Su
subordinación al poder civil desaparecería y se ubicarían en el mismo nivel. En
algunos aspectos incluso por encima del sector civil. Ellos se orientan hacia la teoría
fusionista para dirigir autoritariamente la sociedad y el Estado. Sin embargo, en lo
interno, las Fuerzas Armadas están sufriendo un proceso de fractura y de divisiones.
Ya hay militares detenidos que han presentado resistencia a la Constituyente. Por otro
lado, el contexto internacional es adverso a todo este proceso. No le será sencillo
implementar cualquier proyecto totalitario, hegemónico o militarista. Pero soy
pesimista. Vamos a un escenario de una violencia civil de mediana intensidad. Será un
coyuntura bastante anómica, en donde vamos a tener dos grandes estructuras de
poder: la sociedad, con la Asamblea Nacional elegida por más de 14 millones de
venezolanos; y por otro lado el Gobierno, aislado políticamente en lo interno y en lo
internacional, enfrentando problemas económicos excesivamente graves, más las
sanciones políticas y petroleras que ya están anunciadas por varios países.
—La consulta del domingo 16 de julio indicó que 7,6 millones de venezolanos
están en desacuerdo con la Constituyente. ¿Qué impacto pudo haber tenido
esa demostración dentro de la Fuerza Armada? ¿Ese resultado puede reflejar
una proporción similar entre los uniformados?
—Yo soy de los que cree que la Fuerza Armada también es reflejo de la sociedad
venezolana. Pero tiene características distintas por ser una institución sumamente
cerrada. Suponemos que los problemas que vive el país y la sociedad venezolana en
todos los campos también lo están viviendo ellos, excepto el alto mando militar.
Pueden estar igualmente un 90 por ciento en contra del Gobierno y un 10 por ciento a
favor, sólo que ese 10 por ciento es el que controla los comandos y las operaciones. El
resto de los militares están en posiciones administrativas y burocráticas. Ahora, el
asunto es que conspirar en una democracia es muy sencillo, pero en una dictadura es
sumamente complicado. Además, la expresión del descontento y el malestar en los
militares no es algo simple. La protesta militar no es como la civil. La protesta militar
es con armas.