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PACIENTE SIMULADO.

Guion #1.

Enfermedad de reflujo gastroesofágico.

Integrantes:

Cristian Jesus Berbesi Buelvas.


Sara Naranjo Rincón.
Juliana Hincapié Vasco.

Docentes:

Rosmira Marín Cardona.

Oscar Adrián Carmona Nieto.

Rubén Horacio Torres.

Universidad de Antioquia.
Facultad de Medicina.
Medellín, 2023.
Tos intensa , dolor y ardor en la boca del estómago

La acción transcurre el día miércoles 29 de Marzo del 2023, en la clínica Sagrado Corazón
de la ciudad de Macondo, en horas de la mañana. La señora Isaura Marañón de 50 años de
edad, acompañada de su hija Stella Bustamante Marañón de 31 años, llega a la consulta del
doctor Octavio Paz Buenavista, quien se graduó hace 35 años de la facultad de medicina de
la Universidad de Antioquia.

Personajes:
Doctor: Octavio Paz Buenavista
Paciente: Isaura Marañon Zapata.
Acompañante: Stella Bustamante Marañón.

Doctor: Buenos días. ¿Cómo se encuentran el día de hoy? Mi nombre es Octavio Paz y hoy
tengo el gusto de atenderlas, por favor tomen asiento. Indica con un ademán dónde se pueden
sentar

Stella: Muy buenos días, doctor. Nos encontramos muy bien. Saluda mientras lleva a su
madre abrazada. La madre sonríe tímidamente y asiente a modo de saludo mientras toman
asiento. El médico la observa, su vestimenta es pulcra y se percata de su obesidad. Ella tose
con fuerza.

Doctor: Sonriente. ¿Qué las ha traído aquí el día de hoy? El doctor mira a la madre y se
percata de las petequias en el rostro, ella lo esquiva desviando la mirada mientras sigue
sujetada a su hija.

Stella: Doctor, mi nombre es Stella y la verdad es que vinimos porque mi mamá hace varios
días viene presentando una quemazón aquí. Stella señala el epigastrio. Como por la boca del
estómago, ¿me entiende, doctor? Comenta mientras abre mucho los ojos. Incluso, hace
algunos días ha venido teniendo náuseas, y también padece de una tos muy fuerte desde hace
años, pero ella dice que eso lo han padecido todas las mujeres de la familia. Hace mucho rato
que le digo que vengamos para donde el doctor, pero ella es necia y dice no y no voy a ir al
doctor. De milagro la convencí de venir hoy. La madre comienza a temblar ligeramente en su
asiento, sostenida del brazo de la hija.

Doctor: Entiendo, hicieron bien al venir a consulta. Pero primero necesito saber un poco más
sobre su mamá, su nombre, de dónde viene, qué edad tiene, a qué se dedica, con quién vive…
Dice mientras mira a ambas con una sonrisa cálida y mueve sus manos tratando de infundir
confianza en la madre y en la hija.

La madre se agita y tose cubriéndose la boca.

Stella: Respondiendo por su madre. Mi mamá se llama Isaura Marañón Zapata, venimos
desde Andes, donde vivimos mi mamá, mis 2 hijos y yo. Ella tiene 50 años y tenemos una
finquita donde cultivamos tabaco. Yo me encargo de eso y de los trabajadores, porque mi
mamá siempre se ha dedicado a la cocina, esa es su pasión. Siempre está en el fogón de leña
cocinando mientras mastica un buen buche de tabaco, voleando todo el día porque abrió un
restaurantico en el patio de la casa hace como 25 años y es un éxito. ¡Se hace el mejor
sancocho de todo Andes…!

Doctor: Interrumpiendo. Eso suena delicioso, ¿para cuándo me invita a su restaurante? Mi


comida favorita es el sancocho y Andes mi pueblo favorito para pasear con mi esposa e hijos.
El doctor sonríe ampliamente.

Isaura: Más tranquila y soltando el brazo de su hija. Imagínese doctor, últimamente he


estado muy triste. La voz de Isaura es carrasposa. Ya no me puedo comer ni 4 cucharadas de
un sancochito. Me dan náuseas y me toca parar porque sino me vomito. Por eso vengo, porque
quiero volver a comer mi sancochito y quiero que usted me ayude. Isaura se aclara la
garganta.

Doctor: ¿Cómo así? ¿Normalmente cuántos sancochos se come usted?

Isaura: Poquitos doctor, como 5 sancochitos. Uno para el frío de la mañana, uno con el
desayuno, el típico en el almuerzo, en la cena y el último del día bien calientito para dormir
calientita. El doctor se sorprende pero disimula oportunamente mientras escribe en el
computador.

Doctor: Además de las náuseas, ¿qué otros síntomas ha sentido?

Isaura: Me da mucho dolor en el pecho, como si me quemara desde adentro. A mí me da


mucho miedo porque a una amiga le dio un dolor así y después le dio un patatús que casi no
lo cuenta. El médico le dijo que eso era un infarto por la presión, que la tenía alta. Pero yo no
entiendo, ¿presión de qué? Si ella siempre estaba en la sala comiéndose un sancochito mío.
Dice mientras aprieta el ceño como si hubiera olido algo pestilente y tose fuertemente.

Doctor: ¿Y usted también se hizo revisar de la presión?

Isaura: Entre tos y tos, con la voz forzada. No, doctor, a mí me dio mucho miedo que me
dijeran que me voy a morir, así que yo empecé a tomar las mismas pastillas que el doctor le
mandó a mi amiga, para prevenir que me dé un patatús como a ella. La pastilla que le mandó
se llama…Guarda silencio y mira al techo por unos momentos. Enalapill, enala…enapilí, en-
la-naríz, ay yo no sé. Pero usted me entiende. La señora termina de toser, se frota la
garganta, traga saliva y su rostro expresa disgusto.

Doctor: La mira, preocupado. ¿Enalapril?

Stella: Responde sin dar oportunidad a su madre. ¡Sí, esa! Yo le dije que no se la tomara
porque primero tenía que venir al médico. Pero como ella se manda sola y nunca me
escucha... Stella dice sarcásticamente, su madre voltea los ojos. ¡Ay, doctor! desde que ella
toma ese medicamento tose el triple, en la noche nos levanta a todos con esa tosedera, ¡se le
van a salir los pulmones! Isaura intenta renegar pero la tos se lo impide.

Doctor: Entiendo…¿Y usted desde hace cuánto tiempo que toma enalapril? La mira
directamente a los ojos.

Isaura: Hace 2 meses, doctor. Se hunde un poco avergonzada en su

asiento. Doctor: ¿Y desde que la toma, se ha sentido mejor o peor?

Isaura: Señala las piernas mientras hace señas de agrandamiento. Antes yo tenía las piernas
hinchadas, hinchadas como unos globos de agua pero ya no. También me daban dolores de
cabeza muy fuertes y ya no me dan. Y los ojos se me “conciampiraban” y casi no podía ver
nada, todo se ponía muy borroso y me tocaba acostarme. Asiente con la cabeza. ¡Ay, doctor,
yo sí soy feliz con que se me quitara todo eso! Pero desde que me lo tomo se ha empeorado la
tos. Yo he sentido que esa quemazón ha empeorado, ahora me sube por el pecho. El médico
asiente, pensativo.

Doctor: ¿Y esa quemazón le llega a la boca? ¿Sabe raro?

Isaura: ¡Sí, sí, sí! La boca me sabe ácida y amarga. Se emociona y responde eufórica.

Doctor: Y del 1 al 10, siendo 1 un dolor muy soportable y 10 el peor dolor de su vida,
¿cuánto le duele?

Isaura: ¡Un 10! Dice efusivamente mientras tose nuevamente.

Doctor: ¿Entonces se puede decir que este ha sido el peor dolor de su vida?

Isaura: ¡No’ombre! Peor fue parir a esta cabezona. Lo dice entre risas a la vez que mira a la
hija, la hija niega rogando por paciencia.

Doctor: Entonces, comparado con el dolor del parto, ¿cuánto duele la quemazón en el pecho?

Isaura: Mmmmh…un 8. De verdad que cuando me da no puedo ni montar a hervir agua.

Doctor: ¿Y cada cuánto le da?

Isaura: Todos los días.

Doctor: ¿Y en qué momento del día le da?


Isaura: Cada vez que como o me acuesto a dormir, Doctor Octavio. Tose, cubriéndose la
boca.

Doctor: ¿Y con qué mejora?

Isaura: Me mejora cuando no como, me quedo sentada y quietica. Y se me empeora cuando


me acuesto a dormir pero si me pongo bastantes almohadas y la cabeza me queda alzadita, al
rato me mejora. Las palabras salieron entrecortadas, interrumpidas por la tos seca.

Doctor: ¿Y alguien de su familia sufre de alguna enfermedad?

Isaura: Ninguno, somos una familia de robles. Levanta el mentón, orgullosa.

Stella: No, mamá, acuérdate que el tío Nacho sufre de presión alta y mi abuelo se murió de
un cáncer que le dió por la gastritis. Como una llaga en el estómago. Suspira y su expresión
se torna melancólica.

Isaura: Ay, mi papá…Se le aguan los ojos. Él me enseñó a hacer sancocho…El mejor
sancocho de todo Andes.

Doctor: No tengo duda de que fue un gran hombre. Pero doña Isaura, continuemos hablando
de usted. Dice de la manera más gentil posible.

Isaura: ¿Qué quiere saber? Parpadea repetidamente para deshacerse de las lágrimas que se
habían asomado.

Doctor: ¿A usted le han diagnosticado alguna enfermedad?

Isaura: No, nada, doctor. Tose.

Stella: Pero si ni viene al médico, ¿cómo cree que le van a diagnosticar algo? Ella solo le cree
a sus amigas y a mí nunca me hace caso. Reprocha mientras alza las cejas a su madre.

Doctor: ¿Y toma algún otro medicamento?

Isaura: Además del enalapril no tomo nada. Solo mi aguapanela con cebolla que mi mamá
siempre me daba para la tos, pero poquita porque me da ese horrible dolor en el pecho.
Arruga el rostro con desagrado y se pone la mano en el pecho.

Doctor: ¿Usted fuma o bebe?

Isaura: No, doctor, ¿cómo cree usted? Eso es pecado. Se santigua.


Doctor: ¿Y usted es alérgica a algo?

Isaura: Soy alérgica al frío. Al doctor se le escapa una sonrisa y asiente

Doctor: ¿Y está vacunada contra algo?

Isaura: No, doctor, qué miedo. Solo las que mis papás me pusieron de chiquita. Entre una
tos y otra, se expresó.

Doctor: Muy bien, doña Isaura vamos a continuar con un pequeño examen físico. Octavio
dice mientras guía con un gesto amable a Isaura hacia la camilla, ella se levanta y continúa
con tos seca.

FIN.

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