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Tengo miedo que me reciba esa enfermera que siempre me dice “mijita”
mijita o
“reinita”, como si me hablara bonito, pero luego me regaña. No entiendo
por qué me tiene que hablar así, si yo soy más grande que ella. Que
bonito sería que me hablaran por mi nombre y me miren a los ojos, que
me escucharan bien y así supieran todo lo que me pasa y lo que sufro;
pero ellas ni se dan cuenta.
cuenta A veces llego sola,
sola a veces tengo que llevar a
la Tomacita porque no tengo “naiden” que la cuide y ni un asiento me
dan. Luego hablan con palabras que no les entiendo y eso que yo hablo
español.
La Gente de Tlaxialtemalco sufre mucho cuando tienen que explicar su
enfermedad porque hablan puro “mexicano”
mexicano . Pues si,
si cuando me preguntan de la
“enfermedá” a veces no se que me están diciendo, también me pasa cuando me
dicen de la medicina, muchas veces no les entiendo como tomarla pero no me dan
tiempo para preguntar.
preguntar
Tengo miedo del parto ¿Dónde me voy a atender? La doctora no siempre está en
la clínica los fines
f de semana y el hospital está re-lejos. Luego allá no saben sobar
para que se caliente la cintura y no duela, no saben cerrar la cadera después del
parto, ni hacer baños de vapor para no quedar crudas. Por eso se enfermó Micaela
y se le cayó la vejiga, la dejaron abierta. Claro que me gusta el hospital porque
está grande y limpio y si se atora el niño, pues ahí lo sacan, tienen medicina pa´ la
calentura y pal dolor; bueno cuando hay, por que no siempre tienen.
Una vez me encontré una enfermera que hasta hablaba mexicano y trataba bien a
la gente,
gente pero las demás enfermeras y doctores que feo le hablan a uno,uno siempre
con mucha prisa. Con mi Tomacita me alivié en el hospital, me dejaron sola en una
cama acostada con las piernas abiertas y se me cansó la cadera, no podía pujar y
h t me agarró
hasta ó calambre.
l b N dejaron
No d j pasar a mii Pascual
P l pa’’ que me ayudara
d
como lo hace Doña Panchita. Con esto me agarró el miedo y me ganó el dolor y
grité, entonces llegó un doctor y me regañó; que si no me daba cuenta que
asustaba a las demás, e incluso me dijo: ¿verdad que hace nueve meses no me
quejaba? Eso me dio harta muina y me dio más dolor.
Luego, pa’ amolarla en el mismo día que me alivié de Tomacita en la
tarde me dieron de pa’ fuera. Que así hacían con todas. Estaba
haciendo harto frío
f í porque era diciembre. Mi Pascual y yo les dijimos
que los tres primeros días después del parto estamos todavía muy
calurosas, el fresco nos enferma feo, pero no les importó y me
mandaron a mi a casa. Por su culpa anduve quince días con dolor de
cabeza y me tuvo que atender doña Panchita. Lo bueno es que me
cerró la cadera y me dio baños de vapor. Si no es por ella, no se que
hubiera pasado. Yo creo que ahora le voy a pedir que me atienda del
parto. Ella no regaña, se queda conmigo todo el tiempo, le da permiso a
Pascual para que me ayude y me atiende en cuclillas agarrada de él,
eso me ayuda a pujar y no me canso tanto. Además me lava toda la
ropa y sabe sobar muy bonito para quitar el dolor. Así me atendí de
Juanito, claro que tengo miedo que se le atore el chamaco y luego
quien sabe que pueda pasar.
pasar
Como me gustaría que los doctores y las parteras trabajaran juntos y
así tener lo mejor de los dos, como me gustaría que los doctores
supieran medicina de la nuestra de yerbas y sobadas y vieran que si
sirve.
Ah, ya llegamos al pueblo y la clínica ya no está lejos… Dios, has que
me vaya todo bien, tengo miedo….
EL CONTEXTO CULTURAL DE TU PRÁCTICA
EN SALUD