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ANA VIRGINIA PERSELLO

HISTORIA
DEL RADICALISMO

Edición a cargo de Juan Suriano

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eJ edhasa
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Hiswria dd radil,1lismn - la c.:J Buenos Aires:
Edh;is.i. 20ll7
)52 p. : 225\ 1~.) (111. (Hi~rori.1 pulíriL1.I

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1 Hiscori.1 Pulilira :\rguHina 1 ·1 írulo


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Índice

Introducción 9

Capítulo l. Los orígenes ................... . 15


Di . . ct1o tk u1klcil>n: JorJi S;ih.u Capítulo 2. El panido en el gobierno ......... . 51
Rt·alit.lt i1'111dt'1.:uhic.:ru: Ju.m B.d.1gut·r Capítulo 3. El radicalismo en la oposición, 1930-1943. 93
Fnro-; <lt: r.1p,1: ,m..:hiHi ( ;r.Kida C.uda RnmL'ro
Capítulo 4. Los años del pcronismo, 1945-1955. 133
Capítulo 5. La UCIU y la UCRP ......... . 171
77~
Capítulo 6. "La Hora del Pueblo", 1966-1976 _4)

Capítulo 7. Renovación y Cambio 259


\'irginia Pcrsdlo . .20()-
¡f) .\11;1
0 l;dh.b.l. 2007 Capítulo 8. La Alianza ......... . 313
C:úrJoh.1 '7._j.! 2° C, Bw.:Jllb :\in.s
info("'t:dhasa coni.;u
lnrp://\\W\\ nlhas;1.nt·r Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345

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alquiit.T o ¡ut.:_..,¡,11110 ptihliui,
Capítulo 1

Los orígenes

El 90

En 1880 se plasmó la unidad polírica y territorial argentina y se configuró de-


finitivamente el poder central. En la perspectiva del presidente Julio A. Roca
primero y sobre todo de Miguel Juárez Celman después, consolidar ese nuevo
orden requería la eliminación del disenso y la ruptura con el pasado inmedia-
to caracterizado por la lucha facciosa. El lema paz)' admi11istració11 llevaba im-
plícita la supresión de la lucha política en función del progreso, de cuya pues-
ta en marcha devendría la legitimidad del gobierno. Hacia 1890, esa premisa
ya era fuertemente cuestionada. Quiénes gobernaban, quiénes elegían, cómo
funcionaban los vínculos representativos, cómo se constituían las relaciones de
obediencia a la autoridad eran los interrogantes que formaban parte del círcu-
lo intelectual y de los políricos desplazados. En la perspectiva de José Nicolás
Matienzo (1911 ), uno de los publicistas más críticos del orden impuesto por
el roquismo, se trataba de un sistema de gobierno personal. Gobernaba una
oligarquía cuya homogeneidad devenía de la pem:nencia a las familias que
constituían la "capa superior de la población", "la parre más sana del vecinda-
rio" y derivaba en la "uniformidad de criterio y de conducta". Ese sistema se
asentaba en la candidatura oficial. El presidente y los gobernadores provincia-
les funcionaban como "supremos dispensadores" de las posiciones püblic1s La
devolución de favores, la amisrad y el parenresrn determinaban la ocupación
de los cargos, "unanimidades que comienzan en las municipalidades, rnntinü-
an en las legislaturas y terminan también en el Congreso de la Nación". Segün
Joaquín V. González (1910), la regla imperante era que el oficialismo mono-
polizaba el poder y la representación y confiscaba el gobierno impidiendo a la
voluntad popular manifestarse. El sufragio sólo era una promesa escrita en la
1() HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGINIA PERSELLO 17
Cons[imción. La supresión Je! derecho elecrnral y su reemplazo por la acción Ambos se proponían corno partidos de principios, y si bien estaban lejos de
de los gobiernos se realitaba a través Je lo que en la época recibía el nombre poder ser considerados partidos orgánicos en el sentido más moderno del tér-
Je m~íquina. Esa máquina comenzaba a funcionar a partir Je la construcción mino promovieron la consrirución de identidades políticas dif-erenciadas, lo
del padrón de electores a cargo del Ministerio del Interior, seguía con el acapa- cual no impidió los tránsitos Je un club a orro ni la lucha facciosa. Eran agru-
ramiento de libreras, la confrcción Je las listas de candidatos y el control Je los paciones laxas cuya principal actividad se circunscribía a la realización de los
electores el día del LOmicitL Finalmente, el funcionamienrn del sistema estaba trabajos elecrnrales (Sábaro, 1998). No diferían demasiado en cuanto a sus ba-
gar:mrizado por el recurso a las imervenciones frderales que se utilizaban para ses y prácticas; sin embargo, Juranre mucho tiempo la historiografía los asi-
llesplazar. reponer o reconsrruir auroridades ejecurivas, legislativas o judiciales. miló a la dicotomía entre orden y libertad, tradición parricia y corriente po-
"Recurso ordinario de unificación electoral", corno las caracterizaba Conzález, pular, la "geme bien" y las masas. Con Adolfo Alsina -propone Álvaro Yunque
acruahan no stílo dl:criva sino prevemivamente. El temor a la intervención dis- ( 1984)- estaba "el suburbio, el pobrerío arrastrado por sus marones de pulpe-
ciplinaha a lo, gobernadores provinciales. En síntesis, esre diagnóstico desui- ría, reñideros de gallos, comités y boliches, gente cruda, capaz de ganar ekc-
hía la suliversi<'in de los principios republicano, representativo y frderal inscrip- cicmes a tiros y puñaladas", en cambio el mirrismo reunía a "la genre bien,
ros en la C:onsrimci<ín de 1Wd. En rérminm Je Tulio Halperín Donghi. "el doctores, grandes hacendados y larifundisras". La lucha política incluía la
rnq uisrno era la suprema encarnación de la república posible" y fue precisa- competencia, las negociaciones y las rebeliones.
mente por ello que ''había colocado ya en el orden del día los problemas de la En 1874, la sucesión presidencial de Domingo F. Sarmiento presentó ca-
rept'1blica verdadera" ( 1987). racterísticas nuevas. La candidatura de Nicolás Avellaneda surgió del acuerdo y
Ahora bien, si en la visión de los intelecruales y políticos que remprana- el apoyo de los gobernadores provinciales y su triunfo provocó el levanramien-
rneme Lt1rnenLno11 a oponerse al régimen, y de alguna manera también en to de Mitre jusrificado como derecho, deber y necesidad frenre a gobiernos que
1.:ierra recuperaci<'in hisroriogr:Hica posterior, predominaron las referencias a la no resperaban la libertad de sufragio, consigna, por orra parre, sostenida tam-
unanimidad, la de;erción cívila y la aparía, esta imagen ha sido luego revisa- bién por muchos de los clubes políticos vinculados al Partido Autonomista. En
da. Los acuerdos de cúpula~ no implicaron ausencia de disenso, Je participa- 1877, el presidente Avellaneda institucionalizó un nuevo mecanismo político,
ción polírica o inmovilismo. fue, en rodo caso, la perpetuación Je un círculo la conciliación, que implicaba acuerdos electorales y la inclusión en el gobierno
gohernanre la que engendró conf1icros y divisiones que no sólo se produjeron Je mirrisras y alsinisras. Leandro Alem, Arisróbulo del Valle, Bernardo de
por la ocupación de espacios de poder sino por el modo de concebir el régi- lri"oven,
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Carlos Pellegrini,
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entre otros, se o¡msieron al acuerdo 'v consriruveron
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me11 político y Je conciliar la norma con el funcionamiento de las institucio- una eflmera agrupación política, el Partido Republicano. En 1880, la Liga de
nes. La oposici<'m a ese orden se tradujo en 1890 en un movimiento revolu- Gobernadores de la que surgió el Partido Autonomista Nacional carapulró aJ
L ionario que proponía simulr:íneamenre una ruprura y una vuelta atrás. La poder al general Julio A Roca y en 1886 a su sucesor, Miguel Juárez Celman,
Rernlucitín del Parque impugnó el monopolio del poder en manos del quienes intentaron romper con ese pasado de luchas facciosas que será reivindi-
Parrido Auro1wmisra Nacional (PAN), la unanimidad, la hegemonía Je go- cado en 1890 como momento idealizado de competencia abierra.
hienws elccrores y al mismo riempo se propuso corno un movimiento rege- En agosro de 1889, un artículo aparecido en el diario La Nación, "Tu
nerador y resraurador del sufragio universal, de la exisrencia de agrupaciones quoque juventud. En tropel al éxiro", firmado por Francisco Barroeraveña, un
pulírica' y de la comperencia por el poder. abogado entrerriano, reaccionaba contra la renuncia a la vida cívica auiva y a
lkspués de la unificaci<ín de Buenos Aires y la Confederación, el escena- la libertad política manifestada por un grupo Je jóvenes que en un banquete
rio político bonaerense había estado dominado por la emergencia del Partido político había declarado su adhesión incondicional a Juárez Celrnan; denun-
Liberal presidido por Barrolomé iV!irre, del cual se escindieron en 1864 algu- ciaba el unicato: "Designación del jefe único del Partido Nacional, hecha en
nos seuores liderados por Adolfo Alsina. Así, el Club del Pueblo (mirrisca) dio la persona del presidente de la República, que constitucionalmente no puede
origen al Partido Nacionalista y el Club Libertad (alsinisra) gestó al Partido ser jefe de partido" y enumeraba los que consideraba síntomas de decadencia
Auronomisra. Los separaba el problema de la capirali:t.ación de Buenos Aires. cívica v retroceso moral: docilidad del Congreso, provincias sometidas y su-
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presión del sis[una electoral. Esa nota, que congregó a descontentos y exclui- conferencias y fondar periódicos. El Club de Belgrano y el de la Concepción
dos del círculo en el poder, contenía los tópicos que a partir de allí se torna- fueron los primeros de los quince que lograron formar entre septiémbre y di-
rán reLurrentes en el disrnrso opositor y constirnirán el programa de la Unión ciembre, cuando se decidió avanzar en la estructura organizativa constituyen-
Cívica de la Juventud que se reunió en septiembre en el Jardín Florida. Ajó- do un comité central que ejerciera la dirección política de la Unión Cívica,
venes sin pasado político corno i'vlanuel Montes de Oca, Emilio Gouchón, formado por una juma consultiva integrada por personajes prestigiosos, entre
:\farLelo L de Alvear, Damián !orino, lornás Le Bretón se sumaron Arist0- ellos Mitre; una junta ejernriva que reuniera a los presidentes honorarios de
hulo del Valle, ViLente E Uipez, Delfín Gallo, Pedro Goyena y Leandro Alcm las parroquias, presidida por Leandro Alem, y una comisión de propaganda.
yue Ll habían trnido actuaLión en diversos dubt:s políticos. Finalmente, la juma consulriva no se organizó. En abril de 1890, en el
Alcrn, yue prt:sidirá t:! movimiento, había militado en las fllas del auto- Frontón Buenos Aires, los cívicos volvieron a reunirse. Mirre abrió la lista de
nomismo: en 1868 esruvo entrt: los fundadores del Club Igualdad; rn 1870, oradores caranerizando a la Unión Cívica corno una asociación de volunra-
junto a Aristóbulu del Valle, Carlos Pellt:grini y Norberto Quimo Costa, ha- des encaminada a lograr la conciliación del hecho con el derecho. Alern, en
hía organizado el Club 25 de Mayo, y en 1878 fundó el Partido Rt:publicano cambio, reivindicó a los partidos rnyas rivalidades y disemimienros, ley de la
en oposición a la rnalición entre Avellant:da y Alsina. La Cámara dt: democracia, engrendrarían buenas instituciones.
Diputados bonat:renst: lo había comado entrt: sus miembros entre 187 2 y Después de un período de gran prospt:ridad, la crisis económica hacía
1880. Después dt: aprobarse la frderalización de Buenos Aires, a la que se sentir sus efectos perturbadores. El aumenw del gasto público, los ernprésri-
opuso tenazmente, rt:nunció prediciendo, a partir de su puesta en vigencia, un ros rornados sin control y la ley de Bancos Garantidos que habilitaba a las en-
rúrnro de centralización y avasallamirnro de las libertades. tidades financieras provinciales a emitir moneda y wmar présramos en el ex-
En rodas sus intervenciones parlamentarias, Alcm insistió en la necesidad terior habían aumentado la deuda interna y exrema. El aumento del precio
de limitar, dividir y descentralizar el poder, en la búsqueda de mecanismos pa- del oro y la decisión del presidente de cerrar la Bolsa de Comercio provoca-
ra que quien lo derenrara no se quedara con rodo y en no gobernar demasia- ron resistencias en el propio gobierno y ampliaron las filas de la oposición. En
do. Consideraba que la i men·ención .:xcesiva del Estado eliminaba la iniciati- el Senado, Arisróbulo del Valle denunció emisiones clandestinas. Pero los ora-
va individual. Entendía que la autonomía del individuo garantizada en rodas dores del Frontón, en abril de 1890, no se refirieron a la crisis sino marginal-
ws manifrstacione~ \' la participación ciudadana en el municipio, las asocia- mente en tanto sus efectos eran considerados producto <le la mala política.
cione; y los partidos, junro con la supremacía parlamemaria, consrituían los Según Juan Balestra (1986), habría rambién que arribuirlo a que "en tales
frenos a la centralización asociada a la ausencia de desporisrno y al irr:perio de tiempos no era de práctica hablar en público de intereses materiales" pero de
la democracia, a la uniformidad, al impedir y no al hacer, La descentraliza- su incidencia daba rnenra la presencia, junto a la tradición, la universidad, la
ción, por el contrario, implicaba movimiento y esfuerzo individual. prensa, el foro, los clubes sociales y el clero, de ''millares de propietarios, bol-
Posrnlaha, además, qu.: la soberanía residía en el Parlamento y que el mejor sisras y comerciantes en vías de arruinarse".
régimen era el federal porqu.: estaba inscripto en el punrn de partida de la En el mensaje al Congreso pronunciado cuando se abrieron las sesiones
Argentina como repübliLa ind.:prndieme que no .:rala unidad, sino la diver- en 1890 el presidente Juárez Cclrnan dio menta de la formación de un parri-
sidad. Ell su planteo, la nacil'>11 era un resultadtL En 1889, entre los oradore; do cuyo programa era la oposición al gobierno e intentó aflojar las tensiones
d.:! Jardí!l Florida, d.:suibió un prescnt<: que había anticipado: auwnomías anunciando la presemación de un proyecto de reforma a la ley clecroral que
concukadas, libertades reprimidas, unanimidad, un progreso que era tan só- reemplazaría la lista complera por las elecciones uninorninales para impedir
lo marerial y que engendraba corrupción. La propuesta se resumía en la liber- que un solo partido absorbiera la representación. Después de su caída fue
rad de sufragio, únirn modo de legitimar el gobierno, de moralizar la política aprobado en Dipurados y rechazado por el Senado. Se sancionó recién en
y d.:purar las finanzas. 1902 y su vigencia no fue más allá de las elecciones Je 1904.
Fue también e!l el Jardín Florida dond.: Francisco Barroetaveña anunció Cuando el anuncio se produjo la revolución hacía tiempo que estaba en
el plan de los cívicos. que consistía en organizar ligas patrióticas, pronunciar marcha. El 26 de julio los insmrecros se concentraron en el Parque de Arti-
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llería. Los sublevados eran, según los cálculos de Alem, emre rrescienws y cua- En agosm de 1890, Alem le escribía al presidente de la Unión Cívica de
uocienws civiles y cinco cuerpos mili cares (el Barallón de Ingenieros, el 5º, el Mendoza, Agusrín Álvarez, que aunque la revolución hubiera derribado al
')º, el 1()ºde lnfameria y el 1º de Anillería; la Compañía del 4º de Línea de presidente, "la máquina opresora y corrupwra Jel oflcialismo" persistía en las
(;uardia en la Casa de Cobierno y los caderes mayores de Palermo). Un wral provincias y había que desrnomarla pieza por piaa, y en septiembre,
de mil rrescienws hombres según los más oprimisras. Después de eres días de Bernardo de lrigoyen se dirigía al salreño Domingo Güemes en términos pa-
Lomban.:, las fuerzas del gobierno -alrededor de cinco mil hombres- los do- recidos concluyendo que no era posible admitir que los gobernadores, dipma-
blegaron, pero independiemerneme de su fracaso, la experiencia del Parque dos y senadores siguieran recibiendo su diploma del presidente de la Re-
ack¡uirió con el correr del riempo la caregoría de un arnmecimienw mírirn, pública. Preparaban de ese modo la Convención que debía reunirse en enero
de rupmra, aum¡ue de hecho se propuso corno reacción corma los gobiernos de 1891 en Rosario. Allí, delegados provinciales en número igual al de su re-
elccwres y la unanimidad produuo de la supresión de la lucha cívica para presemación en el Congreso nacional elecros por asambleas compuesras de re-
urnservar los principios imcriprns en la Consrimción de 1853; corno resrau- presemames de los clubes seccionales por voto secrew y sisrema de mayoría ab-
raci<ín de las insriruciones y de la acrividad política y como movimiemo de re- solma eligieron la formula Barrolorné Mitre-Bernardo de lrigoyen para las
ge11craLÍ<Ín de las cosrnrnbres y las prácricas. elecciones presidenciales que debían realizarse en abril de 1892. La
1:-1 pn:sideme Juárcz C:elrnan fue dc:splazado de su cargo y el vicepresi- Convención reemplazó a las asambleas de norables. El sisrema componaha ro-
drnrt:, Carlos Pdlegrini, asumió el gobierno. Tres de los cinco minisuos da una novedad.
c:ran miuisras: \/. E Lópc:z ocupó la canera de Finanzas, Eduardo Cosca la Los sucesos son conocidos. En marzo rc:tornó Mirre de Europa y llegó a
dc: Relaciones Exrc:riores y Juan M. Guriérrn la de Educación. Julio A. un acuerdo con Roca. En junio se reunió el Comiré Nacional de la Unión
Roca, desde d Minisrerio del lmerior, comenzó un proceso de recuperación Cívica y después de varias reuniones se concretó la división. Los acuerdistas
de su influc:ncia en el imc:rior sin demasiado éxiro. En Córdoba el goberna- consrimyeron la Unión Cívica Nacional presidida por Bonifacio Lasua y los
dor i'vlarcos Juárc.:z, hermano del presideme depuesw, foe reemplazado por anriacuerdisras, la Unión Cívica Radical (UCR), liderada por Alem. En agos-
el vicc:gobernador Carzón; rn Tucumán, el juarisra Silvano Bores fue suce- ro, la UCR eligió una formula de reemplazo, Bernardo de Irigoyen-Juan M.
dido por el mi uisra Próspt:ro García; en Sama Fe, el recién eleuo goberna- Garro, y en sepriembre Alem inició una gira por las provincias de Córdoba,
dor Juan M. Caff~",Ha st: puso bajo la égida de Roca. En la mayoría de los Mendoza, Tucumán, Salea y Jujuy para poner al panido en condiciones elec-
LaSOS, d Illll'.\'0 l'.IH!a!l1ado de relaciones de rÚerza reproducía lo que OCUrrÍa wraks. Lo acompañaron los Jirigenres Guillermo Leguizamón, el ex gober-
a nivel nacional, c:s decir, incluía a los cívicos. f.srns rechazaron un minisre- nador de Tucumán Juan Posse, Manín Yrigoyen, Francisco Barroeraveña,
rio v rres jc:faruras políricas en Sanra Fc:; c:n Tucumán paniciparon de la coa- Delfor del Valle, Marcelo T de Alvear, Rc:migio Lupo y Lisandro de la Torre.
lició11 que apoyó a García; t:n ;\frndoza, Julián Barraquero acepró un minis- En noviembre, el Comiré Nacional hizo pública una dc:claración de prin-
rerio c:n el gohic:rno dc: Guii1a1ú ,v cuando éste dc:bió renunciar 'v fue
~
cipios LOn un diagnóstico de la siruación imperame en donde se responsabi-
reemplazado por Pedro Nolasco Uniz, rnda la cúpula Je la Unión Cívica lizaba al régimen vigeme por la dilapidación de bienes y dineros públicos,
formó parre del gobierno: el jd'e Je Anillería en la Revolución del Parque, quiebras bancarias, emisionc:s sin garantía que jumo con el c:ncarc:cirnienw de
IZicardo Dav, , ,v Manuel Olascoaua u ocunaron
r ministerios; Auusdn
b Álvarez ,v la vida paralizaban la llegada de inmigrames y capita!t:s, y cit:rras públicas ena-
Juli;ln Barrac1uno st: Lo1winiuon t:Il asesores del gobernador; el comandan- jc:nadas que se concentraban en una sola mano. Y concluía que el mal se ha-
rt: forres ocupó la jefamra dc: policia y José Nésror Lencinas, que acaudilla- bía producido por "exceso de ofüialismo'' puesw que los bancos oficiales ope-
ba el Cluh Cívico de los Anc:sanos, la municipalidad de la Capiral. raban corno agemes activos de la ruina uansforrnados en medios polírirns
h11al111c:me, la imuvc:nciún nacional desplazL) a los lencinisras (Lacoste, sujeros a las pasiones panidisras. Consignaba después "en formulas rnncrt:ras"
1'J90), Ll ordt:n posrc:volucionario mosuaba la hererogeneidad ramo de las las reformas que inremaría en caso de acceder al gobierno: supresión absolu-
fuc:rzas c1ue se habían coaligado c.:11 el Parque corno de las que apoyaban al ra de la injerencia oficial en la auividad bancaria y c.:n las Bolsas de Comercio;
gohic:n10. límites a la política de emisiones que sólo podían aceprarse para ampliar el ca-
22 HISTORIA DEL RADICALISMO VmGINIA PERSELLO 23

piral y no para susriruirlo, poner la propic<la<l <le la rierra en manos <le! ma- Las objeciones anclaron en el pasado. La historia aparéció como el lugar
yor número ena.jenán<lola sólo por lores pequeños en condiciones de pobla- privilegiado para explicar la crisis presente, junto con la hererlLia, la rradición,
ción y rrahajo, emrega de la rierra a las compañías colonizadoras bajo la daú- los rasgos étnicos, la psicología y la sociología. Había quienes lo atribuían a
sula obl igarnria de la división y <le la enrrega en propie<la<l al colono con causas rransirorias y quienes, más pesimistas, a causas permanenres. El perso-
prohihicicín <le ro<lo conrraw de arrendamienw. Y finalmeme incorporaba las nalismo fue el eje que eligieron los publicisras para perio<lizar el pasado.
reformas legislarivas que consideraba necesarias para reducir las faculradés <le! Sostenían que la personalización del poder esruvo ausente en Mayo, punto de
PoJ¡;r Fjecurivo: combinación <le la independencia <le los jueces rnn la efec- parrida de la organización nacional; presente en la erapa <le la anarquía, sim-
rividad de·sus responsabilidades: aurnenw de las faculrades parlamenrarias; rc- bolizada en la figura del caudillo, exponenre de una etapa de la wnciencia co-
definición de la disrribución <le! ejérciro en el rerrirorio <le las provincias pa- lccriva, de las masas indisciplinadas y exacerbado en Rosas, que marcó "la
1
ra evirar la coerción del derecho electoral de los ciudadanos y la presión sobre subordinación de la sociedad a un hombre, que se llama desporismo" , etapa
las auroridades locales. Por úlrirno exigía libertad <le sufragio basada en el pa- bárbara, anómala, <le la "democracia inorgánica", que como resultado de la
dn'in permanente y representación de las minorías. evolución <lio paso a un personalismo de disrinro signo, el de I\'!irre y Alsina,
Lm sucesos del 90 no introdujeron cambios sustantivos en cuanro a las que tendieron al mejoramiento <le las instituciones y al progreso de la demo-
pduicas sobre las que se sustrntaba el poder <le! círculo gobernante, aunque cracia, especie de "caciquismo civilizador" 2 de grandes presrigios individuales
esm no impidió, anres bien provocó, un amplio debate y, en ese senrido, mar- en los que se condensaron y actuaron las fuerzas cívicas del país y gobernaron
caron un punro de inflexión. Sus emisores privilegiados fueron la prensa, las los capaces, que en la versión <le Joaquín V. González inrenraban imponer una
revistas académicas y los libros, y contó con el Parlamenro como uno de sus Constirución "desde arriba a un pueblo que no se hallaba educado para levan-
foros. Su aspecro m~is conocido es el que desenmascara -en ramo devela y de- tarla". En esta perspectiva, el 80 rompía con una tradición de "verdad demo-
nuncia- el <lesajusre enrre principios constirucionales y prácricas políricas ca- crárica y <le consecuencia parti<lisra'', inauguraba "un esra<lo de cosas abierra-
racrerizan<lo a la crisis por la que transitaba el país como moral a la par que menre revolucionario porque ha i<lo contra lo que el país renía consagrado''',
instirucional. A este nivel el discurso oposiror era homogéneo, había consen- abría una etapa <le disgregación y <lé dispersión de las agrupaciones políricas,
sos fuerres, predominaba la unidad en la impugnación a una clase gobernan- transformaba el personalismo en oficialismo, con un "éngen<lro bastardo", el
te que falseaba, rransgredía y manipulaba los vínculos representativos y los "cacique''. El 90 significaba, enroncés, la reacción contra ese "esra<lo de cosas".
principios rqiuhlicano y re<leral. Publicisras y políticos críricos sostenían que
la apatía, la in<lih:rencia, la prescindencia del ciu<la<lano eran producro <lel
predominio de los intereses de círculo, y reclamaban un orden más inclusivo Las revoluciones de 1893
que ampliara la parricipación. Al mismo riempo, ponían en discusión el ra-
maño del cuerpo clecroral. la selección de candi<laruras y el modo de traducir En 1879, en la Legislatura bonaerense, cuando se discuría el proyecto que pro-
lm voros Cll bancas. Las reformas clecrorales <le 1902 y 1911 dieron cuenta de hibía al Poder Ejecutivo la movilización de las rnilicias provinciab, Alem afir-
esto. Pero a esa cuesrión se superpuso orra, en la cual los consénsos eran me- mó: "Líbremé Dios de erigir en principio la revolución". El argumento era que
nos fuertes: la discusión sobre los principios mismos <le! régimen poíírico. La los movimientos insurreccionales tenían carácrcr endémico en el país porqué
pregunra, en ese caso, no era cómo conciliar normas y prácricas sino cuál era eran utilizados como arma por los parri<los que amenaLaban con revuelras si no
el mejor régimen posible. Si la adopción del régimen presidencial y el sistema Sé les Jaba rodo lo que se les ocurría pedir. Sin érnbargo, simultáneamente dis-
federal se jusriticaba en 18')3 para imponer un orden, la experiéncia de su curía el contenido <le! principio de autoridad sosteniendo que no era más que
puesra en marcha exigía revisar su pertinencia. El parlamenrarisrno como al- ''la representación del mismo pueblo, éjérciendo el mandato que Sé k ha confe-
rernariva al presidrncialismo y el régimen unirario como opción frente al fo- rido''. La auroridad dejaba de serlo cuando había extralimitación, cuando salía
<leralismo conraban con a<lepros enrre los publicisras para dar respuesta al de las funciones determinadas por la ley. Si bien la présunción debía éstar siem-
4
problema de la cenrralizacit'in del poder. pre del lado de la aurori<lad, sus dérechos no eran absol uros •
24 HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGINIA PERSELLO - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 25
Fn 1890, el mismo Akm sosruvo la neLesidad de la revolución corno reac- y los radicaks, estos úlrimos bajo las órdenes de Juan C. Bclgrano e Hipóliro
ci<'m fn:nre a los desbordes de la auroridad, como insrancia regeneradora, co- Yrigoyen, presidente del Comité de la provincia desde 189 L En los rres ca-
rno impugnación a los gobiernos ilegítimos, sin atacar los fundamentos mis- sos, los gobernadores fueron desplazados y sustituidos por gobiernos provisio-
rnos del régimen político. La propuesrn de los revolucionarios del Parque no nales presididos por Teófilo Saá en San Luis, Mariano Candiori en Santa Fe y
era modificar sus principios .sino Lorregir sus transgresiones. Es la misma idea Juan C. Bclgrano en Buenos Aires, que anunciaron la reorganización Je la jus-
que la UCR sosruvo en 1893. ticia, la confección de nuevos padrones y la convocatoria a elecciones.
En ocrubre de 1891 Mitre renunció a encabezar la formula presidencial Aristóbulo del Valle permaneció treinta y seis días en el Ministerio Je Guerra.
v el candidaw que finalmente se impuso en abril de 1892 foe Luis Sáenz Su reemplazo por Manuel Quintana cambió el rumbo de las revoluciones
Peña, electo para frenar a su hijo Roque, Landidaw del Partido Modernista. provinciales.
Los radicales se absruvieron . Unos días antes, la denuncia de una conspiración A fines de julio, el Poder Ejecutivo nacional pidió autorización al
jusrifiuí la imposición del estado Je sirio y la detención de un gran número Congreso para intervenir las provincias rebeldes amparado en los arrículos 5º
de dirigenres qu<.: sólo recup<.:raron su libertad meses después. El gobierno eli- y 6º de la Constitución, según la formula llamada de intervención amplia,
minó de este modo la cornperenLia ekcroral pero dio argumentos a los radi- absteniéndose así de apoyar a los gobiernos "amenazados por la sedición". La
cales para impugnar la !t:girirnidad del nuevo mandatario. A la debilidad de Cámara de Senadores aprobó el proyeuo, en tanto la de Diputados votó por
origen del poder del nuevo pr<.:sidenre se sumó la de su ejercicio, cuya mues- reponer a las autoridades constituidas, trabándos<: así un conflicto de proce-
tra más visibl<.: fue la frecuencia con que se produjeron cambios de gabinete dimiento parlamentario. La cámara baja aceptó que el Senado era la cámara
"'con andar de adagio al principio y de a/legro molto agitato después" (Gálvcz, iniciadora, retiró su proyecto y rechazó el de la cámara aira que, constitucio-
1983). Finalmente, en julio de 1893, Sáenz Peña le ofr<.:ció formar ministerio nalmente, no podía reproducirlo en el mismo año parlamentario. En agosto,
a Ari.~róbulo del Val!<.:, no comprometido, después de la escisión, ni con los cí- ambas cámaras aprobaron la intervención. El debate parlamentario giró en
vicos nacionales ni con los radicales. Es<.: mismo año estallaron revoluciones romo a cuestiones generales tales como los alcances y lírni res de la facultad de
radicales en San Luis, Sanra fr y Buenos Aires favorecidas por dos leyes, una intervenir y el carácter de ese acto, es decir, si debía ajustarse esrricramenre a
obligando al d<.:sarrne de las fúerzas provinciales, de Buenos Aires primero y la prescripción constitucional o su contenido era eminentemente político. En
de Corriemes después, y otra, a iniciativa de Mariano Demaría, ministro de cuanto a la siruación concreta de las provincias en cuestión, estaba implicado
Finanzas, ordenando la intervención al Banco de la Provincia de Buenos Aires si era válido que la intervención repusiera autoridades destituidas por una re-
y la invesrigación dt: los actos adminisrrarivos de los anteriores gobiernos. En volución que se suponía popular y si, entonces, no se convenía en un proble-
todos los casos, los revolucionarios desriruynon a las autoridades constituidas ma de mera resolución local.
v las sustíruyeron por gobiernos provisorios qu<.: proclamaron que intentaban Los consrirucionalisras que ocupaban bancas en el Parlamento -Osvaldo
rompL'f con la tradición fraudulenta e imponer el sufragio libre, aunque cada Magnasco, Lucas Ayarragaray- derivaron su posición dt: la afirmación de que
uno de dios presente particularidades que exigen un tratamiento separado. las autoridades rnnsriruidas debían ser repuestas; en tanto se trataba de casos
En San Luis. aprovechando un conflicto <.:nrre el gobernador Jacinto de deliro de sedición correspondía la aplicación de la segunda parre del
Vi dela y la Lt:gislarura, un grupo de radicaks acaudillado por Teófllo Saá, sin artículo 6º. El mandato imperativo de la Constitución, planteaba Magnasrn,
aval dt:I Comité Nacional del partido, se kvantó en armas. En Santa fe, las está por sobre los intereses fugaces y transitorios de las agrupaciones políti-
demandas por la resrirución del voto municipal a los exrranjnos, la supresión cas. Emre quienes planteaban que debían evaluarse criterios políticos deriva-
de un impuesto al c<.:r<.:al y la insrauracicín de la justicia de paz electiva se con- dos de la circunstancia, las opiniones estaban divididas. Había quienes pen-
jugaron para fortalecer el rnovimi<.:nto liderado por Alem en el que participa- saban que la legalidad de las autoridades derrocadas debía ser examinada,
ron colonos suizos. Después de minar Rosario y Esp<.:ranza marcharon sobre correspondiendo entonces la intervemión amplia a fin de garantizar la for-
Santa Fe. Fn Buenos Aires, el gobernador Julio Costa era resistido por un am- ma republicana de gobierno; reponerlas "sería autorizar el abuso y el despo-
plio <.:specrro de sectores políricos y se levantaron simulráneameme los cívicos tismo en ciertos gobiernos de provincia sin dar al pueblo el medio necesario
26 HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGINIA PERSELLO 27

ni legal" para defenderse. f:sre es el planteo que predominó en la Cámara de El antiacuerdismo


Senadores y en el Poder Ejecutivo hasra el cambio de gabinete. Y estaban
quienes sostenían la no pertinencia de la intervención para dejar ''a los go- Emre 1891 y el fin del ciclo revolucionario los radicales habían posmlado,
biernos sin opinión caer a impulsos de la acción popular", lo que implicaba junto con la revolución, la oposición a los acuerdos de cúpulas, prácrica co-
aceprar las situaciones creadas por la revolución, "el último, d supremo re- rriente corno modo de resolución de los confl icros poi íricos. F~se fue el prin-
curso de los pueblos oprimidos". Por su parre, el legislador radical cipio sostenido para fundamentar su separación de la Unión Cívica. Cuando
Berarnchea sosrenía que se rrataba de un problema local ninguna de las re- en 1893 el Comité de la provincia de Buenos Aires se negó a pactar con la
voluciones se había alzado rnnua el gobierno nacional'. La amplitud y flexi- Liga Agraria, presidida por Carlos Guerrero, los fundamentos de la negativa
bilidad de la prescripción constitucional justificaban posiciones opuestas se sustentaron en que "suprimir la lucha es viciar el régimen republicano cu-
-reponer las auroridades, sostener la revolución, organizar gobiernos nue- yo fundamento mismo es la diversidad". Los pactos -dice la nora- transgre-
vos-. Santa Fe, San Luis y Buenos Aires fueron intervenidas a requerimien- den la prácrica de las instirnciones, restringen la libertad de criterio de los par-
ro de los gobiernos provinciales, pero mienrras en las dos primeras la misión tidos y mutilan la capacidad política del pueblo; la multiplicidad de las ideas
redera! apoyó a las aumridades constirnidas, en la última no favoreció ni al constiruye la esencia de las instituciones libres y esa diversidad se destruye si
gobierno desrituido ni al grupo opositor. Finalmente, los interventores fede- se asocian aspiraciones diferentes. Si estas últimas coinciden -concluye-, la
rales susrim~·ernn a los gobiernos provisorios pero no cerraron el ciclo de las solución no es pactar sino integrarse.
insurrecciones armadas . Sin embargo, abandonada la estrategia revolucionaria, tampoco el prin-
En agosto Corrientes fue el escenario del enfrentamiento entre la oposi- cipio anrian1erdisra será sostenido con la misma fuerza por wdos los radica-
ción y el gobierno. El Partido Liberal que respondía a nivel nacional a la les, ni en el discurso ni en la práctica. Si en Buenos Aires y en Capital Federal
Unilín Cívica Nacional se acercó a la UCR para oponerse al gobierno auto- estaban en condiciones de ganar elecciones e incorporar legisladores al
nomisra. Un emisario de Alem, Joaquín Castellanos, había pactado una ac- Congreso, no ocurría lo mismo en las provincias, donde entraban en coalicio-
ción concurrenre con los levanrarnientos de julio. En septiembre, los radica- nes electorales con o sin la anuencia del Comité Nacional (Alonso, 2000). Por
les se levantaron en Tuu1mán y nuevamenre en Santa Fe. orra parre, aunque la organización se había trasladado a casi todo el territorio,
En el primer caso, cuando varios jefes del regimiento enviado por el go- estaba escasamente esrrucrurada y si bien Alem, todavía presidente del parti-
bierno nacional a conrrolar la si rnación se pasaron al bando de los revolucio- do, contaba con mayoría, su liderazgo era cuestionado, tanto por una tenden-
narios se consideró lj ue la si rnación excedía los marcos locales y fue enviada cia más moderada y proclive a la negociación que respondía a Bernardo de
una expcdicit'111 de mil doscienrns hombres al mando del general Bosch y lrigoyen como por Hipóliro Yrigoyen. Esre último había fortalecido su domi-
Carlos Pellegrini, ']úcumfo fue ocupada miliurmenre hasra fines de 1893. En nio sobre el Comité bonaerense después de demosrrar sus dores organizarivas
Sama Fe füe nuevarneme la presencia de los colonos lo que dio argumentos a en los sucesos de julio de 1893, cuando logró que la revolución estallara casi
aquellos que le otorgaban carácter nacional al problema: se trataba de una in- simultáneamente en la mayoría de los partidos de la provincia desplegando un
surrección aminacional y jusrificó la dureza de la represión. peculiar estilo que Manuel Gálvez, uno de sus ramos biógrafos, describió así:
tsta vez los revolucionarios no gozaron de amnistía: sufrieron la cár- "La casa de Hipólito Yrigoyen es el cuanel general. A veces hay allí cuarenta,
lel y el exilio, se censuró la prensa y el estado de sirio no se levantó hasra cincuenta personas; pero él no habla sino con uno o dos. Desde allí, ayudado
ahril de 1894, A partir de allí la revolución, elemenro idemirario del radi- por sus amigos, organiza el partido en toda la provincia. Nunca va en perso-
calisn10 en el momento de su constiruci<ín, perdió fuerza corno estrategia na. Ni escribe cartas. Ni suele rrarar con los ciudadanos de los pueblos que
y no ~e volverá a recurrir a ella hasra 1905, en un contexto marcadamente han de fondar los comités. Manda a cada pueblo a uno de sus amigos".
difrreme. Yrigoyen cultivaba un estilo indudablemente diferente del de Alern, que pre-
frría el ambiente de las asambleas y los actos públicos, y del de Bernardo de
lrigoyen, acosmmbrado a frecuentar los círculos de notables.
28 HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGINIA PERSELLO 29

El suicidio dl'. Alcm rn 18')6 profúndizó la crisis imerna en la medida en ballos, marcando el punto de partida de la indisciplina y el despresrigio de los
que ahricí un ddiare por la sucesión que se cerró al año siguiente cuando, en partidos de oposición. En esa coyuntura consolidó al Parrido Nacional y de-
ahril, sl'. n.:unió la Convención y eligió presidenre a Bernardo de Irigoyen. És- bilitó las bases de sustentación del mitrismo. Después de 18')0, la política del
re, al igual que antes lo había hecho Arisróbulo del Valle, propiciaba la reuni- acuerdo desorganizó a los radicales, entregó la vida polírica al Partido
ficaci<í11 de la U11ión Cíviu. Los motivos eran dos: lograr un acuerdo electo- Nacional, "legión militanre", y al parrido mitrista, su "auxilio espirirual" 6 . En
ral y quirarlc peso a Yrigoycn en la definición de la relación de foerzas en el 1901, Miguel Romero acusaba al acuerdo de haber subvenido la vida públi-
parrido. El escenario político esraba sumamente fragmentado. Mientras Roca ca generando desaliento e indiforencia 7 . Y un año después, en la Cámara de
pn::tendía prescindir de los cívicos nacionales, Pellegrini propiciaba un acerca- Diputados, cuando se debaría la sanción de la reforma a la ley electoral,
miento a Bernardo de lrigoycn; rn ramo ésre había concrerado negociaciones Joaquín Casrellanos colocaba en esa dinámica de funcionamienro entre go-
con iv1irre que implicaban el rnanrenirniemo de organizaciones separadas bierno y oposición la supresión de la lucha y el imperio del fraude 8 .
coincidie11do en u11a formula común, la llamada por Pellegrini "política de las A esa altura el partido radical estaba disperso y muchos de sus dirigentes
paralelas''. Yrigoyen, desde su bastión e11 la provincia de Buenos Aires, se ne- o se habían rerirado de la vida política o habían engrosado las filas de otras
gt', a rarificar el acuerdo. Cuando en sepriembre se reunió la Convención, los agrupaciones, en general desprendimicnros del PAN, que, eclipsada la in-
acuerdisras eran mayoría: .~esenta y cinco vmos contra veintidós lo rarificaron. fluencia de Roca, pasó por un proceso de fragmentación. Pellegrini, enfrema-
Una nora del Comiré bo11aerense al presideme del Comité Nacional planrea- do con éste, fondó en 1903 el Partido Auronomisra, al que se sumaron los ra-
ba su disolución en fonción de que el parrido "ha resuelto modificar la ley dicales de Bernardo de Irigoyen. Un proceso similar se produjo en la UCN.
fundamental de su exisrencia". Algunos comités de la Capiral lo siguieron Bartolomé Mirre abandonó su dirección en 1901 y surgieron dos fracciones,
aduciendo inmoralidad y agregando que "la popularidad del parrido se sostie- una liderada por Manuel Quinrana y otra por Emilio Mitre, el Parrido
ne en la bandera de la intransigencia". Republicano. Pedro C. Molina, el dirigente radical cordobés, se consrimyó en
Duranre el desarrollo de la Convención, los fondamenros esgrimidos por presidenre honorario de la rama local de este último. Julio Deheza, Agusrín
Lisandro de la· forre al presentar su renuncia -después de la cual no sólo nun- Garzón Agulla, Elpidio González y otros jóvenes radicales se adhirieron en un
ca volverá al parrido radical sino que se convertirá en uno de sus más foerres primer momento para renunciar cuando el partido proclamó la formula José
impugnadores- dejaron en claro las resistencias que provocaba Hipóliro E. Uriburu-Guillermo Udaondo para las elecciones de 1904. En 1906, para
Yrigoyen. Se refirió a "una influencia hosril y perrurbadora" que rrabó la mar- la elección de diputados nacionáles por la Capital Federal, los republicanos se
cha del partido; "oculra y pcrseveranre", "negariva pero terrible", a la que le aliaron a los pellegrinistas formando la Coalición Popular.
atribuyó haber hecho aborrar los planes revolucionarios en 1893 y oponerse
a la coalició11 "ameponiendo a la, conveniencias del país y a los anhelos del
partido .~enrimienros pequeños e inconfesables", y a la que caracrcrizó como El partido
"ar:111 oscuro de prnselirismo sin horizontes" actuando por inrermediarios. De
heclw, Yrigoyen impidió el acuerdo cuando anunció que se presentaría a las Hilda ::iábato recupera la revolución de 1852 como un momento de refunda-
elecciones en la provincia de Buenos Aires provocando el reriro de la UCN. ción polírica que instala a los partidos, "redes de vinculación y movilización
hnalmeme, en 18')8, Roca accedió a la [Jresidencia v, Bernardo de Iricro)'en
o , electorales por fuera del aparato oficial, aunque encontraron en él sopones
apoyado por Pellcgrini, a la gobernación bonaerense. El partido radical co- materiales para su fi.lllcionamienro", pero admire que la noción de partido
menzc"> su declinación y sus fi.terzas comenzaron a dispersarse. "resultaba cuan ro menos incómoda" ( l ')')9). El ejemplo más acabado de esta
l:n diciembre de ese mismo año, Esranislao Zeballos condenaba el acuer- perspectiva es el decreto sancionado en 1861 por el gobernador de la provin-
do como principio, "política de promiscuidad de los partidos" que consolidó cia de Salra, José María Todd, sancionando la unanimidad: "Dada la
el urilirarisrno y la aparente unanimidad. La política de conciliación iniciada Constitución nacional cesaron y debieron desaparecer para siempre los parri-
por Avellaneda en 1877 rnmo "recurso supremo" se desnaturalizó, dirá Zc- dos o bandos políticos que sembraron la discordia y causaron la desunión, el
30 HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGINIA PERSELLO 31

arraso y los mayores desastres Je los que el país ha sido víctima. Por eso de- La organización de los partidos comenzó a ser un imper~rivo que demar-
crero: Arrírnlo 1º-Se prohíbe en la provincia de Salta la existencia de los par- caba una línea divisoria con las agrupaciones de norables. En 1896 los el
tidos políriLOs. Artículo 2º - Debiendo ser los ciudadanos, rodos constitucio- Partido Socialista no sólo formalizó una organización sino que hizo de ello
nales, sumisos a la Constirución que nos rige y hemos jurado, el que de hoy una bandera de propaganda. Se estructuró separando flincionalmenre cuadros
en adelame proclame algún bando o se tirule del partido liberal será repura- y bases, un comité ejecurivo de siete miembros entre los cuales se elegía el se-
do sedicioso y e~tará bajo la vigilancia de la policía"~!. En el momenro de LOn- cretario general y se renovaba cada dos años, dirigía el partido y contemplaba
sulidación del Estado nacional, para los hombres del 80, la unanimidad apa- comités provinciales que no tenían demasiado peso dadas las características
recía uimo su condición de posibilidad, no era ''lo opuesto sino la premisa del casi locales de un partido circunscripro a la Capital Federal donde prolifera-
pluralismo'' y, de hecho, inhen:nre al concepro parlamemarisra liberal que re- ban las agrupaciones barriales o circunscripcionales. El voto de los afiliados,
chazaba a los partidos (Elías Palri, 1999). Una de las consecuencias de la re- sujeto al pago de una cuota mensual, seleccionaba representantes a los con-
\'oluLión del 90 fue el proceso de formación de partidos nuevos así como la gresos ordinarios que se reunían cada dos años y resolvían sobre la marcha del
reddinición de las condiciones de funcionamiento de los exisrenres y la gra- partido, reformas estatutarias y programa. Se preveía, además, la reunión de
dual aLepración de su legitimidad. cong;esos extraordinarios en circunstancias específicas (Beremtein, 1991 ).
FI sistema norreamericano basado en la organización de convenciones y Juan B. Justo, su máximo dirigente, había estado en el Parque.
uimin:s aparecía como una superación de las prácricas vigentes en el PAN, y También Lisandro de la Torre se contó entre los revolucionarios del 90.
las dos fracciones de los cívicos lo adoptaron argumentando la necesidad de Alejado desde 1897 del radicalismo, en 1908 dirigía la Liga del Sur, agrupa-
erradicar los personalismos. Cuando Francisco Barroeraveña se refirió a la for- ción santafesina cuyo gobierno estaba formado por una juma ejecutiva, una
malización de la organización de la Unión Cívica con el dictado de una carra juma consultiva y una comisión de hacienda. Se rraró de una organización la-
orgánica planteó que el proyecto implicaba un inmenso progreso en la histo- xa que admitía que sus miembros pertenecieran a orras agrupaciones políticas
ria de los partidos, que hasta ese momento tenían gobiernos dictatoriales u y. en ese sentido, se proponía como una liga y no como un partido, distan-
oligárquicos ejercidos por personalidJJes prominentes, prestigiosas o remidas, ciándose de ese modo del resto del espectro partidario y de la connotación ne-
o comités cenrralisras formados caprid10sJ e irregularmente para encumbrar gativa que wdavía implicaba el término partido. Sin embargo, marchaba pro-
a determinadas personas elegidas de Jmemano. La dirección discrecional y gresivamente por el camino de la institucionalización. En 1911 dictó una
centralizada que relegaba a las provincias y a los municipios sería reemplaza- carra orgánica que pautó una esuucrura de comités y convenciones de distri-
da en la nueva organización por pránicas democrárico-represemarivas. Que- to y departamentales cerrando la pirámide un comité central y una conven-
daban así plarncadas las dos cuestiones que se plasmaron en los esraruros: el ción. En 1915 se disolvió para integrarse al Partido Demócrata Progresista,
impersonalismo \' la estructura federativa con base en los dubes locales que cuya esrructura esruvo débilmente articulada dado que los partidos provincia-
más tarde ado¡)[arán el nombre de comités. La Convención Nacional, lOnsri- les que convergieron en su formación lo hicieron manteniendo sus propias ca-
ruida por el mismo número de delegados que cada provincia enviaba al racterísticas organizativas internas.
Congreso, ejercía la autoridad superior del partido. Entre sus atribuciones es- Ya en el tránsito del siglo predominaba la üpinión de que los partidos
taban dinar el programa, modificar la carra orgánica y elegir los candidatos a eran necesarios para el gobierno republicano, se evaluaba su ausencia como un
presidente y vicepresidente de la Nación veimirnatro horas después de sancio- síntoma de arraso político y se ponderaba su formación y permanencia, lo
nado el programa, en sesi<'in pública, por voro secreto hasta obtener mayoría ab- cual no implicaba que hubieran desaparecido las objeciones que se esgrimían
solwa. En las ..:onvcnciones provinciales se designaban los candidatos a diputa- en defensa del individuo como base de la representación y de la deliberación
dos nacionales, 3. la gobernación, a la Legistaluta provincial, electores de como forma más ajustada de la toma de decisiones. La prensa se hizo eco de
presidente y vice, de gobernador y los delegados a los organismos superiores la discusión. En diciembre de 1899 un artículo firmado por Rafael Igarzábal,
del partido. El Comité Nacional, compuesto por sesenta miembros, cuatro miembro del Partido Nacional, aparecido en el diario La Nación, abordaba la
por Lada provincia, ejercía la dirección del partido. cuestión de los partidos políticos vinculada al rema de la deliberación. La afir-
HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGINIA PERSELLO 33

macicín fuem.: era que el man<laro no se correspondía con el sisrema represen- fo de partido y el patronazgo, desvirtuaban el sistema. Su propuesta era un
tativo y violaba la Constirución. El ejemplo que lgarzábal invocaba era los sistema biparridista basado en partidos permanentes, estables y de princi-
Estadm Unidos, donde la preponderancia de los partidos desnaturalizaba el pios, rotándose en el poder, y un Parlamento disciplinado corno modo de
gobierno ideado por los constirucionalistas. La existencia de un partido libe- sostener el régimen republicano 12 •
ral y mro proteccionista suprimiría el debate cuando y donde era necesario, El artículo de Gallo era una respuesta a Bernardo de lrigoyen, quien en
en el Congreso. Una vez ganadas las elecciones, la tendencia rriunfame se con- una carra abierta a Estanislao Zeballos sostenía que había subido al gobierno
sideraría legirimada para imponer "un mandato incompatible rnn wda disrn- por el voro de dos partidos, el radical y el nacional, y sin embargo dominaba
sión posterior, por ilustrada y conveniente que foera". La idea era que el régi- en algunos "el extraviado criterio de que el gobierno reside en los comités",
men de disciplina partidista podía sofocar la espomaneidad de la deliberación "teoría subversiva" que implicaba que ésms dominaban sobre los tres poderes
y la roma de decisiones podía quedar reducida a ''un ano mecánico de vota- y le negaban al gobernador la facultad constirncional dt: elegir a los ministros.
ción por consigna política". El Parlamento debía dar emrada a represemames El gobernador de Buenos Aires se estaba ref-iriendo a un docurnenw, produc-
que por su posición y vinrnlaciones pudieran preslindir de "las ataduras de la to del intento de unificación de las dos fracciones radicales, que declaraba que
disciplina parridisra" y superar "las opiniones en boga'º y "los lugares comu- los legisladores de ese sector ajustarían su conducta, en cuestiones políticas, a
ne., y parciales que suelen erigirse en dourinas de gobiemo" 1º. las resoluciones del Comité directivo del partido, lo que lo llevaba a pregun-
En el mismo momento el despliegue del argumento opuesto, es decir, tarse, primero, si esos comités eran elegidos por el pueblo, y segundo: "¿Qué
la defensa del sometimiento de los legisladore~ a las reglas de la disciplina objeto ha tenido la Consti rnción al rodear de prerrogativas y de inviolabilida-
de parrido como un modo de superar el personalismo irnperame en la vida des a hombres que van a dictar las leyes con sujeción a las instrucciones alu-
política argernina, lo encontramos en numernsos publicistas y legisladores didas?". Fsras ideas, concluía, son propias de épocas de perrnrbación.
para los cuales los ejemplos a seguir son los Estados Unidos e Inglaterra. La forma partido corno instancia de organización del electorado seguía
ViceIHe e Callo era uno de ellos. Admiraba la instirución del club políti- teniendo detracrores pero gradualmente iba imponiéndose, y las agrupaciones
co inglés, lugar en el que se tomaban las decisiones que se trasladaban lue- surgidas después de la revolución del 90 la adoptaron aun con resistencias in-
go al Parlamento y que operaba impidiendo la indisciplina. Y si bien recu- ternas.
peraba las objeciones posibles fremc al traslado de una instirnc!ón
semejame al sisrema polítirn argentino concluía que sería beneficioso para
superar las pduicas imperantes. A la primera objeción, que el legislador era La causa
un represemanre del pueblo y por ende soberano en el ejercicio de su man-
daw, respondía (;allo plameando que el pueblo no podía ser concebido más Algunos miembros del partido radical, de los que hemos acrnado en
que organizado en parridos. Ilustraba su argurnerno sosteniendo que si los la Capital y en la provincia de Buenos Aires, permaneciendo volun-
librecambisras elegía11 a un representante éste no podía pasarse al campo de rariameme alejados del movimiento político en los últirnos ai1os, h..:-
los proteccionistas. La segunda objeción aludía al régimen, que en la Ar- mos cambiado ideas sobre la conveniencia y la oportunidad de vol-
gentina era presidencialista y en Inglaterra, parlamentario. En ese caso, el ver a la lucha activa, reorganizando el partido en roda la república 1 '.
ejempio a seguir era los Estados Unidos, donde los representantes sentían la
acción del partido a través del CtlliCllS committee. El refrrente era el publicis- Esta carta, llamado a reunir las fuerzas dispersas, foe escrita por Viceme C
ta americano James BryLe. Y concluía que las consecuencias fonesras de la Gallo en 1903 y recibida por Pedro C. Molina en Córdoba, Eugenio Méndez
ausenLia de partidos orga11izadm, de programas comunes, de mayorías esta- y Pedro G. Sal en Turnmán, Pelagio Luna en La Rioja, Ramón Gómez en
bles, de líderes, podía observarse en hancia 11 • También Estanislao Zeballos Santiago del Estero y el coronel Ángel Blanco en Corrientes. En septiembre
cemraba su análisis en el caso norteamericano y citaba a Pulitzer para rde- se constimyó el Comité de la Capital que presidió Santos Arévalo secundado
rir que allí dos influencias no previstas por los legisladores, el presidente je- por Fernando Saguier, José C. Cnmo y Vicente Gallo.
34 HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGINIA PERSELLO 35
En febrero de 1904 se conformó el Comité Nacional, eligió presidente a versión de los hechos escrita muchos años después de acontecidos, que descri-
Pedro C Molina y publicó un manifiesto rarificándose en su posición amia- be a los involucrados en Rosario:
cuerdisra. El acuerdo que había permitido a sus afiliados obtener posiciones
oficiales -dice- no corrigió abusos ni produjo mejoras, por el contrario, arrai- Representantes de la industria, del airo comercio, de los selectos cír-
"t.> al reC7Ú11c11, .. cu va co¡1arricinació11
::- <.."'> ' t
se proclamó como medio lerno pero se- culos sociales, de la riqueza, junto a los nombres de los principales
''Uro Je extirparlo .. : la soberanía popular se desconoo.:, la autoridad es impo- empleados de las grandes casas imponadoras y exporradoras, a los de
~ción; el \'oto, un comercio bajo, la administración pública, patrimonio de los uabajadores de los viejos corrales, de los encargados de los rrans-
un panido; un centralismo absorbente conculca las autonomías provinciales; porres de mercaderías y haciendas y de los componentes del nume-
a1Mlfaberismo, retracción de la inmigración, represión y leyes de excepción roso gremio del caboraje criollo.
conrra el movimiento obrero, obras públicas ran innecesarias como impro-
ducriv;:is, criterios poco claros en la reforma dd ejército y voracidad focal. Y en Sarna Fe: rodas las categorías de empleados del ferrocarril y viejas fami-
Tampoco puede esperarse nada -sosrnvo- de las agrupaciones políticas re- lias criollas de tradición federal. El énfasis del relato de Caballero está puesto
cientemente org;:iniLadas. El Partido Republicano cransgredió sus proclamas en demostrar que en rodo el país participaron di~rimos sectores sociales y que
reivindicamrias de bs insriruciorn.:s acepr:rndo el concurso de elementos del ré- los involucrados eran los verdaderos depositarios de la doctrina y de la fe des-
nirne11 con fines electora.les\" el Partido Autonomista cuenta emre sus elernen- pués de las defecciones de quienes habían panicipado en los gobiernos de rnr-
~>s con los cc"implices en obra de corrupción. Concluye afirmando que la
L; no, y que la revolución estuvo supeditada a su dirección civil, que dependía
UC:l~ es la única fuerza fiel a 'us principios y en función de ellos decreta la abs- de Hipóliro Yrigoyen. En su perspectiva, el carácter de conspiración dvico-
rencit'lll. milirar se debió a que organizar una acción exclusivamente popular era im-
i\'\ientras esto ocurría Hipóliw Yrigoyen, desde su tradicional bastión en pensable: "Los armamentos que los gobiernos poseen en el presente los po-
la ¡irm·incia de Buenos Aires, convocaba a las fuerzas yue paniciparían del es- nen, por desgracia, a cubierto de los asaltos desesperados de las mulrirudes
rallido revolucionario de febrero de 1905 cultivando su peculiar esrilo basado enardecidas por un ideal o acicareadas por la miseria" (Caballero, 1951 ).
en las relaciones interpersonales. Al igual que la revolución de 1893 en Pero no todos los radica.les estaban convencidos de que la revolución era
Bue11os Aires, la preparación de esre movimiento lo fijará en la imagen del la mejor escraregia posible. Lo demuesua un intercambio de carras en 190.3
conspirador,. se le arribuirá haber convencido a cada uno de los involucrados entre el mismo Caballero y el dirigente cordobés Pedro C Molina, invirado a
personalmeme. Jos..:· i\1aría Ramm Mejía en un texto publicado en 1911 en el reincorporarse a las filas. Esre último sosrenía yue las armas a esgrimirse con-
di,uio S11m11t'ilto lo caracrcriLaba corno "un misionero que ha puesto el alma tra el gobierno eran la prensa, la tribuna y la cátedra, a lo que el primero res-
al servicio de una concepción p()lírica", y si no fuera por esa idea que sirve de pondió que no basraban cuando la prensa era ''pura combatividad política", la
momr a su impulso podría ser wmado como ··un seuario, un morfinómano tribuna esraba '"muda, amordazada por las componendas y las complacen-
polírico .. y afirmaba que su rrabajo era siempre personal, conquistaba uno por cias", y la enseñanza era un instrumento de corrupción en manos de "políti-
uno a los que l\l seguían. E11 1922, Carlos Rodríguez Larrera refiriéndose a la cos traficantes y romadizos". La tiranía no sólo se asienta "en la trinidad que
mganizacit')[) de la revolución de 190') coincidió con Ramos Mejía al propo- usred enuncia, sino también y principalmente, en las bayonetas de sus merce-
11e~ l]UC Yrinoyen seducia ,. catt:ljUi1.aba, mano a mano con los oficiales, sólo
;:, ,¡ ,¡ narios". Contraponía revolución a evolución. Esra última contaba entre sus
él re11ía wdm los hilos de la ¡rama y rara vez delegaba rareas, "era una consa- partidarios a los oligarcas (Caballero, 1957). Las ideas preparan el rerreno pe-
gración absolura, una verdadera locura'' (VV.AA., 1983). ro la revolución exrerioriza su poder, .Sin embargo, después del fracaso de la
La revoluci<'m estalló en febrero de 190-'í en Capital Federal, Buenos revolución y ya en Montevideo, Malina, presidente del Comiré Nacional y
A.i res, Córdoba, Mcndo1.a y Sarna Fe y tue rápidamente sofocada. Su prepa- miembro de la juma civil del movimiento revolucionario, le dirigió una carra
ración se había iniciado en 1903 aniculada a la decisión de abstenerse del es- pública al presidente Manuel Quintana en la que defendía la revolución co-
cenario electoral. Le debernos a Ricardo Caballero, dirigente santafesino, una mo derecho, deber y necesidad, la inscribía en la tradición de Mayo, negaba
3G HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGI:\IA PERSELLO 37

que pudiera ser juzgada como deliro en la medida en que era una temativa de ción del parrido y las frases enigmáticas reemplazando a los programas.
reivindiLaCil'>n de las libenades y sostenía que tenía una idea, el principio que Reclamaba que se cumpliera con la carra orgánica puesw que el Comité
consrituía la bandera del partido radical, "la f<sr:rnula redentora de su libera- Nacional constituido en 1904 no se había renovado y la Convención no se reu-
Lil'>n. la del gobierno de,¡ mismo" (Pueblo)' c,;:obien10, 1956), nía desde 1897. Estaba en cuesrión, además, la esrrategia abstencionista del
Un rna;iiflesm radical que se daría a c:rn,ocer si el movimiento triunfaba partido. En diciembre de 1909 se constituyó el nuevo Comité Nacional presi-
Laracrcrizaba a la revolución en los mismos términos esgrimidos en 1890 y en dido por José Camilo Crorro y se reunió la Convención rarificando la postura
189.): sin libertad electoral no hav rnandaro ni autoridad sino usurpación. El abstencionisra. En esa rnyunrura, ya se hablaba de ''las altas autoridades parri-
objetivo era redimir, restaurar. Después del fracaso. atribuido a ''la delación y darias", que ejercían su poder por encima de los comités y las convenciones,
la perfidia", un nuevo documerno proponía que "las revoluciones están en el para referirse al liderazgo ejercido por Yrigoyen.
orden moral de las sociedades" v las reparaciones sólo pueden ser tan amplias Entre sepriembre de 1909 y enero de 191 O, Yrigoyen y Molina intercam-
como la' causa' que las engendran. La revolución no había atentado contra el biaron una serie de carras que constituyen el documenro más relevanre para
orden sino que había tendido a restablecerlo, era conservadora, en el verdade- analizar las rensiones que atravesaban en esa coyumura al radicalismo. En
ro signiricado que este término implicaba. ellas, Yrigoyen dejó plasmada la dicotomía causa-régimen. Cada uno de esos
L:i apelación al anriacuerdi>mo va la revolución se inscribía en los oríge- campos estaba cerrado, no admitía contaminaciones. Las infidencias, perfi-
nes de la agrupacil'>n. Sin embargo, había cambiado la concepción del parn- dias, defecciones, deslealtades y traiciones a la causa nurrían al régimen, y los
do. F-J manitiesro del Comité Nacional de 1904 afirmaba que la UCR, "sin elemenros del régimen que decidían integrar la causa eran conversos. La iden-
auroridades y sin disciplina de partido, ha subsistido como tendencia y se ha tidad radical se construía exacerbando la diferencia. El régimen, en palabras
acrnruado como anhelo colecrivo". El rnanirlesro de 1905 la definía como de Yrigoyen, era un Estado morboso, sumiso y abyecw, procaz y agresivo,
'·una rn11junLió11 de funzas" a las que no las vinculaban incentivos materiales vandálico; tendencia inepta y pervertida que corrompía y subyugaba y que
sino idenrirarios: "Sus afiliados saben de antemano que no van a recibir bene- "siendo el deliro su origen, la delincuencia es lo que enseña, y el crimen co-
ricios ni conquisrar posiciones, sino a prestar servicios en la plena irradiación mün en rodas las formas, una de sus lógicas derivaciones". La causa, por el
de su personalidad''. El esrilo de Yrigoven había comenzado a imponerse. En contrario, era sarna y su unidad derivaba de su misión. Las ideas paniculares
1906 se inició la reorganización v los cornirés se desplegaron por mdo el te- ljUe dividían a sus miembros debían acallarse y subsumirse para privilegiar la
rritorio. Fsranislao í'.eballos, que seguía dirigiendo la Reuista de Derecho, construcción de la nación. La defonsa de la intransigencia ya no se fundaba
Historia .l' Letms desde su aparición en 1898, se congratulaba. "Se han salva- en la diversidad, tal como había sido propuesta por el mismo Y rigoyen en
do -dice- porque rinden culto fervoroso a dos principios fundamentales en 1893. En 1909 la referencia a la multiplicidad de las ideas como fondamen-
¡)()lírica: el Ideal v la i\foralidad." Y si el ideal al que sirven tal vez esté conra- ro del ordrn republicano se localizaba en el imerior del partido, en cuyo seno
mi11ado dL· personalismo, '\e elimina en la distribución de las ventajas"!' "se "son compatibles(. .. ) rodas las creencias en que se diversifican y sintetizan las
confunde con la necesaria disLipl ina ¡1ara alcanzar el anhelado Bien" 1". actividades sociales". La causa era la naci<Ín y no necesitaba definiciones pun-
Causa y partido, religión cívica\' máquina, apelación al todo y rdcrenLia tuales sobre problemas concreros 1'.
a la parre CCJexistian. El radicalisnrn, en discursos pronunciados por Vicente Molina era el emergente del malestar que esra concepción provocaba. Se
( 1alln en ] ')08, era ·rendencia, idea, pasión v convencimiento" y "fuerza poli- separó del radicalismo a partir de un arrículo aparecido en L11 Repúbfim, pe-
rica disciplinada"; "partido impersonal y democrático" que agrupaba "soldados riódico partidario edirado por el círculo que rodeaba a Yrigoyen. La nora sos-
de una causa fundamental". Peru la coexistencia era conflictiva. En julio de tenía que el rrarado comercial con Chile auspiciado por el presidente Figueroa
1'JOlJ Pedro C ;\folina re11uncil'1 a la dirección del partido. En septiembre apa- Aleona acordando franquicias a los vinos chilenos perjudicaba a la industria
reci«) un maniriesro disidente encabezado por Leopoldo 1v1elo y algunos diri- nacional. Adujo entonces que no podía pcrmaneLer en un parrido cuyo órga-
genres, en su maniría metropolitanos, presidenres de comités parroquiales y no oficial defendía el proteccionismo económico siendo que era defensor de
111icml11m de organismos de disrriw cuestionando el personalismo en la direc- la libertad económica, posición esta que Barroetaveña había adoptado en los
38 HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGINIA PERSELLO 39

debares sobre aranceles aduaneros realizados en el Congreso en 1894 (Alonso, tereses obreros y su defensa se sintetizaba en la jornada de ocho horas, la abo-
2000). Ya en 1905, Cl1 la carra al enronces presidente Quintana citada anre- lición de los impuestos indirectos y el impuesto progresivo y directo sobre la
riormenre, sostenía que la libertad de cambio era un derecho narural inheren- renta, dentro de la perspectiva más general de que alcanzar el socialismo obli-
te a la propiedad de la persona v que.: las rasas prorc.:ccionistas eran diezmos pa- gaba a desarrollar hasta sus últimas consernencias el capitalismo. La Liga, por
gados al vt:ndedor protegido por un comprador despojado, un robo en el que su parre, proponía reformas institucionales concretas en el ámbito provincial
el Estado desempeñaba d doble rol de expoliador e intermediario para entre- santafesino centradas básicamen re en el régi rnen mm unaL En 1914 cuando se
gar a sus prott:gidos lo robado. Y de allí derivaba un "programa" que aunque organizó el Partido Demócrata Progesista redactó un programa que sostenía el
según rernnocía no había sido expresado oficialmenre por el partido esraba proteccionismo en materia económica, el murualismo y el cooperativismo en
corm:nido en d principio qut: constituía su bandera. Contra el régimen de vo- política social, la democracia como régimen de gobierno y la descentralización
racidad focal proponía impuesros proporcionales limirados a las verdaderas administrativa y polírica. Carlos lbarguren, a quien se le atribuye su factura,
necesidades Jd gobierno; al rnrnunismo de Esrado oponía el imperio absolu- narra en sus memorias que mientras Juan Ramón Vida!. senador correntino
rn del régimen de propiedad; posmlaba la necesidad de una moneda sana a por el Partido Autonomista y presidente del bloque parlamentario que apoya-
parrir de la reducción de los gastos púhlicm, del crédito, del servicio de la ba a la democracia progresista, manifrstaba la necesidad de definir un candi-
deuda;.· de las emisiones: defendía la libertad de ensei1anza en contraposición dato sin programa, la cúpula del partido se empeí1aba <.:n elaborarlo respon-
al monopolio oficial y el recluramienro por contrato para evitar el servicio mi- diendo a lo que consideraba un imperativo (lbarguren, 1954).
litar obligarorio. Esta "gran causa'', concluía, comprende y beneficia a rodas La UCR, en la perspectiva de Yrigoyen, no debía sancionar un progra-
las clases y a rndos los inrereses legítimos. ma. Son conocidas sus expresiones venidas en ese sentido en las canas públi-
Las ideas, decía Molina en sm carras de 1909, no entraban en las deter- cas dirigidas a Molina. En la primera afirmó que "(no) se conciben ni justifi-
minaciones de la UCR, que sólo estaba unida por la animadversión al adver- can las tendencias partidarias, ni las propensiones singulares", los intereses
sario y la sumisión inumdicional a su jdc. Entendía que el partido no ajusta- particulares deben callarse "volviendo todos sobre los de la nación". En la úl-
ba su on.~ani1.ación
'- a las bases esri¡lliladas en su carra oruánica
b l
no había emre rima llamó "extraviados" a los que reclamaban un programa a la "causa rcivin-
sus miembros unidad de rnnYicciones ni orientación ni disciplina. Yrigoyen dicadora"; "mandatario pidiendo rendición de cuernas al mandante o el reo
ejercía una direLcitÍn clamlestina: enviaba delegados y decidía la formación Je imerrogando y juzgando al juez". Exigir un programa era "pretender el eja-
L«imirés ~i11 asumir directa ni ostensiblemente la jefatura sino por medio de cicio Je instituciones que no se han fi.rndado o la aplicación de una
ernisarins. de mensajes, de úrdenes dadas personalmente a quienes represen- Comtirución que no se ha hecho"; es "levantar muros sobre asientos de lodo".
raba11 su influemia en las provincias. Su liderazgo reemplazaba la ausencia de La reparación institucional era la causa.
idea•;, de prograrna. Ai1os más tarde, Ricardo Caballero caracrerizó la polémica como un en-
Cuando se produjo el imercambio de carras entre Yriuoyen b •
v Molina ya
'
frentamiento entre el liberalismo económico sustentado por Molina y la "idea
la neu:sidad de partidos orgánicos, permanentes y programáticos formaba par- trascendente del origen divino de la personalidad humana" de la que deriva-
re del deber ser que.: desde el rrfosiro de siglo se asociaba a los cambios propues- ba la doctrina de la solidaridad social, propuesta por Yrigoyen. Pero en el mo-
ros en la ingeniería institucional junto con la reforma a las condiciones en que mento en que c'.sra se produjo, mientras Molina insistía en que levantar como
se sustanciaba el sufragio. Y el Partido Socialista y la Liga del Sur se propo- programa la Constirución implicaba defender el liberalisrno, Yrigoyen nada
nían rnmo partido:; de principios. El primero elaboró un programa mínimo de dijo sobre esto, exceprn enfatizar su resistencia a circunscribir la causa repara-
rd(irmas poliricas para la democratización del sisn:ma que incorporaba la re- dora a un programa de gobierno.
presentacit'lll de las minorías, la naruralización de los extranjeros, la supresión La operación realizada por Caballero es la misma que la efectuada por mu-
del Senado, d parlamentarismo y el derecho de iniciativa, el referéndum y la chos Je sus biógrafos -Horacio Oyhanarrc, Alberro Erkin, Manuel Gálvez,
revocatoria, la separación de la Iglesia y el Estado y la supresión del ejército per- Carlos J. Rodríguez-, quienes trataban de inscribir a Yrigoyen en alguna tradi-
manente. Por ono lado, el partido se proponía como representante Je los in- ción de pensamiento y otorgarle envergadura filosófica a sus ideas para cons-
40 HISTORIA mi RADICALIS!v!U V!RCINIA PERSELLO 41

rruir, desde allí, una dm:rrina de !a UCK !.a ft.1enre m~1s rransirada para cxpli- De hecho, durante la campaña electoral, los radicales que ocuparon la
cu su parricular concepción de la m isiún reparadora son los pensadores krau- tribuna o utilizaron las páginas de la prensa y las revistas se esforzaron por res-
sisras v emre ellos. hmdamenralmeme, Tiheruhien. El ¡1unro de lleuada es la ponder al que aparecía como el principal cuestionamiento de sus adversarios:
~ ~l b
idenrif-lcación orgánica de las personas v la nación con su propia naruraleza a la ausencia de ideas de gobierno codificadas en un programa. Así, José Luis
travé' del sufragio libre. no como uno más de los derechos a rnnguistar sino Camilo sosrenía q: 1e el radicalismo no se difrn:nciaba escncialmenre de la vi-
como el cemro de las liherrades cívicas. Su establecimiento legitimaba la revo- sión que James Bryce transmitía de los parridos americanos o ingleses.
lución y requería la intransigencia. Pero Yrigoyen no reconoció filiaciones con Republicanos y demócraras en los Esrados Unidos o liberales y conservadores
ninguna tradición de pensam iemo; en sus escri ros no hay ci ras, excepto algu- en Inglarerra no prescnraban difrrencias demasiado percepribles y aun en el
na refi:rencia a Platcín, tenelún v Bossuet, una recurrente invocación a "las im- interior de ellos las ideas y los imereses no eran siempre homogéneos. Por ello
perecederas docrrinas del Evangelio" v una apelación a actuar "en armonía con consideraba que los partidos absolutameme impersonales, homogéneos y se-
los mandaros de la Divina Provide11cia". Erkin sosricne gue concentraba e im- parados netamente unos de mros consriruían una noción puramente tecíri-
primía dinamismo a ideas e imuiciones "que vagaban en los espacios popula- ca 18 . El dirigente emrerriano Antonio Sagarna, mientras reivindicaba la ela-
res", el radicalismo emonces represenraría un estado de la conciencia colecriva boración de una plaraforma electoral en su provincia, sostenía que no eran los
(bkin, 1'l28). Carlos Sfoche1. Viarnome plamea algo serneianre pero otorgán- programas los que dererminaban la emergrncia y la razón de ser de los parridos
dole LOntenido negativo: Yrigoyen expresa al pueblo-mulrirud corno resabio sino "la madurez de un estado de conciencia rnleuiva dererminada y orientada
ancesrral, es un "rezagado" de la generación del 80, receptor y organizador de por necesidades nuevas o viejas insatisfrchas". En ese sentido, el radicalismo
un desconremo vago y dituso, es el último caudillo (Sánchez Viamonre, 1956). "riene razón de ser tal como es y no corno tal o cual doctrinario pretenda gue
;\folina nu fue el úniul que resisricí la negariva de Yrigoyen a sancionar sea". La indererminación o la vaguedad podían ser un defccw, ral como plante-
un prograrna. En 1909, los dirigenres radicales corrrntinos Juan Ramón aban sus adversarios, pero también eran "la ruón de su fuerza y de su eficien-
\lamilla \' ...\ngL·I t\u1ña, delegados al Comité NaLional, elaboraron una pla- cia'' en la medida en que dejaban a sus seguidores un margen de auronom ía in-
rahJr111a de car:ÍLter pro\'incial r un capirulo de cuestiones más generales pro- dividual, no los absorbían ni les exigían renunciarnienws personalcs 1'l.
puesras para el nivel nacional, que incluía la defi:nsa dd régimen federal, la re-
presenraL·icín de las minorías, la naruralizacic'm de los exrranjeros, la separación
Je la Iglesia y el Fsrado, el divorcio, el monopolio estatal de la insrrucción pú- La cuestión electoral
blica, la nacionalizacic'm de los ferrocarriles. el libre cambio corno principio de
polírica e(ornímica, el rtJmemo de las indusrrias que elaboraran rnarerias pri- El surgimiento del panido radical se asocia a la demanda por la libertad de
mas lkl ¡uís y de wdas aquellas que pudieran sosrenerse con venrajas sobre la sufragio que, de hecho, nuera nueva cuando se produjo la revoluciún del 'JO.
uJmpcrerKia exrranjcra sin el auxilio de la protección del Esrado, la reforma Ya Mitre en 1874 había jusrificado la revolución como deredin, Jeher y ne-
del sistema imposirivo a rravés del impuesto a la renra y el progresivo sobre las cesidad cuando los gobiernos cerraban los comicios a la oposición. Lm1bién
he:encias, la supresión de i m pues ros i memos y legislación del trabajo ir'. En formaba parre del programa de muchos de los dubes políticos \'inculadm al
1') ¡ ..¡ la Crn1vencicín entrerriana, a propuesta del presidenre del parrido, Parrido Autonomista y había estado emre los fundamemos de la creación del
:\1 iguel Laurencena. y de los dirigentes Antonio Sagarna y Luis Erchevehen:, Partido Republicano. Sin embargo, fue a partir del 90 que la cuestión eleuo-
Limhién sanci\l11cí un programa 1-. Y en 1916, en la Convención Nacional que ral se definió en el campo político e inrelecrual vinculada a un debare más am-
proLhrnc"J la h'irrnula para Li furura presidencia, lsaías Amado, un dirigcnre plio que involucraba a la ingeniería insritucional en su conjunto, y resolverla
honanense avalado por el saltefío José Saravia, sostuvo que, si corno él :reía, ti.1e gradualmeme ganando adeptos en rudos los secrores aunque implicó po-
la UCR era un parrido polirico \'no "una aspiración'', debía sancionar un pro- siciones encontradas en cuanro a su oporrunidad, las dimensiones del cuerpo
grama. No hacerlo sería abdicar de su funcic'm y delegar en el fururo presiden- electoral y el sisrema o conjunto de procedimienros que perrniriría corwerrir
te una faculrad ilirnirada y disuecionaL los voros en cargos.
VIRGINIA PERSELLO 43
42 HISTORIA DEL RADICALISMO

En cuanto a quiénes y cuántos eran los que ejercerían el derecho al su- por Sáenz Peña no sólo apuntaba a incorporar al partido que desde 1898 se
fragio, hacia principios de siglo el debate se vinculó a la imposibilidad de mantenía en la abstención y había acompañado esta decisión política con el
los grupos opositores al gobierno de incidir en el resulrado de las elecciones, movimienro revolucionario de 1905 sino a los sectores auroexcluidos.
a la falta de n:cambio en el interior de la élite y a la presencia dentro de los En cuanto a los modos de convenir los votos en bancas los argumenws
elencos gobernantes de personajes que carecían de prestigio social y capaci- enfrentaron el sistema mayoritario y el de representación proporcional y dos
dad para el gobierno, a la degradación de la clase gobernante. En esta pers- maneras de elegir a los candidaros: el voro uninominal o el voto por lista, que
pectiva los excluidos eran ''el elemento pensante y la masa de los ricos", "el a su vez implicaban modos difrrenres de concebir la representación de las mi-
ciudadano conscieme, apto, conservador, instruido'', "verdadero y único vo- norías. En relación a la lista es necesario aclarar que la práctica y las sucesivas
tan re de las democracias" 20 , que desertaba del comicio producto no de la au- sanciones lcgislarivas no implicaron su obligatoriedad. La proclamación de
senci<l de disenso, sino de los acuerdos y componendas entre camarillas. candidaros era libre y en caso de que hubiera listas eran abiertas, es decir, el
Por otra parre, en los rnomenros en que el Parlamento discutió y sancio- elecror podía modificarlas suprimiendo candidatos y reern plazándolos por
nó reformas a la ley electoral, surgió claramente de los debates, tant,o dentro otros o cambiando el orden en que estaban propuesros.
corno fi.Jera del Congreso, la reserva en torno a la capacidad del electorado Hasta 1912, con excepción de los años 1903 a 1905 en que se urilizó el
que. paradójicameme, nunca se tradujo en la calificación del sufragio. En sistema uninorninal por circunscripciones, las elecciones se resolvían por el
1902, cuando Joaquín V c;onzález, enromes ministro del Interior, propuso sistema llamado de lista completa, es decir, el ganador se llevaba rodo. En ca-
al Congreso la reforma de la ley electoral sosruvo que el sufragio no podía ser da reforma electoral, o debate en romo a su oportunidad y necesidad, la pri-
restringido -"como repúblico sincero, pienso que rodo hombre que viene á mera cuestión a resolver era si ese sistema que consagraba el gobierno de la
este mundo tiene derecho á tomar parre en la deliberación de la soberanía á mayoría excluyendo la representación de las minorías podía seguir siendo
que pertenece"-; sin embargo, seguía pensando que el gobierno le correspon- sostenido. De hecho, el sistema de lista com pi era tenía sus defensores. Los
día a los "hombres superiores" por "selección nawral", que las clases dirigen- argumentos a favor se fundaban, en primer lugar, en que era el único que la
tes debían tutelar "á los que saben ó pueden menos" 21 . Con argumemos se- Constitución permitía desde que establecía que los resultados elecmr<>Jes se
mejames otros legisladores se opusieron a la reforma: el elecrorado era en su definían "a simple pluralidad de sufragios", y en segundo lugar, en que lama-
mayoría ignorante, pobre, inconscieme, v los sectores social y económicamen- yoría-tenía derecho a la totalidad de la representación y cualquier otro siste-
te dominantes habían caído en la indife;·encia cívica22_ , ma la despojaría de esa potestad. Por su pane, las críticas se apoyaban en el
En 1911, el rema de la incapacidad del clecrorado volvió a estar presen- funcionamienro concreto del sistema que según planreaba Enrique de Vedia
te cuando se trató de excluir del padrón a los analfaberos e impedir que se san- en el Congreso "conduce fatalmente a los parlamentos unánimes, detrás de los
cionara la ohligaroriedad del vom. David Zarnhrano, diputado por Salta, jus- cuales está siempre la protcsra de los excluidos. pmnra a uaducirse en agira-
ritlcó la exclusión de las dos terceras parres del elecrnrado, que según sus ciones y conmociones revolucionarias".
dlcuios eran los que no sabían leer y escribir "masas de campesinos que sin Quienes defendían la represenración de las minorías se dividieron propi-
tener insrruu.icín primaria no tienen la más mínima independencia perso- ciando algún sistema de prorrateo electoral, que cn 1902 se cradujo en el vo-
nal" en nombre de la realización del ideal republicano y de la democracia, to uninominal por circunscripciones y en 1912 en la lisra incornpleta que fi-
dado que se eliminaba de ese modo la acción del propietario del latifundio, jaba la represenración de la minoría en el rercio, La diferencia enrre esws dos
que era el que en última insrancia decidía el voto de esos "niños grandes" que sisremas estriba en el modo en que conciben la organizacic'in del electorado y
respondían ··a la masa critica de sus instinros" 2-'. En cuanto a la obligación, se la represenración. El voto uninominal por Lircunscripciones responde a la
sosruni que si era un derecho no podía obligarse su ejercicio v si era~u11a fun- idea de que la representación es una relación de contianza, y así lo dice
ción requería idoneidad, lo cual imponía ca~ficación. Uno d~ los argumentos Joaquín V González -remedando a Edmund Burke- cuando funda >U pro-
de l ndalecio Ccímez, el ministro del Interior del presidente Sáenz l)efi.a que recro. La represemación es mucho más inmediara, mucho más pura, en ran-
propuso la reforma, füe eliminar el abstencionismo. La reforma propiciada ro se suprimen los imermcdiarios: el Comité, los recluradores de voros, los
44 HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGINIA PERSELLO 45

ageme., elecrorales. Acerca al elector al elegido y selecciona a los mejores, a los Tanto en la teoría como en la prácrica se intentó una búsqueda de meca-
norahles locales porque "impide que al amparo de los grandes nombres de la nismos que compensasen la soberanía del número y la soberanía de la razón,
lista se deslicen mediocridades". finalmente, permite la representación de to- tensión siempre presente entre inevirabilidad e incapacidad de los nuevos su-
dos los intereses, regionales y gremiales. jetos que el proceso incorporaba al escenario político, enrre la aceptación re-
Los ddensores de la lisra negaban que la reducción de escala garamáara signada de que las mayorías debían participar del gobierno y la búsqueda del
la represemacicín de las minorías dado que se prestaba a la manipulación del modo de que quienes gobernaran foesen minorías legitimadas por su capaci-
parrido dominame en el trazado de los distritos. Se referían al proceso llama- dad, élites. La relación emre número y razón era el nudo conflicrivo que pau-
do "gerrvmandering", que Brvce describía para el caso americano: tó las prácricas y los debates del tránsito entre el siglo XJX y el XX. La
Constitución fue pensada para organizar una república cuyo gobierno se legi-
1\sí llarnaJo por rlbridge Gerry (político dirigente del partido den10- timara por el sufragio universal, y este principio constitutivo fue puesto rara-
cr:írico en Massachuserrs miembro de la convención consrituvente menre en discusión. Su aplicación sólo era una cuestión de tiempo y de opor-
de 1787 y elegido en 1812 vice¡m:siJenre de los Esrados Unidos), rnnidad. En 1912 las presiones de las nuevas agrupaciones políticas, entre las
quien cuando 1\1assad1users iha a ser re<lisrribuido en distritos, ideó cuales la UCR aparecía como la más disruptiva por su estrategia que combi-
un proyeuo que daba :í uno de los distritos forma semejante á la de naba revolución v abstención, combinadas con el rcconocimiemo de muchos
un lagarto. Un norable arrisra, entrando al cuarto de un editor que de aquellos que ~iabían ocupado posiciones de gobierno de que era necesario
renía un 111apa de los nuevos disrriros colgado en el muro, encima ampliar las bases de sustentación del sistema para legitimar su accionar, mar-
de su escrirorio, observó "'pues, este disrriro parece una salaman- caron ese tiempo y esa oportunidad que le permitió al radicalismo acceder al
dra'' v le rnlocó las uiías y ojos de la criatura con su lápiz. "Diga gobierno.
m:ís bien gerryrnander", replica el editor, y el nombre quedó con-
sagrad o-'~.
Partido y religión cívica
larnpoco seleccionaba a los mejores. El argumento en torno a la capacidad
del elegido era rebatido a partir de la consideración de la fuerza de los caudi- Una vez sancionada la ley Sáenz Peiía y decidida la concurrencia electoral, la
llos locales. invitación amplia a alisrarse en las filas radicales rrajo la incorporación de nu-
La lista incompleta, que se sancionó en 1911 propuesta por el Poder merosas agrupaciones provinciales que aiíos después ser::ín calificadas de ad-
Ejecutivo y apoyada por los partidos opositores (radical, Liga del Sur), fue ata- venticias por los "viejos" radicales, los del Parque, la revolución y la arJSten-
cada por los defensores de la lista completa porque cercenaba a la mayoría una ción . Entre 1912 v 1916 se integraron a la UCR, en algunos casos bajo la
parre de la representación que legítimamente le correspondía. Y los partida- forma de la incoqi~>ración y en otros vía acuerdos electorales transitorios, nú-
rios de la circunscripción argumentaban que era un sistema "arrificial y me- cleos del Partido Liberal v del Partido Autonomista correntinos, el Partido
cánico" que dividiría al Congreso en dos bandos. Si la lisra completa fue el Constitucional sanrafrsinc;, la Concentración Popular sanriagueiía, dirigenres
sistema que implantó las unanimidades y jumo a ellas el problema revolucio- Je la Concentración Cívica mendocina, la Unión Nacional de Córdoba, el
nario, no va a resolverlo, en la medida en que no va a desmontar la "máqui- Parrido Popular sanjuanino. iv1uchos de esos dirigentes le proveerfo al radica-
na" sino a consolidarla y legalizarla. Quienes la propiciaban, en su mayoría, lo lismo los cuadros que ocuparon posiciones cuando llegaron al gobierno. La
hacían Lomo un paso, como un escalón que debía llevarlos al sistema propor- tensión entre los viejos y los nuevos, los del ostracismo :1 los sacrificios\' "'los
cional, forma más perfecta y acabada de dar representación a rodas las opinio- de la mesa servida", no explica por sí sola los futuros realineamientos inrernos
nes. La oporrunidad de su sanción 110 estaba dada, o bien porque era anri- del parrido pero es importante tenerla en cuenta sobre rodo por el peso que
constirucionaL o bien porl]Ue el electorado, carente de educación cívica, no la historia parridaria oficial le otorgó. En frbrero de 1916, un edirorial del dia-
estaba preparado para ponerla en funcionamiento. rio La Nación recordaba que el radicalismo utilizaba el término acuerdo para
46 HISTORIA DEL RADICALISMO VIRGINIA PERSELLO 47
ddinir ''la sínn:sis dt: wdas las abominaciont:s", para sos(ener después que una convocó a úlrimo momento a vorar a radicales y se abstuvo en el resro de los
rnsa t:ra el acut:r<lo de (endrncias y opiniones cuyo móvil foc:ra el bien públi- distriws. Obruvo la mayoría en Capital Federal (ocho dipu(ados) y en Sama
co y cma muy dit~renre el compromiso <lt: agrupaciones a las que acerrnba la fe (cuatro) y la minoría en Córdoba y Entre Ríos (un diputado en cada ca-
irnporencia y que no tenían otro móvil que los éxiws locales subal(ernos. Y so). En la renovación de la Cámara en 1914 se absruvo en La Rioja, Sal(a y
(t:rminaba recomendando: "Acuerdos, t:stá bien" pero "con gente de mejor la- Santiago del Estero y obruvo la mayoría en Entre Ríos (seis diputados), Sama
va''2.:;. Fe (cinco) y Jujuy (uno) y la minoría en Buenos Aires (cuatro), Capital
Cuando el radicalismo ya es(aba en el gobierno, un artículo aparecido en Federal (tres) y Córdoba (uno). También triunfo en las elecciones gubernati-
el mismo marn(ino, referido a la revolución de 1905 y flrnardo por Carlos vas de Entre Ríos con la fórmula Laurencena-Erchevehere, y a fines del año
Rodríguo Larrera, se interrogaba sobre el crecimierno del panido emre el siguiente en las de Córdoba, donde asumió la gobernación el binomio
nwvi mit:nw rt:volucionario y las elt:cciones dt: 1916. La revolución, decía, es- Eufrasio Loza-Juan Carlos Borda.
(alló sin preparativos populares, "no se st:mía agiración alguna en la Repú- La decisión de no circunscribir los lími(es de la organización sancionan-
hlic:t"; cómo explicar, emotKt:s, el (riunfo elecwral, "¿el pueblo era radical sin do un programa y la consuucción de una vasca red de corni(és amalgamados
st:r rt:vol ucionario?", ''¿la mayoría <le 1916 ex is da ya en 1905 o se formó en el por la lealrad a Yrigoyen faciliraron una tarea de reclutamiento que superó los
rranscurso <le los años que mediaron ernre una y O(ra fecha?". Y concluía: marcos regionales. Los comi(és locales, cuyas dirigemias se elegían anualmen-
"¿No st: llenaron de promo los cuadros radicales cuando la política de Sác:nz te con el concurso de los afiliados, arraigaron al partido a través de un sinnú-
Peí1a produjo t:n rnda la Nación el 'horror al vacío'?". La hipótesis de mero de actividades que excedían la propaganda, el repano de volantes y los
Rodrígua l.arrera coincide, en w<lo caso, con el aniculisra de La Nación, que mítines públicos. David Rock (1977), en su libro ya clásico sobre el radicalis-
proponía qut: la incorporación al radicalismo de desgajamic:ntos de partidos mo, recupera de la publicación partidaria El Radica!la descripción de la labor
provinciales lo produjo la impcHt:ncia freme a la novedad que implicaba un de los comités bonaerenses, que incluía la creación de cinema(Ógrafos infan-
t:kumado ampliado. Explicaci<Ít1 a la qut: se sumaría la perspec(iva de: algu- riles, la organización de concienos, la parricipación en la celebración de: los
nos publicisras, (al el caso dt: Estanislao Zeballos, que atribuyeron el triunfo carnavales pero, además, la incorporación <le centros de: salud, de asistencia
radical a la imposibilidad de: las "fuerzas conservadoras" para consCÍ(uir un jurídica y bibliotecas y la venta de alimenws a bajo precio. Uno de los ejem-
panido capaz de rnovilizar a los nuevos electores, rarc:a a la qut: las ins(aba des- plos que rc:gisua es el Comité de Balvanera Sur en el que en 1915 durante
de la Re1 1ista de Derecho, Histon// )' Letms. Enrrt: mayo de 1915 y junio de ueinta y siete días se dis(ibuyó pan, se revisaron ciento setema y dos asunws
1'J1 (1, Zt:ballos t:>cribió una >crit: dt: ankulos con el dmlo "La fUrnra presi- le<rales
o ' se imprimieron mil circulares, seis mil panfletos v se rnegaron
1 " .....
siere mil
dc:ncia'' Los subdrulos iban marcando paso a paso los ava(ares del imenw cuauocienws carteles.
uniricador con eje t:n t:I Parrido Dt:rnócrara Progresisra. "Expeuariva" en ma- Eric Hobsbawm (1989) refiriéndose a la (ransformación de los parridos
yo; "lncenidumbre" t:n junio; "AnarquiJ" en julio; "Disolución" en agosw y, ingleses producto de la ampliación del sufragio plamea que representaban una
d ül(irno, "Solución !Za<lical". visión alobal del mundo -nacionalismo, democracia, socialismo- v que "na
l .o Lierro t:s que una vez put:s(a t:n vigencia la ley Sát:nz Pt:ña, el radica- eso, m~ que el programa polírico concrew, específico y (al vez can,1biame, lo
lismo se dio cut:ma de que st: hahía co1wt:ni<lo t:n un paHi<lo capaz <le movi- que para sus miembros y panidarios c:onsirnía algo similar a la 'religión cívi-
li1.ar clecwrt:s: la rn~iquina st: había consolidado. Después del triunfo dt: la for- ca"'. Y agrega que la veneración a la figura <le sus líderes -Gladswne o Bdlt.'.l-
mula Manuel i\lcnchaca-Ricardo Caballero t:n las elecciones de 1912 para que se expresaba en reuatos pegados en las paredes de las casas mo<les(as ''re-
rt:novar t:I Poder Ejt:cmivo samafcsino, rn las kgisla(ivas nacionales de est: presemaba, más que el hombre en sí mismo, la causa que unía a sus seguido-
mismo a11o t:I panido compi(iÓ en C:api(al hderal, Córdoba, Entrt: Ríos, res". Salvando ouas diferencias y distancias, no es difícil rc:conoct:r c:n esa
Sama Ft:, Corriemes \' La Rioja, provincias t:n las que suponía comaha con descripción algunas de las caracrerísticas del radicalismo, que se adap(Ó n1<Ís
mavort:s garamias !' había avanzado más t:n los uabajos de organización. En t:xiwsamerne que sus oponemes a las nuevas condiciont:s impuesras por la re-
Sal(a, .San Juan, \an Luis y Caramarca, si hien no st: prest:ntó formalrnc:mt: forma ekcwral combinando una organización qut: iba desdt: comi(és irnegra-
48 HISIORIA DI-L RADICALISMO VIRGI!'-:IA PERSELLO 49

: Zeballos, Es¡anislao. "Congresos y prcsiJemd'. en RDH L 1I!, IX. mayo Je 190 I


1
dos al rejiJo de la comunidad pasando por los organirn10s provinciales hasta
1' Gallo, Vice me. /'or la de111ornuia y fas i11mmoo11es /'mp;1g1mda Cfrirn 18') 1-19] J,
llegar a la:; auroridaJes nacionales con una convocaroria cuya clave residía en
Burnos Aires, ülleres c;rátlcm L J Rosso y Cia .. l '!21.
capirali1ar grandes rnesriones corno el sufragio y la moralidad administrativa, 1·• lehallos. Es¡anislao. "Reorganización Je:! !'anido Radical", cn l&'tCl'. XXV, l 'JOG
es decir, arriculando el partido a la religión cívica. La rarea era construir la na- '' LI rexw complew Je las canas. <:n el mmo ll Je /'zll'hfu)' g11h1ano. Buenos Aires. FcL
ción en clave Jemocr~ítica, ése: era el nexo, indepen<lienrememe de los irrn:re- Raiga!, I 9'iG
scs que represenraba. 1'' El ¡exw cornplew Je! programa esrá cramcripm en .\!aJariaga, Eduardo. "Caudillos .1·
Alcm invm.:aha el civi~,¡110 y la virruJ republicana, Yrigoyen los subsumió programas''. en Rcuim1 Hahos <' Idt-m (He/). ll. [\', 14, scpriernhre d<: l'JjG
¡- La plaraforma emrerriana es¡;Í en Sagarna, Amonio. ··concepm Je! raJicalismo argen-
en la imegraci<ú1 de la nación y apeló a ella como elememo cohesivo, agluti-
rino". en l&'tCP, X. I 'Jl 5
namc para sosrener la "religión cívica" y paralelamente se impuso como tarea 1' Camilo. José Luis. "Ideales polí¡irns", en RACP, X, 191 'i
h comrrucci<'m de u11 parrido, ndquina eficaz a la hora de reclutar electores. 1'' Sagarna ... op.cit
1)e aquí en mis, ambo:-. líderes ser~i.n invocados, juntos o enfrenrados, para 2" Zeballos. h¡anislao. "La crisis del gobierno\' del país". en RLJH/,, !l. V. diciembre Je

fundamentar\' justiflc1r decisiones organizativas o realineamienros internos. 1899.


21 CDDS, ll. 1~J02, 3".s. p.. ocrubrc 22, p. 17.J
Ln el modo en que d radicalismo se constiruyó están presentes las tensiones
22 CDDS. I l. I 'J02, 2·'.s. p .. ucruhre 17, p. U 1
que lo atravesaran a lo largo Je buena parre Je su hisroria: revolución o evo-
2
' CDD5, !!!, 191 l. r.GG, nov. 27, pp. 35.3 y 356.
¡uci1'1n; ahsrL·nci<in o concurrencia; imransígencia o necesidad de pactar; sen- 2"' El dipuraJo Aldao cira a Jam<:s Hryce, C.lJLJ!:J, diciembre 2 de 1902.
ri rnicnrn o programa a la hora de aglutinar voluntades; causa o partido; ads- 2' [¡¡ N11cuJ11. 2 5 Je febrero Je I 9 I G
LIÍpcÍ<Ín a lcalrades cuism~ítilas o sujeción a la impersonalidad de las reglas
serán P'"'iLion;imienros que coexiMirán en el radicalismo y que generarán, ha-
cia adc!aIHL', conrlicros ,. escisiones.

Notas

(;.dio. \'i,eme ·· l'anidos \ lq~isladorc.,", en Rn•JStd ele Don /io, Histona )' Lar11s
:NLJH!' l. lll. 11urn de IS'l'J. .
2 liunge. C'arlos. ··l'oliric.1 caciquisra l'n Rc'l'N11 j11rúl1t11 y rl" Ciomils .\oci11/es. XIX. l. I.
enen•-lchrcru de 1'1112.
·¡;,relln. bhlu "( ;uhier11'1 repuhlica110. re¡Hc''l'IHcHivo \ t'edcral sin municipios aurtino-
mu, en/0·JCP.lll llJ]]
'l11tl'nenci,-,11 en l.1 ( .•inura ck !)ipur,1dos de la prmincia de Buenos Aires, J 5 de scp-
1icmhrc d, 1s-'.1 ,-11 ,\km l.cJndru. 1Jh1" p,ir/,1111t·11111rit1. La !'lata. 1'J·i'J.
( ·.í111.1ra clt l li¡1ur.1Jm 1lr.ni" lk Se,i11110 ((/)/)\;,debate del 111 dl' julio)' ] "de agos-
:\i dl 1 ;-,;q;

· /ddl1" hr.ll1i,L1t• ·¡ ,1 puliriu ckl acuerdo 1· la dcstlrganizacitin Je los p<trtidos poli-


~"''' 111 NO///.. l. II. dicic·mhrl' dl' lt\'!S.
Rom, 1< >. .\ 1igu,·I · l'ol1 ric.1 imcrn.i. bruJio psicu\r'igiu1". en /1/(.\ XVI 11. l l. ! 'JO l.
l1H,r1u1,i(q1 cll l.1 1.LJf.J\. _:-de llll\ iemhrc ck 1'JU2.
(.iudu por .\li·r,·du l'.tl.1cius en C.í11ur,1 de 'ie11.1dorcs, lJ11in11 d,· St'Sllillc'S, 17 de ma;·o de
] t¡ ;~

I ,; .\,;, 11Í1;, _2.¡ de diciembr,· de 1!\')').


· ( 1,di(1. \.i1..;.:l~[t: op. (ir

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