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MODULO 2

ADMINISTRACIÓN FEDERAL DE INGRESOS PÚBLICOS


La Dirección General Impositiva y la Dirección General de Aduanas funcionaban como
organismos independientes el uno del otro, y fueron puestos bajo órbita de AFIP durante el
gobierno del presidente Carlos Menem, mediante el Decreto 1156/96 y el Decreto 618/97.
Por Decreto Nº 1156 del 14 de octubre de 1996, el presidente de la República Argentina
resuelve fusionar la Dirección General Impositiva (DGI) y la Administración Nacional de
Aduanas (ANA) en un mismo organismo, la Administración Federal de Ingresos Públicos
(AFIP). Por esta y otras normas legales, se define una etapa de fusión la cual tendría las
siguientes tareas a realizar:
 Elevación al Poder Ejecutivo de los proyectos de normas legales que fijen las
competencias, facultades, derechos y obligaciones del nuevo organismo. 
 Mientras, se interviene la Administración Nacional de Aduanas y se la coloca bajo la
supervisión del entonces director general de la Dirección General Impositiva a quien
se nombra, por anticipado, Administrador Federal, autoridad máxima de la AFIP. 
La publicación en el Boletín (Diario) Oficial se produjo el 14 de julio de 1997, exactamente
nueve meses después de decretada la fusión. Nace así, con plena autonomía y con sus propias
normas de funcionamiento, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) a cargo
definitivo del director general de la exDGI.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) es un organismo de recaudación de
impuestos autárquico del Estado argentino dependiente del Ministerio de Economía. Es el
encargado de la aplicación, percepción, recaudación y fiscalización de las rentas e impuestos
nacionales, tanto internos a través de la Dirección General Impositiva, como sobre la nómina
salarial a través de la Dirección General de los Recursos de la Seguridad Social, como
externos a través de la Dirección General de Aduanas. 
Asimismo, y dentro de sus atribuciones, le corresponde regular las obligaciones y derechos de
los contribuyentes.
Las funciones y facultades de la AFIP incluyen la aplicación, percepción y fiscalización de los
tributos y accesorios dispuestos por las normas legales de la Nación, y en especial de:
 Los tributos que gravan operaciones ejecutadas en el ámbito territorial y en los
espacios marítimos, sobre los cuales se ejerce total o parcialmente la potestad
tributaria nacional.
 Los tributos que gravan la importación y la exportación de mercaderías y otras
operaciones regidas por leyes y normas aduaneras que le estén o le fueren
encomendadas.
 Los recursos de la seguridad social correspondientes a:
1. Los regímenes nacionales de jubilaciones y pensiones sean de trabajadores en relación
de dependencia o autónomos.
2. Los subsidios y asignaciones familiares
3. El Fondo Nacional por situaciones de cualquier naturaleza que puedan surgir de la
aplicación y cumplimiento de las normas legales.
 El control del tráfico internacional de mercaderías dispuesto por las normas legales
respectivas.
 La clasificación arancelaria y valoración de las mercaderías.

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 Todas aquellas funciones que surjan de su misión y las necesarias para su
administración interna.
2. Un poco de historia: La Aduana ha constituido prácticamente la única fuente de ingreso
fiscal de la Provincia (Estado) de Buenos Aires desde la colonia, siendo la ciudad el único
puerto autorizado a comerciar con el exterior. Las demás provincias crearon sus propias
aduanas llamadas “interiores” que fueron abolidas en 1853, unificando los ingresos aduaneros
a nivel federal. Con un comercio exterior monopolizado por España, lo que dio lugar a un
desenfrenado contrabando, y con un lentísimo crecimiento hasta la segunda mitad de siglo
XIX, debido principalmente a la falta de interés de la Corona Española en una colonia que no
producía metales preciosos, recién en 1778 se crea la Real Aduana de Buenos Aires, 32 años
antes de la Revolución de Mayo contra el dominio español, si bien organismos aduaneros
existían con anterioridad.

Se mantendrá este organismo, cambiando de denominación y transformando las aduanas


“interiores” en “exteriores” hasta 1997. Es curioso como la Constitución Nacional, convenida
en 1853, sigue reservando al Congreso Nacional la facultad de crear o eliminar Aduanas.
Siendo en realidad oficinas aduaneras en distintos puntos de las fronteras y de ingreso o
egreso de bienes hacia o desde el país, han adquirido a través de esta tradición colonial cierto
status de independencia cultural profundamente arraigado.

Los impuestos interiores comienzan a regir en el período de fuerte desarrollo del país a fin de
siglo. Se trata de impuestos específicos sobre distintos productos que, por contraste con los
impuestos “externos” recaudados por la Aduana, se denominan hasta hoy con la equívoca
expresión de impuestos “internos”. En 1891 se crea la Administración General de Impuestos
Internos que en 1902 absorbe a la Administración de Alcoholes creada en 1899. Esta
Administración General de Impuestos Internos se mantiene hasta 1947. En 1932, se crea el
Impuesto a los Réditos (a la renta) con su respectivo organismo, el que absorbe la Dirección
del Impuesto a las Transacciones creado en 1931. Finalmente, en 1947 se abandona la
organización por producto (impuestos) y se adopta la organización por funciones: se crea la
Dirección General Impositiva que absorbe todos los organismos tributarios internos
existentes, que eran varios.

En 1993, le toca a la DGI hacerse cargo de una nueva responsabilidad, absorbiendo una vez
más el organismo correspondiente: la recaudación de los Recursos de la Seguridad Social. La
DGI llega así a 1997, con un largo historial de absorciones, algunas conflictivas, otras no bien
resueltas todavía.

En 1997, ya no se opera una absorción de la Aduana por la DGI, sino una fusión: ambos
organismos desaparecen integrándose en un tercero, la AFIP, formado con ellos. Por
supuesto, las actividades aduaneras y las de impuestos interiores mantienen sus características
diferenciales, pero ahora se encuentran bajo una misma conducción, en un mismo organismo
y en un pie de igualdad, por lo menos formalmente.

A tales fines se creó un Comité de Puesta en Marcha de la AFIP, proceso dirigido por un
Coordinador con amplia libertad de acción, Comité que trabajó arduamente para minimizar
temores y sentimientos no constructivos. Se organizaron Grupos de Trabajo constituidos por
funcionarios de ambos organismos, especializados en los distintos temas del futuro trabajo en
común, con la misión de identificar las tareas comunes, las similares y las específicas de cada
actividad.

El problema principal ha sido el de la organización futura, es decir la estructura del nuevo


ente surgido producto de la fusión. En los dos organismos, frente a la fusión y a la eventual
desaparición o modificación de cargos, tareas y dependencias, se originó una fortísima
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presión desde los más diversos puntos de la organización, para no solo anclar posiciones
adquiridas sino para avanzar en la conquista de nuevas posiciones. Este proceso fue muy
difícil de dominar. De todos modos, se tomó la precaución de obtener de las instancias
superiores del Gobierno, la autorización para crear una estructura transitoria que permitiera la
puesta en marcha inmediata del nuevo organismo y un lapso de seis meses para diseñar la
estructura definitiva, con la posibilidad de modificar cargos y dependencias.

En el período de nueve meses de puesta en marcha de la AFIP, las tareas fundamentales de


fusión fueron las siguientes:

(1) Definición del Modelo de Conducción y Actividad de la AFIP con una visión de mediano
plazo. Esta definición implicó un intenso trabajo interno y discusiones con los principales
funcionarios de ambos organismos y, por supuesto, sometido a la decisión final del futuro
Administrador Federal. Este proceso ha sido complejo, ya que implicaba definiciones
estratégicas sobre el modelo de conducción y actuación del organismo. 
(2) Preparación del proyecto de ley de organización, atribuciones, facultades y deberes de la
AFIP y de sus máximos funcionarios. La DGI contaba con una Ley de Procedimiento Fiscal
que, entre otros aspectos, establecía su organización básica. La Aduana contaba con una Ley
de Autarquía y con un Código Aduanero que incluía también disposiciones sobre su
organización. Se resolvió proyectar una nueva ley, autónoma e independiente, adaptada al
modelo de conducción adoptado para la AFIP, derogando disposiciones existentes referidas a
la organización de los organismos fusionados. Este proyecto de ley fue consultado con diez
expertos tributarios y aduaneros que formularon 136 observaciones, de las cuales 32 fueron
repetidas. De las 104 resultantes, se aceptaron el 68%. El proyecto definitivo pasó luego por
una decena de oficinas jurídicas, de presupuesto, de control de la administración pública, así
como por distintos niveles políticos hasta ser finalmente aprobado por el presidente de la
República. Este largo proceso implicó la obtención de una fuerte base de consenso y el
compromiso de los niveles intermedios y altos de las áreas técnicas y políticas del Ministerio
de Economía y de la Presidencia. 
(3) Preparación de la estructura de los niveles superiores del organismo, de sus misiones y
funciones y proyecto de remuneraciones, así como importantes aspectos presupuestarios del
nuevo organismo. 
(4) Preparación de la estructura inferior, la que se definió como transitoria, contando con un
plazo de seis meses para proyectar la estructura organizacional definitiva. 
(5) Preparación de los lineamientos estratégicos de acción del futuro organismo. 
(6) Preparación de una decena de actos normativos para ser suscriptos el mismo día del
nacimiento del organismo a fin de facilitar la continuidad fluida de las operaciones: uso de
formularios y procedimientos existentes, logotipos, aspectos formales de procedimientos,
racionalización de los actos normativos, régimen de delegaciones, etc.
3. Funciones del Administrador Federal: Si bien el Administrador Federal tiene la facultad
de delegar todas sus funciones de conducción en los directores generales y en los
subdirectores Generales, y que los primeros gozan de amplias facultades, conserva para sí el
máximo poder incluyendo el de destituir a los mencionados funcionarios.

Esta concentración de poder obedece principalmente al criterio de prudencia: frente a un


cambio que podría acarrear consecuencias molestas e insospechadas, se le dan las máximas
facultades al Administrador que se constituye, con sus principales colaboradores, en el factor
de cambio y de integración, pero también de control y de resolución de conflictos. La
situación inicial de alta evasión aduanera e impositiva requirió un Administrador fuerte. A
medida que se vayan logrando objetivos mínimos de integración, cohesión y reducción de
umbrales de dudas o de resistencia, el Administrador Federal irá delegando funciones que ha
absorbido hoy.

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El Administrador Federal no es un personaje figurativo: reina y gobierna y para ello necesita
capacidad técnica de alto nivel, condición que aleja el peligro de nombramientos de favor en
esta crucial posición.

Siguiendo la experiencia de la DGI, la AFIP cuenta con un buen mecanismo de


descentralización y delegación de funciones operativas y que ya se han aplicado medidas de
gran trascendencia tendientes a transformar a los jefes de Regionales en verdaderos gerentes,
con autoridad y responsabilidad y metas operativas claramente fijadas.
DERECHO TRIBUTARIO MATERIAL
Cuando hablamos de derecho tributario material, hacemos referencia al derecho que estudia
los aspectos sustanciales de la relación jurídica que se da entre el Estado y los sujetos pasivos
con motivo del tributo.

El derecho tributario material tiene por función regular la relación jurídica que unirá al
acreedor Estado y a los deudores contribuyentes durante el lapso de tiempo que transcurra
entre la creación de un tributo y su obligación de pago. Para cumplir con ello, se complementa
con el derecho tributario formal.

Este derecho tributario formal proporciona las reglas mediante las cuales se comprobará la
legitimidad de la acreencia fiscal, en cambio el derecho tributario material, estudia el hecho
imponible y todas las consecuencias jurídicas que de él emanan; sus normas establecen,
táctica o expresamente, quién es el sujeto activo, quiénes son pasivos y quiénes pueden ser los
obligados al pago (capacidad jurídica tributaria). Comprende los elementos indispensables
para fijar la magnitud de la pretensión pecuniaria fiscal, así como los medios extintivos de la
obligación.
2. Obligación jurídica tributaria principal: Es el vínculo obligacional que se entabla entre
el fisco como sujeto activo, que pretende el cobro de un tributo, y un sujeto pasivo que está
obligado a su pago. Tiene identidad estructural con la obligación de derecho privado y las
diferencias surgen de su objeto, que es el tributo.

La estructura lógica de las normas que regulan la relación jurídica tributaria principal, tiene
dos partes diferenciadas: 
1. El supuesto hipotético (hecho imponible) que cumplido se torna aplicable el mandato
de pago tributario. 
2. El mandato: es la consecuencia de la realización del hecho imponible. 
En cuanto a los elementos, son tres: sujeto, objeto y causa. 
Sujetos: Están divididos en dos categorías:
☰ Activos: es el Estado, titular de la potestad tributaria, que se transforma en sujeto activo de
la relación jurídica tributaria principal.
☰ Pasivos: es quien debe cumplir la prestación debida al Estado, objeto de la obligación
jurídica tributaria principal. A su vez, los sujetos pasivos, se dividen en: 
a) Contribuyentes: sujeto pasivo por deuda propia. Es el realizador del hecho. 
b) Responsable: son los sujetos pasivos por deuda ajena. Se dividen en dos especies: 
 Sustituto: sujeto ajeno al acatamiento del hecho imponible, que, por disposición de la
ley, pasa a ocupar el lugar del destinatario del tributo. 
 Responsable solidario: es también un tercero ajeno al hecho, a quien la ley le ordena
pagar el tributo derivado de ese hecho. La diferencia con el anterior es que el
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responsable solidario no excluye de la obligación jurídica tributaria principal al
destinatario legal tributario, pero se ubica al lado de este en el carácter de deudor a
título ajeno. 
Podemos mencionar como casos de responsables solidarios al cónyuge que perciba y
disponga rentas propias del otro; los padres, tutores y curadores de los incapaces;
síndicos concursales; escribanos, etc.
c) Agente de retención: es un deudor del contribuyente o alguien que, por su función
pública, actividad, oficio o profesión, se halla en contacto directo con un importe dinerario de
propiedad del contribuyente o que este debe recibir, ante lo cual tiene la posibilidad de
amputar la parte que corresponde al fisco en concepto de tributo. 
d) Agente de percepción: es aquel que, por su profesión, oficio, actividad o función, está en
una situación tal que le permite recibir del contribuyente un monto tributario que
posteriormente debe depositar a la orden del fisco.
Resulta menester mencionar la capacidad jurídica tributaria, entendida como la aptitud para
ser la parte pasiva de la relación jurídica tributaria sustancial. La diferencia entre la capacidad
jurídica tributaria y capacidad contributiva es que la primera es el potencial para hacer un
hecho imponible y la segunda es la aptitud económica para contribuir al sostenimiento del
Estado.

Puede suceder que en la obligación al pago del tributo exista solidaridad tributaria; esta se
configura cuando la ley dice que dos o más sujetos pasivos quedan obligados al cumplimiento
total de la misma prestación. Los vínculos son autónomos porque el fisco puede exigir
indistintamente a uno la totalidad de la deuda, pero integran una sola relación jurídica
tributaria por identidad en el objeto.

En virtud de la solidaridad, el Estado puede elegir a cualquiera de esos contribuyentes para


que pague, pero el pagador tendrá derecho a resarcirse cobrando a cada uno de los co-
obligados su parte proporcional en virtud del enriquecimiento sin causa.

En caso de que el pago de la obligación la realice otra persona diferente al deudor, procede
el resarcimiento. Se trata de la relación jurídica que se entabla entre el sujeto pasivo que paga
una deuda total o parcialmente ajena (acreedor) y el destinatario legal tributario (deudor).
Pueden ser acreedores en el resarcimiento: 
a) El responsable solidario, que paga el tributo ajeno. 
b) El sustituto, que realiza el pago ajeno. 
c) Uno de los contribuyentes plurales, que paga el total.

El deudor del resarcimiento, debe ser siempre el destinatario legal tributario, porque es el
realizador del hecho imponible. Si por exigencia legal, paga quién fue ajeno a esa realización,
tiene la facultad de resarcirse. 

El resarcimiento no es de naturaleza tributaria, sino civil, porque el dinero que se debe no es


un tributo, sino que se debe dinero por el pago que otro realizó por un tributo que nosotros
debíamos
Domicilio tributario: Constituir domicilio fiscal es un deber formal que tiene el
contribuyente. Se debe constituir desde el primer momento que se hace cualquier trámite en
AFIP.

Se entiende como domicilio fiscal al lugar donde una persona física o jurídica tiene el asiento
de su administración, donde se lleva la contabilidad.

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En caso de no tener un lugar donde se lleve la administración, será el lugar donde esté
ubicado el establecimiento y sino, como última medida, será el lugar donde reside la persona.
Es importante constituir un domicilio fiscal, ya que a ese mismo llegarán todas las
notificaciones de AFIP. Por ende, es una obligación que tiene el contribuyente, caso contrario
se le aplicará una sanción consistente en el pago de una multa. Cuando no se hubiera
denunciado domicilio y la AFIP conoce alguno de los domicilios previstos en el Art. 3 de la
Ley de Procedimiento Tributario (real, legal o general), este tendrá validez a todos los efectos
legales.

Se debe notificar todo cambio de domicilio y denunciar el nuevo domicilio, en el plazo de


diez (10) días de haber mudado el domicilio fiscal.

Las clases de domicilio están reguladas en el Art. 3 de la Ley 11.683, y así podemos
encontrar:

1. Personas físicas: se considera domicilio su:


• Residencia habitual: domicilio real.
• Subsidiariamente, el lugar donde ejercen sus actividades específicas.

2. Personas jurídicas: se considera domicilio:


• El lugar donde está su dirección o administración efectiva (domicilio real).
• Subsidiariamente, el lugar donde se halla el centro principal de su actividad.

3. Personas domiciliadas en el extranjero: el domicilio es:


• Lugar que hayan fijado sus representantes.
• De no existir representantes, el lugar donde tengan su principal negocio o explotación o la
principal fuente de recursos.
• Subsidiariamente, el lugar de su última residencia.
Cuando se comprueba que el domicilio denunciado, no es el previsto en la ley o es
inexistente, abandonado, desaparecido, con numeración adulterada, etc., si la AFIP conoce el
lugar de su asiento, podrá declararlo domicilio fiscal.

En caso de que AFIP conozca de la existencia de un domicilio o residencia distinta al


domicilio fiscal del responsable, podrá declararlo domicilio fiscal alternativo, el que, salvo
prueba en contrario de su veracidad, tendrá plena validez para todos los efectos legales.
Domicilio fiscal electrónico: Se considera domicilio fiscal electrónico al sitio informático
seguro, personalizado, válido y operativo registrado por los contribuyentes y responsables
para el cumplimiento de sus obligaciones fiscales y para la entrega o recepción de
comunicaciones de cualquier naturaleza. Su constitución, implementación y cambio se
efectuará conforme a las formas, requisitos y condiciones que establezca la Administración
Federal de Ingresos Públicos, quien evaluará el cumplimiento de todas las exigencias y la
viabilidad de su implementación tecnológica. Producirá en el ámbito administrativo los
efectos de domicilio constituido.

Cuando AFIP debe notificar un acto administrativo, no basta que lo comunique por el
domicilio electrónico, lo debe notificar al domicilio fiscal también.
3. Objeto: El objeto como elemento material de la obligación tributaria, es esa obligación que
constriñe al deudor a hacer una cosa, o como reza la definición del derecho romano: quo
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necessitate adstringimur ali cujus solvendae rei (que nos constriñe a hacer una cosa o pagar
una cosa).

Por ello se afirma que la prestación comprometida es el objeto de la obligación.

Según los romanos, las obligaciones podían consistir en: dar (entregar alguna cosa); hacer
(hacer o no hacer algo) y prestar (facilitar algún bien para que se constituya un derecho real).
Nuestro Código Civil y Comercial de la Nación habla de obligaciones de dar, hacer o de no
hacer. En realidad, el contenido de aquellas obligaciones consiste siempre en un hecho, una
acción o en una abstención, que debe cumplir el deudor: dar una cosa, hacer una cosa, no dar
una cosa o no hacer una cosa.
La prestación debe tener un valor económico. Se cumple la prestación o se indemniza, aunque
claramente existen determinados valores morales que no se reflejan económicamente.

Ahora, todo esto que hablamos genéricamente lo podemos trasladar al ámbito del derecho
tributario. La posición deudora del contribuyente frente al fisco no debe identificarse con la de
un mero deudor ante un acreedor particular según las reglas del derecho privado.

Haciendo un recorrido histórico, debemos remontarnos al pueblo romano, quien obligaba a


tributar abusándose en la imposición, con tal exceso por la codicia fiscal que frecuentemente
se transformaba en verdadera expoliación. 

En la Edad Media se experimenta un retroceso en las finanzas estaduales sustentadas sobre


recursos derivados, para volcarse principalmente al amparo de los recursos patrimoniales (por
ej. tasas de peaje).

El sistema tributario se torna así cada vez más insoportable. Proliferan los gravámenes para
atender las exigencias siempre mayores de los soberanos y de su corte. La percepción de los
recursos se agudiza en severidad y desconsideración hacia el contribuyente.

Desde entonces se advierte una evolución en el curso de las contribuciones, que avanza hasta
llegar al Estado moderno, de este cabe decir que su régimen tributario descansa sobre los
principios de justicia que fundamentan el reparto de las cargas públicas.

Es decir, el régimen impositivo originario ha sido superado, pues su permanencia habría


llevado a una franca incompatibilidad con los principios filosóficos y jurídicos del Estado de
Derecho.

Se entiende por objeto de la obligación fiscal a la riqueza o su manifestación, en cuanto ella


sirve de base o de medida para la aplicación del tributo.
HECHO IMPONIBLE
Introducción: En el Estado moderno, el axioma fundamental propio de los tributos lo
constituye el principio nullumtributum sine lege, esto es, que sin ley que lo establezca no
puede haber tributo valedero. Como consecuencia de este principio, sin una ley, en el sentido
material y no formal, no puede surgir ninguna pretensión del fisco sobre el tributo; y, por
ende, la correspondiente obligación para el contribuyente. La ley debe prever el hecho
jurídico que le da nacimiento al tributo, los sujetos contra los cuales corresponde tal
pretensión, así como la obligación y la medida de esta.

Por esta razón, afirma Jarach (1971), el principio nullumtributum sine lege significa la


existencia de un corpus de normas jurídicas destinadas a prever los hechos que dan lugar al
nacimiento de las obligaciones tributarias, el monto de estas y los sujetos a las cuales la
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obligación corresponde.

Cuando hablamos de hecho imponible, hacemos referencia al acto, conjunto de actos o


situación que, una vez sucedido, origina el nacimiento de la obligación tributaria y tipifica el
tributo que será objeto de la pretensión fiscal. 
Es una hipótesis legal condicionante, ya que puede describir hechos o situaciones ajenos a
toda actividad o gasto estatal (en el caso de los impuestos), consistir en una actividad
administrativa o jurisdiccional (las tasas) o tratarse de beneficios derivados de una actividad o
gasto del Estado (contribuciones especiales).

El acaecimiento de la hipótesis legal condicionante en forma empíricamente verificable trae


como consecuencia la potencial obligación de una persona que tiene que pagar un tributo al
fisco. El hecho imponible debe estar descripto en la norma en forma completa para permitir
conocer con certeza cuáles hechos o situaciones engendran potenciales obligaciones
tributarias. Esta descripción completa es tipificadora, es decir, permite diferenciar los tributos
en género y especie. 
1. Aspectos del hecho imponible: Podemos mencionar como aspectos del hecho imponible a
los siguientes: 
✔ Material: el aspecto material del hecho imponible es la descripción objetiva de hechos, es
descriptivo y siempre se le adicionan los demás aspectos (personal, espacial y temporal). Este
elemento tiene siempre un verbo (hacer, entregar, recibir, etc.).
Estos hechos:
 son reveladores de capacidad contributiva y ajenos a toda actividad estatal
(impuestos); 
 hacen referencia a una actividad administrativa o jurisdiccional (tasas); y
 se relacionen con beneficios derivados de una actividad o gasto del Estado
(contribuciones especiales). 
Entre los principales hechos imponibles de impuestos nacionales, se destacan los siguientes:
1. La obtención de una utilidad, que da lugar al impuesto a las ganancias. 
2. La posesión de un patrimonio por parte de personas de existencia visible o sucesiones
indivisas, que justifica el cobro del impuesto sobre los bienes personales.
3. La posesión de un activo por parte de personas de existencia ideal o de bienes
inmuebles rurales por parte de personas de existencia visible o ideal, que origina el
impuesto a la ganancia mínima presunta. 
4. La venta de cosas muebles, locación de servicios y obras e importación definitiva de
cosas muebles, que da lugar al impuesto al valor agregado (IVA). 
5. La transferencia onerosa de bienes inmuebles que origina el impuesto sobre la
transferencia de bienes inmuebles.
6. El fraccionamiento de determinados objetos, considerados suntuarios o nocivos para la
salud, que da nacimiento a los impuestos internos. 
Entre los principales hechos imponibles de impuestos provinciales, se consignan los
siguientes:
1. La posesión de un inmueble urbano o rural dentro de la provincia de Córdoba que da
nacimiento al impuesto inmobiliario. 

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2. La posesión de un bien automotor o acoplado dentro de la provincia de Córdoba que
da origen al impuesto automotor. 
3. La instrumentación de actos jurídicos de naturaleza económica que da lugar al
impuesto de sellos. 
4. La obtención de ingresos brutos derivados de la actividad comercial, industrial o de
servicios que origina el impuesto sobre los ingresos brutos. 
Entre los principales hechos imponibles de tasas municipales, se enumeran los siguientes: 
1. La posesión de un inmueble ubicado dentro del tejido municipal y que se encuentre en
zona beneficiada directa o indirectamente con los servicios de barrido y limpieza de
calles, recolección, etc. 
2. Cualquier actividad comercial, industrial, de servicios u otra a título oneroso, y todo
hecho o acción destinada a promoverla, difundirla, incentivarla o exhibirla, en virtud
de los servicios municipales de contralor, salubridad, higiene, asistencia social,
desarrollo de la economía; y cualquier otro no retribuido por un tributo especial, pero
que tienda al bienestar general de la población. 
3. La posesión de vehículos automotores, acoplados y similares radicados en la ciudad,
en virtud de los servicios municipales de conservación y mantenimiento de la
viabilidad de las calles, señalización, control, etc. 
✔ Personal: son los datos necesarios para individualizar a la persona que debe realizar el
hecho o encuadrarse en la situación que fue descripta. 

✔ Temporal: es el momento en que debe configurarse o tenerse por configurada la


realización del hecho imponible. 

✔ Espacial: es el lugar donde debe acaecer o tenerse por acaecida la realización del hecho
imponible. 
Efectos del acaecimiento del hecho imponible
El acaecimiento de la hipótesis legal condicionante, es decir, del hecho imponible, trae como
principal consecuencia que entre en funcionamiento el mandato de pago. 

Cuando se instrumenten obligaciones sujetas a condición, estas son consideradas como puras
y simples a los fines de la aplicación del impuesto. También se dispone que no son nuevos
hechos imponibles las obligaciones a plazos que se estipulen en el mismo acto para el
cumplimiento de las prestaciones relacionadas con los contratos en los cuales se convenga la
transferencia de dominio de bienes inmuebles.

Las prórrogas o renovaciones de los actos, contratos u operaciones sometidos al impuesto de


sellos, aun cuando estuvieren convenidos en el instrumento original, constituyen nuevos
hechos imponibles una vez que entren en vigor.
Exenciones y beneficios tributarios: Como dijimos, en la ley se describen hechos y
conductas que, una vez realizadas, configuran el hecho imponible, lo cual torna aplicable la
consecuencia jurídica que consiste en la obligación de pagar un tributo. Pero existen otras
normas que describen otros hechos o situaciones que neutralizan total o parcialmente la
consecuencia jurídica normal derivada de la configuración del hecho imponible, o sea, el
mandato de pagar tributos.

Estos hechos se denominan exenciones y beneficios tributarios. Cortan el nexo normal entre
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la hipótesis como causa y el mandato como consecuencia. Constituyen límites al principio
constitucional de generalidad.

Cabe aclarar que no es lo mismo hablar de exenciones que de beneficios. La exención


tributaria neutraliza totalmente la consecuencia jurídica derivada de la configuración del
hecho imponible. Pueden ser objetivas o subjetivas. Las subjetivas son aquellas en que la
circunstancia neutralizante es un hecho o situación que se refiere directamente a la persona
del destinatario legal tributario. Así, las entidades gremiales, científicas, religiosas y
culturales, que se consideran de bien público y no persiguen fines de lucro, se hallan exentas.

Las objetivas son aquellas en que la circunstancia enervante está directamente relacionada con
los bienes que constituyen la materia imponible, sin influencia alguna de la persona, del
destinatario legal tributario. Por ejemplo, en los impuestos internos existen exenciones
relativas a jarabes medicinales, implementos agrícolas, etc. 

Por su parte, los beneficios tributarios se configuran cuando la conexión entre hipótesis y
mandato no es total, sino parcial. Se distinguen tres tipos de beneficios: 
 Neutralización cuantitativamente parcial: cuando se produce este efecto derivado de la
realización del hecho imponible, el sujeto pasivo paga el tributo, pero en menor
cantidad a la que el legislador previó como originario. 
 Neutralización temporariamente parcial: significa que no se disminuye el monto
tributable, pero se dispensa de pago por cierto periodo de tiempo.
 Incentivos excepcionales: los beneficios pueden consistir en montos que el Estado
entrega a los particulares en casos excepcionales y por razones de incentivo, por
ejemplo, reintegros o subsidios.
2. Causa del hecho imponible: De acuerdo con la teoría general de las obligaciones, se
entiende por causa o fuente de estas los diversos hechos que dan nacimiento a los tributos.
Ellos son los contratos, los cuasicontratos, los delitos, los cuasidelitos y la ley, que también
pueden resumirse, en la voluntad, los hechos ilícitos y la ley.

En materia de contratos, la teoría francesa expuesta por Domat en el derecho privado, afirma
que la causa de aquellos es precisamente el compromiso asumido por una parte y el propósito
perseguido por la otra de obtener lo que la contraparte debe cumplir o ha cumplido. Por
ejemplo, en el caso de un contrato de compraventa, el vendedor debe entregar la cosa y el
comprador abonar el precio. Así, la causa de un contrato es el fin perseguido al contratar, la
cual debe distinguirse de la causa eficiente y de la causa ocasional.

Se entiende por causa eficiente al hecho que da nacimiento a la obligación, vale decir, el
hecho generador o la fuente de aquella. Por su parte, causa ocasional o motivo es el propósito
que pudo inspirar el contrato.

En materia impositiva, la causa presenta una naturaleza diferente a la del derecho privado. En
este se mide la causa determinante por la contraprestación. En el terreno fiscal, ello no
resultaría posible, por cuanto se sabe que el servicio público que satisface el tributo, en su
función de recurso estatal, no siempre resulta divisible entre los individuos. 

La causa funciona no solo para justificar el fundamento económico y político del tributo, sino
también el jurídico-político. 

Mientras en el derecho privado la causa reside en el interés económico o moral que mueve a
las partes a concertar el vínculo obligatorio, en materia tributaria la causa debe entenderse que
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radica en el interés universal de los ciudadanos de sustentar la armonía jurídico-política del
Estado. 

La causa de la obligación tributaria, de acuerdo con la mayoría de la doctrina, se considera


que es la capacidad contributiva; o sea, la capacidad económica de quien posee bienes o
riquezas para pagar el tributo, vale decir la aptitud o potencialidad económica del individuo
sometido a la soberanía de un Estado para contribuir al pago de los gastos públicos. 

En esta capacidad contributiva es donde debe verse la causa jurídica del hecho imponible y no
en el goce que los individuos obtengan de los servicios públicos que presta el Estado ni en la
armonía o bienestar general de la colectividad, que solo son la causa mediata de la tributación.
DERECHO TRIBUTARIO FORMAL
El derecho tributario formal contiene las normas que el fisco utiliza para comprobar si
corresponde que cierta persona pague un determinado tributo y, en su caso, cuál será su
importe. Asimismo, suministra las reglas de cómo debe procederse para que el tributo
legislativamente creado se transforme en tributo fiscalmente percibido. 

La AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) es un organismo dependiente del


Ministerio de Economía de la Nación que está dividido en tres organismos. Cada uno de estos
organismos tiene un director y organismos subalternos: 
 Dirección General Impositiva
 Administración Nacional de Aduanas
 Dirección General de Recursos de la Seguridad Social

El administrador federal de ingresos públicos tiene las siguientes funciones: 


1) Establecer los criterios que tiendan a asegurar la eficacia y eficiencia de la percepción de
los gravámenes. 
2) Representar a la AFIP ante los poderes públicos, responsables y terceros. 
3) Designar a los directores generales y los jefes de las unidades de estructura de primer nivel
de jerarquía escalafonaria. 
4) Organizar y reglamentar el organismo internamente. 
5) Implementar reglas, mediante normas generales obligatorias, para los responsables y
terceros. 
6) Interpretar las disposiciones. 
7) Dirigir la actividad del organismo.
8) Ser juez administrativo. El administrador como juez administrativo tiene a su cargo las
siguientes actividades y funciones:
a. Determinación de oficio de la materia imponible. 
b. Aplicación de sanciones, labrando sumario por infracciones. 
c. Reclamos previos a la repetición tributaria. 
d. Recursos de reconsideración contra las resoluciones que impongan sanciones o determinen
tributos. 
e. Recurso de apelación respecto de actos administrativos que no tengan procedimiento
recursivo especial. 
2. Deberes formales de los sujetos pasivos: La finalidad de la actividad fiscal es la
percepción de los tributos debidos. Este objetivo implica la realización de tareas cualitativas y
cuantitativas previas a la percepción. Este procedimiento previo suele denominarse
determinación tributaria. En dicho procedimiento, los contribuyentes deben dar cumplimiento
a ciertos deberes formales y el fisco debe llevar a cabo las siguientes actividades: 

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 Controlar si los contribuyentes han cumplido correctamente los deberes formales
(tarea fiscalizadora de la determinación). 
 Investigar si las personas acatan debidamente las obligaciones emergentes de la
potestad tributaria. 
Dentro de los deberes formales de los sujetos pasivos, también se encuentran los siguientes: 
 Utilizar los medios de pago exigidos legalmente. 
 Utilizar de sistemas informáticos.
Determinación tributaria: Es el acto o conjunto de actos dirigidos a precisar, en cada caso
particular: 
 si existe una deuda tributaria;
 quién es el obligado a pagar el tributo al fisco;
 cuál es el importe de la deuda.
En los tributos fijos, habitualmente, habrá un acto de verificación mediante el cual se
corroborará si el hecho imponible ocurrió y, en caso afirmativo, el contribuyente deberá pagar
el tributo.

En los tributos de importe variable, se necesitará un conjunto de actos mediante los cuales se
identificarán los hechos imponibles, la cuantía a pagar, etc.

En la determinación se aplica la norma abstracta al caso concreto, con lo cual habrá que
verificar si el destinatario legal tributario no está eximido de tributar y que no se haya
producido una causa extintiva de la obligación.

Hay que determinar quién ocupa la posición pasiva en la relación jurídica obligacional porque
no siempre el realizador del hecho imponible o el destinatario legal del tributo es el obligado
al pago.

Una vez establecido que alguien debe, es imprescindible determinar cuánto debe. Esta etapa
del procedimiento se denomina liquidación.

El procedimiento de determinación es un procedimiento reglado y la determinación tiene


carácter declarativo. La deuda tributaria nace al producirse el hecho imponible y mediante la
determinación solo se exterioriza algo que ya preexiste.
Modos de la determinación tributaria 
1. Por el sujeto pasivo (o declaración jurada). Conforme lo establece el artículo 20 de
la Ley 11683, el sujeto pasivo es quien tiene que realizar la determinación mediante la
confección de la declaración jurada. El procedimiento es el siguiente: el declarante
debe completar un formulario, especificando los elementos relacionados con el hecho
imponible según las pautas cuantificantes del tributo de que se trate y, así, se arriba a
un importe de pago. Una vez llenado el formulario, se presenta al organismo
recaudador dentro los plazos previstos, debiendo abonar el importe tributario.
Actualmente, ya no se utiliza el soporte papel para la realización de este trámite; sino que se
realizan a través de la página web de la AFIP. Para ello, el contribuyente debe poseer una
clave fiscal secreta. Las boletas de pago también tienen el carácter de declaración jurada, a los
efectos sancionatorios.

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La presentación de la declaración jurada es obligatoria, aun cuando el contribuyente no deba
abonar al fisco dinero en efectivo. La omisión de dicha presentación puede originar una
infracción. Si las sumas que se computan son falsas, no corresponde el procedimiento de
determinación de oficio, sino que basta la simple intimación de pago de las diferencias que
generen estas acreditaciones impropias. 

El declarante puede corregir errores de cálculo cometidos en la declaración y reducir de esa


forma el importe tributario resultante. Para ello, deberá rectificar su declaración jurada.

El artículo 101 de la Ley 11683 establece que las declaraciones juradas, manifestaciones e
informes que los responsables o terceros presenten a la AFIP y los juicios de demanda
contenciosa que contengan aquellas informaciones, son secretos. 
Las informaciones y datos expresados no serán admitidos como prueba en causas judiciales,
debiendo los jueces rechazarlas de oficio, salvo en las cuestiones de familia, en los procesos
criminales por delitos comunes […] o cuando lo solicita el interesado en los juicios en que sea
parte contraria el fisco nacional, provincial o municipal y siempre que la información no
revele datos referentes a terceros.
Dicha norma contiene, también, excepciones al secreto:
 […] Por desconocerse el domicilio del responsable, sea necesario recurrir a la
notificación por edictos.
 Para los organismos recaudadores nacionales, provinciales y municipales que tienen
acceso a todas las informaciones, siempre que ellas estén relacionadas con la
prescripción y fiscalización de los gravámenes.
 Las personas, empresas o entidades a quienes la AFIP encomiende la realización de
tareas administrativas de computación […] pero las personas deben guardar secreto
para no incurrir en delito.
 El Poder Ejecutivo que tiene la facultad de disponer […] que los organismos
recaudadores publiquen periódicamente los conceptos e ingresos que hubieran
satisfecho los contribuyentes respecto de las obligaciones vencidas con posterioridad
al primero de enero de 1991.
Por su parte, la AFIP está obligada a suministrar información a la Comisión Nacional de
Valores y al Banco Central de la República Argentina.

1. Determinación tributaria mixta. Es aquella determinación que efectúa la


administración con la colaboración del sujeto pasivo. En esta, el sujeto pasivo aporta
los datos que le solicita el fisco, pero es este el que determina el importe a pagar. Este
sistema es aplicado en el derecho aduanero.
2. Determinación tributaria de oficio. Es la determinación que practica el fisco, ya sea
por estar ordenado en la ley o por otras circunstancias.  La determinación de oficio
está regulada en el artículo 16 de la Ley 11683, que reglamenta que esta procede
cuando:
 El procedimiento está expresamente en la ley.
 El sujeto pasivo no presenta la declaración jurada y está obligado a hacerlo.
 En los casos de determinación mixta, cuando el sujeto pasivo no aporta los datos que
le requiere el fisco.

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 La declaración jurada que presenta el sujeto pasivo o los datos que denuncia son
impugnados.
3. Procedimiento para la determinación de oficio: Si la declaración no se presenta, así
como en el caso que sea desechada, la administración debe llevar a cabo la determinación. 
El procedimiento determinativo debe desenvolverse en diversas etapas. Las primeras tareas
son las fiscalizadoras e investigativas. Puede suceder que, una vez practicada la fiscalización,
se llegue a la certidumbre de que el sujeto pasivo hubiere declarado bien y que las sospechas
fueren infundadas. Si así sucede, la declaración se convierte en determinación tributaria y la
pesquisa fiscalizadora pierde toda consecuencia jurídica. 

Luego viene la etapa instructora. En el caso de que la declaración quede desechada o bien que
se descubra la existencia de un hecho imponible no declarado, el fisco debe intentar llegar a la
verdad de los hechos, tal como realmente sucedieron, conseguir los datos necesarios para
llegar a una precisa atribución de deuda. Así, se inicia una etapa de instrucción preparatoria de
la determinación. Esta etapa instructora debe cumplir con determinados requisitos, por
ejemplo, que los resultados que van surgiendo deben ser reservados, lo cual tiene el propósito
de preservarlos ante posibles actividades obstructivas; los funcionarios fiscales deben poder
requerir el auxilio de la fuerza pública o allanar domicilios; debe darse al fisco el tiempo
necesario para su misión; el cuerpo de agentes del fisco debe ser especializado y tener
remuneraciones acordes con la importancia de su misión.

Así como esta etapa tiene requisitos que debe cumplir, también tiene las siguientes
limitaciones:
1. Todos los actos que se desarrollen en esta etapa deben estar prefijados por ley. 
2. Las actuaciones no son discrecionales. El fisco investigará cada vez que, según su
criterio, exista motivo suficiente, pero no se sujetará a criterios de oportunidad o
conveniencia. 
3. Los dichos de personas o existencia de contenidos y documentos, deben constar en
actas que harán plena fe mientras no sean declaradas falsas.
4. Se debe solicitar autorización judicial para ciertas actuaciones de especial gravedad.
5. Los asesores de los sujetos pasivos deben estar amparados por el secreto profesional y
no pueden ser compelidos a relatar circunstancias atinentes a sus clientes.
Luego, el juez administrativo dicta una resolución que abre el proceso de determinación de
oficio. Posteriormente, se corre vista al sujeto pasivo tributario por quince días, a los fines de
que se puedan presentar aclaraciones y corregir errores del fisco.

El fisco debe otorgarle al sujeto un detallado fundamento de las actuaciones, impugnaciones y


cargos que se le formularen, a fin de que dicho sujeto sepa exactamente a qué atenerse para
evacuar la vista.
Transcurrido el término señalado sin que este se conteste, el juez debe dictar la resolución, la
cual debe ser fundada. En la resolución, el juez debe declarar la existencia de la obligación,
darle dimensión pecuniaria y, además, intimar su pago. La resolución debe ser dictada dentro
del término de noventa días y notificada al sujeto pasivo, quien podrá interponer contra la
misma los recursos previstos en el artículo 76 de la Ley 11683 (reconsideración, apelación).

Si transcurren noventa días desde la evacuación de la vista y el juez no dicta resolución, el


sujeto pasivo puede requerir pronto despacho.

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Pasados treinta días sin que se dicte resolución, caduca el procedimiento. Sin embargo, el
fisco tiene derecho a iniciar, por una sola vez más, un nuevo procedimiento de determinación.
Modificación de la determinación en contra del sujeto pasivo: El artículo 19 de la Ley
11683 admite la modificación en contra del contribuyente de la determinación de oficio
practicada por el juez, aun estando ella firme, en los siguientes casos:
a) En la resolución se hubiera dejado expresa constancia del carácter parcial de la
determinación practicada y definidos los aspectos que han sido objeto de fiscalización, en
cuyo caso serán susceptibles de modificación aquellos aspectos no considerados
expresamente en la determinación anterior.
 b) Cuando surjan nuevos elementos de juicio o se compruebe la existencia de error, omisión
o dolo por parte de los sujetos pasivos que provoquen una decisión equivocada.
Carácter jurisdiccional o administrativo de la determinación tributaria: Actualmente, se
discute si la determinación tributaria tiene carácter jurisdiccional o administrativo. Al
respecto, encontramos dos posturas: 
1. La determinación tributaria tiene carácter jurisdiccional, ya que no se efectúa en forma
discrecional, sino de acuerdo con lo que la ley establece, por lo tanto, no difiere del
pronunciamiento de un juez. 
2. La naturaleza de la determinación es administrativa, ya que responde a la actividad
espontánea de la autoridad fiscal en sus funciones de poder público y, en realidad, no
existe un proceso contradictorio formal. 
La mayoría sostiene que el carácter de la determinación tributaria es administrativo y se
desarrolla en el ámbito de un procedimiento meramente administrativo. 
Sumario por infracciones a deberes formales y sustanciales: El no cumplimiento de las
normas que establecen deberes formales y sustanciales genera una infracción que puede ser de
tipo omisivo o fraudulento. Las infracciones a deberes formales y sustanciales deben ser
objeto de un sumario administrativo, que lo dispone el juez.

En dicho sumario, debe constar cuál es el ilícito atribuido al presunto infractor y la resolución
debe ser notificada a este, quien tendrá un plazo de quince días para formular descargo escrito
y ofrecer pruebas. 

Cuando las infracciones surgen con motivo de impugnaciones vinculadas a la determinación,


el juez debe aplicar las sanciones en la misma resolución que determina el gravamen. Si así no
lo hace, se considerará que no encontró mérito para considerar al sujeto autor de infracción
alguna.

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