Está en la página 1de 4

Universidad del Tolima

Cat-Purificación

Licenciatura en educación infantil

Semestre IV

Texto argumentativo

Presentado por:
WENDY JOHANA CARDENAS

Dirigido a:
AYDA LUZ GOMEZ OLIVEROS

2023
TEXTO ARGUMENTATIVO
(PROFESOR GUILLERMO HOYOS)
El profesor Hoyos asume la tesis de que “la educación es comunicación y la
comunicación constituye ciudadanía” y que es preciso desarrollar “nuevas formas
de humanismo” que nos pongan frente a la “cooperación antes que la
acometividad”; por eso advierte, siguiendo a Dewey, que “Hacer filosofía de la
educación es introducir un nuevo orden de concepciones que lleve a nuevos
modos de acción’, basado en la experiencia vital real de algún individuo’” Para
Hoyos, este concepto de Dewey coincide con el de E. Husserl, pues tal es el
“sentido de experiencia en el mundo de la vida, punto de partida de cualquier
proceso educativo” y es “en el mundo de la vida y en la sociedad civil donde se me
da todo objeto, toda situación humana” Así, pues, gracias a “la experiencia puedo
ir avanzando en mi Conocimiento del mundo; en ella debemos fijar el sentido
Mismo de lo humano”.
También resaltando los aspectos que el profesor Hoyos tomo de cada uno de los
autores principales, el primero es: Heidegger, que critica toda forma de
humanismo, en especial al cristiano, el marxista y el existencialista, por pretender
dar razón de la existencia humana sin tener en cuenta el sentido mismo del existir.
Por segundo tenemos a: Sloterdijk, que permite la fundamentación de la bioética,
puesto que trasciende los conceptos tradicionales de humanismo, la ética y la
biotecnología, considerado al ser humano como producto de la técnica.
De tercero también encontramos a: Derrida, que dice que la deconstrucción es un
tipo de pensamiento que critica, analiza y revisa fuertemente las palabras y sus
conceptos. El discurso deconstructivista pone en evidencia la incapacidad de la
filosofía para establecer una base estable, sin dejar de reivindicar su poder
analítico.
Y de última pero no menos importante tenemos a: Habermas, que para él la
sociedad moderna constituye una fase de interacción humana superior debido al
desarrollo del uso consiente de una racionalidad práctica moral en las
interacciones lingüísticas.
En opinión al profesor Hoyos Vásquez, la educación desarrolla esa fuerza creativa
de toda persona, necesaria para liberarnos de distintas alienaciones, por lo que
resulta contraria a todo proceso de deshumanización. En consecuencia, era un
maestro profundamente generoso con su saber y nos hacía sentir, como pensara
Aristóteles, que el honor recaía en nosotros más que en él. No solo reconocía la
singularidad de cada estudiante, sino que también creaba las condiciones para
fomentar la grandeza de sus discípulos.
Era, además, un maestro de vida capaz de tornar esas pequeñas cosas que
suceden durante clase en semillas de vivencias significativas, razón por la cual
todo estudiante encontraba lugar en ese maravilloso horizonte que Guillo hacía de
la vida. Entonces uno siempre se sentía acogido por él y colmado de una
motivación intrínseca, relacionada con el respeto por el quehacer pedagógico. Sin
duda, se respeta y se crece en lo amado.
Cuando Hoyos hablaba de formación en valores no se refería a esta relación
particular, para él la formación en valores era un concepto, reitero su expresión, en
clave ético-política, a la manera como los griegos realizaban sus discusiones en
torno a lo justo, lo bueno, la pregunta por el carácter de una manera abierta,
democrática, pensada en términos de construcción de civilidad y de ciudadana, y
no de la defensa de un proyecto ideológico, metafísico, particular. No es que tenga
nada de malo que existan personas e instituciones que relacionen intrínsecamente
su postura frente a la formación en valores con sus creencias religiosas; el asunto
está, simplemente, en que desde la perspectiva de Hoyos, que yo suscribo
plenamente, éste es un asunto secular, no una cuestión clerical, pues la formación
en valores debe ser un asunto de civilidad con independencia de las creencias
religiosas particulares. Podemos evidenciar esta idea de Hoyos en su interés,
sostenido a través de casi tres décadas, de establecer una relación directa entre el
tema de la formación en valores con otro de sus grandes desarrollos intelectuales:
su apropiación de la ética de la acción comunicativa de Habermas, y con ella el
papel de la democracia deliberativa y participativa.
Educar en valores es participar en un auténtico proceso de desarrollo y
construcción personal. Una participación que en lenguaje educativo consiste en
crear condiciones pedagógicas y sociales para que dicha construcción se lleve a
cabo de una forma óptima. Es en cierta medida “pragmatizar” y articular en las
relaciones sociales y en las instituciones lo que se nos viene diciendo, hace ya
muchos años, desde la filosofía moral, política y del derecho. Educar en valores
hoy es formar ciudadanas y ciudadanos auténticos que sepan asumir
conscientemente los retos de la globalización y puedan comprometerse en la
construcción de un mundo más justo, más inclusivo, equitativo e intercultural.
(Hoyos y Martínez, 2004).
En consecuencia, el lugar de lo ético-político, de la formación en valores, del
pensar en público, reclaman un lugar de mediación y ese lugar de mediación es
precisamente el campo de formación, el campo de la educación; por esa razón, la
educación fue una parte fundamental del desarrollo del pensamiento de Guillermo
Hoyos. Pronto hay que recordar, además, que el profesor Hoyos defendió la
educación como un derecho, no como una mercancía, lema que Hoyos reiteró a lo
largo y ancho de las universidades públicas y privadas, en una conferencia que
tenía como telón de fondo la oposición a la razón instrumental y el nuevo
humanismo, del que varias veces habló, algunas de ellas, cimentando su discurso
sobre Kant, Rawls, Habermas, Husserl pero más recientemente con Boaventura
de Sousa Santos, Derrida y Martha Nussbaum, entre otros.

También podría gustarte