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Sexo
Comúnmente se considera que se trata de los órganos sexuales externos: si hay vulva,
es mujer; si hay pene, es varón. Esto es cierto, pero parcial. Además de los órganos
sexuales externos existen otras características fisiológicas que nos distinguen como
mujer y varón:
1. Sexo cromosómico.
2. Sexo genético.
En los cromosomas existen genes que contribuyen a conformar el sexo del individuo.
En especial hay un gen determinante: se le ha llamado SRY y se encuentra en el
cromosoma sexual Y. Este gen tiene información fundamental para que el individuo
sea físicamente varón.
3. Sexo gonadal.
Las gónadas son glándulas que participan de forma muy importante en el desarrollo
sexual. Los ovarios son las gónadas femeninas y los testículos son las gónadas
masculinas.
4. Sexo hormonal.
El cuerpo de mujeres y varones –en especial las gónadas- producen distintas
hormonas y en diferente cantidad, necesarias para el desarrollo sexual: estrógenos y
progesterona en la mujer, andrógenos y testosterona en el varón.
7. Sexo cerebral.
Sexualidad
El término Sexualidad es mucho más amplio, de hecho puede afirmarse que el aspecto
biológico (el sexo) está incluido en él.
Algunos de estos aspectos son superficiales, por ejemplo: la sociedad no acepta que un
varón use falda. No hay razones biológicas ni psicológicas para ésto, sin embargo es
así. En otros lugares (Escocia, por ejemplo), la regla cambia.
Sin embargo hay aspectos muchísimo más graves: Por ser varón no solo se le impide
usar falda, también se le prohibe llorar, expresar emociones, ser débil, sentirse
vulnerable, fallar o tener miedo; y está obligado a ser fuerte, duro, insensible,
competitivo, agresivo, conquistador y proveedor.
A ella, por ser mujer, se le prohibe ser competitiva, fuerte, agresiva, tener deseos
sexuales, tomar la iniciativa. Al mismo tiempo se espera de ella que sea bella,
recatada, sumisa, obediente, maternal y dependiente.
La sociedad puede tener muchas expectativas de cada sujeto según su sexo, pero todos
estos aspectos no se quedan fuera del individuo, por el contrario, poco a poco los va
interiorizando y haciendo suyos hasta que forman parte de su forma de pensar y de
sentir. “...la sexualidad se construye en la mente del individuo a partir de las
experiencias que su naturaleza biológica y su interacción con el grupo les hacen vivir”.
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Muchos son los elementos que se integran a este aspecto: cómo sentimos, pensamos y
nos comunicamos. Están también nuestros miedos, deseos, fantasías y afectos, la
experiencia subjetiva del amor y los demás vínculos. Entre todos éstos, hay dos muy
importantes: la identidad y la preferencia u orientación.
Lo fundamental es tener claro que solo considerando estas tres dimensiones, puede
tenerse una visión integral de la sexualidad humana.
Quizá no exista un área del conocimiento humano con tantos mitos como la
sexualidad. Esto no es extraño: los seres humanos tratamos de explicarnos todo lo que
nos rodea, y cuando existe un tema oculto al que no podemos acceder, inventamos
mitos para explicarlo. El problema es que una ves creado el mito, es muy difícil de
erradicar, entre otras cosas, porque los mitos, para ser tales, siempre están disfrazados
de verdad.
Puede decirse, sin miedo a exagerar, que sobre el tema de la sexualidad se han creado
cientos de mitos, sin embargo, en este capítulo solo se tratarán unos cuantos: aquellos
que influyen de forma más grave en el conocimiento y educación de la sexualidad:
Está también la dimensión afectiva, ya que a través de la sexualidad los seres humanos
expresamos sentimientos y emociones como el amor, la ternura, el apoyo, la amistad,
el consuelo, la aceptación y muchas más.
Mito 3: La sexualidad es un tema tan privado que debe mantenerse en el ámbito del
hogar.
Sin embargo habría que preguntar qué ocurre cuando ni aún en el hogar se habla del
tema. La sexualidad es un tema que por supuesto pertenece al hogar, pero también a la
calle, a las instituciones educativas, judiciales y de salud, a los medios de
comunicación, a la sociedad en su conjunto, entre otras cosas porque es un tema que
repercute en todos.
Es verdad que la sexualidad es un tema importante, pero eso no lo hace oculto, por el
contrario, se trata de un tema sencillamente humano, tan humano como otros temas
que nos afectan: la ecología, los derechos, la salud, la violencia, la amistad, la vida.
Este mito se refiere específicamente a aquellos grupos que por no ser reproductivos (o
porque no deseamos que lo sean) se les niega la posibilidad de ser sexuales, aunque de
hecho lo son: los niños, los ancianos y los discapacitados.
Ante esto solo es necesario decir que todas las personas, por el hecho de ser humanos
son sexuales, y lo son desde antes de nacer hasta su muerte. El ser sexual es una
característica tan innerente a la persona como el ser raciona, social o sensible. Y por
ser sexual, se tiene el derecho al ejercicio de esa capacidad.
Mito 6: La forma como mi cultura -mi familia, mi grupo, yo mismo- vive la sexualidad
es la única válida y adecuada.
Es este uno de los mitos más peligrosos, pues es a través de él como puede entenderse
la represión, el dogmatismo, la imposición. Los seres humanos somos
-afortunadamente- muy diversos, y así como existen diferentes formas de concebir la
música, la comida, la literatura, la religiosidad; existen también muchísimas formas de
concebir y ejercer la sexualidad. El respeto a esta diversidad es justamente uno de los
objetivos fundamentales de una auténtica educación de la sexualidad.
Educación de la sexualidad.
e) Debe ser positiva y propositiva. Lo que quiere decir que no puede quedarse en un
conjunto de prohibiciones o en un simple ennumerar todas las consecuencias
negativas que existen. Es necesario que se refiera a aquello que puede hacerse, a lo
que permite crecer, al placer, a la alegría y a las alternativas reales que se tienen
para lograr ésto.
g) Debe ser cálida, abierta, natural, tomada con seriedad pero sin solemnidad.