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UNIDAD 1

Introducción a la sexualidad. Sexo. Genitalidad. Sexualidad ampliada. Salud sexual.


Conceptos y modelos, dimensiones y fines. Nociones básicas.
Sexualidad Humana - Rathus; Nevid y Fichner-Rathus

¿Qué es la sexualidad humana?


Su origen está en las raíces latinas que significan «cortar o dividir», lo que hace
referencia a la división de los organismos en los géneros masculino y femenino. Una acepción
del término «sexo», por tanto, se refiere a nuestro género, a ser macho o hembra. La palabra
«sexo» (o sexual) también se utiliza para hacer referencia a las estructuras anatómicas,
llamadas órganos sexuales, que juegan un papel en la reproducción o en el placer sexual.
También hablamos de sexo cuando nos referimos a las actividades físicas que involucran a
nuestros órganos sexuales para los propósitos de la reproducción o el placer: la
masturbación, el abrazo, el beso, las relaciones sexuales, etc. El sexo también se relaciona
con los sentimientos eróticos, con experiencias o con deseos como las fantasías y los
pensamientos sexuales, los impulsos sexuales, o los sentimientos de atracción sexual hacia
otra persona.
Cuando hablamos de «practicar el sexo» (una expresión bastante desafortunada, pues
parece que nos estamos refiriendo a «practicar» un deporte), hacemos referencia a la
expresión física de los sentimientos eróticos. El término «género» se refiere a ser varón o
hembra, tanto en la identidad de género como en los papeles o roles propios del género.
El término «conducta sexual» hace referencia a las actividades físicas que involucran el
cuerpo en la expresión de los sentimientos eróticos o afectivos. La conducta sexual puede o
no implicar la reproducción.
Ahora podemos definir la sexualidad humana como las diferentes maneras en que
experimentamos y nos expresamos como seres sexuales. El conocimiento de nosotros
mismos como mujeres u hombres es parte de nuestra sexualidad, como lo es la capacidad
que tenemos para las experiencias y respuestas eróticas. Nuestra sexualidad es una parte
esencial de nosotros mismos, nos comprometamos o no en una relación sexual o en una
fantasía sexual, o incluso si perdemos la sensibilidad de nuestros órganos genitales debido a
una lesión.

La dimensión sexual humana mediatiza todo nuestro ser, hasta el punto de que no debemos
decir que tenemos sexualidad, sino que somos sexuados.
1. En cuanto seres corporales
1.1. Tenemos un programa genético sexuado en todas nuestras células, con cromosomas
propios del hombre XY y propios de la mujer XX.
1.2. Tenemos gónadas sexuadas, propias del hombre (testículos) y propias de la mujer
(ovarios) con funciones.
1.3. Todo nuestro cuerpo está impregnado de hormonas sexuales que influyen en nuestro
deseo sexual, en nuestra conducta y en nuestra capacidad reproductiva.
1.4. Tenemos una anatomía sexuada en órganos genitales externos e internos, un cuerpo
sexuado con formas y zonas eróticas. Toda nuestra piel es y tiene un alto significado sexual;
un mapa corporal de casi dos metros cuadrados lleno de receptores / emisores de
sensaciones eróticas.
1.5. Nuestra fisiología sexual del placer (las respuestas y sensaciones que acompañan a la
excitación) se pone de manifiesto en todas las formas de excitación y sensaciones de placer
—desde la respuesta sexual genital de la erección y la vasocongestión de toda la zona genital
a las llamadas zonas erógenas y a toda la piel.
1.6. Nuestro cerebro es sexuado, de forma que, por ejemplo, regula el funcionamiento del
ciclo en la mujer y los circuitos de la respuesta sexual en ambos sexos.

2. En cuanto seres con capacidad de pensamiento: representaciones mentales


2.1. Nos sabemos hombre o mujer, haciendo un juicio de identidad sexual que condiciona
nuestra manera de conocernos, sentirnos y actuar: soy un hombre, soy una mujer.
2.2. Tenemos una gran capacidad de adquirir informaciones, aprender formas de
comportarnos, adquirir conocimientos sociales sobre cómo debemos vivir la sexualidad en
nuestra sociedad, las instituciones sociales (pareja, familia, etc.), los valores, las costumbres,
las normas, etc.
2.3. Podemos usar la fantasía, impregnándola de contenidos eróticos: sueños nocturnos,
fantasías diurnas, etc.
2.4. Podemos planificar la conducta y regularla mentalmente, también la conducta sexual:
haciendo planes, tomando decisiones, elaborando estrategias, recordando sucesos,
revisando situaciones, etc.

3. En cuanto seres con emociones y afectos


3.1. Estamos motivados por el placer y las caricias de naturaleza sexual y afectiva. La
actividad sexual humana está premiada con sentimientos de placer y bienestar.
3.2. Tenemos afectos sexuales, como el deseo, la atracción y el enamoramiento. Afectos que
motivan nuestra conducta e impregnan toda nuestra vida cotidiana. La motivación sexual y
afectiva está, en efecto, entre las principales motivaciones humanas.
3.3. Tenemos afectos sociales como el apego y la amistad, que tienen interacciones muy
importantes con la sexualidad, hasta el punto de que, ya adultos, es muy frecuente que la
compañera o el compañero sexual se conviertan también en figuras de apego y en amigos o
amigas.
3.4. De hecho, nuestra estabilidad emocional y nuestro bienestar psicológico y social
dependen mucho de cómo resolvamos la tendencia del ser humano al contacto y a la
vinculación sexual y afectiva.

4. En cuanto personas que tenemos comportamientos sociales y que estamos en un grupo


social
Nos comportamos en un grado o en otro conforme a roles o patrones sociales adaptándonos
a las exigencias sociales, también en términos de conducta sexual. Incluso la vida sexual que
desarrollamos en la intimidad está en buena medida regulada por los aprendizajes y patrones
sociales. Estos roles y patrones tienen que ver con muchos factores como el sexo, la edad,
el estado civil, la orientación del deseo, etc.

5. Pero la sexualidad humana no pertenece al reino de la necesidad, sino al reino de la libertad


Los animales tienen preprogramada instintivamente la conducta sexual. Por ejemplo, una
gata busca al macho cuando está en celo y lo rechaza cuando ya no está en celo; el gato
aceptará su oportunidad de coitar siempre que pueda, salvo que esté enfermo o muy viejo.
Por el contrario, la mujer puede y debe tomar decisiones cada vez, sea cual sea el momento
del ciclo en que esté e incluso después de la menopausia: su sexualidad pertenece al reino
de la libertad —puede y debe tomar decisiones—. El hombre también puede y debe tomar
decisiones.
Por eso las biografias sexuales pueden ser muy diversas y por eso la sexualidad humana
tiene que ver con el mundo de los valores y la ética. Lo que humaniza la sexualidad es que
pertenece al reino de la libertad.
El estudio de la sexualidad humana
El estudio de la sexualidad humana es un objetivo común de antropólogos, biólogos,
investigadores médicos, sociólogos y psicólogos, por nombrar algunos de los profesionales
implicados en este campo. Todas estas disciplinas hacen su contribución, porque la
sexualidad humana refleja las capacidades biológicas, las características psicológicas y las
influencias sociales y culturales. Los biólogos nos informan acerca de los mecanismos
fisiológicos de la excitación y la respuesta sexual. La ciencia médica nos informa sobre las
ETS y las bases biológicas de las disfunciones sexuales. Los psicólogos examinan cómo
nuestra conducta sexual y nuestras actitudes son moldeadas por la percepción, el
aprendizaje, el pensamiento, la motivación y la emoción, y la personalidad. Los sociólogos
culturales examinan las relaciones entre la conducta sexual y la religión, la raza y la clase
social. Los antropólogos se centran en las similitudes y diferencias interculturales en la
conducta sexual. Los científicos de muchas disciplinas exploran el paralelismo entre la
conducta sexual de los seres humanos y la de otros animales.
La ciencia nos proporciona información, pero no puede tomar las decisiones sobre la
conducta sexual por nosotros. Para tomar decisiones en lo sexual, debemos tener en cuenta
nuestros valores.

Sexualidad y valores
Vivimos en una sociedad plural, que comprende una amplia gama de actitudes y valores
sexuales. Pero antes que nada permitidnos exponeros dos argumentos que guiaron nuestro
trabajo:
1. El conocimiento sexual y las habilidades del pensamiento crítico o analítico son muy útiles,
porque nos permiten tomar decisiones sexuales con información.
2. Vosotros, los estudiantes, deberéis tomar un papel activo para cuidar y mejorar vuestra
salud.
Las actitudes sexuales de las personas, sus experiencias y sus conductas están
condicionadas en gran medida por sus tradiciones culturales y creencias.

Sistemas de valores para tomar decisiones sexuales responsables


La toma de decisiones se imbrica profundamente con nuestra experiencia sexual. Aunque el
sexo es una función natural, las maneras en que expresamos nuestra sexualidad son una
elección personal. Elegimos cómo, dónde y con quién nos relacionamos sexualmente.
¿Qué tipos de sistemas de valores tiene la gente? Todos nosotros tenemos un conjunto
personal de valores morales. No existe un solo sistema de valores que sirva para todos. De
hecho, el mundo de diversidad en el que vivimos es un mosaico de códigos morales,
tradiciones culturales y creencias.
Los sistemas de valores proporcionan un marco para juzgar la aceptabilidad moral de las
opciones sexuales. A menudo abordamos las decisiones sexuales determinando si las
elecciones a las que nos enfrentamos son compatibles con nuestros valores morales.
Nuestros sistemas de valores —nuestros estándares sexuales— tienen varias fuentes:
padres, compañeros, comunidad religiosa, pertenencia étnica, y nuestra valoración de todas
estas influencias. Los sistemas de valores que proporcionan un marco guía para determinar
la aceptabilidad moral de las elecciones sexuales pueden ser de diferentes tipos: legalista,
ético, hedonista, ascético, utilitario y racionalista.
• Legalista. El enfoque legalista formula la conducta ética sobre la base de un código
de leyes morales derivado de una fuente externa, como el credo de una religión. La Biblia
contiene muchos ejemplos del código moral de las religiones judía y cristiana.
• El Levítico también proscribe las relaciones durante la menstruación.
• Éticas situacionales. El teólogo episcopaliano Joseph Fletcher (1966, 1967)
argumentó que la decisión ética debería tomarse guiada por el genuino amor hacia los demás,
más que por normas morales rígidas. Fletcher defendía que la decisión sexual debería estar
basada en el contexto de la situación particular a la que se enfrenta la persona. Por esta
razón, su punto de vista se denomina Ética situacional. De acuerdo con Fletcher, una mujer
católica habrá sido educada en la idea de que el aborto es la aniquilación de una vida humana.
Su situación, sin embargo —su amor por su familia y el reconocimiento de sus recursos
limitados para alimentar otro miembro—, podría influirle para decidirse a favor del aborto.
Fletcher argumenta que las normas de conducta deberían ser pautas flexibles. «La persona
que funciona con una moral situacional está preparada en un caso concreto para suspender,
ignorar o violar cualquier principio si haciéndolo la consecuencia es mejor que siguiéndolo»
• Relativismo ético. El relativismo ético asume que los valores diferentes son
fundamentales para la existencia humana. Los relativistas rechazan la idea de que haya una
única moral correcta. Una persona puede pensar que las relaciones sexuales antes del
matrimonio son inaceptables bajo cualquier circunstancia, mientras que otra puede sostener
que «estar enamorado» lo hace aceptable. El relativista ético cree que no existe una manera
objetiva de justificar un conjunto de valores morales sobre otro. Bajo este punto de vista, la
esencia de la moral humana está en que cada uno deduzca sus propios principios y los
aplique según su conciencia. Los opositores al relativismo ético argumentan que dejar rienda
suelta a las personas para que decidan lo que está bien y lo que está mal conduce al caos
social y a la decadencia. Una forma de relativismo ético es el relativismo cultural. Desde esta
perspectiva, lo que es correcto o no debe ser entendido en términos de las creencias
culturales que afectan a la toma de la decisión sexual. El relativismo cultural, como el
relativismo ético, no atribuye superioridad moral a una tradición cultural sobre otra.
• Hedonismo. El hedonista se guía por la búsqueda del placer, no por si una conducta
particular está moralmente o situacionalmente justificada. «Si te hace sentir bien, hazlo»,
expresa la ética hedonista. El hedonista cree que los deseos sexuales, al igual que el hambre
o la sed, no implican consideraciones morales.
• Ascetismo. Los célibes religiosos, como los sacerdotes y las monjas católicas,
escogen el ascetismo (la autonegación de los deseos materiales y sexuales) para
consagrarse a la búsqueda de lo espiritual. Muchos ascetas de religiones orientales y
occidentales buscan la trascendencia de los deseos físicos y mundanos.
• Utilitarismo. Las pautas éticas pueden estar basadas en otros principios diferentes a
los religiosos. El filósofo inglés John Stuart Mill (1806-1873) propuso un sistema ético basado
en el utilitarismo —la conducta moral está basada en sus consecuencias, «lo mejor para la
mayoría». El utilitarista caracteriza la conducta como ética cuando produce el mayor bien y el
menor daño. La ética de Mill requiere que nos tratemos entre nosotros con justicia y
honestidad, porque ello conduce a que las personas cumplan con su palabra y sean justas
en sus relaciones con los demás.
• Racionalismo. El racionalismo consiste en el uso de la razón para determinar y valorar
el curso de una acción. El racionalismo cree que las decisiones deben estar basadas en el
intelecto y el razonamiento, más que en las emociones o en la estricta obediencia a una fe
particular. El racionalismo evalúa los hechos en una situación sexual y sopesa lógicamente
las consecuencias de las diferentes decisiones. El racionalista comparte con el utilitarista la
creencia de que el razonamiento puede llevar a una conducta ética. El racionalista no está
limitado, sin embargo, al código del utilitarista, que toma las decisiones basándose en lo mejor
para la mayoría. El utilitarista puede decidir, por ejemplo, prolongar un matrimonio infeliz
porque crea que es mejor (para la familia y la comunidad) mantener un matrimonio infeliz que
disolverlo. El racionalista podría decidir que las consecuencias personales de continuar un
matrimonio infeliz pesan más que las consecuencias para la familia o la comunidad a largo
plazo.
Estos sistemas éticos representan marcos generales de razonamiento moral u orientaciones
para juzgar la aceptabilidad de conductas sexuales y no sexuales. Podemos adoptar uno u
otro de estos sistemas en su forma más pura, o bien adoptar un sistema moral que recoja
una combinación de varios de estos sistemas. Algunos también pasan de un sistema a otro,
a veces razonando legalmente y otras veces adoptando un acercamiento más flexible a la
situación.
Pensamiento crítico en la sexualidad humana
¿Qué es el pensamiento crítico? El núcleo del pensamiento crítico es el escepticismo —no
dar las cosas por sentadas—. Pensamiento crítico significa ser escéptico ante lo que aparece
en la prensa, lo dicho por las autoridades o los personajes célebres, o lo comentado por los
amigos. Otro aspecto del pensamiento crítico es el análisis reflexivo y la investigación de
afirmaciones y argumentos. El pensamiento crítico requiere desafiar la sabiduría
convencional y la cultura popular que muchos de nosotros damos por buenas. Significa
escrutar definiciones de términos y evaluar las premisas de los argumentos y su lógica.
También significa encontrar razones que soporten nuestras creencias, más que apoyarnos
en los sentimientos. Cuando las personas piensan críticamente, mantienen sus mentes
abiertas. Dejan en suspenso sus creencias hasta que han obtenido y evaluado la evidencia.

Principios del pensamiento crítico


Los pensadores críticos mantienen un sano escepticismo. Examinan las definiciones de los
términos, sopesan las premisas, consideran la evidencia y deciden si los argumentos son
válidos y lógicos. Aquí presentamos algunos principios del pensamiento crítico:
1. Sé escéptico.No aceptes nada como verdadero hasta que personalmente hayas ponderado
las pruebas.
2. Analiza las definiciones de los términos. Algunos argumentos son ciertos cuando un
término se define de una manera pero no de otra.
3. Examina a las asunciones o premisas de los argumentos.
4. Sé cauto en la deducción de conclusiones a partir de las evidencias.
5. Considera interpretaciones alternativas de las evidencias de la investigación.
6. Considera los tipos de evidencias sobre los que se han basado las conclusiones. Algunas
conclusiones, incluso las aparentemente «científicas», están basadas en anécdotas y
experiencias personales. No están fundamentadas en la investigación.
7. No simplifiques en exceso.
8. No generalices

Aproximaciones al estudio de la sexualidad humana


La sexualidad humana es un tema complejo. Ninguna teoría simple o punto de vista es capaz
de abarcar todos sus matices. En este libro exploramos la sexualidad humana desde muchas
perspectivas:

• El punto de vista histórico


¿Cuál es el papel del punto de vista histórico en la sexualidad humana? La historia
contextualiza las actitudes y conductas sexuales. Nos dice si la conducta sexual refleja
tendencias que nos han acompañado durante milenios o si refleja las costumbres de una
cultura y tiempo particulares. La historia muestra escasas evidencias de tendencias sexuales
universales. Actitudes y conductas varían mucho de un tiempo y lugar a otro.
La historia también muestra cómo la religión ha sido una influencia determinante en los
valores y las conductas sexuales.

La sexualidad en la prehistoria: de los ídolos femeninos a los objetos fálicos. La información


acerca de la vida de nuestros ancestros de la Edad de Piedra se basa en gran medida en las
pinturas de las cavernas, en objetos de piedra y en los pueblos que sobreviven en la
actualidad sin tradición escrita y cuyas costumbres han cambiado muy poco en miles de años.
A partir de estas fuentes, historiadores y antropólogos infieren una división prehistórica del
trabajo. Por lo general, los hombres cazaban. Las mujeres solían permanecer cerca del hogar.
Las mujeres alimentaban a los niños y recogían dichos alimentos. El arte producido en la
Edad de Piedra, hace unos veinte mil años, sugiere el culto a la habilidad de las mujeres para
tener hijos y perpetuar la especie. Figuras primitivas y dibujos en las cavernas retratan
mujeres con grandes y colgantes pechos, caderas redondeadas y órganos sexuales
prominentes.
La mayoría de los expertos considera que estas estatuillas eran símbolos de fertilidad. Los
pueblos de la Edad de Piedra quizá desconocían la contribución masculina a la reproducción.
Cuando las capas de hielo de la última Era Glaciar se retiraron (hace once mil años) y el clima
se hizo más templado, las sociedades humanas se hicieron agricultoras. Cazadores y
recolectores se volvieron granjeros y pastores. Los pueblos florecieron alrededor de los
campos. Los hombres cuidaron el ganado. Las mujeres se hicieron granjeras. Cuando las
personas se hicieron conscientes del papel masculino en la reproducción, apareció el culto
fálico. Se cree que el conocimiento de la paternidad tuvo lugar hacia el 9000 a. C. como un
descubrimiento asociado al cuidado de los rebaños.
El pene se empezó a adorar en el arte como un arado, un hacha o una espada. Los símbolos
fálicos jugaban un papel en las ceremonias religiosas en el antiguo Egipto. Los antiguos
griegos fabricaban falos como anillos y a veces como collares. En la antigua Roma, un enorme
falo se llevó sobre una plataforma en un desfile en honor a Venus, la diosa del amor.
El tabú del incesto puede haber sido el primer tabú humano. Todas las sociedades humanas
aparentemente tienen alguna forma de tabú para el incesto. Sin embargo, las sociedades han
variado en términos de su severidad. Los matrimonios entre hermano y hermana eran
permitidos entre los que se presumían divinos gobernantes del antiguo Egipto y entre las
familias reales de los Incas y de Hawaii, incluso aunque estaban generalmente prohibidos
entre la gente común. Los matrimonios entre padre-hija estaban también permitidos entre la
aristocracia y la realeza del antiguo Egipto. Las relaciones incestuosas en estas líneas de
sangre real pueden haber servido para conservar las riquezas, así como la «divinidad», en la
familia.
Los antiguos hebreos. Los antiguos hebreos veían el sexo, al menos el sexo en el matrimonio,
como una experiencia enriquecedora para cumplir la orden divina de «sed fructíferos y
multiplicaos». El énfasis en la función procreativa del sexo lleva a algunas costumbres
sociales interesantes. Las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo eran
duramente condenadas, pues amenazaban la descendencia de la familia. El adulterio
también era condenado —al menos para la mujer—. Aunque la Biblia hebrea (llamada Antiguo
Testamento en la fe cristiana) permitía la poligamia, la gran mayoría de los hebreos era
monógama.
Los antiguos hebreos aprobaban el sexo dentro del matrimonio no solo para la procreación
sino también para el mutuo placer y satisfacción. Pensaban que el sexo ayudaba a fortalecer
los lazos del matrimonio y consolidar la familia. Los judíos incluso legislaban la frecuencia
mínima de relaciones conyugales, que variaban según la profesión del hombre y la cantidad
de tiempo que pasaba en casa:
Todos los días para aquellos que no tienen ocupación, dos veces a la semana para los
trabajadores del campo, una vez a la semana para los borriqueros; una vez cada treinta días
para los camelleros; y una vez cada seis meses para los marineros.
Entre los antiguos hebreos, las mujeres tenían que ser buenas esposas y madres.
A pesar de todo esto, la esposa se consideraba propiedad de su marido, y éste podía
divorciarse a su antojo. Una esposa podía ser lapidada hasta la muerte por adulterio, pero
podía tener que compartir a su marido con segundas esposas y concubinas. Se consideraba
que los hombres que se acostaban con las mujeres de otros hombres habían violado los
derechos de propiedad de aquéllos y podían tener que pagar por los «daños».
En el caso de que la noción de que una mujer sea propiedad de un hombre te parezca algo
antigua, piensa que eso sucede en algunas culturas en la actualidad.
Los antiguos griegos. La edad dorada o clásica de la antigua Grecia duró aproximadamente
unos 200 años, desde el 500 a. C. hasta el 300 a. C. En este, relativamente corto, intervalo
de tiempo vivieron los filósofos Sócrates, Platón y Aristóteles; los dramaturgos Aristófanes,
Esquilo y Sófocles; el filósofo de la naturaleza Arquímedes, y el legislador Solón.
Como los hebreos, los griegos valoraban la vida familiar. Pero los hombres griegos también
admiraban el cuerpo masculino bien desarrollado y disfrutaban de la lucha libre en la arena
con los contrincantes desnudos. Los encuentros eróticos y los chistes subidos de tono
caracterizaron las obras de Aristófanes y otros dramaturgos. Los griegos sostenían que una
mente sana debe morar en un cuerpo saludable. Cultivaban el músculo y el ejercicio junto
con la mente.
Los griegos veían a sus dioses —Zeus, dios de dioses; Apolo, inspirador del arte y la música;
Afrodita, la diosa del amor carnal cuyo nombre es el origen de la palabra afrodisíaco, y otros—
como buscadores voraces de variedad sexual. Y no solo tenían aventuras sexuales entre
ellos, sino que también seducían a los mortales. Tres aspectos de la sexualidad griega son
de especial interés para nuestro estudio de las prácticas sexuales en el mundo antiguo:
conducta sexual entre dos hombres, pederastia y prostitución. Los griegos consideraban que
tanto los hombres como las mujeres eran bisexuales.
De uno de sus héroes, Hércules, se decía que había satisfecho a 50 vírgenes en una sola
noche. No obstante, también tenía relaciones con hombres. El sexo entre hombres se
consideraba normal y se toleraba en la medida en que no amenazara la institución de la
familia.
Pederastia significa amor por los jóvenes. El sexo entre hombres y chicos prepúberes era
ilegal. Sin embargo, las familias, por lo general, se sentían complacidas si sus hijos
adolescentes atraían a mentores socialmente importantes. La pederastia no impedía el futuro
comportamiento del chico en sus relaciones con mujeres porque, de hecho, el pederasta
normalmente estaba casado, y los griegos creían que una persona era igualmente capaz de
mantener relaciones sexuales con un hombre o con una mujer.
La prostitución gozaba de buena salud en todos los niveles sociales. Las prostitutas formaban
una escala que iba desde las cortesanas hasta las concubinas, que eran normalmente
esclavas. Las cortesanas hacían el mismo papel que las geishas de Japón. Podían tocar
instrumentos musicales, bailar, tener respuestas ingeniosas y discutir de política. También
eran expertas en las artes amatorias. No suponía ningún estigma social visitar a una
cortesana. En los escalones más bajos de la sociedad estaban las prostitutas callejeras y de
burdel.
Como en muchos Estados de Oriente Medio hoy en día, las mujeres ocupaban un estatus
inferior. Las mujeres de Atenas no tenían más derechos que los esclavos. Estaban sujetas a
la autoridad de sus familiares masculinos más cercanos antes del matrimonio y a sus maridos
después. No recibían formación académica y estaba recluidas la mayor parte del tiempo en
sus casas, en los aposentos para las mujeres. Cuando se aventuraban fuera de casa iban
acompañadas de una carabina. El marido podía divorciarse de su mujer sin motivo y era
obligado a ello si ella cometía adulterio. Los derechos legales y sociales de las mujeres en la
antigua Atenas eran similares a los de sus contemporáneas en Babilonia, Egipto y entre los
antiguos hebreos.
El mundo de la antigua Roma. Mucho se ha dicho de los excesos sexuales de los
emperadores romanos y las familias gobernantes. Julio César fue un declarado bisexual —
«un marido para cada esposa y una esposa para cada marido»—. Otros emperadores, como
Calígula, patrocinaron orgías en las cuales los invitados tomaban parte en prácticas sexuales,
incluidos el bestialismo y el sadismo. Sin embargo, los excesos sexuales se producían más
a menudo entre las clases altas palaciegas que entre el ciudadano medio.
Los romanos desaprobaban la conducta sexual entre dos hombres por considerarla una
amenaza a la integridad de la familia romana, la cual se consideraba la fuente del poder del
Imperio Romano. Aunque las mujeres romanas compartían la vida social de sus maridos más
que sus homólogas griegas, eran todavía propiedad de sus maridos. La sociedad occidental
recoge las raíces de muchos de sus términos sexuales de la cultura romana, como se
comprueba en sus raíces latinas.
Los primeros cristianos. La cristiandad surgió dentro del Imperio Romano durante los siglos
que siguieron a la muerte de Jesús. El punto de vista acerca de la sexualidad de los primeros
cristianos fue definido en gran medida por San Pablo y los llamados «Padres de la Iglesia»
durante el siglo primero y por San Agustín en la última parte del siglo IV. El adulterio y la
fornicación eran conductas frecuentes entre las clases altas de Roma durante ese periodo, y
los líderes de los primeros cristianos comenzaron a asociar sexualidad con pecado.
Al reemplazar los valores paganos de Roma, los primeros cristianos, como los hebreos,
buscaron restringir el sexo al matrimonio. Vieron en las tentaciones de la carne la distracción
de la devoción espiritual. Pablo predicaba que el celibato estaba más cercano al ideal cristiano
que el matrimonio. Sin embargo, reconocía que no todo el mundo podía alcanzar el celibato,
así que dijo que era «mejor casarse que quemarse» (es decir, con la pasión).
Los cristianos, como los judíos antes que ellos, exigían la virginidad de las novias. La
masturbación y la prostitución eran condenadas. Los primeros cristianos enseñaban que los
hombres deben amar a sus mujeres con contención, no apasionadamente. La meta de la
procreación debería gobernar la conducta sexual —el espíritu debería dirigir la carne—. El
divorcio estaba prohibido. La falta de satisfacción con el esposo podría reflejar inquietud
sexual, es decir, pecado. Disolver un matrimonio podría arriesgar la estructura social que
apoyaba a la Iglesia.
San Agustín asociaba la lujuria con el pecado original de Adán y Eva en el Jardín del Edén.
Según Agustín, la lujuria había transformado el instinto inocente de procreación, inculcado en
la humanidad por Dios, en pecado. Siguiendo su caída de la Gracia, Adán y Eva cubrieron su
desnudez con las hojas de la higuera. La vergüenza entró en escena. Para Agustín, lujuria y
vergüenza pasaron desde Adán y Eva a través de las generaciones.
La actividad sexual no procreadora se juzgó pecaminosa. La masturbación, la relación entre
dos hombres, la relación entre dos mujeres, el contacto oral-genital, la relación anal —todas
eran abominables a los ojos de Dios. Para los judíos, el sexo dentro del matrimonio era una
función natural y placentera. Para los primeros cristianos, sin embargo, el placer sexual,
incluso en el matrimonio, estaba manchado por el pecado original de Adán y Eva. Pero el
sexo marital se juzgaba menos pecaminoso cuando se practicaba para la procreación, sin
apasionamiento.
La sexualidad y las religiones orientales. El Islam, la religión dominante en Oriente Medio, fue
fundado por el Profeta Mahoma. Mahoma nació en La Meca, en lo que es ahora Arabia Saudí,
hacia el 570 d. C. La tradición islámica valora el matrimonio y el cumplimiento sexual en el
matrimonio. Las relaciones premaritales provocan la vergüenza y la condena social —y, en
algunos Estados fundamentalistas islámicos, la pena de muerte—. La familia es la columna
vertebral de la sociedad islámica. El celibato es visto con malos ojos. Mahoma decretó que el
matrimonio representa el único camino hacia la virtud.
Sin embargo, la tradición islámica permite una doble moral. Los hombres pueden tener hasta
cuatro esposas, pero a las mujeres solo se les permite un marido. Las interacciones sociales
públicas entre hombres y mujeres son severamente restringidas en las sociedades islámicas
más conservadoras. Se espera que las mujeres mantengan sus cabezas y rostros bajo un
velo en público y que eviten todo contacto con otros hombres que no sean sus maridos.
En las culturas del Lejano Oriente, como contraste, la sexualidad era semejante a la
espiritualidad.
Para los maestros taoístas de China, que han influido en la cultura china durante milenios, el
sexo era un sagrado deber —una forma de culto que llevaba a la armonía con la naturaleza
y a la inmortalidad—. La cultura china fue la primera en producir un manual sexual detallado,
que se utilizaba unos 200 años antes del nacimiento de Jesús. Se esperaba que el hombre
prolongara la relación tanto como fuera posible para absorber más de la esencia natural de
su esposa,
Los taoístas creían que era un desperdicio para un hombre «derramar su semilla». La
masturbación, aceptable para las mujeres, no era admisible para los hombres. Las prácticas
sexuales como el coito anal y el contacto oral-genital (felación y cunnilingus) eran permitidas,
siempre y cuando el hombre no malgastara su yang en una eyaculación despilfarradora.
Otro paralelismo con las culturas occidentales era el papel otorgado a las mujeres en la
sociedad tradicional china. La «buena esposa», como sus colegas occidentales, se limitaba
a los papeles domésticos. Quizás ninguna cultura haya cultivado tanto el placer sexual, como
un ideal espiritual, como los antiguos indios de la India. Desde el siglo V d. C. en adelante,
los templos muestran esculturas de dioses, ninfas celestiales y personas ordinarias en
posturas eróticas. Las prácticas sexuales hindúes se codificaron en un manual sexual, el
Kamasutra, que ilustra las posiciones sexuales, algunas de las cuales desafiarían a un
contorsionista. También contiene recetas de supuestos afrodisíacos. Este manual se cree
que fue escrito por el sabio hindú Vatsyayana en algún momento entre los siglos IV y V d. C.,
en la época en que el cristianismo adquiría importancia en Occidente.
En sus representaciones gráficas de posturas y prácticas sexuales, el Kamasutra reflejaba la
creencia hindú de que el sexo era un deber religioso, no una fuente de vergüenza o culpa. En
la doctrina hindú del karma (el paso de las almas de un lugar a otro), el cumplimiento sexual
se consideraba como una manera de reencarnarse en un nivel superior de existencia. Sin
embargo, la sociedad india se hizo más restrictiva en relación con la sexualidad más o menos
a partir del año 1000 d. C.
La Edad Media. La Edad Media, llamada también el medievo, abarca el milenio de historia
occidental desde el año 476 d. C. hasta el 1453 d. C. Las actitudes de la Iglesia católica
romana hacia la sexualidad, inalteradas desde los tiempos de Agustín, dominaban el
pensamiento medieval. Aun así, algunas corrientes nuevas invadieron la Europa medieval,
sobre todo en cuanto al estado social de la mujer. La Iglesia había considerado a todas las
mujeres pecadoras desde Eva. Pero en la Iglesia oriental de Constantinopla floreció el culto
a la Virgen María. El ideal de feminidad se encontraba en la imagen de María: buena, amable,
amorosa y santa. Importada por los Cruzados y otros que regresaban de Oriente, el culto a
la Virgen María barrió la cristiandad europea y ayudó a elevar el estatus de las mujeres.
Dos conceptos contradictorios de la mujer vinieron a dominar el pensamiento medieval: uno,
la mujer como Eva, la tentadora; el otro, la mujer como María, virtuosa y pura.
La Reforma Protestante. Durante la Reforma, Martín Lutero (1483-1546) y otros reformadores
cristianos como Juan Calvino (1509-1564) se escindieron de la Iglesia católica y fundaron sus
propias sectas, que llevaron al desarrollo de los denominados Protestantes del oeste de
Europa (y después del Nuevo Mundo). Lutero discutió muchas de las doctrinas católicas
acerca del sexo. Creía que se debía permitir a los sacerdotes casarse y tener hijos.
Para Lutero, el matrimonio formaba parte de la naturaleza humana, como comer o beber.
Calvino rechazó la posición de la Iglesia católica acerca de que el sexo en el matrimonio tenía
como única finalidad la procreación. Creía que la expresión sexual en el matrimonio también
fortalecía los lazos entre los esposos y ayudaba a eliminar las tensiones de la vida cotidiana.
La Era Victoriana. Los primeros colonos llevaron al Nuevo Mundo las enseñanzas religiosas
que habían dominado el pensamiento y la cultura occidentales durante siglos. Cualesquiera
que fueran sus diferencias, cada religión enfatizó el ideal de la vida familiar y consideraba el
sexo fuera del matrimonio inmoral o pecaminoso. El lugar de la mujer, por lo general, estaba
en la casa y en los campos. No fue hasta 1833 cuando Oberlin abrió sus puertas a las
mujeres, se permitió a las mujeres asistir a la universidad en Estados Unidos.
(Y fue en el siglo XX cuando las mujeres ganaron el derecho al voto.)
A mediados y finales del siglo XIX se le suele llamar el periodo Victoriano, en honor a la reina
Victoria de Inglaterra. Victoria subió al trono en el año 1837 y reinó hasta su muerte, en 1901.
Su nombre se ha convertido literalmente en sinónimo de represión sexual. La sociedad
victoriana en Europa y en Estados Unidos, al menos en cuanto a las apariencias sociales, era
remilgada y respetable (Horowitz, 2002). No se hablaba de sexo en la sociedad educada.
Muchas mujeres consideraban el sexo como un deber matrimonial que tenía que realizarse
para la procreación o para satisfacer los deseos de sus maridos.
Se asumía que las mujeres no experimentaban deseos o placer sexual. William Acton
(1814-1875), un influyente médico inglés, comentaba en 1857: «Podría decir que la mayoría
de las mujeres (felizmente para la sociedad) no tienen problemas con sentimientos sexuales
de ningún tipo». Las mujeres, pensaba Acton, nacían con anestesia sexual.
Era una creencia ampliamente extendida entre las autoridades médicas en Inglaterra y
Estados Unidos que el sexo agotaba la vitalidad natural del hombre. Así que los médicos
recomendaban que el sexo se practicara de manera poco frecuente, quizás una vez al mes o
así. El reverendo Sylvester Graham (1794-1851) predicaba que la eyaculación privaba a los
hombres de los «fluidos vitales» que necesitaban para mantener la salud y vitalidad.
Graham aconsejaba no «gastar la semilla» en la masturbación o con frecuentes relaciones
maritales
Para Graham, las relaciones más de una vez al mes ponían en peligro la energía vital del
hombre. Graham recomendaba que los jóvenes controlaran sus apetitos sexuales con una
dieta de alimentos sencillos basada en harinas integrales.
Parece, sin embargo, que el comportamiento de los victorianos no era tan reprimido como
podría parecer. A pesar de la creencia en la anestesia sexual femenina, las mujeres
victorianas experimentaban placer sexual y orgasmos.
La prostitución floreció durante la era Victoriana. Aparentemente, los hombres pensaban que
hacían un favor a sus mujeres buscando en otra parte.
Los autores y los Centros de Investigación para el Estudio Científico de la Sexualidad.
Contra este telón de represión sexual, los científicos y estudiosos empezaron a acercarse a
la sexualidad como un área de legítimo estudio científico. El médico inglés Havelock Ellis
(1859-1939) publicó una verdadera enciclopedia de la sexualidad entre 1897 y 1910, Studies
in the Psychology of Sex (Estudios sobre la psicología del sexo). Ellis dedujo la información
de historiales médicos, resultados antropológicos y conocimientos de medicina.
Sostenía que los deseos sexuales en las mujeres eran naturales y saludables. Apoyó la
opinión de que muchos problemas sexuales tenían causas más psicológicas que físicas.
También argumentó que la orientación sexual de gays y lesbianas era una variación natural
dentro del espectro de la sexualidad normal y no una aberración. Como hacen la mayoría de
los profesionales hoy en día, Ellis trató las orientaciones sexuales de gays y lesbianas como
disposiciones innatas, no como vicios o taras del carácter.
Otro sexólogo influyente, el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing (1840-1902),
describió descarnadamente historiales clínicos de individuos con desviaciones sexuales en
su libro Psychopathia Sexualis (1886). Los historiales incluían desviaciones como el
sadomasoquismo (la satisfacción sexual a través de infligir o recibir dolor), el bestialismo
(sexo con animales) y la necrofilia (relaciones sexuales con personas muertas). Krafft-Ebing
consideraba las desviaciones como enfermedades mentales que podían ser estudiadas y
quizás tratadas por la ciencia médica.
Al mismo tiempo, un médico vienés, Sigmund Freud (1856-1939), estaba desarrollando una
teoría de la personalidad que ha tenido una enorme influencia en la cultura y la ciencia
moderna. Freud creyó que el instinto sexual era nuestra principal fuerza motivadora.
Alfred Kinsey (1894-1956), un zoólogo de la Universidad de Indiana, dirigió los primeros
estudios a gran escala de la conducta sexual en las décadas de los años 1930 y 1940. A
Kinsey se le pidió que impartiera un curso sobre el matrimonio. Mientras investigaba la
materia, Kinsey encontró que se sabía muy poco sobre las prácticas sexuales en la sociedad
estadounidense. Sexual Behavior in the Human
Male (Conducta sexual en el varón humano) (Kinsey et al., 1948) y Sexual Behavior in the
Human Female (Conducta sexual en la hembra humana) (Kinsey et al., 1953). Estos libros
representan los primeros intentos científicos por proporcionar una visión comprensiva de la
conducta sexual en Estados Unidos
La revolución sexual. Al periodo que transcurre desde mediados de la década de 1960 hasta
mediados de la década de 1970 se le llama habitualmente la revolución sexual. Grandes
cambios sucedieron en las actitudes y en las prácticas Ningún evento por sí solo marcó el
comienzo de la revolución sexual. Los movimientos sociales a menudo ganan impulso debido
a una interacción oportuna de factores científicos, sociales, políticos y económicos. La guerra
(de Vietnam), la bomba (el temor a la bomba atómica), la píldora (la aparición de la píldora
anticonceptiva) y los medios de comunicación (especialmente la televisión) fueron cuatro de
esos factores. La píldora disminuyó el riesgo de embarazo no deseado para los jóvenes. Les
permitió tener relaciones sexuales ocasionales o recreativas, no sexo reproductivo. Los
movimientos de psicología pop, como el Movimiento del Potencial Humano de la década de
los sesenta y los setenta (la llamada «Mi Década»), difunden el mensaje de que las personas
deberían relacionarse para expresar sus sentimientos genuinos, incluyendo los sexuales. «Ve
a tu aire» se convirtió en un lema. «Si te hace sentir bien, adelante», fue otro.
La revolución sexual se relacionó con la permisividad social y el liberalismo político.
En parte reflejando los tiempos que corrían, en parte actuando como catalizadores, los
medios de comunicación trataron abiertamente el sexo. Los libros populares animaron a la
gente a explorar su sexualidad.
Además del sexo premarital, otras dos características de la revolución sexual se han
convertido en partes integrantes de nuestro tejido social: la liberación de la sexualidad
femenina y una predisposición mayor a discutir del sexo abiertamente.

• El punto de vista de la biología


El punto de vista de la biología se centra en el papel de los genes, de las hormonas, del
sistema nervioso y otros factores biológicos en la sexualidad humana. El sexo, después de
todo, sirve a la función biológica de la reproducción. Estamos dotados biológicamente con
estructuras que hacen posible la conducta sexual y, para muchas personas, placentera.
El estudio de la biología del sexo nos informa acerca de los mecanismos de la reproducción.
Nos informa de los mecanismos de la excitación y la respuesta sexual. La biología nos enseña
que la erección ocurre cuando el pene se llena de sangre. Aprendemos que la lubricación
vaginal es el resultado de la acción de «sudoración» de las paredes vaginales.
Aprendemos que el orgasmo es un reflejo de la médula espinal, así como un evento
psicológico.
Los investigadores en biología han dado grandes pasos en la asistencia a las parejas no
fértiles para que puedan concebir, por ejemplo, con la ayuda de técnicas de fertilización en
laboratorio.
La sexualidad humana involucra una compleja interacción de factores biológicos y
psicosociales.

• El punto de vista evolucionista


Las especies varían no solo en sus características físicas sino también en su conducta social,
incluyendo su manera de emparejarse. Los científicos dirigen su mirada al proceso de la
evolución para que les ayude a explicar tanta variabilidad.
El naturalista inglés Charles Darwin (1809-1882) es considerado el fundador de la teoría
moderna de la evolución. Pensaba que las especies animales y vegetales no se crearon
independientemente, sino que evolucionaron a partir de otras formas de vida por los
mecanismos de la selección natural, o «la supervivencia del mejor adaptado». En cada
especie, algunos individuos están mejor adaptados a su entorno que otros. Los mejor
adaptados tienen una probabilidad más alta de sobrevivir y reproducirse. Por consiguiente,
también tienen mayores probabilidades de transmitir su herencia a las generaciones futuras.
Los miembros mejor adaptados de cada especie producen un mayor número de
descendientes supervivientes. No son necesariamente los más fuertes o los más rápidos,
aunque estos rasgos son adaptables para algunas especies y refuerzan su éxito reproductor.
Cuando cambian las condiciones medioambientales, la selección natural favorece a los
miembros de una especie que posean rasgos que les ayuden a adaptarse. Estas formas
adaptables proliferan y finalmente reemplazan a las formas que no pudieron sobrevivir y
reproducirse. Las especies que no producen formas con rasgos adaptables acaban por
extinguirse.
Ahora sabemos que los caracteres son transmitidos por unidades de herencia que llamamos
genes. Los caracteres están determinados por las combinaciones de genes que los
descendientes heredan de sus padres.
Los genes son segmentos de cromosomas, compuestos de ADN. La estructura química de
los genes proporciona las instrucciones genéticas. Cada célula humana normalmente
contiene 46 cromosomas, los cuales están organizados en 23 pares. Cada cromosoma
humano contiene más de 1 000 genes. Normalmente un niño hereda un miembro de cada par
de cromosomas de cada uno de sus padres. Así que cada descendiente hereda el 50 por
ciento de sus genes de cada uno de sus progenitores. Las combinaciones particulares de los
genes que uno hereda de sus padres determinan si tendrá los ojos azules o marrones, pelo
rubio o moreno, y un rango amplio de otras características.
Nuevas variaciones en las especies son incorporadas a través de cambios genéticos
aleatorios llamados mutaciones. Las mutaciones ocurren aleatoriamente pero están sujetas
a la selección natural. Algunas mutaciones son adaptativas y aumentan el éxito reproductivo.
A medida que un mayor número de miembros de las especies poseen estos caracteres, las
especies en su conjunto cambian de forma.
La perspectiva evolucionista y la plasticidad erótica. El concepto de «plasticidad erótica»
aborda el hecho de que, como respuesta a varias fuerzas sociales y culturales, las personas
muestran diferentes niveles de control sexual y expresan sus deseos sexuales de varias
maneras. Roy Baumeister (2000) aporta evidencias de que las mujeres muestran una mayor
plasticidad erótica que los hombres. Por ejemplo,
(a) las mujeres individualmente muestran mayor variación que los hombres en su
comportamiento sexual a lo largo del tiempo;
(b) las mujeres parecen ser más responsables que los hombres ante factores culturales
específicos, como la permisividad cultural o la restricción,
(c) la conducta sexual de los hombres es más coherente con sus actitudes sexuales que las
mujeres.
Baumeister concluye que las fuerzas biológicas y evolucionistas pueden ser un factor
importante en la mayor plasticidad erótica femenina.
¿Son «buenos» los caracteres adaptativos? Existe la tendencia a pensar que los caracteres
adaptativos son más «dignos», «buenos» o «admirables» que los caracteres menos
adaptativos.
Sin embargo, la evolución no es una empresa moral. Un carácter aumenta o no el éxito
reproductivo. En sí mismo no es ni bueno ni malo.
En términos evolutivos, su sacrificio personal es adaptativo si incrementa las oportunidades
de que su descendencia sobreviva y lleve sus genes. En otras especies puede ser adaptativo
para los padres «hacerles el amor y abandonarlas a su suerte» —es decir, copular con tantas
hembras como les sea posible y, sin más, dejarlas para «plantar su semilla» en otro lugar—.
Algunos psicólogos evolutivos defienden que los hombres son de manera natural más
promiscuos que las mujeres, porque son los herederos genéticos de ancestros cuyo éxito
reproductivo estaba relacionado con el número de mujeres que podían dejar preñadas. Las
mujeres, por el contrario, pueden producir sólo unos pocos descendientes en sus vidas. Así
que si la teoría funciona, ellas tienen que ser más selectivas con sus parejas reproductoras.
El éxito reproductivo de las mujeres está relacionado con encontrar el macho mejor adaptado.
Desde esta perspectiva, la actitud «a la caza» de los hombres y la selectividad de las hembras
están escritas en sus genes. La teoría de la psicología evolucionista también podría explicar
por qué los sucesos de infanticidio y abuso sexual de niños son más altos en las familias que
no están genéticamente vinculadas
Los genes gobiernan los procesos biológicos de la maduración sexual y la producción de las
hormonas sexuales. Las hormonas, a su vez, son en gran medida responsables de regular la
conducta sexual de otras especies animales. Sin embargo, extender la psicología
evolucionista al comportamiento humano puede hacer saltar chispas. Los críticos sostienen
que el aprendizaje, la elección personal y los factores socioculturales pueden ser
determinantes del comportamiento humano más importantes que la herencia.

• El punto de vista de la comparación entre especies


El estudio de otras especies animales sitúa la conducta humana en un contexto más amplio.
Existe una sorprendente variedad de conductas sexuales entre los no humanos. Hay
ejemplos animales, o analogías, de la relación sexual entre hombres, de la relación sexual
entre mujeres, del contacto oral-genital, del contacto oral-oral (es decir, el beso). Los
preámbulos también son bien conocidos en el mundo animal. Las tortugas masajean la
cabeza de sus parejas con sus garras.
La investigación entre especies revela un modelo interesante. La conducta sexual entre los
mamíferos «superiores», como los primates, está menos controlada directamente por el
instinto que entre las especies «inferiores», como las aves, los peces o los mamíferos
inferiores. La experiencia y el aprendizaje juegan papeles más importantes en la sexualidad
a medida que ascendemos la escalera de la evolución.

• El punto de vista transcultural


El punto de vista transcultural, como el punto de vista histórico, proporciona la visión de la
manera en que las creencias culturales afectan a la conducta sexual y al sentido de la
moralidad de las personas. A diferencia de los historiadores, que están limitados en sus
fuentes al testimonio ocular de otros y a los fragmentos de información que pueden recopilar
con dificultad de descoloridas reliquias, los antropólogos pueden observar otras culturas de
primera mano. El interés por el punto de vista transcultural en la sexualidad fue estimulado
por el trabajo, a principios del siglo XX, de los antropólogos Margaret Mead (1901-1978) y
Bronislaw Malinowski (1884-1942).
En Sex and Temperament in Three Primitive Societies (Sexo y temperamento en tres
sociedades primitivas) (1935),Mead puso el fundamento para la investigación psicológica y
sociológica desafiando los estereotipos de los roles de género. En muchas culturas
caracterizadas por una división del trabajo basada en el género, los hombres típicamente van
a trabajar o a cazar, y —cuando es necesario— a la guerra. En esas culturas, los hombres
se consideran fuertes, activos, independientes y lógicos. Las mujeres se consideran pasivas
dependientes, cuidadoras y emocionales. Mead concluyó que estos estereotipos no son
inherentes a nuestra herencia genética. Más bien son adquiridos a través de las expectativas
culturales y la socialización. Es decir, los hombres y las mujeres aprenden a comportarse de
la manera que se espera de ellos en su propia cultura.
Coincidencias y diferencias transculturales en la conducta sexual. En 1951, Clellan Ford,
antropólogo, y Frank Beach, psicólogo, investigaron la conducta sexual de las sociedades sin
cultura escrita alrededor del mundo, así como en los animales. Encontraron gran variedad en
las costumbres y creencias sexuales entre las casi 200 sociedades que estudiaron.
También encontraron algunos puntos en común. Ford y Beach informaron que besar era
bastante común entre las culturas que estudiaron, aunque no era universal. Los tonga de
África no practican el beso. Al observar a dos europeos que se besaban, los miembros de la
tribu comentaban que no entendían por qué los europeos se «comían» la saliva y la suciedad
del otro. La frecuencia de las relaciones sexuales también varía de una cultura a otra, pero
éstas son más frecuentes entre los adultos jóvenes en todas partes.
Las sociedades difieren en sus actitudes hacia la masturbación en la niñez. Algunas
sociedades, como los nativos americanos hopi del suroeste de Estados Unidos, lo ignoran.
El punto de vista transcultural ilustra la importancia del aprendizaje en la conducta sexual.
Las sociedades difieren ampliamente en sus actitudes sexuales, costumbres y prácticas. Sin
embargo, los miembros de todas las sociedades humanas comparten las mismas estructuras
anatómicas y capacidades psicológicas para el placer sexual. Las mismas hormonas circulan
por sus arterias. Sin embargo, sus prácticas sexuales, y el placer que recogen o no consiguen
alcanzar, pueden ser diferentes. Si la sexualidad humana estuviera predominantemente
determinada por la biología, no encontraríamos tanta diversidad.

• Puntos de vista de la psicología


Los puntos de vista de la psicología se centran en las muchas influencias psicológicas —
percepción, aprendizaje, emoción, personalidad, etc. -- que afectan a nuestro
comportamiento sexual y a nuestra experiencia como mujeres o como hombres. Algunos
teóricos de la psicología, como Sigmund Freud, se centran en el papel motivacional del sexo
en la personalidad humana. Otros lo hacen en cómo nuestras experiencias y
representaciones mentales del mundo afectan a nuestra conducta sexual.
Sigmund Freud y la teoría del psicoanálisis. Sigmund Freud, un médico vienés, formuló una
gran teoría de la personalidad llamada psicoanálisis. Freud pensaba que todos nacemos con
un instinto sexual basado en la biología que debe encauzarse a través de vías de escape
socialmente aceptadas para que no surja conflicto en la familia y en la vida social.
Freud propuso que el cerebro funciona en niveles conscientes e inconscientes. El nivel
consciente corresponde a nuestro estado de conocimiento presente. El nivel inconsciente
corresponde a los alcances más oscuros de la mente, que residen fuera de nuestro
conocimiento directo. El ego escuda la mente consciente del conocimiento de nuestros más
bajos impulsos sexuales y agresivos por medio de mecanismos de defensa como la represión,
o el olvido motivado por experiencias traumáticas.
Aunque muchas ideas sexuales e impulsos se destierran al inconsciente, continúan buscando
su expresión. Una vía de expresión son los sueños, a través de los cuales los impulsos
sexuales pueden percibirse de una forma enmascarada o simbólica. Los terapeutas y
estudiosos que siguen la tradición freudiana están bastante interesados en analizar los
sueños y los objetos que aparecen en ellos, y que, a menudo, se consideran símbolos
sexuales.
Freud nos introdujo nuevas y polémicas ideas sobre nosotros mismos como seres sexuales.
Por ejemplo, creó el concepto de zonas erógenas —la idea de que muchas partes del cuerpo,
no solo los órganos genitales, son sensibles a la estimulación sexual—. Una de las teorías
más controvertidas de Freud era que los niños normalmente albergan intereses eróticos.
Creía que la lactancia del niño pequeño en la fase oral era un acto erótico. Así también, la
experimentación corporal anal a través de la cual los niños aprenden a experimentar placer
en el control de sus esfínteres y los procesos de eliminación.
Teorizó que era normal para los niños progresar a través de etapas de desarrollo en las cuales
el interés erótico pasa de una zona erógena a otra, como, por ejemplo, de la boca o la cavidad
oral a la cavidad anal. De acuerdo con su teoría del desarrollo psicosexual, los niños pasan
por cinco etapas de desarrollo: oral, anal, fálica, latencia y genital, que son denominadas de
acuerdo con las zonas erógenas predominantes de cada etapa. Cada estado da lugar a
ciertos tipos de conflictos. Es más, la satisfacción inadecuada o excesiva en cada etapa
puede llevar a una fijación en ese periodo y al desarrollo de preferencias sexuales y rasgos
característicos de esa etapa.
Freud pensaba que era normal para los niños desarrollar sentimientos eróticos hacia el padre
del otro sexo durante la fase fálica. Estos impulsos incestuosos llevan al conflicto con el padre
del mismo sexo. El complejo de Edipo, tienen implicaciones profundas para la asunción de
los papeles sexuales y la orientación sexual.
Teorías del aprendizaje. ¿Hasta qué punto la conducta sexual refleja la experiencia?
¿Tendrías las mismas actitudes sexuales y harías las mismas cosas si te hubieras criado en
otra cultura? Pensamos que no. Incluso dentro de la misma sociedad, las experiencias
familiares y personales pueden formar actitudes y conductas sexuales únicas. Considerando
que la teoría psicoanalítica se centra en lo más profundo del inconsciente, las teorías de
aprendizaje se centran en los factores medioambientales que forman la conducta.
Conductistas como John B.Watson (1878-1958) y B. F. Skinner (1904-1990) dieron énfasis a
la importancia de premios y castigos en el proceso de aprendizaje. Skinner llamó refuerzos a
los eventos que incrementan la frecuencia o la probabilidad de la conducta. Los niños a los
que se deja que exploren sus cuerpos sin castigo parental aprenderán qué les hace sentirse
bien y tenderán a repetirlo. El niño de Trobriand que es recompensado por la masturbación y
el coito premarital, a través de la alabanza parental y el estímulo, será más probable que
repita estos comportamientos que el niño en una cultura sexualmente restrictiva, en la cual
es castigado por el mismo comportamiento. Cuando el comportamiento sexual (como la
masturbación) produce placer pero los padres lo relacionan con sentimientos de culpa y
vergüenza, el niño se sitúa en un conflicto y puede vacilar entre masturbarse y renunciar a
ello. Si, de jóvenes, somos severamente castigados por la exploración sexual, podemos llegar
a asociar la estimulación sexual con sentimientos de culpa o ansiedad. Esas experiencias de
aprendizaje temprano pueden provocar problemas sexuales o disfunciones en la edad adulta.
Los teóricos del aprendizaje social también utilizan los conceptos de recompensa y castigo,
pero enfatizan la importancia de la actividad cognitiva (anticipaciones, pensamientos,
planes...) y el aprendizaje por observación. El aprendizaje observacional, o modelado, se
refiere a la adquisición de conocimiento y destrezas a través de la observación de los otros.
El aprendizaje observacional es mucho más que la observación directa de los demás. Incluye
modelos vistos en el cine o la televisión, lo que se ha oído acerca de ellos y lo que se ha leído.
De acuerdo con la teoría del aprendizaje social, los niños adquieren los roles sexuales
considerados apropiados en una sociedad a través del reforzamiento de la conducta que se
considera apropiada al género y a través de la observación de la conducta de género de sus
padres, sus compañeros, y otros modelos de la televisión, el cine, los libros y demás.
Las teorías psicológicas pusieron de manifiesto que la sexualidad está influida por las
recompensas, los castigos y los procesos mentales como la fantasía, los pensamientos, las
actitudes y las expectativas.
Sigmund Freud introdujo la sexualidad en el terreno de la investigación científica.
También ayudó a hacer posible para las personas reconocer y hablar acerca de la importancia
de la sexualidad en sus vidas. Los críticos alegan, sin embargo, que dio demasiado énfasis a
la motivación sexual y al papel de los procesos inconscientes en la determinación de la
conducta.

• El punto de vista sociocultural: el mundo de la diversidad


La conducta sexual no solo está determinada por factores biológicos y psicológicos, sino
también por factores sociales. Los factores sociales contribuyen a formar nuestras actitudes
sexuales, nuestras creencias y nuestra conducta. Los antropólogos contribuyen a nuestra
comprensión de la diversidad transcultural en la sexualidad.
Los teóricos socioculturales se centran en las diferencias en la sexualidad entre los subgrupos
de una sociedad, definidos, por ejemplo, por diferencias en la religión, la raza o la etnia, el
país de origen, el estatus socioeconómico, el estado matrimonial, la edad, el nivel de
educación y el sexo.
El punto de vista sociocultural nos informa de la relación que existe entre la sexualidad y un
grupo social en el seno de una sociedad. Los teóricos socioculturales consideran la conducta
sexual como un suceso dentro de un sistema sociocultural y abordan el estudio de las vías
en las cuales los valores, las creencias y las normas de un grupo influyen en la conducta
sexual de sus miembros.
Papeles de género o roles sexuales. Los teóricos socioculturales también estudian los roles
sexuales. Los papeles tradicionales de género también definen las relaciones sexuales.

• Puntos de vista múltiples en la sexualidad humana


Primero, la sexualidad humana parece reflejar una combinación de factores biológicos,
sociales, culturales, socioculturales y psicosociales.
Segundo, hay unos pocos patrones universales de conducta sexual, y el panorama de lo que
está bien y lo que está mal muestra una gran diversidad.
Tercero, aunque nuestros propios valores culturales y creencias pueden ser profundamente
significativos para nosotros, no necesariamente tienen que indicar lo que es normal, natural
o moral en términos de conducta sexual.
La complejidad de la sexualidad humana —complejidad que sigue confundiendo un poco a
los científicos— se añade a nuestra maravillosa y rica experiencia sexual.

CONCEPTOS:
• Género: Rasgos conductuales, culturales o psicológicos típicamente asociados con
un sexo.
• Erótico: Relacionado con el despertar de los sentimientos o deseos sexuales. (De la
palabra griega para el amor, eros.)
• Identidad de género: Conciencia y experiencia personal de ser hombre o mujer.
• Papeles de género: Manifestación compleja de las maneras en que los hombres y las
mujeres se comportan en una cultura determinada.
• Estimulación preliminar: Estimulación sexual mutua que precede a la relación sexual.
• Coito: Relación sexual que implica penetración.
• Sexualidad humana: Maneras en que experimentamos y nos expresamos como seres
sexuales.
• Valores: Cualidades de lo que en la vida se juzga importante o insignificante, bueno o
malo, correcto o incorrecto, deseable o indeseable.
• Culto fálico: Culto del pene como símbolo generador de poder.
• Símbolo fálico: Imagen del pene.
• Tabú del incesto: Prohibición de relaciones sexuales y reproducción entre parientes
cercanos.
• Poligamia: Práctica que consiste en tener dos o más esposas al mismo tiempo. (De
las raíces griegas que significan «muchas» [poly-] y «matrimonio» [gamos].)
• Monogamia: Práctica que consiste en tener una esposa. (Del griego mono-, que
significa «único» o «uno solo».)
• Bisexual: Interesado sexualmente por ambos géneros. (Del latín bi-, que significa
«dos».)
• Pederastia: Atracción sexual por menores. (Del griego paidos, que significa «chico».)
• Cortesana: Prostituta, especialmente la amante de un noble o un hombre rico. (De las
raíces latinas que significan «mujer de la corte».)
• Concubina: Una esposa secundaria, normalmente de estatus legal y social inferior.
• Bestialismo: Relaciones sexuales entre una persona y un animal.
• Sadismo: Práctica que consiste en obtener satisfacción sexual a través de herir o
humillar a otros.
• Felación: Actividad sexual que involucra el contacto oral con el pene.
• Cunnilingus: Actividad sexual que involucra el contacto oral con los genitales
femeninos.
• Fornicación: Relación sexual entre personas que no están casadas el uno con el otro.
(Si uno de los dos está casado, este acto puede ser llamado «adulterio».)
• Sexólogo: Persona comprometida en el estudio científico de la conducta sexual.
• Evolución: Desarrollo de una especie hasta su estado actual, que implica
adaptaciones continuas a su medio ambiente.
• Selección natural: Proceso evolutivo por el cual los rasgos adaptativos permiten
sobrevivir hasta la edad reproductora a los miembros de una especie y transmitir estos rasgos
a las futuras generaciones.
• Genes: Unidades básicas de la herencia, que consisten en segmentos cromosómicos
de ADN.
• Cromosomas: Estructuras con forma de bastón que residen en el núcleo de cada
célula y contienen el código genético en forma de genes.
• ADN Ácido desoxirribonucleico: sustancia química cuyas moléculas componen los
genes y los cromosomas.
• Mutaciones: Cambios aleatorios en la estructura molecular del ADN.
• Psicólogo evolucionista: Psicólogo que estudia los efectos de la evolución de la
especie en los procesos mentales y del comportamiento.
• Análogo: Algo que es similar o comparable a alguna otra cosa.
• Copulación: Relación sexual coital. (Del latín copulare, que significa «unirse» o
«formar una pareja».)
• Poliginia: Una forma de matrimonio en la cual un hombre tiene dos o más esposas.
(Del griego gyne, que significa «mujer».
• Poliandria: Una forma de matrimonio en la cual una mujer tiene dos o más maridos.
(Del griego andros, que significa «hombre» o «macho».)
• Psicoanálisis: Teoría de la personalidad creada por Sigmund Freud, que propone que
la conducta humana representa el resultado del conflicto entre fuerzas internas.
• Mecanismos de defensa: En la teoría psicoanalítica, procesos automáticos que
protegen el ego de la ansiedad, enmascarando o desechando ideas e impulsos inaceptables.
• Represión: Expulsión automática de ideas que evocan ansiedad de la conciencia.
• Zonas erógenas: Partes del cuerpo, incluyendo pero no limitándose a los órganos
sexuales, que son sensibles a la estimulación sexual.
• Desarrollo psicosexual: En la teoría psicoanalítica, el proceso por el que los
sentimientos sexuales pasan de una zona erógena a otra.
• Fijación En la teoría psicoanalítica, desarrollo contenido, que incluye la atadura a los
objetos de una fase más temprana del desarrollo psicosexual.
• Complejo de Edipo En la teoría psicoanalítica, un conflicto de la fase fálica en la cual
el muchacho desea poseer a su madre sexualmente y percibe a su padre como un rival en el
amor. (El conflicto análogo para las muchachas es el complejo de Electra.)
• Conductistas: Teóricos del aprendizaje que argumentan que un acercamiento
científico para entender la conducta debe referirse solo a las conductas observables y
medibles.
• Teoría del aprendizaje social: Esta teoría, reconociendo la influencia de la capacidad
del conocimiento, considera que el aprendizaje observacional, los valores y las expectativas
juegan papeles clave en la determinación del comportamiento.
• Modelado: Adquirir conocimiento y habilidades observando a otros.

UNIDAD 3
Epistemología del modelo médico Hegemónico y de la sexología con perspectiva de género.

¿QUÉ ES LA SEXOLOGÍA CON PERSPECTIVA DE GÉNERO? - Benedetto, N.


Qué NO es la sexología con perspectiva de género (PDG): No patologiza las
dificultades sexuales; no es una ciencia basada en binarismos o dicotomías; no apunta al
coitocentrismo; no parte del androcentrismo y del cissexismo; no toma como protagonistas a
la erección u orgasmos; no se basa en un esquema lineal de respuesta sexual humana binario
y heteronormado (disfunciones sexuales masculinas y femeninas en relaciones de personas
cis heterosexuales); no refuerza conceptos relacionados a la frecuencia o desempeño; no se
basa en categorías finitas; no trabaja solamente desde el diagnóstico, pronóstico, y
tratamiento de disfunciones sexuales; no interviene sólo a través de ejercicios guiados y
estructurados y modificaciones de conductas, siguiendo un modelo médico; no identifica a las
relaciones sexuales como completas, incompletas o no consumadas; y no es
heteronormativa.
El objetivo de la sexología con PDG sería fomentar y generar un concepto de
sexualidad flexible y fluido, no acabado, atento a los cambios evolutivos, crisis vitales y
normativas, un concepto de sexualidad articulado y articulable en constante cambio. También,
ayudar a deconstruir el amor romántico, y rescatar la expresión de los afectos disociados de
los géneros. Elaborar y acompañar posibilidades de cortejo y no de conquista.
Uno de los principales OBJETOS de ESTUDIO de la sexología con PDG es el sexo
(no biológico), que no es natural, es un producto cultural, abarca cuerpo, sentimientos,
emociones y pensamientos, de manera interrelacionada. Deconstruir el concepto de que los
genitales son la zona del cuerpo donde se sitúa lo sexual, lo erótico y lo placentero, implica
que las zonas erógenas deben redefinirse desde la singularidad de los sujetos, cada parte
del cuerpo puede ser una potencial zona erógena.
La sexualidad desde la PDG es una forma de expresar los afectos, y no es
cuantificable: no debe tener como protagonistas o condiciones la presencia de orgasmos,
penetraciones, y no se debe apuntar a cuantificar el desempeño, eficacia. Se trata de trabajar
para contribuir al “desmonte” de este esquema.
A diferencia de la sexología tradicional, que utiliza como unidad de medida el orgasmo,
la PDG apunta a que la medida sean los PLACERES. La sexualidad no como una carrera al
orgasmo, sino contemplando la relación sexual como un proceso (espiral y dialéctico), como
fuente de placer. Relaciones sexuales vividas y transitadas desde el respeto y el buen trato,
horizontales y democráticas (responsabilidad sexo-afectiva).
En este sentido, el punto a trabajar con lxs sujetos es la construcción y deconstrucción
constante de la sexualidad.
¿Por qué es necesaria una sexología con PDG?
Porque permite la realización de una lectura crítica y revisión del modelo clásico de
intervención; permite una adaptación de la teoría a los diferentes colectivos a partir de las
necesidades que éstos exponen; aporta modelos positivos que desculpabilizan a las
personas en relación a sus trayectorias vitales; hacen visibles los mecanismos de control y
jerarquización social; potencian una vivencia de la sexualidad individual de una manera
respetuosa con unx mismx y con el resto de las experiencias, deconstruyendo el discurso
hegemónico, de discriminación, mandatos y estereotipos; rompe con las violencias ejercidas
por parte del sistema familiar, social y profesional, mediante psicosocioeducación y
asesoramiento; visibiliza los mitos del amor romántico; desmedicaliza los cuerpos y los
convierte en sujetos agentes de su propia experiencia; permite el autoconocimiento, la
aceptación y el autocuidado.

Sexología basada en la evidencia: historia y actualización - Granero, M.


A ninguna otra parte del cuerpo, que no esté relacionada con la sexualidad o la
genitalidad, se la llama por un nombre sustituto, pero al pene, a los testículos y a la vulva,
pocas veces se los denomina con el nombre respectivo, tampoco se habla normalmente
utilizando la palabra coito, a menos de que sea en una conferencia.
La dificultad para llamar a las cosas por su nombre en la sexología da cuenta de lo
incómodo que se hace trabajar en la disciplina, si el sexólogo no está bien formado en este
aspecto y si no ha hecho una reestructuración cognitiva de su propia sexualidad y actitudes.
La sexología clínica y educativa, específicamente con los objetivos de promover la
salud sexual y reproductiva, es un campo nuevo.
Richard von Krafft-Ebing publicó, en 1886, Psicopatías sexuales, expuso que el
objetivo del deseo sexual era la procreación e incluyó a la homosexualidad en la categoría de
parestesia, definido como deseo sexual sobre un objeto equivocado.
Magnus Hirschfeld, por el contrario, fundó en Alemania, en 1887 el Comité Científico
Humanístico, y fue un defensor de los derechos de los homosexuales.
Alfred Kinsey, a mitad del siglo XX, encuestó a más de 24.000 personas, de manera
descriptiva, acerca de actividades sexuales de distintos grupos (casados, solteros, religiosas,
sacerdotes, campesinos, etc.), sobre masturbación, infidelidad, frecuencias coitales,
homosexualidad, relaciones sexuales con animales, entre otros.
William Masters y Virginia Johnson, en la década de 1960, estudiaron la respuesta
sexual humana y sistematizaron técnicas para el tratamiento de las disfunciones sexuales.
En 1966, describieron por primera vez el ciclo de la respuesta sexual humana de varones y
mujeres con sus distintas fases (excitación, meseta, orgasmo y resolución) desde el punto de
vista fisiológico. Este ciclo detalló en su inicio con la excitación, que produce la erección en
el pene, y en la vulva y vagina de las mujeres genera la lubricación. Luego, especificaron la
etapa de la meseta: un momento de una gran fogosidad, pero no listo para el orgasmo.
Seguidamente, describieron la fase del orgasmo y, finalmente, la fase de la resolución, donde
regresan los tejidos a su estado inicial. En sus estudios encontraron diferencias en la
respuesta sexual humana de hombres y mujeres: las mujeres se excitaron más lentamente
que los hombres. A raíz de ello, se destacó la importancia de los llamados “juegos previos”
en la sexualidad femenina.
Desde la mitad del siglo XX, hubo grandes cambios con respecto a la sexualidad
humana y la forma de ejercerla. Apareció la píldora anticonceptiva que otorgó a la mujer gran
libertad para manifestarse sexualmente sin temor al embarazo.
Helen Kaplan, en 1974, amplió los conceptos de respuesta sexual humana descritos
por Masters y Johnson, y añadió al ciclo un elemento central: el deseo sexual, anteponiendo
a la fase de la excitación la fase del deseo. Según ella, se inicia el deseo ante un estímulo
adecuado en forma previa al contacto genital. La autora enfatizó la influencia de lo mental en
la experiencia sexual, al decir que “el cerebro es el principal órgano sexual y ´la excitación es
mitad fricción y mitad fantasía´”. Aportó una mirada sobre los aspectos psicológicos y
vinculares de los pacientes al recomendar la terapia sistémica y la terapia psicoanalítica para
las problemáticas psicológicas individuales que llevaron a una disfunción. Construyó una
clasificación de causas de las distintas disfunciones sexuales y las dividió en inmediatas y
profundas. Fue, también, la primera que definió el deseo sexual hipoactivo: el bajo nivel de
interés sexual, que se manifiesta como dificultad para iniciar o responder a una actividad
sexual, y que ocasiona que las relaciones sexuales disminuzcan considerablemente o
desaparezcan.
En la década de los años 1990, la sexología se manifestó como un campo importante
de la salud, , se incluyeron los problemas sexuales como entidades nosológicas (DSM-IV).
Rosemary Basson, a finales del siglo XX, desarrolló una nueva conceptualización de
la respuesta sexual femenina. Descubrió que dicha respuesta difiere de la masculina (una
cuestion de discriminación de género, que etiquetó durante mucho tiempo a la mujer como
disfuncional en su sexualidad). Hasta ese momento, tanto la respuesta sexual femenina y
masculina habían sido consideradas como en una línea recta. Pero, Rosemary Basson
encontró que en los varones, generalmente la progresión de la respuesta sexual es lineal; es
decir, del deseo pasan a la excitación y de allí al orgasmo. Sin embargo, en las mujeres, esa
progresión sexual es circular. Las fases se sobreponen unas a otras en un orden que varía
según las circunstancias, que vive y experimenta en cada situación. Esto fue el modelo
alternativo de respuesta sexual femenina propuesto por Basson
La respuesta sexual femenina comienza con un período de intimidad con su pareja y
luego de la excitación, le sigue la fase del deseo sexual. Los conocimientos de estos nuevos
estudios liberaron a las mujeres que habían sido encasilladas como disfuncionales del deseo,
al no manifestarse este de entrada como ocurre con el varón, el que sólo con el pensamiento
de una situación sexual desencadena la fase del deseo.

La sexología en la actualidad
En la clínica, se encarga de problemáticas sexuales específicas como las
disfunciones: preorgasmia (ya no decimos anorgasmia, porque se considera que todas las
mujeres tienen capacidad de alcanzar el orgasmo, si aprenden cómo), disfunción del deseo,
disfunción de la erección, eyaculación precoz, vaginismo, dispareunia, etc., y las derivadas
de los problemas de género, de la violencia, de la diversidad sexual y de la discriminación.
Estudia fundamentalmente la salud sexual y reproductiva y las formas de prevención de los
problemas sexuales tanto físicos, como vinculares o derivados de problemas psicológicos y
sociales (abuso, violación).
La sexología educacional, trabaja en el área de la formación, la información y la
prevención de problemáticas relacionadas con el ejercicio de la sexualidad: salud sexual y
reproductiva, enfermedades de transmisión sexual, VIH/sida, embarazos no deseados o
precoces, abuso sexual, violación y problemáticas surgidas en las distintas etapas evolutivas.
Es de suma urgencia una nueva orientación sexológica basada en pruebas científicas,
que permita avanzar tratando de conseguir la mejor evidencia.

La investigación en sexología
Para investigar, es necesario preguntar en detalle y esto requiere vencer la vergüenza
de tratar la sexualidad como tabú, de desarrollar una confianza estable con el terapeuta, de
poder aceptar la sexualidad como algo natural y no malo y de tomar conciencia de que debería
poder hablar de su aparato genital con la misma naturalidad con la que hablaría de su aparato
cardiológico y gastrointestinal.
Así como un paciente no se siente avergonzado de contarle al médico que tuvo un
episodio bronquial, por ejemplo, tampoco debe sentir vergüenza de hablar acerca de su
orgasmo, de su falta de erección, de la imposibilidad de alcanzar la penetración en una
relación coital o de su falta de deseo. Debería sentirlo tan natural hasta el punto de que pueda
tratar sin restricciones con su terapeuta sexual lo que hace con su cuerpo y su genitalidad.
A diferencia de otros problemas psicológicos, los problemas sexuales en la mayor
parte de los casos implican a dos personas, aunque muchas veces suela estar una sola en
tratamiento. La influencia positiva o negativa del partenaire, a menudo, los terapeutas e
investigadores no pueden controlar ni manejar. Aquí no podemos aislar al paciente de su
pareja y las problemáticas son más importantes cuando esas parejas son ocasionales y no
contamos con información para predecir sus reacciones, que estarían en muchos casos
funcionando como refuerzos de sus conductas.
Difiere mucho la sexología que trabaja con problemáticas de causas psicológicas, de
la sexología médica. Esta ha podido trabajar más con la evidencia, ha desarrollado y
estudiado con mayor profundidad los resultados de sus terapias, al trabajar con casos donde
las disfunciones se deben a causas físicas y no psicológicas.
Si partimos de las investigaciones de Kinsey, nos encontramos con una metodología
con un gran entrenamiento de sus entrevistadores, lo que dio como resultado el conocimiento
en detalle del ejercicio de la sexualidad humana. 20 años después, Masters y Johnson
estudiaron las problemáticas relacionadas con ese ejercicio y trataron de solucionarlas.
Crearon técnicas terapéuticas muy específicas para las disfunciones sexuales y las aplicaron
en su institución, trabajando, a veces con partenaires sustitutas que, también, fueron
entrenadas. Los resultados de la aplicación de las técnicas de Masters y Johnson y de sus
investigaciones fueron un gran aporte a la sexología y abrieron un campo hasta el momento
no trabajado: el poder resolver las problemáticas sexuales de los individuos solos o en pareja.
Sin embargo, el mundo ha cambiado y la vertiginosa vida que se lleva en el siglo XXI
casi no permite que la gente se interne 15 días para solucionar sus problemas sexuales.
Para realizar las tareas, que hoy el terapeuta sexual indica al paciente, se debe
propiciar un ambiente y una motivación que den lugar a algo de deseo sexual y una gran
cantidad de casos este ambiente y esta motivación no se logran por falta de diálogo, de
tiempo, por estrés, etc.
El hecho de que la terapia se alargue, por lo expuesto anteriormente, desmotiva a los
pacientes. Nada tiene que ver con la motivación que mantenían los pacientes tratados por
Masters y Johnson. ¿Cuánto tenía que ver la motivación en esos resultados? No lo sabemos.
Tampoco en las investigaciones de Masters y Johnson, ni de Kaplan se tuvieron en cuenta
características de personalidad de los sujetos.
Las investigaciones respecto a estos temas comenzaron recién en la década de 1980
y 1990. De las formas de aprendizaje que pueden llevar las disfunciones, confirmé mediante
una investigación minuciosa, en el instituto Kinsey de Sexología en la ciudad de Rosario,
cómo el aprendizaje lleva a la eyaculación precoz.
Dentro de la misma institución, se desarrollaron investigaciones respecto a las
características de la personalidad o aprendidas, relacionadas con las distintas disfunciones
sexuales.

Sexología basada en la evidencia


Tal como señalan Labrador, Echeburúa y Becoña (2000):
La demostración experimental de la eficacia de los procedimientos terapéuticos se ha
convertido actualmente en un objetivo prioritario. Las razones son varias:
a) La debilidad y la multiplicidad de los modelos teóricos no ajenas al divorcio creciente
entre el mundo académico y la realidad clínica;
b) La demanda social de tratamientos eficaces y
c) El objetivo prioritario de los terapeutas de mejorar a los pacientes de forma más
efectiva.
El objetivo de la sexología basada en la evidencia es poder demostrar cuáles
tratamientos en concreto son eficaces, efectivos y eficientes.
● Eficaces: por medio de investigaciones controladas deben demostrar que les sirven a
los consultantes.
● Efectivos: de gran utilidad en la práctica clínica.
● Eficientes: que ahorren tiempo y dinero en comparación con otros tratamientos.
Es fundamental obtener información de cuáles tratamientos son más adecuados para
la problemática que el sexólogo terapeuta se propone tratar.
Parece que existen tratamientos psicológicos cuya eficacia ya se considera
empíricamente validada para las disfunciones sexuales, aunque ciertamente son pocos y solo
para algunas de las disfunciones. Esto no quiere decir que no existan otros tratamientos
eficaces para estos problemas, sólo que no han demostrado aún empírica e inequívocamente
su eficacia.
En el artículo “Psychotherapy for female sexual dysfunction: A review” (O’Donohue,
Dopke, & Swingen, 1997) revisaron todos los artículos en las bases de datos desde 1970
sobre tratamiento psicológico de las disfunciones sexuales femeninas y seleccionaron los que
al menos cumplieron con dos condiciones mínimas, que permitan una interpretación
significativa de los resultados obtenidos: a) la asignación aleatoria de los sujetos a las
condiciones experimentales y b) al menos un grupo de comparación.
De acuerdo con sus informaciones, se incluyeron en la revisión solo los 21 estudios
que cumplían esas condiciones y sus conclusiones no parecen muy alentadoras. Los
resultados revelan que no hay tratamiento alguno para ninguna de las disfunciones sexuales
femeninas que se haya mostrado como bien establecido. Esto no es consistente con el
informe de la Task Force, el cual señala que ‘la terapia conductual para la disfunción
orgásmica femenina’ está bien establecido.
En su trabajo posterior, “Psychotherapy for male sexual dysfunction: A review”
(O’Donohue et al., 1999), revisaron los trabajos existentes desde 1970 sobre intervención
psicológica en disfunciones sexuales masculinas. Solo 19 de los 98 trabajos publicados
reunieron los criterios mínimos de inclusión, y tras su revisión las conclusiones fueron
similares: no existen tratamientos bien establecidos para las disfunciones sexuales
masculinas. Esto contradice el informe de la propia Task Force.
Otras revisiones importantes, insisten en esta línea de resaltar los serios problemas
metodológicos que tienen la mayor parte de las investigaciones sobre tratamientos
psicológicos de las disfunciones sexuales.
Los estudios realizados evidencian que no queda clara la situación acerca de
tratamientos eficaces en terapia sexual sin trastornos físicos. Faltan trabajos que cumplan
con las condiciones metodológicas necesarias y que contrasten de forma empírica que
existen tratamientos eficaces para las disfunciones.
Que no se haya comprobado empíricamente, no significa que no existan tratamientos
psicológicos eficaces para las disfunciones sexuales. Tampoco se ha comprobado
científicamente que estos sean ineficaces. Como sabemos, la aplicación de los tratamientos
está en manos de los sexólogos clínicos que son en su mayoría psicólogos que se han
especializado en sexología y, al parecer, ni estos ni las instituciones a las que pertenecen se
han interesado como debieran en constatar empíricamente su eficacia y eficiencia.
En cambio, los tratamientos para las disfunciones con causas orgánicas están en su
mayoría en manos de sexólogos clínicos, que son médicos urólogos o psiquiatras, cuyas
investigaciones están en la mayor parte de los casos subsidiadas por laboratorios
farmacéuticos. En terapias sexuales psicológicas, pocas veces este tipo de estudios son
subsidiados, porque sus conclusiones no aportan ganancias a alguna institución comercial.
Es difícil también, que instituciones universitarias las subsidien, pues casi no hay
cátedras de sexología. Todavía en el siglo XXI, la sexología sigue siendo tabú en los ámbitos
académicos. Podríamos asegurar que en esta disciplina faltan investigadores que se
dediquen a indagar lo que los clínicos hacen en sus consultorios frente a las disfunciones
sexuales y otras problemáticas de la sexualidad cuando tienen causas psicológicas o
sociales, pues los clínicos son más bien prácticos y no personas dedicadas a la investigación.
Es de suma urgencia, entonces, establecer en forma rigurosa definiciones
operacionales de cada disfunción y su sintomatología, como también de los problemas
ocasionados por la violencia sexual, la diversidad sexual, la discriminación y la carencia de
educación sexual. Será necesario, también, definir y delimitar los procedimientos diagnósticos
para luego llegar a conclusiones acerca de si han mejorado, en qué medida lo han hecho, si
han desaparecido totalmente o alguna de sus sintomatologías y si las desapariciones no
ocurrieron de forma espontánea. Debemos definir, también, a qué llamamos mejoras.
Hay un cierto consenso de que la terapia sexual ayuda a resolver los problemas de
disfunciones sexuales masculinas, pero que no se sabe cuáles técnicas son mejores que
otras, ni cuáles procedimientos son más eficaces y acortan el tiempo de tratamiento.
En estos últimos años, se destacaron los trabajos de sexología médica por encima de
los que describen tratamientos psicológicos a la terapia sexual. No obstante, la situación no
ha cambiado: la cantidad de casos sigue siendo escasa, no en todos hay grupos de control,
las definiciones no son operaciones y no se utiliza una metodología científica, ni cualitativa ni
cuantitativa, que llene los requisitos para construir una sexología basada en la evidencia.
Las terapias sexuales, tienen como principal objetivo el alivio sintomático y el
mejoramiento de la función sexual del paciente; por lo tanto, sus objetivos se encuentran
focalizados a encontrar los obstáculos que impiden una sexualidad satisfactoria. Su
innovación está en el suministro de información y la utilización de sugerencias específicas a
realizar fuera de las sesiones. También, al dar una tarea, lo que estamos buscando es
introducir un cambio en el sistema al señalar las pautas de interacción de la pareja y, ya sea
que las hagan o no, nos devuelven aspectos estructurales o vinculares que a veces no
aparecen en la comunicación verbal en el consultorio del terapéuta.
En el curso de estas terapias, se acostumbra a atender también otros conflictos
psicológicos o familiares, así como los vínculos primarios o de pareja, pero siempre
apuntando al objetivo principal. El uso conjunto de técnicas corporales y vivenciales que
acompañan a las sesiones terapéuticas centradas en la problemática sexual, sumado a una
comprensión acerca de la aparición o persistencia del problema, constituye la especificidad y
la efectividad de las llamadas psicoterapias sexuales.

Conclusiones
La sexología basada en la evidencia aún está en sus comienzos. Faltan más
investigaciones que corroboren la eficacia y la eficiencia de las técnicas que se están
aplicando en las diferentes terapias.
Mientras la sexología y la sexualidad sigan siendo un tema casi tabú, aún en las
facultades de medicina y psicología, esta será una tarea difícil de llevar adelante.
La sexología es una ciencia incómoda y lo seguirá siendo, mientras no se puedan ver
y pensar los genitales como una parte del cuerpo humano tan aceptable como las otras partes
y al ejercicio de la genitalidad como una conducta respetable. Este ejercicio es un
comportamiento normal y vital que compromete lo biológico, lo psicológico y lo social de las
personas. Además, las relaciones sexuales, son consideradas normales, mientras no
provoquen daño a quien las ejerza ni a su pareja, mientras no fuercen a otro a realizar actos
que no desea y se den entre personas adultas y responsables de sus actos.

Sexología contemporánea en Argentina: usos y abordajes de la perspectiva de género,


el feminismo, la diversidad sexual y los derechos sexuales Inés Ibarlucía y Daniel Jones
Esta ponencia reflexiona sobre las vinculaciones de la sexología con la perspectiva de
género, el feminismo, la diversidad sexual y la perspectiva de derechos sexuales en el
contexto argentino contemporáneo.

Entendemos por “sexología” un área de estudio e intervención sobre la sexualidad, ya sea


por medio de la promoción de actividades de educación sexual o de acciones
psicoterapéuticas o médico-clínicas. Como campo de prácticas y conocimientos específicos,
la sexología apareció en la segunda mitad del siglo XIX e incluye a profesionales de diferentes
disciplinas científicas, especialidades médicas y no médicas. Con “perspectiva de género”
designamos a un conjunto de enfoques analíticos y propositivos que refieren al orden
simbólico con que cada cultura elabora la diferencia sexual (implica una concepción
construccionista del género).
Género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que
distinguen los sexos y como una forma primaria de relaciones significantes de poder. Esta
brinda herramientas para interpretar los significados y conexiones entre diversas formas de
interacción humana, también ayuda a entender cómo la diferencia se transforma en
desigualdad.
El “feminismo” es un conjunto de teorías sociales y prácticas políticas en abierta crítica a
relaciones históricas de dominación y opresión y, particularmente, a la desigualdad entre
mujeres y hombres, motivadas principalmente por la experiencia femenina. Existen diversas
formas del feminismo (como teoría, como práctica, como conciencia, como movimiento social
internacional, nacional y local), así como distintos feminismos (el feminismo cultural, el
feminismo radical, el ecofeminismo, el anarcofeminismo, el feminismo de la diferencia, el
feminismo marxista, entre otros)
“Diversidad sexual” nos referimos a aquellas prácticas e identidades que se apartan de, y
transgreden, la heteronormatividad.
“Perspectiva de derechos sexuales” entendemos la reivindicación y/o el reconocimiento
de derechos relativos a la sexualidad, lo que “politiza relaciones sociales consideradas
privadas o naturales, poniendo en cuestión los límites instituidos entre lo privado y lo público,
y entre lo natural y lo social”
La noción de derechos sexuales es resultado de procesos sociopolíticos de diversa índole,
como la producción académica y el desenvolvimiento del feminismo, el movimiento de
mujeres y de minorías sexuales, así como de dos conferencias internacionales recientes
sobre derechos humanos (la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo, El Cairo
1994, y la IV Conferencia Internacional de la Mujer.
¿por qué el uso de tales perspectivas y el abordaje de dichas temáticas por parte de las y los
sexólogos en la Argentina contemporánea?
1) porque cualquier estudio e intervención sobre la sexualidad que omita estas
dimensiones y enfoques tenderá a invisibilizar y reforzar desigualdades ( género,
orientación sexual, edad, clase social) que resultan opresivas para la vivencia de los
deseos y prácticas eróticas de determinados grupos sociales
2) algunas/os sexólogos mencionan tales perspectivas y temáticas, por lo que resulta
pertinente ver en qué medida y cómo las adoptan.
El propósito de la investigación es contribuir al análisis del proceso de medicalización de la
sexualidad, partiendo de considerar que: a) la medicalización incluye el control social en tanto
productor de identidades y subjetividades; b) la sexología involucra la intervención (clínica,
preventiva o educativa) sobre la sexualidad; y c) que tal intervención comporta determinados
saberes y creencias acerca de la sexualidad. Entendemos a la “medicalización” de la
sexualidad como un proceso que supone la definición de prácticas y estados sexuales como
problemas de salud (diagnóstico) a resolver mediante la aplicación de técnicas y saberes
expertos (tratamiento).
La primera fase del estudio estuvo orientada a elaborar un mapa de la sexología en la
Argentina a fin de conocer cómo se constituye y es delimitado ese campo profesional,
identificando sus principales asociaciones, cursos e instituciones de formación, publicaciones,
encuentros y profesionales.
La segunda etapa del proyecto se propuso indagar el perfil de las y los profesionales del
campo y conocer sus posiciones frente a diversos temas relativos a la sexualidad y la
sexología
La muestra quedó conformada por seis varones y seis mujeres; cuatro profesionales
médicos y ocho no médicos (cuatro de ellos, psicólogos); cuatro sexólogos educativos, cinco
sexólogos clínicos y tres especialistas en ambas áreas.

Estatuto epistemológico y tensiones de la sexología


Pudimos comprobar que la sexología no goza aún de un estatus epistemológico definido para
quienes se reconocen como parte de dicho campo: algunos la definen como una ciencia, otros
la consideran una disciplina en formación y un tercer grupo la ve como una síntesis de saberes
provenientes de otras ciencias. Esto puede ser porque la sexología es fundamentalmente un
campo de prácticas.
La sexología se constituyó a partir del que hacer de determinados especialistas (primero
psiquiatras y después también psicólogos).
Por lo general, la sexología no trabaja partiendo de un marco teórico explicitado (no significa
que carezca de (o que no reproduzca) nociones específicas de sexualidad). Según estas y
estos profesionales, el conocimiento sexológico es un saber que proviene de la práctica
clínica y del trabajo en terreno en educación sexual.
La vulnerabilidad epistemológica y la resistencia de incorporar temáticas de sexualidad como
objeto de estudio priva a la sexología del reconocimiento académico necesario. en Argentina
la sexología no es reconocida por las instituciones universitarias, su formación sexológica se
adquiere a través de cursos de posgrado dictados mayoritariamente por institutos privados y,
en menor medida, universidades privadas y públicas.
La sexología está conformada como un campo multidisciplinario en el que coexisten diversos
especialistas (medicina, psicología, biología, ciencias sociales, enfermería, entre otras),
dedicados a dos vertientes (sexología clínica y educación sexual) que dirigen sus
intervenciones a diferentes públicos (adultos de clases media y alta, la sexología clínica; niños
y jóvenes de clases bajas principalmente, la sexología educativa). En ambas áreas predomina
en Argentina el enfoque preventivo o de resolución de problemas más que una visión de la
sexualidad centrada en el erotismo y el placer.
Se plantea el acercamiento a la sexualidad en términos de problemas a prevenir o tratar,
poniendo el énfasis en los comportamientos seguros, la responsabilidad y/o el desempeño,
incluso cuando señalan buscar incrementar el placer de las personas que son objeto de
intervención (habitualmente bajo una lógica de desempeño). La dificultad para pensar la
sexualidad centrándose en el erotismo y el placer posiblemente descansa en que los orígenes
de la sexología se encuentran en la medicina y la psicología, y en el peso de estas disciplinas
aún hoy en el campo sexológico. En cuanto a la medicina, el surgimiento de la sexología
estuvo ligado a la psiquiatría por las desviaciones sexuales y, actualmente, tanto la corriente
más medicalizadora de la sexología clínica como la nueva especialidad médica denominada
“medicina sexual” identifican/producen y pretenden solucionar nuevas disfunciones, bajo la
exigencia (tácita o explícita) del desempeño sexual. En lo que respecta a la influencia de la
psicología -que en este punto se superpone con la de la medicina-, en tanto la sexología
surge como un campo clínico, tiene la mirada puesta en los problemas sexuales, que debe
diagnosticar y tratar.
Tensiones en el campo:
un eje de tensiones surge al intentar distinguir a los sexólogos formados como tales de
aquellos especialistas de hecho. Ante la falta de un reconocimiento oficial las asociaciones
profesionales del campo crearon un sistema de acreditaciones como mecanismo de
regulación y legitimación de sus prácticas y saberes ante colegas y ante la sociedad en
general.
Quienes reclaman la posesión del saber sexológico procuran constantemente despegarlo del
sentido común sobre la sexualidad y, a su vez, diferenciarse de aquellos profesionales que
abordan clínicamente la sexualidad de sus pacientes o hacen educación sexual sin contar
con formación sexológica.
Algunas tensiones al interior de la sexología derivan del carácter multiprofesional del campo.
El primer eje de tensión está dado por el hecho de que la mayor parte de las y los sexólogos
tienen un título universitario de grado, principalmente en medicina o psicología.
El segundo eje de tensiones es entre sexólogos educativos y sexólogos clínicos. Mientras
que para acceder a un curso y un título en sexología clínica se exige formación y título
universitario de grado en medicina o psicología, este tipo de restricción no es aplicada en
sentido inverso, es decir, a los profesionales médicos y psicólogos no se les exige formación
pedagógica previa como requisito para acceder a los cursos y títulos de educadores sexuales.
Las tensiones que esto genera refieren a una disputa sobre las áreas de incumbencia y la
existencia de una relación asimétrica en términos de poder y prestigio entre terapeutas y
educadores sexuales.
Un tercer eje de tensiones deriva del poder de la biomedicina frente a otros saberes, se ve
potenciado por la creciente preponderancia de los nuevos fármacos en el tratamiento de las
disfunciones sexuales y el consecuente desplazamiento de las psicoterapias. El apoyo que
los sexólogos médicos obtienen por parte de los laboratorios refuerza su poder y visibilidad
ante el resto de los integrantes del campo
Una significativa diferenciación disciplinaria según sexo/género. Por lo general, los sexólogos
son médicos y las sexólogas son psicólogas o, en menor medida, profesoras en ciencias
biológicas, licenciadas en obstetricia, licenciadas en ciencias sociales, psicólogas sociales y
trabajadoras sociales ( esta jerarquización de saberes y profesiones)

La perspectiva de género en la sexología

Sólo cinco de las 13 asociaciones sexológicas que identificamos en Argentina mencionan


entre sus propósitos, objetivos o actividades que adhieren a una perspectiva de género.
El género es considerado más como una variable o dimensión que como un enfoque o
perspectiva que atraviesa las cuestiones que son objeto de intervención y enseñanza de la
sexología. En la mayoría de los programas la cuestión del género es incluida como “identidad
de género” y/o “roles de género”, dentro de módulos que también tratan temas enunciados
como “identidad sexual”, “roles sexuales”, “machismo”, “feminismo” o “sistema de valores
sexuales”. A este concepto se lo suele relacionar con abuso sexual; situación de la mujer;
estereotipos y discriminación; género, sexualidad y poder; sexualidad y género o educación
y género
En las entrevistas a sexólogos y sexólogas notamos como patrón común que la mención de
la perspectiva de género generalmente asume el carácter de un discurso políticamente
correcto, siendo a su vez indicador de cierta actualización profesional esto se debe por la
creciente aceptación social de la igualdad de género como un horizonte deseable (y, como
contrapartida, el rechazo a las expresiones más flagrantes de la desigualdad de género), al
menos entre los sectores medios urbanos en Argentina, a los que pertenecen estas y estos
sexólogos y los pacientes que atienden en su consultorio. Por el otro, aludir a la perspectiva
de género como parte de su marco de intervención parece un modo de actualizar valores
como la libertad y el goce sexual femenino, que han sido reivindicados y promovidos por
referentes de la sexología contemporánea mundial
En otras palabras, lejos de estudiar y adoptar esta perspectiva, parece haber una invocación
ritual de la etiqueta (como carta de corrección y para pasar a otro tema), algo que quedó de
manifiesto cuando varios de los referentes (todos ellos varones) no supieron explicar en qué
consistía o cómo incorporaban la perspectiva de género en su práctica profesional o en los
cursos de formación que dictaban, a pesar de que minutos antes habían asegurado
enfáticamente estar familiarizados con, y utilizar, dicho enfoque. En varios casos, la adopción
de una perspectiva de género termina reducida a cambios en el lenguaje
(paradigmáticamente, el uso de “las y los”), se la confunde con la feminización o con el
predominio de mujeres en ciertos ámbitos (laborales o académicos) o se convierte en una
declamación abstracta de igualdad de derechos y oportunidades.

Los movimientos feministas han sido muy fuertes y han tenido mucha influencia y algunas
personas de esos movimientos han hecho mucha fuerza por la perspectiva de género. Sí, hay
perspectiva de generao , porque el 80% de los médicos, los estudiantes en la facultad de
medicina, son mujeres. “En este momento todos mis médicos en este momento son mujeres,
¿te dice algo esto? Y son más estudiosas... Y los médicos son más, habilidad manual
probablemente, de cirugías, para las cosas técnicas... Pero creo que el mundo, le va a costar,
pero se tiene que resignar. La psicología la coparon las mujeres hace rato, hay una
perspectiva de género impresionante en la psicología.” Expresiones como «nos cuidamos
cuando hablamos» o «el mundo se tiene que resignar» aluden a una aceptación de la
perspectiva de género , más por presión social que por convencimiento individual sobre la
pertinencia e importancia de adoptar dicha perspectiva en sus intervenciones.

De las y los doce referentes entrevistados, sólo tres sexólogas mostraron estar familiarizadas
con una perspectiva de género. Estas tres sexólogas se mostraron críticas respecto al bajo
conocimiento e incorporación del enfoque de género entre sus colegas y su visión coincide
con nuestra percepción de que, hasta el momento, dentro del campo sexológico la
perspectiva de género ha sido adoptada predominantemente en términos de corrección
política. Consistentemente con la escasa presencia de la perspectiva de género en la
formación sexológica, la incorporación de una mirada de género en el consultorio parece
limitarse a distinguir problemas de mujeres y problemas de varones. Si bien algunas de las
sexólogas más sensibilizadas con dicha perspectiva relacionan estas diferencias con la
socialización de género, en general los sexólogos se limitan a enumerar los motivos de
consulta más comunes de uno y otro sexo o diferenciar diagnósticos frecuentes para unos y
para otras, pero raramente esbozan explicaciones que refieran a cuestiones de género como
posibles determinantes o condicionantes de la emergencia de cada tipo de problema.

A su vez, la cuestión del género también atraviesa a la práctica de la sexología clínica en


varias dimensiones. Por un lado, la creciente farmacologización ha venido a reforzar una
relación asimétrica de poder entre sexólogos varones, que en su mayoría son médicos, y
sexólogas mujeres, mayoritariamente psicólogas. Por otro lado, la cuestión del género
también se manifiesta en los modos en que se concibe la sexualidad masculina y la femenina,
muchas veces «natural» y acríticamente, en la definición y el tratamiento de las disfunciones
sexuales de varones y mujeres. En cambio, la expectativa por la llegada de un «viagra
femenino» que apunta a aumentar el deseo sexual pone en evidencia la persistencia de una
visión de la sexualidad de las mujeres como atravesada por la dimensión relacional ,
dimensión invisibilizada en las disfunciones masculinas tal como son abordadas por los
tratamientos farmacológicos actuales .
Ahora se está investigando una sustancia inhalatoria, que se podría dar en mujeres para
producir el orgasmo y el aumento del deseo. Porque hay muchas mujeres que tienen
problemas de anorgasmia, inhibición del deseo.

Diversidad sexual, derechos sexuales y feminismo en la sexología

En los últimos años han percibido cambios en las conductas y prácticas sexuales que los
enfrentan a situaciones novedosas tanto en el consultorio como en las actividades educativas.
Estos y estas profesionales consideran que la sexología debe ponerse al servicio de la
sociedad en el nuevo escenario. Indican que la consulta de personas GLTTBI no es frecuente
en la sexología clínica. Las cuestiones relativas a la diversidad sexual tampoco fueron
mencionadas al ser consultados acerca de los temas de los que se ocupa la sexología
actualmente, más allá de su propia experiencia clínica.

Mientras que la primera ola de la sexología tuvo como principal preocupación dar una
explicación biológica/científica a la sexualidad considerada anormal por su carácter extra-
familiar y no reproductivo , en una segunda etapa la sexología dejó de lado su interés por la
sexualidad «desviada» para volcarse hacia la sexualidad «normal». « Al contrario de lo que
ocurría a final del siglo XIX, no se trata más de los excesos a ser restringidos, sino de la falta
que debe ser sanada» , lo que se observa paradigmáticamente en la definición de las
disfunciones sexuales . Además de este recorte preferencial de la sexología sobre la
sexualidad heterosexual, probablemente las actitudes discriminatorias o prejuiciosas de
algunos profesionales contribuyan al alejamiento de la población GLTTBI de la consulta
sexológica. La perspectiva de los derechos humanos en general y de los derechos sexuales
en particular parece no haber arraigado entre las y los referentes del campo sexológico,
quienes han avanzado por un camino relativamente independiente de los colectivos que
trabajan por la promoción de los derechos sexuales, de las mujeres y/o de minorías sexuales,
como el feminismo o el movimiento GLTTBI.

A excepción de un entrevistado, el resto no vinculó al movimiento sexológico a la lucha por


los derechos sexuales que han llevado adelante el movimiento de mujeres y el movimiento
GLTTBI. Incluso entre los sexólogos y sexólogas educativas entrevistadas, sólo una vinculó
su trabajo al concepto de derechos humanos. Aunque reconocen la influencia que los
movimientos feministas han ejercido sobre la conceptualización y las reivindicaciones de la
sexualidad, no ha habido una articulación directa entre el campo sexológico y dichos
movimientos. Si bien algunas feministas que participan actualmente del movimiento de
mujeres a inicios de los ochenta se vincularon con la sexología , la mayoría de ellas hoy se
ha apartado de este campo volcándose a la militancia por los derechos de las mujeres.

Más allá de estas excepciones individuales significativas, no parecen existir puntos de


integración entre la sexología y estos colectivos, sino más bien recorridos paralelos y
esfuerzos duplicados. Pero sería como por un lado, por otro, la sexología, el feminismo, los
colectivos gays, lésbicas, derechos humanos y falta generar una simetría diferente,
profundizar vínculos. Consideran que las posiciones «moderadas» han ganado terreno frente
a identidades políticas más fuertes, tanto dentro del campo profesional como en la sociedad
en general. El siguiente testimonio sintetiza una tensión significativa alrededor de la
educación sexual entre la sexología, por un lado, y el feminismo y la diversidad sexual , por
el otro, que da cuenta de los criterios de aceptabilidad social y supuesta «universalidad» de
determinadas temáticas que reclama la sexología.
Como que piensan «si la educación sexual es ésa, no la queremos» En cierto momento
cuando estás haciendo alguna cosa masiva y explicando qué es la educación sexual
aparecen y te tiran abajo el trabajo de un año. En cierto momento creo que tenemos que ser
prudentes cuando estamos luchando por una educación sexual a nivel más universal. En
otras palabras, el argumento de la aceptabilidad social y de colegas ayuda a poner bajo la
alfombra un enfoque feminista y temáticas relativas a la diversidad sexual, incluso por parte
de sexólogos educativos no médicos que, en comparación con los sexólogos médicos,
sostienen posiciones más críticas frente a las miradas, temas y tendencias hegemónicas de
la sexología contemporánea. Sólo una sexóloga habló de la necesidad de superar ciertos
binarismos para aceptar la diversidad y de reforzar el trabajo desde los derechos humanos
como prioridades en el campo sexológico.

Propuso una revisión de los discursos y prácticas habituales en el campo, que considera
«excluyentes, condenatorias, que sólo validan, normalizan lo hegemónico».

Comentarios finales

La ausencia entre los sexólogos clínicos de las perspectivas de género y de derechos


sexuales, así como de un abordaje afirmativo de la diversidad sexual, en buena medida puede
atribuirse a la impronta biomédica y/o psicoanalítica en su formación. Su capacitación está
estructurada en torno a los conocimientos y herramientas de la práctica clínica , antes que
proponer una revisión de las distintas conceptualizaciones de la sexualidad, como podrían
ser los estudios de género o una sociología de la sexualidad. Esto ayuda a explicar por qué
desarrollos teóricos feministas y/o sobre el género tienen tan poca presencia en este campo
profesional. Aunque estas dos áreas de intervención convergen bajo el paraguas de la
sexología –de hecho, las asociaciones sexológicas reúnen y forman a especialistas en ambas
áreas-, el campo de la educación en sexualidad incluye pero excede al sexológico.

Esto supone un contacto más fluido con organizaciones y movimientos sociales que, sumado
a la diversidad de disciplinas que lo integran, explica la mayor legitimidad de la que gozan los
aspectos socioculturales y, en particular, las perspectivas de género y derechos en la
vertiente educativa de la sexología. Finalmente, debemos tener en cuenta que, más allá de
la formación específica en sexología, en la educación universitaria de grado de estas y estos
profesionales la incorporación de los estudios de género y/o sobre sexualidad es escasa o
directamente nula, según el área disciplinar que se trate. La formación biomédica no brinda
herramientas para abordar cuestiones relativas a la sexualidad más allá de lo estrictamente
anatómico-fisiológico, ni una perspectiva de género y derechos para la prevención y el
tratamiento en el campo de la salud. En las ciencias sociales y la psicología, por su parte,
existe un mayor énfasis en la formación en cuestiones de género que en las relativas a
sexualidades pero, en ambos casos, la incorporación de estas temáticas requiere, por parte
de quienes las enseñan, grandes esfuerzos personales para lograr la inclusión de estos temas
en la currícula , y casi siempre como materias optativas.

Recordemos que en Argentina la psicología es dominada por una perspectiva psicoanalítica


que ha tenido dificultades para «ver el género» y que no cuestiona las visiones tradicionales
sobre la sexualidad femenina.
Con sus tensiones y la heterogeneidad que lo caracterizan, el campo de la sexología es un
espacio dinámico que actualmente enfrenta fuertes desafíos: su posicionamiento frente al
avance de la "medicina sexual", la consolidación de sus bases científicas y su reconocimiento
académico, su participación en la implementación de la educación sexual escolar y su
intervención en la producción de discursos sobre sexualidad, son cuestiones que las y los
sexólogos se sienten convocados a resolver y que los tornan un actor colectivo a considerar
para el análisis de los escenarios sexuales de la Argentina contemporánea.

UNIDAD 4
Crítica a los manuales diagnósticos clásicos.

Terapia sexual y normalización: significados del malestar sexual en mujeres y hombres


diagnosticados con disfunción sexual - Zavala y Herrera

El tratamiento de las disfunciones sexuales es tanto farmacéutico como conductual. Estudios


sociohistóricos han señalado las particularidades y limitaciones de las aproximaciones
biomédicas a los malestares sexuales. En este estudio presentamos reflexiones en torno a la
noción de disfunción sexual y los presupuestos bioconductuales de la terapia sexual. El
objetivo del estudio fue comprender los significados del malestar sexual en un grupo abierto
y de México en sesiones semanales de dos horas. Participaron tres mujeres terapeutas
sexuales, quince mujeres y diez hombres diagnosticados con algún tipo de disfunción sexual.
Un análisis cualitativo de los diálogos demostró que los significados de malestar sexual están
fuertemente ligados al establecimiento de un modelo ideal de normalidad sexual. Este modelo
se refiere a un estándar de desempeño sexual al cual las personas debían adaptarse para
cumplir con los estándares de normalidad. El género es un elemento constitutivo de dicho
modelo, inequidades y relaciones significantes de poder son reguladas, reproducidas y
reafirmadas a través del modelo que sustenta la terapia sexual.
En México, el malestar sexual ha sido abordado desde el enfoque sexológico en torno a la
noción de disfunción sexual. El feminismo y en el enfoque sociohistórico han cuestionado a
la sexología y el malestar sexual. La sexología es esencialista, intenta explicar un proceso
complejo y múltiple, como es el ejercicio del placer, basándose en una verdad interna, a partir
de esquemas únicos, básicos y uniformes. la sexología ha sustentado, legitimizado y
universalizado un modelo de sexualidad basado en criterios androcéntricos.
El estudio muestra la relevancia de las críticas dirigidas a la conceptualización sexológica de
la sexualidad al enfocar su atención en un tema de interés en la actualidad: las disfunciones
sexuales y su tratamiento mediante diversas técnicas que conforman la terapia sexual. Para
ello, resulta fundamental comprender la construcción histórica de la noción de disfunción
sexual y el establecimiento de la terapia sexual como una práctica legitimizada a partir de su
encadenamiento con la medicina y la biología.
Foucault (2000) refiere que a partir del siglo XIX se desarrolla una preocupación por los
estudios científicos hacia diversos aspectos considerados como sexuales, en la construcción
de la sexualidad como objeto de la ciencia. Desde su inicio, esta ciencia sexual se conforma
como una relación de poder que mediante discursos verdaderos sobre el sexo. Así, la
sexología se ha construido mediante un esfuerzo sostenido para darle al sexo y sus
manifestaciones un carácter científico, mediante el aislamiento y la individualización de
supuestas características específicas de la sexualidad, detallando los caminos de la
normalidad y sus variaciones anormales.
El concepto de normalidad sexual se ha conformado y transformado a través del
tiempo a partir de diversos discursos y en un contexto de relaciones de poder. La definición
de anormalidad ha surgido de prácticas sexuales ajenas al coito reproductivo, una
heterosexualidad natural.
Una relación coital vaginal y como un patrón único que permite el acceso al placer
sexual. Es decir, el modelo caracterizado por las cuatro fases que comprenden un ciclo de
excitación, meseta, orgasmo y resolución, se presenta como la contraparte objetiva de la
subjetiva sensación de placer sexual.
Así surge la terapia sexual como un tratamiento para que las parejas adapten su respuesta
sexual al ciclo, propuesta por Masters y Johnson y desarrollada a la par de sus
investigaciones sobre la respuesta sexual humana.
Otra autora Kaplan (1978a y 1985) reformula las fases del modelo de respuesta
sexual al incorporar la fase de deseo. Respuesta sexual que incluye tres fases: deseo,
exitación y orgasmo. Las disfunciones sexuales se divide en profunda (cuando la disfunción
se relaciona con factores insertados en la estructura de la personalidad) e inmediata (cuando
tiene que ver con factores presentes en el aquí y el ahora). También reformula el tratamiento
al recomendar que un solo terapeuta trabaje con ambos miembros de la pareja.
Masters y Jonhson (1976) diseñaron un programa terapéutico de pasos progresivos
con base en la asignación de tareas, cuyo objetivo era adaptar la respuesta sexual de las
parejas a los patrones establecidos como normales.
En la actualidad, las disfunciones sexuales han adquirido la categoría de entidades
clínicas y se encuentran descritas dentro del capítulo V de la Clasificación Internacional de
Enfermedades en su décima revisión (CIE-10, 1995) editado por la Organización Mundial de
la Salud, así como en el Manual de Diagnóstico y Estadística de la Asociación Psiquiátrica
Americana (DSM IV, 1995). En la sección de Trastornos sexuales y de la identidad sexual del
DSM IV, se definen las disfunciones sexuales como “una alteración del deseo sexual, por
cambios psicofisiológicos en el ciclo de la respuesta sexual y por la provocación de malestar
y problemas interpersonales” (DSM IV, 1995:505). El DSM IV incluye seis diferentes grupos
de trastornos sexuales y cada grupo clasifica trastornos específicos; para precisar el
diagnóstico se deben señalar algunos detalles que incluyen si el trastorno es de toda la vida
o adquirido, general o situacional, debido a factores psicológicos o combinados. Para definir
y clasificar las disfunciones sexuales, ambos compendios parten del modelo de respuesta
sexual humana de Masters y Johnson (1976a) y su clasificación incluye algunas
consideraciones sobre la fase de deseo teorizadas por Kaplan (1985).
Las disfunciones sexuales guarda relación con la respuesta sexual considerada normal, de
manera que mientras la variación se aleje más se considera como disfuncional.
La clasificación de la conducta humana brinda terreno fértil al control social tanto en el
nivel social como en el imaginativo. La clasificación supone crear diferencias, una
desigualdad y una jerarquía. En consecuencia, pone en marcha unos procesos en los que
a menudo se incluye la intimidación y estigmatización de ciertos grupos, estableciendo la
aplicación de normas, la creación de un lenguaje y unas imágenes culturalmente
dominantes.
La primera autora realizó observaciones en un grupo de terapia sexual por periodo de
un año. Durante ese tiempo el grupo trabajaba una vez por semana por un lapso de
dos horas.
En la mayoría de las sesiones el trabajo del grupo se dividía en tres partes. Durante
la primera y por un periodo aproximado de veinte minutos, el grupo trabajaba con movimientos
corporales y de relajación. En un segundo momento, el grupo se sentaba en círculo y alguna
de las terapeutas hacía preguntas generales acerca de la actividad anterior. En la parte final,
el grupo se dividía en subgrupos –según el número de terapeutas, - que dialogaban en torno
a las denominadas tareas que les eran encomendadas en sesiones anteriores. Las tareas
sexuales se referían a actividades que las personas debían realizar en su casa y reportar
durante las sesiones de terapia
Entonces la terapeuta evaluaba si era tiempo de asignar una nueva actividad o si se debía
continuar con la misma. En ocasiones, las y los pacientes reportaban no haber hecho la tarea
y hablaban al respecto.
La entrada al grupo fue paulatina y gradual. Se registró en un diario lo acontecido en las
sesiones, lo cual constituyó una primera sistematización y reducción del fenómeno que
pretendíamos comprender así como una primera interpretación de los datos. Dos diferentes
tipos de registro coexistieron.
El malestar sexual y su relación con un modelo ideal de normalidad sexual ,la terapia sexual
los significados de malestar sexual se vinculan con el establecimiento de un modelo ideal de
normalidad sexual. Este modelo se refiere a un patrón de desempeño sexual al cual las
personas debían adaptar sus prácticas sexuales para alcanzar los estándares de normalidad.
Hemos denominado a ese modelo como ideal, representa un patrón con el cual se compara
y valora la experiencia individual.

En busca de una supuesta perfección del pene

El modelo ideal de normalidad sexual tiene su fundamento en el patrón de respuesta sexual


propuesto por Masters y Johnson, el acontecimiento central es la penetración y en esencia la
atención se dirige a los eventos y cambios ocurridos en los genitales. El placer sexual es
explicado en términos biológicos, en conexión entre: respuesta sexual humana, la salud y
normalidad sexual. Se privilegia la existencia de una forma válida para experimentar placer
sexual, cuyas divergencias son designadas como disfuncionales.
La respuesta sexual de hombres y mujeres es presentada como complementaria, lo cual
puede indicar una primacía implícita de la heterosexualidad genital. El placer sexual se
desarrolla según construcciones androcéntricas de la sexualidad. Las diferencias entre los
sexos por relaciones significantes de poder, la guía fundamental para el placer sexual de
hombres y mujeres es el pene y la penetración vaginal. Es fundamental la existencia de un
supuesto funcionamiento correcto en donde la erección debe presentarse de manera
paulatina, firme y constante, listo para penetrar.
El malestar sexual de los hombres se vincula estrechamente con los significados en
torno al pene, y su relación con cierta construcción social de la masculinidad. Ser poseedor
de un pene significaba para ellos la responsabilidad de proporcionar y obtener disfrute en la
relación coital. Una infalibilidad en cuanto a la capacidad de erección. A diferencia de las
mujeres, los hombres no se cuestionaban sobre su capacidad de experimentar placer sexual,
pues concebían que orgasmo y eyaculación eran sinónimos. En este grupo, la demanda
inicial de los hombres estuvo relacionada con la preocupación por cubrir los estándares de
perfección en el funcionamiento del pene. Los principales motivos de consulta se
relacionaban con la falta de control en la eyaculación o en la erección.
Otros participantes comparten la sensación de malestar que producen las exigencias
de la respuesta sexual masculina requerida por el modelo. La referencia a los ejercicios
(tareas sexuales) y su liga con la palabra disfunción, revela la lógica intrínseca de la terapia
sexual, el objetivo es corregir la respuesta sexual considerada como anormal y adaptarla a
los estándares del modelo. El enfoque sexológico minimiza o anula la complejidad del
malestar sexual y afirma la construcción de un síntoma basado en una supuesta falla del
paciente: el malestar proviene de la incertidumbre frente al modelo y no de un displacer nacido
de la experiencia.
Las personas recibían un entrenamiento en sus prácticas sexuales por medio de la
asignación de diversos ejercicios denominados tareas. Las actividades estaban encaminadas
a que el o la paciente experimentara el orgasmo durante el coito heterosexual, lo cual implica
designar al pene como el órgano responsable del placer sexual para ambos sexos y descubre
una situación desigual de poder en la relación experto-paciente, pues el primero define por
anticipado lo más conveniente para el segundo, restando importancia a la experiencia
personal y, por tanto, al malestar.
La guía de tareas sexuales para hombres tiene como una de sus metas el control de
la eyaculación durante la penetración.
Kaplan (1978b) nombra a la técnica mencionada en el testimonio “la maniobra de Semans”
o “stop-start”, y la aconseja como una técnica más adecuada que “el método del apretón”
recomendado por Masters y Johnson (1976b), consiste en masturbarse y detener la actividad
un poco antes de sentir la inminencia de la eyaculación, como “stop”. Recuperado el control,
el hombre debe volver a estimularse el pene para repetir la experiencia. El objetivo de tal
actividad es entrenarlo para identificar las sensaciones corporales previas a la emisión del
semen y, de esta forma, retardar la eyaculación.¿por qué es importante que los hombres
aprendan a controlar el tiempo para eyacular?, pensamos que tal necesidad está vinculada
con el supuesto de que el detonante del placer femenino es el pene erecto dentro de la vagina.
La idea de que la penetración vaginal es el punto culminante de las relaciones sexuales
normales y saludables se fundamenta en una concepción esencialista de la sexualidad que
la remite y delimita únicamente a fines reproductivos.
La creencia en un supuesto funcionamiento normal del pene establece que las
variaciones serán consideradas como fracasos, disfunciones o anormalidades, lo cual
producirá malestar en los sujetos que signifiquen su desempeño sexual. Foucault (2000)
plantea la patología o anormalidad por la ciencia sexual, tiene su origen en lo que la institución
religiosa señalaba como pecado y atentado contra la voluntad divina expresada en la
sexualidad “natural” reproductiva. De esta manera, aunque la ciencia pretendía separar a la
sexualidad de su significación religiosa y pecaminosa, al mismo tiempo proporcionó nuevos
parámetros para homogeneizar el deseo y la práctica sexual.
La respuesta sexual incrementa la ansiedad de las personas que creen alejarse de
los estándares de normalidad y salud. La universalización y descontextualización de la
respuesta sexual ocasiona desconcierto cuando los hombres no entienden por qué “no
funcionan bien”. El discurso sexológico ha integrado en sus estudios factores de tipo
emocional, etarios, situación del vínculo afectivo con la pareja, y otros, pero los retoma como
elementos que alteran la “respuesta sexual normal”. Si lo estadísticamente normal es lo que
se presenta con mayor frecuencia estadística ¿por qué la normalidad no radica en la
variabilidad de la respuesta sexual?
En el grupo de terapia sexual nos percatamos de cierta ambigüedad con relación al
papel central de la penetración. Al mismo tiempo que se decía expresamente que la
penetración no era lo más importante en el acto sexual, la lista de tareas sexuales para
varones y mujeres estaba basada en el modelo ideal de normalidad sexual revelando así
contradicciones de fondo.
Diversos autores (Metcalf y Humphries, 1985; Seidler, 1995) han destacado que el
desempeño eréctil es clave para afirmar la identidad sexual de los hombres, que el deseo
sexual masculino se concibe como una fuerza irrefrenable y que la sexualidad masculina está
indisolublemente ligada al pene y sus representaciones.
Szasz (1998) concluye que las caricias y expresiones eróticas sin penetración, por
intensas que fueran, no eran consideradas relaciones sexuales por diversos grupos de
hombres. La erección y penetración son dos eventos sobrecargados de significado y los
genitales masculinos se pueden concebir separados del cuerpo como cobrando vida propia
y representando valor,
Diversas construcciones de género se entrelazan con esta sexualidad anclada en la
reproducción. El placer sexual se reduce a una mecánica sexual específica que intenta aislar
una esencia verdadera y al hacerlo se diluye la posibilidad de entender la multiplicidad de la
experiencia erótica humana. Se incurre en simplificaciones excesivas que pueden llevar a
concebir al placer sexual femenino como dependiente del pene y la penetración, deviniendo
en la idea de que los hombres son seres sexuales activos y las mujeres no lo son.
Diversas autoras han resaltado cómo al equiparar eyaculación y orgasmo, el placer
masculino se presenta como un proceso fisiológico que implica una necesidad de desahogo
sexual. Bajo esta premisa, la sexualidad masculina, considera que la excitación sexual está
basada en impulsos biológicos dolorosamente intensos, que requieren un inmediato alivio
(Szasz, 1998).
Al establecerse un tipo específico de respuesta sexual como normal y saludable, se
buscan los factores que causan la desviación.
En la canalización de los pacientes a terapia sexual, los médicos jugaron un papel
importante. Entre los especialistas existe la idea de que si la respuesta sexual no se adapta
al modelo ideal se puede deber a factores de tipo físico o psicológico. De manera particular,
y dado que el modelo descansa sobre el supuesto funcionamiento correcto del pene, la
sexualidad masculina se encuentra sujeta a vigilancia médica. Así, se han desarrollado un
vocabulario, exámenes clínicos, medicamentos, métodos de diferenciación y criterios
diagnósticos específicos para vigilar y regular médicamente la respuesta sexual de los
hombres. Debido que ésta se concibe como cifrada en el cuerpo biológico, con frecuencia los
hombres acudieron en primera instancia con el médico, quien realizó algunos exámenes
clínicos o de laboratorio y cuando consideraba que los factores eran de índole no orgánico,
referían al paciente a terapia sexual. Sin ignorar los factores orgánicos que median los
procesos anatomofisiológicos de la respuesta sexual, el placer nunca podrá ser reducido a
ellos. Hemos tratado de mostrar que esa conceptualización de la sexualidad ha sido
planteada desde una postura que traspasa la comprensión de los procesos orgánicos del
cuerpo y que ni la medicina, ni la terapia sexual la analizan o cuestionan, sino que la
reproducen.
Al respecto comenta Tiefer (1995): La salud sexual se ha reducido en los hombres
al funcionamiento eréctil del pene. La investigación y el tratamiento de la impotencia
constituyen para los urólogos una subespecialidad médica nueva y muy brillante, y las
tecnologías del diagnóstico y del tratamiento son una industria en pleno crecimiento. El campo
de la sexualidad masculina se concentra en un órgano físico específico y dicta normas
universalizadas de funcionamiento correcto e incorrecto. No existe un auténtico interés en la
sexualidad de una persona, por no mencionar la de una pareja de una cultura y relación
determinadas. Sólo hay normas universalizadas de órganos biológicos, como sucede con el
corazón o los riñones (Tiefer, 1995:315).
Nos parece relevante señalar cómo es entendido el término salud sexual desde la
perspectiva biomédica de la sexualidad. Tal y como señala Tiefer, cuando la sexualidad es
explicada en términos de salud, la ciencia médica deposita al placer sexual en partes
concretas del cuerpo y designa como saludable o no saludable su funcionamiento. Existen
opiniones encontradas sobre la relación entre los términos ‘salud’ y ‘sexual’, pues refieren
que dicha unión puede ser significada ya sea como el acceso a ciertos derechos o como la
base para legitimar ciertos criterios normativos de adaptación sexual. Creemos que la
presente investigación proporciona elementos para repensar las implicaciones de asociar
sexualidad con salud de manera acrítica.
Acerca del “verdadero” orgasmo
Un evento que inquietaba particularmente a las mujeres del grupo que observamos y
comandaba su decisión de acudir a terapia sexual era la preocupación por el orgasmo. De
acuerdo al modelo ideal de normalidad sexual, el orgasmo es la parte culminante del placer
sexual. En este contexto terapéutico y dado lo anteriormente expuesto, ese orgasmo sólo es
verdadero bajo una forma específica, es decir, cuando es provocado por un pene durante la
penetración vaginal. Algunas de las mujeres nunca habían experimentado un orgasmo, otras
conocían la experiencia por medio de la masturbación y buscaban adaptarla al modelo
normativo. También asistían mujeres que identificaban como primer motivo de consulta un
“bajo deseo sexual” y en el transcurso de la terapia se interesaban por el orgasmo.
El orgasmo se describe en el DSM IV de la siguiente forma:
El ciclo completo de respuesta sexual puede dividirse en las siguientes fases:
1. Deseo - 2.Excitación - 3. Orgasmo:
Esta fase consiste en el punto culminante del placer sexual, con la eliminación de la
tensión sexual y la contracción rítmica de los músculos del perineo y de los órganos
reproductores. En el varón existe la sensación de inevitabilidad eyaculatoria, que va
seguida de la emisión del semen. En la mujer se producen contracciones (no siempre
experimentadas subjetivamente como tales) de la pared del tercio externo de la
vagina. Tanto en el varón como en la mujer el esfínter anal se contrae de manera
rítmica.(DSM-IV, 1995:506, paréntesis del texto original.).
La definición anterior presenta varias dificultades. Al señalar al orgasmo como el
“punto culminante” del ciclo de respuesta sexual, determina que no hay relación sexual
completa sin orgasmo. Al basar la definición en los cambios anatomofisiológicos acontecidos
en los órganos genitales, relaciona estrechamente a la sexualidad con la fisiología
reproductiva. Así, en un intento de unificar criterios y sustentarlos en evidencias objetivas,
este enfoque reduce y desconoce la infinita posibilidad del erotismo humano. Otro aspecto
que concierne directamente al género es que la definición separa y especifica el orgasmo por
sexo, pero en ambos casos describe la experiencia refiriéndola a los órganos que participan
en la penetración vaginal. En los varones el orgasmo queda
equiparado a la eyaculación, evento observable. En la mujer es de resaltar el hecho de que
las contracciones vaginales pueden pasar desapercibidas para las propias mujeres lo cual
sugiere una cierta desestimación de la experiencia erótica.
Algunas preguntas de las mujeres que solicitaban atención eran: ¿cómo son los
verdaderos orgasmos?, ¿qué es un orgasmo?, ¿lo que siento es un orgasmo?, ¿por qué no
tengo orgasmo en la relación sexual? Con frecuencia les preocupaba obtener un orgasmo
producido por el pene de su compañero y les era difícil asimilar que el pene no fuera el
“detonante” del mismo:
Este discurso médico-sexológico apoya la idea de que físicamente las mujeres pueden tener
un orgasmo y no experimentarlo. En el fragmento anterior, la terapeuta hace referencia a
cómo son presentados los orgasmos en las revistas y el grupo confirma la veracidad de su
frase. Recordemos cómo, en efecto, en los medios masivos de comunicación se representa
mitificada a la experiencia del orgasmo femenino. Muchas personas hacen de esa imagen la
norma de lo que debe ser y comparan su experiencia con ella; mientras mayor distancia exista
entre ambas aumentará la posibilidad de significar con malestar la vida sexual, porque se
tiene la convicción de que lo representado por los medios es la imagen fidedigna de un
“verdadero” orgasmo. Nos parece relevante resaltar las construcciones que nuestra cultura
ofrece en torno a la importancia del orgasmo, evento que seguramente en otras culturas tiene
un significado y estatus diferente. El orgasmo es inaprensible, un evento singular.
Aquí las mujeres intentan describir la experiencia sensorial del orgasmo usando sus palabras.
La preocupación por saber cómo es el orgasmo y si lo sienten o no, tiene que ver con cómo
ha sido construida dicha experiencia desde el modelo ideal de normalidad sexual. El discurso
científico señala a las contracciones vaginales como el referente material más claro del
orgasmo femenino por lo que ellas esperaban atentas sensaciones extraordinarias en la
vagina e insistían con frecuencia que debía haber algo que denominaban “los verdaderos
orgasmos”:
No es nueva la reflexión sobre los “verdaderos” orgasmos de las mujeres. Ya en 1968 Anne
Koedt publicó su artículo El mito del orgasmo vaginal. En él planteó cómo el orgasmo vaginal
alcanzado exclusivamente mediante el coito había sido durante mucho tiempo para los
expertos una nota clave sobre la normalidad femenina y la salud sexual de las mujeres. Al
revisar los planteamientos de Koedt, Gerhard (2001) expone que los estudios sexológicos
como los de Kinsey y Masters y Johnson proporcionan argumentos para considerar que la
sexualidad masculina y femenina tenían más similitudes que diferencias. Para la autora, los
textos sexológicos contaban incluso con el potencial para alterar sustancialmente no sólo la
práctica heterosexual, sino también la asociación profundamente arraigada entre la
sexualidad de una mujer y su identidad de género. Ella relata cómo las feministas de la
segunda ola (1968-1973) cuestionaron el carácter innato de la heterosexualidad y
defendieron la idea de una sexualidad femenina autónoma del coito con un hombre,
apoyándose en las investigaciones sexológicas.
Sin embargo, en el ejemplo del contexto que aquí detallamos el resultado de la
intervención terapéutica parece ser lejano a una experiencia “liberadora” en el sentido de que,
en lugar de favorecer la reflexión sobre las condiciones de sujetación que hacen difícil el
ejercicio del placer, se ofrece un modelo normativo para que los sujetos realicen prácticas de
sí tendientes a la normalización. Resulta alentador pensar una sexualidad construida sobre
bases más equitativas; sin embargo, es necesario enfatizar que, aun cuando los textos
sexológicos contengan elementos para pensar en dichos términos la sexualidad, los
significados reportados en numerosos estudios revelan que existen contextos en los que la
interpretación es diferente.
Los orgasmos que no se adecuan al modelo ideal de normalidad sexual, aun cuando
se disfrutan, no parecen recibir el mismo valor. En el siguiente fragmento una mujer habla de
cómo aprendió a sentir orgasmos.
PM3 habla de que agradece a una persona que le enseñó a masturbarse a los
diecisiete años; esa mujer mayor le decía que si se frotaba entre las piernas iba a
sentir muy rico, PM3 dice que lo hacía con un trapo y sentía orgasmo, pero que lo
dejó porque pensaba que era malo. Después lo retomó, aún de casada, con el
esposo no se siente excitada, se masturba, y entonces se siente culpable. PM5
pregunta si se masturba delante del esposo y PM3 le contesta que no porque siente
que él se va a ofender si ella se pone el trapo en vez del pene (así se masturba, con
un trapo entre las piernas), ella no le ha contado del trapito, ni de cómo se masturba.
PM6 le dice que debería permitirse hacer eso con él. PM5 dice que ella sí introduce
su vibrador en la relación, PH1 también opina que ella debería introducir el trapito
en su relación.
El malestar de PM3 se asocia con la construcción de una forma válida para
experimentar el placer sexual establecida en el modelo. Es evidente que la construcción
acerca de la primacía del pene como detonante del placer sexual femenino obstaculiza la
validación de la propia experiencia para esta mujer. La anterior descripción de la técnica de
masturbación fue quizá la más explícita que encontramos en el transcurso de las
observaciones, aún cuando por la rapidez con que PM3 narró su historia fue necesario usar
un discurso indirecto para capturarla. Es oportuno señalar que aunque la técnica de
masturbación en el caso de los hombres es explícita y forma parte de las tareas sexuales, en
el caso de las mujeres no hay indicaciones específicas o técnicas, únicamente se indica tocar
los genitales y tener sensaciones o autoestimularse con lubricante hasta el orgasmo. Se
puede decir que debido al papel prioritario que se le asigna al pene en el placer femenino,
éste no se puede pensar sino en función de aquél, y por lo tanto toda técnica de
autoestimulación es meramente preparatoria. Así, a partir de esa perspectiva el camino al
orgasmo femenino queda sujeto al desempeño del pene y oculto tras la importancia asignada
a la penetración.
Al igual que en los hombres, en diversas ocasiones la falta de adecuación al modelo
era percibida por las mujeres como una “falla” en el funcionamiento del cuerpo. Esto se
relaciona con el discurso que el enfoque biomédico tiene en torno al malestar sexual.
PM12 Llora y continúa hablando de dificultades con su familia. Cambia el tema y
dice: comencé a preocuparme si es algo de mi organismo, de adentro. Yo quiero
tener logros pronto ¿y si no es nada más y pueda ser algo físico, el que yo no tenga
orgasmos? Antes de mi menstruación, unos días antes, estoy que no quiero ni que
me vean...//...para mí el sexo no es primordial, yo puedo vivir sin el sexo.
La preocupación sobre un supuesto origen orgánico del síntoma remite a cómo ha
sido construido el modelo ideal de normalidad sexual. La ausencia de deseo se encuentra
patologizada y la paciente intenta explicar su supuesta patología con el proceso hormonal de
la menstruación. La medicina occidental ha tratado de solucionar los problemas del organismo
con sustancias y la sexualidad no ha escapado a ello, como demuestra la gran difusión de
medicamentos que pretenden incidir en el funcionamiento eréctil de los genitales masculinos.
El fragmento que sigue aborda la presentación de una sustancia para las mujeres.
T1: A mí me sugirieron este producto. Saca una caja con una especie de tubitos.
Se llama viacrime y es como viagra para las mujeres. Me costó dos mil pesos, si de
repente alguna quiere probar qué se siente... las puedo vender sueltas en
doscientos pesos. Le preguntan
qué se siente, si ella ya probó... sí, se sienten cosas, se siente mayor sensibilidad,
es más fácil alcanzar el orgasmo, no que la cremita y ya está el orgasmo, aquí dice
que son tres o cuatro veces de uso. Yo me puse la mitad. Bueno las traje para que
vean que ahí está esto. No es la panacea, no es la solución, pero sí ayuda, esto
ayuda relajando, llenando de sangre los labios, sí ayuda.
T2 lee un folleto que acompaña al producto, está en francés y auxilia en la
traducción, una frase dice: su deseo de hacer el amor aumenta y aumenta...
PM5: ¡Ah!, está pensado en los señores.
Risas en el grupo.
T2 continúa la traducción: es una crema que promueve la sensibilidad en el
clítoris... PM5: Vamos a hacer tandas
T1: Bueno, que sepan que aquí está. Si se ingiere, no pasa nada, se puede
sexo oral. PM3: Va a salir carito.
T2: Así que mejor a trabajar con sus chambas.
Risas. Se dividen en subgrupos
La vigilancia de la sexualidad desde el campo médico ha desencadenado un
progresivo interés en la industria farmacéutica formal para desarrollar sustancias que logren
adecuar la respuesta sexual a los estándares de normalidad. Esto se ha dirigido con mucho
mayor fuerza y constancia a los hombres, a quienes una industria creciente a gran escala les
promociona válvulas, prótesis genitales y pastillas, entre otros productos. Quizá la dificultad
de apresar el orgasmo femenino había salvado a las mujeres de la regulación farmacológica
del placer, pero aquí vemos cómo también se comienza a filtrar la industria del sexo en ese
campo. Los laboratorios pueden así lucrar con el malestar generado por el modelo, al ofrecer
la ilusión de que el fármaco sustituye el deseo, la imaginación o la sensibilidad.
Conclusiones
Las disfunciones sexuales y su tratamiento mediante la terapia sexual sólo pueden ser
avalados por una interpretación biomédica de la sexualidad. Tal enfoque postula la existencia
de una supuesta sexualidad natural que puede ser aislada de los sujetos y manipulada en
nombre de una concepción particular de la salud y el bienestar. Los significados encontrados
en este estudio apoyan la idea de que la experiencia sexual trasciende los límites del modelo
ideal de normalidad sexual que sostiene el tratamiento sexológico. Colocarse en el lugar de
experto y poseer la verdad sobre el sexo implica ignorar que nadie es inmune a los efectos y
el ejercicio del poder y que ni la ciencia, ni las buenas intenciones nos libran de dicho ejercicio.
La clasificación de los eventos sexuales en categorías dicotómicas es una práctica cuya
historia revela un complejo entramado de circunstancias políticas y sociales que trascienden
a la biología. Aunque bajo el orden de género siempre interpretamos el cuerpo como sexuado,
el placer no puede ser reducido a sus traducciones. La investigación sobre sexualidad
requiere de la problematización y el análisis de las nociones y categorías establecidas como
verdaderas por la ciencia sexual. Aún cuando la presente investigación tiene como escenario
de estudio un grupo específico de terapia sexual, el discurso desarrollado sobre el malestar
sexual refleja diversas construcciones sobre la sexualidad que trascienden dicho espacio.

UNIDAD 5
Disidencias sexuales. Definiciones, conceptos y sexualidades. Identidades trans y no
binarias, orientaciones no hegemónicas. Intersexualidad. Marco ideológico y social.
Transodio. Legislación. Familias homoparentales y transparentales, respeto y valor de la
diversidad.
Ley 26.743 IDENTIDAD DE GÉNERO

Establécese el derecho a la identidad de género de las personas.


Sancionada: Mayo 9 de 2012
Promulgada: Mayo 23 de 2012
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc.
sancionan con fuerza de Ley:

ARTÍCULO 1o — Derecho a la identidad de género. Toda persona tiene derecho:


a) Al reconocimiento de su identidad de género;
b) Al libre desarrollo de su persona conforme a su identidad de género;
c) A ser tratada de acuerdo con su identidad de género y, en particular, a ser identificada de
ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad respecto de el/los nombre/s de pila,
imagen y sexo con los que allí es registrada.

ARTÍCULO 2° — Definición. Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e


individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con
el
sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto
puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios
farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido.
También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los
modales.

ARTÍCULO 3o — Ejercicio. Toda persona podrá solicitar la rectificación registral del sexo, y
el cambio de nombre de pila e imagen, cuando no coincidan con su identidad de género
autopercibida.

ARTÍCULO 4o — Requisitos. Toda persona que solicite la rectificación registral del sexo, el
cambio de nombre de pila e imagen, en virtud de la presente ley, deberá observar los
siguientes requisitos:
1. Acreditar la edad mínima de dieciocho (18) años de edad, con excepción de lo establecido
en el artículo 5° de la presente ley.
2. Presentar ante el Registro Nacional de las Personas o sus oficinas seccionales
correspondientes, una solicitud manifestando encontrarse amparada por la presente ley,
requiriendo la rectificación registral de la partida de nacimiento y el nuevo documento
nacional de identidad correspondiente, conservándose el número original.
3. Expresar el nuevo nombre de pila elegido con el que solicita inscribirse.
En ningún caso será requisito acreditar intervención quirúrgica por reasignación genital total
o parcial, ni acreditar terapias hormonales u otro tratamiento psicológico o médico.

ARTÍCULO 5° — Personas menores de edad. Con relación a las personas menores de


dieciocho (18) años de edad la solicitud del trámite a que refiere el artículo 4o deberá ser
efectuada a través de sus representantes legales y con expresa conformidad del menor,
teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño/a de
acuerdo con lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley 26.061
de protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Asimismo, la persona
menor de edad deberá contar con la asistencia del abogado del niño prevista en el artículo
27 de la Ley 26.061. Cuando por cualquier causa se niegue o sea imposible obtener el
consentimiento de alguno/a de los/as representantes legales del menor de edad, se podrá
recurrir a la vía sumarísima para que los/as jueces/zas correspondientes resuelvan, teniendo
en cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño/a de acuerdo con
lo estipulado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley 26.061 de protección
integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes.

ARTÍCULO 6° — Trámite. Cumplidos los requisitos establecidos en los artículos 4° y 5°, el/la
oficial público procederá, sin necesidad de ningún trámite judicial o administrativo, a notificar
de oficio la rectificación de sexo y cambio de nombre de pila al Registro Civil de la jurisdicción
donde fue asentada el acta de nacimiento para que proceda a emitir una nueva partida de
nacimiento ajustándola a dichos cambios, y a expedirle un nuevo documento nacional de
identidad que refleje la rectificación registral del sexo y el nuevo nombre de pila. Se prohíbe
cualquier referencia a la presente ley en la partida de nacimiento rectificada y en el documento
nacional de identidad expedido en virtud de la misma.
Los trámites para la rectificación registral previstos en la presente ley son gratuitos,
personales y no será necesaria la intermediación de ningún gestor o abogado.

ARTÍCULO 7° — Efectos. Los efectos de la rectificación del sexo y el/los nombre/s de pila,
realizados en virtud de la presente ley serán oponibles a terceros desde el momento de su
inscripción en el/los registro/s.
La rectificación registral no alterará la titularidad de los derechos y obligaciones jurídicas que
pudieran corresponder a la persona con anterioridad a la inscripción del cambio registral, ni
las provenientes de las relaciones propias del derecho de familia en todos sus órdenes y
grados, las que se mantendrán inmodificables, incluida la adopción. En todos los casos será
relevante el número de documento nacional de identidad de la persona, por sobre el nombre
de pila o apariencia morfológica de la persona.

ARTÍCULO 8° — La rectificación registral conforme la presente ley, una vez realizada, sólo
podrá ser nuevamente modificada con autorización judicial.

ARTÍCULO 9° — Confidencialidad. Sólo tendrán acceso al acta de nacimiento originaria


quienes cuenten con autorización del/la titular de la misma o con orden judicial por escrito y
fundada. No se dará publicidad a la rectificación registral de sexo y cambio de nombre de pila
en ningún caso, salvo autorización del/la titular de los datos. Se omitirá la publicación en los
diarios a que se refiere el artículo 17 de la Ley 18.248.

ARTÍCULO 10. — Notificaciones. El Registro Nacional de las Personas informará el cambio


de documento nacional de identidad al Registro Nacional de Reincidencia, a la Secretaría del
Registro Electoral correspondiente para la corrección del padrón electoral y a los organismos
que reglamentariamente se determine, debiendo incluirse aquéllos que puedan tener
información sobre medidas precautorias existentes a nombre del interesado.

ARTÍCULO 11. — Derecho al libre desarrollo personal. Todas las personas mayores de
dieciocho (18) años de edad podrán, conforme al artículo 1° de la presente ley y a fin de
garantizar el goce de su salud integral, acceder a intervenciones quirúrgicas totales y
parciales
y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su
identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir autorización judicial o
administrativa. Para el acceso a los tratamientos integrales hormonales, no será necesario
acreditar la voluntad en la intervención quirúrgica de reasignación genital total o parcial. En
ambos casos se requerirá, únicamente, el consentimiento informado de la persona. En el caso
de las personas menores de edad regirán los principios y requisitos establecidos en el artículo
5° para la obtención del consentimiento informado. Sin perjuicio de ello, para el caso de la
obtención del mismo respecto de la intervención quirúrgica total o parcial se deberá contar,
además, con la conformidad de la autoridad judicial competente de cada jurisdicción, quien
deberá velar por los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño o niña de
acuerdo con lo estipulado por la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley 26.061
de protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes. La autoridad judicial
deberá expedirse en un plazo no mayor de sesenta (60) días contados a partir de la solicitud
de conformidad. Los efectores del sistema público de salud, ya sean estatales, privados o del
subsistema de obras sociales, deberán garantizar en forma permanente los derechos que
esta ley reconoce. Todas las prestaciones de salud contempladas en el presente artículo
quedan incluidas en el Plan Médico Obligatorio, o el que lo reemplace, conforme lo
reglamente la autoridad de aplicación.

ARTÍCULO 12. — Trato digno. Deberá respetarse la identidad de género adoptada por las
personas, en especial por niñas, niños y adolescentes, que utilicen un nombre de pila distinto
al consignado en su documento nacional de identidad. A su solo requerimiento, el nombre de
pila adoptado deberá ser utilizado para la citación, registro, legajo, llamado y cualquier otra
gestión o servicio, tanto en los ámbitos públicos como privados.
Cuando la naturaleza de la gestión haga necesario registrar los datos obrantes en el
documento nacional de identidad, se utilizará un sistema que combine las iniciales del
nombre, el apellido completo, día y año de nacimiento y número de documento y se agregará
el nombre de pila elegido por razones de identidad de género a solicitud del interesado/a.
En aquellas circunstancias en que la persona deba ser nombrada en público deberá utilizarse
únicamente el nombre de pila de elección que respete la identidad de género adoptada.

ARTÍCULO 13. — Aplicación. Toda norma, reglamentación o procedimiento deberá respetar


el derecho humano a la identidad de género de las personas. Ninguna norma, reglamentación
o procedimiento podrá limitar, restringir, excluir o suprimir el ejercicio del derecho a la
identidad de género de las personas, debiendo interpretarse y aplicarse las normas siempre
a favor del acceso al mismo.

ARTÍCULO 14. — Derógase el inciso 4° del artículo 19 de la Ley 17.132.


ARTÍCULO 15. — Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.
DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A
LOS NUEVE DÍAS DEL MES DE MAYO DEL AÑO DOS MIL DOCE.

NUÑEZ NORIEGA ..CAP 3 QUE ES LA DIVERSIDAD SEXUAL

Diversidad sexual
,tres usos comunes del término
Tres son los usos comunes del termino diversidad sexual los cuales vamos a ampliar a
continuación
1. como EUFEMISMO o forma decente, para referirse públicamente a individuos o grupos
estigmatizados con palabras consideradas vulgares.
2 .como termino SOMBRILLA para agrupar a esos individuos o grupos estigmatizados por
sus prácticas sexuales o por su identidad sexo –genérica.
3 .como forma para referirse a la OTREDAD de la trilogía macho-masculino-heterosexual.
1 como EUFEMISMO de manera tradicional se usa el término de diversidad como una
expresión para decir gay ,lesbiana, bisexual, transgenero o de plano puto, marimacha,
bicicleta, vestida o loca como estos términos no son adecuados para un discurso público
político ,entonces se recurre a la menos altisonante locución ,DIVERSIDAD SEXUAL ,Este
uso tuvo varias acepciones valga recordar que el termino gay, surge en Estados Unidos como
categoría de identidad política para contestar al discurso médico y policiaco de la
homosexualidad y para reivindicar una actitud vital y positiva hacia la sexualidad y en términos
generales de la sensibilidad ideal del patriarcado.
Paulatinamente el termino diversidad sexual, confiere una legitimidad importante que se ve
aprovechada para el avance de la existencia sexual de las personas , sobre todas de aquellas
tradicionalmente estigmatizadas. Esta legitimidad proviene de su asociación simbólica con la
creciente legitimidad en el lenguaje político mundial a respeto de la biodiversidad y a la socio
diversidad impulsado por los movimientos ambientalistas y por los movimientos de las
minorías étnicas en los llamados países desarrollados más allá de todo. La legitimidad se
ha ido construyendo en el proceso de democratización que se gesta entre los 80 y 90 en la
llamada transición democrática, aquí aparece un valor central :EL RESPETO A LAS
DIFERENCIAS .Es en este escenario cultural y político donde la noción de diversidad sexual
se nutre de un mayor consenso ,se avanza en visibilizar y proscribir la discriminación al menos
en sus formas más groseras y evidentes.
En líneas posteriores abordaremos el termino HOMOFOBIA DIFERENCIALISTA , aquella
que ..utiliza la tolerancia de las diferencias… ,para garantizar la inequidad
jurídica.(Barillo,2000).
2 como término SOMBRILLA, se usa el mismo para una diversidad de identidades sociales
,históricas y políticas ,portadoras de sus propias limitaciones y posibilidades liberadoras ,no
completamente exploradas en sí mismas, el problemas que aquí radica es que se engloba
en una misma percepción ideológica y política ,homogeneiza ándolos a personas y grupos
con intereses ,experiencias de vida ,necesidades y posiciones sociales ,simbólicas y políticas

Dicho de otra manera el termino de diversidad sirve para subordinar u ocultar precisamente
a quienes resultan más inquietantes para la moral pública: los y las llamadas transgeneros
,intersexuales y transexuales al punto de no reconocerse a si mismos/as.
Entendiendo el término de transgenero como la persona transgresora del género masculino
o femenino que la sociedad espera y trata de imponer a partir del sexo biológico ,un término
preferido por algunos es el de DISFORIA DE GENERO. El transexual es una persona que,
en primera instancia , no se siente a gusto con su propio sexo biológico y desea un cambio
de sexo.
3. su uso para referirse a la OTREDAD de la heterosexualidad
Este término está siendo empleado para agrupar a personas y grupos con identidades no
heterosexuales ,es un absoluto equivoco tanto lingüístico como ideológico .de hecho no
existen grupos de la diversidad existen miembros de una totalidad diversa .Lo mismo sucede
con las personas y la sexualidad ,todas son personas y todas tienen una sexualidad diferente
,son integrantes de una totalidad que es diversa: las personas.
El termino más allá, divide ya que mantiene incólume un elemento sexista: el heterosexismo
.esto es la ideología y practica que jerarquiza las sexualidades como superior a las otras
prácticas e identidades sexuales .y deja entrever eso que queda atrapado en e el habla
popular, cuando se dice “es de los otros” para referirse a los homosexuales ,lo que coloca en
el plano simbólico la heterosexualidad ,como la identidad central ,única, y natural completa
,absoluta del ser ,al grado de que ni siquiera tienen que decir su nombre.
Sin embargo existe un “Afuera”, una periferia , los diversos pero que por reflejo simbólico da
vi no es diverso ,sino homogéneo ,unificado. Por eso cabe preguntarse, si unos grupos son
de la diversidad sexual , entonces los otros ,los no gay, las no lesbianas, los no bisexuales
,los no transgeneros ,etc. esto es, los no diversos ,¿Qué son? los de la homogeneidad sexual
,los de la unicidad sexual…detrás de este uso se reproduce de nuevo el viejo correlato
heterosexual normal y los raritos, los normales y los perversos .Los diversos de ahora son
las locas de antes ,pero en un lenguaje políticamente correcto.
Más bien debemos cambiar los conceptos de su uso, desde esta perspectiva los grupos de
diversidad sexual , no existen. Si bien su uso es lingüísticamente correcto cabe discutir su
sustento en la teoría y en la investigación y sus consecuencias políticas.
Este es un tema que merece particular atención y qué nos lleva a tres asuntos de fondo:¿Cuál
es la posición teórica que hace posible y deseable la afirmación de que la existencia sexual
de las personas es diversa? qué implicaciones tiene para la manera de pensar las identidades
sexuales ¿Qué implicancias políticas nos lleva el concepto .más allá de las persona y de la
sociedad, sino a la sexualidad de cada persona?

NUÑEZ ,CAPITULO 4
,LOS DISCURSOS DOMINANTES DEL CAMPO SEXUAL: SU VISION INTEGRISTA

El concepto de DIVERSIDAD SEXUAL , surge en el campo sexual para cuestionar , las


ideologías dominantes que construyen las distinciones, de las cuales se derivan poderes y
beneficios para quienes cumplen con los criterios aceptados .Para ello es importante la
claridad teórica con relación a la comprensión de las ideologías que organizan el sistema de
distinción sexual, y de representaciones dominantes de la existencia sexual de las personas.

Para la teoría QUEER, este es un sistema dominante que contienen a su vez tres formas de
entender y reducir la existencia sexual:

1) EL BINARISMO SEXUAL

2) EL BINARISMO DE SEXO

3) EL BINARISMO EROTICO

En cada uno de estos tres enfoques se instauran particulares dispositivos de poder/saber


sobre diferentes aspectos de la vida sexual de las personas que son silenciadas , reprimidas,
limitadas ,oprimidas .
la organización de estos tres aspectos en una serie de dispositivos de poder (entendiéndose
como artefactos materiales ,regulaciones institucionales y discursos que estructuran las
relaciones de poder ,esto es de influencia ,subordinación ,control ,determinación o
manipulación sobre las personas ,sus pensamientos y sentimientos, sus acciones ,sus
relaciones o sus cuerpos )es lo que EL FEMINISMO, ha llamado SISTEMA DE
ORGANIZACIÓN SEXOGENERICA O SISTEMA PATRIARCAL. Este sistema se apoya en
dos ideologías: EL ANDROCENTRISMO Y EL HETEROSEXISMO.E l análisis del este binario
del patriarcado nos servirá para despejar creencias, valores, supuestos y concepciones .

1) EL BINARISMO SEXUAL

A menudo ,cuando se define el concepto de GENERO, se le distingue del concepto de SEXO,


está última se refiere a la dimensión biológica y el Genero a la expectativa de comportamiento
socialmente asignado a los sexos ,el género aparece así como una construcción social ,sin
embargo el concepto sexo, también es una construcción social, es decir una categoría que
nos permite ordenar la realidad de cierta manera ,por ejemplo cuando se refieren a “son una
pareja de sexo opuestos” ,porque pensamos que los sexos se oponen…esta concepción
además de tener una concepción machista ,contiene una concepción heterosexista ,que
considera a los varones y mujeres como sexos opuestos que se complementan Y parten de
una supuesta evidencia biológica, corporal ,material: el pene y la vagina pero si, observamos
los cuerpos no, encontramos nada que nos indique ni oposición ,ni complementariedad en sí
mismo. En realidad esta visión patriarcal ,parte que los sexos de definen por los genitales y
el fin de la práctica sexual es la reproducción .Esto es la ideología reproductiviSta y la
ideología heterosexista.

El binarismo sexual es la ideología y practica de construir ,dos sexos de los cuerpos humanos
pero también encontramos una serie de evidencias corporales que nos demuestran que m as
allá de opuestos y complementarios existe una variedad sexual ,como el Hermafroditismo, y
que hoy se reconoce como parte de esa realidad más amplia denominada
INTERSEXUALIDAD: Personas que nacen con características sexuales cromosómicas
,gonadales ,genitales u hormonales que no coinciden con las categorías sexuales binarias de
macho y hembra humanos. A la vez estas variantes sexuales a nivel biológico se clasifican
entre otras en síndrome de Turner,

Síndrome de Klinefelter , con cromosomas xyy, xxx llamados superhombres y supermujeres


,etc .

Hay sin embrago variantes que involucran otros aspectos que contribuyen a construir lo que
llamamos sexo: el sexo gonadal ,el sexo genital y el sexo hormonal. En este sentido , en la
bibliografía sobre el tema se señalan dos variantes: hiperplasia suprarrenal y testículo
femenizante .Los términos hormonas masculinas y femeninas y hormona machos u hembra
son absolutamente engañosos porque nos hacen pensar que estos compuestos químicos son
constitutivos de la masculinidad o feminidad ,lo cual es falso, pues lo que se entiende como
masculino y femenino es algo que depende de cada cultura y de sus propias convenciones
de sentido.

Está claro que las variantes cromosómicas y la presencia de genitales hembras o machos
externos e internos como así también los rasgos secundarios diversos nos remiten a una
realidad sexual que lejos está, de ser atrapada en una concepción binaria.

La realidad de la intersexualidad, si bien se encuentra en un 1 y 3% de la población, evidencia


que el sexo biológico es un continuo ,no una dualidad. Hay mucho mas que macho y hembra
,hay dualidad en una sola persona y hay ambigüedad en otras.
La naturaleza biológica del ser humano no es binaria ,el binarismo sexual es una construcción
cultural .una estudiosa del tema señala que existen al menos 5 sexos en la especie humana:
hembra ,macho, hermafrodita verdadero (quien posee un testículo y un
ovario)pseudohermafrodita macho (tiene testículos y genitales de las hembras pero no
ovarios)y pseudohermafrodita hembra(tiene ovarios y algunos aspectos de los genitales
machos pero no testículos).

Para lidiar con esta realidad de la naturaleza los dispositivos de poder medico han tratado
de ajustar la naturaleza al binarismo occidental de que deben existir solo dos
sexos…recurriendo incluso hasta las cirugías.

Un interesante movimiento político ,critico el binarismo sexual entre los cuales se encuentran
algunos intersexuales, estos prefieren considerarse en la transexualidad ,y refiere a aquellos
varones y mujeres en el ámbito cromosómico ,genital y gonadal que, sufriendo una disonancia
entre su cuerpo y su sentido de identidad sexual ,se someten a una cirugía con el fin de
transformar sus órganos genitales y realizar otras modificaciones corporales .Existe lo que se
conoce como reasignación sexual que involucra fundamentalmente los genitales a pesar de
que no se encuentran con el aval de las instituciones médicas las transexuales se enfrentan
a múltiples dificultades tanto en su proceso de transformación corporal como a su posterior
integración social.

La realidad es que muchos individuos transexuales, presentan trastornos emocionales que


tienen que ver con las dificultades jurídicas y médicas para cambiar su identidad social
,empezando por su nombre así como la violencia del entorno ,como también para conseguir
empleo ,o la inseguridad económica y el acoso policiaco y vecinal, que repercute en su
capacidad para solventar los gastos médicos involucrados en su transformación esto impacta
de lleno en condiciones de pobreza ,marginalidad y mala salud.

Entre los países latinoamericanos , no se ha desarrollado aun una conciencia política


extendida y amplia aunque ya empieza a hacerse visibles la población transexual en el
espacio legislativo y cultural .

2) EL BINARISMO DE GENERO

El sexismo hace derivar del dualismo sexual antes mencionado otro dualismo ,el dualismo de
Genero: la noción de que de los cuerpos machos y los cuerpos hembras se derivan
naturalmente disposiciones diferencias de sentir percibir, pensar y actuar .ya que se suponen
una serie de disposiciones llamadas masculinas o femeninas .la gran paradoja aquí consiste
sin embargo en que la sociedad configura una diversidad de dispositivos de poder para
construir en cada individuo socialmente esas características que ,siendo conscientes habrían
de expresarse naturalmente sin ningún condicionamiento social. Esta paradoja evidencia que
son completamente arbitrarias las construcciones sociales heredadas.

Los significados de genero atribuidas a los colores y a lo que sea son siempre convenciones
sociales y están sujetas a disputas y a cambio.

No existen genitales masculinos o femeninos pues, no son propiedades intrínsecas a las


cosas o seres sino un significado atribuido y que se pretende naturalizar desde la lectura
patriarcal, que es la lectura dominante .Cambiar el lenguaje es empezar a cambiar las
concepciones.

En este sentido también cabe mencionar a el hombre femenino o la mujer masculina o los
hombres y mujeres que integran comportamientos y cualidades consideradas masculinas y
femeninas en sus propias personas y en diferentes grados y circunstancias (andróginas,
travestis o trans generos ) no pueden se aprehendidas con esta conceptuación binaria e
integrista, al grado de que su identificación como hombre y mujeres se pone en entredicho.
Y como la ideología dominante no puede admitir que está equivocada, entonces plantean”
faltan o sobran hormonas, sus genes son diferentes ,padecieron problemas de identificación
con sus padres o madre, etc. ”.de nuevo subsiste la idea de que la naturaleza se equivoca.

La patologizacion de la disidencia de genero desde la medicina o desde la psicología, a


través de ese invento homofóbico y misógino llamado,”desorden de identidad de género “es
el correlato de la violencia de padres y familiares o incluso de cualquiera que considere su
tarea u obligación de hacer valer o forzar la adscripción a las concepciones dominantes de
genero.

Ciertamente el binarismo de genero involucra la idea de esa concepción dual e integrista de


los géneros masculinos y femenino ,otro elemento ,el Androcentrismo: La ideología y práctica
cotidiana de jerarquización a las personas ,los objetos y los seres del mundo según sus
connotaciones de género como así también a los que no cumplen el ideal social de
masculinidad o femeneidad.se visibiliza el desprecio homfobico hacia los varones afeminados
,que llega a actos inimaginables de brutalidad o a actos menos visibles, pero no menos
visibles como el Bull ying, que conduce a múltiples trastornos emocionales y acciones
incluso como el suicidio. El hombre afeminado pareciera renunciar al poder derivado de su
potencial derivado de su potencial masculinidad en la sociedad ya que la identidad masculina
es aprendida socialmente .por su parte ,la mujer masculina es vista como alguien que
ambiciona un poder que la sociedad sexista a reservado a los sujetos masculinos .

Ambos resultan amenazantes es por eso que que algunas personas consideran que hay que
someterlos ,violentarlos ,castigarlos ,darles una lección ejemplar y ponen en entredicho el
carácter supuestamente natural de los géneros ,algo que es intolerable desde el punto de
vista social y personal .

Entendiendo a la homofobia que es ante todo un discurso y una práctica

Supremachista que generan poder y diferentes beneficio s en quienes la ejercen .a su vez


,no debemos perder de vista que en muchos casos la sensación intima de las personas
homofóbicas es sentirse, violentadas por la presencia del otro diferente ,el otro le recuerda
su propia potencialidad reprimida, un proceso que implico violencia contra los otros diferentes
,para acallar las voces internas que les hablan desde lo más íntimo, así como una proyección
de una envidia hacia quién se decide a hacer lo que ellos cancelaron para si.

Por otra parte , el binarismo y el integrismo de genero mencionado anteriormente involucra


una concepción adicional :La supuesta complementariedad en el plano psicológico
,doméstico y social que garantiza la reproducción social ordenada.

Las concepciones sobre la naturaleza masculina y femenina estructuran y legitiman así los
roles domésticos y extra domésticos de hombres y mujeres y las identidades sociales básicas
entre muchas otras .Las supuestas características afectivas de ellas e instrumentales de él
se complementan naturalmente para formar la Unidad Reproductiva tanto biológica como
social :L a Familia Patriarcal .

El feminismo y los estudios de género han puesto al descubierto la historia de poder y


violencia que posibilitan estas configuraciones subjetivas y sociales, pero también evidencian
las desigualdades que involucran.
Cabe mencionar que la disidencia de genero de humanos machos o hembras que tienen un
comportamiento andrógino o transgenero fue reivindicado en sus inicios por el movimiento
gay , pero ha ido diluyéndose en la crítica general …

Ya que lo que se castiga es la Transgresión publica de los géneros , no tanto la experiencia


secreta de tipo homo erótico ,lo que angustia es la transgresión de u orden sagrado ,para
algunos o vital para construir su identidad ,sus privilegios sociales y su nocion de seguuirdad
,para otros. A raíz de estos hechos se ha creado una organización especifica en relación con
el derecho de genero , esto significa el derecho a la libre expresión de genero . sin embargo
cabe mencionar que hasta las personas que dicen aceptar la diversidad sexual también se
muestran intolerantes y hasta justifican la discriminación hacia las personas que transgreden
la identidad de género esperada por las ideologías dominantes . y esta práctica trae a colación
que con frecuencia la violencia sufrida por las personas transgenero la lleva, a su vez a
incorporar una transfobia que se expresa hacia ellas misma o hacia sus propias compañera,
en un espiral de violencia y auto marginación que fomenta la falta de solidaridad en el propio
colectivo social.

En relación con el travestismo, es una manifestación más de transgresión social del genero
esperado socialmente en virtud del sexo biológico ya que además de involucrar la imagen a
través de la vestimenta .implica rasgos sexuales secundarios : La modificación del vello facial
en el pecho ,la modificación de los senos ,por mencionar dos .

Existe algo que también suele llamarse travestismo fetichista que se refiere a la expresión
comportamental de la sexualidad que involucra la excitación por usar ropa o complementos
considerados propios del otro sexo en nuestra sociedad : los varones que se excitan con
prendas íntimas de sus esposas o las mujeres que gustan de usar calzado masculino por
motivaciones eróticas.

Otra variante es el travestismo por razones artísticas, que se realiza para representar a algún
personaje del otro sexo..se le suele llamar también Transformismo.

Para aclarar también que estas formas de transgresión del genero socialmente esperado
nada nos dice en misma delas preferencias sexuales de los sujetos.

Finalmente lo que aquí se propone es que entendamos que el binarismo de género , es


arbitrario y un imposición sobre los cuerpos y las subjetividades y que por lo tanto ,la
experiencia trans no es ajena a ningún humano .Esto es ,todos y todas hemos sido trans en
algún momento o aspecto de nuestra vidas, tengamos o no conciencia de ello.

Aunque , ciertamente en algunas personas esta condición trans tiene una intensidad y una
permanencia que marca profundamente su experiencia de vida.

1) EL BINARISMO EROTICO Y EL HETEROSEXISMO

Los binarismos sexuales y de genero adquieren un cierre ideológico que genera una
sensación de coherencia y unicidad en la heterosexualidad patriarcal ,ese producto ideológico
y social en la medida que implica la sexualidad de los diferentes como opuestos y
complementarios ,se constituye en el espacio ideológico que provee de sentido en una
finalidad biológica y social :la reproducción de la especie y la reproducción social de un
modelo de pareja y familia en el que el macho masculino .heterosexual vuelto padre –esposo
tiene preeminencia de autoridad y privilegios .
Al mismo tiempo ,los anteriores binarismos naturalizan transfieren esa naturalidad a un
deseo y a una práctica sexual institucionalizada :La heterosexualidad patriarcal .

Esta heterosexualidad es el producto del encubrimiento de la heterosexualidad como la única


identidad sexual valida; involucra a su vez la jerarquización de las identidades eróticas
diferentes :La identidad homosexual ,bisexual, lesbiana y ,en general ,la de las relaciones
entre otras personas que no sean entre varón masculino y mujer femenina.

Así mismo involucra la marginación y el desprecio de otras experiencias eróticas, incluso


entre varón masculino y mujeres femeninas: Sexo Anal, Fellatio, Cunnilingus, fetichismo, etc.
T todo un mundo de posibilidades de experiencias eróticas y amorosas y de relaciones de
genero que es condenado ,prohibido ,desvalorado ;patologizado ,burlado ,reprimido
,censurado e incluso criminalizado.

En la medida en que el único fin valido de la sexualidad ,según la moral cristiana dominante
,es la Reproducción ,solo la heterosexualidad vivida de cierta manera es válida (orgásmico y
genital).

No obstante existen otros recursos que se abren camino hacia nuevas prácticas relacionadas
con la sexualidad y el placer ,procedentes tanto de ciertos movimientos sociales (como el
feminismo ,y los movimientos de liberación LGBTTI)

En este marco ,me interesa enfatizar y explorar la manera en que tres recursos ideológicos
trabajan para apuntalar el heterosexismo :

A. La ideología heterosexista del amor ,la pareja y la familia ;

B. La ideología que reduce el hecho homosexual al acto genital y desconoce el


amor entre personas del mismo sexo y;

C. La ideología heterosexista respecto a las otras sexualidades , principalmente


la homosexualidad ;esto es la ideología de las concepciones homofóbicas
,también llamadas Homofobia cognitiva.

A. El heterosexismo y el Amor

Las concepciones dominantes sobre el amor se sustentan y nutren la ideología


heterosexual al apoyarse y nutrirse de las ideologías de genero dominantes y de
su concomitante binarismo. Esto es en la medida que hombres y mujeres tienen
naturalezas corporales y psíquicas diferentes (destinada a cumplir roles sociales
diferentes ) que se oponen y complementan .

La metáfora de la media naranja se sustenta en estas concepciones sexuales y


de género o ; asimismo provee el fin de los anteriores binarismos: La pareja
reproductiva como unidad corporal ,psíquica y social por la que se reproduce el
orden biológico y social :La familia y la sociedad patriarcal.
La rebelión feminista y el cuestionamiento de la naturalidad de los roles de género
resultan tan amenazantes para el patriarcado precisamente por esta razón :
Porque desestabilizan supuestos fundamentales (como la noción de ser mitades)
y destinos sociales obligados e idealizados :sobre todo ,cuestionan el papel de
madre –esposa tradicional sometida a los designios del padre –esposo .

La apropiación del discurso amorosos se debe entender como la operación más


importante de la organización patriarcal; la noción del amor como
complementariedad natural de sexos y de género es para el heterosexismo.

El Amor, un vínculo inexistente o despreciable para el sistema patriarcal ; El


discurso del amor hegemónico enfatiza las dicotomías de género y anuncia una
y otra vez el triunfo de la familia patriarcal que ya no es lo que fue: Unidad de
producción .

Aunque el discurso re productivista del matrimonio sigue usándose como


argumento :El fin del matrimonio es tener hijos ;en este imaginario ,el amor es un
asunto no solo de hombre y mujer también es un asunto de un ente masculino y
uno femenino que se complementan y que se distribuyen papeles emocionales y
laborales en el ámbito doméstico : En fin.

La disonancia amorosa de las parejas del mismo sexo tiene que ver con el
subtexto de genero del discurso del amor y de la pareja matrimonial en el
patriarcado. Es por ello que los movimientos que luchan por el reconocimiento de
las uniones del mismo sexo han emprendido como parte de su lucha ,el
reconocimiento de los distintos tipos de familia en condiciones de equidad, lo que
incluye tanto a familia homoparentales como a las familias monoparentales
,unipersonales ,etc.

A su vez, este intrincado nexo ente el sexismo y la homofobia nos muestra la razón
de fondo de la alianza social , cultural ,y política necesaria entre los movimientos
feministas y los movimientos de la disidencia sexual y de género.

Las nuevas nociones de pareja y de amor , promueve valores de equidad y


comunicación frente a las formas de amor romántico basadas en la idealización y
el binarismo de genero .

El amor confluyente .con su énfasis en la unión de proyectos personales


,solidaridad y acompañamiento ,en detrimento de las identidades de genero
diferenciadas ,se convierte en un poderoso discurso sobre el amor y la pareja que
ya está ,minando el poder simbólico de los modelos de pareja patriarcal al mismo
tiempo está abriendo la posibilidad de pensar en parejas de sexos y géneros
distintas a la pareja heterosexual, lo mismo que en otras formas de construir las
unidades domésticas.

B. HOMOFOBIA Y HETEROSEXISMO :EL SILENCIO SOBRE EL AMOR


ENTRE PERSONAS DEL MISMO SEXO/GENERO

El nexo naturalizado del discurso amoroso con el heterosexismo va de la mano


con la invisibilizacion y el silencio social , cultural (simbólico) y político del
fenómeno amoroso entre personas del mismo sexo biológico .Esta falta de
visualización no es inocua .es parte de una tecnología de poder homofóbica
que corre pareja con la construcción misma de la homosexualidad como
identidad radicada en el sexo.

La homsexualidad se configura con relación a su sexo ,no en relación con su


dimensión amorosa ,el poder sobre la experiencia homoerotica se construye
,dice Foucault al construir un personaje en relación con una práctica sexual ,un
personaje que se define por su sexualidad ,que es metonimizado por un eje
diacrítico :Con quien tiene coito; y con base en eso se le obliga a construir una
identidad ,un estilo de vida e incluso una política ,su compleja humanidad se
esfuma y aparece en el imaginario colectivo inclusive ,como un ser definido
por un deseo sexual especifico ;tal vez con una sexualidad insaciable ,un
hambriento de sexo.

De esta manera ,la homofobia imperante pretende convertir el vínculo amoroso


entre dos sujetos del mismo sexo en una pretensión imposible.

Ya que se amenaza el privilegio y el poder masculino por antonomasia, ya


que el vinculo amoroso entre dos mujeres nos avisa de la posibilidad de una
comunidad de mujeres y por lo tanto de una rebeldía ante el orden patriarcal
;asimismo el vinculó amoroso de dos varones recuerda el potencial solidario
de los varones ,un potencial que no tiene que pasar por la competencia ,que
tanto fomenta la sociedad capitalista ,ni por la homosocialidad de los privilegios
,un potencial que no teme el contacto corporal y emocional y se interesa en el
otro y en sus necesidades .

La reducción de los sujetos a su sexualidad es parte de un ejercicio de poder


heterosexista ; que prescriben los usos de los cuerpos y la disposición de la
energía libidinal incluyendo la libido anal o con las llamadas ninfómanas ;que
no tienen conductas que no suscriben el sexo genital ,orgásmico ,y
reproductivo

Para Foucault el o la homosexual :la persona que tiene relaciones sexuales


con alguien del mismo sexo. Lo que más allá de eso trajo consigo la lucha
contra el estigma sexual y contra el placer como valor y contra esto se llamó
Represión sexual.

De igual modo se siguen abriendo a su paso las diversas formas de poliamor


,esto es, relaciones eróticas –afectivas que involucran tanto a parejas en que
uno o ambos de los cónyuges independientemente de su sexo o identidad de
género son bisexuales o relaciones que involucran a varias personas
vinculadas amorosamente en manera consciente y comprometida .

C.HOMOFOBIA Y HETEROSEXISMO: EL BINARISMO EROTICO

L os discursos homofóbicos y heterosexistas como parte de la política de


identidad a raíz de los movimientos LGBTTI; a coincidido en la polarización de
los deseos e identidades heterosexual y homosexual ,es un enfoque que no
obstante es cuestionado desde su aparición en el campo de las identidades
sexuales .

Foucault señala que la aparición de la homosexualidad como identidad refiere


a una supuesta naturaleza ,es básica en la construcción de las modernas
tecnologías de poder alrededor de la sexualidad y el cuerpo en general;
muestran que consisten más que en el acto represivo o en la prohibición ene
le hablar de cierta manera :en el caso de la práctica homoerotica ,en el hablar
de ella en el sentido de un desorden del cuerpo ,un problema psíquico o mental
,un problema social ,una naturaleza que para el mismo obrar sobre el de cierto
modo ,:psicoterapia ,tratamientos hormonales ,confinamientos psiquiátricos ,
electroshock ,`programas de reeducación ,clases de deportes o trabajos
forzados .esta manera de hablar de la homosexualidad implica un cambio
radical en la manera de concebir una práctica sexual.

Diferentes estudios nos demuestran que la homosexualidad como identidad


sirvió en la economía simbólica del patriarcado para estabilizar a la
heterosexualidad , la identidad novedosa en el régimen sexual y de genero
moderno.

La homosexualidad como identidad funge un papel de otredad ;que en el


ámbito simbólico y psíquico ayuda a construir las fronteras simbólicas y
psíquicas de la heterosexualidad y también de la hombría o identidad
masculina.

Plantea una dicotomía heterosexualidad _homosexualidad como la dicotomía


macho .hembra y masculino –femenino convierte así a esta dicotomía como
estabilizadora del sistema sexo-genero.

Para ello se debe ir al fondo del binarismo heterosexual –homosexual es una


construcción social: es una manera de querer ordenar la compleja realidad del
deseo erótico y de ajustarla a particularidades ideológicas sexuales y de
genero .

La realidad de las capacidades eróticas y de la diversidad de la vivencia erótica


nos muestra que las categorías de identidad son inadecuadas; que más allá
de encasillar el erotismo, la energía erótica se expresa de manera polimorfa y
perversa en todas las personas ,es decir que puede asumir como objeto de
deseo cualquier ser y objeto e impulsa la búsqueda del placer ,no un instinto
reproductivo ,

Todos somos bisexuales, señala Freud ;el deseo homosexual existe aunque
sea en nuestro inconsciente .

La homosexualidad y la heterosexualidad son identidades eróticas


homogéneas, coherentes, estables son ficciones culturales producto de una
labor social, de construcción de identidades lo que se quiere decir con esto es
que NO existen los deseos y las practicas homoeroticas o heteroeroticas sino
más bien que estos deseos y practicas e incluso preferencias; no existen con
la unidad ,coherencia ,homogeneidad y estabilidad que se pretende ,

Asimismo lo que se quiere decir con esto es que tal pretensión con sus efectos
sobre los cuerpos y los deseos tienen una historia personal ligada a las
tecnologías sociales del poder. En fin .lo que implica es que todos ,aunque
sea en nuestros sueños o pesadillas ;lapsus ,chistes ,aficiones ,e idolatría a
modelos, artistas ,deportistas ,políticos ,etc. Expresan la compleja realidad de
nuestro deseo ,es que al menos somos más diversos eróticamente de lo que
pretendemos al adscribirnos a determinada identidad erótica.

La heterosexualidad y al homosexualidad son más bien extremos de un


continuo erótico entre las personas y dentro de las personas como dos
unidades discretas que definen a dos tipos diferentes de personas.

El asunto de la construcción de la identidad erótica es compleja y tiene que ver


con la manera en que se construyen los agentes políticos. Él uso del término
gay o lesbiana han posibilitado la formación de grupos y movimientos y se
visualizan como vocablos de resistencia y lucha.

Es posible ir construyendo los espacios simbólicos para pensar en esta


diversidad desde ahora.

El termino diversidad sexual tiene este potencia l , otros términos como


homoflexible ,hetero flexible ,o heterodisidente pues desempeñan un papel
mediador en la medida que sirve para construir agentes políticos pero sin
perder de vista que el horizonte cultural al cual aspiramos es que estados
categorías lleguen a ser innecesarias cuando reconozcamos la diversidad
afectiva y sexual entre y dentro de las personas.

Estamos convencidos que un análisis de la bisexualidad y su inserción social


se posiciona como la última frontera que se deben visibilizar y aceptar

Conforme las identidades lésbicas ,gay se estabilizan culturalmente y


adquieren legitimidad social y legal y en la medida que la experiencia trans
avance y conquiste ese mismo reconocimiento social y legal ,la bisexualidad
se ira revelando como una experiencia /identidad transgresora según vaya
poniendo entre dicho no solo la norma sexual ,sino las concepciones de amor
monogamia ,fidelidad ,exclusividad ,parentesco y familia y no solo entre los
heterosexuales ,sino también entre los homosexuales.
Cuando digo intersex. Un diálogo introductorio a la intersexualidad - Cabral y Benzur

(El texto es un diálogo a modo de entrevista que realiza Gabriel Benzur (desde ahora GB)
como entrevistador y Mauro Cabral (desde ahora MC) como entrevistado).

GB: ¿Qué es, qué debemos entender cuando alguien habla de intersexualidad?
MC: Uno de los problemas más complejos que enfrentamos quienes trabajamos teórica o
políticamente sobre intersexualidad es su inmediata asociación, en nuestro imaginario cultural
común, con el hermafroditismo, individuo con “ambos” sexos. El concepto clave para
comprender de qué hablamos cuando hablamos de intersexualidad es el de variación.
Con intersexualidad nos referimos a todas aquellas situaciones en las que el cuerpo sexuado
de un individuo varía respecto al standard de corporalidad femenina o masculina
culturalmente vigente. ¿De qué tipo de variaciones hablamos? Sin ánimo de exhaustividad, a
aquellas que involucran mosaicos cromosómicos (XXY, XX0), configuraciones y
localizaciones particulares de las gónadas. Cuando hablamos de intersexualidad no nos
referimos a un cuerpo en particular, sino a un conjunto muy amplio de corporalidades
posibles, cuya variación respecto de la masculinidad y la femineidad corporalmente “típicas”
viene dada por un modo cultural, biomédicamente específico, de mirar y medir los cuerpos
humanos.

GB: Sin embargo, términos como hermafrodita verdadero y pseudohermafrodita siguen


vigentes, no solamente en el imaginario colectivo, sino también como diagnósticos clínicos.
MC: Hasta nuestros días, continúa en vigencia los términos hermafroditismos – verdadero, y
pseudohermafroditismos masculino y femenino. En 1876, el investigador biomédico T.A.E.
Klebs propuso un nuevo sistema clasificatorio. De acuerdo a esta nueva taxonomía
propuesta, hermafroditas serían solamente aquellos individuos en los que el tejido ovárico y
el tejido testicular se presentarán al mismo tiempo, sin importar la configuración externa de
su cuerpo sexuado.
El modelo gonádico de la identidad sexual no se sostenía solamente en este espíritu de época
prevalenciente en las ciencias de la vida, sino que también presentaba una ventaja inequívoca
respecto de su predecesor: la organización de los individuos de acuerdo a sus pares
gonadales permitía identificar inequívocamente un sexo verdadero por cuerpo, en un período
de intensa ansiedad social, donde la clarificación y la organización de lo viviente aparecía
como un imperativo sociopolítico ineludible.
En este contexto, las clasificaciones precedentes abrían la posibilidad de que el
hermafroditismo multifacético que había prevalecido a lo largo de la historia se convirtiera,
científica y políticamente, en el fundamento y la justificación de la inversión.
¿Qué hizo Klebs? Situar el sexo verdadero de cada individuo en el interior invisible de su
cuerpo, donde la presencia de ovarios y testículos establecía, más allá de cualquier variación
morfológica de los genitales, su identidad sexual verdadera. La constatación del
hermafroditismo verdadero, dadas las factibilidades biotecnológicas disponibles, podía
solamente ser establecida postmortem, cuando el cuerpo pudiera ser abierto y examinado.
Con la posibilidad de practicar biopsias a pacientes con vida, la medicina se transformaba
entonces, y verdaderamente de modo involuntario, en portador de una mala nueva: la
existencia de hermafroditas entre nosotros y nosotras, la posibilidad de un tercer sexo.
William Blair Bell, entre otros investigadores, comienza a proponer hacia 1915, centrar la
atención en el modo en el que aquellos individuos con cuerpos “ambiguos” se identificaban y
eran identificados por otros y otras – es decir, a los aspectos psico-sociales del sexo, o lo que
hoy llamaríamos el género.
Hacia 1930, los avances en el campo de la cirugía reconstructiva permitieron la realizacion
de las primeras cirugías de “cambio de sexo”, con lo que la capacidad de intervenir sobre el
cuerpo para modelar una apariencia acorde entre identidad sexual psicosocial y anatomía en
casos de “ambigüedad” pasó a constituir una herramienta sociomédica de primer orden.

GB: De allí ya estamos a un paso de la construcción social del género, de un nuevo paradigma
de la identidad. ¿Cómo caracterizar este nuevo enfoque?
MC: Lo que este paradigma viene a cuestionar, en primer lugar, es la existencia de algún
determinante específico, bioanatómico, de la identidad sexual – no solamente la identidad
sexual de aquellos individuos que hoy llamaríamos intersex, sino la de todos los seres
humanos. El sexo mismo comenzaba a aparecer bajo las características dispersas, múltiples,
que le reconocemos hoy – como sexo cromosómico, gonádico, genital... ¿Cuál, de todos
ellos, determinaba finalmente la identidad de alguien como niña o niño, hombre o mujer?
Entre 1950 y 1960 investigadores continuaron el sesgo psicosocial inaugurado hacia finales
del siglo XIX, afirmando la centralidad de lo que, con nuestro vocabulario actual, podríamos
llamar el proceso de generización – es decir, el proceso por el cual un individuo sexualmente
neutro era introducido en la femineidad y la masculinidad a través de la socialización
cualquiera fuera su corporalidad inicial. Para nombrar el resultado de ese proceso,
diferenciándolo de los caracteres específicamente bioanatómicos, se introdujo la distinción
entre género, como construcción psicosocial y sexo, como bioanatomía. Sin embargo la
dependencia respecto del cuerpo sexuado y su morfología seguía siendo fortísima. Porque
la socialización (el proceso de generización) precisaba de un cuerpo donde asentarse, de una
base material. Para socializar a alguien como una niña, para que su identidad femenina
resultara “exitosa” y sin fisuras, era imprescindible que su cuerpo fuera, en su apariencia
exterior, el de una niña standard. El cuerpo regresaba como el sostén material,
imprescindible, de la asignación de género y del éxito de esa asignación a lo largo de la vida.
El paradigma identitario del que hablamos incluía una temporalidad específica, antes que la
core gender identity (es decir, el sentido inmodificable que cada cual poseería de ser una
mujer o un hombre) se estableciera, hacia los dos años de edad. Cualquier reasignación
posterior era muy arriesgada, y virtualmente imposible, por lo que en ese entonces, como en
este momento, cada nacimiento intersex era tratado como una verdadera emergencia médica
– a pesar de que las variaciones corporales asociadas con la intersexualidad rara vez
comportan algún riesgo para la salud.

GB: ¿Pero qué ocurría en aquellos casos donde a una asignación inicial proseguía una re-
asignación?
MC: Puesto que la generización debe producirse sin “fallas”, en aquellos casos donde quienes
realizaron una primera asignación cambiaron luego de parecer, el mandato fue un cambio
drástico – de nombre, de ropa, de juguetes, pero también de vecindario, e incluso de ciudad,
el ocultamiento o incluso la destrucción de fotografías, de documentos… Es decir, la
transformación de la historia personal vivida hasta el momento en una prehistoria, tan
prescindible como peligrosa. No todas las ocurrencias de variaciones asociadas con la
intersexualidad implican algún tipo de dificultad en la asignación de género, o un
procedimiento de reasignación de género.

GB: El movimiento intersex ha criticado repetidamente el sesgo de género de los protocolos


de atención a niños y niñas intersex. ¿En qué consiste ese sesgo?
MC: Los protocolos atencionales se encuentran atravesados no solamente por un profundo
sesgo de género, misógino, sino también por un violento sesgo homofóbico. En primer
término, y en este punto estamos en el reino de la “racionalidad” biomédica, es más fácil hacer
una mujer que un hombre, puesto que la femineidad es frecuentemente reducida a la
combinación de un clítoris que no pueda ser confundido con un pene por su tamaño, y la
capacidad de ser penetrada vaginalmente en una relación heterosexual “normal”. El pene
aparece como un órgano irreproducible – no imitable. Por el contrario, la femineidad es un
hueco.

GB: ¿Cuál es la justificación moral de las intervenciones?


MC: Existen dos temores principales, muy generalizados. En primer término, el temor a que
si no se realiza una intervención para “normalizar” la apariencia de los genitales, ese individuo
se quedará “sin género”, o “fuera del género”. Esta relación entre genitalidad e identidad es
perfectamente comprensible, sumidos como estamos en el funcionamiento naturalizado de
un paradigma que fija el género – como identidad sexual verdadera – en la genitalidad. Sin
genitales “congruentes” al género de asignación, daría la impresión de que no hay sujeto,
puesto que no habrá generización posible. Las intervenciones “normalizadoras” aparecen
como auténticos procedimientos de humanización – aunque sean denunciadas por el
activismo intersex como procedimientos brutales, inhumanos

GB: ¿En qué consiste la intersexualidad como subjetividad política?


MC: Es común que la gente suponga que un cuerpo cuyas características varíen respecto del
standard masculino o femenino del modo en el que me he referido anteriormente constituya,
por sí mismo, una cierta subjetividad intersex. Eso no es cierto debemos recordar que la
intersexualidad se inscribe en los cuerpos a través de una operación biopolítica de
generización, sin la cual se trata de un cuerpo no marcado como intersex. De esta manera,
es posible encontrar a hombres y mujeres, cualquiera sea su orientación o sus prácticas
sexuales, se trate de personas transgenéricas o no, cuyos cuerpos pueden variar en mayor
o menor medida del standard, pero para quienes la intersexualidad es completamente ajena.
En segundo término, existen personas para quienes la intervención biomédica ha creado un
status de “normalidad” corporal, para quienes la intersexualidad es una condición que han
dejado atrás en sus vidas.También existen personas que no fueron intervenidas, y que
vivieron su diferencia corporal como un terrible castigo, como un padecimiento, y que no
reivindican para sí una intersexualidad – ni como subjetividad, ni como identidad política,
inscribiéndose más bien como hombres o mujeres a quienes se vedó la posibilidad de una
vida feliz.

¿Quiénes nos identificamos, entonces, como intersex? Por lo general, aquellas personas que
fuimos diagnosticadas, y que sufrimos la intervención biomédica. En ese sentido, gran parte
del activismo intersex no se funda solamente en la experiencia de la diferencia corporal, sino
también en la de aquella otra diferencia, que podríamos llamar ética, de la intervención
médica.

GB: ¿De qué experiencia se trata?


MC: La experiencia de much*s activistas intersex, me atrevería a decir, de la mayoría, es la
del cuerpo intervenido, lo cual crea una multiplicidad de cuerpos en juego: por un lado, el
cuerpo vivido cotidianamente, marcado, cortado y cosido, insensibilizado; por otro lado, el
cuerpo perdido, que puede imaginarse o recordarse, fantasearse, el cuerpo que hay que
reconstruir, la experiencia de la historia personal robada, de la historia clínica ocultada,
falseada o destruida. En ese sentido, la experiencia intersexual es la de un pathos trágico.La
subjetividad intersex se funda en la intensidad de una experiencia del extrañamiento. La
intersexualidad es un producto paradójico de los procedimientos médicos destinados a
erradicarla.

GB: ¿Qué demanda el activismo político intersex y cuáles han sido sus logros más
importantes hasta ahora?
MC: Nuestras demandas son simples, y comienzan, como afirma Cheryl Chase, con la
reubicación del problema – del sistema biomédico, al sistema cultural de los géneros en el
que la biomedicina funciona, y la estigmatización de los cuerpos que varían. Si persiste el
modelo actual de asignación, binario, se demanda la asignación de cada individuo al género
femenino o masculino, de acuerdo a las mejores expectativas de una vida feliz, y teniendo en
cuenta, decisivamente, la experiencia de asignaciones anteriores; pero esa asignación inicial
no debe implicar la modificación quirúrgica, “cosmética”, del cuerpo, dándole a ese niño o
niña la posibilidad de decidir acerca de la necesidad de modificarlo o no en el futuro, con
pleno conocimiento de las consecuencias que cada decisión comporte.
Le hemos dado a otras familias la oportunidad de encontrarnos, de conversar con nosotr*s
aquello que rara vez pueden conversar con profesionales: los resultados vividos. Hemos
introducido un nuevo vocabulario, complicando la lengua, agregando asteriscos, arrobas,
imposibilidades del decir, le hemos dado un trabalenguas a la lengua, la hemos puesto a
tartamudear

GB: Pero ¿y qué hay de la representación política?


MC: Ese es uno de los aspectos más interesantes – al menos en mi opinión – de la
introducción de agendas intersex en movimientos políticos diferentes, tales como el
feminismo, el movimiento por los derechos sexuales y los derechos reproductivos, y los
movimientos GLTB. ¿Quién hablará, en esos lugares, públicamente, de intersexualidad? Sin
lugar a dudas, contamos con aliados y aliadas muy valiosos, aquellas personas que
introducen cuestiones intersex allí donde nosotr*s aún no podemos ingresar –
paradigmáticamente, en aquellos espacios feministas reservados “solo para mujeres” a los
que muchas personas intersex tenemos vedada la entrada. Sin embargo, nuestra tendencia
política fundamental es el pedido de contar con la posibilidad de hablar en primera persona

GB: Si consideramos lo que decías antes, respecto del sesgo de género y la homofobia de
los protocolos intersex, la alianza con el movimiento feminista y el movimiento GLTB parece
fundamental.
MC: Es cierto, y sin duda lo es. Sin embargo es una alianza que no se da sin dificultades.

GB: La escritura autobiográfica, testimonial ¿puede ser considerada el estilo intersex por
antonomasia?
MC: Por lo general no se trata de nuestra expertise – ¡no somos médicos, no somos médicas!
– sino más bien del modo en que somos confinados al sitio de aquel que habla desde el dolor
– y solo desde el dolor –, cuyo discurso lleva impresa la marca de un idiotismo, la ley del
lugar, diría Michel de Certeau, cuya experiencia no es generalizable, puesto que se trata, a
lo sumo, y en el peor de los casos, de un accidente. Sin embargo, existe otra cuestión, a la
que podríamos llamar, mínimamente, la cuestión del vocabulario o, si intentamos una
consideración de máxima, la cuestión de la lengua. Una revisión rápida de los textos que
incluyen nuestra propia comprensión aparece estructurada, dicha, en el vocabulario que
emergió, triunfante, de los años ’50 y ’60: género, identidad de género, orientación sexual son
parte de nuestra comunicación cotidiana… y forman parte, también, del lenguaje de la
subversión

GB: Sin embargo muchas personas intersex, como vos mismo, eligen identidades o bien
masculinas o bien femeninas, y no un más allá o un afuera del género, o una ambigüedad de
género.
MC: Existe una expectativa de que la intersexualidad promueva, de algún modo, la
emergencia de nuevas identidades, o el deshacerse de las antiguas. En algunos casos es
cierto, en otro no. Pero si transformamos la intersexualidad en un nuevo deber ser o queer –
el proyecto subversivo fracasa desde el principio. Lo que se introduce es un saber –
exactamente la clase de saber clasificatorio que busca subvertirse.
Pienso, como muchos de mis amigos y compañeros de activismo intersex piensan, en la
posibilidad de una nominación otra – ni hombre ni mujer. Pero una vez más, mi temor es la
reintroducción de la taxonomía, el “por supuesto, viendo su cuerpo se sabe, claramente que
no es ni un hombre ni una mujer – y, por lo tanto, como petición de principio, se sabe lo que
es el cuerpo de hombres y mujeres”. Y prefiero, por lejos, la opción contaminante, la de la
incertidumbre, la del no saber.

GB: ¿Por qué alguien se dedicaría al activismo intersex o, más aún, al activismo intersex en
primera persona? ¿Por qué alguien se llamaría intersex públicamente? ¿Constituye el
activismo intersex una forma de cura, por ejemplo?
MC: La primera explicación que surge es el deseo de que las cosas cambien; que nuestra
historia no le ocurra a otras personas, a otros niños y niñas, a otros y otras adolescentes. El
género, tal y como los feminismos lo proponen, no es solo emancipación: el género hiere, el
género mata, el Género – que hablamos y que nos habla, el que nos hace sujetos. La
diferencia sexual no solo se celebra, también se construye, laboriosamente se construye, con
tijeras, con hilos de sutura, con carne; el cuerpo se hace, no se nace un cuerpo, se llega a
serlo, dolorosamente, mutiladamente. Ponemos el cuerpo ahí, entonces, donde ponemos la
palabra, y cruzamos los dedos, esperando que funcione, en algún lugar, para alguien.
Llevamos encima las marcas de que la generización no se produce sin espanto, sin carne
masacrada, en una lengua sin espacio, que asfixia, donde las fisuras y los orificios deben
abrirse a fuerza de poner el cuerpo, y de obligarlo, semióticamente, a que estalle, poner el
cuerpo para hacer posible la contaminación, el estallido del Cuerpo.
En ese sentido, nuestro activismo es un intento persistente de desmentir la representación
hegemónica en el imaginario occidental – la de la intersexualidad como una forma de falta o
de exceso. Una segunda forma de la intervención, muy relacionada con la anterior, es el
trabajo en torno al testimonio, al status epistemológico del testimonio y su productividad.
No hay performance. Y nosotros creemos, políticamente, en el testimonio como performance.
No en nuestro testimonio como performance, sino en los testimonios en general –
performance estructuradas de acuerdo a tropos culturales, que las vuelven inteligibles. El
tropo de la verdad testimonial es sin duda uno de ellos.

GB: Pero la afirmación del testimonio como performance ¿no compromete la eficacia del
activismo intersex?
MC: Creemos que nuestra propuesta apunta a un cambio que tiene lugar en otro sitio, y es
un cambio fundamental: el género como performance. Las personas que nos escuchan, que
prestan atención a nuestras historias, participan de la misma cultura de la que nosotros
participamos, cuentan con recursos tropológicos semejantes, intercambiamos los mismos
mitos fundantes, en una lengua que nos traiciona todo el tiempo y que nos traiciona por igual.

superpongan con los rasgos de otra de las identidades. Por lo tanto, además de ser binario
es obligatoriamente asociativo.

La sociedad heterosexista organiza todo un esquema, -una especie de pirámide-, en el que


las sexualidades quedan jerarquizadas de acuerdo con la mayor o menor cercanía 2

con respecto a la sexualidad encumbrada en la posición de lo bueno, natural y verdadero.

El problema es la estratificación sexual. Según Nuñez Noriega (2011), instala una jerarquía
en la cual varón es más que mujer, masculino es más que femenino y heterosexual es más
que homosexual.

u6.

UNIDAD 6

Malestar de género y Heterocisapostasía.

Aguirre, S. ; Benedetto, N. (2020)

Las heterocisapóstatas son mujeres que no adhieren o han renunciado a los mandatos que
se desprenden del sistema heteronormado, que se han replanteado su identidad.

La heteroapostasía viene a romper los lazos, rebelándose en contra de las posturas


preasignadas a todas las mujeres heterocis y el lugar desjerarquizado de éstas en relación a
los varones cis.

Implica cuestionar las asignaciones en cuanto a nuestra sexualidad e identidad de género, en


el ámbito de lo natural y de lo privado, posicionarse políticamente como resistencia a todo
afirma la construcción de un síntoma basado en una supuesta falla del paciente: el
malestar proviene de la incertidumbre frente al modelo y no de un displacer nacido de la
experiencia.
Las personas recibían un entrenamiento en sus prácticas sexuales por medio de la
asignación de diversos ejercicios denominados tareas. Las actividades estaban encaminadas
a que el o la paciente experimentara el orgasmo durante el coito heterosexual, lo cual implica
designar al pene como el órgano responsable del placer sexual para ambos sexos y descubre
una situación desigual de poder en la relación experto-paciente, pues el primero define por
anticipado lo más conveniente para el segundo, restando importancia a la experiencia
personal y, por tanto, al malestar.
La guía de tareas sexuales para hombres tiene como una de sus metas el control de
la eyaculación durante la penetración.
Kaplan (1978b) nombra a la técnica mencionada en el testimonio “la maniobra de Semans”
o “stop-start”, y la aconseja como una técnica más adecuada que “el método del apretón”
recomendado por Masters y Johnson (1976b), consiste en masturbarse y detener la actividad
un poco antes de sentir la inminencia de la eyaculación, como “stop”. Recuperado el control,
el hombre debe volver a estimularse el pene para repetir la experiencia. El objetivo de tal
actividad es entrenarlo para identificar las sensaciones corporales previas a la emisión del
semen y, de esta forma, retardar la eyaculación.¿por qué es importante que los hombres
aprendan a controlar el tiempo para eyacular?, pensamos que tal necesidad está vinculada
con el supuesto de que el detonante del placer femenino es el pene erecto dentro de la vagina.
La idea de que la penetración vaginal es el punto culminante de las relaciones sexuales
normales y saludables se fundamenta en una concepción esencialista de la sexualidad que
la remite y delimita únicamente a fines reproductivos.

Como puede verse en la tabla anterior, los mandatos normativos de género que interpelan a
las mujeres les otorgan una identificación y una posición en las relaciones sociales disyuntivas
con los valores dominantes en occidente, a través de la construcción de una identidad
‘devaluada’ y una forma de interacción específica en base a ésta y al revés: emocionalidad,
empatía, disposición a cuidar, a comunicar, vulnerabilidad, dependencia, etc. Se trata, en
palabras de Almudena Hernando (2017) de una identidad relacional, de adscripción al
grupo, pero que, en el marco de la desigualdad de género, las sitúa en una posición de
subalternidad o subordinación.
Además, vemos que se da una confluencia entre los mandatos normativos de feminidad y las
experiencias sufrientes de las mujeres, que han sido agrupadas en categorías diagnósticas o
síndromes por el discurso biomédico.

MALESTAR DE GÉNERO

Esas reglas tan cerradas, naturalizadas y por lo tanto no cuestionadas, hicieron que dejaran
de ser vistas o forzaran a ser metidas dentro de alguna de las categorías permitidas a muchas
subjetividades que de por sí, no respondían a lo esperado.
El sistema médico hegemónico ha sido funcional a la heteronorma, reproduciendo esos
mandatos, intentado modificar cuerpos y psiques para que se adapten a los binarismos y las
jerarquías que operan conjuntamente.

MANDATO DE GÉNERO: Sumisión a roles patriarcales de comportamiento y socialización


que son aprendidos culturalmente y luego interiorizados.

Una parte de las clasificaciones que suelen ser utilizadas dentro del campo de la salud mental,
tienen un marcado sesgo en sus concepciones, es decir tienden a repetir los mandatos de
género propios de la sociedad, bastante alejados de una búsqueda de la
subjetividad propia de cada persona y de ese modo contribuyen a intentar normalizar y a
patologizar conductas que se distancian de lo pautado en la construcción del género, con su
potente estrechez y binarismo.

Los mandatos de género siguen estando vigentes y presentes en las clasificaciones de


pensamiento y aún en las psiquiátricas de manuales como el DSM por ejemplo.

Margot Pujal i Llombart, ha hecho un interesante estudio al respecto, en el cual establece una
relación entre categorías diagnósticas clínicas, experiencias sintomáticas encontradas en
mujeres y mandatos normativos de femenidad (2017).

Para ella “La femineidad, a través del sistema de género, se define como “otredad” y ser
otredad significa básicamente adaptarse al otro, significa que las propias decisiones las
legitiman y reconocen los otros o bien que directamente las toman por tí de antemano,
muchas veces de manera velada. Es la expresión de la dependencia y de la desigualdad
social entre los sexos, que el sistema de género vehicula a través de la producción de un neo-
binarismo jerárquico masculinidad-feminidad, el cual modula las relaciones sociales entre los
sexos” (2017).

La identidad de la mujer está, pues, escindida entre la omnipotencia con la que se socializa
dentro del mundo privado de los vínculos y la vivencia cotidiana de estar despojada de poder.
Lo pueden todo para otrxs, pero son impotentes para sí mismas. Y esta escisión impide la
verdadera autonomía (Benedicto, 2018)

Agüero de Trenqualye (2017), señala cómo una parte sustancial del sufrimiento
contemporáneo, etiquetado como problemas de salud mental y diagnosticado clínicamente,
es más una cuestión social, de poder y de política, y no propiamente una cuestión de salud,
aunque acabe naturalmente impactando y expresándose en términos de bienestar/malestar
corporal, psíquico o relacional.

El malestar de género puede ser entendido como: “una experiencia heterogénea y


conflictiva, en relación con la regulación del sistema de género, en el que tanto transgredir
como obedecer de manera intensa los mandados neo-binarios de género modernos y
neoliberales, como si se tratara de modelos naturales, universales y saludables, conlleva un
conjunto de experiencias penetrantes de sufrimiento subjetivo” (Margot Pujal i Llombart,
2017)

“Nuestra hipótesis es que tanto transgredir como obedecer de manera intensa los mandados
neo-binarios de género modernos y neoliberales, como si se tratara de modelos naturales,
universales y saludables, conlleva un conjunto de experiencias penetrantes de sufrimiento
subjetivo, que es desigual y diferente en mujeres y varones, por razones de género” (Margot
Pujal i Llombart, 2017). Desde este punto de vista podemos clasificar los malestares en
aquellos propios de la obediencia o de la disidencia.
El sistema sexo/género genera padecimientos subjetivos en todas las personas. Sin
embargo, las experiencias de malestares son diferentes en su forma y magnitudes de
acuerdo al género, siendo el sufrimiento en las mujeres mucho mayor y más continuado
(Margot Pujal i Llombart, 2017).

HETEROCISAPOSTASÍA

Personas que han sido asociadas al nacer como mujeres y que luego lo autoperciben como
parte de su identidad, tienden a transgredir los rígidos mandatos de género en los cuáles han
sido socializadas.

Son aquellas mujeres que no adhieren a las presiones de la matriz heterosexual (Butler,
1990). Han renunciado a todos o a parte de los mandatos que se desprenden de ese sistema
heteronormado. Son mujeres cis que se han replanteado su identidad. Registran atracción
hacia los varones heterocis, pero no se vinculan con éstos de manera heteronormativa. No
responden desde los roles de género a las expectativas que tiene la sociedad en base a los
estereotipos impuestos e instituídos, las cuales han impactado de tal manera que durante
décadas han tenido que ejercer de manera casi obligatoria, una serie de roles y expectativas,
para adherir con los mandamientos patriarcales de la sociedad. La heteroapostasía viene a
romper los lazos de ese orden, rebelándose en contra de las posturas preasignadas a todas
las mujeres hetero cis y el lugar desjerarquizado de las mujeres en relación a los varones cis.
Ser mujeres heteroapóstatas implica cuestionar las asignaciones en cuanto a la sexualidad e
identidad de género, en el ámbito de lo natural y de lo privado, posicionandose políticamente
como resistencia a todo intento de normalización o integración a una sociedad
heteropatriarcal, deconstruyendo las propias prácticas, cuestionando los vínculos afectivos
para controvertir los mandatos de género.

Se propone como una nueva identidad de género. Como una identidad transdeseante, al decir
de Mateo Gallego “como una identidad que se interroga continuamente por la dirección de su
deseo (deseo no solo sexual, sino también deseo de reconocimiento) y por los ejercicios de
exclusión que se han interiorizado, de la institución heterosexual” (2011).

La heterocisapostasía como identidad de género puede ser pensada como disidencia sexual,
ya que busca abandonar el sistema heteronormativo, respecto a los roles de género, los
modos de amar y vincularse sexualmente.

CONCLUSIÓN

Jessica Crispin postula que somos guiados con valores patriarcales, nuestra lectura está
sesgada en esa clave. El éxito, la felicidad y el sentido de la vida están asociados a valores
ofrecidos por este sistema de creencias (en Queipo, 2019).

Benedicto (2018) señala que si entendemos que nuestros sufrimientos tienen en gran medida
raíces estructurales y comunes, y que la deconstrucción no puede hacerse solo desde lo
individual, el malestar puede repensarse como energía de transformación social. Podemos
aspirar a la (auto)transformación usando el malestar como palanca o como cordón umbilical.

Margot Pujal i Llombart. (2017) plantea que será urgente y necesario construir puentes
entre disciplinas, nuevos discursos, y tratar de inventar abordajes híbridos; en definitiva,
aventurarse tanto dentro como fuera de la clínica, dejando de forma decidida la zona de
confort del espacio sanitario y professional. El reduccionismo que implica un abordaje del
malestar única y exclusivamente, en muchas ocasiones, a través del diagnóstico psiquiátrico
y la medicalización conduce a un coste demasiado alto en sufrimiento subjetivo e
ininteligibilidad/ignorancia social y científica.

Transpsiquiatria abordaje Queer en salud mental.

Pujal i Llombart, M. (2018) Cap. 8.: APUNTES PARA UNA ‘SALUD MENTAL’ INCLUSIVA:
DUELO A LA IDENTIDAD

DE GÉNERO Y RECONOCIMIENTO DE LA HETEROGENEIDAD DE LA EXPERIENCIA:

Un problema social, científico y político: visibilidad de la experiencia de sufrimiento e


invisibilidad de su constitución de género:

Edurne Pasaban explicaba en primera persona que había sufrido de una depresión grave,
por un diagnóstico psiquiátrico que estaba hecho en relación a su género.

Recogeremos su generoso testimonio por dos razones. La primera, porque permite visibilizar
y explicitar la dimensión de género invisible pero inherente a su experiencia de sufrimiento y,
por tanto, vinculada a la condición social de ser mujer como situación de adversidad en una
sociedad sexista, patriarcal y neoliberal como la nuestra, y también mostrar un proceso
posterior de autorización, reconocimiento y levantamiento psico-social. La segunda razón de
la inclusión de su testimonio es que me ayuda a mostrar que la categoría de salud mental en
el siglo XXI se refiere a sufrimientos ‘evitables’ que pueden experimentarse en la vida
cotidiana de cualquiera de nosotras al estar vinculados al dispositivo de poder de género y,
por tanto, apelan a una dimensión política de la vida.

Maria José Agüero, señala cómo una parte sustancial del sufrimiento contemporáneo,
etiquetado como problemas de salud mental y diagnosticado clínicamente, es más una
cuestión social, de poder y de política, y no propia-mente una cuestión de salud, aunque
acabe naturalmente impactando y expre-sándose en términos de bienestar/malestar corporal,
psíquico o relacional.

Las categorías de ‘salud mental’ y las de ‘enfermedad mental’, porque considera que sus
significados han experimentado desplazamientos importantes a nivel histórico.

objetivo de este capítulo es explorar la relación entre el malestar y el género en las sociedades
occidentalizadas en las que predomina una retórica de la igualdad, y para ello se estructurará
en tres partes: En la primera, se trabajará con un primer plano, aplicando una microanalítica
de género a la narrativa en primera persona de una mujer diagnosticada clínicamente de
depresión y que ha transgredido mandatos normativos de feminidad del sistema de género
contemporáneo. En la segunda, ampliaremos el zum para componer una vista panorámica
o una cartografía de la distribución del malestar entre los sexos, preguntándonos por la
relación de dichos malestares con el hecho de performar los mandatos de género de forma
obediente y no solo transgresora. En la tercera parte, se planteará la dificultad de reconocer
la operatividad y el impacto actuales del sistema de género sobre las experiencias
generizadas de malestar contemporáneas; y se propondrá una figuración de la subjetividad y
del sujeto que ayude a identificar dicha operacionalidad y a frenarla.

Análisis de un proceso de ‘depresión’: desigualdad, no reconocimiento y crisis de


identidad de género:

El relato que nos ofrece Edurne nos permite preguntarnos sobre cuestiones que más de una
hemos experimentado: nuestras decisiones no siempre van en la línea de los mandatos de la
feminidad normativa del siglo XXI. Edurne, a través de su decisión de profesionalizarse en el
alpinismo, ha roto con algunos man-datos de la feminidad normativa, al entregar la vida a un
apasionante proyecto pseudo profesionalizado de deporte masculinizado y competitivo. Dicha
en-trega le ha supuesto renuncias de dedicación a actividades habituales de la vida cotidiana
‘propias’, según mandatos de género, de una mujer joven del siglo XXI en Occidente lo que
puede tener un coste muy alto en términos de sufrimiento y dolor subjetivo y emocional, como
ha sido su caso. La cuestión es: ¿por qué? Como mujer, dedicar la vida a una pasión propia,
decidida unilateralmente y de forma diferencial, todavía rompe hoy día con los mandatos de
feminidad normativa implícitos, relacionados con la adaptación a, y con el cuidado de los
otros, frente al mandato de libertad y autodeterminación. La feminidad, a través del sistema
de género, se define como otredad y ser otredad significa básicamente adaptarse al otro,
significa que las propias decisiones las legitiman y reconocen los otros o bien que
directamente las toman por ti de antemano, muchas veces de manera velada. Es la expresión
de la dependencia y de la des-igualdad social entre los sexos, que el sistema de género
vehicula a través de la producción de un neo-binarismo jerárquico masculinidad-feminidad, el
cual modula las relaciones sociales entre los sexos.

Al tratarse de un deporte que históricamente ha sido prac-ticado casi exclusivamente por


varones, sus códigos se adaptan a los mandatos normativos de riesgo y dedicación intensiva
de la masculinidad normativa, a los que deberá acomodarse cualquier persona que lo
practique, aunque sea una mujer; esto implica que el coste y el esfuerzo invertido por una
mujer al-pinista siempre será mucho más grande que el de un varón, por inadecuación a la
tradición.

Las consecuencias subjetivas, emocionales y corporales, inevitables en un proceso de vida


sin reconocimiento de los otros significativos, como el rela-tado, suponen irremediablemente
un extrañamiento interior intenso consigo misma o un auto-dislocamiento, en términos de
Nancy Fraser, un sentimiento de inadecuación, vergüenza y culpa penetrantes, o una soledad
interior aguda e insoportable. Extrañamiento que surge al no sentirse recono-cida, en su
particularidad y unicidad como Edurne, más allá de la feminidad normativa, y que ocurre de
una forma un tanto silenciosa e inconsciente en el transcurso de las relaciones sociales más
significativas. Se podría decir que dicho sistema violento de relaciones se inscribe en el marco
sociohistórico de una violencia de género sistémica, normalizada e inherente a la modernidad;
más adelante desarrollaremos esta cuestión.

La falta de reconocimiento externo impide o socava el interno y al revés, por ser seres
psicosociales que nos constituimos a partir de la mirada de los otros, y éste es un proceso
universal. Sin embargo, dado el androcentrismo y el sexismo hegemónicos de la cultura
occidental, dicha necesidad de reconocimiento no se descubre, y en su lugar la operatividad
del sistema de género compone dos identidades ficticias interrelacionadas y desiguales
simbólicamente pero aparen-temente separadas, la masculina como identidad autónoma y
poderosa, y la fe-menina como identidad dependiente.
una analítica de género siempre debe ser intersec-cional y preguntarse cómo el género es
modulado en cada contexto por otros ejes sociales de desigualdad, para poder comprender
mejor la ecuación entre fortaleza y vulnerabilidad de cada situación específica. En este caso,
como mínimo es regulado por dos ejes centrales como son el de clase social y el de edad, al
pertenecer Edurne a una clase social media y a una condición de mujer joven con
oportunidades, además de disfrutar de una pro-yección profesional relevante.

Las identidades de género, aún en el siglo XXI y en Occidente, están na-turalizadas hasta el
punto de que tanto el dolor corporal y/o psíquico, como la creatividad e imaginación que
comportan desgarrarlas, subvertirlas, a través de prácticas sociales contra normativas y su
respuesta social, se hacen invisibles e ininteligibles, dado que no existe un imaginario cultural
sobre la heterogenei-dad del deseo y la experiencia más allá del silencioso y tácito neo-
binarismo de género vigente. Es algo parecido a lo que ocurre con las personas transgénero,
ya que en ambos casos el cuerpo y el malestar se ponen en juego, como expre-sión de una
diversidad subjetiva, social y sexual clausuradas. Sin embargo, no disponemos en el marco
hegemónico de las Ciencias de la Salud de los instrumentos necesarios para un abordaje
integral del malestar que tenga en cuenta que dicho género binario y disimétrico enferma
razón por la cual será urgente y necesario construir puentes entre disciplinas, nuevos
discursos, y tratar de inventar abordajes híbridos; en definitiva, aventu-rarse tanto dentro
como fuera de la clínica, dejando de forma decidida la zona de confort del espacio sanitario y
profesional.

¿Trastornos psicológicos o malestares de género?

La ilustración anterior ha permitido mostrar la descontextualización social y política del


sufrimiento evitable que acompaña la construcción de los diag-nósticos clínicos/psiquiátricos
a partir de las categorías clínicas diagnósticas, así como la operatividad del sistema de género
que atraviesa el malestar que hay detrás de estas categorías y que pasa inadvertido. Es lo
que se conoce como proceso de medicalización de la feminidad a través del sistema de salud,
y que constituye un proceso fundamental de invisibilización del malestar de género en las
mujeres.

El uso del Diag-nóstico Psicosocial de Género en relación con el dolor somático sin causa
orgánica que se croni-fica sobre todo en mujeres de mediana edad nos ha permitido abordar
la dinámica sistémica biopsicosocial y de género del sufrimiento evitable y sus formas de
recomposición. Entendemos que la arti-culación de dicho tipo de diagnóstico psicosocial de
género, con un abordaje clínico más sintomático centrado en el cuerpo y/o en la psicología,
podría ser productiva en la construcción de intervenciones más integrales, efectivas y
transformadoras de malestares de género.

pro-ponemos el uso del concepto de malestar de género en lugar del de categoría diagnóstica
y/o trastorno psicológico, utilizados por la Psiquiatría hegemónica, ya que dicho concepto
pone en relación las nociones de experiencia subjetiva heterogénea y sexuada, y de
bienestar/malestar. El malestar de género es entendido como experiencia hete-rogénea y
conflictiva, en relación con la regulación del sistema de género, y está presente sobre todo
en las mujeres pero también en los varones. Su uso tiene el ob-jetivo de profundizar en una
Psiquiatría y una Psicología de la diversidad, más inclusivas y más igualitarias. O, dicho de
otra manera, ayudar para avanzar en una Psiquiatría y una Psicología no androcéntricas ni
heteropatriarcales.

Conocimiento situado como reseña previa


Siguiendo la perspectiva epistemológica del conocimiento situado de Donna Haraway y el
feminismo postcolonial, con María Lugones entre otras, entendemos que el ‘sujeto’ de análisis
de este artículo no es en absoluto un sujeto universal sino situado y específico. Su punto de
mira concreto es la dominación y el gobierno de género específicamente moderno, capitalista
y neoliberal, propio de las sociedades occidentales y occidentaliza-das; es el sistema
moderno colonial de género. En otras pala-bras, es el particular occidental en lugar del
occidental universal colonialista. Somos plenamente conscientes de que no toda la
dominación de género y patriarcal existente hoy en día en el mundo funciona a través de una
biopolítica de deseo identitaria, ya que es heterogénea y adaptada a su contexto cultural e
histórico. Desde nuestro punto de vista, un análisis de la dominación y del gobierno de género
moderno, capitalista, neoliberal y colonial como forma situada, específica, delimitada e
interrelacionada de dominación y de gobierno resulta sustancial. Y constituye otra manera de
trabajar desde un feminismo postcolonial e inter-seccional.

La pregunta por el malestar de género en las mujeres: Un dolor invisible fruto del no
reconocimiento y de la ininteligibilidad de sus experiencias.

Un problema extenso: sufrimiento desigual y diferente de género

La OMS ha declarado, por una parte, que en el año 2020 la depresión será la segunda causa
de discapacidad en el mundo, aunque lo ha hecho poniendo en el centro a un sujeto de
apariencia neutra, sin género. Dicha mirada se adscribe al paradigma de la invisibilidad de
las mujeres en me-dicina, el cual oscila entre el androcentrismo y la diferencia, pero sin
romper el binarismo

Nos referimos aquí al concepto de salud mental señalando ese plus de su-frimiento humano
psíquico que es evitable, al estar relacionado con la domi-nación, la opresión, y las relaciones
de poder, ya que también hay un dolor psíquico inevitable relacionado con la vida e inherente
al ser humano. Partimos de la existencia de una organización sexista de la vida social que es
el sistema sexo/género heteronormativo occidental, que genera unas fuentes específicas de
vulnerabilidad y fragilidad desiguales según el sexo y el género. Tres son las características
fundamentales de dicha organiza-ción sexista: la división sexual del trabajo; la construcción
imaginaria, simbóli-ca y material de las subjetividades de género y la sexualización del
mundo. La construcción del género es un proceso de diferenciación, cuyo efecto es la
organización social desigualitaria y la acumulación, como resultado de la explotación de las
mujeres.

En pleno siglo XXI es necesaria una renovación contemporánea de la pregunta por el dolor
específico de las mujeres, que proviene de la inquietud y el desconcierto que producen el
crecimiento de los malestares de género.

En el ámbito de la salud, por ejemplo, asistimos hoy en día a una presencia reactualizada de
la tradición psiquiátrica hegemónica, ciertamente preocupante, que es fruto de dicha
involución. Dicha tendencia puede observarse, por ejemplo, en el amplio campo de
investigación actual que parece reabrirse hoy en día sobre lo que se ha denominado
Reproductive Related Disorders (RRD) o Trastornos Relacionados con la Edad Reproductiva
de las mujeres (TRER). Los TRER surgen de la observación de que algunas mujeres son
vulnerables a sufrir síntomas psicológicos de intensidad considerable en periodos de
fluctuaciones hormonales, malestar que se ha utilizado desde la Psiquiatría para constituir
psicopatologías como el “síndrome disfórico premenstrual” (incluido en el DSM-5), y
“síndromes depresivos” en el postparto, la menopausia y perimenopausia. Todo ello
elaborado a partir de datos estadísticos (del DSM-5, entre otras fuentes) que exponen que la
tasa de prevalencia de los trastornos depresivos y ansiosos en las mujeres duplica a la de los
hombres y unido a que ciertas investigaciones han concluido que estos son mayores durante
la vida reproductiva de las mujeres.

La pregunta que replanteamos se centra en el cómo de la producción social y psíquica del


desigual y diferente sufrimiento en mujeres y varones en contextos occidentalizados, en los
que la retórica de la igualdad se ha instalado.

En este sentido, queremos dar un paso más para mostrar, por una parte, cómo estos procesos
—ilustrados a través del análisis del inicio— son frecuentes en términos generales; y por la
otra, que no solo transgredir mandatos de género enferma sino también (y mucho) su
contrario, performarlos de forma obediente. Nuestra hipótesis es que tanto trans¬gredir como
obedecer de manera intensa los mandados neo-binarios de género modernos y neoliberales,
como si se tratara de modelos naturales, universales y saludables, conlleva un conjunto de
experiencias penetrantes de sufrimiento subjetivo, que es desigual y diferente en mujeres y
varones, por razones de género.

Para ello vamos a tomar, como fuente de datos y punto de partida descriptivo, la
sintomatología en mujeres y varones hallada en el DSM5. Es el texto con mayor autoridad
académica y profesional en las sociedades occidentales en lo que respecta a la promulgación,
clasificación y diagnosis de trastornos mentales. En él, se conceptualiza el “trastorno mental”
como: un síndrome caracterizado por una alteración clínicamente significativa del estado
cognitivo, la regulación emocional o el comportamiento del individuo, que refleja una
disfunción de los procesos psicoló¬gicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su
función mental. En el discurso biomédico, síndrome significa “conjunto de síntomas”. El DSM5
desarrolla un doble vínculo con la explicación biológica del sexo, ya que hace alusión a las
diferencias ‘por género’ al referirse a la pre¬valencia o sintomatología de los “trastornos
mentales” y, sin embargo, no con¬templa que el género sea una construcción psicosocial
independiente del sexo de la persona.

nuestro entender, las expresiones de sufrimiento emocional o somáti¬co, a través de


‘síntomas’ heterogéneos que han sido agrupados en torno a ‘categorías diagnósticas clínicas’,
pueden ser reapropiadas como indicadores experienciales de malestar y de sufrimiento de
las mujeres (y en general) en la línea de una perspectiva feminista queer encarnada que
conceptualiza la experiencia y la corporalidad, al mismo tiempo, como productos y como
productores de lo social y lo histórico. Para visibilizar dicha distribución de la sintomatología
por sexos, partimos de un trabajo de análisis sistemático del DSM5 que realizamos, en el que
solo se incluyen los síntomas que se presentan con una clara diferencia de prevalen¬cia
cuantitativa por sexo. Mostrar tal distribución será un primer paso para un examen de la
relación entre sintomatología en salud mental y el sistema de género. Análisis que resulta
imprescindible tanto para la investigación como para la intervención en salud mental. En este
sentido, partimos de la idea de que el sistema de género constituye un dispositivo de poder
dada la dimensión productiva de diferencia/desigualdad que posee cuyos mandatos
funcionan como normas modelizadoras de identidades y de relaciones desiguales, que
pueden convertirse en imperativo psíquico, hasta ensayar una clausura de la diversidad social
y material efectivas, además de obstaculizar las prácticas de igualdad social y política.

Experiencias de sufrimiento psíquico desiguales entre mujeres y varones


Tabla 2. Relación entre categorías diagnósticas clínicas, experiencias sintomáticas
encontradas en mujeres, y mandatos normativos de feminidad.

Como puede verse en la tabla anterior, los mandatos normativos de género que interpelan a
las mujeres les otorgan una identificación y una posición en las relaciones sociales disyuntivas
con los valores dominantes en occidente, a través de la construcción de una identidad
‘devaluada’ y una forma de interacción específica en base a ésta y al revés: emocionalidad,
empatía, disposición a cuidar, a comunicar, vulnerabilidad, dependencia, etc. Se trata, en
palabras de Almudena Hernando (2017) de una identidad relacional, de adscripción al
grupo, pero que, en el marco de la desigualdad de género, las sitúa en una posición de
subalternidad o subordinación.
Además, vemos que se da una confluencia entre los mandatos normativos de feminidad y las
experiencias sufrientes de las mujeres, que han sido agrupadas en categorías diagnósticas o
síndromes por el discurso biomédico.

Tabla 3. Relación entre categorías diagnósticas clínicas, experiencias


sintomáticas encontradas en varones, y mandatos normativos de masculinidad.
En este caso, los mandatos normativos de masculinidad, como se puede ver en la tabla
anterior, otorgan a los varones una posición de supremacía en las relaciones sociales, y una
identificación con los valores dominantes occidentales: autonomía, racionalidad,
individualidad y desconexión emocional, miedo/rechazo al vínculo, fortaleza, poder, etc., a
través de la construcción de una identidad ‘moderna’ universal y sin género, la identidad de
ciudadanía androcéntrica y colonial. Se trata de una identidad individualizada, que se asocia
a una desconexión emocional del mundo. Y el resultado vuelve a ser una confluencia entre
los mandatos normativos de masculinidad y las experiencias de malestar/síntomas de los
varones. La falacia de la “hipersexualidad masculina” propuesta por Wendy Hollway, que
alude un deseo sexual irrefrenable en los varones, “no pueden parar”,se puede relacionar con
las parafilias, en las que se vulneran los derechos de otra persona, principalmente niñas/os y
mujeres.

El sistema sexo/género enferma a mujeres y varones. Sin embargo, ambas experiencias de


malestar son profundamente diferentes en su forma y magnitud, siendo el sufrimiento en las
mujeres mucho mayor y más continuado. Dicha desigualdad en el malestar se debe
básicamente a dos razones:
La primera es que el malestar en las mujeres surge de una interacción social regulada que
les lleva a postergar sus propias necesidades y a centrarse en las de otras personas, lo que
implica cierta ‘violencia hacia sí’, mientras que el malestar en los varones proyecta
mayoritariamente una violencia hacia la otra persona, al concentrarse principalmente en las
necesidades propias y desconectarse emocionalmente del resto.
Y la segunda razón es que los denominados “trastornos mentales comunes” (TMC)
(ansiedad. depresión, somatización) los sufren sobre todo las mujeres, que es mucho más
extenso y cronificado que el de los varones; donde acuden más a los servicios sanitarios y
consumen más psicofármacos.

Con la intención de dar un paso más en la visibilización de la estrecha relación existente entre
la organización social del sistema sexo/género heteronormativo y la producción de
malestar de orden psíquico, nos preguntamos sobre el impacto de la organización social y
su regulación de las relaciones sociales de género en la producción de síntomas psíquicos.
Síntomas entendidos como la expresión de conflictos relacionales y subjetivos que
experimentan las mujeres (a un nivel más o menos consciente) que se acaban enquistando
hasta enfermar, por permanecer invisibles e ininteligibles en su dimensión de género y, por
tanto, sin opción a poder abordarlos desde dicha perspectiva.
Para ello, se presenta una tabla que relaciona los ideales de la feminidad normativa con las
prácticas sociales según roles y normas de género, y diferenciando entre la dimensión
simbólica de reconocimiento y la dimensión material de redistribución del sistema de género.
Esta tabla nos muestra claramente que sí hay coincidencia entre síntomas/experiencias
subjetivas conflictivas y dolorosas vividas por las mujeres (vulnerabilidad) con los roles,
normas, expectativas, estatus de una interacción social que está regulada por el sistema de
género.
En este sentido, se da una contradicción entre las prácticas y el discurso del logro de la
igualdad. Esta contradicción comporta un doble vínculo, convierte irremediablemente a las
mujeres contemporáneas en el ‘sexo estresado’ y en muchas ocasiones con poca
escapatoria; aunque, ciertamente, las crisis también se convierten en posibilidad de
transformación y de creatividad subjetiva y social.

La categoría de género, productora de un dolor en las mujeres, invisibilizada mediante


la psicopatologización

Tabla 4: Organización del sistema sexo/género heteronormativo: mandatos normativos de


feminidad, vulnerabilización, experiencia conflictiva (sintomática) y captura
psicopatologizadora en mujeres.
En la tabla anterior se ve la relación entre las dimensiones simbólicas-culturales y las
organizativas-materiales del sistema de desigualdad de género para mostrar las prácticas y
relaciones sociales que se desprenden de estas, y su impacto en las mujeres. Experiencias
heterogéneas que son capturadas por el dispositivo biomédico y psiquiátrico y encerradas al
interior de una caja negra.

El efecto es una descontextualización e individualización del malestar, mediante una


operación de reificación y de atribución de causalidad biológica y psicológica, que desconecta
éste de sus condiciones sociales de emergencia, por una parte. Y por la otra, se recurre por
parte de los profesionales y de los y las usuarias de manera normalizada a estereotipos de
género, los cuales funcionan estigmatizando y discriminando en relación con la salud mental
dentro del espacio asistencial en el sistema sanitario, a través de microviolencias (no
necesariamente conscientes) ejercidas por parte de los y las profesionales.
En este sentido, vemos en la modernidad la construcción del modelo de diferencia sexual
saludable y deseable o identidad de género binaria, surge de lo que Carole Pateman (1988)
refiere como un ‘contrato sexual’, que está velado a nivel cultural y científico, y que organiza
la exclusión de las mujeres del espacio público y de los derechos de ciudadanía, y como
consecuencia enferma sobre todo a las mujeres, pero no exclusivamente como se ha visto.

Producción e invisibilización modernas del dolor de género en las mujeres.

Violencia, género e identidad en la modernidad.

Para comprender la intensa relación entre género y salud que venimos ilustrando, se tomara
la crítica al concepto de violencia en la modernidad, realizada por René Girard y Sigmund
Freud, que nos servirá para abordar la pregunta sobre cuál es la naturaleza y la operatividad
inherente al sistema de género heteronormativo moderno y neoliberal, y a qué se deben tanto
la magnitud de su impacto en el eje bienestar/malestar.
Parafraseando a Girard diremos que, en las explicaciones antropológicas, decir violencia es
hablar de unas fuerzas que se apoderan de los hombres, una fuerza que se vuelve
incontrolable, una fuerza arrasadora que domina a la humanidad y amenaza con su
existencia. Frente a lo cual la modernidad se autoproclama como la legítima encargada de
producir el tránsito desde dicha fuerza bruta o violencia incontrolable premoderna, a la
construcción de un pacto social, una cultura y un derecho que la regulen. Para frenar dicha
violencia y el caos, según el mismo autor, la modernidad necesita producir otra forma,
inevitable de violencia, pero que es muy distinta y es controlable y regulable. Se trata de una
especie de violencia menor frente a la existencia de la violencia salvaje desbocada y
arrasadora, una violencia ilegítima y otra violencia legítima.
Sin embargo, este relato hace aguas muy pronto, puesto que tal y como señala Freud advertía
en ella que desde un principio la comunidad estaba formada por elementos de poderío dispar,
donde las leyes serían hechas por y para los dominantes y concederían escasos derechos a
los subyugados.
Dicha crítica muestra cómo la modernidad está fundada y sostenida mediante el ejercicio de
una violencia propia y diferente, a través de su mascarada de orden, prevención y contención
de la violencia originaria; no obstante,como se trata de una violencia legitimada e
invisibilizada, no se percibirá como
tal sino como todo lo contrario, algo deseable. Finalmente, esta nueva concepción de
violencia será desarrollada y afinada, hasta entenderse como una violencia de naturaleza
estructural, simbólica, sistémica-objetiva, que será clave para entender la relación
(ininteligible e invisible) entre el sistema de género y el dolor en las mujeres, por la que nos
estamos interrogando.
Zizek define a esta violencia “como constitutiva del orden”, y añade que es una violencia no
experimentada como tal por quien está sometido al orden. Y la violencia constitutiva del orden
es la hegemonía, es decir, cuando un elemento ya no es percibido como usurpador y ha
subordinado violentamente a todos los demás elementos para así comandar todo el campo.
El sistema de género heteronormativo constituye una parte claramente sustancial de dicha
violencia estructural o sistémica que es inseparable de la fundación de la modernidad.

Para el pensamiento hegemónico moderno, la única violencia de género ilegítima y visible


(todavía muy parcialmente y desde hace muy poco) es la relacionada con los feminicidios o
las violencias sexuales (de mayor grado, pero de menor magnitud), la cual es pensada como
de naturaleza interpersonal e individual y no estructural.
Será precisamente la violencia estructural y sistémica de género legítima, de mayor magnitud
(y sostén de la violencia ilegítima), inherente a la modernidad neoliberal actual, la que
funcionará como maquinaria de producción imposible de identidades de género, al pretender
clausurar la heterogeneidad de la experiencia y del deseo efectivos; disciplinando cuerpos y
modelando almas en contra de su tendencia heterogénea, y por ello con un alto coste en
malestar y salud mental, física o social.
A través de una operación discursiva y material, se transforma la violencia estructural
moderna específica del sistema de género en diferencia sexual, en masculinidad y en
feminidad diversas. Identidades de género que serán inalcanzables, siendo por tanto el
campo de la normalización y del disciplinamiento, el origen de la violencia de género, y no
simplemente la intolerancia o el maltrato interpersonales. Operan fundamentalmente los
modelos sociales de género transicional y contemporáneo. El modelo transicional (a
diferencia del modelo tradicional centrado en la familia patriarcal, y que es propio de la
industrialización) surge en los años 70, con el modelo de bienestar, la salida al ámbito
profesional de las mujeres y su entrada masiva a la educación superior, sin repartir ni
abandonar al mismo tiempo el ámbito del cuidado y del trabajo doméstico, lo que conduce a
una situación de desigualdad. Por su parte, el modelo social de género contemporáneo surge
a finales del siglo XX de la mano del neoliberalismo e individualismo y de la sociedad de
consumo y hedonista, lo que acentúa la centración en el individuo, la imagen, el control y el
cuerpo, frente al vínculo.
Los tres modelos compartan de fondo la voluntad moderna de cancelar la diversidad
subjetiva, corporal y sexual a través del biopoder y la gubernamentalidad de género.

Violencia de género estructural y experiencias subjetivas de violencias de sí

La experiencia subjetiva de género - naturalizada como identidad, pero producida a través de


las violencias estructurales del sistema de género moderno y neoliberal, estará conformada
también por violencias de sí (invisibles) en el proceso de conformación del self, a través de
prácticas de sí que serán producidas y reguladas mediante las interacciones sociales y
afectivas.
Encontramos experiencias subjetivas generizadas de distinta intensidad de malestar de
genero que conviene diferenciar. En este sentido, estarían las microviolencias de sí, con
experiencias de malestar de baja intensidad, como la culpa, la autoexigencia, la vergüenza,
una baja autoestima, la angustia, una baja ambición, etc., que de no ser identificadas como
tales y abordadas en su contexto social, muy probablemente conducirán a macroviolencias
de sí, con un nivel de dolor más insoportable. Ejemplo de éstas últimas, serían el rechazo y
los problemas con la alimentación, las autolesiones, los intentos de suicidio, las depresiones
mayores, etc. Por tanto, no se trata simplemente de expresiones de la identidad de género
sino directamente de malestares de género que son producto de una violencia estructural
del sistema de género.Y como tal, habría que abordarlas desde una estrecha y simétrica
articulación de las ciencias de la salud y las ciencias sociales, siendo imposible hacerlo
únicamente desde dentro de las ciencias de la salud y el sistema sanitario.

Sumado a todo lo expuesto, queda pendiente/emergente, trabajar sobre las formas de


gobierno y desgobierno modernas y neoliberales, y su relación con las experiencias subjetivas
generizadas de violencias de sí. Desde nuestro punto de vista, es una asignatura
pendiente/emergente por la polarizacion que atraviesa la teoría de género contemporánea,
en relación con el papel del sujeto y de la subjetividad, socialmente constituida, pero singular
al mismo tiempo. Una polarización que contemplaría dos posiciones confrontadas, que
son:
• la muerte postmoderna del sujeto -sexuado- y su consecuente descorporalización, la cual
ha dejado al feminismo contemporáneo sin un sujeto con el que pensar el malestar psíquico
corporeizado y su transformación; sin una ‘teoría de carne y hueso’.
• la afirmación identitaria del sujeto plural mujeres, desde el feminismo moderno que, para
poder garantizar la capacidad de lucha, resistencia y transformación social y política, se
resiste a fragmentarla al interior de sí misma.

Romper con esta polarización entre feminismo moderno/feminismo post-moderno, requiere


apuntar como herramienta de análisis a la figuración de una subjetividad heterogénea
corporalizada, y de un sujeto de deseo (que sea en parte) inapropiable por el biopoder. No
le podemos entregamos al poder toda la construcción de la subjetividad, porque sino el crimen
es perfecto y nos quedamos sin posibilidad de vida, sin posibilidad política.
En esta misma línea, como señala Teresa de Lauretis (2000) un proyecto político feminista
no puede dejar de tener en cuenta no sólo las diferencias entre mujeres, sino también las
constricciones externas e internas al sujeto, los límites del yo y las necesidades que lo
sostienen, la productividad y la refractariedad del deseo. Es necesario lograr entrar en una
dimensión colectiva que Aleman llama soledad, una experiencia política de vocación
transformadora.

Según plantea Patricia Amigot, las características de la experiencia contemporánea


subjetiva/subjetividad serían:

1. Una experiencia subjetiva que es histórica y que está sujetada a prácticas y discursos
históricos a través de prácticas de sí de autovigilancia y de autocontrol, a partir de las cuales
el sujeto se autorregula, al sentirlas como prácticas de libertad y no de sujeción.
2. Una experiencia subjetiva que es abierta, procesual y dinámica, y que se construye a través
de las narrativas disponibles en cada época, incluida las narrativas de identidad/diferencia
sexual.
3. Una experiencia subjetiva corporeizada, lo que supone una asimilación experiencial de los
discursos en forma de disposiciones y deseos normativos. En este sentido, es importante
diferenciar a nivel analítico entre cuerpo y corporalidad. El ser humano no es un ser con
cuerpo, sino que es un ser corporal. El dato empírico no es el cuerpo, no es el organismo, por
lo que el cuerpo es el nodo que condensa la interacción humana entre lo orgánico, lo psíquico,
lo social y lo ambiental. En este sentido, los procesos de transformación y des-sujeción
subjetiva del sistema de género requieren una labor de resignificación crítica y al mismo
tiempo un trabajo emocional e intersubjetivo, dado que los significados siempre llevan
asociados emociones y afectos.
4.Una experiencia subjetiva que tiene una parte singular, relacionada con el sujeto del
inconsciente que no quedaría sometida totalmente a la constitución por parte de los
dispositivos de poder que operan en el cuerpo social. El inconsciente puede ser entendido
como un indicador del fracaso de lo biológico y lo cultural para determinar la subjetividad y el
deseo sexual.
Anne Fausto Sterling plantea la idea de un género con corporalidad, que denomina género-
sexo, donde su objetivo es ir más allá del concepto de performatividad y repetición
compulsiva de las normas y de lo simbólico, ampliándolo, al introducir la producción social de
los sentidos, que son fruto de transformar las desigualdades sociales en corporalidad. El
género-sexo sería distinto al sexo referido a la capacidad de reproducción biológica, y al
género referido a la cultura institucional e ideología aprendidas. Finalmente, según la autora,
la identidad de género provendría de una interconexión constante entre todos los elementos
(conscientes, inconscientes, de deseo y normativos).
5. Una experiencia subjetiva que es capaz de recrearse y de transformarse, de manera
espontánea (como explica la teoría performativa, a través de fallos en la repetición de la
norma) y también a través de un trabajo emocional intersubjetivo, necesariamente articulado
con una resignificación simbólica (en el que se remueve parte del sujeto del inconsciente
singular).
6. Una experiencia subjetiva que es sexualizada/generizada desde el minuto cero, incluso
desde antes del nacimiento. Olvidarse de ello tiene como consecuencia condenar a los grupos
subalternos y a su sufrimiento a ser parcialmente invisibles e ininteligibles (como hemos
podido ver a través del DSM-5).

Dado que los modelos sociales e identitarios de género son históricos y se van adaptando
a las transformaciones sociales, se trataría de un dispositivo de poder dinámico y
heterogéneo. Se trata de producciones diversas pero que tienen un efecto transversal, que
es el de constituir corporalidades de género femenino que duelen en distintos grados.
La figuración que hemos apuntado, de una subjetividad heterogénea corporalizada, y de
un sujeto de deseo, en parte inapropiable, entra en disputa tanto con la figuración de la
identidad sexuada como con su reverso, la muerte del sujeto sexuado. Creemos que no
atender estas disputas internas al feminismo contemporáneo, dificulta comprender las
experiencias difíciles y conflictivas de mujeres (u otras posiciones) en relación con sus
identidades subalternas, las cuales, en muchas ocasiones, acabarán por estallar y serán
medicalizadas y cronificadas sin más, cuando no empeorarán.
Muchas veces se presenta un malestar de género continuado, invisible, ininteligible e
inmanejable para la persona, que se convierte en insostenible, ante el cual un/a profesional
de la psicología puede indicar, desoyendo el género y apuntando a una corrección en el
pensamiento individual.

Para concluir, como se ha ido exponiendo, esta situación de dolor o expresión de malestar
parece que guarda una relación muy estrecha con la producción social de la identidad de
género, que ha sido y es esencialmente una figura capital de control, regulación y violencia
modernas. Efectivamente, parece que forjar tal relación entre identidad y género ha sido la
principal conquista de la gubernamentalidad, ejercida a través de una violencia estructural
combinada e invisible, pero constitutiva del sistema de género moderna. Y su remate
neoliberal contemporáneo está siendo hacernos creer que es una identidad de género líquida,
cuyo ejercicio depende de nuestra elección y poder individual. Razón por la cual es necesario
trabajar hacia una salud mental inclusiva que emprenda un duelo de fondo a la identidad de
género moderna y neoliberal (y con ella a la identidad, aunque no al deseo y su
heterogeneidad).
UNIDAD 7
Masculinidades. Identidad y Masculinidad como problema social, político, ético y de salud.
Masculinidades en el feminismo. La mística de los nuevos hombres.
Masculinidades y Feminismo - Aspiazu - CAP. 2 Homo homini lupus. ¿Es posible
pensar la masculinidad desde la masculinidad? (Damaris)

Se parte desde un análisis de la mirada, entramos en un juego de miradas, de


identificaciones cruzadas, que superan con creces las intenciones de lo que miramos.
Harding, nos habla de la mirada privilegiada del sujeto oprimido, esa que conoce
precisamente que el sujeto hegemónico de las ciencias y el conocimiento no puede conocer.
Si la identidad es un proceso relacionado con el poder que nos otorga una posición
¿Qué está pasando con esa posición? ¿Cómo la estamos utilizando o como no? ¿Cuáles son
sus efectos más allá de los efectos en los propios hombres y en las masculinidades?
Amelia Barquín cita un ejemplo donde observa en las labores el cuidado de las
criaturas que implican suciedad (uñas largas, sucias, piojos) estas tareas seguian siendo
exclusivas de las madres.
Se observa que el cambio en las identidades no necesariamente conlleva una transformación
del desequilibrio de poder entre hombres y mujeres en el aspecto relacional-político. Hay
cambios en las identidades con los desequilibrios en las matrices de poder.
La mirada es determinante y probablemente se pierdan de vista los enfoques criticos
feministas al analizar el papel de los hombres en las desigualdades de genero nos lleva a
adaptar una mirada mas centrada en la identidad que en la subjetividad y el poder.
Se habla de la mujer en singular como construcción ideológica e historica que se
encuentra de frente a otras mujeres, con la imposibilidad de englobar este concepto a toda la
experiencia femenina. Braidotti, plantea que la subjetividad feminista puede entenderse como
un deseo de las mujeres, un deseo de ser, de hacer, de sentir, de justicia, de libertad.

Hegemonías y jerarquías de la masculinidad


La masculinidad hegemónica se impone de manera invisible, se establece como
medida de lo normal y de sentido común. Es una identidad genérica de reproducir y defender
quien es el hombre y encarna una masculinidad. Es esta jerarquía la que hace que exista una
desvalorización, castigo y violencia hacia otras masculinidades que no encajan en ese modelo
de hombre: hombres que encarnan una masculinidad femenina, gays, que no muestran sus
emociones violentas.
Queremos desplazar esta masculinidad hegemónica, por modelos más igualitarios y
menos nocivos, les hemos llamado masculinidades alternativas o nuevas masculinidades.
Este modelo de hombre no deseable se ha construido en gran medida en una intersección
de clase, raza y origen. Gramsci, habló de hegemonía al referirse al proceso de relación de
poder que se mantiene de forma invisible, siendo aceptada sin generar un deseo de
resistencia.
Vemos que hay un mensaje oficial de respeto y de condena de la violencia de género,
y por el otro la necesidad de mantener unas representaciones funcionales respecto a los
modelos de feminidad y masculinidad. La hegemonía lo que hace es mantener un sistema
social de desigualdad, favoreciendo al género masculino, haciendo pasar su privilegio por
sentido común de una manera invisible.
Recientemente un artículo llamaba masculinidades híbridas. son masculinidades de
adaptación, capaces de conocer las ventajas de incorporar algunos elementos de las
masculinidades históricamente no-hegemónicas, como por ejemplo la gai, para restituir su
posición en un sistema de género cambiante.
Nuevas y viejas formas de dominio(mica)
Hasta aquí se ha reflexionado sobre un modelo arquetípico de masculinidad, que
presentamos como negativo y que a menudo funciona más como un exterior constitutivo que
como herramienta de cuestionamiento. El otro arquetipo que la define es lo que hemos
denominado “nueva masculinidad” o “masculinidad alternativa”.
En los nuevos discursos, está presente la idea de las nuevas masculinidades, que
enfatiza la idea de cambio, de reforma, de búsqueda de un nuevo espacio dentro de la
masculinidad que no sea el de la masculinidad clásica. Lo situamos como un lugar nuevo que
se opone diametralmente a la manera de funcionar del viejo espacio de masculinidad, lo cual
es visto como un progreso.
¿ Qué entendemos por cambio? A escala social, diríamos que es prácticamente
imposible que el orden social se mantenga intacto, y por lo tanto las identificaciones que se
forjan en ese orden social son cambiantes. (El autor sostiene que la mera idea de cambio no
implica que éste sea siempre positivo.) Considero que la idea de lo nuevo contra lo viejo se
ha alimentado de una idea de progreso para la que todos los cambios son positivos.
En determinado momento histórico(80/90) se comenzó a hablar de nuevas
masculinidades, pero nunca en referencia a esos hombres de diferentes maneras periféricos,
ni a masculinidades encarnada por mujeres,sino a un perfil de hombres relativamente
identificables que comienzan a plantearse que quieren realizar cambios en su conducta e
identidades. Las propuestas de cambios apuntaban a desarrollar emocionalidad, una
paternidad responsable y relaciones igualitarias y libres de violencia con nuestras parejas.
Estas políticas parecen siempre apuntar a parejas heterosexuales.
¿Son el machismo y el sexismo una cuestión heterosexual ? Depende. Monique Wittig,
presenta la heterosexualidad como un complejo régimen de creencias y mandatos que
organizan la vida social, una serie de actitudes, comportamientos y valores que dan sentido
a todo el orden social, y no como una mera práctica sexo-afectiva.
La normalización de las vidas gays, lesbianas y trans conlleva a la conquista de
espacios de libertad, de derechos jurídicos y sociales y a la habitabilidad de algunas opciones
sexuales. Sin embargo, es importante señalar que si bien las paredes de la ciudadanía sexual
se van ampliando también las opciones y apertura de las disidencias sexuales se reducen a
través de un proceso de asimilación. Es quizás un proceso complejo en el cual no es fácil
decidirse entre dos polos: la asimilación total o la resistencia. En cualquier caso no habrá
probablemente ni un proceso de normalización total como tampoco habrá procesos de
resistencia absoluta a las normas del género y la sexualidad.
Podríamos decir que los hombres que hemos vivido nuestra sexualidad de forma no-
normativas no hemos escapado de la heterosexualidad, no hemos sabido construir una ética
subalterna mas alla de los espacios de normatividad heterosexual en la pareja.Es evidente
que no hemos logrado escapar del mismo monstruo que nos llamó monstruos. ( aca el autor
menciona que un hombre ha sido asesinado por su marido)(asesinato maquistahace
cuestionar que ha logrado el colectivo LGTB+ y que no).
Dentro del movimiento LGTB+ han aflorado muchas controversias y tensiones entre
gays y lesbianas donde los hombres juegan un papel dominante.
La violencia son los otros.
Parece evidente que el rechazo a la violencia contra las mujeres es una de las
cuestiones feministas que más hondo ha calado en los hombres. El movimiento feminista ha
ido modificando los marcos de interpretación de las sociedades respecto a cuestiones
relacionadas con las mujeres y otros sujetos oprimidos por el patriarcado, modificando los
sentidos comunes, donde lo que décadas atrás se consideraba como aceptable, hoy en día
no lo es .
La violencia machista incluye todas las formas de agresión que se derivan de un
sistema androcentrado, binarista y heterosexista. Ejemplo: La violencia contra las personas
LGTB+.
La violencia sexista incluye las formas de violencia derivadas de la separación
sistemática y jerárquica entre hombres y mujeres que el patriarcado impone. Esta categoría
incluye formas de violencia que se dan fuera del ámbito de la pareja o ex pareja. Dentro de
ésta se incluye la violencia de género: “todo acto de violencia física y psicológica incluidas las
agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de
libertad.”
El autor sostiene que se debe hablar de violenciaS de género (plural-2014), ya que
pretende ampliar el habitual marco de interpretación de violencia contra las mujeres dentro
del ambito de la pareja heterosexual, para incluir/ englobar formas de violencia de género que
no se incluyen en la ley 2004. Las define como “todas aquellas violencias que tienen su origen
en una visión estereotipada de los géneros y en las relaciones de poder que esta conlleva o
en los que se basan.” Dentro de ellas podríamos incluir: la homo-lesbo- transfobia, la presión
normativizadora sobre los cuerpos, la negación de la soberanía sobre el propio cuerpo y el
binarismo de género como única opción viable.
En demasiadas ocasiones se separa la violencia contra las mujeres del sistema que
la sustenta, produciendo un efecto de distanciamiento y desidentificación: ¡¡¡ Vamos a
denunciar la violencia de género, porque no la aprobamos, porque nosotros no la ejercemos
y otros sí, porque es algo ajeno que podemos condenar!!! (SE DESCULPABILIZAN)
En este sentido el autor critica la ley del 2004, entendiéndose como una especie de
actualización del concepto de violencia doméstica, donde se sigue enmarcando en la pareja
y lo privado, y en una serie de conductas individuales, en lugar de entenderlo en el marco de
los valores y relaciones sociales que la hacen posible.
Por ello propone que miremos la violencia de género y otras expresiones de las
violencias derivadas del sistema androcentrado, nunca desde afuera, nunca pensando: “yo
no soy eso”, nunca desculpabilizándonos. Debemos buscar un sentido de responsabilidad
que nos sitúe en la incomodidad necesaria para dejar de señalar lo que los demás
hacen mal y cuestionar nuestras propias prácticas, dejando de reproducir la idea de
violencia de género como un problema de conductas individuales desviadas de la
normalidad.

Patriarcado y victimización masculina


Podríamos decir que el patriarcado construye hombres y mujeres, a las cuales les
atribuye una serie de valores, características físicas y roles sociales, y que castiga duramente
la transgresión de dichas categorías. En ese sentido podemos concluir que el sistema de
género “nos hace algo” a todas, todos y todes. Dice que los hombres son víctimas del
patriarcado y es por ello, que secundariamente victimizan a mujeres, hombres que no
cumplen los mandatos de género, a gays, lesbianas y trans. (EL VICTIMARIO ES VÍCTIMA)
El autor sostiene que este enfoque victimizador puede provocar un efecto ambivalente:
primero de acercamiento y, posteriormente, de acomodamiento y conformismo o
autocomplacencia. Una posición desde la que resulta difícil provocar una responsabilización
en los hombres respecto a nuestros propios actos, actitudes y posiciones en la jerarquía de
género y sus diferentes niveles.

¿Cambio, adaptación o transformación? (iara)

Los distintos acercamientos a las cuestiones de género por parte de los hombres indican
puntos de partida divergentes que desembocan en distintas posiciones. La historia de los
grupos de hombres por la igualdad y de las iniciativas en torno a las masculinidades indican
precisamente esto. Los principales argumentos para involucrar a los hombres en cuestiones
de igualdad parecen ser éticos. Los hombres nos comprometemos, o debemos
comprometernos, con la igualdad porque es una deuda histórica que tenemos hacia las
mujeres, porque debemos hacerlo y es justo. Este parece ser el mensaje principal de las
iniciativas en torno a esta cuestión. No debemos obviar las particularidades y las
contradicciones que emergen en los discursos sobre las (nuevas) masculinidades.

Merece la pena detenerse a pensar en los posibles efectos de estos discursos que afirman
que la igualdad nos beneficiará a todas y a todos, y con la igualdad todas y todos viviremos
mejor e incluso el país avanzará más lejos. Buscamos siempre emitir un mensaje que pueda
ser entendido, que resulte asumible y atractivo para las personas a las que queremos llegar
y con las que queremos impulsar dicho cambio. Esto es evidente tanto en las iniciativas
institucionales como en aquellas impulsadas desde espacios de participación política directa
como movimientos sociales/populares.

Transmitir a los hombres que la igualdad es fuente de beneficio puede considerarse un


argumento estratégico para acercarlos y animarlos a tomar compromisos respecto a la
desigualdad. Sin embargo, me surge la duda de si somos conscientes de las consecuencias
que conlleva atrasar eternamente algunos debates y seguir pensando que, apelar a la buea
voluntad a través de la seducción, es la mejor opción para provocar cambios que trasciendan
lo estético. La metáfora de los costes y los beneficios puede resultar simplificadora aquí, en
la medida en que, en la era de la financiarización, se ha convertido en un cálculo no ya
cuantitativo sino especulativo de cualquier variable vital, capaz de regular la mayoría de las
relaciones sociales. Desde esta metáfora, tendríamos que pensar en qué beneficios plantea
la transformación feminista y, desde luego, cuál es el coste para quienes obtenemos
beneficios de la desigualdad. Pensado desde ahí, parece evidente que, para que alguien
gane, alguien debe perder. Podríamos pensar, desde una metáfora espacial, que modificar
las posiciones en el mapa del poder implica un desplazamiento en el plano, no solo para
algunos elementos, sino para todo el conjunto de ese mapa de poder. Es necesario poner en
marcha formas de pensar esta cuestión que superen el mantra del beneficio común para
todos y todas. Me pregunto si los hombres somos conscientes de la dimensión de nuestros
privilegios y si los procesos de reflexión están suficientemente maduros como para que
seamos capaces de valorar qué ganaremos o no en el caso de perderlos o renunciar a ellos.
La mera idea de imaginar mi vida sin el privilegio masculino me parece ciencia ficción. No
puedo ni tan solo vislumbrar algo tan simple como que es muy probable que no estuviera
escribiendo esto ahora; que estaría condicionado por unas cuantas experiencias que me
hubieran obligado a poner a prueba mi autoestima y confianza para que no se fueran por el
desagüe; que seguramente mi relación con la música y otras formas de expresión que
practico serían bien distintas; que hubiera sido más complicado todavía lograr un mínimo de
autonomía económica; y un interminable etcétera de diferencias que hubieran afectado a mi
trayectoria vital. Hay algunas cuestiones recurrentes que emergen cuando tratamos de
enumerar las ventajas de la igualdad para los hombres. Una de las ideas más comunes —y
populares— es que los hombres hemos estado y estamos limitados emocionalmente, que no
podemos o no sabemos expresar nuestras emociones debido a un aprendizaje de género
que nos enseña a ser fríos, racionales, aemocionales, si es que la palabra existe. Explicado
así, en pocas palabras, los hombres no tenemos emociones y, cuando las tenemos, no las
expresamos en la misma medida que las mujeres. Un clásico: los hombres no debemos
mostrar miedo ni debilidad, no debemos llorar ni expresar el pánico en nuestros rostros y
gestos. Esta inhibición de determinadas emociones es lo que, a menudo, consideramos una
«limitación emocional» o «incapacidad emocional» de los hombres. Ese es uno de los
espacios en el que, en los términos planteados por la idea de «nuevas masculinidades», si
nos cuestionamos nuestra masculinidad y la alejamos de los principios hegemónicos,
«saldremos ganando».

El 95% de los asistentes son hombres. Te detienes a observar durante 90 minutos. Esta
escena es más fácil todavía de interpretar. ¿Puede alguien afirmar que, en un campo de
fútbol, como ejemplo de espacio generalmente ocupado por hombres, no hay emociones?
Probablemente, haya poco más que emociones. Frustración, rabia, enfado, ambición… a
raudales además.

Creo que hemos estado y estamos limitados a la hora de expresar emociones que se
entienden como femeninas, así como las mujeres han estado limitadas a no expresar
emociones del patrimonio social masculino. De la misma manera, a los hombres se nos ha
instado a no vestir prendas que se consideren femeninas y se nos ha castigado socialmente
cuando lo hemos hecho. Pero ¿quiere eso decir que hemos ido desnudos? Los hombres
hemos vivido y vivimos la limitación de ciertas formas de expresión emocional, pero también
el privilegio y el monopolio de otras que, aún hoy en día, están absolutamente limitadas para
las mujeres.: la lujuria, el deseo sexual, la rabia, la ambición… Me voy a aventurar a dar un
paso más en una hipótesis que no es probablemente más que una idea que me ronda por la
cabeza: algunas de aquellas emociones que los hombres hemos expresado sin problemas, y
que nos han dado nuestros buenos réditos, aún siguen siendo tabú para las mujeres y, directa
o indirectamente, como he señalado antes, se considera que no deben expresarlas porque
son incorrectas. Es muy común, por ejemplo, que nos llamen la atención las mujeres que
ocupan posiciones de poder y muestran ambición. Las criticamos mordazmente, nos parece
que «no es un avance» que las mujeres se comporten «como hombres».

Se está produciendo un cambio sustancial en este sentido, hasta el punto de que considero,
como ya he mencionado anteriormente, que el canon de referencia actual del hombre que
sustenta el poder no es el del hombre frío, racional y calculador. En la era del individualismo
y de la gestión-de-todo, el hombre triunfador debe ser emocional, saber entender y
expresarse con sus parejas, con sus empleados, con sus iguales.

Me aventuro a decir, una vez más, que estamos acercándonos poco a poco a una visión de
sentido común en la que el modelo de paternidad irresponsable, desapegada y no implicada
empieza a considerarse como un vestigio del pasado. Los hombres comienzan a implicarse
en estas cuestiones, llevan a sus criaturas al parque, a la escuela, al kárate de la tarde y, no
pocas veces, reciben los vivas y palmaditas en la espalda correspondientes: «míralo cómo
se implica», «se le ve contento y entregado a sus hijas...», cosa que no sucede con las
mujeres que realizan las mismas tareas. Otros datos, como los de permisos laborales por
maternidad que hemos señalado anteriormente, indican que estos permisos siguen siendo
muy claramente cosa de mujeres. Pocos hombres, por no decir casi ninguno, dejan de lado
sus carreras profesionales para dedicarse a ser padres. En una sociedad tan centrada en el
empleo remunerado, disponemos de datos respecto a este aspecto, pero podríamos intuir
algo similar sobre las carreras artísticas no remuneradas o aficiones varias, la vida social, el
deporte.

Los hombres seguimos abiertos al cambio, a adquirir nuevas habilidades y a explorar nuevos
caminos, siempre y cuando no nos hagan perder lo que ya teníamos. Es difícil negar que
pasar tiempo con las criaturas nos aporte una calidez, un sentido, un bienestar, más aún
cuando seguimos eligiendo el momento en el que queremos hacerlo. Las propuestas de la
economía feminista subrayan la necesidad de no analizar ni pensar el mundo de la
reproducción y los cuidados separado del mundo del empleo, ni de la organización política de
las instituciones que lo regulan. Por lo tanto, hay que observar estos elementos tomando un
poco más de distancia y teniendo en cuenta las diferentes caras del asunto. Si algunos
trabajos de cuidado —sobre todo los de las criaturas— se visibilizan cuando somos los
hombres quienes los estamos ejerciendo, ¿cuáles son los trabajos que continúan siendo
invisibles y que, por tanto, siguen sin ser nuestra responsabilidad? Y, más aún, ¿estamos los
hombres abandonando cuotas de poder en el mundo productivo en correlación con la
percepción —en mi opinión magnificada— de la implicación que estamos adquiriendo en la
crianza? Seguramente no y, en ese contexto, cabe preguntarse si el enfoque de las ventajas
de la paternidad responsable no se está quedando en la superficie de una cuestión más
amplia que, si abordáramos con datos, no daría resultados tan positivos. Otra de las
reivindicaciones muy presentes, tanto en el movimiento de hombres por la igualdad como en
las iniciativas institucionales dirigidas a hombres, es la asunción de las tareas de trabajo
doméstico. Una de las puntas de lanza del movimiento feminista, el reconocimiento de las
tareas «de puertas adentro», se ha traducido en la consigna de que los hombres «tenemos
que ponernos el delantal» y asumir nuestras responsabilidades. Hemos interpretado esto un
poco a nuestra manera y nos hemos apropiado de las partes «más interesantes» del trabajo
doméstico. Las tareas del hogar son importantes, demarcan esos cambios que están más
allá de lo meramente postural, cambios en profundidad que parten de lo más personal, porque
lo personal es político. Y los hombres empezamos a reconquistar el hogar. Sin restar ningún
valor a esta cuestión, quisiera plantear hasta qué punto los hombres hemos convertido de
forma peligrosa el lema feminista de «lo personal es político» en «lo político es personal».
Puede parecer un juego de palabras, pero me explicaré: el primer lema indica que el mundo
político (es decir, toda relación social mediada por repartos y usos de poder) no se limita a la
esfera pública, no es una cuestión de parlamentos, leyes o grandes acuerdos, ni siquiera de
proclamas y reivindicaciones. Es una cuestión que tiene, como punto de partida, o al menos
como lugar de articulación principal, el espacio que hemos llamado «privado», donde los
hombres no se sabe muy bien lo que hacemos y no se puede cuestionar ni preguntar y que,
a las mujeres, hasta hace bien poco, se les presuponía ―y se les sigue presuponiendo―
como espacio naturalizado. Este lema ha contribuido a que las conductas «personales» o de
convivencia e interacción cotidiana se puedan politizar, por ejemplo, pidiendo cuentas a
quienes, desde discursos igualitarios, encarnan actitudes incoherentes en su «vida privada».
El segundo lema implica una pequeña perversión del primero que, en mi opinión, puede
dejarnos a las puertas de una perspectiva de cambio poco profunda respecto a los
desequilibrios de poder por cuestiones de género. Sin restar valor a los cambios que deben
darse en las actitudes personales ―suscribiendo el planteamiento del párrafo anterior sin
reservas―, opino que, a menudo, el espacio de la individualidad como único lugar de acción
que nos ofrece la actual forma neoliberal de patriarcado capitalista en que vivimos puede
quedarse corto para modificar pautas, conductas y tendencias que desembocan en injusticia
social. Las formas de acumulación de capital social, de hecho, pueden darnos una pista de
cómo asumir determinadas conductas, puede ayudarnos a incrementar el capital social y
simbólico que ya acumulamos como hombres en la actualidad, sin que nuestro privilegio
global se vea trastocado por los pequeños privilegios a los que renunciamos. En cambio,
recibimos réditos interesantes al acercarnos a modelos deseables de masculinidad:
mantengo mi campo de reconocimiento y relevancia y amplío mi prestigio social adaptándome
a las exigencias del modelo del hombre igualitario.

Necesitamos explicar por qué algunas de las reivindicaciones feministas nos están calando
tanto y otras tan poco, o al menos por qué hablamos mucho más de unas que de otras. Sin
salir del terreno que se considera privado, podemos poner el ejemplo de la violencia de género
en la pareja, que ha generado una opinión pública contraria por parte de los hombres. En el
polo opuesto, podemos situar la cuestión de la custodia compartida, un tema que se ha
convertido en bastión reivindicativo de neomachistas. Algunos grupos, la mayoría de hombres
pero también algunos mixtos e incluso algún partido político, defienden la implantación de un
modelo de custodia compartida por defecto en los casos de separación. Por otro lado, desde
varios grupos feministas, se ha insistido en que la custodia compartida ya existe y que, por lo
tanto, no hay que reivindicarla, sino plantearse qué está pasando en los casos en los que las
partes no se ponen de acuerdo en este tipo de custodia. La negativa de muchas mujeres a la
custodia compartida está relacionada, muy frecuentemente, con los comportamientos previos
a la separación (los hombres no se han hecho cargo de sus responsabilidades y, sin embargo,
después de la separación reclaman la custodia como si lo hubieran hecho), cuando no con
relaciones de violencia soterrada que, a menudo sin ser denunciadas oficialmente, se
esconden detrás de la negativa materna a la custodia compartida. Quienes argumentan (y,
desgraciadamente, cosechan simpatías e incluso logros administrativos y legales) a favor de
la custodia compartida han elaborado discursos que en ocasiones aluden a reivindicaciones
feministas (las mujeres no son solo madres cuidadoras, los hombres también pueden serlo)
mezcladas con argumentaciones neomachistas sobre el lobby feminista en la justicia y la
imposibilidad de los jueces de optar por imponer la custodia compartida por miedo a las
feministas. Pero, más allá de quién haga la reivindicación, ¿cómo es que el resto de los
hombres hemos dicho bien poco al respecto? ¿Por qué no nos hemos pronunciado, en
muchos casos ni los hombres más cercanos al feminismo, para decir que la demanda de la
custodia compartida por defecto pretende esconder las condiciones de desigualdad salvaje y
violencia en las que se da la crianza en la actualidad? Respecto a algunas cuestiones
feministas, lo tenemos claro, respecto a otras, no sabemos lo que pensar. Y esto me parece
significativo. Los hombres que queremos implicarnos en cuestiones feministas hacemos
nuestras, por ejemplo, las propuestas del movimiento feminista para atacar la cuestión de la
desigualdad salarial o la explotación laboral específica hacia las mujeres —aquí sí, las
propuestas feministas son las nuestras—; pero, ya que estamos pensando en que «lo
personal es político», ¿qué vamos a hacer en el ámbito «personal»? Podemos proponer no
acceder a ciertos puestos de trabajo, podemos promover iniciativas que apoyen la acción
positiva, por ejemplo, respecto a los problemas de representatividad social; podemos
proponer que los hombres no accedamos o renunciemos a los puestos de visibilidad en los
movimientos sociales, partidos políticos o instituciones.

Los hombres hemos abordado la idea de igualdad mediante la ¿masculina? forma de la


conquista: conquistemos nuevas expresiones emocionales, conquistemos el hogar,
conquistemos la paternidad. Seguimos sin querer pensar demasiado en aquellas cuestiones
que impliquen una pérdida de espacios: desconquistar el empleo, retirar nuestras tropas de
la arena cultural y simbólica, desempoderarnos en el terreno político. Es una lectura feminista
bastante extendida la de que las mujeres han desplazado sus roles sociales y actividades en
las últimas décadas mucho más que los hombres. Esta metáfora, a menudo simbolizada con
círculos que representan los ámbitos públicos y privados, viene a explicar que la inserción de
las mujeres en el empleo no ha venido acompañada de una inserción de los hombres en el
trabajo de reproducción social. Esto provoca lo que se ha venido denominando la «doble
jornada» o «doble presencia», pues esta situación no comporta exactamente una suma de
dos jornadas, sino que implica tener que coordinar simultáneamente la presencia en ambos
ámbitos. Por tanto, no supone más cantidad de trabajo estrictamente, sino una peor calidad,
ya que cada presencia conlleva una contrapartida de ausencia, traducida en una desigual
participación en ambos ámbitos. Además de la incorporación de los hombres en algunos
espacios, se hace imprescindible hablar de la retirada de otros. En todo aquello que tiene que
ver con pensar el privilegio y ponerlo en cuestión, estamos siendo mucho más perezosos y
mezquinos que en aquellos cambios que, como he ido señalando, se acercan más al patrón
del hombre contemporáneo, los cuales pueden ser interpretados a menudo como cambios
estratégicos no tanto de cambio como de adaptación. Y no es lo mismo adaptarse a la realidad
que transformarla.

UNIDAD 8
Educación sexual integral orientada al placer. Satisfacción, fantasía. Autoestimulación
Ley 26.150 EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

Establécese que todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en
los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones
nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal. Creación y
Objetivos de dicho Programa.
Sancionada: Octubre 4 de 2006
Promulgada: Octubre 23 de 2006 El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina
reunidos en Congreso, etc.
Sancionan con fuerza de Ley: PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACION SEXUAL
INTEGRAL

ARTICULO 1º — Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en
los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones
nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal. A los efectos de
esta ley, entiéndase como educación sexual integral la que articula aspectos biológicos,
psicológicos, sociales, afectivos y éticos.

ARTICULO 2º — Créase el Programa Nacional de Educación Sexual Integral en el ámbito del


Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, con la finalidad de cumplir en los
establecimientos educativos referidos en el artículo 1º las disposiciones específicas de la Ley
25.673, de creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable; Ley
23.849, de Ratificación de la Convención de los Derechos del Niño; Ley 23.179, de
Ratificación de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, que cuentan con rango constitucional; Ley 26.061, de Protección Integral de
los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes y las le

ARTICULO 3º — Los objetivos del Programa Nacional de Educación Sexual Integral son:
a) Incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas
orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas;
b) Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y
actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral;
c) Promover actitudes responsables ante la sexualidad;
d) Prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y
reproductiva en particular;
e) Procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres.

ARTICULO 4º — Las acciones que promueva el Programa Nacional de Educación Sexual


Integral están destinadas a los educandos del sistema educativo nacional, que asisten a
establecimientos públicos de gestión estatal o privada, desde el nivel inicial hasta el nivel
superior de formación docente y de educación técnica no universitaria.
ARTICULO 5º — Las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y municipal garantizarán la realización obligatoria, a lo largo del ciclo lectivo, de acciones
educativas sistemáticas en los establecimientos escolares, para el cumplimiento del
Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Cada comunidad educativa incluirá en el
proceso de elaboración de su proyecto institucional, la adaptación de las propuestas a su
realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones
de sus miembros.

ARTICULO 6º — El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología definirá, en consulta con


el Consejo Federal de Cultura y Educación, los lineamientos curriculares básicos del
Programa Nacional de Educación Sexual Integral, de modo tal que se respeten y articulen los
programas y actividades que las jurisdicciones tengan en aplicación al momento de la sanción
de la presente ley.

ARTICULO 7º — La definición de los lineamientos curriculares básicos para la educación


sexual integral será asesorada por una comisión interdisciplinaria de especialistas en la
temática, convocada por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, con los propósitos
de elaborar documentos orientadores preliminares, incorporar los resultados de un diálogo
sobre sus contenidos con distintos sectores del sistema educativo nacional, sistematizar las
experiencias ya desarrolladas por estados provinciales, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
municipalidades, y aportar al Consejo Federal de Cultura y Educación una propuesta de
materiales y orientaciones que puedan favorecer la aplicación del programa.

ARTICULO 8º — Cada jurisdicción implementará el programa a través de:


a) La difusión de los objetivos de la presente ley, en los distintos niveles del sistema
educativo;
b) El diseño de las propuestas de enseñanza, con secuencias y pautas de abordaje
pedagógico, en función de la diversidad sociocultural local y de las necesidades de los grupos
etarios;
c) El diseño, producción o selección de los materiales didácticos que se recomiende,
utilizar a nivel institucional;
d) El seguimiento, supervisión y evaluación del desarrollo de las actividades obligatorias
realizadas;
e) Los programas de capacitación permanente y gratuita de los educadores en el marco
de la formación docente continua;
f) La inclusión de los contenidos y didáctica de la educación sexual integral en los
programas de formación de educadores.

ARTICULO 9º — Las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos


Aires y municipal, con apoyo del programa, deberán organizar en todos los establecimientos
educativos espacios de formación para los padres o responsables que tienen derecho a estar
informados. Los objetivos de estos espacios son:
a) Ampliar la información sobre aspectos biológicos, fisiológicos, genéticos, psicológicos,
éticos, jurídicos y pedagógicos en relación con la sexualidad de niños, niñas y adolescentes;
b) Promover la comprensión y el acompañamiento en la maduración afectiva del niño,
niña y adolescente ayudándolo a formar su sexualidad y preparándolo para entablar
relaciones interpersonales positivas;
c) Vincular más estrechamente la escuela y la familia para el logro de los objetivos del
programa.

ARTICULO 10. — Disposición transitoria:


La presente ley tendrá una aplicación gradual y progresiva, acorde al desarrollo de las
acciones preparatorias en aspectos curriculares y de capacitación docente.
La autoridad de aplicación establecerá en un plazo de ciento ochenta (180) días un plan que
permita el cumplimiento de la presente ley, a partir de su vigencia y en un plazo máximo de
cuatro (4) años. El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología integrará a las jurisdicciones
y comunidades escolares que implementan planes similares y que se ajusten a la presente
ley.

ARTICULO 11. — Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Toda educación es sexual. Hacia una educación sexuada justa. - Morgade -

CAP. 1, 2 y Final

Capítulo 1: Pedagogías, teorías de género y tradiciones en “educación sexual”.

Introducción

¿Qué se enseña? ¿Quién lo enseña? ¿Dónde, por qué y para qué? ¿Qué sabe quién
“enseña”? ¿Qué se aprende? ¿Quién lo aprende? ¿Por qué y para qué? ¿Cómo se
“aprende”?, etc., etc., son interrogantes que las teorías pedagógicas han tomado usualmente
en el núcleo de sus desarrollos. Estas preguntas apuntan no solamente a la razón
instrumental, el “cómo hacer” las cosas, sino principalmente a la intención, a la valoración que
se les otorga, ya que la pregunta acerca de “qué” es aquello valioso de enseñar implica una
toma de posición sobre qué es aquello valioso de aprender (“por qué y para qué”).

En este sentido, entender la “sexualidad” como campo de “contenidos a enseñar” despliega


también diferentes apelaciones sobre aquello que es considerado valioso poner en juego en
el contexto de la escuela y reedita en un nuevo contexto las ya viejas discusiones del campo
pedagógico: la tensión entre “conocimiento” e “información”, la tensión entre “saber” e
“ignorancia… entes definiciones de justicia, y muchas más… En síntesis, los modos
particulares en que la pedagogía escolar ha ido dando respuesta a las necesidades y
demandas sociales a través del curriculum.

I. El sistema sexo-género y las pedagogías críticas

Alicia de Alba, en su ya clásica definición, describe el currículum como “la síntesis de


elementos culturales (conocimientos, valores, costumbres, creencias, hábitos) que conforman
una propuesta política-educativa pensada e impulsada por di versos grupos y sectores
sociales cuyos intereses son diversos y contradictorios, aunque algunos tiendan a ser
dominantes o hegemónicos, y otros tiendan a oponerse y resistirse a tal dominación o
hegemonía. Síntesis a la cual se arriba a través de diversos mecanismos de negociación e
imposición social”

Las decisiones que implican el diseño de un currículum implican relaciones de poder y las
teorías del currículo, en la medida en que buscan decir lo que el currículo debe ser, no pueden
dejar de estar implicadas en asuntos de poder. Las teorías del currículo (…) están implicadas
en la actividad de garantizar el consenso, de obtener hegemonía; están situadas en un campo
epistemológico social, en ese sentido están en el centro de un territorio polémico.
Cualificando esas relaciones de poder, en uno de los textos clásicos del campo, Ideología y
currículo de Michael Apple, autor subraya la fuerte determinación de “clase” en el proceso de
reproducción cultural y social ejercida por el currículum, admitiendo secundariamente (lo
reformularía en trabajos posteriores) las relaciones de poder relativas a la “raza” y al “sexo”.

La creciente visibilidad del movimiento de mujeres y el desarrollo de la teoría feminista,


entretanto, tensó las perspectivas críticas en educación hasta conceder una importancia cada
vez mayor al papel del género en la producción de la desigualdad.

La pedagogía crítica comienza paulatinamente a tener en cuenta el género como un vector


de la desigualdad en, por un lado, la producción, distribución y consumo de los recursos
materiales, económicos y, por el otro, la producción, distribución y consumo de recursos
simbólicos como la cultura, el conocimiento, la educación y el currículum.

A pesar de no ser el único aparato ideológico que produce hegemonía, el currículum escolar
continúa siendo un escenario de tramitación y lucha de significaciones que, en relación con
el dispositivo de disciplinamiento de los sujetos en general y el disciplinamiento sexual en
particular, ha sido escasamente abordado por las pedagogías críticas en general hasta muy
recientemente.

Las investigaciones desde la perspectiva de género se orientaron en el mismo sentido que


el concepto mismo: por una parte, “describiendo”; por otra parte, “criticando” los modos de
construcción de las subjetividades sexuadas que la educación formal estimula. La
descripción apuntó a deconstruir los procesos por los cuales se tiende a reforzar los rasgos
“femeninos” en los cuerpos leídos como “femeninos” y los rasgos “masculinos” en los
cuerpos leídos como “masculinos” en un orden social y cultural arbitrario y contingente. La
crítica tendió a denunciar la desigualdad en términos de derechos políticos, civiles, sexuales
y sociales que esa construcción implicaba. El feminismo de la igualdad se dirigió a denunciar
la exclusión femenina de todos los ámbitos y la violencia en el ámbito privado. El feminismo
de la diferencia, por su parte, tendió a enfocarse en visibilizar y valorar la experiencia
histórica de las mujeres, sosteniendo que la emancipación femenina no consiste en
asimilarse al modelo masculino, sino más bien en reconstruir genealógicamente sus saberes
y las formas de poder del mundo cotidiano.
En esos primeros desarrollos, con el concepto de género se nombraba a una de las formas
primarias de las relaciones de poder, tendiendo a establecer una distinción nítida entre el
“género” como construcción social y la dimensión biológica que establece el papel de “la
mujer” y de “el varón” en la reproducción de la especie humana (para la que se reservó el
concepto de “sexo”).
Posteriormente, los desarrollos postestructuralistas y en particular los trabajos que desde el
feminismo retoman las tesis de Michel Foucault, en diálogo con la fuerte interpelación de la
producción política y teórica del movimiento de gays y lesbianas, comenzaron a revisar esa
clasificación mostrando cómo la materialidad de un cuerpo es prácticamente inescindible de
la red de significaciones en la cual se desarrolla. Entre otros, que el “sexo” está de tal modo
imbricado con el “género” que es más apropiado hablar de “sistema sexo-género”. Y
además, tal como sucedía en términos étnicos, gays y lesbianas denuncian la tendencia de
los feminismos (sobre todo los no socialistas) a pensar a las categorías “sexo genéricas”
como un todo homogéneo internamente y, sobre todo, heterosexual.
Estos desarrollos hicieron “estallar” también la manera de designar las identidades sexuales,
complejizando la denominación de los sujetos políticos: hoy no solamente se reconocen
gays y lesbianas, sino también travestis, transexuales, transgéneros, bisexuales e
intersexuales.
El postestructuralismo en general y la teoría “de la rareza” (queer, en inglés) en particular
plantean con contundencia la identidad como una fluida y continuamente cambiante
actuación social, como nexo de unión –interfase- entre la posición subjetiva y categorías
socioculturales como género, clase, etnia, edad, etc.
Una de sus principales exponentes, Judith Butler, sostiene que la presión social sobre los
cuerpos leídos fenomenológicamente y la necesidad de aceptación hacen que los sujetos
reiteren actuaciones según los significados hegemónicos (las “mujeres femeninas”, por
ejemplo) y que el “género” del sujeto termina siendo un efecto de esas actuaciones. Sin
embargo, hay que entender el género entre los límites de un voluntarismo omnipotente y un
determinismo absoluto e inamovible del inconsciente: “Hay una cierta repetición de las
normas de género, que tiene tanto una historia social como una realidad psíquica... siempre
hay una intersección entre la historia psíquica y la historia social que, en algún sentido, es
inesperada o impredecible. (…) [pero] Si comete el error voluntarista de pensar que podría
yo resignificar el género de cualquier modo y que la resignificación no tiene límites, por
supuesto, yo creo que soy tan omnipotente que me puedo rehacer de cualquier manera. (…)
Si pensamos que la repetición tiene estas dos dimensiones, tenemos que entender que la
repetición puede producir algo nuevo, y que puede retornar fatalmente a lo que es muy viejo.
Creo que esa ambivalencia caracteriza tanto la repetición como a la resignificación”.
En términos de relaciones de género y sexualidades, la educación formal, en forma
contradictoria, silencia pero a la vez es un espacio de performance de los cuerpos sexuados:
las normas de vestimenta y apariencia
aceptables y no aceptables, el uso del cuerpo en clase y en los recreos, etc.
La escuela, en tanto aparato ideológico, pretende articular las identidades de género
“normales” a un único modelo de identidad sexual: la identidad heterosexual. En ese pro ceso,
precisa entonces equilibrarse
sobre un hilo muy tenue en un campo contradictorio: de un lado, incentivar la
sexualidad “normal” y, de otro, simultáneamente, contenerla. Desde esta perspectiva,
es posible postular que, aunque no se plantee de manera explícita, en la
educación formal existe desde siempre una “educación sexual” y su sentido principal es
preservar una parte importante del orden social de género establecido.
En una institución que tiende a dejar afuera la subjetividad, la sexualidad actualiza la
necesidad de la superación de la dicotomía razón-emoción.
No es novedad subrayar el carácter racionalista y enciclopédico que la educación
formal en general y en particular la educación de nivel medio han tenido en nuestros
países de América Latina y el mundo occidental. Así, tampoco es novedoso partir de
otra evidencia: la afectividad y la corporeidad estuvieron ausentes en el tratamiento
explícito curricular de la escuela secundaria; aunque no –nunca podrían estarlo– de
la vida cotidiana en las escuelas.
Si trazamos una línea divisoria entre las características culturalmente connotadas
como femeninas y masculinas, podemos decir que la escuela ha detentado siempre
valores “masculinos”, y en este camino fueron cayendo hacia el lado femenino y, por
ende, quedando fuera de las aulas, lo emocional, lo singular, lo subjetivo, lo intuitivo
y también el cuerpo, con sus necesidades, exigencias y deseos.
En la actualidad el binarismo del pensamiento occidental está puesto en duda. Hablar
de sexualidad en la escuela hace inevitable “ver” esos cuerpos sexuados en aulas,
hace inevitable dejar a un lado la pretensión de desexualización, mostrando cuán
urgente es incorporar un pensamiento complejo, abierto a lo incierto y lo caótico,
abierto al diálogo con estas otras disciplinas, que le permita cuestionar los mismos
cimientos modernos que son su fundamento.

II. Políticas de género: justicia curricular


y pedagogías feministas

El carácter político de los movimientos sociosexuales redunda por definición en la


búsqueda de incidencia en las políticas públicas y los proyectos de transformación
social.
Encuadrar la cuestión del currículum como problema de “justicia” política abre otro
abanico de cuestiones acerca de la paridad de participación de modo más complejo
a la hora de definir qué es aquello valioso de enseñar y de aprender.
Tomando como punto de partida la explicación de Habermas, la esfera pública
burguesa debe ser un espacio discursivo en el que “personas privadas” deliberan
sobre “asuntos públicos”: ¿qué es un asunto privado? ¿qué constituye un asunto
público? se torna una clasificación fundamental para establecer aquello que será
posible de discutir. En otras palabras, resulta relevante en la medida en que tales
fronteras posibilitan y/o limitan la deliberación (y confrontación) en un público y entre
estos de lo que es “apropiado”. Nos encontramos con la retórica de la privacidad de
la vida doméstica y, junto con ella, la sexualidad.
Poniendo en consideración que “las esferas públicas no son sólo espacios para la
formación de la opinión discursiva; son también espacios para la formación y la
concreción de las identidades sociales”, la posibilidad de participar en ellas o no poder
hacerlo no se limita solo a las opiniones que colectivamente puedan tener chicos y
chicas respecto de la educación sexual en la escuela. La “propia voz” se construye
simultáneamente con la propia identidad cultural. La posibilidad de los chicos y chicas
de ser contados en el mundo está dada por compartir el mundo común. La institución
que históricamente cumple tal fin es la escuela.

Tras examinar los supuestos que esta noción presenta, la autora concluye que para lograr
una concepción adecuada de esfera pública es exigible “no sólo poner en suspenso la
desigualdad social sino eliminarla”,
Otra tradición en las discusiones del campo es la llamada
“pedagogía feminista”. Se desarrolló fundamentalmente en la universidad, sobre todo
en los entonces recientemente creados departamentos de “Estudios de la Mujer”, y
se centró sobre todo en cuestiones pedagógicas ligadas a la enseñanza universitaria
de temas feministas y de género.
Se centraba más en las cuestiones de los modos, del “cómo” se enseñaba más que en la
cuestión de un currículo que fuese inclusivo en términos de género. Se entendía que ya
estaban jugándose contenidos
de “género” en las aulas.
Así, la pedagogía feminista se preocupó, sobre todo, en desarrollar formas de enseñanza
que reflejasen los valores feministas: el “dominio” sobre múltiples formas de conocimiento,
incluyendo la experiencia como fuente válida, el ejercicio de “la propia voz”, en suma, un
contrapunto a las prácticas pedagógicas tradicionales, que eran consideradas como
expresión de valores masculinos y patriarcales. La pedagogía feminista intentaba construir
un ambiente de aprendizaje que valorara el trabajo colectivo, comunitario y cooperativo,
facilitando el desenvolvimiento de una solidaridad femenina, en oposición al espíritu de
competencia e individualismo dominan te en el salón de clase tradicional.
Entre los valiosos aportes de la pedagogía feminista, coinciden en esto de crear una
autorización a las alumnas para tener una voz propia, considerando las sujeciones históricas
a que han sido sometidas.

III. Tradiciones y experiencias en la educación sexual


Sin embargo, ni las pedagogías feministas ni los estudios de género trabajaron, hasta
muy recientemente, sobre la noción de construcción social del cuerpo sexuado. Es
evidente que el significado que se otorga a la sexualidad, y las dimensiones que se
incluyen en esas definiciones son producto de relaciones sociales de poder. Y
también lo son las normas que regulan “qué” hacer con nuestra sexualidad, “cómo”
vivirla.

La biomedicalización de la sexualidad
Una de las tradiciones de mayor presencia en muchos programas de educación en la
sexualidad llevados a cabo en diferentes países del mundo se vincula con el llamado –en
forma crítica– modelo biologista. Desde esta perspectiva, se considera que en la escuela se
abordan las cuestiones de la sexualidad si se estudia la anatomía de la reproducción. Y,
eventualmente, la fisiología, aunque por lo general desgajada de las emociones o de las
relaciones humanas que le dan sentido al uso del cuerpo biológico. Para este modelo, hablar
de sexualidad en la escuela es hablar de la reproducción y, por lo tanto, de la genitalidad. Y
entiende que “los aparatos” o, más recientemente, “la reproducción de la vida”, son
contenidos que cómodamente pueden enseñarse en “Ciencias Naturales” del nivel primario
para reforzarse, con más profundidad, en “Biología” del nivel medio.
La biologización de prácticas sociales históricas no es novedosa, sino que integra
uno de los recursos más frecuentes para la pervivencia de las relaciones de poder y
de saber en que se inscriben los cuerpos. Como vimos anteriormente, lo “natural” es
presocial y concebido como aquello que se debe “dominar” si se pretende ser
realmente humano.
Este abordaje suele complementarse con una perspectiva “médica”. Así, de acuerdo
con el paradigma pedagógico hegemónico en todos los campos, es notorio y
recurrente el enfoque de “la necesidad de informar”. La información necesaria para
prevenir “conductas riesgosas”. Lo valioso desde este enfoque consiste en la
especificidad, el detalle y el recorte de la información que prevendrá lo “peligroso”.
El modelo biomédico suele abordar las cuestiones de la sexualidad poniendo el eje en las
amenazas de las enfermedades o “los efectos” no deseados de la sexualidad, quedando
fuera toda referencia a los efectos “deseados” o “deseables” que una sexualidad rica y sana
podría aportar al proceso de subjetivación humana.
Como veremos, en la escuela media la serie simbólica de las prácticas a prevenir está
integrada por “el alcoholismo”, “la drogadicción”, “los embarazos”, “el suicidio”… Dentro de
esta serie están integradas las cuestiones relativas a la sexualidad. Extremadamente cerca,
en el plano simbólico de las adicciones, la sexualidad aparece como una función de un
cuerpo desenfrenado a “contener”.
Ahora bien, retomando la crítica que numerosas autoras y autores, podríamos
interpretar también que la biologización escolar de la sexualidad integra el dispositivo
de disciplinamiento social de los cuerpos. Dice Pierre Bourdieu: “Las apariencias
biológicas y los efectos indudablemente reales que ha producido, en los cuerpos y en
las mentes, un prolongado trabajo colectivo de socialización de lo biológico y de
biologización de lo social se conjugan para invertir la relación entre las causas y los
efectos y hacer aparecer una construcción social naturalizada (los “géneros” en
cuanto que hábitos sexuados) como el fundamento natural de la división arbitraria que
está en el principio tanto de la realidad como de la representación de la realidad que
se impone a veces a la propia investigación”. 32
La inversión entre causas y efectos, es decir, la negación de que en toda forma de
clasificación de “lo natural” están subyaciendo categorías sociales de significación, lleva a
clasificar como “anormales” todas las formas de combinación de caracteres sexuales externos
o internos (los “intersexos”, en que se combinan lo masculino con lo femenino) o “abyectas” 33
todas
las formas de elección de objeto sexual no funcionales a la reproducción de la
especie (los “glbt”, o sea, gays, lesbianas, bi sexuales y todas las formas
trans de sexualidad). Lo natural vuelve una y otra vez a transformarse en
social: “enfermedades de transmisión sexual” son construidas como “enfermedades
de transgresión moral”.
La biologización, como una de las formas básicas del control moral, también abona y es
reforzada por la “medicalización”, es decir, el control médico y de los laboratorios sobre los
cuerpos.
La medicalización de la sexualidad, la reduce a números de contactos y a riesgos de
embarazos y de transmisión de enfermedades, la descontextualiza de la historia, de la cultura,
del complejo deseo-placer y, lo que es peor, la descontextualiza de ese “abrazo amoroso”.
Por otra parte, si nos atenemos a la realidad científica, la verdadera vía de transmisión son
los
‘contactos genitales no protegidos adecuadamente’ y no ‘la sexualidad’. Por todo
ello, propongo cambiar el nombre de las ETS por ‘enfermedades de transmisión
genital’, porque la sexualidad solamente transmite placer, solamente transmite
amor”.
Los y las representantes de las ciencias médicas/biológicas son las voces autorizadas para
hablar de sexualidad. El debate, en consecuencia, queda delimitado y establecido por el
código médico-biológico. Se abre la pregunta entonces acerca de qué ejes, temas, intereses
son “aprobados”, considerados valiosos y quiénes los deliberantes. Los temas vinculados a
la sexualidad quedan en manos de “médicos, obstetras, ginecólogos”. Fraser (1997) nos
anticipa el resultado de tal desplazamiento: “aislar ciertos asuntos en espacios discursivos
especializados y, al hacerlo, protegerlos de un debate y una confrontación más amplios”. 43
La especialización se torna en tal sentido una protección al debate .Es justamente en la
imposibilidad de ampliar el debate donde creemos que reside el verdadero peligro…
los/las/les quedan sin voz. Los/las/les que sólo son tenidos/as/es en cuenta en tanto que
población a atender, pero de ninguna manera logran hacer oír sus propios discursos… “

Modelos emergentes
Existen otros enfoques menos extendidos pero que también vale
la pena retener en este breve inventario, ya que se trata de aportes más recientes que tienden
a “abrir” o desplegar con mayor amplitud los temas que nos ocupan. Se trata tanto del modelo
de la sexología como del modelo normativo o judicial, que de manera mucho más reciente
también comienzan a tener presencia en los debates sobre educación en la sexualidad.
La sexología, como disciplina que tanto auxilia a la psicología o a la medicina más clásica,
tiende a sostener que la educación debe dedicarse a enseñar las “buenas prácticas” sexuales,
y de ese modo, prevenir disfunciones, contrarrestar mitos o creencias erróneas, ayudar a
explorar los modos personales o compartidos de conocer y disfrutar del cuerpo sexuado. Este
enfoque entiende la sexualidad como una dimensión de la construcción de la subjetividad que
está presente toda la vida.

Los enfoques centrados en los temas jurídicos ponen el énfasis en las realidades que
atraviesan, de manera innegable, numerosos niños, niñas y jóvenes con una frecuencia que
nunca deja de ser sorprendente, en sus hogares y también en ámbitos laborales o en la calle.
Se trata de loscasos de asedio y acoso sexual así como las diferentes formas del abuso que
pueden llegar a la violación. Dado que se trata de situaciones que violan los derechos de
niños/as y jóvenes, los temas que este enfoque ilumina deberían estar presentes también
desde el nivel inicial y a lo largo de toda la educación formal, en materias tales como
Formación Ética y Ciudadana y haciendo fuerte hincapié en el conocimiento de los derechos
humanos.

Estas cuestiones suelen necesitar de una formación especializada


en leyes y, en particular, en los modos de encarar el tratamiento del problema
como para evitar profundizar el daño. También aporta contenidos relevantes para
la formación docente pero, básicamente, como elementos para posibilitar la
orientación hacia servicios especializados.

Teniendo en cuenta los aportes de los diferentes enfoques se trata de entender que el cuerpo
humano está inscripto en una red de relaciones sociales que le da sentido y que su uso,
disfrute y cuidado está fuertemente condicionado por el sector socioeconómico y educativo
de pertenencia, las costumbres y valores del grupo social que se integra, las relaciones de
género hegemónicas, y varios etcétera más. Por ello, los condicionantes sociales y culturales
de la construcción de la sexualidad representan uno de los ejes estructurantes de la
educación sexual con enfoque de género. La coerción sexual, los mitos respecto de la
sexualidad, los temores a concurrir a los servicios de salud, el desconocimiento del propio
cuerpo y tantas otras limitaciones que sufren las personas a lo largo de su vida tienen sus
raíces en la sociedad y no solamente en la constitución subjetiva individual. Tendiendo a
arraigarse más en las vidas reales de los y las adolescentes y jóvenes, estas propuestas de
educación sexual apuntan al conocimiento del propio cuerpo y de los discursos sociales en
los que está enmarcado, abordando tanto los mitos que lo determinan y los modos de
avasallamiento más usuales como las posibilidades de su uso y disfrute cuidadoso.
Asimismo, el enfoque subraya que existen diversas formas de vivir el propio cuerpo y de
construir relaciones afectivas, formas y relaciones que deben enmarcarse en el respeto por
sí mismo/a y por los demás y que merecen –todas– el mismo respeto. Y también, que existen
prácticas abusivas condenables que no pueden ni deben ser silenciadas. En este sentido, la
cuestión de los derechos es otro de los núcleos centrales del enfoque. Por una parte, por su
propósito –no logrado totalmente aún– de constituir un discurso universal que tienda a incluir
a todos y todas; por otra parte, porque se trata de compromisos que asumen las personas
pero, fundamentalmente, los Estados y, por lo tanto, también devienen un parámetro para el
monitoreo social. Así, el discurso de los derechos aparece como la fundamentación única y
válida para la educación sexual, resultando sin duda una superación del silencio imperante
en la escuela y del carácter descorporizado de la visión moralizante de la sexuali dad, pero
resultando finalmente en otra forma de
silenciamiento de la afectividad.
Obviamente, no se trata de eliminar el estudio de las dimensiones biomédicas de la
sexualidad y, menos, de eliminar las oportunidades de niños/as, jóvenes y adultos/as de
cuidar su salud y, menos aún, considerar menor la cuestión del conocimiento de los propios
derechos. Sin embargo, se impone su tratamiento en un marco más amplio.

Capítulo 2. Visiones de directivos/as y docentes

Los programas específicos y en los planes de estudio de algunas materias centrales


(biología-salud, historia formación ética, etc.) que remiten, básicamente, al modelo mé-dico-
biologicista (centrado en la prevención de la enfermedades de transmisión sexual y de
embarazo), orientado, con frecuencia, por algunas formas seculares inspiradas en el modelo
represivo religioso: la sexualidad como amenaza del orden o como peligro para la vida social.
La ausencia de la sexualidad en la escuela media parecen alimentar una versión
empobrecida y estereotipada de la experiencia sexual humana, presentada “desde

afuera” de la experiencia juvenil y docente. En la escuela hay ocultación de la sexualidad y


esto no inhibe la curiosidad y el interés-----sólo se redobla la vigilancia con múltiples
técnicas de disciplina miento y “… las preguntas y las fantasías, las dudas y la
experimentación del placer son remitidas a lo secreto y lo privado…”,54 perdiendo la
sexualidad la dimensión política y social que encierra.

Los directivos buscan la “prevención”… Los sentidos escolares que encierra la idea de
“prevención” implican que el segundo término, aquello que se previene, es

negativo, perjudicial o simplemente “no deseado”. “Prevenir” es sinónimo de prever, precaver,


impedir, evitar. El antónimo es descuidar. Sin embargo, “prevenir” no parece significar una
forma de “cuidar de” en un sentido subjetivante, sino más bien una

de las formas del temor o, aún más, del terror frente a los efectos “no” deseados de algunas
prácticas. la noción de “prevención inespecífica” fue tal vez su punto límite: casi

en el territorio de la “promoción”, otro concepto del qué hacer en términos de salud pública.
“Prevención inespecífica” o, mejor, “promoción de salud” parece ser un concepto más
complejizador, pero no suficientemente difundido en el discurso escolar; “prevención” sigue
siendo hegemónico.

Las escuelas convocan “expertos” (médicos, curas, políticos) ----

El recurso a la expertez como signo académico de legitimidad implica el reconocimiento de


un “no saber”. Efectivamente las cuestiones de sexualidad estuvieron ausentes de la
formación docente por décadas. Sin embargo, el recurso es más un efecto del enfoque con
el que la sexualidad es abordada en la escuela que una necesidad constitutiva de su
tratamiento. Reducida a un problema biomédico, moral o judicial, parecería pertinente
la presencia de alguno de los actores sociales enumerados. Básicamente, especialistas,
que tratan los problemas de forma “técnica”. Volviendo a Foucault, de este modo el discurso
de la prevención también despolitiza a la sexualidad Michel Foucault distinguió dos técnicas
de ejercicio del poder: las reguladoras y las disciplinarias. Las técnicas reguladoras
ejercen el control y gobierno de los sujetos de una sociedad mediante la aplicación de grupos
de normas (recogidas en el código penal y otras disposiciones y decretos institucionales...)
Las técnicas disciplinarias, se apoyan en una premisa básica que subyace en la teoría
foucaultiana: la expropiación del conocimiento que históricamente, a partir de las primeras
revoluciones industriales, hizo el poder económico a las bases del trabajo (artesanos) y lo
puso en manos de expertos a los que de alguna manera controlaba para que lo aplicaran en
direcciones que sintonizaran con sus intereses. Los expertos, a modo de cómplices del
capital, utilizan el poder que les confiere la posesión de dicho conocimiento sobre alguna de
las objetivaciones del sujeto para orientar su comportamiento respecto a la subjetividad
correspondiente. Las técnicas disciplinarias se basan en el conocimiento generado en las
diferentes áreas del saber. Lopes Louro (2004), que retoma los interrogantes de la teoría
queer respecto del tema, propone pensar a la ignorancia no como “falta de conocimiento” sino
como un residuo del conocimiento, como un efecto del hecho mismo de conocer.

Prevención: cuestión de mujeres y de heterosexuales

Las principales destinatarias de las clases de educación sexual son las chicas.
M. Fine en Canadá identifica diferentes discursos acerca de la sexualidad femenina que
coexisten en la escuela: a) la sexualidad como violencia: que supone que existe una relación
causal entre el silencio oficial sobre sexualidad y una disminución de la actividad sexual; b)
la sexualidad como victimización: que busca infundir en las jóvenes la confianza para
“defenderse” de predadores varones (o más recientemente, de otra mujeres); c) la sexualidad
como moralidad individual: que plantea la educación sexual desde el lenguaje del autocontrol
y desde una escala de valores usualmente tradicionales.

El embarazo como cuestión de mujeres porque van a tener que “cargar con” el niño o niña,
la visita al médico-a ginecólogo-a, los peligros de la violación o el abuso, y otras temáticas
afines igualmente impactantes desde el punto de vista emocional emergen en esa “charla” de
especialistas un contexto en el cual los sentimientos tienen escasísimo lugar en otras
materias o espacios institucionales.

El entramado político de la biologización del sexo y el sexismo en términos de género contiene


otra articulación simbólica que también tiende a reproducir. La educación sexual dirigida a las
mujeres-futuras madres no implica solamente un contenido

de género sexista, sino que también expresa, nuevamente, el mandato de la heterosexualidad


obligatoria “El límite que encontramos en muchos de los discursos acerca de la educación
sexual (y de la sexualidad) que circulan en nuestro medio (y que van licuando su potencial
contingente) está puesto en el obstáculo para pensar la heterosexualidad como una
institución política, la heteronormatividad como “la obsesión por normalizar la sexualidad a
través de discursos que posicionan (lo extraño) como desviado” y la homosexualidad como
un escape del deseo a esa norma, a ese orden hegemónicamente instituido (y no como una
anormalidad, patología o perversión)”. El discurso de la prevención podría ubicarse en
esta misma dirección: al dirigirse fundamentalmente a las chicas en su condición de
“futuras madres”

El “tema” de la sexualidad en la escuela La mayoría de los docentes no lo trata, y si lo


hace refiere a lo biológico, la familia. Algunos espacios tratan el tema de la
discriminación, pero indirectamente. Asignaturas como educación física separan por
sexo.

otros intereses emergen también en esas conversaciones: la homosexualidad (causas, unión


civil), la pareja y el amor, el aborto, las violaciones, relaciones con prostitutas,

edades de iniciación sexual, la infidelidad, las “conquistas y la frecuencia de relaciones


sexuales”, “asociación de palabra. Parecería entonces que, desde el sentido común escolar,
muchos de los temas relacionados con la sexualidad en el sentido amplio que sostiene el
enfoque de género pueden ser abordados “indirecta o informalmente”. Parecería además que
existe en algunos y algunas docentes minoritarios/as una concepción que desborda los límites
hegemónicos de la biologización, medicalización o judicialización de la sexualidad.

Es sabido que el lenguaje cotidiano referido a la sexualidad encubre y vela más de lo que
clarifica. En los espacios informales en los que se producen charlas “en términos grotescos
que se han debido clausurar” , las palabras ocultan los impulsos, los deseos… no los
aniquilan. El grotesco expresa, pero en la escuela no puede tener cabida. Es de notar que
detrás de las llamadas “malas-palabras” suele haber una referencia a la sexualidad y, más
específicamente, a la genitalidad femenina. Una referencia que en general alude a un cuerpo
visto como “sucio”, orientado al pecado, que habrá que purificar… a través de la palabra.

Respecto a la formación docente:


En los programas de estudio de las ciencias sociales; sólo el 70% conoce la Teoría de Género
y entre ellos/as, sólo el 56% le otorga validez científica Esto remite nuevamente a pensar la
relación entre lo personal y lo político de tal manera que ninguno quede subsumido en el otro.
No se trata de que las cuestiones relacionadas con

la propia sexualidad del/a docente deban ser incorporadas a la tarea pedagógica, sino de
tomar en cuenta cuánto los modelos internalizados y no transformados en palabra se ponen
en juego a la hora de enseñar. Y es evidente que el corte disciplinar de

la formación y la escasa o nula oportunidad de los/as estudiantes de tomar su experiencia


como fuente válida de conocimiento tiende también a reforzar el carácter enciclopedista de la
escuela media, en la cual si no se es “especialista”, difícilmente un/a docente se predisponga
a habilitar una temática; y, menos aún, cuestiones de sexualidad.

La tensión se produce entre un currículum oficial, que por lo general se estructura con
clasificaciones y enmarcamientos fuertes –fijando así los límites sobre los principios de la
transmisión y realización de las prácticas pedagó-gicas– y los espacios de autonomía,
flexibilidad y creatividad, que otorga o permite a las instituciones educacionales, a los
docentes y a otros actores que participan del proceso de recontextualización pedagógica.

AMENAZAS para el tratamiento de la sexualidad en la escuela.

· La primera amenaza para el tratamiento de la sexualidad en la escuela es la visión


de una sexualidad descontrolada...

· Otra situación amenazante es la pregunta desde la “curiosidad”

· También, decir demasiado por temor a los padres o a que se

informe algo para lo que no están preparados “psicológicamente” es otra amenaza

· Y si la escuela se equivoca puede ser terrible

Cuando las profesoras hablan del cuidado, hablan del cuerpo enajenado, del cuerpo
“científico”, de órganos, de aparatos, no de una subjetividad encarnada, sino de un cuerpo
tipificado, clasificado por el conocimiento médico-biológico. El cuerpo subjetivado no cabe en
la escuela. En la escuela media, los cuerpos de las/os adolescentes son peligrosos por
su posibilidad de reproducción, o sea, de engendrar otro cuerpo que estará visible,

del que la sociedad –la escuela, en este caso–, tendrá que hacerse cargo “de sus
necesidades”. Además, los cuerpos femeninos son los peores, porque visibilizan las
consecuencias de la sexualidad adolescente no responsable”. Entonces, aun cuando

se habla de cuidado de cada una o uno, lejos estamos de hablar de la práctica de la libertad,
de formar sujetos autónomos Bell Hooks sostiene que “las profesoras” entramos en la clase
decididas a anular el cuerpo, aceptando el supuesto de que la pasión no tiene lugar en el
aula. Si pensamos en una pedagogía que subvierta esta división mente/cuerpo, tendremos
que reconocer que conocer tiene que ver con incluirnos enteros profesoras/es y estudiantes
en las aulas. Sin embargo, el enseñar a partir de las preguntas de las/os

alumnos podría considerarse amenazante, ya que “nada en mi formación docente me preparó


para observar a mis estudiantes transformándose a sí mismos/as las/os profesores/as quizás
deberíamos pensar que el aprendizaje es también un desaprendizaje. El aprendizaje del
disfrute de la sexualidad implica desaprendizaje de la sexualidad como mandato y tabú.
El ejercicio de una sexualidad “no normatizada” como un derecho de ciudadanía significa
desaprender que “la sexualidad es privada”. El de la sexualidad como inestable es el
desaprender que el cuerpo “dicta” la verdad de las identidades.

Britzman sostiene que el currículum de sexualidad debe estar más próximo a la dinámica de
la sexualidad y al cuidado de sí. Una conversación franca no puede ser planeada
anticipadamente porque si predecimos estaremos moviéndonos en el terreno de la “pasión
por la ignorancia”. El problema es entonces el de formular cuestiones que puedan
desestabilizar la docilidad de la educación

Sexualidad en la escuela como TEMA

la “sexualidad” es pensada como “un tema”, obturando, al menos en dos dimensiones, su


abordaje pedagógico en un sentido integral. Por una parte, por su reducción a constituir “un”
tema escolar: “En esta escuela tratamos el tema”. La pedagogización del saber traduce al
conocimiento disponible socialmente en unidades discretas y distinguibles, que en la escuela
secundaria fueron por décadas llamadas “temas”. Los “temas” de una clase se establecen en
el libro de temas y permiten tanto nombrar como evaluar o informar acerca de qué se hace
en el aula... Nombrar implica con frecuencia fuertes reducciones sustantivas: por los tiempos
de clase, por las necesidades de anclaje con saberes previos en general poco por la
discontinuidad que con frecuencia tienen los encuentros con los/as estudiantes, etc... Por otra
parte, predomina la visión de que se trata de “un problema”: ¡qué tema!

sentido de reducción ------ Es un “tema” porque hay un “algo” que no puede ser nombrado.
La sexualidad siempre fue hablada públicamente desde un lenguaje procaz (no “elaborado”:
“lo chabacano”, lo sospechoso de suciedad), cargado de sentidos pecaminosos y sesgados
por el sistema de sexo-género como lo obligatorio para las mujeres en el matrimonio, y lo
obligatorio y compulsivo para los varones

en la construcción de su virilidad. La educación sexual pasa a ser lo amenazante. Amenaza


la propia integridad, amenaza la posición del docente, del alumno (poco iluminado y presa de
sus impulsos). Amenaza la posición racionalista de la escuela: “lo objetivo” del conocimiento
puede transformarse en subjetivo. La afectividad, el amor, un eros “sexualizado”, la pasión,
están “expulsadas” de la relación profesor/a-alumno/a. En “el templo del saber” se aprenderá
que la elección sobre sexualidad debe ser “racional”, que deben pensarse las consecuencias
antes de actuar, que debe ser “lo normal” (heterosexualidad obligatoria)

Algunas pistas… ( FINAL )

Con la sanción de la Ley de Educación Sexual Integral en 2006, es que el discurso de los
derechos aparece como la fundamentación válida para la educación sexual, resultando sin
duda una superación del silencio, o del modelo biomédico imperante en la escuela, o del
carácter descorporizado de la visión moralizante de la sexualidad. Se apoya también en una
hipótesis discutible: conocer los derechos “es condición suficiente” para que se los ejerza en
la práctica social. Sin embargo a investigación muestra que tampoco parece suficiente con el
trabajo sobre los derechos para que los/as estudiantes se los “apropien” y modifiquen los
vínculos y las prácticas en sus vidas cotidianas

Sobre la pedagogía
La pedagogía es la teoría de la educación y dado que la educación es una práctica social
compleja, las diferentes tradiciones de la pedagogía implica siempre una concepción de
sujeto, de conocimiento y de relación entre ellos. Los aportes de las pedagogías feministas y
las pedagogías críticas nos permiten trazar algunos rasgos que aún están omitidos en las
tradiciones emergentes en la educación sexual

Toda educación es sexual, ya que se producen, transmiten y negocian sentidos y saberes


sobre la sexualidad, y es que la tradición racionalista y enciclopédica de nuestras escuelas
ha omitido la dimensión “sexual” junto con el silenciamiento de la presencia de los cuerpos y
de las emociones por lo cual la idea de “educación sexuada” es aquella educación que
reconoce el carácter sexuado de los sujetos que se encuentran en el ámbito escolar. En esta
dirección planteamos algunos elementos identificados en nuestra investigación que permiten
pensar en una pedagogía de la sexualidad que no “pedagogice” las sexualidades e integre al
sujeto sexuado

ESI para no discriminar… ¿ESQ para disfrutar?

El psicoanalista Rapaport sostiene que las posibilidades del Yo de poner coto a las exigencias
del mundo externo dependen de la capacidad de conectarse con la propia interioridad. A
modo de consejo para el/la docente: la cuestión es ser un educador que no sea intrusivo, ni
por invasión de sentimientos, ni por rechazo a la sensibilidad, suficientemente bueno, atento
a la interacción, a lo que apuntala y contribuye a sostener, a la creatividad primaria. Atento a
lo que hay que dar y también a lo que hay que negar.

La Educación Sexual Queer que los chicos y las chicas esperan es aquella que abre un
espacio donde la pregunta “¿Cuál es mi deseo?” pueda ser formulada, la construcción de un
espacio tal requiere describir, explicar y denunciar la injusticia erótica y la opresión sexual.
Necesita instrumentos conceptuales que puedan mostrarnos el objeto a estudiar, trabajar
sobre las emociones en el currículo escolar estaría lejos de invadir la intimidad o privacidad
sino, más bien, de ofrecer un espacio público donde analizar las determinaciones subjetivas
alrededor de contenidos permiten la historización de los mitos y la crítica de la subordinación,
el doble estándar de moral o violencia

La ética

Sobre la pedagogía feminista Pensamos que estos pueden aportar a nuestra propuesta de
una pedagogía sexuada diferente de lo que se está pensando como educación sexual, puede
servir de inspiración para una perspectiva curricular preocupada por las cuestiones de género.
Sin embargo, una alerta es necesaria. Jennifer Gore critica el concepto de poder que usan
señalando un uso irreflexivo cuando se asume que “el agente” del empoderamiento ya está
empoderado. Desde esta perspectiva, se contempla al teórico, al profesor o a ambos como
‘el que tiene el poder ‘darlo’ a los lectores o alumnos, dando por sentado que el profesor no
oprime ni reprime en virtud de su intento liberador, se asume que el teórico o profesor sabe
lo que está potenciando y se sitúa como constructor y transmisor de la verdad. Britzman
sostiene que el currículum de sexualidad debe estar más próximo a la dinámica de la
sexualidad y al cuidado de sí que a la de las “clases” más convencionales. Nuestro auto
modelado ético no es el resultado de nuestros deberes morales, sino de nuestras opciones
morales”. Se tratará entonces más bien de movilizar las opciones morales antes que imponer
de manera externa una única visión de mundo-
Uno de los problemas del ejercicio de la sexualidad es si está ligada o no está ligada en la
relación a un otro concebido como un otro subjetivado. Es decir, no se toma en cuenta el
hecho de que el otro, es un otro humano”. La perspectiva de Bleichmar brinda un marco ético
no moralizante para la orientación en la educación sexual: la relación con otro, otra, otrx, el
“objeto” del amor o del deseo, será subjetivante en tanto su deseo entre también en juego.
En una concepción de la sexualidad centrada en el instinto, la pulsión, el afecto, los
protagonistas, En una concepción de la sexualidad centrada en el instinto, la pulsión, el
afecto, los protagonistas, hombres y mujeres, llegan a ser definidos como poseedores o no
193 de ‘objetos’ corporales, capaces de producir o de experimentar el goce. Ya no son
considerados como sujetos.

Cuestionar la división sexual del “deseo”

Los discursos hegemónicos ubican a los varones en la posición de sujetos sexualmente


deseantes y a las mujeres, a quienes se les niega la posibilidad de exploración y de
apropiación– de sus cuerpos y de sus deseos, en tanto que son colonizados y cosificados por
la mirada objetivante del varón, y por su deseo

El “dominio imaginario” es “aquel espacio psíquico de deseo proliferante, en el cual nuestro


sentido de libertad está íntimamente ligado a la renovación de la imaginación. Con esta idea,
podemos comenzar a ver que la sexualidad permite desarrollar la capacidad para la
curiosidad. Sin la sexualidad no habría curiosidad alguna.

La “pedagogización” del tema sexual vemos cómo los discursos en pugna, los temores y
fantasías, la carencia de espacios de formación docente llevan a alejarse velozmente de un
involucramiento personal

ISobre las/los/lxs docentes

En la pedagogía para una educación sexuada habrá que tener en cuenta la construcción de
una autoridad emancipadora en el trabajo en el aula reconociendo el poder y el no poder de
estudiantes y docentes y considerando las desigualdades de género en la construcción de
las subjetividades. Los imaginarios hegemónicos constituyen la cotidianeidad en las
instituciones educativas. En este punto, las/os profesores/as quizás deberíamos pensar que
el aprendizaje del disfrute de la sexualidad implica desaprendizaje de la sexualidad como
mandato y tabú. El ejercicio de una sexualidad “no normatizada” como un derecho de
ciudadanía significa desaprender que “la sexualidad es privada”. El de la sexualidad como
inestable es el desaprender que el cuerpo “dicta” la verdad de las identidades.

Hay un desencuentro entre las propuestas escolares adultas sobre abordaje de la sexualidad
y las expectativas/pedidos que los chicos y chicas tienen al respecto. Las voces juveniles –
aun cuando se trate de los/as afectados/as–, no son tenidas en cuenta en el desarrollo del
trabajo escolar sobre la sexualidad. En los debates acerca de la educación sexual, las
tensiones se ubican en los conflictos entre los discursos que el Estado sostiene y los valores
de las familias que, por supuesto, deben ser respetados. La preocupación institucional por
lograr acuerdos con los padres, por respetar las morales particulares de las familias, opera
en detrimento de los derechos de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Generando espacios
de discusión de justicia curricular, en cuanto a la participación de los públicos que decidan
qué es lo valioso de enseñar y de aprender; que disputen los significados de los contenidos
curriculares y produzcan continúas transformaciones en las formas de la transmisión

Valeria Flores sostenía: “De esta manera, maestras y maestros tienen que entender que la
experimentación con la conducta sexual no es una experiencia de igualdad de oportunidades.
Por eso, la educación sexual en las escuelas no puede desentenderse de los estudios
feministas, lésbicos y gays y queer, como tampoco de las reivindicaciones que reclama el
activismo en torno al género y la sexualidad. Es preciso una articulación entre los campos
teóricos, políticos y pedagógicos que tensione las construcciones hegemónicas de la escuela”

Dos programas interesantes se han desarrollado recientemente en Iberoamérica Charo


Altable, , inspirada en la psicosíntesis, ha trabajado desde la expresión corporal en la línea
de la observación y el distancia[1]miento de las sensaciones corporales cambiantes, las
emociones y los sentimientos, y los pensamientos y juicios, para avanzar en la
desidentificación de las creencias y prejuicios más profundos e inconscientes , otro es José
Olavarría, ha desarrollado una línea de talleres de “conversación sobre la vida cotidiana, la
sexualidad, los mandatos culturales”. La propuesta busca fortalecer la capacidad de
reflexionar de los sujetos mediante el desarrollo de la conversación, apuntando a explorar
elementos para resolver distintas situaciones de la vida.

Desde los trabajos de Britzman que identifica tres versiones de la educación sexual: la
“normal”, normalizadora de los cuerpos y el deseo; la “crítica”, que cuestiona a las relaciones
de poder y reivindica los derechos sexuales y reproductivos y la que denomina la “aún no
tolerada”, que apunta al cuidado de sí como práctica de la libertad. La educación sexual
“normal” genera no solamente un cuerpo de contenidos limitado por las voces dominantes,
sino que también genera los límites de lo que interesa conocer y lo cognoscible.

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clases desgrabadas

CLASE 1 . ¿Qué es la terapia sexual?

La terapia sexual se ocupa de trabajar con situaciones sexuales que para la persona que las
vive no son las que quiere tener en la vida. Se acerca un consultante para modificar algo de
esa vida sexual que no está resultando como quiere. Hay algo del orden del disconfort sexual
por lo cual una persona acude. ¿Qué hace la terapia sexual ante esto? ¿Qué elementos
tenemos para trabajar con esto?
La terapia se inicia en los años 40 en EEUU, con investigaciones que muestran que hay
elementos de la sexualidad sobre los cuales no se había consultado nunca. Es decir, cierto
grupo de personas (no era totalmente inclusiva la muestra) manifiestan cuestiones relativas
a la sexualidad de las cuales nunca se había consultado . Por ejemplo, gran cantidad de gente
que había tenido conductas homosexuales.
Master y Jhonsons empiezan a sistematizar el abordaje de estas dificultades sexuales que
las personas narraban y que hasta el momento no habían tenido una forma de ser tratadas.
Las personas llegaban a las consultas y tenían problemas específicos como eyaculacion
precoz, problemas con ereccion, problemas para llegar al orgasmo, todo en términos
heterosexuales, coitocentristas... se dedicaron a esto.
Proponen técnicas para abordar este tipo de dificultades, a las cuales llamaron “disfunciones”
(esto implica un posicionamiento: si hay una disfunción es porque hay una función) lo que
hacían era intentar restablecer a las personas en esa función.
Funcion basada en una premisa heterosexual y coitocentrista: las personas querían tener
placer en la modalidad de la reproducción, lo placentero tenia que ser si o si en la modalidad
del sexo reproductivo.
Este modelo se replicó, estandarizó y de esta manera surgieron técnicas para tratar tales
disfunciones. Con este formato empezó la terapia sexual: para tal disfunción, hay tal solución.
Tienen índices altos de éxito.
Se banalizaron las enseñanzas, porque ellos trataron de ir más en profundidad. Esas técnicas
existen, luego aparecen otros autores que le dieron otra forma de rosca a esto.
Master y Jhonson trabajaban con un enfoque conductual, más allá de que eran del ámbito
médico, las formas de abordaje eran de lo conductual, hay mucho basado en el aprendizaje
y formas de aprender .
En los 80 esto se difunde en nuestro país. Esta es la primer aproximación a lo que fue la
terapia sexual. Hay ámbitos en los que aún persiste.
Este modelo basado en la idea de que la terapia está para corregir algo que no funciona (una
disfunción) y que esa corrección puede ser hecha desde esos terapeutas.

A pesar de que haya sido abordado desde este modelo médico,binarista, etc, fueron los
primeros grupos profesionales que trataron de apoyar y fortalecer las luchas desde las
disidencias sexuales. Época de vuelta a la democracia, era algo difícil. Estos profesionales
se posicionaron claramente frente a la inclusión de las disidencias y a pensarlas fuera del
esquema patológico. (años 80)
Planteaban el pensar la sexualidad placentera como un derecho y la inclusión. Pero no hubo
lucha por derechos de las mujeres. Con el paso del tiempo, esto se fue dando a conocer más,
desde este grupo y lógica,y entonces algunos profesionales comenzaron a hacer una revisión
crítica de esta terapia y se empezó a pensar en una terapia sexual con perspectiva de
género. Se intentó cambiar el enfoque por uno que los interpelaba más. Este enfoque implica
cosas bastante complicadas porque es revisar toda la base epistemológica de la terapia
sexual, repensar todo y producir de nuevo. De lo original queda un porcentaje pequeño. La
terapia sexual con PDG implica otro posicionamiento epistemológico diferente.
Hay en ella una toma de posición de los profesionales en una crítica al sistema patriarcal. La
terapia sexual clásica no se lo planteaba, se planteaba más bien: como hacemos para
funcionar mejor dentro de este sistema, como tenemos placer sexual dentro de este sistema.
Pero esta crítica implica muchas cosas.
¿A que se critica? al sistema patriarcal: Sistema basado en binarismos, que forman ese
pensamiento o matriz heterosexual patriarcal.
- binarismo sexual: el sistema considera que está formado por H y M
- binarismo de género: el sistema considera que hay masculino y femenino
- binarismo erotico: el sistema divide en heterosexual u homosexual.
Estos binarismos son jerarquicos: hay una jerarquia donde varon es más que mujer,
masculino es más que femenino y heterosexual es más que homosexual.
Pero estos terminos tmb están ligados a una obligatoriedad: que el varon sea masculino y
heterosexual y la mujer femenina y tmb heterosexual.
Con esta matriz de pensamiento está armada la sociedad. La idea es corrernos de acá en
pos de una vida mejor.
La perspectiva de género critica este sistema, presente en la terapia sexual clásica. La terapia
sexual con PDG se corre de este lugar, desnaturaliza cuestiones presentes en la terapia
sexual clásica.
Esta terapia aborda las problemáticas sexuales que las personas traen, sin considerarlas
disfunciones sexuales, patologías. considera que hay muchas formas de identidades
sexuales, sexogenericas, sexoafectivas, y que ninguna es mejor que la otra.
Formas en las cuales el sistema patriarcal nos ha marcado.

Cuento: donna haraway. Bastardas de Camille. Cuenta otra forma que parece imposible de
vivir pero sirve para ampliar el marco. Este sistema nos dice como es el amor, la reproducción,
quién tiene que ocuparse de los cuidados, quién tiene el poder, el dinero. Este cuento, marca
otras posibilidades que nos cuesta tanto imaginar, y desde este lugar tan amoroso cuestiona
este sistema patriarcal de funcionamiento. En el cuento, se ve a diferencia del sistema en que
estamos inmersos, un sentimiento de comunidad donde c/u decide si quiere y puede gestar
tiene la posibilidad de hacerlo, pueden cambiar, y habla de transformaciones, frente a las
cuales la comunidad no tiene miedo de ellas . acepta las transformaciones , muestra familia
elegida, vinculación sexual responsable, etc.

Punto ciego del ojo: lugar donde se inserta el nervio y que por lo tanto no tiene posibilidad
para captar imagen, en ese lugar, y el resto del ojo si tiene posibilidad de captarlo, pero el
resto del ojo cree que ve todo, pero no ve todo, porque hay una parte que no puede ver. El
sistema opera en muchos casos de esta manera.
No es posible despojarse de lo propio, para poder ampliar la mirada lo más que se quiera se
necesita revision, estar presente con lo propio.

Esquema muy utilizado en terapia sexual clásica:

Jack Annon: tenía un esquema de trabajo para pensar lo que era la terapia sexual
diferenciandola de la educación sexual entre otras cosas. Esquema P.L.I.S.S.I.T → En primer
instancia, cuando un usuario llega a la consulta es dar permisos. Luego determinado tipo de
información que tuviese que ver con cuestiones sexuales, de funcionamiento, si las mujeres
son multiorgásmicas, etc; cuestiones que no se conocen hoy en día incluso. Información
general, en tercer instancia, las sugerencias específicas: ligadas a técnicas que se utilizan
dentro de la práctica terapéutica, y por último terapia intensiva: aquello más vinculado a
aspectos profundos que aparezcan en la terapia y que debían ser abordados.
Los dos primeros niveles (permiso e info) se compartían con la educación sexual.
Los dos segundos son propios de la terapia sexual.

La sociología clásica se fundó en este esquema, las formas de manejarse en la práctica tienen
que ver con este esquema.

Los permisos: ¿desde qué lugar uno podría dar permisos? en función de que? para dar
permisos, hay que estar en determinada posición de autoridad, jerárquica, de creencias.
Es frecuente que una usuaria consulte: puedo hacer X cosa? puedo estimularme
manualmente mientras tengo una penetración? puedo? soy normal? este tipo de cosas los
abordaban desde este esquema la sexologia clasica y este autor en particular.

Jose Carrobles:epitex → hace un esquema con una diferencia. Se basa en lo que dice Jack
Annon, pero pone primero la educación y después el permiso. también habla de indicaciones
específicas y el le dice al ultimo nivel terapia sexual.

Silvia Aguirre → Hay un punto que tiene que ver con la información que damos, pues las
personas llegan con gran desinformación a la consulta sobre distintos aspectos de la
sexualidad; para esto la terapeuta tiene que tener mucha información, para poder asesorar
correctamente en cuestiones que deberían estar aprendidas pero que no están; otro punto es
el asesoramiento en géneros: lo fundamental es tenerlo primero en claro nosotros: como el
sistema patriarcal nos demarca, como es que a partir de esto vamos a escuchar a la persona
que llega, de manera crítica, y a partir de esto dar una devolución, desde la crítica al sistema
y no reproduciendo, escuchar desde una revisión de estos aspectos; está es una de las
características que hace la diferencia entre la terapia sexual y terapia sexual con PDG, hay
un posicionamiento , una crítica al sistema, un modo de escuchar especificó que no es el que
nos enseño la sexologia clasica, hay un corrimiento, y en este sentido no se puede hablar de
neutralidad.
Otro punto son las indicaciones específicas, es lo que se comparte con otros autores: técnicas
para modificar determinadas partes de la respuesta sexual x ejemplo. técnicas que no son
para todas las personas ni momentos, hay que incluirlas dentro de este esquema. hay que
adaptarlas.
Y el último punto es el acompañamiento en el ars amandi → indicaciones sobre cómo amar.
la sexologia retoma el término refiriéndose al propio arte de amar, que esto difiere en cada
persona y que es lo que tenemos que ayudar a conectar, descubrir. esa sería nuestra tarea.
El ars amandi no tendría todas las indicaciones que tiene la rta sexual clásica, que algunos
autores decían: la rta tiene deseo, tiene excitación y orgasmo; el ars amandi como forma
propia de manifestación de la sexualidad de cada individuo no tiene porque tener eso, no
tiene que tener algo previo,algo dsp, un orden, un sentido, un organo sexual principal, no
tiene que tener nada como orden, sino que ayudamos a que la persona que consulta pueda
encontrar la forma particular de disfrutar fuera de la norma. norma que viene con el
patriarcado
De estro puede salir algo sumamente variado. Cuando una persona realmente se decide a
encontrar la forma propia de disfrutar de la sexualidad, que no tiene que ver con el
coitocentrismo, con penes y vaginas, con tiempos, con lubricaciones y erecciones, con nada
de eso, sino con cómo esa persona disfruta de su cuerpo, de los intercambios con otras
personas. Encontrar esto, que la persona rompa con estos esquemas limitantes es fabuloso.

El guión sexual está determinado desde el sistema patriarcal. En terapia se desarma este
guión. Se piensa otra forma de guión, porque hay una crisis en ese guión.
El porno es un tipo de educación porque tenemos muy poca info sobre otros saberes, es lo
que más se ve, se consume entonces. El porno repite el guion heterosexual tradicional.
Y cuando se acompaña el ars amandi de la persona, se rompe con este guión internamente
todo lo posible, poniendo en juego el propio cuerpo y propias experiencias. Hay que hacer
una revisión siendo terapeuta, preguntarse si uno está conforme con su vida sexual : me
gusta como vivo? ¿Cómo me siento? como me vinculo? pienso si habrá algo más? disfruto?
la puedo pasar mejor? puedo conectarme conmigo misma? no se puede acompañar en el
descubrimiento del ars amandi si uno no revisó la suya, si no descubrió su propio ars amandi.

CLASE 2: 6/5

ABORDAJE DE LA MASCULINIDAD → por que el abordaje de la masculinidad? La


perspectiva de género nos obliga y a su vez nos da las herramientas para poder realizar un
abordaje y mirada crítica sobre esta construcción cultural, sobre este mandato. al mismo
tiempo, esta construcción de masculinidad que vamos a trabajar deriva en un sinnúmero de
posibilidades de malestar en el terreno o esfera sexual.

Que es la masculinidad? que pensamos cuando pensamos en la masculinidad? es bastante


difícil ponerlo en palabras, algunos responderán: las cosas de hombres, pero, que son las
cosas de hombre? ¿quien determina que es de hombres? quien lo establece? ¿Qué es ser
hombre? que cosas son? cuales son las características de estas cosas?
Los estudios sobre la masculinidad vienen desde hace rato, a pesar de que hoy se discutan
mucho. El debate a nivel académico ya lleva varios años, los primeros estudios surgen por
los años 80, en ciertos sectores de un progresismo anglosajón: en varones de clase media
progresistas de eeuu, canadá y australia. Allí comienzan esbozos teóricos en relación a
intentar definir y mirar críticamente y generar elementos de transformación, de cambio, de
deconstrucción de esta masculinidad.
Surgen estos estudios a partir de los movimientos de interpelación feministas, a partir de los
estudios de género, de la perspectiva de género y de las demandas que fueron llevando
adelante. Ahí se generan en estos espacios esta interpretación y surgen estos estudios a
nivel académico.

volvemos a la pregunta: ¿qué es la masculinidad? no tiene nada que ver con la biología tal
cual nos han enseñado las teorías feministas hace rato. Simone en el segundo sexo ya decia
“naturaleza no es destino, mujer no se nace se llega a serlo” habla de la clara separacion de
los aspectos biologicos y los aspectos culturales y como la masculinidad demarcada en esas
construcciones de genero que la cultura arropa de alguna manera, estereotipos que
determinan de manera rigida cuales son los roles y características de lo masculino y lo
femenino. estas características de lo masculino no tienen nada que ver con lo biológico, no
son los genes, hormonas, gónadas, lo que determina estas características.
Quienes se oponen a esta mirada de la PDG siempre acuden a estos argumentos de la
naturaleza, de lo biológico, de un esencialismo del ser varón o ser mujer para sostener las
desigualdades.

¿Qué es la masculinidad?
Es un mandato cultural pero en forma de dispositivo, de un ordenamientos que garantiza la
producción y reproducción de una lógica de distribución de poder en la cual el varón obtiene
ventaja, beneficios y privilegios.
Es el dispositivo cultural del patriarcado que garantiza su sostenimiento.
Es una categoría relacional, porque en la ausencia de una definición concreta se basa en un
sentido de oposición a lo femennino. Ser varón es no ser mujer, ser masculino es no ser
femenino. su lógica de existencia tiene que ver con la lógica relacional y de oposición a todo
lo del mundo de lo femenino.

Este modelo de masculinidad se desprende de la clásica concepción binaria y jerárquica de


nuestra cultura occidental, desde las concepciones filosóficas de aristóteles, parmenio y otros
filósofos fundantes de la cultura occidental, como también de la religión y de la ciencia, esta
lógica binaria y jerárquica se ha ido reforzando en la construcción de este formato patriarcal
que nos alberga.
Binaria y jerárquica porque este binarismo no es igualitario sino que conlleva una jerarquía,
donde lo masculino siempre está por encima de lo femenino, donde lo masculino es lo
completo y lo femenino lo incompleto, lo masculino como ideal y lo femenino como carente.
Estas son aproximaciones de lo que es la masculinidad. Tiene que ver con un dispositivo, un
ordenamiento social que se genera, se desprende y que le es funcional a esta lógica de
reproducción de la masculinidad dentro del contexto de un patriarcado.

Porque hablamos de masculinidades? en plural


No existe una sola masculinidad. En este encuentro vamos a abordar la masculinidad como
mandato, la masculinidad obligatoria, normativa, pero existen un conjunto de posibilidades de
la manera de vivir y encarnar la masculinidad.
Cuando hablamos de este mandato de masculinidad y cuando hablamos criticamente de este
mandato, hablamos de esa masculindaid que entre otras cosas busca la produccion y
reproducción de varones hetero cis: heterosexuales y cisexuales.
Varones que fueron asignados como tal al momento de su nacimieNto y que se identifican
con esa asignacion de genero (varones cis) y la normatividad espera que ademas sean
heterosexuales, garantizando la logica y funcion reproductiva del ser.

Pero hay varias posibilidades de ser varon incluso desde la posicion de hetero cis, hay un
sinnumero de posibilidades de ser varon, que han existido desde SIempre. Han habilitado
otras posibilidades de ser varon desde un lugar mucho más empatico, solidario o flexible pero
han sido masculinidades que a lo largo de la historia no sumaban, masculinidades de tipo
enclosetadas, que no cotizaban porque la masculinidad es algo que se reafirma
permanentemente en un ejercicio constante que se da con los pares, y muchas veces varones
que han vivido las masculinidades de otra forma la han tenido que acallar o vivirla puertas
adentro, dentro del universo hetero cis.
Tmb hay otras masculinidades habitadas por otras identidades, y otras corporalidades que no
son las hetero cis : trans, no binarias, maricas, lesbianas. Hay un amplio espectro de
posibilidades de expresión de lo masculino.
en este encuentro vamos a ver criticamentre la construccion de la masculinidad como
mandato, obligatoria, que busca en su logica la produccion y reproducción de varones hetero
cis, que sigan sosteniendo una logica de desigualdad que le otorga privilegios y beneficios a
esos varones.

Volviendo atrás, en esto de las distintas masculinidades: hay masculinidades normativas (que
responden a los mandatos, al estereotipo) y subvertidas: son las masculinidades que se
corren del ideal de masculinidad. Poseen un disvalor que las coloca en un lugar de
inferioridad.

Cómo se construye esta masculinidad normativa? Se produce y reproduce a través de la


cultura, de los procesos de socialización. La socialización internaliza en los niños está lógica
a tal punto que la vuelve absolutamente naturalizada. No solo se internaliza, se hace carne
en los varones, sino en todos los integrantes de la sociedad. Porque en los procesos de
socialización intervienen las instituciones, familia, etc
La sociedad en su conjunto recrea los mecanismos de socialización para garantizar esta
lógica de distribución de poder que genera este formato de masculinidad. Se genera a través
de los procesos de socialización.
Hoy, tecnologia mediante se puede saber el sexo biolgoico de una niña atraves de estudios
o niño , y a partir de este resultado se empeizan a gestar al mismo tiempo un sinnumero de
expectativas en relación al niñx por venir. esto antes sucedía en el nacimiento “es un niño”
“es una niña” y comenzaba esta construcción simbólica en torno a la nueva vida que llegaba
al mundo.
Ya a partir del 3er mes del embarazo se puede saber el sexo biologico, y a partir de este
momento, se empiezan a trazar un conjunto de expectativas asociadas a lo qeu la sociedad
propone como ideal para ese niño. Hay un estereotipo que marca como debería ser
idealmente ese niño. Los padres lo sueñan y proyectan en base a estos estereotipos que nos
dicen como es el ideal masculino : varones fuertes, ambiciosos, autosuficientes, decididos,
conquistadores, ganadores, proveedores, sexualmente activos, heterosexuales, dominantes,
competitivos.
Estereotipo que se refuerza en toda la lógica cultural de la sociedad. En todos los productos
culturales.
¿Cómo se da ese proceso de socialización y construcción cultural de este mandato? se da
desde que el niño nace. caen rituales, mandatos y lógicas educacionales que van a buscar
garantizar que este niño sea y se desarrolle según la expectativa social y familiar. por lo tanto
van a aparecer un sinnúmero de acciones que se dan de manera acrítica, como un reflejo, en
la crianza , actitudes y acciones de crianza que marcan desde que nace con mucha fuerza
cual es el lugar que debe ocupar este niño en el mundo, sus posibilidades y límites.
Se le da un peluche celeste, color atado a reforzar este estereotipo. los colores le diran sos
un niño, un varón. Una pelota de regalo, le dice sos un niño
Se le abre un mundo con límites, con una frontera: la frontera del género: hasta donde puede
ir según su género, sus límites, los riesgos si traspasa esa frontera.
El patriarcado es tan eficiente que se vuelve invisible. Su éxito radica en volverse invisible.
Pasan desapercibidas estas cuestiones, a pesar de tener un pensamiento crítico uno puede
caer en estas conductas que reproducen esta lógica educacional que va a buscar crear
desarrollar, concretar, garantizar un varón heterocis. Todas las instituciones poseen esta
lógica, no solo la familia. Reproducimos esto sin darnos cuenta.
Ej: los juguetes, parece algo inocente pero encierra cuestiones de fondo que hacen a las
desigualdades más dificultosas: desde que nace le mostramos que nada de lo que tiene que
ver con el afecto, los cuidados y lo doméstico, nada de eso le corresponde al universo de lo
masculino. Los juegos generan conductas y delimitan lo que le corresponde y lo que no. Por
eso en los juegos no entran muñecas, cocinitas, etc. Por eso desp en los varones hay una
disociación con estos aspectos
La frontera es sumamente estricta: la sanción social cae inmediatamente si el niño la
traspasa. no puede jugar con los juegos de la niña, porque viene lo peor: el temor del niño
homosexual. Porque qué significa en el imaginario? Que ese niño va a ser un varón de una
categoría inferior.

La mujer puede ser habilitada a participar del mundo masculino, pero para eso hay que
desexualizarla. “un bro más”. Cada vez gana más terreno en territorios masculinos, pero con
los varones no sucede: no ocupan espacios de lo femenino, porque lo femenino está
desprestigiado, y porque en el terreno de la crianza, la frontera como dijimos es muy estricta.

“Los hombres no lloran” Una cuestión en este mandato es la represión de las emociones, los
varones tienen dificultad en utilizar la palabra para gestionar los conflictos, no se les permite,
entonces son torpes con el uso de la palabra porque existe una tendencia a aguantar y
explotar. la imposibilidad de poder expresar sentimientos (frustración, miedo, llanto, angustia)
y aguantar y aguantar; muchas veces muchos varones explotan a través del mecanismo de
la violencia.
Las características de la lógica pedagógica va generando las herramientas ideales para que
este varón a futuro tenga las condiciones ideales generadas para generar la violencia., esto
está instaurado en la forma de educar a los niños y naturalizado.

“no llores que pareces nena” lleva implícito el disvalor de lo femenino y todo lo que se aleje
del ideal masculino. Por esto podemos entender porque los varones devienen naturalmente
homofóbicos y misóginos. tienen un rechazo por el disvalor. Estas frases gestan esta lógica
de rechazo.
→ “homofobia” mal dicho porque de fobia no tiene nada, conductas homoodiantes y
transodiantes que se generan y naturalizan en la conducta de los varones.

Todos estos mandatos se van constituyendo y llegado un momento de la vida estos se


consolidan a través de la acción. En la adolescencia es cuando se pone en práctica, cuando
debe darse cuenta que esta construcción ha sido efectiva, fundamentalmente ante los pares,
que es un varón hecho y derecho y de esto tendrá que dar constancia permanentemente. En
cada acto no debe dejar duda con respecto a su masculinidad. Debe estar alejado de estas
figuras: uno no es mujer, homosexual, ni niño. Permanentemente debe estar reafirmando a
través de sus actos el estereotipo.
Generalmente en este momento se dan las primeras interacciones sexuales, y se empieza a
consolidar todo esto y esta construcción es generadora de un conjunto de dificultades que
van a devenir problemas en el campo de la sexualidad.

Pornografia: marca una especie de guión, de libreto en el terreno de la sexualidad, tanto para
varones como para mujeres, aunque sean producciones hechas mayoritariamente para
hombres y para hombres. Sobretodo la pornografia de consumo masivo: hay un porno
feminista pero son producciones minimas, de más dificil acceso, hay que conocer como llegar
a ellas y más. Las generaciones actuales tienen acceso muy simple a estas paginas
pronograficas, y ante la ante una ausencia de educacion sexual tanto x las familias donde en
praacticamente ninguna se habla de sexo porque es tabu y las escuelas , ante una ausencia
de un contradiscurso que diga: no, las cosas pueden ser de otra forma, va a seguir
prevalecendo está mirada coitocentrica, basada en el placer masculino, en la eyaculacion
pero sobre todo en la penetracion.
Esta pornografia afirma este viejo guion donde la penetración es lo más trascendente, donde
el varón es dominante, que hace prevalecer sus deseos, sus ganas, donde su placer es lo
más importante, y donde la mujer es pasiva, objeto sexual, está en un lugar de sumisión para
darle placer al hombre. refuerza esta lógica binaria, jerárquica

El goce, disfrute orgasmo se puede llegar de mil maneras aunque no este presente la
penetración.

Este formato deviene en muchas problemáticas, porque los varones piensan que así deben
ser en el terreno de la sexualidad. La cuestión del consentimiento queda en una especie de
límite difuso, porque estas producciones suponen que la mujer siempre quiere más y espera
que el hombre avance sobre su corporalidad.

Debemos deconstruir estos mandatos porque se traducen en malestares: varones que


encuentran dificultades para responder a ese modelo: porque exige un triple mandato: tenerla
grande, dura, y saberla usar. Es un mandato muy pesado para quien no posee las
condiciones. El porno no trae nada nuevo pero sí refuerza este estereotipo, por esto es
importante en el trabajo con las adolescencias abordar estas producciones críticamente, de
poder pensar que tmb la sexualidad puede tener otros guiones, que no necesariamente tienda
a eso.
A uno le puede encantar ese tipo de porno , pero el problema es pensar que así DEBE ser
una relación sexual. Cuando varones que se forman con esto quieren imponer ese tipo de
relaciones y prácticas porque lo consideran absolutamente natural, que asi es el sexo.

Al no responder a este mandato, hay numerosos problemas, y la gastada en el terreno de la


masculinidad, es en este ámbito “la tiene chica “ quien la tiene más larga, etc. Se reafirma la
masculinidad a partir del tamaño. Esto es una carga muy grande .

Mujeres: aparece mucho la dificultad para llegar al orgasmo, para vivenciar placer →
problemática que data de mucho tiempo. Consideran que es un problema de ellas no llegar
al orgasmo y cuando uno lee la historia es siempre lo mismo: varón está listo para la
penetración y no piensa si ella tiene ganas, si está erotizada, si se calento con la situación, si
está en el momento adecuado, si logro disfrutar y llegar al orgasmo: preguntas que el varón
ni siquiera se hace.

Desde esta lógica que se sigue reproduciendo de privilegiar la penetración, su placer, de


registrar solo su placer, genera dificultades en el disfrute y en la posibilidad de acceso al
orgasmo de la mujer. Pensar que tener una erección significa que él está listo y que el
universo está listo, no tener en cuenta los tiempos, las ganas, las necesidades de erotismo y
las necesidades fisiológicas de su compañera. No desde una mala intención sino desde el
desconocimiento.
El porno da la posibilidad de poder mirar en crudo este estereotipo en relación a cómo debe
ser el varón en el terreno de la sexualidad.

En la adolescencia se empieza a consolidar este proyecto de masculinidad, porque además


no solo en el terreno de la sexualidad, sino que permanentemente se tienen que reafirmar los
varones frente a sus pares, debe demostrar la valentía icc: arriesgarse, no es casual que la
mayoría de los muertos en la franja etaria de la adolescencia y adultos jóvenes sean
mayoritariamente varones, y por accidentes peleas o crímenes.

El mandato lleva a funcionar como depredadores en el terreno de la sexualidad. siempre tiene


que tener ganas un varón, y se reafirma con sus pares si tiene más relaciones sexuales. está
siempre en modo cacería, en búsqueda. No puede dejar pasar una oportunidad, porque su
masculinidad entra en duda si la deja pasar. Siempre está al límite de situaciones complejas.

Debe estar siempre tratando de tener relaciones sexuales, de sumar conquistas. Esto es
germen de muchas situaciones de abuso que se han dado. Se enseña a sacar ventaja de un
cuerpo. La lógica masculina es sacar ventaja del cuerpo femenino. El cuerpo femenino es un
territorio a conquistar, como sea. hasta en prácticas naturalizadas de tocar la cola: acceder
a un cuerpo sin su consentimiento, con la intención de humillarlo. Incluso se hace entre
varones, invadir un cuerpo sin su consentimiento: está naturalizado el avasallamiento de la
corporalidad del otro.
En el terreno de la sexualidad es donde los varones tienen que ejecutar este mandato y dejar
bien claro qeu su construcción ha sido efectiva, pero tmb a través de acciones discriminatorias
y violentas: homoodiantes y transodiantes, en la adolescencia el varon debe demostrar
rechazo ante los pares de esas vivencias, demostrar que uno está lejos de lo trans,de lo
femenino, de la homosexualidad, de todo lo que desestructuraria la masculinidad.
Es tan fragil la masculinidad que permitir el acceso a esa azona que puede ser de placer y de
goce pondria en jacke u construcción de masculinidad, ademas del terror homosexual:
cuiertas partes del cuerpo deben ser impolutas e intocables porque alli se encuentra el centro
de la masculinidad.
Pero también es potente, tan eficaz porque atraviesa incluso a quienes la padecen. Por
ejemplo mujeres, que crían a sus hijos siguiendo este mandato. Tiene eficacia el dispositivo.
En esta construcción participamos todxs, estamos atravesados por esta lógica. Hay que
pensar cómo desarmar estos mecanismos. Están hechos carne en nosotros, internalizados.
Hay que hacer un ejercicio permanente, la deconstrucción es constante. Se requiere un
trabajo crítico en términos sociales y crítico en términos personales.

EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL ORIENTADA AL PLACER → da la pauta de todo lo que


no se está haciendo en la educación sexual.

La Educación sexual integral viene avanzando, la cuestión de género y los mandatos tmb,
pero del placer se habla poco y nada
“Toda educación es sexual” (Morgade, G. 2011) → es una investigación.

No es posible evitar la educación sexual, por acción u omisión, se presentan posicionamientos


respecto de algunos aspectos de la sexualidad humana, SIEMPRE.
Cuando se discutía sobre la ley SI, por 2005, uno de los principales argumentos tenía que ver
con esto: es imposible que no haya educación sexual. toda educación es sexual. La
sexualidad atraviesa nuestra vida.
En la teoría de la comunicación, un axioma dice que es imposible no comunicar xq todo
comportamiento comunica. Como no podemos no comportarnos, estamos comunicando
siempre. La educación sexual es lo mismo.
Aunque decidamos no hablar de educación sexual o sexualidad, esta decisión tiene un valor
porque estamos diciendo que de la sexualidad no se habla, que es un tabú, algo negativo,o
que es algo de lo que nos da miedo hablar. Como es imposible que no haya ES, la propuesta
es que la misma sea ordenada, organizada.
Siempre estamos dando ES en el aula con lo que hacemos, decimos, con cómo nos paramos,
cuando decimos que deporte hacer, cómo peinarse, con indicar una vestimenta, un uniforme,
etc.

En el 2005, 2006 la discusión giraba en torno a los grandes miedos de la familia acerca de la
experimentación de los adolescentes, porque si tenían ESI iban a salir a experimentar todo
lo que podían .Se demostró que la esi posterga y protege la iniciación sexual.
En ausencia de la ESI se buscaba con la experiencia, en cambio cuando empezamos a
incorporar se reduce la ansiedad con respecto a esas curiosidades por lo tanto las iniciaciones
son más tarde en el tiempo y a su vez más seguras y placenteras porque tienen más
herramientas para poder experimentar y disfrutar.

Que pasa sin la ESI? es una especie de adoctrinamiento sin perspectiva de género. Una serie
de voluntades o esfuerzos de hablar de sexualidad desde lo que un autor polémico denomino
sexosofia → refiere a la propia filosofía acerca de la sexualidad , basada en experiencias
creencias y valores propios.
Todos tenemos nuestra propia sexosofia, el problema es dar educación sexual desde nuestra
propia sexosofia ya que nuestros conocimientos son limitados.
La ESI plantea educar desde el desarrollo y los conocimientos científicos, y desde la
perspectiva de género.

¿Qué pasó cuando surge la ESI? Aparecen reacciones conservadoras para preservar el
orden establecido, apoyadas en creencias religiosas, desinformación y miedos . Sostenidas
desde sectores de poder. Ejerciendo control, represión y rechazo sobre la sexualidad

Posturas conservadoras que favorecen el malestar:


- favorecen privilegios y desigualdades en la busqueda y obtencion del placer
(desigualdades para quienes no son varones heterosis)
- formas menos conocidas de violencia como opresión y sometimiento
- formas más explícitas como abusos, violaciones y crímenes de odio

La ESI con perspectiva de género potencia el bienestar:


- equidad e inclusión
- valoración y reconocimiento de la diversidad
- desarrollo de libertades y derechos
- oportunidades para el acceso al placer
CORRIENTES TRADICIONALES EN EDUCACIÓN SEXUAL

C BIOLOGISTA: prevención de enfermedades, infecciones, miedo como herramienta de


prevención, funcionamiento de órganos.

CORRIENTE MORALISTA: más común en ámbitos religiosos, apuntaba a la culpa, a la


represión de cualquier comportamiento o conducta que tenga que ver con lo sexual. Sobre
todo la sexualidad femenina, y niega la sexualidad en la niñez y en la adolescencia. Rechazo
de la sexualidad de personas que tengan una orientacion no hetero u identidad no cis.

La corriente erótica: propone algún acercamiento al placer, pero no es frecuente en ámbitos


educativos.
- en manos de los medios masivos de comunicación, redes sociales y el porno
mainstream
- el placer que aparece es predominantemente hetero cis masculino y centrado en el
pene
- promueve 3 exigencias frecuentes y causantes de malestares en la consulta: todo
encuentro sexual DEBE SER coital (por ende hetero), orgasmico y en lo posible
simultaneo

La exigencia que recae en las mujeres hetero cis tiene uqe ver ocn acceder aunque no tengan
ganas, y en lov arones que siempre tienen que haber ganas y erección

A partir de la esi se propone la corriente integral- dialógico concientizadora. Propone la


integralidad: Las corrientes anteriores son reduccionistas.Toma algunas cuestiones de las
otras corrientes:

- El conocimiento de la biología, conocer el propio cuerpo, la anatomia, la fisiologia,


posibles riesgos pero no desde el miedo
- valores de la corriente moralista, pero no desde la represión
- erotismo y placer, pero no desde la sexosofia ni el placer centrado en el coitocentrismo

Incluye aspectos biológicos, psicológicos y sociales para no dejar afuera elementos de la


sexualidad entendida como algo amplio.

CORRIENTE DIALÓGICO CONCIENTIZADORA: supera la corriente integral porque


sabemos hoy que con miedo no alcanza pero tampoco alcanza con información, hace falta
más:construir saberes compartiendo experiencias y que estudiantes se involucren en su
educación sexual, se genera un clima de confianza, de reflexión, que ayuda a la toma de
conciencia.

Aspectos básicos del placer: está en el cuerpo ,en la fantasía, en las emociones, vinculos

Sin embargo estos 4 elementos son los grandes ausentes en la educación tradicional. No
están presentes. Salvo en educación física y arte, las mayorias de las clases son :
cuerpos quietos y callados, mentes memorizando y repetitivas, cero expresión de las
emociones (expresión emocional inhibida), vínculos condicionados y caracterizados por la
competencia en torno a la calificación

DIFICULTADES → La educación tradicional responde a un modelo conductual donde


disciplina y sacrificio moldean perfiles de estudiantes, al punto de incorporar el castigo (más
que la recompensa) como herramienta fundamental “la letra con sangre entra” (pintura de
escena del aula: se ve un docente castigando y estudiantes sufriendo), lejos de que la
educación este asociada al placer y disfrute, está más asociada al sacrificio, sufrimiento,
embole. Educar desde este lado está complicado entonces hay que revisar el modo de educar

- La autopercepción del rol docente, como una especie de apostolado, con pobre
reconocimiento social y económico, a quienes se les suma una nueva “carga” :
ocuparse de la ESI
- Las limitaciones personales: prejuicios, miedos, represiones, malestares, inhibiciones
de docentes. Sobran ejemplos del consultorio y la sala de profesores. Por ejemplo, si
en su propia experiencia personal el disfrute y bienestar no es lo cotidiano en su
sexualidad, difícilmente puedan hablar de eso a sus estudiantes.

La ley de ESI 26150 se presenta como una bisagra para un nuevo paradigma, porque puede
experimentarse como dificultad y posibilidad

DIFICULTAD:
- su texto original no menciona al placer, y es resistida por algunos sectores sociales
- comienza a aplicarse como una imposicion, casi una “tortura” que desde las
direcciones se obliga a incluir en las planificaciones . demoró en aplicarse, en 2012
comenzaron a controlar sin embargo se hace poco en las escuelas

POSIBILIDAD
- propuesta de una nueva mirada sobre esa misma ley, a partir de 2008 con la
resolución ministerial, que desarrolla los primeros lineamientos curriculares.
- permite desarrollar creatividad, flexibilidad, y libertad en el marco del respeto. permite
revisar los contenidos

NIVEL INICIAL Y PRIMARIO

Es fundamental rescatar EL JUEGO como vivencia de placer en la escuela, de disfrute


- El desafío de abordar variedades de juego y presentarlo como la alternativa a la
PANTALLA
- se puede jugar con la exploración del cuerpo, el autoconocimiento, el desarrollo de
capacidades motrices, y la expresión emocionales ante logros progresivos, más que
a resultados competitivos .. esto es placentero . la escuela en movimiento propone
movimiento en las aulas: actividades desafiantes para los niños pero seguros para
quienes las daban, por ej a trepar de niños: les enseñaban puntos de contacto para
poder realizarlo. eran actividades placenteras y divertidas e incorporan cuestiones de
su esquema corporal, tenían un esquema más completo
- la experiencia libre y creativa de roles y vínculos, y no solo la reproducción de roles
adultos estereotipados
- que pasa con los juguetes con rol de género? por qué vamos a comprar un juguete y
te preguntan si para nene o nena, también ¿porque jugar a ser adultos, entre tantos
juegos?

Dibujo de figura humana: quienes habían cursado en la escuela en la escuela en movimiento


tenían un esquema corporal más completo.

Para el nivel medio 2 grandes contenidos ayudan a incorporar esto del placer:
Respuesta sexual humana + perspectiva de género
Rta sexual humana: conjunto de acciones ,reacciones, sensaciones que puede experimentar
el organismo humano durante cualquier tipo de actividad sexual. Es tan variada que sería
más correcto hablar de RTAS SEXUALES HUMANAS

Perspectiva de género
Los estudios de género, que desde la antropología, la sociología y la psicología, entre otras
disciplinas, reconocen una gran diversidad sexual relativa a cuerpos, identidades,
orientaciones y prácticas, desnaturalizando órdenes y jerarquías establecidas que no lo son,
son culturales.
Perspectiva de género es una especie de zoom (permite acercar y ver de cerquita y alejar y
ver un panorama más amplio)permite ver un poco más, desde otro lugar, no solo ponernos
los lentes de la perspectiva de género, sino que es una lente que es elástico. hay personas
que se deciden a no usarlas, pero no por no usarlas eso que no ven deja de existir, sigue
estando. Zoom que permite ampliar la mirada sobre la sexualidad humana. Permite combatir
la propuesta de que es una ideología, no es , está basada en estudios científicos.
Son descubrimientos, construcciones y saberes dinámicos y perfectibles que posibilitan
conocer y comprender las experiencias sexuales de las personas, en permanente evolución.

Presentar la variedad de rutas sexuales válidas, respetando la capacidad de disfrute personal,


favorece el autoconocimiento desde lo biológico hacia lo emocional y vincular.
Rutas cíclicas: hay una especie de retroalimentación positiva o negativa del deseo y el disfrute
. Cuando la experiencia es de malestar, negativa, el deseo retrocede o tarda más en volver,y
cuando es positiva, se retroalimenta positivamente y el deseo viene con más frecuencia.

Que nos permite trabajar con las rtas sexuales humanas?


Primero que nada incorporar ciertos conceptos : hablar de orgasmo, de excitación, de deseo
Pero se trata de incorporarlos y además relacionarlos con todo lo otro de lo que si se habla:
la idea de consentimiento por ejemplo, si la mujer dice que no bueno en realidad capaz es
para que le insistan, lo que malena pichot dice la década violada: mujeres que acceden a un
encuentro sin ganas, sin excitación, a veces por miedo, a veces por que esa persona la pase
mal y no quiera volver a estar, o para sacarlo de encima “un rapidito y se va”.
Hay que hablar tmb de CONSENTIMIENTO (no es un acuerdo o negociación) y este no puede
existir sin deseo y excitación.

En el consultorio vemos personas que vienen con deseo deteriorado pareciese y en realidad
es que vienen negociando hace meses y año “le dije que no 3 veces, entonces bueno tengo
que decir que sí sin ganas” : esto genera una experiencia negativa y displacentera, deteriora
el deseo, entonces después no hay ganas, se genera un circulo vicioso.

Está tan incorporada la manipulación tmb “si no queres estar conmigo es porque no me
queres” , por ej 300 adolescentes en un salón de actos hablando de preservativo con gente
de afuera de la escuela, un varón levanta la mano y dice: prefiero no usar preservativo porque
prefiero sentir la piel de la mujer,y un coro de señoritas diciendo “aaaaaaa que tierno” la
manipulación funciona, la tiene naturalizada. ese varón gano.

Es urgente tmb desnaturalizar la violencia en el noviazgo, pero no es posible sin cuidar el


aspecto relacional, vincular. Hay que tener en cuenta este aspecto.
En el cortejo hay una serie de intercambios donde la seducción por ahí es violenta..
Es fundamental presentar la idea de cortejo, frente a la multiplicación de encuentros efímeros
y desconectados, a partir de las facilidades que ofrecen las redes sociales y aplicaciones.
El cortejo hoy está muy naturalizado. la mayoría de especies tienen una especie de cortejo
en épocas de apareamiento y es muy simple en animales. las hembras muestran en algunas
características su capacidad de fertilidad y los machos su potencia para reproducirse.
Los humanos somos más complejos. no está en peligro nuestra supervivencia en términos
de reproducción. El cortejo como la posibilidad de poder mostrar lo que creo que es más
valioso en mi, no lo que creo que socialmente está más logrado y no lo tengo, entonces tengo
que caretearla. si lo que yo creo que es valioso en mi, lo muestro en un acita y el otro tmb lo
valora, buenisimo. y si no lo valora, tmb buenisimo, porque para qué quiero estar con alguien
que no valora lo que yo más valoro de mi mismo, mejor primera cita saberlo y chau
Las redes son herramientas que facilitan muchas cosas pero tmb hace que se pierdan
muchas cosas, por ej el cortejo en el sentido relacional del término, y a veces genera
displacer.

Perspectiva de género
Se presenta como la herramienta fundamental para cuestionar y modificar el guion impuesto
desde la tradición cisheteropatriarcal, que instala como única opción al encuentro sexual
coital, orgasmico y simultáneo.
Está triple exigencia reduce el placer sexual a lo genital y lo condena a una suerte de objetivo
único y privilegio de cuerpos masculinos jovenes atleticos y potentes. Y este guión llega
incluso a personas que no se identifican como heterosexuales.

Para ir “acabando”. .
Esta propuesta, lejos de descuidar contenidos tradicionales como anticoncepción y
prevención de ITS, ofrece alterar el orden: es más fácil llegar a adolescentes si comenzamos
hablando del placer, en lugar de lo que genera miedo e inseguridad, o asco. Se pueden
abordar estas cuestiones transversalmente. Se logra más conexión y participación.
Desde el conocimiento de las posibilidades para experimentar placer, se abordará con más
interés y participación, lo cuidadoso, respetuoso, seguro y saludable.
A modo de círculo virtuoso, se potencia lo placentero y disminuye las ansiedades propias de
las exigencias grupales, apoyadas en mitos y desinformación mediatizada.
Favorece encuentros caracterizados por la confianza y el clima relajado y respetuoso.
Desde el placer, hacia el cuidado, que aportará mayor placer.

Clase n° 3

Profe Noelia benedetto

Epistemología de mmh y de la sexología

Epistemología sexología

Definición: espacio para la convergencia multidisciplinar desde el cual se intenta comprender


la vida sexual humana, donde entra en juego la medicina, la psicología, la antropología,
filosofía, sociología, etc.

Objeto de estudio: multirreferencial. Hecho sexual humano. Realidades blandas

Campos conceptuales: la sexuación, la sexualidad, la erótica y la contextualización


sociocultural. La praxis sexologica carece de neutralidad axiológica
No goza un de un estatus epistemológico definido: ciencia, disciplina información y síntesis
de saberes provenientes de otras ciencias. La sexología está conformada como un campo
multidisciplinario en el que coexisten especialistas de variadas trayectorias y formaciones,
dedicados a dos vertientes (sexología clínica y educación sexual) que dirigen sus
intervenciones a diferentes públicos (adultxs de clases media y alta, la sexología clínica; niñxs
y jóvenes de clases bajas principalmente, la sexología educativa)

la terapia sexual es distinta de la sexología clínica de la sexología como la del estudio


genérico de la sexología y clínica puede llegar a ser como más amplia pero la terapia sexual
es un concepto porque ahora la sexología clínica la podemos utilizar desde diversas
orientaciones de diversas corrientes y a veces tiene aplicaciones más de lo que es por
ejemplo la vertiente clínica pero en investigación en cambio la terapia sexual es bien reducido
a lo clínico y generalmente en un proceso de psicoterapia identitario nuestro .

⦁ Cristianismo: pecado donde se asociaban todo lo que tenían que ver con conductas o
prácticas que no fueran destinadas a la procreación como del orden del pecado inclusive procreación
entre una pareja estable y dentro de un matrimonio con acción.

⦁ Positivismo y racionalismo
⦁ Post racionalismo constructivismo social el campo de la salud pasa a pensarse como una
enfermedad y si es el campo del derecho pasa a pensarse como un delito el positivismo en realidad
no tiene en cuenta la significación que tiene el aspecto social y lo contextual en el ámbito de la
sexualidad de las personas y las formas de vincularse de éstas lo que hace es conseguir un individuo
a la pareja y la sexualidad como estáticas si tiene conceptos así como muy cerrados

Positivismo racionalista:
⦁ Enfermedad y delito
⦁ No toman en cuenta la significación que tienen el aspecto social y contexto en el hábito de
la sexualidad y las formas de vincularse
⦁ Concibe el individuo, a la pareja y su sexualidad como estáticas
⦁ El fenómeno que se conoce puede ser separado de quien la observa
⦁ Ignora el papel activo del individuo en factor del impacto de fuerzas externas susceptibles
de un examen y de un análisis objetivo
⦁ Incidir a la persona: parte biológica, parte psicológica y parte social

Modelo médico hegemónico


⦁ Funcional a la heteronorma
⦁ Normalizar y patologizar conductas que se distancian de lo pautado
⦁ Medicalización
Visibilizar y explicitar la dimensión de género invisible pero inherente a la experiencia de
sufrimiento vinculada a la condición social de ser mujer/trans/,NB
La definición y el abordaje de la salud mental son patriarcales tanto como nuestra forma de
enfermar
hay un montón de cuestiones que son tratadas o diagnosticadas como trastornos o como
padecimientos mentales que en realidad tiene que ver con la sumisión o la rebelión a ciertos
estereotipos de género que nos plantean el sistema patriarcal.

Supuesto velados en el modelo de la salud:


⦁ Normas y desviación: existe una sexualidad insana a la que cabe distinguir de la sana. Única
manera en la que podemos hablar de síntomas, diagnóstico y tratamiento.
⦁ Individualismo: ignora el contexto sociopolítico y patriarcal. La sexualidad no es normal y
natural, sino que es aprendida y socializada
⦁ Reduccionismo biológico: Además al ser reduccionistas, en el modelo medico hegemónico,
solo se tiene en cuenta una parte del cuerpo, la sufriente, en la cual solo con ella se trabajarà. No se
trabaja en conjunto, pudiendo observar al cuerpo en su totalidad, teniendo en cuenta la parte física,
psicológica y su contexto social/ vincular.
⦁ Androcentrismo y cisexismo: solo se hacia investigaciones en cuerpos masculinos y creian
que esas investigaciones podian abarcar y ser igual de valioso para las demas identidades.
⦁ Medicalización de las mujeres/trans/NB a través de medidas de control social como los
estereotipos de género
⦁ Universalidad: la definición de la enfermedad como universal, unicausal y como desviación
de una norma biológica
⦁ La institución sanitaria actúa como un dispositivo de control y regulación que privilegia el
cumplimiento de los roles heteronormativos y que ignora o sanciona las identidades disidentes

Salud sexual- perspectiva biomédica

Zabala y Herrera (2009): el modelo biomédico a “depositado” la salud sexual en partes


concretas del cuerpo, normalizando su funcionamiento como saludable o no saludable, y
reduciendo la salud sexual de las personas al correcto funcionamiento de sus genitales que
queda sujeto a la vigilancia médica
Autoritarismo científico: discurso dominante. Función sexual normal y su consecuente
disfunción. Enfoque preventivo o de resolución de problemas
Medicalización: un proceso que supone la definición de prácticas y Estados sexuales como
problemas de salud (diagnóstico) a resolver mediante la aplicación de técnicas y saberes
expertos ( tratamientos). Disciplinado a través de la medicalización como la prescripción del
viagra.

(la mayoría de las veces que es recetado, es para personas jóvenes que no lo necesitan, ya
que su malestar puede ser por otro motivo no solo biológico)
en términos de síntomas signos diagnóstico curación tratamiento o abordajes y la sexualidad
en realidad termina siendo un espacio de salud y no de enfermedad pero atravesándolo,
haciéndolo pasar por lo que sería él l tamiz del modelo médico hegemónico y todo el sistema
capitalista alrededor que en esto de los nomencladores. necesitamos dar un diagnóstico para
que las personas accedan a ciertas intervenciones oa ciertos tratamientos hay que convertir
esto de alguna manera en algo de la enfermedad, etiquetando el malestar que tiene o lo que
le sucede para que se lo cubra la obra social

Olas de la sexología mainstream


⦁ Primera ola de la sexología (fines del siglo 19 y principios del siglo 20): sexualidad desviada,
explicación biológica/ científica a la sexualidad considerada anormal por su carácter extrafamiliar y
no reproductiva. Perversiones, parafilias.

el modelo médico hegemónico año a año va curando sorpresivamente a gente, la va sacando


las categorías y van armando otras, pero particularmente en esta época se pone el foco en
todo lo que tenía que ver con lo que va paralelo a la normas y todo lo que se considera como
una desviación que en realidad puede ser desde cualquier situación que no contemple el
objetivo reproductivos, lo hetero sexual y de lo de una familia nuclear.

⦁ Segunda ola de la sexología: 1960 sexualidad normal cómo resolver situaciones


problemáticas en las relaciones sexuales de parejas heterosexuales. Corriente medicalizadora.

ya no apunta a una sexualidad desviada sino a una sexualidad de lo que considera el modelo
médico hegemónico como normal entonces el objetivo de esta segunda ola es resolver las
situaciones problemáticas en las relaciones sexuales, se saco el fetichismo, el trasvestismo,
la transexualidad, de las llamadas desviaciones.

Modelo de erótica normativizado hay normas que no se ven que están

Definición: patrón de desempeño sexual al cual las personas debían adaptar sus prácticas
sexuales para alcanzar los estándares de normalidad. Patrón de respuesta sexual propuesto
por máster y Johnson.

Alonorma: norma social implícita que impone que todas las personas tienen que tener
atracción sexual hacia otras personas con una frecuencia e intensidad determinada si no
entran en el terreno de déficit o patología. Través del modelo se Norman, reproducen y
reafirman desigualdades y relaciones significantes de poder.

Coitocentrismo: el acontecimiento central es la penetración ( hacer una eco transvaginal, solo


por asumir que con tu edad tenes relaciones penetrativas y sos heterosexual)

La respuesta sexual es binaria y complementaria como primacía implícita de la heterosexual


genital

Orgasmo normatividad: el orgasmo es la parte culminante del placer sexual y sólo es válido
si es durante el coito pene vagina. (cuando se produce, se da por culminada el acto sexual y
no es valido si se obtuvo un orgasmo fuera del coito pene vagina)

Genitalo centrista: (penetrativo) y cisheterosexista, por lo que la globalidad erótica tiene una
connotación de no sexo: previa ( se prefiere hablar de juegos sexuales porque si no pareciera
que todo se hace en función de generar una plataforma potable para llegar a una sola práctica
que es la más importante que es la penetración)

Orientada a la reproducción y no a la recreación

Autoestimulacion dos puntos práctica de consolación. Se privilegia la encuentro y que sea la


otra persona la que te procure el placer (hablar de etica afectiva y no de responsabilidad
afectiva)
Interfiere negativamente en la ética relacional

Se vive de manera idealizada. El intento de ajuste a esta norma provoca muchos malestares,
dificulta el afrontamiento de los cambios y de las advertencias en el terreno erótico y
empobrecen nuestro repertorio de placeres.

Críticas a las clasificaciones y el modelo de respuesta sexual binario

Patologizacion y salud sexual.

Modelo médico hegemónico y matriz heterosexual

Designar es poder: los manuales diagnósticos no son herramientas libres de subjetividades y


de la injerencia de elementos de poder. Agentes sutil del patriarcado: el DSM es una obra
acerca del género.

La mayoría de las personas reunirán criterios de algún diagnóstico en un momento dado.

Los individuos pueden pasar por un período considerado disfuncional, debemos considerarlo
como parte de una fluctuación qué es normal.( la mayoria de las personas viven con el peso
de la etiqueta que se les puso deacuerdo a "sus sintomas" que encajan perfectamente en una
categoria del manual, para que de esa manera la obra social le cubra el proceso terapeutico.)

Sexualidad operativamente definida por las pautas de apareamiento de animales no


humanos: montar, penetrar, lordosis( no podemos limitarla solo a ello, ya que hay tantas
sexualidades como personas y a la vez distintas maneras de vivenciar el placer)

La visión de las disfunciones sexuales guarda estrecha relación con la respuesta sexual
considerada normal e ideal para quién?

Mientras la variación se aleje más de dicho patrón aumentará la posibilidad de considerarla


como disfuncional

Esquema DEMOR , RSH Y DX


Con base en el modelo clásico fisiológico de respuesta sexual coma la disfunciones sexuales
se definen según las distintas etapas de la respuesta sexual esquema DEMOR: deseo,
excitación, meseta cómo orgasmo y resolución como con las diferencias que se dan por
exclusión entre las marcadas como mujeres y varones y agregando la teorización de Kaplan
sean en vínculos sexoafectivos estables como monográficos y heterosexuales.
La idea del ciclo de la respuesta sexual humana fue introducida por William Masters y Virginia
Johnson. (1966) para describir la secuencia de cambios fisiológicos que observaron y me
dieron durante actividades sexuales realizadas en laboratorio, como la masturbación y el
coito.
El objetivo de su investigación consistía en contestar a la pregunta dos puntos qué reacciones
físicas se desarrollan cuando el hombre y la mujer reaccionar ante una estimulación eficaz*?

Sesgos de selección de sujetos: orgasmo con experiencia de coito y masturbación. . ( solo se


tuvo en cuenta a personas cis heteroxexuales)

*Estimulación eficaz es aquella que facilita el progreso desde una etapa del ciclo de la
respuesta sexual humana a la siguiente como sobre todo lo que propició el orgasmo.

¿Qué lugar ocupa el coito en la respuesta sexual? ¿Dónde se coloca la penetración?

No está incluida en el esquema pero lo protagoniza.

La respuesta sexual ha sido construida a partir de concepciones androcentricas de la


sexualidad previa, erección, lubricación, penetración, eyaculación, orgasmos durante el coito
idealmente múltiples y al mismo se produce la construcción de un síntoma basado en una
supuesta falta de el usuario.
Esta fragmentación subsista unas imágenes mecánicas y ve los problemas de la sexualidad
como de máquinas aventadas que requieren una evaluación de los reparadores de partes de
alta tecnología ( doble, 1987). Si existe un problema sexual, habrá que comprobar
sistemáticamente cada pieza hasta detectar cuál es el que no funciona. Se supone que la
satisfacción general es el resultado de un perfecto funcionamiento de todas las piezas.

conviene recordar que para que un diagnóstico ni siquiera se requiere la angustia subjetiva,
basta simplemente la indicación objetiva de una desviación del ciclo de la respuesta sexual
humana.

la respuesta sexual ha sido construida a partir de concepciones androcéntricas lo que era


válido para el varón iba por lo tanto a ser válido para cualquier otro tipo de identidad desde
las personas marcadas con un mujer hasta las personas con identidades trans o nominales
y esta respuesta sexual tiene que ver con un guión super lineal, super cliché que tiene que
ver con la previa, la erección, la lubricación, la penetración, la eyaculación para finalizar o
acabar como mal le decimos a veces orgasmos durante el coito e idealmente múltiples y al
mismo tiempo entonces en realidad lo que la persona trae a veces con un síntoma no tiene
que ver con una cuestión genuina de que la pasó mal en algún momento en ese encuentro
sexual por algo ,cuando vienen generalmente con el síntoma en realidad malestar tiene que
ver con que hay algo que les dice que hay un guión al cual no están llegando y ese guión
generalmente lo sacan de la pornografía o de algún tipo de estas producciones audiovisuales

Definición de disfunciones sexuales

Disfunciones sexuales (CIE 10) trastornos sexuales (DSM)

Alteración de los procesos propios del ciclo de la respuesta sexual o por dolor asociado con
la realización del acto sexual. Perturbaciones cuantitativas por desequilibrio en más o menos
del deseo o apetito sexual y de la capacidad funcional coital y por la provocación de malestar
y problemas interpersonales. Se presentan en forma persistente o recurrente.

Los únicos actos sexuales mencionados en el coito, la penetración (vaginal), la cópula y


estimulación del clítoris sin coito. La definición de anormalidad ha surgido de una variedad de
prácticas sexuales ajenas al coito reproductivo, lo que apoya la existencia de una supuesta
heterosexualidad natural.

La nosología de las cuatro divisiones sucesivas del manual de diagnóstico y estadísticas de


las perturbaciones mentales de la asociación psiquiátrica americana pasó en cuestión de 35
años. Mencionar a las disfunciones sexuales (1952), a relacionar las como síntomas de
trastornos psicosomáticos o psicológicos: perturbaciones psicofisiológicas genitourinarias
(1968), a nombrar las como subcategoría de alteraciones psicosexuales (1980) y como su
categoría de trastornos sexuales (1987).

los manuales fue cambiando mucho en cuestión de 35 años , en el 52 no mencionaba ninguna


disfunción sexual en el 68 ya las empieza a relacionar como trastornos psicosomáticos y
fisiológicos y habla de perturbaciones psicofisiológicas genitourinarias, en el 80 ya la nombra
como una subcategoría de alteraciones psicosexuales y en el 87 como una subcategoría de
trastornos sexuales y de pasar en el 52 a no decir nada en el 87 hay seis páginas destinadas
a los trastornos sexuales

Crítica a las clasificaciones dx


⦁ Universal y binario
⦁ No contempla los factores ambientales y socioculturales
⦁ Acata el John sexual heterocis oficial
⦁ primacía de la vertiente reproductiva coito centrista y exitista sobre la placentera
⦁ No se observan diferencias marcadas entre las personas con deseo normal y con deseo
anormal
⦁ Excitación objetivo cuyo principal indicador ácido la lubricación
⦁ Orgasmo normatividad: punto culminante del placer sexual no hay relación sexual
completa sin orgasmo durante el coito. . (se tomaba como anorgasmia a las personas que no vivencia
van orgasmos durante el coito así lo pudieran los pudieran tener en otros en otras prácticas)
⦁ Los orgasmos que no se adecuan al modelo ideal de normalidad sexual, aún cuando se
disfrutan, no parecen recibir el mismo valor.
⦁ Reduce y desconoce la infinita posibilidad de erotismo humano.

La dispareunia no es un síntoma sexual sino un síntoma de dolor. El dolor genital puede


ocurrir pre sexualmente. Según binik, implica que hay dos tipos de dolor en el mundo: sexual
y no sexual.
La aversión sexual lo que predomina en esta dificultad es la evitación fóbica del encuentro
sexual, más que un trastorno específico del deseo que podría ser secundario a la fobia.

Crítica al modelo patologizador del deseo

El placer sexual se explica fundamentalmente en términos biológicos. Las disfunciones del


deseo son las de peor pronóstico, no responden de la misma manera a farmacología, ni a la
tecnología, ni a las tareas habituales.
Es muy difícil la definición del deseo sexual normal y la alta probabilidad de gran número de
falsos positivos, dado que no se observan diferencias marcadas entre personas condición
normal y con deseo anormal.

la medicación apunta a rectificar generalmente cuestiones como lubricación o


vasodilatadores pero en relación al deseo no hay posibilidad de rectificar lo de querer
readecuarlo a través de un fármaco

el tema del mercado de vender más patologías que un tema que se está viendo ahora es que
no hay negocio curar entonces hay que medicalizar hasta lo no medicalizable no qué es lo
que sucede con el viagra es lo que sucede con el viagra femenino también o es lo que sucede
con la utilización del sildenafil en personas marcadas con mujeres o de repente los
antidepresivos para controlar algunas cuestiones de la respuesta sexual pero también el tema
de la respuesta sexual funcional a un sistema donde a ver si no vamos a mirar que quizás no
puedes disfrutar de tu sexualidad porque trabajas más horas de las que puedes descansar
dormir,etc. vivir en base al capitalismo, sin pausas.

Critica a los manuales dx


La entronización del ciclo de la RSH cómo universal en los manuales diagnósticos es
defectuoso desde lo clínico, científico y desde la perspectiva de género.

⦁ La sexualidad entendida como los rendimientos y bueno funcionamientos de partes aisladas


del cuerpo

⦁ Concentración exclusiva de la sexualidad genital, biológica y reproductora: la frontera de


la función sexual normal o anormal, sana o enferma se localiza en el comportamiento de los
genitales

⦁ Inversión de los síntomas como medida del éxito de la terapia sexual: ignora el contexto
socio fisiológico y la experiencia sexual
⦁ Equipara las respuestas sexuales de manera binaria y universal: privilegia los intereses de los
socializados varones. Enmascara la desigualdad genérica.

⦁ La definición de una disfunción implica que la sexualidad es universal e innata. La


normalidad sexual constituye la desviación de una secuencia fija: deseo, exitación, orgasmo.

⦁ Respalda el coito heterosexual como la actividad sexual normativa. Rubin “ son premiadas
con un certificado de SM los individuos cuya conducta se halla situada en la cima de esta jerarquía”
se asocia sexualidad con género cis y orientación heterosexual.

Omisiones:
⦁ Faltan las voces de las vivencias de las socializadas mujeres, identidades disidentes. No hay
mención acerca de la emoción, comunicación, experiencia sensorial, briasco, tabú, educación
sexual, atracción, seguridad, respeto, consentimiento, consenso, sentimientos, ciclos, embarazo,
puerperio, anticoncepción o envejecimiento.

⦁ Miedo a la realidad de la socializamos jerez y las identidades disidentes: su desigualdad


genérica. Carentes de igualdad de oportunidades

Modelo pre feminista: sexología clásica

Patologizar y rectificar el guión sexual

Modelo post feminista: sexología con PDG

Despatologizar y desarmar el guión sexual ( 80 para adelante tiene que ver con
despatologizar y desarmar el guión sexual no contribuir a armarlo de nuevo para que la
persona sigue viviendo ciertos canales entonces hay pasamos desde la epistemología a un
período post racionalista o de construccionismo social)

Epistemología

Post racionalista construccionismo social

Tercera ola de la sexología? 2010

Constructivismo social: cuestiona la visión de un mundo compuesto por propiedades estables


que existen con independencia del observador. Coexistencia de verdades múltiples,
contextuales, históricas y pragmáticas.

El mundo es personal, íntimo, subjetivo, construido a partir de la particular deriva ontogénica


que ha tocado experiencias.

Piénsalo sujetos, distintos y únicos.


La realidad es una elaboración activa, individual y colectiva de significados con respecto a sí
mismo y al mundo.

Reconocimiento de las influencias del contexto.

Las personas constituyen activamente los significados que marcan y organizan sus
perspectivas y experiencias. Lo sexual se concibe como una construcción recíproca e
individual. La expresión de la sexualidad es una co- construcción.

La principal tarea construccionista consiste en definir y localizar a la sexualidad en términos


personales, relacionales y culturales más que físicos.

Los guiones sexuales de las personas se manifiestan en tres niveles distintos: interno,
interpersonal y escenario cultural.

⦁ entiende la emergencia de la dificultad en lo sexual, como una consecuencia de problemas


en el ámbito de la interacción

⦁ La ocurrencia de la sexualidad es posible sólo través del despliegue de los estados


interpersonales del ciclo erótico sexual ( intimidad, erotismo, práctica sexual)

⦁ Este ciclo erótico sexual no es exclusividad de vínculos estables, puesto que la finalidad es
el goce

⦁ La terapia sexual: al terapeuta lo emplaza como un x catalizador, que permanentemente se


situa desde el lugar de un investigadorx; y genera condiciones para lograr en lo usuarix auto-
observación y autogestión.

la principal tarea para la sexología desde el constructivismo es definir y localizar la sexualidad


en términos personales relacionales y culturales más que los físicos

Los fundamentos:
⦁ Las conductas sexuales están enmarcadas histórica y culturalmente.

⦁ las aportaciones de lo que se presenta como ciencia sexual también están enmarcadas
histórica y culturalmente

⦁ La sexualidad se genera en marcos societarios donde se desarrolla y (des) aprende, se


organiza en estructuras sociales/culturales específicas

⦁ Los significados de la(s) sexualidad(es) y sus expresiones residen en las lecturas corporales y

⦁ La sexualidad y el género mantienen un campo de imbricación diferente a tenor de las


culturas en que se produzca el nexo unitivo

Abordaje desde la perspectiva de género


⦁ Despatologización de las sexualidades

⦁ Diferencias de poder entre los géneros desigualdades

⦁ No clasificar

⦁ Reconoce capacidad de agencia

⦁ Visión de la sexualidad centrada en el erotismo y los placeres

⦁ El malestar proviene de la incertidumbre frente al modelo y no de un displacer nacido de


la experiencia

⦁ Perspectiva de derechos y diversidades

en este modelo de sexológico anima a los sujetos a tener una actitud de cultivo es decir el
guión no te lo voy a dar yo sino que vas a tener que ver vos cómo te gustaría armarlo y cómo
te gustaría desarmarlo con estás veces quieras que le permita gestionar su biografía de forma
autónoma y vivenciar su erótica llamada teoría desde una forma en la que prime la
satisfacción y no el rendimiento

No disfunción
No trastorno
Hablamos de:
⦁ Inadecuación relacional
⦁ Incomodidad
⦁ Dificultad

El precio del feminismo es la vigencia a perpetua

La respuesta sexual es múltiple y de idea de que existe un solo patrón de respuesta sexual
incrementen ansiedad de las personas que creen alejarse de los estándares de normalidad y
salud
La universalización y descontextualización de la respuesta sexual ocasiona desconcierto
cuando las personas no entienden porque “no funciona bien”

Debe considerarse:
⦁ La identidad cultural y de género de la persona, orientación sexual y romántica
⦁ El concepto cultural de malestar
⦁ Los estresores y características psicosociales y culturales de vulnerabilidad y resiliencia
⦁ Problemas sexuales debido a factores económicos políticos y socioculturales
⦁ Problemas sexuales relacionados con el o los vínculos
⦁ Problemas sexuales debido a factores de padecimiento subjetivo
⦁ Problemas sexuales debido a factores orgánicos
⦁ Ir más allá del binarismo

Este modelo sexológico no sólo es despatologizadora sino que ánimo a los sujetos a tener
una actitud de cultivo ( Amenuzúa, 2014) que les permita gestionar su biografía de forma
autónoma y vivenciar su erótica y amatoria de forma en que la prime la satisfacción y no el
rendimiento.

Conclusiones
⦁ Sexo educación: proporcionar y promover económicamente una educación y la creación
de una toma de conciencia más que un asistencia sanitaria
⦁ Investigación: alzar las voces disidentes y no imponer un paradigma preexistente
⦁ Situado: reconocer la importancia del contexto social para facilitar o limitar la experiencia
de las mujeres y las disidencias
⦁ Los que las personas precisan no son más reglas oficiales sobre cómo ser normales sino el
reconocimiento de que el paso su sexualidad estuvo frenada por estructuras patriarcales ( matriz
heterosexual) todos los estigmas, el pudor, los tabúes tienen que ver con toda ese daño cultural
patriarcal
⦁ Lo personal es político: las intervenciones de nuestra praxis sexológicas son de cualquier
modo que se organicen, políticas.

CLASE 4

Introducción a la terapia sexual – Desgrabacion clase 4

Charlando, si bien no vengo con unas ideas cerradas, ni menos que menos respuestas, mas
bien muchas preguntas en esto, la invitación fue un poco a pensarnos en este entorno, en
esta formación, este camino que han elegido, y poder hoy al menos tener algunos temas en
agenda, problematizando sobre todo masculinidades trans, varones trans, o trans
masculinidades, que somos aquellas personas que hemos nacido en cuerpos biológicos
femeninos, con un genero que nos asignaron al nacer, femenino, y un nombre, juguetes,
colores basados en estereotipos, que supuestamente marcaban un destino, y con una
energía puesta ahí de quien ponía ese nombre, madre, padre, familia ampliada, quien sea, y
entendía que a partir de ese sexo biológico y ese nombre el devenir iba a estar siempre
cerrado, y de alguna manera en un lugar como común, celeste o rosa, y se marca que si
naces varón te clavan directamente el osito celeste. En mi caso me clavaron el rosa, y a partir
de ahí, una lectura y una crianza socializado como niña, criado como mujer, con todas las
violencias que también a lo largo del tiempo van a ir trayendo a nuestras identidades trans
masculinas este devenir, y las violencias de genero asignadas a las mujeres, que también las
vivimos los varones trans.

Como para repasar rápidamente, y no perder mucho tiempo en las siglas lgbt y las tres t,
trans-travestis-transexuales, yo voy a hablar más de transmasculinidades y en general, y
también muy subjetivo, mi propio recorrido, porque cada persona es única y hay tantos
géneros como personas en el mundo, sus orientaciones, deseos, y en este caso, por ahí
pensar en las masculinidades trans tiene que ver con esa movilidad de sexo y este genero
que parecen lo mismo y que no tienen nada que ver, con las construcciones sociales y estos
mandatos que parece que viniéramos a cumplir, y que cuando nos corremos un poco de ese
estante, tambalea no solamente la percepción de esos y esas adultas que están alrededor
nuestro sino también nuestras propias estructuras que intentan ser corregidas o ser
reencausadas, y aparecen los abusos correctivos, esto de este devenir como decía, lo
asignaba a nuestra genitalidad y a nuestro género, entonces las niñas, y en este caso los
niños trans pero leídos como niñas, no podíamos hacer determinadas cosas, no podíamos
jugar a determinadas cosas, usar ciertos colores ni ciertos nombres. Sin embargo,
comenzamos a manifestar quienes somos corriéndonos de ese primer nombre y usando,
muchos de nosotros, nombres de personajes de la tv, de superhéroes, algo que nos saque
del nombre y todo lo que eso trae. Que serian las tres masculinidades entonces, como
transmasculinidades o varones trans: aquellos que fuimos socializados como niñas, que no
somos niñas, sin embargo, tenemos una ley muy reciente, la ley de identidad de género, la
26743, que cumplió 9 años el 9 de mayo, a partir de la cual comenzamos a ser sujetos
políticos de derecho en este país, en una ley revolucionaria a nivel mundial. Sin embargo, ese
cambio cultural del que siempre hablamos tarda en llegar, y vemos que por un lado nos brinda
el marco legal para caminar, pero sin embargo hay que seguirla militando todos los días, en
todas las esferas, en cada institución o en cada ámbito que habitamos. Hablamos un poco,
como por ahí nos dicen, que nos revelamos contra el genero como destino; y de alguna
manera lo es. Cruzan en estas vivencias los estereotipos de género, las tensiones, las
vacilaciones, porque como nos construimos, de donde tomamos modelos, o referencias, cada
uno de nosotros como personas en general siempre buscamos grupos de pares o de
pertenencia, entonces tomamos del afuera para sentirnos partes, o para sentirnos queridos,
y todo lo que ese va generando en la medida en que sentimos que no estamos cubriendo
esas expectativas. Sin embargo queremos que nos abracen, queremos estar, queremos que
nos nombren, queremos seguir compartiendo la mesa en la familia y todo lo que viene dado
en crianza, acompañadas, respetadas, en infancias o en niñeces, y realmente es un camino
de mucha soledad a veces, pero también de nuevos vínculos y de alegrías, también es un
camino de muchas despedidas, sin embargo de bienvenidas, y cada transición tan propia, tan
subjetiva, cada proceso tan único que en este camino también poderse dar los tiempos de
pararnos y de reflexionar en el entorno que transiciona; no solo las personas trans
transicionamos sin todo lo que está a nuestro alrededor, nuestra familia, nuestro lugar de
trabajo, si estas saliendo con alguien, también hay una transición, y también hay mandatos
dentro de eso que también se van a traducir incluso en el deseo, en el placer hasta en las
practicas sexuales que vienen dadas a los géneros. Las practicas sociales históricas de
discriminación que también se meten en la cama, y la exclusión de la población trans en
general. Un camino, como decía, una construcción que intentamos sea cada vez más libre y
más sana, saliéndonos también de las masculinidades hegemónicas, pensando otras
masculinidades, por ahí se habla de nuevas masculinidades, a mi personalmente no me gusta
hablar de “nuevas” porque implica invisibilizar todo el camino y el recorrido que traemos, en
mi caso 45 años, y de los varones trans que conozco el más grande tiene 70, y si digo quiero
una nueva masculinidad básicamente se acaba la amistad jaja entonces estaba todo el tiempo
como volviendo a estos conceptos: para quien es nuevo? ¿Ustedes, son nuevas
femineidades, nuevas masculinidades, nuevas personas no binaries? ¿Para quien es nuevo
el termino o por què estamos en determinados lugares considerados como nuevos? Entonces
estas otras masculinidades o estas otras formas de crearnos o de construirnos, tiene que ver
también con lo que nos proponen. Es parte de la ley, porque la ley de identidad de genero
habla de un derecho, pero no habla de una obligación, ni de cambiar el documento o toda la
documentación que tengas a tu nombre, un hacerte cirugías totales, parciales. ¿Qué es
parcial? ¿Qué es total? Una modificación corporal que también se siguen considerando aun
hoy como cirugías estéticas, que para muchos de nosotros tiene que ver con una cuestión de
vida, o de una vida mas feliz, las transiciones sociales, las transiciones clínico-medicas, los
tratamientos o reemplazos hormonales, los tratamientos de bloqueo hormonal, bueno… hay
un sinfín de cosas.

También vamos a ir hablando de los entornos de crianza, de las adolescencias, de las


juventudes, de los rituales de iniciación, de los procesos de afirmación, la autónoma corporal,
el acceso a la salud integral, y también de los derechos sexuales, el derecho al placer o a
reproducirnos o no, porque también estamos como jaqueando al sistema y sus instituciones
y todo lo concebido hasta aquí, ¿no? Poder hablar de las identidades clandestinas, los
abortos clandestinos, que también lamentablemente nos ha quitado compañeros en esos
procedimientos, y que desde febrero es ley pero que también tiene sangre de nuestros
compañeros varones trans que han pasado por estas instancias y que todavía siguen
necesitando que estemos ahí presentes. Poder hablar del derecho a las familias, del derecho
a la paternidad trans, de aquellas familias que vamos construyendo las familias trans adultas,
las practicas las intervenciones y las creaciones de los propios recursos que vamos armando
en una aventura para la cual no tenemos recetas mágicas y se va haciendo literalmente
camino al andar, y la necesidad de trabajar y de articular en red como una salida colectiva, y
un poco lo hacemos.

Bueno, son muchas cosas creo las que mencione en este ratito que se me ocurrían como
disparadores y arrancar a pensarnos. Por ahí nos encontramos cada día con mas infancias,
mas niñeces que expresan quienes son, como se sienten, con mucha mas naturalidad que
nosotros lo hacíamos, mas entre cuatro paredes, o encerrados en el baño, o encerrados en
la pieza, y siempre buscando la mirada de algún adulto o alguna adulta que habilitara o
legitimara ese juego, y cuando aparecía esa mano correctiva a veces dentro de las familias,
porque están quienes te apañan y quienes no, buscando esa complicidad o ese lugar mas
amoroso, y cuando esa complicidad no existe en el entorno de la familia, la expulsión, que no
suele ser una expulsión directa, no siempre es “te vas y te dejo las cosas en la calle”, sino
que son más bien violencia mas simbólicas, mas sutiles, no incluirte en una mesa familiar, o
celebrar un cumpleaños y a propósito regalarte algo que saben que no te gusta o que te hace
sentir incomodo, que uno dice por favor, no se dan cuenta lo que vivo, lo que siento, lo que
soy… asique la vedad es como muy amplio. Sin embargo muy atravesado por la
generaciones, porque obviamente nuestras generaciones, las que ya hemos superado los 40
y pico, miramos a los niños de ahora y vemos cómo ha cambiado en esos 40 años o esta
cambiando el primer entorno y la primera institución, que es la validación, la familia. También
siento que es un tiempo de las familias, asique por ahí me van a escuchar hablar de eso y de
las esperanzas que me representan y nos representan las presencias de esas familias que
hoy van y exigen a la escuela la implementación de la esi, el trato digno y humano que dice
la ley de genero y por que dentro de la escuela, aun con la familia acompañando
amorosamente, abrazando, dando todos los recursos, cuidando, comprendiendo y
acompañando ese proceso, en la escuela seguimos con un discurso que no es el mismo, o
viceversa. Entonces en el medio, dentro de las posibilidades que aparecen, tu familia, tu
escuela, tus amiguitos y amiguitas del barrio, tus vecinitos, tu abuela, tu abuelo, que no nos
entendían a nosotros los adultos de hoy, pero si entienden a los que hoy pueden ser mis hijos,
por ejemplo, y los cambios que hubo en el medio, los quiebres, las ausencias, las distancias,
las lejanías, y aquellos que también nos hemos ido de nuestros lugares. Yo soy trans serrano,
y cuando me fui de villa dolores también fue un poco como con una visa, porque tenia que
irme del pueblo chico infierno grande, sabía que iba a estudiar comunicación, sin embargo en
ese momento tenia que estudiar o trabajar, asique bueno, vamos a estudiar y que mejor que
poder irme de mi lugar para poder ser,, legar a una ciudad tan grande en el 94, en Córdoba,
y encontrarme con la palabra y que importante es que aparezca una palabra que te nombre,
porque hasta ese momento era quien soy? Si, me gustan los chicos, ok, y también me gustan
los chicos, pero era otra cosa lo que me estaba pasando, más allá de ser una chica lesbiana,
y de las relaciones que elegia, sino con que era yo, ese sapo de otro pozo, que en mucho
silencio intentaba buscar alguna info algún dato que recién encontré a los 19 años, cuando
ya estaba en la facultad, el primer año vendría a ser, al final del primer año. Me encuentro
con una activista que es Mauro Cabral, que es un compa intersex y también varón trans, que
me regala esta palabra y me abre un mundo. Me dijo: ¿sabes lo que te pasa a vos? Vos sos
transgénero. Y yo dije: ¿y esto como se come? Jaja ¿qué es ser transgénero? Sonaba tan
horrible como lesbiana o desviada, que es a lo que siempre lo asociaba. Asique ese nombre,
ese somos, también abría una puerta y un mundo, donde explorar era ir a la casa de mauro
que tenia internet y me mostraba hombres trans de algún lugar en el fin del mundo, en los
países avanzados. Y me decía esto es un hombre transgénero, y lo veía tan distante. Y yo
decía ¿eso se puede? Y me decía más vale, acá también se va poder, y tenia una esperanza,
y peleaba con todo el mundo, y yo lo seguía. Acuérdense que venía de traslasierra
básicamente con mi jaulita en la mano, y seguía un camino también buscando en la noche
de Córdoba algún lugar, que hoy puedo llamarlo búsqueda, no encuentro, de la comunidad
afectiva, esa que te da el abrazo, que te recibe, que te da la información y que te acompaña
de la mejor manera. Esas comunidades que no tuvimos, donde quedábamos expuestos a
cualquier situación de la noche, a violencias de todo tipo, abusos de todo tipo, algunos de
esos que siguen ahí como marcados a nivel hasta celular, y que son los espacios que
necesitamos romper, de los que necesitamos aislarnos de verdad para pasar por este
contexto que nos toca, y viendo con alegría otra vez volviendo a las familias, que en este
tiempo pandémico las familias tienen mas tiempo de compartir, de mirar y de observar, y
darse cuenta de repente que tienen un niño, una niña, une niñe trans en casa. Porque hasta
ahora las rutinas, el trabajo y las demandas de todos los días, antes de que todo esto
comenzara, nos hacia quizás encontrarnos muy pocas horas al día, y hoy si hay algo bueno
que esto ha traído, es esto del encuentro, y darnos cuenta que esa otra persona o personita,
que incluso me escuchaba a mi como adulto reírme o naturalizar el humor de los medios que
fogonean, que también violentan nuestras identidades, o en el hazme reír del barrio, donde
siempre hay una referencia a un puto, una torta, una traba, o un traba, como todavía se les
dice a las mujeres trans, de repente esto de darme cuenta de que todo lo que yo estaba
diciendo, también había un niño, niña o adolescente que estaba como una esponja tomando
todo eso a su alrededor, y se retiraba en silencio a encerrarse en su pieza, en su habitación
buscando el momento para poder contar quien es. Nosotros tenemos que hacer todo un
protocolo para contar quienes éramos. Pero también el quien éramos, o lo que sentíamos, en
un momento aparecía como una obligación: tenes que decir quien sos, tenes que decir como
te sentis, tenes que confesarlo, tenes que confesar tu crimen, tu crimen es tu sentimiento,
Entonces buscabas la manera, el momento, etc. Como si fueses a comenzar un delito que
habías cometido y que esto nos terminaba enfermando y lamentablemente nos sigue
enfermando, a quienes todavía no pueden correrse, saltar ese cerco, de provocarnos
ansiedad, depresión, autolesiones. No tiene que ver con la patologización que sigue habiendo
sobre las identidades trans, en términos de que si sos trans sos una persona enferma, que
ya sabemos que eso no existe; sin embargo, todo eso de no poder decir, de poder abrir la
garganta, no poder expresar quien sos, no poder habitar tu vida en libertad, trae serias
consecuencias para nuestra salud. Por eso también hablamos de una salud integral que no
se refiere solamente a los aspectos físicos clínicos médicos específicos, sino también a una
salud entendida mas en términos sociológicos, todo lo holistico, el universo que comprende
a un ser humano.

- Vos decías que muchos chicas o chicos trans, tienden mas a lo que es el suicidio. Que
mecanismo en tu caso usabas cuando salias a la calle, o estabas en tu casa, y tenias que
enfrentarte a eso también, como hacias?
¿Como cada uno puede a lo largo de su vida ir sobreviviendo? Camaleónicamente. No
siempre decimos quienes somos en la familia, en el lugar donde trabajamos, porque tenemos
miedo de perder lo poquito o mucho que tengamos, entonces nos imaginamos que una forma
es seguir informando a las familias y sobre todo a las personas que van acompañando
nuestras transiciones y procesos, porque nosotros, nosotras, sabemos perfectamente
quienes somos, lo que sentimos, lo que deseamos, solo que cuando estamos en una situación
de dependencia, viviendo en la casa de nuestros padres, nuestra familia o dependemos de
un adulto en términos económicos, para estudiar, de una obra social, etc, también quedamos
condicionados por eso y a veces elegimos no decirlo. Esa situación va a suceder en muchos
momentos y también en las situaciones de búsqueda de trabajo, donde ir con una
determinada cara, un sonido de la voz que todavía no transiciono, un documento que todavía
no hemos cambiado, sin embargo sintiéndonos varones, pero quien esta delante mío me lee
como una mujer, y lo mas posible es que si quiero ese trabajo, termino también
autocensurándome, diciendo que si, que soy la chica que esta mirando, la chica que aparece
en ese documento, solo porque quiero el trabajo. Después si lo obtengo y veo que el ambiente
es saludable, amistoso, que hay un trato digno, etc, quizás me vaya animando un poco mas,
pero para que eso suceda también tenemos que ir ayudándonos mucho, siempre nos ayuda
estar con pares y con espacios amorosos, vuelvo a lo mismo, con los espacios de consultorios
inclusivos que están pensados justamente para que cuando uno vaya a atenderse en
cualquier aspecto de su salud no tenga que explicar tantas cosas. Las lesiones y las
situaciones que son de odio hacia uno mismo tiene que ver a veces con esas referencias de
ese mundo adulto, donde incluso los abusos intrafamiliares están validados para “enderezar”
a esa chica que al menos es torta, ni hablar siendo un varón. Entonces aparecía un tio, un
primo lejano, que tenia hasta derecho de tocar ese cuerpo, o de reorientarlo con el ok
silencioso de los demás. Que se puede esperar de una persona que en ese contexto intenta
pedir ayuda cuando su vida o lo que dice de si misma todavía se esta viendo como una
patología, como una abominación, una aberración, y también el contexto de lo religioso o de
las creencias y de las crianzas, la educación, que nos sigue poniendo al borde del borde. Es
difícil, eso hace que nosotres digamos que el promedio de vida sigue siendo de la época
medieval, porque no tiene en si que ver con que las personas trans nos morimos solo por ser
trans, sino que todo estos sistemas de expulsiones, familiar, de la salud, con el uso de una
“o” o una “a” que no te nombra, que no te mira, no queres volver mas, o te tratan mal, etc.

Es muy complejo. La seguimos luchando todos los días y la militancia esta siempre a flor de
piel, por eso lo que nos queda como recurso cuando no hay espacios amorosos es conocer
al pie de la letra la ley, seguirla difundiendo, seguirla compartiendo, para tener al menos
alguna herramienta y poder distinguirse en algún momento en el que se estén vulnerando
nuestros derechos y pedir ayuda.

Mientras haya familias acompañando, hay esperanza.

Yo particularmente acompaño a muchas familias, 35 familias de la casa de varobes trans y


familias, que justamente le pusimos ese nombre entendiendo que la familia tiene que estar y
uqe también tiene que transicionar, que no es fácil, porque de repente vemos papas que
tuvieron al deseado hijo varón, al único, y que de repente es una niña trans, y a sus
compañeras cada vez mas empoderadas dentro de la casa entonces están como perdidos.
Creo que lo mas importante es poder escuchar las experiencias, poder habitarlas y darle lugar
a esto. Si es verdad que hay una agenda dentro de la población trans, una agenda de adultos
y adultas que traemos toda esta historia, y que vamos ubicándonos en distintas trincheras
para militar distintas cuestiones. El ser trans no nos obliga a ser activistas y militantes; algunos
lo elegimos y otros no, y todo es valido. Yo siempre estoy pensando que ya me estoy retirando
porque desearía llegar a los 50 y no seguir peleando por cosas que ya deberían estar
resuetas, pero en la medida que sienta que hay algo mas para hacer, voy a seguir jodiendo.
Me pasa tambien ver lo importante que es escuchar en primera persona. Yo tampoco me
animo si quiera a hablar en nombre de familias, muchas de esas mamas y papas son en edad
mas chicos que yo, y se da una relación muy interesante, de mucho respeto, y yo veo en ellos
a los padres y madres que mu hubiese gustado tener en ese momento, entonces como que
ahí tratamos de resolver algo adoptando mutuamente jaja y también tiene que ver con esto,
que al tener las herramientas esa familiar puede ir a exigir. Hay familias e instituciones que
quieren acompañar, y hay ahí una decisión política, personal, profesional: queremos
acompañar pero no sabemos como hacer esta parte. Entonces lo importante es abrirnos y
preguntar, aprender; nadie nace sabiendo, ni si quiera las personas trans, menos que menos
quienes quizás no están empapados de la temática. Todo es valido y en ese mismo camino
nos vamos dando cuenta cuando hay acercamientos, como se dice, de buena o mala leche,
porque también lleva tiempo nombrar a una persona que estuvo con vos tanto tiempo y te
pide que le llames de otra manera. Mi vieja siempre die que se murió una hija y le dio la
bienvenida a un hijo, y ese quiebre también fue muy duro, muy difícil. Y yo siento en ese
momento, que esa primera parte de mi vida, que nunca se escinde, siempre esta presente,
pero hay una primera parte; y cuando tenemos “la” charla y finalmente le podemos poner el
nombre a todas las cosas, mi vieja me dijo se libre pero por favor se libre y deja de perder el
tiempo, y yo se lo pude decir a los 39 años, o sea hace 6 años, básicamente. Lo que sucedía
antes es que nos íbamos, no soportábamos determinadas cosas y no tenia que ver solo con
la familia sino con todo el contexto, el pueblo, etc. Algunos decíamos cuando se mueran voy
a transicionar, o me voy a ir diez años y voy a volver con todo el cuerpo cambiado y no se
van a dar cuenta ni quien soy, y había como toda una fantasía. Y es necesario que en todo
ese camino vayamos como haciendo consciente esos pasos que son fundamentales para
estar bien, para tomar decisiones que tienen que ver con nuestros proyectos vitales y con
nuestra salud. Asique lo mismo, familias que acompañan garantizan una mejor calidad de
vida. Acompañar. Los mas chiquitos la tienen re clara, y por ahí cuando nos juntamos con
familias, los chicos andan dando vueltas, van, vienen, es un lio, y los que están hablando,
contando experiencias, de como lo resolvieron hablando con el resto de la familia, en el
trabajo, compartiendo cual es la pediatra “amigable” para saber donde lo llevo. Entonces al
problema en realidad lo seguimos teniendo los adultos y adultas.

El caso Luana fue paradigmatico y genero cambios estructurales, aun siendo aprobada la ley,
la ley no había sido probada como en lo concreto, con los pies en la tierra, a ver que pasa,
como la podemos manejar, si se cumple, no se cumple, como se cumple y que es lo que
menciona. Primero es importante recordar también que la ley de identidad de genero habla
de personas trans, y no habla de un mínimo de edad para poder hacer rectificaciones o
modificaciones corporales, etc etc, sin pedirle permiso a nadie, y habla de que nuestros
cuerpos a partir de los 16, donde seria el reemplazo hormonal, necesitaríamos el ok de la
familia que incluye la firma y un consentimiento informado, sobre todo cuando se le inician los
tratamientos de reemplazo hormonal, porque hay modificaciones y se ingresan también
medicamentos al cuerpo, para poder reemplazar las hormonas que venían digamos en el
envase original. Pero la ley no acota, y por eso siempre es muy importante escuchar a esa
niña o a ese niño, sujeto de derecho, no hijo de, ni mi propiedad, que nos va a decir lo que
siente y que necesita y tenemos que acompañar. Para lo cual esta el articulo 12 de la ley que
habla del trato digno, a su sola necesidad y a su sola mención, si me dice que es pablo, es
pablo, no importa lpo que yo este mirando, es mi problema lo que yo veo. Sin embargo siguen
estando presentes creencias, crianzas, todos los estereotipos y es difícil romper ahí. Pero el
caso de Luana, como en otras casuísticas que nos abrieron un poco el panorama, son muy
recientes pero también en los medios de comunicación, históricamente, si indagamos hacia
atrás vamos a ver a Mariela Muñoz, por ejemplo, a una mujer trans que crio casi como 20
hijos y siempre el sesgo estaba visto entre que tenia en medio de las piernas, su genitalidad
podía definir o no el derecho a construir su familia, que incluso estuvo judicializado su caso,
y estaba recibiendo, cobijando y criando a hijos que eran hijos que habían sido abandonados
o que por distintas circunstancias llegaban a su cuidado y que hoy son excelentes, mujeres o
varones que construyeron su familia, y no tenia que ver con quien te criaba cuando había
amor en el medio. Siempre esta en tensión esto y lo que pasa cuando hablamos de
orientación sexual, nos quedamos con una genitalidad, con una practica, por eso es
importante también seguir pensando en términos de la afectividad, cuando hablamos de
orientaciones sexuales también son orientaciones sexoafectivas, u orientaciones afectivas,
con quien nos vinculamos, que persona nos gusta, con quien queremos tomar un helado, con
quien queremos compartir la vida entera o un momento, sino seguimos en ese mismo lugar
que ha sido dado históricamente, no? A la promiscuidad, al devenir del trabajo sexual y a todo
esto que siempre esta en los márgenes, que hoy dista mucho de muchas realidades. No de
todas, por supuesto, pero si de muchas. También es cierto en cuanto a la formación, que esa
perspectiva de genero que suena tan hermosa no esta aplicada y no son por ejemplo materias
obligatorias, no están dados como una cuestión vital dentro de la formación, entonces lo que
nos da la universidad o las instituciones en general de formación, son profesionales que en
su abordaje luego en consultorio o donde sea que se desempeña, si vos no tenes ya de base
una empatía, porque con la simpatía no alcanza, si no es al otro como una persona que puede
desarrollarse plenamente y ya le estas viendo desde un lugar patologizador, o que no puede
sereso asi, que es una enfermedad o todo lo que chupabas antes cuando te ponían ese chip,
eso si tiene que ver con el adoctrinamiento de verdad, con todo lo que nos dieron y que es
tan difícil romper. Es muy necesario y hay que insistir y pedir porque es el derecho de todo
estudiante la ESI, y esta pensada para nivel inicial pero también para nivel superior, como
estudiante yo tengo que exigir la esi en mi materia, en mi carrera, lo tengo que exigir. Que
alguno de los recorridos académicos incluya necesariamente esta perspectiva de genero y
esta posibilidad de co-construir saberes con personas trans, porque también hay mucho de
este extractivismo intelectual, donde se nos invita a lugares para tomar este conocimiento y
apropiármelo, y a partir de ahí digo esto es mi teoría. Entonces tenemos también que crear
esas comunidades epistémicas dándole lugar a las personas trans, pero no desde este lugar
de ser meros “bichos” que hay que observar o diseccionar sobre una mesa.

Que cambio en estos últimos años? Cambio mucho, bastante, de hecho estamos en este
encuentro porque eso cambio. Y lo que queda por hacer es seguir insistiendo en una ley que
tiene muchos grises, en los cuales hay que seguir basandonse, pero insistir en una ley que
tiene que estar asociada con otras leyes, porque nosotros tenemos la ley de identidad de
genero, pero esa ley que se sanciona en 2012 es el resultado también de una primera ley que
identificamos con ley de esi que es del 2006, que entre sus ejes habla del respeto a la
diversidad y no menciona infancias trans, o adolescencias trans, pero menciona una
diversidad sexogenerica en general. Por ahí te dice la escuela no, pero la esi no habla de
personas trans entonces yo no tengo por que aceptar que mire a un chico o una chica con un
nombre que no dice. Bueno, esta primera ley después profundizada por todas las leyes
posteriores que vinieron donde se fueron nombrando otras realidades, pero tomadas de esta
primera base. Yo insisto mucho en la esi porque es la que nos da todas las herramientas, y
sobre todo porque es una herramienta pensada para quienes se están formando y para
quienes estudian. Luego llega el matrimonio igualitario en el 2010, la ley de protección integral
de las mujeres en el 2009, la ley de fertilización asistida, que también va a hablar de
orientaciones pero no de identidades y también es una ley que excluye la posibilidad de que
las personas trans podamos hacer uso de la ley de fertilización. La ley de identidad de genero
nos nombra como sujetos de derechos pero toma las posibilidades por ejemplo de hacernos
cambios corporales (que la ley sigue llamando como “reasignación” cuando en realidad no
hay nada que reasignar, modificamos nada mas) nos impide por ej a personas trans porque
ni la ley de fertilización asistida ni la ley de genero unen un punto en el medio si queremos
ser padres o madres con nuestros gametos o en la cara biológica, no podemos hacer uso de
ninguna de las leyes para esto, entonces hay toda una cuestión legal en el medio que es
compleja. Si yo quiero por ejemplo reservar mis óvulos porque quiero ser papa el día de
mañana, quizás quiero gestar o no, o si estas con una compañera que pueda gestar puedo
con mis óvulos se papa. Todas las posibilidades de acuerdo a todas las experiencias. De eso
tampoco se nos hablaba cuando comenzábamos con nuestras transiciones, de que había
una posibilidad de preservar si es que vos querias. Después vienen todas las otras
posibilidades. Yo soy papa por adopción, de Lola que es mi hija de 9 años, pude construir mi
familia como cualquier persona, me ha costado mucho mas en el tiempo, también construi no
solamente mi masculinidades, que la sigo construyendo todos los días porque siempre hay
algo nuevo que me hace ruido, pero también la llegada de la familia es mas tardía para
nosotros, hasta que encontras los vínculos, porque también en otros momentos teníamos
sueños con compañeros o compañeras que no se bancaban las transiciones, y hay rupturas
y momentos muy dolorosos, y hay momentos en que negocias con eso y te quedas, y después
un día tambien saltas del trampolín y te das cuenta que la vida se te va, y que nadie la va a
vivir por vos. Bueno, hay un montón de cosas para hablar y ver.

-Con relación a lo que estabas diciendo, estaba pensado que en la facultad y en la sociedad
en general muchas veces se habla de que hay perspectiva de genero, pero como que los
conceptos y todo eso es muy superficial y mucha gente habla de la gente trans como si fueran
una sola cosa, como si no tuvieran subjetividad, como si ser trans fuera algo único o algo
igual para todos y también eso, se habla como de las identidades trans pero desde el lugar
de cis y heterosexual y no se le da la palabra muchas veces a la gente trans o no se, hablo
de homosexualidad pero soy heterosexual, y tocamos los conceptos muy por arriba y no
podemos ver realmente las subjetividades que hay en juego por detrás de estos conceptos.

Si, totalmente. Creo que tiene que ver con las posibilidades y los espacios también. No hay
personas iguales. A veces hacemos bromas con un grupo de amigos y decimos bueno
nososotros, las personas trans, nos juntemos y hagamos un seminario y hablemos de las
personas cis, y hablemos de sus problemas, y su salud, etc. Y algunas cosas las vamos a
poder entender, pero no todas. Entonces con que criterio, con que autoridad, con que
legitimidad también podría hablar cualquier persona trans de las vivencias cis, es muy
complejo. También hay alguin¡en que dice que los espacios son ocupados porque hay otros
que no los pelean o no los luchan. No todos tenemos las herramientas o la educación para
busca resos espacios, por eso es tan importante también que cuando bsuquemos lainfo
también nos salgamos del espacio de la academia. Yo soy egresado universitario, de la
nacional, pero sin embargo siempre me identifico mas como un educador popular, porque
siempre me toca en el trabajo, dentro del equipo técnico de la uepc, como organización de
base y ahora con un proyecto muy hermoso que e la red de paternidades trans argentina, ver
las realidades de esos lugares, de los lugares de miedo. A veces digo lugares de miedo, otra
vez con las familias, porque por ahí terminamos alguna charla y se acerca alguna madre o
padre al borde del llanto, y nos dice ¿o sea que no era mi culpa? Porque también hay culpa
de como criamos. En mi propia casa, mi vieja era la que llevaba las riendas de todo, y mi viejo
el que habilitaba. Sin embargo existía esta puja adentro de “culpa tuya dejaste que sea de
esta manera, porque dejaste que se junte con tal, o que se vista así”. Siempre era culpa de
alguien que el hijo o hija naciera “fallado” o “fallada”. En vez de ponernos en ese lugar de
fracasar como padre, tener un hijo trans o hija trans no te hace fallar como padre.
Abandonarlo, violentarlo, expulsarlo, no acompañarlo, por supuesto que si. Por eso las
particularidades de cada persona también van a estar dadas por todo ese contexto que
tuvimos. Cuando hablamos de diversidad, hablamos también de diversidades étnicas,
sociales, de procedencias, de los sabores de helado que nos gustan… si nos referimos
solamente a la diversidad por el tipo de personas que nos atraen o la identidad que tenemos,
si solo tomamos eso y nos olvidamos de todo lo demás, es imposible que contemplemos la
diversidad como mas amplia. Asique bueno, en este mundo, lo que nos iguala es que somos
diferentes, en todo caso. Y creo que eso es lo mas importante.

-Al principio de la charla habías hablado de como se construye la masculinidad, y que


referentes se toman, y demás, y quería preguntarte sobre como podemos construir
masculinidades pensando digamos, y poniendonos en críticos, sobre los esquemas que
tenemos hoy en día sobre la masculinidad, y bueno, si podrías contar sobre tu experiencia en
eso.

Que difícil la pregunta. Creo que inevitablemente las personas trans hemos tomado
referencias en estos estereotipos de como son los hombres, trans, y en caso de las chicas,
como son las mujeres trans. Primero hay una cuestión real, que es genética y organiza. Y hay
uqe tener como muy presente, y es algo que lo charlo mucho con adolescentes sobre todo,
esto de que cuando nos imaginamos un cuerpo o una posibilidad en los cambios que
esperamos, también tenemos que ver como es nuestro papa, nuestro hermano, nuestro
abuelo, etc. Porque nis a a dar una referencia, un espejo un poco mas inmediato. Mi viejo es
pelado, no tiene ni un pelo en las piernas, entonces no puedo pretender que vaya a tener una
barba prominente. Digo, siempre tomamos algún estereotipo. Y esto de que, a ver, como son
los hombres? Mas musculo, menos musculo, como hablan, como se paran, que dicen, como
socializan, de que manera me muevo?. Sin embargo, en mi experiencia personal, las
masculinidades y al menos la masculinidad, he sido victima de violencias de genero y aunque
hoy en la calle cualquier persona me pueda leer como un varón cis, yo traigo esa memoria
que esta presente, y que aun hoy, siendo un varón trans, compañero, que tiene una excelente
compañera, su hija, siendo papa, siendo tio, amigo, docente, aun hoy si voy por la calle y veo
a la barrita de varones en la esquina, hay algo en mi que me hace cruzar la calle, oque me
hace pensar si paso por ahí o si me vuelvo. Eso ha quedado tan presente, tan impregnado
en esas violencias históricas de las que por ahí no hablamos. Porque después aparece esta
cuestión de como medimos el sufritometro, quien sufre mas? Los varones trans, las mujeres
trans, los gays… y también otra vez, es tan particular, tan subjetivo lo que cada uno le paso,
que algo que te sucedió puede ser lo mas grave de tu mundo y de repente no va a ser lo
mismo que le paso a otra persona. Y para mi hoy, y para muchos varones trans, la onu dice
que 1 de cada 3 mujeres va a ser victima de abuso sexual a lo largo de su vida. Agrego: 1 de
cada 3 varones trans también. Porque venimos de la misma historia, del mismo lugar de
abuso sexual en la infancia y en las adolescencias. Hasta que después en algún momento,
cuando empezamso a hacer nuestros cambios, físicos, aquellos que lo elegimos, empezamos
a pasar, no digo desapercibidos, pero hay algo que se mueve del lugar inevitablemente. Y
esto me lleva a pensar en el tehuel, que lo seguimos buscando; cuando vemos a tehuel
podemos comparar a tehuel en su transición, que no llevaba tanto tiempo en hormonizacion
y también ha sido victima de estas violencias de genero, victimad e odio a su identidad, donde
seguramente tehuel, ha sido leído por estos machos asesinos, violentos, que lo
desaparecieron y que todavía no terminan de dar la informacion que necesitamos, ha sido
leído como una chica, como una mujer, como un cuerpo que les pertenecia y que con el
podían hacer lo que quisieran. Eso mismo pasa con los varones trans. Entonces no podemos
hablar de una masculinidad con privilegios, porque no somos privilegiados, no somos varones
cis, tampoco mujeres cis, somos varones trans, somos otras masculinidades, no somos
nuevas masculinidades, y nuestras confomraciones como sujetos dentro de estra sociedad
esta lleno de estos caminos de memorias y de violencias, donde lo que yo quiero construir de
mi, elijo construirme de algo que siempre me puso en ultimo lugar, que siempre me violento,
y siempre me puso como un lugar de deseo, que cuando me corro de ese lugar de deseo y
me planto como un varón trans, me van a atacar por otro lado: ah entonces capaz que no te
cogieron bien, o capaz que admiras tanto a los hombres que queres ser uno. El genero, esto
que se construye y esto que soy, es lo que siento, yo no lo puedo cambiar, así naci, así lo
vivo, entonces intento en mi construcción, lo mínimo que puedo hacer es tratar de romper con
todo eso con lo cual nos siguen bombardeando. Pensar una masculinidad no hegemónica,
libre, emotiva, que rompa con ese otro molde, también a veces pienso que sigue siento un
acto revolucionario, de resistencia, y ojala muchos varones cis pudieran hablar con varones
trans, porque hay una cosa así entre que sos el par y no lo sos, pero también se da algún
código de masculinidad que también tenemos que romper, porque algunos varones trans
también a veces caemos en esto de, al ser legitimado por otro que te dice efectivamente que
sos un varón, te dicen veni vamos a jugar al futbol, veni mira esa minita que va… te meten
en esos discursos, y en esto de “pertenezco, soy un varón” también me la creo y vuelvo a
caer en este lugar, que es otro lugar de supervivencia también, porque si no estoy de acuerdo
con lo que me están diciendo, otra vez vuelvo al primer lugar. Entonces es muy difícil. Yo a
veces digo que como mujer, o leída como mujer, con muchas situaciones que he pasado a lo
largo de mi vida y que también me han dado como las herramientas para estar de pie hoy y
como el varón que soy, siento que a veces digo bueno, vos siempre triunfando, ahora que
quiero ser un varón, o que me digo que soy un varón, de repente hay toda una mirada cobre
la masculinidad o sobre los varones en general que también me ubican a mi, leído de afuera,
como un sujeto peligroso. Porque cuando yo subo a un colectivo, o estoy en una fila
esperando algo, una chica que me ve y me mira, también puede interpretar que soy uno de
esos varones violentos. No puedo andar explicando en todos lados que soy un varón trans,
que yo estuve en el mismo lugar, que yo se lo que le paso. No lo puedo explicar y ni puedo
decir no soy peligroso, sino estoy en peligro. Pero si no nos damos estos espacios y
posibilidades para poder hablar, dificilmente conozcamos de que se trata ser un varón trans,
o una transmasculinidad, o un “otro” varón, que construye otras posibilidades.

Importancia de la capacitación no solo para los adolescentes y estudiantes, sino también para
los docentes, directives o personas que son responsables dentro de los espacios educativos,
que a veces se ven jaqueados por sus alumnos que tienen en claro para donde van las cosas,
y sienten como si perdieran autoridad, si esto que me traen mis alumnos no lo puedo resolver
porque no tengo las herramientas. Pero es al contrario, cuando somos permeables a esto que
todavía se sigue viendo como novedad, recuperamos como ese poder hablante y habilitante.
Pero claramente como docente, yo soy docente de la secundaria, creo que lo que siempre
aparece es esto de que nos corre de la zona de comfort una informacion o hablar en lenguaje
inclusivo, el uso de la e que me jode.

Cuales son nuestras practicas de verdad en la vida? Porque la educación sexual es integral,
tenemos las leyes como la ley micaela, y todas las leyes que tenemos en nuestro país en
realidad son filosofías de vida, se tienen que convertir en una militancia, nosotros tenemos
que ser miloitantes no solamente como docentes, y transversalizar la docencia con la
militancia, sino también como profesionales. Yo puedo tener el titulo colgado en la pared de
psicologue y todo, pero si cuando me llega un paciente trans, por ej, no se como tratarlo, o lo
trato de manera incorrecta, voy a hacer que se vaya, que no vuelva mas. Y hay una carga
sobre la profesión, sobre la psicología. Cuando éramos chicos, en nuestra generación, nos
amenzaba con que iba a venir la policía o el hombre de la bolsa si nos portábamos mal; a la
policía si hay que seguir teniéndole miedo, el viejo de la bolsa siguen dando vueltas por ahí,
pero ahora también aparece el psicólogo, en la infancia y en nuestra adolescencia. El
psicólogo aparece como ese policía y ese viejo de la bolsa. Aparece como la autoridad.
Entonces la psicología como una profesion de ayuda, de acompañamiento, también es mirada
por muchas personas, como el que aparecía para decir esa palabra habilitante o no, o el
medico. Son las voces de autoridad. Después relacionas eso con los directivos, tu vieja o tu
viejo, y no queres saber nada con esa autoridad. Entonces como ponemos a la psicología, a
esta profesión, al pie para ayudar, para acompañar, para abrazar, para poder pensar en voz
alta, y no como un lugar que yo voy a dejar algo que tiene que salir transformado. (min
1:28:12)

Antes de la ley de identidad de género, nosotros teniamos al menos dos años de tratamientos
psiquiátricos, donde además se judicializaba todo este tema, donde al final de todo este
tratamiento alguien decía que la disforia de género (que yo llamo euforia, me hace feliz ser
trans) causaba un peligro para esa persona, entonces hay que decirle o hay que darle lo que
pida porque se va a matar. Entonces no era una cuestión con la que estábamos de acuerdo,
la que estábamos mirando más amorosamente o contemplando esto holistico o esta
humanidad completa, sino que seguiamos dentro de la patología y habilitábamos, y de hecho
hubo muchísimos casos de personas que pudieron hacer sus cambios luego de haber pasado
por todos estos circuitos de la patologización, de haber estado institucionalizado, etc etc. Así
que poder pensar hoy en la formación en la que ustedes están y que puedan salir con más
preguntas que respuestas y también mostrarse de esa manera y poder colaborarse con otras
y con otras profesiones hace que eso multidisciplinario se transforme finalmente en esa salud
integral que necesitamos, porque a eso nos referimos cuando hablamos de salud integral, en
términos de lo trans.

-Mi pregunta capaz ahora queda media como colgada porque era con un tema que ya como
que se cerró un poco. Era un poco lo que trae a colación el compa julián acerca de esto que
tiene que ver con las instituciones. Entiendo que el año pasado se decretó el cupo laboral
travesti-trans en Argentina, y justo un poco relacionado a lo que traías vos de cómo se lleva
a la práctica estas realidades, que a veces están como desde lo legal pero después en la
práctica no vemos nada entonces hay que continuar militando; la pregunta es y también me
resonaba esta noticia que salió de la mujer investigadora del conicet que decía que ella era
como la primera investigadora abiertamente trans en lo que era el conicet y que como que
ella explicaba que había como en el campo laboral de la ciencia había como poco espacio,
por no decir nada de espacio, a lo que era las diversidades. Entonces yo te quería preguntar
si podés comentar algo de esto, si se ve, si se respeta, si sigue habiendo prácticas
discriminatorias en cuanto al campo laboral. Que me resonaba esto cuando diste el ejemplo
de la niña que por ejemplo a la hora de buscar el trabajo se tiene que someter y decir bueno
si soy la niña que ves, pero lo digo únicamente para obtener el trabajo y posteriormente si
veo que el ámbito laboral me permite expresar quién en realidad soy, lo hago, y si no no
porque tengo miedo de perder el trabajo. Te quería preguntar un poco si puedes comentar
sobre eso.

Bueno el término del cupo laboral o la inclusión laboral también son peleas y debates que se
dan en el marco de las organizaciones de la diversidad en general, de la sociedad civil y en
particular de las organizaciones trans. Algunos en estos debates van por el cupo como una
obligatoriedad, del 1, del 3, cada uno dentro de esos pedidos. Más allá de que el año pasado
en septiembre se sancione, digo sale esta ley, todavía no hay al menos en córdoba una
bajada concreta de cómo van a ser incorporadas estas personas. Porque también se habla
de la idoneidad, y que idoneidad pueden tener personas que han estado fuera del sistema
educativo, fuera de posibilidad de formación, y si bien se habla de incorporamos y ayudamos
para el desarrollo seguir estudiando y pudiendo crear carreras dentro de los mismos espacios
laborales, no es tan sencilla la realidad. De hecho hay cupos laborales que se han sancionado
con anterioridad en distintas municipalidades, en distintos puntos del país, que han sido de
mayor inclusión que ese decreto nacional. Lo que sale el decreto nacional no había forma de
que nos sucediera en el marco de las leyes que tenemos, o sea era algo que caia de maduro
que iba a suceder. Como fue con la ile también, el debate nos lleva a que ya estaba dado, ya
sabiamos que era una cuestión de tiempo. Lo que pasa con el tema de la inclusión real laboral
es que muchas de las personas que hoy están en determinados cargos, determinados
puestos , ya habían comenzado en sus transitos, en sus trayectorias, en esos espacios con
otras identidades, con otras posibilidades, entonces si uno buscará en los datos reales y
concretos de quién ha sido el primero, la primera, porque también aparece esto de “el primer
docente trans”, “la primera”, y nosotros no podemos decir que somos los primeros en nada
porque no sabemos cuántas identidades o cuántas personas han estado calladas o nunca lo
han dicho por miedo de perder ese trabajo o porque en el proceso lo dijeron después o porque
nunca lo dijeron o porque nunca les intereso. Hace muy poquito un amigo que hoy es médico,
un compañero trans que es médico, que se llama Ernesto y eligió su nombre por el Che. Lo
llamo para felicitarlo a Ernesto y le digo que te parece si hacemos un conversatorio, me
encantaría que te parece, sos el primer médico!. Y me tapó la boca y me dijo no soy el primer
medico Santiago, y me empieza a nombrar una serie de nombres y especialidades médicas
que al menos había cinco o seis que estaban en salas debut y fisioterapeutas, de un
neurólogo. Y digo dónde están? porque tenés que decir que sos trans? entonces esto otra
vez no? quién es el primero? quien es la primera? quien dice que somos los primeros? como
esto de las nuevas masculinidades o lo nuevo, para quien? entonces también es un lugar que
tenemos que romper. A mi en un momento también me gusto que me digan ay sos el primero
que hace tal cosa. Sin embargo ser el primero también implica una responsabilidad tremenda
porque podés estar invalidando otra experiencia y porque además te pone en un lugar de que
en todo lo tenes que hacer no hay lugar para el error. Una persona trans que llega a un lugar
tiene que hacer el triple de las cosas que haría una persona cis para sostenerse, para
mantenerse en ese lugar y esto hablado con muchas compañeras y compañeros, cuando
vemos las formaciones que tenemos en general, algunos que hemos podido digamos cómo
tener educación, tener familia que nos acompaño y estar en algunos de estos ámbitos, al
menos hay que tener 2, 3 formaciones, carreras, bla bla, siempre era mostrar que se podía,
siempre mostrando a la sociedad que ser trans no podía igualarnos a las personas cis, porque
en esa igualdad volvíamos a perder, porque esa persona cis tenía más tiempo en ese espacio
o en un orden de mérito, tenía quizás hasta un mes más de ingreso en el trabajo, un mes
anterior, te imposibilitaba continuar, entonces cuando mencionamos todo esto también sigue
siendo subjetivo y también sigue siendo como esta cosa de la responsabilidad de las palabras
que tenemos que tener todes. Queremos que haya por supuesto una inclusion de verdad y
una inclusión plena. Recuerdo hace dos años me llamaron para una charla así como la de
ahora, pero que era dentro del ámbito del ministerio de trabajo con la oficina local en córdoba,
vamos a hacer esta charla que estaba dirigido a áreas de recursos humanos, a auditores y
médicos laboralistas. Y el título de la reunión, el título de la charla era Identidades trans y
ausencia laboral. Yo dije ni en pedo voy a dar una charla ni compartir nada cuando ya están
partiendo de la idea de que por ser trans vas a estar ausente en tu trabajo, porque la idea no
era cómo incorporar y cómo facilitar, sino, sin haber incorporado, sin haber facilitado, sin
siquiera que existiera una inclusión de verdad o una posibilidad, por qué era nada de nada, o
sea yo estaba partiendo de la idea de que “el día que fuese que tuviese una persona trans
seguramente esa persona trans iba a faltar, porque se iba a pasar de quirófano en quirófano,
porque seguramente iba a tener problemas de salud, por los cuales no iba a ir a trabajar”. Me
bajé de esa charla. Después se volvió a hacer con otro nombre, que fue la condición y cuando
se fue a hacer la segunda charla volvió con el primero, y ya no participe. Pero digo como
enunciamos y como convocamos a esto no? Entonces otra vez lo mismo: quienes tienen ese
lugar de poder, esa convocatoria y quienes hablan desde esos lugares donde esta seudo
inclusión no pasa ni porque existe el cupo, ni porque me nombres en términos inclusivos ni
porque hagamos la charla y traiga a algunas personas trans; eso no nos aleja de todo el
horror.

Bueno gracias, gracias a todos, a todas, a todes, quedo a disposición. Voy a dejar una
invitación si me permiten, despues voy a mandar un flyer para que lo puedan difundir; el 19
de junio a las 19 horas vamos a hacer una jornada nacional de paternidades trans con la
experiencia de compañeros en distintos lugares del país, que van a estar compartiendo sus
recorridos, sus crianzas y las formas en las que fueron papás, papas gestantes, papás a
través de técnicas de fertilización de baja y alta complejidad, papas por adopción… así que
bueno, les paso la invitación para seguir pensando estas masculinidades que cambian.

Noe

Bueno queríamos empezar esta clase obviamente con el testimonio de santi, digamos en
primera persona porque personalmente me queda grande el lugar de ser una persona endo
cis hablando de identidades trans y no binarias, pero sí me parece que desde el lugar de
personal de salud está bueno como marcar algunas cuestiones o tratar de acercarles, no con
una bajada de línea, pero sí acercarles algunas cuestiones.

Voy a empezar con algunos conceptos, así a modo de glosario, que estos días han estado
como dando vueltas en las clases, para qué quede como un poco más ordenado. Cuando
hablamos de género como concepto digamos en general, tiene que ver con un conjunto de
ideas, creencias, atribuciones sociales que se encuentran en cada cultura y en un momento
histórico determinado, es siempre situado, con base en la diferencia sexual. Y sus rasgos se
han ido modelando a lo largo de la historia de las relaciones sociales. Eso es el concepto de
género. En cuanto a la identidad de género tiene que ver con cómo me auto percibo. Para
Butler en realidad no es una verdad incuestionable interna digamos. Está presente santi, y
me acuerdo cuando tuvimos la primera formación en sexología nos decían: la identidad de
género está cerrada a cal y a canto entre los cuatro años, nos habían dicho. Obviamente que
esto cambio por suerte y llega Butler para decirnos que no, que eso no es una identidad fija,
estable y cristalizada sino que es un fenómeno que se produce y se reproduce
constantemente. Por lo tanto es performativo. En la obra de butler van a escuchar un montón
o leer un montón este término, que es la conjunción del término performance, que es la puesta
en escena, un acto, y la cuestión normativa que tiene que ver digamos con la conjunción, es
decir bueno cada quien hace una performance de su identidad y de su personalidad pero esa
perfo no cae muy lejos de la normatividad, digamos, que nos gobierna y bajo la cual hemos
sido socializadas. Y entonces por eso hace esto de lo performativo digamos, algo que va
haciendo siempre una puesta en acto pero que tiene mucho que ver con la normatividad, ya
sea alejándote o acercándote de la misma, no? en este caso la heteronormatividad.

Casi siempre la pregunta que surge de xadrez, de profesionales, de docentes y demás es


cuál sería el origen de esto. Digamos así como no hay un origen acerca de la cuestión cis,
tampoco hay un origen de las identidades trans o no binarias, no tendría por qué haberlo
tampoco. Y digamos hay que redefinir esto de lo trans, porque en realidad cada persona va
a plantear su propia definición si? algo que yo de afuera puedo leer como dos varones trans,
en realidad una persona puede decir no, yo soy un varón, yo soy varón trans, o de repente
toda esta categorización que les planteo acá, y que bueno, ahí si alguna les queda como en
el tintero podemos seguir revisando un glosario en otro momento:

-Varon cis

-Mujer cis

-Travesti

-Transexual

-Transgenero

-Intersex

-No binarias

-Neutro

-Agenero

-Genero fluido

-Pangenero

-Queer

La realidad es que asistimos a la era pos género, en relación a las multiplicidades, hay tantos
géneros como personas existen y se autodeterminan. Y bueno y en esto tiene que ver con
esto que planteamos la otra vez de hay tantas sexualidades como personas.

La cuestión inicial, porque en esta unidad tienen digamos un texto de mauro cabral también
de intersexualidad, es que digamos la intersexualidad tiene que ver con una configuración
atípica (y cuando digo atípica quiere decir que se distancia de la normalidad estadística) de
cuestiones genéticas, ya sea gonadales, fenotípicas o genitales. No se usa más el concepto
de hermafroditismo, al contrario, es un concepto bastante peyorativo. Se usa el de intersexual,
no tiene que ver con una identidad aunque algunas personas lo plantean como una militancia,
como un activismo. Y las personas que no son intersexuales son endosexuales. Entonces
cuando definimos esa categoría tenemos estos 2 binarismos, aunque en realidad podríamos
pensar más como en un espectro. Y por otro lado, digamos en estas categorías de cis y trans,
que han estado preguntando en estas clases: el prefijo cis fue acuñado por un científico trans,
que es Carl Buijs, quien eligió continuar con la imagen está de lo trans que tiene que ver con
una palabra que viene del latín que dice “del otro lado”, a fin de denominar aquello que no es
trans, que quiere tiene que ver con esto “del mismo lado”. La persona cis entonces es una
persona que no es trans o una persona que se identifica con el sexo o género que le fue
impuesto o asociado o diagnosticado al momento del nacimiento. Porque les puse estas tres
opciones? porque son las tres opciones que escuchado acerca de estas definiciones desde
los activismos. Hay personas que prefieren hablar de que el género el sexo es impuesto, otras
que dicen no esto es un diagnóstico médico, y otras que existen fue asociado. La realidad es
que habría que descartar el término “asignado” porque pone como una cuestión asimétrica.
Cuando hablamos de personas trans*, es un prefijo amplio para incluir a personas cuya
identidad de género no coincide con el sexo género impuesto asociado diagnosticado al
momento de nacer. Empleamos el asterisco a fin de nombrar las heterogeneidades de todo
este colectivo. Las definiciones de los trans, de los cis y del límite entre ambos se establecen
de manera situada y móvil. Este paraguas tiene que ver con por ejemplo travesti, transexual,
transgénero, todo lo que entra dentro de lo trans. La realidad es que los colectivos prefieren
utilizar la palabra “transgénero” porque acuñan… digamos en algún momento la
diferenciación era: las personas que habían sido intervenidas de alguna manera son las
personas transexuales y las personas que no han sido intervenidas son las personas
transgéneros. En realidad transexual es un concepto que pone la comunidad médica para
denominar a estos colectivos y transgénero es un término que plantean los colectivos de
como prefieren denominarse. En cuestión de travesti depende digamos para la comunidad
medica o para los libros nomencladores se plantea esto de una persona que se viste con
prendas socialmente marcadas como para otro género y en relación a los activismos hay
personas que se auto persiben por ejemplo como trabas como un identidad, como por ejemplo
la más conocida que la deben tener es Lizi Tagliani. Entonces el término trans* es un término
paraguas para englobar a transexuales, personas transgéneros y travestis sin tener que
explicitar las diversidades que existen dentro del propio colectivo, es como un término que
nos ampara, es una propuesta del colectivo para salir el campo médico y cambiar el
paradigma desde el que comprendemos la transexualidad o el transgénero.

Otro término que fue muy mencionado la semana pasada por la efeméride, se habló por todos
lados de transfobia; y en realidad lo que sucede es el trans odio, el homo odio, el lgtbq odio,
porque si planteamos en esto de la fobia nos da a pensar que esto puede ser una patología,
un padecimiento subjetivo y por lo tanto generar algún tipo de tratamiento, y en realidad tiene
que ver con una cuestión más de un tipo de violencia, digamos tiene que ver con una opresión,
digamos en esto de una simetría en cuanto a las jerarquías, tiene que ver con una
discriminación, también tiene que ver con un rechazo a estas personas y a veces también un
rechazo a sí mismas o a algunas partes de su corporalidad.

En principio, esto está en el material, la ley de identidad de genero no es la ley trans, la ley
de identidad de género es una ley que reconoce a todas las personas, a las personas cis, a
las personas trans, a las personas endo y a las personas intersex. El derecho a la identidad
de género autopercibida, el reconocimiento de esta identidad, al desarrollo esa identidad
conforme a digamos de la persona que conforma esta identidad, a ser tratada de acuerdo su
identidad y a ser identificada mediante los instrumentos que acrediten esta identidad respecto
de los nombres de pila y los pronombres también que planteé, si bien no aparecen en los
documentos, con el que es registrada.

El artículo 2 se entiende por identidad de género la vivencia interna e individual del género tal
como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al
momento del nacimiento incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la
modificación de la apariencia de la función corporal a través de medios farmacológicos,
quirúrgicos o de otra índole, siempre que eso sea libremente escogido. También incluye otras
expresiones de género como la vestimenta, el modo de hablar y los modales. Siempre que
sea escogido, no es una imposición, no es que entran por un canal y tienen que completar un
determinado proceso.

En cuanto a la rectificación registral, bueno en ningún caso debe ser requisito algún tipo de
intervención quirúrgica. Por reasignación genital total o parcial. Bueno fíjense esto, ahi les
puse que aquí debería decir readecuación o reafirmación; no hay manera de plantear que
una persona te reasigna algo, asi como yo te nombro digamos, ni acreditar terapias
hormonales u otro tratamiento psicológico médico.

El derecho al libre desarrollo personal. Todas las personas mayores de 18 años de edad
podrán, conforme al artículo 1, garantizar el goce su salud integra,l acceder intervenciones
quirúrgicas totales y parciales, y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su
cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género (en esto de tratamientos totales y
parciales, esto que decía santi, que seria lo parcial y que seria lo total, sobre todo lo total) sin
necesidad de requerir autorización judicial administrativa y tampoco psicológica o psiquiátrica.
Nunca falta le medique, le endocrinólogue, o le cirujane que te deriva a un usuario para que
vos le hagas un apto. No. No hay que responder con un apto, yo lo que hago es pedirle el
nombre de la persona, pedirle el teléfono de esta persona si es que lo consiguió, llamarle
decirle mira vos estás faltando al artículo de la ley, no tenés que pedir absolutamente nada
de esto, ofrecerle si quiere un espacio de acompañamiento de salud mental, las personas con
identidades trans y no binarias por su transición en sí no necesitan un tratamiento , es un
acompañamiento porque no es una enfermedad. Pueden necesitar tratamiento por otras
cosas no? digamos porque todas las personas podemos ser pasibles de atravesar algún tipo
de padecimiento subjetivo en algún momento de nuestra vida.

El trato digno bueno, esto lo vamos a pasar pero bueno: respetar la identidad de género, el
nombre de pila, a su solo requerimiento. Deberá ser utilizado en ámbito público o privado.
Después revisan bien toda la ley, pero digamos las leyes de identidad de genero de argentina,
de malta y de dinamarca son las únicas que despatologizan las identidades trans. Ya se
habrán enterado estos días del lío que hay con la no aprobación de la ley en España. La ley
de argentina es la única que garantiza el acceso a la salud transicional. El acta de malta es
la única que prohíbe intervenciones sobre niñas intersex, que son consideradas mutilaciones.
Los principios de Yogyakarta y el informe “Derechos humanos e identidad de género” de
Hammarberg, en realidad son los principios como fundamental y están por encima de
cualquier ley o constitución nacional de cada país. La realidad es que en otras culturas, antes
de que existieran o se desarrollan en las categorías médicas en relación a las cuestiones
trans, existían ya identidades muy parecidas a lo que tenemos hoy comúnmente nombrado
como personas transexuales, donde la misma no era considerada un problema ni una
patología sino que se le atribuía una connotación positiva, inclusive tenía como en algunas
culturas la connotación de deidad. Por ejemplo las hijras de la india. Hay un documental en
netflix que se llama Sexo por todo el mundo, o algo así, que tiene un documental de la línea
y ahí plantean digamos cómo es hoy la vivencia de estas personas. Es muy interesante ese
capítulo.

Entonces seguir considerando las identidades trans como enfermedades mentales u


orgánicas, supone una vulneración de los derechos humanos de las personas. La libre
identidad de género es un derecho humano básico y la patologización es un proceso que
estigmatiza a todas las personas, y en este caso a las personas trans y no binarias. Entonces,
en algún momento se planteó como una cuestión superadora dejar de utilizar el término
psiquiatrización y cambiarlo al de despatologización, queriendo decir que la transexualidad
no era solamente una enfermedad mental, que era abordada por la psiquiatría, pero que
tampoco era un padecimiento orgánico.

La realidad es que hoy en día, para cualquier tipo de intervención que las personas quieran
acceder, hay que ponerle un diagnóstico y esos diagnósticos hoy en día los únicos códigos
que manejan los nomencladores y el dsm, que ya lo estuvimos criticando un poco la semana
pasada, son códigos para catalogar patologías o problemáticas, entonces la realidad es que
todavía, algo que sería como muy simple digamos, plantearle a las obras sociales las
coberturas para procesos de salud, es decir crear una nueva categoría o mención no
patologizante en la clasificación de la oms, que no implique atribuir a las personas trans o no
binarias un diagnóstico de enfermedad y que a la vez garantice la cobertura médica de sus
necesidades. También de sus elecciones.

Esto también responde a alguna cuestión digamos que tiene que ver con un término que
puede que lo hayan visto alguna vez, que tiene que ver con el “cisexismo”. El cisexismo en
realidad es una forma de violencia, en cierta manera, así como el sexismo, que tiene que ver
con la creencia o la suposición de que las identidades, expresiones y encarnaciones de
géneros de las personas cis son más naturales y legítimas que aquellas de las personas
trans. An Millet (les recomiendo el libro de An Millet) es un sistema complejo y totalizador
capaz de hegemonizar la creencia de que las opiniones, las identidades, los deseos, las
experiencias, los cuerpos, en suma la vida de las personas trans y con identidades no binarias
valen menos que las personas cis, y a partir de esta idea arbitro una distribución desigual de
violencias y privilegios. Por que les traigo este término? porque el dispositivo de salud como
tal, todo el dispositivo si, esto pensemos digamos del dispositivo desde Foucault, no
pensemos solamente en un hospital o en el ministerio de salud sino todo el dispositivo, es
cisexista. Inclusive cada vez que hablamos en esto de personas con acompañamiento, de
personas con identidades trans y no binarias, siempre lo pensamos desde lugar de usuaries
de algún servicio o de pacientes también, y no como profesionales no? Bueno santi acaba de
contar su lugar desde profesional también, y eso nos pareció muy importante también para
acercarles a ustedes. Esto es una encuesta que se hizo en el 2010, es del equipo del doctor
Helien, del hospital Durand, no porque nos parezca de referencia el abordaje de ahí, sino que
me parece importante esto. Inicien una encuesta a personas con identidades trans acerca de
la relación con les profesionales y dice: el 57% de 154 personas en 2009, se sintieron
ridiculizades; el 55% no tratades por su nombre de elección; el 45% directamente les negaron
su identidad; el 47% se han sentido persuadides de avanzar en el proceso de reasignación
(en realidad, pues, yo saqué tal cual como está en el informe, pero ahi es reafirmación); 50%
se ha visto educando al profesional tratante; el 98% no atendieron su consulta ni supieron a
quien derivar. Entonces esto plantea en el 2013 Adrian Helien, dice: ¿cuáles son los
obstáculos que tienen para acceder a los cuidados de la salud las personas con identidades
trans o no binarias? los obstáculos son:

-Del profesional

-Incomodidad, prejuicio, discriminación

-la mala formación de las profesionales o directamente la falta de formación

-la falta de entrenamiento en cómo preguntar o dialogar, tener en cuenta por ejemplo algo tan
simple como cuáles son tus pronombres y cómo te gustaría que te llamen

-eventual heterosexismo, homofobia u hostilidad. (homo odio sería)

-desconocimiento del tema de diversidad sexual (de toda la diversidad en realidad es el


desconocimiento)

-desinformación sobre el proceso identitario

-falta de tiempo, temor a abrir la “caja de pandora” y preguntar o meter la pata cuando
preguntamos
-mal manejo de la confidencialidad, porque entre los servicios sucede esto de “allá va tu
paciente trans”, viste.

Entonces, en el modelo tradicional, que es el que todavía asistimos, la medicalización de lo


que serían las identidades trans y no binarias se traducirían en la tríada de estas tres
intervenciones, como un combo, te mandan el combo: psiquiatría, endocrinología y cirugía:
diversas técnicas médicas orientadas a restituir a rectificar (se acuerdan que les hablaba esto
de rectificar la respuesta sexual la semana pasada, bueno acá tiene que ver con restituir) un
supuesto género verdadero o más genuino, soluciones universales y efectivas para todas las
personas. Entonces les profesionales de salud muchas veces reproducen prácticas
discriminatorias producto de la internalización del paradigma del modelo médico hegemonico
binario y ofician como policías de género, es decir son guardianes del sistema binario hombre-
mujer, esto de bueno a ver, sos una persona trans, que te pensas hacer? ya te vas a operar,
te va a empezar a hormonizar, vas a hacer esto de la hormonización cruzada? es decir hay
posibilidades solamente de cruzarse a dos veredas. El hecho de pensar la transexualidad
como un trastorno mental ubica a las personas trans en el lugar de enfermos y de pacientes
y no de usuarios. Entonces “la transexualidad es el único trastorno mental que se cura
mediante una intervención quirúrgica”; el cuerpo de las personas trans no tiene ningún
problema, el problema lo tiene el sistema que no sabe en qué cajón ordenarlo, clasificarlo,
leerlo, puntuarlo, pero claro el quirófano es mucho más económico y menos cuestionador que
el cambio social.

Por eso es que yo les quiero acá plantear: no se dice cirugía o proceso de reasignación de
sexo o de reasignación de género o readecuación de sexo o readecuación de género; no
hablen de feminización o de masculinización, sino que se habla de reafirmación de género.
Todas las intervenciones que la persona desea hacerse, hablan de esto de reafirmación de
género.

Tiene menos afirmado su genero una persona que no ha hecho ninguna intervención? No,
de ninguna persona. Del momento en el que la persona se autopercibe, te canta y te dice “yo
soy tal, me auto percibo como tal, mi nombre es tal y ms pronombres son tales” listo ya está.
Las personas con identidades trans y no binarias no se transforman sino que transicionan,
que eso también le he escuchado a algunos profesionales.

Van a escuchar, van a ver, van a leer, van a veces asistir a un curso en que les van a hablar
de “disforia de género” o “incongruencia de género”: huyan de ahí, de esos lugares, porque
en realidad esos son los diagnósticos que les plantean los manuales y esas son las formas
de patologizar más o menos éticamente a identidades de las personas. Huyan de todo lo que
empiece con el nombre de manual, por ejemplo de esto, que se lo que hay que traer.

-Aquí en la placa anterior podes explicar un poco más esto de la transformación versus la
transición?

Claro, es porque no son transformers las personas trans, entonces no se transforman, o sea
transicionan, estan en tránsito a. En realidad todas las personas estamos en tránsito a. no?
Digamos, a algo, aún no sabemos a que, no? pero hay personas que dicen “tal se está
transformando”. No. La palabra correcta para hablar de alguien que está cursando un proceso
de, es transición. Hay gente que dice que tiene que ver con un sinónimo, como una sinonimia,
como una metonimia digamos. No.

Bueno entonces todo lo que tenga que ver con diagnóstico de disforia, incongruencia de
género, son obviamente las categorías diagnósticas que plantean los manuales. Para Julia
Serrano, son una forma de acallar las voces disidentes, significa nosotros contamos la historia
en usted, significa nosotros tenemos la razón usted no, y es una forma de acallar
subjetividades, de borrarlas y de patologizarlas. Por eso es que este tipo de diagnósticos
cuando vayan a un lugar y vean que tiene esa bajada, bueno sabrán qué tiene que ver con el
modelo médico hegemónico. Por que justamente descartamos eso? porque no es un
problema médico, es una realidad social, cultural y política, aunque tenga efectos y
necesidades en el plano de la salud; así como en el plano de lo económico, en el plano de lo
educaciónal, en muchos planos digamos, pero a veces se piensa en primera instancia las
cuestiones de salud. Bueno esta clase es para profesionales de la salud, pero también
podríamos pensar por ejemplo el cupo laboral. Kim Pérez dice no se trata una patología
personal sino de una patología social y eso lo linkeo con lo que dice Misse, que es más
económico una cirugía que cuestionar digamos todas las representaciones sociales de las
personas.

En relación a esto que se escucha muchísimo, inclusive Adrian Helien que es el doc que les
mencionaba hace un rato, el primer libro que larga se llamaba Cuerpos equivocados y bueno,
ahora lo tuvo que reformular al título justamente, porque Misse dice: la metáfora o la idea de
personas que nace en un cuerpo equivocado nos ha hecho más daño que alivio, porque tiene
que ver con decir bueno, si vos te autopercibis de una manera no conforme a tu corporalidad,
si eso no cierra el binarismo, es decir, si no me da coherencia esa matriz de heterosexual, es
que estás en un cuerpo equivocado, hay algo malo con tu cuerpo. Esto también habilita que
las personas a veces, en esto de que empieza a resonar el cuerpo equivocado, a que hagan
todo tipo de conductas autolíticas para su cuerpo, para con su cuerpo. Y esto tiene que ver
con justamente la rigidez de la categoría género en relación a un binario cerrado, de decir
bueno, si vas a ser trans tenés que ir sí o sí a completarte para el otro lado, habiendo
solamente dos lados. Y esto genera muchísimos malestares de género y, contrario lo que
dicen a veces de otro diagnóstico médico que es el estrés de las minorías, no es una
experiencia minoritaria. Los malestares de género no los atraviesan solamente las personas
trans y no binarias sino que también las personas cis, eso ya lo vamos a ver en otra clase y
creo que Silvia ahora les va también a puntuar algo de eso.

El cuerpo de las personas trans y no binarias, es el lugar donde se expresa el malestar, pero
en realidad no es la fuente de malestar en sí. Esto tiene que ver con una trans normatividad.
Si vos te autopercibis como varón no te podes dejar las mamas, si te autopercibis como mujer
no te podes dejar la barba y si te autopercibis como no binaria en realidad para el sistema de
salud no tenes cabida, y tenés que ir a declararte que te auto percibís de un género que no
es, ya sea varón o mujer, para poder acceder a alguna intervención quirúrgica en el caso de
que lo desees, o a un tratamiento de hormonización.

Entonces yo lo que hice fue pensar en un modelo de buenas prácticas en salud, de cualquier
profesional de la salud, y las implicancias tienen que ver con que la transexualidad no es un
trastorno psiquiátrico, hay que despsiquiatrizar, despsicopatologizar estos tipos de
trayectorias vitales. La transexualidad no es una enfermedad orgánica (despatologización
orgánica) ya que el género de ninguna persona, cualquiera sea, trans, cis o no binaria, se
halla biológicamente programado. La psiquiatralizacion y la patologización orgánica forman
parte de los dispositivos sociales que contribuyan al menoscabo de la salud de las personas
trans potenciando este transfobia. Y por otro lado también tenía en claro que el trans odio es
una violencia en sí, ejercida contra las personas trans y practicada tanto social como
institucionalmente.

Entonces, los roles que podemos llegar a encarnar les profesionales de la salud tienen que
ver con ayudar a la persona a tomar conciencia de que el problema no es su identidad de
género sino la violencia social, la transfobia o el trans odio en realidad; hacer un ajuste de
expectativas con la persona teniendo en cuenta que el tratamiento médico es una intervención
de carácter individual que no incide en la raíz social de la problemática, es decir hay personas
que consideran que hasta que no se hayan hecho todas las intervenciones no se van a
mencionar como tales, o no van a esto de afirmarse como con determinada identidad, e
inclusive hay personas que habiendo completado todos estos procesos no se hallan y bueno,
también hay situaciones de suicidio. Plantear esto, que no es la cirugía lo que te va a terminar
de completarte, o de hallarte. Es un proceso interno que hay que acompañar si la persona lo
desea obviamente. Identificar que las crisis identitarias cursan en contacto con la realidad y
asegurar que la persona conoce los diferentes tratamientos médicos. Acá bueno, dice
médicos pero en realidad los tratamientos de salud, no necesariamente van a ser médicos,
por ejemplo no está cubierto. pero por ejemplo una depilación láser. Y realizar un
acompañamiento terapéutico (terapeutico en el sentido de acompañar desde un lugar de por
ejemplo de salud mental, pero vuelvo a decir, no porque la persona tenga una patología, sino
a petición de la persona, del usuario); a veces es psicoeducacion lo que plantean. La función
evaluadora de les profesionales que intervienen en el proceso debe ser sustituida por una
función de acompañamiento. Promover y respetar la autonomía de la persona en lugar de
sustituirla en el proceso y decirle bueno vos tenes que hacer esto o lo otro, te conviene esto
o el otro, digamos darle todas las opciones que puedan conocer. Las decisiones son
competencias de la persona o del usuario y el proceso es compartido. Les profesionales
deberían tener en cuenta la multiplicidad de trayectorias vitales así como la influencia de la
procedencia cultural o de la clase social, es decir la idiosincrasia en la cual provienen esas
personas. Apoyar el proceso de subjetivación de esta persona, realizar un asesoramiento y
la vinculación de las redes comunitarias ya existentes, y el conocimiento de espacios y grupos
fuera del sistema médico también permite descentrar la transexualidad o el trans generismo
de una visión medicalizadora y potenciar la autonomía de las personas con entidades trans y
no binarias. Estos roles facilitan la participación de la nueva figura, por ejemplo, de
profesionales como les trabajadores sociales.

Entonces para realizar buenas prácticas en el abordaje y el acompañamiento de personas


con entidades trans y no binarias la idea es capacitar a todo el sistema de salud (y no por
esto digo personal: no todo el sistema): personal médico, no médico, personal administrativo,
las personas de los archivos o de repente el laboratorio, o de las historias clínicas, a mí me
ha pasado de que me llegue la historia clínica y ver que no tiene la rectificación registral hecha
en la tapa, a lo mejor está en el sistema pero no lo han cambiado en la historia papel.
Preguntarle a la persona cuál es su nombre y luego respetar su nombre de elección, incluirlo
en todo el instrumento de registro, llamar a las personas en salas de espera por su apellido
cuando no tenemos certeza de su nombre; nombrar y denominar a la persona de acuerdo al
género autopercibido, preguntar por los pronombres con los que prefiere ser llamada, internar
a las personas en salas acordes su género autopercibido, también es muy importante.
Entonces esto se puede plantear digamos una especie de postulado, es decir ningún
protocolo de atención sanitaria a personas trans debe plantear a suprimir la transexualidad o
el trans generismo como una opción de vida, ningún protocolo tiene que tener como objeto
modificar la identidad de género de la persona( ustedes saben que hay países que esto si
está permitido) si no atender a los malestares derivados del contexto en el que esta persona
está viviendo, ninguna profesional de la salud puede emitir un dictamen sobre la identidad de
género de esta persona y menos evaluar si es o no una persona trans, o si es más o menos
personas trans que otras, porque de repente por ejemplo en otros países lo que se plantea
es que la persona rechace sus genitales, que tenga asco a tener algún tipo de encuentro
sexual, que quiera o que haya querido en algún momento mutilar sus genitales- digamos todo
esto como trayectorias o antecedentes en esta prueba de vida, digamos hay países donde le
piden la prueba de vida conforme al género autopercibido, antes de darle el ok, de repente la
rectificación registral o de algún tipo de intervención. Ningún protocolo puede dar por sentado
la preeminencia de patologías de carácter físico o mental en personas transexuales, lo cual
no quiere decir que las personas trans no puedan en algún momento presentar un
padecimiento subjetivo como cualquier persona cis, cualquier persona endo o cualquier
persona intersex. Ningún protocolo debe evaluar la adecuación a los roles de estereotipos de
género dominantes ni potenciará la adquisición de estos para regular el acceso a los
tratamientos, es decir que alguien tenga que hacer pruebas de masculinidad o feminidad.
Ninguna profesional debe privilegiar la elección heterosexual de la persona por sobre otras
elecciones en cuanto a su orientación sexual y ningún protocolo puede establecer un trato
diferencial para personas trans que hayan sido diagnosticadas como intersexuales ni elegir
una comprobación diagnóstica de tal condición cuando ésta no ha sido confirmada. Ningún
protocolo debe recurrir a una denominación de las personas que no sea acorde a su auto
denominación, la autodeterminación de la persona de prevalecer sobre la de los profesionales
y esto comprende nombre propio y pronombres. Ningún protocolo debe evaluar la identidad
trans de la persona en busca de atención sanitaria en función de adherencia a pasos
establecidos de tratamiento, es decir, por ejemplo hoy tuve un usuario que me decía “tengo
que bajar de peso para poder empezar a hormonizarme para poder hacerme una
mastectomía” y digo yo porque? digamos entiendo que te pidan digamos un descenso del
peso porque un criterio de riesgo digamos para ingresar a un quirófano pero no entiendo por
qué te piden la hormonización previa, cuando en realidad no está planteado digamos como
una normativa, a cada quien le pueda ser como una apropiación de él. Ningún protocolo debe
establecer diferentes grados de validez dentro de las historias de vida según se adapten o no
al relato médico hasta la fecha vigente, porque lo que pasa también en otros países cuando
esta se da es que las personas empiezan a responder a las entrevistas conforme de manera
obsecuente a lo que piensan que se les va a pedir. Ningún protocolo puede incluir o inducir
la feminización o la masculinización de la persona; pensemos en esto, si hay identidades no
binarias, no necesariamente tiene que ir para un lado para otro. Ningún protocolo en
intervención médica puede basarse sobre la idea de que tienen una expedición de la biología,
ni el género ni el sexo en realidad ninguna de las dos son expresiones de la biología, por
tanto tampoco en la concepción de que de un determinado sexo debería derivarse un
determinado género. Es decir la coherencia sexo género que plantea blas Butler. Ninguna
profesional de la salud mental está capacitada para evaluar el género de una usuaria; no
tenemos herramientas y no deberíamos apostar tiempo a crearla tampoco. La actuación
basada en considerar su propio género como el más correcto y natural que las personas que
atienden es un ejercicio de poder. Ningún protocolo en intervención tiene que pedir la prueba
de la experiencia de vida real porque un ejercicio de poder también, y ninguna profesión
puede jerarquizar o impedir intervenciones quirúrgicas por encima de otras similares. Por
ejemplo, en el caso de las mastectomías, plantearlo como más complicado que las
manoplastías, digamos hacer digamos hacerle un acceso más complicado a la persona
porque en uno implica sacarle algo, extirparle el nódulo y el otro implica añadirlo.

Todo protocolo de atención sanitaria y otro proceso de atención médica deberia orientarse a:
potenciar la mejora de las condiciones de la calidad de vida de las personas con identidades
trans y no binarias para generar su propia manera de vivir el género, de significar su cuerpo
desde el reconocimiento a las diferentes maneras de hacerlo, fuera de estigmatizaciones que
recaen sobre aquellas identidades y expresiones de género y cuerpos o corporalidades que
quedan al margen de las concepciones tradicionales de hombre y mujer. Es decir, en nuestra
práctica, en todas las prácticas, hay que tratar de salirse de los binarismos, dejar de hablar
de masculinización y feminización, dejar de hablar de femenino y masculino.

Y en el caso de que quieran o tengan tiempo en algún momento después que lean toda la
bibliografía que le hemos dado tienen estas opciones para ver en hbo, amazon no creo que
este flex y Netflix. Esta “Pose”, que está muy interesante porque la mayoría de sus actrices
son personas trans en la vida real. “Girl” es la historia de una chica trans. “Euforia” también,
tiene una adolescente como protagonista que es Jules, que está ahí, que es una modelo muy
reconocida en eeuu, que es trans. “Jake” es la historia de un niñe, ya sacan sus conclusiones
en la peli y otra serie que es fabulosa, que recién la nombraron, es muy muy bella y también
todo su elenco es de personas trans, es una producción española que se llama “La veneno”,
que es como la historia de la cris miro española.

Así que bueno, nada, esto sería todo lo que les traigo para hoy.

Silvia

Voy a agregar algo a todo esto y después dejamos el espacio si les parece. Tenía previsto
otras cosas pero siempre en función de lo que va pasando me aparecen otras. Y bueno lo
escuchamos a santi con todo lo que tuvo para decirnos, para compartir.

De todo los estados, de lo que ha dicho santi, y de lo que ha dicho Noe, y de cosas que tengo
por allí también escuchando en estos días, me quede pensando en una que por ahí en primera
instancia parecería no tener nada que ver, pero que a mi me preocupa mucho, y que es la
superioridad moral. Me preocupa mucho la superioridad moral. Tenemos dos grupos en este
momento, podríamos decirlo, de profesionales: aquellos que están totalmente todavía
afirmando que la transexualidad es una patología, que inclusive ciertas orientaciones
sexuales también lo son; tenemos el otro lado donde posiblemente estemos nosotras,
nosotros, nosotres, o por lo menos esté la intención, que en este momento podríamos decir
inclusive nos ajustamos a la ley, porque como bien cito santi, como cito noe, hasta hay un
marco legal que dice que en realidad está esta posición que podríamos decir desde la
perspectiva de género, que podríamos pensarlo desde posiciones hasta de un activismo, en
lo que es lo lgtb y demás. Ese lugar que hasta en este momento está respaldado legalmente,
puede ser también para nosotros, para nosotras, para nosotres, un lugar cómodo, puede
convertirse en un lugar seguro, puede convertirse en un espacio donde ya no haya nada que
preguntarse y empecemos a solamente hablar entre nosotras y escucharnos entre nosotras,
y a no cuestionarnos más y a decir qué pedazo de dinosaurios son los otros que hablan de
patología, qué gente tan rancia aquella que todavía considera… que suerte que estamos
nosotros que vinimos iluminamos, todo lo que es el campo de la salud psíquica, qué suerte
que hay tantos autores y tantas autoras que podemos hablar y podemos además con esto
demostrarle a los demás, dentro de este grupo, cuanto hemos leído y cuántos sabemos. Me
preocupa que tengamos esa superioridad moral, me preocupa tenerla, me preocupa, no? lo
digo como una cosa en la cual por supuesto me incluyo. Creo que esto sería un grave
problema no solo para nosotras mismas sino para todas las personas que vengan a
consultarnos. No puede ser, me parece a mí, la inclusión un lugar cómodo, porque también
podemos pensar inclusive a quienes vamos a incluir. Somos muy fantásticos, muy fantásticas,
incluimos a los trans, incluimos a los lgtb, e incluimos a no se quien. Pero en esto de decirnos
inclusivos también vamos a dejar a gente afuera, porque incluir es un círculo si quieren, que
tiene un límite y que deja gente afuera. Cuál es el límite de inclusión? si es que lo hay. Nuestra
posición, si es que hay una, no puede ser cómoda, no nos puede dejar tranquilos o tranquilas,
si nos deja en paz para mí es un indicador de que estamos errando. Y si por eso que hacemos
somos superiores a otro grupo me parece que es otro indicador que nos tiene que molestar.
No podemos estar cómodos, porque en la medida en la que estemos cómodos vamos a estar
reproduciendo otro marco que dentro de unos años van a venir otros u otras y nos van a
criticar y nos van a decir que somos rancios y nos van a decir porque van a tener otras formas
de incluir, otras formas de mirar. Yo sé que necesitamos de algunas certezas, que
necesitamos de bueno, también pero y desde donde me paro, desde donde miro, por
supuesto que sí, digo es totalmente lógico y esperable, sobre todo cuando nos estamos
formando. Hace falta archipiélagos de certeza en un mar de incertidumbre diría morí. Algo,
necesitamos de algo. Yo lo que les podría decir es que ese algo sea lo más incómodo posible.
Ahora si las preguntas.

Compa recomienda un ciclo de charlas que se llama Queer, precio y desprecio de un valor.

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