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El estrés es un estado psicofisiológico que se produce en respuesta a diferentes estímulos

que se perciben como inmanejables y es influenciado por la presencia de distintos


factores de cada persona, por eso mismo, puede diferir en cómo se percibe y afronta,
teniendo efectos distintos en la salud mental y física.
Desde hace años, se viene estudiando la implicancia que tiene en diferentes ámbitos de la
vida como en la escuela, en la universidad, en el trabajo, en la salud, y especialmente en
su relación con las enfermedades. Sin embargo, existen otros tipos de situaciones que
generan estrés en las personas, como por ejemplo asumir un rol paternal o maternal ante
el nacimiento de un nuevo hijo. Si bien la paternidad o maternidad es una nueva etapa en
la vida que puede traer mucha felicidad, también implica algunas dificultades.
Durante este periodo, surgen distintas emociones, pensamientos y sentimientos en los
padres y las madres, pues deben integrar a un nuevo ser dentro de la familia y reorganizar
sus relaciones, roles y funciones. La paternidad o maternidad no sólo implica engendrar
un hijo, sino también constituye un proceso de cambio psicológico individual y en la
pareja. Eventos como el cuidado del hijo, atender sus necesidades, el gasto económico
que implica mantenerlo, la experiencia de la lactancia y las discusiones con la pareja
respecto a estilos de crianza, son algunos ejemplos de estimuladores de estrés. 
Los padres de familia llegan a experimentar estrés parental, sin importar el nivel
socioeconómico al que pertenezcan, el estado de salud que tengan o si cuentan con
soporte social, pues es un fenómeno que se manifiesta desde que asumen este nuevo rol.
No obstante, existen factores y circunstancias que pueden influenciar en cómo las
personas lo procesan, manifiestan y manejan, llegando a tener resultados saludables o
poco saludables en su adaptación.
Asimismo, factores como las creencias culturales y las expectativas aún tradicionales de la
sociedad en el rol materno y paterno hace que los padres de familia se vean en la
obligación de cumplir con estas funciones predeterminadas, y aparentar un estado de
armonía y felicidad plena ante el nacimiento de un nuevo hijo dejando de lado, no sólo sus
metas profesionales u otros proyectos personales, sino también llevándolos a reprimir su
agotamiento, malestar, y desesperación, ya que podrían ser juzgados como “malos”
padres si los expresan o si priorizan otros aspectos de sus vidas.
Por ende, debido a que el estrés es un fenómeno que muchos padres de familia desean
ocultar ante los demás, sea por temor o culpa, y luchan por brindar una imagen de padre
o madre “perfecto”, los profesionales no siempre logran detectar el estrés y tratarlo.
Por otro lado, las situaciones estresantes o la vivencia constante bajo estrés en los padres
puede también tener repercusiones en la salud mental de las y los infantes, debido a que
el estado emocional de las y los cuidadores en estos momentos de estrés son cruciales
para contenerlos. En este sentido, se observa que las dificultades de cuidadores primarios
en la regulación de sus emociones ante situaciones estresantes se asocian con reacciones
de estrés de los niños/as. En contraste, de las y los cuidadores que actúan de manera
divertida, espontánea, es decir, de manera alegre hacia sus hijos/as promueven una mejor
regulación de las emociones y reducen el impacto negativo de situaciones indeseadas.
Ahora… Reflexionemos ¿Qué nota cuando está muy estresado? Y ¿Cómo se ve afectada la
manera en que cría a sus hijos cuando está estresado?
Para eso, les dejamos 8 consejos, sobre cómo mejorar su salud mental, y cuidarse para
cuidar de otro/a 
1. Contar con tiempo para disfrutar de otras cosas que me gustan (ej., juntarme con
mis amigos, ver películas)
2. Antes de relacionarse con su hijo/a, canalizar las emociones, es decir, limpiarse de
rabias, penas o frustraciones (ej., respiro hondo antes de entrar a casa). 
3. Reflexionar sobre cómo superar las dificultades de relación que pueda tener con
mi hijo/a.
4. Mantener un clima familiar bueno para el desarrollo de mi hijo/a (ej., las
discusiones no son frente al niño/a; hay tiempo como familia para disfrutar y
reírnos) 
5. Darse espacios para sí mismo/a, distintos de la crianza (ej., participar de una liga de
fútbol, grupos de baile, batucada, etc.) 
6. Gestionar tiempo para descansar.
7. Reflexionar en torno a una buena salud mental (ej., me siento contenta/o, me
gusta cómo me veo)   
8. Resguardar que su vida personal no dañe a su hijo/a (ej., las peleas con mi pareja
son en privado, no delante de mi hijo)

Wal:
Por otro lado, estar expuesto a situaciones que son estresantes o la vivencia constante
bajo estrés de los adultos, puede también tener repercusiones en la salud mental de los
niños, niñas y adolescentes, puesto que el estado emocional de las y los cuidadores va a
repercutir en su capacidad para mostrarse disponibles a contener emocionalmente a sus
hijos en momentos de estrés.
En otras palabras, es probable que un padre, madre o cuidador estresado pueda no estar
tan disponible para escuchar, comprender y empatizar con su hijo, y en situaciones más
graves inclusive podría llegar a incurrir en realizar comentarios o conductas amenazantes
y hostiles, pues su propio agobio lo nubla para poder mostrarse disponible hacia otros.
A su vez, esto puede generar mayor estrés a sus hijos, quienes por una parte podrían
aumentar las conductas de demanda de cercanía de quien lo cuida (ya sea mostrándose
más sensibles o irritables y desafiantes frente a diferentes situaciones) o por el contrario
al no sentirse atendidos y comprendidos busquen otras formas no saludables de regular
sus emociones (aislándose, evadiéndose por ejemplo con un exceso de pantallas, o
inclusive llegar a incurrir en conductas de daño hacia ellos mismos).
Por el contrario, los padres, madres o cuidadores que mantienen una salud emocional más
satisfactoria, suelen actuar de manera más cercana, espontánea, alegre y positiva con sus
hijos, lo que les ayudará a mostrarse más disponibles para apoyar la regulación emocional
sus hijos. Y esto conllevará en un futuro una mejor autorregulación emocional en sus
hijos.

Por todo lo anterior, es importante que reflexiones sobre ¿Qué notas cuando está muy
estresado? Y ¿Cómo se ve afectada la manera en que crías a tus hijos cuando estás
estresado?
Vamos a dejarte 8 consejos, sobre cómo mejorar tu salud mental, y cuidarte para cuidar
de otros:
1. Contar con tiempo para disfrutar de otras cosas que me gustan (ej., juntarme con
mis amigos, ver películas)
2. Antes de relacionarse con su hijo/a, canalizar las emociones, es decir, limpiarse de
rabias, penas o frustraciones (ej., respiro hondo antes de entrar a casa). 
3. Reflexionar sobre cómo superar las dificultades de relación que pueda tener con
mi hijo/a.
4. Mantener un clima familiar bueno para el desarrollo de mi hijo/a (ej., las
discusiones no son frente al niño/a; hay tiempo como familia para disfrutar y
reírnos) 
5. Darse espacios para sí mismo/a, distintos de la crianza (ej., participar de una liga de
fútbol, grupos de baile, batucada, etc.) 
6. Gestionar tiempo para descansar.
7. Reflexionar en torno a una buena salud mental (ej., me siento contenta/o, me
gusta cómo me veo)   
8. Resguardar que su vida personal no dañe a su hijo/a (ej., las peleas con mi pareja
son en privado, no delante de mi hijo)

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