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Guía de preguntas - Capítulo 7

1. Describa el contexto internacional presentado en el capítulo 7.

La crisis económica y monetaria de fines de los años 60 y principios de los 70 y,


luego, la suba de los precios del petróleo tuvieron amplias y trascendentes
consecuencias para la económica mundial y el funcionamiento del sistema financiero
internacional. La duplicación de las reseras monetarias mundiales, resultado del
aumento de la cantidad de dólares en circulación a principios de la década del 70,
paso a cubrir en los años siguientes la mayor demanda internacional de liquidez
producida por la inflación mundial y la crisis petrolera. Esta situación derivo en un
notable crecimiento del mercado del euro dinero, estimulando la movilidad
especulativa del capital internacional e incrementando la inestabilidad de los tipos
de cambio entre las monedas más importantes del mundo. Dado que este tipo de
transacciones no podía ser controlado por los gobiernos nacionales, termino
afectando negativamente la política monetaria de los diferentes Estados y
aumentando el riesgo de una crisis del sistema bancario internacional, al no existir
normas de cobertura para los fondos interbancarios.
El proceso de avance protagónico de la OPEP y los países del Tercer Mundo y los
desequilibrios del comercio exterior norteamericanos generaban una gran liquidez
en los mercados mundiales, que no eran absorbidos productivamente, dada la
reducción de las tasas de inversión y el bajo crecimiento del producto y la demanda.
Esto impulso a la banca internacional a ofrecer a los países en desarrollo, en especial
de América Latina, amplios préstamos con bajas tasas de interés. La deuda
latinoamericana contraída en esos años obedecía en parte a la competencia entre
bancos internacionales por participar en el atractivo mercado que parecían ofrecer
los países del Tercer Mundo, aprovechando, además, que la expansión de la liquidez
internacional había debilitado la disciplina financiera ejercida tradicionalmente por
el FMI. En general, las tendencias recesivas que se observaban en los países centrales
desde los inicios de los años 70 generaron una caída en las demandas domesticas de
créditos elevando la liquidez de los bancos, de manera tal que los impulsaron a
buscar nuevos clientes entre los países periféricos.
El sistema de cambios flexibles transformaba el mercado de divisas en un ámbito
incierto e inseguro al producir una oscilación considerable en los precios de los
bienes transables, lo que hacía subir los costos de los intercambios y alimentaba las
tendencias inflacionarias en los países más desarrollados. En ese sentido, resulto
importante el impacto que produjo el déficit de cuenta corriente en la balanza de
pagos norteamericana, que aumentó considerablemente entre 1977 y 1978,
generando una caída importante en la cotización del dólar. Pero hacia fines de 1978,
el gobierno estadounidense estableció un programa antiinflacionario, seguido en
1979 por restricciones monetarias que produjeron aumentos en las tasas de interés.
De este modo, la moneda norteamericana se fortaleció, lo que limito el crecimiento
del resto de las económicas occidentales, aunque esta política de deflación
monetaria se llevó adelante junto a una considerable expansión del déficit fiscal,
ampliando, en consecuencia, el saldo negativo del balance comercial. En este
contexto, y dado que no existía una autoridad monetaria que controlara la liquidez
internacional, el dólar se consolido como moneda de reserva, permitiéndole a los
Estados Unidos una mayor libertad para posponer su propio ajuste y transferir los
efectos de este hacia otros países. Una nueva estampida de los precios del petróleo,
que comenzó a fines de 1978 y se extendió hasta 1980, produjo serios efectos
recesivos sobre la economía mundial. Esta suba en los precios de los combustibles
genero un impacto negativo en el mundo industrializado y, sobre todo, en las alanzas
de pagos de los países en vías de desarrollo no petroleros, lo que redujo los ingresos
disponibles para saldar importaciones y pagar los intereses de la deuda externa. La
política exterior de los Estados Unidos dio un giro temporario a sus orientaciones
globales a partir de 1977, con la asunción a la presidencia el demócrata James
Carter. La elección de este mandatario fue producto del espíritu de autocrítica
colectiva de la sociedad estadounidense luego de la derrota miliar en Vietnam y del
escandaloso caso Watergate. Como una manera de reconstruir la respetabilidad del
sistema institucional norteamericano ante el concierto internacional y de denunciar
los métodos autoritarios de gobierno implantados en los países del Este, aunque
también en algunos otros regímenes del mundo occidental, la nueva administración
desplego un programa destinado a fortalecer el respecto por los derechos humanos,
política que se consideraba más eficaz que los tradicionales enfoques estratégicos.
Carter y su secretario de Estado buscaban la distinción contra la Unión Soviética a
través de los acuerdos SALT II, pero dando a conocer al mundo las contracciones que
minaban el sistema socialista y apuntando a fortalecer internamente a los disidentes
en aquel país, así como a provocar posibles fracturas en el bloque soviético.
A fin de hacer frente a la guerra civil que había estallado en Afganistán y en apoyo
a un gobierno pro soviético amenazado por la rebelión fundamentalista que contaba
con eventuales o efectivos apoyos de los servicios de inteligencia de Occidente, en
diciembre de 1979 la Unión Soviética envió tropas a ese país. En este marco, los
Estados Unidos se negaron a ratificar los acuerdos sobre reducción de armamentos
SALT II, al mismo tiempo que se incrementaban las divergencias políticas entre Pekín
y Moscú. Como la económica soviética atravesaba ya serias dificultades,
demostrando alarmantes signos de estancamiento y retroceso con respecto a los
países capitalistas y aumentaba la disidencia política en el interior del país, la
intervención de Afganistán pareció una válvula de escape para el Kremlin con la
finalidad de descomprimir su convulsionado frente interno y los problemas que
experimentaba su política exterior. Ante esta situación, los Estados Unidos
respondieron de inmediato, a principios de 1980, especialmente un embargo
cerealero y un boicot contra los juegos olímpicos que iban a celebrarse en Moscú, y
que incluyeron previeron a sus aliados de la OTAN y del hemisferio occidental para
adoptar la misma actitud. Así, la nueva década se abrió en el contexto de un
ambiente internacional sumamente tenso y de recalentamiento de la Guerra Fría,
agravando al año siguiente con la llegada de Ronald Reagan a la presidencia de los
Estados Unidos. Este mandatario republicado abandono la política exterior de su
predecesor en defensa de los derechos humanos; reanudo la carrea armamentista,
con un programa denominado “Iniciativa de defensa estrategia”, más conocido como
“Guerra de las Galaxias”; respaldo a diversos gobiernos dictatoriales y desarrollo una
posición mucho más dura con respecto a la Unión Soviética, sobre todo en las
cuestiones estratégicas y militares.

2. Caracterice al gobierno de Onganía prestando especial atención a:

a. la dimensión política
b. la política económica de Krieger Vasena
c. la movilización popular

En 1966 hubo un golpe militar llamado “Revolución Argentina” a cargo de Onganía


el cual asume como presidente. Onganía tenía un perfil antiliberal en lo político y
liberal en lo económico. Por el lado social, Onganía tenía una postura muy autoritaria
y reprimía las actividades comunistas, se restringió la libertad de prensa e
intervinieron en los medios de comunicación. Elimina la autonomía de las
universidades, y censura manifestaciones culturales. Buscaba eliminar los conflictos
sociales a través de la redistribución de la riqueza acumulada en la etapa anterior.
Se intervienen en los sindicatos y termina generando muchos movimientos sociales y
tensión social (Originando el Cordobazo, donde organizaciones obreras y estudiantes
toman la ciudad con el apoyo de la población). Debido a estas represiones y
dictaduras se crearon las organizaciones guerrilleras (ERP, FAP, FAR.)
Era la primera vez que un gobierno de facto anunciaba su intención de permanecer
en el poder sin plazos preestablecidos, con la finalidad de cumplir con una serie de
objetivos. Por la parte política, se quería poner fin a la inestabilidad institucional,
la anarquía y el peligro de la infiltración marxista. En lo económico, los militares
gobernantes veían la necesidad de una demostración de fuerza que recaería sobre
los asalariados y el sindicalismo. El año 1966 finalizaba con un estancamiento del
producto bruto, la leve devaluación implementada no había logrado mejorar la
balanza de pagos, habiéndose reducido las reservas del Banco Central.
Salimei tampoco consiguió solucionar los problemas de inflación heredados de
anteriores administraciones, habiendo alcanzado el promedio mensual de alza del
costo de vida en el Gran Buenos. Aires. El 3,5%. Así, en un marco de incertidumbre
y críticas a Salimei, en 1967, Ongania lo desplazo y el 30/12 designo al Krieger
Vasena, vinculado al liberalismo. Respaldado por el gobierno dictatorial y represivo,
y con el aval de los círculos económicos dominantes, Vasena se dispuso a
implementar su programa económico sustentado sobre una fuerte base de poder.
Para Vasena los problemas económicos argentinos se debían a los elevados índices
de ineficiencia existentes tanto en el sector público como en el privado. Para acabar
con tales problemas era necesario realizar una redistribución de recursos entre las
actividades de cada sector. El plan implementado a partir de enero de 1967 contenía
un conjunto de medidas entre las que las que es destacaba una “sobre devaluación
compensada” del peso, del orden del 40%. De este modo se intentaba acabar con la
dinámica especulativa reinante, ya que esa sería la última devaluación y a partir de
ese momento se mantendría el tipo de cambio nominal fijo. La devaluación
provocaba una profunda alteración de los precios, por lo que se trató de compensar
sus efectos; se destacó la implementación de un impuesto a las exportaciones, al
descontar el tributo, los exportadores no recibían gran parte del incremento del
ingreso provocado por la devaluación, y el Estado se apropiaba de ese excedente. La
devaluación encarecía los productos importados y colocaba en una mejor posición
competitiva a la industria nacional. El programa también contemplaba la institución
de incentivos fiscales para promover la inversión en la industria y alentar la
expansión de las exportaciones no tradicionales; la desgravación impositiva para la
compra de maquinaria agrícola e industrial y el 50% para el caso de las inversiones
en viviendas.
Se aumentaron los servicios públicos, los impuestos sobre ventas y propiedades y se
distribuyeron los empleos públicos, con el fin de disminuir el déficit fiscal para tratar
de lograr la estabilización de los precios. Mediante un decreto firmado en marzo de
1967 se congelaban los salarios. Con este conjunto de medidas, los beneficiarios de
la devaluación eran el Estado y los capitalistas extranjeros. Buena parte del impulso
expansivo provino del sector externo, debido a los saldos favorables del comercio
exterior y al ingreso de capitales. En cuanto a las políticas de precios, hubo un
“acuerdo voluntario de precios”. De este modo el gobierno arreglaba con las
principales empresas industriales el congelamiento de precios por un lapso de seis
meses ofreciéndoles una serie de incentivos para el Acceso al crédito bancario.
Además se les otorgaba a las compañías que es adhirieran al plan la exclusividad del
mercado del sector público. Sin embargo, la política de Vasena no apuntaba a una
transformación estructural de la economía argentina como lo harían experiencias
posteriores. La estrategia era mantener la demanda interna sin afectar las tasas de
ganancia de las empresas. Los resultados de esta política global fueron el incremento
del endeudamiento externo y el desmejoramiento progresivo de la balanza de pagos.
El gobierno había prometido después de la devaluación de marzo de 1967, que el
país se transformaría en una plaza atractiva para el capital financiero. Con relación
al comercio exterior, entre 1966/69 aumentaron las exportaciones un 1.2% y las
importaciones un 40.2%. En el sector agropecuario no se vio afectado por la
evolución de los precios relativos, debido a las retenciones, no ocurrió lo mismo con
el sector industrial, ya que la estructura arancelaria no fue modificada para
compensar la revaluación del peso. En el sector de la carne, el pool frigorífico fue
eliminado a causa de la prohibición de Gran Bretaña de importar carnes argentinas.
Las exportaciones de lanas y cueros se mantuvieron elevadas.
En 1969, el deterioro del gobierno de Onganía alcanzó su punto máximo; las calles
pasaron a constituirse en el escenario de movimientos populares de protesta. Como
mencionamos anteriormente, hubo varias revoluciones, pero el gran estallido social
tuvo lugar en Córdoba y se lo conoció como “el Cordobazo”, con numerosos
enfrentamientos callejeros. Recién el 3 de Junio la situación quedó bajo control
militar. Con dicha protesta, comenzó la cuenta regresiva para el régimen de
Onganía, quien desde el comienzo de su mandato, había tratado de apartar a las
FF.AA. de toda participación en las decisiones gubernamentales. Varios factores
convencieron a los jefes militares para deponer a Onganía: la extranjerización de la
economía argentina como resultado del programa económico y el rechazo que éste
había recibido desde el Cordobazo, las vagas perspectivas políticas de un gobierno
que había pretendido soslayar a los partidos tradicionales, la incorporación a las filas
de la oposición de sectores rurales desplazados por los intereses industriales y de las
corporaciones transnacionales y la aparición en primera plana de la guerrilla (mayo
1973) a través del secuestro y posterior asesinato del ex presidente provisional
Aramburu, por los “Montoneros”(Firmenich), cuyo objetivo final era construir una
sociedad socialista. Dicho suceso tuvo una considerable repercusión pública, de
organizaciones guerrilleras, como por ej. El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP),
(Santucho), el cual al contrario e los Montoneros, rechazaba concebir al peronismo
como un movimiento de “liberación nacional”. Las acciones guerrilleras
contribuyeron a la desestabilización política. Pero la acción del terrorismo de Estado
o de organizaciones paramilitares, como la Triple A, y el desencadenamiento del
Golpe de Estado de 1976 terminaron por aniquilarlas. Las FF.AA. no coincidieron con
Onganía en acentuar la política represiva sin realizar cambios políticos profundos,
motivo que lo llevó a ser destituido de su mandato
3. Describa los cambios en el rumbo económico a partir de la vuelta del peronismo al
gobierno en 1973: cuáles fueron las principales medidas económicas tomadas y cuáles
fueron sus consecuencias.

El regreso de Perón después de 17 años de exilio el 17 de noviembre del 72 concreto


3 hechos primero reunió a los representante de todas la agrupaciones políticas
asentando las bases de una convivencia partidaria logrando la unánime adhesión a
una democratización sin restricciones y garantizando el apoyo a políticas nacionales
y populares, luego formalizo el FREJULI constituido por el peronismo, el
desarrollismo de Frondizi, la democracia cristiana, el conservadorismo popular,
desprendimientos del socialismo y del radicalismo y algunos partidos provinciales.
La candidatura presidencial del frente impuesta por Perón, correspondió a Campora
y a Vicente Solano Lima. Elecciones en marzo del 73 el FREJULI el 49,5 % de los votos
y la fórmula de la UCR Baldin / Gammond reunió el 21,2 %, dada la diferencia los
radicales reconocieron al victoria rehusaron a la segunda vuelta. Hasta el 25 de mayo
lo atentados terroristas se multiplicaron, hubieron enfrentamientos entre le líder
justicialista y la radicalizada juventud peronista del PJ. Perón relevó el dirigente
responsable de la misma, quien había propuesto la formación de milicias para
garantizar la entrega del gobierno. Con la ascensión de Campora se agudizaron los
conflictos internos en el Peronismo, los sectores revolucionarios intentaron dirimir
su controversia con la burocratizada sindicalización mediante violentos
enfrentamientos, por otra parte logro que Campora decretara la admistia para todos
los presos políticos incluidos los miembros de las fuerzas armadas. El retorno
definitivo de Perón en el 20 de Junio del 73, paso previo a su vuelta al manejo de
los asuntos públicos. La fiesta se volvió en la “Masacre de Ezeisa” hubo un
enfrentamiento entre los sectores Revolucionarios del peronismo y los de extrema
derecha (nucleada por Lípez Rega) , al día siguiente Perón reclamo volver al orden
legal y constitucional, encontró eco el todos los sectores políticos del centro y de la
derecha. Cámpora y Solano Lima en Julio presentaron sus renuncias y Lastiri (Titular
de la cámara de Diputados) quedo como presidente provisorio, esto dio espacio para
que Perón llevara las nuevas elecciones el 23 de Septiembre, donde por el 62% de
los votos los gano Perón, esta fue su tercera presidencia en la cual tuvo como VP a
su esposa Isabel Martínez de Perón, supero a la radical encabezada por Balbín y
Fernando de la Rúa con un 24%. Perón asumió el gobierno. El 12 de octubre de 73 y
se propuso la reorganización del poder estatal, para ello proponía un democracia
integrada que encauzara los conflictos sociales, controlara las relaciones entre
trabajadores y capitalistas y garantizara la estabilidad política del régimen, los
conflictos gremiales no disminuyeron y las reformas salariales desbordaron el pacto
social, empresarios cuestionaron el pacto i pugnaron por la flexibilización de precios,
para ello a fines del 73 ejercieron prácticas especulativas, eludieron los controles
de precios, etc. En enero de 74 ERG (ejército revolucionario del pueblo) ataco en
Azul una guarnición del ejército asesinando al jefe de la unidad y s esposa. Perón
destituyo al gobernador bonaerense Oscar Bidegain e impulso un reforma en el
código penal para enfrentar a la subversión, provoco la renuncia de varios diputados
representantes de la juventud peronista. El enfrentamiento entre el presidente y la
izquierda de su movimiento tuvo eclosión el 1 de mayo del 74, de donde los balcones
de la rosada descalifico y expulsó estos sectores, y estos abandonaron masivamente
la plaza. El 12 de Junio Perón amenazó con su renuncia. La muerte de Perón el 9 de
julio se produjo en un momento crítico para su proyecto político, la continuidad
institucional la llevo a cabo Isabel Martínez, a partir de su muerte, la movilización
de los conflictos y la violencia política entre los meses de julio del 74 y 75, se
registraron casi 500 asesinatos políticos. Isabel Perón y su entorno definieron
reaccionar basados en el sectorismo y el aislamiento, mientras el enfrentamiento
entre los propios peronistas se convertía en el conflicto central de la escena política,
a mediados del 75 la izquierda peronista como los sectores empresariales y políticos
vinculados a Gelbar, fueron excluidos de la lucha por el poder. En Junio del 75 la
designación de Celestino Rodrigo al frente del Ministerio de Economía, se tomó una
serie de economías que intentaban colocar a los dirigentes sindicales un una
situación insostenible. El fuerte impacto inflacionario delas medidas económicas
instrumentadas y el tope a los aumentos salariales dato un movilización masiva
contra el ministro, los jefes sindicales presionaron y lograron que el gobierno.
Liberara las negociaciones entre empresarios y sindicatos para fijar nuevos aumentos
salariales. Posteriormente, el ejecutivo volvió a fijar más inferiores a las pretendidas
por los sindicatos, el ministro de trabajo presentó su renuncia y la CGT decidió un
paro general de 48hs. del 7 y 8 de Julio, todo esto terminó con la victoria de los
sindicalistas y con la renuncia de López Rega y Celestino Rodrigo. Esto provoco el
aislamiento de Isabel Perón, lo que trajo consecuencias dramáticas, se intensificaron
las pugnas internas en el movimiento peronista y además se recrudecieron los
ataques guerrilleros y de multiplico la violencia de los ataques de derecha, AAA
(Alianza anticomunista Argentina, comandada por López Rega). Entre los asesinatos
más impactantes de los Montoneros estuvo el jefe de la Policía Federal Argentina
Alberto Villar, esto trajo como resultado político el estado de sitio del 74. Para
asegurar su permanencia en él poder intento recostarse en la FF. AA. tuvo como
desenlace un dura crisis en el Ejercito, en agosto del 75 nombro al coronel Vicente
Damasco como Ministro del Interior, esto un fue bien recibido por las jerarquías
militares e impulsaron el retiro de Damasco. Agobiado por los acontecimientos Isabel
pidió licencia por enfermedad. Se hizo cargo del gobierno Italo Luder (presidente
provisional del Senado) En este lapso las nuevas luchas internas estaban dadas por
las posibles sesiones en caso de la renuncia de la Mandataria en licencia. La irritación
de los militares por el asalto al regimiento 29 de infantería de Formosa, obligo a
presidente a llevar a cabo un proyecto de creación de defensa nacional y de
seguridad interna. Desde febrero del 75 la milicia estuvo luchando con la guerrilla
en la provincia de Tucumán. En Monte Chingolo el ERP decide copar el arsenal y
sufren 100 bajas, lo que lo lleva al cese de la actividad. Isabel retorno en Noviembre
a sus funciones, contaban con el apoyo de la FF. AA. de la iglesia del movimiento
obrero organizado, las centrales empresarias y los partidos políticos. Se trataba de
encontrar una crisis de identidad de autoridad del estado. Isabel Perón concedió el
adelanto de las fechas de elecciones

4. ¿Cuáles fueron las medidas económicas que se implementaron durante el último


gobierno militar (1976-1983)? ¿Cuál fue su impacto sobre:

a. El sector industrial
b. El sector agropecuario
c. El sector financiero
d. Las clases trabajadoras
e. La deuda externa?

A partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 comenzó a implementarse un conjunto
de medidas que tuvieron un importante impacto en la esfera económica argentina,
produciendo una ruptura de las características estructurales del funcionamiento de la
económica del país. El proceso de cambio se encontraba estrechamente vinculado a factores
de orden interno, aunque también a las transformaciones de la coyuntura económica
internacional, y a la particular articulación entre ambos conjuntos de factores. Respecto el
contexto internacional, existen las consecuencias del proceso de internacionalización que
se desarrolló en un marco general de crisis, con la exacerbación de prácticas especulativas
en los mercados financieros. Esos formaron parte de una puja desde los grandes centros de
la economía mundial y los organismos internacionales para lograr la inserción de los países
en desarrollo a los nuevos circuitos financieros. Los factores internos vinculados al proceso
de liberalización eran algo más sutiles. Nuestro país vivió desde fines de los años ’60 un
proceso de agudos conflictos sociales y políticos, las movilizaciones populares así como la
existencia de fuertes grupos radicalizados en la escena política nacional entrañaban una
seria dificultad, tanto para la persistencia de los modos de regulación vigentes como para
la implementación de otros diferentes, que implicaban el abandono del proceso de
sustitución de importaciones, la liberalización de la economía y un nuevo tipo de inserción
en la economía mundial. La existencia de numerosos grupos políticos radicalizados puso en
guardia a las grandes potencias que ya habían intervenido apoyando golpes de Estado en una
lucha que adquirió tanto la forma Norte-Sur (guerra de liberación nacional) como Este-Oeste
(luchas en relación con el posicionamiento geopolítico y el acercamiento/alejamiento del
bloque soviético).

Martínez de Hoz sintetizaba los objetivos centrales de su plan económico en: Lograr el
saneamiento monetario y financiero indispensable, como base para la modernización y
expansión del aparato productivo del país, en todos sus sectores, lo que garantizará un
crecimiento no inflacionario de la economía. Acelerar la tasa de crecimiento económico.
Alcanzar una razonable distribución del ingreso, preservando el nivel de los salarios, en la
medida adecuada a la productividad de la economía. Su diagnóstico señalaba que la
economía argentina era básicamente sana y que su problema central consistía en una
excesiva tasa de inflación, originada en la puja distributiva y en el déficit fiscal. Se
implementó inmediatamente un congelamiento de salarios por tres meses, se eliminaron los
controles de precios, y se practicó una devaluación del tipo de cambio. Las medidas de
contención del salario nominal se complementaron con otras tendientes al disciplina miento
de la fuerza laboral. A mediados de 1976 comenzó el avance sobre aspectos más
estructurales. Se desreguló la inversión extranjera, otorgando igualdad de derechos al
capital trasnacional respecto del nacional incluyendo a las matrices de las empresas
instaladas en Argentina. Respecto el sector externo, se unificó el tipo de cambio, se
eliminaron regulaciones y subsidios a las exportaciones y se redujeron los aranceles de
importación. Las dificultades que arrastraba el mercado de divisas desde 1975 fueron
superadas rápidamente. Dados los excelentes vínculos del ministro con los organismos
financieros internacionales, no le fue difícil lograr que el FMI aprobara diversos créditos,
que fueron acompañados por préstamos de la banca privada. El ingreso de divisas provocó
un cambio de expectativas entre los operadores financieros locales, que detuvieron su
corrida contra el peso, disminuyendo la demanda especulativa de moneda extranjera.

En materia de cuentas públicas, se incrementaron las tarifas y la presión tributaria.


Simultáneamente se procedió a indexar los créditos a favor del Estado emergentes de
impuestos, tasas, contribuciones y multas. Con el congelamiento salarial, el gasto en
personal se redujo un 40%. El déficit fiscal paso del 12,3% del PBI, en 1975, al 7,6%, y su
financiamiento por medio de emisión monetaria se contrajo del 55 al 29%. El congelamiento
de los salarios produjo una drástica reducción del consumo con características recesivas, lo
cual ponía límites a la política de contención salarial; cuando se intentó liberar esta variable,
se produjo un rebrote inflacionario. Esta circunstancia provoco la aplicación de un
congelamiento de precios por 120 días. A principios de 1977, se implementó una reforma
financiera que ubicaría al sector financiero en una posición hegemónica en términos de
absorción y asignación de recursos. El nuevo Régimen de Entidades Financieras apuntaba a
la liberalización de los principales mercados internos y a una mayor vinculación con los
mercados internacionales. La reforma financiera consistía, en lo fundamental, en:
 La creación de un sistema de reservas fraccionarias que reemplazaba al anterior
sistema centralizado de depósitos con un encaje de 100%
 La liberalización de las tasas nominales de interés activas y pasivas
 Una mayor responsabilidad de los bancos en la relación con su clientela,
estableciendo, requisitos sobre la solvencia y la liquidez de dichas entidades
 El establecimiento de un régimen de garantía plena de los depósitos en el marco de
una mayor liberalidad de los requisitos para la expansión o instalación de nuevas
entidades y sucursales sin importar la nacionalidad
 La recreación de la función del Banco Central como prestamista en última instancia.

La reforma apuntaba, por un lado, a incrementar el rol del sector financiero privado y
disminuir la participación del Estado por ser el primero un asignado más eficiente de
recursos. Además por su intermedio se conformaría un sistema financiero más apto, solvente
y competitivo, que redujera el costo de los servicios bancarios. Por otro lado la reforma
apunto a aumentar las tasas de interés pasivas. De esta forma, los ahorristas incrementarían
sus colocaciones en activos financieros cuasi líquidos y no presionarían tanto sobre el
mercado de bienes. Ese aumento del ahorro podría canalizarse a inversiones productivas. Al
reemplazarse el sistema de nacionalización de depósitos por uno de encajes fraccionarios,
la base monetaria quedo en niveles demasiado altos, por lo que, para neutralizar los efectos
expansivos. Se fijó un encaje del 45%, que luego descendió al 15%. Mantener inmovilizada
una parte de los depósitos implicaba para los bancos un costo que incidiría ampliando la
brecha entre las tasas de interés activas y pasivas, encareciendo los créditos y provocando
un desplazamiento por parte de los tomadores de hacia fuentes financieras externas. Para
evitar estos efectos, se creó la Cuenta de Regulación Monetaria (CRM), por la cual el
gobierno remuneraba los encajes obligatorios, asumiendo el costo mencionado. A su vez,
cobraba un pequeño impuesto sobre la porción prestable de los depósitos. El saldo negativo
de la CRM se transformó pronto en una fuente de creación de dinero, operando
implícitamente como un subsidio al sector financiero e impactando sobre las cuentas
públicas.

El nuevo enfoque de la política económica no hizo más que fortalecer las tendencias que se
prefiguraban en las primeras etapas del gobierno militar. Luego de un breve periodo de
crecimiento, la recesión provocada por la apertura comercial y el retraso cambiario se
manifestó con crudeza, dejando como saldo una economía estancada, ya que el PBI solo
creció un 2,3% entre 1975 y 1983. Sin embargo, no todos los sectores se vieron afectados de
la misma manera. Los vinculados principalmente al mercado interno o sometido a la
competencia de la importación sufrieron un derrumbe muy pronunciado. Su
comportamiento, sin embargo, reconoció una etapa de auge hasta 1980, debido a grandes y
discutidas obras públicas en infraestructura. La industria mostro un comportamiento
fluctuante que ocultaba una profunda transformación estructural, aunque el resultado
cuantitativo fue una contracción del 12,4% en el periodo. Por el contrario, el sector
agropecuario y la explotación de recursos mineros, con algunos altibajos, lograron una
expansión, por medio de una mayor inserción exportadora. Le primero creció un 19%
mientras que el segundo lo hizo en un 29% Pero el mejor barómetro de la evolución de la
economía y de la incidencia de la política economía de Martínez de Hoz fue el sector
financiero, que comenzó un lento crecimiento en el trienio 1976-1978, para convertirse en
el epicentro de una febril actividad especulativa entre 1979 y 1981; en 1980 su contribución
al PBI arrojaba un incremento de más del 40% comparado con 1975. La política económica
tuvo también una importante incidencia en la evolución del comercio exterior. Al compás
de las transformaciones productivas y de la declinación del mercado interno, las
exportaciones se triplicaron entre 1975 y 1981. A lo largo del último lustro de la década del
70, la Argentina se vio favorecida por términos del intercambio más elevados que en el lustro
anterior, a tal punto que los precios de las exportaciones en 1980 eran dos veces y media
superiores a los de 1970. El quantum de las exportaciones también se duplico en el
transcurso de la década, de modo que el crecimiento de las ventas al exterior se debía tanto
a mayores cantidades exportadas como a mejores precios.

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