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En las primeras décadas del Siglo XX el Estado que se había mantenido al margen de la

actividad económica, se ve obligado a participar ante la crisis de 1929 y las demandas de carácter

social de los sindicatos y partidos políticos de oposición. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial

el Estado se transforma adquiriendo una mayor injerencia en la economía y atención de los

derechos sociales de la población, dando lugar al Estado Benefactor, que tendrá un papel

decisivo en el desarrollo del capitalismo durante las siguientes tres décadas. Al finalizar la

década de los años 70 el Estado Benefactor sufre una crisis fiscal (déficit, endeudamiento

público e inflación) que lo orilla a tomar decisiones amargas pero necesarias: reducción del

déficit público, venta de empresas públicas, desregulación económica, reducción de la

burocracia, apertura comercial y plena libertad para los capitales financieros. Es en este contexto,

que el Estado Benefactor da paso al Estado Neoliberal con una amplia aceptación en los países

desarrollados, para su posterior exportación a los países subdesarrollados a través de los

organismos financieros internacionales (Banco Mundial y Fondo Monetarios Internacional) con

todas las consecuencias que ello implica. El Estado benefactor es una forma de Estado propia del

capitalismo de la segunda mitad del siglo XX, que hace referencia al papel del Estado en la

economía y la atención de demandas sociales (salud, educación, vivienda) y la crisis que

conlleva dicha intervención (crisis fiscal, inflación) y las críticas a su intervención desde la

economía neoclásica, quienes están a favor de una economía de libre mercado y la injerencia

mínima del Estado, las políticas adoptados en los países desarrollados para corregir los gastos

excesivos del Estado en la economía, son las que caracterizan al neoliberalismo y que se hacen

extensivas a los países subdesarrollados para enfrentar los problemas de la deuda externa y

adecuar sus economías a la nueva dinámica del capitalismo, en su nueva etapa denominada

globalización. A principios de la década de los años 80 la economía mundial se había


transformado, producto de la crisis que enfrentaron los países desarrollados y que llevó a la

implementación de políticas neoliberales, mismas que más tarde se harían extensivas a los países

subdesarrollados, en especial a América latina para enfrentar con “éxito” el problema de la deuda

externa, a través de los organismos financieros internacionales: el Fondo Monetario Internacional

y el Banco Mundial, por medio de las firmas de “Cartas de intención” y el compromiso de los

países firmantes a seguir al pie de la letra las medidas económico-financieras “sugeridas”. Con el

fin de la lucha armada de la Revolución Mexicana, el país enfrentó un periodo de reconstrucción

nacional (1920-1940), como consecuencia de las secuelas generadas por la guerra civil que

enfrentó a las diversas fracciones políticas participantes, y la cimentación de las bases

institucionales del nuevo Estado mexicano, que impulsará la modernización política y

económica, así como el crecimiento acelerado durante un periodo de treinta años. Asistimos a un

periodo de transición política, con la sustitución de los jefes militares en el gobierno por civiles,

profesionistas, que marcaran los siguientes gobiernos emanados del partido oficial, durante la

segunda mitad del siglo XX. Otra característica del periodo es la consolidación del Estado

benefactor, como el rector o impulsor de la economía a través de inversiones públicas y la

creación de organismos paraestatales, que complementan la inversión privada nacional y

extranjera, así como la de instituciones de carácter social (salud, educación vivienda). El

desarrollo económico de México tuvo un importante crecimiento durante las décadas de los años

40, 50 y 60, a través de una serie de de estrategias denominadas “modelos económicos”, que

permitieron un crecimiento sostenido en las diversas ramas de la economía nacional. México

tuvo crecimiento económico sin paralelo, durante este lapso la economía del país sufrió una

transformación al pasar de una economía rural a una en plena vía de industrialización, lo que

permitió el comercio internacional y el arribo de capitales extranjeros. Los antecedentes de este


modelo económico se generaron a raíz de la crisis de 1929, que obligaron al país a cambiar la

estrategia basada en la exportación de productos primarios, por otra denominada, crecimiento

hacia adentro, apoyándose en el mercado nacional y el fomento al crecimiento industrial con el

propósito de sustituir la importación de productos manufacturados. La sustitución de

importaciones y la intervención del Estado fueron determinantes en algunas ramas industriales

donde la inversión privada y extranjera no tenían interés por no ser rentables, el Estado se hizo

promotor del financiamiento industrial en las siguientes décadas. El crecimiento interno de la

industria, la sustitución de importaciones y el control del déficit presupuestal, llevaron al país a

una estabilidad de precios y salarios que permaneció por cerca de 20 años, a este periodo se le

llamó “el milagro mexicano”, por los resultados obtenidos por la instrumentación del modelo

económico denominado “desarrollo estabilizador” La estabilidad que mostro nuestro país durante

este periodo fue digna de admiración por los problemas que enfrentaba la región de América

latina, donde predominaron los golpes de Estado, revoluciones y conflictos políticos. Dicha

estabilidad se debió a la política de preferencias y control de las organizaciones sociales,

sindicatos y partidos políticos por parte del Estado, al control ejercido por el partido hegemónico

y un largo periodo de gobierno de un sólo partido y a la ausencia de una democracia efectiva. El

modelo del desarrollo estabilizador provocó una devaluación del peso frente al dólar, ante el

aumento de los precios de los productos en el mercado interior y el saldo negativo en la balanza

de pagos, llevaron al gobierno a devaluar la moneda nacional al pasar de $8.65 a $12.50 pesos

por dólar el nuevo tipo de cambio permitió dar inicio aún largo periodo de estabilidad

económica. El desarrollo estabilizador impulsó un crecimiento constante y sostenido del

desarrollo económico, teniendo como base una estabilidad de precios en los productos generados

por la inversión privada nacional e internacional, los salarios y los bienes y servicios
suministrados por el Estado mexicano. El Estado operaba como el principal promotor del

crecimiento económico, sin embargo, la riqueza generada se distribuyó de manera inequitativa,

concentrándose en la burguesía nacional y extranjera, en menor medida en los sectores medios y

donde las mayoría de la población mexicana quedó al margen de su distribución. El en plano

económico encontramos el agotamiento del modelo económico (la sustitución de importaciones)

que adoptó nuestro país en el periodo de 1955 a 1970 y, al que se le ha dado en llamar el

desarrollo estabilizador.

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