Está en la página 1de 2

Ok, enviado el 6 de agosto

PRILIDIANO PUEYRREDÓN
Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar, promotor de arte argentino

Prilidiano Pueyrredón nació en Buenos Aires el 24 de enero de 1823. Era el hijo único del
General Juan Martín de Pueyrredón, primer Director Supremo de las Provincias Unidas del
Río de la Plata, y de María Calixta Tellechea.
Vivían en el centro de la ciudad, en la calle Piedad y Reconquista, y los fines de semana se
iban a la chacra de San Isidro, llamada “Bosque Alegre”, donde hoy se encuentra el Museo
Pueyrredón (Rivera Indarte 48, San Isidro, teléfono (011) 4512-3131)
Con 12 años, viajó con sus padres a Europa, donde realizó sus estudios de arquitectura en el
Instituto Politécnico de París y de ingeniería en la Escuela Central. Era un gran dibujante y
dedicaba sus horas libres a la pintura. En Europa tomó contacto con las obras de los
grandes pintores del Renacimiento y la obra de su admirado Jean Auguste Dominique
Ingres (1780 – 1867).
Vivió 14 años en Europa y al regresar, en 1849, se instaló en la chacra de la familia en San
Isidro. Allí, en un pequeño cuarto que está encima de las caballerizas, realizó la mayoría de
sus obras. Se le encomendó pintar el retrato de la hija de Juan Manuel de Rosas. Manuelita
posó para el artista con un vestido de terciopelo rojo, color que representaba al gobierno
federal. El amplio escote deja al descubierto un lujoso collar, que junto a pulseras, anillos y
aros integran su colección de finas alhajas. Pueyrredón se inspiró para la composición de
esta obra, una de las más conocidas, en el retrato de la Reina de España que había realizado
el pintor español José Madrazo.
Dos años después, se radicó en Cádiz, España, donde pintó escenas populares, retrató a
gitanos y bailarinas andaluzas.
En 1854 regresó definitivamente a la nuestro país y comenzó sus trabajos como asesor de
obras públicas: la refacción de la Pirámide de Mayo y la forestación de la plaza de la
Victoria, el proyecto de construcción de un puente giratorio en Barracas sobre el Riachuelo
y también participó en la restauración de la Iglesia del Pilar en Recoleta.
En 1862 se trasladó con su madre a la “Quinta Cinco Esquinas” (ubicada en la esquina de
Juncal y Libertad), y en la planta alta de la casona instaló su taller de pintura.
A comienzos de 1869, su salud se vio afectada seriamente y murió al año siguiente en
Buenos Aires.
Fue sin duda el más grande retratista, junto con Carlos Enrique Pellegrini, del Arte de los
Argentinos. La piel y la expresión de su modelo es lo que más destaca en sus retratos. Su
principal tarea como retratista la desempeñó entre 1859 y 1866. Se dedicó con pasión y
laboriosidad a pintar los personajes de la aristocracia del viejo Buenos Aires (a la cual
pertenecía), entre ellos a su amigo don Miguel de Azcuénaga, a doña Isidora Peralta Ramos
con su hijo Jorge, a Julia Sagasta de Quirno y a muchos otros.
Pero sin duda sus obras más buscadas son aquellas que reflejan las tradiciones y las
costumbres de nuestro campo y son uno de los mejores testimonios iconográficos que
tenemos del siglo XIX. Caminos agrestes rodeados de ombúes, el tránsito de carretas,
animales y la inmensidad y colorido de los cielos del campo, son algunos de los temas
recurrentes en sus pinturas de paisajes rurales.
En “Viejo pescador en la ribera”, Pueyrredón representó a un poblador ribereño, en la
costa del Río de la Plata, ese paisaje costero que conoció durante los años vividos en San
Isidro. Y las estupendas obras que se encuentran en el Museo Nacional de Bellas Artes que
son íconos fundamentales de nuestro arte, como “Un alto en la pulpería”. En esta obra
Pueyrredón representó una escena común en el campo, las carretas tiradas por bueyes y los
gauchos “de a caballo” hacen un “alto”, una parada en la pulpería, mezcla de almacén de
ramos generales y despacho de bebidas, era también lugar de descanso y reunión para los
gauchos, que debían atravesar grandes distancias.

Retrato de Manuelita Rosas


1851
óleo sobre lienzo
199 x 166 cm
Colección Museo Nacional de Bellas Artes

Viejo pescador en la ribera


1864
óleo sobre lienzo
80 x 105 cm
Colección Zurbarán

Julia Sagasta Isla de Quirno


1865
óleo sobre lienzo
125 x 105 cm
Colección Zurbarán

Un alto en la pulpería
1861
óleo sobre madera
24 x 32 cm
Colección Museo Nacional de Bellas Artes

También podría gustarte