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Fidel Roig Matóns

Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar


Revista El Federal – diciembre de 2014

Fidel Roig Matons (1884-1977)


Gerona, España, 1885 – Mendoza, 1977

Un conjunto de óleos de composición, paisajes y numerosos bocetos constituyen la


“Pinacoteca Sanmartiniana Fidel Roig Matóns” de la Municipalidad de la ciudad de
Mendoza, ubicada en el Consejo Deliberante. También posee obras suyas el Museo
Provincial de Bellas Artes “Emiliano Guiñazú – Casa de Fader”.

Este catalán, virtuoso músico y pintor, trabajador incansable, dedicó a su tierra adoptiva un
conjunto maravilloso de obras de gran aliento.
Nació en Gerona, España, el 24 de mayo de 1885. A los 6 años se inició en la música,
llegando a ser primer violín de la orquesta del Teatro Municipal. Y a los 8, paralelamente,
comenzó a estudiar dibujo y pintura, perfeccionándose más tarde en la Academia de Bellas
Artes de Barcelona.
A los 24 años, dueño de una importante formación académica, viajó a Mendoza, donde ya
vivían un tío y una hermana mayor. En 1921 se casó con María Elisabet Simon. Y habitó
desde entonces un gran caserón, donde funcionó también su taller.
Desarrolló aquí una intensa actividad cultural y docente de sus dos grandes pasiones: la
música y las artes plásticas. Fue presidente de la Sociedad Orquestal de Músicos, dirigió el
coro del Centro Catalán y en 1927 hace su última actuación pública como músico,
dedicándose definitivamente desde 1929 a la pintura.
Trabaja con óleo, tinta, pastel y carbonilla. Realiza retratos y desnudos, pero pronto se
interesa por el hombre nativo y sus costumbres y sale a recorrer las afueras de la ciudad,
recreando la vida en las afueras de la ciudad.
Recién en 1930 realiza la primera exposición de sus obras, a la que seguirán muchas
muestras más en la provincia y también en Buenos Aires, recibiendo halagos de
importantes críticos y escritores, como Ricardo Rojas y el historiador Ricardo Levene.
Entre 1931 y 1936 se sintió atraído por Guanacache, en el límite entre Mendoza y San Juan,
zona de llanos y lagunas habitadas por los últimos huarpes. El artista convivió con ellos,
plasmando en sus óleos y dibujos la humildad y virtuosismo de esta etnia nativa de Cuyo.
Hombres pescando en balsas que ellos mismos fabricaban con juncos, o trenzando lazos;
mujeres trabajando en telares y cestería, conforman una colección única de valor plástico y
testimonial.
Luego, durante más de 15 años se abocó al estudio y realización de la serie dedicada a la
Gesta Sanmartiniana, su máximo emprendimiento artístico. Realizó campañas de hasta dos
meses, a paso de mula, por los abruptos y desolados senderos cordilleranos, cargando los
víveres, la tienda de campaña y los materiales para pintar. Pintó así las tres rutas del ejército
sanmartiniano: los pasos de Uspallata, de los Patos y del Portillo. Una maravillosa y épica
serie que hoy, gracias a sus devotos hijos, pertenece a la Municipalidad de Mendoza y se
exhibe en el palacio del Concejo Deliberante de la ciudad, para disfrute de todos.
Realizó también un profundo estudio sobre el aspecto físico y personalidad del Padre de la
Patria, motivo de una serie de retratos: “creo haber conseguido estampar al retrato del
General su fisonomía, carácter y edad de la época en que cruzara el gran macizo
cordillerano para la libertad de los pueblos de Chile y Perú y consolidad la
independencia argentina”, expresó el artista.
En 1952, el avance de una ceguera irreversible le impidió continuar pintando. Falleció en
Mendoza, el 26 de mayo de 1977.

 “Remanso del Teatinos”, óleo sobre tela en hardboard, 78 x 106 cm. Colección Gesta
Sanmartiniana (1937-1952)
 “Cielo maternal”, carbón sobre papel, 63 x 48 cm, Colección Vestigios Huarpes –
Guanacache (1931 – 1937)
 “Autorretrato”, óleo sobre tela, 110 x 83 cm, 1928

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