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LA PEDAGOGIA CAMO CIENCIA.

La definición de la pedagogía como técnica o, si se quiere,


como tecnología de la educación, es válida siempre y cuando no
se haga de ella la única, ni se la utilice como argumento para
negar el valor y las posibilidades teórico-científicas de nuestra
disciplina, posibilidades que no pueden discutirse y que están
incluso reconocidas por el concepto más común de la pedagogía.
La conciencia de esos límites no puede obtenerse más que por
la investigación del alcance que la pedagogía tiene como cien
cia de la educación. Como en el caso del arte educativo y de la
técnica pedagógica, también aquí debemos partir de una idea
general para determinar de qué manera la pedagogía pertenece
a ella.
Conceptos de ciencia
De la ciencia hay, en verdad, dos ideas: una que la define
como conocimiento positivo de determinados hechos; otra que
la presenta como reflexión problematizadora ansiosa de apresar
la totalidad de lo real. La primera idea toma cuerpo en las
ciencias naturales y espirituales (o culturales o humanas) que
se limitan a describir los hechos y fenómenos y a buscar sus
relaciones legales; la segunda se refiere a la ciencia como es
peculación sobre las causas últimas, sobre los fundamentos de
la realidad, esto es, a Ja filosofía, Ambas representan, a Su ma
nera, un saber desinteresado que no aspira más que a reflejar
su objeto, parcialmente en un caso, totalmente, en el otro. Por
eso en ambas concepciones la ciencia es teoría (damos a esta
palabra su significa do etimológico: del griego teóreim = con
templación) que, a la vez, puede ser científica, en sentido estric
to (conocimiento de hechos por medio de la observación o de
la experiencia) o filosófica. En este punto nos ocuparemos de
la ciencia en sentido estricto, dejando para el siguiente la pre
sentación de Ja pedagogía como teoría filosófica,
Pues bien, de la ciencia positiva también hay dos concep
tos: uno amplio y otro restringido. Según el criterio restrin
gido, la ciencia persigue la formulación de leyes (relaciones ne
cesarias entre fenómenos) expresables en términos
matemáticos.
Ciencia dice. Alejandro Korn- es _la maternatización de la
- realidad", Este concepto ya había sido expuesto por Aristótote
les al no aceptar más ciencia que la de lo general, es decir uni
versal, más de tres siglos antes de Jesucristo, y alcanzó incon
movible validez con la concepción mecánico-matemática del
mundo del siglo XVII, y con la filosofía de Kant en el siglo XVIII.
El criterio amplio, en- cambio, no exige la matematización; le
basta con la presencia de métodos, de un objeto y de un siste
ma propios. Con este criterio ha dicho Erich Becher que la
"ciencia es un conjunto de conocimientos verdaderos y proba
bles, metódicamente fundados y sistemáticamente dispuestos
según los grupos naturales de los objetos'" . Este es un concepto
más moderno hijo de la necesidad de dar validez a las ciencias
no-naturales, es decir a las "ciencias humanas".
El significado restringido de la ciencia tiene el valor de
hacer de ésta un conocimiento exacto de la realidad, y de ser
vir al hombre para prever el futuro en tanto introduce una
matemática uniformidad en el orden de la naturaleza. Pero es
impotente para insertar, por sí sola, ese mismo orden en el
campo de lo humano espiritual. De ahí que su radio de acción
sea restringido nada más que a determinadas ciencias, como
las matemáticas, 1la física, a química y, en gran parte, a la bio
logía. No caen en su jurisdicción disciplinas como la psicología,
la historia, la sociología y la pedagogia, con objetos diferentes
a los de las mencionadas en primer término, Se hace, pues, im
prescindible ampliar la extensión del concepto de ciencia de
manera que la exigencia matematicista no sea el único canon pa
ra determinar la cientificidad de un conocimiento. Puede éste
no buscar la ley y tener un dominio preciso, métodos propios
y capacidad para culminar en un sistema,
La pedagogia sójo puede ser ciencia en un sentido amplio
La pedagogia tiene por objeto a la educación. Esta se nos
ha ofrecido como una tarea y como una realidad humana, in
dividual y social, lo que significa que el solo esquema matemá
tico no puede dar cuenta de ella. No quiere esto decir que no
tenga ningún contacto con las ciencias naturales, pero en sí la
pedagogía ho puede ser comprendida en el concepto restrin
gido de la ciencia. Justamente la aplicación del criterio natura-
lístico es una de las causas de su demora en constituirse como
disciplina autónoma, y esta aplicación se ha mantenido hasta
hace poco. Por eso es una ciencia reciente, aunque la educación
haya nacido con el hombre.
Evolución de la pedagogía como ciencia
Para llegar, en nuestros días, a ser una esfera indepen-
diente del saber, la pedagogía ha debido pasar por tres etapas:
1) pre-científica; 2) científico-natural ; 3) científico-espiritual.
La etapa pre-científica, fue de acumulación. Puede decirse
que se extiende desde los orígenes hasta el siglo XVII, En este
período la pedagogía no existe como conocimiento
independiente
y unitario de un objeto. Había doctrinas sobre, la educación,
pero integradas a la política y a la filosofía (Platón y Aristó-
teles), a la tecnología (Edad Media) o a otras ciencias (Ilu-
minísmo)
La etapa cientifico-Natural comienza con Comenio en el si-
glo XVII y culmina con Herbart y el positivismo en el siglo XIX.
Fue primero una mera didáctica (metódica de la instrucción),
para alcanzar su mayoría de edad como pedagogía propiamente
dicha. Pero aun así sus principios seguían siendo de índole na-
turalista y su pretendida independencia no pasó de ser, en la
mayoría de los casos, una buena intención.
La etapa cientifieo-espiritual, que hoy recorre, le da su
autonomía. Se incuba en el siglo XIX (segunda mitad) gracias al
especialísimo aporte de Wilhelm Dilthey que trató de fundamen-
tar las ciencias del espíritu.
Lo dicho no obliga a identificar la pedagogía actual con la',
particular dirección que Dilthey encabeza. La denominación de
"pedagogía científica-espiritual" vale como opuesta a un cri-
terio predominantemente naturalista y. es, en cierta forma, co-
mún a casi todas las corrientes de la pedagogía contemporánea.
A la dirección científico-espiritual le debemos, sobre todo, la
idea de la unidad tle la pedagogía, la que una vez constituida
puede incorporar a su seno los aportes de las mismas ciencias
naturales no solo valiosos, sino imprescindibles sin que corra
peligro de desintegrarse o de someterse, Quizá con esa fusión
"de las dos tendencias, que ya se comienza a percibir, estén
dados los primeros pasos de un cuarto período en la historia de
la pedagogía científicas.
La pedagogía, ciencia positiva
Atribuir a la pedagogía carácter de ciencia positiva no es
más que reconocerle capacidad para obtener el conocimiento de
un hecho que le corresponde como objeto, Para conseguirlo le
es permitido usar muchos procedimientos, entre ellos, los uni-
versales de la descripción, la observación y la experimentación,
tanto cono apelar a otras disciplinas en busca de materiales pa-
ra elaborar sus propios problemas, De esto último se tratará
luego. Aquí no nos preocupa otra cosa que afirmar sus posibi-
lidades de conocer positivamente un hecho (el educativo) en si
génesis y evolución histórico-social (pedagogía histórica), o en+
su estado presente como realidad y como proceso (pedagogía
sistemática) . Desde este punto de vista es concebible como
Ciencia empírica, y queda justificado para nosotros el derecho de
la ciencia a participar, junto con la técnica, en el concepto de
la pedagogía como disciplinas de la educación.

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