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Análisis de la evolución de las teorías de la responsabilidad en el estado colombiano

Diego Andrés Olave Gutiérrez de Piñeres y Juan Pablo Socarras Polo

Escuela Mayor de Derecho, Universidad Sergio Arboleda

Derecho Administrativo General II

Prof. Laura Cera

Mayo 22 de 2023
En la presente investigación se realiza un análisis por medio del que se busca

comprender los cambios fundamentales generados en el concepto de Estado y en el marco

jurídico colombiano a raíz de la expedición de la Constitución de 1991, brindando un enfoque

fijado en la introducción del concepto de "daño antijurídico", y como la responsabilidad del

Estado no es exclusivamente objetiva, sino que se basa en teorías de imputación. Para abarcar

el presente análisis se realiza un comparativo entre el antes y después de la expedición de la

Constitución Política de 1991.

Antes de la Constitución de 1991:

Hay que tener en cuenta al momento de analizar la teoría de responsabilidad en el estado

que todas las actividades que puede desarrollar el estado colombiano en sus diferentes ramas y

órganos pueden generar de cierta manera responsabilidad ya que todos aquellos funcionarios

que ejerzan actividades en estas personas publicas pueden causar perjuicios a los

administrados, los cuales deberán ser reparados.

Anterior a este planteamiento se habla de un dogma denominado como la

“Irresponsabilidad absoluta del Estado”, la cual fue una época en la que el estado por más daños

causados en ejercicio de sus actividades no respondía por ellos ya que en aquel entonces se

consideraba que la soberanía estaba por encima de los daños causados. Esto debido a como lo

explica González, 2009 “el Soberano disponía de los bienes de los ciudadanos y no era

responsable de sus actos; no existían derechos individuales o privados oponibles al poder del

Estado.”

Un tiempo después surge la teoría de la responsabilidad indirecta del Estado, esto junto

con el desarrollo del principio de legalidad, que venía en un auge a raíz de la revolución
francesa ya que impulso a que el Estado, sus órganos y funcionarios se vieran sometidos al

derecho.

Ahora, esta autoridad del Estado se asimilaba a la responsabilidad de los particulares,

de las personas jurídicas de derecho privado, por lo que el Estado se asimilo al aceptar la

responsabilidad de seleccionar, elegir y vigilar a sus funcionarios, Por lo que este tipo de

responsabilidad básicamente es una sanción hacia el Estado por la mala elección o la falta de

vigilancia y supervisión sobre sus empleados públicos arraigado a los conceptos de la culpa in

eligiendo y culpa in vigilando.

No fue hasta las primeras décadas del Siglo XX cuando entra en discusión la teoría de

la responsabilidad del Estado en la aplicación de las normas contenidas en el Código Civil, esto

debido a que ya se estaba hablando de una responsabilidad directa del estado. Aquí se empieza

a considerar la personería jurídica del Estado con el fin de ser un sujeto capaz de ser reconocido

legalmente, esto incluyendo claramente a todos sus empleados públicos, de tal modo que la

culpa o la falla de un agente comprometía directamente a toda la persona jurídica.

Con la expedición de la Ley 167 de 1941 se hace la primera división de justicia respecto

al régimen de responsabilidad ya que anteriormente a esta ley, todos estos casos le

correspondían a la justicia ordinaria y se hace una transferencia de jurisdicción hacia el Consejo

de Estado y los tribunales y juzgados administrativos. Y es esta jurisdicción la que queda con

la función de elaborar la doctrina jurisprudencial que abarcaría estos temas con el fin de velar

por los derechos de todos los ciudadanos, todo esto partiendo de los principios consagrados en

la constitución nacional de 1886, como lo fueron el principio de legalidad, el deber del Estado

de proteger la vida, la honra y bienes de los ciudadanos, la garantía de la propiedad privada

entre muchos otros. Por lo que antes de la Constitución de 1991 la responsabilidad del Estado

quedo fundado en un principio autónomo de garantía integral del patrimonio de los ciudadanos.
Después de la Constitución de 1991:

Con la expedición de la Constitución de 1991 queda establecido en el artículo 90 el

régimen general de responsabilidad del Estado. “El Estado responderá patrimonialmente por

los daños antijurídicos que le sean imputables, causados por la acción o la omisión de las

autoridades públicas.” Realizando un análisis de este artículo, se puede notar como se fija al

Estado como responsable por los daños antijurídicos causados por la acción u omisión de las

autoridades públicas; por lo tanto, si el Estado llega a ser condenado a pagar por estos tipos de

daños y se concluye que fue resultado de una conducta dolosa o gravemente culposa de un

agente suyo, el mismo Estado puede repetir contra dicho agente. En el mismo momento en que

se dio la Asamblea Nacional Constituyente se generaron debates acerca de si era necesario o

no establecer un artículo que regulara la responsabilidad del Estado, en resumen, en estos

debates se le dio el reconocimiento a la necesidad de una regulación en línea con la inspiración

del profesor Juan Carlos Esguerra Portocarrero.

Ahora bien, por otra parte, este artículo ha sido analizado por el Consejo de Estado y

este por medio de la jurisprudencia ha podido brindar tres enfoques principales, el primero de

estos establece la responsabilidad del Estado como objetiva, la segunda, de cierta forma corrige

la tendencia inicial y acepta la posibilidad de falla en el servicio en casos puntuales, por último,

un poco conservador, sugieren retroceder a los regímenes de responsabilidad del Estado

anteriores a la Constitución de 1991.

Para darle inicio a la explicación de la responsabilidad objetiva hay que retornar un

poco en el tiempo y dirigirse a la doctrina española, por medio de la que se piensa que la

responsabilidad del Estado se había vuelto objetiva y no se consideraba la falla del servicio

prestado por el mismo. Durante la consideración de la acción u omisión del Estado, no se

estableció la necesidad de determinar si estas debían ser resultado de una conducta dolosa o
culposa. Esto difiere del inciso 2 del artículo 90, que trata sobre la acción de repetición. En un

caso particular ocurrido en 1991, donde un peatón resultó lesionado por el desprendimiento de

losas de un edificio estatal, el Consejo de Estado determinó que la víctima debía demostrar que

el daño fue causado por el mal estado del edificio debido a la falta de reparaciones necesarias

o el incumplimiento de los deberes de cuidado por parte del Estado. Según esta interpretación,

el daño sufrido por la víctima debía ser compensado económicamente, sin importar la legalidad

o ilegalidad del acto que ocasionó el daño. Esta interpretación se basaba en la idea de que una

"lesión" constituye un perjuicio antijurídico y se apoyaba en el artículo 16 de la Constitución

Nacional, que establece la obligación de las autoridades de proteger la vida, la honra y los

bienes de las personas. Sin embargo, esta perspectiva inicial del Consejo de Estado, que se

fundamentaba en la teoría del daño antijurídico, condujo erróneamente a creer que la

responsabilidad del Estado se había vuelto objetiva con la promulgación del artículo 90 de la

Constitución en 1991.

A partir del año 2000, el Consejo de Estado ha comenzado a reconsiderar el concepto

de responsabilidad del Estado, centrándose en el artículo 90 de la Constitución. En este proceso

de reconsideración, se han aclarado aspectos como el contenido del artículo, el alcance del daño

antijurídico y cómo se atribuye la responsabilidad al Estado. Además, se ha establecido la

naturaleza del régimen de responsabilidad que se aplica en la actualidad, basándose en el

artículo 90 de la Constitución, pero sin descartar los regímenes previos a la Constitución de

1991.

Se plantea la teoría de que el daño antijurídico es aquel que la víctima no está legalmente

obligada a soportar. Con la promulgación de la Constitución Política de 1991, se pretendió

establecer que la responsabilidad extracontractual del Estado se volvía objetiva con el concepto

de daño antijurídico. Esta noción fue inicialmente aceptada, pero posteriormente, a través de la
jurisprudencia del Consejo de Estado, se consideró equívoca. Esto se debe a que, aunque la

Constitución establece que el Estado es responsable por los daños antijurídicos que le sean

imputables, no implica necesariamente que la responsabilidad se haya objetivizado, ya que en

muchos casos sigue siendo necesario demostrar la falla del servicio. En otras palabras, la mera

antijuridicidad del daño no implica automáticamente la antijuridicidad de la acción u omisión

que lo causó, y el análisis del daño recae en la víctima. Así surge la teoría de que el daño

antijurídico es aquel que la víctima no tiene la obligación jurídica de soportar.

La jurisprudencia del Consejo de Estado, con Arturo Alessandri Rodríguez, define el

daño como el perjuicio, menoscabo o molestia causada a alguien en su persona, bienes, libertad,

honor, afectos, creencias, etc. Para que el daño sea considerado antijurídico, debe demostrarse

que la víctima no está obligada legalmente a soportarlo. Por lo tanto, la responsabilidad del

Estado se involucra tanto en acciones ilícitas o contrarias a la ley como en situaciones en las

que actúa de manera lícita, pero causa un daño. Lo que se examina como antijurídico no es la

actuación del Estado en sí, sino el daño ocasionado.

Esto significa que no todos los daños causados por el Estado serán considerados

antijurídicos, ya que algunos pueden no cumplir con el criterio de antijuridicidad. En

consecuencia, no se puede reclamar la responsabilidad extracontractual del Estado por todos

los daños, ya que algunos deben ser soportados por la víctima al no ser considerados

antijurídicos ni indemnizables.

Después de analizar los títulos jurídicos de imputación que determinan la

responsabilidad patrimonial del Estado en caso de causar un daño antijurídico, podemos

concluir que en Colombia el régimen de responsabilidad no sigue un esquema objetivo como

se pretendió inicialmente con la jurisprudencia del Consejo de Estado tras la promulgación de

la Constitución Política de 1991. En cambio, la norma constitucional establece que la


responsabilidad del Estado sigue siendo subjetiva, ya que se debe probar la existencia de un

daño antijurídico imputable al Estado, utilizando los títulos jurídicos de imputación

mencionados anteriormente.

Este análisis demuestra que, aunque se creía que la responsabilidad patrimonial del

Estado se había vuelto objetiva con la introducción del artículo 90 de la Constitución Política

de 1991, posteriormente el Consejo de Estado ha moderado esta tendencia y ha seguido

utilizando los títulos jurídicos de imputación en sus decisiones. En resumen, en la actualidad

el régimen de responsabilidad patrimonial del Estado en general sigue siendo de naturaleza

subjetiva, con algunas excepciones de responsabilidad objetiva.


Referencias

González, O. (2009). Responsabilidad del Estado en Colombia: Responsabilidad por el

Hecho de las Leyes. Humanidades, 37(1).

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