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Resumen:
Palabras clave:
Así, en un primer grupo, encontramos las sentencias que sin existir norma alguna que
previera una especial responsabilidad por la privación de la libertad, encontraron el
fundamento de la responsabilidad en la aplicación del régimen subjetivo o de falla del
servicio, aplicado a aquellos eventos en los cuales la detención resultaba desproporcionada
1
El presente trabajo hace parte de una investigación más amplia que el autor desarrolló como trabajo de fin de máster para
2
Abogado de la Universidad Santo Tomás, con especialización en derecho administrativo de la misma Universidad y en
Derecho Ambiental de la Universidad Externado, Máster en Argumentación Jurídica de la Universidad de Alicante y
candidato a Magíster en Derecho de Daños de la Universidad de Girona con tesis aprobada y solo pendiente del grado,
actualmente es Magistrado del Tribunal Administrativo del Meta.
3 GIL BOTERO, Enrique, Responsabilidad Extracontractual del Estado., 6ª ed., Temis, Bogotá, 2013. SAAVEDRA
BECERRA Ramiro, Responsabilidad Extracontractual de la Administración Pública., 6ª reimp. Jurídica Ibáñez, Bogotá,
2011. RUIZ ORJUELA, Wilson, Responsabilidad del Estado y sus Regímenes., 1ª Ed, Ecoe Ediciones, Bogotá,2010.
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección A, sentencia del 26 de agosto de 2015, expediente 88001-23-31-000-
2008-00035-01(38252, Consejero ponente: Carlos Alberto Zambrano Barrera.
1
o contraria al orden jurídico, razón por la cual correspondía al demandante acreditar el
yerro o falla para poder justificar la responsabilidad de la Rama Judicial respecto de la
persona que fue privada de la libertad.4
injustamente de la libertad podrá demandar al Estado indemnización de perjuicios.Quien haya sido exonerado por
sentencia absolutoria definitiva o su equivalente porque el hecho no existió, el sindicado no lo cometió, o la conducta no
constituía hecho punible, tendrá derecho a ser indemnizado por la detención preventiva que le hubiere sido impuesta
siempre que no haya causado la misma por dolo o culpa grave.”
6
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 17 de octubre de 2013, expediente 52001233100019967459,
Consejero ponente: Mauricio Fajardo Gómez.
2
a partir de la aplicación directa del artículo 90 de la Constitución como fuente primaria
de la Responsabilidad Estatal en Colombia, toda vez que constituian claros ejemplos de
daños antijurídicos los cuales no se tienen el deber jurídico de soportar, supuestos a los
cuales se adicionó la absolución derivada de la aplicación del principio in dubio pro reo.
Lo primero que ha de indicarse y que resultará relevante para el desarrollo del presente
trabajo es que con anterioridad a la expedición del decreto 2700 de 1991 la jurisprudencia
no admitía la responsabilidad objetiva en supuestos de privación de la libertad, exigiendo
la comisión de una falla o error en la toma de decisión que ordenó privar de la libertad.
De allí que el primer fundamento del que se valió la juriprudencia para admitir la
existencia de una responsabilidad objetiva fue la decisión del legislador-en este caso el
legislador extraordinario-, de imponer este régimen en los supuestos en los cuales el
proceso penal en donde se habia detenido de manera provisional a una persona, resultaba
absuelto porque el hecho no era delito, el hecho no se exitió o porque la persona no lo
cometió, tal y como se infería del artículo 414 del decreto 2700 de 1991.
Esta norma- decreto 2700 de 1991- era la primera disposición que establecia un régimen de
responsabilidad objetiva en el derecho de daños de la responsabilidad pública, pues nuestro
derecho de daños en el sector público ha sido esencialmente de desarrollo jurisprudencial.
7 Para profundizar en la evolución de la responsabilidad objetiva en Colombia, ver: ARENAS MENDOZA, Hugo Andrés,
3
Como se indicó, la jurisprudencia no ahondó en las razones que justificaban la
implementación del régimen objetivo en el artículo 414 del decreto 2700 de 1991, y los
antecedentes de la norma tampoco permiten profundizar en ellas, pues esta norma fue
expedida por el Gobierno como legislador extraordinario, lo cual impide estudiar una
eventual exposicion de motivos, así como las actas de discusión surtidas en el Congreso,
como en aquellos casos en que la la norma es proferida por el legislador ordinario.
Con la derogatoría del decreto 2700 de 1991 efectuada por la Ley 600 de 2000 que
contenia el nuevo código de procedimiento penal, sin que dentro de su artículado se
contemplara un norma equivalente al artículo 414, sumado al hecho de la expedición de la
Ley 270 de 1996 con los condicionamientos realizados por la Corte Constitucional en la
sentencia C-037 de 19968, la fundamentación de un régimen objetivo en materia de
privación de la libertad habia perdido todo su fuerza, por lo que si se quería continuar con
este planteamiento, se hacia necesario repensar para estos eventos el fundamento de esta
responsabilidad patrimonial de la administración.
Sin el referente normativo del artículo 414 y con la consideración hecha por la Corte
Constitucional en el sentido que el calificativo injusto de la privación debía entenderse
como una actuación arbitraria, carente de razonabilidad, la jurisprudencia de la Sección
Tercera del Consejo de Estado, acudió a una teoría que se habia implementado de antaño
en nuestro derecho extrapolada del derecho francés, y fundamentada en el principio de
igualdad de todos los ciudadanos ante las cargas públicas.
8
“Este artículo, en principio, no merece objeción alguna, pues su fundamento constitucional se encuentra en los
artículos 6o, 28, 29 y 90 de la Carta. Con todo, conviene aclarar que el término “injustamente” se refiere a una
actuación abiertamente desproporcionada y violatoria de los procedimientos legales, de forma tal que se torne
evidente que la privación de la libertad no ha sido ni apropiada, ni razonada ni conforme a derecho, sino abiertamente
arbitraria. Si ello no fuese así, entonces se estaría permitiendo que en todos los casos en que una persona fuese privada
de su libertad y considerase en forma subjetiva, aún de mala fe, que su detención es injusta, procedería en forma
automática la reparación de los perjuicios, con grave lesión para el patrimonio del Estado, que es el común de todos los
asociados. Por el contrario, la aplicabilidad de la norma que se examina y la consecuente declaración de la
responsabilidad estatal a propósito de la administración de justicia, debe contemplarse dentro de los parámetros fijados
y teniendo siempre en consideración el análisis razonable y proporcionado de las circunstancias en que se ha producido
la detención.
En virtud de lo anterior, y a propósito de lo explicado en torno al artículo 66 del presente proyecto, debe entenderse que
es propio de la ley ordinaria definir el órgano competente y el procedimiento a seguir respecto de la responsabilidad
proveniente del error judicial en que incurran las demás autoridades judiciales.
Bajo estas condiciones, el artículo se declarará exequible.”
4
A partir de lo anterior, se entendió que las restricciones que la Corte Constitucional le
impuso al artículo 68 de la Ley 270 de 1996, podian reducir el ámbito de aplicación del
artículo 90 de la Constitución, lo cual no podía sostenerse como válido jurídicamente; de
allí que había de entenderse que los supuestos de decisiones arbitrarias y carentes de
razonabilidad a partir de las cuales se detuviera preventivamente a una persona se regian
por los mandatos del artículo 68 de la Ley 270 de 1996 y aquellos otros supuestos en los
cuales la privación de la libertad no obedeciera a una actividad arbitraria y
desproporcionada, pese a lo cual se causaba un daño antijuridico, debían fundarse en la
aplicación directa del artículo 90 Constitucional.9
Para poder consolidar esta nueva postura, el Consejo de Estado debía precisar cuales eran
los supuestos en los que a pesar de no existir una actuación irrregular, ilegal o arbitraria, la
detención en sí misma constituía un daño antijurídico conforme a los mandatos
constitucionales.
Fácil es intuir que el Consejo de Estado estableció que los casos en que la privación de la
libertad a pesar de no concurrir una falla en el servicio o un funcionamiento anormal,
configuraban un daño indemnizable eran los mismos supuestos del artículo 414 del antiguo
Código de Procedimiento Penal, es decir: que el hecho no existió, que la conducta no era
delito, y que la persona no la cometió.
Establecidos los supuestos de responsabilidad objetiva por aplicación directa del artículo
90 de la Constitución, se debía ahora encontrar la justificación de porqué el daño no era
soportable y debía ser indemnizado, pues en aquellos supuestos de decisiones no ajustadas
a derecho, arbitrarias o desproporcionadas, era claro que esta falla constituía el elemento
central de la antijuridicidad del daño, supuestos que no son objeto de análisis en el presente
9 “En primer lugar, debe la Sala resaltar, respecto del título jurídico de imputación aplicable a los eventos de privación
injusta de la libertad, que se trata de un título de imputación o de un régimen de responsabilidad cuyo fundamento debe
ubicarse directamente en el artículo 90 de la Constitución Política y no en un precepto legal, hoy derogado, como el
contenido en el otrora vigente artículo 414 del Decreto 2700 de 1991; éste constituía un referente normativo cuya
existencia bien puede decirse que contribuía a respaldar el análisis que debe realizarse respecto de la responsabilidad
del Estado por el hecho de las autoridades jurisdiccionales bajo la égida del artículo 90 constitucional, pero dicho
examen ha debido ─en vigencia del citado artículo 414─ y debe en la actualidad ─incluso al amparo de lo normado por
los artículos 65 a 74 de la Ley 270 de 1996, según más adelante se indicará─, centrarse en establecer si se ha producido
un daño antijurídico, esto es, que la víctima no se encuentre en el deber jurídico de soportar y si el mismo resulta
jurídicamente imputable a la acción o a la omisión de una autoridad pública ─adscrita a la Rama Judicial, para efectos
del tipo de eventos a los cuales se viene haciendo referencia─, únicos presupuestos a los cuales hace referencia el canon
constitucional en mención.El fundamento de la responsabilidad del Estado en estos eventos, por tanto, no debe buscarse
─al menos no exclusivamente─ en preceptos infraconstitucionales que pudieren limitar o restringir los alcances de la
cláusula general de responsabilidad del Estado contenida en el artículo 90 superior.” Consejo de Estado, Sección
Tercera, sentencia del 17 de octubre de 2013, expediente 52001233100019967459 – 01 (23.354) Consejero Ponente:
Mauricio Fajardo Gómez.
5
artículo en el cual nos centraremos en los eventos en los cuales la decisión de privar de la
libertad fue expedida ajustada a las normas vigentes.
Se acudió entonces al principio de igualad ante las cargas públicas, según el cual todos los
ciudadanos debemos soportar de la misma manera las cargas públicas que suponen el vivir
en sociedad, cuando este equilibrio se rompe haciendo que una persona soporte una carga
que resulte excesivamente anormal causando con ello un daño por una actividad de una
entidad pública, se impone resarcir este daño como mecanismo de restablecimiento del
equilibrio frente a las cargas públicas.
Ha de precisarse que la actividad de la administración que causa este daño es una atividad
legítima, en la cual se ha obrado de manera ajustada y dando cumplimiento el estándar de
diligencia requerido para la misma.
En virtud de la especialidad del daño que se causa, en nuestro derecho tal planteamiento se
ha denominado teoria del daño especial10, para la cual doctrina y jurisprudencia han
exigido el cumplimiento de los siguientes requisitos:
En efecto, la medida de detención se toma dentro del marco de una actividad legítima
como lo es la investigación de los delitos que se cometen en la sociedad, y tal decisión
afecta de manera grave y anormal un derecho cuyo valor resulta indiscutible como lo es la
libertad, con lo cual se vulnera el principio de igualdad ante las cargas públicas, pues tan
solo la persona detenida sufre un daño, lo que implica el restablecimiento del equilibrio a
través de la indemnización del daño causado, debiendo declararse en consecuencia la
responsabilidad patrimonial de la administración.
6
absolución o preclusión porque el hecho no existió, la conducta no era delito, la persona no
la cometió o se dio aplicación al principio in dubio pro reo.
1.2.3.Supuestos no incluidos
Dentro del marco de los supuestos que no se encuentran en los cuatro supuestos ya
comentados y que conforme a la jurisprudencia vigente se deben regir por un régimen
subjetivo o de responsabilidad por falla, podemos encontrar los siguientes:
Un segundo supuesto se presenta cuando una persona detenida recobra su libertad en razón
que a través de una ley el hecho punible por el que esta siendo investigado pierde la
calidad de delito.
Una tercera hipótesis se presenta cuando la persona es condenada a un menor tiempo del
que estuvo efectivamente detenida.
Un evento aún más complejo se presenta cuando una persona es detenida de manera
preventiva por la investigación de dos hechos punibles, uno de los cuales justificó la
medida cautaler y al finalizar el proceso se absuelve por el delito que generó la medida y se
condenó a prisión por el otro delito.
Como se advierte, existe una variedad de supuestos en los cuales puede haber una
privación de la libertad dentro de un proceso penal por circunstancias que no se enmarcan
en los supuestos en que se admite la responsabilidad objetiva.
Una vez realizado un revisión descriptiva del estado del arte de la responsabilidad del
Estado por la privación de la libertad en el derecho colombiano, así como de su
fundamentación, se hace necesario realizar un análisis del régimen vigente tal y como se ha
analizado.
7
2.1. Análisis económico del derecho y responsabilidad objetiva por la privación de la
libertad.
En este acápite del capítulo dedicado a realizar un análisis crítico de los fundamentos de la
responsabilidad objetiva derivada de la prisión preventiva de la libertad cuando la persona
es posteriormente absuelta, nos centraremos en analizar esta idea a partir de los postulados
generales que el análisis económico ha realizado para reconstruir la práctica jurídica de la
responsabilidad civil, aplicable en este aspecto a la responsabilidad Estatal.
La teoría tradicional del análisis económico entiende que existen tres grandes costes
involucrados en la reglas de responsabilidad, la sumatoria de los cuales determina el nivel
de eficiencia de las reglas y los incentivos que se deben enviar a los agentes involucrados
en el tráfico social, estos costes son los primarios, secundarios y terciarios
Los costes primarios corresponden a la suma de los daños efectivamente causados más lo
que se ha gastado en la prevención de estos daños, es decir, valor del daño más valor la
prevención; los costes secundarios hacen relación la asignación de los costes primarios en
las personas que tengan o no la capacidad de soportarlos, para lo cual existen dos grandes
opciones: La dispersión del riesgo entre las personas- derecho de seguros- y la distribución
de daños- bolsillos profundos -.
8
sistema de responsabilidad civil o de compensación en que se incurre para poder garantizar
la reparación del daño causado o la compensación del mismo.
Para los efectos del análisis económico, la culpa encuentra una definición de carácter
estrictamente económica, a través de la conocida fórmula de Hand según la cual un agente
incurre en culpa cuando “omite tomar precauciones es negligente solo si su coste de
evitación era inferior al valor esperado del daño ( el valor del daño, ponderado por la
probabilidad de su ocurrencia)”.13
Además de lo anterior, los planteamientos del análisis económico del derecho respecto de
las reglas de responsabilidad por culpa y objetiva, como mecanismos de eficiente
asignación de las pérdidas sufridas producto de los daños sufridos en el tráfico social,
conducen a las siguiente premisas15:
13
PAPAYANNIS, Diego, La Responsabilidad civil como asignación de pérdidas. InDret Revista para el Análisis del
Derechos, 2014. Página 16.
14
Op cita pág. 17
15
Para profundizar en las razones de estas premisas, me remito a los textos ya indicados, en donde incluso se encuentran
formalizaciones matemáticas para explicarlas, pues no es el objetivo del presente documento dar una explicación de las
reglas de responsabilidad extracontractual a partir del análisis económico del derecho.
9
En escenarios en que el estándar jurídico es menor que el eficiente, en la regla por culpa el
agente se limitará a cumplir con aquél, generando con ello un ineficiente resultado social;
en el escenario opuesto, si el estándar jurídico es mayor que el eficiente el agente cumplirá
con este solo si el costo de las medidas de preventivas necesarias para alcanzar el estándar
jurídico son menores al costos de las medidas eficientes más el valor del daño causado; por
el contrario la diferencia entre el estándar jurídico y eficiente no impacta al agente en la
regla de responsabilidad objetiva pues en cualquier evento-excepto la culpa de la víctima-
asumirá el coste del daño.
Se discute sobre los incentivos que una y otra regla de responsabilidad generan respecto de
la investigación y desarrollo, pues algunos sostienen que la responsabilidad objetiva es
estática en la medida en que no genera incentivos para la mejora, toda vez que no determina
el error cometido a efectos de ser mejorado, además las decisiones de los jueces en
responsabilidad por culpa constituyen una información valiosa para un continuo mejorar a
diferencia de la responsabilidad objetiva en la cual no existe esta información.
Se objeta a esta postura, que en mercados competitivos los productores están atentos a los
cambios de sus competidores, lo que incentiva el desarrollo y la investigación con
independencia de las decisiones de los jueces; además que la mejor forma para reducir los
costos en sede de responsabilidad objetiva es reducir la variable de probabilidad del daño,
lo que se puede conseguir con inversión en investigación y desarrollo.
Con estas premisas, una primera aproximación nos indicaría que la implementación de un
régimen de responsabilidad objetiva derivada de aquellas detenciones preventivas que se
acometieron dando cumplimiento a los requisitos previstos en el orden jurídico colombiano
para la procedencia de la misma, es decir ajustadas a la legalidad, crearía un incentivo para
reducir el nivel de actividad, lo cual supondría que disminuiría el número de detenciones
preventivas que se expiden ajustadas al orden jurídico, lo que en principio parece
contraproducente, pues atentaría contra el interés público de la persecución de la
criminalidad que va inmerso en la justificación deontológica de la prisión o detención
preventiva.
16
La Corte Constitucional en sentencia C-366 de 2014, ha resumido los límites legales y jurisprudenciales para la
imposición de la medida de aseguramiento.
.
10
constituye una doble garantía, de un lado supone que solo de manera excepcional las
personas vinculadas a un proceso penal serán privadas de manera preventiva y segundo que
será altamente probable que los casos en que la persona detenida provisionalmente
posteriormente sea absuelta no sean muchos; lo cual obviamente no excluye que se
presentan las situaciones que se analizan en el presente trabajo.
Podría objetarse que el establecimiento del régimen objetivo garantiza la vigencia del
derecho a la libertad, en la medida en que en cualquier evento de absolución se garantiza su
protección con la correspondientes indemnización.
Frente a lo anterior, cabe señalar dos planteamientos: El primero que si ello fuera así tal vez
la mejor postura para garantizar la libertad de manera plena es abolir la posibilidad de la
medida cautelar de la prisión preventiva y así maximizar el derecho a la libertad, lo que
parece que las sociedades democráticas contemporáneas no están dispuestas a realizar y el
segundo que las exigencias de la imposición de la medida tengan un estándar alto lo cual
reduce el riesgo de una detención arbitraría o injusta.
Creemos que estas críticas no resultan aplicables a las situaciones que se analizan, pues
obedecen a contextos diversos y de allí que dos de estas no son pertinentes en el caso que
estudiamos y la tercera es como mínimo problemática, por lo que sí parece que en estos
17
DOMÉNECH, Gabriel, ¿ Es mejor indemnizar a diez culpables que dejar a un inocente sin compensación?. InDret
Revista para el Análisis del Derechos, 2015. Página 20.
11
supuestos respecto de la información útil-investigación y desarrollo- resulta más relevante
la regla de responsabilidad subjetiva.
Ahora bien, respecto de la tercera crítica no parece fácil comprender cómo es posible
reducir el componente de probabilidad del daño en los supuestos de prisión preventiva,
cuando lo cierto es la que medida óptima depende de decisiones políticas, pues bien o se
elimina la prisión preventiva-lo que ya indicamos no parece posible en las sociedades
democráticas- o se aumenta el umbral para viabilizar los requisitos probatorios para
decretar la prisión provisional, el cual siempre deberá ser inferior al exigido para la
condena por evidentes razones lógicas, lo cual implica que siempre habrá un margen para el
error.
Ahora bien, resulta lógicamente cierto que siendo el estándar de prueba penal más alto-para
efectos pedagógicos cercano al 90% o más- el riesgo de error se traslada de condenar un
inocente-falso positivo- a absolver un culpable – falso negativo-, lo que significa que habrá
mucho más absueltos culpables que inocentes condenados21.
18
En Colombia las decisiones del Consejo de Estado se publica en el sitio web institucional www.consejodeestado.gov.co
en donde cada 15 días se expide un boletín con las decisiones más relevante proferidas por la sección tercera y los
diversos Tribunales Administrativos cuentan algunos con su propia página web o lo hacen en la página institucional de la
rama judicial https://www.ramajudicial.gov.co/web/10228/761 . A la fecha existe un registro de 442 decisiones
relacionadas con la privación injusta de la libertad.
19
Ver DOMÉNECH, 2015: 22
20
En Colombia, el pago de las condenas derivadas de la responsabilidad objetiva por prisión preventiva, son asumidas
presupuestalmente con cargo a los recursos asignados por el Congreso cada año a la entidad que decretó la detención.
21
Para un crítica de este estándar y su incidencia en el aumento de la criminalidad en Estados Unidos, ver la obra de Larry
Laudan ya citada.
12
Lo anterior sumado a la regla de responsabilidad objetiva, constituiría un claro incentivo a
la criminalidad y haría perder disuasión a la Ley en la medida en que el delincuente
absuelto, además de beneficiarse de su absolución en el proceso penal, ahora tendría el
incentivo de ser indemnizado en el proceso de responsabilidad por daños, lo cual
conllevaría a incrementar la criminalidad y con ello el costo social.
Los costos primarios en este caso se concretan en la indemnización que debe pagar el
Estado a los particulares, los que se incrementan si el régimen es de naturaleza objetiva,
sumado al hecho que los costos de prevenir el daño en principio no se alteran, pues
establecidos los supuestos para la procedencia la prisión provisional, los gastos en prevenir
la materialización de este daño-prisión preventiva seguida de absolución-, no varían en
razón del carácter subjetivo u objetivo, pues se concretan en capacitación a los servidores
judiciales y prevención de la criminalidad.
Además, el hecho de dejar libres a los culpables supone un incremento en los costos de
prevención del delito, pues la tasa de reincidencia de las personas que han incurrido en la
comisión de un hecho punible es alta.
Desde la perspectiva de los costos secundarios, pareciera de manera intuitiva que este recae
en personas marginadas socialmente y con dificultades de orden económico, dada la
estructura social desigual que impera en el país22y el conflicto armado que se vive desde
hace más de 50 años, que hace pensar que las detenciones preventivas recaen
mayoritariamente en este renglón social, pese a lo cual esta conclusión requiere de una
constatación empírica que no tenemos y que al parecer no existe como dato oficial.23
22
Según las estadísticas oficiales, la pobreza en Colombia es del 27,8% con un coeficiente de Gini de 0,522, ver
http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/pobreza/pres_pobreza_2015.pdf, según los datos del
Banco Mundial el índice de Gini de Colombia es del 55 para el año 2015 ver
http://datos.bancomundial.org/indicador/SI.POV.GINI?page=2
23
Ni la fiscalía General de la Nación ni la Rama Judicial, tiene datos sobre el estrato socioeconómico de las personas que
son privadas de manera preventiva de la libertad.
24
Ver PAPAYANNIS 2014: 11 y ss
13
dispersión de daños y la distribución de los daños, o en palabras de Acciarri 25 la
distribución de los costos- loss spreading- o la traslación de ellos a una parte que pueda
pagarlos-deep pocket-.
El primer mecanismo hace alusión a la figura del seguro como una forma de dispersar el
riesgo entre los individuos, bien sea voluntario o obligatorio, sin embargo, este mecanismo
no parece plausible para la situación que analizamos, pues en primer lugar no existe en el
mercado una póliza que ampare el riesgo del daño padecido por ser privado
preventivamente de la libertad.
Además como lo señala Doménech26, no parece razonable que una persona se acerque a
una compañía de seguro con el fin de amparar el riesgo de los daños derivados de ser
privado preventivamente de la libertad, pues ello supondría un reproche social al entender
que la persona esta vinculada a actividades delictivas y muchos menos resulta imaginable
un escenario en el cual el Estado se asegure los daños que pueda ocasionar con su facultad
de detener preventivamente a una persona, pues difícilmente una compañía a un costo
razonable cubriría este riesgo.
Desechada esta opción, tan solo quedaría la posibilidad la distribución de los daños, según
la cual el daño debe asumirlo la persona con mayor capacidad contributiva, lo cual podría
de manera preliminar indicar que en la situación analizada corresponde al Estado asumir el
coste del daño causado dado su evidente mayor capacidad.
No obstante, no deber perderse de vista que los recursos del Estado no son ilimitados y
constituyen los recursos de todos destinados al interés público, por lo que hacer cargar al
Estado con todos los daños causados como consecuencia de la privación preventiva seguida
de absolución, puede suponer una grave afectación de los recursos destinados a bienes
fundamentales y prioritarios como la salud o la educación, con lo que podríamos incurrir en
una grave paradoja, pues el criterio distributivo según el cual asume el coste quien mejor
pueda asumirlo, conduciría a una reducción de los bienes primarios en términos de Rawls
que constituyen por definición la esencia de los elementos de la justicia distributiva y por
ende la razón de ser de un orden justo.
Por último, y respecto de los costos terciarios, la regla de responsabilidad objetiva supone
aumentar el número de conflictos llevados a la justicia en la medida en que no es necesario
demostrar la falla o el yerro, sino tan solo el daño y el la causalidad lo que en este tipo de
procesos es bastante sencillo, pues el daño resulta evidente y palmario con la restricción de
la libertad y la causación también pues fue el fiscal o el Juez quien ordenó la detención y
todo aparece fácilmente comprobado en el expediente penal, lo que necesariamente incide
en el aumento de los costos terciarios.
25
ACCIARRI, Hugo, El análisis Económico del Derecho. Una aproximación general. Filosofía de la Responsabilidad
Civil. Universidad Externado, Bogotá, 2013. Pág. 436
26
ver DOMÉNECH, 2015: 19
14
Por el contrario, la regla de responsabilidad subjetiva tiende a incentivar un número menor
de procesos judiciales en la medida en que el demandante para presentar la demanda tiene
que demostrar la culpa, lo cual implica que se haga una valoración previa sobre la
existencia de negligencia a efectos de viabilizar la demanda, y trae como consecuencia una
reducción de los costos terciarios.
En la misma forma, se indica que la regla de responsabilidad objetiva facilita el uso de los
mecanismos alternos de solución de conflictos, en razón de la claridad de la misma, lo cual
necesariamente reduce los costes terciarios.
Al respecto, lo primero que debe señalarse es que con relación del uso de mecanismos
alternativos de solución de conflictos y la reducción de los costos terciarios no es aplicable
al presente asunto en el derecho colombiano, pues siempre que una entidad pública quiera
conciliar un conflicto deberá hacerlo ante el delegado del Ministerio Público y una vez
realizado el mismo, el expediente se remite al Juez administrativo para que homologue o
avale el acuerdo, razón por la cual utilización del mecanismo alternativo de la conciliación
no reduce los costes terciarios en el derecho colombiano en un grado superlativo, pues igual
se exige la intervención del Juez y su aprobación
Ahora bien, respecto del incremento de los procesos y por ende de los costos de litigio, los
datos obtenidos del sistema judicial colombiano respecto de la privación injusta de la
libertad, permiten concluir que la regla de responsabilidad objetiva si ha aumentado tanto el
número de proceso como las condenas que se pagan.
En efecto, tomaremos las cifras que la Fiscalía General de la Nación ha publicado en sus
informes oficiales correspondientes al periodo 2012-201527, las que resultan relevantes no
solo por su nivel de información, sino que porque como se indicó en el primer capitulo esta
entidad con el antiguo Código de Procedimiento Penal era quien tenia la competencia para
ordenar la detención preventiva y por ende la mayoría de los procesos se concentran en ella,
sin perjuicio que con el nuevo sistema penal ahora las condenas también se imponen a la
Rama Judicial, procesos estos que en su mayoría están en curso y hasta ahora comienzan a
resolverse, no existiendo una información clara y consolidada.
27
Los informes puede ser consultados en http://www.fiscalia.gov.co/Colombia/gestión/defensa-judicial
15
Procesos por Números de
Año responsabilidad Procesos que Porcentaje
Patrimonial corresponde a
privación de la
Libertad
2012 9.112 7.507 82,3%
2013 10.505 8.434 80,2%
2014 11.434 9.097 79,5%
2015 12.322 9.731 78,9%
Lo anterior permite concluir que la media de estas cifras nos determina que de cada 10
procesos que se adelantan por responsabilidad patrimonial de la Fiscalía, 8 corresponden a
procesos por privación injusta de la libertad .
Ahora bien, con la misma información podemos realizar dos análisis más, uno referente al
valor de las pretensiones- lo que piden los demandantes- de los procesos por privación de la
libertad y otro del valor de las condenas que por este concepto se han venido realizando.
28
La sentencia data del 2013, pero con anterioridad ya la postura era la dominante.
29
Valores expresado en miles de millones de pesos colombianos.
16
El cuadro muestra un aumento en el valor de las pretensiones de las demandas por
responsabilidad de $ 9.706.086.500.354 a $ 12.584.985.896.661, lo que en términos
porcentuales equivale a 29,6 % valor que se corresponde de manera perfecta con el
aumento de los procesos que en estos años se ha presentado por la privación injusta de la
libertad.
Ahora bien, los informes indican el valor de las condenas ejecutoriadas para cada año, sin
que se discrimine los que corresponden a privación de la libertad, pese a lo cual podemos
aplicar el porcentaje que antes encontramos que se corresponde a procesos por privación de
la libertad30, lo cual nos arroja el siguiente cuadro:
Se puede observar el incremento ostensible que se esta asumiendo por el pago de condenas
derivadas de las privación injusta de la libertad que ha venido aumentando casi de manera
geométrica.
Claro que dentro de estas sumas no es posible precisar con exactitud que porcentajes
corresponden a privaciones de la libertad en supuestos en donde la condena ha sido en
aplicación de una falla del servicio, lo cual es perfectamente compatible con el régimen
objetivo como ya se explicó, ni tampoco cuáles dentro del régimen objetivo obedecen a los
supuestos que hemos denominado de inocencia positiva y cuales de inocencia negativa en
donde cobra singular importancia la absolución por aplicación del in dubio pro reo.
30
Es necesario precisar que aplicar el porcentaje que corresponde a procesos por privación de la libertad respecto de los
procesos por responsabilidad patrimonial, parte del supuesto que existe una similitud de indemnizaciones, lo que no es
necesariamente cierto, pues perfectamente en procesos diferentes de la privación de la libertad los montos indemnizatorios
puede ser mayores o menores, sin embargo, nos puede mostrar de una manera bastante aproximada los incrementos en los
pagos realizados y las condenas efectivas por año.
17
En el año 2011, se creó una entidad pública sin antecedentes en nuestra organización
administrativa, denominada Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado31, con el fin
de definir una política general de defensa judicial de las entidades públicas ante el aumento
de procesos en contra de diversos entes públicos del Estado Colombiano, así como
consolidar y administrar un sistema de información de los procesos que se adelantan contra
la totalidad de entidades públicas en Colombia.
Con fecha de corte septiembre de 2013, se expidió el primer y hasta ahora único informe
sobre la actividad litigiosa de la Nación32, en el cual y respecto del tema que nos ocupa
resulta relevante destacar:
En el año 2012, los pagos por conceptos de condenas judiciales al Estado alcanzaron su
tope máximo de 1,9 billones de pesos que corresponde al 4,5% de la inversión nacional y la
Fiscalía General de la Nación a partir del año 2010- periodo en el que se consolidó el
régimen objetivo- tuvo un incremento manifestó pues su participación en las condenas paso
del 1% en el año 2001 al 7% en el año 2010 y culminó en el 12% a la fecha de corte del
estudio.
Para agosto del 2013, según el informe, en contra de la Fiscalía se adelantaban 13.385
procesos por privación injusta de la libertad, con unas pretensiones equivalente a 13,3
billones de pesos.
Resulta palmario que estas estadísticas reflejan graves fallas en la política criminal del
Estado y en la estructura social colombiana, que pasan por una racionalidad en el uso de las
medidas cautelares en el proceso penal, sumado a la necesaria reducción de la desigualdad
en nuestro país, pese a lo cual el supuesto que se analiza-detención preventiva ajustada a la
Ley seguida de absolución- no pierde importancia y así da cuenta de ello el documento
proferido por la Agencia Nacional de Defensa Judicial denominado Privación Injusta de la
Libertad: entre el derecho penal y el derecho administrativo34,en el cual se hace un análisis
a mayo del 2013 sobre el estado del arte de los procesos de responsabilidad patrimonial por
31
Decreto 4085 de 2011
32
El informe puede ser consultado en http://www.defensajuridica.gov.co/gestion/informes/informe-gestion-judicial-
agencia-consejo-ministros/Paginas/default.aspx
33
Se lee en el informe: “De lo anterior se concluyen dos aspectos: El primero de ellos evidencia los sectores hacia los
cuales se deben enfocar esfuerzos para mitigar las demandas en contra del Estado: Seguridad y Defensa, Fiscalía y
Transporte, con sus diferentes problemáticas. El segundo aspecto corresponde a un llamado de atención a las entidades
para realizar una mejor planeación y estimación de los recursos a solicitar en cada vigencia para el pago de sus
sentencias y conciliaciones, con el objetivo de reflejar la situación real y reducir los costos adicionales en los que puedan
incurrir la Nación por concepto de adiciones presupuestales durante las vigencias y del pago de intereses. “ ( Página 7)
34150Verdocumentoenhttp://www.defensajuridica.gov.co/gestion/ublicacionesandje/Documents/privacion_injusta_liberta
d.pdf.
18
privación de la libertad y allí además de las críticas a la política criminal, se indica que un
muestreo de las sentencias condenatorias determinó que el 64% de estas decisiones se
profieren en aplicación del régimen objetivo del daño especial, es decir, en el caso
colombiano por uno de los cuatro supuestos que hemos analizado, dentro de los cuales sin
duda el más relevante es el de la aplicación de In dubio pro reo, lo que justifica el análisis
que se ha venido realizando.
A partir de las anteriores reflexiones, pareciera que el análisis económico del derecho
recomendaría establecer una regla de responsabilidad subjetiva, sin embargo, resulta claro
que esta conclusión no parece contundente y definitiva, en cuando se requiere de mucha
más información empírica para corroborarla, pese a lo cual con los datos disponibles la
tendencia pareciera que es la de una regla de culpa.
35
Se lee en el documento:“La forma ampliada de reconocer la responsabilidad objetiva a causales no previstas en la ley
también pone de presente que el trabajo de investigación penal debe ser sumamente riguroso para evitar detrimentos
posteriores al patrimonio público. Los casos de declaración de responsabilidad por in dubio pro reo, eximentes de
responsabilidad penal o prescripción de la conducta, como generadores de responsabilidad objetiva en el campo
administrativo, deberían contar como presupuesto de orientación de la labor de la investigación de la Fiscalía. El
problema se agudiza con la nueva filosofía acusatoria debido a que la concepción del proceso penal como proceso de
partes involucra justamente las nociones de duda (decisión más allá de toda duda razonable), en calidad de variables que
son incontrolables por parte del Fiscal si la actividad de la defensa es lo suficientemente profesional como para quitarle
piso a una acusación. De tal manera que, en nuestro concepto, el modelo de responsabilidad objetiva para estos efectos
debería variar. Los conceptos penales nuevos, creados por la Ley 906 de 2004, requieren una adaptación en la teoría de
la responsabilidad administrativa debido a que el proceso penal está más librado a las partes que al propio Estado en la
demostración de responsabilidad penal.” (página 57).
36
“F.S.: ¿Se debe replantear el régimen de responsabilidad o fijarse límites a la indemnización?
A.G.: La ANDJE considera necesario abrir el debate sobre la privación injusta de la libertad por dos razones: La primera
tiene que ver con la plena garantía y respeto de los derechos de las personas ante el sistema judicial penal, lo cual implica
que todos los operadores del sistema sean prudentes, estrictos y diligentes al momento de adoptar medidas restrictivas de
la libertad. La segunda razón radica en reflexionar sobre el título de imputación aplicable a los casos en los que se debate
la responsabilidad estatal por privación de la libertad así como los montos indemnizatorios a reconocer a efectos de
propender por un sistema justo que garantice la reparación de los daños causados, cuando a ello hubiere lugar, con respeto
al principio de equidad, igualdad y
racionalidadenelgastopúblico.”http://www.forossemana.com/articulo/id/2098/es_necesario_abrir_el_debate_sobre_la_priv
acion_injusta_de_la_libertad
19
Tal y como se indicó con anterioridad, en estos casos complejos-como creemos que el
asunto que se analiza lo es- el papel de la Filosofía del Derecho resulta iluminador en
cuanto permite comprender y dilucidar a partir de su herramientas asuntos complicados o
como se diría en la terminología de Hart: casos difíciles.
Para el análisis del tema, seguiremos la reflexión filosófica que ha desarrollado el profesor
PAPAYANNIS, en su obra Comprensión y Justificación de la Responsabilidad Civil, no
sin antes hacer dos precisiones que consideramos relevantes sobre el particular.
Una primera, relacionada con que entendemos que a pesar que los planteamientos
filosóficos fueron desarrollados para la responsabilidad entre particulares, no creemos que
ellos puedan variar cuando se trata de la responsabilidad de una entidad pública derivada de
un vinculo relacional, en donde claramente se identifica la entidad pública causante del
daño y a ella se le reclama el restaurar la interacción injusta, pues en estos casos es
perfectamente aplicable los planteamientos filosóficos de la justicia correctiva, lo que no
excluye que haya supuestos en donde el reclamo hacia el Estado exceda el ámbito de
justicia correctiva y nos encontremos en una clara aplicación de la justicia distributiva
como por ejemplo un reclamo en materia pensional o tributaria; no obstante más adelante se
profundizará sobre ello.
Una vez que se han distribuido los derechos y deberes de indemnidad, las personas en la
sociedad interactúan unas con otras, produciendo con ello interacciones que causan daños y
que deben ser indemnizadas en la medida en que la mismas interacciones sean injustas, es
decir, que haya vulnerado los derechos y deberes de indemnidad y aquí entra en juego la
justicia correctiva.
En efecto, una vez causado el daño la justicia distributiva no exige que el mismo sea
reparado por quien lo causó, sino perfectamente puede determinar que lo asuma quien este
37
Para profundizar en la justificación del alterum non laedere, ver capitulo 6 del PAPAYANNIS, Diego,. Comprensión y
Justificación de la Responsabilidad Extracontractual. Marcial Pons, Madrid, 2014 Capítulos I y II páginas 31-117.
20
en mejores condiciones de pagarlo o por el Estado. Así en la práctica encontramos estos
eventos en los denominados Fondos de Compensación como el caso de Nueva Zelanda o el
fondo para el pago de víctimas del terrorismo de España.
Esta misma reconstrucción resulta plausible cuando una entidad pública en su actuar causa
una interacción injusta, pues los derechos y deberes de indemnidad también son exigibles
del Estado, lo que resulta diferente es que el Estado además de garantizar la distribución de
los bienes primarios- entre ellos los derechos y deberes de indemnidad- a través de diversas
instituciones- fuerza pública, Justicia, administración tributaria- , debe respetar los mismos
en su actuar, pues de lo contrario deberá compensar o rectificar el daño injusto causado, o
también desde la otra perspectiva exigir la indemnización cuando padezca una interacción
no permitida.
Puede determinarse a estas alturas, que el problema se traslada a determinar ¿ qué es una
interacción injusta?, lo que en materia de la responsabilidad subjetiva o por culpa no
supone en principio un problema complejo desde la perspectiva teórica, en la medida que la
injustica del daño o de la interacción se relaciona con la vulneración del estándar exigible,
bien sea que este normativamente previsto o se acuda al estándar del hombre razonable o al
de un buen padre de familia.
38
WEINRIB, Ernest. Responsabilidad Extracontractual como Justicia Correctiva. Filosofía de la Responsabilidad Civil.
Universidad Externado, Bogotá, 2013. Pág. 328
39
véase PAPAYANNIS, 2014 : 176.
21
Retomemos el ejemplo con el cual se explica la injusticia de la interacción en la
responsabilidad objetiva derivada de la conducción de vehículos, allí la acción de conducir
es lícita y socialmente valiosa por lo que esta permitida, regulada; no obstante, cuando se
lesiona a alguien conduciendo, es decir, se atropella a alguien, la injusticia de la acción no
esta en conducir, sino en atropellar, lo cual permite diferenciar claramente que la
incorrección se traduce en el resultado injusto de la actividad lícita y ello resulta tan claro
que la reparación que ordena la justicia correctiva es la que se genera de la acción de
atropellar y nunca prohibirá la acción de conducir que es lícita en sí misma.
Sin esta diferenciación es claro que no podría reconstruirse los supuestos de las acciones
justificadas tal y como lo demuestra Papayannis al analizar estos supuestos en las cuales se
ha infringido un deber.40
Un primer punto es que la facultad de proferir una detención preventiva dentro del marco
de un proceso penal en cabeza de una autoridad pública- en el caso colombiano
inicialmente la Fiscalía hoy los Jueces Penales de Garantía- es una actividad lícita,
autorizada y regulada legalmente e incluso avalada constitucionalmente por la Corte
Constitucional.42
22
de la interacción, se encontraría en el incumplimiento del estándar exigido por la norma
jurídica que habilita y establece los requisitos para la procedencia de la medida de
detención preventiva.
Pero tal y como se ha explicado el régimen colombiano prevé un régimen objetivo, lo que
supone preguntarnos:¿ Cuál es la injusticia o incorrección que justifica el deber de resarcir
en aquellos eventos en los que cumplidos los estándares para dictar una detención
preventiva la misma se materializa y con posterioridad la persona es absuelta ?
En primer lugar, aceptar este planteamiento supone admitir entonces, que cada vez que se
dicte una detención preventiva se deberá necesariamente condenar a la persona investigada,
pues de lo contrario se estaría cometiendo una incorrección, lo cual pone al Estado por
intermedio de sus jueces en obligación de casi imposible cumplimiento, toda vez que para
ello tendrían que igualarse los requisitos para dictar la medida de detención provisional con
los exigidos para proferir una sentencia penal condenatoria, lo que resultaría insostenible,
pues sí ya tenemos los requisitos para condenar perdería sentido la finalidad de la medida
cautelar de prisión preventiva.
23
Además de lo anterior, en los sistemas penales democráticos contemporáneos, uno son los
requisitos para proferir la medida preventiva y otros los exigidos para la condena- mucho
más exigentes- por lo que siempre habrá un margen o umbral entre los estándares para cada
una de estas decisiones que permitirán que una persona detenida preventivamente sea
posteriormente absuelta.
Bajo la premisa indicada, es claro que en el proceso penal como antes se indicó opera la
presunción de inocencia como regla de juicio, estableciendo un estándar de prueba alto-
cercano al 90% como gráficamente se ha indicado-que evite el riesgo que un inocente sea
condenado-, y por el contrario se asume el riesgo que un culpable sea absuelto, de hecho
matemáticamente con un estándar de prueba alto, hay mas probabilidades que un culpable
sea absuelto que un inocente sea culpable.
Esta idea además, esta rechazando la posibilidad que en el proceso de responsabilidad por
daños en contra del Estado se puede buscar la verdad sobre la efectiva inocencia o no de la
persona, lógicamente con un estándar que es diferente al penal y por ejemplo admitiría que
se declarara que la hipótesis de la inocencia es más probable que la hipótesis de
culpabilidad44y con ello se declarara la responsabilidad en cabeza de la entidad pública
correspondiente.
Por último, la hipótesis de la absolución como incorrección deja sin justificar los supuestos
que ya analizamos anteriormente y en las cuales a pesar de existir absolución no se
reconoce la responsabilidad objetiva sino el factor de atribución es la culpa tal y como ya se
indicó en este trabajo.
24
Entiendo que la injusticia o la incorrección de la detención preventiva seguida de
absolución se materializa cuando la persona ha sido declarada inocente, es decir, la que se
ha denominado conceptualmente inocencia positiva, pues en estos eventos resulta patente la
incorrección en la medida en cuanto se privó de la libertad a una persona cuando no era
culpable y sí bien es cierto en su momento la medida fue dictada con arreglo al estándar
jurídico vigente, la acreditación de la inocencia justifica la reparación del daño por el
agente causal.
Tal vez la mejor reconstrucción posible desde la perspectiva que se viene analizando el
presente asunto, sea considerar los supuestos de detención preventiva con el cumplimiento
de los requisitos legales, como una hipótesis de daño justificado en razón del cumplimiento
de un deber o autorización legal.
25
desarrollar.
En los supuestos que venimos analizado, creemos que como antes se indicó que la
posibilidad de indemnizar los daños derivados de la detención justificada-con el
cumplimiento de los requisitos legales-, solo resulta viable cuando se acredita que la
persona detenida era inocente, pues en este momento se vislumbra la incorrección que
merece ser rectificada.
Además de lo anterior, esta idea puede explicar porque al analizar el derecho comparado, se
puede constatar casi como elemento común denominador que eran indemnizables en sede
de responsabilidad todas aquellos supuestos en los que las personas detenidas
preventivamente eran absueltas porque el hecho no existió, la conducta no era delito o el
agente no lo cometió, supuestos todos de inocencia probada y los casos de inocencia
negativa- no probada- resultaban problemáticos o de un trato diferenciado.
Tal justificación parte de una premisa necesaria y es que no se tiene el deber de soportar la
carga, lo que no parece discutible en los eventos de inocencia positiva, pero, ¿ Podríamos
afirmar que no se tiene el deber soportar la carga en aquellos eventos en los que no
sabemos si la persona es inocente o no, sino que tan solo en virtud de la aplicación de la
presunción de inocencia como regla de juicio – con estándar alto- la persona ha sido
absuelta.?. O aún más claramente: ¿ Es posible indicar que la sola detención legal por si
misma resulta una carga insoportable cuando se es absuelto posteriormente por cualquier
motivo?. Razonablemente entendemos que ello no es así, como se ha intentado demostrar a
lo largo del presente trabajo y consideramos que los únicos supuestos que admiten la
reparación por el sistema de responsabilidad del Estado por privación de la libertad
conforme a su dogmática y filosofía son aquellos en donde se acredita la inocencia positiva
en un régimen de responsabilidad y sin perjuicio que el legislador dentro del marco de sus
funciones pueda determinar la existencia de un régimen subjetivo, o incluso restringa o
establezca baremos para estos casos, mucho más cuando se trata de un daño justificado.
Lo anterior supone concluir que la inclusión dentro del régimen de responsabilidad objetiva
del Estado por privación preventiva de la libertad, al supuesto de absolución por in dubio
pro reo, no resulta adecuada a nuestro sistema ni a la filosofía que ha fundamentado el
mismo.
26
La anterior conclusión no resulta menor, en cuanto como antes se demostró con cifras, el
mayor porcentaje de absoluciones con detención previa se genera en aplicación del
principio de presunción de inocencia como regla de juicio-in dubio pro reo-, por lo que la
conclusión a la que aquí se ha arribado no resulta de poca relevancia práctica.
Adicional a lo anterior, subsiste a una crítica general a la postura de la Sección Tercera del
Consejo de Estado de desconocer la decisión de la Corte Constitucional al interpretar la
palabra “injusta” dentro de la frase privación injusta de la libertad, como una actuación
desproporcionada, que vulneró las normas jurídicas y por ende establecer de manera
general un régimen de responsabilidad subjetiva para todos las situaciones de privación
preventiva de la libertad, pues sí bien es cierto existen razones para la crítica de esta
decisión como el presente documento da cuenta de ello, los jueces para garantizar la
vigencia del orden jurídico deben respetar las decisiones que toman las altas Cortes, pues
una de sus funciones es precisamente la servir de cierre del sistema jurídico y el derecho
tiene necesariamente un componente autoritativo que garantiza el orden del mismo.
No obstante lo anterior, subsiste un interrogante que no puede pasarse por alto y es ¿ Que
pasa con aquellas personas que habiendo sido detenidas de manera preventiva fueron
absueltas en aplicación del principio de in dubio pro reo o por una causa que no suponga
demostrar la inocencia , y eran inocentes verdaderamente?.
Tal y como lo señala Doménech, el ideal “sería indemnizar a todas las personas que
sufrieron prisión provisional a pesar de ser realmente inocentes y sólo a ellas”46, por lo
que a partir de esta premisa que concuerda con el análisis que realizamos sobre la
antijuridicidad del daño, es decir, su carácter insoportable o intolerable, o sí se quiere desde
la perspectiva filosófica la interacción injusta, creemos que ello sería posible dentro del
marco de la teoría de la responsabilidad47 con la ayuda de un campo de desarrollo reciente
en la teoría del derecho: La epistemología jurídica.
Tal y como se ha delimitado antes, el punto a definir es cómo acreditar la inocencia de una
persona que ha sido absuelta en un proceso penal por una de aquellas causales que no dan
cuenta de la inocencia del investigado, pues ello constituye la incorrección del daño y la
interacción injusta que deber ser corregida por la responsabilidad en el supuesto que se
analiza, tal y como la concebimos y explicamos en el capitulo segundo.
46
Ver, DOMÉNECH, 2015: 30
47
Lo anterior sin perjuicio que se puedan buscar alternativas por fuera de la teoría de la responsabilidad, tales como
fondos de compensación, lo cual por su complejidad excede el alcance del presente trabajo.
27
diferenciación, puede justificar que se indemnice o no a la persona que ha sido privada de
la libertad y posteriormente es absuelta.
Así por ejemplo, en el proceso penal la decisión de establecer una estándar de prueba más
elevado y materialmente concretado en la forma del más allá de toda duda razonable51,
implica exigir un nivel de certeza que trae como consecuencia que el numero de falsos
positivos sea inferior, es decir, que se reduzca el riesgo que un inocente sea condenado, lo
cual trae como consecuencia un incremento de los falsos negativos, es decir, que haya
culpables absueltos.
Una descripción numérica podría hacer más entendible el argumento, pues en el caso de la
absolución penal derivada de los eventos en que se acredita que el hecho no existió, la
conducta no constituía delito, o no fue cometida por la persona investigada, es decir, la
48
“Estas nociones no dejan lugar a duda de que el derecho, en general, y el proceso, en particular, están centralmente
interesados por cuestiones de lógica y epistemología : ¿ Qué cuenta como determinación de los hechos? ¿ Cuándo es
razonable considerar que una hipótesis sobre los hechos ha sido probada? ¿Cuáles son los estándares de prueba
involucrado? ¿cuándo y por qué la carga de la prueba recae sobre una de las partes y no en la otra?” ver Ferrer (2007)
pág 15
49
“Ahora bien, el punto de partida de este capítulo fue que nunca una metodología inductiva nos habilitaría para
adquirir certezas acerca de la verdad de una hipótesis. Por ello, necesitamos dar un paso más para estar en condiciones
de decidir si vamos a considerar probada una hipótesis sobre los hechos del proceso judicial; es imprescindible fijar el
umbral a partir del cual aceptaremos una hipótesis como probada. Es decir, debemos determinar el grado de
probabilidad suficiente para dar por probada la hipótesis-“ ver Ferrer (2007), pág 139
50
“En segundo lugar, la definición concreta de cada estándar de prueba presupone una decisión valorativa que
corresponde hacer el poder legislativo. Un estudio teórico como este como éste puede mostrar cuales son las
características que debe tener la definición del estándar de prueba para que pueda operar como tal en la toma decisiones
y en el control de las decisiones adoptadas. Pero la determinación misma del nivel de corroboración exigido a una
hipótesis fáctica en los distintos procesos judiciales y en las distantes fases de esos procesos es consecuencia de una
valoración acerca de la distribución de errores que se considere admisible, valoración que corresponde hacer a cada
sociedad y no al teórico del derecho.” ver Ferrer (2007), pág 142 y 143
51
para ver un análisis crítico de este estándar, LAUDAN, Larry, Verdad, error y proceso penal. Marcial Pons, Madrid,
2013. pág 59 a 103
28
hipótesis de la inocencia positiva, es claro que acreditados cada uno de estos supuestos en
un grado de certeza superior al 51% -probabilidad prevaleciente-, razón por la cual superó
el estándar propio del derechos de daños, se justificaría la declaratoria de responsabilidad y
en consecuencia la indemnización correspondiente.
Ahora bien, en el supuesto de absolución en aplicación del principio in dubio pro reo, la
situación es diversa, pues esta absolución supone entender que no se alcanzó el estándar de
prueba penal superior al 90%, lo cual deja una incertidumbre sobre el grado de probabilidad
de la hipótesis absolutoria que oscila entre el 1 y el 90%, y que condujo a la absolución por
la aplicación de la regla de juicio de la presunción de inocencia.
La justificación de este estándar se centra en los bienes que están en juego en el proceso
penal, en especial respecto de las penas privativas de la libertad y lo que ellas suponen, de
allí que se indique que el estándar de prueba en el proceso civil donde los intereses son de
naturaleza económica no resulta tan exigente52 y se haga a la alusión del estándar de prueba
de probabilidad prevaleciente, según la cual una hipótesis se entiende como probada
cuando de los medios de prueba aportados en el proceso, la misma sea más probable53 que
su hipótesis negativa y además tenga una confirmación superior a cualquier otra hipótesis
que tengan algún grado de corroboración probatoria.54
Un argumento de orden normativo reafirma lo que se acaba de indicar, pues las reglas
procesales en Colombia y en el derecho español establecen una correlación entre las
decisiones penales respecto de la responsabilidad derivada de los daños originados en
hechos delictivos que parecieren confirmar lo señalado.
Así el artículo 57 de la Ley 600 de 2000, Código de Procedimiento Penal del sistema
escritural55, de manera clara establecía:
52
Para ver una crítica sobre esta tajante división entre los estándares penal y civil, Ferrer (2007) páginas 139 y 140
53
Si se quiera hacer gráfico este estándar se indica que la hipótesis debe tener un grado de corroboración superior al 51%
54
para una análisis del estándar de probabilidad lógica prevaleciente ver TARUFFO (2008) Páginas 274 a 276
55
Si bien es cierto la ley 600 de 2000, fue derogada por la Ley 906 de 204, aún sigue siendo aplicado para los procesos
del sistema escritural en curso.
29
“Artículo 57. Efectos de la cosa juzgada penal absolutoria. La acción civil no podrá
iniciarse ni proseguirse cuando se haya declarado, por providencia en firme, que la
conducta causante del perjuicio no se realizó o que el sindicado no lo cometió o que
obró en estricto cumplimiento de un deber legal o en legítima defensa.”
56
A propósito de este tema de la cosa juzgada penal tuvo la Corte oportunidad de expresarse recientemente como sigue:
"La premisa de que un mismo hecho puede generar diversas proyecciones en el ámbito jurídico en general, y
particularmente en al campo civil y penal, (...) avista la eventualidad, inconveniente como la que más de que haya
sentencias excluyentes, siendo que, por imperio de la lógica, la verdad no puede ser sino una sola. Muy grave se antoja
por cierto, que en tanto la justicia penal proclame libre de culpa al sindicado, la civil, antes bien, lo condenase al abono
de perjuicios.
"Puesta en guardia ante semejante despropósito, la legislación ha pretendido establecer algunos diques para impedirlo,
entre los cuales destaca el secular principio de la cosa juzgada penal absolutoria, consagrado positivamente en el
ordenamiento patrio, así, el art. 55 del Decreto 050 de 1987 (...).
"Pronunciamientos penales semejantes se imponen por igual a toda la sociedad, son decisiones que por tocar el honor y
la libertad de los hombres, deben quedar a salvo de cualquier sospecha de error, y no pueden ser desconocidos por
absolutamente nadie (...).
"Es entendible que el primeramente llamado a respetar decisión semejante sea el propio Estado (...) por suerte que la
jurisdicción, así sea de otra especialidad, debe corearla a una, y vedada se encuentra por tanto para tocar el punto que
así ha sido definido, pues ya es cosa juzgada, con efectos universales". (Cas. de 12 de octubre de 1999).
En suma, pues, dadas las hipótesis previstas en la norma comentada, su aplicación, bien al contrario de lo estimado por
el tribunal, se impone ineludiblemente. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrado
Ponente: Manuel Ardila Velásquez Bogotá, D.C., veinticuatro (24) de noviembre de dos mil (2000).Ref.: Expediente No.
5365
57
“De conformidad con el artículo 57 del C.P.P, dichas causales son: a) haberse declarado que la conducta causante del
perjuicio no se realizó, b) haberse declarado que el sindicado no cometió dicha conducta, c) haberse establecido que el
sindicado actuó en estricto cumplimiento de un deber legal y d) haberse determinado que el sindicado actuó en legítima
defensa.
Tal como se dijo, en estos casos el juez civil no está habilitado por la ley para desconocer la decisión tomada por el juez
penal, razón por la cual deberá dar por terminado el proceso civil iniciado contra el sindicado o rechazar las demandas
que se dirijan contra el mismo y que tengan como propósito discutir la responsabilidad civil surgida de la conducta que
se le endilgaba.
Ahora bien, la finalidad de dicha medida es evitar las decisiones contradictorias que pudieran presentarse entre las
jurisdicciones civil y penal. Como fácilmente se observa, no tendría sentido que, por ejemplo, el juez penal adujera que la
conducta causante del perjuicio no se produjo al tiempo que el juez civil sostuviera que sí lo fue. Es pues evidente que en
este punto la ley pretende evitar contrasentidos que no repercutirían más que en la propagación de la inseguridad
jurídica en el sistema de administración de justicia.
En otros supuestos, valga decirlo, la decisión del juez penal no ata al juez civil a la hora de determinar la
responsabilidad civil del demandado. Tal es el caso de la sentencia penal absolutoria fundada en el hecho de que la
conducta por la cual se investiga al procesado no constituye delito. En estos casos, aunque el sindicado no merece
reproche penal, su responsabilidad civil frente al daño no se define en la sentencia penal absolutoria, pues este fallo no
tiene efectos de cosa juzgada erga omnes, quedando la víctima en libertad de iniciar un proceso civil, o de continuar el
vigente, para reclamar la indemnización correspondiente.” Sentencia C-899 de 2003
30
Nótese como estos eventos se corresponden con los que arriba denominamos de inocencia
positiva, es decir, en donde dentro del desarrollo del proceso penal se demuestra la
inocencia de la persona investigada.
Pero en igual forma, el evento de absolución por aplicación del in dubio pro reo estaría por
fuera de este alcance, en la medida en que en este evento el Juez penal tan solo declara
probado que no se pudo probar la culpabilidad del investigado, lo que hemos denominado
inocencia negativa.
31
3.1. La prueba de la inocencia material en el proceso penal
Aunque no parezca razonable, el estándar de prueba del proceso penal se centra tan solo en
determinar la suficiencia de la hipótesis de la culpabilidad del sindicado, de allí que en
principio y como regla general, cuando este estándar no es satisfecho la decisión final tan
solo ha determinado que la persona investigada no ha sido encontrada como culpable en la
suficiencia requerida, lo que no significa que materialmente no lo haya cometido, pues
como ya hemos advertido la exigencia de un estándar alto trae como consecuencia
necesaria que el riesgo de un falso negativo se incremente.
Como lo hace ver Laudan , existe una clara asimetría en el tratamiento que se sigue de una
persona que es declarada culpable probatoriamente, de aquella que es absuelta, pues del
primer evento, se puede seguir que además de haber sido encontrada culpable, lo es
materialmente- en razón del elevado estándar-, mientras que de la segunda no es posible
inferir una inocencia material, de allí que según él, en el sistema americano cuando la
persona es absuelta, se le declara como no culpable.
No obstante las claras diferencias entre los sistemas penales anglosajones, en especial el
americano, y los sistemas continentales, respecto de este punto guardan una similitud que
resulta importante para el análisis.
En efecto, en nuestros sistemas, el estándar de prueba de más allá de toda duda razonable
esta diseñado de manera prioritaria para acreditar la culpabilidad del investigado61, pero no
para demostrar la inocencia de la persona investigada, a pesar que es perfectamente posible
que el proceso termine de manera anticipada o incluso en la sentencia definitiva porque el
hecho no existió, la conducta no era delito, la persona no lo cometió, supuestos todos en los
que resulta evidente la inocencia material del investigado, pese a lo cual no se precisa para
estos eventos cual es el estándar exigido para tener por probado estos supuestos.62
Esta realidad normativa, que pasa por entender que la absolución penal no implica
inocencia material, olvida que la declaratoria de la inocencia material dentro del proceso
penal puede tener varios efectos relevantes para el derecho.
Un primer efecto, que lo podríamos llamar simbólico, supone entender que dentro del
contexto social, no es lo mismo que la decisión penal declare la inocencia material de la
61
ver artículo 372 del Código de Procedimiento Penal Colombiano
62
Ver artículo 332 del Código de Procedimiento Penal Colombiano
32
persona investigada, a que lo haga dando aplicación a la regla de juicio del in dubio pro
reo, o cualquier otro supuesto que no suponga la acreditación de la inocencia material, pues
en el primer caso el reproche social será menor que en el segundo caso.
Esta postura, la de prever la posibilidad de tener dos estándares, uno para la inocencia y
otro para la culpabilidad, no resulta exótica, ni original, pues el propio profesor Ferrer la
sugiere al final de su artículo sobre la presunción de inocencia al indicar:
33
a la materialización de esta institución, lo que solo puede explicarse a partir de la idea que
el investigado desea ser declarado materialmente como inocente, pues no parece razonable
entender que se renuncia a la prescripción para ser beneficiario de la regla de juicio del in
dubio pro reo.
Una segunda norma, contenida en el artículo 33265 del Código de Procedimiento Penal, que
establece las causales para precluir o finalizar la investigación y en donde además de los
supuestos propios de la inocencia material-el hecho no existió, la conducta no era delito, o
la persona no la cometió- se incorpora una que se califica como “la imposibilidad de
desvirtuar la presunción de inocencia”, supuesto que no se puede comprender sino bajo la
clara idea no se pudo probar la culpabilidad, lo que no equivale a la inocencia material o
positiva.
De lo indicado, podemos concluir que como regla general cuando en el proceso penal se
profiere una decisión absolutoria, no es posible a partir de ella tener por demostrada la
inocencia positiva o material de la persona investigada, pues tan solo se ha probado que no
se pudo demostrar su culpabilidad, con las excepciones de los eventos en los cuales al
proferir la sentencia el Juez expresamente indica que el hecho no existió, la conducta no era
delito, o la persona no lo cometió, en los términos expuestos por Laudan66 “En otras
palabras, una absolución es agnóstica con respecto a la culpabilidad (m) o inocencia (m)
del acusado”.
65
“Artículo 332. Causales. El fiscal solicitará la preclusión en los siguientes casos:1. Imposibilidad de iniciar o
continuar el ejercicio de la acción penal.2. Existencia de una causal que excluya la responsabilidad, de acuerdo con el
Código Penal. 3. Inexistencia del hecho investigado.4. Atipicidad del hecho investigado.5. Ausencia de intervención del
imputado en el hecho investigado.6. Imposibilidad de desvirtuar la presunción de inocencia. 7. Vencimiento del término
máximo previsto en el inciso segundo del artículo 294 del este código.”
66
ver LAUDAN, 2013: 156
34
necesario hacer algunas precisiones respecto de esta propuesta, con el fin de hacer más
inteligible y de aplicación práctica, pues a primera vista parecería muy vaga o etérea.
En primer lugar, resulta claro que el estándar de prueba no podría ser el mismo diseñado
para el proceso penal, pues mal podría exigirse la acreditación de la inocencia a un punto
que no exista duda razonable sobre la misma, ya que tal circunstancia podría afectar el
derecho fundamental a la tutela judicial o el acceso a la administración de justicia, en la
medida que estaría exigiendo una prueba demasiado exigente y casi diabólica, además que
podría vulnerar el derecho fundamental de igualdad en la medida en que el Estado estaría
exigiendo un estándar que no pudo él mismo alcanzar.
En este orden de ideas, podría usarse el estándar de prueba normalmente utilizado en los
procesos de responsabilidad por daños de probabilidad prevaleciente, según el cual en este
tipo de procesos, el demandante deberá demostrar que la hipótesis de su inocencia es más
probable que la de su culpabilidad y de cualquier otra hipótesis que se hubiese desarrollado
en el proceso.
1) Que la hipótesis de inocencia sea la mejor explicación posible de los hechos que se trata
de probar, a la luz de los elementos de juicio existentes en el expediente judicial; y
Este estándar solo busca ejemplificar una idea de lo que podría ser un estándar de prueba en
el proceso de responsabilidad, sin que pueda constituir una camisa de fuerza, pues en
general la idea que se quiere mostrar es que esta exigencia de acreditar la inocencia en el
proceso de responsabilidad no resulta irrazonable o desproporcionada.
Además de lo anterior, este planteamiento permite superar las dificultades que planteamos
anteriormente, respecto de las personas que siendo absueltas por una razón que no da
cuenta de su inocencia positiva, normalmente en aplicación de la regla de juicio in dubio
pro reo, efectivamente lo eran, pues con esta idea, podrán acudir al proceso de
responsabilidad de la administración a fin de obtener la indemnización correspondiente.
35
de la regla juicio penal, a su vez resultan indemnizadas sin fundamento alguno y a su vez
incentiva a las personas inocentes absueltas en virtud de la regla de juicio del proceso penal
a presentar las demandas de responsabilidad con la acreditación que su hipótesis de
inocencia resulta ajustada al estándar de prueba propio de estos procesos.
Este planteamiento del estándar de prueba aplicable a este tipo especifico de procesos de
responsabilidad por prisión preventiva encuentra respaldo en alguna parte de la doctrina,
pues Doménech lo analiza68 y en igual forma Laudan lo insinúa69 y Ferrer como ya se
indicó lo plantea expresamente no desde la óptica del derecho de daños sino desde la
presunción de inocencia al interior del proceso penal como antes se indicó.
En el presente asunto, la distribución de los riesgos del falso positivo y el falso negativo es
más equilibrada, que la prevista para el estándar del proceso penal, pues los intereses en
juego principalmente son meramente patrimoniales, pese a lo cual el riesgo de un falso
positivo, podría encontrar su justificación política en la prevalencia de la libertad como
derecho fundamental en un Estado Social de Derecho.
Al respecto se puede indicar, que en efecto tal posibilidad subsiste, pero la misma se
reducirá altamente a partir del diseño de un estándar como el propuesto, sin que en ningún
proceso sea posible establecer un estándar en donde no existan los riesgos de un falso
positivo o negativo, pues el conocimiento es esencialmente probabilístico y no es posible
tener un grado de certeza absoluta.71
68
Ver DOMÉNECH, 2015:. 17
69
ver LAUDAN, 2013: 148
70
Ver Ferrer (2007), pág 140, Taruffo (2008), páginas 272 a 276, Ferrer, Jordi. La Prueba de la causalidad en la
responsabilidad civil . Causalidad y atribución de responsabilidad. Madrid (ESP): Marcial Pons, 2014, páginas 215 a
235. Allen, Ronald. Versión plausible de culpabilidad sin otra alternativa plausible: Regla de decisión en el proceso
penal. Prueba y Estándares de prueba en el derecho. Universidad Autónoma de México, Instituto de investigaciones
filosóficas, 2010, páginas 123 a 139.
71
Ver TARUFFO, 2008: 30-37.
36
Ahora bien, ha de reconocerse en favor del planteamiento que se ha realizado, que este
resulta más justo y equitativo, pues en el sistema de responsabilidad objetiva derivada de la
prisión preventiva seguida de absolución en los casos de inocencia negativa, el riesgo de
indemnizar era total respecto de los culpables, ahora en cambio, el riesgo se ha reducido al
que se corresponde con los riesgos normales que se presentan en los diversos procesos que
normalmente se desarrollan.
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TABLA DE SENTENCIAS
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 1 de marzo de 2006, expediente 25000-
23-26-000-1995-01157-01(14408, Consejero ponente: Alier Eduardo Hernández.
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 2 de mayo de 2007, expediente 20001-
23-31-000-1997-03423-01(15463), Consejero ponente: Mauricio Fajardo Gómez.
40
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 17 de octubre de 2013, expediente
52001233100019967459, Consejero Ponente: Mauricio Fajardo Gómez.
Consejo de Estado, Sección Tercera, Sala Plena, sentencia del 28 de agosto de 2014,
expediente 68001-23-31-000-2002-02548-01(36149), Consejero ponente: Hernán Andrade
Rincón (e)
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia del 24 de noviembre de 2000,
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sentencia del 13 de julio de 2010, caso Tendam
vs España.
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sentencia 25 de abril de 2006, caso Puig Panella
vs España.
41
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