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IMPUTACION.
Resumen:
La imputación del daño antijurídico a la Administración pública implica que debe existir
un fundamento o razón jurídica que permita la atribución de una conducta (activa u
omisiva) a una autoridad pública, en una circunstancia determinada. En consecuencia, la
denominada imputación jurídica supone el establecer o identicar aquel fundamento o
razón de la obligación de reparar o indemnizar determinado daño antijurídico a partir de
los diferentes regímenes y títulos de imputación que tienen cabida en el artículo 90 de la
Constitución Política esto es el régimen subjetivo, falla del servicio y el régimen objetivo
daño especial y riesgo excepcional.
The imputation of unlawful damage to the Public Administration implies that there must
be a legal basis or reason that allows the attribution of conduct (active or omission) to a
public authority, in a given circumstance. Consequently, the so-called legal imputation
involves establishing or identifying that foundation or reason for the obligation to repair
or compensate certain unlawful damage from the different regimes and accusation titles
that have a place in Article 90 of the Political Constitution, that is, subjective regime,
service failure and the objective regime special damage and exceptional risk.
El artículo 90 de la Carta Política consagra este régimen bajo el cual la parte actora le
corresponde demostrar que por parte de la autoridad respectiva se dio un comportamiento
activo u omisivo, que le generó algún daño y que dicha conducta y daño respectivo, se
encuentran causalmente relacionados. Frente a esta situación, el Estado podrá exonerarse
de responsabilidad, solamente si acredita la fuerza mayor, el hecho exclusivo de la víctima
o el hecho exclusivo de un tercero, sin que pueda alegar como eximentes el caso fortuito
o una conducta diligente y cuidadosa, por cuanto en ese tipo de responsabilidad, antes
que la antijuridicidad del actuar del ente administrativo, lo que importa es la
antijuridicidad del daño antijurídico. El daño antijurídico, a efectos de que sea
indemnizable, requiere que este cabalmente estructurado, por tal motivo, es
imprescindible que se acrediten los siguientes aspectos relacionados con la lesión o
detrimento cuya reparación se reclama: 1) debe ser antijurídico, esto es, que la persona
no tenga el deber jurídico de soportarlo; 2) que se lesione un derecho, bien o interés
protegido legalmente por el ordenamiento; 3) que sea cierto, es decir, que se pueda
apreciar material y jurídicamente; por ende no pude limitarse a una mera conjetura. La
imputación jurídica del daño antijurídico está relacionada con los diversos títulos de
imputación, tanto subjetivos (falla del servicio) como objetivos (riesgo excepcional y
daño especial), a través de los cuales se puede sustentar el deber de reparar a condición
de la estructuración de un daño antijurídico. En base a lo anterior podemos decir que la
responsabilidad patrimonial estatal “se articula como una garantía de los ciudadanos, mas
no como una potestad “sino como un aparato de garantía propuesto a aminorar las
consecuencias negativas que pueda crear dicha actividad.
Respecto a la responsabilidad patrimonial del Estado, debe afirmarse que la Carta Política
de 1991 por primera vez constitucionalizó dicho principio, ya que ningún ordenamiento
constitucional anterior se ocupó de consagrar cláusula general expresa alguna al respecto,
situación que no impidió que la Corte Suprema de Justicia y en especial, el Consejo de
Estado, encontraran sustento constitucional para deducirla específicamente el artículo 16
de la Constitución Nacional de 1886, planteando en el campo extracontractual, la
presencia de varios regímenes de responsabilidad, como la falla en el servicio, el régimen
de riesgo y el de daño especial. Y en base a estos a Carta Magna en el artículo 90 fija por
primera vez el fundamento del principio en el que confluyen todos los regímenes
tradicionales de responsabilidad estatal - precontractual, contractual y extracontractual-,
constituyéndose en presupuesto insoslayable de la concepción social y democrática del
Estado.
los elementos cuya acreditación resulta necesaria para que pro-ceda la declaratoria de la
responsabilidad del Estado con base en cualesquier régimen o título de imputación son:
1) un daño o lesión de naturaleza patrimo-nial o extrapatrimonial, cierto y determinado
—o determinable—, que se inflige a uno o a varios individuos y; 2) una conducta, activa
u omisiva, jurídicamente imputable a una autoridad pública, esto es, que el daño se
produzca como con-secuencia directa de la acción o la omisión atribuible a la entidad
accionada. (ORTIZ, 2015)
la violación de una obligación a cargo del Estado, y que para lograr determinar cuál
es el contenido obligacional al que está sujeto el Estado frente a un caso concreto,
debe el juez referirse en primer término, a las normas que regulan de manera concreta
y específica la actividad pública causante del perjuicio. Y si se afirma que el juez debe
referirse en primer término a la mencionada normatividad concreta y específica, es
porque, como se arma en la precitada sentencia, “los doctrinantes han ampliado la
determinación de la obligación administrativa diciendo que esta existe no solo en los
casos en que la ley o el reglamento la consagra expresa y claramente, sino también en
todos aquellos eventos en que de hecho la Administración asume un servicio o lo
organiza; y lo mismo cuando la actividad cumplida está implícita en la función que el
Estado debe cumplir”. En el presente evento se produjo la detención de un ciudadano
por fuera de las pautas legales, configurándose así, a juicio de la Sala, una falla del
servicio imputable al Departamento Administrativo de Seguridad, que compromete la
responsabilidad extracontractual de esa dependencia administrativa.
De este modo, las obligaciones que están a cargo del Estado y por lo tanto la falla del
servicio que constituye su trasgresión—, han de mirarse en concreto frente al caso
particular que se juzga, teniendo en consideración las circunstancias que rodearon la
producción del daño que se reclama, su mayor o menor previsibilidad y los medios
de que disponían las autoridades para contrarrestarlo. Se le exige al Estado la
utilización adecuada de todos los medios de los que está provisto, en orden a cumplir
el cometido constitucional en el caso concreto; si el daño se produce por su incuria en
el empleo de tales medios, surgirá su obligación indemnizatoria o reparatoria; por el
contrario, si el daño ocurre pese a su diligencia no podrá quedar comprometida su
responsabilidad. En este sentido, la jurisprudencia de la Sección Tercera ha
desarrollado el concepto de “falla relativa o relatividad de la falla del servicio”, la
cual, según la jurisprudencia del Consejo de Estado consiste en que
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
CELIS, R. E. (17 de OCTUBRE de 2017). TITULOS DE IMPUTACION EN MATERIA DE
RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. Obtenido de TITULOS DE IMPUTACION EN MATERIA
DE RESPONSABILIDAD DEL ESTADO:
https://repository.unilibre.edu.co/bitstream/handle/10901/11129/TITULOS%20DE%2
0IMPUTACION%20EN%20MATERIA%20DE%20RESPONSABILIDAD%20DEL%20ESTADO
%20POR%20PRIVACION%20INJUSTA%20DE%20LA%20LIBERTAD%20-
%20vfinal.pdf?sequence=1&isAllowed=y