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La mayoría de las decisiones de gestión de activos involucran algún aspecto de optimización entre el

costo, el riesgo y el desempeño. Algunos ejemplos de estas decisiones son la evaluación de un


cambio de diseño, la determinación del tipo de mantenimiento y de su periodicidad, la definición de
cuándo reemplazar un activo obsoleto o de cuáles repuestos almacenar y en qué cantidades, entre
otras. La optimización de estos tres factores no es trivial especialmente por la dificultad en
cuantificar efectos como los beneficios obtenidos por la reducción de riesgos, por la mejora de la
eficiencia o la seguridad, por una mayor vida útil del equipo, o por la cuantificación de los costos al
cual se ocurrirá al no realizar el mantenimiento. En esta lectura se profundizará en este tema, el cual
es fundamental para la toma de decisión en la gestión de activos.

Antes de introducir el tema de optimización entre el costo, el riesgo y el desempeño, se revisa el


concepto de riesgo. Este se define como el efecto de la incertidumbre para alcanzar unos objetivos
dados (ISO 31000, 2018) y se cuantifica a través del producto entre la probabilidad de ocurrencia de
un evento no deseado y sus consecuencias. Considerando la dificultad en cuantificar los beneficios
obtenidos por la reducción de este factor o los costos por su incremento, se introduce el proceso
para gestionar el riesgo proporcionado en la norma ISO 31000 (Figura 1).

Figura 1: proceso para el manejo del riesgo (ISO 31000, 2018).

Las etapas relevantes en el contexto de este curso son:


1. Identificación de riesgo: en esta fase se quiere identificar los eventos no deseados.
Generalmente esta actividad se desarrolla en grupos pequeños con personas de diferentes
perfiles (p.ej. mantenimiento, operación, etc.) y que tienen bastante experiencia con el activo
estudiado.
2. Análisis de riesgo: esta etapa tiene el objetivo de identificar las causas del evento, la
frecuencia de ocurrencia y posibles consecuencias significativas.
3. Cuantificación de riesgo: el riesgo se cuantifica a través del producto entre la probabilidad
de ocurrencia del evento no deseado y sus consecuencias. Por esto, se requiere estimar:
a. La probabilidad de que el activo falle
b. La probabilidad de que la falla de este activo tenga una consecuencia significativa;
p.ej. pérdida o degradación del servicio, costes, sanciones, pagos de
indemnización, daño a la reputación, etc.
c. La escala de las consecuencias; por ejemplo, si una tubería se daña, ¿cuántos
hogares experimentarán una interrupción del suministro?
d. Las consecuencias en términos monetarios para la empresa
4. Manejo de riesgo: una vez cuantificado el riesgo, se evalúan las opciones que se tienen para
manejarlo; p.ej. mantener el activo, reemplazarlo o renovarlo, reorganizar su configuración,
adquirir un modelo nuevo, desecharlo, cambiar la estrategia operativa, y entre otros.

El concepto de riesgo se utiliza en diferentes actividades de la gestión de activos y a según del


contexto se estima con indicadores diferentes; aunque siempre se cuantifica como el producto entre
la probabilidad de ocurrencia del evento no deseado y sus consecuencias. Por ejemplo, el costo de
indisponibilidad por fallo representa una cuantificación del riesgo en el contexto de desarrollo de
planes de mantenimiento, el costo por rotura de stock1 en el caso de decisiones con respecto a
inventarios de mantenimiento, etc.

El primer concepto que necesita aclararse es el significado de “óptimo”. La palabra a menudo se usa
de manera muy vaga en frases como "la estrategia de mantenimiento óptima" o "el rendimiento
óptimo". En áreas donde existen conflictos de intereses, como las presiones para reducir costos y el
deseo de aumentar la confiabilidad / rendimiento / seguridad, un óptimo representa algún tipo de
compromiso. Evidentemente, es imposible lograr los valores ideales de los diferentes factores que
contribuyen a la generación de valor; p.ej. cero costos y al mismo tiempo total (100 %) confiabilidad
/ seguridad, etc. Una mayor confiabilidad, rendimiento o calidad cuesta dinero o, dicho de otro
modo, para reducir gastos se debe elegir lo que no hacer o lograr.

La optimización entre costo, riesgo y desempeño a menudo se logra a través de gráficas como la
indicada en Figura 2. Esta representa un ejemplo de optimización de la frecuencia de una tarea
proactiva teniendo en cuenta el costo y el riesgo asociado3. Se puede apreciar que más
frecuentemente se ejecuta la tarea y más gastos se tendrá por mantenimiento proactivo. Sin

1 El costo de rotura de stock representa el costo que se incurre por falta de repuestos.
2 Contenido adaptado de (Woodhouse, 2021).
3 Dentro del riesgo se podría incluir también el posible cambio de desempeño en el tiempo; p.ej. disminución en la tasa

de producción o en la calidad de los productos manufacturados. De esta forma, la gráfica estaría representando una
optimización entre el costo, el riesgo y el desempeño.
embargo, menor será el riesgo4. Por lo tanto, existe una frecuencia optima que minimiza el efecto
combinado del riesgo y de los costos por mantenimiento proactivo. Las técnicas de viabilidad
económica de tareas proactivas del mantenimiento centrado en la confiabilidad se basan en este
concepto. Procedimientos similares se utilizan en otros análisis. Por ejemplo, en la determinación
del fin de la vida útil de un activo a través del costo de ciclo de vida. Se puede apreciar como los
métodos de la gestión de activos varían según la decisión que se necesita tomar y los parámetros de
estos se estiman de forma diferente; p.ej. el riesgo. Sin embargo, un buen método para tomar
decisiones tiene que considerar una optimización entre el costo, el riesgo y el desempeño.

Figura 2: ejemplo de cálculo del periodo óptimo de una tarea proactiva considerando el costo y el riesgo. Note como el punto óptimo
no es lo en el cual el costo es igual al riesgo.

En conclusión, no siempre es fácil optimizar y garantizar un balance entre el costo, el riesgo y el


desempeño. Muchas veces las personas tienden a actuar de forma reactiva y a priorizar un aspecto
con respecto a los otros. Por ejemplo, después de un accidente, es probable que la atención se
centre en el riesgo. Cuando los clientes no estén satisfechos, el objetivo principal será el desempeño.
Cuando el desempeño es bueno, es probable que el enfoque se mueva en la reducción del costo. Sin
embargo, el trabajo de un buen gerente en gestión de activos se alcanza cuando este tiene en cuenta
los tres factores, comprende las relaciones entre ellos y busca mejoras en los tres simultáneamente.

Bibliografía

ISO 31000. (2018). Risk Management. International Organization for Standardization.


Woodhouse, J. (2021). Finding the right mix of costs, risks & performance. The Woodhouse
Partnership.

4 En este contexto, el riesgo se cuantifica como el costo de indisponibilidad por fallo.

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