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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE DERECHO

ANALISIS: LA EDUCACION MORAL


DEL CIUDADANO DE HOY

SOCIOLOGIA JURIDICA

POR: KARLA MIREILLE BÁRCENAS HERNÁNDEZ

CATEDRÁTICO
MTRO. MIGUEL ALEJANDRO SANCHEZ HERNANDEZ

CIUDAD UNIVERSITARIA, CDMX, MX, 2018.


“Hombre soy,

Nada humano me es ajeno.”


Introducción

La crisis humanitaria que estamos viviendo alrededor del mundo, caracterizada por

discriminación e intolerancia presente en forma de racismo y xenofobia, por la

explotación laboral, pobreza, marginación; y demás fenómenos como la creciente

migración, el deterioro ambiental, la globalización, la gran influencia de la tecnología en

nuestra vida diaria a nivel micro y macro: han llevado a un sinfín de autores, a teorizar,

a tratar de dar explicación, a replantearse ciertos conceptos, a hacer un diagnóstico de

los mayores problemas que nos aquejan y a tratar de darles solución.

Tal es el caso de Pedro Ortega Ruiz, y Ramón Mínguez, que en su obra "La Educación

Moral del Ciudadano de Hoy" (2001) presentan la importancia un modelo pedagógico

basado en valores morales, en la ética, que verdaderamente sea epitome de lo que

necesita el individuo de hoy, como herramienta principal para buscar el bien común;

hablan también de cómo lograr una convivencia pacífica y enriquecedora de distintas

culturas dentro de una misma sociedad; así como las relaciones entre países de norte

de y de sur, y la búsqueda de la cooperación y de modelos políticos y económicos que

verdaderamente favorezcan a los del sur y no sean meramente implantados por los del

norte para sus propios fines e intereses.

Si bien, nos muestra que el porcentaje de la población que atraviesa situaciones de

pesadumbre cada vez crece más y más, nos da una visión esperanzadora, porque nos

muestra que el futuro no viene como incierto ni inevitable, si no que tenemos parte

activa sobre él, que las desgracias actuales son responsabilidad de todos, y que la

búsqueda de un mundo mejor requiere no solo de buenas intenciones, ni solo de


conocer un código moral, sino de una verdadera responsabilidad y compromiso, de

actuar.

Sinopsis

Los autores nos señalan tres principales hechos como causantes en gran parte de la

crisis que nuestra sociedad atraviesa.

Primero está el marcado individualismo en nuestra generación, cada vez menos interés

en el otro, al menos en la vida diaria, porque si bien frente a guerras y desastres

naturales, la solidaridad se hace presente, después todo regresa a la normalidad y el

individuo se dedica a la búsqueda de los bienes e intereses propios, desinteresándose

en los comunes, es decir, en el resto de la sociedad. Esta sociedad individualista se ve

caracterizada por la búsqueda del éxito mediante la competencia económica.

En segundo tenemos a la primacía de la razón instrumental, es decir, “la pérdida del

reconocimiento del valor no canjeable del hombre” (Ortega y Mínguez, 2001), donde su

identidad queda subordinada a los intereses mercantiles y se cosifica todo lo humano.

La primicia de la razón instrumental además, hace que se busquen soluciones

tecnológicas, y no éticas o morales a los problemas con los que nos enfrentamos

Y esta última origina una nueva forma de presión, el “despotismo blando”, que es

consentida por el individuo, que relega su condición humana a mercancía, a “materia

prima o instrumento de proyectos al servicio de otros” (Ortega, y Mínguez, 2001).

“Así, el progreso intelectual ha acompañado a un retroceso sentimental; a la cultura de

la cabeza, una incultura cordial…; hoy, en cambio, comenzamos a entrever que esto no

es verdad, que en un sentido muy concreto y riguroso las raíces de la cabeza están en
el corazón” (Ortega y Gasset, 1995). Ortega y Mínguez, resaltan, que no se trata de

desconocer el desarrollo tecnológico, sino, que este último no quede por encima del

desarrollo humano integral, ni por encima de la cultura, que sea en pro de la

humanidad y no un instrumento represor. Que no reemplace los valores y virtudes

humanos.

La cosificación humana y el individualismo, traen la perdida de lazos, vínculos y

filiaciones profundas, dentro de las estructuras que deberían ser el refugio y modelo de

transmisión de valores, como la familia, la comunidad, la sociedad, lo que genera que

las personas pierdan el sentido de pertenencia e identidad y a esto le acompaña un

deseo de sentir la pertenencia grupal; y una sensación de inseguridad que alienta los

distintos tipos de discriminación. Además de un dogma y una fe ciega en la ciencia y la

tecnología, sobre las relaciones interpersonales.

Por su parte, la globalización, al ir borrando fronteras nacionales y poner ciertas

culturas como modelo a seguir, causa cierta perdida en la pluralidad cultural, pero

también genera que podamos interesarnos por problemas más allá de nuestras

relaciones más cercanas, problemas internacionales, que deberíamos aprovechar para

encontrar un punto en común con los nuestros, y de esta forma enfrentarlos, como una

familia mundial, que si bien hay singularidades a escalas locales, muchas veces las

causas económicas y políticas son las mismas o similares.

Pero para esto sería necesaria una educación moral, que desarrolle competencias

morales y cívicas en la búsqueda de sociedades más justas y pacíficas, mediadas por

el dialogo, y por la convivencia entre hombres y con el mismo planeta. Y así luchar

contra la desigualdad y la exclusión, sobre todo hacia pueblos del Sur. Que busque la
realización personal y colectiva de pueblos, individuos y culturas. Donde el hombre

pueda pensar moralmente, hacer juicios morales, actuar y pensar autónomamente, y

desarrollar constantemente virtudes.

Una educación donde se asuma la responsabilidad, y la respuesta a esta

responsabilidad, de nuestras conductas frente al otro, la responsabilidad de reconocer

el derecho de los otros. Donde se tenga la capacidad de mirar al rostro del otro,

ponerse en su lugar, es decir, una educación que genere humanos empáticos, que

comprendan, no al otro como distinto, como un ser externo, si no asumir su causa,

responder a el, a su sufrimiento, a su pobreza, actuar por él.

“Únicamente a partir de una cierta madurez moral cognitiva/actitudinal/conativa resulta

posible tomar consciencia de las necesidades prioritarias de una comunidad, juzgar

acertadamente sobre la corrección de su funcionamiento, y adquirir un compromiso

mínimamente profundo respecto a la mejora de la misma.” (Jordan, 1995)

Se entiende entonces la educación moral como responsabilidad y cuidado del otro, la

adquisición de obligaciones morales, con quienes desde su vulnerabilidad necesitan

ayuda y respuestas. Esta educación debe tener en cuenta el desarrollo de capacidades

como, la escucha y acogida del otro, una relación moral con carácter heterónomo, el

análisis crítico y la comprensión moral, la autorregulación de la conducta, la empatía, la

compasión, la solidaridad, la tolerancia, en construir una personalidad moral, que

genere respuestas basadas en la justicia, la equidad y la comprensión frente a los

problemas sociales y participe activamente en la búsqueda, acción y promoción de

soluciones, y lo haga de manera informada. Que ponga al ciudadano, no solo como


receptor de derechos, si no como sujeto de deberes, que lleve su derecho a la

participación a la praxis, es decir, al ejercicio.

Aunada a una educación moral es necesaria una educación cívica, para que el hombre

pueda entender a la realidad sociopolítica y emitir juicios y reflexiones críticas. Esta

educación civil, debería llevar al hombre, a actuar al margen de pactos y contratos, y

hacerlo el mero sentido de humanidad, es decir “re-educarse el gusto por lo humano”

(Bárcena y Melich, 2000).

Es importante señalar que la educación ético-moral no puede darse únicamente en las

instituciones educativas, ya que la familia debe de participar activamente si se quiere

lograr verdaderamente el objetivo, porque los valores no pueden impartirse como mero

conocimiento, necesitan una verdadera práctica, para que el receptor de esta

educación los interprete y los haga verdaderamente suyos, práctica que se logra de

mejor manera con la participación familiar, ya que es con a familia donde se pasa la

mayor parte del tiempo y donde el individuo experimenta de forma más constante la

práctica de valores y también de antivalores, que aunque pareciera perjudicial, por el

contrario, también generan un aprendizaje; además de que el alumno tendría más a

tratar de imitar estas prácticas de valores de personas que resultan importantes para él,

como los hermanos y padres . Tampoco pueden darse de forma fragmentada dentro de

materias, que poco se relacionan con la ética y la moral, si no referenciarse en aquellos

temas que resulten oportunos, que verdaderamente se presten a ello. Además, el

educador debe de tener una buena relación con el alumno, donde exista un ambiente

afectuoso que la transmisión de valores requiere.


Posteriormente se enfatiza la importancia de la educación moral para un dialogo

intercultural. ¿Cómo pueden convivir pacíficamente distintas culturas dentro de una

misma sociedad, sin violentar, discriminar o marginar a ninguna? En primer lugar, se

tiene que comprender la propia cultura e identificarse con esta, sentirse parte de ella,

así se podrá comprender a las otras y entender el vínculo del resto con sus culturas

propias; en segunda, conocer no a las minorías como algo abstracto, si no saber, que

se integran por individuos con rostro, no se trata de adquirir conocimiento respecto a la

existencia de minorías, sino a aceptarlo a acogerlo sin importar sus creencias, valores,

modos de vida. Tampoco se trata de que las minorías se integren a la cultura

dominante perdiendo sus singularidades, si no, que puedan salir de la marginación sin

perder sus identidades culturales diversas, y respetar y reconocer que se identifican

con una cultura distinta a la nuestra. Es necesario un pensamiento crítico, con los

aspectos negativos de nuestra y las demás culturas, sin embargo, es menester

aprovechar esta pluralidad para enriquecernos con los aspectos positivos de las

culturas diversas; y buscar puntos comunes, que nos den esos vínculos que hemos

perdido, pero claro, preservando las diferencias legitimas de cada cultura.

Se aborda también la problemática existente en las relaciones entre los pueblos e norte

y sur, entre los que se consideran países desarrollados y los subdesarrollados, donde

son claras las desigualdades y la diferencia en la calidad de vida. Donde los pueblos

del sur suelen ser subordinados al beneficio de los pueblos del norte. Y la ayuda del

norte al sur viene viciada por la búsqueda del propio crecimiento económico. Y aunque

la pobreza se da con mayor Medida en el Tercer Mundo no solo se da en los países

subdesarrollados, sino también en los desarrollados. “…la existencia de 1300 millones


de personas que viven con un ingreso inferior a un dólar diario, lo que supone un tercio

de la humanidad”, así podemos ver que la lógica económica capitalista, es un sistema

que propicia la polarización de la marginación, una distribución de bienes y riquezas

desigual e injusta, genera miseria y explotación. Por lo que es claro una necesario “la

instauración de un sistema más justo y equitativo en las relaciones e intercambios entre

los países, un sistema económico en el que los valores morales sustentados sobre en

el hombre recuperen su rol normativo sobre las esferas de la economía y de la técnica”

(Ortega y Mínguez, 2001). Para lo que la educación para la compasión sería un factor

determinante para la búsqueda de una nueva consciencia que busque la recuperación

y preservación de la dignidad y autonomía de los individuos y pueblos. Entiéndase

compasión como “sentimiento de responsabilidad con el necesitado”[…] y como un

“compromiso político de ayuda y de liberación que lleva a trabajar para transformar las

estructuras injustas que generan sufrimientos y situaciones de desentendía y

marginación” (Ortega y Mínguez, 2001). La praxis de esta educación para la compasión

implicaría: desarrollar la empatía, sentir como propios los sentimientos del otro, para

asumir el compromiso de los necesitados; desarrollar capacidades comunicativas, de

dialogo, escucha y participación, que permiten además un mejor desarrollo empatico,

ya que nos permite descubrir así, los puntos de vista del otro y la búsqueda de

soluciones en conjunto para las problemáticas económicas y sociales; el desarrollo de

la capacidad crítica, para de esta forma analizar por ejemplo, las relaciones norte-sur,

que no responden al “desarrollo humano, entendido como la calidad de vida para todos

que implica el reparto equitativo de los bienes y riquezas, el respeto a la dignidad de las

personas, al estilo de vida personal y comunitario, a la cultura en definitiva de todos los


individuos y pueblos” (Ortega y Mínguez, 2001): y la experiencia del sufrimiento moral

que nos permitirá acoger y reconocer al otro, conocerle e interpretar su sufrimiento,

mediante la palabra que nos transmite la experiencia humana.

El último tema que se aborda es la competencia moral para la protección del medio

natural y urbano. “El hombre occidental, ha tenido acerca de la tierra: la tierra coo

adversario que tiene que ser conquistado y puesto a su servicio a fin de ser explotado

para sus propios fines como una posición de dominio de derecho y, más importante

aún, como una tierra de capacidad ilimitada” (Kormondy, 1975). La destrucción del

medio ambiente (calentamiento global, daño en la capa de ozono, contaminación) es

producto del consumo desmedido de energías y materias primas, a mayor velocidad

que lo que la tierra puede producir y la inconmensurable cantidad de residuos que esto

deja. Se señala la relación pobreza-deterioro ambiental, “la población crece, los

recursos naturales son sobreexplotados, la productividad disminuye, la pobreza

aumenta, la presión sobre el medio también, y así sucesivamente”. El deterioro

ambiental requiere una toma de consciencia y responsabilidad moral, la búsqueda de

un mecanismo que satisfaga las necesidades de las poblaciones actuales, sin poner en

riesgo al medio ambiente ni a las futuras generaciones, se habla entonces de un

desarrollo sostenible, que requiere la priorización de las necesidades humanas, así

como limites en la explotación de recursos basadas en la capacidad del medio

ambiente. Pero para que esto se pueda lograr es necesaria una educación ambiental

donde se mantenga la actitud de protección y limpieza hacia los espacios naturales,

donde se perciba el medio ambiente como espacio vital común, para todos y todas, la

limpieza de los medios urbanos, que se entienda el cuidado ambiental no solo con el
medio loca, sino como algo de carácter global, que se tome la protección ambiental

como una tarea colectiva, que establezcan relaciones entre desarrollo industrial y

contaminación ambiental: y que esta educación se trasmita a las siguientes

generaciones.

Análisis

Es una obra que intenta no solo analizar las problemáticas de las sociedades actualez,

sino también darles solución, que considero, lo hace de manera eficiente. Y me

gustaría aterrizar estas ideas en el contexto nacional, ya que es mi realidad mas

cercana.

El individualismo y la solvencia económica como medida del éxito, la primacia de la

razón instrumental, el despotismo blando, son fenómenos observables en nuestra

sociedad actual. Cuando a ciertos personajes multimillonarios se les toma como

modelo a seguir, meramente por sus posesciones materiales, sin importar que estas

sean, muchas veces, obtenidad por la explitacion laboral de cientos de miles; hay poco

interes por quienes viven en la pobreza, que es casi la mitad de la población, frente a

actos de exigencia de derechos, las personas no solo expresan desinteres, si no una

actitud agresiva contra estas exigencias. El individuo, acepta someterse grandes

esfuerzos por salarios miserables, incluso a sufrir humillaciones, a arriesgar su vida, y

sobre eso competir laboralmente, porque si quieres tener trabajo en este mundo de

competencias, donde todos buscan ser el mejor ganando mas, tienes que volverte un
ser dócil, que solo obedezca ordenes, que se le valore no por su calidad humano, sino,

por que tan productivo es. Ademas el enfoque en el desarrollo intelectual sobre el

moral, y el desinteres o falta de tiempo de la familia en la crianza de los hijos, ha traido,

una terrible crisis humanitaria, donde la violencia esta a la orden del dia.

Por otra parte una educación moral para un dialogo intercultural, podría ser una gran

herramienta para sacar a de la marginación a todas esas minorías que durante anos

han sido discriminadasy iolentadas; e integrarlas, pero sin violentar sus diferencias.

Buscar un verdadero vinculo entre todas las minorías y culturas mexicanas, para

enriquecernos mutuamente, porque si bien, hace anos en la educación se ha

implantado el reconocimiento a estas minorías, como Munguiz y Ortega apuntan, se les

ve como un grupo abstracto, no somo verderos individuos con rostro que se identifican

con su cultura.

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