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CAPÍTULO 2

LA TEORÍA POLÍTICA:
Algunos debates contemporáneos
Elisa Chuliá '

de Estados Unidos, los estudios sobre la política alcan­


E s tó capítulo ofrece una breve introducción a las
cuestiones que aborda la teoría política normativa, a zaran el reconocimiento de ciencia hacia 1900.
los planteamientos que adopta y los argumentos que En efecto, cuando Platón (427-347 a.C.) y Aristó­
desarrolla. En la primera sección se expone cómo la teles (384-322 a.C.) desarrollaron sus ideas sobre el
teoría política normativa, cuyos orígenes se remontan a gobierno de la comunidad, ni tenían como objetivo la
la Grecia Antigua, se ha configurado en el siglo XX como formulación de argumentos falsables (o susceptibles
una subdisciplina de la ciencia política. En la segunda de refutación) a través de la comprobación empírica
sección se explican los principios del pensamiento libe­ (es decir, del contraste con la realidad), ni probable­
ral y se presentan tres conceptos fundamentales para la mente se proponían ser neutrales u objetivos en la
teoría política liberal, predominante en la segunda mitad adquisición y exposición de sus conocimientos. Lo
del siglo XX. Finalmente se señalan algunas de las críti­ mismo cabría afirm ar de otros muchos autores que
cas más importantes que han suscitado los supuestos y escribieron sus obras entre los siglos XV y XIX, y a
razonamientos de esta teoría. los que tradicionalmente se les considera los padres
de la ciencia política, como Maquiavelo (1469-1527),
1. DEL PENSAMIENTO POLÍTICO Thomas Hobbes (1588-1679), John Locke (1632-1704),
“COMPRENSIVO" A LA SEPARACIÓN ENTRE el barón de Montesquieu (1689-1775), James Madison
CIENCIA POLÍTICA EMPÍRICA Y TEORÍA (1751-1836), Alexis de Tocqueville (1805-1859) o Karl
POLÍTICA NORMATIVA Marx (1808-1883), por poner sólo algunos ejemplos.
Quizá, como ha escrito Colomer (2004), casi nin­
Las disciplinas académicas que ofrecen las universi­ gún escrito de estos autores sería hoy aceptado para
dades en nuestros días suelen asentarse en una larga su publicación en una revista académica de prestigio
tradición de reflexión sobre sus respectivos objetos de porque encierran no pocas ambigüedades e im pre­
estudio. Así ocurre también con la ciencia política. cisiones. Y, sin embargo, ellos hicieron aportaciones
En los cursos de introducción a la ciencia política, muy im portantes desde un punto de vista científico:
a la hora de explicar los orígenes de la disciplina, es exam inaron las estructuras, los procesos y los resul­
habitual encontrar referencias a autores de la Grecia tados de la actividad política que desplegaban sus co­
Antigua que escribieron obras de pensamiento político etáneos, descubrieron regularidades o pautas de com­
muchos siglos antes de que, en algunas universidades portam iento de los ciudadanos y de las instituciones.

Los comentarios de Paloma Aguilar, José Ignacio Torreblanca, Miguel Herrero, Antonia Ruiz, Jaime Pastor y Ana Royal me han
permitido m ejorar versiones previas de este capítulo. A todos ellos agradezco su generosa contribución de tiempo y atención a
este intento de exponer sucintamente en qué consiste la teoría política y en torno a qué debates giran algunas de sus principales
aportaciones contemporáneas.

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20 Política y ciencia política: Una introducción

definieron conceptos y establecieron categorías para Como ha escrito Giovanni Sartori (1984: 47), "la filo­
agrupar los fenómenos. A p artir de estos conocimien­ sofía política ha sido (...) un componente esencial e
tos, reflexionaron sobre el buen gobierno y las virtu­ imposible de eliminar del discurso político. No es justo
des cívicas; en definitiva, acerca de los valores que que la ciencia empírica de la política venga a eclipsar­
debían inform ar la acción política y la convivencia. la, ni tampoco tiene sentido que el científico político
Estos escritos de pensamiento político conjugaban, desconozca lo que es el fundamento de su campo". En
por regla general, la descripción y la explicación de consonancia con esta posición de Sartori, aunque este
los fenómenos políticos con los razonamientos sobre libro ofrece una aproximación empírica al estudio de
cómo podían progresar las comunidades políticas. la política, dedica este capítulo a exponer algunas de
Ofrecían, en definitiva, un enfoque "comprensivo" o las cuestiones que han suscitado el interés de los filó­
"integral" de la política. sofos políticos durante la segunda mitad del siglo XX.
En nuestros días, estas dos vertientes de la inves­ Pero antes de que el lector se adentre en esta in tro­
tigación en ciencia política —la que se plantea cómo ducción a la teoría política normativa, es im portante
"es" la realidad política y la que se pregunta cómo advertirle de un posible error. La teoría política nor­
"debería ser”— aparecen habitualmente separadas: mativa no se debe confundir con los enfoques (teó­
los autores que se dedican a una y otra son, por regla ricos) de investigación empírica, a los que a menudo
general, distintos, como también lo son las revistas y tam bién se refieren los politólogos como "teorías de
publicaciones académicas que recogen sus contribu­ la ciencia política" (o incluso "teoría política" sin más
ciones. Las obras que describen y explican los hechos adjetivos). Tales enfoques (entre los que destacan los
políticos se adscriben a la c ie n c ia p o lític a em p írica , que se exponen en el Capítulo 4) ofrecen herram ientas
mientras que las que especulan sobre los valores y los conceptuales, analíticas y teóricas para analizar
preceptos de acuerdo con los cuales debería regirse la em píricam ente la realidad política, es decir, para
comunidad política se clasifican como te o r ía p o lític a explicar el funcionamiento actual o efectivo de la
n o rm a tiv a o filo s o fía p o lític a . Dicho sucintamente, política. En cambio, la teoría política norm ativa
la ciencia política empírica se interesa por el "ser", y se aproxim a a los fenómenos políticos a través de
la teoría política normativa por el "deber ser". la reflexión especulativa o filosófica. No pretende
Para el estudiante de ciencia política, tan impor­ contrastar sus razonamientos con la realidad, sino
tante como distinguir la teoría política normativa reflexionar en torno a los principios éticos y morales
de la ciencia política empírica es saber que ambas que deben inform ar un orden político orientado a
se han enriquecido y pueden seguir enriqueciéndose procurar a sus ciudadanos una "vida buena".
mutuamente. Al fin y al cabo, como afirm a Brian En parte por la dilatada historia de la filosofía po­
Barry (2001: 770), "las conclusiones acerca de cómo lítica, su acervo es tan amplio y diverso que una breve
funcionan las cosas tienen normalmente implicacio­ introducción como ésta no puede más que enfocar
nes normativas". Asimismo, razonamientos teóricos la atención sobre una selección muy restringida de
ligados a las cuestiones que se plantean los filósofos cuestiones, autores y obras, obviando referencias sin
políticos subyacen, de m anera más o menos explícita, duda importantes. Aquí nos centraremos en la teoría
a buena parte de las investigaciones empíricas que política liberal, predominante en la segunda mitad del
desarrollan muchos politólogos. siglo XX. Esbozaremos primeramente tres de sus pi­
Lo cierto es que la tendencia a identificar "ciencia lares conceptuales (la libertad, la justicia y la sociedad
política" con "ciencia política empírica" parece en la civil), para después apuntar algunas críticas significa­
actualidad dominante. El grueso de la investigación tivas formuladas a sus supuestos y argumentos.
politològica contemporánea se centra en el análisis
de los fenómenos políticos y la explicación de sus 2. EL PREDOMINIO DE LA TEORÍA
causas y consecuencias de manera lógica, sistemática POLÍTICA LIBERAL EN LA SEGUNDA MITAD
y contrastable (es decir, verificable). Sin embargo, DEL SIGLO XX: TRES CONCEPTOS CLAVE
un libro de introducción a la ciencia política que no
recogiera la contribución de la teoría norm ativa al La teoría política normativa, en tanto subdisciplina
desarrollo de la disciplina y no expusiera algunas de la ciencia política, ha recibido una atención aca­
de las principales cuestiones intelectuales que p re­ démica desigual a lo largo de las aproximadamente
ocupan a los filósofos políticos resultaría incompleto. cinco décadas que constituyen el período que aquí
Capítulo 2 / La teoría política 21

nos ocupa. De acuerdo con una interpretación bas­ cuestionar el alcance de la obra que muchos politólo­
tante extendida, la filosofía política experimentó una gos consideran el principal hito en la historia reciente
crisis en torno a la Segunda Guerra M undial de la de esta subdisciplina de la ciencia política: Una teoría
que no se recuperaría hasta los años 70. En efecto, en de la justicia, publicada en 1971 por el estadounidense
las dos prim eras décadas de la posguerra abundaron John Rawls (1921-2002). A p artir de la publicación de
las críticas a la filosofía política, en la cual se tendía esta obra y del lanzamiento por las mismas fechas de
a ver un ejercicio de elucubración sobre preferencias algunas de las revistas académicas más im portantes
morales cuya pretendida validez universal no hallaba de filosofía política, esta últim a se torna más crítica
respaldo en la realidad. Tras su declive en los años respecto a los principios morales que subyacen a la
50 y primeros de los 60, la teoría política normativa realidad contemporánea, al tiempo que refuerza su
resurgió en el contexto de significativos cambios so- intención de transform arla. Su principal objetivo no
ciopolíticos, como los que plasm aron el movimiento consiste tanto en entender los fundamentos de los
a favor de los derechos civiles en Estados Unidos y las comportamientos individuales, cuanto en ofrecer
masivas protestas estudiantiles en Europa. orientaciones sobre instituciones, políticas y prácti­
Esta interpretación de la historia reciente de la cas sociales deseables, asentadas en unos principios
filosofía política ha suscitado, con razón, algunas re­ “razonables” (es decir, establecidos mediante el uso
servas. Se ha subrayado que es precisamente durante de la razón y justificables en térm inos racionales) y
esas décadas de supuesto declive cuando autores universalmente aceptables.
como Friedrich Hayek (1889-1992), Michael Oakeshott En cualquier caso, antes y después de Rawls, gran
(1901-1990), Karl Popper (1902-1994), H annah Arendt parte de los autores que han m arcado la historia
(1906-1975) e Isaiah Berlin (1909-1997) y, desde una contemporánea de la filosofía política occidental
perspectiva marxista, Herbert Marcuse (1898-1979) com parten unas premisas sobre el individuo y su re­
o Louis Althusser (1918-1990), publicaron sus princi­ lación con el Estado que constituyen los fundamentos
pales obras. Como ha señalado Parekh (2001), estos del pensamiento liberal. Esta corriente comenzó a
autores —todos ellos europeos— entendían mayori- desarrollarse en el siglo XVII, im pulsada fundam en­
tariam ente que la contribución de la filosofía política talmente por el filósofo John, Locke y, en los siglos
consiste en poner de relieve las características funda­ siguientes, por economistas como Adam Smith (1723-
mentales de la existencia hum ana y la vida política 1790) y John S tuart Mili (1806-1873). Desde sus pri­
en el mundo moderno. Testigos de las atrocidades meras formulaciones, el pensamiento político liberal
provocadas por el ascenso de las* dictaduras totalita­ se ha ido construyendo sobre tres grandes ideas: 1)
rias (fascistas y comunistas) en la prim era mitad del los seres humanos son racionales y poseen derechos
siglo XX, se em peñaron en identificar las causas de individuales inviolables, entre ellos, el derecho a con­
“tantos errores cometidos por la hum anidad” (Pop­ figurar la propia vida en la esfera privada con plena
per 1994: 11). Así, por ejemplo, Popper las atribuyó libertad, y los derechos a la propiedad y a la felicidad;
a la construcción de utopías y la creencia en que las 2) el gobierno y, por tanto, la autoridad política deben
leyes del desarrollo histórico pueden conocerse y, por resultar del consentimiento de las personas libres y re­
tanto, que la historia puede predecirse (historicismo); gular la vida pública sin interferir en la esfera privada
Oakeshott, al exceso de confianza en la razón como de los ciudadanos, y 3) el Estado de Derecho {rule o f
instrumento de la política (racionalismo), descuidan­ law) obliga a gobernantes y gobernados a respetar las
do la importancia de los hábitos morales de compor­ reglas, impidiendo el ejercicio arbitrario del poder.
tamiento, que ni responden estrictamente a la razón Como veremos a continuación, aun cuando el nú­
ni son universales, o comunes a toda la gente; Hayek, cleo de las premisas del liberalismo ha permanecido
al abandono de la tradición liberal, según la cual las estable a través de los siglos, el desarrollo del pensa­
sociedades evolucionan espontáneamente y no a golpe miento liberal contemporáneo ha ido matizando el
de proyectos de planificación social impuestos “desde contenido de estos principios. Si el liberalismo clásico
arriba”; y Marcuse, a la búsqueda de efectividad y efi­ ensalzaba la libertad como bien máximo y absoluto,
ciencia propias del capitalismo tecnocràtico. los teóricos liberales contemporáneos han puesto de
Minusvalorar la contribución de estos autores relieve la complejidad y ambigüedad de este valor.
al avance y a la consolidación de la teoría política Mientras los liberales clásicos circunscribían la in­
normativa en el siglo XX sería tan desacertado como tervención de los gobiernos a preservar y proteger
22 Política y ciencia política: Una introducción

los intereses de los individuos y a prevenir que és­ conceptos de libertad: la negativa y la positiva. La
tos se inflijan daños, en décadas recientes algunos libertad negativa resulta de la no interferencia de
teóricos liberales han subrayado la imposibilidad de otros en el área de acción individual, en tanto que la
alcanzar una verdadera igualdad de oportunidades libertad positiva implica la voluntad de adquirir el
si el Estado y la sociedad no resuelven los problemas control sobre la propia vida. De acuerdo con el concep­
de distribución de los recursos de la sociedad, es de­ to de libertad negativa, cuanto más amplia es el área
cir, no promueven medidas de justicia distributiva de no-interferencia, más extensa es la libertad. Aunque
o redistributiva (igualitaria). Y en tanto que los libe­ el área de acción libre debe estar limitada por la ley,
rales clásicos situaban al individuo en el centro de tiene que existir un área mínima de libertad personal,
sus preocupaciones intelectuales, muchos teóricos de privacidad inviolable por otros (y en particular, por
liberales contem poráneos han puesto de relieve la los poderes públicos). Para los defensores de la liber­
im portancia y el poder de las organizaciones de la tad negativa, sólo la existencia de esta área garantiza
sociedad civil como instituciones que m edian entre el desarrollo de las facultades naturales que permiten
el individuo y el Estado, contrapesando el poder de al individuo perseguir los fines que considera buenos
este último. o deseables, o, según argumentaba Mili a finales del
siglo XIX en su célebre ensayo Sobre la libertad, descu­
2.1. La libertad brir "la verdad”.
En cambio, para los defensores de la libertad positi­
¿Dónde empieza y dónde acaba mi libertad como va, libre es el individuo cuya razón y voluntad (su "yo”
ciudadano? ¿Quién puede obligarme a obedecer y en superior) logran dom inar sus deseos y pasiones (su
virtud de qué? Estas preguntas nos remiten al deba­ "yo” inferior). A Berlin le preocupaba especialmente
te sobre el concepto y el valor de la libertad. No es que algunos ideólogos pudieran atribuir (o "elevar”)
casual que la publicación a finales de los años 50 de la razón y la voluntad de los individuos a una entidad
algunas de las grandes contribuciones de la filosofía social; es decir, que trasladaran atributos individuales
política contemporánea sobre la libertad se produje­ a la colectividad. Este traslado del nivel individual al
ra en plena lucha entre los paradigm as ideológicos nivel colectivo podría conducir a que, en virtud de los
del capitalismo y del comunismo durante la Guerra supuestos intereses y la libertad de la colectividad, se
Fría. Pero tampoco parece accidental que coincidiera considerara lícito y aceptable menoscabar o destruir
con la percepción de que los problemas morales que la libertad individual. Berlin sostenía, por tanto, que
plantean las relaciones políticas estaban siendo pos­ la libertad positiva (cuando devalúa al individuo al
tergados en el debate intelectual de la época. trasladar su "yo” superior al colectivo social) encierra
"Descuidar el campo del pensamiento político por el riesgo de convertirse en un argumento justificador
su objeto de estudio inestable, por sus límites borro­ de la coacción. De hecho, según Berlin, las dictaduras
sos, (...) es simplemente perm itirse perm anecer a en sus diferentes variantes (totalitarias y autoritarias),
merced de creencias primitivas y no expuestas a la así como también los nacionalismos, suelen construir
crítica”. Con estas palabras rechazaba Isaiah Berlin su base de legitimación sobre este entendimiento per­
en 1958 la tendencia de sus coetáneos a concebir verso de la libertad positiva.
las ideas como productos derivados de los intereses En verdad, el discurso de Berlin resulta tan denso
m ateriales (una postura característica, aunque no de y lleno de matices que sus reservas hacia la libertad
forma exclusiva, del marxismo) y, por tanto, menos positiva no implican una defensa incondicional de la
merecedoras de atención y análisis que tales intere­ libertad negativa. No se le ocultaba que la libertad
ses (Berlin 1993: 189). Y como si ante tal descuido del negativa puede acabar siendo una libertad muy re­
poder de las ideas creyera necesario reaccionar recu­ ducida o pobre. Asimismo, reconocía que lo que uno
perando lo más básico o prim ordial de la reflexión concibe como su propio deseo puede ser el resultado
filosófica sobre la política, convertía la libertad en el de internalizar lo que otro persuasivamente le incita
núcleo de sus razonamientos. a desear. No es, por tanto, inconcebible una dictadura
La principal aportación de Berlin al debate sobre la respetuosa de la libertad negativa.
libertad consiste en la advertencia de que la libertad Pero, como recordaba Hayek por las mismas fechas
no es un concepto unívoco e intrínsecamente condu­ en su libro Los fundamentos de la libertad, publicado
cente a un orden liberal; y ello porque coexisten dos en 1960, tampoco es impensable que un régimen que
Capítulo 2 ! La teoría política 23

respete formalmente la libertad política (es decir, la 2.2. La justicia (equidad)


libre participación de los individuos en la elección
de sus gobernantes) atente contra la libertad de sus ¿Puede haber libertad sin justicia? ¿Qué concepto de
ciudadanos. Recordando cómo su compatriota Adolf justicia asegura la libertad individual y qué concepto
Hitler accedió en 1933 al gobierno de Alemania a tra­ de justicia la coarta? ¿Cabe justificar la intervención
vés de unas elecciones democráticas, Hayek (1975: 37) de los poderes públicos en la esfera individual para la
afirmaba: “Quizá el hecho de haber visto a millones de consecución de la justicia social o equidad?
seres votar su completa subordinación a un tirano ha En torno a estas cuestiones han reflexionado los
hecho comprender a nuestra generación que la elec­ filósofos políticos desde hace siglos. No obstante, a
ción del propio gobierno no asegura necesariamente Rawls se le reconoce el mérito de haber reintroducido
la libertad”. La voluntad de la mayoría no asegura, por el concepto de justicia en la teoría política normativa
tanto, el establecimiento de un Estado que respete los en la segunda mitad del siglo XX. Rawls comenzó
derechos y las libertades individuales. Este tipo de Es­ ya a finales de la década de los 50 a contrapesar el
tado debe comprometerse, como mínimo, a reconocer discurso predom inante de la libertad con sus re­
y proteger la esfera privada, y a aplicar leyes generales flexiones en torno al concepto de justicia entendida
y conocidas (por tanto, predecibles). La libertad ne­ como “equidad” {fairness). Oponiéndose al concepto
gativa así garantizada se positiviza a través de lo que utilitario de justicia, según el cual un orden justo es
hace de ella el individuo. En efecto, de acuerdo con aquel en el que los individuos de una sociedad maxi-
Hayek, es la libertad negativa la que hace posible la m izan su satisfacción, en un artículo publicado en
libertad positiva, toda vez que permite a las personas 1958 Rawls consideraba que la justicia se asienta en
actuar de acuerdo con sus decisiones y planes. dos principios: 1) cada persona tiene igual derecho
¿Hasta dónde puede alcanzar la intervención del a gozar de la máxima libertad compatible con una
Estado sin obstruir la libertad de los individuos? libertad de semejante amplitud para todos, y 2) las
Qué constituye una obstrucción o un com porta­ desigualdades son arbitrarias, a no ser que operen
miento coactivo no es una cuestión que se pueda potencialmente en beneficio de todos (en otras pala­
contestar de modo absoluto u objetivo, sino que bras, las desigualdades sólo están justificadas cuando
requiere el desarrollo de argum entos morales. A de ellas extraigan beneficios todos los ciudadanos o
modo de ejemplo, un filósofo político que priorice cuando resulten de ocupar posiciones sociales a las
los valores clásicos del liberalism o h ará hincapié que todos pueden acceder).
en la relación entre la libertad y el ejercicio de los Años más tarde, en su libro Una teoría de la justicia
derechos individuales, y preferirá un Estado que (1971), Rawls identificó estos principios como aquéllos
interfiera lo m ínim o posible en la libertad privada. por los que, persiguiendo su propio interés, optarían
Sin embargo, si, en consonancia con la filosofía las personas desde la “posición original”, o tras el
política del republicanismo, considera prioritario “velo de la ignorancia”. Ésta es la posición teórica en
promover “virtudes cívicas” como la participación la que se encuentra un individuo cuando desconoce
ciudadana y el autogobierno, insistirá en la relación cuáles son sus condiciones o cualidades específicas
entre libertad y acción política, inclinándose por un (de inteligencia, riqueza, etc.) gracias a las cuales va a
Estado que capacite (“em podere”, como a menudo poder convertirse en una persona determinada. Tras
se traduce el verbo inglés empower) a la gente para el “velo de la ignorancia” tom a decisiones sobre los
cum plir sus derechos y obligaciones públicos. En principios de justicia “como si” careciera de sesgos
esta segunda línea, algunos teóricos políticos han personales que le indujeran a seleccionar los princi­
subrayado que la libertad tiene dos dimensiones pios que más le benefician.
igualmente im portantes e imprescindibles: la de las Partiendo de su segundo principio de justicia (el
oportunidades (de hacer algo) y la de los recursos denominado “principio de la diferencia”), Rawls tam ­
(para hacer algo). Viene siendo habitual referirse bién defendió que no debían de existir desigualdades
a estas dos dimensiones como libertad negativa (o en la distribución de los bienes sociales prim arios
“libertad de”) y libertad positiva (o “libertad para”), —como los derechos, las libertades y oportunidades,
retom ando así la distinción conceptual de Berlin, pero también la renta y el patrim onio— excepto si
pero desproveyendo al concepto de libertad positiva una distribución desigual implicaba una ventaja en
de la am enaza que este autor le atribuía. térm inos absolutos para los más desfavorecidos. Del
24 Política y ciencia política: Una introducción

principio rawlsiano de la diferencia se sigue, pues, Nozick niega que una distribución pueda ser justa
la necesidad de luchar contra las desigualdades de en virtud de unos principios distributivos “pautados”
origen, azarosas y arbitrarias desde un punto de vis­ (como los formulados por Rawls), esto es, de princi­
ta moral, las que portan aquellos peor dotados por pios orientados hacia un resultado final y que no en­
la naturaleza. En cualquier caso, la prioridad que tren a considerar cómo se han generado los derechos
Rawls concedía al prim ero de sus dos principios (o de propiedad. Desde una posición en ocasiones eti­
principio de la libertad), excluyendo la posibilidad quetada como liberalism o libertario, Nozick afirm a
de limitaciones de las libertades básicas en virtud de que ningún principio de justicia “pautado” puede ser
ventajas sociales o económicas que podrían derivarse permanentemente realizado sin interferir de forma
del segundo principio, situaba su filosofía política en continua en las vidas de la gente, bien impidiéndole
la tradición del liberalismo; eso sí, de un liberalismo que transfiera recursos como desee, bien tomando
calificado como “social” o “igualitario” o “liberalis­ recursos de algunas personas que otras, por alguna
mo del bienestar” (welfare liberalism). razón, decidieron previamente transferirles.
El liberalism o social de Rawls se distancia del li­ Contra el argumento libertario de que la igualdad es
beralismo clásico en cuanto que reserva al Estado un enemiga del individualismo y la libertad, se ha erigido
papel que va más allá del de regulador y supervisor Ronald Dworkin. De acuerdo con este filósofo del de­
del libre juego de las fuerzas del mercado. Antes bien, recho, al contrato social que establecen los individuos
basándose en los principios de justicia, el Estado debe desde la situación del velo de la ignorancia rawlsiano
m itigar la desigualdad distributiva redistribuyendo subyace una teoría que supone la existencia de derechos
determinados bienes sociales prim arios y, por tanto, individuales humanos o naturales (es decir, previos a
ayudando a los más desfavorecidos económicamente. los derechos positivos o creados por la legislación).
En definitiva, la teoría rawlsiana, fundada en el prin­ Para Dworkin, entre ellos ocupa un lugar fundamental
cipio netamente liberal de la igualdad de derechos el “derecho a la igual consideración y respeto” cuando
y libertades, legitima la provisión de los servicios y se trata de diseñar y adm inistrar las instituciones po­
las prestaciones sociales del Estado del bienestar y líticas que gobiernan a los individuos. Dworkin (1984,
justifica la intervención de los gobiernos en la conse­ 2003) defiende que los derechos a ejercer las libertades
cución de un orden social justo. se derivan, en realidad, del derecho a la igualdad. Aun
“El Estado mínimo es el Estado más amplio que cuando los seres humanos sean responsables de las
cabe justificar. Cualquier Estado más extenso viola elecciones que adoptan en sus vidas, en la medida en
los derechos de la gente”. Con estas frases comenzaba que la naturaleza reparte dones tales como el talento,
Robert Nozick un capítulo de su libro Anarquía, Estado la inteligencia o ciertas habilidades de modo moral­
y Utopía, en el que discutía los argumentos de quienes, mente arbitrario, esas cualidades no deben afectar la
como Rawls, justifican un Estado que intervenga en la distribución de los recursos en la sociedad.
realización de un orden justo (Nozick 1974:149). Según Por su parte, Amartya Sen (1980, 2000) ha intro­
este autor estadounidense, la justicia se alcanza a ducido nuevas preguntas en el debate de la justicia,
través de las transacciónes e iniciativas voluntarias de dirigiéndolo hacia la idea de las “capacidades básicas”
los individuos, portadores de derechos, de acuerdo con como dimensión de relevancia moral. Para Sen, lo
tres principios: 1) la adquisición original de propiedad, importante de una teoría de la justicia basada en la
es decir, la apropiación de las cosas que carecen de equidad es si los individuos, con los recursos o medios
propietario, 2) la transferencia de propiedad de una de que disponen, tienen la capacidad (o disfrutan de
persona a otra, y 3) la rectificación de la injusticia en la libertad) de conducir diferentes tipos de vida que
las propiedades, al objeto de subsanar actos inicuos les parezcan razonables. Los bienes prim arios y los
que se hayan podido cometer históricamente contra recursos se convierten, pues, en libertad para elegir
la propiedad de determinados grupos o personas una vida particular. Y en la medida en que aumenta la
(como, por ejemplo, expropiaciones sin adecuada libertad así entendida, se genera progreso.
indemnización de resultas de una política racial o de Los argumentos de Rawls, Nozick, Dworkin y Sen
una guerra). remiten a la cuestión esencial de hasta dónde debe
Nozick postula que la distribución de la propiedad llegar el Estado para promover la justicia social o dis­
es justa, si los propietarios tienen derecho a sus pro­ tributiva. Enlazan así con el debate sobre la libertad
piedades conforme a estos tres principios. Así pues. y sobre cómo controlar el poder del Estado e im pedir
Capítulo 2 I La teoría política 25

que, quizá am parándose en valores liberales (como democrático, que nos hace ciudadanos; ni tam poco
temía Berlin), estrangule la libertad de sus ciudada­ el mercado, que m axim iza nuestras opciones como
nos. Éste es precisamente el planteamiento desde el consumidores; ni la nación, que nos lleva a exigir
que cobra relieve la idea de la sociedad civil. la autonom ía del pueblo del que formam os parte.
“En el ám bito de la vida asociativa de la sociedad
2.3. La sociedad civil civil es donde se definen todos los argum entos sobre
la vida buena y se ponen a prueba, resultando así
El concepto de sociedad civil, que comenzó a utili­ ser todos ellos parciales, incompletos y, en últim o
zarse hace más de 200 años como baluarte contra la térm ino, insatisfactorios” (Walzer 1998: 384). La
limitación de las libertades impuesta por las m onar­ ventaja de la sociedad civil reside precisam ente en
quías absolutas, experimentó un resurgimiento con su carácter inclusivo de diferentes proyectos: de ahí
las transiciones a la democracia del último cuarto del que se desarrolle en muchos escenarios, englobando
siglo XX. Aunque algunos autores ya destacaron la a agentes que actúan en la com unidad política (por
contribución de la sociedad civil a la deslegitimación ejemplo, los partidos políticos), el mercado (los ne­
de las dictaduras del Sur de Europa y su sustitución gocios familiares, las cooperativas de trabajadores,
por regímenes democráticos en los años 70 (para el las asociaciones de consumidores) y la nación (los
caso español, por ejemplo, Víctor Pérez-Díaz 1987 grupos nacionales).
y 1993), su papel se reivindicó especialmente en las Como afirm a Walzer, no hay Estado alguno que
transiciones de la Europa del Este. La caída del muro pueda mantenerse permanentemente al margen de
de Berlín en 1989 plasmó simbólicamente el prota­ la sociedad civil. No puede sobrevivir sólo mediante
gonismo de la sociedad, más o menos flexiblemente la coacción, necesita crear y reproducir lealtades; en
autoorganizada al margen de las estructuras estata­ definitiva, precisa construir legitimidad. Pero tam ­
les, en el desplome de los aparentemente poderosos bién la sociedad civil requiere del Estado como marco
Estados del llamado “socialismo real” de Polonia, de actuación y autoridad capaz de hacer frente a las
Checoslovaquia, Hungría o la República Democráti­ relaciones desigualitarias que pueden generarse en el
ca Alemana. En gran medida, estos acontecimientos seno de la sociedad civil. Estado y sociedad civil no
históricos estim ularon una discusión de filosofía po­ son, por tanto, conceptos indefectiblemente opuestos.
lítica que entronca con los principios del liberalismo. Del mismo modo que el Estado puede contribuir
Si bien cabe encontrar múltiples definiciones de a desarrollar la sociedad civil, también otras insti­
sociedad civil, suelen coincidir en considerar como tuciones privadas o mercantiles, como las familias y
su núcleo la existencia de numerosas asociaciones las empresas pueden estim ular tal desarrollo o, por
independientes del Estado que estructuran y coordi­ el contrario, inhibirlo. Lo estimulan cuando respetan
nan a los individuos que forman una comunidad e los derechos individuales de sus miembros o partici­
influyen en la adopción de decisiones políticas. Pero, pantes y actúan de acuerdo con reglas que generan
para los teóricos de la sociedad civil, la virtud de ésta comportamientos transparentes, cooperativos y pre­
no reside en el mero hecho de asociarse, sino en lo decibles. Ahora bien, si es cierto, en línea con Walzer,
que producen esas redes de relaciones sociales crea­ que el “civismo” sólo puede ser aprendido a través de
das para la defensa de intereses, ideologías, creencias las redes asociacionales, también lo es que no todas
o instituciones. Producen, concretamente, una vida las asociaciones son civiles. La sociedad civil tiene,
social pública, en otras palabras, un espacio de libre por tanto, que vigilar la aparición de asociaciones
intercambio de visiones e ideas, en el que, a través de “inciviles”, que operan sin sujetarse a las reglas del
la discusión y el debate, se va formando la opinión juego democrático, omiten la necesaria información
pública. La publicidad que caracteriza a esta opinión sobre sus objetivos y actuaciones, y adoptan decisio­
contrasta con la opacidad o falta de transparencia con nes sin abrir cauces de debate y participación entre
la que a menudo operan el Estado y las burocracias. sus miembros.
Teóricos de la sociedad civil, como Michael Walzer, El concepto de sociedad civil condensa, por tanto,
han defendido que ésta constituye el entorno más la discusión sobre cómo m ejorar la calidad de la de­
adecuado para la “vida buena”. En efecto, el escena­ m ocracia involucrando más a la ciudadanía. Pero no
rio en el que mejor se desarrolla esa “vida buena” no es el único. Con cierta frecuencia se escucha la queja
es, según Walzer, la comunidad política del Estado de que la democracia se convierte en un conjunto
26 Política y ciencia política: Una introducción

hueco de instituciones si los ciudadanos se lim itan a limita básicamente a elegir cada cierto tiempo a los
votar a sus representantes cada cuatro o cinco años; representantes políticos o sociales. No obstante, en
en otras palabras, la democracia es poco dem ocráti­ qué medida estos conceptos mejoran como referentes
ca cuando no hay otra participación más que la que morales al más clásico de sociedad civil es una cues­
producen las elecciones. Este tipo de críticas a la tión que dista de estar clara.
democracia representativa se rem ontan al menos a
finales del siglo XIX, encarnándose inicialmente en 3. TRES CRÍTICAS A LA
el filósofo ginebrino Jean-Jacques Rousseau (1712- TEORÍA POLÍTICA LIBERAL
1778), para quien los ciudadanos gobernados por
regímenes representativos sólo son libres el día de la
3.1. ¿Dónde queda la comunidad?
elección. Otros muchos autores han seguido la este­
la de la crítica de Rousseau, articulando diferentes De lo hasta aquí expuesto se desprende con claridad
discursos. Así, el republicanism o (como principio fi- que la teoría política liberal no constituye un cuerpo
losófico-político, y no como opción por una forma de homogéneo de pensamiento filosófico. Entre los teó­
Estado no monárquica) adopta una postura crítica ricos liberales, hay quienes, desde una concepción
ante el modelo de la democracia representativa, toda estricta de la libertad negativa, subrayan el riesgo
vez que ésta tiende a adorm ecer el interés político y de que los Estados invadan la sociedad civil, por lo
el intercambio de opiniones del que surge la voluntad cual proponen lim itar las capacidades estatales y
popular, obstaculizando así el necesario proceso de otorgar mayor protagonismo a los mecanismos del
control perm anente de los gobernantes para que no mercado. Sin embargo, a otros les preocupa más el
se desvíen de la virtud moral. riesgo que suponen las desigualdades sociales para el
En este contexto cabría citar asimismo el discurso ejercicio de la libertad, y postulan un Estado activo
sobre la democracia participativa, que comenzó a que procure crear oportunidades iguales para todos
articularse desde los años 60 frente a una visión de la los ciudadanos.
democracia como un espacio en el que los grupos de Pero, por encima de las divergencias sobre el signi­
interés poderosos defienden sus posiciones, compiten ficado de los conceptos de libertad, justicia y sociedad
y negocian entre sí y con las elites políticas, al margen civil, y sobre cuál debe ser el papel de los Estados en
de la ciudadanía. Como alternativa a este denomina­ la consecución de estos valores, los teóricos liberales
do “pluralismo democrático de grupos de interés", así com parten una visión originariam ente individua­
como también a la teoría de la democracia basada lista. Cómo promover el bienestar de los individuos
en la elección racional (que destaca el acto de votar es la pregunta de partida que todos se formulan. La
como eje central de la democracia) se han planteado autonomía de los individuos para decidir cómo vivir
otros modelos de democracia: el de la democracia mejor su vida, cómo construir sus planes vitales, se
deliberativa (Jürgen Habermas) pone el énfasis en la convierte en una prem isa básica del pensamiento
consecución de consensos a través de la discusión, en­ liberal. Junto a ella, otro factor aglutinador de bue­
tendida como el razonamiento entre ciudadanos igua­ na parte de la filosofía política liberal reside en la
les y que comparten criterios de lo que es razonable, confianza en la razón como instrum ento mediante el
como forma de llegar a la verdad y la justicia; el de la cual alcanzar una sociedad política legítima, es decir,
democracia fuerte (Benjamín Barber) valora que los considerada justa (y, por tanto, justificable) por los
ciudadanos lleguen conjuntamente a un compromiso individuos que viven en ella.
público del que también participen organizaciones y Esta dimensión individualista de la teoría política
grupos de interés. liberal se ha visto sometida desde los años 80 a fuer­
Los conceptos de “democracia deliberativa" o “de­ tes ataques de autores que insisten en la necesidad de
mocracia fuerte" representan referentes normativos enfocar la atención en la comunidad. Según los deno­
o modelos ideales que nos alertan ante la tendencia minados “comunitaristas" (entre los que cabe destacar
de conformarnos con el funcionamiento de la demo­ a Alasdair Macintyre y Michael Sandel), la teoría polí­
cracia representativa o la democracia pluralista de tica liberal mantiene una concepción “atomista" de los
los grupos de interés; es decir, nos advierten de las seres humanos, haciendo caso omiso de la pertenencia
carencias de las “democracias electorales" o “pro- de éstos a grupos sociales. Cuando los liberales hablan
cedimentales", en las cuales el ciudadano común se de autonomía personal o de elección individual, o
Capítulo 1 ! La teoría política 27

cuando juzgan la justicia de un orden político concre­ garantizando a todos los ciudadanos la posibilidad
to, lo hacen sin tener en cuenta los límites culturales de de desarrollar diferentes proyectos de vida, siempre
estas ideas, presuponiendo que la libertad o la justicia que éstos respeten los principios de libertad, justicia
tienen un carácter abstracto o universal. y democracia. Lo cierto es que la teoría liberal se
En cambio, el com unitarism o defiende que la escuda a menudo en una neutralidad cultural que,
identidad de los individuos, sus valores morales y como m antiene Will Kymlicka (1998), es un mito. En
políticos están marcados por las comunidades a las el momento en que un Estado establece una lengua
que pertenecen. Lo social (es decir, la comunidad) no oficial, define el contenido de la historia que deben
sólo es previo a lo político, sino que determ ina lo polí­ aprender los niños en la escuela o aprueba la celebra­
tico. Por otra parte, siguiendo el razonamiento de los ción de una festividad, está apoyando una "cultura
com unitaristas, la razón o la deliberación racional, societaria” determ inada. Del mismo modo, un E sta­
en la que tanto confían muchos teóricos liberales, no do que lim ita la entrada a inm igrantes o establece
opera en un vacío cultural, sino en el seno de tradicio­ condiciones p ara reconocerlos como ciudadanos
nes sociales y culturales específicas. Es en la cultura con capacidad de ejercer los derechos políticos (por
de la comunidad, y no en la razón abstracta, donde se ejemplo, el voto) puede estar anteponiendo la p erte­
hallan las claves para articular un discurso sobre el nencia cultural de la mayoría nacional a la igualdad
“buen gobierno” y la 'Vida buena”. Los com unitaristas de derechos y oportunidades del individuo. Si un
argum entan que, dada la im portancia constitutiva de Estado que procede de esta m anera no es liberal,
la comunidad, el Estado está llamado a preservar su ¿merece ese calificativo algún Estado existente en
salud, reforzando los lazos sociales y culturales, así nuestros días?
como los valores de la vida com unitaria. Evidentemente, los teóricos liberales responderían
Con su énfasis en las virtudes de la com unidad y que sí. Y es que, como muchos de ellos han recono­
la cultura, los com unitaristas se han hecho, a su vez, cido, la existencia de una cultura común es esencial
acreedores de num erosas críticas. Desde posiciones para crear sentimientos de lealtad política hacia un
liberales se ha señalado, por ejemplo, que el com u­ Estado y promover la confianza necesaria para la co­
nitarism o conduce al relativismo: en ausencia de operación y la solidaridad entre los ciudadanos. Por
principios universales basados en la razón, ¿cómo lo tanto, como Kymlicka documenta, las medidas de
se puede valorar la bondad moral y política de las protección de la cultura nacional no son incompati­
diferentes comunidades? También se le ha acusa­ bles con los valores liberales. Es más, constata que
do de favorecer un cierto conservadurism o social: las culturas, o naciones, son 'unidades básicas de la
¿no implica acaso el com unitarism o la aceptación teoría política liberal” (Kymlicka 1998: 415). Al fin y
acritica de la cultura y las costum bres com unitarias al cabo, muchos proyectos de construcción nacional
existentes, aun cuando éstas favorezcan la opresión han sido históricamente impulsados por elites libera­
de grupos sociales, como las mujeres, las m inorías les, no sólo desde el ámbito de la política, sino tam ­
étnicas o los homosexuales? Otros autores han pues­ bién de la sociedad y la cultura (como explica, para el
to en duda el argum ento com unitarista de acuerdo caso español, José Álvarez Junco [2001]).
con el cual en cada sociedad existe algo así como Si los com unitaristas no han sabido integrar en
una com unidad de valores que se plasma, por lo ge­ el concepto de com unidad la posible existencia de
neral, en un orden jurídico determinado. Antes bien, diferencias culturales profundas, como las que se
las sociedades m odernas se caracterizan por una dan en Estados m ulticulturales (que cuentan con
pluralidad cultural, que refleja, en últim a instancia, grandes grupos de inm igrantes o incluyen varias
la coexistencia de múltiples com unidades en el seno naciones), tam poco la teoría liberal ofrece una
de un mismo orden político. respuesta satisfactoria a la pregunta sobre cómo
tra ta r la m ulticulturalidad dentro de un Estado.
3.2. ¿Cómo se resuelven los Se considera a menudo que los derechos de grupo,
problemas de multiculturalidad? como los que protegen a las culturas m inoritarias
en sociedades m ulticulturales, violentan los p rin ­
Ante la pluralidad cultural de las sociedades m o­ cipios liberales. De hecho, desde una perspectiva
dernas, la teoría liberal defiende que los Estados liberal parece sobrentenderse que las com unidades
de derecho tienen el deber de actuar neutralm ente. culturales m inoritarias (o las m inorías nacionales)
28 Política y ciencia política: Una introducción

deben adaptarse a la cultura liberal de los derechos punto de provocar el rechazo a cargas u obligaciones
individuales (encarnada en la mayoría nacional). (sobre todo fiscales) mediante las cuales los Estados
Kymlicka ha defendido que es posible superar esta del bienestar articulan la solidaridad entre los dife­
supuesta incompatibilidad entre los valores del libe­ rentes grupos de la sociedad.
ralismo político, de un lado, y el multiculturalismo y
los derechos de grupo, de otro. Para ello, es necesario 3.3. Mujeres: ¿iguales o diferentes?
distinguir, en prim er lugar, entre los grupos inm i­
grantes y las m inorías nacionales. Mientras que los La filosofía política fem inista comprende a una
primeros tienden a adoptar la cultura de las socieda­ gran variedad de autoras que, con argumentos dife­
des de acogida, aun sin abandonar la propia, son las rentes y a veces enfrentados, han subrayado la debi­
minorías nacionales las que habitualm ente se resis­ lidad de la teoría política liberal por dejar de lado,
ten a integrarse en una cultura común y se empeñan bien en su planteamiento, bien en su aplicación, a las
en reforzar sus propias culturas societarias con fines mujeres. A pesar de su vocación universal, argum en­
de autonomía política. Pero Kymlicka entiende que tan las teóricas feministas, la teoría política liberal,
si las culturas o naciones son unidades básicas de la elaborada por los varones y desde la perspectiva de
teoría política liberal en la medida en que permiten los varones, ha compatibilizado la defensa de las
alcanzar los objetivos liberales, la teoría liberal no libertades y los derechos individuales con la acepta­
puede dejar de reconocer la realidad y la legitimidad ción de la discrim inación de las mujeres en el ámbito
de los nacionalismos m inoritarios. Más aún, argu­ público y su subordinación en la esfera privada.
menta este autor, los valores del liberalismo político Con una indignación apenas oculta, muchas teó­
moderno sólo pueden realizarse si se reconocen los ricas feministas se preguntan: ¿cómo es posible que
derechos de grupo. la teoría política liberal haya cerrado los ojos ante la
Ahora bien, esos mismos derechos están sometidos evidencia de que el sistema patriarcal, predominante
a límites: “los derechos de las minorías no deberían en las sociedades contemporáneas, al legitimar la
perm itir a un grupo dom inar a los demás grupos y división sexual del trabajo y atribuir en exclusiva a
tampoco deberían capacitar a un grupo para oprim ir las mujeres las tareas de amas de casa, esposas y m a­
a sus propios miembros” (Kymlicka 1998: 439). Por dres, les niega la libertad y la igualdad que postula el
tanto, el reconocimiento de los derechos de las m i­ liberalismo? Como argum enta Carol Pateman (1995),
norías debe ir acompañado de la garantía de que se cuando los liberales apelan a la teoría contractual
preserva la igualdad “entre” los grupos y la libertad e para explicar cómo el gobierno surge del consen­
igualdad “dentro” de los grupos. timiento centran su atención en sólo una parte del
El intento de Kymlicka de compatibilizar los valores contrato original, concretamente en el contrato social
del liberalismo político con los derechos culturales que los ciudadanos establecen con el Estado. Ocultan
ha suscitado no pocas objeciones en las filas de la fi­ así la otra parte de aquel contrato original: el contrato
losofía política liberal. Pero lo cierto es que ésta ha sexual que se establece en la esfera privada; es decir,
salido reforzada de las críticas que le h an formulado el arreglo que estipula quién ostenta la autoridad en
com unitaristas y m ulticulturalistas, puesto que le el seno de la familia y cómo se desarrollan las relacio­
han obligado a reconocer y m atizar los límites de nes de poder en el ámbito doméstico. Mientras que,
principios tales como la prim acía del individuo, la de acuerdo con la teoría liberal, en la esfera pública
neutralidad cultural del Estado, el valor de la razón todos los individuos son libres e iguales, en virtud del
o la universalidad de los principios morales aplica­ contrato sexual los varones suelen ser, en la esfera
bles a la política. Al mismo tiempo, estas críticas han privada, quienes ejercen la autoridad, y las mujeres
abierto nuevos interrogantes de gran interés tanto quienes obedecen.
para la filosofía política como para la práctica de los Según las teóricas feministas, la filosofía liberal,
Estados democráticos. Entre otros cabe destacar los con su insistencia en la libertad de los individuos en la
de cómo conciliar el respeto a la multiculturalidad esfera privada y la necesidad de preservar ésta del con­
con la protección del derecho individual a la igualdad trol público, han tendido a ignorar las desigualdades y
de trato por parte de los poderes públicos, y cómo las violaciones de derechos que pueden producirse en
evitar que la tolerancia con la diversidad cultural ero­ el ámbito privado. Es más, gracias a que las mujeres
sione la cohesión de una comunidad política, hasta el han desempeñado en el seno de las familias y de modo
Capítulo 2 I La teoría política 29

exclusivo ese papel clave en la reproducción social (es moderna, en general, y la teoría política liberal, en
decir, en la maternidad, la crianza y el cuidado de los particular, refleja una perspectiva netamente m as­
miembros más vulnerables), los varones han podido culina, excluyente de los rasgos característicos de la
adquirir el protagonismo del que disfrutan en la so­ feminidad. Con otras palabras, el pensamiento liberal
ciedad civil y el Estado. A p artir de este análisis, las ha expulsado las diferencias y las particularidades al
teóricas fem inistas reivindican que 'lo personal es ámbito de lo privado, aspirando a unificar el ámbito
político” y “lo privado es público” (entendiéndose público a través del uso de la razón universal e im par­
el "es” como "debe ser”) y exigen que no se excep­ cial. Frente a la razón abstracta, im parcial y universal
túen de la discusión pública y la acción política las postulada por la teoría política liberal, las fem inis­
relaciones fam iliares, la sexualidad o el trato entre tas radicales subrayan el valor de la afectividad, la
hombres y mujeres en las escuelas, los lugares de intuición, los instintos y los contextos concretos.
trabajo y la calle. M ientras desaprueban la tendencia del liberalismo
Todos estos razonamientos constituyen el núcleo de a rechazar todo lo que no em ana del pensam iento
la crítica feminista a la teoría política liberal. Sin em­ racional, subrayan la necesidad de incorporar las
bargo, a la hora de articular propuestas para superar formas de conocimiento y razonam iento femenino
las deficiencias de la teoría liberal, se aprecian discre­ en la teoría política.
pancias significativas entre las teóricas feministas. A diferencia de las feministas liberales, las radica­
Así, \as fe m in ista s lib e r a le s aceptan, en gran les se oponen, por lo general, a la idea d é la igualdad
medida, las premisas del liberalismo (en concreto, la porque obliga a las mujeres a renunciar a sus valo­
razón como condición de libertad y la primacía de los res y aceptar las reglas de un mundo definido por
derechos individuales), pero denuncian que, a lo largo los varones. Frente a la igualdad de oportunidades
de la historia, las mujeres hayan sido excluidas de este que abandera el liberalismo, las feministas radicales
marco liberal. El feminismo liberal llama la atención abogan por la discriminación positiva de las mujeres,
sobre la contradicción de partida del pensamiento li­ en tanto grupo con intereses distintos a los de los
beral clásico, que, al mismo tiempo que proclama que hombres. Como escribe Anne Phillips (1998: 327),
los seres humanos se distinguen de los animales por su "mientras las sociedades estén organizadas a p artir de
racionalidad, considera que en las mujeres prevalece las diferencias sexuales y a cada sexo se le atribuyan
lo emocional y lo irracional. Al razonar de este modo, sus propias funciones, identidades, responsabilidades
como ya señaló en el siglo XVIII la filósofa británica y roles, debería haber mecanismos que aseguraran la
Mary Wollstonecraft (1759-1797), el liberalismo niega, paridad en la distribución del poder”.
en cierto modo, la naturaleza hum ana a las mujeres. Esta propuesta encaja con la concepción alternativa
Feministas liberales del siglo XX, como Betty de la vida pública que propugna otra destacada femi­
Friedan (1921-2006), han argum entado que las nista radical. Iris M. Young. A su juicio, no se trata de
mujeres son tan racionales como los varones, pero suprim ir la diferencia entre lo público y lo privado,
no han sido socializadas para ejercer la razón en la sino de transform ar esta distinción de forma que no
misma medida que ellos. Además, se les ha privado se corresponda con una oposición entre razón, por
del disfrute de muchos derechos reconocidos a los una parte, y afectividad y deseo, por otra: "el único
varones y no siempre se han podido beneficiar de modo de asegurar que la vida pública no excluya a
la aplicación de las reglas del Estado de Derecho personas y grupos que ha excluido en el pasado es ha­
contra la vulneración de sus derechos individuales cer un reconocimiento específico de las desventajas de
a la libertad y la integridad física. Las feministas esos grupos e introducir sus historias específicas en lo
liberales apuestan, en definitiva, por hacer efectivo el público” (Young 1998: 465). En definitiva, en lugar de
principio liberal de la igualdad, de tal modo que a las aspirar a la homogeneidad y el consenso en la vida
mujeres les sean reconocidos, no sólo formalmente pública, el propósito normativo debe consistir en dar
sino también en la práctica, los mismos derechos que espacio a la particularidad, la heterogeneidad y las
a los varones. Ésta es la vía más prometedora para diferencias de significados como forma de enriquecer
que las mujeres entren en la vida pública, quebrando la esfera pública, garantizando, por lo demás, que en
así el dominio político y social masculino. la esfera privada las mujeres puedan hacer efectivos
En cambio, las fem inistas radicales mantienen sus derechos y que lo que ocurre dentro de ella no
que el concepto de razón que maneja la teoría política permanezca al margen de la sociedad.
30 Política y ciencia política: Una introducción

manos, pretende ofrecer un amplio panoram a de los


planteamientos y los contenidos de esta disciplina.
En las páginas precedentes hemos presentado al lector
algunos de los temas y argumentos más destacables TÉRMINOS CLAVE
de la teoría política normativa contemporánea. Esta
(en negrita en el texto)
subdisciplina de la ciencia política se erige sobre el le­
gado de muchos pensadores que vienen reflexionando, Ciencia política empírica
desde muchos siglos atrás, en torno a los principios y Teoría política normativa-Filosofía política
valores que deben regir idealmente la vida pública'de Libertad
gobernantes y gobernados. La filosofía política pone Justicia
de relieve que conceptos tales como los de libertad, Sociedad civil
justicia o sociedad civil adm iten múltiples interpre­ Libertad negativa
taciones y están sujetos a una perm anente discusión Libertad positiva
crítica sobre cómo fundam entar la convivencia de las Liberalismo social
comunidades políticas y mejorar la democracia. En Liberalismo libertario
este sentido, merece la pena subrayar que en la teoría Democracia participativa
política normativa (en contraste con lo que viene suce­ Democracia deliberativa
diendo en la ciencia política empírica, crecientemente Democracia fuerte
especializada y compartimentalizada) discurre una Comunitarismo
discusión muy inclusiva, en la que participan, en m a­ M ulticulturalidad
yor o menor medida, el conjunto de los practicantes Derechos culturales
de esta subdisciplina de la ciencia política. Filosofía política feminista
El interés que estas y otras muchas reflexiones ela­ Feministas liberales
boradas por los filósofos políticos adquieren para la Feministas radicales
ciencia política es indiscutible y merece ser reconocido
en una obra que, como la que tiene el lector en sus
CAPÍTULO 3

LA CIENCIA
POLÍTICA EMPÍRICA (I):
Métodos y técnicas
de investigación

E s í e capítulo introduce al lector en el modo de razo­ pacifistas o feministas? ¿Muestra el comportamiento


namiento de la ciencia política empírica. En la primera electoral de los españoles una tendencia hacia la m o­
sección se explican los conceptos más importantes de deración ideológica? ¿Qué partidos políticos se han
los que se sirven los politólogos para diseñar sus inves­ moderado más? ¿Se están produciendo tendencias
tigaciones empíricas o valorar críticamente las de otros. similares en otras democracias? Si esto es así, ¿por
La segunda sección está dedicada a aclarar la diferencia qué está ocurriendo? ¿Cuántas mujeres están incor­
entre ciencia política cuantitativa y cualitativa, y la ter­ poradas en las elites políticas? ¿Por qué en algunos
cera a presentar algunos de los errores más frecuentes
países hay más mujeres en puestos de responsabili­
en la elaboración de investigaciones en ciencia políti­
ca. En la cuarta sección se expone detalladamente la dad que en otros? ¿Comparten las elites políticas de
principal fórmula mediante la cual la ciencia política los países en vías de democratización una concepción
empírica acumula conocimientos sobre la naturaleza y sobre la democracia o difieren en su entendimiento
el funcionamiento de la realidad política: la comproba­ de ésta? ¿Qué explica estas similitudes o diferencias?
ción de hipótesis. La última sección profundiza en las ¿Qué condiciones culturales favorecen y qué condi­
particularidades de la argumentación causal, núcleo del ciones culturales obstaculizan el establecimiento de
análisis politològico. la democracia?
Preguntas como éstas nos llevan más allá de los
1. LA CIENCIA POLÍTICA EMPÍRICA simples hechos aislados; nos empujan a generalizar
a p a rtir de esos hechos para obtener una perspecti­
Una vez esbozadas en el capítulo anterior algunas de va más am plia sobre la realidad política. E studiar
las cuestiones de las que se ha venido ocupando la la política de esta form a nos perm ite d ar sentido
teoría política normativa durante las últim as déca­ a los numerosos acontecimientos políticos que pu­
das, enfocamos ahora la atención en la vertiente de blican a diario los medios de comunicación. En sí,
la ciencia política en la que se centra este libro: la los hechos de la vida política no son especialmente
ciencia política empírica. significativos. Cobran sólo significado cuando los
¿Votan más los mayores que los jóvenes a partidos visualizam os como pautas, tendencias o relaciones
conservadores? ¿Se interesan los varones por la po­ generales. Si queremos com prender el significado de
lítica en mayor medida que las mujeres? ¿Hasta qué los diferentes eventos de la vida política, debemos in­
punto han incorporado los partidos políticos nuevas tegrarlos en procesos o contextos ju ás generales. Los
demandas provenientes de movimientos ecologistas. titulares actuales de los medios de comunicación,

31
4
32 Política y ciencia política: Una introducción

por ejemplo, pueden anunciar que el prim er m inis­ proporcionan una breve explicación de cada uno de
tro de un país dem ocrático im portante ha dimitido, estos térm inos junto a algunos ejemplos elementales
que el banco central de un país con mucho peso en de cómo se deben em plear en la ciencia política.
el comercio internacional acaba de subir los tipos de
interés o que el ejército de otro país que está luchan­ L l. Variables
do p ara instaurar la dem ocracia ha dado un golpe de
Estado y se ha hecho con el poder. A diferencia de los Una variable es algo que puede variar o cambiar.
gobiernos, las em presas privadas o los periodistas, Es decir, puede adoptar formas diferentes o ser una
que suelen p restar una atención m om entánea a estos característica cambiante de un fenómeno.
sucesos y valorar sus implicaciones más inm ediatas Supongamos que nos proponemos com prender la
(o en el corto plazo), a nosotros, como politólogos, naturaleza y el funcionam iento de la democracia. La
nos interesan, además, lo que nos dicen respecto de dem ocracia tiene diferentes características que pue­
la política en general. den variar o m ostrar formas distintas. Por ejemplo,
¿Qué nos sugiere la dim isión del prim er m inistro hay dem ocracias estables que duran largos períodos
sobre el funcionam iento de la democracia? ¿Qué de tiempo con pocas alteraciones im portantes (como
descubren las decisiones del banco central sobre la Estados Unidos y Reino Unido); existen democracias
relación entre la política y la economía? ¿Qué reflexio­ inestables que experim entan cambios frecuentes
nes suscita ese golpe de Estado sobre la intervención de gobierno o que se alternan tem poralm ente con
m ilitar en la política? Nuestro objetivo, como poli­ form as de gobierno no democráticas. La estabilidad
tólogos, es profundizar en nuestra comprensión de es, pues, una característica de la democracia que se
la dem ocracia en general, de la economía política puede analizar de forma sistemática. Para ello es pre­
en general y de las sublevaciones militares en gene­ ciso definir exactamente lo que queremos decir con
ral. La generalización es un propósito central de la estabilidad e inestabilidad y recoger inform ación so­
ciencia empírica. Al mismo tiempo, podemos utilizar bre esa característica. Por ejemplo, podemos definir
nuestra comprensión de estos procesos y estas ten­ la estabilidad como una duración superior a X años.
dencias generales para am pliar la que tenemos de Podemos recoger inform ación sobre la duración de
los eventos concretos cercanos. La ciencia política se las democracias, y denom inar estables a aquellas
ocupa constantemente de la relación entre lo general que se han m antenido más de X años, e inestables al
y lo específico: entre los conceptos y las explicacio­ resto. Posteriormente, podemos c o m p r a r diferen­
nes generales (como la democracia y las teorías de la tes casos de cada categoría y: buscar posibles expli­
democracia), por un lado, y sus manifestaciones en caciones de por qué algunas democracias son estables
países y períodos históricos concretos, por otro. y otras no lo son. Los factores que pueden explicar
Construir generalizaciones¿plausÍhle§^a p artir de la estabilidad o inestabilidad son tam bién variables.
toda una serie desordenada de eventos e información, Tal vez descubram os que, de todas las característi­
y determ inar el grado de precisión de esjas-generali- cas posibles de un determ inado país, la riqueza na­
zaciones exjgg ysar niétodos jdentíficos p a r ^ ^ i^ iz a r cional es la variable que mejor explica la estabilidad
hechos y com probar proposiciones generales. En democrática: las dem ocracias ricas pueden resultar
buena medida, la esencia de la ciencia reside S i sus las más estables, y las pobres, las más inestables.
metpdos de análjsis. Supongamos ahora que queremos saber por qué las
El análisis es simplemente la búsqueda de cono­ personas votan de la forma en que lo hacen. Los elec­
cimiento m ediante la observación m inuciosa y la tores pueden votar a diferentes partidos o candidatos,
generalización amplia. Para lograr este objetivo, el o se pueden quedar en casa y ni siquiera votar. Los
análisis científico se sirve de una serie de concep­ votantes también presentan características variables.
tos y procedimientos. Las variables, correlaciones, El electorado está formado por personas de diferen­
leyes, teorías, hipótesis, modelos y paradigm as son tes sexos, clases sociales, grupos étnicos, religiones y
algunos de lös más im portantes, y adquieren espe­ otras características sociales y demográficas. Pode­
cial im portancia en la ciencia política. Aumentan mos recoger información de forma sistemática sobre
nuestra capacidad de pensar críticamente y nos todas estas variables y analizar el grado en que las
permiten comprender el mundo real de la política diversas características de los ciudadanos explican
aplicando la lógica científica. Los siguientes apartados sus opciones electorales.
Capítulo 3 I La ciencia política empírica (I) 33

Del mismo modo, todos los temas generales de la Dicho de otra forma, ¿de qué factores depende la par­
ciencia política presentan características variables, ticipación electoral? La participación es, pues, nuestra
como los tipos de gobierno (por ejemplo, democrá­ variable dependiente. Es la variable que intentamos
tico o dictatorial), las instituciones (por ejemplo, las explicar; queremos descubrir de qué depende que los
asambleas legislativas unicamerales o bicamerales) o ciudadanos acudan a votar o que se queden en casa.
el com portamiento político de la gente (por ejemplo, La variable independiente es el factor o la caracte-
la preferencia partidista de los votantes o el grado rística que influye en, o causa, cambios en la variable
de corrupción de las elites decisoras). Cuando nos Bependiente. En las relaciones de causa-efecto, es la
implicamos en el estudio científico de la política, variaHe explicativa o causal. Los cambios en el valor
son estas variables las que reciben nuestra atención de la variable independiente pueden producir cambios
analítica más directa. En algunos casos, quizás sólo en el valor de la variable dependiente.
nos interese observar estos fenómenos, recoger infor­ En nuestro hipotético estudio sobre el comporta­
mación sobre ellos y clasificarlos de alguna manera. miento electoral, las variables independientes son las
Sin embargo, el interés del análisis aum enta cuando diversas características de los electores que nos pueden
intuimos e intentamos descubrir relaciones entre dos ayudar a explicar las variaciones en el porcentaje de
o más variables observadas. participación electoral. Estas características podrían
¿Existe tal vez una relación entre la estabilidad incluir el nivel de renta, la edad o el sexo, el nivel de
democrática y el nivel de desarrollo económico de un estudios, las tendencias ideológicas o las preferencias
país? (¿Fraguan siempre las democracias en países partidistas. Por ejemplo, cabe pensar que los votantes
ricos? ¿Están los países pobres condenados a la dicta­ de renta baja tienden a votar menos que los votantes
dura?). ¿Existe una relación entre el voto a candidatos de renta alta; o que los votantes jóvenes tienden a
conservadores y el nivel de renta, la religión, el grupo participar menos que los mayores. Las variables in­
étnico o el sexo de los votantes? (¿Tienden los votantes dependientes pueden también incluir las diferentes
con alto nivel de renta a votar principalmente a los actitudes sobre la política, tal y como quedan recogi­
conservadores?). Indagando sobre este tipo de rela­ das en las encuestas de opinión pública. Así, algunas
ciones, damos el prim er paso para generalizar sobre personas podrían abstenerse de votar creyendo que
la política. su voto no es realmente importante y que los votan­
Cuando intentam os descubrir pautas o conexio­ tes carecen de la capacidad para hacer que las cosas
nes entre dos variables, utilizam os una de ellas mejoren. Estas personas tienen un escaso sentido de
como lá variable dependiente y la otra como la va­ la eficacia política y se sienten alienadas del sistema
riable independiente. político. En cambio, otras poseen un alto sentido de la
La variable dependiente es la variable que más eficacia política si creen que “cada voto cuenta” y que
n os^ii^resa exam inar o e}qdicaxues.jmestra p rir^ los votantes pueden, de hecho, influir en los políticos
PÍLqJÜSIq dejest^ Es el efecto o resultado que está para que tomen decisiones deseables.
influido o causado por otra variable u otras variables. En resumen, en “A causa B”, A es la variable inde­
Es la variable cuyo valor cambia como, respuesta a.. pendiente y B es la variable dependiente. B depende
Ir^e varíables (a Saber, las de A. Nuestro objetivo en este estudio es determ inar
variables independientes). si hay conexiones y en qué medida las hay entre las
Pongamos que nos interesa comprender el compor­ variables independientes y nuestra variable depen­
tamiento electoral en una sociedad determinada. Una diente: la participación electoral. Tales conexiones
característica de este comportamiento que varía es entre las variables dependientes y las independientes
la participación electoral, el número de personas que se llam an correlaciones o asociaciones.
acuden a votar. Algunos votantes acuden a las urnas,
pero otros se quedan en casa. ¿Quiénes acuden a vo­ 1.2. Correlaciones
tar? ¿Quiénes se quedan en casa? Si ésta es la cuestión
que más nos interesa explicar, entonces ésta es nuestra Una correlación (o asociación) es una relación en la
variable dependiente. Podemos preguntam os si el g^ue dos o más variables cam bian simultáneamente.
porcentaje de participación varía en función de otros Las variables están positivamente correlacionadas
factores. En última instancia, queremos descubrir si cuando varían fin lajn ism a dirección, es decir, cuan­
existen pautas asociadas al grado de participación. do suben (crecen) o bajan (decrecen) juntas.
34 Política y ciencia política: Una introducción -y

Renta anual (€)

GRÁFICO 3.1 Correlación positiva entre niveles de renta y participación electoral

Grados de alienación de la política

GRÁFICO 3.2 Correlación inversa (negativa) entre la alienación política y la participación electoral

Sí nuestras variables se pueden ordenar cuantita­ analizando la relación entre la participación (la va­
tivamente, podemos reflejarlas en un tipo de gráfico riable dependiente) y el sentimiento del votante de
denom inado sistem a de coordenadas. Normalm ente alienación del sistema político, es decir, la percepción
ponemos la variable dependiente en el eje Y (el eje de escasa eficacia política y la desconfianza básica
vertical o eje de ordenadas) y la variable indepen­ hacia los políticos (la variable independiente). Como
diente en el eje X (el eje horizontal o eje de abscisas). ilustra el Gráfico 3.2, los votantes con un escaso
Midamos la relación entre la participación y los ni­ sentimiento de alienación presentan las tasas de par­
veles de renta del electorado en un país hipotético. ticipación más altas; los votantes con un sentimiento
El Gráfico 3.1 ilustra una correlación positiva entre alto de alienación registran las tasas de participación
el porcentaje de electores que acudió a votar en las más bajas. Así, existe una correlación inversa entre la
elecciones (variable dependiente) y su nivel de renta alienación y la participación. Las correlaciones inver­
(la variable independiente). En este ejemplo, cuanto sas también se denom inan correlaciones negativas.
mayor es el nivel de renta, mayor es la participación Adviértase que cuando la correlación es negativa, la
electoral; cuanto menor es el nivel de renta, menor la línea trazada va desde la zona izquierda superior a la
participación electoral. El 80 por ciento de las perso­ zona derecha inferior.
nas en el tram o de más renta participaron y votaron, Es im portante tener en cuenta que las variables no
pero sólo el 5 por ciento de las personas incluidas en son en sí mismas dependientes o independientes. Se
el tram o de m enor renta acudió a las urnas. Adviér­ podría tam bién emprender un proyecto de investiga­
tase que cuando la correlación es positiva, la línea ción diferente tom ando una de las variables indepen­
trazada va desde la zona izquierda inferior hasta la dientes que acabamos de enunciar y convirtiéndola
zona derecha superior. en variable dependiente. Supongamos, por ejemplo,
Las variables están inversamente correlacionadas que nos interesa principalm ente el fenómeno de la
cuando varían en direcciones opuestas o inversas. alienación política: ¿qué factores pueden influir en
En térm inos cuantitativos, una correlación inversa se ella o causarla? En este estudio, la alienación política
da cuando una variable crece y la otra decrece. Pode­ es la variable dependiente e intentam os exam inar
mos ilustrar una correlación inversa muy fácilmente varias variables independientes para descubrir si
Capítulo l I La ciencia política empírica (I) 35

Alienación de la política

Menos de Primaria Bachiller Bachiller Univers. Univers.


primaria elemental superior medios superiores

(Nivel de estudios)

GRÁFICO 3.3 Correlación entre el nivel de estudios y el grado de alienación política

están correlacionadas con ella. ¿Hasta qué punto las características y las actitudes de los electores (por
depende la alienación política (si es que depende) ejemplo, a través de encuestas o de grupos de discu­
del nivel de renta, del nivel de estudios, de factores sión). Nuestras indagaciones pueden revelar que los
psicológicos, de otras variables o de una com bina­ ciudadanos ricos suelen tener más estudios y, por lo
ción de varias de ellas? El Gráfico 3.3 m uestra una tanto, más conocimientos sobre los asuntos políticos.
correlación negativa (inversa) entre la alienación (la También pueden tener una conciencia mayor de su
variable dependiente) y el nivel de estudios (la varia­ propia eficacia política, es decir, de su capacidad para
ble independiente). Cuantos menos estudios tiene la influir en las políticas del gobierno. Estos resultados
gente, mayor es su percepción de alienación; cuantos sugieren que los niveles de renta (la variable indepen­
más estudios tiene, m enor es su percepción de alie­ diente) influyen en la participación en las elecciones
nación. Así pues, la alienación puede ser una variable (la variable dependiente) a través de factores como los
independiente o una variable dependiente en función estudios, el conocimiento de las cuestiones políticas y
de cuál sea el principal interés del análisis, es decir, la conciencia ciudadana de la eficacia política. Tales
el efecto que se pretende comprender o explicar. La factores son varíables intervínientes, que se sitúan
característica de “dependiente” o “independiente” no entre las variables independientes y las dependientes.
es, pues, intrínseca a una variable, sino que obedece Por regla general, las correlaciones no prueban que
al propósito de análisis del investigador y, por tanto, una variable (por ejemplo, el nivel de renta) cause o
al diseño de la investigación. provoque el cambio en la otra variable (por ejemplo,
No olvidemos que las correlaciones no son explica­ la participación electoral). En otras palabras, las
ciones. Aunque los datos muestren una clara correla­ correlaciones no dem uestran de forma concluyente
ción, positiva o negativa, entre variables dependientes la causalidad. Una correlación sí sugiere o implica
e independientes, no explican por qué están rela­ que puede haber una relación de causa-efecto entre
cionadas. De acuerdo con el Gráfico 3.1 existe una las variables que están siendo observadas. Sin duda,
correlación positiva entre la participación electoral y para m ostrar que una relación causal existe en rea­
los niveles de renta. ¿Por qué las personas con niveles lidad, prim ero es necesario dem ostrar que existe la
altos de renta votan más que los ciudadanos menos correlación. Las correlaciones son necesarias para
acomodados? Del gráfico no se desprenden respues­ dem ostrar causalidad, pero en sí no son suficientes.
tas obvias a esta pregunta. En algunas ocasiones, las variables pueden estar
Para descubrir por qué los votantes de renta alta positiva o negativamente relacionadas, pero, tras
salen a votar el día de las elecciones en mayores pro­ investigar más, puede resultar que no haya ninguna
porciones que los votantes menos acomodados, será relación causa-efecto directa entre ellas. Entonces
necesario extender la investigación e indagar sobre nos encontramos ante una correlación espuria.
36 Política y ciencia política: Una introducción

Uno de los ejemplos más famosos de correlación nacional que se m anifiesta cuando el partido X está
espuria se encuentra en el cuento de la cigüeña y los en el poder tenga realm ente sus raíces en políticas
bebés. La historia de que las cigüeñas traen los be­ realizadas varios años antes, cuando el partido
bés procede de unos datos estadísticos del norte de Y ocupaba el gobierno. Si fuera así, la correlación
Europa según los cuales los nacimientos humanos entre el m andato del partido X y el deterioro de la
aum entaban al mismo tiempo que lo hacían los na­ economía sería espuria, debido a que una tercera
cimientos de las cigüeñas. Cuando éstos disminuían, variable, el partido Y, habría provocado el inicio de
los nacimientos humanos también lo hacían. Nadie esa recesión económica.
ha presentado explicaciones verificables de por qué También es posible que ninguno de los dos partidos
los nacimientos de las cigüeñas y los de los humanos sea responsable del declive económico. La responsa­
están positivamente correlacionados. Es obvio que bilidad puede recaer en otros factores que escapaban
un evento no puede causar el otro, pero tampoco hay al control total o parcial de los dos partidos rivales
evidencia de que otra variable (¿factores climáticos, mientras estuvieron en el poder: unas condiciones
los ciclos de la luna?) provoque que los nacimientos económicas internacionales desfavorables o los efec­
humanos y los de cigüeñas aumenten o disminuyan tos de un clima desastroso en la economía nacional.
simultáneamente. Hasta que alguien presente evi­
dencias convincentes de que interviene una variable L3. Leyes
causal, podemos suponer que la correlación entre los
nacimientos de humanos y los de cigüeñas es total­ Una ley científica es una asociación (o correlación)
mente fortuita. Así, una correlación puede a veces verificable regularmente entre dos o más variables.
deberse a la pura coincidencia, sin que exista ningún Una ley determ inista implica que cada vez que X
factor causal. ocurre, sucede Y indefectiblemente. Las leyes de la
También se da una correlación espuria cuando dos gravedad son un ejemplo. Isaac Newton (1642-1727)
variables aparentemente correlacionadas (digamos A m ostró con precisión m atem ática que los cuerpos
y B) no están directam ente vinculadas en una rela­ físicos tienen una tendencia general a atraerse de
ción de causa-efecto (A no causa B, ni B causa A); acuerdo con pautas que están determ inadas por
antes bien, están indirectam ente vinculadas porque su m asa y distancia. La famosa ecuación de Al-
otra variable diferente está causando que una de las bert Einstein (1879-1955), E = mc^, es una ley que
dos varíe, o que lo hagan ambas a la vez (C causa especifica que la energía es siempre el producto de
A y B, o sólo una de las dos). En otras palabras, la la m asa por la velocidad de la luz al cuadrado. El
correlación entre las cigüeñas y los bebés sería con­ mundo físico tiene una serie de leyes determ inistas,
siderada espuria, aunque se pudiera dem ostrar que y muchas de ellas se pueden expresar en fórmulas
un tercer factor (factores climáticos) ocasiona que las m atem áticas intemporales. Este tipo de ley no se da
dos poblaciones aumenten o disminuyan juntas. en las ciencias sociales.
En resumen, se da una correlación espuria cuando Una ley probabilística es una suerte de ley cientí­
dos variables parecen estar directamente vinculadas fica menos rígida. En este caso, cada vez que ocurre
en una relación causa-efecto, pero, de hecho, (a) no A, sucede B algunas veces. Ocasionalmente podemos
existe vinculación causal o (b) están indirectamente calcular el grado de probabilidad con el que B puede
vinculadas por medio de otra(s) variable(s) causal(es). ocurrir. En el mundo natural las predicciones del
Como politólogos, debemos estar constantem ente clima suelen basarse en leyes probabilísticas. Dadas
en guardia ante las correlaciones espurias cuando ciertas tem peraturas, determinados niveles de hu­
realizam os o exam inam os investigaciones científi­ medad y otras condiciones atmosféricas, podemos
cas. También como ciudadanos conviene que estemos predecir cuándo va a nevar. En función de la preci­
alerta. Por ejemplo, en los sistemas dem ocráticos es sión de nuestros datos climáticos y la sofisticación de
bastante habitual que la oposición parlam entaria nuestros modelos informáticos, podemos ser capaces
eche la culpa al gobierno de todo lo que va mal. En de hacer predicciones precisas con un grado muy alto
algunos casos, los gobernantes actuales pueden, en de probabilidad. No obstante, son tantas las variables
efecto, ser responsables de los problemas que se les que intervienen, que no podemos estar totalmente
atribuyen. Sin embargo, no siempre es así. Puede seguros de cuándo va a nevar y, si lo hace, cuánta
suceder, por ejemplo, que la recesión de la economía nieve va a caer.
Capítulo 3 / La ciencia política empírica (I) 37

El com portam iento hum ano no se rige tanto como podemos sugerir cómo votará la gente probablemente
la naturaleza por leyes. A diferencia de los planetas en las siguientes elecciones. En principio, cuanto más
o las partículas atómicas, los seres hum anos pueden cerca estemos del día de las elecciones, más podre­
m ostrar un com portam iento deliberado, consciente, mos confiar en nuestra estimación de los resultados
así como un com portam iento aparentem ente in­ probables. Pero incluso los análisis estadísticos más
fundado o irrazonable, incluso errático. Podemos sofisticados de los datos de encuesta más completos
tom ar decisiones sobre el modo de com portarnos pueden no ser suficientes para predecir cómo votará
eligiendo entre varias líneas de acción alternativas; la gente al día siguiente. De forma similar, expertos
podemos cam biar de opinión; actuar por separado o en los sistemas com unistas del Este de Europa se
en grupo; actuar de forma cooperativa o interesada. sorprendieron ante la caída del m uro de Berlín en
Es más, nuestro com portam iento político o social 1989 y el inesperado hundim iento total de la Unión
puede estar influido por num erosas variables (el Soviética en 1991; veteranos analistas de China no
grupo étnico, el sexo, la religión, los intereses econó­ previeron las manifestaciones estudiantiles a favor
micos, los padres, los colegas, etc.). A veces podemos de la dem ocracia en la Plaza de Tiananm en de Pekín
incluso calcular mal el efecto que tendrán nuestras en 1989; y muy pocos especialistas en el sistem a de
acciones, actuar sobre la base de falsos supuestos, apartheid sudafricano predijeron a principios de
insuficiente inform ación o una lógica defectuosa. la década de 1980 que, sólo unos años después, la
En ocasiones podemos incluso ignorar los factores m inoría blanca tendría que perm itir la celebración
o cálculos racionales que deberían inducirnos a de elecciones m ultirraciales en su país y el nom bra­
com portarnos de determ inadas m aneras, toda vez miento de Nelson Mandela, un hombre negro, como
que las inclinaciones, las emociones o los impulsos presidente de Sudáfrica.
subconscientes afectan a nuestras acciones. En realidad, los científicos sociales usan esca­
Por consiguiente, el com portamiento hum ano es samente el térm ino "ley”. Lo aplican, en todo caso,
sumamente variable e impredecible. De ahí que las cuando determ inadas pautas de comportamiento so­
ciencias sociales, cuyo objeto de estudio es el compor­ cial o determinados efectos políticos se dan frecuente
tamiento hum ano (especialmente en grandes grupos y regularmente. Ahora bien, incluso en estos casos
sociales), no puedan predecir el futuro con precisión son leyes probabilísticas más que deterministas.
exacta. Mientras los planetas y otros cuerpos celestes En economía, por ejemplo, la ley de la oferta y la
cumplen inexorablemente las leyes de la gravedad, dem anda establece que, por regla general, en una
algo que hace posible determ inar con precisión m ate­ economía de mercado los precios suben cuando la
mática la posición de la luna o del cometa Halley den­ oferta de bienes disminuye o cuando la dem anda
tro de cien o mil años, el comportamiento hum ano es de esos bienes aumenta. Y a la inversa, los precios
tan variopinto que nadie puede predecir cómo será la tienden a bajar cuando la oferta aum enta o la dem an­
realidad política, social o económica dentro de diez da disminuye. Así, los precios están positivamente
años o incluso de diez meses. Quizá por esta razón correlacionados con la dem anda y negativamente
Einstein declaró, según se cuenta, que “la política es correlacionados con la oferta.
más difícil que la física”. En ciencia política, la ley de Duverger (que recibe
Éstas son las razones por las cuales la ciencia el nombre del politòlogo francés Maurice Duverger)
política carece de leyes deterministas. No obstante, predice que un sistema electoral en el que los can­
al igual que otros científicos sociales, como los so­ didatos que se presentan en una circunscripción se
ciólogos, los economistas o los psicólogos sociales, eligen por mayoría simple en una sola vuelta (es decir,
los politólogos pueden discernir pautas y tendencias gana el que obtiene mayor número de votos), tiende
en la actividad social hum ana. E incluso, aunque a producir un sistema de dos partidos. El caso para­
no seamos capaces de prever con seguridad qué nos digmático sería el de las elecciones a la Cámara de
depara exactamente el futuro, los científicos sociales Representantes de Estados Unidos.
podemos a veces sugerir qué desarrollos futuros son Si casi todas las leyes científicas tienen sus excep­
más o menos probables, al menos en el corto plazo. ciones, las leyes de las ciencias sociales en mayor
En las ciencias sociales, la predicción sólo puede medida. Los economistas reconocen que la ley de
ser probabilistica. Si, por ejemplo, identificamos la oferta y la dem anda no siempre funciona perfec­
regularidades en las pautas de voto de una población. tamente. Incluso en una economía de mercado hay
38 Política y ciencia política: Una introducción

factores, como los monopolios o la fluctuación de la de fenómenos en térm inos muy sucintos. La teoría
dem anda de los consumidores, que pueden interferir. de la evolución de Charles Darwin es un ejemplo de
De forma similar, la ley de Duverger puede no cum ­ teoría parsimoniosa. Su teoría estipula que toda la
plirse en todas las circunstancias, como el mismo vida anim al evoluciona desde las formas animales
Duverger reconoció (Reino Unido, por ejemplo, tiene inferiores a través del proceso de la selección natural.
más de dos partidos representados en la Cámara de Así pues, la teoría de Darwin intenta explicar todas
los Comunes, aun cuando sus miembros se eligen a las especies animales. Las teorías parsimoniosas po­
través del sistema mayoritario). Cualquier regulari­ seen, en potencia, un elevado poder explicativo.
dad formulada como ley en las ciencias sociales debe La ciencia política tiene pocas teorías parsim onio­
ser constantemente contrastada con la realidad para sas (muchos politólogos dudan incluso de que tenga
determ inar si sigue cumpliéndose y en qué medida. alguna). En lugar de enunciar generalizaciones capa­
Es más, las leyes, igual que las correlaciones, no ces de explicar todos o, por lo menos, casi todos los
son explicaciones. Simplemente indican que dos o fenómenos políticos en una o dos frases, la ciencia
más variables van, por lo general, juntas, pero no política se limita, en buena medida, a las llamadas
explican por qué. Para descubrir por qué existen esas teorías de alcance m edio. Se trata de teorías que
pautas, los científicos sociales deben realizar otras explican categorías o fragmentos específicos de la
investigaciones complementarias; más concretamen­ realidad política. Las teorías de alcance medio en
te, deben form ular teorías e hipótesis. ciencia política son conjuntos de enunciados e hipóte­
sis engranados para explicar un fragmento particular
1.4. Teorías de la realidad política.
Por poner un par de ejemplos, la teoría democrá­
En ciencia política, el térm ino teoría puede tener tica se compone de una serie de descripciones sobre
varios significados diferentes. cómo funcionan las democracias en abstracto y cómo
De acuerdo con su significado más básico, “teoría” funcionan en la práctica, especificando, además, los
hace referencia al pensamiento sobre la política, factores que pueden propiciar o coartar el surgimiento
y se opone a su práctica. Teorizar implica en este o la persistencia de la democracia. En cambio, la teo­
caso hacer generalizaciones sobre la política, estén ría de las elites describe los papeles que representan
o no de acuerdo con estrictas reglas científicas. En las elites políticas y formula generalizaciones expli­
esta definición elemental del término, “teoría” tam ­ cativas sobre sus orígenes sociales, sus percepciones
bién alude a principios generales o ideas abstractas políticas, sus relaciones con las bases, etc.
que, de hecho, no responden necesariamente a una Por regla general, las explicaciones que merecen el
realidad concreta. Por ejemplo, cuando decimos “en nombre de “teoría” han logrado gran aceptación du­
teoría, la democracia es el gobierno del pueblo”, nos rante largos períodos de tiempo, ya que su capacidad
estamos refiriendo a un principio o idea general de la para explicar los hechos ha sido confirmada en repeti­
democracia; no estamos explicando cómo funciona la das investigaciones científicas. Por lo tanto, las teorías
democracia en la práctica. suelen estar más sólidamente fundadas en la realidad
Como vimos en el Capítulo 2, el térm ino teoría empírica que las hipótesis, que son típicamente su­
también puede aplicarse a la filosofía política; la teo­ puestos todavía no comprobados suficientemente. No
ría política normativa es aquella subdisciplina de la obstante, incluso las teorías más respetadas no son
ciencia política centrada prim ordialm ente en el aná­ verdades indiscutibles. Se supone que están siendo
lisis de los valores que deben inform ar la política. constantemente sometidas al desafío de los hechos. En
En una tercera acepción, una teoría suele ser una la ciencia política, como en las ciencias naturales, las
generalización o un conjunto de generalizaciones que teorías explicativas no son abstracciones divorciadas
intentan explicar, y quizá predecir, relaciones entre de la realidad; al contrario, intentan explicar la reali­
variables. En efecto, la explicación es el prim er ob­ dad. Las teorías son válidas sólo en la medida en que
jetivo de la teoría en la ciencia política empírica. La concuerdan con los hechos que se afanan por explicar.
palabra “porque” está implícita o explícita en prácti­ Si salen a la luz evidencias nuevas que contradicen la
camente todas las teorías explicativas. teoría, entonces probablemente la teoría está parcial
Los científicos usan el término teoría parsimoniosa o totalmente equivocada. En tal caso, es necesario
para referirse a una teoría que explica una gran serie modificarla o descartarla, sustituyéndola por otra
Capítulo 3 / La ciencia política empírica (I) 39

que se ajuste mejor a los hechos. Por ello, todas las formulada, el apoyo popular a la democracia en Ru­
teorías explicativas se deben considerar explicaciones sia es mucho más débil de lo supuesto inicialmente.
provisionalmente válidas de la realidad empírica. Es Entonces debemos formular hipótesis explicativas
preciso contrastarlas repetidamente con los datos de que propongan las posibles razones subyacentes a este
la realidad. La principal forma de satisfacer esta ne­ fenómeno. Quizá la insatisfacción con la marcha de la
cesidad consiste en "romper” las teorías en hipótesis y economía esté generando actitudes adversas hacia la
comprobarlas frente a la evidencia disponible. democracia; tal vez en el descontento por la corrupción
política resida la principal variable explicativa de tales
L5. Hipótesis actitudes; posiblemente, la falta de experiencia demo­
crática sea la explicación principal; cabría, asimismo,
ue desarrollar otras posibles explicaciones, por separado
com probar con los datos de la realidad. En algunos o en combinación.
casos, las hipótesis pueden ser, de índole puram ente Podríamos entonces com probar estas diversas
^ descriptiva. Por ejemplo, cabe form ular la hipótesis hipótesis explicativas recurriendo a encuestas que
de que la democracia disfruta de un amplio apoyo interroguen a los ciudadanos sobre la economía y la
popular en Rusia. Podemos com probar esta hipótesis corrupción. Después de analizar estos datos, podría­
basándonos en datos de encuestas en las que se ha mos llegar a algunas conclusiones sobre qué variables
preguntado a un gran número de ciudadanos rusos explicativas dan cuenta de los motivos por los cuales
si apoyan la democracia y, si lo hacen, cuánto apoyo muchos rusos desconfían de la democracia. En estas
le prestan. Después de haber reunido y analizado es­ hipótesis explicativas, "las actitudes negativas hacia
tos datos, obtendremos una imagen de las actitudes la democracia” constituyen la "variable dependiente”.
populares hacia la democracia rusa. Exam inando Las explicaciones posibles que deben comprobarse
la proporción de ciudadanos que la apoyan mucho, son las variables independientes.
bastante, poco o nada, podremos describir cuánto En la segunda parte de este capítulo se desarrolla
respalda el pueblo ruso su democracia. un extenso ejercicio para com probar si la riqueza
Esta hipótesis descriptiva propone simplemente nacional promueve la democracia. ¿Es correcta esta
ciertos hechos sobre la ciudadanía rusa, y la compro­ hipótesis? ¿Es sólo parcialmente correcta? ¿O simple­
bación de la hipótesis pretende determ inar si, y en qué mente no se ajusta a la realidad? La atenta lectura de
medida, esos hechos están ocurriendo. Sin embargo, este ejercicio proporcionará al lector una idea más cla­
la hipótesis descriptiva no sugiere una explic^ión , ra de cómo se aplica la lógica de la comprobación de las
de por qué los fenómenos propuestos podrían estar hipótesis al estudio de la política.
ocurriendo. No es una hipótesis explicativa que da Las teorías y las hipótesis explicativas en la ciencia
cuenta de por qué los rusos sienten lo que sienten por política am plían enormemente nuestra compren­
la democracia. Pero, como ya se indicó antes, en la sión del mundo real de la política. También pueden
ciencia política, igual que en las ciencias físicas, la ayudarnos a dilucidar nuestras propias posiciones
explicación es la meta última. sobre los problemas políticos de nuestro tiempo. En
* hipótesis explicativas formulan una relación efecto, muchas de las opciones políticas prácticas que
causa-efecto entre variables dependientes e indepen­ afrontan los responsables gubernam entales y los ciu­
dientes que se puede com probar empíricamente (con dadanos están arraigadas en alguna teoría general.
datos extraídos de la observación de la realidad). Así, por ejemplo, los debates sobre la reforma de las
Al formular hipótesis explicativas sobre la política, políticas sociales y sobre la delincuencia están rela­
nos obligamos a especificar cuáles son nuestras varia­ cionados con teorías sobre la capacidad de los gobier­
bles dependientes e independientes y a establecer la nos de cam biar las pautas de comportamiento de la
gran diferencia que hay entre la causa y el efecto. Al población. Los debates sobre las políticas tributarias
comprobarlas hipótesis empíricamente, las sometemos o fiscales guardan relación con teorías sobre si los go­
a la prueba de la realidad: examinamos detenidamente biernos pueden estim ular el crecimiento económico o
los hechos disponibles para ver si respaldan o contra­ cómo pueden hacerlo al mismo tiempo que recortan
dicen las relaciones que proponen nuestras hipótesis. el déficit presupuestario y contienen la inflación. La
Por ejemplo, podríamos descubrir que, en contra de lista de cuestiones políticas conectadas con teorías
lo que sugiere la hipótesis descriptiva anteriormente podría ser interminable.
40 Política y ciencia política: Una introducción
\

Si bien algunas personas rechazan la teoría por Esta suerte de modelo descriptivo es conocida
considerarla totalmente desvinculada del mundo como tipo ideal. Un tipo ideal es un modelo de un
real, muchos individuos actúan sobre la base de fenómeno social o político que describe sus prin­
ciertos supuestos y entendimientos de la política que cipales rasgos característicos. El térm ino lo acuñó
equivalen a generalizaciones teóricas, aunque a veces el sociólogo alem án Max Weber (1864-1920), uno
no se percaten de ello. Como afirm ó el economista de los fundadores de la sociología moderna. Weber
británico John Maynard Keynes (1883-1946), “los se cuenta entre los prim eros estudiosos de la b u ro ­
hombres prácticos, que se creen exentos de toda in­ cracia moderna. Basándose en sus observaciones
fluencia intelectual, son, por lo general, esclavos de de las burocracias europeas de principios del siglo
algún economista desaparecido”. Por la misma razón, XX, Weber elaboró un tipo ideal de burocracia m o­
los políticos y la gente a la que gobiernan pueden ser derna que especificaba los rasgos más frecuentes
esclavos de ideas políticas que aceptan sin cuestio­ que encontraba en ellas. Describió esta burocracia
narlas. Una aproximación inteligente a la política estándar (o típico-ideal) como una organización al­
requiere una comprensión profunda de la im portan­ tam ente im personal que funcionaba de acuerdo con
cia de la teoría explicativa y de la comprobación de reglas y procedim ientos legales estrictos. Sin em bar­
hipótesis para el mundo real de la acción política. Por go, no todas las burocracias europeas se ajustaban
decirlo en pocas palabras, la aproximación científica perfectam ente a este tipo estándar. Para Weber, un
a la política exige que contrastemos nuestras genera­ tipo ideal no es sólo una copia en papel carbón de
lizaciones con evidencia o información relevante, y uno o dos ejemplos del m undo real del fenómeno que
aplicando sistemáticamente la lógica. representa. Antes bien, es una concepción abstracta
construida a p a rtir de varias observaciones y ten­
1.6. Modelos dencias. Weber lo usó como modelo conceptual con
el que los científicos sociales pudieran estudiar y
En la ciencia política, un m odelo es una represen­ com parar las burocracias del mundo y com prender
tación simplificada de la realidad. Los modelos mejor el fenómeno de la burocracia. El concepto de
perm iten comprender algún aspecto de la realidad tipo ideal es muy útil para describir muchos fenóme­
representando algunos de sus rasgos esenciales de nos políticos.
una forma simplificada o idealizada. Además de tipos ideales, la ciencia política utiliza
El propósito de un modelo no es representar per­ otros modelos. Los modelos estáticos simplemente
fectamente la realidad, sino ayudar a comprenderla al definen los atributos fundam entales de un fenó­
perm itir com pararla con un patrón (o modelo). Cuan­ meno (como los tipos ideales), pero no describen
do se com paran con el modelo, las complejidades del cómo cam bian o evolucionan esos atributos. A di­
mundo real se m anifiestan ostensiblemente. Como ferencia de ellos, los modelos dinám icos describen
señaló un economista: “los modelos están para usar­ procesos de cambio. Por ejemplo, el modelo de la
los, no para creer en ellos”. Ideados para aprender, los modernización describe cómo las llam adas “socie­
modelos cumplen un propósito heurístico, térm ino dades tradicionales” evolucionan y se transform an
que proviene del griego y que significa “descubrir”. en “sociedades m odernas” a través del proceso de
Los politólogos han formulado diferentes tipos de industrialización. Cuando la economía de una na­
modelos para comprender la realidad política. En ción se industrializa, la gente tiende a trasladarse
algunas ocasiones, estos modelos son puram ente des­ del campo a la ciudad, las redes de com unicación se
criptivos. Por ejemplo, es posible construir un modelo expanden, las oportunidades educativas aum entan y
de democracia enumerando sus rasgos característi­ las prácticas religiosas tradicionales y las supersti­
cos: un sistema electoral competitivo, unas garantías ciones ceden paso a estilos de vida y creencias más
legales de determ inadas libertades y derechos, etc. secularizadas. La teoría de la modernización, muy
Aunque muchas democracias del mundo actual se influyente en los años 60 del siglo XX, tom aba como
desvían realmente de este modelo de “democracia modelo el desarrollo histórico de Europa y Estados
ideal” de una u otra forma, estas desviaciones tienden Unidos, y partía de que la mayoría de los países del
a m anifestarse cuando se com para la realidad con el mundo, tarde o temprano, se movería en la mism a
modelo, lo cual estimula a investigar cómo y por qué dirección. Pero el modelo de desarrollo político de
se dan. la modernización ha provocado mucha controversia.
Capítulo 3 I La ciencia política empírica (I) 41

(paso 2)
Decis: ones Representantes y cargos electos ■ Decisiones
A A
Elección 1 Elección 2
(paso 1) (paso 5) (paso 3)

Evaluación
Ciudadanos ciudadanos < --------de decisiones- - Impacto de las decisiones
(paso 4)
GRÁFICO 3.4 Modelo GRÁFICO 3.5 Modelo de democracia representativa
de democracia directa

Sus críticos han argum entado que se basa demasiado que éstos hagan la toma de decisiones gubernam en­
en las experiencias am ericana y europea, y que presta tales. Cuando estas decisiones surten efecto, los
poca atención a las circunstancias políticas, sociales y ciudadanos tienen la oportunidad de valorar sus
culturales específicas de Asia, África, Oriente Medio y consecuencias y seguir considerándolos o no res­
otras regiones del mundo en vías de desarrollo. Algu­ ponsables, otorgándoles o negándoles su voto en las
nos de estos críticos han propuesto modelos alterna­ siguientes elecciones.
tivos de desarrollo político que combinan elementos Aun cuando los politólogos construyen a veces mo­
de las sociedades modernas y las tradicionales. delos matemáticos complejos para intentar represen­
Los modelos tam bién pueden ser analogías. En tar varios fenómenos políticos con la mayor precisión
estos casos, los politólogos tratan de esclarecer los posible, en este libro no vamos a detenernos en estas
fenómenos políticos com parándolos con otros. Se ha técnicas estadísticamente avanzadas de modelación.
comparado, por ejemplo, la dem ocracia y la econo­ Estrictamente hablando, un modelo no es una teoría
mía de mercado, asumiendo que los votantes eligen explicativa. Mientras la teoría explicativa da cuenta de
a los candidatos en el "mercado político”, basándose cómo sucede algo en la realidad, los modelos repre­
en consideraciones muy sim ilares a las que motivan sentan y describen esa realidad. Sin embargo, muy a
a los consumidores para hacer una buena compra. menudo usamos el térm ino "modelo teórico” (o "mo­
Asimismo, se ha com parado el funcionam iento de delo conceptual”), que puede tener dos significados.
los gobiernos con procesos cibernéticos, identifi­ De acuerdo con una prim era acepción, un modelo teó­
cando mecanismos de retroalim entación, cables de rico es una abstracción intelectual (en oposición a una
comunicación y otros elementos característicos de representación física de algo). Los modelos informáti­
la tecnología computacional. Y como veremos en el cos, los modelos matemáticos, los diagramas e incluso
próximo capítulo, las decisiones de los actores polí­ los tipos ideales, son modelos teóricos en tanto repre­
ticos tam bién se han equiparado con juegos (como el sentaciones intelectuales o abstractas de la realidad.
del "dilema del prisionero”). Según una segunda acepción del término, un modelo
Algunos modelos son simplemente diagram as o teórico representa teorías explicativas. Una teoría que
descripciones esquemáticas de procesos y relacio­ establece, por ejemplo, que la riqueza nacional causa
nes. Los gráficos 3.4 y 3.5 esquem atizan dos formas la democracia a través del fomento de la educación y
alternativas de democracia: la dem ocracia directa la circulación de información de interés público, se
y la dem ocracia representativa. En una dem ocracia puede describir en un diagrama. El modelo causal re­
directa los ciudadanos se reúnen y tom an decisiones cogido en el Gráfico 3.6 representa gráficamente esta
autorizadas concernientes a la com unidad. En una teoría. Los modelos causales pueden ser útiles para
dem ocracia representativa, como su propio nombre clarificar cómo interactúan diferentes variables. En
indica, los ciudadanos eligen a sus representantes, pocas palabras, los modelos también constituyen un
que ostentan los poderes legislativo y ejecutivo del método útil para enunciar generalizaciones sistemáti­
Estado, delegando en los elegidos y los nombramientos cas sobre la política.
42 Politica y ciencia política: Una introducción

Riqueza nacional

GRÁFICO 3.6 Modelo que describe las causas de la democracia

1.7. Paradigmas
cuando el antiguo paradigm a de Ptolomeo cedió el
El térm ino paradigma adquiere dos significados en paso a la astronom ía heliocéntrica de Nicolás Copér-
la ciencia política. En un sentido, un paradigm a es un nico (1473-1543) basada en métodos de observación
ejemplo perfecto de un fenómeno o pauta particular. del sistem a solar más precisos. De forma similar, las
Por ejemplo, el sistema británico de gobierno es un ideas de Aristóteles en física fueron finalm ente rem ­
paradigm a de la democracia parlam entaria. Esto plazadas por las leyes de Newton en el siglo XVIII; el
no significa que todos los gobiernos parlam entarios paradigm a newtoniano fue relevado por la teoría de
sean exactamente iguales que el de Reino Unido en la relatividad y la m ecánica cuántica del siglo XX; y
todos los aspectos. España, Italia, Israel y otros sis­ así sucesivamente.
temas políticos parlam entarios difieren de la versión Este significado de paradigm a tam bién se aplica
británica (y entre sí) de varias maneras. Pero todos en la ciencia política. El paradigm a de la ciencia
se parecen al ejemplo británico en ciertos aspectos política que se expone en este capítulo cumple esen­
fundamentales. Podemos comprender mejor cómo cialmente las reglas de la lógica científica derivadas
funcionan estos diferentes gobiernos comparándolos del enfoque empírico sobre la investigación que
con el paradigm a británico. iniciaron Copérnico, Newton y otros autores que
Los paradigm as resultan muy útiles en la ciencia efectuaron aportaciones clave a la ciencia moderna.
política com parada porque ayudan a observar y ana­ Sin embargo, este enfoque científico del estudio de
lizar las variaciones de un mismo fenómeno (como la política es bastante reciente. Surgió lentamente en
la democracia parlamentaria). En este sentido, se Estados Unidos en las décadas de 1930 y 1940, y fue
aproximan mucho a los tipos ideales weberianos, si moldeando cada vez más el modo de pensar de los po­
bien los paradigm as suelen tener un referente en el litólogos americanos en las décadas siguientes. Antes
mundo real (como el sistema de gobierno británico), de que se impusiera este paradigma de investigación
mientras que los tipos ideales, como su propio nom­ empírica, el paradigma dominante en la ciencia políti­
bre indica, son representaciones abstractas o intelec­ ca era principalmente descriptivo y tendía a centrarse
tualmente idealizadas de la realidad. en las instituciones gubernamentales y el derecho
En una segunda acepción, un paradigm a es una constitucional. Guardaba menos relación con el estu­
form a particular de investigación intelectual o una dio de cómo se comporta la gente en la vida política
aproximación específica a la investigación cientí­ y no empleaba conceptos como “variables”, “hipóte­
fica. Este significado del térm ino lo popularizó en sis”, “correlaciones” y otras “tuercas y tornillos" del
1962 el filósofo Thomas Kuhn (1922-1996), quien, en pensamiento científico moderno (como las denomina
su libro La estructura de las revoluciones científicas, el politòlogo Jon Elster). Era también mucho menos
afirm ó que durante siglos la ciencia occidental desa­ cuantitativo. Incluso hoy en día siguen escribiéndose
rrolló varios paradigm as de pensam iento científico muchos libros y artículos importantes sobre la política
radicalm ente diferentes, basados en supuestos muy que emplean el enfoque descriptivo más tradicional.
distintos sobre el m undo n atural y sobre cómo estu­ Ahora bien, el paradigma científico en el que se inscri­
diarlo. Así, por ejemplo, la astronom ía de Ptolomeo be este libro —el propio de la ciencia política empírica
(siglo II) sostenía que el sol y los planetas giraban moderna— es, en la actualidad, el predominante en las
alrededor de la Tierra. No sería hasta el siglo XVI universidades americanas y europeas.
Capítulo I ! Im. ciencia política empírica (I) 43

.
2 CIENCIA POLÍTICA CUANTITATIVA cualitativas. La ciencia política cualitativa des­
Y CUALITATIVA cribe y analiza detalladam ente cuestiones como el
funcionam iento de las instituciones del gobierno,
La ciencia política ofrece dos enfoques básicos para la organización de los partidos y grupos de interés,
investigar la relación entre las variables: el cuantitati­ o los discursos públicos sobre los problemas que
vo y el cualitativo. afronta un país. Estos y otros fenómenos políticos
La ciencia política cuantitativa “se hace con nú­ semejantes no se pueden entender completamente
meros”. Se ocupa principalmente de fenómenos que m ediante los análisis estadísticos.
pueden variar en grados o cantidades mensurables o Muchos analistas de orientación cualitativa son
cuantificables, como el número de votos emitidos en especialmente sensibles a los contextos en los que
unas elecciones legislativas o el porcentaje de perso­ se desarrolla la vida política de un país dado. Por
nas que expresan diversas opiniones en una encuesta ejemplo, para comprender los eventos actuales en
de opinión pública. Los estadísticos han desarrollado la China o la India contemporáneas, los politólogos
técnicas sofisticadas y program as informáticos para cualitativistas suelen recordarnos que las particu­
realizar diferentes tipos de mediciones de variables laridades de la política —como un cambio reciente
dependientes e independientes, y muchas herram ien­ de liderazgo o las últim as elecciones— no ocurren
tas de este tipo se pueden adaptar a la investigación en el vacío. Estos eventos tienen raíces históricas y
sobre la política. también están relacionados con condiciones sociales,
En este libro no vamos a u sar ninguna de estas culturales o económicas complejas, de m anera que
técnicas estadísticas, pero pueden ser muy útiles no se pueden explicar adecuadamente recurriendo
para el estudio de la ciencia política en niveles sólo a datos numéricos u operaciones estadísticas.
más avanzados, dependiendo de la naturaleza del En definitiva, la ciencia política cualitativa postula
problema que se esté investigando. Sin embargo, el la necesidad de sumergirse en la historia, la cultura,
rigor estadístico no es siempre posible en el estudio e incluso la lengua de cada país, para comprender
de la política. En algunas ocasiones nos gustaría cabalmente sus instituciones políticas y los procesos
tener inform ación política relevante pero, o no está que se desarrollan en su marco.
disponible o, si lo está, no es fiable. Por ejemplo, Cualitativistas y cuantitativistas se han enzarzado
las dictaduras raram ente perm iten que se celebren en acalorados debates sobre qué form a de análisis
elecciones competitivas y apenas difunden infor­ es superior. Los politólogos de orientación cuanti­
mación sobre la opinión pública; y las estadísticas tativa aprecian la precisión y la exactitud del rigor
que publican (como los datos económicos) no son estadístico; suelen acusar a los investigadores de
transparentes y, por tanto, suscitan razonablem en­ orientación cualitativa de vaguedad e imprecisión.
te sospechas de manipulación. En otras ocasiones, Estos últimos, por su parte, tienden a acusar a los
la inform ación estadística disponible puede ser de colegas que se aferran a los núm eros de ignorar en
utilidad para com prender una situación, pero basta política todo lo que no se puede reducir a simples
con reflejar esa inform ación en tablas o gráficos, sin datos estadísticos. En consecuencia, sostienen que
entrar en cálculos muy sofisticados. Las estadísticas los cuantitativistas no aprecian la realidad política
económicas, los resultados de las elecciones y otros en toda su complejidad.
datos cuantitativos relevantes suelen usarse en cien­ Hoy en día, un considerable número de politólogos
cia política de esta forma; en capítulos posteriores reconocen que el enfoque cualitativo y el cuantitativo
emplearemos muchos de estos datos “en bruto”, es son complementarios, y que la elección depende, en
decir, sin someterlos a un tratam iento estadístico. últim a instancia, de la naturaleza del problema que se
Por último, en algunos casos, el análisis estadístico esté estudiando. Unos temas se prestan especialmen­
es sólo parcialm ente útil para comprender la realidad te al análisis cuantitativo (como el comportamiento
política y debemos combinarlo con otra información electoral o la opinión pública), mientras que otros son
fáctica no directam ente cuantificable, como explica­ menos adecuados para la aplicación de métodos esta­
ciones históricas u otras descripciones de los eventos, dísticos. En muchos casos ambos pueden ir juntos. Y
los procesos o las ideas políticas. lo que es más im portante aún, ambos enfoques utili­
Este último tipo de información es la que propor­ zan el análisis científico y deben observar las mismas
cionan los politólogos que efectúan investigaciones reglas fundamentales de la lógica científica.
44 Política y ciencia política: Una introducción

3. FALACIAS LÓGICAS ejemplo, la frase “el conflicto arm ado entre los gru­
pos enfrentados de Yugoslavia generó una am arga
Para term inar la presente introducción al pensamien­ guerra civil” es tautológica porque la guerra civil es
to crítico sobre la política, conviene hacer algunas un conflicto arm ado entre grupos enfrentados de un
advertencias sobre determ inadas falacias lógicas mismo país. Las dos cuestiones son esencialmente
frecuentes en la argumentación política. La lista si­ la mism a y, por lo tanto, una no puede causar la
guiente es sólo parcial debido a las limitaciones de otra. Para establecer las causas de una guerra civil
espacio, y no puede sustituir a un libro de lógica. No debemos analizar variables explicativas diferentes al
obstante, como las falacias que presentamos son las fenómeno que queremos explicar, como las hostilida­
más comunes, requieren especial atención. des étnicas y religiosas.
En la falacia de com posición se incurre cuando Los razonam ientos p o st hoc ergo propter hoc
se supone que el todo es exactamente igual que las (“después de ello y, por lo tanto, debido a ello”) son
partes. Hay que tener cuidado y no atribuir rasgos falaces, toda vez que suponen que A causó B porque
(como actitudes o comportamientos) a toda una cla­ A precedió a B. La proposición “la caída de la dic­
se o grupo cuando esos atributos pertenecen sólo a tadura portuguesa en 1974 precipitó el final de la
una parte de ese grupo. Esta falacia es la base del dictadura franquista” ilustra un razonam iento de
estereotipo, que considera similares a todos los indi­ este tipo. La frase no explica por qué un fenómeno
viduos de un grupo particular, pasando por alto sus precipitó el otro.
diferencias. Por ejemplo, si a p artir del análisis de la Los argumentos a fo rtio ri (“con mayor razón”)
corrupción en un sistema democrático concluyéra­ parten de que lo que es verdad de un fenómeno en un
mos que todas las democracias adolecen de similares nivel o grado es automáticamente verdad del mismo
problemas de corrupción, estaríam os incurriendo en fenómeno en niveles o grados superiores. Por ejem­
una falacia de composición. plo, la afirm ación “cuanta más empresa privada hay
La falacia ecológica consiste en inferir carac­ en la economía, más democracia hab rá” presupone
terísticas individuales a p artir de datos agregados que, puesto que un sector privado vigoroso puede ser
(ecológicos) de un grupo, esto es, de características favorable para la democracia, una economía total­
del colectivo al que dicho individuo pertenece. La mente privatizada, sin intervención gubernam ental
asociación entre variables que encontramos a escala en los asuntos económicos, constituiría la mejor op­
agregada no tiene por qué producirse en cada uno ción para promover la democracia. Se pasa así por
de los miembros de dicho grupo. Como ilustración alto la posibilidad de que una economía totalmente
de una falacia ecológica, imaginemos que, tras la privatizada, sin un sistema de protección social ni un
celebración de una consulta electoral, contamos con sistema fiscal redistributivo que aplique impuestos
datos agregados sobre el porcentaje de abstención en más altos a medida que aumenten los tram os de ren­
diferentes circunscripciones electorales. Estos datos ta, podría generar un reparto de la riqueza muy des­
indican que en aquellas circunscripciones en las igual, y quizá conducir a intensos conflictos sociales
que normalmente predomina el voto al partido X, la capaces de destruir la democracia.
abstención ha sido mayor. Si concluyéramos a p artir Falsa analogía es la falacia consistente en realizar
de esta evidencia que son los votantes del partido X comparaciones inadecuadas o inexactas entre dos fe­
quienes se han abstenido, estaríam os incurriendo en nómenos o situaciones. Un ejemplo de falsa analogía
una falacia ecológica, toda vez que nos faltan datos es la afirmación “los sistemas políticos son como or­
para saber exactamente quién votó y quién se abstuvo ganismos vivos: nacen, crecen, inevitablemente decaen
(puesto que el ejercicio del voto es personal y secreto, y mueren”. Esta analogía “orgánica” no encuentra res­
sólo si disponemos de una encuesta post-electoral en paldo en la realidad. Las analogías históricas también
la que se pregunte a los entrevistados por qué partido son problemáticas. He aquí un ejemplo: “la dictadu­
votaron, tendremos información sobre las caracterís­ ra de Salazar en Portugal fue como la dictadura de
ticas del voto individual). Franco en España”. A pesar de ciertas similitudes
La tautología (razonamiento circular) atribuye evidentes, los dos casos no son exactam ente igua­
causalidad al mismo fenómeno cuyas causas se in­ les. Aunque am bas dictaduras coexistieron durante
tentan explicar. El térm ino procede de una palabra décadas, no afrontaron los mismos problemas ni su
del griego antiguo que significa “lo mismo”. Por desplome respondió a las mismas causas.
Capítulo 3 / La ciencia política empírica (I) 45

Una hipótesis no falsable es aquella que no se 4.1. Fuentes de hipótesis


puede com probar empíricamente, es decir, que no
es susceptible de refutación. Un ejemplo de hipóte­ Las hipótesis sobre la política se pueden derivar de va­
sis no falsable es: “el destino de nuestro país está en rias fuentes. En algunos casos se derivan de preguntas
manos de Dios". Como no podemos ver o escuchar que se nos ocurren cuando observamos la realidad.
físicamente a Dios, carecemos de evidencia empírica Por ejemplo, simplemente tras leer el periódico pode­
para poder rechazar la hipótesis. Otro ejemplo lo en­ mos advertir el hecho bastante obvio de que algunos
contramos en la afirmación: “las leyes del desarrollo países tienen sistemas de gobierno democráticos y
histórico conducen, en el largo plazo, al desplome otros no. A p artir de un examen superficial de estas
del capitalismo, aunque esta forma de organización noticias podemos concebir algunas respuestas. Una
económica tenga éxito en el corto plazo". Ante la posible explicación se centra en la economía: obser­
ausencia de evidencia empírica sobre el futuro, care­ vamos que las democracias más estables del mundo
cemos de bases para probar si la hipótesis es correcta se encuentran entre los países más ricos. Advertimos
o no. Ambas hipótesis son artículos de fe; no cabe su particularm ente que países ricos como Estados Uni­
contrastación con la realidad. dos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Espa­
Por último, los politólogos debemos precavemos ña y Japón son democracias estables. Los países que
ante dos falacias lógicas bastante comunes: la falsa carecen de democracia y los actualm ente implicados
inferencia y el reduccionismo. La prim era consiste en la construcción de la democracia tras el desplome
en inferir injustificadamente conclusiones a partir de un régimen dictatorial, parecen, en su mayor par­
de datos estadísticos u otros hechos, especialmente te, menos desarrollados económicamente. Muchos
cuando se intenta establecer causalidad. La segunda países de Latinoamérica y África entran en estas
responde a la tendencia de explicar un fenómeno en últimas categorías.
función de una sola causa (monocausalidad), igno­ Un examen superficial de estos hechos nos per­
rando otras que también han podido intervenir en él. mite plantear la siguiente hipótesis: “la riqueza
nacional promueve la democracia". Esta hipótesis
4. LA LÓGICA DE LA COMPROBACIÓN implica una relación causa-efecto: la riqueza nacio­
DE HIPÓTESIS nal causa, de alguna forma, que surja y perdure la
democracia, m ientras la pobreza nacional impide o
La comprobación de hipótesis representa una activi­ m ina la democracia.
dad central de la ciencia política. Es una de las tareas La técnica que acabamos de usar para form ular
que la convierte en ciencia en el sentido formal del nuestra hipótesis se llam a inducción. La inducción
término. Al aprender a form ular y com probar hipóte­ es un proceso de razonamiento que va de lo específico
sis, se aprende mucho sobre la ciencia política y sobre a lo general. Partimos de unas observaciones especí­
la realidad política misma. ficas en virtud de las cuales formulamos una amplia
El conocimiento y la aplicación de las principales generalización que se puede aplicar a los fenómenos
reglas de la comprobación de hipótesis ayudan a observados, así como a fenómenos relacionados con
pensar lógica y coherentemente. Una de las tareas ellos que aún no hemos observado. De este modo,
cruciales a este respecto consiste en aprender algu­ nuestra observación de algunas democracias ricas
nas de las reglas de causalidad más im portantes. En y de algunos sistemas no democráticos pobres nos
realidad, ¿qué certezas tenemos sobre la política?, lleva a suponer que la riqueza nacional guarda tal vez
¿qué sabemos con menos certidumbre?, ¿en qué m e­ relación con todas las democracias, y que la pobreza
dida podemos realmente “probar" que un fenómeno nacional concurre quizá con todos los sistemas no
causa otro?, ¿hasta qué punto son válidas nuestras democráticos. Decimos “quizá" o “tal vez" porque,
generalizaciones? Este tipo de preguntas se encuen­ por el momento, estas amplias generalizaciones son
tran en el núcleo de la epistemología, el campo de la sólo sospechas o suposiciones realizadas sobre la
investigación que se ocupa de clarificar el alcance base de una pequeña cantidad de observaciones. Esto
y los límites del conocimiento. Las cuestiones epis­ es precisamente lo que caracteriza a las hipótesis: son
temológicas son decisivas para el desarrollo de la sospechas, conjeturas o suposiciones bien expresadas.
capacidad de razonam iento crítico, necesaria en la No sabemos todavía si esa suposición es verdadera
práctica de cualquier ciencia. o falsa. Sólo tras com probar la hipótesis analizando
46 Política y ciencia política: Una introducción

una cantidad bastante mayor de democracias y siste­ de gobierno para todo el mundo, concluye el editorial,
mas no democráticos, se podrá obtener una idea más las democracias ricas deben hacer todo lo posible
clara de si la generalización propuesta es válida y en para ayudar a las naciones menos desarrolladas del
qué medida. mundo a superar su pobreza.
Otra fuente de hipótesis se halla en las generaliza­ En este caso particular, el editorial no analiza
ciones que han sido ya formuladas. Mientras ojeamos países democráticos y no democráticos específicos.
el periódico, nos detenemos en un editorial que se Antes bien, deriva su hipótesis de generalizaciones
m anifiesta a favor de hacer más esfuerzos internacio­ sobre las causas del surgimiento de la democracia. La
nales para promocionar el desarrollo económico de hipótesis según la cual la riqueza nacional promueve
democracias incipientes como las de Rusia y Sudáfri- la democracia se basa en una explicación general de
ca. El editorial justifica esta recomendación política varios factores necesarios para construir un régimen
en virtud de una generalización amplia: “la riqueza democrático, que dependen, en últim a instancia, de
nacional promueve la democracia". la riqueza nacional. Por tanto, no sólo los fenómenos
El editorial desarrolla una serie de razones que específicos, sino también las generalizaciones pueden
explican por qué la riqueza nacional promueve la ser una fuente de generación de hipótesis.
democracia. Una es que la democracia implica un
pueblo capaz de comprender las cuestiones políticas 4.2. Pasos en la comprobación de las hipótesis
y participar activamente en el proceso electoral y las
discusiones públicas. Pero un electorado con esas ¿Son correctas las amplias genergdizaciones del edito­
capacidades requiere un sistema de educación eficaz rial? Paira saberlo, es necesairio distinguir las proposi­
y de amplia cobertura, algo que cuesta bastante di­ ciones comprobables y contrastarlas con la evidencia.
nero. Los países ricos se encuentran en una posición Concentrémonos en la hipótesis central, “la riqueza
mejor que los pobres para proporcionar a sus ciuda­ nacional promueve la democracia". ¿Cómo puede
danos una buena educación universal. Igualm ente es comprobarse esta hipótesis?
sabido que la democracia lleva consigo el desarrollo Cabe elegir entre varios métodos en función de si
de un sistema de comunicación de masas para que se va a utilizar un enfoque de análisis cualitativo o
la gente se m antenga inform ada sobre los aconteci­ cuantitativo (o una combinación de ambos) y de si
mientos políticos. Este sistema tam bién es costoso. se quiere exam inar una gran cantidad de países o
Es más, según se argum enta en el editorial, la demo­ circunscribirse a unos pocos particularm ente ilus­
cracia requiere una considerable clase media deseosa trativos. Sin embargo, en la mayoría de los casos la
de tener voz y voto en el modo en que se gobierna el lógica de la comprobación de hipótesis implica los
país. Los ciudadanos ricos se pueden dar perfecta­ cinco siguientes pasos:
mente por satisfechos con un régimen dictatorial que
les perm ita conservar su riqueza, y los pobres pueden 1. Definición de los térm inos clave
carecer de cultura o estar muy desorganizados como 2. Identificación de las variables
para promover las reformas democráticas. En cambio, 3. Formulación de las expectativas de las hipótesis
la clase media suele generar un activismo favorable a 4. Recopilación y examen de los datos
la democracia. Y los países ricos tienden más que los 5. Conclusiones a p artir de los datos
pobres a tener una clase media considerable.
Además, sigue la argumentación del editorial, los D efín ición de lo s térm in os clave
países ricos están mejor equipados que los pobres
para satisfacer las dem andas de servicios públicos Como la hipótesis que pretendemos comprobar gira
de los ciudadanos. La democracia concede a la so­ en torno a la democracia, es preciso, en prim er lu­
ciedad una oportunidad para dem andar prestaciones gar, definir el término. Democracia es un concepto
tales como educación, una vivienda digna, asistencia multidimensional que implica, entre otros muchos
sanitaria y pensiones. Los países pobres son menos elementos, la celebración de elecciones regulares y el
capaces de satisfacer estas dem andas populares, por reconocimiento de las libertades y los derechos civiles
lo que los gobernantes niegan a su pueblo la opor­ y políticos de los ciudadanos. Las listas de derechos
tunidad de articularlas en un proceso democrático civiles y políticos de Freedom House incluyen casi to­
abierto. Así, si la democracia es una buena fórmula dos los componentes esenciales de la democracia. Es
Capítulo I I La ciencia política empírica (I) 47

más, el sistema de puntuación numérica que emplea la democracia es el efecto que se pretende explicar,
Freedom House, de acuerdo con el cual los Estados ésta es la variable dependiente.
más democráticos reciben la calificación de 1 y los La variable independiente es el nivel de riqueza
más dictatoriales la de 7, proporciona una estimación nacional. Queremos averiguar cómo se relacionan
útil del grado en que los países del mundo cumplen los diferentes niveles de riqueza nacional —medida
esos criterios, a pesar de que el sistema carece de en PNB per cápita— con los sistemas de gobierno
precisión estadística. Aquí usaremos, pues, los crite­ democráticos y dictatoriales. Esta variable indepen­
rios de Freedom House y nos serviremos de su índice diente es, en principio, nuestra variable explicativa.
compuesto de derechos políticos y civiles para medir Podemos m anipularla observando cómo se relacio­
el grado de democracia relativo de cada país. Conside­ nan los diferentes grados de riqueza nacional con la
raremos “democracias” a los países con un índice de existencia de la democracia.
derechos civiles y políticos entre 1 y 2,5; “regímenes
semi-democráticos”, entre 3 y 3,5; “regímenes semi- Formulación de las expectativas de las hipótesis
dictatoriales” entre 4 y 5,5; y “dictaduras”, entre 6 y 7.
Es posible especificar aún más el concepto de Las hipótesis se suelen plantear como proposiciones
democracia que vamos a utilizar seleccionando las declarativas. H asta ahora hemos formulado nuestra
democracias estables, es decir, las que han durado hipótesis como una frase declarativa: “la riqueza na­
largos períodos de tiempo. Para los propósitos de este cional promueve la democracia”. Pero para com pro­
ejercicio, una democracia de larga duración, o estable, b ar una hipótesis de forma sistemática, es necesario
será la que ha durado al menos 40 años seguidos. reform ularla de modo que indique lo que debemos
Puesto que el objetivo de investigación consiste en buscar cuando recogemos evidencias o datos que
exam inar la relación entre la democracia y la riqueza puedan confirm ar o contradecir su validez: si la hi­
nacional, hay que clarificar tam bién lo que debe en­ pótesis es válida, entonces ¿qué esperamos encontrar
tenderse por riqueza y pobreza. Hay diferentes modos a medida que examinamos los datos disponibles? En
de m edir la renta anual de un país, pero es preciso otras palabras, ¿cuáles son las expectativas de nues­
especificar qué medida usamos. Nos basarem os en tra hipótesis? Por tanto, es útil reform ular la hipóte­
los datos del producto nacional bruto (PNB) per sis del siguiente modo: “si...., entonces...”.
cápita, también proporcionados por Freedom House. Si la riqueza nacional promueve la democracia,
Tomando como criterios orientativos los utilizados entonces esperamos descubrir que: (a) los Estados
por otras instituciones internacionales, podemos relativamente ricos son democracias y (b) los Estados
dividir los países en cuatro categorías según su PNB relativamente pobres no lo son.
per cápita de 2005: países de renta alta, con 9.000 Lógicamente, también esperamos descubrir que
dólares o más; países de renta media-alta, de 2.900 (c) las democracias son relativamente ricas y (d) los
a 8.999 dólares; países de renta media-baja, de 750 a regímenes no democráticos son relativamente po­
2.899 dólares; y países de renta baja, con menos de bres. Cuanta más riqueza tenga un país, mayor será
750 dólares. la probabilidad de que sea democrático. Por lo tanto,
Por último, ¿qué queremos decir cuando formula­ de acuerdo con la hipótesis formulada y concretando
mos la hipótesis de que la riqueza nacional “promueve” las expectativas, los países de renta alta y media-alta
la democracia? Aquí tenemos que especificar de serán democracias o regímenes semi-democráticos,
qué forma la riqueza nacional causa la democracia. mientras que los países de renta baja y media-baja
Más concretamente, lo que queremos decir es que la serán regímenes dictatoriales o semi-dictatoriales.
riqueza (a) causa el surgim iento de la democracia, El proceso por el cual las hipótesis se traducen a la
desplazando a las formas no dem ocráticas de go­ forma “si..., entonces...” ejemplifica la deducción. Este
bierno, y (b) causa que las dem ocracias ya existentes término define, por tanto, un proceso de razonamiento
logren perdurar. que procede de lo general a lo particular. Partiendo de
una generalización que abarca una amplia serie o clase
Identificación de las variables de fenómenos, se aplica a casos particulares. En nues­
tro ejemplo, partimos de la hipótesis que propone que
El siguiente paso consiste en identificar las variables la riqueza nacional promueve la democracia en general,
dependientes e independientes. Como la existencia de y aplicamos esa generalización a países específicos. De
48 Política y ciencia política: Una introducción

acuerdo con la lógica deductiva, las aplicaciones de la fáctica que respalde la hipótesis, ésta no puede ser
generalización a los casos particulares deben seguirse com probada de forma satisfactoria. Supongamos, por
por necesidad lógica. En otras palabras, si A es verdad, ejemplo, que sólo hay una dem ocracia en el mundo y
entonces B debe ser verdad; si B es verdad, se sigue que resulta que es bastante rica; que los demás gobiernos
C es verdad; y así sucesivamente. En definitiva, si la del mundo son regímenes no democráticos, y todos
riqueza nacional promueve la democracia, entonces es económicamente subdesarrollados. Sobre la base de
lógico que países específicos relativamente ricos sean esta información, se podría concluir que la evidencia
democracias, y que países específicos relativamente disponible concuerda con la hipótesis que vincula
pobres no lo sean. Expresada mediante la fórmula de la dem ocracia con un nivel relativamente alto de
“si..., entonces...”, una hipótesis predice un determi­ riqueza nacional. Pero un único caso es insuficiente
nado resultado de la investigación como un resultado para confiar en la generalidad de esta conclusión.
lógicamente derivado. No nos convence de que la riqueza nacional sea
Las deducciones que acabamos de hacer a p artir realm ente necesaria para promover las dem ocracias
de la hipótesis indican lo que esperamos descubrir en todo el mundo. Otros factores pueden ser más
en la realidad. Si descubrimos o no esos resultados, im portantes (como la cohesión social, la religión
es otra cuestión. Sólo si los datos recopilados en la que profesa la mayoría de la población, etc.). Que
fase de la comprobación de la hipótesis concuerdan la única dem ocracia existente sea rica puede ser
con los resultados previstos, la hipótesis es, al menos puram ente fortuito. La confianza en la validez de
hasta que se encuentre evidencia contraria, acertada. una generalización tiende a aum entar con el núm ero
Pero si los datos se desvían de las expectativas que de casos disponibles para respaldarla.
genera la hipótesis, la hipótesis es incorrecta. Examinando la lista de Freedom House, descubrimos
que sólo unas pocas democracias del mundo obtienen
R e c o p ila c ió n y e x a m e n d e lo s d a to s un alto índice de reconocimiento de derechos civiles y
políticos. Tras identificarlas, verificamos si cumplen
El análisis empírico se basa en datos, inform ación o nuestros criterios de riqueza nacional. Los países
evidencia. Si falta un cuerpo suficiente de evidencia de la Tabla 3.1 cumplen estos criterios: se cuentan

TABLA 3.1

i:jc m p lo s d e d e m o c r a c ia s d e r e n ta a lta

PNB per cápita ín d ic e de derech os D em ocracia de larga


(en dólares) p olíticos/civiles duración
Noruega 38.730 1 X
Suiza 36.170 1 X
Estados Unidos 35.400 1 X
Japón 34.010 1,5 X
Dinam arca 30.260 1 X
Reino Unido 25.510 1 X
Holanda 23.390 1 X
Alemania 22.740 1 X
Israel 20.131 2 X
Italia 19.080 1 X
España 14.580 1
Taiwan 13.392 2
Grecia 11.660 1
Portugal 10.720 1
Fuente: Freedom House, Country Reports 2005 (www.freedomhouse.org)
Capítulo I I La ciencia política empírica (I) 49

TABLA 3 .2 TABLA 3 .4
E je m p lo s d e d e m o c r a c ia s y re g ím e n e s E je m p lo s d e d ic ta d u r a s y re g ím e n e s
s e m i-d e m o c rá tic o s d e r e n ta m e d ia - a lta s e m i- d ic ta to r ia le s d e r e n ta m e d ia -b a ia

ín d ic e de ín d ic e de
PNB per cápita d erech os PNB per cápita derech os
(en dólares) p o lítico s/civ iles (en dólares) p o líticos/civiles
México 5.920 2 Cuba 2.900 7
República Checa 5.480 1 Rusia 2.130 5,5
Hungría 5.290 1 4
Colombia 1.820
Polonia 4.570 1
Guatemala 1.760 4
Chile 4.250 1
Irán 1.720 6
Argentina 4.220 2
Argelia 1.720 5,5
Estonia 4.190 1
Egipto 1.470 5,5
Venezuela 4.080 3,5
Costa Rica 4.070 1 M arruecos 1.170 4,5
Botswana 3.010 2 Siria 1.130 7
Brasil 2.830 2,5 China 960 6,5

Fuente: Freedom House, Country Reports 2005 (www.freedomhouse.org) Fuente: Freedom House, Country Reports 2005 (www.freedomhouse.org)

TABLA 3.3 Hay también una elevada cantidad de países de


E je m p lo s de ‘ d i c t a d u r a s y re g ím e n e s renta m edia-alta clasificables como democracias
s e m i-d ic t; a to ria le s d e r e n ta b a ja o regímenes semi-democráticos de acuerdo con
nuestra definición (Tabla 3.2). Sin embargo, a di­
ín d ic e de ferencia de la mayoría de países de renta alta, sólo
PNB per cápita d erech os uno de estos países, Costa Rica, puntúa como una
(en dólares) p o lítico s/civ iles
dem ocracia de larga duración que ha m antenido las
Azerbaiyán 710 5,5 instituciones y las prácticas dem ocráticas durante al
Guinea Ecuatorial 700 6,5 menos 40 años seguidos.
Afganistán 700 5,5 Los datos parecen confirm ar la expectativa de que
Zimbabwe 490 6,5 los países ricos y de renta media-alta tienden a ser de­
Vietnam 430 6,5 mocracias o regímenes semi-democráticos. También
Haití 440 6,5 encontramos ejemplos que respaldan la hipótesis
Pakistán 420 5,5 complementaria según la cual los países pobres tien­
den a ser regímenes semi-dictatoriales o dictatoriales
Uzbekistán 310 6,5
(Tabla 3.3). Asimismo, la expectativa de que los países
Nigeria 300 4
de renta media-baja tienden a ser dictaduras o regí­
Etiopía 100 5 menes semi-dictatoriales encuentra respaldo en los
Fuente: Freedom House, Country Reports 2005 (www.freedomhouse.org) datos (Tabla 3.4).
Así pues, hemos identificado algunos regímenes
democráticos o semi-democráticos contemporáneos
clasificados como ricos o relativamente ricos (estos
entre los países más ricos del mundo y todos ellos últimos con rentas de nivel medio-alto) y una can­
son dem ocracias con un índice de reconocimiento tidad elevada de regímenes no democráticos clasi­
de derechos civiles y políticos que oscila entre 1 y 2. ficados como pobres o relativamente pobres (estos
Además, excepto unas pocas, todas son democracias últimos con rentas de nivel medio-bajo). Los países
de larga duración, cuyas instituciones dem ocráticas con la puntuación más alta en el índice de derechos
han subsistido durante al menos 40 años. civiles/políticos se encuentran, en su mayoría, en la
50 Política y ciencia política: Una introducción

TABLA 3.5 confirmatoria. Es también imprescindible buscar


H jem p lo s d e d e n io c ra c ia s d e re n ta m e d ia - b a ja información que pueda contradecir la hipótesis.
> h a ja La búsqueda de información que pueda contra­
decir la hipótesis es crucial en todas las formas de
PNB ín d ic e de argumentación lógica. Muchos científicos van mucho
per cápita d erech os más lejos y, basándose en argumentos del filósofo
(en dólares) p o lítico s/civ iles austríaco Karl Popper (1902-1994), afirm an que
Sudáfrica 2.500 1,5 la ciencia consiste, sobre todo, en la formulación y
El Salvador 2.110 2,5 comprobación de generalizaciones susceptibles de
República Dominicana 2.070 2 falsación empírica. Aplicado a nuestro caso, ello nos
Perú 2.020 2,5 obliga a rastrear la existencia de (a) democracias que
Rum ania 1.870 2,5 no sean ricas o relativamente ricas y (b) dictaduras
Namibia 1.790 2,5 ricas o relativamente ricas.
El caso es que unas pocas democracias (con un ín­
Bulgaria 1.770 1,5
dice combinado de derechos políticos y civiles entre
Filipinas 1.030 2,5
1 y 2,5) se clasifican como economías de renta baja
India 470 2,5 o renta media-baja (Tabla 3.5). Uno de los países más
Senegal 470 2,5 pobres (y más grandes) del mundo, la India, ha m an­
Mali 240 2 tenido procedimientos democráticos durante la mayor
Fuente: Freedom House, Country Reports 2005 (www.freedomhouse.org) parte de su existencia como Estado independiente
desde 1947. Asimismo, más de una docena de países
de renta baja y renta media-baja entran en la categoría
TABLA 3.6 de regímenes semi-democráticos (Tabla 3.6).
La existencia de tantos regímenes democráticos y
I^jem plos d e re g ím e n e s se m i -d e m o c rá tic o s d e
semi-democráticos en las categorías de renta baja y
re n ia m e d ia -b a ja y h a ja
media-baja contradice las expectativas derivadas de
PNB ín d ic e de
nuestra hipótesis. Por tanto, los países enumerados
per cápita d erech os en las tablas 3.5 y 3.6 proporcionan una evidencia
(en dólares) p o lítico s/civ iles indiscutible de que la pobreza no constituye una ba­
Turquía 2.490 3 rrera insalvable para la democracia. Si bien una eco­
Paraguay 1.170 3 nomía de renta relativamente media puede facilitar el
Albania 1.450 3 establecimiento y el mantenimiento de instituciones
Sri Lanka 850 3
y prácticas democráticas, en modo alguno determ ina
este resultado.
Indonesia 710 3,5
De la Tabla 3.7 se desprende otra enseñanza no
Mozambique 200 3,5
menos im portante. En ella se relacionan países
Nicaragua 710 3 de renta alta y media alta que en el 2005 no eran
7Tanzania 290 3,5 democracias totalm ente desarrolladas ni tam po­
Mozambique 200 3,5 co regímenes semi-democráticos. La inform ación
Fuente: Freedom House, Country Reports 2005 (www.freedomhouse.oi^) presentada en esta tabla contradice la expectativa
de que los países ricos tienden a ser democracias
que garantizan un nivel alto de derechos civiles y
categoría de los ricos, como todas las democracias políticos. Estos datos tam bién refutan la expectati­
de larga duración. Estos datos concuerdan con la va de que los países de renta m edia-alta tienden a
predicción de la hipótesis. ser democráticos o, al menos, semi-democráticos.
La enseñanza obvia extraíble de estos datos es que
Sin embargo, en un trabajo de investigación cientí­ la riqueza nacional no garantiza la democracia. Ni
fica no basta con buscar una evidencia que confirme siquiera proporciona una garantía contra las dicta­
la hipótesis o dar por finalizada la recopilación de duras muy represivas que violan flagrantem ente los
datos después de haber encontrado esa evidencia derechos civiles y políticos fundam entales.
Capítulo 3 / La ciencia política empírica (I) 51

TABLA 3.7 contraria que desconozcamos. Por lo tanto, en lugar


E je m p lo s d e d i c ta d u r a s y rtíg ím e n e s de jactarnos de que la evidencia “prueba" de forma
s e m i- d ic ta lo r ia le s d e r e n ta a lta y m e d ia - a lta concluyente que una hipótesis es correcta, debemos
conformarnos con la modesta conclusión de que la
PNB ín d ice de evidencia concuerda con la hipótesis. La conclusión
per cápita d erechos de que una relación hipotética es “verdadera" sólo
(en dólares) p olíticos/civiles puede ser tentativa.
Qatar 20.701 5,5 Resulta más fácil descartar la validez universal
Singapur 20.690 4,5 de una hipótesis que probarla. Encontrando alguna
Em iratos Árabes Unidos 20.217 6 evidencia que contradiga los resultados que prevé la
Kuwait 16.340 4,5 hipótesis, se puede dem ostrar que la relación hipoté­
Brunei 13.724 5,5 tica no es universalmente válida. Puede ser válida en
Arabia Saudí 8.530 7 ocasiones, pero no siempre.
En pocas palabras, cuando sacamos conclusiones
Libia 5.944 7
a p artir de los datos disponibles, debemos distinguir
Fuente: Freedom House, Country Reports 2005 (www.freedomhouse.org) entre la evidencia que concuerda con la hipótesis y la
que no concuerda con ella. Cuando una parte de la
evidencia concuerda con la hipótesis y otra parte no
En resumen, la mayoría de los países del mundo lo hace, los resultados de la investigación son mixtos.
de renta alta son democracias; efectivamente, esta Entonces, en la medida de lo posible, hay que espe­
categoría de renta concentra, sin duda, el grupo más cificar las condiciones bajo las cuales la hipótesis es
numeroso de democracias duraderas. Es más, un ele­ correcta y las condiciones bajo las cuales no lo es.
vado número de países pobres y de renta media-baja En otros casos, la evidencia puede ser tan mixta,
son semi-dictatoriales o dictatoriales. Estos hechos confusa o sencillamente inadecuada que puede re­
concuerdan con nuestra hipótesis. Pero algunos países sultar no concluyente: en realidad, no podemos estar
de renta alta y otros de renta media-alta no figuran seguros de si nuestra hipótesis es verdadera o falsa, o
entre las democracias, ni tampoco entre los regímenes en qué medida lo es.
semi-democráticos. Además, una lista considerable Teniendo en cuenta estas observaciones, extrai­
de países de renta media-baja, e incluso pobres, son gamos ahora algunas conclusiones a p artir de la
democracias o regímenes semi-democráticos (aunque evidencia antes expuesta sobre las dem ocracias y
sólo uno ha conseguido perdurar más de 40 años). la riqueza nacional. Para empezar, disponemos de
Estos datos no concuerdan con la hipótesis de la que evidencia concordante con la hipótesis que relaciona
partíamos, es decir, contradicen las expectativas gene­ la riqueza nacional y la democracia, pero tam bién
radas por ella. Llegados aquí, el paso siguiente consis­ de datos que la contradicen. Existen democracias
te en determ inar las conclusiones que cabe extraer de relativamente ricas y regímenes no democráticos que
estas evidencias mixtas o ambiguas. también lo son. Existen democracias relativamente
pobres y dictaduras que también lo son. Por lo tanto,
C o n c lu sio n e s a p a r tir d e lo s d a to s en conjunto, la evidencia exam inada es mixta: parte
de ella respalda la hipótesis y otra parte la contradice.
La prim era pregunta que surge a la hora de sacar Los datos no vinculan incontrovertiblemente la rique­
conclusiones a partir de la evidencia disponible es za relativa con la democracia, ni excluyen de forma
si ha quedado "probada" la hipótesis. Sin em bar­ concluyente una relación entre estas dos variables.
go, el verbo “probar" implica certeza absoluta, y la No obstante, es posible discernir algunas pautas
mayoría de los científicos dudan de que se pueda generales. La inm ensa mayoría de las democracias du­
probar algo con total certeza. Por un lado, la eviden­ raderas que más puntúan se agrupan en la categoría
cia recopilada, al margen de lo exhaustiva que sea de renta alta. En cambio, los regímenes dictatoriales
la investigación, puede no ser suficiente para em itir (con una puntuación entre 6 y 7) tienden a agruparse
un veredicto final sobre la validez universal de las en la categoría de renta baja. Estos datos sugieren la
conclusiones. Aunque todos los datos disponibles con­ existencia de una correlación entre la democracia y
firmaran la hipótesis, puede existir también evidencia la riqueza nacional. Si bien esta correlación puede
52 Política y ciencia política: Una introducción

no ser universalmente aplicable, sigue m arcando una gobierno para averiguar si se podían apreciar pau­
tendencia perceptible. tas. No hemos investigado con detalle estos países
Establecer una correlación entre variables es un por separado p ara analizar si, en realidad, la rique­
prim er paso necesario para dem ostrar una relación za explica la presencia o ausencia de dem ocracia en
causal entre ellas. Sin embargo, hay que tener en cada caso y, si así fuera, cómo. Nunca hemos exa­
mente que una correlación no establece causalidad m inado directam ente la evidencia que dem ostrara
por sí misma. ¿En qué medida dem uestran los datos la afirm ación del editorial según la cual la riqueza
recopilados que la riqueza nacional “promueve” la promueve la dem ocracia al fom entar la educación,
democracia en el sentido de que es causa de su sur­ el desarrollo de la clase m edia y de los medios de
gimiento y persistencia? Procede ahora considerar comunicación, o los gobiernos responsables (es de­
algunos principios básicos de la inferencia causal y cir, que responden a las dem andas ciudadanas, dan
del razonamiento por deducción. cuenta de sus actos y se someten periódicam ente a la
aprobación del electorado).
5. IN FE R E N C IA CAUSAL Y Aunque los datos recogidos sobre cerca de 200
RAZO NAM IENTO DEDUCTIVO países exhiben una pauta general que vincula la
riqueza y las dem ocracias estables y duraderas, no
perm iten concluir que la riqueza promueve siempre
5.L In d u cc ió n
la democracia. Ni siquiera perm iten concluir que la
Como ya se ha señalado, la inducción va de lo p arti­ riqueza es definitivamente responsable de crear o
cular a lo general. Es el proceso de sacar conclusiones m antener este sistema en alguna de las democracias
o hacer generalizaciones a p artir de una inform a­ m ás ricas de la Tabla 3.L Los datos sólo sugieren
ción o evidencia específicas. El proceso inductivo que la riqueza, por regla general, está asociada (o
tam bién se caracteriza por que, a diferencia de la correlacionada) con la mayoría de las democracias
deducción, la evidencia no conduce a conclusiones estables. Aunque esta correlación concuerda con la
lógicamente determ inadas. Antes bien, los hechos hipótesis de que la riqueza nacional promueve (es
pueden concordar con dos o más conclusiones posi­ decir, causa) la democracia, la evidencia presentada
bles, algunas quizá más próximas a la realidad que en este capítulo no dem uestra definitivamente que
otras. La inform ación específica que hemos reu n i­ la hipótesis sea verdadera.
do sobre la dem ocracia y la riqueza nacional, por La mayor parte de las hipótesis que form ulan los
ejemplo, no conduce a la conclusión lógica de que la politólogos se com prueban indirectam ente. Cuando
riqueza nacional siempre promueve la democracia. se analizan datos agregados de varios países, lo más
Simplemente sugiere que la riqueza puede promover aconsejable es hacer inferencias tentativas a p artir
la democracia. Extraer conclusiones de las com pro­ de algunas pautas generales discernibles. Los estu­
baciones em píricas de hipótesis suele ser un proceso dios de caso de países individuales proporcionarán
inductivo. En estos casos, todas las conclusiones que una información detallada más profunda sobre si
podam os extraer a p artir de los datos disponibles la riqueza nacional promueve la democracia en la
sólo pueden ser tentativas e inciertas. práctica y cómo lo hace. En otras palabras, sería
preciso realizar una investigación detallada sobre la
5.2. C o m p ro b a ció n in d ir e c ta d e h ip ó te s is relación entre la riqueza nacional y la democracia en
España, Italia, Japón u otras democracias, por ejem­
Advirtamos, en cualquier caso, que no hemos com ­ plo, para averiguar si (y cómo) la riqueza promueve
probado directam ente la hipótesis de que "la rique­ realmente la democracia. Pero los estudios de casos
za nacional promueve la dem ocracia”. En efecto, no individuales, por su escaso alcance, no perm iten ex­
hemos observado directam ente un solo caso en el traer grandes conclusiones sobre la relación entre la
que la riqueza nacional causara claram ente la ap ari­ riqueza y la democracia en general. Estos estudios
ción de la dem ocracia donde no existía previamente, no m uestran cómo podría aplicarse esta relación
o causara que una dem ocracia ya existente sobre­ a todas o la mayoría de las naciones del mundo en
viviera durante un período prolongado de tiempo. diferentes períodos históricos. De nuevo, debemos
Sólo hemos clasificado en categorías los países del ser muy modestos sobre el alcance y la certeza de
mundo contem poráneo por grupos de renta y tipo de nuestro conocimiento.
Capítulo I ! La ciencia política empírica (I) 53

5.3. M u ltica u sa lid a d y la democracia, de ningún modo excluye la posibili­


dad de que otras variables independientes adquieran
Algunos fenómenos tienen una sola causa. Por ejem­ im portancia para explicar el establecimiento o la
plo, el calor derrite el hielo. Pero suele ser mucho más persistencia de una democracia.
frecuente, incluso en el mundo natural, que los even­ La comprensión cabal de la realidad política requie­
tos ocurran debido a una multiplicidad de causas. re tener siempre en cuenta la posibilidad (de hecho, la
Y en particular, los fenómenos políticos y sociales probabilidad) de la multicausalidad. Como se explicó
raram ente se deben a una sola causa; en los asuntos arriba, reducir las realidades complejas a una sola
humanos la m u ltic a u sa lid a d se da con mucha más variable explicativa y no prestar suficiente atención a
frecuencia que la monocausalidad. Al margen de lo otras posibles explicaciones es una falacia lógica que,
que querram os explicar—la democracia, la dictadura, como hemos visto, denominamos “reduccionismo”.
unos resultados electorales, el crecimiento económico Un enfoque científico sobre la política exige prestar
o las razones por las cuales las naciones se implican atención en todo momento a las múltiples fuentes de
en guerras—, lo normal es que dos o más variables explicación y causalidad de la vida política, y a los mo­
independientes expliquen la variable dependiente. dos en que interactúan. No hacerlo implica el riesgo
Así, el nivel de riqueza nacional, por sí mismo y como de argumentación ilógica y excesiva simplificación.
factor individual, no basta para explicar la presencia
o ausencia de la democracia en ninguno de los países 5.4. C o n d ició n s u fic ie n te y c o n d ic ió n n e c e sa r ia
incluidos en las tablas anteriores.
La riqueza nacional promueve posiblemente la La distinción entre condición necesaria y condición
democracia a través de otras variables que inciden suficiente es fundamental en la lógica de la causalidad.
más directam ente en la aparición de la democracia Una co n d ic ió n n e c e sa r ia es la que debe estar presen­
o en su persistencia en el tiempo. En una obra muy te para que un fenómeno o evento ocurra; sin ella, el
influyente sobre esta materia, el politòlogo estado­ evento no puede ocurrir. Una co n d ic ió n su ficien te
unidense Seymour M artin Lipset (1959) sugirió que basta para que el fenómeno ocurra. Cuando se da una
variables tales como una ciudadanía educada, los condición suficiente, el fenómeno tiene que ocurrir.
medios de comunicación de masas y una clase media Algunos factores causales son, al mismo tiempo,
políticamente activa, pueden depender en últim a ins­ condición suficiente y necesaria. Así, por ejemplo, la
tancia de la cantidad de riqueza de una nación, pero gravitación entre la tierra y la luna es, al mismo tiem­
son estas variables intervinientes, no la riqueza en sí, po, causa necesaria y suficiente para que cambie la
las que influyen de forma más directa en la evolución marea. Otros factores pueden ejercer una influencia
de la democracia. Estas variables intervienen entre la causal perceptible en los fenómenos, pero no son ni
riqueza nacional y la democracia, de forma que una necesarios ni suficientes para provocar los resultados
ejerce un efecto causal en la otra. observados. Numerosos estudios m uestran que los
Sin embargo, como ya hemos señalado, aunque fumadores contraen cáncer de pulmón en porcentajes
los datos revelan una tendencia general que relaciona considerablemente más altos que los no fumadores.
riqueza nacional y democracia estable, no dicen nada Pero fum ar no es una condición necesaria para pa­
sobre estas u otras variables intervinientes. Para saber decer cáncer de pulmón, porque los no fumadores
si esas variables influyen en la democracia y en qué también contraen la enfermedad. Fum ar tampoco es
medida lo hacen, es preciso buscar datos específicos una causa suficiente del cáncer de pulmón, porque
sobre estos fenómenos en los países incluidos en las ta­ no siempre produce cáncer; hay personas que han
blas o realizar estudios más directos de estos factores fumado toda la vida y nunca han tenido cáncer. Por
en cada país. Tal vez las democracias requieran cosas consiguiente, los científicos prefieren.decir que fum ar
tales como, por ejemplo, un Estado de derecho (es decir, es un “factor de riesgo” que está “estrechamente co­
que reconoce los derechos y las libertades individuales rrelacionado” con el cáncer.
y garantiza el cumplimiento de la ley), una tradición de ¿Es un alto nivel de riqueza nacional una condi­
cooperación y compromiso entre los grupos sociales o ción necesaria para la dem ocracia o una condición
una burocracia profesional y estable. suficiente? Los datos de las tablas revelan que ni
Por otra parte, aunque el análisis revela la existen­ lo uno, ni lo otro. Costa Rica, un país de renta me-
cia de una fuerte asociación entre la riqueza nacional dia-baja, ha logrado m antener los procedimientos
54 Política y ciencia política: Una introducción

electorales democráticos desde 1949. Este país pro­ En suma, la evidencia disponible permite afirm ar
porciona evidencia de que un nivel relativamente alto que la riqueza nacional tiende a promover y m ante­
de riqueza no es absolutam ente necesario para cons­ ner la democracia, aum entando la probabilidad de su
tru ir y m antener la democracia. En consecuencia, existencia. Pero no determ ina de forma definitiva el
otros factores diferentes de los que dependen de la surgimiento de la democracia, ni tampoco su éxito, ni
riqueza nacional pueden ser muy im portantes para su duración en el largo plazo.
crear una dem ocracia e incluso m antenerla durante Un enfoque científico sobre la política requiere
muchas décadas. Hay que analizar dem ocracias bas­ modestia en las pretensiones de certeza política. La
tante pobres, como la India, para averiguar cuáles ciencia política enseña que, cuando se trata de hacer
son esas fuerzas que m antienen la democracia. generalizaciones explicativas sobre la política, la in-
Al mismo tiempo, los datos revelan que la riqueza certidumbre es más probable que la certidumbre. Esta
no es suficiente para establecer o m antener la de­ lección es importante. En todas las ciencias, reconocer
mocracia. Países bastante ricos como Arabia Saudí, los límites del conocimiento es el principio del saber.
Singapur, Kuwait y los Em iratos Árabes Unidos no
son democracias, como tam poco lo son varios países
de la categoría de renta media-alta. La Unión So­
viética, en sus mejores momentos, tenía el segundo Una vez exam inada una parte de los térm inos científi­
PNB más alto del mundo después de Estados Uni­ cos que utiliza la ciencia política y tras recorrer todas
dos, y nunca fue una democracia. De nuevo, otros las fases de la práctica de un ejercicio de comproba­
factores diferentes de los que dependen de la rique­ ción de hipótesis, podemos hacernos una idea más
za nacional pueden ser necesarios para construir completa de lo que es la ciencia política. Subrayemos
y m antener la democracia. Es, pues, preciso llevar lo que no es la ciencia política.
a cabo una investigación m ás exhaustiva, país por Primero, no es “sólo opinión”. Aunque el estudio de
país, para identificar esas variables. la política suele proporcionar muchas oportunidades
Entonces, ¿hasta qué punto la información que para formular y expresar las propias ideas políticas, la
hemos expuesto permite concluir que la riqueza ciencia política establece una distinción básica entre
nacional “promueve” (o “causa”) la democracia? los juicios de valor personales y los hechos observables
La mejor respuesta que cabe dar es que la riqueza o contrastables empíricamente. En la medida en que
nacional está estrechamente correlacionada con la una opinión se basa en cualquier caso en supuestos
democracia y que, por tanto, aum enta la probabili­ o afirmaciones de hechos, la ciencia política, como
dad de la democracia. Como Lipset concluye en su ciencia empírica, insiste en la observancia de reglas
obra pionera: cuanto más rica es una nación, mayor estrictas para recoger, analizar e interpretar los he­
probabilidad tiene de m antener la democracia; y, a la chos. Exige fundam entar las opiniones con evidencia
inversa, cuanto más pobre es un país, menor probabi­ relevante y modificarlas (o descartarlas) a la luz de la
lidad tiene de establecer y conservar la democracia. información contraria. Así, la ciencia política no cree
Los datos no revelan con exactitud cuándo surge la que todas las opiniones políticas sean igualmente
democracia y sustituye a una dictadura. Como Adam válidas. Las opiniones susceptibles de someterse a la
Przeworski y otros investigadores (2000) han demos­ difícil prueba de los “controles de la realidad” —prue­
trado en un estudio reciente que examina la relación ba que se basa en el rigor de la lógica científica— son
entre la riqueza y la democracia en el transcurso generalmente más válidas que las que se basan en una
de un período de 40 años, la democracia no surge evidencia insuficiente o en una lógica defectuosa.
automáticamente cuando un país traspasa cierto Aunque los cánones de la ciencia empírica son
um bral de riqueza nacional. Otros factores diferentes exigentes, queda mucho margen para el debate y la
de la riqueza —como las actividades concretas que desavenencia razonable sobre cuestiones políticas
desarrollan las fuerzas políticas favorables a la demo­ polémicas. Los juicios de valor y las preferencias
cracia— pueden influir, incluso más que los factores subjetivas representan —^y, en efecto, deben represen­
económicos, en forjar una democracia allí donde no ta r— un im portante papel en el pensamiento político.
existía previamente. La riqueza contribuye, sobre Por su im portancia, las reglas de la lógica científica
todo, a m antener la democracia durante un largo pe­ abren un vasto espacio de incertidum bre empírica
ríodo de tiempo en países donde ya existe. con respecto a muchos asuntos políticos. La ciencia
Capítulo 3 I La ciencia política empírica (I) 55

política no obliga a nadie a ser liberal o conservador, TÉRMINOS CLAVE


moderado o radical. Simplemente sostiene que, al (en n eg rita e n e l texto)
margen las propias preferencias políticas, se deben
tener en cuenta las reglas de la lógica científica a la Variable
hora de dar forma y defender las ideas políticas. Variable dependiente
Segundo, la ciencia política no trata sólo de “eventos, Variable independiente
hechos o historias”. La ciencia política se esfuerza en Correlación (asociación)
comprender los fenómenos actuales y los pasados (y, Correlación positiva
en cierta medida, los futuros) a través de la generaliza­ Correlación negativa
ción sobre la experiencia política de la humanidad. La Variable interviniente
ciencia política se sirve de los hechos para formular y Correlación espuria
comprobar esas generalizaciones. A los politólogos les Ley científica
fascinan o divierten igual que a cualquier otra persona Predicción probabilística
las historias y anécdotas sobre la política, pero como Teoría
científicos sociales, lo que les interesa principalmente Teoría parsimoniosa
es relacionar fenómenos particulares con tendencias Teoría de alcance medio
y procesos más generales. Posiblemente sea necesario Hipótesis
analizar una amplia muestra de datos o informacio­ Modelo
nes antes de llegar a alguna conclusión fiable. Y si la Tipo ideal
evidencia disponible es incompleta o meramente anec­ Paradigma
dótica, es preciso especificarlo o reconocerlo. Ciencia política cuantitativa
La ciencia política es, primordialmente, un modo Ciencia política cualitativa
de pensar sobre la política. Constituye una “disci­ Falacia de composición
plina” académica en el sentido de que disciplina la Falacia ecológica
mente para pensar de un modo determinado, en Tautología
consonancia con una lógica específica y aplicando Razonamiento post hoc ergo propter hoc
métodos sistemáticos de análisis. Argumento a fortiori
Falsa analogía
Hipótesis no falsable
Falsa inferencia
Reduccionismo
Inducción
Deducción
M ulticausalidad
Condición necesaria
Condición suficiente

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