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El documento describe las etapas y causas que condujeron al mapa político de la Península Ibérica al final de la Edad Media. La Reconquista cristiana contra los musulmanes dio lugar a tres núcleos iniciales en Asturias, Pamplona y los Pirineos franceses. Posteriormente surgieron los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y la Corona de Aragón. Para el siglo XIII la reconquista había terminado, dejando solo el reino nazarí de Granada bajo control musulmán.
El documento describe las etapas y causas que condujeron al mapa político de la Península Ibérica al final de la Edad Media. La Reconquista cristiana contra los musulmanes dio lugar a tres núcleos iniciales en Asturias, Pamplona y los Pirineos franceses. Posteriormente surgieron los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y la Corona de Aragón. Para el siglo XIII la reconquista había terminado, dejando solo el reino nazarí de Granada bajo control musulmán.
El documento describe las etapas y causas que condujeron al mapa político de la Península Ibérica al final de la Edad Media. La Reconquista cristiana contra los musulmanes dio lugar a tres núcleos iniciales en Asturias, Pamplona y los Pirineos franceses. Posteriormente surgieron los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y la Corona de Aragón. Para el siglo XIII la reconquista había terminado, dejando solo el reino nazarí de Granada bajo control musulmán.
DESCRIBE LAS GRANDES ETAPAS Y LAS CAUSAS GENERALES QUE
CONDUCEN AL MAPA POLÍTICO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA AL FINAL DE LA EDAD MEDIA. Desde la batalla de Covadonga (711) aparece un movimiento de oposición a la presencia islámica y que pretenderá la restauración del reino visigodo de España. A este fenómeno se le denomina Reconquista; esto es, el proceso de ocupación militar de los territorios musulmanes de la península ibérica, siendo el causante del mapa político de la P. Ibérica a lo largo de toda la Edad Media. Las fases de esta reconquista son las siguientes: 1º.- Evolución histórica entre los siglos VIII-X Entre 711 y 725 los musulmanes ocupan toda la península salvo pequeños núcleos cristianos en Asturias y los Pirineos, pero sin que existan fronteras definidas entre ambas religiones ni tampoco entre los distintos núcleos. Estos núcleos son: 1º.- Núcleo asturiano: Formado por astures y por una minoría de hispanovisigodos que eligen como rey a Pelayo, quien dirigió la lucha contra los musulmanes en el enfrentamiento de Covadonga. Con Alfonso III se traslada la capital de Oviedo a León, (de ahí el nombre de reino asturleonés). Sin embargo, Castilla, principal frontera con el mundo musulmán, empezó a adquirir fuerza debido al fuerte poder que acumularon sus condes. De esta manera, Castilla se convertirá en un condado independiente. 2º.- Núcleo pamplonés: Durante los siglos VIII y IX, Pamplona se vio ocupada alternativamente por francos y musulmanes. Expulsados los francos, la familia Arista, expulsará a los musulmanes, afianzando así la pervivencia del reino navarro. 3º.- Núcleo franco: Los francos, a través de la dinastía carolingia, extienden su influencia por los valles pirenaicos, con el fin de evitar las razias musulmanas y asegurar el control de su territorio. Surgen así una serie de condados cuyos condes dependen de la monarquía franca (carolingios): condado de Aragón, Sobrarbe, etc., además de los condados catalanes (Barcelona, Gerona, etc). Algunos investigadores denominan a toda esta zona Marca Hispánica. En el siglo IX, la familia Galindo impuso sus intereses frente a los francos que abandonaron la zona de los condados de Aragón, Sobrarbe, etc., formándose el núcleo del reino de Aragón. Por otro lado, los condes catalanes adquieren mayor independencia, si bien, entre todos, comienza a adquirir un protagonismo mayor el conde de Barcelona. 2º.- Evolución histórica. Siglos XI-XIII. 1º.- Siglos XI-XII.: La desintegración del califato cordobés favorece el renacimiento económico cristiano. Entre los reinos cristianos, Navarra desempeñó el papel más importante; su rey Sancho III el Mayor (1000-1035), mediante vasallaje y matrimonios, llegó a controlar Castilla, León, Navarra, Aragón y el condado barcelonés. Sin embargo, esta unidad se rompió al dividir, Sancho III, su reino entre sus hijos. Tras esta división el Reino de Pamplona perdió su hegemonía anterior, ante la expansión de Aragón y de Castilla, que pasaron a ser reinos independientes. Durante el siglo XII, se afianzaron las distintas nacionalidades peninsulares cristianas. Veamos ahora la evolución que viven cada uno de los reinos: a) REINO CASTELLANO LEONES. - Lo más destacable en este reino fue la conquista de Toledo (1085), por parte de Alfonso VI, la unión definitiva de los territorios en el 1230 con Fernando III y la independencia del condado de Portugal ocurrida en 1143. b) REINO ARAGONÉS Y CONDADO BARCELONÉS: El matrimonio de la hija del monarca aragonés y del conde de Barcelona (Petronila, entonces aún un niña, y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y de otros condados catalanes), permitió que el heredero de ambos: Alfonso II, uniese, así, Aragón y Cataluña con la denominación de Corona de Aragón, si bien cada uno conservó sus características particulares. c) REINO DE NAVARRA: Navarra a pesar de mantener su independencia hasta el siglo XVI (1515 cuando es anexada por Castilla, aunque mantendrá su condición de reino hasta 1830), quedó bloqueado entre Castilla y Aragón, lo que provocó su decadencia política. 2º.- Siglo XIII: Durante el siglo XIII prácticamente se puede considerar terminada la reconquista. Con la disgregación musulmana (reinos de taifas), se reanuda la reconquista por parte de los reinos cristianos. Alfonso VIII, rey de Castilla, marcha sobre Despeñaperros donde en 1212 se produce la victoria cristiana de las Navas de Tolosa, que despejó el camino hacia el Guadalquivir. Durante el siglo XIII se llevará a cabo la reconquista de Andalucía por parte de Fernando III el Santo y su hijo, Alfonso X, el Sabio. Al-Andalus queda reducida al reino nazarí de Granada. La Corona de Aragón inicia también bajo Jaime I el Conquistador (1213-1276) su expansión por tierras musulmanas. Así incorpora Valencia y Mallorca a la Corona de Aragón. La posesión de Mallorca facilita la expansión económica catalano-aragonesa por el Mediterráneo, que finalizará con la incorporación del Sur de Italia, Sicilia y Cerdeña a las posesiones de la Corona de Aragón. 3º- Evolución histórica. Siglo XIV. La crisis económica, social y política del siglo XIV provoca la desaparición de las dinastías legítimas y se instauran las procedentes de líneas bastardas. En Castilla se inicia el reinado de la casa bastarda de los Trastámara. En la Corona de Aragón esta crisis fue más tardía. En definitiva, durante este proceso reconquistador se produce la estructuración casi definitiva de las fronteras de cada uno de los reinos cristianos, que adquieren su propia personalidad y que será el origen de las diversas nacionalidades existentes en el actual Estado español. 13. EXPLICA EL ORIGEN DE LAS CORTES EN LOS REINOS CRISTIANOS Y SUS PRINCIPALES FUNCIONES La institución más importante de la administración real era la Curia Real, consejo integrado por magnates del clero y la nobleza con cometido de asesorar al rey, aunque a menudo trataban también de controlarlo. Desde 1188 en el Reino de León, y luego durante el siglo XIII en el resto de los reinos, los monarcas convocaron a la Curia también a burgueses, en representación de las ciudades más importantes, naciendo así las Cortes (Curias extraordinarias) Las de Castilla y León se fusionaron tras la unión de ambos reinos en el siglo XIII, pero en la Corona de Aragón se mantuvieron separadas las Cortes de Aragón, de Cataluña y Valencia (el Reino de Mallorca nunca tuvo Cortes propias). Las Cortes medievales eran convocadas por el rey y reproducían la estructura estamental de la sociedad, ya que estaban compuestas de tres brazos -en representación de la nobleza, el clero y las ciudades-, que deliberaban por separado. En las Cortes del Reino de Aragón los brazos eran cuatro, pues la nobleza contaba con dos: uno de ricos hombres y otro de caballeros e infanzones, y aunque existían diferencias entre unos reinos y otros, parece que en todos los territorios las funciones de las Cortes eran esencialmente dos: a) Atender a las consultas del rey en asuntos de especial importancia. b) Votar los subsidios o impuestos de carácter extraordinario, hecho cada vez fue más frecuente ya que los ingresos fiscales ordinarios a menudo eran insuficientes para atender los gastos de la monarquía. Se ha considerado que tradicionalmente las Cortes de la Corona de Aragón y las de Navarra tuvieron mayor protagonismo político que las de Castilla, con un papel de relativa importancia en la propuesta o aprobación de leyes. Pero una lectura crítica de la documentación medieval hace pensar que ese mayor protagonismo no se debió a una distinta naturaleza jurídica de las Cortes de esa Corona, sino más bien a circunstancias históricas concretas que obligaron a sus reyes a depender en mayor grado de unas Cortes muy atentas a la defensa de los intereses y fueros de sus respectivos territorios. En cualquier caso, ni la composición, ni las funciones de estas primitivas Cortes estamentales son equiparables a las de las actuales Cortes o Parlamentos constitucionales: no eran representativas de la voluntad general de la población, no tenían poder legislativo y no disponían de instrumentos legales para controlar el poder del monarca. Más bien al contrario, cumplían con las dos obligaciones básicas que en la sociedad feudal tenía todo vasallo hacia su señor: asistirle con el consejo (consilium) y prestarle ayuda (auxilium), sobre todo de tipo económico. 14. COMPARA LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LA CORONA DE CASTILLA, LA CORONA DE ARAGÓN Y EL REINO DE NAVARRA AL FINAL DE LA EDAD MEDIA. La organización política a fines de la Edad Media se caracterizó por una enorme fragmentación del poder político y la desaparición de los poderes públicos (justicia, fiscalidad, etc.) que quedan en manos de los señores feudales (señoríos jurisdiccionales). Cada reino cristiano es un mosaico de múltiples células políticas prácticamente independientes. El único lazo que relaciona al monarca con sus nobles es el juramento de vasallaje. Sin embargo, a lo largo de la Edad Media los monarcas intentaron recuperar su autoridad apoyándose a veces en la propia nobleza otras en el tercer estado. Por otro lado, la crisis del siglo XIV originó el intento de los monarcas de imponer una política centralizadora y autoritaria sobre la nobleza. Sin embargo, este intentó generó diferencias institucionales entre Castilla y Aragón que consolidan su organización política propia a través de una serie de instituciones que marcarán la historia de los siglos siguientes. En Castilla, el rey detentaba un poder mayor que en Aragón. El rey vio fortalecida su autoridad en el texto de las Partidas que fue elaborado durante el reinado de Alfonso X. Esta personalidad de monarca absoluto fue aumentada en el Ordenamiento de Alcalá (1348) y, después en la Cortes del Real de Olmedo (1445). A través de estos cauces la monarquía logró: •Sobre la multitud de derechos consuetudinarios, el Ordenamiento intentó establecer un código de leyes único. •Una compleja centralización administrativa, perfeccionándose la hacienda mediante la creación de nuevos impuestos (Alcabala). •Los inicios de un cuerpo armado de carácter permanente, de esta manera el monarca rompe su dependencia militar con la clase nobiliaria. Así, Castilla a lo largo de la Baja Edad Media se configuró como un reino unitario y centralizado y donde la autoridad real se fue fortaleciendo paulatinamente, ya que los monarcas castellanoleoneses estuvieron menos dispuestos a conceder señoríos a la nobleza. En el ámbito estatal castellano destacan las Cortes cuyas decisiones no tenían poder legislativo vinculante. En el ámbito local el principal instrumento de control de la monarquía sobre los municipios lo representó la figura del corregidor, que se convirtieron en representantes permanentes de la Corona en los principales municipios. En la Corona de Aragón su estructura política difería de la castellana en dos aspectos: 1. La Corona de Aragón no era una monarquía absoluta sino pactista. El poder del rey estaba limitado por el derecho y costumbres del país, que el monarca se comprometía a mantener en un pacto con sus vasallos (alta nobleza, clero y patriciado urbano), que se realizaba a través de las Cortes. De este modo, las Cortes de los diferentes reinos ejercieron un fuerte control sobre la monarquía, limitaron su poder y frustraron cualquier pretensión absolutista. 2. La Corona de Aragón estaba constituida como una confederación de tres Estados: Cataluña-Mallorca, Aragón y Valencia, cada uno de ellos con leyes, Cortes e instituciones propias y notables diferencias entre sí, que el monarca debía jurar en el momento de ocupar el trono. En cuanto a las instituciones, reflejan las peculiaridades tanto de la Confederación en su conjunto como de cada uno de los territorios. Las más importantes eran: los virreyes que representaban al rey y actuaban en su nombre en aquellos territorios en los que no residía el monarca. Existían Cortes independientes en Aragón, Cataluña y Valencia y nunca llegaron a unirse. Las Diputaciones, surgidas de las comisiones temporales de las Cortes y finalmente transformadas en permanentes (destacando la Diputación del General de Cataluña o Generalitat). En Aragón, además, existía la figura del Justicia de Aragón cuya misión era la defensa de los fueros propios de Aragón frente a las posibles pretensiones autoritarias de la monarquía. En Navarra, al igual que en Aragón, las Cortes tuvieron un verdadero poder legislativo. En cuanto a Navarra, ésta gozaba de un importante Fuero General, que fue mejorado por sucesivos monarcas. Las Cortes, nacidas tardíamente, tuvieron gran vitalidad en los siglos XIV y XV. En definitiva, mientras en Castilla se constituyó una monarquía centralizada que fue el germen de la aparición de la monarquía autoritaria con los Reyes Católicos; en Aragón la estructura política feudal se basó en el pactismo y en la confederación de reinos que mantuvo su vigencia hasta el siglo XVIII, lo que impidió la aparición de una monarquía unitaria. 15 COMENTA EL ÁMBITO TERRITORIAL Y LAS CARACTERÍSTICAS DE CADA SISTEMA DE REPOBLACIÓN, ASÍ COMO SUS CAUSAS Y CONSECUENCIAS Tras la ocupación militar de los territorios musulmanes era necesario repoblarlos para afianzar sus conquistas. Con este objetivo se aplicaron diferentes sistemas de repoblación a lo largo de los siglos VIII al XIII. El resultado final fue una estructura de propiedad de la tierra mantenida en algunos casos hasta nuestros días sin apenas modificaciones, con el rio Tajo como línea de división entre la España latifundista del sur y la España de medianas y pequeñas propiedades del norte. La repoblación por presura o monacal (siglos VIII-X) La repoblación por presura se aplicó en las tierras situadas al norte del Duero y en el Pirineo. Esta primera fase repobladora fue impulsada por la presión demográfica existente en los reducidos núcleos cristianos iniciales, teniendo a su favor que los territorios ocupados estaban prácticamente despoblados, por lo que no requerían de una conquista previa, ni de mucha defensa. El sistema de presura consistía en la simple ocupación de tierras sin dueño, ya que, según el Derecho romano, la puesta en cultivo de un terreno despoblado otorgaba al que lo hiciera la propiedad sobre el mismo. Este procedimiento se realizó por iniciativa de grupos de campesinos o por iniciativa de nobles y monasterios. El resultado fue el predominio de la pequeña y mediana propiedad de las tierras. La repoblación concejil (siglos XI –XII) La repoblación concejil se aplicó a las tierras situadas entre el Duero y los Montes de Toledo, en el sector central y occidental, y en el valle del Ebro en el oriental. Esta segunda fase repobladora se vio favorecida por el crecimiento demográfico de los núcleos cristianos, que habían iniciado una fase de recuperación y expansión. El territorio era dividido en concejos con grandes términos u alfoces, regidos por una ciudad o villa de cabecera, en la que se instalaba un representante del rey y un grupo de caballeros para su defensa. Una vez constituido el concejo, el rey otorgaba un Fuero, Carta de población o Carta Puebla -conjunto de normas que regulaban todos los aspectos de la vida municipal-. A los nuevos pobladores se les concedía un solar para levantar su casa y tierras de cultivo, que al cabo de unos años pasaban a ser de su propiedad; también se les permitía disfrutar de las tierras y bienes comunales (bosques, zonas de pastos, etc.). La población musulmana en estas zonas era bastante numerosa y, en general, se le respetaron las propiedades. La estructura resultante de la aplicación de este sistema se caracterizó por el predominio de la propiedad mediana libre y la abundancia de tierras comunales. La repoblación de la Órdenes Militares (primera mitad del siglo XIII) Las zonas afectadas por esta repoblación fueron el valle del Guadiana (La Mancha y Extremadura), en el sector occidental, y la provincia de Teruel y el norte de Castellón, en el oriental. Se trataba de zonas extensas y poco pobladas en cuya conquista habían destacado las Ordenes Militares, que recibieron grandes extensiones de tierra que dividieron en encomiendas (Alcantara y Santiago, en Extremadura; Calatrava, en La Mancha), al frente de las cuales situaban a un caballero de la Orden con cargo de comendador. La estructura de propiedad predominante fueron los latifundios, dedicados a la explotación ganadera, como la solución más idónea para estas zonas extensas y de escasa población. La repoblación por repartimientos (segunda mitad del siglo XIII) El sistema de repartimientos se aplicó al valle del Guadalquivir y al litoral levantino desde Castellón a Murcia, últimas zonas reconquistadas. De acuerdo con esta modalidad, tras la ocupación de una ciudad con sus territorios circundantes, los oficiales reales hacían inventario de los bienes obtenidos y los repartían entre quienes habían participado en la conquista, dividiéndolos en lotes -donadíos- cuyo tamaño y valor estaban en función del rango social de quien los recibía. A los numerosos pobladores musulmanes de estas zonas se les permitió permanecer como colonos, pero muchos prefirieron huir a Granada o África. El resultado fue la creación de grandes latifundios en poder de la nobleza, las Órdenes Militares y la Iglesia. 16 EXPLICA EL ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS DEL RÉGIMEN SEÑORIAL Y LA SOCIEDAD ESTAMENTAL EN EL ÁMBITO CRISTIANO. La aparición y el desarrollo del régimen señorial Los señoríos eran los territorios concedidos por el rey a un particular o a una instituci6n (un monasterio, por ejemplo), en ocasiones como pago por algún servicio prestado. En los comienzos de la Reconquista apareció el primer tipo de señorío, los denominados señoríos territoriales o solariegos, cuyas tierras carecían de dueño previo, por lo que el nuevo señor adquiría la propiedad de las mismas. Esto fue frecuente hasta el siglo XII, sobre todo en las zonas de repoblación por presura. Pero a menudo, y en especial en las zonas ya pobladas, el monarca no transfería la totalidad de las propiedades del lugar, sino solo aquellos bienes y derechos que hasta entonces habían correspondido a la corona (las tierras sin dueño, los bosques, los montes, ciertas rentas, etc.), sin modificar las propiedades de los vecinos. A partir del siglo XII, y de forma progresiva, los monarcas empezaron a otorgar a los beneficiarios de estas donaciones el privilegio de la inmunidad, es decir, la garantía de que en esos territorios no intervendrían los agentes del rey. De este modo, tales lugares se convirtieron en señoríos jurisdiccionales y sus pobladores en vasallos del nuevo señor, que asumía sobre ellos las funciones propias del monarca, de tal forma que el régimen señorial establecido en la península Ibérica, no se diferenciaba en lo esencial del feudalismo europeo: a) En el plano jurídico, implicaba un traspaso de competencias del rey (gobierno, justicia, cobro de tributos, etc.) a los titulares del señorío. b) En el plano político, el poder efectivo del monarca se limitaba a las tierras de realengo, es decir, q las que estaban bajo su dominio directo, o lo que es lo mismo, las que no formaban parte de los señoríos de la nobleza o el clero. La sociedad estamental La división social en el Medievo cristiano fue consecuencia de dos factores fundamentales: la importancia de la fuerza militar en una sociedad en guerra casi permanente, y la influencia de la Iglesia en el terreno ideológico. Surgió así una estructura tripartita, definida por la función esencial que cada grupo social o estamento desempeñaba para el conjunto de la comunidad: la nobleza (los «defensores») cuyo cometido era la defensa de la comunidad; el clero (los «oradores») encargado de rezar y velar por la salvación de las almas; y el estado llano (los «labradores» o trabajadores) al que correspondía trabajar para el mantenimiento de todos. Este reparto de funciones se justificaba en los textos medievales como plasmación en este mundo de la voluntad divina de armonía social. Pero al margen de las justificaciones ideológicas, la sociedad estamental presenta las siguientes características generales: a) Una división social muy rígida, ya que todo individuo estaba encuadrado en alguno de los tres estamentos (también llamados estados u órdenes) de que se componía 1a sociedad: nobleza, clero o estado llano, siendo muy difícil pasar de uno a otro. b) Cada estamento se regía por normas diferentes. La nobleza y el clero gozaban de privilegios reconocidos legalmente, mientras que el estado llano carecía por completo de ellos. c) La movilidad vertical -posibilidad de ascender o descender en la escala social- era muy escasa. Si era difícil para alguien del estado llano convertirse en noble, lo contrario era prácticamente imposible. d) El único estamento abierto era el clero, ya que se nutría tanto de miembros de la nobleza, como del estado llano, aunque con una clara delimitación de cargos para unos y otros. La nobleza Constituye el estamento privilegiado y el ascenso hacia la nobleza solo lo podía conceder el rey, normalmente por los servicios prestados a su persona, ya fuera con las armas, en la casa real o en la administración de algún territorio. A partir de ese momento la nobleza del primer titular se transmitía por linaje a sus descendientes. Pero no todos los miembros del estamento nobiliario gozaban de igual prestigio y fortuna, sino que existía una jerarquía interna: a) La alta nobleza (duques, condes, marqueses, ricos hombres de Aragón), que disponía de grandes riquezas y extensos señoríos. b) La nobleza media, formada por los caballeros, con cierto nivel de fortuna y a veces también con señoríos. c) La baja nobleza, integrada por los denominados hidalgos -en la Corona de Castilla- o infanzones - en la Corona de Aragón-, cuya riqueza no era generalmente excesiva. Todos ellos, sin embargo, gozaban de privilegios legales de todo tipo, entre ellos los jurídicos como disponer de tribunales propios y un tratamiento de favor ante igualdad de delitos, y los fiscales, como el de estar exentos de pagar tributos. Además, los titulares de señoríos disfrutaban en ellos de una serie de derechos específicos, que variaban de unos casos a otros: a) Derechos territoriales como el cobro de rentas (en dinero o en especie) a los campesinos que explotaban las tierras señoriales, o la exigencia de pago por la utilización de los pastos para el rebaño, entre otros muchos. b) Derechos de carácter personal como el de ser hospedado en las casas de sus vasallos o, más raramente, el derecho a movilizar a estos para alguna prestación. c) Derechos sobre monopolios como el de molino (los vasallos debían moler su trigo obligatoriamente en el molino del señor y pagar por ello), o el cobro de peaje por atravesar una puerta (portazgo). o por cruzar un puente (pontazgo). d) Derechos jurisdiccionales como el de nombrar a las autoridades municipales del señorío, administrar justicia y cobrar multas (penas de cámara). Con el tiempo se extendió entre los principales linajes nobiliarios la práctica de constituir mayorazgos, instrumento fundamental que garantizaba la conservación del patrimonio familiar y su transmisión integra a los futuros herederos. El clero Al igual que la 'nobleza, los eclesiásticos gozaban de privilegios como el de tener tribunales propios o estar exentos de pagar impuestos. También existía en el estamento eclesiástico una jerarquía interna, con grandes diferencias de rentas y posición social entre el alto clero' (obispos, abades, etc.) y el bajo clero (párrocos, curas rurales, etc.). Así mismo, la Iglesia poseía señoríos con sus privilegios específicos; en estos casos, el titular era una institución eclesiástica (una abadía, una catedral, etc.) y el que estaba a la cabeza de la misma (el abad, el obispo, etc.) ejercía como señor sobre las tierras y vasallos del señorío. Pero, a diferencia de la nobleza, el estamento eclesiástico no era un estamento cerrado, sino que tenían acceso a él tanto los nobles como los miembros del estado llano, aunque los primeros acaparaban las altas dignidades eclesiásticas (alto clero) y los segundos ocupaban los cargos inferiores (bajo clero). El estado llano Todos los que no pertenecían ni a la nobleza ni al clero formaban parte del estado llano, también denominado estado general o plebeyo. Era el estamento más numeroso y heterogéneo y el único en el que había trabajadores y pecheros (los que pagaban pechos o tributos). Entre los integrantes del estado llano existían también grandes diferencias, no solo en cuanto a rentas o posición social, sino también, en cuanto a su actividad económica. Lo componían tres grupos principales: a) Los campesinos, libres o sometidos a sus señores, que eran la inmensa mayoría debido a la base agrícola de la economía. b) Los artesanos de las ciudades que representaban una minoría importante y en aumento desde el renacimiento comercial y urbano iniciado en el siglo XI. c) Los mercaderes y hombres de negocios que eran escasos, sobre todo en Castilla y León, donde estos oficios solían considerarse, acorde con la mentalidad social dominante, trabajos poco dignos y propios de judíos. Con el tiempo, artesanos y mercaderes fueron constituyendo una burguesía independiente con residencia en las ciudades y libre del poder señorial