Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Humanos y el Tiempo
Este apunte trata de un periodo al que en tiempos recientes, los historiadores
suelen llamar “largo siglo XIX”. Para comprender los alcances de esa
denominación, previamente es necesario conocer ciertas características de la
Historia como ciencia, sus métodos e interpretaciones
El tiempo
Los acontecimientos y procesos que estudia la Historia se producen en una sucesión temporal. Al
investigarlos, los historiadores emplean algunos criterios propios de la sociedad en la que viven. Por
ejemplo, usan las fechas del calendario propio de su cultura. Es así como hablamos del 25 de mayo de
1810 para indicar el día en que se formó una junta de gobierno en Buenos Aires, o ubicamos al
historiador Herodoto en el siglo V antes de Cristo. Estos acontecimientos forman parte de procesos
más amplios, como la crisis del orden colonial en Hispanoamérica, en el primer caso, o la Grecia
clásica, en el segundo.
Pero, además, las investigaciones históricas toman en cuenta otros conceptos temporales. Mientras
algunas realidades sociales permanecen o continúan a lo largo de cierto tiempo, en ese mismo lapso,
otras cambian o se transforman. Reconocer las continuidades o permanencias y las transformaciones
o cambios, analizarlos y explicarlos es parte esencial del estudio de los procesos históricos. Por
ejemplo, los investigadores que estudian la historia de la familia como institución social reconocen
que existe una estructura básica que permanece desde la prehistoria, pero que las relaciones entre
sus miembros fueron cambiando a lo largo del tiempo. Así podemos distinguir un modelo de familia
extensa en la Antigüedad y la Edad Media, una familia puritana en la Inglaterra de los siglos XVII y
XVIII y una familia nuclear que corresponde a la actualidad.
Los historiadores emplean simultáneamente distintos criterios para medir y ordenar el tiempo. En la
experiencia cotidiana, el tiempo no se detiene. A un instante sigue otro, en una secuencia
ininterrumpida. En la Historia, esta secuencia se establece mediante la cronología, es decir, el
ordenamiento de los hechos y las situaciones desde los más antiguos hasta los más recientes. El orden
cronológico recurre a la sucesión de fechas para situar temporalmente los acontecimientos y
procesos, y de manera gráfica se lo puede representar mediante una línea de tiempo.
En la cronología, además de las fechas indicadas en años, es habitual emplear series de 10 (las
décadas) y de 100 años (los siglos). Estas formas de medir el tiempo, que se generalizaron a partir del
siglo XVIII, resultan útiles cuando se estudian secuencias temporales muy largas, de cientos o miles de
años.
Para comprender mejor los procesos históricos, los historiadores recurren también a la periodización.
Consiste en establecer etapas o segmentos en la secuencia temporal, marcados por un comienzo y un
final. Para el historiador que lo establece, cada período presenta una característica significativa
común, que lo distingue de los anteriores y de los posteriores. Una de las periodizaciones más
tradicionales es la división en edades, largas etapas en la historia de la humanidad, separadas por
grandes acontecimientos europeos: el fin del Imperio Romano de Occidente, la caída de
Constantinopla en poder de los turcos otomanos y la Revolución Francesa.
En tiempos recientes, es más habitual periodizar de acuerdo con el proceso histórico predominante
en una etapa determinada, ya sea en el mundo o en una región en particular. Por ejemplo, el período
de restauraciones y revoluciones liberales en Europa, o el período de la organización de los Estados
nacionales en América Latina.
El historiador tradicional presta atención al tiempo breve de la historia: el de las biografías y de los
acontecimientos. Ese tiempo no es, en absoluto, el que interesa a los historiadores economistas o
sociales. [ ... } periódicos, cuya fase va de cinco a diez, veinte, treinta [ ... ], de una historia de ondas
cortas.
Por debajo de esas ondas, en el campo de los fenómenos de tendencia, se instala, con imperceptibles
inclinaciones, una historia de muy largos períodos. Una historia lenta en deformarse y, por consiguiente,
de ponerse de manifiesto a la observación. Es a ella a la que designamos en nuestro imperfecto lenguaje
bajo el nombre de historia estructural, oponiéndose esta menos a una historia episódica que a una
historia coyuntural, de ondas relativamente cortas."
Fernand Braudel; “La Historia y las Ciencias Sociales”. Madrid 1968
Respondan: ¿a que se refiere Braudel con una "historia estructural"? ¿A qué tipo de historia se opone la
historia estructural? ¿Por que?
Conceptos Claves:
#Tiempo histórico - #Cambio y continuidad - #Cronología - #Periodización
Para entender mejor cómo se establece una periodización es conveniente analizar, como ejemplo, los
temas abordados en este modulo. Su eje central es la historia de América latina y de la Argentina,
desde la crisis del orden colonial español hasta la consolidación de los Estados nacionales en nuestra
región, procesos que en líneas generales abarcaron el siglo XIX. También se tratan procesos históricos
que se desarrollaron entre la segunda mitad del siglo XVII y la primera década o década y media del
siglo XX, tanto en América como en otros continentes.
Los motivos para elegir este período, que excede al siglo XIX en sentido cronológico estricto (es decir,
los años entre 1801 y 1900), obedecen a que los procesos que llevaron a la independencia y la
creación de nuevos Estados nacionales en nuestra región están estrechamente ligados con los
cambios iniciados por las revoluciones del siglo XVIII y que se prolongaron hasta el inicio de la Primera
Guerra Mundial, en 1914. Por ejemplo, en la Argentina, la sanción de la ley de voto secreto y
obligatorio, que entró en vigencia en 1912, completó el sistema institucional y abrió un nuevo período
político. De allí que este apunte abarque lo que el historiador inglés Eric Hobsbawm denomina el
"largo siglo XIX", período en el que se produjeron transformaciones técnicas, económicas, sociales,
culturales y políticas de gran profundidad, que es necesario comprender para un mejor estudio de los
procesos históricos de nuestra región.
No es la única manera de entender el siglo XIX. Por ejemplo, los historiadores tradicionales ingleses,
que privilegian los aspectos políticos y militares de la historia de su país, suelen extenderlo entre 1815
y 1914, delimitándolo entre el fin de las guerras napoleónicas y el comienzo de la Primera Guerra
Mundial. En cambio, un especialista en la historia de la cultura europea, George Mosse, comienza
"su" siglo XIX en 1815 y lo culmina en 1870 cuando, según su interpretación, los europeos adquirieron
una nueva idea del tiempo y de la velocidad de los cambios.
Entre los cambios que tuvieron lugar en el período que intenta abarcar este apunte, la Historia
comenzó a transformarse en una disciplina científica. Hasta entonces, era un campo de investigación,
pero principalmente una actividad literaria y de formación cultural, que integraba la educación de los
miembros de las clases altas. Más que una ciencia, con objeto de estudio y métodos propios, era
considerada una "maestra" de las conductas humanas, un conjunto de enseñanzas y ejemplos
(positivos y negativos).
Desde la segunda mitad del siglo XIX, al igual que otras ramas del saber, la Historia se convirtió en una
ciencia que busca investigar y comprender un campo de la realidad, en este caso, el pasado y su
relación con el presente.
Paralelamente, la tarea del historiador empezó a convertirse en una profesión ejercida por
especialistas. Entre 1870 y 1930 se constituyó como una ciencia autónoma y con sentido propio, y se
crearon los departamentos de Historia en las universidades, para formar a los profesionales de esta
disciplina.
3. Respondan: ¿A qué dos revoluciones se refiere el autor cuando menciona "la revolución política
francoamericana"?
4. ¿Cuál es el criterio que utiliza. Hobsbawm para la periodizacíón del siglo XIX?
Las primeras escuelas y corrientes (+INFO) historiográficas del siglo XIX surgieron a partir del estudio
de las transformaciones vividas en Europa a partir de las revoluciones de finales del siglo anterior y,
particularmente, la Revolución Francesa. Tres corrientes filosóficas, literarias y políticas influyeron en
los autores que trataron temas históricos en esa época: el liberalismo, que retomaba las ideas
racionalistas de La ilustración; el idealismo, que veía en la historia el desarrollo o materialización del
espíritu humano (entendido corno idea, razón o Dios) a lo largo del tiempo, y el romanticismo, que
consideraba que cada pueblo tenía un espíritu nacional propio, expresado en su idioma, su cultura y
sus costumbres. Un rasgo común de estas corrientes era que consideraban que la Historia tenía un
sentido o finalidad, que consistía en la formación de Estados nacionales organizados y el
establecimiento en ellos de la participación política de la ciudadanía.
En Francia tuvo particular desarrollo La corriente del Liberalismo, que se interesaba sobre todo por los
acontecimientos políticos que habían llevado al fin del Antiguo Régimen absolutista. Sus principales
autores eran, a la vez, escritores y políticos, con una notoria participación en la vida pública de Francia
después de 1815. Algunos historiadores liberales como Francois Guizot (17871874) y Louis Adolphe
Thiers (17971877) introdujeron la idea de que las clases sociales y los enfrentamientos entre ellas
eran la clave para entender los cambios históricos. Para ellos, la burguesía era la principal
protagonista de la Revolución Francesa y de la nueva sociedad surgida a partir de ella.
En Alemania, en cambio, el principal problema que se plantearon los historiadores fue el de la
formación de las naciones y de los Estados, lo que se vinculaba con la búsqueda de la unidad alemana
en ese período. En ellos ejercieron gran influencia las ideas del autor romántico Johann Gottfried
Herder (1744 1803) y del filósofo idealista Johann G. Fichte (17621814), que veían en la historia
alemana el desarrollo de su "espíritu nacional".
A partir de mediados del siglo XIX, los avances de las ciencias teóricoexperimentales, como la
Biología o la Química, tuvieron un fuerte impacto en las demás áreas del conocimiento. Surgieron así
corrientes que buscaban convertir a la Historia en una ciencia, con métodos que permitieran
comprobar hechos y formular a partir de ellos leyes generales. Entre otros historiadores de estas
corrientes se destacaron el alemán Leopold von Ranke (17951886) y los franceses Fustel de
Coulanges (18301889) e Hippolyte Taine (18281893). En ellos tuvieron gran influencia las ideas del
positivismo, corriente filosófica que afirmaba que solo era válido el conocimiento verificable por
métodos empíricos, por los cuales buscaban establecer relaciones de causa y efecto entre los
fenómenos sociales. Estos historiadores centraron su atención en ordenar la información obtenida de
las investigaciones arqueológicas y de documentos escritos oficiales, lo que impulsó el interés estatal
por crear museos y archivos históricos.
+INFO
Escuelas y corrientes
En la historia del pensamiento se suele hablar de una "corriente" cuando una
serie de autores comparten algunos puntos de vista básicos, aunque no
necesariamente trabajen en común ni tengan contacto entre ellos. Así, por
ejemplo, se habla de corrientes de ideas, como el liberalismo, el idealismo, el
romanticismo o el socialismo, entre otras. En cambio, la palabra "escuela" suele
emplearse cuando un grupo de autores elabora sus ideas afines al compartir un
ámbito común, como pueden ser una institución de formación (de allí proviene el
término) o de investigación o una publicación. Tal es el caso, entre otros, de la
Escuela de los Anales francesa.
Conceptos Claves
#Historiografía - #Corrientes y escuelas - #Imaginario social - #Historia académica -
#Revisionismo
El materialismo histórico
En el siglo XIX, las protestas y primeras formas de organización de los trabajadores dieron origen a
corrientes políticas que planteaban la necesidad de transformar la sociedad, como el socialismo y el
comunismo. Vinculadas a estas corrientes surgió una nueva manera de entender la Historia, que
buscaba en las contradicciones socioeconómicas la clave para entender el curso de los fenómenos
políticos, culturales e ideológicos. El que alcanzaría más desarrollo dentro de estas corrientes fue el
materialismo histórico, iniciado por los alemanes Karl Marx (1818 1883) y Friedrich Engels (1820
1895). Para ellos, toda realidad social solo podía entenderse como sujeta al cambio y la
transformación. De allí que, aunque no eran historiadores sino políticos, dieran gran importancia a la
Historia en sus obras. Estos autores plantean que la Historia no es el estudio de batallas heroicas, ni
enfrentamientos de ideas, ni la historia del espíritu, como plantea el idealismo, sino una relación que
vincula al hombre con el medio (naturaleza) y con los demás hombres. En este sentido, la Historia se
basa en el estudio de cómo el hombre se relaciona con la naturaleza, transformándola en beneficio
propio, y con otros hombres, los semejantes a él, tomando como elemento fundamental de dichas
relaciones el trabajo. Su principal interés estaba puesto en las relaciones sociales que establecen los
seres humanos para producir sus medios de vida y cómo las distintas clases se apropian de estos. En
esta interpretación, el motor de la historia de la humanidad es la historia de la lucha de las clases
sociales, que son sus principales protagonistas.
Durante el siglo XX, muchos historiadores siguieron las Líneas de investigación iniciadas por las
corrientes historiográficas anteriores. Otros, en cambio, emprendieron una renovación del concepto
de Historia y de las formas de investigarla.
En 1929, los historiadores franceses Marc Bloch y Lucien Febvre fundaron la publicación Annales
d'Histoíre Économique et Sociale, que dio origen a la llamada Escuela de los Anales, que luego incluyó
a otros autores, como Fernand Braudel, Georges Duby y Jacques Le Goff, entre otros. Este grupo de
investigadores proponía superar los relatos históricos basados en los grandes acontecimientos, para
prestar atención a los procesos socioeconómicos y de las mentalidades colectivas (+INFO). Tomaron
en cuenta los aportes de otras ciencias sociales (las estadísticas, el análisis de modelos económicos,
etc.) y plantearon que el objeto de la Historia no eran principalmente las instituciones políticas, sino la
sociedad en su conjunto. Al mismo tiempo, valoraron otro tipo de fuentes primarias, además de la
documentación escrita.
A partir de esta renovación, se desarrollaron nuevos métodos de hacer historia, como la
prosopografía o biografía colectiva (estudio comparativo de las biografías personales), la historia
cuantitativa (que utiliza procedimientos de cómputo y de cuantificación en la investigación histórica)
y la historia oral (a partir de entrevistas grabadas o filmadas a testigos o protagonistas de los hechos).
También surgieron nuevos temas y enfoques, como las historias de la vida cotidiana, de la cultura y de
los imaginarios socia]es [+INFO], de determinados sectores, procesos o actores sociales (de la infancia,
de las migraciones, de las mujeres, por ejemplo) o de un determinado quehacer (de la ciencia, de la
fotografía, del deporte, etcétera).
+INFO +INFO
Mentalidades colectivas Los imaginarios sociales
En 1958, Lucien Febvre comenzó a Émile Durkheim, un pensador francés del siglo XIX
estudiar la historia de las mentalidades que había contribuido a fundar la sociología
colectivas, es decir, las creencias y los moderna, decía que una sociedad solo podía existir
modos de razonamiento de los grupos si estaba representada en las mentes de los
sociales a lo largo del tiempo. En la individuos. El filósofo Cornelius Castoriadis definió
década de 1960, Robert Mandrou inició el imaginario social corno una red de significados
las investigaciones sobre las actitudes imaginarios que se encarnan en instituciones que
psíquicas de las sociedades. Para la regulan la vida de las sociedades.
misma época, el historiador marxista El imaginario social es el conjunto de símbolos a
inglés Edward P. Thompson puso el partir del cual las sociedades se imaginan a sí
acento en la cultura de la ciase obrera y mismas. Este sistema de símbolos interviene en la
su sistema de creencias. vida cotidiana influyendo en la interpretación de
las vivencias individuales: moldea las conductas,
organiza el tiempo colectivo, legitima o invalida
formas de actuar y de pensar, e incluye o excluye
de un grupo.
La Academia Nacional de
la Historia fue creada por
Bartolomé Mitre en 1893,
con la denominación de
Junta de Numismática e
6. ¿Cuáles son las formas de investigar historia en el siglo XIX y XX a las que se refiere el autor?
7. ¿Qué diferencias encuentran entre la forma de abordar la historia política en el siglo XIX y en la
actualidad?